Fernando Pessoa
Fernando António Nogueira Pessoa, más conocido como Fernando Pessoa (Lisboa, 13 de junio de 1888 - ibídem, 30 de noviembre de 1935) fue un poeta y escritor portugués, considerado uno de los más brillantes e importantes de la literatura mundial y, en particular, de la lengua portuguesa.
Tuvo una vida discreta, centrada en el periodismo, la publicidad, el comercio y, principalmente, la literatura, en la que se desdobló en varias personalidades conocidas como heterónimos. La figura enigmática en la que se convirtió motiva gran parte de los estudios sobre su vida y su obra.
Habiendo vivido la mayor parte de su juventud en Sudáfrica, donde estudió hasta el año 1905, la lengua inglesa tuvo gran importancia en su vida, pues Pessoa traducía, trabajaba y pensaba en ese idioma. De día, Pessoa se ganaba la vida como traductor. Por la noche, escribía poesía: no escribía «su» propia poesía, sino la de diversos autores ficticios, diferentes en estilo, modos y voz. Publicó bajo varios heterónimos —de los cuales los más importantes son Alberto Caeiro, Álvaro de Campos, Bernardo Soares y Ricardo Reis—, e incluso publicó críticas contra sus propias obras, firmadas por sus heterónimos.
Murió por problemas hepáticos a los 47 años en la misma ciudad en que naciera, dejando una descomunal obra inédita que todavía suscita análisis y controversias.
Si después de morirme quisieran escribir mi biografía
no hay nada más sencillo.
Tiene sólo dos fechas
la de mi nacimiento y la de mi muerte.
Entre una y otra todos los días son míos.
Juventud en Durban
Fernando Pessoa nació a las 15:20 del 13 de junio de 1888 en Lisboa. El parto tuvo lugar en el cuarto izquierdo del nº 4 del Largo de São Carlos, frente a la Ópera de Lisboa (Teatro de São Carlos). Su padre, de 38 años, fue Joaquim de Seabra Pessoa, funcionario público del Ministerio de Justicia, y crítico musical del periódico Diario de Notícias, y natural de Lisboa. Su madre, de 26 años, fue Maria Magdalena Pinheiro Nogueira, natural de Isla Terceira (Azores). Vivía con ellos su abuela Dionísia, enferma mental, y dos criadas ancianas, Joana y Emília.
Fue bautizado el 21 de julio en la Iglesia de los Mártires, en el Chiado. Los padrinos fueron su tía Anica (D. Ana Luísa Pinheiro Nogueira, tía materna) y el General Chaby. El nombre de pila, Fernando António, se encontraba relacionado con San Antonio, del cual su familia reclamaba el linaje con Fernando de Bulhões, nombre de pila de San Antonio, cuyo día tradicionalmente consagrado en Lisboa es el 13 de junio, día en que Fernando Pessoa nació.
Varios hechos marcaron su infancia. Su padre muere a las cinco de la mañana de un 24 de julio, con 43 años, víctima de la tuberculosis. El fallecimiento es notificado por el Diário de Notícias del día. Joaquim de Seabra Pessoa dejó mujer y dos hijos, Fernando con sólo cinco años y su hermano Jorge, que fallecería al año siguiente sin cumplir un año. La madre se ve obligada a subastar parte de los muebles y la familia se muda a una casa más modesta, en el tercer piso del nº 104 de la Calle de São Marçal. Es también en ese período en el que surge su primer pseudónimo, Chevalier de Pas, hecho relatado por él mismo a Adolfo Casais Monteiro, en una carta del 13 de enero de 1935, en la que habla extensamente sobre el origen de los heterónimos. Ese mismo año crea su primer poema, un poema corto con el epígrafe infantil de A mi querida mamá. Su madre se casa por poderes en segundas nupcias en 1895, en la Iglesia de São Mamede de Lisboa con el comandante João Miguel Rosa, cónsul de Portugal en Durban, a quien había conocido hacía un año. En África Pessoa demostraría desde muy pronto sus habilidades para la literatura.
Últimos años en Durban.
Por causa de esa boda se mudan a Durban (República de Sudáfrica, entonces colonia británica de Natal) junto a un tío abuelo, Manuel Gualdino da Cunha, en la que pasa la mayor parte de su juventud. Viajan en el navío portugués Funchal hasta Madeira y después en el paquebote inglés Hawarden Castle hasta el Cabo de Buena Esperanza. Teniendo que compartir la atención de la madre con los demás hijos del padrastro, Pessoa se aísla, lo que le permite tener momentos de introspección. En Durban recibe una educación británica, lo que le proporciona un profundo contacto con la lengua inglesa. Sus primeros textos y estudios están redactados en ese idioma. Mantiene contacto con la literatura inglesa a través de autores como Shakespeare, Edgar Allan Poe, John Milton, Lord Byron, John Keats, Percy Shelley, Alfred Tennyson, entre otros. El inglés le permitiría trabajar como correspondiente de comercio en Lisboa, además de emplear el idioma en alguno de sus escritos y de traducir trabajos de poetas ingleses, como El Cuervo y Annabel Lee de Edgar Allan Poe. De hecho, con excepción de Mensagem, los únicos libros publicados en vida por Fernando Pessoa fueron las colecciones de poemas en inglés: Antinous e 35 Sonnets y English Poems I - II e III, escritos entre 1918 y 1921.
