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“POPOL VUH” - LIBRO SAGRADO DE LOS MAYAS [18.688]

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Primera página del manuscrito del Popol Vuh, guardado en la Biblioteca Newberry, Chicago, Colección Ayer.



Popol Vuh

El Popol Vuh (del k'iche' popol wuj: 'libro del consejo' o 'libro de la comunidad'; de popol, 'reunión', 'comunidad', 'casa común', 'junta' y similares; y wuj, 'libro') es una recopilación de narraciones míticas, legendarias e históricas del pueblo k’iche’, el pueblo maya guatemalteco con mayor cantidad de población. El libro, de gran valor histórico y espiritual, ha sido llamado erróneamente Libro Sagrado o la Biblia de los mayas k'iche'. Está compuesto de una serie de relatos que tratan de explicar el origen del mundo, de la civilización, de diversos fenómenos que ocurren en la naturaleza, etc.

Historia del «Popol Vuh»

El texto del Popol Vuh se conserva en un manuscrito bilingüe redactado por fray Francisco Ximénez ,quien se identifica como el transcriptor (de la versión en maya quiché) y traductor de un «libro» antiguo. En base a esto se ha postulado la existencia de una obra escrita alrededor del año 1550 por un indígena que, luego de aprender a escribir con caracteres latinos, capturó y escribió la recitación oral de un anciano. Sin embargo, este hipotético autor «nunca revela la fuente de su obra escrita y en su lugar invita al lector a creer lo que quiera del primer folio recto», donde afirma que el libro original "ya no se ve más" y utiliza la expresión "pintado" para describirlo. Si existiera tal documento, habría permanecido oculto hasta el período 1701-1703, cuando Ximénez llegó a ser cura doctrinero de Santo Tomás Chichicastenango (Chuilá).

Popol Vuh


Portada

Preámbulo

Creación

El manuscrito del padre Ximénez contiene el texto más antiguo conocido del Popol Vuh. Está escrito de forma paralela en k'iche' y español, como se ve en el recto y verso del primer folio.

Fray Francisco Ximénez transcribió y tradujo el texto en columnas paralelas de maya quiché, o k'iche', y español. Más tarde elaboró una versión en prosa que ocupa los primeros cuarenta capítulos del primer tomo de su Historia de la provincia de Santo Vicente de Chiapa y Guatemala, que empezó a escribir en 1715.

Los trabajos de Ximénez permanecieron archivados en el Convento de Santo Domingo hasta 1830, cuando fueron trasladados a la Academia de Ciencias de Guatemala. En 1854 fueron encontrados por el austríaco Karl Scherzer, quien en 1857 publicó el primer tallado de Ximénez en Viena bajo el título primitivo Las historias del origen de los indios de esta provincia de Guatemala.

El abate Charles Étienne Brasseur de Bourbourg sustrajo el escrito original de la universidad, lo llevó a Europa y lo tradujo al francés. En 1861 publicó un volumen bajo el título Popol Vuh, le livre sacré et les mythes de l'antiquité américaine. Fue él, pues, quien acuñó el nombre Popol Vuh.

Brasseur murió en 1874 y dejó su colección a su maestro Alphonse Pinar. Este no mostró mayor interés en el área de Centroamérica y vendió la colección de su maestro en 1883 a fin de reunir fondos para otros estudios. El manuscrito original de Ximénez fue comprado por el coleccionista y hombre de negocios Edward E. Ayer, quien residía en Chicago, Estados Unidos. Como miembro del consejo de administración de una biblioteca privada de Chicago, tomó la decisión de donar su colección de diecisite mil piezas a la biblioteca Newberry, un proceso que duró de 1897 a 1911. Tres décadas más tarde, el embajador guatemalteco Adrián Recinos localizó el manuscrito en la biblioteca y publicó la primera edición moderna en 1947. Hoy, un facsimilar del manuscrito está disponible en línea gracias a una colaboración de la Newberry y la Biblioteca de la Universidad Estatal de Ohio, bajo la dirección del profesor Carlos M. López.3 El facsimilar también está accesible en el sitio Archivos del Popol Wuj y las culturas mayas, en el que además se incluyen documentos y materiales relacionados con el manuscrito.

La localidad de Santa Cruz del Quiché fue fundada por los españoles para sustituir Q’umar Ka’aj, la antigua capital del reino k’iche’. Juan de Rojas y Juan Cortés aparecen citados en el libro como los últimos integrantes de la generación de los reyes k'iche'.

El «Popol Vuh» como texto maya

El texto que poseemos del Popol Vuh se recoge en un único manuscrito redactado en maya quiché y español por el padre Ximénez y procede de la época colonial.

Los primeros investigadores supusieron que el Popol Vuh había sido escrito en lengua maya con caracteres latinos, recogiendo de este modo la tradición oral existente en los siglos xvi y xvii. La mención en las genealogías de personajes del periodo posterior a la conquista, indican sin duda que la obra tal como existe actualmente es también posterior a la presencia hispánica en el área.

René Acuña, al igual que otros estudiosos, ha puesto en duda que el contenido reflejado en el Popol Vuh sea realmente maya, pues señala que «el Popol Vuh es un libro diseñado y ejecutado con conceptos occidentales. Su unidad de composición es tal que da pie para postular un solo recolector de las narraciones. Y no parece que este haya sido un autodidacta espontáneo nativo que redactó las memorias de su nación».6

Para apoyar esta teoría se basa en ciertos errores de transcripción que comete Ximénez al trasladar el texto, lo cual revela su desconocimiento de la lengua k’iche’.

Al respecto, señala Acuña: «Si la fidelidad con que Ximénez copió y tradujo el texto quiché fuera el criterio para establecer la autenticidad del Popol Vuh, habría, de inmediato, que declararlo falso [...] Enumerar en detalle todas las inexactitudes que Ximénez introdujo podría justificar un trabajo de páginas cuyo número no se puede cuantificar [...] Ante la imposibilidad de efectuar aquí un examen pormenorizado de las traducciones que hizo Ximénez del Popol Vuh, tendré que limitarme a decir que son desiguales y muy infieles y que el fraile omitió traducir un elevado porcentaje del texto. Mi apreciación se basa en el minucioso análisis comparativo que he realizado de las primeras 1,180 líneas del Popol Vuh con las dos versiones españolas de fray Francisco. Pero mi intención no está dirigida a desacreditar la competencia lingüística de este religioso, sino a poner de manifiesto que, con el escaso conocimiento de la lengua quiché que poseía, resulta natural que haya desfigurado la obra al copiarla».

Al poner en duda la capacidad de Ximénez de manejar la lengua maya surge la duda lógica de si el Popol Vuh es un texto original maya, puesto que en la actualidad solo se cuenta con la versión de dicho religioso. En este mismo orden de ideas, John Woodruff, otro crítico, ha llegado a la conclusión de que «no está suficientemente establecida la medida de la interacción que Ximénez tiene con el texto [...] y sin discutir lo que pudiera constituir un discurso indígena auténtico, por lo menos se pueden identificar algunas de las ideas contenidas en el primer folio recto como no totalmente indígenas».

Por su parte, Canto López, comenta que es posible cuestionar la existencia de un libro original de procedencia prehispánica, lo que llevaría a la conclusión lógica de que fue escrito con apoyo de la tradición oral.

Las analogías con el libro bíblico del Génesis, si bien mezcladas con conceptos puramente mesoamericanos, han hecho sospechar tanto de una intervención cleical en su composición como en el resultado de un proceso de aculturación.

Algunos arqueólogos, no obstante, se han esforzado en encontrar indicios de las narraciones del Popol Vuh en los jeroglíficos mayas del período prehispánico.

Descubrimiento de mural del Popol Vuh en El Mirador

Artículo principal: El Mirador (ciudad maya)

Panel mostrando a los héroes gemelos Hunahpú e Ixbalanqué descubierto en El Mirador en 2009.

Durante investigaciones realizadas en la ciudad de El Mirador un equipo de arqueólogos dirigidos por Richard D. Hansen de la Idaho State University descubrió un panel con una de las representaciones más antiguas de las creencias de la creación de acuerdo a los Mayas: el Popol Vuh. La escultura data de aproximadamente el año 200 a.C. y muestra a los míticos héroes gemelos Hunahpú e Ixbalanqué, nadando en el averno para recuperar la cabeza decapitada de su padre. La escultura data del mismo período que algunos de los trabajos más antiguos relacionados con el Popol Vuh: los murales en San Bartolo y la estela de Nakbe, dos ciudades cercanas. Los arqueólogos instalaron un cobertizo de clima controlado sobre el área recién descubierta para evitar que las estructura se dañara.

La escultura decora la pared de un canal que estaba destinada a canalizar el agua de lluvia a través del área administrativa de la ciudad; es más cada techo y plaza en la ciudad estaban diseñados para dirigir el agua de lluvia en los centros de recaudación. Este sistema de colección de agua habría sido una de las causas por las que el El Mirador se habría convertido en el primer poderoso reino Maya y a una rica ideología que giraba alrededor de los descrito en el Popol Vuh.

Contenido del «Popol Vuh»

El Popol vuh abarca una variedad de temas que incluye la creación, ascendencia, historia y cosmología. No hay divisiones de contenido en el ológrafo de la Biblioteca de Newberry, pero en general las ediciones populares han adoptado la organización introducida por Brasseur de Bourbourg en 1861 con el fin de facilitar los estudios comparativos. El escritor guatemalteco Adrián Recinos explica que: "El manuscrito original no se divide en partes o capítulos, el texto corre sin interrupción desde el principio hasta el final. En esta traducción he seguido la división de Brasseur de Bourbourg en cuatro partes y cada parte en capítulos, porque el ordenamiento parece lógico y conforme a la materia y el significado de la obra. Como la versión del abate francés es la más conocida, esto facilitará el trabajo de aquellos lectores que deseen hacer un estudio comparativo de las distintas traducciones del Popol Vuh".

