SCARLAT CALLIMACHI
(Rumanía, 1896-1975)
Scarlat Callimachi fue un expresionista rumano (en poesía). En 1924, fundó una revista de vanguardia titulada "Punct" ("punto"), se centró en el constructivismo. En los años 40, cambió su estilo al realismo socialista.
También llamado el Príncipe Rojo, periodista rumano, ensayista, poeta futurista, sindicalista y activista comunista. Como poeta se encontraba en las inmediaciones del movimiento de vanguardia, el cultivo de un expresionismo poético y el constructivismo .
Scarlat Callimachi: El Príncipe Rojo
Scarlat Callimachi nació un 20 de septiembre de 1896, en Bucarest, ciudad donde también moriría el 2 de junio de 1975. Formaba parte de una de las familias de boyardos rumanos, cuyos antepasados, de origen griego, habían sido señores del principado de Moldavia. Sin embargo, a pesar de su origen, fue militante del partido comunista, gran defensor de la revolución bolchevique, y uno de los representantes de la vanguardia literaria rumana mas destacados del periodo de entreguerras. Su militancia en las letras y en la lucha le hizo ser conocido, por sus camaradas antifascistas y comunistas, como "El Príncipe Rojo".
Scarlat Callimachi, como hemos dicho, contó entre sus antepasados con algunos que ocuparon el trono de Moldavia, como Grigore, Ioan, Alexandru y el también llamado Scarlat, que fue ademas un importante legislador, creador del Código Callimachi en 1812, que estuvo en vigor en el principado hasta que se produjo la unión con el principado de Valaquia, en 1859. El propio abuelo del escritor, Theodor, era primo de Alexandru Ion Cuza, que sería el primer príncipe común para los dos principados danubianos.
Scarlat Callimachi fue testigo de la revolución campesina de 1907, iniciada como protesta por el hambre al que condenaba la oligarquía rumana a los campesinos de todo el país, y terminada con una matanza indiscriminada que dejó una importante huella es los intelectuales de la época.
Su vida estaría plagada de viajes, obteniendo la licenciatura en derecho en París, en 1915, para después inscribirse voluntario en el ejército francés por un tiempo. Tras su regreso al país, en 1916, reiniciará sus viajes por Noruega y Rusia, estando en 1917 en Petrogrado, donde sería testigo también de la Revolución obrera de octubre, que luego cantaría en sus poemas.
Después, y tras militar durante un tiempo en el Partido Nacional Campesino, atraído por sus reivindicaciones de reforma agraria, se da cuenta de su verdadero carácter derechista y pasa a integrarse en otros movimientos de izquierda, colaborando con las revistas „Facla" y „Chemarea" ("LLamarada" y "La llamada", dirigidas por N.D. Cocea, y que luchaban por los derechos de los trabajadores, la libertad de opinión y la democracia. Igualmente, crearía en Botosani, en Moldavia, el diario "Glasul nostru" y "Clopotul" ("Nuestra voz" y "La campana", ambas de orientación antifascista (1933-1934).
Se inscribe en el Partido Comunista en 1933, y será miembro fundador del Comité Nacional Antifascista, siendo sustituido su nombre por el calificativo de "El Príncipe Rojo", firmando artículos de opinión en todos los diarios y revistas de izquierda. Entre 1937 y 1939 se encuentra en Francia, donde colaborará con la revista antifascista creada por el internacionalista Henry Barbusse, "La Ciarte".
La caída de Babilonia, libro de Callimachi por el que fue condenado a prisión por el régimen profascista rumano
A su vuelta a Rumanía, es arrestado en 1940 por la publicación de su obra "Căderea Babilonului", permaneciendo un año detenido en las prisiones de Miercurea Ciuc, Caracal y Târgu Jiu. Después de la liberación nacional por las tropas soviéticas, será colaborador de la revista "Victoria", y será nombrado director del Museo Rumano-Ruso de Bucarest ( 1948-1963).
Al final de su vida, en una entrevista, él mismo se definió como "hombre de prensa", y en segundo lugar como "creador de versos", y siempre atento a combatir "el caos social, generador de crueldad y desigualdad".
Su interés por la poesía fue precoz, apenas desde la adolescencia, y en el periodo interbélico publicaría sus principales volumenes: Frunze (1921), Tăceri imobile (1921), Alb şi negru (1926), Erotice (1933). Su poesía tiene un enorme eco simbolista, y con grandes influencias de sus viajes (París, Petrogrado, Kiev) y de sus experiencias vitales (Bucarest, Barlad, Botosani), estando siempre impregnados de la misma pasión y entrega con la que vivió los grandes cambios políticos de su época.
Además de periodista y poeta, Callimachi fue también un gran apasionado de la historia, investigador y visitador de archivos. En este sentido, también publicará obras sobre la historia de su país, como una investigación sobre Ioan Vodă cel Cumplit (Ion Voda, el horrible) (1931), sobre un príncipe inmisericorde y cruel, Călători şi scriitori străini despre evreii din Principatele româneşti (Viajes y escritores sobre los hebreros de los principados rumanos, 1935), o Pagini inedite despre Moldova (Paginas inéditas sobre Moldova, 1947), entre otros.
Pero el hilo conductor de toda su vida y obra es que compartía aquel sentimiento que el Ché Guevara afirmo hace a los hombres verdaderamente hermanos: la indignación ante la injusticia. Siempre adoptó una oposición radical contra el régimen "burgués-aristocrático", y solo su pertenencia a la antigua clase dominante, donde era visto a veces con horror, otras con pena, como un excéntrico, le salvó en muchas ocasiones de ser detenido y juzgado. Aun así, fue detenido varias veces: una de ellas, en 1934, junto a otros miembros de la resistencia antifascista y la vanguardia literaria; entre ellos, artistas como el surrealista Gellu Naum, el compositor Matei Socor o Mihail Roller, o militantes como el propio Nicolas Ceauşescu. Además, se casaría con una actriz judía, Dida, algo que tampoco fue demasiado bien visto por su familia y entorno económico.
