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Channel: POETAS SIGLO XXI - ANTOLOGIA MUNDIAL + 20.000 POETAS: Editor: Fernando Sabido Sánchez #Poesía
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NELTON PÉREZ MARTÍNEZ [18.018] Poeta de Cuba

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NELTON PÉREZ MARTÍNEZ

Nelton Pérez Martínez. (Tunas, Cuba 1970) Narrador y poeta cubano. Egresado del I curso de Técnicas narrativas del Centro de Formación Literaria Onelio Jorge Cardoso. Presentó en la XV Feria Internacional del Libro del 2006 el libro El enigma y el deseo de la Editorial Letras Cubanas. Sus cuentos han sido publicados en antologías en Cuba y el extranjero. Colaborador fértil de las revistas digitales cubanas. Ha sido jurado de varios concursos de narrativa como el Premio de la Ciudad de Nueva Gerona o el Premio especial Waldo Medina de la UNEAC. Ha publicado: El viaje, Ediciones Áncoras, 1998; Desvaríos mágicos, Editorial El Abra, 2000; Apuntes de Josué 1994, Ediciones Coliseo de El Escorial, Madrid, 2001; En la noche, Editorial El Abra; Soledades Concurridas. La puta y el poeta (poemario), Editorial Sanlope, 2005; Bitácora, Editorial El Abra, 2005; Un café en el París de entonces, Editorial El Abra, 2005; El enigma y el deseo, Editorial Letras Cubanas, 2006; Infidente, Letras Cubanas, 2015. Entre sus premios destacan el Tercer Premio Nacional Cuentos de Amor 1994, el Premio Nacional de Cuento Talleres Literarios 1998, el Premio Waldo Medina 2000, el Premio de la Ciudad de Nueva Gerona 2000, el Premio de novela erótica La llama doble, 2004, con El enigma y el deseo, los Premio Nacional de poesía Paco MIr 2005 y 2010 con Epístolas insulares y Conteos nocturnos, respectivamente, y el Premio Alejo Carpentier de novela 2014 con Infidente.
 

Paradojas

Yo habría nacido en Londres o Dublín
que también son islas.
Mamá bebería el té de las cinco con la señora Shannon
y mi padre una cerveza negra, espumosa.
También seríamos pobres y amargos
anodinos como Joyce
Jamás mi suerte fuera ser Beckham
ni amar a una spice gilrs.
Soy más un páramo  el aullido adentro
esa tarde neblinosa que flota sobre el Támesis
y no deja imaginar siquiera a los peces.
Tendría unos ahorros en tostadas y leche
una playa nombrada con lejanía  y deslumbramiento
Varadero o Copagabana en un póster
para echarme a soñar en la pared de mi cuarto
luego de un cigarro  una muchacha frágil y pálida
como unas noticias de la guerra  en la BBC
y el vozarrón de Mick Jagger en Satisfaction
mientras silba la tetera de mamá
y mi padre cae otra vez por las escaleras
maldita cerveza negra
la espuma
y esta sed larga como un gol.

 

Lápida habanera

Nuestro amor fue un gato sin suerte
en una calle de 1993.

 

Sobre raíles

a Manolito Guillén

Todos, Manuel, venimos del pasado
como un viajero que siempre habla del equipaje perdido
en una remota estación
en un tren del que ya sólo conservamos  el boleto para mostrar
o esa fotografía bicolor junto a una muchacha ya sin nombre
y con ojos tristes aunque sonría.
Todos, Manuel, recuerdan el pasado
en el desayuno con un café o al emerger de una pesadilla en la
madrugada junto a una mujer que parió a tus hijos, mientras recuestas
la cabeza
al ventanillo del tren y te dices:  ¿cuál equipaje he perdido yo?
¿dónde, Manuel, está el presente o el futuro?
A nosotros son indiferentes los relojes, las gitanas
y el tarot de los discursos.
A pesar de que blasfemes, también tú, Manuel,
eres un ciudadano  de París en 1920, de Holguín en 1977
y hasta de Nueva Gerona en noviembre del 2004.
El pasado, Manuel, es un mastín de caza aferrado al riñón izquierdo
que es nuestro alambique de versos y alcohol, de palabrotas y libros
que ya no podremos escribir con el alarido de hierros dulces de aquel
tren.
Todos, Manuel,  con mentiras en nombre del porvenir
un día ya no hay quien nos baje de ese fantasma ferroviario
y ponemos a salvo el boleto, la fotografía, si no tienes inventas el
equipaje para luego perderlo en la esquina y ganar de esa manera
oficinesca
un expediente de damnificado sentimental.
Pero todos, Manuel, todos vivimos en el pasado
en esa sombra larga y escurridiza que fluye a nuestro costado
como un vino, un barrio que fermenta al atardecer o ese murmullo de agua
que suele cruzar bajo los puentes.