Temas

LA CREACIÓN: En el principio del Popol Vuh, relata el comienzo de los tiempos, cuando nada habitaba en la tierra sino solo estaba cubierta de agua. Más adelante aparecen los árboles y bejucos, los animales y finalmente el ser humano. En ese punto se han señalado numerosos paralelismos con la Biblia que pueden explicarse bien como interpolaciones del copista, un clérigo, bien como adaptaciones poshispánicas de mitos indígenas más antiguos.

FORMACIÓN DE LA ESPECIE HUMANA: Se describen diversos intentos divinos de creación de la Humanidad. Estos primeros hombres son creados para adorar y mantener a los dioses. Los intentos sucesivos terminan en fracaso hasta que se llega a los ancestros de los quiché hechos de maíz. Incidentalmente se menciona que una de las creaciones, los hombres de madera, fue destruida por sus propios utensilios y que sus descendientes son los actuales monos.

LA MITOLOGÍA:Se relatan una serie de mitos, en especial los relacionados con los moradores (de carácter divino) de Xibalbá; el inframundo. Allí se describen los diferentes lugares de castigo denominados: "casas". Se mencionan cinco, a saber: la casa oscura, la casa de las navajas (o de los filos), la casa del frío, la de los tigres (jaguares) hambrientos y la del fuego.

HEROÍSMO: Aparecen aquí los personajes heroicos de la cosmogonía maya quiché: Hunanpú e Ixbalanqué.

Síntesis

I. Creación

Los dioses crean el mundo, crean los valles y las montañas.
Los dioses crean a los animales, pero ya que no los alaban los condenan a comerse unos a otros.
Los dioses crean a los seres de barro, los cuales son frágiles e inestables y no logran alabarlos.
Los dioses crean a los primeros seres humanos de madera, estos son imperfectos y carentes de sentimientos.
Son destruidos los primeros seres humanos, los cuales se convierten en monos.
Los héroes gemelos Hunahpú e Ixbalanqué tratan de matar al arrogante dios Vucub Caquix, pero fallan.
Hunahpú e Ixbalanqué matan a Vucub Caquix

II. Historias de Hunahpú e Ixbalanqué

Ixpiyacoc e Ixmukané engendran dos hermanos.
Hun Hunahpú e Ixbakiyalo engendran a los gemelos mono Hunbatz y Hunchouén.
Los señores de Xibalbá matan a los hermanos Hun Hunahpú y Vucub Hunahpú, colgando la cabeza del primero en un árbol.
HunHunahpú e Ixquic engendran a los héroes gemelos Hunahpú e Ixbalanqué.
Nacen los héroes gemelos y viven con su madre y su abuela paterna Ixmukané, compitiendo con sus medio hermanos Hunbatz y Hunchouén.
Hunbatz y Hunchouen se convirten en monos.
Hunahpú e Ixbalanqué utilizan a la magía para cortar a los árboles.
Una rata habla con Hunahpú e Ixbalanqué y les cuenta la historia de sus ancestros.
Los Señores de Xibalbá llaman al inframundo Hunahpú e Ixbalanqué
Hunahpú e Ixbalanqué sobreviven a las pruebas del inframundo.
Hunahpú es matado por unos murciélagos, pero su hermano lo resucita.
Los héroes gemelos se suicidan en las llamas y sus huesos vienen abandonados en un río.
Hunahpú e Ixbalanqué vuelven a la vida y matan a los Señores del Inframundo.
Hunahpú vuelve a la vida por medio de sus hijos.

III. Creación de los hombres de maíz

Los primeros cuatro hombres reales son creados: Balam Quitzé, el segundo Balam Akab, el tercero Mahucutah y el cuarto Iqui Balam. Están hechos de maíz.
Las primeras cuatro mujeres son creadas.
Tribus descendientes. Hablan el mismo lenguaje y viajan a Tulan.
El lenguaje de las tribus se confunde y éstas se dispersan.

IV. Espera del amanecer y permanencia en Hacauitz

Surge Venus, seguida por el nacimiento del sol, causando gran alegría.
Las deidades que traían desde Tula se tornan de piedra (sólo escapa el duende Zaquicoxol).
Los cuatro varones k’iche’ permanecen escondidos en la montaña.
Por orden de Tohil, el dios patronal de los k’iche’, empiezan los secuestros de otras tribus para realizar sacrificios humanos ante esta deidad.
Las otras tribus, desesperadas por los secuestros, envían cuatro muchachas bellas para seducir a los varones y lograr su derrota, pero son engañadas mediante cuatro mantos mágicos.
Las otras tribus envían un ejército para vencer a los k’iche’ que se ocultan en la montaña, pero antes de llegar a ella, caen vencidos por un sueño inducido por Tohil, y los cuatro hombres k’iche’ les roban sus instrumentos de guerra.
Muerte y consejos de Balam Quitze, Balam Akab, Mahucutah, Iqui Balam
Balam Quitze deja a sus descendientes, los k’iche’, el “Pizom Kakal”, o “Envoltorio Sagrado” que servirá como símbolo de su poder.

V. Relatos de migraciones

Los hijos de los primeros padres k’iche’ regresan a Tula, donde reciben los símbolos de poder de manos de Nacxit. A su regreso al cerro Hacauitz son recibidos con señales de alegría.

Parten en una migración en busca del cerro donde habrán de establecerse finalmente y fundar una ciudad. En Chi Quix se dividen algunos grupos. Pasan por Chi Chak, Humeta Ya, Qulba, Cauinal y Chi Ixmachi.

En Chi Ixmachi estalla la primera guerra, motivada por el engaño del grupo de los Ilocab a Istayul. Finalmente, los Ilocab son reducidos a esclavitud.
Crece el poderío de los k’iche’, causando el espanto de los demás pueblos.
Se forman los tres principales tinamit de la Confederación K’iche’: Cauiquib, Nihaib y Ahau Quiché.

VI. Fundación de Gumarcah y Listado de generaciones

Fundan la ciudad de Gumarcah, cerca de la actual Santa Cruz del Quiché, en el departamento del Quiché.
Se fundan las 24 “Casas Grandes”, convirtiéndose en importantes unidades de organización socio-política.
Se narran las conquistas realizadas por Quikab y Gukumatz, de naturaleza prodigiosa.
Los caueques k’iche’ expanden su territorio, conquistando a los pueblos vecinos y lejanos, quienes se vuelven tributarios.
Se nombran los distintos chinamit y “Casas Grandes”, así como sus gobernantes principales hasta Juan de Rojas, quien vivió ya bajo el dominio español.

Personajes principales

Tepew-Q’ukumatz

También llamado Tz’aqol-B’itol; Alom-K’ajolom; Junajpu Wuch’-Junajpu Utiw; Saqinim Aq-Sis; Uk’ux Cho-Uk’ux Palo; Ajraxa Laq-Ajraxa Tzel. Está enterrado bajo plumas de quetzal cuando Uk’ux Kaj llega a hablarle. Es lo que está antes que nada, entre la oscuridad, palpitando. De él surge la fuerza creadora, es la primera deidad que luego se va haciendo cada vez más lejana. Pide consejo de otras deidades: Uk’ux Kaj e Xmukane, a la hora de hacer las creaciones, puesto que no sabe cómo hacerlo. El impulso creador surge de ésta deidad, que posteriormente en la narración va cayendo en el olvido.

Uk’ux Kaj-Uk’ux Ulew

Se representa también como Jun Raqan; Kaqulja Jun Raqan; Ch’ipi Kaqulja; Raxa Kaqulja (y Nik’aj Taq’aj). En este sentido es una tríada, como dice el texto “era de tres su esencia, la de Uk’ux Kaj”. Esta deidad no está presente desde el inicio, sino que “viene” a platicar con Tepew-Q’ukumatz, por lo que se puede considerar que es posterior a Tepew. Del diálogo de los dos surge la creación. Permanece activo por más tiempo de Tepew, pues posteriormente en la narración auxilia a Junajpu e Ixb’alamke.

Xpiyakok, Xmukane

También llamados Abuela del día, Abuela de la Claridad, Rati’t q’ij, rati’t saq. Según Sam Colop eran ajq’ijab’ (guías espirituales mayas). Dan consejo sobre la creación de los hombres de palo (la segunda creación fallida). Posteriormente en la narración son los abuelos de Jun Junajpu y Wuqub’ Junajpu. Aunque no se le menciona directamente, Xpiyakok contribuye con Xmukane al engaño de Wuqub’ Kak’ix, diciendo que son médicos. Son sabios, pero también ingenuos. Sus nietos los engañan para obtener los implementos de la pelota o cuando convierten a sus hermanos en monos, por ejemplo. No dan indicios de ser prodigiosos, sino que son especialistas religiosos que adivinan y queman incienso cuando es propicio.
Wuqub’ Kak’ix-Chimalmat

Literalmente “Siete Guacamaya”. Se engrandecía antes de la creación. Decía ser el sol y la luna, pero no era cierto, sólo eran sus riquezas las que brillaban: sus ojos de plata, sus piedras preciosas, las gemas verdes de sus plumas. No queda claro si era una guacamaya o un hombre; puede que tuviera características de ambos, pues tiene mandíbula, pero al mismo tiempo se indica que se “posa” (taqalik en idioma k’iche’) a comer los nances en el árbol cuando es derribado (como un pájaro) por la cerbatana de los muchachos. Se comportaba como un gran señor, pero solamente sus riquezas le daban su poder, puesto que cuando es engañado, y se les quitan éstas, muere. Podría ser una metáfora del de quienes se engrandecen únicamente por sus pertenencias materiales, pero también puede ser (al igual que sus hijos) representante de el error del orgullo simplemente.