Cursa la primaria en la escuela de monjas irlandesas de West Street, donde realiza su primera comunión y recorre en tres años el equivalente a cinco cursos. En 1899 ingresa en la Durban High School, donde permanecerá durante tres años y será uno de los primeros alumnos de su promoción, y donde creará el heterónimo Alexander Search, con el cual se envía cartas a sí mismo. En el año 1901 aprueba con distinción su primer examen de la Cape Scholl High Examination y escribe sus primeros versos en inglés. En esa mismo año muere Henriqueta, su hermana, con dos años. En 1901 parte de vacaciones con su familia a Portugal. En el barco en el que viajan (el paquebote König) va el cuerpo de su hermana fallecida. En Lisboa vive con la familia en Pedrouços y después en la Avenida de D. Carlos I, n.º. 109, 3º. izquierda. En la capital portuguesa nace João Maria, cuarto hijo del segundo matrimonio de la madre de Fernando Pessoa. Viajan todos a Isla Terceira, en las Azores, donde vive la familia materna. Parten también a Tavira donde se detienen para visitar a los parientes paternos. En esa época escribe el poema Cuando ella pasa.
Fernando Pessoa permaneció en Lisboa cuando el resto de la familia se traslada de nuevo a Durban: la madre, el padrastro, los hermanos y la criada Paciência que había venido con ellos. Regresa sólo a África en el vapor Herzog. En esa época intenta escribir novelas en inglés y se matricula en la Commercial School. Estudia allí por la noche, mientras por el día se dedica a disciplinas humanísticas. En 1903, se presenta a las pruebas de ingreso para la Universidad del Cabo de Buena Esperanza. En el examen de admisión no obtiene una buena clasificación, pero obtiene la mejor entre los 899 candidatos en el ensayo de estilo inglés. Recibe por eso el Queen Victoria Memorial Prize («Premio Reina Victoria»). Un año después nuevamente se matricula en la Durban High School donde frecuenta el equivalente a un primer año universitario. Profundiza su cultura leyendo clásicos ingleses y latinos; escribe poesía y prosa en inglés y surgen los heterónimos Charles Robert Anon y H. M. F. Lecher. Nace su hermana Maria Clara y publica en el periódico del Liceo un ensayo crítico titulado Macaulay. Finalmente termina con éxito sus estudios en Sudáfrica tras realizar en la Universidad el «Intermediate Examination in Arts», logrando buenos resultados.
Regreso definitivo a Portugal e inicio de su carrera literaria
Dejando a su familia en Durban, regresó definitivamente a la capital portuguesa, solo, en 1905. Pasa a vivir con su abuela Dionísia y dos tías en la Calle Bela Vista, 17. La madre y el padrastro también regresan a Lisboa durante un periodo de vacaciones de un año durante el cual Pessoa vuelve a vivir con ellos. Continúa la producción de poemas en inglés y en 1906 se matricula en el curso superior de letras, actual Facultad de Letras de la Universidad de Lisboa, que abandona, a causa de una huelga estudiantil, sin siquiera haber terminado el primer año. Es en esta época cuando entra en contacto con importantes escritores de la literatura portuguesa. Se interesa por la obra de Cesário Verde y por los sermones del Padre Antônio Vieira.
En agosto de 1907 muere su abuela Dionísia , dejándole una pequeña herencia. Con ese dinero monta una pequeña tipografía, que rápidamente quebró, en la Calle Conceição da Glória, 38-4.º, con el nombre de «Empresa Íbis — Tipografía Editora — Oficinas a Vapor». A partir de 1908, se dedica a la traducción de correspondencia comercial, un trabajo que se podría denominar como de "corresponsal extranjero". En esa profesión trabajará toda su vida, teniendo una modesta vida pública. En esa oficina conoce a una joven burguesa de 19 años, Ofélia Queiroz, cuando tiene 31 años, y se le declara. Salen juntos durante casi un año y mantienen correspondencia epistolar, pero la relación se ve interrumpida por las extravagancias literarias del poeta, quien a veces firma sus cartas como Álvaro de Campos, a quien Ofelia odia. Poco antes de romper, Pessoa le escribe:
Toda mi vida gira en torno a mi obra literaria, buena o mala, lo que sea, lo que pueda ser. Todos (…) tienen que convencerse de que soy así, de que exigirme sentimientos —que considero muy dignos, dicho sea de paso— de un hombre común y corriente es como exigirme que sea rubio y con los ojos azules.1
Inicia su actividad de ensayista y crítico literario con la publicación, en 1912 en la revista «Águia», del artículo La nueva poesía portuguesa sociológicamente considerada, al que seguirán otros.
Empezó a traducir y a escribir para la revista de vanguardia Orpheu (1915), Atena (dirigida por él mismo), Ruy Vaz (a partir de 1924) o Presença (en 1927). Su primer libro de poemas, Antinous, apareció en inglés en 1918. En 1926 Pessoa requiere la patente de invención de un Anuario Indicador Sintético, por Nombres y Otras Clasificaciones, Consultable en Cualquier Lengua. En esta época dirige junto con su cuñado la Revista de Comercio y Contabilidad.
