Egon Schiele
Egon Leo Adolf Schiele más conocido como Egon Schiele (AFI:[ˈʃiːlə]) (Tulln an der Donau, Austria, 12 de junio de 1890 – Viena, Austria, 31 de octubre de 1918), fue un pintor, grabador y poeta austriaco contemporáneo y discípulo de Gustav Klimt.
Fue uno de los grandes artistas figurativos de principios del siglo XX y junto con Oskar Kokoschka conformaron lo que se conoce por expresionismo austriaco. Su vida estuvo rodeada por un aura de misticismo: de talento muy precoz, murió a la temprana edad de 28 años. A pesar de su corta vida, su obra es muy numerosa: unas trescientos cuarenta pinturas y dos mil ochocientas entre acuarelas y dibujos. Entre su obra creativa figura poemas y experimentos fotográficos. Su particular estilo le situó entre los movimientos expresionistas, especialmente de la Secesión de Viena, con una tipología muy personal.
Una de las características más fuertes en la pintura de Schiele es la destreza y la firmeza de su trazo, el cual seguía una vez comenzado sin treguas, hasta el final sin ninguna corrección posterior. Parece que el artista continuaba con su dibujo sin importarle que el modelo se moviera o cambiara de lugar, puesto que la línea seguía su rumbo cargando con toda su dimensión emocional.1
Las principales obras de Egon Schiele se conservan en Viena, distribuidas entre la Österreichische Galerie Belvedere y el Leopold Museum inaugurado en el año 2001 que es el que conserva el mayor número de obras. Así como la mayoría de su gran colección de dibujos se encuentran en la Albertina, también en Viena.
Obra literaria
Schiele, Egon: Egon Schiele en prisión. Vigo, Maldoror ediciones, 2004. Traducción: Jorge Segovia. ISBN 84-933639-1-X PDF con el libro completo y dibujos
Schiele, Egon: Yo, eterno niño (Poemas). Vigo, Maldoror ediciones, 2005. Traducción: Jorge Segovia.
Yo lo amaba todo -
quise mirar a los Hombres encolerizados con amor
para obligar a sus ojos a pagarme con la misma moneda;
y a los envidiosos, quise colmarlos de regalos y decirles
que yo no valía nada.
... oía dulces vientos-torbellinos
partir las líneas de los aires.
Y la muchacha
que leía con una voz quejumbrosa,
y los niños
que me miraban con grandes ojos
y respondían con caricias a la mirada que lo yes devolvía,
y las nubes a lo lejos,
posaban sus bellos ojos dóciles en mí.
Las muchachas lívidas y blancas me mostraban
sus piernas negras y sus ligas rojas
y hablaban con dedos negros.
Pero yo pensaba en los mundos lejanos,
en los digitales -
si yo mismo estuve allí,
apenas lo he sabido.
Traducción de Jorge Segovia.
Cuando Schiele acaba de redactar sus poemas, en 1911, ya ha sido sometido a shocks emocionales de una increíble violencia
y soportado dolorosos fracasos profesionales. Él es de alguna manera el sismógrafo de los artistas emergentes en esa Viena fin de siglo que se cubre la cara, negándose a constatar los últimos sobresaltos del Imperio.
Schiele, como muchas personalidades de la época, no cree
en la historia como lineal hilo conductor de los acontecimientos. Es en los destinos singulares donde se oculta la clave del conocimiento del hombre, y la producción literaria de Schiele, aunque él la juzgue demasiado centrada en su persona, se sitúa muy por encima
de simples consideraciones egocéntricas.
todo está muerto en vida
"Todo está muerto en vida" -dijo-, pero ese documento
de la oscuridad del alma -y también de una época- que encarna
en su obra, ha llegado hasta nuestros días. Un documento inconcluso, una obra fragmentada por la temprana muerte
del artista a los 28 ańos, víctima de una epidemia de gripe, la cual también segó la vida de su maestro, Klimt.
Yo, eterno niño
–––––––––––– POEMAS –––––––––––
MALDOROR ediciones
Traducción de Jorge Segovia.
BAJO UN CIELO BLANCO
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Ahora, vuelvo a ver la ciudad negra
que ha permanecido
igual,
como siempre, aquí se desplazan pequeños propietarios
hogareños,
–los pobres–
tan pobres,
el follaje otoñal de susurrante–oropimente exhala un olor
parecido al suyo. –
¡Qué bello es el otoño en este paisaje invernoso
de vientos desatados!
CAMINO DE CAMPO
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Los grandes árboles
pasaban todos a lo largo del camino.
Temblorosos pájaros gorjeaban en ellos.
A grandes pasos, con aviesa mirada,
recorrí los caminos mojados.
BOSQUE DE ABETOS
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Entro en el corazón
de la catedral negra–roja del denso bosque de abetos
que vive sin ruidos y se contempla en un mímico gesto.
Los troncos–pupilas se enmarañan
y se vacían del húmedo aire visible.
¡Qué belleza! – Todo está muerto vivo.
PAISAJE DE PONIENTE
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Yo he visto campos en columpio
desgarrarse bajo el efecto de minúsculos fragores
perdiendo miles de puntos amarillos sobre fondo amarillo,
estanques–espejos y nubes blandas.
Las montañas se curvaban hacia el suelo
y envolvían los aires en transparencias.
Yo respiré el sol.
Ahora, la tarde azul ha caído,
canta y me muestra primero los campos.
Una montaña azul que bañaba todavía una luz roja.
Yo estaba envuelto por esos perfumes variados como
dentro de un sueño.
OBSERVACIÓN
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Allá arriba, en el
país susurrante cercado de densos bosques,
camina lentamente el hombre blanco
exhalando–humo–azul
y respira, y respira todavía los blancos vientos del bosque.
Recorre la tierra con olores de cueva
y lo mismo llora que ríe.
SENSACIÓN
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Los grandes vientos de las alturas
enfriaron mi columna vertebral,
y ahora mi mirada es estrábica.
Sobre una pared leprosa, vi
el mundo entero
con todos sus valles, y sus montañas, y sus extensiones
de agua,
con todos sus animales que se desplazaban a lo lejos –
Las sombras de los árboles y las manchas del sol
me recordaron las nubes.
Sobre esa tierra, yo caminaba
y no percibía mis miembros
de tan ligero como me sentía.