Zipaqna

Primer hijo de buqub’ Kak’ix, Zipaqna creaba montañas y volcanes en una noche. El texto dice que literalmente jugaba a la pelota con los cerros.15 Era adivino, pues supo que lo querían matar los 400 muchachos, a quienes posteriormente asesinó. Es derrotado por Junajpu e Ixb’alamke que lo entierran bajo lo que fuera su orgullo: una montaña.

Kabraqan

Literalmente “dos pies” o “terremoto”, Kab’raqan derribaba las montañas, con sus pies hacía temblar la tierra. Lo engañan los hermanos Junajpu e Ixb’alamke con la promesa de una montaña más alta que todas, que sigue creciendo. Le dan un pájaro untado con tizate (tierra blanca), que le resta las fuerzas, y así es enterrado bajo la tierra, bajo aquello que le daba orgullo.

Jun Junajpu, Wuqub’ Junajpu

Hijos de Xmukane y Xpiyakok, al parecer eran gemelos, aunque esto no se menciona explícitamente en el texto. Quizá fueran de naturaleza prodigiosa, pero esto no queda claro, puesto que no hacen ningún prodigio (a excepción del florecimiento del árbol de morro en Xib’alb’a) y son fácilmente engañados por los de Xib’alb’a. Jun Junajpu engendró con Ixb’aqiyalo dos hijos. Al parecer su única ocupación era jugar a los dados y a la pelota. Tenían el título de rajpop achij. Fueron vencidos en Xib’alb’a, en la Casa de la Oscuridad y sus cuerpos sacrificados y enterrados bajo el juego de pelota, con excepción de la cabeza de Jun Junajpu, que fue colocada en un árbol que luego retoñó y se volvió de morro.

Jun B’atz, Jun Chowen

Hijos de Jun Junajpu y Ixb’aqiyalo. Son flautistas, artistas, escribanos, sabios, conocedores, cerbataneros, escultores y orfebres. Eran envidiosos y trataron mal a sus hermanos Junajpu e Ixb’alamke, por lo que fueron engañados por éstos y convertidos en monos. En la narración se menciona que eran invocados por los artistas posteriormente como deidades patronales o protectoras.

Ixkik’

Hija de Kuchuma Kik’, un señor de Xib’alb’a, es una doncella curiosa e impulsiva, que se acerca al árbol prohibido por los señores de Xib’alb’a y habla con el fruto-cabeza de Jun Junajpu. También es ingeniosa y valiente, cuando encuentra la manera de burlar su propia muerte y asciende a la tierra a la búsqueda de su suegra. Ahí prueba que es una buena nuera, pues hace las tareas imposibles que la suegra le solicita

Junajpu, Xb’alamke

Hijos de Jun Junajpu y Wuqub’ Junajpu, son los principales personajes de la sección mitológica del Popol Wuj. Su principal característica es la astucia y la humildad, pues aunque hacen grandes prodigios jamás se vanaglorian de ellos; es más, los hacen las más de las veces bajo la forma de simples cerbataneros, pobres o mendigos. Ejecutan los deseos de Uk’ux Kaj, con quien tienen comunicación constante. Son vengativos, como se ve cuando no cesan en su empeño de vencer a los de Xib’alb’a hasta descuartizarlos. Son prodigiosos por naturaleza.

Jun Kame, Wuqub’ Kame

Los dos principales señores de Xib’alb’a son malvados y engañosos. Todos ellos y su reino está lleno de engaños para el que descienda a él, aún si ha sido invitado. Buscan la destrucción de Junajpu e Ixb’alamke, puesto que ellos molestaban su descanso con su juego de pelota. Al parecer reinaban sobre una gran cantidad de gente, que no necesariamente estaba muerta, así como ellos mismos parecían estar vivos, a pesar de sus títulos macabros. Esto se comprueba cuando son asesinados por los gemelos. Son orgullosos y arrogantes, lo que finalmente causa su ruina.

B’alam Ki’tze’, B’alam Aq’ab’, Majuk’utaj, Ik’i B’alam

Los primeros hombres creados partieron a la ciudad mítica de Tula, donde les fueron entregadas sus deidades respectivas. A excepción de Ik’i B’alam, son los abuelos de las tres grandes divisiones, o amaq’, de los K’iche’: Kaweq, Nija’ib’ y Nima K’iche’. Son humildes y obedientes de los mandatos de su deidad respectiva, aunque en muchas ocasiones es Tojil, la deidad de los Kaweq, el que habla por todos. Aseguran la sumisión de los demás pueblos al ofrecerles fuego a cambio de entregar sus corazones. Por esta razón, posteriormente secuestran a los habitantes de los otros pueblos para sacrificarlos ante sus deidades. Finalmente, mueren dejando atrás el Envoltorio Sagrado a su descendencia. Son fieles a la hora de cumplir los deseos de sus deidades y finalmente mueren serenamente.

Tojil, Awilix, Jaqawitz, Nik’aj Taq’aj

Tojil es la deidad tutelar que en Tula les fue entregada a B’alam Ki’tze’, a los Ilokab’, Tamub’ y Rab’inaleb’ (con el nombre de Jun Toj). Awilix es la deidad de B’alam Aq’ab’; Jaqawitz la de Majuk’utaj; y Nik’aj Taq’aj la de Ik’i B’alam. Nik’aj Taq’aj, al igual que Ik’i B’alam, carecen de protagonismo y desaparecen en la narración posterior. En cuanto a Awilix y Jaqawitz, aunque están presentes a lo largo de la historia, muchas veces no son mencionados, sustituyéndose sus nombres por el de Tojil únicamente. Son deidades vengativas, que exigen la sangre de los pueblos como tributo, y con ésta se hacen más poderosos y jóvenes. Guían la peregrinación de los k’iche’ y los dirigen en sus guerras contra los otros pueblos.

En cuanto a su naturaleza, quizá fueran seres animados antes del amanecer, pues con los rayos del sol se vuelven estatuas de piedra. Si se compara son el Saqik’oxol, una deidad similar que escapó a la petrificación, se hace claro que eran seres sobrenaturales similares a los conocidos como duendes, con presencia física, pero también inmaterial, como los llamados dueños de los cerros actuales. En su estado pétreo, sin embargo, estas deidades se manifestaban también como seres humanos. Esto se hace evidente puesto que se menciona que se iban a bañar al río,16 donde fueron vistos por los pueblos, que intentaron perderlos por medio de la fornicación, lo que implica que tenían también una naturaleza física.

K’oka’ib’, K’o’akutek, K’o’ajaw

Hijos de los tres primeros padres, salen hacia el oriente donde Nacxit les entrega los emblemas de poder y autoridad. Son quienes se trasladan a y reinan justamente en Chi K’ik.

Q’ukumatz-K’otuja

Q’ukumatz fue un personaje que reinó junto a K’otuja. Según el texto, pertenecía a la cuarta generación de otro personaje conocido también como Q’ukumatz. Es un ser portentoso, toma forma de serpiente, de águila, de jaguar y de sangre reposada. Fue quien dio inicio a un periodo de engrandecimiento de los k’iche’.

K’ikab’, Kawisamaj

Extendieron el dominio k’iche’ conquistando a los kaqchikel y a los rabinaleb’. Extendieron sus dominios hasta territorio mam también, en Xe’laju y Saqulew. Hicieron tributarios a los pueblos vencidos, reprimiendo cruelmente a quienes se negaban a su expansión. Arrasaron ciudades y acabaron con linajes enteros. Aseguraron también los pueblos que iban conquistando, para que no pudieran ser tomados de nuevo. Fueron grandes guerreros y consolidaron la expansión e imagen de los K’iche’.

Fragmentos

I. Creación del mundo y los primeros intentos por crear a los hombres

El Popol Vuh relata la inexistencia del mundo hasta que el creador y formador decidió generar la vida. La intención era que sus propias creaciones le pudieran hablar y agradecer por la vida. Primero se creó la Tierra, después los animales y finalmente, los hombres. Éstos fueron inicialmente hechos de barro, pero como el intento fracasó, el gran creador y formador decidió extraerlos de la madera. Una vez constituidas otras tantas familias, el creador y formador, temeroso de que a sus criaturas pudiera tentarlas la idea de suplantarlos en sabiduría, disminuyó la vista e inteligencia de los ocho.

La creación según el «Popol Vuh»