Su primera obra en portugués, el poema patriótico Mensagem (Mensaje), única que publicó en vida, no apareció hasta 1933.
Pessoa es internado el día 29 de noviembre de 1935, en el Hospital de São Luís dos Franceses, con el diagnóstico de "cólico hepático" (probablemente una colangitis aguda causada por un cálculo biliar), falleciendo a causa de las complicaciones posiblemente asociadas a una cirrosis provocada por el excesivo consumo de alcohol a lo largo de su vida (a título de curiosidad, se sabe que era fiel al aguardiente de la marca "Águia Real"). El día 30 de noviembre muere a los 47 años. En los últimos momentos de vida pide sus gafas y clama por sus heterónimos.
Su último texto escrito estaba en inglés, idioma en que fuera educado:
I know not what tomorrow will bring
No sé lo que traerá el mañana...
La obra pessoana
Se puede afirmar que la vida de Pessoa estuvo dedicada a crear y que, de tanto crear, creó también otras vidas a través de sus heterónimos: ese fue su principal característica y el principal interés de su personalidad, en apariencia tan pacata. Algunos críticos se preguntan si Pessoa realmente habría revelado su verdadero yo, o si en realidad no será todo un producto de su vasta creación. Al tratar temas subjetivos y usar la heteronimia,2 Pessoa se convierte en extremadamente enigmático. Ese enigma es el que motiva buena parte de las investigaciones sobre su obra. El poeta y crítico brasileño Frederico Barbosa declara que Fernando Pessoa fue o enigma em pessoa (con el doble significado de el enigma en Pessoa y el enigma en persona).3 n 1 Escribió hasta su mismo lecho de muerte. Tenía un interés esencialmente intelectual, pudiéndose decir que su vida fue una constante divulgación de la lengua portuguesa, y en palabras de su heterónimo Bernardo Soares: Minha pátria é a língua portuguesa («mi patria es la lengua portuguesa»). O también a través de un poema:
Tenho o dever de me fechar em casa no meu espírito e trabalhar quanto possa e em tudo quanto possa, para o progresso da civilização e o alargamento da consciência da humanidade.
Tengo el deber de encerrarme en la casa de mi espíritu y trabajar cuanto pueda y en todo cuanto pueda para el progreso de la civilización y el ensanchamiento de la conciencia de la humanidad.
Parafraseando el lema de la Liga hanseática, Navigare necesse est, vivere non necesse (navegar es necesario, pero vivir no lo es), Pessoa dice en el poema Navegar é Preciso:
Viver não é necessário; o que é necessário é criar.
Vivir no es necesario, lo que es necesario es crear.
Otra interpretación de ese poema indicaría que la navegación es el resultado de la actitud racionalista del mundo occidental: la navegación exigiría "precisión", mientras que la vida quedaría dispensada de tenerla.
Fernando Pessoa es sin duda alguna el poeta portugués más importante del siglo XX. En su poema Autopsicografia, afirmó que el poeta era «un fingidor» de sí mismo y toda su obra se concibe como un «drama en gente» en que dialogan diversas voces o heterónimos, equivalentes a los «apócrifos» de Antonio Machado, que representan diferentes cosmovisiones.
Sobre Fernando Pessoa, el poeta y nobel mexicano de Literatura Octavio Paz dijo que «los poetas no tienen biografía; su obra es una biografía» y que en el caso de Pessoa «nada en su vida es sorprendente, nada excepto sus poemas».[cita requerida] El crítico literario estadounidense Harold Bloom lo consideró en su libro The Western Canon ("El canon occidental") el más representativo poeta del siglo XX, junto al chileno Pablo Neruda.
Con motivo de la conmemoración de su nacimiento en 1988 su cuerpo fue trasladado al Monasterio de los Jerónimos de Belém, confirmando el reconocimiento que no tuvo en vida.
Obra poética
Con 40 años.
El poeta es un fingidor.
Finge tan completamente
Que llega a fingir que es dolor
El dolor que de veras siente.
Fernando Pessoa/Bernardo Soares; Autopsicografía; Publicado el 1 de abril de 1931.
Se considera que la gran creación estética de Pessoa fue la invención de los heterónimos, que atraviesa toda su obra. Los heterónimos, a diferencia de los pseudónimos, son personalidades poéticas completas: identidades, que, en principio falsas, se vuelven verdaderas a través de su manifestación artística propia y diversa del autor original. Entre los heterónimos, el mismo Fernando Pessoa pasó a ser llamado ortónimo, ya que era la personalidad original. Con el tiempo, y con la maduración de las demás personalidades, el propio ortónimo se convirtió en un heterónimo más entre otros. Los tres heterónimos más conocidos (y también aquellos con mayor obra poética) fueron Álvaro de Campos, Ricardo Reis y Alberto Caeiro. Un cuarto heterónimo de gran importancia en la obra de Pessoa fue Bernardo Soares, autor del Livro do Desassossego (Libro del desasosiego), una importante obra literaria del siglo XX. Bernardo es considerado un semi-heterónimo por tener muchas semejanzas con Fernando Pessoa y no poseer una personalidad muy característica ni fecha de fallecimiento, al contrario que los otros tres, que tienen fecha de nacimiento y muerte, con excepción de Ricardo Reis (que no tiene fecha de fallecimiento). Por esa razón el escritor y premio Nobel portugués José Saramago pudo escribir su novela «O ano da morte de Ricardo Reis» (El año de la muerte de Ricardo Reis).
