Mirtha María López
(La Habana, Cuba, 1974). Poeta. Sus poemas han sido publicados en la Revista de la Editorial Verbo Desnudo de Chile. Ha participado en varios eventos dedicados al arte gráfico y a la poesía. Algunos de sus poemas han sido musicalizados. Participó en el Festival Internacional de la canción de Tenerife, en 2004, donde obtuvo Mención de Honor. En 2005, alcanzó Mención de Honor y diploma de finalista en el Festival Internacional de la Canción de Las Islas Canarias. En ese mismo año obtiene el Disco de Oro en el Festival de la Canción Latinoamericana de California 2005 con la canción Leña apagada; incluida en un disco, en el 2008, por Sony-BMG, en España. Ha trabajado con Ediciones Musicales Clipper’s, Divucsa y Sony BMG España. Desde noviembre de 2010 es miembro de la Sociedad General de Autores y Escritores (SGAE). Actualmente trabaja en la publicación de su primer libro de poemas.
Que me salve tu beso
Que la muerte no me lleve,
que no me tome entre sus brazos
sin antes beber
la impaciencia de tu río,
sin amarte en los ocasos.
Que la muerte no me lleve
ni me despierte bruscamente
y me aleje de tus pasos,
que no me clave su cuchillo
y se coma mis pedazos.
Que la muerte no me lleve,
que no mate en mi cabeza
la bandada de pájaros,
que no llegue, que no llegue
sin dejar en ti mis huellas.
Que la muerte no me lleve,
que no salga tan gloriosa,
que no entierre mis palabras…
que me salve tu beso,
aunque sea entre sus garras.
Tuya es la isla…
Tuyo es mi oscuro, el alba,
los astros y mis dioses,
tuyas las sombras que cruzan por mis noches.
Tuya es la guerra y mis temblores,
la cárcel de mi flor abierta,
tuya es la isla que sangra en mi memoria.
Tuyo es el eco y el hueco al que no alcanza el aire,
el sueño indescifrable,
tuya es la grieta que se abre en mi pecho
y el corazón creciendo.
Tuyo el dolor que brota en mi garganta,
el agua que corre de mis ojos,
la agonía que mira entre persianas.
Tuyos mis miedos de antenoche,
mi tierra en contra del olvido…
tuya es la isla que sangra en mi memoria.
El tiempo
El tiempo y sus desfiladeros,
el tiempo con su espera y sus moscas,
con sus yugos y dardos,
sus lloradas luces y su mala hierba,
con la muerte pintada en la cara.
El tiempo y sus cementerios,
sus grises y esbeltos funerales,
sus adioses y bahías desoladas.
El tiempo hambriento de mis horas,
verdugo que acecha y que devora,
animal feroz con los dientes apretados.
El tiempo y sus violines de llanto,
sus desangrados balcones,
amanecer de lutos y rincones,
golpes de puerta, terribles callejones.
El tiempo y sus tantas invasiones.
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