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Channel: POETAS SIGLO XXI - ANTOLOGIA MUNDIAL + 20.000 POETAS: Editor: Fernando Sabido Sánchez #Poesía
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NICOLAS BOUVIER [9849]

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Nicolas Bouvier

Nació en Ginebra el 6 de marzo de 1929.  Su vida está marcada por la necesidad de descubrir el mundo que lo acoge.  Se inicia como trotamundos a los 17 años cuando viaja a Noruega. A los 19 va a Finlandia como reportero gráfico de La Tribune de Génève.  Dos años después se va a al Sahara a realizar un reportaje para otro diario, Le Courrier.  
Nicolas Bouvier viaja por el mundo capturando cada imagen, cada sensación. Su otra pasión es la fotografía.  Sensaciones que volcará luego en su poesía. 
Nicolás dijo sobre la poesía en una entrevista: 

“La poesía me es mucho más necesaria que la prosa pues es más directa, más brutal. Es como el full-contact!”

Murió el 17 de febrero de 1998.  

L´Usage du Monde, el primer libro que publicó, es como un manual de instrucciones para aquellos que quieren poseer el mundo viajando. 

Fue reconocido con los premios: 
1968 "Prix Rambert"(Premio Rambert)
1982 "Prix Alpes-Jura" (Premio Alpes-Jura) y "Prix de la Critique pour Le Poisson-Scorpion" (Premio de la Crítica por El pez escorpión) 
1986 "Prix des Belles-Lettres" (Premio de las Bellas Letras) 
1987 "Prix de la Ville de Genève" (Premio Ciudad de Génova) 
1995 "Grand Prix C. F. Ramuz" (Gran Premio C. F. Ramuz) 

“Le Dehors et le Dedans”, es el título de su único libro de poesía, poemas escritos entre los años 1953 y 1997.




Traducciones: Yamily Yunis


Punto sin retorno

Fue ayer
negra playa del Caspio
sobre raíces blanqueadas que el mar expulsa
sobre minúsculas astillas de bambú
cocinábamos un pequeño pescado
su rosada carne
tomaba el color del humo

Tenue lluvia de otoño
corazón tibio bajo la lana
al Norte
un fabuloso hongo de  tormenta 
se elevaba sobre Crimea
y se extendía hasta la China

Aquél mediodía
la vida estaba tan dadivosa y buena
que le dijiste o más bien le susurraste
“llévame a perderme donde quieras
Las olas respondieron “No volverás”.

Trebizonda, 1953




Le point de non-retour

C’était hier
plage noire de la Caspienne
sur des racines blanchies rejetées par la mer
sur de menus éclats de bambou
nous faisions cuire un tout petit poisson
sa chair rose
prenait une couleur de fumée

Douce pluie d’automne
cœur au chaud sous la laine
au Nord
un fabuleux champignon d’orage
montait sur la Crimée
et s’étendait jusqu’à la Chine

Ce midi-là
la vie était si égarante et bonne
que tu lui as dit ou plutôt murmuré
« va-t’en me perdre où tu voudras »
Les vagues ont répondu « tu n’en reviendras pas »

Trébizonde, 1953






Poema verde

Para Maurice Chappaz

Habíamos crecido juntos
castaño
hoy silencioso soberano
que ofreces sombra propicia y sin preocupación
que no cuentas tu vida
dime qué es lo que hay que hacer
cuando el sol desaparece
dímelo lentamente con hojas nuevas
para que yo pueda oírte
desde el fondo de mis campos áridos

Y ustedes detrás del seto
álamos, acacias, tilos
cedro con forma de cáliz
alineados al borde del prado
como las notas de un kyrie
silenciosa oración de hojas
latín murmurante de ramajes y de agujas
pedagogos del campo
tan discretos en su propósito salubre
verdes acólitos y pacientes funámbulos
una palabra, solo una palabra sobre la paz que me falta
o aunque sea un simple susurro
antes de que la noche se los vuelva a llevar

Cologny, 1978





Razón social

En nuestros escombros
En un extravío inexplicable
En la destrucción de nuestras vidas
Estamos al servicio de la clientela
Reparamos aún la cerámica
Honramos nuestra razón social

No traiga nada más frágil que la fragilidad
a la cual todo conduce



Sobre la traductora:  Yamily Yunis. Poeta, periodista y traductora peruana. Ha realizado estudios en Francia. Obtuvo en el 2010 la beca de traducción que ofrece el Collège de Traducteurs Looren, en Suiza. Actualmente es docente en la Facultad de Lenguas Modernas de la Universidad Ricardo Palma.






La poesía del viaje: Nicolas Bouvier

La silenciosa contemplación de los atlas, tendidos boca abajo en la alfombra, entre los diez y los trece aNos, es lo que te hace sentir el deseo de dejarlo todo. Pensar en regiones como Banat, el Caspio, Cachemira, en las músicas que allí se escuchan, en las miradas que se cruzan, en las ideas que te esperan... Cuando el deseo resiste los primeros embates del sentido común, se buscan razones. Y se encuentran algunas, pero no se sostienen. La verdad es que no sabes cómo llamar a lo que te empuja. Hay algo que crece en tu interior y suelta las amarras hasta el día en que, sin estar demasiado seguro de tí mismo, finalmente te vas.


Un viaje no necesita motivos. No tarda en demostrar que se basta así mismo. Creer que vas a hacer un viaje, pero enseguida el viaje es el que te hace, o te desahace. 

Nicolas Bouvier, Los caminos del mundo.

[Pablo Solórzano- http://labrujuladelazar.blogspot.com.es/]







La dernière douane

Depuis que le silence
N´est plus le père de la musique
Depuis que la parole a fini d´avouer
Qu´elle ne nous conduit qu´au silence
Les gouttières pleurent
Il fait noir et il pleut

Dans l´oubli des noms et des souvenirs
Il reste quelque chose à dire
Entre cette pluie et Celle qu´on attend
Entre le sarcasme et le testament
Entre les trois coups de l´horloge
Et les deux battements du sang

Mais par où commencer
Depuis que le midi du pré
Refuse de dire pourquoi
Nous ne comprenons la simplicité
Que quand le cœur se brise

Genève, abril 1983






Turkestan chinois

Quarante ans que tu rêvais de ce lieu
tranchée fertile dans le sable rouge infini
Ce soir c´est une tonnelle d´ombre bleue
où l´eau bruit sans se laisser voir
Le jour exténué, le corps fourbu,
les pupilles brûlées, la peau séchée de vent
s´y retrouvent et conspirent en secret

La chanteuse a les yeux cernés de fatigue
j´aime beaucoup cette musique d´assassins
Un coup d´archet strident tranche une gorge
cithare et clarinette saignent
en grappes de groseilles tièdes

La voix de cette femme : rêche, bourrée de sang
elle module et se plaint
elle éteint les étoiles
Tout est désormais plaie et douceur

Tourfan, juillet 1984




CLAUDE AUBERT [9850]

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CLAUDE AUBERT
(Nacido en Ginebra, SUIZA en 1915 y fallecido en 1972)

por Rafael-José Díaz

En una nota al pie de la magnífica edición que en 2011 realizó Pierre-François Mettan de Journal intime d’un pays, una minuciosa recopilación de los artículos que Maurice Chappaz publicó en periódicos y revistas entre 1940 y 2009, el año de su muerte, se habla de la amistad que unió durante casi treinta años a Chappaz con Claude Aubert. En los años en que Chappaz vivió en un pequeño pueblo del Alto Valais, Geesch, es decir, entre 1943 y 1947, después de su participación como soldado en los trabajos de defensa de la frontera suiza ante el peligro de la invasión alemana, con frecuencia venía a visitarlo Claude Aubert. En una ocasión se fueron caminando desde Geesch hasta Lugano, es decir, atravesaron casi media Suiza. Claude Aubert, nacido en Ginebra en 1915 y fallecido en 1972, era tan solo un año mayor que Chappaz. Viajero empedernido --como el propio Chappaz y como su paisano Nicolas Bouvier--, Aubert pasará largas temporadas en España y traducirá al francés a poetas españoles e hispanoamericanos. También realizará numerosos viajes a Alemania, en donde le interesarán especialmente las grandes ciudades portuarias. Sus libros, desde Paysages (1941) o Découvrir (1944) hasta L’unique Belladonne (1968) y Soleil et Venin (1969), componen una obra poco conocida incluso en la propia Suiza, una trayectoria de la que forma también parte el legado de textos manuscritos que, depositados actualmente en la Universidad de Ginebra, permanecen inéditos. En palabras de Jacques Chessex, «en la obra de Claude Aubert, como en un palimpsesto, se puede leer constantemente otro texto, más abrupto, más afilado, doloroso hasta el pánico: como si el poema ahí legible, y deseado, publicado por Claude, fuera el resto de un canto casi borrado, salvaje, rebelde, un canto del que él reescribe hoy una versión clara, a menudo luminosa, atravesada, es cierto, por zarpazos, por fallas abiertas, pero de una franciscana sencillez armoniosa». El poema que he traducido, «Diálogo», pertenece al libro Le Passager, de 1948.



DIÁLOGO

Sorprender los objetos en su loca materia
cuando el cielo es más fluido que el trigo de los mares.

Sorprender los objetos, las raíces de las piedras
Hacer que bailen todos en los huevos de luz
cuando duerme la noche como un ave solar.

Sorprender los objetos en los muros soñados
escuchar las antiguas palabras de las sillas
que cavan en la mente extraños orificios.

Revolver los objetos en aladas ventanas
cuando el dedo del día se aproxima a un desierto
donde oro, espigas, hierro gobiernan nuestros párpados.

Tocar esos objetos en días de miseria
acoger a los cuervos en las mesas de fiesta
cuando ciegos los árboles reinan sobre el invierno.

Examinar las nubes, la abeja del cristal
mechones de cabello ocultos en armarios
cuando sombra y ceniza nos lanzan a los ojos
mil astrágalos negros.




DIALOGUE

Surprendre les objets dans leur folle matière
quand le ciel est plus fluide que les épis des mers.

Surprendre les objets, les racines des pierres
Faire danser les objets sur l’œuf de sa lumière
quand le soir est plus calme que les oiseaux solaires.

Surprendre les objets sur les murs de ses rêves
écouter les paroles très anciennes des chaises
qui creusent dans nos songes d’étranges fondrières.

Mêler tous les objets sur l’aile de ses fenêtres
quand les doigts du matin s’approchent d’un désert
où l’or, les blés, le fer sont rois de nos paupières.

Toucher tous les objets dans les jours de misère
accueillir les corbeaux sur nos tables de fête
quand les arbres sont princes aveugles de l’hiver.

Contempler les nuages, les abeilles des vitres
les cheveux solitaires cachés dans les armoires
quand l’ombre et la poussière jettent dans nos regards
mille jonquilles noires.

http://rafaeljosediaz.blogspot.com.es/2013/03/un-poema-de-claude-aubert.html




Herrera Petere y el grupo «Jeune poésie» de Ginebra
Narciso Alba. Universidad de Perpignan

Claude Aubert rinde homenaje A Antonio Machado en el poema «A Antonio Machado», incluido en Persiennes:

Poète ta maison est nue
ouverte aux ciels et aux nuages
à la couleur que tu as bue.
—258→
Poète ta fenêtre est dure
comme le cristal de tes années:
Poète ton rocher est pure
et ta morte est revenue
comme un rayon de miel
caresser nos prunelles



En este mismo libro hay un poema dedicado a Herrera Petere en el que compara al poeta español con las tierras de España, con sus firmes rocas, con sus senderos. La amplitud de la mirada de Petere, como los campos de la tierra castellana, no tiene límites. Pero el poeta, exiliado, vive de espaldas a la tierra que le vio nacer, y a la que desea regresar cuanto antes sin conseguirlo. Y por eso la canta con angustia:

Tu as façonné des poèmes pour tes amis
de fières montagnes pour ton regard
un feu pour tes mains,
un coeur pour tes mains.
Homme droit et pur
calme et lumineux
melancolique et brûlant
comme les rochers de ton pays





ELENI NANOPULU [9851]

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ELENI NANOPULU

La poeta griega Eleni Nanopulu nació en Pyryela, Argólida. Vive en Atenas desde 1983. Es además escenógrafa y figurinista. Trabaja en el teatro, el cine y la televisión. Es autora de los libros de poemas Holograma (Atenas, Dromon, 2009) y La memoria de desnudos vocablos (Atenas, Dromon, 2011). El cantautor Yannis Nanópulos ha puesto música a varios de los poemas de su primer libro. Poemas suyos se han publicado en la red y en revistas literarias, como Sodía, Entefktirio, Ékfrasi, Rogmés, Momento, City 21 y Mandragoras. 





POEMAS
Traducción y notas: Mario Domínguez Parra



DE
 HOLOGRAMA



En el ocaso inclino
la autopsia del amor 
un mar crepúsculo
amanece
oh Mimbre
Hablaremos juntos
sobre los cráteres de los labios
dos arcaicas visiones
con alambicamiento
Hilos
sueños luminosos
guardan un regreso doblado
a la luz
a la sombra
fruto de vísperas 
juntos
los nidos de las palmas






Ocaso


I

ala de navegación
con las elevadas olas ojos
voz en la silente golondrina dolida
en el arriate del jardín el arrayán
antologiza 
para el tiempo de llegada 
pide deseos a la tierra reuniendo otra vez
los amarillos
y hace florecer ramas desde el plañir 

en esta puerta gritaste estaré aquí
en todos los esquemas de las eras

facilitaste mi huida de nuevo belleza hacia las transiciones del sol
hacia el holograma de la luna

extenderé ahora las semillas desnudas
con el frío del agua la voz en el diapasón 
para que vengas pronto
tú que sabes domar manos
y que en secreto conquistas vientos habladores 
no sea que despierten rincones fúnebres
hechos de ídolos rotos
custodié 
los sinceros sueños
la fuente
donde delfines se bañan  
allí donde no pueden los rostros luminosos
en un cálido umbral
ala de golondrina
pequeña portezuela para que crezcas, tú lejano
de la primavera al mar
y del otoño a la nieve
nadie sobre ti verterá palabras volcánicas
que nadie vuelva a cerrar los brazos que te expatriaron
con extracto
de absenta recordaste
la esencia de ternura que te dormía
y tendremos expansión ocaso
con los instantes de amanecer

en una patria no solicitada
Musas hablan a hurtadillas
con la siempreviva del monte
Atridas buscan raíces y regreso
un Atlas devuelve el cielo en pedazos 
se reúne la tierra como humedad roce







II

nuestras manos nuestras manos
con todos los fechillos abiertos 
para borrar desiertos
allí donde las bahías de los labios
agarran diques
ven aquel amanecer en la colina de la celebración
con los rojos vasos de las Agrionias (1)
llenos
de puentes del paraíso con canciones nupciales
que por ti discurran de alegría en alegría
y de la celebración a los consejos del ansia
hilos cuerpos por doquier
bozo en la espiga
dentro la semilla
pequeña – pequeña yo en tus manos
me vistes con estrato de Lava.






III

los ciclaminos libres y la sede de los ángeles
con dedos diamantinos apagan hematomas
puede que los ojos del Panóptico 
de Diez Mil me rociaran
y que las dos arcaicas visiones me abandonaran 
para desfilar por las carreteras generales con las bombillitas 
con todo lo que contigo se sublevó 
la palabra suspendida en el aire
como el rasgado trapito en mitad de un frase
inscribe pasión
y sólo dijo
quiero que me transluzcas
ahora amo tu plenitud
tu invariable holograma 
que tanto en menguantes como en crecientes
en el círculo modelado en la sospecha del hemiciclo
estás allí
una fuerza embellecida lejos de los desvelos de Muchos
poética en los sueños
sin alocución ni epíteto
para que así no resuenes a mar completa y a galopes de caballos
en olas de espigas las carnes de los bufones se abandonaron 
por la celeste luz de tu llegada el corazón había mantenido la
fantasía
nuestras jarcias ahora saltan sobre los grandes recuerdos 
medio Gorgona para ofrecerte las cosas tranquilas
medio nube para sostener tu lágrima
                                                                                                                 ¿dónde tropezaste, águila, entre los prados rubios
                                                                                                                  y los sobacos que flores te prometían
                                                                                                                  ahora que renglones de pétalos en belicosa agua 
                                                                                                                  ofrecen la quintaesencia y renuncian?
tengo aquí la aquiescencia y la ternura de la audacia
con el oído del tiempo
con el arte que hace florecer las contradicciones 
y después un rayo de luz
pecadora Magdalena de anchas manos 
y voz cerrada






IV

Nuestros ojos nuestros ojos
lluvia del lucero de la tarde
en las mejillas las playas buscan abrigo
nunca otra vez nunca te vestirán manos
arrodilladas con las delineaciones de las venas voluptuosidad 
nunca de nuevo nunca con hombro desnudo
tu purpúreo esternón no se madurará perfumes de pomelos
cuando decías te escuchaba cuando escribías te estudiaba
cuando llorabas de nuevo te abría a la piedra blanca
hasta derretirse alma diáfana duración auroral
en el alcor de mi pecho tengo un nombre rasgado
una tupida túnica de Io vaina  
una verdad madurada
con palabras casi elípticas
como el lecho del olivo

sólo soy tu nombre con las mil palabras libres 
el imperdible en las lactancias
el arrullo que aplaca la oscuridad
la tierra plena que arrulla tu cansancio
los ojos del águila cuando de noche vienen pesadas sombras portadoras de mirra
y el mar que cierra tus errores en la matriz de su profundidad
pequeña – pequeña yo en tus ojos
crecí






V

Nuestros labios nuestros labios
rudimentos de las profundidades del fuego
de los altos Sonidos de la lengua
juego de colores y formas
hechizo los siglos hacen descender a los ángeles nonatos
salmodias en la descendencia de la tierra
llegó la Moira que pare cual coneja
Odiseo buscando nuevas patrias
grúas con ocaso de seda, aquilones con sol cenital
me utiliza ahora hoja de espuma
para llevarte, oh distante,
hacia el primer perfume
 con los mares por la sal atados
y los estruendos lejos mantienen los trenos 

nos llenamos de cielo desfiladeros y silencio más profundo
como Prometeo en la columna
las criaturas acrecientan los puentes
laten en las orillas de brotes postreros 
las aguas flores
cien veces se ensangrentaron las playas
hechizado el barro da a luz a su propio ser dos tres
los cabos desatan los aguaceros
abren los labios azulísimas islas
los pájaros juntos gotean oros danzarines
para que yo así no te harte, respiración
todo beso mis carnes derriten la sal
y todo el bosque, oh mi floreciente, engendraste
pequeña – pequeña en tus labios
me hidrato

                                                                           



DE LA MEMORIA DE DESNUDOS VOCABLOS


En retrospectiva palabras desnudas
y la agonía de los significados
está pendiente imprimiendo
títulos un inventario


La memoria

a veces se trastorna
¿tienes miedo?
retorna
apenas la espalda
vuelves  
se alza en medio
del valor
y de lo difícil
¿recuerdas?
llegó un tiempo
aunque fuera por poco
en que deseábamos
duplicábamos las precauciones
tantos barcos de papel
muy extraños
con el olor a madera ahumada
el ser humano
era
la voz
las grandes palmas
la mirada
que silencia
discrepancias
no te engañes
tiene verdades
la memoria
sólo
para hallar el coraje
para las líneas
de sus manos
escucha ella
va y viene
lámpara de sorpresa
en exquisitas
ventanas refulge
sobre todo
allí y el desvelo más afuera
que no tienes
en el confuso mundo 
del recuerdo 
su pequeña mano
lo eleva
para ondear un pañuelo
corre ahora a decir la palabra
  
De
manzanas rojas
que no se avergüenzan
y si lo hacen
¿quién entonces lo habrá entendido?
tú no tenías nombre
que se balbuciese 
corría
un sonido
trágico unas veces
y otras
la hermosa gracia
se sentaba con las horas
gastos de hospital llevó a cabo
vela insomne
en penumbra
hasta quemar
la última
manzana roja
Desnudos
ojos
que no sopesan
qué sustraen
aborreciéndolos
la entrada cierra
imágenes bajo escasa luz
y se angustiaban los dedos
en dimensiones
de papel blanco
–los manuscritos-los manuscritos–
Vocablos
relacionados con la risa
ven lo que no veo
escuchan la caricia
y la casa de grandes salas
ahora me recuerdan
cómo ocurre el error
de crecer 
aguzados
los sotabancos del tronco
paralizan
el antídoto de fuego
tantos años
miraba sus agujas
gotear
y un presente
vertido arcilloso
no dijiste guárdate




Nota

(1) Walter F. Otto, en su libro Dioniso: Mito y culto (traducción de Cristina García Ohlrich, Madrid, Siruela, 2006, 3ª edición), escribió sobre las Agrionias: «También las Agrionias (Agrianias o Agranias), de las que ya se ha hablado, eran aparentemente ocasiones en que se festejaba a los muertos. Su antigüedad y su amplia difusión están avaladas por el nombre del mes Agrianios, corriente en muchos lugares. Lamentablemente, sólo tenemos noticias detalladas sobre las celebraciones de Beocia. En Orcómeno tenía lugar una cruel persecución de mujeres efectuada por el sacerdote de Dioniso; aquéllas debían descender de la estirpe de las hijas de Minias, de las que se decía que se habían jugado a suertes el sino de sus hijos, presas de la insania dionisíaca. En Queronea era costumbre que las mujeres buscasen al fugado Dioniso en el transcurso de dicha fiesta y que regresasen aduciendo que había buscado refugio entre las Musas. De las Agrionias de Argos sabemos, sin embargo, que conmemoraban a los muertos. Erwin Rohde tenía razón al sostener la misma tesis en el caso de las Agrionias beocias, de modo que de nuevo podemos hablar de fiestas en las que se aúna la celebración de los muertos y el elemento dionisíaco» (p. 89).


http://revistakokoro.com/


PEPE MAIQUES [9852]

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Pepe Maiques (Valencia, 1955). Estudia Historia Moderna en Granada, donde participa en la creación de Teatro Ilíbero y en Colectivo 77. Durante casi 20 años vive en Barcelona. Profesor de educación primaria y técnico de cooperación local, se muda al Prat de Llobregat en el 96. Colaborador de El Prat Radio desde 2002 en distintos programas de música y literatura, actualmente produce Diumenjazz. Forma parte de Sopa de Poetas desde su inicio en 2005. Con Sopa organiza lecturas, acciones poéticas, un blog en internet y crea Poetango, un montaje sobre poesía argentina. 







el extraño refugio de la felicidad
se compone de espera y piedra
cielos rojos cosidos al temor
alejamiento
muchedumbre
o sombra.

el refugio se mueve una vez y otra vez
y no descansa
va por el mundo roto en la madera
va por la fiebre incauta del dolor
encendida en cada boca enferma
de palabras infames

pues ni el lugar ni el tiempo existen

sólo hay huellas puestas a secar
en el polvo esparcido
por la unanimidad de la desgracia






otro vagón de cola con letras plateadas
azules un aviso por más que conocido
incomprensible

como una alarma que no me obliga o una sirena
en medio de la noche

pero ahora me despierta
me conmueve
nada más que para deshacerme del silencio

y aturdirme otra vez con la respuesta
a la misma pregunta
que sin embargo en sueños
ya había comprendido

igual que se agradece y se ignora el paso de las nubes

la suavidad al andar sobre los adoquines
gastados de la calle

septiembre soleado
la tarde por delante





cada ropa se sostiene en los hombros la espalda
las caderas de los lentos maniquíes humanos
especies que acaban su jornada alejando palabras o quejas
rumores en el piso de abajo
empeños entornados en el patio de luces

incómodo asistente
incomodado
vecino imitador oigo
subir esas conversaciones o quehaceres

sorda fotografía de cenas silenciosas
aceite destruido que trepa el cielo raso

reproches acolchados de humo frío
también predestinados
hasta el amanecer

una prenda tendida se detiene sin cuerpo
en el patio se escucha su respiración hueca
su desdicha caída entre murmullos
que se asoma a los restos de cielo

ahora que ya por fin
o por deseo propio
vamos a cara o cruz
a ningún sitio






VI

Otoño está cayendo por su peso
araña la retina y debe arder
los cuadernos están abajo mohosos
apilados en el sótano pensativo
¿sabré descifrarlos otro día?
quizá estoy oyendo sólo crujidos
de papel 
roces de tinta vieja
indiferencia

pero también pasos en la lluvia
charcos 
espejos de agua derretida
entre una sombra de casualidad
de la que no puedo rescatar siquiera
una dañada ensoñación

la noche en que nos enterramos
en una cama honda
oscura 
en tierra 
respirando sudor como animales

luna rabiosa 
madrugada
y árboles plateados y todo el cielo
encima de nosotros
restregando las bocas en la piedra
la sangre temblorosa

y el mar ahí abajo retirándose

pero ahora está precintado el pensamiento
y mi carne se arrastra por el piso
para ser revendida en el mercado

otoño está cayendo por su peso
araña la retina
debe arder





Poemas de Prótesis


el hombre que golpea que descarga su mano
y le hace vomitar en el pasillo

sale en marzo con cajas de cartón al patio
al viento
prende la mecha rápida

una carcasa le revienta la mano
se mira los dedos descolgados la sangre
que baila en la muñeca

es su propio verdugo

el otro observa con repulsión alivio
con alegría oscura

el escondido







el desnudo ha salido entra la parca

el incienso del hombre ensucia el patio
con plegarias muertas

hay carbón en los ojos del viejo

la lengua arde
pudriendo habitaciones
sobre la carne entumecida

desde aquí puede oirse
cómo palpita la boca turbia del poema

la lengua calcinada de la tierra que habla

De: Prótesis, Rúbrica Editorial, 2011.






cuerpo alejado del sótano del día 
habitación caliente

penumbra en oleadas debajo de la sábana 
que el mar alarga al fondo de los cables

la carne seccionada 
por hábiles mecánicos  
extendida con ganchos
                                        de metal
                                                  abierta en hueso

acaba de advertir la gratitud en la vena  
de los cuerpos celestes
buscando cancelar el dolor

sólo por esta noche

MUTSUO TAKAHASHI [9853]

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Mutsuo Takahashi 2009-02-04.jpg

Mutsuo Takahashi

Mutsuo Takahashi, nacido el 15 de diciembre de 1937 es uno de los más importantes y prolíficos poetas, ensayistas y escritores contemporáneos del Japón, con más de tres docenas de colecciones de poemas, varias obras en prosa y docenas de ensayos publicados, además de haber recibido varios premios literarios de importancia. Es especialmente conocido por el homoerotismo que se puede ver claramente en su obra. Actualmente vive en la costa, en Zushi, a varios kilómetros al sur de Yokohama, en Japón.

