Imane El Khattabi
Nació en Tetuán, Marruecos el año 1974.
Licenciada en Literatura Árabe, es miembro de la Unión de Escritores de Marruecos desde 2001.
Comenzó a publicar sus primeras poemas y narraciones en el año 1992 en varios órganos de prensa literaria marroquíes, árabes e internacionales. Participó en varios encuentros literarios y recitales poéticos en Marruecos y España.
Tiene publicado el poemario El mar en el principio de la bajamar (Unión de Escritores de Marruecos), Palabras contra el vacío (Universidad Internacional de Andalucía, 2003) y Voces del Sur (Centro cultural "Al Andalus", Martil 2004).
Sus poemas han sido traducidos al español. Actualmente trabaja en su segundo poemario.
Abandono
La alegría entreteje
Un nido con tus ramas,
y no viene a morarlo.
Las calles de noche
Las calles de noche son otra selva
Que ahora se encenderá,
Quizá la oscuridad les había inspirado
poner unas cerillas
A lo largo de la calzada.
Cortinas
Las cortinas que fueron escogidas con mucho esmero,
Se quedaron colgadas solas,
Sobre las ruinas de una morada
La balanceaba la mano de la guerra
y el viento de la ventana abierta.
Una cárcel
Él cerraba las vantanas,
Ceraba las puertas,
ponía un guardia al umbral de mi puerta,
y yo convierto al guardia en cartero
y me río a carcajadas…
Un cuento
Al terminar de contarle el cuento,
Un niño preguntó a su madre:
¿Es necesario besar la mano de la fiera
para entrar al castillo por la puerta grande,
Y llevar a la vuelta
Los sacos cargados de oro
En las alforjas de los caballos?!
El niño y la mar
Al ver la mar, un niño se enloquece,
Tira sus sandalias en los límites del cemento,
Salta, se revuelca, corre…
y en la arena arranca la costra de heridas,
Lleva un cubo para envasar la mar
Y la mar se le escapa del cubo sin darse cuenta…
Y el niño cansado de la huida del mar
Dice a su madre:
Llevémonos la mar con nosotros y vayámonos,
La madre le contesta:
La mar no es de nadie;
La mar es como la vida
Lo dejamos detrás de nosotros
antes de irnos…
Disculpa
Como un príncipe, la primavera avanzó hacia ella
y se inclinó con la educación de los nobles:
¿Me concedes esta pieza, mi señora?
Se disculpó con amargura:
Murió el talón de mi alegría,
y en el cuerpo que llevo en mi bolso
se han marchitado las rosas.
Versión del árabe de Mezouar El Idrissi
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