Martín de Saavedra Galindo de Guzmán
Martín de Saavedra Galindo de Guzmán (Córdoba, 1594 - Madrid, 1654), fue un antiguo militar y gobernador español de Bari y Trani (Italia), barón de Prado, señor de las villas de Corosino y Lacosta y caballero de la Orden de Calatrava, que desempeño el cargo de Presidente de la Real Audiencia de Santa Fe de Bogotá (1645-52).
En Santafé (la actual Bogotá) promovió la fundación de un hospicio, debido a que tanto indios como españoles abandonaban a los niños "en las calles públicas, en las puertas y puentes y en otras partes solitarias donde no sólo no son acogidos, sino comidos y despedazados de perros y otros animales".[cita requerida] El orfanato abrió sus puertas el 14 de diciembre de 1642, bajo la orientación de los hermanos de San Juan de Dios.
En cuanto a su carácter, su conducta causó gran escándalo en Santafé, pues no perdía baile alguno, era bebedor y sobre todo un "don Juan" irrefrenable. Fue también poeta, autor de los "Ocios de Aganipe". Al finalizar su mandato estuvo cuatro años en la cárcel y fue condenado a pagar varias multas; se pudo comprobar, entre otros cargos, el de vivir "en mal estado" con una mujer casada, violar a una doncella, exigir intereses por sus salarios y cobrar remuneraciones a los indígenas por la exoneración de la obligación de trabajar en las minas.
Con la excusa de una caída,
no se le guardó la palabra
En breve espacio vio el alba
Mucho prodigio en su esfera
La mañana de San Juan
Cuando Lisi fue a la huerta.
Cobraron vida las flores
Abrieron las azucenas
Y ufanas si menos lindas,
Unas con otras se alegran.
Belleza les presta a todas
Y aunque es tanta su belleza
Con ella están envidiosas,
Marchitas están si ella.
Del daño padezco apenas,
Mirad cómo le causara:
No es nuevo en vos el caer
Pues sabéis caer en falta.
no se le guardó la palabra
En breve espacio vio el alba
Mucho prodigio en su esfera
La mañana de San Juan
Cuando Lisi fue a la huerta.
Cobraron vida las flores
Abrieron las azucenas
Y ufanas si menos lindas,
Unas con otras se alegran.
Belleza les presta a todas
Y aunque es tanta su belleza
Con ella están envidiosas,
Marchitas están si ella.
Del daño padezco apenas,
Mirad cómo le causara:
No es nuevo en vos el caer
Pues sabéis caer en falta.
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BOLETÍN de la Real Academia de Córdoba, de Ciencias, Bellas Letras y Nobles Artes ENERO A JUNIO 1950 AÑO XXI - - NÚM. 63 Tipografía Artística.-San Álvaro, 1 .-Teléfono 10 40.- Córdoba
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El Presidente Poeta Don Martín de Saavedra y Guzmán
La gran Revista de las Indias, de Bogotá (Colombia), en su núm. 112, Enero-Marzo de 1950, editada por el Ministerio de Educación de aquél fraterno pais hispánico de gramáticos, pensadores, poetas y puristas del idioma castellano, apareció el trabajo que damos a continuación, sobre el eminente cordobés don Martín de Saavedra y Guzmán, no sin expresar antes nuestra gratitud al Sr. Pastor Restrepo, autor del mismo, y al director de la publicación don Jaime Vélez Sáenz.
J. S. y D
El 15 de marzo de 1629 se le expidió en Madrid a Don Sancho Girón, Marqués de Sofraga, el título de Presidente, Gobernador Y Capitán General del Nuevo Reino de Granada, puesto que entró a servir el 1.° de febrero del año siguiente. Cumplido el término de su gobierno, Su Majestad, haciendo honor a su real palabra, empeñada con Don Martín de Saavedra y Guzmán, de darle la primera Presidencia que vacara, firma su título en Madrid a 30 de marzo de 1637. Don Martín desempeñaba a la sazón la Presidencia y Capitanía General de las provincias Barí y Trani en el Reino de Nápoles, de donde se dirige a su nueva Gobernación, de la cual se encarga el 5 de octubre de 1637.
