Giovanni della Casa
Giovanni della Casa (Florencia, 28 de junio de 1503 - Roma, 14 de noviembre de 1556) fue un poeta y clérigo italiano.
Nació en Florencia, en la Toscana. Estudió en Bolonia, Florencia y Roma, por sus enseñanzas atrajo el patronazgo de Alejandro Farnese, que le aconsejó en torno a 1532 a entrar en la carrera eclesiástica en Roma, por ser la carrera que garantizaba un mejor estilo de vida. Cuando Alejandro Farnese fue nombrado papa, con el nombre Pablo III, lo nombró en 1544 arzobispo de Benevento y nuncio en Venecia, donde tuvo un hijo ilegítimo. Giovanni Della Casa introduce el tribunal de la Inquisición en Véneto y se ocupó de los primeros procesos contra los reformistas, en 1548 redactó el Índice de libros prohibidos.
Tras la muerte del papa, cayó en desgracia por lo que renunció a sus cargos y se retiró en la abadía de Nervesa, donde emuló literariamente a Petrarca y Bocaccio. Se creía que su poema abiertamente licencioso, Capitoli del forno, su alejamiento de los Medici, y el hecho que la corte francesa desease su nombramiento, impidieron que fuera elevado a cardenal, cosa que anhelaba. Murió en 1556, siendo enterrado en la iglesia de San Andrés della Valle en Roma.
Della Casa se destaca como el cabecilla de una revolución en la poesía en contra de la imitación universal de Petrarca, y como creador de un estilo, que, aunque menos suave y elegante, era más enérgico y majestuoso que el que sustituye.
Se le cree la primera persona en usar la expresión "ragion di Stato", o "razón de Estado" en su Oración a Carlos V en 1549.
Obra
Il Galateo, 1558
Latina Monumenta, 1564
Ioannis Casae Carminum Liber, 1564,
CANCIÓN
Arsi; e non purla verde stagion fresca
Ardí, y no solamente la verdura
Deste mi breve año Amor te he dado,
Mas del maduro otoño una gran parte.
Pedía libertad, y hasme apretado,
Como preso que huye, con más dura
Cadena, y no me vale ruego, ni arte.
Ay triste! habrá en el mundo alguna parte
Segura en cueva, en monte, en la mar honda,
Abismo do me esconda,
Y libre deste mal con mi destierro
Siquiera de mis años lo postrero?
Con razón temo tu poder crecido,
Que el corazón mil veces me has abierto,
Sin hallar contra ti defensa en nada,
Mas he con voz humilde y color muerto
Confesarme á la clara por rendido.
Cualquier región desierta y aparcada
Buscar quisiera agora, que gastada
La fuerza siento y el cabello cano,
Por huir de tu mano:
Que entre el fuerte escuadrón, que tu bandera
Sigue, un soldado flaco qué honra espera?
Mas ay triste! do iré? que por do quiera,
Ó por la húmida mar, ó seca arena,
Tomado tiene el paso Amor primero?
Do quiera el fuego luce, el arco suena,
Y veo contra mi la punta fiera,
De cuyo golpe guarecer no espero,
Que el blanco es cierto, el tirador certero.
Mas qué sirve, si el tiempo ha ya secado
Mi vigor, y agostado,
Como yerba que al Sol su fuerza pidierde,
Y solo en mi el deseo queda verde?
Tiempo fue cuando osé de amor vencido
Delante alguna bella y desdeñosa
Presentar mis querellas y tormento:
Hallé una voluntad blanda, amorosa
Debajo del desdén, y convertido
Mi dolor y mi pena fué en contento.
Mas quién oirá de hoy más mi triste acento?
Quién no condenará una edad cansada
De nuevo enamorada?
La voz está ya ronca, y los sentidos
Como culebra al hierro entorpecidos.
Tórname aquel vigor que el tiempo avaro
Robó veloz, y torna la viveza
Que me alentaba, y tiñe este cabello
Cual fue primero, porque en la corteza
El mal secreto no se muestre claro:
Y si soy tuyo haz que pueda sello,
Que no huyo la guerra, antes en ello
El no poder me duele. Mas mi suerte
Sino es ya para el fuerte
Oficio tuyo, libertad te pido,
Yo viviré, serás tu bien servido.
El invierno y las nubes de mi vida
Solo te quitó Amor, y aqueste yelo
De tus llamas y ardor tan diferente.
No se debe pesar si el débil vuelo
Convierto á mejor nido, pues seguida
Ha sido ya de mi tan luengamente
Tu vida amarga y dulce juntamente,
Que justo es ya que sea libertado
Un esclavo cansado,
Si quiera á la vejez, y asi es costumbre
Donde se vea nobleza y mansedumbre.
Mas pues que Amor ningún consejo quiere,
Síguele adonde fuere
Breve canción, y ante mi bien presenta
El continuo dolor que me atormenta.
Traducido por Fray Luis de León
O sonno, o de la queta, umida, ombrosa
O sonno, o de la queta, umida, ombrosa
notte placido figlio; o de’ mortali
egri conforto, oblio dolce de’ mali
sì gravi ond’è la vita aspra e noiosa;
soccorri al core omai, che langue e posa
non have, e queste membra stanche e frali
solleva: a me ten vola, o sonno, e l’ali
tue brune sovra me distendi e posa.
Ov’è ’l silenzio che ’l dì fugge e ’l lume?
E i lievi sogni, che con non secure
vestigia di seguirti han per costume?
Lasso, che ’nvan te chiamo, e queste oscure
e gelide ombre invan lusingo. O piume
d’asprezza colme! o notti acerbe e dure!
Sonetto 216 Tutto il dí piango
Affligger chi per voi la vita piagne
che vien mancando e ‘l fine ha da vicino,
è natural fierezza, o mio destino,
che sí da voi pietà parta e scompagne?
Certo, perch’io mi strugga, e di duol bagne
gli ochi dogliosi e ‘l viso tristo e chino,
e quasi infermo e stanco peregrino
manchi per dura via d’aspre montagne,
nulla da voi fin qui mi vène aita;
né pur per entro il vostro acerbo orgoglio
men faticoso calle ha ‘l penser mio.
Aspro costume in bella donna e rio
di sdegno armarsi, e romper l’altrui vita
a mezzo il corso, come duro scoglio
.