Callimachi junto a su mujer Dida y el abogado Victor Gherasim,
miembros del Comite Antifascista
Su ambición por el cambio social y por un mundo mas justo acabó haciéndole unir su camino al Partido Comunista, aunque desde tiempo atrás habló con admiración de los revolucionarios rusos y del nuevo estado construido por las manos de los obreros y los campesinos de aquel país admirable.
Prefirió la vida bohemia de Bucarest a los lujos de su familia en Moldavia. Fue siempre un iconoclasta, un contestatario, y un creador integral siempre lleno de proyectos, destacando en diversas actividades. En definitiva, sería un protagonista activo de las luchas y movimientos obreros de la época contra el régimen tiránico de los boyardos al que sus antepasados pertenecían, como periodista y como activista, y además uno de los miembros de la vanguardia literaria rumana, muy cercana en general a los movimientos revolucionarios.
El Príncipe Rojo publicó uno de sus poemas en homenaje a los revolucionarios soviéticos. Se trata de Octomvrie 1917, publicado por la editorial Orizont (Colección para obreros e intelectuales), en 1946,y cuya dedicatoria dice:
"En memoria de los partisanos de la Unión Soviética muertos en heroica lucha contra las fieras hitleristas".
En él, describe como al grito de "Paz, Pan y Libertad", los obreros y campesinos se disponen a borrar el mundo injusto del pasado para construir un mundo nuevo.
También publicó un conmovedor retrato de su experiencia en Petrogrado, la Leningrado soviética, durante la Revolución, en un poema titulado "Delirio Rojo" en su obra "Frunze" de 1920, y donde Callimachi destaca, en su estilo lleno de simbolismo, cómo estalló el odio acumulado durante tantos años de injusticia y explotación en la tierra rusa, y como todo se volvió rojo como venganza de tanto sufrimiento.
A continuación, compartimos aquí ambos poemas, traducidos al español junto al camarada y amigo Marco Iglesias, que además de ser un gran amante de la ciudad de Bucarest, posee una de las mejores colecciones del mundo de literatura rumana, especialmente del periodo interbélico:
Octubre 1917
¡Silencio!...
¿Escuchas revolviéndose
en la lejanía
el silencio,
en un ruido sordo de puertas que se abren,
de cadenas que caen,
de detonaciones de armas,
de disparos de metralletas,
de murmullo de voces,
de gritos fuertes de victoria?
¡Mira!...
¿Ves cómo una multitud de trabajadores,
con caras ennegrecidas por el humo de las fábricas,
miles de campesinos desharrapados,
hombres canosos por las preocupaciones,
mujeres pálidas,
niños de ojos grandes, asustados,
con banderas rojas,
buscan una salida –
de los sótanos y de las cárceles
hacia la libertad?
¡Escucha!...
En el yunque el golpe del martillo
como una lengua de campana,
todas las sirenas, trompetas gigantes
levantadas hacia el cielo,
maldicen el pasado;
desde pechos bárbaros
surge la consigna rítmica;
canta la multitud
la canción de hoy,
la canción de mañana:
PAZ,
PAN,
LIBERTAD.
Esta es la llamada del día de hoy
y del día de mañana.
La tierra hierve,
una lava ardiente
fluye
de cuerpo a cuerpo,
de alma a alma,
de casa en casa,
de fábrica a fábrica,
de ciudad a ciudad,
de pueblo a pueblo.
Un mundo nuevo nace.
El pasado se apaga lentamente
como se apagan carbones olvidados en un fogón.
Todo pasa
como las hojas llevadas por el viento del otoño.
Ayer verdes estaban todos los árboles,
hoy... gigantescos brazos desnudos,
de vida angustiada.
Y toda la vida
pide
PAZ
PAN
LIBERTAD
Octubre
1917
Fotografía de las ediciones originales del poema de Callimachi
Delirio rojo
Un grito raro,
una risa sarcástica,
un viento demoníaco y
frío, una tormenta calurosa
y un vacío de un rojo extraño.
Llevando sobre la frente
un nimbo diáfano y
rojo, en sus pálidos
labios guardando la fría huella
de la sonrisa roja, eterna,
viene la mujer
creada por el odio
de la humanidad callada,
y el grito raro y la risa
sarcástica, poco a poco, la glorifican.
El cielo es rojo
la tierra es roja,
el agua es roja y
el viento es frío y rojo.
... La Naturaleza bebe a sorbos el calor rojo.
Es uno de los días
del rojo banquete.
Y el genio que hizo
la caricatura negra
de la hecatombe humana
sirve, en una
bandeja de oro rojo,
cadáveres escondidos en sangre,
a la naturaleza impasible...
Y ella goza en silencio.
Ríe la mujer
creada por el odio
de la humanidad callada. Y
envuelta en un delirio rojo
ella traga tierra y sangre.
Ni la súplica de los
cadáveres olvidados,
ni las lágrimas de la sangre,
ni la mirada irónica
de la naturaleza, la arrancan del delirio.
Gime la mujer,
creada por el odio
de la humanidad callada.
Traga tierra y sangre... y
entona después el himno del delirio.
Un grito raro,
una risa sarcástica...
La mujer canta, canta...
Y su canto es rojo,
más rojo que la sangre roja.
Petrograd, 1918.
Fotografia de la edición original de "Delirio rojo", de 1920
http://imbratisare.blogspot.com.es/2012/02/scarlat-callimachi-el-principe-rojo.html
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