 

Dos strikes y nada

Ramoncito Permui
dice que cuarenta años antes de hoy pudo irse a las Grandes Ligas,
ser un pitcher cerrojo con sus curvas y control de hierro
ganar miles de dólares y convertirse en un ciudadano de California o New Jersey.
Que aquella tarde de 1956 tenía en el brazo una bazooca
y La Habana le sonreía como mujer.
Jamás le habrían robado una base.
Del dogaut su manager le hizo las señas.
Su nombre lo apuntó el buscatalentos y se dijo:
¡Adiós Minas Blancas, zafra azucarera, amigos… novia de entonces!
Que justo cuando tenía al bateador del club Almendares
un alacrán bajo sus spikes en la cuenta de dos strikes y cero bola
un ángel del demonio tiró de su oreja igual que una campana como arete
pensó en mamá, escuchó la voz que le decía:
Pero hijo mío y … ¿nosotros qué nos haremos sin ti?
y ya no sintió más que el suspiro de las gradas habanistas
cuando la pelota se hizo un punto de nieve a sus espaldas  un papalote a bolina
y el buscatalentos abandonó el estadio.
Mamá, pensó en los estribos del tren, ¡ay, Mamá!
Ya a la vista las chimeneas del central
y la pelota estuvo cayendo en el parque de Minas Blancas durante meses
junto al bagacillo mugre de la burla.
¡Qué clase de home room, Permui…!
Mamá era una santa, dice esta mañana de 1993, y lo veo irse con medio
litro de leche
que no calma la úlcera del estomago y la úlcera de la memoria.
Casi fue a jugar a las Grandes Ligas, dice mi tío que desamarra la vaca.
Ramoncito Permui regresará mañana a la hora del ordeño
para contarme como si fuera la primera vez que no pudo evitar el home room
ni a la madre que lo parió.
Casi pude ser un ciudadano de California o New Jersey, dice mientras
limpia de uno de sus zapatos el estiércol dulzón del corral y mira a
los lejos…
en busca de no sé qué pelota que no acaba de caer.

 

Crisis mundial

Cae la bolsa de valores de New York
Y hay desempleo en Madrid…
¿y aquí…, Muchacha? ¿Y aquí?
En Tokio los japoneses ya no pueden comer Bonitos
En Pekín hablan de ollas arroceras
Y ómnibus yutong que les adeudan en el Caribe
En Londres los minutos caen del Big Beng
negros como un té sin azúcar
En Caracas hay petróleo y cubanos
Cubanos en operación milagro…
Y en La Habana un apagón detuvo un millón de ollas arroceras
Cuatrocientas mil oficinas
Y abarrotó mil paradas de ómnibus…
Y yo que sigo en el paro por ti
Quiero ir al dentista
Doctor, pretendo decirle, por culpa de esta muchacha de treinta y dos
años y con acné juvenil
Se me cae el pelo, los empastes de mis muelas…
El mundo está tan mal allá fuera…
¿y aquí… Muchacha? ¿y aquí?
¿No me digas que a ti te gusta el filete de Clarea?

 

S.O.S Atlante

Oímos voces
allende a nuestra hambre
¿no entendió Atenas?
¿aún cuentan mal los egipcios?
era verde la tierra cuando
los templos trocaron en circos
y el pan a privilegio de fariseos
entonces el carnero llenó de futuro sus pulmones
sembraron en el tiempo su grito
la mirada en la espalda y en el andar
el arpa también fue arco
dicen que gastaron el trigo y los niños
en ídolos y carteles
y comieron la esperanza entre los muros
la solidaridad
estéril misericordia del hombre
no bastó
habían olvidado los nombres cuando invocaron
a sus dioses ausentes

Ey superficie
ustedes desconocen todo
mi tierra está sumergida donde los pájaros en círculos
lloran sus nidos
Atlántida
Isla extraviada en sus libros
irrecuperable
lejana    hace años
y antaño      oímos voces
y el mar se nos hizo cielo.

 

En otro aparte

Para Eddy Batista Y Marquitos, trovadores

Yo siempre quise ser un trovador
y entender las cuerdas y la realidad a ojos cerrados
como un ladrón de cajas fuertes palpar los días
cruzar parques y plazas con opacas sandalias de franciscano
dar mi mano a una guitarra y a una muchacha por igual.
Yo siempre quise ser un trovador
y enardecer multitudes con estribillos sabios
que mis palabras amanecieran cristalinas y prestas para el sediento
como esas telarañas con rocío justo enfrente del naranjal
y ser de todas las mesas, Serrat, Sabina, Jhon y Pablo.
Yo siempre quise ser un trovador
pero mis palabras venían como de la guerra
ásperas y malas, huecas, censuradas en pólvora, y peor tan mudas
que nadie escuchó música en su arrastre de tinta por el papel
y las lineas del pentagrama confundiánseles con alambradas.
Yo siempre quise ser un trovador
no tener intermediarios para mis palabras y el viento
no engavetar en libros el miedo, las rabias, mi deseo
el sueño de tener una guitarra y amplificar decibeles
unas muchachas de pan recién horneado y noche
que suspiran, cantan, aroman enchumbadas en vino y sudor
y heme aquí que soy otro con úlceras y el hígado en vinagre
en busca de esa palabra uva y la música…
Yo siempre quise ser un trovador
y Dios sólo me dio este silencio sin rimas
esta lengua para maldecir una suerte que es de tontos envidiar
yo siempre quise ser otro y estar de momento
en mejor lugar que el equivocado.









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