Beatriz Saavedra Gastélum
Beatriz Saavedra Gastélum nació en Culiacán, Sinaloa; México el 06 de Mayo 1971. Actualmente radica en la Ciudad de México, donde realiza su actividad como profesional, académica y literaria.
Es egresada de la UNAM (Universidad Nacional Autónoma de México) donde realizó estudios universitarios y de especialización. Ha realizado estudios de literatura, poesía, historia y filosofía.
Es miembro del Consejo Editorial de la Editorial FLORICANTO A.C. (Editorial independiente) en donde ha participado como editora en más de 15 libros. Miembro del taller de literatura creativa “Alfonso Reyes” de CONACULTA (Consejo Nacional para la Cultura y las Artes); y miembro de la Federación Mexicana de Mujeres Universitarias, de Asociación de Poetas Argentinos, de Movimiento Poetas del mundo, de Creatividad Internacional “Literatura y Arte”, del ILLAC (Instituto del libro y la lectura A.C.) Eventualmente colabora en revistas y suplementos culturales.
A la fecha tiene 2 libros de poesía publicados, -Sueño obscuro que somos (2006) y Luz de otra sombra (2010)-.
Su poesía ha sido seleccionada para más de 14 compilaciones nacionales y extranjeras; sus poemas han sido publicados en diversas antologías tanto en México como en España, han sido publicados en revistas de países como España, Argentina, Colombia y E.U.A. incluyendo México, y publicados en periódicos de circulación nacional. Además se han traducido a lenguas indígenas, y otros idiomas como el francés, inglés, holandés y alemán.
Sus poemas han sido incluidos en la Fonoteca Nacional como acervo del Patrimonio Cultural de la Nación http://www.fonotecanacional.gob.mx/, y en Descarga Cultura UNAM http://descargacultura.unam.mx/
Actualmente prepara su tercer libro con traducciones en francés y alemán.
Abismo
La memoria inventa el paso hacia el enigma
irrepetible instante
a la entrada del sueño
Y los párpados
hendidura íntima
metamorfosis cíclica de ideas
mil rumores hechos aire
Huesos de los siglos
tan mudos
recogen el latido
la claridad incierta que tu cuerpo respira
idéntico al de ayer
La noche en pasos
Es la palabra
accidente de la contemplación
un resplandor súbito
fuente de visiones
libertad cuando palpo tu espalda
y las sombras atraviesan mi sueño
La claridad ahora se vuelve aire
juego que al repetirse
te nombra
Sueño cotidiano que se despeña
en otra imagen
bajo mi cuerpo
ya sobre la piel
Letargo
Revelada la noche
al pie de las ficciones
los inviernos prometen siempre
torres altas
de letras gastadas
y el camino que vamos arando
tercos
con la lengua seca
como la patria
vestida de blanco
muerde mi carne y la de los otros
errantes, rutinarios
cayendo en el vértice
del mismo ojo
que se ahorca con la misma cuerda
desgastada
con las manos sucias
excéntricos, domesticados
los hombres de mi raza
ilusos
culpables
tramitando siempre supervivencia
a esa hora guerrera
rebota el aullido
de muro a infinito
pies de una realidad expuesta
río que fluye
al costado del hombre
certera y tajante
nuestra porción de totalidad
palabra que nace como canto
y aturde las ficciones
de la ira
del que está siendo
palabra de hombre,
ciudad a la deriva
lazos invisibles
entre los ojos miopes
de la inconsciencia.
Culpable, inocente
abandono mi puesto
recluido en mí
soy látigo
soy rienda.
Naufragio
Todo el que muere tiene la razón,
asalta el hierro
las dimensiones posibles.
Tregua angustiosa
en el rincón de la memoria.
La realidad se atasca,
habita
cosas cotidianas gastadas.
El temor de las noches era cierto,
un rumor,
piedad terrible
espacio que me niega.
Yo hubiera pensado
en mi cuerpo cubierto por cristales.
Ahora en la ventana
un olor a bestia
húmeda,
a punto de morir
devora el cielo
con su cráneo,
como si conociera el fondo
de la intemperie
su tristeza.
Tu nombre sin sustancia
El jardín de tus huesos,
ventarrón y chubasco
el sol mi vientre,
tierra desnuda reconciliándome.
Se entreabre el mundo
por las rodillas trepando,
mujer de aguas
corre entre llamaradas
que sostienen las alas del día.