Ésta es la relación de cómo todo estaba en suspenso, todo en calma, en silencio; todo inmóvil, callado, y vacía la extensión del cielo.
Ésta es la primera relación, el primer discurso. No había todavía un hombre, ni un animal, pájaros, peces, cangrejos, árboles, piedras, cuevas, barrancas, hierbas ni bosques: sólo el cielo existía.
No se manifestaba la faz de la tierra. Sólo estaban el mar en calma y el cielo en toda su extensión. No había nada junto, que hiciera ruido, ni cosa alguna que se moviera, ni se agitara, ni hiciera ruido en el cielo. No había nada que estuviera en pie; sólo el agua en reposo, el mar apacible, solo y tranquilo. No había nada dotado de existencia.
Solamente había inmovilidad y silencio en la oscuridad, en la noche. Sólo el Creador, el Formador, Tepeu, Gucumatz, los Progenitores, estaban en el agua rodeados de claridad. Estaban ocultos bajo plumas verdes y azules.
Llegó aquí entonces la palabra, vinieron juntos Tepeu y Gugumatz, en la oscuridad, en la noche, y hablaron entre sí Tepeu y Gugumatz. Hablaron, pues, consultando entre sí y meditando; se pusieron de acuerdo, juntaron sus palabras y su pensamiento. Entonces se manifestó con claridad, mientras meditaban, que cuando amaneciera debía aparecer el hombre. Entonces dispusieron la creación y crecimiento de los árboles y los bejucos y el nacimiento de la vida y la claridad en acción del hombre. Se dispuso así en las tinieblas y en la noche por el Corazón del Cielo, que se llama Huracán.
El primero se llama Caculhá Huracán. El segundo es Chipi-Caculhá. El tercero es Raxa-Caculhá. Y estos tres son el Corazón del Cielo.
Entonces vinieron juntos Tepeu y Gugumatz; entonces conferenciaron sobre la vida y la claridad, cómo se hará para que aclare y amanezca, quién será el que produzca el alimento y el sustento.
-¡Hágase así! ¡Que se llene el vacío! ¡Que esta agua se retire y desocupe el espacio, que surja la tierra y que se afirme! Así dijeron. ¡Que aclare, que amanezca en el cielo y en la tierra! No habrá gloria ni grandeza en nuestra creación y formación hasta que exista la criatura humana, el hombre formado. Así dijeron.
Luego la tierra fue creada por ellos. Así fue en verdad como se hizo la creación de la tierra:
- ¡Tierra!, dijeron, y al instante fue hecha.
Como la neblina, como la nube y como una polvareda fue la creación, cuando surgieron del agua las montañas; y al instante crecieron las montañas.
Solamente por un prodigio, sólo por arte mágica se realizó la formación de las montañas y los valles; y al instante brotaron juntos los cipresales y pinares en la superficie.
Y así se llenó de alegría Gugumatz, diciendo:
-¡Buena ha sido tu venida, Corazón del Cielo; tú, Huracán, y tú, Chípi-Caculhá, Raxa-Caculhá!
-Nuestra obra, nuestra creación será terminada, contestaron.
Primero se formaron la tierra, las montañas y los valles; se dividieron las corrientes de agua, los arroyos se fueron corriendo libremente entre los cerros, y las aguas quedaron separadas cuando aparecieron las altas montañas.
Así fue la creación de la tierra, cuando fue formada por el Corazón del Cielo, el Corazón de la Tierra, que así son llamados los que primero la fecundaron, cuando el cielo estaba en suspenso y la tierra se hallaba sumergida dentro del agua..
De esta manera se perfeccionó la obra, cuando la ejecutaron después de pensar y meditar sobre su feliz terminación.
Luego hicieron a los animales pequeños del monte, los guardianes de todos los bosques, los genios de la montaña, los venados, los pájaros, leones, tigres, serpientes, culebras, cantiles (víboras), guardianes de los bejucos.
Y dijeron los Progenitores:
-¿Sólo silencio e inmovilidad habrá bajo los árboles y los bejucos? Conviene que en lo sucesivo haya quien los guarde.
Así dijeron cuando meditaron y hablaron enseguida. Al punto fueron creados los venados y la aves. En seguida les repartieron sus moradas los venados y a las aves:
-Tú, venado, dormirás en la vega de los ríos y en los barrancos. Aquí estarás entre la maleza, entre las hierbas; en el bosque os multiplicaréis, en cuatro pies andaréis y os tendréis. Y así como se dijo, así se hizo.
Luego designaron también su morada a los pájaros pequeños y a las aves mayores:
-Vosotros, pájaros, habitaréis sobre los árboles y los bejucos, allí haréis vuestros nidos, allí os multiplicaréis, allí os sacudiréis en las ramas de los árboles y de los bejucos. Así les fue dicho a los venados y a los pájaros para que hicieran lo que debían hacer, y todos tomaron sus habitaciones y sus nidos.
De esta manera los Progenitores les dieron sus habitaciones a los animales de la tierra.
Y estando terminada la creación de todos los cuadrúpedos y las aves, les fue dicho a los cuadrúpedos y pájaros por el Creador y Formador y los Progenitores:
-Hablad, gritad, gorjead, llamad, hablad cada uno según vuestra especie, según la variedad de cada uno. Así les fue dicho a los venados, los pájaros, leones, tigres y serpientes.
-Decid, pues, nuestros nombres, alabadnos a nosotros, vuestra madre, vuestro padre. ¡Invocad, pues, a Huracán, Chipi-Caculhá, Raxa-Caculhá, el Corazón del Cielo, el Corazón de la Tierra el Creador, el Formador, los Progenitores; hablad, ínvocadnos, adoradnos!, les dijeron.
Pero no se pudo conseguir que hablaran como los hombres; sólo chillaban, cacareaban y graznaban; no se manifestó la forma de su lenguaje, y cada uno gritaba de manera diferente.
Cuando el Creador y el Formador vieron que no era posible que hablaran, se dijeron entre sí:
-No ha sido posible que ellos digan nuestro nombre, el de nosotros, sus creadores y formadores. Esto no está bien, dijeron entre sí los Progenitores. Entonces se les dijo:
-Seréis cambiados porque no se ha conseguido que habléis. Hemos cambiado de parecer: vuestro alimento, vuestra pastura, vuestra habitación y vuestros nidos los tendréis, serán los barrancos y los bosques, porque no se ha podido lograr que nos adoréis ni nos invoquéis. Todavía hay quienes nos adoren, haremos otros seres que sean obedientes. Vosotros, aceptad vuestro destino: vuestras carnes serán trituradas. Así será. Ésta será vuestra suerte. Así dijeron cuando hicieron saber su voluntad a los animales pequeños y grandes que hay sobre la faz de la tierra.
Así, pues, hubo que hacer una nueva tentativa de crear y formar al hombre por el Creador, el Formador y los Progenitores.
-¡A probar otra vez! Ya se acercan el amanecer y la aurora; ¡hagamos al que nos sustentará y alimentará! ¿Cómo haremos para ser invocados para ser recordados sobre la tierra? Ya hemos probado con nuestras primeras obras, nuestras primeras criaturas; pero no se pudo lograr que fuésemos alabados y venerados por ellos. Probemos ahora a hacer unos seres obedientes, respetuosos, que nos sustenten y alimenten. De este modo hicieron a los seres humanos que existen en la tierra.
Los dioses gemelos: Hunahpú e Ixbalanqué[editar]
El Popol Vuh también relata las hazañas de los dioses gemelos: Hunahpú e Ixbalanqué, que descendieron a Xib'alb'a (inframundo) y vencieron a los Ajawab, y se convirtieron en el Sol y la Luna. He aquí un fragmento de la historia de su nacimiento:

Cuando llegó el día de su nacimiento, dio a luz la joven que se llamaba Ixquic; pero la abuela no los vio cuando nacieron. En un instante fueron dados a luz los dos muchachos llamados Hunahpú e lxbalanqué. Allá en el monte fueron dados a luz.
Luego llegaron a la casa, pero no podían dormirse.
-¡Anda a botarlos afuera!, dijo la vieja, porque verdaderamente es mucho lo que gritan. Y en seguida fueron a ponerlos sobre un hormiguero. Allí durmieron tranquilamente. Luego los quitaron de ese lugar y los pusieron sobre las espinas.
Ahora bien, lo que querían Hunbatz y Hunchouén era que murieran allí mismo en el hormiguero, o que murieran sobre las espinas. Deseábanlo así a causa del odio y de la envidia que por ellos sentían Hunbatz y Hunchouén.
Al principio se negaban a recibir en la casa a sus hermanos menores; no los conocían y así se criaron en el campo. Hunbatz y Hunchouén eran grandes músicos y cantores; habían crecido en medio de muchos trabajos y necesidades y pasaron por muchas penas, pero llegaron a ser muy sabios. Eran a un tiempo flautistas, cantores, pintores y talladores; todo lo sabían hacer.
Tenían noticia de su nacimiento y sabían también que eran los sucesores de sus padres, los que fueron a Xibalbá y murieron allá. Grandes sabios eran, pues Hunbatz y Hunchouén y en su interior sabían todo lo relativo al nacimiento de sus hermanos menores. Sin embargo, no demostraban su sabiduría, por la envidia que les tenían, pues sus corazones estaban llenos de mala voluntad para ellos, sin que Hunahpú e lxbalanqué los hubieran ofendido en nada.
Estos últimos se ocupaban solamente de tirar con cerbatana todos los días; no eran amados de la abuela ni de Hunbatz, ni de Hunchouén. No les daban de comer; solamente cuando ya estaba terminada la comida y habían comido Hunbatz y Hunchouén, entonces llegaban ellos, Pero no se enojaban, ni se encolerizaban y sufrían calladamente, porque sabían su condición y se daban cuenta de todo con claridad. Traían sus pájaros cuando venían cada día, y Hunbatz y Hunchouén se los comían, sin darle nada a ninguno de los dos, Hunahpú e lxbalanqué.
La sola ocupación de Hunbatz y Hunchouén era tocar la flauta y cantar.


LIBRO SAGRADO DE LOS MAYAS

“POPOL VUH” (o “Libro del Indígena Quiché”)
El mito de la creación de los mayas

Traducción de la versión francesa del profesor Georges Raynaud, director de estudios sobre las religiones de la América Precolombina, en la Escuela de Altos Estudios de París, por los alumnos titulares de la misma MIGUEL ÁNGEL ASTURIAS y J. M. GONZÁLEZ DE MENDOZA.

PREÁMBULO

El Popol-Vuh, que puede traducirse Popol, comunidad, consejo, y Vuh, libro, Libro del Consejo o Libro de la Comunidad, fue pintado. Lo dice el texto: “Este libro es el primer libro pintado antaño”. ¿El primer libro? ¿Querrá significarse con esto el más importante, algo así como la Biblia? “Pero su faz está oculta”, sigue el texto. ¿Oculta, por qué? ¿Fue destruido? ¿Fue quemado? ¿Se consumió en la ciudad de Utatlán, entregada a las llamas, reducida a cenizas por el Conquistador? “Su faz está oculta al que ve”, añade el texto, lo que mueve a pensar que no está oculta para el que, sin ver, conserva dicha faz en la memoria y la transmite oralmente.