A través de los heterónimos Pessoa encauzó un profunda reflexión sobre la relación entre verdad, existencia e identidad. Este último factor tiene una gran importancia en la famosa naturaleza misteriosa del poeta:
Com uma tal falta de gente coexistível, como há hoje, que pode um homem de sensibilidade fazer senão inventar os seus amigos, ou quando menos, os seus companheiros de espírito?
Con una falta tal de gente con la que coexistir, como hay hoy, ¿qué puede un hombre de sensibilidad hacer, sino inventar sus amigos, o cuando menos, sus compañeros de espíritu?
Ortónimo
La obra ortónima de Pessoa (es decir, la escrita bajo el nombre propio del escritor que crea heterónimos) pasó por diferentes fases, pero que envuelve básicamente la búsqueda de un cierto patriotismo perdido, a través de una actitud sebastianista reinventada. El ortónimo fue profundamente influenciado, en varios momentos, por doctrinas religiosas como la teosofía y sociedades secretas como la masonería. La poesía resultante tiene un cierto aire mítico, heroico (casi épico, pero no en la acepción habitual del término), y por veces trágico. Es un poeta universal, en la medida en que nos fue dando, incluso con contradicciones, una visión a un mismo tiempo múltiple y unitaria de la vida. Es precisamente en este intento de mirar el mundo de forma múltiple (con un fuerte substrato de filosofía racionalista e incluso de influencia oriental) en donde reside una explicación plausible de la creación de los célebres Alberto Caeiro, Álvaro de Campos y Ricardo Reis o de su semi-heterónimo Bernardo Soares.
La principal obra del llamado "Pessoa elemesmo" (Pessoa-él-mismo) es Mensagem, una colección de poemas sobre los grandes personajes históricos portugueses. El libro fue el único publicado en vida del autor.
El ortónimo es considerado como simbolista y modernista por la evanescencia, la indefinición y la insatisfacción, y por la innovación practicada por entre diversas sendas de formulación del discurso poético (sensacionismo, paulismo, interseccionismo, etc.)
Heterónimos
Fernando Pessoa tenía 72 heterónimos. De ellos, los más importantes fueron:
Alberto Caeiro
Caeiro, nacido en Lisboa, fue la mayor parte de su vida un campesino casi sin estudios formales —solo cursó la instrucción primaria—, pero es considerado el maestro entre los heterónimos, inclusive por el ortónimo. Muertos su padre y su madre, se quedó en casa de una tía-abuela, viviendo de una renta modesta. Murió de tuberculosis. También es conocido como el poeta-filósofo, pero él rechazaba ese título y pregonaba una «no filosofía». Creía que los seres simplemente son, y nada más: se irritaba con la metafísica y cualquier tipo de simbolismo de la vida.
De los principales heterónimos de Fernando Pessoa, Caeiro fue el único que no escribió en prosa. Alegaba que solamente la poesía sería capaz de dar cuenta de la realidad.
Caeiro fue descrito por el propio ortónimo (Fernando Pessoa) como no sólo un pagano, sino como el propio paganismo. Definía el amor verdadero como amor hacia algo o alguien simplemente por ser esa cosa o persona, y no por otros principios externos a ella. Poseía un lenguaje estético directo, concreto y simple, pero aun así bastante complejo desde el punto de vista reflexivo. Su ideario se resume en el verso:
Há metafísica bastante em não pensar em nada.
Hay suficiente metafísica en no pensar nada.
Álvaro de Campos
Entre todos los heterónimos, Campos fue el único en manifestar fases poéticas diferentes a lo largo de su obra. Era un ingeniero homosexual5 de educación inglesa y origen portugués, pero siempre con la sensación de ser un extranjero en cualquier parte del mundo.
Un párrafo que le define muy bien es el siguiente:
Vivir es pertenecer a otro. Morir es pertenecer a otro. Vivir y morir son la misma cosa. Mas vivir es pertenecer a otro de fuera y morir es pertenecer a otro de dentro. Una y otra cosa se asemejan, pero la vida es el lado de fuera de la muerte. Por eso la vida es la vida y la muerte es la muerte, pues el lado de fuera siempre es más verdadero que el lado de dentro; tanto es así que el lado de fuera es el que se ve.
Comienza su trayectoria como un decadentista influido por el simbolismo, pero luego se adhiere al futurismo. Tras una serie de desilusiones con la existencia, asume una vena nihilista, expresada en aquel que es considerado uno de los poemas más conocidos e influyentes de la lengua portuguesa: Tabacaria.
Ricardo Reis
El heterónimo Ricardo Reis se define como latinista y monárquico. De cierta manera, simboliza la herencia clásica en la literatura occidental, expresada en la simetría, armonía, y un cierto bucolismo, con elementos epicúreos y estoicos. El fin inexorable de todos los seres vivos es una constante en su obra, clásica, depurada y disciplinada.