Hoy somos noche y nada
Nuestra retórica,
testigo indescifrable
de la noche y del día,
es desconocida llama
que nos justifica,
entre restos de sol y ya sin cuerpo
nos queda un sedimento de mundo
—distrayéndonos—,
un instante solo, quieto,
que nos ata los ojos,
destino que nos hace recuerdos
en pleno cielo, su propio delirio
extravía la noche en profecías.
Acecha un sueño conocido,
laberinto interminable de relojes
tu paso disgregado en la memoria
es sólo palabra, fecha abstracta
corriendo en demora,
sustancia infame, viento petrificado,
incansable avanzo y te retengo,
tu cuerpo confirma
nuestra paria amorosa
esculpiendo instantes contra la tierra.
Sombra
I
Mano ligera sobre la palma del suelo,
me abandonas entre las ventanas.
Ánima etérea separada del mundo,
única puerta al infinito.
Fragmentos que parpadean
en eternidad momentánea,
espejismo con sed atormentada,
polvo insípido que se levanta y cae,
en marcha fluye su desnudez
bajo mis ojos.
II
Se disuelve bajo sus plantas,
es luz en mediodía,
cada piedra es un pozo
de agua dormida,
silenciosa,
sin huesos
filtrada entre las hojas,
los grises abren sus pasos amortajados,
en espesuras, encrucijada de cielo.
Son mercurio intensamente blanco
III
Prisión transparente, cuerpo abandonado,
forma sutil de estar presente,
tú existes de otro modo
sin vida, tampoco muerte.
Gastada por las noches
eres imagen que no pesa,
idea fija, rumor de pliegues,
quietud, danza sutil en línea recta.
IV
Arena seca, ya sin tacto,
tu sangre es tierra.
Impalpable secreto de humo,
forma incorpórea que respira,
espejo de una rama,
relámpago geométrico, persistente
muerte petrificada,
aire en el aire.
Luna insomne
La lluvia arrastra infatigable
pasos desplomados de la luna,
penetrando a tientas hasta el borde,
llenándose de sí misma
se dispersa, intacta
fluye golpeando anónima,
el fondo inacabable
del agua sin memoria.
Se hunde hasta los pies
que pierden cielo
como marejada de humores.
derramándose extraviada
en espiral de alas y espacios,
es sangre escrita en la tierra.
Puesto que no existe
el retrato de su desnudez,
la luz que la sostiene
es un charco de arena
con los ojos abiertos
agitando sus llamas
para despertar al alba.
El insomnio que la habita
es espejo muerto, hora absoluta
contra sí misma, hacia dentro
se levanta a pulso, esparcida
se hace y deshace,
eje de tiempo, raíz circular
en el cielo cerrado de la tierra,
las horas expandidas se promulgan,
sobre los escombros se vuelven aire
para apagar las grietas reventadas
de la noche hendida que se filtra.
Nunca ha llovido y hoy
llueve,
marasmo de noche,
rincón entumecido de tiempo
muriendo escéptico.
Desfase
Recojo a tientas la noche
que entra adelantada,
mi cuerpo, exhalación apenas,
¿estoy muerta?
Esta noche no hay un sitio
la luna arriba,
sola.
Entre las rendijas el enorme silencio
es relámpago que arde,
hablan mis sueños de mareas negras,
redención de tiempo aniquilado.
Pensamiento recién nacido
que arrastra en su corriente.
Señales ambidiestras
desploman sus ojos desplegados,
son vestigios de muros indecisos,
memoria que el espejo desdibuja,
mi propio delirio se levanta
me acaricia,
me ataca.
Desasida
Pertenezco a la tarde que me aguarda,
Metamorfosis de años en reposo
deshielo de mi nombre.
Una senda de piedras malgastadas
cuerpo adentro la sangre nos anega,
tiñe mi escritura impenetrable,
mana de mis formas sin sentido.
Hembra suelta al sol reposo
soy naufragio,
eco submarino de la grieta.
rumor de lluvia a tientas me recoge.
¿Qué soy desdibujada?
Escritura rápida en el viento.
Torbellino de las apariciones,
eje que sangra en los solsticios.
Un río de huesos me arrastra,
puñado de sombras abismal,
país interminable de latidos,
médula escamada de tierra.
—Ya fuera de sí mismo
En su vacío
El mundo desasido se contempla.
Certeza
Impávida la hora
donde los ecos son respuesta.
Refugio que sumerge
nuestra historia
de memoria desgastada.
También aquí
la puesta de sol
es un vacío incierto.