Jose R. Teotico
Fecha de nacimiento:19 de febrero de 1891
Lugar de Nacimiento:Manila, Philippines
Defunción: Fallecido 5 de junio de 1940
Natural de la isla de Luzón, tal vez de Manila. Cursó la segunda enseñanza en el Ateneo de los jesuitas. Dirigió «La Vanguardia». Luego fué redactor del diario nacionalista «El Ideal», que ya no se publica.
LA DALAGA DE MI TIERRA
(FRAGMENTO)
Es dulce como el arpegio de una cítara pagana;
es suave como el aroma de un jardín cuando florece,
tenue y leve cual la brisa que murmura en la mañana
y diciendo sus murmurios nos seduce y enloquece.
Con sus mimos y caricias los pesares adormece
cual la música hechizante de una flauta virgiliana,
y en sus mágicos encantos de beldad ultramundana,
el consuelo apetecido halla el alma que padece.
En la esencia de su todo--que es esencia de lirismo--
que convergen hacia un foco por la acción de los espejos)
envolviendo pudorosa sus encantos tropicales,
(cual si fueran de una flama los lumínicos reflejos,
que convergen hacia un foco por la acción de los espejos
convergen los más hermosos, los más santos ideales.
Es tímida y es ingenua, sincera en sus sentimientos
y sabe cubrir de rosas celestes nuestros caminos
cuando se apaga, entre el lloro de los ojos macilentos
y gritos de horror, la estrella de nuestros pobres destinos.
Es sencilla, cual la flora de los bosques filipinos
donde aletea el suspiro perfumado de los vientos:
tiene un alma grande y noble y en sus labios purpurinos
van a morir dulcemente nuestros hondos sufrimientos.
Tiene el eco sollozante de las notas del kundiman,
tiene el ritmo alado y suave de los vates cuando riman
las estrofas de un poema con palabras de ilusión;
Y sus ojos, que parecen dos sagitarios brillantes,
nos arrojan por el arco de sus párpados soñantes
flechas de amor que se clavan, temblando, en el corazón...
Figulina delicada, no es frívola ni es coqueta,
sino hermana cariñosa de su ardiente fantasía;
es mística, cual lo son los ensueños de un poeta
que se agrandan como el vuelo de melódica armonía.
Es un ángel del hogar, que sabiamente interpreta
en su modo de pensar la vital filosofía,
y en su modo de sentir el suspiro de Julieta,
el gemido de Desdémona y el delirio de Lucía.
Ama su honra más que el brillo del oro resplandeciente,
porque su honra constituye el tesoro solamente
de su vida tan serena cual la hora matutina;
y si el amor que fué suyo asesina su esperanza,
se revuelve brava y fuerte como en busca de venganza
y sabe morir y muere por la quimera divina...
¿Es hermosa? Sí; es hermosa. Al mirar su tez morena,
siento la embriaguez sagrada que produce la ternura,
y en mi deliquio la veo como lánguida sirena
cuando en la paz de los mares tristes canciones murmura.
En ella vive la raza, y su lírica figura
a las hadas rememora, cuando en la noche serena
aparecen con sus clámides rutilantes de hermosura
bajo los besos de amor y paz de la luna llena.
En la magia de su rostro--que es poético y sencillo--
se conserva la dulzura de la Virgen de Murillo,
una bruma de delirio y una sensación de seda.
Y en su alma suprasensible, de romántica señora,
como en un cofre de encanto ella guarda y atesora,
la pasión de aquella «Elvira», de los versos de Espronceda...
TRILOGÍA IDEOLÓGICA
PESIMISMO
Vivir es condenarse a eterno sufrimiento,
llorar continuamente sin encontrar consuelo,
buscar con ansia loca el goce de un momento
teniendo el alma llena de amargo desconsuelo.
Rimar todo un poema entero de dolores,
cruzar todo un sendero sembrado de amarguras,
y, entre penas y llantos y amargos sinsabores,
gustar de un trago toda la hiel de las torturas.
Y si el vivir es sólo sinónimo de pena,
¿por qué nos crió el hado y luego nos condena
a una existencia triste, penosa y dolorida?
¿Es que tal vez el hombre no es digno de otra suerte
Y así es que tiene siempre el dolor y la muerte
por los únicos polos del eje de su vida?
MATERIALISMO
¿El hombre es un conjunto de espíritu y materia?
¡Combinación que pasma! ¡Dualismo que contrasta!
Para explicar la vida con toda su miseria,
el espíritu sobra, pues la materia basta.
La vida es el producto de todas las funciones
de la materia sola. El alma es la quimera,
que vive entre las nubes y se harta de ilusiones
hasta que se disuelve en la hora postrimera.
En vano me resisto a toda esta evidencia.
El espíritu es nada, la materia es potencia
que sostiene y engendra las funciones vitales.
Al hombre, por lo tanto, le basta la materia
para explicar la vida con toda su miseria,
con todos sus quebrantos y con todos sus males.
ESCEPTICISMO
Yo fuí en un tiempo ido fanático creyente
que sólo profesaba católica doctrina,
teniendo como norma la ley omnipotente,
teniendo como pauta la voluntad divina.
Después, el golpe rudo de un brusco desengaño
mostróme cuán amarga es la verdad desnuda,
y uniendo con lo cierto el dolo de un engaño
plasmé nuevas ideas, y germinó la duda.
Entonces dudé siempre de todo cuanto existe,
y dudo todavía de lo que hasta hoy persiste,
de lo veraz, incluso de lo que palpo y toco.
Y tanto ya he dudado, que a concebir no alcanzo
si en el mar de la vida, con mi bajel avanzo
como un hombre juicioso o como un hombre loco.
MEDITACIÓN
(FRAGMENTO)
Media la noche. Hasta el mundo me parece que dormida.
Columpiado por los brazos de Dios mismo, blandamente,
sólo en vela me mantengo. Una amarga y honda cuita
me carcome el alma toda, lentamente... lentamente.
Calma intensa. Nada turba el descanso de la noche
más que el rápido descenso del insólito aguacero,
el monótono chirrido de las ruedas de algun coche
que resbala quietamente sobre el barro del sendero,
el crujir de las persianas azotadas por el viento,
la canturria discordante de los hierros del tejado
(donde cuando el sol los días alegraba, como un cuento,
las parleras avecillas sus nidales han labrado),
y el suspiro que flotando en los aires va cautivo
inspirado por la pena que en secreto me acongoja
el suspiro que se escapa en un vuelo fugitivo
de mis labios, por mi ensueño que en sollozos se deshoja.
La luz tiembla, porque siente el martirio de los vientos,
que irrumpieron desde fuera en la calma de mi estancia,
a encerrarse prisioneros en elásticos fragmentos
y perderse, en un bostezo, vagamente, en la distancia.
Parpadea la luz trémula. Y de súbito se apaga,
entre espasmos convulsivos de un cuerpo que lento muere.
Sigue el viento en mi aposento que de negruras se embriaga,
mascullando monofónico un extraño Miserere.
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