Según Pessoa, Reis se trasladó a Brasil en protesta por la proclamación de la República en Portugal, y no se sabe el año de su muerte.
José Saramago, en El año de la muerte de Ricardo Reis continúa, en una perspectiva personal, el universo de este heterónimo. Saramago hace reencontrarse a Fernando Pessoa, ya muerto, con su heterónimo, que sobrevive a su creador.
La ética amoral de los heterónimos
En las Páginas Íntimas de Autointerpretación, escribe Fernando Pessoa:
Álvaro de Campos não tem sombra de ética; é amoral, se não positivamente imoral [...] A ideia da perda da inocência duma criança de oito anos [...] é-lhe positivamente agradável, pois satisfaz duas sensações muito fortes –a crueldade e a luxúria.
Álvaro de Campos no tiene la más mínima ética; es amoral, si no positivamente inmoral [...] La idea de pérdida de la inocencia de un niño de ocho años [...] le resulta positivamente agradable, pues satisface dos sensaciones muy fuertes –la crueldad y la lujuria.
Esta postura amoral de Campos, que recorre sus poemas sensacionistas-futuristas, es paralela a otras actitudes de semejante tenor en los poemas de Alberto Caeiro y Ricardo Reis.
Véanse estos versos del maestro Caeiro, en el poema Ayer el predicador de verdades propias:
Haver injustiça é como haver morte.
Eu nunca daria um passo para alterar
Aquilo a que chamam a injustiça do mundo.
Que haya injusticia es como que haya muerte.
Yo nunca daría un paso para alterar
Aquello que llaman la injusticia del mundo.
A su vez, Ricardo Reis se revela aún más chocante. En la oda Oí contar que otrora, cuando Persia, dos jugadores de ajedrez prosiguen la partida sabiendo que la destrucción y la muerte campan por su ciudad, que el enemigo invadió. Y sentencia este heterónimo epicureísta:
Quando o rei de marfim está em perigo
Que importa a carne e o osso
Das irmãs e das mães e das crianças?
Quando a torre não cobre
A retirada da rainha branca,
O sangue pouco importa.
Cuando el rey blanco está en peligro
¿qué importan la carne y el hueso
de las hermanas, de las madres y los niños?
Cuando la torre no cubre
la retirada de la reina blanca,
la sangre poco importa.
Este aspecto es uno de los que presenta una notoria influencia —o por lo menos, proximidad— con la estética futurista de Marinetti, que, a pesar de todo, Pessoa siempre rechazó. Es también la parcela más visible de una cierta falta de solidaridad social e incluso humana que parece, según muchos críticos, ser común a toda la obra del poeta. Esta tendencia dio argumentos a cierta corriente política que clasifica a Fernando Pessoa como un «autor de derechas».
Sin embargo, otros críticos contraargumentan que es absurdo pretender clasificar un poeta como Pessoa con criterios políticos. Según estos, Pessoa estaba más interesado en un arte puramente estético, para el que las cuestiones políticas, sociales o incluso morales no eran atinentes. Presentan ejemplos que evitan conclusiones simplistas. Al final de su vida Pessoa fue autor de textos (e incluso poemas) que revelan un profundo malestar en relación con António de Oliveira Salazar y a la recién estrenada dictadura del Estado Novo. Hay también poemas del Pessoa ortónimo imbuidos de tal solidaridad —incluso moralismo— que la heteronimia parece tendencialmente negar, como "El niño de su madre" o "Tomamos la ciudad después de un intenso bombardeo".
Pessoa y el ocultismo
Fernando Pessoa tuvo relaciones con el ocultismo y el misticismo, especialmente con la masonería y los Rosacruces (si bien no se conoce ninguna afiliación concreta a una logia o fraternidad de esas organizaciones), habiendo inclusive defendido públicamente las organizaciones iniciáticas en el "Diário de Lisboa", el 4 de febrero de 1935, contra los ataques por parte de la dictadura del Estado Novo. Su poema hermético más conocido y apreciado entre los esoteristas se titula "En el túmulo de Christian Rosenkreutz". Tenía la costumbre de hacer consultas astrológicas para sí mismo (según consta en su partida de nacimiento, nació a las 15h 20; tenía ascendiente Escorpión y el Sol en Géminis). Realizó más de mil horóscopos.
Cierta vez, leyendo una publicación inglesa del famoso ocultista Aleister Crowley, Fernando encontró errores en el horóscopo y escribió al inglés para corregirlo, puesto que era conocedor y practicante de la astrología, conocimientos que impresionaron a Crowley, quien, aficionado a los viajes, llegó a ir a Portugal para conocer al poeta. Junto con él fue la maga alemana Miss Jaeger, quien se carteó con el poeta utilizando un pseudónimo ocultista. El encuentro fue amigable, pese a los graves desequilibrios psíquicos y espirituales que ya por entonces Crowley tenía y enseñaba.
Abdicación
Tómame, oh noche eterna, en tus
brazos y llámame hijo.
Yo soy un rey que
voluntariamente abandoné mi
trono de ensueños y cansancios.
