Ana Isabel Trigo Cáceres
Madrid, 1973. Estudió Trabajo Social en la U.C.M. y durante un tiempo formó parte de la Red Arte Joven de la Comunidad de Madrid, en cuyo marco dio recitales de poesía en bibliotecas y centros de cultura. En 1993 conoció a José Hierro, por recibir un premio de poesía joven que llevaba su nombre; en 2003 conoció a Jesús Urceloy y lo convirtió en su maestro.
Ha recibido, entre otros, el Premio Ana de Valle (1996), el Voces Nuevas de Ediciones Torremozas (1996), el Beatriz Cienfuegos (1998), el Premio Nacional Mujer 2002 (2002) y De Amore de Editorial Lumen (2004). Finalista del I Premio Internacional Margarita Hierro (2006) y mención honorífica en el II Premio Marcos R. Pavón (2010).
Autora de la plaquette El día del espectador (LF Ediciones, 2006) y el libro Entonces (Amargord Ediciones, 2014). Asimismo publicada en una decena de libros colectivos y antologías como Voces Nuevas: XII Selección de Poetisas (Ediciones Torremozas, 1996), 23 poetas y un DNI (LF Ediciones, 2004), Último Ahora. Quince Poetas (Izana Editores, 2013), 24 poetas tímidos (Amargord Ediciones, 2013), NEcesarias PALabras (Unaria Ediciones, 2015) y en volúmenes editados por el Ayto. de Getafe y la Junta de Extremadura.
Ana Isabel Trigo cree que la poesía sencillamente es. Se manifiesta desde el paisaje interior hasta ver la luz. Es inútil aprehenderla o definirla de una forma racional. Ana de Valle dijo que “ser poeta es tener siempre a las puertas del alma un doloroso sentir que nos viene del mundo”, y ella lo suscribe. Coincide además con E. E. Cummings cuando expresaba que “la poesía es ser, más que hacer”.
Algunos de sus intereses y pasiones son: el arte en todas sus vertientes –en especial la fotografía–, el yoga, la meditación y la práctica del silencio. Actualmente interesada en el estudio de la sociedad del siglo XXI: la necesaria y sustanciosa relación entre las humanidades y la tecnología, de la mano del profesor e historiador Antonio Rodríguez de las Heras.
Administra dos blogs:
Intervalos
http://anaisabeltrigo.blogspot.com.es
El cuaderno de Ceres
http://anaisabeltrigocaceres.blogspot.com.es/
INVENTARIO DE BIENES
El lado izquierdo de la cama
un yogur natural azucarado
dos envases de danonino de chocolate
un cuaderno de guardia
un manual de pedagogía
un libro de marjorie agosin
una cortina rota
una abeja atrapada en una urna de cristal
el cadáver
de un vestido de tela de damasco
el cadáver del tiempo
la entropía del píloro
un cuaderno
de guardia
la tarde centrífuga mi dolor
preparo arroz para mi hijo
y tiendo la colada
–apuntar norit en la lista de la compra
y jabón de marsella apuntar
siglos de olvido y de sombra constante–
mientras sylvia plath mete la cabeza en el horno
abre el gas
y masculla una última oración
(De Último Ahora. Quince Poetas. Izana Editores, 2013)
POEMAS DE “ENTONCES”.
AMARGORD EDICIONES, 2014
la que fui
la que soy
la que jamás seré
la de entonces
Blanca Varela
EL NACIMIENTO DEL MAR ROJO TUVO LUGAR
HACE VEINTE MILLONES DE AÑOS
Mucho tiempo después,
a lomos de sus camellos,
mujeres y hombres con ropas oscuras
cruzaron el desierto
en busca de una tierra amable
cerca del cauce de los ríos.
Allí elevaron sus primeras casas.
Todo era nuevo, todo era posible.
Un teatro de luz.
Los faraones no habían nacido
y nadie conocía aún el significado
de la palabra.
Fue
entonces
en aquel tiempo, antes del diluvio,
cuando nos amamos.
NADIE TE ADVIRTIÓ
Nadie te explicó que la vida es esto,
que hay tantos combates como días, tantas lágrimas
como cicatrices, tantas lágrimas como cuerpos,
tantas lágrimas. Nadie te advirtió.
Caminaste solitario sobre las olas de mercurio.
Saboreaste el raro fulgor de la piel, la ácida textura
de la nostalgia.
Nadie te advirtió que crecer es llegar a una casa vacía.
Ahora te sientas en tu sillón de cuero
y evocas el mar.
ESTE TREN
Este tren que atraviesa
las llanuras del sueño
es un pájaro oscuro,
un cuchillo silbante.
Este tren me interroga
con pupilas de bestia,
este tren es mortaja
que devora mi cuerpo.
Este tren es de azogue,
es la luz imposible.
Y tu boca extraviada.
Y mi boca de bruma.
Porque todo nos roba
este pájaro, todo...
Nuestros nombres proscritos
que son dunas, son nada.
ZAPATOS
Invento una gaviota,
invento lágrimas.
Claribel Alegría
Zapatos de charol y poco más
que ese charco que pisas cuando corres,
ajeno a la verdad siempre imposible.
La verdad, esta lámpara,
este brillo de novas,
la verdad
de mi lengua pintando tu paisaje
tu nombre, mi paisaje.
Invento una gaviota, invento lágrimas
para saber que existo.
Invento que me quieres
y me buscas en este carnaval
al sur de los relojes.
SINCERA DESCRIPCIÓN DE MÍ MISMA
(tomándome un té en una terraza digamos que en un pueblo de Levante)
Variación de un poema de Czeslaw Milosz
No me gusta el olor de las adelfas. Pero sé que he regresado porque los paseos marítimos se llenan de estos arbustos.
En las tardes de blando sol, los hombres toman las aceras con sus trajes de verano, sus camisas y pantalones de lino; desde mis gafas oscuras los espío a todos.
Qué le voy a hacer, si siempre he sido una feliz observadora.
Debería seguir así, fiel a mi natural carácter hasta la tumba, asombrándome de los torsos desnudos de los jóvenes nadadores y alimentando mi curiosidad con más cuerpos,
con más cuerpos.
HIJO
División celular es el proceso
por el que estás llegando a mí, criatura;
cálculo exponencial, tu alma futura
que llena la matriz de un solo beso.
Y percibo tu baile azul –travieso
recital en el amnios– que perdura:
eres un nadador de luz segura
y cierta. No me importa ya más que eso.
Eres parte en mis hechos cotidianos,
la voz de mi escritura y mi memoria.
No lo imaginé, nadie me lo dijo.
Mis manos necesitan ya tus manos.
Sólo quiero abrazar tu alma y tu historia...
Nada me importa más: Llamarte
hijo.
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