Nacido en 1937, en el sur rural de la isla de Kyushu, Takahashi pasó sus primeros años viviendo en el campo en Japón. Tal como Takahashi describe en sus memorias, «Doce vistas desde la distancia»  publicado en 1970, su padre, un trabajador en una fábrica metalúrgica, murió de neumonía cuando Takahashi tenía 105 días de edad, dejando a su madre al cuidado de la familia.1 Aprovechando las oportunidades que presentaba la expansión del Imperio japonés, la madre abandonó a Takahashi y su hermana con los abuelos en el pueblo rural de Naokata y se trasladó a Tianjin en China, para quedarse con su amante.
Debido a la pobreza de sus abuelos, Takahashi pasó mucho tiempo con su familia extensa y otros vecinos. Especialmente importante durante estos años fue un tío, que sirvió de figura esencial en el desarrollo de Takahashi, como modelo masculino y objeto de amor. Pero la desgracia se cebó de nuevo en Takahashi; el tío, que más tarde aparecerá descrito en multitud de poemas de juventud, fue enviado al campo de batalla en Birmania, donde murió de enfermedad.
Después de la vuelta de la madre de Takahashi al Japón, se trasladaron a vivir al puerto de Moji, en el momento en que se intensificaban los bombardeos estratégicos de los Aliados sobre Japón. Los recuerdos de Takahashi cuentan que, a pesar de que odiaba la guerra, la II Guerra Mundial ofrecía un circo caótico y aterrador para sus compañeros de clase, que solían ir a mirar embelesados los restos de los B-29 que caían del cielo y ver volar por los aires a los barcos destruidos por las minas. Takahashi relata que sintió un gran alivio cuando terminó la guerra.
En sus memorias1 y entrevistas,3 Takahashi ha mencionado que durante el tiempo que pasó con sus compañeros de escuela se hizo cada vez más consciente de su propia preferencia sexual por los hombres. El hecho fue uno de los temas recurrentes en su primer libro de poesía publicado en 1959.

Primeros escritos 

Tras un ataque de tuberculosis, Takahashi se graduó en la Universidad de Fukuoka de Educación, y en 1962 se trasladó a Tokio. Durante muchos años trabajó para una compañía de publicidad, pero entretanto, escribía gran cantidad de poesía. El primero de sus libros en conseguir atención a nivel nacional fue Árbol de rosas, amantes falsos, una antología publicada en 1964 que describe el amor homosexual con un lenguaje directo y enérgico. Una crítica positiva realizada por Jun Etō fue publicada en el periódico Asahi shimbun, con la fotografía de Takahashi —uno de los raros casos en los que la fotografía de un poeta se incluyó en la sección de literatura.4
Hacia la misma época, Takahashi envió la colección al novelista Yukio Mishima, que entró en contacto con él y le ofreció usar su nombre para promocionar la obra de Takahashi. Ambos desarrollaron una estrecha relación y amistad que duró hasta el suicidio de Mishima en 1970. Entre otras buenas amistades que Takahashi hizo en ese tiempo se cuentan Tatsuhiko Shibusawa, que tradujo al Marqués de Sade al japonés, el poeta surrealista Chimako Tada, que comparte con Takahashi el interés por la Grecia clásica, el poeta Shigeo Washisu, que también estaba interesado en los clásicos y las ramificaciones existencialistas del homoerotismo. Takahashi colaboró con estos dos últimos poetas para crear una revista literaria, El simposio, cuyo nombre se derivaba del famoso diálogo de Platón. Este interés por el erotismo y el existencialismo, a su vez, es un reflejo de una corriente existencialista en la literatura y cultura japonesa de las décadas de 1960 y 70.
El homoerotismo permaneció un elemento importante en su poesía escrita en verso libre a lo largo de la década de 1970, incluyendo el largo poema Ode, que el publicista Winston Leyland ha calificado como «el gram poema gay del siglo XX». Muchos de esos primero trabajos han sido traducidos al inglés por Hiroaki Sato y reeditados en la colección Partings at dawn: an anthology of Japanese gay literature («Despedidas al amanecer: una antología de literatura gay japonesa»).
En esa misma época, Takahashi comenzó a escribir prosa. En 1970 publicó Twelve Views from the Distance («Doce vistas desde la distancia») sobre su infancia y juventud y la novela corta The Sacred Promontory,  sobre su despertar erótico. En 1972 escribió A Legend of a Holy Place, una novela corta surrealista inspirada en sus experiencias durante un viaje de ćuarenta días a Nueva York, en el que Donald Richie lo guio a través de los lugares gay y underground de la ciudad.10 En 1974 editó Zen’s Pilgrimage of Virtue, una reescritura homoerótica y a menudo muy divertida de la leyenda de Sudhana que se encuentra en el clásico budista, Sutra de la Guirnalda.

Carrera literaria posterior 

Hacia 1975, Takahashi comenzó a explorar con su escritura un abanico más amplio de temas, tales como el destino de la humanidad, sus viajes a diversas naciones del mundo y las relaciones en el mundo moderno. Con esta ampliación de su temática, la poesía de Takahashi comenzó a alcanzar a un público más diverso y numeroso.
Al igual que sus primeros escritos, los textos de Takahashi muestran una gran erudición, incluyendo una profunda comprensión de la literatura y el arte del mundo. De hecho, muchas de las antologías publicadas desde la década de 1980 incluyen poemas dedicados o sobre autores del mundo importantes, incluyendo a Jorge Luis Borges, Jean Genet, Ezra Pound y Chimako Tada —cada uno, un homenaje a un predecesor literario importante. Por ejemplo, en 2010, Takahashi editó un estrecho libro de poemas para acompañar en 2010 la exhibición de las obras del artista estadounidense Joseph Cornell.
A pesar de que Takahashi ha sido más activo dentro de la poesía de verso libre, también ha escrito en verso tradicional japonés (tanto tanka como haiku), novelas, obras de teatro nō y kyōgen, reescrituras de dramas griegos y poesía épica, innumerables obras de crítica literaria e incluso el libreto de una ópera del compositor japonés Akira Miyoshi.
Desde la década de 1970 y la ampliación de los temas, así como desde que ha dejado de trabajar en la agencia de publicidad en la década de 1980, el ritmo de sus publicaciones no ha hecho más que aumentar. Ha recibido numerosos premios literarios de relevancia en Japón, como el Premio Rekitei, el Premio literario Yomiuri, el Premio Takami Jun, Premio de poesía moderna Hanatsubaki y el Premio Shika Bungakukan; en 2000 ganó el prestigioso Premio Kunshō por sus contribuciones a la literatura japonesa moderna. Sus poemas han sido traducidos a lenguas tan diversas como el chino, el noruego, el español y el afrikáans.
Takahashi vive en la actualidad en la ciudad costera de Zushi, a diez kilómetros de Yokohama. Realiza lecturas y conferencias con frecuencia en todo el mundo.

Obra 

Traducciones al inglés 

Takahashi, Mutsuo (1975), Poems of a Penisist, trad. Hiroaki Sato, Chicago: Chicago Review Press. ISBN 978-0-914090-08-3.
Takahashi, Mutsuo (1984), A Bunch of Keys: Selected Poems, trad. Hiroaki Sato, Trumansburg, NY: Crossing Press. ISBN 978-0-89594-144-2.
Takahashi, Mutsuo (1992), Sleeping, Sinning, Falling, trad. Hiroaki Sato, San Francisco: City Lights Books, 1992. ISBN 978-0-87286-268-5.
Takahashi Mutsuo (1996), Selections, trad. Stephen D. Miller, Hiroaki Sato y Steven Karpa, Partings at Dawn: An Anthology of Japanese Gay Literature, ed. Stephen D. Miller, San Francisco: Gay Sunshine Press, pp. 207–95. ISBN 978-0-940567-18-4.
Takahashi Mutsuo (2000), "Zen’s Pilgrimage: Introduction," trad. Jeffrey Angles, Harrington Gay Men’s Fiction Quarterly, vol. 2, no. 3: 53-76. ISSN 1522-3140.
Takahashi Mutsuo (1999),"Zen’s Pilgrimage: Conclusion," trad. Jeffrey Angles, Queer Dharma: Voices of Gay Buddhists, vol. 2, ed. Winston Leyland, San Francisco: Gay Sunshine Press, pp. 198–222. ISBN 978-0940567237.
Takahashi Mutsuo (2006), Five Poems, trad. Jeffrey Angles, Intersections: Gender, History, and Culture in the Asian Context [3].
Takahashi Mutsuo (2006), "The Snow of Memory" [extracto de Twelve Views from the Distance] , trad. Jeffrey Angles, Japan: A Traveler’s Literary Companion, Berkeley: Whereabouts Press, pp. 190–203.
Takahashi, Mutsuo (2006), On Two Shores: New and Selected Poems, trad. Mitsuko Ohno y Frank Sewell, Dublin: Dedalus Press. ISBN 978-1-904556-49-7.
Takahashi, Mutsuo (2006), We of Zipangu: Selected Poems, trad. James Kirkup y Tamaki Makoto, Todmorden, UK: Arc Publications. ISBN 978-1-904614-04-3.




Durmiendo, pecando, cayendo/ Nosotros, el pueblo de Zipangu

MUTSUO TAKAHASHI

Traducción: DANIELA CAMACHO



Durmiendo, pecando, cayendo 


II

Estás huyendo, hermano mayor.
No importa cuán lejos vayas,
estás corriendo
aquí, sobre mi rostro.





Ay, pobre hermano mayor.
¿Dónde estás ahora?
Casi puedo verte -
a ti, intentando escapar de la Tierra que palideció,
las orejas cubiertas por tus manos, los ojos llenos de sangre, huyendo con apuro, a ciegas.
Quisiera venir y besarte.
Pero ya no soy.
Porque, repentinamente y por la espalda, blandiste contra mí un trozo de hierro pesado,
mi cara se dispersó en varias direcciones.
Te busco a través de la noche oscura
pero como me he convertido en muchos
ya no puedo encontrarte en ningún lugar.





Hermano mayor,
me pusiste sobre un columpio
y me elevaste hacia el cielo con todas tus fuerzas.
¿Por qué hiciste algo tan espantoso?
Cuando padre preguntó, no respondiste.
Cuando él dijo que escuchó una voz de sangre, tapaste tus oídos.
Hermano mayor,
¿no era esa tu voz?
Las escaleras en espiral continúan hacia lo más profundo de la Tierra,
eres tú quien desciende apresurado.
Te comprendo.
Mis caras, hay tantas de ellas.
Pero no tengo voz.
Además,
mis rostros siguen creciendo, sin número.








No puedes dormir,
hermano mayor, pero no eres el único.
Desde que blandiste hierro sobre mi cabeza
mis ojos han permanecido abiertos.
Yo siempre estoy despierto.
A través del bosque de la noche, bajo el oscuro follaje,
sobre el rostro callado del agua,
hacia el final de los campos asolados, donde la luna brilla devastada,
mis ojos te siguen, sin importar cuán lejos deban ir.
Mis ojos abiertos te buscan,
tu corazón tan solitario como un lobo.









Medianoche, despierto bajo el follaje,
llorando suavemente- ese soy yo.
¿Por qué no te había dicho esto?
Que te quiero tanto.
Pero tú siempre te veías amenazante,
arando la tierra, de espaldas a mí.
No tuve oportunidad de decirlo.
¡Ay, si hubiera sabido que estabas sufriendo así,
si hubiera tenido un poco más de coraje!
Hermano mayor, ¿dónde en el mundo está Nod?
Incluso si llegas ahí, no serás capaz de limpiar
mi sangre de tus manos.
Tus oídos no olvidarán mi alarido.
Incluso si sufres,
ese no es mi deseo.
Hermano mayor, me gustaría decirte:
¡Ay, cuánto te quiero!









Hermano mayor,
nunca, ni una sola vez, sonreíste para mí,
nunca viste mi rostro y lloraste.
Si hubieras hecho eso,
yo habría corrido a tus brazos
y así, contenidos en un abrazo, habríamos llorado.
Después, tomados de la mano,
habríamos ido hacia el fin de la Tierra.
Estamos despiertos,
pero los dos estamos solos, para siempre.









Me llevo las manos a la boca,
grito con mi voz más alta.
Pero tú huyes a ciegas.
Mi voz comienza a enronquecer,
Pero tú no escuchas.

Cubres tus oídos,
pero lo que estás escuchando
no es mi voz.
La dirección en la que escapas
es roja con el pecado que cometiste.










Bosque,
árboles,
brazos gentiles, piernas, enjambres de nervios susurrantes,
almas sensibles del mundo,
ustedes deben saber
cuánto lo quise.
Cuando juntos te atravesamos,
tocaste mis brazos, sus hombros,
moviste tus hojas, tus ramas.

Con qué cuidado
removí esas hojas, esas ramas
de sus hombros, de su cuello -
cuando en tus profundidades, bajo las hojas de fresas silvestres
él puso su boca en el chorro de un manantial desbordante
e hizo gorjear su garganta
y con cuánta dulzura contemplé su nuca
temblando mientras su garganta gorjeaba-
cuando se sintió saciado después de comer y dormitaba
y una víbora se arrastró hasta sus pies descalzos
con qué violencia la maté-
tantos días, tantas noches
nuestras, suyas y mías…
bosque, debes saberlo









Las piernas endurecidas del muerto sobre mis hombros,
sus dientes mordiendo, labios sin sangre abriendo, cerrando, debajo de mí,
desciendo, el frío de las escaleras en las plantas de mis pies-
¿conduce esta espiral ondulante hacia el fondo de la Tierra, hacia el fondo más profundo de una pesada y nauseabunda niebla-de qué oscuridad?
Ahora ni siquiera puedo proferir una voz.
Mis oídos contienen las tapas de un silencio
tan aterrador como el clamor de la ciudad del pecado.
Una sofocante                                        no, mejor
una lúgubre                      ansiedad que rompe el corazón.
Repentinamente, lo tiendo en el suelo,
caigo de rodillas, lo abrazo, lo beso:
con mi boca húmeda y caliente abro su boca fría,
con mis dientes tibios golpeo sus dientes frescos,
con mi lengua ardiente busco su lengua helada de muerte.
La carne en movimiento de una lengua entrelaza el garfio entumecido de la otra,
la saliva espumosa, caliente, absorbe el líquido viscoso de la muerte.
Y ahora, ¿estas escaleras descendentes realmente descienden,
o es que ascienden?
Ahora, ¿es el que vive quien sostiene al muerto,
está la boca viva siendo aspirada por la boca muerta?
Fuera del cielo aterrador
luz superabundante se derrama -
sus ojos ya no la engullen.
Absorbiendo haces de luz a plenitud
tus ojos, oscuros, marrones, se movían vivazmente.
Ahora, vueltos hacia arriba por la rigidez de la muerte,
¿qué están viendo
dentro de los párpados pálidos, en las cámaras secretas bañadas de roja sangre?
Un bosque de intrincados nervios ópticos,
un cúmulo de ramas de sangre pesada,
follajes de células cerebrales colapsadas y espumosas,
la tempestad de tu cerebro crujiendo- en medio de todo esto
una sombra escapando a toda velocidad,
ese soy yo, ese soy yo, ese soy yo, ese soy yo.
Cabizbajo, sumido en el pensamiento,
mirando tu rostro sobre la húmeda hojarasca con roja sangre viscosa coagulada en ella ¾
ese soy yo.
Tus piernas sobre los hombros, caminando pesadamente-  ese soy yo.
Ojos inyectados en sangre, los oídos cubiertos con las manos- ese soy yo.
Lavando mis manos en un arroyo donde la luna brilla- ese soy yo.
Abriendo tus labios muertos con labios,
empujando tus dientes con dientes, buscando a tientas tu lengua con lengua ¾ ese soy yo.
Dejando la marca de mi dentellada en tus muslos- ese soy yo.
Abrazándote violentamente- ese soy yo.
Tú estás llamando a estos yos desde más allá de la oscura tormenta
con una voz que no forma una voz.
¿Dónde en el mundo te encuentras?
¿Dónde estoy yo?









Ese tú que me pertenece, solo,
el tú que yo he creado, es decir, el tú que está muerto-
trazando ese tú con la punta de mis dedos, yo espolvoreo la tierra.
Coloco tus tobillos lado a lado, uno tus manos sobre tu pecho,
y esparzo la tierra hasta tu discreta manzana de Adán.
Lleno de tierra, tac-tac,
el espacio alrededor de tu cabello suave recoge luz,
sólo dejo fuera la pequeña boca abierta, vacía, y los ojos.

Hermano menor, en el tiempo de tu pesado sueño, algún día crecerá un avellano,
se deleitarán los tojos, las plantas amarantáceas se multiplicarán.

Al igual que tú, que te conviertes en un zarzal, nidos de pájaros, y charcos de agua,
no se olvidará desde el cielo este lugar,
yo seguiré deambulando, siempre bajo el peso
de esta tierra que eres tú mismo.








Padre dijo: Ve a Nod,
asesino de tu hermano menor, ve a Nod,
no tienes otro lugar adonde ir más que Nod.
Pero ¿dónde está Nod?
¿Qué quieres decir con Nod?
No lo sé, nadie lo sabe.
Pero como he matado a mi hermano menor
no tengo otro lugar a donde ir que Nod.
Ay, Nod, Nod, mi Nod está seca.
Sin razón alguna, mi Nod está seca, maldita sea.
Nod es árida, ¿a qué lugar del mundo te refieres con Nod?
Esa Nod seca, esa sequía es Nod.
La siempre árida Nod, eso es Nod.

Porque eres el asesino de tu hermano menor,
ve a la árida Nod, a la aridez de Nod,
A Nod en llamas.
Pero, Nod,
¿qué quieres decir con Nod?









Asesinado hermano menor,
tu rostro llena todo aquello de la Tierra hasta hoy conocido.
Después de errar largos meses y años
finalmente he llegado
a la cicatriz de tu frente, al chorro de sangre burbujeante, derramándose.
Mi dolorosa huida consistió en esconderme en tu herida.
Mis manos sucias están limpiándose, por primera vez,
cuando las sumerjo profundamente en tu sangre.
La paz de ti y de mí
descansa en nuestro pecado.








Una garganta blanca y delicada se movía nerviosamente- eso lo recuerdo.









No permitir que mi furia que se desvanece llegue a su fin,
con un golpe de hierro, lo incapacité eternamente para hablar.
Después, mis manos sucias de sangre
a ciegas apilaron ramas y ortigas sobre él.
Pero
¿hice algo?
¿Fue de verdad asesinado?
En ese momento, en el derrame aterrador de la sangre
yo no entendí nada,
pero vinieron las manos grandes de alguien más
para llevárselo en aquel instante
entre mi decisión y el golpe, creo.
Cuando llega la noche, más allá de los matorrales de hojas del bosque,
en la oscuridad que flota sobre el horizonte, sus ojos muy abiertos
tiemblan como si quisieran decir algo, creo.
A pesar de mí mismo me levanto de puntillas
y me siento colmado de un pedazo de voz como sangre espumosa atascada en la garganta.
Pero ahora, alguien se opone
entre él y yo.



*Takahashi, Mutsuo. Sleeping, Sinning, Falling. City Lights Books, San Francisco, 1992. Edición y traducción al inglés de Hiroaki Sato.



Nosotros, el pueblo de Zipango*


Zipango es el primer nombre occidental de Japón,
escritura que  Marco Polo (1254-1324) dio a Ji-pun-guo,
la pronunciación china de Nippon-koku.



La isla, envuelta en nubes doradas,
no existe en ningún lugar del mapa.
Nosotros, los habitantes de la isla, de igual manera,
no existimos en ningún lugar de la realidad.
El mar de fantasía del comerciante Marco Polo-
y contiguo a él, el océano cerebral
de los marineros, en cuya tormenta flotamos, a la deriva,
nosotros, el así llamado pueblo de Zipango:
una multitud que, finalmente, es una ilusión, un sueño, algo inexistente.
No creas nunca en nuestra palabra.



*Takahashi Mutsuo, “Prism”, en Sleeping, Sinning, Falling, City Lights Books, San Francisco, 1992. Edición y traducción al inglés de Hiroaki Sato.



http://revistakokoro.com/MutsuoTakahashi.html




DANIELLE COLLOBERT [9854]

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Danielle Collobert fue una poeta francesa, nacida en Rostrenen, Côtes d’Armor, el 23 de julio de 1940 y fallecida en París el 23 de julio de 1978.

En 1961, tras abandonar sus estudios universitarios, trabajó en la Galerie Hautefeuille de París, donde escribió “Tótem” y otros muchos textos que tres años más tarde formarían parte de su primera obra, Meurtre. En abril de ese mismo año publicó Chants des Guerres (autoedición). Años más tarde destruiría todos los ejemplares de esta primera obra publicada.