Era Saavedra natural de ia ciudad de Córdoba. Fué hijo de Don Gonzalo de Saavedra Torreblanca y de Doña Juana Galindo de Guzmán, por lo cual hasta 1627 se firmaba Saavedra Galindo, época en la cual trocó el segundo apellido por el de Guzmán, hecho que corrientemente acontecía en aquellos tiempos.
Interesantes datos trae sobre este personaje el Doctor Andrés de Morales y Padilla en su obra «Historia de Córdoba», de cuyo manuscrito original que se conserva en el Ayuntamíento de esa ciudad sacó don Rafael Ramírez de Arellano, del tomo IV a folio 422 vuelto, la siguiente copia:
«Don Martín de Saavedra y Galindo ha sabido en sus tiernos años juntar mucha nobleza con el valor que tiene de sus pasados, sirviendo entretenido en las galeras de España, y por su valor el príncipe Felipe IV le trae consigo y en las ocasiones donde los soldados aventajados muestran su valor le envía el primero por ponerse delante de los ojos del príncipe en los mayores peligros, deseando ser elegido como entre otras ocasionas se echó de ver en el navío que llegó a la vista de Barcelona de moros de Túnez el año de 1613, en 24 de noviembre.
Mandó el príncipe salir a Don Gabriel de Chaves con cuatro galeras, que íba cuidadoso por no llevar más de 60 soldados y con ellos se había embarcado Don Martín en la patrona real y llegando a la vista dei galeón y acercándoseles les calmó el tiempo que fué milagro llegando a la patrona real donde íba Don Martín, habiendo disparado el galeón su artillería por la medianía, y estando abordados llegó la patrona de Barcelona que se había quedado un poco atrás y embistió con tanta furia que tocó con su espolón en la patrona real y lo quebró y por haber hecho de las ocho velas viejas de lienzo unos bastidores en las arrumbadas delas galeras donde se habían arrimado nueve soldados y el uno era Don Martín, con esta defensa no los mataron con la artillería sino dieron con ellos de espaldas y tomando estos nueve soldados sus arcabuces hicieron mucho daño en los enemigos y acabada la munición vinieron a las manos y tomando Don Martín su rodela y espada acudió al espolón de su galera y arrojándose a entrar dentro del galeón lo detuvieron los compañeros por el peligro manifiesto en que se ponía mostrando su valor en la determinación, y viendo dilatar la victoria, pidió orden para disparar el cañón de crujía y disparándolo tres veces matando al moro Ataraez, pasó al navío y publicó la victoria.
Recibióle el capitán muy alegre y con mil norabuenas de los soldados y volviendo a la vista de su príncipe le honró alabando su valor y dando noticias a Su Majestad y mandando se le diese un escudo de ventaja sobre otro cualquier sueldo que tenga, como costa de su cédula su data en Barcelona a catorce de Diciembre de 1614.
«Y dos días después la toma de este galeón se halló en otra refriega de una saetía de turcos y saltando en ella Don Martín, llegando a abordar, fué de los primeros que rindieron a los turcos y hicieron la presa de ellos. Da muestras de su valeroso ánimo en todaslas ocasiones, de quien se espera muy grandes fines con tales prin-cipios. Hase puesto tan por estenso por decir su valor y dar atrevimiento a otros de tan tierna edad y que son segundos en su casa y no primeros, para que se animen a mostrarse en la guerra tan valerosos como los hijos desta ciudad lo han sido en todos tiempos».
Por error del autor o posiblemente de copia se dice «matando al moro Ataraez» por Arráez, nombre que se le daba al patrón de las embarcaciones árabes. No voy a entrar a analizar su obra administrativa; por el momento sólo me interesa un aspecto de su personalidad, el literario.
