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Channel: POETAS SIGLO XXI - ANTOLOGIA MUNDIAL + 20.000 POETAS: Editor: Fernando Sabido Sánchez #Poesía
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FRANCISCO ÁLVAREZ KOKI [18.611]

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Francisco Álvarez Koki

Nació en A Guarda,  Galicia (España), en 1957 
Reside en Nueva York desde 1984 - Autor bilingüe (gallego – castellano).

Sus títulos más recientes en lengua gallega son:

MAIS ALO DE FISTERRE, (Diputación de Pontevedra, 1991)
ALÉN DA FRONTEIRA, (ediciones Egasur poesía, 1999)
PARA ABRIL E AMANTES, (Diputación de Pontevedra, colección Tambo de poesía, 2003)
RATAS EN MANHATTAN, (ediciones Sotelo Blanco,  narrativa 2007)
MARUXIA, (Diputación de Pontevedra, colección Cies, 2010)
UN NENO NA EMIGRACION, (edicions do cumio, 2014)
            
En  lengua castellana.

Sombra de Luna, (Editorial Pigmalion Madrid, 2015)
Geometría y angustia, (Poetas españoles en Nueva York)
Edición de Julio Neira.  (Fundación José Manuel Lara)
Ratas en Manhattan,  (Chiado editora, Madrid 2013)
ESCRITORES ESPAÑOLES EN LOS ESTADOS UNIDOS, edición de Gerardo Piña Rosales Academia Norteamericana de la lengua española (New York 2007)
ENTRE TU CUERPO Y MI CUERPO, antología amorosa del autor 1980 - 1996 “(Diputación  provincial de Pontevedra, 2006)
SEIS NARRADORES ESPAÑOLES EN NUEVA YORK (ediciones Dauro Granada España 2006)
PIEL PALABRA “muestra de la poesía española en Nueva York“ (edición del Consulado general de España en Nueva York,  2003)
AL FIN DEL SIGLO, 20 POETAS “antología de poetas hispanos en Nueva York“ (Ollantay press Nueva York, 2000)
ENTRE DOS AGUAS, (Latino press Nueva York, 1995)

E: lolakoki1@gmail.com.
Dossier remitido por el autor para esta antología Siglo XXI




DE: Sombra de Luna, (Editorial Pigmalion Madrid, 2015)



CIRCUNFERENCIA DEL RECUERDO

Esas risas, como cuchillos que hieren,
son los recuerdos, Madre.
El recuerdo es como una puerta abierta
donde uno nunca sabe si entra o sale.
¡Quiero cantar, Madre!
¡Quiero cantar llorando!
¡Quiero sentarme esta tarde
al lado de ese abismo lleno de nostalgias.
Abre las ventanas, Madre,
que al otro lado, donde no cantan los grillos ni hay alma,
te estoy mirando.
Las penas, Madre, las penas que van y vuelven,
y vuelven y vuelven, Madre.
Qué consejo me darías esta tarde que lejos de ti lloro
palabras.
Bajo por las sombras que me acechan, por las ruinas
de los recuerdos.
Madre, acurrucado entre páginas en blanco, te construyo.
Escucha, escucha, escucha, Madre, tras el hueco sonido
de tus pasos se arrastra mi memoria,
desde el principio, tal vez desde las entrañas,
donde sólo nos conocíamos interiormente.
Qué tiempos, Madre, pan y queso, el azul
siempre puro de aquel cielo. Me río mucho, me enseñaste
a reír, pero también lloro, llorar es bueno, Madre,
aunque no lo creas.
La sabiduría, Madre, es como el silencio que se siente
pero no se escucha, y yo he venido desde el silencio,
desde un hueco
profundo de la tierra,
como un recuerdo resucitado.
Hasta el perro se me ha muerto, Madre,
hasta el perro,
mientras yo aquí, a lo lejos,
cultivo su memoria.
Ahora cuando regrese, Madre,
en medio del atrio de los muertos,
cuando recorra esos caminos,
llorando nostalgias,
cuando te abracé, Madre,
despertaré soñando…



HUERTA DE SAN VICENTE

Sobre la mesa tuya
he visto iluminarse tus ojos,
como luces de almendro.
Tus ojos amarillos, tus ojos de niebla.
Tu corazón de cachiporra,
brincando por las paredes todas,
desangrándose en versos,
que guardan luto bajo tu sombra.
Tu sonrisa de infancia,
asesinada a dientes, se sienta en tu alcoba.
Sobre la mesa tuya
hay llantos que brotan,
lágrimas de querubines,
en nubes de hojas,
donde una sábana blanca
envuelve tu boca,
que se atrinchera en tu muerte
de dientes y de horas,
y las campanas todas
tocan a muerto en el viento
donde las nubes lloran.
Tu suspiro en San Vicente
es una noche de ronda,
que cantan por las cigarras
y viaja en las norias,
donde el agua de las acequias
todos tus versos nombra.
En la alacena descansa
tu corazón de mariposa.
En la almohada de tu cuarto
te acecha la mano loca.
Es la envidia de tu alegría,
que como una saeta te ahoga.