Mi espada, pesada en brazos
flojos, a manos viriles
y calmas entregué;
y mi cetro y corona yo los dejé
en la antecámara, hechos pedazos.
Mi cota de malla, tan inútil,
mis espuelas, de un tintineo tan fútil,
las dejé por la fría escalinata.
Desvestí la realeza, cuerpo y alma,
y regresé a la noche antigua y serena
como el paisaje al morir el día.
Versión de F. Gutiérrez
Ah! La angustia, la abyecta rabia, la desesperación...
Ah! La angustia, la abyecta rabia, la desesperación
De no yacer en mí mismo desnudo
Con ánimo de gritar, sin que sangre el seco corazón
En un último, austero alarido!
Hablo -las palabras que digo son nada más un sonido:
Sufro -Soy yo.
Ah, extraer de la música el secreto, el tono
De su alarido!
Ah, la furia -aflicción que grita en vano
Pues los gritos se tensan
Y alcanzan el silencio traído por el aire
En la noche, nada más allí!
Enero 15 de 1920
Versión de Rafael Díaz Borbón
Amor es lo esencial...
Amor es lo esencial.
Sexo, mero accidente.
Puede ser igual
O diferente.
El hombre no es un animal:
Es carne inteligente,
Aunque algunas veces enferma.
(5.4.35)
Versión de Rafael Díaz Borbón
Autopsicografía
El poeta es un fingidor.
Finge tan completamente
Que hasta finge que es dolor
El dolor que de veras siente.
Y quienes leen lo que escribe,
Sienten, en el dolor leído,
No los dos que el poeta vive
Sino aquél que no han tenido.
Y así va por su camino,
Distrayendo a la razón,
Ese tren sin real destino
Que se llama corazón.
Versión de Santiago Kovadloff
Como si cada beso...
Como si cada beso
Fuera de despedida,
Cloé mía, besémonos, amando.
Tal vez ya nos toque
En el hombro la mano que llama
A la barca que no viene sino vacía;
Y que en el mismo haz
Ata lo que fuimos mutuamente
Y la ajena suma universal de la vida.
Versión de F. Gutiérrez
Cosechadora
Pero no, es abstracta, es un pájaro
De sonidos en el aire del encumbrado aire,
Y su alma canta sin molestar
Porque el canto es lo que la hace cantar.
1932
Versión de Rafael Díaz Borbón
Cuando ella pasa
Sentado junto a la ventana,
A través de los cristales, empañados por la nieve,
Veo su adorable imagen, la de ella, mientras
Pasa... pasa... pasa de largo...
Sobre mí, la aflicción ha arrojado su velo:-
Una criatura menos en este mundo
Y un ángel más en el cielo.
Sentado junto a la Ventana,
A través de los cristales, empañados por la nieve,
Pienso que Veo su imagen, la de ella,
Que no pasa ahora... que no pasa de largo...
Versión de Rafael Díaz Borbón
De: el pastor enamorado
Alta en el cielo, va la luna de Primavera,
Pienso en ti y dentro de mí estás entera.
Aquí viene, por las grandes praderas, corriendo hacia mí, la leve brisa.
Pienso en ti, murmuro tu nombre; y no me siento yo: estoy feliz.
Mañana vendrás, irás conmigo a recoger flores en la pradera.
Y yo iré contigo por las praderas para verte recoger las flores.
Te veré mañana recolectando flores conmigo en las praderas,
Pues cuando vengas mañana y caminemos juntos por la pradera,
recogiendo las flores,
Se hará para mi la claridad y la verdad.
(6.7.14)
Versión de Rafael Díaz Borbón
El viento, el viento alto
El viento, alto en su elemento
Me hace más solo -no me estoy
Lamentando, él se tiene que lamentar.
Es un sonido abstracto, insondable
venido del elusivo fin del mundo.
Profundo es su significado.
Me habla el todo inexistente en él,
Cómo la virtud no es un escudo, y
Cómo la mejor es estar en silencio.
(27.12.33)
Versión de Rafael Díaz Borbón
En la gran oscilación...
En la gran oscilación
Entre creer y no creer,
El corazón se trastorna
Lleno de nada saber
Y, ajeno a lo que sabía
Por no saber lo que es,
Sólo un instante le cabe
Que es el conocer la fe-
Fe que los astros conocen
Porque es la araña que está
En la tela que ellos tejen,
Y es vida que había ya.
Esto
Dicen que pretendo o miento
En cuanto escribo. No hay tal cosa.
Simplemente
Siento imaginando.
No uso las cuerdas del corazón.
Todo cuanto sueño o pierdo,
Que pronto cae o muere en mí,
Es como una terraza que mira
Hacia otra cosa más allá.
Esa cosa me arrastra.
Y así escribo en medio
De las cosas no junto a mis pies,
Libre de mi propia confusión,
preocupado por cuanto no es.
Sentir? Dejemos al lector sentir!
(? 1933)
Versión de Rafael Díaz Borbón
He pasado toda la noche sin dormir, viendo...
He pasado toda la noche sin dormir, viendo,
sin espacio tu figura.
Y viéndola siempre de maneras diferentes
de como ella me parece.
