Jorge Ampuero
Satipo, Perú. 1977. Realizó estudios de periodismo en una universidad limeña, carrera que más tarde abandonó para seguir un derrotero autodidacta. Cuenta además con otros estudios en el espacio de la teología, escatología, homilética y apologética. En 1991 obtuvó el primer premio en el '1”Concurso Nacional de Poesía César Vallejo”. -Actualmente sobrevive en Lima.
Epistolario
Nunca dirás
que son apócrifas
mis cartas
la oscura tinta
derramada
y todas
las lágrimas
que te he escrito
y firmado
desgarrando
los papeles
con la sangre
en la mano.
Del ayer y otras muertes
Nunca pensé
que tu voz se apagaría
para empezar a escucharte
escarbada en otros vientos
encendida entre las grietas
disonantes del dolor
reconociendo mi mortal necesidad
de tu existencia
tampoco presentí el extravío
tramado por el desierto
las amputaciones
el espasmo
ni la urgencia de alguna lluvia
que borre las pisadas
y deshaga el silencio
que enturbia la página
de los ruidos que no escribo
mientras salgo yo a buscarte
a resucitarte en otros cuerpos
en todos los fantasmas
del ayer
inútilmente
siempre creí que la muerte
era algo que solo le pasa
a los demás
sin embargo ahora
empiezo a morir contigo
tantas veces.
EXORDIO DEL CAMINANTE
No basta
con iniciar
el viaje
y la búsqueda
porque
es posible
andar
y perderte
por cualquier
camino
si realmente
no sabes
adónde
vas.
ADÁN
Sólo soy un hombre
mi mujer fue a recoger frutos del huerto
y no regresa
entre el impasible musgo
de las piedras y los helechos
hasta las sombras del inolvidable olvido
descubro los albores
de la primitiva aurora
todo esto que es demasiado nuevo para mí
que transcurre como una lenta
e inexplicable ceremonia
mientras ella demora y tengo hambre
y hoy no quiero comer hongos
tú sabes que aún no termino
de ponerle un nombre a todas las cosas.
MADRIGUERA
Todas partes es aquí
precipicio profanado por el grito
donde hondo muerde nadie
erosionando mi pétreo lodo y los destiempos
donde ahora sólo hay tigres en medio de pájaros que huyen.
VIVERO
Creces como lluvia interna
que se pierde en mi cuerpo
inundas con tu interminable nombre
la bestia extraña de mi corazón
los muros y los túneles
porque te haces lodo en mi pecho
y te pudres en mi cráneo
clamando entre mis pensamientos
y ya no puedo espantar las moscas
tu sombra busca mi sangre
mutila mis sueños
como un cuchillo que me abre
y escupe sus alas de murciélago
en los vacíos insanos
entre lo agrio y salobre
donde me enturbias y me escarbo
hasta las médulas
y entras en mí en la llaga y el óxido
en la carne viva del tiempo.
INTIMIDAD
Te abres en mí
como una lenta profecía
y entre mis manos
la flor salvaje
de tu cuerpo
es una fruta
iluminada.
LEJANÍAS
Tu recuerdo cuece todavía
los huesos y raíces donde llueves
y tocarte
es apretar el gatillo
y empezar a dispararle al tiempo.
CAVERNAS
Guardaría bajo mis sábanas
lo que me queda de tus frágiles vértebras
el remanente de tu voz esparcida entre mis restos
echando lava o espuma por mis cráteres
como una intensa marea pétrea
que calcina las murallas
hasta romper en mí la suficiente orilla
donde suelo creer que tú despertarás.
TACTO
Puedes abrir o cerrar
las etéreas alas de tus ojos
y sumergirte en el rumbo
que va quizá a ninguna parte
y pueda sentir tu fauna traficar
la espiral de mis venas
hiriendo conmigo la discontinua aridez
del inédito vacío
el oscuro resplandor de esta página
por cuyos muslos accedes
deletreando pedazos hacia dentro
alborotando mariposas
iniciando la barbarie
humedecida.