AUSENCIAS

                A las Madres de la Plaza de Mayo

El grito de las Madres de la Plaza de Mayo
es una circunferencia estrangulada
entre el terror y la palabra,
son los rincones vacíos de los paisajes perdidos,
los silencios fríos que calientan el alma.
Hay un gorrión
colgado del viento,
con la cabeza cortada y sangre en las alas.
No sé con qué palabras cerrar esta esquela,
ni sé con qué llanto gritar esta vida.




DE: Para abril y amantes

En "Para abril y amantes", Francisco Álvarez Koki, navega entre la poesía social y amorosa. 

Sobre el autor, el escritor Antonio Muñoz Molina ha dicho lo siguiente: “Como un músico que tocara con soltura varios instrumentos, Francisco Álvarez Koki se mueve igual de ágilmente por los más variados tonos de la expresión poética, que son todos, al fin y al cabo, partes de un mismo arrebato. Leer los poemas en el orden en que se publican es como seguir el trazo sostenido y cambiante de los estados de una pasión, en la que nada está seguro, en la que no hay más certeza que la propia entrega”.


Una mujer me espera

Una mujer me espera
cada mañana al alba
con su pelo suelto
como la palabra
y sus ojos negros
como lunas claras.
Una mujer me espera
hecha abecedario
con su sonrisa inmensa
y su trágico llanto.
Voy como las esferas
silencioso y girando
dormido en tus dos pechos
de limones y dardos.
Te beso entre tu vida,
siempre en tránsito,
y me muero contigo
en cada orgasmo.


Un cuarto

A Lola

                                                        Y si la muerte es la muerte
                                                          ¿qué será de los poetas,
                                                          y de las cosas dormidas
                                                          que ya nadie las recuerda?
                                                                           —Federico García Lorca


Nadie mejor que tú, Lola,
para comprender cuatro paredes de un cuarto.
Tu nombre, Lola,
apagado en las arrugas de la almohada.
Lola, nuestra vida.
Nuestra vida fue siempre un cuarto.
Nuestras tristezas, nuestras alegrías,
siempre en un cuarto.
Cabe tanto en un cuarto, cabe tanta vida
y tanto dolor.
En Galicia un cuarto, en América un cuarto.
Nuestra vida un cuarto.
Mi voz de sed de aliento y de labios
es esta noche un cuarto.
Lola, para dibujarte entre cuatro paredes
Tendría esta noche que pintar un cuarto.




DE: ALEN DA FRONTEIRA, (ediciones Egasur poesía, 1999)


Sinfonía da Lembranza

Juan Sebastián Bach tocaba,
mentres eu bañábame no Ganxes
e a miňa sangue volvíase escuma
para chegar a cabalo de Neptuno
ata a praia da Area Grande
no confίn do paraíso de A Guarda.
Deiteime sobor dos teus beizos de area
e o sol reflexaba a sal dos meus ollos
polas túas pedras.
Lembreime dos amores tolos de Delmira Augustina;
e das fermosas cancións de Bod Dilan, que resucitaban o amor.
Tamén me lembro das mañás ledas,
que ollaba dende a véntana da mina casa da Estivada,
namentres no eido, nas maceiras e nas figueiras,
cantaban os xílgaros e os merlos o seu concerto cotián.
Agora camiño por Broadway, e penso que somos sombras
De tódolos camiños


            
CHOVIA EN BOSTON

Chovía en Boston aquela tarde.
Anais Nin escribía unha paxina do seu diario
Nun rincón do Village.
Unha pomba matábase en Park Avenue,
e no tren un tolo falaba solo.
En Elmhurst outro tolo escribía versos.
No apartamento 3- B da 125 street, Manhattan,
Unha parella fodía, ensaiando o Kama Sutra.
Din que os norteamericanos son os mais civilizados, 
e senón pregúntenlle a bomba atómica.
A lembranza e unha pequena doenza,
Que non fai mais que fodernos a paciencia.









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