Hago pensamientos con el recuerdo de lo que
es ella cuando me habla,
y en cada pensamiento cambia ella de acuerdo
con su semejanza.
Amar es pensar.
Y yo casi me olvido de sentir sólo pensando en ella.
No sé bien lo que quiero, incluso de ella, y no
pienso más que en ella.
Tengo una gran distracción animada.
Cuando deseo encontrarla
casi prefiero no encontrarla,
Para no tener que dejarla luego.
No sé bien lo que quiero, ni quiero saber lo que
quiero. Quiero tan solo
Pensar en ella.
Nada le pido a nadie, ni a ella, sino pensar.
Versión de Teodoro Llorente
Llueve en silencio, que esta lluvia es muda...
Llueve en silencio, que esta lluvia es muda
y no hace ruido sino con sosiego.
El cielo duerme. Cuando el alma es viuda
de algo que ignora, el sentimiento es ciego.
Llueve. De mí (de este que soy) reniego...
Tan dulce es esta lluvia de escuchar
(no parece de nubes) que parece
que no es lluvia, mas sólo un susurrar
que a sí mismo se olvida cuando crece.
Llueve. Nada apetece...
No pasa el viento, cielo no hay que sienta.
Llueve lejana e indistintamente,
como una cosa cierta que nos mienta,
como un deseo grande que nos miente.
Llueve. Nada en mí siente...
Versión de Ángel Crespo
Navidad
Un Dios ha nacido. Otros mueren. La realidad
Que no ha venido ni se ha ido: un cambio de Error.
Tenemos ahora otra Eternidad,
Y siempre lo pasado fué mejor.
Ciega, la ciencia trabaja en el inútil suelo
Loca, la Fé vive el sueño de su culto.
Un nuevo Dios es una palabra -o un nuevo sonido
No busques ni tampoco creas: todo está oculto.
(? 1922)
Versión de Rafael Díaz Borbón
No quiero rosas, con tal que haya rosas...
No quiero rosas, con tal que haya rosas.
Las quiero sólo cuando no las pueda haber.
¿Qué voy a hacer con las cosas
que cualquier mano puede coger?
No quiero la noche sino cuando la aurora
la hizo diluirse en oro y azul.
Lo que mi alma ignora
eso es lo que quiero poseer.
¿Para qué?... Si lo supiese, no haría
versos para decir que aún no lo sé.
Tengo el alma pobre y fría...
Ah, ¿con qué limosna la calentaré?...
Versión de F. Gutiérrez
¡No, no digas nada!
¡No: no digas nada!
Suponer lo que dirá
tu boca velada
es oírlo ya.
Yo oí lo mejor
de lo que dirías.
Lo que eres no viene a la flor
de las frases y los días.
Es mejor de lo que tu.
No digas nada: lo sé!
Gracia del cuerpo desnudo
que invisible se ve.
Pierrot borracho
En las calles de la feria
de la feria desierta
sólo la luna llena
blanquea y clarea
las noches de la feria
en la noche entreabierta.
Sólo la luna alba
blanquea y clarea
la tierra calva
de abandono y alba
alegría ajena.
Ebria blanquea
como por la arena
en las calles de feria,
de la feria desierta
en la noche ya llena
de sombra entreabierta.
La luna boquea
en las calles de feria
desierta e incierta.
Reniego, lápiz partido...
Reniego, lápiz partido,
Todo cuanto deseé.
Y no soñé ser servido
De ir a donde nunca iré.
Paje embutido en harapos
Del triunfo que otros tuvieron,
Yo podré amar estos trapos
Por ser cuanto a mí me dieron.
Sabré, príncipe mendigo,
Coger, con la buena gente,
Entre el ondear del trigo
La amapola inteligente.
Señor, serenas son...
Señor, serenas son
Todas las horas
Que derrochamos, si en
Malgastarlas,
Como en un jarrón,
Colocamos flores.
No hay tristezas
Ni alegrías tampoco
En nuestra vida.
Luego déjanos aprender,
irreflexivamente sabios,
A no vivirla.
Sino a dejarla flotar,
Tranquila, serena,
Permitiendo que los niños
Sean nuestros profesores
y que nuestros ojos sean
Colmados por la Naturaleza.
A la orilla de la corriente,
Al borde ,de la carretera,
Cae erguida-
Siempre en el mismo
Respiro de luz
De estar vivos.
El tiempo pasa,
No nos dice nada.
Crecemos envejecidos.
Déjanos aprender, como si
irónicamente,
Nos observara partir.
Es inútil mientras
Hacemos un gesto.
No hay resistencia
Al dios cruel
Devorador sempiterno
De sus hijos.
Permítenos recoger las flores,
Permítenos humedecer
Éstas nuestras manos
En los apacibles riachuelos,
De los cuales debemos aprender
A ser apacibles como ellos.
Los girasoles siempre
Están mirando hacia el sol,
Déjanos marchar de la vida
Tranquilos, sin abrigar
Siquiera el remordimiento
De haber vivido.
(12.6.14)
Versión de Rafael Díaz Borbón
Si alguien toca un día a tu puerta...