Tras ser rechazado por Les Éditions de Minuit, logró publicar Meurtre en Gallimard gracias a la mediación de Raymond Queneau.

Se suceden las publicaciones, Dire, Dire II, Il donc. En 1978 publica su último libro, Survie, que consta de seis poemas. Se suicida el día de su cumpleaños.

En su escritura poética, considerada experimental, puede rastrearse el poderoso influjo de Samuel Beckett y, en menor medida, de Henri Michaux: descentramientos, ruptura del eje perceptivo, cultivo consciente de la asimetría, la arritmia, verso libre que aspira al balbuceo y canta la intemperie, el abajo, la sustracción y la pérdida. Indagación, también, en los márgenes del sentido, en la imposibilidad del lenguaje para decir la falla tectónica en que asentamos nuestra vida. Sus opciones estilísticas y existenciales la alinean con los autores que cuestionan el lenguaje normalizado como herramienta de conocimiento del mundo (y de auto-conocimiento) y pretenden abrir brechas, quebrar, fragmentar y pulverizar ese lenguaje para acceder a un sentido nuevo.

Danielle Collobert no es muy conocida. Extrañamente, su sucidio a los 38 años no contribuyó a convertirla en un mito, como sí ha ocurrido con las poetas norteamericanas. Creo que la razón es evidente: su poesía cortante, esquiva, irreductible a los parámetros del malditismo convencional e impregnada de herencia beckettiana. Poeta del balbuceo y el grito. 





Poemas 


Traducción y nota: ANTONIO FRANCISCO RODRÍGUEZ ESTEBAN





entre los muros blancos – la misma angustia cien veces encontrada – bloqueada en el instante – el tiempo denso –fugitivo – tras el que hay que caer de nuevo – cada vez – en la confusión – el magma – la carrera enloquecida de un pensamiento al otro – en todos direcciones – lo cotidiano real – el ensamblaje incierto del mundo – en la mente o al fondo – en algún lugar

en alguna parte – ese lugar buscado desde hace tanto – tantos intentos – viajes al interior – la mayoría de las veces con ideas de agresión – tomar por asalto ese lugar – aplastarlo destruirlo de una vez por todas – que sólo quede una superficie lisa – aflorando a la mirada – a los labios – dócil a la voz aplacada – dormida – nada que pueda interrumpir el sueño – sepultado – o el entumecimiento – esta vez las manos podrán transcribir con dulzura las palabras – sin crispación repentina – sin desgarramiento imprevisto





entre les murs blancs – la même angoisse cent fois retrouvée – bloquée dans l'instant – le temps fort – fugitif – après lequel il faut retomber de nouveau – à chaque fois – dans la confusion – le magma – la course éperdue d'une pensée à l'autre – dans tous les sens – le quotidien réel – l'assemblage incertain du monde – dans la tête ou tout au fond – quelque part

quelque part – ce lieu recherché depuis si longtemps – tellement de tentatives – de voyages à l'intérieur – la plupart du temps avec des idées d'agression – prendre cette place d'assaut – l'écraser la détruire une fois pour toutes – qu'il n'y ait plus qu'une surface lisse – affleurant au regard – aux lèvres – docile à la voix apaisée – endormie – rien qui puisse interrompre le sommeil – enlisé – ou l'engourdissement – les mains pouvant cette fois transcrire avec douceur les mots – sans crispation soudaine – sans déchirement imprévu







lo que aprende del descenso – del desarrollo – de las lejanías – las palabras – por decir – cómo – por decir – si es posible – cuando el deseo se invade

de la incertidumbre del sentido
del alejamiento sin fin
del imposible discurso

arrancarse para decir – sin reservas – deshacerse – abismarse – en la amputación insólita – tenaz – de las palabras





ce qu’il apprend de la descente – du déroulement – des lointains – les mots – à dire – comment – à dire – si possible – quand le désir s’envahit


de l’incertitude du sens
de l’éloignement sans fin
de l’impossible discours

s’arracher pour dire – sans retenue – se défaire – s’abîmer – dans l’amputation insolite – tenace – des mots







yo tiempo de qué
la extensión
ola enroscada ante la mirada
incansablemente del yo líquido hallado rojo
fragmentos imperceptibles a ojo pequeño del tiempo visión nula
sobre el espacio nunca más que un gran campo
el resto abierto al que boga las visiones celestes
lamer frases alimento sin dientes
yo triturador sonidos sílabas magma sacudidas telúricas
o alcanzado por el maremoto caído en subsuelo sintaxis
días de pasión
luz de venas que adviene
en superficie la articulación
yo dice ardiente energía el grito o cómo arde nunca dicho



je temps de quoi
l’étalement
vague roulée à regard
inlassablement du je liquide repéré rouge
fragments imperceptibles à petit œil du temps vision nulle
sur l’espace jamais plus d’un grand champ
le reste ouvert au vogueur les visions célestes
sucer des phrases nourriture sans dents
je broyeur sons syllabes magma secousses telluriques
ou gagné par le raz de marée perdu pied dans sub-sol syntaxe
jours de passion
lumière des veines qui vient
en surface l’articulation
je dit ardent énergie le cri ou comme brûle jamais dit


http://revistakokoro.com/Collobert.html










ÉRICO NOGUEIRA [9855]

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Érico Nogueira. Poeta, traductor y ensayista. Nació en Bragança Paulista, Brasil, en 1979. Es Doctor en Letras Clásicas por la Universidad de São Paulo. Es autor de los libros de poemas O Livro de Scardanelli (2008) y Dois (2010). Ha traducido dos libros: O Verdadeiro Che Guevara - e os idiotas úteis que o idolatram (2009), de Humberto Fontova e Introdução às Artes do Belo - O que é filosofar sobre a arte? (2010), de Étienne Gilson. La editorial É Realizações publicó los cuatro libros. Trabaja como traductor y profesor de lenguas y literaturas clásicas en São Paulo. Realizó estudios de doctorado en la Universidad de Roma «La Sapienza». Ha traducido textos de Teócrito, Horacio, Giacomo Leopardi, Hugo von Hofmannsthal, Durs Grünbein, entre otros. 




ÉRICO NOGUEIRA 
TRADUCIDO POR MARIO DOMÍNGUEZ PARRA


    

DEU BRANCO (EN BLANCO)






1.

É sempre assim: bater o ponto de saída / e “ufa, até que enfim” e “hoje, só amanhã” / pensar picando a mula, o cérebro fervendo / e o ego semi-cheio da mão-boba a mais; / a rua até que tá bonita: o sol se põe, / a praia é uma promessa, mas um mal-estar, / o velho mal-estar de sempre, ameaça tudo, / insiste em ser imune a tudo o que tem sal; / a voz esgrouvinhada da rabeca (não, / não é hebraico, não) pendula pelo tímpano / assim como gangorra, e um soco no nariz, / mais outro soco, “ah, dã, dã, dã – dama da noite!”; / um vento chega, tu já quase em casa, e o bosque / em frente (sempre esteve ali?) chama o teu nome, / o nome de verdade, que não tem crachá; / lá bem lá em cima a lua luz sem dar por nada, / e desse nada tu no último degrau; / um frio, enfim, a cama quente: é sempre assim.



1.

Siempre es así: fichar a la salida
y «me voy por fin» y «mañana será otro día»,
al salir cagando hostias, el cerebro ardiendo  
y el yo algo harto de meter mano y ya está;
la calle incluso tan bonita: el sol se pone, 
la playa es una promesa y una desazón,
la bella desazón habitual a todo reta,
insiste en ser inmune a lo que contiene sal;
la voz descuidada del rebab (no, 
hebreo no es) hace que el tímpano se mueva
cual columpio, y un guantazo en toda la napia, 
y otro guantazo, «¡ah, da, da, da, – dama de noche!»;
un viento surge, tú ya casi en casa, y el bosque
en frente (¿siempre estuvo allí?) dice tu nombre,
el nombre verdadero, que no tiene identidad;
allá bien lejos sobre la luz de luna sin dar 
nada a cambio, y por nada tú en el escalón final; 
frío, al final, la cama ardiente: siempre es así. 




2.

Mas que dormir, que nada, é a vida na janela, / a via-láctea e tanta estrela que confunde, / um pisca aqui, pisca acolá, pra quem quer ver; / o que é que a noite dá, por que, ninguém entende, / foi Deus que deu, sei lá, talvez, melhor de dia / quando a cabeça faz, não pensa, e o mundo é mais; / agora, já sem luz, já sem barulho, é dose,  / e a vida é menos vida – ou mais –, é dose, eu disse, / alguém se levantar, querer ir ao banheiro / e, louco pelo espelho, ter colhão de olhar; / relógio de parede, espelho, alma penada / e tudo aquilo que ataranta e me esqueci, / vem só de noite, como alguém que não quer nada, / puxar teu pé, mané, sem dó de ti: levanta, / homem, levanta e encara, vai, olha de frente; / nada é tão feio assim, tão mau nem tão terrível / quanto um singelo sol de uma segunda-feira; / o escuro é bom, protege, o escuro é teu amigo.




2.

La vida es el hueco, más que el dormir, que nada,
la vía láctea y tanta estrella que confunde,
una pizca aquí, una pizca allá, para quien quiera ver;
lo que da la noche, por qué, nadie lo entiende,
fue Dios quien dio, qué sé yo, tal vez, mejor de día
cuando la cabeza hace, no piensa, y el mundo es más;
ahora, ya sin luz, ya sin barullo, es arduo,
y la vida menos vida – o más – arduo, dices,
alguien se levanta, quiere ir al baño
e, ido por el espejo, tiene huevos de mirarse;
reloj de pared, espejo, alma penitente
y todo aquello que ataranta y me escuece
viene solo de noche, como quien nada quiere
o arrastra el pie, inepto, sin piedad de ti: en pie,
hombre, en pie, y da la cara, venga, mira de frente;
así nada es tan feo, malo ni terrible
como el sencillo sol de un lunes;
lo oscuro es bueno, protege, lo oscuro es tu amigo.




3.

Dizer “yo tengo miedo” ou “no, no puedo, gracias” / não vai salvar-te por estar em espanhol, / não vai mudar bulhufas: sim, tá sim chovendo / e tu parado aí, com tudo por fazer, / pensando – logo tu – “sou um torrão de açúcar”; / sair de casa, então, que outro remédio, e ali / na esquina “um táxi, um táxi, um táxi” é como um mantra / até que um táxi passa, “aonde?”, “aeroporto”; / “pra Roma agora”, “o próximo demora ainda, / Atenas serve?”, “agora?”, “neste mesmo instante, / embarque imediato e, ah, incondicional”, / “ah, sei, internacional”, “cada um ouve o que quer”, / (“mulher maluca”), (“otário”) “por aqui, senhor”; / aqueles versos alemães ’tão na maleta: / é só abrir e ver o mar socando a escarpa, / e aquele monte, ou aqueloutro, de coroa / de neve na cabeça, e muita uva e o brilho / da Grécia de presépio desses alemães. 



3.

El decir «yo tengo miedo» o «no, no puedo, gracias»
no te va a salvar por estar en español,
no va a cambiar un carajo: sí, sí está lloviendo
y tú estático ahí, con todo por hacer, 
pensando – justo tú – «soy un cacho de pan»;
salir de casa, entonces, qué remedio, y allí
en la esquina «un taxi, un taxi, un taxi» cual mantra
hasta que pasa uno, «¿Dónde?» «Al aeropuerto»;  
«ahora a Roma», «el próximo se retrasa aún,
¿sirve Atenas?», «¿ahora?», «en este momento
exacto, embarque inmediato y, ah, incondicional»,
«ah, vale, internacional», «cada uno oye lo que quiere», 
(«chalada»), («necio»), «por aquí, señor»;
aquellos versos alemanes están en la maleta:
es abrirla y ver el mar golpear la escarpa,
y aquel monte, o aquel otro, con aureola
de nieve en la testa y mucho encanto y el brillo
de Grecia en el establo de esos alemanes.




4.

Presépio mais bonito, visto do avião; / presépio? ah, bem, antes salão que já foi rico / – tapete azul, móveis de mogno, algum marfim –, / meio esquisito e, o que é pior, todo antiquado; / “é tanta gente que não pára de existir” / concluo, em inevitável colisão com a rua, / e nem “Tucídides... forjou obra imortal” / pode esfriar-me a cuca, não; alugo um carro, / vou dirigindo desligado das ruínas, / caindo em mim (e num buraco) já bem longe / de Atenas e a seção de estátuas telefônicas; / “eu falo grego – ao menos li todo o Cavafy; / não vai ser fácil sem estepe, sem destino, / mas eu vou ter que me virar”, ando umas horas / até topar com um telefone, e a voz humana, / caso disponha de um contrato que a sublime, / volta a ser mágica outra vez, diz “fiat lux” / e a luz já vem, ou, se na Grécia, não tão já.



4.

Establo tan bonito, a vista de pájaro;
¿establo? ah, bien, más bien sala, que ya soy rico
– paño azul, muebles de caoba, uno de marfil –,
algo exquisito y, lo que es peor, obsoleto;
«y tantos que no dejan de existir»
concluyo, en forzosa colisión con la calle,
y ni «Tucídides…forjó una obra eterna»
puede refrescarme el tarro, no; alquilo un coche,
voy conduciendo y me desentiendo de las ruinas, 
mientras desciendo en mí (en un hoyo) bien lejos ya
de Atenas y su estatuaria telefónica;
«yo hablo griego – al menos leí todo Kavafis; 
no va a ser fácil sin la estepa, sin destino,
pero voy a tener que regresar», ando unas horas
hasta dar con un teléfono, y la voz humana,
si dispone de un contrato que la enaltezca,
vuelve a ser mágica otra vez, dice «fiat lux» 
y ya viene la luz, o, si en Grecia, no tan pronto. 




5.

“Vai pra Delfos” – um sino, um martelo, sei lá, / ou um encosto, atacava sem trégua, moía / a cabeça, e “aspirina, meu Deus, por favor / aspirina”, abro o vidro vazio, fecho o vidro, / “eu tô louco”, o remédio: poesia alemã; / leio enquanto dirijo – uma noz, a palavra, / alvorece, avermelha na boca da pítia, / e do invólucro duro não dá pra escapar, / nem da hepatotomia –, tá bom, tô melhor; / sempre fico melhor perto desse alemão; / chego a Delfos; inverno; bem poucos turistas; / uns ciprestes, terreno rochoso, montanhas, / cinco meias-colunas, ou seis, muita pedra / e uma imensa vontade de ter um porquê; / “o melhor, água pura, mas ouro, de noite, / como fogo fervendo arrebata, supremo...” / – bom agouro, talvez: uma águia bem longe, / uma brisa soprando o segredo que esconde.



5.

«Va a Delfos» – una campana, un martillo, qué sé yo,
o un espectro, atacaba sin tregua, movía
la cabeza, y «Dios mío, una aspirina, por favor 
una aspirina», abro el frasco vacío, cierro el frasco,
«estoy loco», solución: poesía alemana;
conduzco y leo – nuez, la palabra,
amanece, enrojece la boca de la pitia,
y no da para evadirse del caparazón,  
ni de la incisión hepática –, vale, estoy mejor;
siempre me restablezco cerca de ese alemán; 
llego a Delfos; invierno; muy pocos turistas;
unos cipreses, terreno rocoso, montañas,
cinco o seis columnas derruidas, mucha piedra
y una inmensa voluntad de obtener un porqué;
«lo mejor, agua pura, además oro, de noche,
como fuego ardiendo arrebata, supremo…»
– un buen augurio, quizás; un águila bien grande,
una brisa que exhala el secreto que esconde.




6.

Tanta página branca, papel de primeira, / que se picha, profana, polui com detrito; / “é um rapaz de talento, polido, estudado, / mas não sabe o que faz com isso tudo que tem”; / nunca eu soube por que: teve tanta cidade, / com farol e colosso e mais biblioteca, / que ruiu, pegou fogo, afundou, o escambau, / e fizeram de novo: fizeram pra quê? / “pra viver, animal, é o que basta” – não é; / sabe, a mula tá viva, e ninguém quer ser mula, / e o problema é bem esse; pra cima e pra baixo / e pros lados também vou medindo a ruína, / e o segredo que escuto (ou ao menos suponho) / não comove a dureza de ser pedregulho; / hoje o homem não nasce com o signo na testa, / mas com o rabo virado pra lua; anoitece; / tomo o rumo do albergue, onde tantos cuidados / se dissolvem no odor de sabão dos lençóis.



6.

Tanta página en blanco, papel de primera,
que se critica, profana, infecta con detritos;
«es un muchacho con talento, pulido, culto,
pero no sabe qué hacer con lo que posee»;
nunca comprendí por qué: tantas ciudades hubo, 
con faros y colosos y más bibliotecas,
que cayeron, ardieron, se hundieron, o cambiaron,
ojalá se rehagan: ¿rehacerse para qué?
«cernícalo, para vivir, es suficiente» – ¿no? 
sabe, la mula vive, y nadie quiere ser mula,
y ése es el problema; por encima y por debajo 
y por los lados también voy midiendo la ruina,
y el secreto que escucho (o me imagino al menos)
no conmueve la dureza de ser pedregullo;
hoy no nace el hombre con el signo en la testa, 
sino con el rabo hacia la luna; anochece;
tomo la senda del albergue, donde tantos miedos
se disuelven en el perfume de las sábanas. 


MÁS POEMAS TRADUCIDOS POR: Mario Domínguez Parra
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ROBIN FULTON [9856]

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Robin Fulton. Poeta de origen escocés, nacido en la isla de Arras, en 1937. Desde el año 73 vive en Noruega, en la ciudad de Stavanger. Ha publicado, entre otros: "Selected poems", en el 78, "Fields of focus" en el año 82, y "Coming down to Earth and Spring is soon", además de varios ensayos sobre poesía. Fue editor de la revista literaria "Lines Review" y traductor de poetas suecos, como Transtromer  y Epsmark,  lo que le valió  recibir el Premio  Lundkvist de la Academia Sueca. Una selección de sus poemas fue traducida al alemán, bajo el título "Grenzflug" en el año 2008. 





TU HOMBRO

Qué palpables los hombros de los muertos
en los sueños.
Esperamos por horas tu llegada. Llegaste
en el momento menos esperado - Corrí hacia un ómnibus
aunque no había razones para que allí estuvieras, y allí,
con el cabello blanco, con pesado equipaje, bolsos, abrigos,
te encontrabas, sentado. Estabas como en otro mundo y te sobresaltaste
cuando toqué tu hombro.  "Ya llegamos?"  "Aquí?"
Por qué en este ómnibus? Perdiste nuestra dirección?
Qué les dijiste? Podían hablar inglés?
Quién te ayudó con tus cosas? Por qué tan tarde?
Ibas a ir más lejos? Y por qué
estás como perdido y solo?
Al despertarme
sentí tu hombro en  mi mano  todo el día.






YOUR SHOULDER

How palpable, the shoulders of the dead
in dreams.
We waited hours for you. You came
when least expected - I ran to a bus
you had no reason to be on, and there
white haired, with heavy cases, bag, spare coat
you sat. You were in another world, jumped
when I grasped your shoulder. "Already?" "Here?
Why in this bus? Have you los our address?
What did you tell them? Could they speak English?
Who helped you with your things? Why are you late?
How much further would you have gone? And why
ar you bewildered and alone?
Waking
I felt your shoulder in my hand all day.










EL BOTE VERDE, EL VIENTO DE LA NOCHE Y EL ABEDUL

Un puerto interior. Negro, calmo, profundo.
Tengo un largo camino que recorrer y cuanto más demoro
más tiempo necesito
para alcanzarte _ por qué estás a bordo
de ese viejo y verde
bote de pesca, como si tuvieras
razones muy urgentes para irnos?
Tú no has notado cómo el bote
se ha deslizado
dejando silenciosas y fatales pulgadas
entre nosotros, que ya no puedo saltar, ni nadar.
Un mundo que estoy a punto de perder
cuando el viento nocturno
cae en cascadas como un río sobre
los techos alumbrados por la luna. Dice: "Estás aquí."

El abedul que está tras de la casa
acaba de perder su última hoja. 
Algo más que yo pude haber mirado.
Algo más que los muertos no verán.





THE GREEN BOAT, THE NIGHT WIND AND THE BIRCH

An inner harbour. Black, still, deep.
A long way
round I have to go, the more
time I take the more I need
to reach you _ why are you aboard
an old green
fishing boat as if we had

urgent reasons to be gone?
You haven’t noticed how the boat
has edged out
leaving silent fatal inches
I can’t jump or swim, between..
A world I am about to lose
when dry night
wind cascades like rivers on
moonlit roofs, It says: "You are here"

The birch behind the house has lost
its last leaf.
Something else I could have watched.
Something else the dead won’t see.



De la traducción y la nota de presentación: Circe Maia
De la nota introductoria: Mario Domínguez Parra

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HEINER MÜLLER [9857]

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Heiner Müller
Heiner Müller (9 de enero de 1929 – 30 de diciembre de 1995) fue un dramaturgo y escritor alemán.

Müller nació en Eppendorf, Sajonia. Se afilió al Partido Socialista Unificado de Alemania (Sozialistische Einheitspartei Deutschlands, SED) en 1947 y sirvió a la Asociación de Escritores Alemanes (Deutscher Schriftsteller-Verband, DSV) desde 1954. En la década de los años cincuenta, Müller se convirtió en uno de los dramaturgos más importantes de la República Democrática Alemana y ganó el Premio Heinrich Mann en 1959.
Sin embargo, sus relaciones con el régimen germano-oriental comenzaron a deteriorarse a raíz del estreno de su drama Die Umsiedlerin (La colona), el cual fue objeto de censura en 1961 tras una única representación. Müller fue expulsado de la Asociación de Escritores ese mismo año. El gobierno germano oriental mantuvo las obras de Müller bajo cautela durante los años siguientes, impidiendo el estreno de Der Bau (Obra de construcción) en 1965 y censurando Mauser a comienzo de los setenta. Müller comenzó a trabajar con grupos y compañías de teatro de Alemania Occidental durante los años setenta y ochenta, dirigiendo el estreno de algunos de sus trabajos más conocidos en Múnich (Germania Tod in Berlin (Germania, Muerte en Berlín), 1978), Essen (Die Hamletmaschine (Hamletmachine), 1979) y Bochum (Der Auftrag (La misión), 1982).
Su creciente fama mundial permitió a Müller obtener de nuevo una aceptación más extensa en Alemania Oriental. Fue admitido en la Academia de las Artes de la RDA en 1984 — dos años antes se había convertido en miembro de la Academia de las Artes de Berlín Oeste. A pesar de todos estos honores, Müller no fue readmitido en la Asociación de Escritores de Alemania Oriental hasta 1988, poco antes de la desaparición de la RDA. Tras la caída del Muro de Berlín, Müller todavía mantuvo la presidencia de la Academia de las Artes de la RDA durante un breve periodo en 1990.
Los últimos cinco años de su vida continuó viviendo en Berlín y trabajó por toda Alemania y Europa, particularmente en la producción de representaciones de sus propias obras. Escribió algunos pocos textos dramáticos nuevos, si bien, al igual que Brecht, produjo mucha poesía en sus años finales.
En 1990 fue convocado para dirigir Tristán e Isolda de Wagner en el Festival de Bayreuth. Su única producción para el género lírico es un testamento de su recia estética. Fue dirigida por Daniel Barenboim con la participación de Waltraud Meier y Siegfried Jerusalem.
Müller falleció en Berlín Este en 1995, tras haber obtenido el reconocimiento como uno de los mayores autores alemanes y el dramaturgo alemán más importante desde Bertolt Brecht.
Entre sus obras más conocidas, además de las ya citadas, se encuentran Der Lohndrücker (La costra), Wolokolamsker Chaussee (El camino a Wolokolamsk) Partes I-V, Verkommenes Ufer Medeamaterial Landschaft mit Argonauten (Orilla expoliada Medea-material paisaje con argonautas), Philoktet (Filoctetes), Zement (Cemento), Bildbeschreibung (Descripción de un cuadro) y Quartett (Cuarteto).