En ninguna obra de las que extensamente tratan sobre la historia en nuestro país durante la colonia se hace mención de Don Martín como poeta y sin embargo lo fué, aunque no sé si bueno o malo, por no haber tenido oportunidad de leer sus producciones. Lo que sí puedo anticipar, al leer los títulos de sus composiciones poéticas, es que Don Martín no tenía que ir muy lejos en busca de tema para su inspiración, rivalizando en esto con ciertos escritores modernos, pues francamente parece increíble que un poeta pueda dedicar uno de sus cantos «A una dama que le hizo darlo lavarse la cabeza». El tema no puede en verdad ser más prosaico, por no decir repulsivo ya que la dama en cuestión le ha debido temer más al agua que el hidrofóbico perro de la popular zarzuela. Existe, eso sí, una contradicción mayúscula entre el título de esta composición y el de la obra donde se encuentra publicada, ya que Aganipe era la fuente cuyo manantial brotó bajo los cascos del Pegaso, estaba consagrada a las Musas y a Apolo y sus aguas tenían la virtud de inspirar a los poetas que las bebían.
En su ((Ensayo de un catálogo biográfico de los escritores de la Provincia y Diócesis de Córdoba«, don Rafael Ramírez de Arellano reproduce Id. noticia de Valdenebro sobre una de las obras de Don Martín, como sigue:
«Ocios de Aganipe, divididos en diferentes poesías de Don Martín de Saavedra y Guzmán, Caballero de la Orden de Calatrava, Preside, (Sic) y Capitán a guerra de la Provincia (Sic) de Tierra de Bari por Su Majestad. A Don Lvis Méndez de Haro, Caballero de la Orden de Santiago, Gentilhombre de la cámara de Su Majestad. (Al fin) En Trani, en la imprenta de Lorenzo Valerij. MDCXXXIV. Con licencia de los Superiores». En 4° - lis. de prols. y 260 págs. numeradas de texto. Port. grabada en cobre, y en ella el retrato de Don Luís Méndez de Haro y el escudo de las armas de éste-V. en b—Ded---«El Doctor Don Antonio Pérez Navarrete, Cathedratico de Príma de la Universidad de Bolo-nia» al que leyere texto.
Contiene
A la ciudad de Gaefa, y su Monte, abierto en la muerte de Christo.
Al desengaño y peligro del acierto.
Al nacimiento del Príncipe nuestro Señor.
A un castillo en la Provincia de Tierra de Bari.
Recuerdos de la muerte.
Experiencias de su Amor.
A una Dama mudable.
Retratto de una Dama.
Consuelos a la enfermedad de una Dama.
A una Dama que le hizo daño lavarse la cabeza.
A una Dama Seglar en un convento.
A la misma.
A una Dama con luto bolviendo de una ausencia.
A una Dama que tenía un cuydado secreto.
A una Dama que de Toledo vino a Madrid.
Ausente y acompanado de su retracto.
Enamorado y arrepentido a haver dejado el galanteo.
A un sujeto de estimación.
A una Dama que se cortó un dedo.
A una Dama en un Jardín.
Quexoso y mal seguro de una Dama.
Con la escusa de una caida no se le guardó la palabra.
A una Dama que de ordinario se bañava en el Manzanares.
Pide licencia a una Dama para visitarla.
A una Dama.
Discurso al uso.
A dos hermanas interesadas.
Carta a un amigo.
A un preciado caballero.
Quiere a quien le desprecia y desprecia a quien le quiere.
A una Dama que llevava un quadrito de los Reyes en el pecho.
Entretenido con una Dama en las vistiilas de San Francisco.
A la belleza y Ingratitud de una Dama.
A los peligros de una ausencia.
A la Enfermedad y recaiga de una Dama.
Despidese para una ausencia, etc.»
Tres obras más que se conozcan dejó impresas Saavedra y Guzmán las cuales cita Fray Don Carlos Ramírez de Arellano en su libro «Ensayo de un Catálogo biográfico-bibliográfico de los escritores. El Presidente Poeta Don Martín de Saavedra y Guzmán ha sido individuo de las cuatro órdenes Militares de España», el cual corresponde al Tomo CIX de la «Colección de documentos inéditos para la historia de España», por D. Feliciano Ramírez de Arellano, Marqués de Fuensanta del Valle — Madrid, 1894.
Son las siguientes: La Arcadia. Poema. Traní 1633.En 4.°
Discursos de Razón de Estado y Guerra.Trani 1635.