Si alguien toca un día a tu puerta,
Diciendo que es un emisario mío
No creas, ni aunque sea yo;
Que mi vanidoso orgullo no intentaría
Tocar siquiera la puerta irreal del cielo.
Pero si, naturalmente, y sin oír
A alguien tocar, la puerta fueras a abrir
Y encontraras alguien como a la espera
De tocar, medita un poco.
Ese era Mi emisario y yo y lo que intenta
Mi orgullo que desespera
¡Abre a quién no llama a tu puerta!
Si, después que yo muera, se quisiera escribir mi biografía...
Si, después que yo muera, se quisiera escribir mi biografía,
Nada sería más simple.
Exactamente poseo dos fechas -la de mi nacimiento y
la de muerte.
Entre una y otra todos los días me
pertenecen.
Soy fácil de describir.
He vivido como un loco.
He amado a las cosas sin ningún sentimentalismo.
Nunca tuve un deseo que no pudiera colmar, pues nunca anduve ciego.
Incluso escuchar para mí fué nada más que un complemento del ver.
Comprendí que las cosas son reales y totalmente diferentes una de otra:
Lo comprendí con los ojos, jamás con el pensamiento.
Comprenderlo con el pensamiento hubiera sido encontrarlas
todas iguales.
Un día me sentí dormido como un niño.
Cerré los ojos y dormí.
Y, a propósito, yo era el único poeta de la Naturaleza.
Versión de Rafael Díaz Borbón
Si yo pudiera morder la tierra toda...
Si yo pudiera morder la tierra toda
y sentirle el sabor sería más feliz por un momento...
Pero no siempre quiero ser feliz
es necesario ser de vez en cuando infeliz para poder ser natural...
No todo es días de sol
y la lluvia cuando falta mucho, se pide.
Por eso tomo la infelicidad con la felicidad.
Naturalmente como quien no se extraña
con que existan montañas y planicies y que haya rocas y hierbas...
Lo que es necesario es ser natural y calmado en la felicidad o en la
infelicidad.
Sentir como quien mira. Pensar como quien anda,
y cuando se ha de morir,
Recordar que el día muere y que el poniente
es bello y es bella la noche que queda.
Así es y así sea.
Versión de Teodoro Llorente
Suave, como tener madre y hermanas...
Suave, como tener madre y hermanas,
la tarde rica desciende...
No llueve ya, y el vasto cielo
es una gran sonrisa imperfecta...
Mi conciencia de tener conciencia de ti
es una prez,
y mi saberte sonriendo
es una flor mustia en mi pecho...
¡Ah, si fuésemos dos figuras
en una lejana vidriera!...
¡Ah, si fuésemos los dos colores
de una bandera de gloria!...
Estatua acéfala retirada a un lado,
polvorienta pila bautismal,
pendón de vencidos que tuviese escrito
en el centro este lema:
¡Victoria!"
Versión de Rafael Díaz Borbón
Súbita mano de algún fantasma oculto...
Súbita mano de algún fantasma oculto
entre los pliegues de la noche y de mi sueño
me sacude y yo despierto, y en el abandono
de la noche no diviso gesto ni bulto.
Pero un terror antiguo, que insepulto
traigo en el corazón, como de un trono
baja y se afirma mi señor y dueño
sin orden, sin meneo y sin insulto.
Y yo siento mi vida de repente
presa por una cuerda de Inconsciente
a cualquier mano nocturna que me guía.
Siento que soy nadie salvo una sombra
de un bulto que no veo y que me asombra,
y en nada existo como la tiniebla fría.
Versión de Teodoro Llorente
Tengo tanto sentimiento...
Tengo tanto sentimiento
que es frecuente persuadirme
de que soy sentimental,
mas reconozco, al medirme,
que todo esto es pensamiento
que yo no sentí al final.
Tenemos, quienes vivimos,
una vida que es vivida
y otra vida que es pensada,
y la única en que existimos
es la que está dividida
entre la cierta y la errada.
Mas a cuál de verdadera
o errada el nombre conviene
nadie lo sabrá explicar;
y vivimos de manera
que la vida que uno tiene
es la que él se ha de pensar.
Versión de Ángel Crespo
Todo menos el tedio me da tedio...
Todo menos el tedio me da tedio.
Quiero sin tener sosiego sosegar.
Tomar la vida todos los días
Como un remedio,
De esos remedios que hay para tomar.
Tanto aspiré, tanto soñé que tanto
De tantos tantos me hizo nada en mí
Mis manos quedaron frías
Sólo de aguardar el encanto
De aquel amor que las calentara al fin.
Frías, vacías, Así.
Tu voz habla amorosa...
Tu voz habla amorosa...
Tan tierna habla que me olvido
de que es falsa su blanda prosa.
Mi corazón desentristece.
Sí, así como la música sugiere
lo que en la música no está,
mi corazón nada más quiere
que la melodía que en ti hay...
¿Amarme? ¿Quién lo creería? Habla
con la misma voz que nada dice
si eres una música que arrulla.
Yo oigo, ignoro, y soy feliz.
Ni hay felicidad falsa,
mientras dura es verdadera.
¿Qué importa lo que la verdad exalta
si soy feliz de esta manera?
Versión de Teodoro Llorente