IMÁGENES

Las imágenes significan todo al principio. Son firmes. Extensas.
Pero los sueños se coagulan, se vuelven figura y decepción.
Ya el cielo no sostiene ninguna imagen. La nube, desde el avión:
Un vapor que impide la visión. La grulla ya tan sólo un ave.
Hasta el comunismo, la imagen final, la siempre fresca
Por ser lavada una y otra vez con sangre, la vida diaria
Lo paga con menudo, sin brillo, ciega de sudor
Ruinas los grandes poemas, como cuerpos, largamente amados
Y no más necesitados ahora, en el camino del género perecedero y muy necesitado
Entre líneas lamentaciones

             en huesos el cargador de piedras feliz

Pues lo bello significa el posible fin de los horrores.






Bilder

Bilder bedeuten alles im Anfang. Sind haltbar. Geräumig.
Aber die Träume gerinnen, werden Gestalt und Enttäuschung.
Schon der Himmel hält kein Bild mehr. Die Wolke, vom Flugzeug
Aus: ein Dampf der die Sicht nimmt. Der Kranich nur noch ein Vogel.
Der Kommunismus sogar, das Endbild, das immer erfrischte
Weil mit Blut gewaschen wieder und wieder, der Alltag
Zahlt ihn aus mit kleiner Münze, unglänzend, von Schweiß blind
Trümmer die großen Gedichte, wie Leiber, lange geliebt und
Nicht mehr gebraucht jetzt, am Weg der vielbrauchenden endlichen Gattung
Zwischen den Zeilen Gejammer

                                     auf Knochen der Steinträger glücklich

Denn das Schöne bedeutet das mögliche Ende der Schrecken





HORACIO

1

El arribista con el odio a su hoyo de arrancada.
Bajo Bruto es demócrata
Muerte al tirano y a mí también una hacienda
Pacifista con Filipo, escandiendo el suelo.
Luego aprende su lección (él también), cambia
De trayecto. Borrón y cuenta nueva, Augusto. La hacienda
Se la regala Mecenas por un sitio en las odas
Ocho espejos en el dormitorio y ni una palabra más de Bruto.
Hace su camino hacia las crestomatías
Aere perennius preferido de los filólogos.


2

Roma la ramera de los siete pechos.
Elogio de la moderación, madre de los imperios
Devorada por sus hijos que crecen
Con versos perfectos, si no para qué, necesita
Lujo. Ahíto canta Horacio. El laurel
Condimenta la carne. ¡Venado capadocio!
(¡Y la floración de los árboles en las montañas de Alba!)
Veintitrés puñaladas, mortal la segunda
En una carne epiléptica, qué son ellas
En comparación con el pedo de Príapo en la octava sátira.



HORAZ

1

Der Arrivierte mit dem Haß auf sein Startloch.
Unter Brutus ist er Demokrat
Tod dem Tyrannen und mir auch ein Landgut
Pazifist bei Philippi, er skandiert den Boden.
Dann lernt er seine Lektion (er auch), wechselt
Die Laufbahn. Schwamm drüber Augustus. Das Landgut
Schenkt Mäcen ihm für einen Platz in den Oden
Acht Spiegel im Schlafzimmer und kein Wort mehr von Brutus.
Er macht seinen Weg in die Chrestomathien
Aere perennius Liebling der Philologen.


2

Rom die Hure mit den sieben Brüsten.
Lob der Mäßigkeit, Mutter der Weltreiche
Aufgefressen von den wachsenden Kindern
Mit vollkommenen Versen, sonst wozu, braucht
Luxus. Satt singt Horaz. Den Lorbeer
Würzt das Fleisch. Kappadozisches Wildbret!
(Und die Baumblüte in den Albanerbergen!)
Dreiundzwanzig Dolchstöße, der zweite tödlich
In ein fallsüchtiges Fleisch, was sind sie
Gegen den Furz des Priap in der achten Satire.





BRECHT

En verdad, vivió en tiempos oscuros
Los tiempos se han vuelto más claros.
Los tiempos se han vuelto más oscuros.
Cuando la claridad dice soy la oscuridad
Está diciendo la verdad.
Cuando la oscuridad dice, soy
La claridad, no miente.





BRECHT

Wirklich, er lebte in finsteren Zeiten.
Die Zeiten sind heller geworden.
Die Zeiten sind finstrer geworden.
Wein die Helle sagt, ich bin die Finsternis
Hat sie die Wahrheit gesagt.
Wenn die Finsternis sagt, ich bin
die Helle, lügt sie nicht.


Traducción de: Orestes Sandoval López


___________________________________________________
Orestes Sandoval López (Cuba, 1962) es traductor e intérprete, y uno de los mejores conocedores, en el ámbito hispanohablante, de la obra de Heiner Müller, figura sobre la que se ha centrado su tesis de doctorado y varias de sus traducciones. Vive en Cuba. Graduado en Germánicas en 1985. Ha traducido y publicado decenas de obras de teatro alemán, entre ellas, un libro con textos del propio Müller y otro con piezas de Dea Loher. Su más reciente publicación es la traducción de la novela “Haiti Chérie” de Hans Christoph Buch.

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CLAIRE GOLL [9858]

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Claire Goll
Claire Goll (nacida Clara Aischmann) (29 de octubre de 1890 en Nuremberg, Alemania - 30 de mayo 1977 en París) fue una escritora franco-alemana y periodista. Fue la esposa de Yvan Goll.
En 1911 se casó con el editor Heinrich Studer (1889-1961) y vivió con él en Leipzig. En mayo 1912 dio a luz a su hija Elisabeth Dorothea. En 1916 emigró en protesta por la Primera Guerra Mundial a Suiza, donde estudió en la Universidad de Ginebra, se dedica al movimiento por la paz, y comenzó a trabajar como periodista. En 1917 conoció al poeta Yvan Goll con el que se comprometió. A finales de 1918, tuvo un romance con Rainer Maria Rilke y fueron amigos hasta su muerte. En 1918 debutó como escritora con Mitwelt colección de poesía y la novela corta Die Frauen erwachen. En 1919, se fue con Yvan a París y se casaron en 1921. Sus cuentos, poemas y novelas aparecieron también en francés. Escribió su poesía colecciones Poèmes d'amour (1925), Poèmes de la celosía (1926) y Poèmes de la vie et de la mort, junto con su marido como una "canción de amor compartido" ("Wechselgesang der Liebe").
La pareja, ambos de origen judío, huyó de Europa a Nueva York en 1939, pero regresó en 1947. Yvan murió en 1950. Su novela autobiográfica Der Gestohlene Himmel (1962) y Traumtänzerin (1971) no recibieron mucha atención. Sin embargo, su batalla con Paul Celan sobre derechos de autor y el plagio, conocida como la "Goll Affair" causó un revuelo considerable.

Claire Goll, poesía, orgasmos tardíos

Autor: Juan Antonio González Fuentes 

Escribir un libro de más de 300 páginas para llegar a esta simple conclusión, parece en principio además de una tontería, una perfecta pérdida de tiempo. Pero es que la clave del interés del libro no es la conclusión a la que finalmente en él se llega, sino el camino, la forma por la que se llega. Claire Goll plasma sus recuerdos desde su directa relación personal e intransferible con los hechos y las personas que los protagonizan, dejando a un lado, en la medida que eso es posible, la ingente y en ocasiones mítica carga de datos y valoraciones ajenas que pesan sobre los mismos, y que el tiempo se encarga de acumular en densas capas unas sobre otras. Ella misma lo aclara con suma precisión: “El tiempo vivido no se corresponde con la perspectiva del recuerdo, ni con la cámara oscura de la Historia”.

Por ejemplo, Claire Goll señala que en 1917, en Suiza, no existía Dadá, e inmediatamente se preocupa en decirnos que los profesores del arte y la cultura, para rebatir tan tonta afirmación desmentida hasta por el más incompleto de los libros de historia, nos pondrán delante los nombres de Tristan Tzara o de Arp, y es que, aclara inmediatamente Goll, la verdad de los profesores se apoya en el capítulo cerrado de la historia, en la obra concluida, y ella lo hace sólo en su experiencia personal.

Cuando ella vivía en Zúrich, subraya, no había nada más que dadaístas en ciernes, jóvenes que deseaban “ardientemente ser poetas, pintores, escritores, pero no estábamos seguros de haber dado con el medio de traducir nuestras emociones. Los cuadros, libros, manifiestos eran tentativas, apuestas. Todos queríamos romper los grilletes de la estética, sacudirnos el peso de la tradición, luchar contra la mentira de los libros superfluos, pero jamás se nos habría pasado por la cabeza considerar nuestras obras como realizaciones definitivas dignas del museo o de la biblioteca del futuro”.

De ese modo el Picasso del que habla Goll no tiene mucho que ver con el que aparece en la monumental obra de Richardson; Paul Celan no es más que quien intentó violarla en la época de la enfermedad de su marido; Chagall aparece revelado como un compañero perfecto de viaje, divertido y gran conversador; Kokoschka es un personaje terrorífico, una fiera lanzada sobre la tela contra la que libera toda su energía... Y así desfilan por las páginas de esta hermosa edición de la editorial valenciana Pre-Textos decenas de célebres artistas y literatos, caricaturizados sin piedad por esta increible mujer que a pesar de su vitriólica mirada, paradójicamente, jamás renunció a vivir en el mundo en el que sus vanidosos amigos reinaban, y eso que Claire Goll tuvo el suficiente tiempo, fuerza y curiosidad como para cambiar de vida, idénticas condiciones de salud y disponibilidad vital que según ella le llevaron a disfrutar de su primer orgasmo cumplidos los setenta y seis años. Me alegro por ella, aunque nunca fui muy receptivo a los milagros.





Párpados de piedra

¡Ay!, Ya suena el arpa de David
delante de tu toldo de oxígeno.

En incontables meteoros
se quiebra tu corona de estrellas.

Todos los desiertos te rodean
para hacer de ti su cantor.

Un camello de niebla se arrodilla
dispuesto a llevarte a la nada.

Ya la luna llena de tu pupila
se vuelve débil medialuna.

Ciegas sin tus ojos
las rosas no me reconocerán.

¿Quién me protegerá de mí misma,
de las leyes del día y de la noche

cuando el muerto trepe a mi balcón
y la serpiente esté al acecho en la menta?

¡Oh!, ¡Déjame esta última mirada de apóstol!
¡No!, ¡No dejes estos ojos de piedra entre nosotros!






Nunca más

Nunca más una rosa será una rosa,
en lugar de ella, tiernos pétalos de flores revolotean:
marchitos párpados de muertos.

El sol está sepultado contigo,
La luna -ahogada en el estanque de lágrimas-
no saldrá más mientras yo viva.

Nunca más un mirlo será un mirlo,
los suaves pasos de los difuntos
apagan para siempre su canción.

La extraviada sonrisa de las estrellas
-en peregrinaje desde hace tres siglos-
eleva mi dolor hacia la noche.

Nunca más seré la amiga del viento.
Yo lo maldigo
a causa de su olor a podrido.







Insomnio

En la noche, cuando los mirlos cantan dulcemente,
pienso en tu “Oda al mirlo”.

Cuando me sumerjo en el espejo,
encuentro tu incurable aflicción.

Mi ventana ha enfermado de catarata
desde que tu noche ha pintado los cristales.

De las torres caen siempre veintitrés repiques:
la hora de tu partida definitiva.

En vano bebo el amargo hachís...
ninguna droga cura el insomnio del alma.

Alrededor de las cinco, el fantasma abandona su puesto
en el interior de los inquietos muros.

Se estremece tu arma de acero -la pluma azul-
y me atraviesa lentamente el corazón.

Ay, el mirlo cautivo -Rue de Verneuil-
denuncia ya a la aurora.

La cotidiana muerte empieza de nuevo.








Yo he nacido en tu corazón

Yo he nacido en tu corazón.
Un domingo -con veinte años-
tú me enseñaste a hacer equilibrio
sobre nubes;
tú trajiste a mis ojos
las lágrimas de la bienaventuranza;
tú me ordenaste abrir las puertas
al ángel con las alas manchadas
y al asesino de la medianoche
para pedir perdón.

Tú me enseñaste el éxtasis
delante del guijarro -cargado con duración-,
delante de la maleza del muladar;
tú ensayaste conmigo la canción a dos voces:
el aria del amor a prueba de fuego
y que resiste a todo incendio...
pero la muerte la ha chamuscado
y yo me derrumbo bajo el peso
de la aflicción de plomo.

Sí; tú que me trajiste al mundo,
¡ayúdame a emigrar al cielo!






Mi último árbol

Viuda del sol
y viuda del viento,
viuda de la noche
y de la mañana amarga,
viuda del firmamento
y del jardín prematuro:
¡Qué otra cosa soy
que una sombra mutilada!

Odio la servidumbre del viento
y la viudez del crepúsculo,
odio la canción para despertar
del ave madrugadora.
Y de los bosques de Francia
suplico a un único árbol
que se convierta en mi féretro.







Tú-Yo

Somos floridos como sueños
de la misma luz,
del mismo crepúsculo.
Estamos hechos
de la ceniza de la estrella.
Ya antes de nuestro nacimiento
nuestro ser era uno
y después de la muerte
nos volveremos a ver.

A través del tiempo,
a través del espacio,
me precipito
hacia ti
dios-adolescente,
me hundo nuevamente
-infinitamente-
en el origen primordial.







Nuestro relieve sepulcral

Cada medianoche, guardo en el corazón
tu rizo color azul-cuervo.
Todavía cargado
con corriente de alta tensión,
me hiere su descarga eléctrica

Yo practiqué -con pichones de ave-
el silbido de zorzal con el que me llamabas.
Y cuando ellos estuvieron en edad de volar,
me llamaste -a través de ellos-
desde todos los jardines.

En la película que filmo de ti,
la sombra de Orfeo se desliza sobre la pantalla.
De la desintegración de esta sombra
me alimento con algo de celuloide.

Cualquiera creería que estoy viva porque me muevo
pero hace mucho que estoy petrificada en el bronce
unida contigo en el relieve de Chagall
sobre nuestra cama doble de piedra.



STÉPHANE MALLARMÉ [9859]

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Stéphane Mallarmé
Stéphane Mallarmé (París, 18 de marzo de 1842 – ibídem, 9 de septiembre de 1898) fue un poeta y crítico francés, uno de los grandes del siglo XIX, que representa la culminación y al mismo tiempo la superación del simbolismo francés. Fue antecedente claro de las vanguardias que marcarían los primeros años del siguiente siglo.

Fue bautizado con el nombre Etienne Mallarmé. Al perder a su madre en 1849, fue tutelado por sus abuelos. La muerte de su hermana María lo marcó profundamente. Estudió el bachillerato en Sens. En 1862, tras conocer a una joven alemana, Maria Gerhard, dejó su empleo para vivir con ella en Londres, con la idea de prepararse para ser profesor de inglés.
Excluido del servicio militar en 1863, se casó en Londres con María el 10 de agosto y obtuvo su acreditación para enseñar inglés. En septiembre, fue nombrado jefe de estudios en el Instituto de Tournon; en 1866 la revista Parnasse Contemporain publicó diez poemas suyos; es un año que abre un periodo fundamental para él, porque durante una estancia en Cannes en casa de su amigo y corresponsal Eugène Lefébure empieza a dudar de sus convicciones estéticas primitivas; este periodo se cierra en 1869. Nombrado profesor en Besançon, comienza una correspondencia con Paul Verlaine. Consiguió el traslado al liceo de Aviñón y allí conoce el movimiento Félibrige y entabla amistad con sus poetas en lengua provenzal: Théodore Aubanel, Joseph Roumanille y Frédéric Mistral, con quienes además mantuvo correspondencia; en 1867 logra el ansiado traslado al liceo Fontanes de París y, establecido en la capital, abre un famoso salón o tertulia. En 1876 lo pinta Édouard Manet, el mismo año en que da a conocer su poema L'après-midi d'un faune. Por entonces frecuenta a los poetas parnasianos Leconte de Lisle y José María de Heredia. Investigó el uso de la tipografía libre y el espacio en blanco en la poesía y el verso libre en su poema más audaz, Un coup de dés jamais n'abolira le hasard (Una tirada de dados jamás derogará el azar), de 1897. Al año siguiente (8 de septiembre de 1898) sufrió un fatal espasmo faríngeo mientras trabajaba en su poema Herodías y pidió a su ayudante y a su hija que destruyeran sus escritos diciendo: «No hay herencia literaria ahí...». A la mañana siguiente, murió.
Durante años, sus veladas literarias fueron consideradas el centro de la vida intelectual parisina. Entre otros asistentes, cabe mencionar a los poetas alemanes Stefan George y Rainer Maria Rilke, a los franceses Paul Verlaine y Paul Valéry, a los novelistas André Gide y Huysmans y al lírico irlandés W. B. Yeats. Con dos amigos intercambió una caudalosa correspondencia: Henri Cazalis (conocido entre los parnasianos con el sobrenombre de Jean Lahor) y Eugène Lefébure, apasionado por la poesía y el ocultismo, que se haría muy célebre como egiptólogo. El músico del impresionismo Claude Debussy compuso en 1892 una pieza de orquesta sobre su poema La siesta de un fauno, y el también impresionista Maurice Ravel musicó poemas suyos en Trois poèmes de Stéphane Mallarmé (1913); a estos hay que agregar los compositores Darius Milhaud (Chansons bas de Stéphane Mallarmé, 1917) y Pierre Boulez (Pli selon pli, 1957–1962).
José Lezama Lima, poeta y escritor cubano estudioso y admirador de Mallarmé escribió: «...es, con Arthur Rimbaud, uno de los grandes centros de polarización poéticos, situado en el inicio de la poesía contemporánea y una de las aptitudes más enigmáticas y poderosas que existen en la historia de las imágenes. Sus páginas y el murmullo de sus timbres serán algún día alzados para ser leídos por los dioses».

Obra 

En un principio la obra poética de Mallarmé muestra la huella de tres contemporáneos ilustres a los que reconoció como maestros: Théophile Gautier, Théodore de Banville y, sobre todo, Charles Baudelaire. Pero pronto soltó amarras y desarrolló una obra poética tan breve como ambiciosa. El oscuro y esteticista Mallarmé inició, en la segunda mitad del siglo XIX, una renovación de la poesía cuya influencia se siente hasta nuestros días y que acabaría por trascender el simbolismo inicial hacia una estética más ambiciosa, relacionada con cierto impresionismo y el orfismo que continuarían discípulos suyos como Rainer María Rilke o la poesía pura de Paul Valéry. Divulgó su nueva poética a través de la tertulia que mantenía en su casa, por ejemplo la introducción del verso libre y la construcción del poema alrededor de un símbolo central.
Fue uno de los pioneros del decadentismo francés. Dueño de una sintaxis experimental, cuyo hipérbaton mezclaba construcciones inglesas y latinas, y de un ritmo y vocabulario poco comunes, Mallarmé creó poemas cerrados en sí mismos, lejos de cualquier realismo, donde el sentido proviene de las resonancias. En su poesía las sonoridades y los colores juegan un rol tan importante como los sentidos cotidianos que tienen las palabras, lo cual hace su traducción realmente difícil. Según algunos autores, Mallarmé es el creador de un impresionismo literario (escribió que su intención era «pintar no la cosa, sino el efecto que produce», por lo cual el verso no debía componerse de palabras, sino de intenciones, y todas las palabras borrarse ante la sensación). Junto con otros poetas, tales como Arthur Rimbaud, fue incluido en el libro Los poetas malditos de Paul Verlaine.

Fragmento de Igitur 

Es el sueño puro de una medianoche, desaparecida en sí misma, cuya Claridad reconocida, que permanece sola en su realización sumergida en la sombra, resume su esterilidad en la palidez de un libro abierto que la mesa ofrece; página y decorado común de la Noche, si es que aún subsiste el silencio de una antigua palabra proferida por él, en la que, volviendo, la Medianoche evoca su sombra acabada y ausente con estas palabras: Yo fui la hora que debe purificarme.

Obras 

Herodías (Hérodiade, 1864).
La tarde de un fauno (L'après-midi d'un faune, 1865), que sirvió de inspiración a Claude Debussy para su pieza musical "Preludio a la siesta de un Fauno.
Los dioses antiguos (Les Dieux antiques, 1879).
Álbum de versos y prosa (Album de vers et de prose, 1887).
Páginas (Pages, 1891).
Divagaciones (Divagations, 1897).
Una tirada de dados jamás abolirá el azar (Un coup de dés jamais n'abolira le hasard, 1897), su última obra y la más experimental.





Angustia

Hoy no vengo a vencer tu cuerpo, oh bestia llena
de todos los pecados de un pueblo que te ama,
ni a alzar tormentas tristes en tu impura melena
bajo el tedio incurable que mi labio derrama.

Pido a tu lecho el sueño sin sueños ni tormentos
con que duermes después de tu engaño, extenuada,
tras el telón ignoto de los remordimientos,
tú que, más que los muertos, sabes lo que es la nada.

Porque el Vicio, royendo mi majestad innata,
con su esterilidad como a ti me ha marcado;
pero mientras tu seno sin compasión recata

un corazón que nada turba, yo huyo, deshecho,
pálido, por el lúgubre sudario obsesionado,
¡con terror de morir cuando voy solo al lecho!

Versión de Andrés Holguín







Angustia  (Otra versión)

Yo no vengo esta noche para vencer tu cuerpo,
en el que están los pecados de un pueblo ni para,
en tu impuro cabello, alzar tormenta 
bajo el fastidio incurable .que destilan mis besos.

Pido a tu lecho el pesado sueño sin fantasmas
deslizándose a través de las cortinas ignoradas del remordimiento,
que tú puedes saborear después de tus negras mentiras.
Tú que sobre la nada sabes más que los muertos.

Pues el vicio, royendo mi nativa nobleza, 
me ha marcado, como a ti, con el sello de la esterilidad;
mas en tanto que tu seno de piedra lo habita

un corazón que la garra de ningún crimen hiere,
yo huyo, pálido, deshecho, obsesionado por mi sudario,
temiendo morir cuando duermo solo.

Versión de L. S.







Aparición

La luna se entristecía. Serafines llorando
sueñan, el arquillo en los dedos, en la calma de las flores
vaporosas, sacaban de las lánguidas violas
blancos sollozos resbalando por el azul de las corolas,

Era el día bendito de tu primer beso.
Mi ensueño que se complace en martirizarme
se embriagaba sabiamente con el perfume de tristeza
Que incluso sin pena y sin disgusto deja
el recoger de su sueño al corazón que lo ha acogido.

Vagaba, pues, con la mirada fija en el viejo enlosado,
cuando con el sol en los cabellos, en la calle
y en la tarde, tú te me apareciste sonriente,
y yo creí ver el hada del brillante sombrero,
que otrora aparecía en mis sueños de niño
mimado, dejando siempre, de sus manos mal cerradas,
cien blancos ramilletes de estrellas perfumadas.

Versión de L. S.