Originalmente, el Popol-Vuh fue pintura, memoria, palabra, y en esta forma de tradición oral se conserva hasta mediados del siglo XVI, época en que vuelve a ser escrito, por un indígena, antiguo sacerdote quizá, en lengua quiché, con caracteres latinos. Este manuscrito, que constituye el verdadero original del Popol-Vuh, llega a manos de Fr. Francisco Ximénez, cura párroco de Santo Tomás Chuilá, población guatemalteca llamada actualmente Chichicastenango, a principios del siglo XVIII. Por eso se conoce el Popol-Vuh con el nombre de “Manuscrito de Chichicastenango”.

Descubrirlo el Padre Ximénez, varón versadísimo en lenguas indígenas, y entregarse a su estudio y traducción del quiché al castellano, todo es uno. Pero el perilustre dominico no se contenta con traducir el Popol-Vuh. Para dar testimonio incuestionable de la autenticidad del texto y curarse en salud ante las autoridades religiosas, tal similitud hay entre el Génesis indígena y algunos pasajes de la Biblia, hace algo que la posteridad jamás le pagará bastante: al par de su versión castellana, en columna paralela, copia del texto quiché, es decir, que no sólo nos lega su traducción, sino la transcripción del texto indígena.

El Padre Ximénez realiza dos versiones. Una primera literal, que no le satisface, y una segunda, más cuidada, que incluye en el primer tomo de la “Crónica de la Provincia de Chiapa y Guatemala”, obra monumental que del archivo de los dominicos pasa en 1854 —con otros documentos del Padre Ximénez—, a la Biblioteca de la Universidad de San Carlos Borromeo. A partir de ese momento el libro sagrado de los quichés va a ser traducido a otras lenguas. El Dr. Carl Scherzer copia el texto en la Biblioteca de la Universidad de Carolina, y traducido al alemán lo publica en Viena, en 1857, bajo el título de “Las historias del origen de los indios de esta Provincia de Guatemala”. El abate Carlos Esteban Brasseur de Bourbourg llega a Guatemala, desde Francia, atraído por la luz de ese manuscrito prodigioso, se afinca en el país, estudia y profundiza la lengua quiché y traduce el Popol-Vuh al francés, versión que publica en París, en 1891, con el título de “Popol-Vuh, le livre sacre et les mythes de l”antiquité américaine”.

Varias otras traducciones se han hecho desde entonces, y se han publicado algo más de treinta y dos volúmenes, en todas las lenguas, interés que crece de día en día por tratarse de uno de los documentos milenarios de la humanidad.

Este es el principio de la antiguas historias de este lugar llamado Quiché. Aquí escribiremos y comenzaremos las antiguas historias, el principio y origen de todo lo que se hizo en la ciudad de Quiché, por las tribus de la nación quiché.

Y aquí traeremos la manifestación, la publicación y la narración de lo que estaba oculto, la revelación por Tzacol, Bitol, Alom, Qaholom, que se llaman Hunahpú-Vuch, Hunahpú-Utiú, Zaqui-Nimá-Tziís, Tepeu, Gucumatz, u Qux Cho, u Qux Paló, Ah Raxá Lac, Ah Raxá Tzel, así llamados. Y [al mismo tiempo] la declaración, la narración conjuntas de la Abuela y el Abuelo cuyos nombres son Ixpiyacoc e Ixmucané, amparadores y protectores, dos veces abuela, dos veces abuelo, así llamados en las historias quichés, cuando contaban todo lo que hicieron en el principio de la vida, el principio de la historia.

Esto lo escribiremos ya dentro de la ley de Dios, en el Cristianismo, lo sacaremos a luz, porque ya no se ve el Popo Vuh, así llamado, donde se veía claramente la venida del otro lado del mar, la narración de nuestra oscuridad, y se veía claramente la vida.

Existía el libro original, escrito antiguamente, pero su vista está oculta al investigador y al pensador. Grande era la descripción y el relato de cómo se acabó de formar todo el cielo y la tierra, cómo fue formado y repartido en cuatro partes, cómo fue señalado y el cielo fue medido y se trajo la cuerda de medir y fue extendida en el cielo y en la tierra, en los cuatro ángulos, en los cuatro rincones, como fue dicho por el Creador y el Formador, la madre y el padre de la vida, de todo lo creado, el que da la respiración y el pensamiento, la que da a luz a los hijos, el que vela por la felicidad de los pueblos, la felicidad del linaje humano, el sabio, el que medita en la bondad de todo lo que existe en el cielo, en la tierra, en los lagos y en el mar.

Notas introductorias:

Tzacol, Bitol, el Creador y el Formador

Alom, la diosa madre, la que concibe los hijos, de al, hijo, alán, dar a luz. Qaholom, el dios padre que engendra los hijos, de qahol, hijo del padre, qaholaj, engendrar. Madre y padre los llama Ximénez; son el Gran Padre y la Gran Madre, así llamados por los indios, según refiere Las Casas, y que estaban en el cielo.

Hunahpú-Vuch, un cazador vulpeja o tacuazín (Opposum), dios del amanecer; vuch es el momento que precede al amanecer. Hunahpú-Vuch, es la divinidad en potencia femenina, según Seler. Hunahpú-Utiú, un cazador coyote, variedad de lobo (Canis latrans), dios de la noche, en potencia masculina;

Zaqui-Nimá-Tziís, Gran pisote blanco (Nasua nasica) o coatí, encanecido por la edad, diosa madre; y su consorte Nim-Ac, Gran cerdo montés, o jabalí, ausente en este lugar por una omisión mecánica, pero invocado en el capítulo siguiente;

Tepeu, el rey o soberano, del náhualt Tepeuh, tepeuani, que Molina traduce por conquistador o vencedor en batalla; ah tepeual entre los mayas , quienes lo tomaron igualmente de los mexicanos. Gucumatz, serpiente cubierta de plumas verdes, de guc, en maya, kuk, plumas verdes, quetzal por antonomasia, y cumatz, serpiente; es la versión quiché de Kukulkán, el nombre maya de Quetzalcóatl, el rey tolteca, conquistador, civilizador y dios de Yucatán durante el período del Nuevo Imperio Maya. El fuerte colorido mexicano de la religión de los quichés se refleja en esta pareja creadora que continúa siendo evocada a través del libro hasta que la divinidad toma forma corporal en Tohil, a quien en la Tercera Parte se identifica expresamente con Quetzalcóatl;

U Qux Cho, el corazón o el espíritu de la laguna. U Qux Paló, el corazón o el espíritu del mar. Ya se verá que a la divinidad la llamaban también el Corazón del Cielo, u Qux Cah;

Ah Raxá Lac, el Señor del verde plato, o sea la tierra; Ah Raxá Tzel, el Señor de la jícara verde o del cajete azul, como dice Ximénez, o sea el cielo.

El nombre Hunahpú ha sido objeto de muchas interpretaciones. Literalmente significa un cazador con cerbatana, un tirador; etimológicamente es eso mismo y es vocablo de la lengua maya, ahpú en maya es cazador, y ah ppuh ob, forma de plural, son los monteros que van a la caza, según el Diccionario de Motul. Es evidente, sin embargo, que los quichés debían tener alguna razón más plausible que esta etimología para dar ese nombre a la divinidad. El cazador en los tiempos primitivos era un personaje muy importante; el pueblo vivía de la caza y de los frutos espontáneos de la tierra antes de la invención de la agricultura. Hunahpú sería, en consecuencia, el cazador universal, que proveía al hombre de su sustento; hun tiene también en maya la acepción de general y universal. Pero posiblemente los quichés que descendían directamente de los mayas, quisieron reproducir en el nombre Hunahpú el sonido de la palabra maya Hunab Ku, “el único dios”, que servían para designar al dios principal del panteón maya, que no podía representarse materialmente, por ser incorpóreo. La pintura de un cazador podría haber servido en los tiempos antiguos para representar el fonema Hunab Ku que encerraba una idea abstracta, la de un ser espiritual y divino. El procedimiento es común en la escritura pictográfica precolombina. Hunahpú es también el nombre del vigésimo día del calendario quiché, el día más venerado de los antiguos, equivalente al maya Ahau, señor o jefe, y al náhualt Xóchitl, flor y sol, símbolo del dios sol o Tonatiuh.

Ixpiyaco e Ixmucané, el viejo y la vieja (en maya ixnuc es vieja), equivalentes de los dioses mexicanos Cipactonal y Oxomoco, los sabios que según la leyenda tolteca inventaron la astrología judiciaria y compusieron la cuenta de los tiempos, o sea el calendario.

Primera Parte

Capítulo Primero

Esta es la relación de cómo todo estaba en suspenso, todo en calma, en silencio; todo inmóvil, callado, y vacía la extensión del cielo.

Esta es la primera relación, el primer discurso. No había todavía un hombre, ni un animal, pájaros, peces, cangrejos, árboles, piedras, cuevas, barrancas, hierbas ni bosques: sólo el cielo existía.

No se manifestaba la faz de la tierra. Sólo estaban el mar en calma y el cielo en toda su extensión.

No había nada que estuviera en pie; sólo el agua en reposo, el mar apacible, solo y tranquilo. No había nada dotado de existencia.

Solamente había inmovilidad y silencio en la obscuridad, en la noche. Sólo el Creador, el Formador, Tepeu, Gucumatz, los Progenitores, estaban en el agua rodeados de claridad. Estaban ocultos bajo plumas verdes y azules, por eso se les llama Gucumatz. De grandes sabios, de grandes pensadores es su naturaleza. De esta manera existía el cielo y también el Corazón del Cielo, que éste es el nombre de Dios. Así contaban.

Llegó aquí entonces la palabra, vinieron juntos Tepeu y Gucumatz, en la obscuridad, en la noche, y hablaron entre sí Tepeu y Gucumatz. Hablaron, pues, consultando entre sí y meditando; se pusieron de acuerdo, juntaron sus palabras y su pensamiento.

Entonces se manifestó con claridad, mientras meditaban, que cuando amaneciera debía aparecer el hombre.

