Antonio Cruz y Nieves
Poeta vanguardista inscrito en el movimiento atalayista. (1907-1974). Nació en Bayamón, Puerto Rico. También es narrador de cuentos y novelas cortas. Autor de de Cuentos (1963). Fue periodista de El Diluvio y de Puerto Rico Ilustrado.
PRESENTACIÓN DE LOS ATALAYISTAS
Yo quiero presentaros, gente vulgar y chata
este grupo de almas palpitantes de vida,
que adora la leyenda de la flauta panida
y llora la tragedia de la tarde escarlata.
Es un tropel de locos que saben de la grata
sensación de tener en el alma escondida
la gema subyugante de una ilusión querida
engarzada a una inédita sonoridad de plata.
Adoptando gallardas y juveniles poses
perdidos en las nubes: Atalaya de los Dioses,
avizoran por sobre de nuestros horizontes.
Y, cuando pasen, de ellos podrá decir la Historia
que desde su Atalaya se fueron a la Gloria
como una caravana de líricos sinsontes.
1929
BREA NOCTURNAL
Nubarrones ―fracaso del calendario
que menciona luna―
Cerrazón. Pesimismo...
Rana croando pecho adentro.
Trapisondista maravilloso es
Marte que miente un astro
asomado como un ojo de oro
entre un descuido de dos nubes.
Brea de sombras ha entintado el bosque.
Y psiquis es un buzo
que no teme embrearse de noche.
Ru-rú. Ro-ró. Zum-zummm.
En el fondo del pozo de brea
ronca un zancudo de motores Liberty
que va a picar el de la noche.
Nocturno
Murmura el mar en la noche
sus soliloquios de espumas
y se traduce en capullos
tornasoles su amargura.
En áureas rutilaciones,
blanca de toda blancura,
sobre una nube que corre
salta la faz de la luna.
Ven a contar las estrellas.
Tu mirada por aguja
en el hilo de tu ensueño
engárzalas una a una.
Ven desnúdate en la playa
y pulcramente desnuda
deja que caiga en tu espalda
en chorros de luz la luna.
Los pezones de tus pechos
la seda del viento punzan
y un barniz de astros lejanos
de rútila luz los unta.
Fosforescencias extrañas
en tus cabellos pululan
y hay matices de crepúsculos
en el nácar de tus uñas.
Tu vientre en sombras envuelto
tiembla, palpita, fulgura
y a tus amplios muslos blondos
estambres de luz se anudan.
Dancemos juntos la danza
de las almas que se aúnan
y las bocas que se besan
y los cuerpos que se buscan.
Cual diamantes las arenas
brillan en la noche bruja.
Lecho radiante te ofrecen
las arenas de la duna.
Y es un canto epitalámico
que suena en la paz nocturna
el murmullo de las olas.
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