Brisa marina

Leí todos los libros y es, ¡ay! , la carne triste.
¡huir, huir muy lejos! Ebrias aves se alejan
entre el cielo y la espuma. Nada de lo que existe,
ni los viejos jardines que los ojos reflejan,
ni la madre que, amante, da leche a su criatura,
ni la luz que en la noche mi lámpara difunde
sobre el papel en blanco que defiende su albura
retendrá al corazón que ya en el mar se hunde.
¡Yo partiré! ¡Oh, nave, tu velamen despliega
y leva al fin las anclas hacia incógnitos cielos!
Un tedio, desolado por la esperanza ciega,
confía en el supremo adiós de los pañuelos.
Y tal vez, son tus mástiles de los que el viento lanza
sobre perdidos náufragos que no encuentran maderos,
sin mástiles, sin mástiles, ni islote en lontananza...
Corazón, oye cómo cantan los marineros!

Versión de Andrés Holguín






Herodías

(Escena)

La nodriza - Herodías

Nodriza
¡Vives! ¿O aquí la sombra miro de una princesa?
A mis labios tus dedos, sus anillos, y cesa
de andar por ignoradas edades...

Herodías
                                                      Detente.

De mis inmaculados cabellos el torrente
rubio, al bañar mi cuerpo solitario, lo hiela
de horror, y mis cabellos, que la luz encarcela,
son inmortales. Un beso me mataría
si la belleza no fuera la muerte...

                                                       ¿Guía
qué imán, y cuál mañana que olvidan los videntes
vuelca su triste luz en ocasos murientes,
lo sé yo? Tú me has visto, mi nodriza invernal,
bajo prisión de piedras y de duro metal
donde arrastran leones viejos siglos arcanos
entrar, mientras venía, fatal, puras las manos
En el desierto aroma de estos reyes vetustos;
¿pero es que viste acaso cuáles fueron mis sustos?

Me detengo en exilios soñando; se deshojan
como al pie de una fuente cuyas linfas me acojan-
yertos lirios en mí, mientras, con vivoos ojos 
que ven cómo descienden los lánguidos despojos,
en silencio, leones mis ensueños turbando
apartan la indolencia de mis ropajes, cuando
miran cómo mis pies pueden calmar el mar.
Tráta tú las angustias seniles de calmar,
ven, y que mis cabellos imiten las maneras
hoscas, que a ti dan miedo, de equinas cabelleras;
ayúdame, que asi mirarte no te dejo,
a peinarme indolentemente frente a mi espejo.

Nodriza
¿Si no la alegre mirra, en redomas guardada,
de la esencia a vejeces de las rosas raptada
quisieras, hija mia, comprobar la virtud
fúnebre?

Herodías
                   ¡De perfumes basta! ¿No sabes tú
que los odio, nodriza? ¿Buscas luego que sienta
su embriaguez inundar mi frente macilenta?
Quiero que mis cabellos, así no sean flores
para esparcir olvido de humanos sinsabores
sino el oro, por siempre virgen de las fragancias
en sus crueles relámpagos y en sus lívidas ansias
observen el helor estéril del metal,
reflejándoos, gemas del baluarte natal,
armas, vasos de días solos de mi niñez.

Nodriza
Perdón! Vuestra defensa la edad borró tal vez,
De mi espíritu pálido cual negro libro, o viejo;

Herodías
¡Basta! Ten frente a mí este espejo

                                                          ¡oh espejo!
agua fría que el tedio logró ver congelada,
que a veces, y durante las horas, desolada
de los sueños, buscando mis memorias, lo mismo
que las hojas debajo de su profundo abismo.
En ti me aparecí como sombra lejana,
mas, ¡horror! por las noches en tu adusta fontana
vi del disperso sueño la desnuda beldad.

Nodriza, ¿bella soy'?

Nodriza
                                   Un astro, a la verdad 
mas esta trenza cae...

Herodías
Que congelada va mi sangre hacia su fuente,
y esta impiedad famosa del gesto; ¿cuál endriago
seguro te abalanza sobre el siniestro halago?
El beso y los perfumes brindados, corazón,
y la mano, sacrílega siempre, el día son
(conmoverme buscabas sin duda) que no habría
de morir en la torre sin desventura. ¡Oh día,
oh día que Herodías con estupor observa!

Nodriza
¡Tiempo extraño, en efecto, de qué el cielo os preserva!
Erráis, oh sombra sola, renovado furor,
y contemplando en vos precoz, y con horror
pero siempre adorable como un sér inmortal,
oh mi niña, y hermosa terriblemente, tal
como...

Herodías
                                     ¿Mas no queréis conmoverme?

Nodriza
                                                                     Quería
ser a quien el Destino los secretos confía.

Herodías
¡Oh, cállate!

Nodriza
                             ¿Vendría quizás?

Herodías
                                                            Estrellas puras,
¿No me oís?

Nodriza
                             ¡Pero cómo, sino en medio de oscuras
amenazas, pensar más implacable, en tanto,
y como al dios pidiendo que el espléndido encanto
de vuestra gracia espera! ¿Para quién, devorada
de angustias, conserváis la elación ignorada
y el misterio que oculta vuestro sér?

Herodías
                                                                  Para mí.

Nodriza
Triste flor que impasible crecer a solas vi,
vana sombra en el agua vista con atonía.

Herodías
Vete, y tu compasión guárda con tu ironía.

Nodriza
Sin embargo, explicad: ingenua niña mía,
este triunfal desdén ha de amainar un día.

Herodías
¿Mas quién me tocará, de leones temida?
Además, nada humano deseo, y esculpida,
si al paraíso ve que mi mirada ha errado,
es que recuerdo un día tu leche haber gustado.

Nodriza
¡Víctima lamentable que al Destino se ofrece!

Herodías
¡Sí, para mí, desierta, mi juventud florece!
Ya lo sabéis, jardines de amatista, anegados
sin término en sapientes abismos deslumbrados.
Oros ignotos, luz que antigua persevera
bajo el sueño sombrío de una tierra primera,
joyas en que mis ojos, como gemas lustrales,
beben su claridad melodiosa; metales
que un esplendor fatal dáis a mi cabellera
juvenil, y a su torva majestad altanera.
En cuanto a ti, mujer nacida en horas vanas,
y para la maldad de las grutas arcanas,
¡y que hablas de un mortal! Según que, si en mis vestes,
los cálices, aroma de delicias agrestes,
daban a mi desnudo cándida conmoción.
Sibila que, si el tibio azur de la estación,
tras él, nativamente descubre la doncella
me mira en mi pudor titilante de estrella,
¡muero!
       
                                Gusto el horror de ser virgen; quisiera

vivir entre el terror que da mi cabellera
para, cuando en la noche retirada, serpiente
inviolada, sentir en la carne impotente

tu pálido fulgor, tu mate claridad,
tú, que vives y mueres y ardes de castidad,
¡noche blanca de hielos y de nieve crüel!

Tú, solitaria hermana, mi eterna hermana fiel,
Hacia ti volará mi sueño con la rara
Virtud de un corazón que así lo consagrara,
En mi patria monótona sola vedme. En redor
De mí, todo en el culto vive del resplandor
De un cristal que en su calma sabe copiar radiante
A Herodías de clara mirada de diamante.
¡Sí! Sé que sola estoy, ¡oh encanto postrimer!

Nodriza
¿Señora, ansiáis entonces morir?

Herodías
                                                           No, pobre sér,
cálma, y si mi rigor has de olvidar, ¡abur!
Mas antes los postigos ciérra, pues el azur
seráfico sonríe tras las vidrieras hondas,
y yo detesto el bello azur!

                                                             ¿En ondas
que allá se mecen, sabes acaso de un lugar
donde el siniestro espacio tenga el torvo mirar
de Venus, que en las frondas fulgura en el Ocaso? 
Allí voy.

                                Pero enciénde (pueril lo ves acaso) 

la cera de estas hachas que con llama ligera
llora entre el oro vano su congoja extranjera.

Nodriza
¿Y bien?

Herodías
Adiós entonces.

                                          ¡Mientes, desnuda flor
de mis labios!

                                           Yo siento venir ignoto amor
o bien, de tus clamores y el misterio ignorante,
un supremo sollozo lanzas, agonizante,
de una infancia que siente cómo, en sus fantasías,
se separan por fin sus yertas pedrerías.

Versión de Otto de Greiff






La siesta de un fauno

(Égloga)

El Fauno:

Estas ninfas quisiera perpetuar.
                                                   Que palpite
su granate ligero, y en el aire dormite
en sopor apretado.
                              ¿Quizás un sueño amaba?
Mi duda, en oprimida noche remota, acaba
en más de una sutil rama que bien sería
los bosques mismos, al probar que me ofrecía
como triunfo la falta ideal de las rosas.
Reflexionemos...
                                 ¡Si las mujeres que glosas
un deseo figuran de tus locos sentidos!
Se escapa la ilusión de los ojos dormidos
y azules, cual llorosa fuente, de la más casta;
¡mas, la otra, en suspiros, dices tú que contrasta
como brisa del día cálido en tu toisón!
¡Que no! que por la inmóvil y lasa desazón
-el sol con la frescura matinal en reyerta-
no murmura agua que mi flauta no revierta
al otero de acordes rociado; sólo el viento
fuera de los dos tubos pronto a exhalar su aliento
en árida llovizna derrame su conjuro;
es, en la línea tersa del horizonte puro,
el hálito visible y artificial, el vuelo
con que la inspiración ha conquistado el cielo.

Sicilianas orillas de charca soporosa
que al rencor de los soles mi vanidad acosa,
tácita bajo flores de centellas, DECID:
                     
                      "Que yo cortaba juncos vencidos en la lid
                      "por el Talento; al oro glauco de las lejanas
                      "verduras consagrando su viña a las fontanas,
                      "ondea una blancura animal en la siesta;
                      "y que al preludio lento de que nace la fiesta,
                      "vuelo de cisnes, ¡No! de náyades, se esquive "
                      "o se Sumerja...

                                             Fosca, la hora inerte avive
sin decir de qué modo sutil recogerá
húmenes anhelados por el que busca el LA:
me erguiré firme entonces al inicial fervor,
recto, bajo oleadas antiguas de fulgor,
¡Lis! uno de vosotros para la ingenuidad.

Sólo esta nada dócil, oh labios, propalad,
beso que suavemente perfidias asegura.
Mi pecho, virgen antes, muestra una mordedura
misteriosa, legado de algún augusto diente;
¡Y basta! arcano tal buscó por confidente
junco gemelo y vasto que al sol da su tonada
que, desviando de sí mejilla conturbada,
sueña, en un solo lento, tramar en ocasiones
la belleza en redor, quizá por confusiones
falsas entre ella misma y nuestra nota pura;
y de lograr, tan alto como el amor fulgura,
desvanecer del sueño sólito de costado
o dorso puro, por mi vista ciega espiado,
una línea vana, monótona y sonora.

¡Quiére, pues, instrumento de fugas, turbadora
siringa, florecer en el lago en que aguardas!
Yo, en mi canto engreído, diré fábulas tardas
de las diosas; y por idólatras pinturas,
a su sombra hurtaré todavía cinturas:
así cuando a las vides la claridad exprimo,
por desechar la pena que me conturba, mimo
risas, alzo el racimo ya exhausto, al sol, y siento
cuando a las luminosas pieles filtro mi aliento,
mirando a su trasluz un ávida embriaguez.

Oh ninfas, los RECUERDOS unamos otra vez.

                    "Mis ojos, tras los juncos, hendían cada cuello
                    "inmortal, que en las ondas hundía su destello
                    "y un airado clamor al cielo desataba;
                    "y el espléndido baño de cabellos volaba
                    "entre temblor y claridad, ¡oh pedrería!
                    "corro; cuando a mis pies alternan (se diría
                    "por ser dos, degustando, langorosas, el mal)
                    "dormidas sólo en medio de un abrazo fatal:
                    "las sorprendo, sin desenlazarlas, y listo
                    "vuelo al macizo, de fútil sombra malquisto,
                    "de rosas que desecan al sol todo perfume,
                    "en que, como la tarde, nuestra lid se resume".

¡Yo te adoro, coraje de vírgenes, oh gala
feroz del sacro fardo desnudo que resbala
por huír de mi labio fogoso, y como un rayo
zozobra! De la carne misterioso desmayo;
de los pies de la cruel al alma de la buena
que abandona a la vez una inocencia, llena
de loco llanto y menos atristados vapores.

                       "Mi crimen es haber, tras de humillar temores
                       "traidores, desatado el intrincado nido
                       "de besos que los dioses guardaban escondido;
                       "pues, yendo apenas a ocultar ardiente risa
                       "tras los pliegues felices de una sola (sumisa
                       "guardando para que su candidez liviana
                       "se tiñera a la fiel emoción de su hermana
                       "la pequeñuela, ingenua, sin saber de rubor);
                       "ya de mis brazos muertos por incierto temblor,
                       "esta presa, por siempre ingrata, se redime
                       "sin piedad del sollozo de que embriagado vime".

¡Peor! me arrastrarán otras hacia la vida
por la trenza a los cuernos de mi frente ceñida;
tú sabes, mi pasión, que, púrpura y madura,
toda granada brota y de abejas murmura;
y nuestra sangre loca por quien asirla quiere,
fluye por el enjambre del amor que no muere.
Cuando el bosque de oro y cenizas se tiña,
una fiesta se exalta en la muriente viña:
¡Etna! En medio de ti, de Venus alegrado,
en tu lava imprimiendo su coturno sagrado,
si un sueño triste se oye, si su fulgor se calma,
¡tengo la reina!

                            Oh cierto castigo...

                                                          Pero el alma
de palabras vacante, y este cuerpo sombrío
tarde sucumben al silencio del estío:
sin más, fuerza es dormir, lejano del rencor,
sobre la arena sitibunda, a mi sabor,
¡la boca abierta al astro de vinos eficaces!

¡Oh par, abur! La sombra miro en que te deshaces.

Versión de Otto de Greiff






La tumba de Edgar Poe

Tal como al fin el tiempo lo transforma en sí mismo,
el poeta despierta con su desnuda espada
a su edad que no supo descubrir, espantada,
que la muerte inundaba su extraña voz de abismo.

Vio la hidra del vulgo, con un vil paroxismo,
que en él la antigua lengua nació purificada,
creyendo que él bebía esa magia encantada
en la onda vergonzosa de un oscuro exorcismo.

Si, hostiles alas nubes y al suelo que lo roe,
bajo-relieve suyo no esculpe nuestra mente
para adornar la tumba deslumbrante de Poe, 

que, como bloque intacto de un cataclismo oscuro,
este granito al menos detenga eternamente
los negros vuelos que alce el Blasfemo futuro.

Versión de Andrés Holguín







Las cuatro estaciones

1. Resurgir

Primavera enfermiza tristemente ha expulsado
Al invierno, estación de arte sereno, lúcido,
Y, en mi ser presidido por la sangre sombría,
La impotencia se estira en un largo bostezo.

Unos blancos crepúsculos se entibian en mi cráneo
Que un cerco férreo ciñe como a una vieja tumba
Y triste, tras un sueño bello y etéreo, vago
Por campos do la inmensa savia se pavonea.

Luego caigo enervado de perfumes arbóreos,
Cavando con mi rostro una fosa a mi sueño,
Mordiendo el suelo cálido donde crecen las lilas,

Espero que, al hundirme, mi desgana se alce...
-Mientras, el Azur ríe sobre el seto y despierta
Tanto pájaro en flor que al sol gorgea-.

2. Tristeza de verano

El sol, sobre la arena, luchadora durmiente,
Calienta un baño lánguido en tu pelo de oro
Y, consumiendo incienso sobre tu hostil mejilla,
Con las lágrimas mezcla un brebaje amoroso.

De ese blanco flameo esa inmutable calma
Te ha hecho, triste, decir -oh, mis besos miedosos-:
"¡Nunca seremos una sola momia 
Bajo el desierto antiguo y felices palmeras!"

¡Pero tu cabellera es un río tibio,
Donde ahogar sin temblores el alma obsesionante
Y encontrar esa Nada desconocida, tuya!

Yo probaré el afeite llorado por tus párpados,
Por ver si sabe dar al corazón que heriste
La insensibilidad del azur y las piedras.

3. Suspiro

Mi alma hacia tu frente donde sueña
Un otoño alfombrado de pecas, calma hermana,
Y hacia el errante cielo de tus ojos angélicos
Asciende, como en un melancólico parque,
Fiel, un surtidor blanco suspira hacia el azul.
-Hacia el Azur eternecido de octubre puro y pálido
Que mira en los estanques su languidez sin fin
Y deja, sobre el agua muerta do la salvaje
Agonía de las hojas yerra al viento y excava un frío surco,
Arrastrarse al sol gualda de un larguisimo rayo.


4. Invierno

¡El virgen, el vivaz y bello día de hoy
Da un aletazo ebrio va a desgarrarnos este
Lago duro olvidado que persigue debajo de la escarcha
El glaciar transparente de los vuelos no huidos!

Un cisne de otro tiempo se acuerda de que él es
Quien, aun sin esperanza, magnífico se libra
Por no haber cantado la región do vivir
Cuando ha esplendido el tedio del estéril inviemo.

Sacudirá su cuello entero esta blanca agonía
Por el espacio impuesto al ave que lo niega,
Mas no el horror del suelo que aprisiona al plumaje.

Fantasma que su puro destello a este lugar asigna,
Se aquieta en el ensueño helado del desprecio
Que entre su exilio inútil viste el Cisne.

Versión de: Aníbal Núñez







Soneto

El de sus puras uñas onix, alto en ofrenda,
La Angustia, es medianoche, levanta, lampadóforo,
Mucho vesperal sueño quemado por el Fénix
Que ninguna recoge ánfora cineraria:

Salón sin nadie en las credencias conca alguna,
Espiral espirada de inanidad sonora,
(El Maestro se ha ido, llanto en la Estigia capta
Con eso solo objeto nobleza de la Nada.)

Mas cerca la ventana vacante al norte, un oro
Agoniza según tal vez rijosa fábula
De ninfa alanceada por llamas de unicornios

Y ella apenas difunta desnuda en el espejo 
Que ya en las nulidades que claüsura el marco 
Del centellar se fija súbito el septimino.

Versión de Octavio Paz






Autre eventail de Mademoiselle Mallarmé

Ô rêveuse, pour que je plonge
Au pur délice sans chemin,
Sache, par un subtil mensonge,
Garder mon aile dans ta main.

Une fraîcheur de crépuscule
Te vient à chaque battement
Dont le coup prisonnier recule
L'horizon délicatement.

Vertige ! voici que frissonne
L'espace comme un grand baiser
Qui, fou de naître pour personne,
Ne peut jaillir ni s'apaiser.

Sens-tu le paradis farouche
Ainsi qu'un rire enseveli
Se couler du coin de ta bouche
Au fond de l'unanime pli !

Le sceptre des rivages roses
Stagnants sur les soirs d'or, ce l'est,
Ce blanc vol fermé que tu poses
Contre le feu d'un bracelet.






Le tombeau de Charles Baudelaire

Le temple enseveli divulgue par la bouche
Sépulcrale d'égout bavant boue et rubis
Abominablement quelque idole Anubis
Tout le museau flambé comme un aboi farouche 

Ou que le gaz récent torde la mèche louche
Essuyeuse on le sait des opprobres subis
Il allume hagard un immortel pubis
Dont le vol selon le réverbère découche 

Quel feuillage séché dans les cités sans soir
Votif pourra bénir comme elle se rasseoir
Contre le marbre vainement de Baudelaire 

Au voile qui la ceint absente avec frissons
Celle son Ombre même un poison tutélaire
Toujours à respirer si nous en périssons.







Toute l’âme résumée...

Toute l’âme résumée
Quand lente nous l’expirons
Dans plusieurs ronds de fumée
Aboli en autres ronds

Atteste quelque cigare
Brûlant savamment pour peu
Que la cendre se sépare
De son clair baiser de feu

Ainsi le chœur des romances
A ta lèvre vole-t-il
Exclus-en si tu commences
Le réel parce que vil

Le sens trop précis rature
Ta vague littérature









ARTHUR RIMBAUD [9860]

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Arthur Rimbaud
Jean Nicolas Arthur Rimbaud (Charleville, 20 de octubre de 1854 – Marsella, 10 de noviembre de 1891) fue uno de los más grandes poetas franceses, adscrito unas veces al movimiento simbolista, junto a Mallarmé, y otras al decadentista, junto a Verlaine. Escribió sus primeros versos cuando apenas contaba con quince años y dejó para siempre la literatura a la prematura edad de veinte. Para él, el poeta debía de hacerse «vidente» por medio de un «largo, inmenso y racional desarreglo de todos los sentidos».

Arthur Rimbaud a los 11 años, en su primera comunión.

Su padre, Frédéric Rimbaud, capitán de infantería, nació en Dole el 7 de octubre de 1814; y su madre, Vitalie Cuif, era originaria de Roche y nació el 10 de marzo de 1825. Ambos se casaron el 8 de febrero de 1853 y se trasladaron a un apartamento en la calle Napoleón1 en Charleville, departamento de las Ardenas. Debido al trabajo de capitán de infantería, la pareja no se veía más que en raras ocasiones o en fechas de suma importancia, como el nacimiento de sus cinco hijos: Jean Nicolas Frédéric, el 2 de noviembre de 1853, Jean Nicolas Arthur, el 20 de octubre de 1854, Victorine Pauline Vitalie, el 4 de junio de 1857 (quien murió al mes de nacida), Jeanne Rosalie Vitalie, el 15 de junio de 1858 y Frédérique Marie Isabelle, el 1 de junio de 1860. Después del nacimiento de esta última, la pareja se separó definitivamente, pues el capitán Rimbaud abandonó a su familia y no volvió jamás a Charleville.
La madre se declaró viuda y en 1861 se mudó con sus hijos al número 73 de la calle Bourbon, en un barrio de obreros de Charleville. En octubre del mismo año, el pequeño Arthur entró a la escuela Rossat, donde obtuvo sus primeros reconocimientos.
Figura rígida, obsesiva con la responsabilidad y vigilante en la educación de sus hijos, Vitalie Rimbaud transformó el clima familiar en asfixiante para los niños. A finales de 1862, se mudan de nuevo, pero esta vez a un barrio burgués, en el número 13 de la calle d'Orléans.
En 1865, Arthur entra al colegio municipal de Charleville, donde rápidamente destaca como un alumno brillante y superdotado; obtiene premios en literatura, lenguas y otras asignaturas. Compone en latín fluido poemas, elegías y diálogos. Pero, como dice en su poema Los poetas de siete años, ya desde esa edad estaba lleno de conflictos internos y de sentimientos de rebeldía.
En julio de 1869 participa en un concurso académico3 de composición en latín con el tema Yugurta, el cual gana con facilidad. El director de su colegio dijo de él entonces: «Nada ordinario germina de esa cabeza, será un genio del mal o un genio del bien». Habiendo obtenido ya todos los reconocimientos posibles a los 15 años, el muchacho se siente finalmente liberado de todas las presiones a las que su madre lo había sometido en su infancia más temprana.

Hacia la poesía 

En 1870, durante sus clases de retórica, el colegial entabla amistad con su profesor, Georges Izambard, quien era seis años mayor. Izambard le presta libros, tales como Los Miserables de Victor Hugo, que el joven Rimbaud lee a escondidas de su madre. Aproximadamente en esta época es también cuando edita su primer poema, Los aguinaldos de los huérfanos, que apareció en la revista Revue pour tous en enero de 1870.
Su orientación poética en este tiempo es la de los parnasianos, que por aquel entonces publicaban todos sus textos en la revista literaria El Parnaso contemporáneo. El 24 de mayo de 1870, Arthur, ahora de 15 años, escribe una carta al máximo líder del Parnasianismo, Théodore de Banville, diciendo que tiene 18 años y transmitiéndole sus anhelos: «convertirse en parnasiano o nada» y que publiquen sus textos. Para esto adjunta tres poemas: Ofelia, En las tardes azules estivales... y Credo in unam. Banville responde con afecto a su carta, pero los poemas que Rimbaud envió no aparecieron en El Parnaso contemporáneo.
Entonces comienza a soñar con ir a París y probar un poco del espíritu revolucionario del pueblo parisino; pues en su hogar se aburría mortalmente y los problemas con su madre aumentaban día a día, más que nada por la rebelde actitud que tomaba Rimbaud, como por ejemplo cuando salía a las calles de Charleville llevando carteles de «Muera Dios».

