Anónimos árabes
Poemas de amor
Traducidos por Carlos Morales
de la edición francesa de«El jardín de las caricias», de Franz Toussaint
"La voluptuosa", poema árabe de autor anónimo
Había bailado la danza más voluptuosa: la de los cuatro encantamientos.
Con la cabeza inclinada, sí, sobre sus hombros,
los brazos extendidos y los agitados dedos,
su desnudez sencilla aún acariciaba los últimos temblores del amor...
Acurrucados tras ella, y después de modular los cánticos nupciales de las dondellas de su patria, los tocadores de flautas habíanse sumido en el silencio.
Sin esperar a que su compañera se cubriera con el velo amarillo de las vírgenes,
la muchacha se dejó caer sobre la fuente
donde nadaban serenísimas las rosas
y apoyó la fiebre de su frente contra el mármol fresco...
Antes de partir, y tras felicitarla, le pregunté si amaba la voluptuosidad,
pero ella me miró con sus ojos enormes y asombrados...
porque ignoraba lo que significaba esa palabra....
"El sueño de los lebreles", poema árabe de autor anónimo
A la sombra alargada de un ciprés,
mis dos lebreles duermen,
como yacen las flechas en la aljaba.
Cierra dulcemente la puerta y ven a acariciarlos:
tu mano hará que en sus años se levante la frescura
de un arroyo del Líbano.
"El alfarero", poema árabe de autor anónimo.
Inclinado sobre el torno,
así como un amante que desciende sobre el tapiz donde la amada duerme,
la arcilla contemplaba el alfarero,
y la yesca en sus ojos se encendía...
Cerrando su mano lentamente,
acarició la masa,
que tembló como una espalda que recorre un largo beso ....
Un último toque,
y la arcilla se alargó en forma de huso,
y admiré de pronto la cajita que acababa de surgir,
semejante a tu cuerpo cuando toda tú te yergues sobre nuestra alfombras, extática,
y desnuda...
"Canto de despedida",
poema árabe de autor anónimo
El amor de una mujer es la sombra de una palma sobre la arena.
El amor del hombre es el único simún que puede romper esa palma y fijar, así, su sombra...
¡Oh, Messauda!
!En la noche de tu tumba recuerda el jardín solitario adonde te conduje un día!
Era un jardín engarzado entre murallas tan altas que las cimas de los árboles no podían superar,
un jardín que creía entre murallas blancas,
como una esmeralda escondida en la flor de los magnolios...
¡Ay, Messausa, Messauda!
¡No olvides la mañana en que te doblegaste bajo el peso de mi amor,
como una palma bajo el simún!
Pero a fuerza de soplar, el simún ha cubierto ya la rama que rompiera...
¡Oh, mi larga palma, que la arena
sea ligera y no pese ya sobre tu tumba
"La serpiente", poema árabe de autor anónimo
Se había sentado sobre mis rodillas...
Yo había deslizado mi mano bajo su túnica,
y con voz indiferente le hablaba de los rebaños,
de la agilidad de los perros que cuidan de los rebaños,
de la hierba que crece...
Sus piernas eran lisas y firmes.
Al fín me pareció advertir que la acariciaba...
“!Hay una serpiente bajo mi vestido!”
dijo entonces, ella, riendo...
“Justamente -le contesté-, la estoy buscando...”
"La bailarina", poema árabe de autor anónimo
Alta, delgada, se irguió, las manos en la nuca.
Cuando evoco esa belleza, se agita mi viejo corazón.
Había bailado algunos de los bailes de su tribu:
la danza del Sol, que es una danza vertiginosa;
la danza de la Luna, que es una danza mesurada;
y la danza de la Muerte, que es una danza inmóvil.
Pero aún no había bailado la danza del Amor...
El Sol, con su cortejo de alegrías;
la Luna, con su cortejo de melancolía,
y la Muerte, con su cortejo de dolor, habían bailado ante nosotros.
Pero el Amor esperaba que arrojáramos las rosas
sobre el tapiz de quien lo celebraba...