Entonces dispusieron la creación y crecimiento de los árboles y los bejucos y el nacimiento de la vida y la creación del hombre. Se dispuso así en las tinieblas y en la noche por el Corazón del Cielo, que se llama Huracán.

El primero se llama Caculhá-Huracán. El segundo es Chipi-Caculhá. El tercero es Raxá-Caculhá. Y estos tres son el Corazón del Cielo.

Entonces vinieron juntos Tepeu y Gucumatz; entonces conferenciaron sobre la vida y la claridad, cómo se hará para que aclare y amanezca, quién será el que produzca el alimento y el sustento.

— ¡Hágase así! ¡Que se llene el vacío! ¡Que esta agua se retire y desocupe [el espacio], que surja la tierra y que se afirme! Así dijeron. ¡Que aclare, que amanezca en el cielo y en la tierra! No habrá gloria ni grandeza en nuestra creación y formación hasta que exista la criatura humana, el hombre formado. Así dijeron.

Luego la tierra fue creada por ellos. Así fue en verdad como se hizo la creación de la tierra: — ¡Tierra! — dijeron, y al instante fue hecha.

Como la neblina, como la nube y como una polvareda fue la creación, cuando surgieron del agua las montanas; y al instante crecieron las montañas.

Solamente por un prodigio, sólo por arte mágica se realizó la formación de las montañas y los valles; y al instante brotaron juntos los cipresales y pinares en la superficie.

Y así se llenó de alegría Gucumatz, diciendo : — ¡Buena ha sido tu venida, Corazón del Cielo; tú, Huracán, y tú, Chipi-Caculhá, Raxá-Caculhá!

— Nuestra obra, nuestra creación será terminada — contestaron.

Primero se formaron la tierra, las montañas y los valles; se dividieron las corrientes de agua, los arroyos se fueron corriendo libremente entre los cerros, y las aguas quedaron separadas cuando aparecieron las altas montañas.

Así fue la creación de la tierra, cuando fue formada por el Corazón del Cielo, el Corazón de la Tierra, que así son llamados los que primero la fecundaron, cuando el cielo estaba en suspenso y la tierra se hallaba sumergida dentro del agua.

De esta manera se perfeccionó la obra, cuando la ejecutaron después de pensar y meditar sobre su feliz terminación.

Capítulo II

Luego hicieron a los animales pequeños del monte, los guardianes de todos los bosques, los genios de la montaña, los venados, los pájaros, leones, tigres, serpientes, culebras, cantiles [víboras], guardianes de los bejucos.

Y dijeron los Progenitores: — ¿Sólo silencio e inmovilidad habrá bajo los árboles y los bejucos? Conviene que en lo sucesivo haya quien los guarde.

Asi dijeron cuando meditaron y hablaron en seguida. Al punto fueron creados los venados y las aves. En seguida les repartieron sus moradas a los venados y a las aves.

— Tú, venado, dormirás en la vega de los ríos y en los barrancos. Aquí estarás entre la maleza, entre las hierbas; en el bosque os multiplicaréis, en cuatro pies andaréis y os sostendréis– . Y así como se dijo, se hizo.

Luego designaron también su morada a los pájaros pequeños y a las aves mayores:

— Vosotros, pájaros, habitaréis sobre los árboles y los bejucos, allí haréis vuestros nidos, allí os multiplicaréis, allí os sacudiréis en las ramas de los árboles y de los bejucos –. Así les fue dicho a los venados y a los pájaros para que hicieran lo que debían hacer, y todos tomaron sus habitaciones y sus nidos.

De esta manera los Progenitores les dieron sus habitaciones a los animales de la tierra. Y estando terminada la creación de todos los cuadrúpedos y las aves, les fue dicho a los cuadrúpedos y pájaros por el Creador y el Formador y los Progenitores:

— Hablad, gritad, gorjead, llamad, hablad cada uno según vuestra especie, según la variedad de cada uno — . Así les fue dicho a los venados, los pájaros, leones, tigres y serpientes.

— Decid, pues, vuestros nombres, alabadnos a nosotros, vuestra madre, vuestro padre. ¡Invocad, pues, a Huracán, Chipi-Calculhá, Raxa-Calculhá, el Corazón del Cielo, el Corazón de la Tierra, el Creador, el Formador, los Progenitores; hablad, invocadnos, adoradnos! — les dijeron.

Pero no se pudo conseguir que hablaran como los hombres; sólo chillaban, cacareaban y gramaban; no se manifestó la forma de su lenguaje, y cada uno gritaba de manera diferente.

Cuando el Creador y el Formador vieron que no era posible que hablaran, se dijeron entre sí : — No ha sido posible que ellos digan nuestro nombre, el de nosotros, sus creadores y formadores. Esto no está bien –, dijeron entre sí los Progenitores.

Entonces se les dijo : — Seréis cambiados porque no se ha conseguido que habléis. Hemos cambiado de parecer : vuestro alimento, vuestra pastura, vuestra habitación y vuestros nidos los tendréis, serán los barrancos y los bosques, porque no se ha podido lograr que nos adoréis ni nos invoquéis. Todavía hay quienes nos adoren, haremos otros [seres] que sean obedientes. Vosotros aceptad vuestro destino: vuestras carnes serán trituradas. Así será. Esta será vuestra suerte–. Así dijeron cuando hicieron saber su voluntad a los animales pequenos y grandes que hay sobre la faz de la tierra.

Luego quisieron probar suerte nuevamente; quisieron hacer otra tentativa y quisieron probar de nuevo a que los adoraran.

Pero no pudieron entender su lenguaje entre ellos mismos, nada pudieron conseguir y nada pudieron hacer. Por esta razón fueron inmoladas sus carnes y fueron condenados a ser comidos y matados los animales que existen sobre la faz de la tierra.

Así, pues, hubo que hacer una nueva tentativa de crear y formar al hombre por el Creador, el Formador y los Progenitores.

— ¡A probar otra vez! Ya se acercan el amanecer y la aurora; hagamos al que nos sustentará y alimentará! ¿Cómo haremos para ser invocados, para ser recordados sobre la tierra? Ya hemos probado con nuestras primeras obras, nuestras primeras criaturas; pero no se pudo lograr que fuésemos alabados y venerados por ellos. Probemos ahora a hacer unos seres obedientes, respetuosos, que nos sustenten y alimenten — . Así dijeron.

Entonces fue la creación y la formación. De tierra, de lodo hicieron la carne [del hombre]. Pero vieron que no estaba bien, porque se deshacía, estaba blando, no tenía movimiento, no tenía fuerza, se caía, estaba aguado, no movía la cabeza, la cara se le iba para un lado, tenía velada la vista, no podía ver hacia atrás. Al principio hablaba, pero no tenía entendimiento. Rápidamente se humedeció dentro del agua y no se pudo sostener.

Y dijeron el Creador y el Formador: — Bien se ve que no podía andar ni multiplicarse. Que se haga una consulta acerca de esto, dijeron.

Entonces desbarataron y deshicieron su obra y su creación. Y en seguida dijeron: — ¿Cómo haremos para perfeccionar, para que salgan bien nuestros adoradores, nuestros invocadores?– Así dijeron cuando de nuevo consultaron entre sí.

— Digámosles a Ixpiyacoc, Ixmucané, Hunahpú-Vuch, Hunahpú-Utiú : ¡Probad suerte otra vez! ¡Probad a hacer la creación! — Así dijeron entre sí el Creador y el Formador cuando hablaron a Ixpiyacoc e Ixmucané.

En seguida les hablaron a aquellos adivinos, la abuela del día, la abuela del alba, que así eran llamados por el Creador y el Formador, y cuyos nombres eran Ixpiyacoc e Ixmucané.

Y dijeron Huracán, Tepeu y Gucumatz cuando le hablaron al agorero, al formador, que son los adivinos: — Hay que reunirse y encontrar los medios para que el hombre que vamos a crear nos sostenga y alimente, nos invoque y se acuerde de nosotros.

— Entrad, pues, en consulta, abuela, abuelo, nuestra abuela, nuestro abuelo, Ixpiyacoc, Ixmucané, haced que aclare, que amanezca, que seamos invocados, que seamos adorados, que seamos recordados por el hombre creado, por el hombre formado, por el hombre mortal, haced que así se haga.

— Dad a conocer vuestra naturaleza, Hunaphú-Vuch, Hunahpú-Utiú, dos veces madre, dos veces padre, Nim-Ac, Nimá-Tziís, el Señor de la esmeralda, el joyero, el escultor, el tallador, el Señor de los hermosos platos, el Señor de la verde jícara, el maestro de la resina, el maestro Toltecat, la abuela del sol, la abuela del alba, que así seréis llamados por nuestras obras y nuestras criaturas.

— Echad la suerte con vuestros granos de maíz y de tzité. Hágase así y se sabrá y resultará si labraremos o tallaremos su boca y sus ojos en madera–. Así les fue dicho a los adivinos.

A continuación vino la adivinación, la echada de la suerte con el maíz y el tzité. ¡Suerte! ¡Criatura!, les dijeron entonces una vieja y un viejo. Y este viejo era el de las suertes del tzité, el llamado Ixpiyacoc. Y la vieja era la adivina, la formadora, que se llamaba Chiracán Ixmucané.

Y comenzando la adivinación, dijeron así: — ¡Juntaos, acoplaos! ¡Hablad, que os oigamos, decid, declarad si conviene que se junte la madera y que sea labrada por el Creador y el Formador, y si éste [el hombre de madera] es el que nos ha de sustentar y alimentar cuando aclare, cuando amanezca!

Tú, maíz; tú, tzité; tú, suerte; tú, criatura; ¡uníos, ayuntaos! les dijeron al maíz, al tzité, a la suerte, a la criatura. ¡Ven a sacrificar aquí, Corazón del Cielo; no castiguéis a Tepeu y Gucumatz!