En 8.°Memorial al Rey D. Felipe IV de su calidad y servicios Madrid. Sinario
Según Flórez de Ocáriz estaba casado Don Martín con Doña Luísa de Guevara Manrique, hija de Don Pedro de Guevara, de la Orden de Alcántara y de Doña Francisca de Mendoza, inmediata sucesora del Condado de Escalante. De su matrimonio tuvieron por hijos a Doña Juana Antonia, Doña Francisca Margarita, Doña Marcela, Don Martín Domingo y Don Diego. Don Martín por sus hechos heroicos gozaba como lo hemos visto de un real privilegio que consistía en que se le debía de pagar un escudo por mes más que el salario fijado para cualquier puesto que desempeñara. Se le confirió también el título de Barón de Prado y Señor de las Villas de Corosino y Lacosta. Fué su inmediato sucesor en la Presidencia, Gobernación y Capitanía General del Nuevo Reino de Granada el Señor Don Juan Fernández de Córdoba y Coalla, Marqués de Miranda de Auta, quien fué recibido el 23 de diciembre de 1645. Su títuio había sido expedido en Zaragoza el 3 de abril del mísmo año. Hay en el Archivo Históríco Nacional una Real Cédula de 2 de julio de 1645 por medío de la cual Su Majestad ordena restituirle a Don Martín los bienes que se le habían embargado para responder de los cargos de su residencia. Con su familia se trasladó a la Península y en el año 1654 falleció en la Villa y Corte de Madrid. Don Martín no fué un caso aislado en su familia para el cultivo de la poesía. Con razón dijo Cervantes que «de raza le viene al galgo ser corredor». Su padre Don Gonzalo de Saavedra Torreblanca, apellidado- el Tuerto, por serlo, también tuvo trato con las musas y al amor filial de Don Martín se debe la publicación de la obra de su progenitor.
De la citada Historia del Doctor Morales y Padilla son los siguientes datos biográficos: ((Don Gonzalo de Saavedra, veinticuatro de Córdoba, casó con Doña Juana Galindo de Guzmán, hija de Don Lorenzo Fernández Galindo y de Doña Isabel de Guzmán, hija de Luis de Guzmán, hermano del Marqués de Algaba y de Doña Beatriz de Guzmán; tuvieron a Don Martín de Saavedra Galindo y a Doña Francisca de Saavedra, que casó con D Juan Alonso del Corral». De ios archivos municipales de la ciudad de Córdoba obtiene el Sr Ramírez de Arellano otros interesantes datos que permiten remontar un poco más sobre los ascendientes de este personaje. Se trata de un expediente informativo de la veintícuatría de Don Gonzalo, por el cual sabemos que Don Lope Gutiérrez de Torreblanca renuncia a su cargo de veinticuatro ei 21 de febrero de 1611, ante el escribano Pedro Gutiérrez a su favor. La Real Cédula mandando hacer la información está fechada en San Lorenzo del Escorial a 24 de septiembre de 1611. Según los libros capitulares consta que tomó posesión de la veinticuatría en el cabildo de 9 de enero de 1612. Pero en ios documentos de Córdoba rotulados Antiguo Régimen político y administrativo, número 54, legajo 5, sección segunda, resulta que el dicho Don Gonzalo de Saavedra y Torreblanca hizo pruebas para reemplazar a su abueio Don Francisco de Torreblanca en ese cargo en noviembre de 1591. Don Gonzalo desempeñó la veinticuatría de 1591 a 1600 y de 1612 a 1623. Don Rafaei Ramírez de Arellano trae catalogado el libro de Don Gonzalo en la siguiente forma:
Los / Pastores / de Betis, / Versos, y prosa / de Don Gonzalo de Saavedra / Veinticuatro de la ciudad de Córdoba / dadas a luz / por Don Martín de Saavedra, / y Guzmán su / hijo / con algunos fragmentos suyos añadidos al Ilmo y Exmo Señor / Don Manuel de Fonseca, / y, Zviiiga / Conde de Monterey, / y de Fuentes, / Virrey, Lugarteniente, y Capitán G neral / del Reyno de Nápoles, Presidente / de Italia, y Embajador Ex / traordinario en /Roma / en Trani, por Lorenzo Valerij. Con licencia de / los Superiores 1633 (al fin) (escudo del impresor) en Trani / Por Lorenzo Valerij /M.DC.XXXIV. / Con licencia de los Superiores.En 4.°-308 hs.-19 de preliminares, incluso la portada y el retrato del autor, grabado en cobre, 289 de texto = una h para repetir las señas de la impresión, y cuatro más de documentos - la foliación está muy equivocada desde la página 228 hasta el fin Port-V. en b. - Ded. al Conde de Monterey por Don Martín de Saavedra y Guzmán - Parecer de Don Cristobal Suarez de Figueroa: 10 octubre 1633 - aprobación del licenciado D. Gaspar Delgado de Araujo; Trani, 29 diciembre 1633 - Soneto de Don Luis de la Cueva a Don Gonzalo deSaavedra - Otro de Cristobal de Mesa al mismo - De Francisco de Rioja - de don Luís de Nicuesa - de Don Alvaro de Alarcon - De Don Cristobal Pardo de la Casta - De Diego Sánchez Aillón - De Don Martin de Saavedra y Guzmán, Caballero de la Orden de Calatrava al libro de su padre - Elogio de los Pastores de Betis de Gonzalo de Saavedra y Torreblanca, por Don Martin de Saavedra y Guzman, Caballero de la Orden de Calatrava su Hijo - Protestación católica Erratas Retrato de Don Gonzalo de Saavedra y Torreblanca, Veinticuatro de la Ciudad de Córdoba, a mejor vida en edad 64 años Franc° Cordoba sculp en Bitonto.
Texto dividido en cinco libros -Grab en madera representando un campo donde están tres pastoras oyendo a un pastor tocar un violín - Colofón - «Documentos que Don Gonzalo cie Saavedra dió a su Hijo Don Martin de Saavedra y Guzman quando Su Majestad fue servido proveerle en una de las provincias del Reyno de Nápoles, en la primera Presidencia que vacase de las más principales de las Indias - 4 hs.
La portada es muy bella y está grabada en cobre. En la parte superior se ve el escudo de Don Manuel de Fonseca y Zuñiga entre dos alegorías de los títulos de Monterey y Fuentes; y a los lados imágenes de la Constancia y la Fortuna. En la parte inferíor va el retrato del Conde de Monterey entre dos mapas, uno de Italia y otro sólo del reíno de Nápoles. Los Pastores de Betis es una novela pastoril del género de ia Galatea de Cervantes. «En él pretendió su autor (dice su hijo) sólo la exPresión de varios, con estos, lícitos y cortesanos amores, sirviendo como de norma y dechado a los lisiados de tan ardiente pasíón para continuar en sus empleos con la tolerancia y modestia que es propia de bien nacidos. «Eran los introducidos debajo ciertos despojos pastoriles, sujetos nobles, y que los mas se juntaban en una insigne Academia, que el año 603 y 604 se estableció en Granada, frecuentada de acrisolados ingenios, por manera que se pueda afirmar ser verdaderos casi los mas de los discursos y aficiones que en él se describen. Escribió la prosa sin filaterías, cuerda elegante; no demasiado derramada ni por afectación lacónica, oscura, numerosa, bien dispuestos los períodos, maravillosamente colocadas y socorridas las cláusulas».
El teatro de la acción son los montes de Segura, en el nacimiento del Guadalquivir, y salen a escena los zagales Guisalvo y Florídor, amigos; des-pués Belíso, que es cordobés, amante de la pastora Leonida: ésta y Lino completan los personajes de la novela. La obra está en verso y en prosa. Para muestra del verso he aquí un soneto:
«Sí algún pastor gozase venturoso
los favores devidos a otra mano
y el paciente mostrase el rostro humano,
o no sabe sentir o es cauteloso
Y sí hiciese el corazón ravioso
no pudiendo vengarse del tirano,
que a si mismo se diese fin temprano
no espante, pues con causa está zeloso.
Pero el que no querido ní estimado
no sólo, por aqueso se lamenta,
y por que la que adora el otro quiere,
si no que a la montaña retirado
tras áspero vivir su muerte intenta
necio es y loco pues sin causa muere.»
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