Adolescencia y fugas 

Rimbaud a los 17 años. Retrato de Carjat.

Durante las vacaciones escolares de 1870, el 29 de agosto, Arthur, ya de 16 años, logra escapar la vigilancia materna4 y huye con la sola intención de irse a París. Pero al llegar a la estación de trenes en la capital descubren que no tenía boleto. Eran tiempos de guerra civil en Francia, las tropas prusianas se preparaban para sitiar París y proclamar la Tercera República Francesa, por lo que las autoridades fueron inflexibles. Arthur terminó detenido en la prisión de Mazas.
Desde su celda, Arthur le escribió a Georges Izambard, en Douai, para pedirle que lo ayudara con el pago de la deuda. El profesor lo hace y le paga igualmente el viaje hasta Douai, ofreciéndole su casa hasta que pudiera regresar al hogar junto a su madre.
Rimbaud parte hacia Douai el 8 de septiembre. Dudando por mucho tiempo si regresar a Charleville, permanece allí tres semanas.6 Durante este período, Arthur conoce al poeta Paul Demeny, viejo amigo de Izambard y director de una casa editorial. Esto atrajo inmediatamente la atención del joven poeta, quien le dejó a Démeny un fajo de hojas sueltas donde había copiado 15 de sus poemas, con la esperanza de que tal vez fueran publicados.
Izambard, que había avisado a Vitalie Rimbaud de la presencia de su hijo en Douai, recibió como respuesta : «...atrápelo, que venga inmediatamente!». Para calmarla un poco, Izambard decide acompañar personalmente a Arthur hasta Charleville. Una vez que llegan, Vitalie Rimbaud comienza golpear a su hijo y a lanzar reproches, disfrazados de agradecimientos, a Izambard.
El 6 de octubre se vuelve a fugar. Al estar París en estado de sitio, decide ir a Charleroi. Queriendo convertirse allí en reportero local, intenta, sin éxito, que el Journal de Charleroi lo contrate como redactor. Luego, con la esperanza de encontrarse con Izambard, se dirige primero a Bruselas y luego a Douai, donde su profesor llega unos días más tarde para enviar a Rimbaud de regreso escoltado por policías, por órdenes de Vitalie Rimbaud. Esto ocurrió el 1 de noviembre de 1870.
Debido a los problemas políticos por los que pasaba Francia en ese momento, el colegio al que asistía Rimbaud aplazó la reapertura de las clases de octubre de 1870 hasta abril de 1871. En febrero de 1871, Rimbaud vuelve a escapar en dirección a la capital francesa. La situación política del país mueve a Arthur a tratar de contactar con los revolucionarios Jules Vallès y Eugène Vermersch, aunque también busca a los poetas más importantes de la época. En esta visita conoce al famoso caricaturista André Gill.
Rimbaud regresa a Charleville justo antes que empezara la Comuna de París, aunque algunos testimonios dicen que él seguía en París cuando ésta empezó; sin embargo, no hay pruebas suficientes que den fe de esto. Lo que sí se puede asegurar, es que la Comuna tuvo un fuerte efecto en el joven poeta, ya que escribió varios poemas relacionados con el tema, como La orgía parisina, Los pobres en la iglesia, y Los que velan.
Durante esta etapa la escritura del poeta, poco a poco, empieza a evolucionar. Comienza a criticar a la poesía romántica y parnasiana y a alabar la poesía de Charles Baudelaire, a quien incluso llama «un dios, el rey de los poetas». En sus cartas enviadas a Demeny el 15 de mayo de 1871 y a Izambard el 13 de mayo del mismo año, llamadas popularmente Cartas del vidente, expone finalmente su famosa teoría sobre la poesía bajo su lema «Yo es otro». En ellas indica que el poeta debe hacerse «vidente», y que la única forma de lograrlo es por un «largo, inmenso y racional desarreglo de todos los sentidos». Según Rimbaud, el poeta debe vivirlo todo, sufrirlo todo, para así poder convertirse en un «alquimista» de las palabras y hallar la perfección máxima en la poesía. La carta que le envió a Izambard fue de hecho el detonante para que su amistad acabara, cuando Izambard creyó que el enigmático poema que usaba Rimbaud para exponer su punto, El corazón atormentado, era solo una burla incomprensible.

Relación con Paul Verlaine 

Caricatura de Rimbaud dibujada por Verlaine en 1872.

Rimbaud fue convencido por su amigo Charles Bretagne de escribirle una carta a Paul Verlaine, un eminente poeta simbolista, después de no haber obtenido respuesta de otros poetas.8 Rimbaud envió a Verlaine dos cartas con varios de sus poemas, incluyendo Las primeras comuniones y El barco ebrio. Verlaine quedó intrigado por el talento de Rimbaud y le respondió diciendo: «Ven, querida gran alma. Te esperamos, te queremos». Junto a la carta mandó un boleto de tren a París. Rimbaud llegó cerca del 15 de septiembre de 1871 por invitación de Verlaine y pasó a vivir con él y su esposa. Verlaine estaba casado con Mathilde Mauté, quien tenía diecisiete años y estaba embarazada. Desde entonces Rimbaud no regresó al colegio. En recopilaciones posteriores, Verlaine se refirió a Rimbaud como «un joven con la cabeza de niño, con cuerpo adolescente aún en crecimiento y cuya voz tenía altos y bajos, cual si fuera a quebrarse»."
Su llegada a la capital francesa fue bien recibido por todas las grandes figuras literarias, a las que con el tiempo conoce personalmente. El propio Victor Hugo, llegó a llamarlo «Shakespeare niño». Luego de vivir un tiempo con Verlaine, se muda a casa de Charles Cros, después a la de André Gill, e incluso por unos días vivió en casa de Théodore de Banville.
Para marzo de 1872, las provocaciones de Rimbaud, que cuenta ya con 17 años, comienzan a causarle problemas. El joven poeta llevaba una salvaje vida disoluta de vagabundo, embriagado de ajenjo y hachís. Así escandalizó a la elite literaria parisina, indignada en particular por su comportamiento, auténtico arquetipo del enfant terrible. A lo largo de este período continuó escribiendo sus contundentes y visionarios versos modernos. Pero el incidente con Étienne Carjat, un eminente fotógrafo de la época, fue la gota que derramó el vaso: Rimbaud, en completo estado de embriaguez, hirió al fotógrafo con una vara metálica. Para salvar a su amigo y tranquilizar a la comunidad, Verlaine envió a Rimbaud de regreso a Charleville.
Rimbaud espera unos cuantos meses en su hogar y luego regresa a París. Entonces inicia con Verlaine una tormentosa relación amorosa, que los condujo a Londres en septiembre de 1872. Verlaine abandonó a su esposa e hijo pequeño (a quienes solía maltratar en extremo durante los ataques de ira causados por el alcohol). Rimbaud y Verlaine vivieron en una considerable pobreza en Bloomsbury y en Camden Town, viviendo de dar clases de francés y de una pequeña mensualidad que les daba la madre de Verlaine.13 Rimbaud pasó sus días en el Museo Británico, donde «la calefacción, la iluminación, las plumas y la tinta eran gratis».
Pero la actitud de Rimbaud, que acostumbraba burlarse y humillar a Verlaine, y la indolencia de Verlaine hacia todo aquello que no fuera el propio Rimbaud, hizo que la relación entre ambos se deteriorara. A principios de julio de 1873 Verlaine no aguantó más y huyó desesperado a Bruselas, dejando atrás a un estupefacto Rimbaud sin un solo centavo. Un día más tarde, Verlaine le envió una carta a Rimbaud diciéndole que trataría de reconciliarse con su esposa y que, si ella no lo aceptaba, se iba a matar. Rimbaud partió de inmediato a Bruselas y se reunió allá con Verlaine y con la madre de este. Pero después de varias discusiones, un desequilibrado Verlaine en estado de embriaguez le disparó a Rimbaud en la muñeca; aunque luego mostró un arrepentimiento total y desesperado.
Al revisar su herida, Rimbaud no pensó que fuera grave, así que dejó que Verlaine y la madre de él lo llevaran a vendar y luego a la estación de trenes para regresar a Charleville. Verlaine le rogaba que no se marchara, pero Rimbaud se mostró inflexible. Entonces Verlaine nuevamente comenzó a comportarse de manera irracional, y Rimbaud, temiendo por su vida, llamó a la policía. Verlaine fue arrestado y sometido a un humillante examen médico legal, luego de que se considerara la comprometedora correspondencia y las acusaciones de la esposa de Verlaine respecto de la naturaleza de la amistad entre los dos hombres. El juez fue inmisericorde y, a pesar de que Rimbaud retiró la denuncia, Verlaine fue condenado a dos años de prisión.
Rimbaud regresó a Charleville y se recluyó en la granja familiar para escribir la única obra que publicaría él mismo, Una temporada en el infierno, ampliamente reconocida como una de las obras pioneras del simbolismo moderno, y donde incluye una descripción de aquella menuda pareja, su vida con Verlaine, su virgen demente, y el esposo infernal. En 1874 regresó a Londres en compañía del poeta Germain Nouveau y terminó de escribir sus controvertidas Iluminaciones, que incluyen los dos primeros poemas en verso libre.

Su vida posterior (1873–1891) 

Rimbaud en Harar en 1883.

Rimbaud y Verlaine se encontraron por última vez en 1875, en Alemania, después de que este recuperara la libertad y tras su momentánea conversión al catolicismo. De este encuentro, Rimbaud contó en una carta que después de conversar por unas cuantas horas «ya habíamos renegado de su Dios», y que Verlaine se quedó dos días y medio antes de regresar a París. Antes de marcharse, Rimbaud le encargó a Verlaine sus manuscritos de Las Iluminaciones. Pero para entonces Rimbaud ya había abandonado la escritura y había optado por una vida estable de trabajo, aburrido ya de su salvaje existencia anterior, según algunos han afirmado, o en razón de que había decidido volverse rico e independiente, para después poder ser un poeta y hombre de letras libre de penurias económicas, según especulan otros.
Continuó viajando extensamente por Europa, principalmente a pie. En el verano de 1876, se enroló como soldado en el ejército holandés para viajar a Java (Indonesia), donde desertó rápidamente, regresando a Francia en barco. Luego viajó a Chipre y, en 1880, se radicó finalmente en Adén (Yemen), como empleado de cierta importancia en la Agencia Bardey. Allí tuvo varias amantes nativas y por un tiempo vivió con una abisinia.
En 1884 dejó ese trabajo y se transformó en mercader cuentapropista en Harar, en la actual Etiopía. Hizo una pequeña fortuna como traficante de armas, hasta que en su rodilla derecha se desarrolló una dolencia que primero se diagnosticó como artritis, cuyo tratamiento no dio resultado, y luego en una consulta posterior se le diagnosticó como sinovitis degenerada en carcinoma. Esta dolencia lo forzó a regresar a Francia el 9 de mayo de 1891, donde días después le amputaron la pierna.
Finalmente, seis meses después, el 10 de noviembre de 1891, murió en Marsella (Francia) a la edad de 37 años.

Influencia 


Coin de table: Verlaine y Rimbaud (sentados en la izquierda)

Su influencia en la literatura moderna, la música y el arte es amplia. Rimbaud influyó en poetas franceses posteriores, pero también en los surrealistas, André Bretón, Henry Miller, Anaïs Nin, William S. Burroughs, Pier Paolo Pasolini,Jim Jarmusch ,Alejandro De Michele, Hugo Pratt, Mário Cesariny de Vasconcelos, Klaus Kinski, Patti Smith, Bruce Chatwin, Penny Rimbaud, Jim Morrison, Luis Alberto Spinetta, Cevladé, Mohamed, Bob Dylan, Richard Hell o Joe Strummer, e incluso en los poetas beats.
Van Morrison escribió Tore Down a la Rimbaud. El escritor de terror Thomas Ligotti es afecto a su obra. Los nadaistas colombianos. Alejandro De Michele, el poeta argentino que integrara el grupo Pastoral, acusó en sus comienzos una clara influencia de Rimbaud en obras como Tía Negra y Hoy, recién hoy. También en el dúo argentino Pedro y Pablo, quienes incluyen en su disco Conesa (1972) el tema «El alba del estío», una versión adaptada del poema «Alba» del libro Iluminaciones. Sin embargo, es sabido que la más fiel seguidora de Rimbaud es la poetisa y cantante punk Patti Smith quien desde su juventud siguió su escuela, hasta ser condecorada por el gobierno francés como poetisa del rock.
Manuel Moretti compuso el tema "Rimbaud", del disco "El costado izquierdo", inspirado en las lecturas de las poesías de Arthur.
También influyó en el decadentismo. Para Rimbaud, «el poeta debe hacerse vidente a través de un razonado desarreglo de los sentidos». Se trata de «registrar lo inefable» y para ello «es precisa una alquimia verbal que, nacida de una alucinación de los sentidos, se exprese como alucinación de las palabras»; al mismo tiempo, «esas invenciones verbales tendrán el poder de cambiar la vida».

Cine 

Su relación sentimental con Verlaine en París y Londres fue llevada al cine en 1995, en una notable película titulada Total Eclipse (traducida en España como Vidas al límite), dirigida por la polaca Agnieszka Holland, con las interpretaciones de Leonardo Di Caprio en el papel de Rimbaud y David Thewlis en el de Verlaine. Aunque la película ha recibido varias críticas por quienes dicen que solo se basa en el ámbito sentimental y deja de lado el aspecto literario de los dos poetas.

Teatro 

Entre 1981 y 1983 el escritor argentino Edgar Brau actuó y dirigió en Buenos Aires dos escenificaciones teatrales de Una temporada en el infierno, con el texto original íntegro sin adaptaciones. Dichas escenificaciones diferían totalmente entre sí en cuanto al ambiente físico en que transcurría la acción. En la primera se trataba del granero de la casa materna del poeta, donde veía ante él los distintos personajes que evoca en su obra mientras la escribe. En la segunda, Rimbaud se hallaba como interno en un hospicio de alienados, donde a la manera del Marqués de Sade en el hospicio de Charenton, ponía en escena el texto de una Temporada en el infierno utilizando a los internos para animar las estampas y los individuos relacionados con su vida. Ambas escenificaciones incluían trabajos actorales, de coro, danza y canto (los poemas intercalados en una Temporada fueron especialmente musicados para ser cantados a capella).
En 1991 la compañía chilena Teatro del Silencio, dirigida por Mauricio Celedón, estrena la obra Malasangre o las mil y una noches del poeta, en la que revisa la biografía del poeta, prescindiendo completamente de la palabra. Esta obra ha sido exhibida en Colombia, Venezuela, Francia, España, Suecia y México.
En 1999, ya alejado del teatro, Edgar Brau publicó el poema Los brazos cruzados en jardines de bananas (Rimbaud en Abisinia), en el que muy sutilmente sugiere una dimensión religiosa para el silencio del poeta tras la escritura de Iluminaciones y Una temporada en el infierno.

Obras 

Retrato de Arthur Rimbaud por Jean-Louis Forain, 1872.
Poesías (1863-1869)
Cartas del vidente (1871)
Una temporada en el Infierno (1873)
Iluminaciones (1874)
Cartas completas (1870-1891)
Poesías más conocidas [editar]
Artículo principal: Poesías de Arthur Rimbaud.
El barco ebrio
Vocales
Mi Bohemia
El corazón atormentado






A la música 

Plaza de la Estación, en Charleville

A la plaza que un césped dibuja, ralo y pobre, 
y donde todo está correcto, flores, árboles,
los burgueses jadeantes, que ahogan los calores, 
traen todos los jueves, de noche, su estulticia.

-La banda militar, en medio del jardín,
con el vals de los pífanos el chacó balancea:
-Se exhibe el lechuguino en las primeras filas
y el notario es tan sólo los dijes que le cuelgan.

Rentistas con monóculo subrayan los errores: 
burócratas henchidos arrastran a sus damas 
a cuyo lado corren, fieles como cornacas,
-mujeres con volantes que parecen anuncios.

Sentados en los bancos, tenderos retirados,
a la par que la arena con su bastón atizan, 
con mucha dignidad discuten los tratados ,
aspiran rapé en plata , y siguen: «¡Pues, decíamos!...»

Aplastando en su banco un lomo orondo y fofo, 
un burgués con botones de plata y panza nórdica 
saborea su pipa, de la que cae una hebra 
de tabaco; -Ya saben, lo compro de estraperlo.

Y por el césped verde se ríen los golfantes, 
mientras, enamorados por el son del trombón, 
ingenuos, los turutas, husmeando una rosa 
acarician al niño pensando en la niñera...

Yo sigo, hecho un desastre, igual que un estudiante, 
bajo el castaño de indias, a las alegres chicas: 
lo saben y se vuelven, riéndose, hacia mí, 
con los ojos cuajados de ideas indiscretas.

Yo no digo ni mú, pero miro la carne
de sus cuellos bordados, blancos, por bucles locos: 
y persigo la curva, bajo el justillo leve, 
de una espalda de diosa, tras el arco del hombro.

Pronto, como un lebrel, acecho botas, medias... 
-Reconstruyo los cuerpos y ardo en fiebres hermosas.
Ellas me encuentran raro y van cuchicheando... 
-Mis deseos brutales se enganchan a sus labios...








El ángel y el niño 

El nuevo año ha consumido ya la luz del primer día;
luz tan agradable para los niños, tanto tiempo esperada y tan pronto olvidada,
y, envuelto en sueño y risa, el niño adormecido se ha callado...
Está acostado en su cuna de plumas; y el sonajero ruidoso calla, junto a él, en el suelo.
Lo recuerda y tiene un sueño feliz:
tras los regalos de su madre, recibe los de los habitantes del cielo.
Su boca se entreabre, sonriente, y parece que sus labios entornados invocan a Dios.
Junto a su cabeza, un ángel aparece inclinado:
espía los susurros de un corazón inocente y, como colgado de su propia imagen,
contempla esta cara celestial: admira sus mejillas, su frente serena, los gozos de su alma,
esta flor que no ha tocado el Mediodía :
«¡Niño que a mí te pareces, vente al cielo conmigo! Entra en la morada divina;
habita el palacio que has visto en tu sueño;
¡eres digno! ¡Que la tierra no se quede ya con un hijo del cielo!
Aquí abajo, no podemos fiamos de nadie; los mortales no acarician nunca con dicha sincera;
incluso del olor de la flor brota un algo amargo;
y los corazones agitados sólo gozan de alegrías tristes; 
nunca la alegría reconforta sin nubes y una lágrima luce en la risa que duda.
¿Acaso tu frente pura tiene que ajarse en esta vida amarga, las preocupaciones turbar 
los llantos de tus ojos color cielo y la sombra del ciprés dispersar las rosas de tu cara? 
¡No ocurrirá! te llevaré conmigo a las tierras celestes,
para que unas tu voz al concierto de los habitantes del cielo. 
Velarás por los hombres que se han quedado aquí abajo. 
¡Vamos! Una Divinidad rompe los lazos que te atan a la vida.
¡Y que tu madre no se vele con lúgubre luto;
que no mire tu féretro con ojos diferentes de los que miraban tu cuna;
que abandone el entrecejo triste y que tus funerales no entristezcan su cara,
sino que lance azucenas a brazadas,
pues para un ser puro su último día es el más bello!»

De pronto acerca, leve, su ala a la boca rosada...
y lo siega, sin que se entere, acogiendo en sus alas azul cielo el alma del niño,
llevándolo a las altas regiones, con un blando aleteo.

Ahora, el lecho guarda sólo unos miembros empalidecidos, en los que aún hay belleza,
pero ya no hay un hálito que los alimente y les dé vida. 
Murió... Mas en sus labios, que los besos perfuman aún, se muere la risa,
y ronda el nombre de su madre;
y según se muere, se acuerda de los regalos del año que nace.
Se diría que sus ojos se cierran, pesados, con un sueño tranquilo.
Pero este sueño, más que nuevo honor de un mortal, 
rodea su frente de una luz celeste desconocida,
atestiguando que ya no es hijo de la tierra, sino criatura del Cielo.
¡Oh! con qué lágrimas la madre llora a su muerto
¡cómo inunda el querido sepulcro con el llanto que mana! 
Mas, cada vez que cierra los ojos para un dulce sueño,
le aparece, en el umbral rosa del cielo, un ángel pequeñito que disfruta 
llamando a la dulce madre que sonríe al que sonríe.
De pronto, resbalando en el aire, en tomo a la madre extrañada, 
revolotea con sus alas de nieve
y a sus labios delicados une sus labios divinos.







El baile de los ahorcados 

En la horca negra bailan, amable manco, 
bailan los paladines, 
los descarnados danzarines del diablo; 
danzan que danzan sin fin
los esqueletos de Saladín.

¡Monseñor Belzebú tira de la corbata
de sus títeres negros, que al cielo gesticulan, 
y al darles en la frente un buen zapatillazo 
les obliga a bailar ritmos de Villancico!

Sorprendidos, los títeres, juntan sus brazos gráciles: 
como un órgano negro, los pechos horadados , 
que antaño damiselas gentiles abrazaban, 
se rozan y entrechocan, en espantoso amor.

¡Hurra!, alegres danzantes que perdisteis la panza , 
trenzad vuestras cabriolas pues el tablao es amplio, 
¡Que no sepan, por Dios, si es danza o es batalla! 
¡Furioso, Belzebú rasga sus violines!

¡Rudos talones; nunca su sandalia se gasta!
Todos se han despojado de su sayo de piel: 
lo que queda no asusta y se ve sin escándalo.
En sus cráneos, la nieve ha puesto un blanco gorro.

El cuervo es la cimera de estas cabezas rotas; 
cuelga un jirón de carne de su flaca barbilla: 
parecen, cuando giran en sombrías refriegas, 
rígidos paladines, con bardas de cartón.

¡Hurra!, ¡que el cierzo azuza en el vals de los huesos! 
¡y la horca negra muge cual órgano de hierro! 
y responden los lobos desde bosques morados: 
rojo, en el horizonte, el cielo es un infierno...

¡Zarandéame a estos fúnebres capitanes
que desgranan, ladinos, con largos dedos rotos, 
un rosario de amor por sus pálidas vértebras: 
¡difuntos, que no estamos aquí en un monasterio! .

Y de pronto, en el centro de esta danza macabra 
brinca hacia el cielo rojo, loco, un gran esqueleto, 
llevado por el ímpetu, cual corcel se encabrita 
y, al sentir en el cuello la cuerda tiesa aún,

crispa sus cortos dedos contra un fémur que cruje 
con gritos que recuerdan atroces carcajadas,
y, como un saltimbanqui se agita en su caseta, 
vuelve a iniciar su baile al son de la osamenta.

En la horca negra bailan, amable manco, 
bailan los paladines, 
los descarnados danzarines del diablo; 
danzan que danzan sin fin 
los esqueletos de Saladín.







La brisa

En su retiro de algodón,
con suave aliento, duerme el aura: 
en su nido de seda y lana, 
el aura de alegre mentón

Cuando el aura levanta su ala,
en su retiro de algodón
y corre do la flor lo llama
su aliento es un fruto en sazón.

¡Oh, el aura quintaesenciada! 
¡Oh, quinta esencia del amor!
¡Por el rocío enjugada,
qué bien me huele en el albor!