Entonces hablaron y dijeron la verdad : — Buenos saldrán vuestros muñecos hechos de madera; hablarán y conversarán vuestros muñecos hechos de madera, hablarán y conversarán sobre la faz de la tierra.

— ¡Así sea! — contestaron, cuando hablaron.

Y al instante fueron hechos los muñecos labrados en madera. Se parecían al hombre, hablaban como el hombre y poblaron la superficie de la tierra.

Existieron y se multiplicaron; tuvieron hijas, tuvieron hijos los muñecos de palo; pero no tenían alma, ni entendimiento, no se acordaban de su Creador, de su Formador; caminaban sin rumbo y andaban a gatas.

Ya no se acordaban del Corazón del Cielo y por eso cayeron en desgracia. Fue solamente un ensayo, un intento de hacer hombres. Hablaban al principio, pero su cara estaba enjuta; sus pies y sus manos no tenían consistencia; no tenían sangre, ni substancia, ni humedad, ni gordura; sus mejillas estaban secas, secos sus pies y sus manos, y amarillas sus carnes. Por esta razón ya no pensaban en el Creador ni en el Formador, en los que les daban el ser y cuidaban de ellos.

Estos fueron los primeros hombres que en gran número existieron sobre la faz de la tierra.

Capítulo III

En seguida fueron aniquilados, destruidos y deshechos los muñecos de palo, recibieron la muerte.

Una inundación fue producida por el Corazón del Cielo; un gran diluvio se formó, que cayó sobre las cabezas de los muñecos de palo.

De tzité se hizo la carne del hombre, pero cuando la mujer fue labrada por el Creador y el Formador, se hizo de espadaña la carne de la mujer. Estos materiales quisieron el Creador y el Formador que entraran en su composición.

Pero no pensaban, no hablaban con su Creador, su Formador, que los habían hecho, que los habían creado. Y por esta razón fueron muertos, fueron anegados. Una resina abundante vino del cielo. El llamado Xecotcovach llegó y les vació los ojos; Camalotz vino a cortarles la cabeza; y vino Cotzbalam y les devoró las carnes. El Tucumbalam llegó también y les quebró y magulló los huesos y los nervios, les molió y desmoronó los huesos.

Y esto fue para castigarlos porque no habían pensado en su madre, ni en su padre, el Corazón del Cielo, llamado Huracán. Y por este motivo se obscureció la faz de la tierra y comenzó una lluvia negra, una lluvia de día, una lluvia de noche.

Llegaron entonces los animales pequenos, los animales grandes, y los palos y las piedras les golpearon las caras. Y se pusieron todos a hablar; sus tinajas, sus comales, sus platos, sus ollas, sus perros, sus piedras de moler, todos se levantaron y les golpearon las caras.

— Mucho mal nos hacíais; nos comíais, y nosotros ahora os morderemos — les dijeron sus perros y sus aves de corral.

Y las piedras de moler: — Eramos atormentadas por vosotros; cada día, cada día, de noche, al amanecer, todo el tiempo hacían holi, holi, huqui, huqui nuestras caras, a causa de vosotros. Este era el tributo que os pagábamos. Pero ahora que habéis dejado de ser hombres probaréis nuestras fuerzas. Moleremos y reduciremos a polvo vuestras carnes, les dijeron sus piedras de moler.

Y he aquí que sus perros hablaron y les dijeron : — ¿Por qué no nos dabais nuestra comida? Apenas estábamos mirando y ya nos arrojabais de vuestro lado y nos echabais fuera. Siempre teníais listo un palo para pegarnos mientras comíais.

Así era como nos tratabais. Nosotros no podíamos hablar. Quizás no os diéramos muerte ahora; pero ¿por qué no reflexionabais, por qué no pensabais en vosotros mismos? Ahora nosotros os destruiremos, ahora probaréis vosotros los dientes que hay en nuestra boca: os devoraremos, dijeron los perros, y luego les destrozaron las caras.

Y a su vez sus comales, sus ollas les hablaron así : — Dolor y sufrimiento nos causabais. Nuestra boca y nuestras caras estaban tiznadas, siempre estábamos puestos sobre el fuego y nos quemabais como si no sintiéramos dolor. Ahora probaréis vosotros, os quemaremos — dijeron sus ollas, y todos les destrozaron las caras. Las piedras del hogar que estaban amontonadas, se arrojaron directamente desde el fuego contra sus cabezas causándoles dolor.

Desesperados corrían de un lado para otro; querían subirse sobre las casas y las casas se caían y los arrojaban al suelo; querían subirse sobre los árboles y los árboles los lanzaban a lo lejos; querían entrar a las cavernas y las cavernas se cerraban ante ellos.

Así fue la ruina de los hombres que habían sido creados y formados, de los hombres hechos para ser destruidos y aniquilados: a todos les fueron destrozadas las bocas y las caras.

Y dicen que la descendencia de aquellos son los monos que existen ahora en los bosques; éstos son la muestra de aquellos, porque sólo de palo fue hecha su carne por el Creador y el Formador.

Y por esta razón el mono se parece al hombre, es la muestra de una generación de hombres creados, de hombres formados que eran solamente muñecos y hechos solamente de madera.

Segunda Parte

Capítulo X

(…)

Dijo entonces Ixbalamqué a Hunahpú: -¿Comenzará ya a amanecer? mira tú.

-Tal vez sí, voy a ver, contestó éste.

Y como tenía muchas ganas de ver afuera de la boca de la cerbatana y quería ver si había amanecido, al instante le cortó la cabeza Camazotz y el cuerpo de Hunahpú quedó decapitado.

Nuevamente preguntó lxbalanqué: -¿No ha amanecido todavía? Pero Hunahpú no se movía. -¿A dónde ha ido Hunahpú? ¿Qué es lo que has hecho? Pero no se movía, y permanecía callado.

Entonces se sintió avergonzado lxbalanqué y exclamó: -¡Desgraciados de nosotros! Estamos completamente vencidos.

Fueron en seguida a colgar la cabeza sobre el juego de pelota por orden expresa de Hun-Camé y Vucub-Camé, y todos los de Xibalba se regocijaron por lo que le había sucedido a la cabeza de Hunahpú.

Capítulo XI

En seguida llamó lxbalanqué a todos los animales, al pisote, al jabalí, a todos los animales pequeños y grandes, durante la noche, y a la madrugada les preguntó cuál era su comida.

-¿Cuál es la comida de cada uno de vosotros? pues yo os he llamado para que escojáis vuestra comida, les dijo lxbalanqué.

-Muy bien, contestaron. Y en seguida se fueron a tomar cada uno lo suyo, y se marcharon todos juntos. Unos fueron a tomar las cosas podridas; otros fueron a coger hierbas; otros fueron a recoger piedras. Otros fueron a recoger tierra. Variadas eran las comidas de los animales pequeños y de los animales grandes.

Detrás de ellos se había quedado la tortuga, la cual llegó contoneándose a tomar su comida. Y llegando al extremo del cuerpo tomó la forma de la cabeza de Hunahpú, y al instante le fueron labrados los ojos.

Muchos sabios vinieron entonces del cielo. El Corazón del Cielo, Huracán, vinieron a cernerse sobre la Casa de los Murciélagos.

Y no fue fácil acabar de hacerle la cara, pero salió muy buena; la cabellera también tenía una hermosa apariencia, y asimismo pudo hablar.

Pero como ya quería amanecer y el horizonte se teñía de rojo. –oscurece de nuevo, viejo!, le fue dicho al zopilote.

-Está bien, contestó el viejo, y al instante oscureció el viejo. “Ya oscureció el zopilote”, dice ahora la gente.

Y así, durante la frescura del amanecer, comenzó su existencia.

-¿Estará bien?, dijeron. ¿Saldrá parecido a Hunahpú?

-Está muy bien, contestaron. Y efectivamente, parecía de hueso la cabeza, se había transformado en una cabeza verdadera.

Luego hablaron entre sí y se pusieron de acuerdo:

-No juegues tú a la pelota; haz únicamente como que juegas yo sólo lo haré todo, le dijo Ixbalanqué.

En seguida le dio sus órdenes a un conejo:

-Anda a colocarte sobre el juego de pelota, quédate allí entre el encinal, le fue dicho al conejo cuando se le dieron estas instrucciones durante la noche.

En seguida amaneció y los dos muchachos estaban buenos y sanos. Luego bajaron a jugar a la pelota. La cabeza de Hunahpú estaba colgada sobre el juego de pelota.

-¡Hemos triunfado! ¡Habéis labrado vuestra propia ruina; ¡os habéis entregado! les decían. De esta manera provocaban a Hunahpú.

-Pégale a la cabeza con la pelota, le decían. Pero no lo molestaban con esto, él no se daba por entendido.

Luego arrojaron la pelota los Señores de Xibalba. lxbalanqué le salió al encuentro; la pelota iba derecho al anillo, pero se detuvo, rebotando, pasó rápidamente por encima del juego de pelota y de un salto se dirigió hasta el encinal.

El conejo salió al instante y se fue saltando; y los de Xibalba corrían persiguiéndolo. Iban haciendo ruido y gritando tras el conejo. Acabaron por irse todos los de Xibalba.

En seguida se apoderó Ixbalanqué de la cabeza de Hunahpú; se llevó de nuevo la tortuga y fue a colocarla sobre el juego de pelota. Y aquella cabeza era verdaderamente la cabeza de Hunahpú y los dos muchachos se pusieron muy contentos.

Fueron, pues, los de Xibalba a buscar la pelota y habiéndola encontrado entre las encinas, los llamaron, diciendo:

-Venid acá. Aquí está la pelota, nosotros la encontramos, dijeron, y la tenían colgando.

Cuando regresaron los de Xibalba exclamaron. -¿Qué es lo que vemos?

Luego comenzaron nuevamente a jugar. Tantos iguales hicieron por ambas partes.

