Hijo de Manuel Casuso. Nació en Manila, Filipinas, en 1898. † en el Japón el 19 de Julio de 1918. Escribió, cuando cursaba el bachillerato, las composiciones que se copian.
LAS CAÑAS
Cada caña es una flauta que solloza inconsolable
Si Céfiro agita blando sus penachos de esmeralda,
Y en el tedio de las siestas, si cruzamos los senderos,
Nos convidan a la sombra de sus plañideras ramas.
Son sus voces cual las dulces de princesas medievales
En el fondo de castillos imponentes encerradas,
Que inspiraron a los bardos melenudos de Provenza
Los más dulces madrigales arrancadas de sus arpas.
En la calma apetecible de los pueblos escondidos,
Como duendes protectores en las sendas se levantan,
Declamando sus estrofas de lirismo incomprensible,
A la vez que por sus hojas ruedan tímidas las lágrimas.
Viajero, que con anhelos de poder llorar a solas
Te encaminas de las selvas a las partes resguardadas,
Llora, llora con el ritmo de las cañas majestuosas
Bajo palios florecidos de vegetación malaya.
Cuántas veces he cruzado los caminos empolvados
Con el sol que descendió como un manto a mis espaldas,
Y he buscado la frescura de sus ramas temblorosas,
Cual oasis en desierto la sedienta caravana.
Y me han dicho sus tristezas, sus pesares, sus dolores;
Me han abierto los arcanos musicales de sus almas;
Me han narrado complacientes los sucesos culminantes
Y epopeyas de los días venturosos de la patria.
--«¿Dónde están aquellos fuertes y valientes Solimanes
Que cruzaron otros tiempos estas selvas solitarias
A la guerra? Todo duerme bajo el polvo de la muerte
Y la voz del tiempo rudo va segando nuestra raza».
--«En los pechos y en los brazos falta ya el viril denuedo
Y en la frente el entusiasmo y en las bocas la palabra:
Y la patria llora, llora, de sufrir el cautiverio,
Y no hay hombres, no hay soldados, no hay valientes no hay espadas...»
--«Cuan mejores, ¡ay! los días en que férricos guerreros
Nuestros troncos con el bolo para fin marcial cortaban.
Fuimos lanzas, fuimos saetas, que llevábamos la muerte
A las filas del contrario, con apóstrofes de rabia.
Hoy dormidas, sólo tienen nuestros troncos musicales
Armonías, que el ambiente saturando van de gracia,
Y amedrentan a los niños, a los tímidos y púberes,
Que imagínense que oyen los gemidos de las almas.»
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Retíreme de la sombra de las cañas sollozantes
Y me vine pensativo, ya muy tarde, hacia mi casa;
¡Y en el bosque proseguía dolorida sus lamentos
Una orquesta fabulosa de un millar de verdes flautas!
A ESPAÑA
(FRAGMENTO)
Allá, detrás del mar, descansa España
con aire augusto de titán, rendida;
que al peso tanto de su mucha hazaña,
sobre sus lauros se cayó dormida...
Allá la patria de Guzmán el Bueno,
de un Cid que reta y en palestras mata;
y su tizona, remedando el trueno,
a los muslines en pavor desata...
Allá la noble España, madre nuestra,
aquí su noble hija del Oriente,
que a los extraños y a los propios muestra
que de ella supo levantar la frente...
Allá lo grande y lo sublime impera;
en Hispania halló el arte sus altares;
aquí esta Perla, que feliz fuera
un pedazo de España en estos mares...
Mas hoy, cortados los benditos lazos,
tú estás muy lejos de nosotros, madre,
y aquí tendemos hacia ti los brazos
porque no hay suerte que sin ti nos cuadre...
Tú diste al mundo tus caducas leyes,
con cien coronas se ciñó tu frente;
hollaste cetros, destronaste reyes,
y ebria de gloria se durmió tu gente...
Si tanta gloria sin igual tuviste
y lauros cien tu señorial cabeza,
deja que diga que si al fin caíste,
fué tu caída tu mayor grandeza.
¿Mas, hemos de insultarte cuando vemos
plegar tus alas que taparon soles?
¡Oh, nunca, nunca, que mejor seremos
hermanos filipinos y españoles...!
ALMAS
Cuando inclinan las flores sus corolas
sobre los tallos,
meditan sus pesares
y vierten llanto.
A las flores he oído muchas veces
gimiendo por lo bajo...
¿Tal vez entre sus pétalos el alma
hay de un enamorado?
¿Tal vez las mismas flores aun lozanas
reciban desengaños,
y tengan de amarguras y dolores
repletos los nectarios?
Yo no sé, yo no sé qué es lo que tienen,
pero ello es el caso
que cuando agita el aire sus corolas
suspiran por lo bajo ...
¡Las flores son las almas de mujeres
que en la tierra su crimen no purgaron,
mujeres que murieron olvidadas
después que tanto amaron,
y ahora vagan sus almas
de unas flores a otras emigrando,
y en el crisol ardiente de sus penas
purifican las huellas del pasado...
¡No arranquemos jamás con mano brusca
una flor de su tallo:
las flores tienen alma; las he oído
gimiendo muchas veces por lo bajo...!
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Salí al campo cantando una mañana,
y vi sobre su alfombra
una siembra de gotas cristalinas,
de polícromas gotas.
¿Quién había llorado aquella noche?
¿Fueron, quizá, las sombras?
¿Fueron, quizá, los astros?
¿Fuera, quizá, la luna soñadora...?
No sé, no sé quién fuera,
pero lágrimas eran tales gotas;
lágrimas transparentes
y de luces radiantes como auroras...!
Dicen que tienen alma las estrellas;
mas, ¿por qué lloran?
Yo conozco esas lágrimas y juro
que son de penas hondas...
A veces, cuando el cielo está sereno
y la noche reposa,
levanto al firmamento la mirada
y pálidas las veo y ojerosas...!
¿Hay penas allá arriba?
Y si penas no hay, ¿por qué sollozan?
¡Las estrellas son almas
que vivieron errantes y azarosas,
informando unos cuerpos
de materia podrida y hedionda...!
Marzo, 1916.