Jesús, José, Jesús, María.
Es como el ala de un halcón
que invade, duerme y apacigua 
al que se duerme en oración.

Versión de Andrés Holguín







¡La hemos vuelto a hallar!...

¡La hemos vuelto a hallar!
¿Qué?, la Eternidad.
Es la mar mezclada
con el sol.

Alma mía eterna,
cumple tu promesa
pese a la noche solitaria
y al día en fuego.

Pues tú te desprendes
de los asuntos humanos,
¡De los simples impulsos!
Vuelas según..

Nunca la esperanza,
no hay oriente.
Ciencia y paciencia.
El suplicio es seguro.

Ya no hay mañana,
brasas de satén,
vuestro ardor
es el deber.

¡La hemos vuelto a hallar!
-¿Qué?- -La Eternidad.
Es la mar mezclada
con el sol.

Versión de Umberto Toso








Ofelia

I
En las aguas profundas que acunan las estrellas, 
blanca y cándida, Ofelia flota como un gran lirio, 
flota tan lentamente, recostada en sus velos... 
cuando tocan a muerte en el bosque lejano.

Hace ya miles de años que la pálida Ofelia 
pasa, fantasma blanco por el gran río negro; 
más de mil años ya que su suave locura 
murmura su tonada en el aire nocturno.

El viento, cual corola, sus senos acaricia
y despliega, acunado, su velamen azul;
los sauces temblorosos lloran contra sus hombros 
y por su frente en sueños, la espadaña se pliega.

Los rizados nenúfares suspiran a su lado, 
mientras ella despierta, en el dormido aliso, 
un nido del que surge un mínimo temblor... 
y un canto, en oros, cae del cielo misterioso.

II
¡Oh tristísima  Ofelia, bella como la nieve, 
muerta cuando eras niña, llevada por el río!
Y es que los fríos vientos que caen de Noruega 
te habían susurrado la adusta libertad.

Y es que un arcano soplo, al blandir tu melena, 
en tu mente traspuesta metió voces extrañas; 
y es que tu corazón escuchaba el lamento 
de la Naturaleza –son de árboles y noches.

Y es que la voz del mar, como inmenso jadeo 
rompió tu corazón manso y tierno de niña;
y es que un día de abril, un bello infante pálido, 
un loco miserioso, a tus pies se sentó.

Cielo, Amor, Libertad: ¡qué sueño, oh pobre Loca! .
Te fundías en él como nieve en el fuego; 
tus visiones, enormes, ahogaban tu palabra. 
–Y el terrible Infinito espantó tu ojo azul.

III
Y el poeta nos dice que en la noche estrellada 
vienes a recoger las flores que cortaste ,
y que ha visto en el agua, recostada en sus velos, 
a la cándida Ofelia flotar, como un gran lis.








Primera velada

Desnuda, casi desnuda; 
y los árboles cotillas 
a la ventana arrimaban, 
pícaros, su fronda pícara.

Asentada en mi sillón, 
desnuda, juntó las manos. 
Y en el suelo, trepidaban,
de gusto, sus pies, tan parvos.

-Vi cómo, color de cera,
un rayo con luz de fronda 
revolaba por su risa
y su pecho -en la flor, mosca ,

-Besé sus finos tobillos. 
Y estalló en risa, tan suave,
risa hermosa de cristal. 
desgranada en claros trinos...

Bajo el camisón, sus pies
-¡Basta, basta!» -se escondieron. 
-¡La risa, falso castigo 
del primer atrevimiento!

Trémulos, pobres, sus ojos 
mis labios besaron, suaves: 
-Echó, cursi, su cabeza 
hacia atrás: «Mejor, si cabe...!

Caballero, dos palabras...»» 
-Se tragó lo que faltaba 
con un beso que le hizo 
reírse... ¡qué a gusto estaba!

-Desnuda, casi desnuda; 
y los árboles cotillas 
a la ventana asomaban, 
pícaros, su fronda pícara.

Versión de Andrés Holguín








Sensación

Iré, cuando la tarde cante, azul, en verano, 
herido por el trigo, a pisar la pradera; 
soñador, sentiré su frescor en mis plantas 
y dejaré que el viento me bañe la cabeza.

Sin hablar, sin pensar, iré por los senderos:
pero el amor sin límites me crecerá en el alma. 
Me iré lejos, dichoso, como con una chica, 
por los campos , tan lejos como el gitano vaga.

Marzo de 1870

Versión de Andrés Holguín









Sol y carne

¡Si volviera el tiempo, el tiempo que fue!
Porque el hombre ha terminado, el hombre
         representó ya todos sus papeles.
En el gran día, fatigado de romper los ídolos,
resucitará, libre de todos sus dioses,
y, como es del cielo, escrutará los cielos.
El ideal, el pensamiento invencible, eterno,
todo el dios que vive bajo su arcilla carnal
se alzará, se alzará, arderá bajo su frente.
Y cuando le veas sondear el inmenso horizonte,
vencedor de los viejos yugos, libre de todo miedo,
te acercarás a darle la santa redención.
Espléndida, radiante, del seno de los mares,
tú surgirás, derramando sobre el Universo
con sonrisa infinita el amor infinito,
el mundo vibrará como una inmensa lira
bajo el estremecimiento de un beso inmenso...

El mundo tiene sed de amor: tú la apaciguarás,
¡oh esplendor de la carne! , ¡oh esplendor ideal 
¡Oh renuevo de amor, triunfal aurora
en la que doblegando a sus pies los dioses y los héroes,
la blanca Calpigia y el pequeño Eros cubiertos con
                                                     nieve de las rosas
las mujeres y las flores su bellos pies cerrados!

Versión de L.S.







Sueño para el invierno 1

                                                                               a ella...

En el invierno viajaremos en un vagón de tren
con asientos azules.
Seremos felices. Habrá un nido de besos
oculto en los rincones.
Cerrarán sus ojos para no ver los gestos
en las últimas sombras,
esos monstruos huidizos, multitudes oscuras
de demonios y lobos.
Y luego en tu mejilla sentirás un rasguño...
un beso muy pequeño como una araña suave
correrá por tu cuello...
Y me dirás: «¡búscala!», reclinando tu cara
-y tardaremos mucho en hallar esa araña,
por demás indiscreta.







Sueño para el invierno (otra versión)

                                                                                  A ella

En el invierno iremos en un vagoncito rosa
con almohadones azules.
Estaremos bien. Un nido de besos locos reposa
en cada una de las blandas esquinas.

Cerrarás los ojos para no ver a través del cristal
hacer señas las sombras de la noche;
esas ariscas monstruosidades, populacho 
de negros lobos y negros demonios. 

Después sentirás tu mejilla rozada.
Un leve beso, como una loca araña,
te correrá por el cuello.

Y me dirás: «Busca», inclinando la cabeza;
y dedicaremos nuestro tiempo a encontrar 
ese animalito que viaja mucho.

Versión de L.S.







Chanson de la plus haute tour

Oisive jeunesse
A tout asservie,
Par délicatesse
J'ai perdu ma vie.
Ah ! Que le temps vienne
Où les coeurs s'éprennent.

Je me suis dit : laisse,
Et qu'on ne te voie :
Et sans la promesse
De plus hautes joies.
Que rien ne t'arrête,
Auguste retraite.

J'ai tant fait patience
Qu'à jamais j'oublie ;
Craintes et souffrances
Aux cieux sont parties.
Et la soif malsaine
Obscurcit mes veines.

Ainsi la prairie
A l'oubli livrée,
Grandie, et fleurie
D'encens et d'ivraies
Au bourdon farouche
De cent sales mouches.

Ah ! Mille veuvages
De la si pauvre âme
Qui n'a que l'image
De la Notre-Dame !
Est-ce que l'on prie
La Vierge Marie ?

Oisive jeunesse
A tout asservie,
Par délicatesse
J'ai perdu ma vie.
Ah ! Que le temps vienne
Où les coeurs s'éprennent !






Au cabaret-vert

Depuis huit jours, j'avais déchiré mes bottines
Aux cailloux des chemins. J'entrais à Charleroi.
- Au Cabaret-Vert : je demandai des tartines
De beurre et du jambon qui fût à moitié froid.

Bienheureux, j'allongeai les jambes sous la table
Verte : je contemplai les sujets très naïfs
De la tapisserie. - Et ce fut adorable,
Quand la fille aux tétons énormes, aux yeux vifs,

- Celle-là, ce n'est pas un baiser qui l'épeure ! -
Rieuse, m'apporta des tartines de beurre,
Du jambon tiède, dans un plat colorié,

Du jambon rose et blanc parfumé d'une gousse
D'ail, - et m'emplit la chope immense, avec sa mousse
Que dorait un rayon de soleil arriéré.







Fêtes de la faim

Ma faim, Anne, Anne,
Fuis sur ton âne.

Si j'ai du goût, ce n'est guères
Que pour la terre et les pierres.
Dinn ! dinn ! dinn ! dinn ! Mangeons l'air,
Le roc, les charbons, le fer.

Mes faims, tournez. Paissez, faims,
Le pré des sons !
Attirez le gai venin
Des liserons ;

Mangez
Les cailloux qu'un pauvre brise,
Les vieilles pierres d'église,
Les galets, fils des déluges,
Pains couchés aux vallées grises !

Mes faims, c'est les bouts d'air noir ;
L'azur sonneur ;
- C'est l'estomac qui me tire.
C'est le malheur.

Sur terre ont paru les feuilles !
Je vais aux chairs de fruit blettes.
Au sein du sillon je cueille
La doucette et la violette.

Ma faim, Anne, Anne !
Fuis sur ton âne.






Départ

Assez vu. La vision s'est rencontrée à tous les airs.
Assez eu. Rumeurs des villes, le soir, et au soleil, et toujours.
Assez connu. Les arrêts de la vie.
- Ô Rumeurs et Visions !Départ dans l'affection et le bruit neufs !







Le dormeur du val

C'est un trou de verdure où chante une rivière,
Accrochant follement aux herbes des haillons
D'argent ; où le soleil, de la montagne fière,
Luit : c'est un petit val qui mousse de rayons.

Un soldat jeune, bouche ouverte, tête nue,
Et la nuque baignant dans le frais cresson bleu,
Dort ; il est étendu dans l'herbe, sous la nue,
Pâle dans son lit vert où la lumière pleut.

Les pieds dans les glaïeuls, il dort. Souriant comme
Sourirait un enfant malade, il fait un somme :
Nature, berce-le chaudement : il a froid.

Les parfums ne font pas frissonner sa narine ;I
l dort dans le soleil, la main sur sa poitrine,
Tranquille. Il a deux trous rouges au côté droit.









Sensation

Par les soirs bleus d'été, j'irai dans les sentiers,
Picoté par les blés, fouler l'herbe menue :
Rêveur, j'en sentirai la fraîcheur à mes pieds.
Je laisserai le vent baigner ma tête nue.

Je ne parlerai pas, je ne penserai rien :
Mais l'amour infini me montera dans l'âme,
Et j'irai loin, bien loin, comme un bohémien,
Par la Nature, - heureux comme avec une femme.






Première soirée

- Elle était fort déshabillée
Et de grands arbres indiscrets
Aux vitres jetaient leur feuillée
Malinement, tout près, tout près.

Assise sur ma grande chaise,
Mi-nue, elle joignait les mains.
Sur le plancher frissonnaient d'aise
Ses petits pieds si fins, si fins.

- Je regardai, couleur de cire,
Un petit rayon buissonnier
Papillonner dans son sourire
Et sur son sein, - mouche au rosier.

- Je baisai ses fines chevilles.
Elle eut un doux rire brutal
Qui s'égrenait en claires trilles,
Un joli rire de cristal.

Les petits pieds sous la chemise
Se sauvèrent : " Veux-tu finir ! "
- La première audace permise,
Le rire feignait de punir !

- Pauvrets palpitants sous ma lèvre,
Je baisai doucement ses yeux :
- Elle jeta sa tête mièvre
En arrière : " Oh ! c'est encor mieux !

...Monsieur, j'ai deux mots à te dire... "
- Je lui jetai le reste au sein
Dans un baiser, qui la fit rire
D'un bon rire qui voulait bien...

- Elle était fort déshabillée
Et de grands arbres indiscrets
Aux vitres jetaient leur feuillée
Malinement, tout près, tout près.







PABLO GALANTE [9861]

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Pablo Galante es poeta, oriundo de Montevideo, URUGUAY y nacido en 1970. En 1995 publicó Estribor Intrépido (ediciones imaginarias) y La ventana del bar (antología de libros inéditos) en editorial Artefato en 2005. Realizó ilustraciones para el libro La escritura de arcilla de Paula Einöder en 2002. Estudió fotografía,  incursionó en el video-clip y el video arte entre 1999-2000, y en el microdocumental en 1999. Según sus propias palabras le gustaría dirigir una película y escribir más libros de poesía.






APÓCRIFA

Cierto conquistador fornicó a una india negra
demoró las nueve lunas en quitarse la armadura
hundido en la espesura de la muchacha
se acordó de Cuernavaca.
Allá hizo sangrar a otra mujer que no era de su patria
(había intentado encenderle la barba)
estaba famélico y chillaba.
Escorbuto y tos amarilla
una fiebre como cuando se divisó al alba
un poblado de mujeres en tetas sabiamente iluminadas
recibiendo a la peonada
desconociendo bitácoras
y él en Cuernavaca
disfrutaba con ella y gemían heridos
con la misma lanza.
Ya estaba viejo y la memoria
se colgaba como una niña de las cuerdas
de la azotea oscura
donde ondulaban aquellas prendas.
Esta muchacha estaba pintada para la guerra
era más hermosa
y él descendía lento aquellos trotes
el último aliento en el doblez del roce.

De Estribor intrépido







CAJA DE ALFAJOR

En la parte de atrás
de un carrito a tracción
viaja un niño despierto
adentro de una caja de alfajor

Las calles se deslizan a su mirada
su padre y su madre charlan
hamacando sus espaldas

Una cuerda los sostiene a ellos
y sabe que si doblan recién verá la calle
pero seguirá sintiendo siempre
el sonido de los rulemanes

Contiene -dice la caja
quinientas unidades del mejor sabor
confiable
es cartón
la calle negra
pintada a franjas solares

Mira hacia todos los costados
tiene la mirada de un carpincho agazapado
paseándose por un territorio volcánico
sembrado de papelitos, volantes y cigarros

Se acurruca en las siguientes calles
la caja no tiene más que su mirada
sus padres se sonríen con buzo de lana
y hablan, hablan y hablan
pero no se escucha nada.

De La ventana del bar







EMERGENCIAS

Alguien acaba de morir
en emergencias
los alaridos de un pariente
son oídos
desde la calle
trajín constante
                        de trajes y obviedades

La muchacha celeste
quieta
inmutable,
revisa con ojos inocentes
y grandes
el tránsito de las caras
que a veces
tapan
desnudos escándalos.

Ya nadie escucha los alaridos
o es que ellos entraron en una dimensión migratoria:
la muchacha tan sólo ha venido a visitar al dueño del kiosko.

De La ventana del bar






GRILLO

Permanece en la ladera de su espalda
como langosta
la angosta frontera de sus contornos
ondea entre sus cabellos castaños.
Permanece
perverso escribiendo
entre cúmulos de insondable misterio
al acecho y no.
Sabe que vivirá para estar vivo solo unos momentos
entre el refugio de su cuerpo y el orizonte incómodo
Pemanece
y amanece despiero
como atribulado insecto
soportando sus contornos.
Sus ojos se le han vuelto linterna,
nada de nostalgias,
es demaciado ácida su sustancia 
que guarda
como para que el olvido
le recite al oído
lo que no quiere
y se fie demasiado
del calor de las carnes calientes.
Porque sabe solamente lo que sospecha
el insecto se mantiene pequeño y razonable
caminando entre los cubiertos.

de su libro Estribor Intrépido







POEMAS PARA DOMESTICAR

este es un poema salvaje 
que puede destruir tus mejores pretensiones de leer
se escribe solo con letras que nada dicen
sobre ese blanco virtual iluminado 
de todas las pantallas que puedan atraparlo
convencerlo de una vez 
que regrese a su silencio
que se convierta al menos en arroba
@@@@@@@@@@@@@@@@@
pero este es un pobre poema muy tonto
que no se arrolla ni enroll@
de dientes afilados
y demasiada buena leche
como para inundar de orgasmos lunáticos
la capacidad de reproducción idiota de cualquier computadora
instalada en un quimérico lugar del planeta 

este poema leído por una malaya 
fue el causante de que se le quemara su budín de pan malayo
repite su cadena, entonces,copialo mil veces, sino perderás todos tus
bienes, tu pequeña porción de arroz, 
yoko ono
creció viendo cajones
donde enterró mil veces a su peculiar amigo
y nunca conoció este poema arrobado
robado de una colección de viejas postales del presente caos 
esto simplemente no existió nunca
y pidió consuelo y navegó
brava mar la de un divague que un viejo tiburón 
trató de engullir en sus fauces
lo mejor es ocultar
sus cien años de soledad 
en los cuales nunca fue escrito
ni leído en los millares de arrecifes de coral que escarban el fondo
de los océanos por buzos que buscaban joyas del titanic
ni frente al muro de los lamentos donde había que ponerse a llorar
para que le sacaran fotos a uno y decir que bella es Jerusalén
nadie pregunto por Dios 
y sin temor
hubo un poema escapado de una gota de sudor 
de lástima
un intento de transformar el fluído intercambio de ideas
en algo más que una virtual compensación existencial
ese gesto de vagas cabecitas suspirando en las automáticas
ventanitas de la luz de los bytes
clinton tay son bilgayts y los muertos de hambre de toda áfrica
pancitas parcialmente hundidas que no se muestran 
nunca pudieron domesticar un poema que se
atreve a todo y no significa nada
tan virtual como la ansiedad 
que buscaba ladrar
ahí tienes tú 
tu poema
ese pedacito de pan 
robado por un pequeño perro
amigo de un organillero ciego, 
que miraba la mar    

de su libro Estribor Intrépido







JARABE ÁRABE

Un jarabe árabe
reúne las siluetas difíciles
almíbar y aljibe:
ventanal de mosaicos

Una absurda sustancia
azucarada, blanca
acompaña al vidrio empañado
y al espejo de la trampa,
salvaje reflejo

Un aljibe, una almena
una nena entre las sábanas
del ventanal
el alféizar

Algo de nácar
y perlas ácidas
un relinchar de camellos
y fuertes estacionados
en las arenas del Sahara

(Tu cuerpo escapó por el escarpado presagio
cayó desestimando todo posible rescate
en un atardecer en que se veía la ciudad
y siluetas en las laderas
de tus caderas blancas.)







LEYENDA DE LUCIANA

Volaban luciérnagas
y el muchacho dijo Ana

(la comunión de los mares comenzaba)

Cantaban las sirenas
se batían las espumas con las algas
alguien brotaba desde el centro de las almas
estambres en el aire
la poesía navegaba
quilla rápida y agua salada

“ahora tenemos luz y ana”

volaban luciérnagas
las sombras se acomodaron
a besarse en la barcaza.






CARMEN

(De Antonio Gades a Laura del Sol
del film Carmen dirigido por Carlos Saura.)

La carne en sí
La carne sí
Carmesí.
Carmen:
no me mientas a mí.

Cuerdas, clavijas,
rastros de tiza, madera,
aturden tus tabacaleras
tu muslo en una silla
se mueve apenas.

Te maquillas ante el espejo,
puedo besarte el barniz
tu piel, las palmas;
mira mi reflejo:
mïrame a mí.

Mentís, mentís, mentís,
me encargo de herirte
con este cuchillito colibrí.

Tu mirar es jondo
te me vas sin poder decir
tu piel se pone carmín.

Roja rabia tengo,
gotea timí.






ROBERTO LÓPEZ BELLOSO [9862]

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ROBERTO LÓPEZ BELLOSO
(Maldonado, Uruguay, 1969)
Roberto López Belloso (Uruguay, 1969) trabaja como periodista desde los 18 años. Su profesión lo ha llevado a lugares tan diferentes como Nicaragua (donde vivió cuatro años), Bosnia-Herzegovina, Serbia, Croacia, Kosovo, República Checa (donde vivió un año), Macedonia, Vietnam, Camboya, Laos, China y Haití, entre una treintena de países. 

Las redacciones de una decena de medios -donde siempre encontró colegas dispuestos a compartir su experiencia generosamente-, las aulas universitarias, la costumbre de abrevar en la literatura, mucho cine, y las charlas de café con sus amigos, son responsables de su aprendizaje profesional. Su formación académica incluye una Licenciatura en Ciencias de la Comunicación (Universidad de la República, Uruguay), un título de Especialista Universitario en Inmigración (Universidad Pontificia, España), y estudios puntuales de Humanidades y Sociología. Actualmente, está terminando su tesis de Maestría en Ciencia Política (Universidad de la República, Uruguay). Buena parte de su experiencia en el tema Balcanes la adquirió durante su participación en el Programa de Investigador Residente de la Organización para la Seguridad y la Cooperación Europea. Actualmente trabaja en el semanario Brecha, de Uruguay.

Paralelamente a su profesión de periodista, mantiene ciertas negociaciones con la literatura. No es difícil indentificar los rastros de los Balcanes o de la Europa del Este en sus libros de poesía, tales como 
* poemas encontrados en una sala vacía (Ediciones Imaginarias, 2001 - Mención poesía édita en los Premios Nacionales de Literatura), 
* poemas encontrados en el siglo pasado (Imaginarias/Mascardi&Nash, 2005), 
* poemas encontrados en un año cualquiera (Mención poesía en el Premio Casa de las Américas 2002) 
* poemas encontrados en una guía michelin (Premio de la Intendencia Municipal de Montevideo, 2000). 

En 2006 recibió el Premio Anual de Literatura en categoría poesía inédita (Ministerio de Educación y Cultura, compartido) por su libro poemas encontrados en la sierra de las ánimas, y en 2007 el Premio Internacional de Poesía Ciudad de Alajuela por su libro lejos de islandia. Ese mismo año fue finalista en el premio de poesía edita iberoamericana del Festival de Medellín, con poemas encontrados en el siglo pasado.

Poemas encontrados en la primera década, obtuvo el Premio Juan Carlos Onetti, edición 2012.





sólo el estruendo
el metal de las orugas
los gritos de la carne destrozada
por lo demás todo es silencio
no hay nieve
en malaposka
en pomerania
en ninguna de las siete riberas que ya han sido rebasadas
no hay nieve
es noviembre todavía
también será noviembre
a la hora de la última defensa acribillada
las huellas se confundirán congeladas en su fuego
caballos blancos
cargando contra tanques

 DE poemas encontrados en una sala vacía





es tu vértigo lo que arrastra y no el torrente
de una ciudad que apenas rodea con altas chimeneas
tu privado jardín
alisas el reflejo arrugado de un pájaro
un niño ciego camina en una habitación vacía
balanceas
insegura
en el balcón enrejado tus abismos
-muerdes una plegaria-
es tu vértigo y casi no sabes
sostener la copa
y la mirada

 DE poemas encontrados en una sala vacía






tu mejor amigo se llamará bei-dao

tu mejor amigo se llamará bei-dao
te sentarás con él en ese banco doble de madera apenas barnizada
te dejará escribir tu nombre con la punta del compás
pero no dirá
los secretos de la escuela de la bruma
-al menos no lo hará muy fácilmente-
te haré dormir esta noche cerca de uno de sus libros
dejaré que te avergüences o lo avergüences
y mañana
cuando amanezca
limpiaré los rastros de la sangre
y la ceniza

  DE poemas encontrados en una sala vacía







De "Poemas encontrados en el siglo pasado"


1994 *

una jeringa de adrenalina en medio de la diana dibujada con drypen rojo
en la sala de emergencias del dealer de turno puede tener/
a cierta hora/
el sabor de una malteada de cinco dólares servida por camareras platinadas/
no se necesita más que eso para que vuelva
a casa
una mujer/
sigue un rastro
de cristal/ pulverizado / como si viajara
por la carretera salvaje en un chevy malibú del sesentaycuatro/
no hay nada tan sagrado como ese regreso a la vida/ si mantenemos
fuera
de la cuenta/ es cierto/ el modo en que cruza las piernas y las deja
pendientes por detrás de su espalda/ acostada/ sobre el ajado bajovientre
de un vestido oscuro/
pegado al cuerpo/

¿quién puede sentirse a salvo de mirarla?

todos tienen derecho a su instante de resurrección
aunque luego un golpe de suerte los regrese
al entramado metálico de un balazo que se escapa
en el asiento de trasero de un auto/

pero no le estaba permitido el escándalo/ tampoco/ a ella
se va entonces/ rumbo a las islas canarias/ el samurai de tenessee/
el alma recuperada
en un maletín de cuero negro

* Quentin Tarantino filma Pulp Fiction, con Uma Thurman.