En seguida lxbalanqué le lanzó una piedra a la tortuga; ésta se vino al suelo y cayó en el patio del juego de pelota hecha mil pedazos como pepitas, delante de los Señores.

-¿Quién de vosotros irá a buscarla? ¿Dónde está el que irá a traerla? dijeron los de Xibalba.

Y así fueron vencidos los señores de Xibalba por Hunahpú e Ixbalanqué. Grandes trabajos pasaron éstos, pero no murieron, a pesar de todo lo que les hicieron.

Tercera Parte

Capítulo I

He aquí, pues, el principio de cuando se dispuso hacer al hombre, y cuando se buscó lo que debía entrar en la carne del hombre.

Y dijeron los Progenitores, los Creadores y Formadores, que se llaman Tepeu y Gucumatz: “Ha llegado el tiempo del amanecer, de que se termine la obra y que aparezcan los que nos han de sustentar, y nutrir, los hijos esclarecidos, los vasallos civilizados; que aparezca el hombre, la humanidad, sobre la superficie de la tierra.” Así dijeron.

Se juntaron, llegaron y celebraron consejo en la oscuridad y en la noche; luego buscaron y discutieron, y aquí reflexionaron y pensaron. De esta manera salieron a luz claramente sus decisiones y encontraron y descubrieron lo que debía entrar en la carne del hombre.

Poco faltaba para que el sol, la luna y las estrellas aparecieran sobre los Creadores y Formadores.

De Paxil, de Cayalá, así llamados, vinieron las mazorcas amarillas y las mazorcas blancas.

Estos son los nombres de los animales que trajeron la comida: Yac [el gato de monte], Utiú [el coyote], Quel [una cotorra vulgarmente llamada chocoyo] y Hoh [el cuervo]. Estos cuatro animales les dieron la noticia de las mazorcas amarillas y las mazorcas blancas, les dijeron que fueran a Paxil y les enseñaron el camino de Paxil.

Y así encontraron la comida y ésta fue la que entró en la carne del hombre creado, del hombre formado; ésta fue su sangre, de ésta se hizo la sangre del hombre. Así entró el maíz [en la formación del hombre] por obra de los Progenitores.

Y de esta manera se llenaron de alegría, porque habían descubierto una hermosa tierra, llena de deleites, abundante en mazorcas amarillas y mazorcas blancas y abundante también en pataxte y cacao, y en innumerables zapotes, anonas, jocotes, nances, matasanos y miel. Abundancia de sabrosos alimentos había en aquel pueblo llamado de Paxil y Cayalá.

Había alimentos de todas clases, alimentos pequeños y grandes, plantas pequeñas y plantas grandes. Los animales enseñaron el camino. Y moliendo entonces las mazorcas amarillas y las mazorcas blancas, hizo Ixmucané nueve bebidas, y de este alimento provinieron la fuerza y la gordura y con él crearon los músculos y el vigor del hombre. Esto hicieron los Progenitores, Tepeu y Gucumatz, así llamados.

A continuación entraron en pláticas acerca de la creación y la formación de nuestra primera madre y padre. De maíz amarillo y de maíz blanco se hizo su carne; de masa de maíz se hicieron los brazos y las piernas del hombre. Únicamente masa de maíz entró en la carne de nuestros padres, los cuatro hombres que fueron creados.

Capítulo II

Estos son los nombres de los primeros hombres que fueron creados y formados: el primer hombre fue Balam-Quitzé, el segundo Balam-Acab, el tercero Mahucutah y el cuarto Iqui-Balam.

Estos son los nombres de nuestras primeras madres y padres.

Se dice que ellos sólo fueron hechos y formados, no tuvieron madre, no tuvieron padre. Solamente se les llamaba varones. No nacieron de mujer, ni fueron engendrados por el Creador y el Formador, por los progenitores. Sólo por un prodigio, por obra de encantarniento fueron creados y formados por el Creador, el Formador, los Progenitores, Tepeu y Gucumatz. Y como tenían la apariencia de hombres, hombres fueron; hablaron, conversaron, vieron y oyeron, anduvieron, agarraban las cosas; eran hombres buenos y hermosos y su figura era figura de varón.

Fueron dotados de inteligencia; vieron y al punto se extendió su vista, alcanzaron a ver, alcanzaron a conocer todo lo que hay en el mundo. Cuando miraban, al instante veían a su alrededor y contemplaban en torno a ellos la bóveda del cielo y la faz redonda de la tierra. Las cosas ocultas [por la distancia] las veían todas, sin tener primero que moverse; en seguida veían el mundo y asimismo desde el lugar donde estaban lo veían.

Grande era su sabiduría; su vista llegaba hasta los bosques, las rocas, los lagos, los mares, las montañas y los valles. En verdad eran hombres admirables Balam-Quitzé, Balam-Acab, Mahucutah e Iqui-Balam.

Entonces les preguntaron el Creador y el Formador : — ¿Que pensáis de vuestro estado? ¿No miráis. ¿No oís? ¿No son buenos vuestro lenguaje y vuestra manera de andar? ¡Mirad, pues! ¡Contemplad el mundo, ved si aparecen las montañas y los valles! ¡Probad, pues, a ver!, les dijeron.

Y en seguida acabaron de ver cuanto había en el mundo. Luego dieron las gracias al Creador y al Formador : — ¡En verdad os damos gracias dos y tres veces! Hemos sido creados, se nos ha dado una boca y una cara, hablamos, oímos, pensamos y andamos; sentimos perfectamente y conocemos lo que está lejos y lo que está cerca. Vemos también lo grande y lo pequeño en el cielo y en la tierra. Os damos gracias, pues, por habernos creado, ¡oh Creador y Formador!, por habernos dado el ser, ¡oh abuela nuestra! ¡Oh nuestro abuelo!, dijeron dando las gracias por su creación y formación.

Acabaron de conocerlo todo y examinaron los cuatro rincones y los cuatro puntos de la bóveda del cielo y de la faz de la tierra.

Pero el Creador y el Formador no oyeron esto con gusto. — No está bien lo que dicen nuestras criaturas, nuestras obras; todo lo saben, lo grande y lo pequeño –dijeron. Y así celebraron consejo nuevamente los Progenitores : — ¿Qué haremos ahora con ellos? ¡Que su vista sólo alcance a lo que está cerca, que sólo vean un poco de la faz de la tierra! No está bien lo que dicen. ¿Acaso no son por su naturaleza simples criaturas y hechuras [nuestras]? ¿Han de ser ellos también dioses? ¿Y si no procrean y se multiplican cuando amanezca, cuando salga el sol? ¿Y si no se propagan? — Así dijeron.

— Refrenemos un poco sus deseos, pues no está bien lo que vemos. ¿Por ventura se han de igualar ellos a nosotros, sus autores, que podemos abarcar grandes distancias, que lo sabemos y vemos todo?

Esto dijeron el Corazón del Cielo, Huracán, Chipi-Caculhá, Raxá-Caculhá, Tepeu, Gucumatz, los Progenitores, Ixpiyacoc, Ixmucané, el Creador y el Formador. Así hablaron y en seguida cambiaron la naturaleza de sus obras, de sus criaturas.

Entonces el Corazón del Cielo les echó un vaho sobre los ojos, los cuales se empañaron como cuando se sopla sobre la luna de un espejo. Sus ojos se velaron y sólo pudieron ver lo que estaba cerca, sólo esto era claro para ellos.

Así fue destruida su sabiduría y todos los conocimientos de los cuatro hombres, origen y principio [de la raza quiché].

Así fueron creados y formados nuestros abuelos, nuestros padres, por el Corazón del Cielo, el Corazón de la Tierra.



Sea el alba (Traducción de Miguel Ángel Asturias)


Fragmento

I

Salud, oh Constructores, oh, Formadores!
Vosotros veis
Vosotros escucháis
¡Vosotros!
No nos abandonéis, no nos dejéis
¡Oh Dioses!, en el cielo, sobre la tierra,
Espíritu del Cielo, Espíritu de la Tierra.
Dadnos nuestra descendencia, nuestra posteridad,
mientras haya días, mientras haya albas.
Que la germinación se haga.
Que el alba se haga.
Que numerosos sean los verdes caminos,
las verdes sendas que vosotros nos dais.
Que tranquilas, muy tranquilas estén las tribus
¡Que perfecta sea la vida, la existencia que nos dais!
¡Oh Maestro Gigante, Huella del Relámpago
Esplendor del Relámpago!
Huella del Muy Sabio, Esplendor del Muy Sabio,
Gavilán,
Maestros-Magos
Poderosos del Cielo
Procreadores,
Engendradores,
Antiguo Secreto,
Antigua Ocultadora
Abuela del Día, Abuela del Alba...
¡Que la germinación se haga!
¡Que el Alba se haga! (...)


Fragmento

II

Tikal, Guatemala

Salve Bellezas del Día, Maestros Gigantes,
Espíritus del Cielo,
Espíritus de la Tierra,
Dadores del amarillo, dadores del verde,
Dadores de Hijas, dadores de Hijos!
¡Volveos hacia nosotros, esparcid el verde, el amarillo,
dad la vida, la existencia a mis hijos, a mi prole !
¡Que sean engendrados, que nazcan vuestros sostenes, las fuentes que nos alimenten,
que os invoquen en el camino, en la senda, al borde de los ríos,
en los barrancos, bajo los árboles, bajo los bejucos,
¡Dadles hijas, hijos!
¡Que no haya desgracias ni infortunios!
¡Que la mentira no entre detrás de ellos, delante de ellos!
¡Que no caigan, que no se hieran, que no se desgarren, que no se quemen!
¡Que no caigan ni hacia arriba del camino, ni hacia abajo del camino!
¡Que no haya obstáculo, peligro detrás de ellos, delante de ellos!
¡Dadles verdes caminos, verdes sendas !
(..........................)



















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