De pronto, dos niños la despejaron de sus velos,
y ella, despidió a los músicos con un gesto silencioso de sus dedos.
Bailó primero con los ojos y con sus párpados alados de pestañas.
¡Entre sus dos manos, su cabeza pesaba lo que pesaba el mundo!
Por último, su rostro se iluminó,
dio tres pasos, arqueó su cuerpo,
y sus manos extendió desesperadamente...
y de pronto se irguió y nos las regaló abiertas
después de aprisionar el perfume ondulado de las rosas...
"La batalla", poema árabe de autor anónimo
Traducción dedicada a
Irene Zamorano
(Marrakesh, 2006).
Habíamos agotado todas las palabras del amor.
Callamos entonces.
Un silencio profundo se extendió entre nosotros
como entre dos ejércitos dispuestos para la batalla.
Y libramos la más grande batalla de amor.
El ruido de los sables estaba en nuestra boca.
Los suspiros de los moribundos en nuestros estertores.
El estruendo de los carros de guerra ardía en las arterias...
Y te conservé,
contra mí,
como un estandarte destrozado.....
"El Vencido", poema árabe de autor anónimo
Quiero tan sólo torturarte a fuerza de caricias: yo no quiero ninguna.
Quiero tan sólo escuchar el mar en el hueco de tus manos, y luego, poner tus manos sobre mis ojos como un pedazo de noche.
Quiero tan sólo embriagarme de nostalgia, sosteniendo tus ojos con los míos.
Quiero tan sólo escuchar tu voz, que las voces de mi país de nuevo me acercaran.
Quiero tan sólo acariciar sobre tu cuerpo mis recuerdos y mis añoranzas.
Y si beso tus labios, su jugo me sabrá amargo.........
Pero besé tus labios y su jugo me embriagó.
Acaricié tu cuerpo y mi mano se puso a temblar.
Escuché tu voz y las voces de las mujeres de mi país me parecieron música bárbara.
Respiré tu perfume, sí, semejante al fresco aroma que exhalan los jardines antes del amanecer, y ya no puedo inclinarme -¡no!- sobre las rosas...
Sostuve tu mirar y bajé los ojos.
Escuché el mar en el hueco de tus manos, y ese océano me devoró....
"La canción del guerrero",
poema árabe de autor anónim
Traducción dedicada a
Irene Zamorano
(Marrakesh, 2006).
Cuántas veces, impasible, he escuchado golpear sobre mis cascos y mi coraza
las flechas y los sables,
pero nunca pude oír, sin estremecerme, el ligero susurro de su túnica
cuando su túnica se arrastraba por el suelo.
Cuántas veces, sí, en lo más fuerte del combate, escuché con indiferencia
los oscuros tambores de mis enemigos,
sus airadas proclamas de guerra,
pero nunca pude, sin llorar, la música de los cantares
de mi amada.
Cuántas veces, con el pulso sereno, he detenido la sangre que
manaba de mis heridas abiertas
y calientes,
pero nunca, nunca, pude mirar, sin que me temblaran las rodillas,
la roja flor de su boca.
Cuántas veces he sonreído al escuchar los desafíos temibles
de quienes quisieron segar el cuello de mi vida,
pero todo el poder de mi cuerpo inclina su cabeza
y se desvanece
cuando ella me abre sus brazos en la sombra....
"La arena", poema árabe de autor anónimo
Traducción dedicada a
Irene Zamorano
(Marrakesh, 2006).
Piensa en los miles de años que han sido necesarios
para que la lluvia, el viento, los ríos y la mar
hicieran de una roca esa capa de arena con la que estás jugando.
Piensa en los miles de seres que han sido necesarios
para que tu boca se queme entre mis besos.
Igual que el peregrino se abluciona con arena,
yo alzo en mis manos dos puñados de este polvo dorado con que juegas,
y cubro mis espaldas....
http://poesia-del-torodebarro.blogspot.com.es/2009/12/mujer-embarazada-en-marraquesh-poesia.html
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