1991 *

Tu nombre ya no es ciudad
ni estatua
ni bandera

se reclina la tarde al influjo de la tarde que pasa
y no respeta patios
con su golpe de sombras
que rinde a la verdad rendida
de antemano

apenas quedan los ecos de tus pasos
en el café de parís
en el callejón de zizkov
en kiev
o en el brumoso puerto que andamos
a tientas 
los lejanos.

* Leningrado deja de existir









1900
(advertencia)

un siglo es algo que pasa/ y cuando pasa/ cuando ya es el siglo pasado/ un siglo es un lugar/ el tiempo es apenas una línea en la que secar lo que alguien encuentra cuando busca dentro de ese lugar que es el siglo pasado/
línea de tiempo desde donde escurre
la ropa
colgada/
lo que queda es la hojarasca/ notas al pie de un largo texto indescifrable/ la sustancia gotea y se encharca y se evapora y se pierde/ lo que queda es lo que no importa ni sirve/
al final el viento se lleva incluso eso/
y lo deja tirado en otra parte/ lejos







1901

mil novecientos uno es un automóvil con los faros encendidos que no llegan
a iluminar
la carretera
un pájaro pasa
como una aparición suicida
una mancha
borrosa
encandilada
mil novecientos uno en la viena de mil novecientos uno se contenía
a sí mismo
en esa fugacidad del pájaro
la otra aparición encandilada -marlene- hubiera dado el último centavo
por las aspiradoras a gasolina de gran bretaña
o por la mano de chejov
pero es la carretera en la penumbra todavía
una veta marmolada en el aguardiente anisado de los griegos
que empieza el empeño
de trabarse
con la piedra
de hielo
no se espesa todavía
evanescente veta en la penumbra
podría estar tentado de estrellarse
perder el rumbo
si al final de cuentas es tan poco lo que puede verse
-hasta la reina victoria muere algún día-
la viena de las bodas de anton pavlovich chejov podría ser un comienzo
pero el espectador profana el espectáculo sagrado del suicidio de un pájaro en la carretera oscurecida

y no sucede el árbol
ni la veta encandilada
ni el hielo premonitorio
ni la fugacidad de los imperios en la borrachera de un camerino vacío
detrás de las líneas enemigas

podría ser sagrado con tan poco mil novecientos uno
pero falta el pájaro
el juego de sombras del plumaje desbocado
en la violenta luminosidad de los focos del automóvil
la rústica manera de morir
aplastado contra vidrio
metal
y pavimento
pero tiene miedo y pasa
indicativo
y frágil
como todo

(Muere la Reina Victoria. Se casa Chejov. Nace Marlene Dietrich)







1902

¿qué hacer
en mil novecientos dos con poco más de treinta años
si faltan quince
todavía?
¿qué hacer
con ese año que fue el futuro algún día y ahora
es la chispa
del futuro que se volverá el irrecuperable?
¿quemarse las manos con el pasado antes de tiempo?
¿mirarse/ el rostro
en el espejo del café de zurich?
¿adivinar en los rasgos de ese reflejo el reflejo de los rasgos
de hace quince años
en otro rostro?
¿la soga en el cuello del hermano condenado por el zar
malfiguran
el recuerdo
incluso?
¿qué hacer
con la pesada carga si todavía no es enero en nizni novgorod?

(Lenin escribe Qué hacer, quince años antes de Octubre, quince años después de la ejecución de su hermano. Morirá mucho más tarde, un enero, en Nizni Novgorod.)






1903

el espíritu de los muertos observa al corredor de bolsa de parís
sus años en el perú
las diez islas volcánicas al sur del océano pacífico
la delgada hoja de acero encerrada entre palabras para evitar
cortes profundos
en la piel/ observa
detrás de la máscara hecha con un coco vaciado
todo lo que el más reciente entre los muertos tenía
para enseñarle
al efecto de la lluvia después del mediodía en la calle saint honoré

la pulsión que pudo haber sentido años más tarde por el cuerpo
de la hija de joaquín nin y castellano/ recién nacido en la casa del incesto
por el corazón
granate como el que sangra en las manos de una virgen
en las cuatro moradas de florencia
y por el otro cuerpo
que también sangra
arrastrado por la turba en el palacio de los obrenovic
el deseado cuerpo de draga

hay un cuerpo más incluso
entre las manos del muerto más reciente
un cuerpo tendido en la siesta de la isla dominica
el cabello mojado sobre la almohada blanca
el azul del fondo
el espíritu de los muertos tiene una armadura negra y las desea a todas
por eso hiere de muerte al que podía disputarle la delicia
de la virgen de la granada
de la niña recién nacida
de la amante amoratada de alejandro obrenovic
de la muchacha de la siesta

tantos han muerto en la aldea de atuana un nueve de mayo y sin embargo
la armadura
la lluvia
la virgen
la hija recién nacida de joaquín nin y castellano
el amoratado cuerpo/ no tienen ojos
más que para uno entre los muertos

así sucede siempre
con los muertos de atuana
los arrastra el acero de la lluvia
el tono dominante del paisaje
la trayectoria detenida del muerto más reciente/ condenado a muerte
por fosilizar el alma de la siesta
de la muchacha de atuana
sin dejar que se evapore en plaza efímera catedral de su pelo mojado

(Muere Gauguin en Atuana mientras El espíritu de los muertos observa desde uno de sus cuadros. Nace Anais Nin. Las turbas matan a Draga, amante esposa del rey de Serbia.)


TONJE KELLER [9863]

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TONJE KELLER
(Londres, Inglaterra, 1972)

  Pasó en Londres su infancia y adolescencia. Tras recorrer gran parte de Europa, se hizo arquitecta en París y vive desde 1998 en un pequeño pueblo de Málaga, donde comparte el tiempo entre su profesión técnica y su interés por la literatura. Desde 1999 ha colaborado con diversas revistas culturales de Málaga, Murcia y Madrid. Su voz es ya casi imprescindible en muchas conferencias y tertulias que sobre la nueva poesía tienen lugar con el cambio de siglo.



  Sus primeros poemarios en inglés muestran versatilidad temática. Si bien todavía se resiste a escribir en nuestro idioma, colabora activamente en sus traducciones. Ha publicado Victorian London (1996), De la langue la plus belle (1996) y Scenes of disaster (1998), traducidas al español en un solo tomo como Amor y desastre (Málaga, Ampuries, 1999).



  Esta selección que ofrecemos pertenece al libro Jamás volveré a ti, integrado por poemas que permanecen inéditos en libro. José Manuel Gallardo Parga los ha traducido siguiendo las indicaciones de la autora.







YA NO ME QUEDAN SUEÑOS

Nací después de que el hombre conquistara la Luna,
después de que las drogas descubriesen su nefasto poder.
Crecí cuando ya se había asimilado el absurdo como expresión del alma,
cuando las miradas no eran ya suficiente para expresar las cosas.
Recorrí caminos ya trazados, senderos abiertos por pisadas anteriores,
montañas misteriosas de folletos de viaje.
Viajé a países lejanos cuya lengua aprendieron en la guerra mis mayores.
Creí tocar mi alma, pero la química lo explica todo.
Ando por lugares, por costumbres, por inercias de otros tiempos,
y me pregunto por qué -si nada hay nuevo en este mundo-
me siento tan abandonada por caminos que ya todos conocen.
Ya no me quedan sueños,
pero cada uno de estos instantes es tan nuevo para mí…





YA NO TENGO NOMBRE

Miro el poema,
y está acabado aquí,
sobre la mesa.
Salgo a contemplar el día,
a contemplar la madurez del día,
el trabajo terminado,
la casa en calma,
el poema ya sobre la mesa.
Me echo a descansar,
cierro los ojos
y ya no tengo nombre.





HAIKU

Tengo una duda:
si te hablan las flores,
si las escuchas.



En pocos versos:
la nada es el poema
de la memoria.



Así el poema:
sentimientos ajenos,
lejanas guerras.




AHMED HASHIM [9864]

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Ahmed Hashim
Ahmed Hashim (Bagdad, 1884 - 1933) fue un poeta y escritor turco representante del movimiento simbolista. Comenzó a escribir a los 15 años. La mayor parte de su producción es poesía y sólo escribió algunos ensayos en prosa.
ionarios del Imperio Otomano. Conocedor de la poesía francesa y del simbolismo, fue representante del movimiento Fecr-i-Ati (La claridad del futuro) de marcada tendencia europeísta. Escribió dos libros de poesía: Las horas del lago (1921) y La copa (1926). Reposa en el cementario estambulí de Eyup. Por propia voluntad, su tumba dice así: "Ahmed Hashim, el más raro de los poetas".
Ahmet Hashim nació en Bagdad en 1884 y murió en Estambul en 1933, donde reposan sus restos en el cementerio de Eyüp, a orillas del Cuerno de Oro. Con Çala Soykán traduje su libro Los pájaros del lagoal que pertenecen estos poemas, donde podemos detectar la atmósfera simbolista de noche, luna y lago:




Poemas del libro Los pájaros del lago, Valencia: Pre-textos, 1999
Traducción Clara Janés

Preludio

He contemplado las formas de la vida
En las aguas del lago de los sueños
Por ello un reflejo de color son, para mí,
Las piedras y las platas de la tierra.




MEDIODÍA

Grandes flores de perla se abren en las verdes aguas
Poemas de sueño recitan al agua animalillos de plata
Sin fuerza ni deseo, se detienen sobre el río
Ebrias de rayos del sol, las hijas del sueño y del espejismo,



MEDIANOCHE

Y de repente cuando la luna cae en la lejanía de las aguas
La superficie del lago recuerda las aguas de mi alma
Dentro del alma un extraño nenúfar su luz descubre
Y con vigor y fuerza brilla sobre todas las penas
Deseo al final de un día
En el cerco de mis ojos fatigados
Nació el día como rosas
Como rosas… inmensas e infinitas
Rosas que gemían más que juncos
Detrás de ellas, ¡ay!, amanecía
Desde las torres de oro, los pájaros
Una vez más anuncian que la vida se repite
¿Son estos los pájaros que cada noche
viajan por nuestros mundos interiores­?
La noche, la noche, de nuevo la noche
Si miro el agua es un cinturón de oro
El cielo sobre mí es un arco encantado
La noche, la noche, de nuevo la noche
Ahora quisiera ser un junco de los lagos 










YAHYA KEMAL [9865]

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Yahya Kemal (1884-1958), dominó el árabe, el persa y el francés, estudió en París y fue diputado en el Parlamento y embajador en Polonia, España y Pakistán. Traduje dos poemas suyos con Solimán Salom, y esto tiene una historia… Sus poemas se publicaron en revistas y no aparecieron en libro hasta después de su muerte.  Cantor incansable de Estambul, ciudad que presenta bajo el prisma simbolista, envuelta en una atmósfera muy parecida a la que hemos visto dominaba en los versos de Ahmet Hashim. 



Traducido por Çagla Soykán y Clara Janés




DANZA EN ANDALUCÍA

Castañuelas, mantón y rosa. Todo el ímpetu de la danza en el  jardín…
Esta noche del deseo, tres veces carmesí es Andalucía…
La mágica canción de amor florece en miles de bocas.
Esta noche, España repica en las castañuelas con alegría.
Como un giro de abanico nacen sus repentinas vueltas,
Sus quiebros de cintura, su desvelar y velar con coquetería…
Nuestros ojos ya solamente desean ese color carmesí.
Esta noche a oleadas está España en el mantón de Manila.
Su pelo con picardía hace rizos en la frente,
En su pecho, de las rosas de Granada bandolera, la más bonita.
Una copa dorada en cada mano, en cada pecho el sol,
Esta noche toda España entregada late en su rosa encendida.
En plena danza hace una pausa y vuelve a bailar, como si andara,
Da un giro con la cabeza y, como si matara, mira.
Piel de flor, labios de brasa, ojos de carbón, delineados…
El diablo tienta a besarla cien veces y a estrecharla contra el pecho.
Por el mantón que deslumbra, por la rosa que enamora
Y por las exaltantes castañuelas, nace un “olé” de cada seno.




Traducido por Clara Janés


Y ahora vamos con los poemas impregnados del espíritu simbolista que caracteriza la poesía de Yahya Kemal:




FIN DE SEPTIEMBRE

Ya se acortan los días. Los ancianos de Kanlidja,
uno por uno, recuerdan los pasados otoños…
Nuestra existencia es demasiado corta para amar este rincón.
¡Si los veranos no acabaran lentamente, ni disminuyeran los días!
Bebimos este raro brebaje durante años, no nos satisfizo.
Para un placer así no basta una sola existencia, ¡qué lástima!
El morir forma parte del destino, esto no nos asusta,
¡pero es tan duro el dolor que se siente al alejarse de la patria!
No volver a esta orilla nunca más, desde la noche de la muerte,
supone una nostalgia interminable, peor aún que la misma muerte.








NOCHE

Mientras Kandilli ondea en los sueños,
arrastramos el claro de luna sobre las aguas.
Era un camino reluciente, plateado.
Hemos andado. Sin hablar jamás del regreso.
Sueños los montes, fantasmas los árboles,
las colinas reposan en las aguas tranquilas.
El fin de la estación es un tiempo
que se parece a una música perdida.
Nos hemos ido, nos hemos perdido, a lo lejos,
antes de que el sueño finalice con el alba.








GAZEL DE ÇUBUKLU

¡Tira lentamente de los remos, no despiertes al claro de luna,
no despiertes al agua sumergida en un mundo de sueños!
Duerme la tierra en brazos de la primavera,
¡que dure el sueño hasta el amanecer, que no despierte!
¡Que el mundo permanezca envuelto en esta música celeste!
¡Que ni un solo ruido se desvele en el gozo de esta noche!
¡Oh rosa, di al ruiseñor que siga quedo,
que no turbe al amigo, ebrio de dicha en el jardín de rosas!
No vale la pena, Kemal, abrir los ojos para cerrar la vida.
Deja que la heroica palabra –de este sueño- no despierte.







OKTAY RIFAT [9866]

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Oktay Rifat (Oktay Rifat Horozcu) (TURQUÍA, nacido el 10 de junio 1914, Trabzon - murió el 18 de abril 1988, Estambul), poeta turco, dramaturgo y novelista.

Otro poeta de los que firmaron El Extraño, Oktay Rifat. Su temperamento lírico lo acercaba a la poesía griega, su filosofía era europeísta:   el socialismo con rostro humano. Destacó por la maestría de su lenguaje. Aunque posteriormente escribió de modo más complejo, veamos dos poemas suyos en la misma línea de simplicidad de los de Orhan Veli:





MUELLE

Si contemplo el mar
se enfada el barco.
Si miro al árbol,
la nube.
Está bien. ¿Y el muelle?







AVIONES

Dicen que vendrán los aviones.
No les tengo miedo.
Mis barcos de papel,
mis soldados de plomo
están listos.
Y si éstos se estropean,
mi padre me comprará unos nuevos.



Traducción Clara Janés





Ağzımın Tadı  

Ağzımın tadı yoksa, hasta gibiysem, 
Boğazımda düğümleniyorsa lokma, 
Buluttan nem kapıyorsam, vara yoğa 
Alınıyorsam, geçimsiz ve işkilli, 
Yüzüm öfkeden karaya çalıyorsa, 
Denize bile iştahsız bakıyorsam, 
Hep bu boyu devrilesi bozuk düzen, 
Bu darağacı suratlı toplum.






MELIH CEVDET ANTAY [9867]

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Melih Cevdet ANDAY

Melih Cevdet Antay
(TURQUÍA, nació el 13 marzo 1915 y murió el  28 noviembre 2002)

El tercero en firmar el libro manifiesto El Extraño fue Melih Cevdet Antay, nacido en Estambul en 1915 , que siguió estudios en Ankara y en Bélgica y trabajó en el Ministerio de Educación Nacional. Después de sus sencillos primeros poemas siguió evolucionando hasta convertirse en un poeta más complejo.  A la primera etapa pertenece el poema


OBRAS

Garip  (1941, Orhan Veli ve Oktay Rifat'la birlikte)
Rahatı Kaçan Ağaç (1946)
Telgrafhane (1952)
Yanyana (1956)
Kolları Bağlı Odysseus (1962)
Göçebe Denizin Üstünde (1970)
Teknenin Ölümü (1975)
Sözcükler (1978, toplu şiirler)
Ölümsüzlük Ardında Gılgamış (1981)
Tanıdık Dünya (1984)
Güneşte (1989)
Yağmurun Altında (1995)


PREMIOS

1976  Yeditepe Şiir Armağanı
1978  Sedat Simavi Vakfı Edebiyat Ödülü
1981  İş Bankası Büyük Ödülü
2000  Aydın Doğan Vakfı Şiir Ödülü






MENTIRA

Soy el poeta de los niños buenos,
de la felicidad saco mi inspiración.
Hablo a las chicas de sus ajuares;
a los presidiarios
del perdón general.
Doy sorpresas a los niños,
a los niños cuyos padres se quedaron en el frente.
¡Pero son tan difíciles estas tareas!
¡Resulta tan difícil mentir!

Traducción: Clara Janés





AHLAK

Ahlak kalmadı dünyada
Kiracısı öyle, işçisi öyle
Hami köylü saftır derler a
İnanma
Cırrr
Kapı
Kim o?
Dilenci.
Kuru ekmek verirsin beğenmez
Taze ekmek senin nene!
Kalmadı, dedim ya, kalmadı
Ahlak kalmadı memlekette.







AĞULU MANTAR

Yağmur bir adım ötemizde
Kabarmış ağulu mantar

Sessizliktir ateşin yanındaki kütük
Suyun ışık değmiş kabuğu

Sen tane tanesin sevgilim
Denizim ben batık aşklarla dolu






DURSUN BEBEĞE NİNNİ

Merhaba Dursun bebek merhaba
İşte su
İşte ışık
İşte hava
İşte Dursun bebek bizim dünya

Dandini dandini dastana
Dursun bebek uyusun
Uyusun da aman çabuk büyüsün
Danalar girmiş bostana

Daha neler var neler var daha
İşte kundak
İşte hapis
İşte kavga
İşte Dursun bebek bizim dünya

Dandini dandini dastana
Bostana girmiş danalar
Böyle tosunlar doğursun yarına ninni
Bizim aslan gibi analar.







HER GECE BÖYLE DEĞİLİM

Benim de öyle akşamlarım vardır.
Kapıdan girince anama sarıldığım,
Çocuklara karamela ve çekirdek getirdiğim,
Meyhaneye uğramadan çakır keyif,
Düşmanım yok,
Gündeliğim cebimde,
Küfretmeden
Öyle tasasız döndüğüm akşamlar..
Benim de öyle akşamlarım vardır.

Her gece böyle değilim.








SAIT FAIK ABASIYANIK [9868]

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Sait Faik Abasiyanik
Sait Faik Abasıyanık (Adapazarı, Imperio otomano actualmente Turquía, 18 de noviembre de 1906 - † Estambul, Turquía, 11 de mayo de 1954), poeta y escritor turco reconocido por sus cuentos y considerado una las personalidades más destacada de la literatura turca.

Comenzó sus estudios en Estambul en el Colegio alemán para jóvenes varones (Estambul Erkek Lisesi) y obtuvo su título en el Liceo de Bursa. Comenzó sus estudios universitarios en la facultad de turcología en la Universidad de Estambul en 1928, no obstante, en 1930 tras el deceso de su padre se mudó a Suiza, en donde comenzó sus estudios superiores de economía.
Poco tiempo después abandonó la universidad y se mudó a la ciudad francesa de Grenoble, en donde vivió por tres años y encontró una vida apacible e inspiración para sus trabajos tempranos.
En 1935 regresó a Turquía y continúo con sus estudios en áreas económicas para satisfacer el legado paterno, ya que su progenitor era un empresario importante en el Imperio otomano; no obstante, sus intentos fueron en vano y fracasó.

Su carrera 

Desde 1934, y hasta su muerte se dedicó a escribir. Comenzó a publicar pequeñas historias en el periódico vanguardista Varlik y poco a poco se destacó como un artista excepcional por la creación de un nuevo lenguaje, su aproximación a temáticas no abarcadas hasta el momento en la literatura turca como la humanidad de los trabajadores, los niños y los desempleados. Su homosexualidad nunca declarada se destaca en algunos de sus trabajos.
También escribió una novela experimental llamada Bir Takım Insanlar en (1944) y Kayıp Aranıyor en (1953)

Su legado

El colegio Darüşşafaka para huérfanos recibió de Abasiyanik todo su testamento, y dicha institución creó la Fundación Sait Faik. Su casa de Burgaz se mantiene como el Museo Sait Faik y desde 1954 entrega el Premio Sait Faik al mejor cuento. Desde el comienzo de la premiación importantes escritores turcos recibieron el premio como Pınar Kür, Tomris Uyar, Füruzan y Nazlı Eray.

Cuentos

Semaver (1936), Sarnıç (1939), Şahmerdan (1940), Lüzumsuz Adam (1948), Mahalle Kahvesi (1950), Havada Bulut (1951), Kumpanya (1951), Havuz Başı (1952), Son Kuşlar (1952), Alemdağ'da Var Bir Yılan (1953), Az Şekerli (1954). Hay una edición en español de Los últimos pájaros, traducida por Inci Kut y Fernando García Burillo (Madrid, ediciones del oriente y del mediterráneo, 1992)

Novelas

Bir Takım Insanlar (1944), Kayıp Aranıyor (1953).

Poesía

Şimdi Sevişme Vakti (1953) Hay una edición en español: Tiempo de amar, traducida por Mukadder Yaycïoglu y Fernando García Burillo (Madrid, ediciones del oriente y del mediterráneo, 1990)





Traducción: Clara Janés



GACELA MARINA

¿De dónde me viene esta alegría?
De mirarte hijo mío:
De los azules, de los almendros, del croar de las ranas en los estanques desolados
soy tu hermosura
el corazón de oro del mozo del muelle…
Del sol llegará una mañana
-el viento a las profundas penas-
peras de invierno de su botalón colgadas
jugosos membrillos de su batayola
tormentas envueltas en sus sucias velas
en sus melones la tranquilidad y la paz
dichosas orillas en sus sogas
una gacela marina.








AZOGUE

Dimos azogue a una moneda de veinticinco kurus
pescábamos lirios
era el atardecer.
La moneda de veinticinco kurus
el cielo, el anzuelo y el mar brillaban.
El vivero llegaba hasta el mar.
La barca era muy pequeña
habíamos pescado lirios.
El azogue había desaparecido de nuestro anzuelo
no desapareció
de la moneda en mucho tiempo.
Después  no pudimos pasar la moneda.



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