Juan Armando Rojas Joo
(Ciudad Juárez, Chihuahua, México, 1969). Poeta transfronterizo, narrador y ensayista. Juan Armando Rojas Joo ha publicado los poemarios Luz/ Light (2013), Vertebral River / Río vertebral (2009, 2002), Ceremonial of Wind / Ceremonial de viento (2006), Santuarios desierto mar (2004) y Lluvia de lunas (1999). En 2013 coeditó la antología Sangre mía / Blood of Mine: Poesía de la frontera: violencia, género e identidad en Ciudad Juárez y en 2004, coeditó la antología Canto a una ciudad en el desierto, una denuncia poética en contra del femicidio y la violencia de Ciudad Juárez. Su obra ha sido publicada en revistas y antologías en México, Nicaragua, Canadá, Estados Unidos, Portugal y España. Durante la primavera de 2011, Rojas fue honrado por la Universidade de Coimbra, Portugal, como poeta residente. Rojas Joo recibió su licenciatura y maestría en letras latinoamericanas por la Universidad de Texas en El Paso, el doctorado en la Universidad de Arizona y, en 2002, fue profesor invitado y becario de post-doctoral Andrew W. Mellon Fellow en Amherst College, Massachusetts. Actualmente es profesor de lengua y literatura en Ohio Wesleyan University.
Rojas Joo ha participado en diversos encuentros de escritores en España, Portugal, Nicaragua, México y los Estados Unidos. Como autor ha obtenido premios de poesía y cuento y ha sido becario de diversas fundaciones incluyendo la Andrew W. Mellon, el Fondo Nacional para Creadores y el Instituto Chihuahuense de la Cultura. Rojas Joo ha realizado estudios de pos-grado en Amherst College, Nueva Inglaterra, la Universidad de Arizona y la Universidad de Texas en El Paso.
EL PUENTE
A María Eugenia Martínez Joo, junto al recuerdo de tu “asesinato accidental”
Un río
Dos países
Tres culturas
Cuatro rumbos
Cuatro puentes en el río
Cuatro mujeres cruzan el puente cuatro hombres esperan a las cuatro
Cuatro muertes con una 45’’ al querer asaltar a cuatro gringos
Cinco huérfanos
Cinco ladrones
Cinco amantes cuatro esposas tres hijas y dos hijos abandonados en una ciudad
Cinco mojados esperan el cruce de las cinco
Cinco de la tarde ya pronto viene el tren
Cuatro por cuatro por cuatro por cuatro se multiplican las maquilas
Cuatro pesos cada vez que abren la mano si trabajas en el puente
Cuatro estaciones se escuchan en mi radio cuadrafónico
Cuatro dedos en su mano se lo cortaron se lo llevó el río
Tres kilos de coca confiscados en el puente
Tres hombres detenidos por la migra
Tres pesos ya no son un dólar
Dos catedrales en la plaza de Juárez
Dos cholos riñen por una virgen
Uno muere
THE BRIDGE
To María Eugenia Martínez Joo and to the memory of your “accidental murder”
One river
Two countries
Three cultures
Four directions
Four bridges over the river
Four women cross the bridge four men wait at four
Four killed with a ‘45 assaulting four gringos
Five orphans
Five thieves
Five lovers four wives three daughters and two sons abandoned in one city
Five mojados wait to cross at five
Five in the afternoon the train will be arriving soon
Four by four by four by four maquilas multiply
Four pesos every time they extend their hand if you work on the bridge
Four stations cut in and out on my quadraphonic radio
Four fingers on his hand they cut it the river carried it away
Three kilos of cocaine confiscated on the bridge
Three men detained by the migra
Three pesos are no longer a dollar
Two cathedrals in the plaza of Juárez
Two cholos fight over a virgin
One dies
(Translation to English by Jennifer Rathbun, Ph.D.)
(Publicados en Santuarios Desierto Mar / Sanctuaries Desert Sea)
peregrino (p. 71)
amanece y empieza otra jornada
sobre la arena descansan sus huellas
él no sabe que el desierto exige sacrificios
que en el sendero encontrará su vida
ya lo verá frente a los espejismos
lo entenderá al caminar sobre el desierto
al encontrar su rostro en las rocas
cuando pierda su luz entre los pies
en los resquicios de la noche
poco antes de exhumarse bajo el consejo de los cuatro vientos
Traducción de Jennifer Rathbun
el pueblo (p. 103)
en este costal de arena y sombras
el pueblo lleva espinas del desierto
rojas piedras sobre piedras rojas
y el umbral de la primera casa
camina la vereda
profunda de soledad
persigue las huellas de la noche
baja por los cauces de la lluvia
por la espiral del cielo
sobre el cristal desierto de su huella
se esfuma como el espejismo
la historia de un pueblo vagabundo
en sus manos late una canción
y en sus palabras lava candente
un ave ha dejado de volar
contempla el camino de su pueblo
conoce de antemano la batalla
los nombres las huellas la ceniza
sabe que tendrá que dar respuesta
sin perturbar el corazón de los coyotes
a la aurora tendrá que dar respuestas
responder fielmente a los augurios
y permanecer contemplativa
cuando el desierto la cuestione
Traducción de Jennifer Rathbun
pilgrim (p. 72)
day breaks and another journey begins
his footprints rest over the sand
he does not know the desert demands sacrifices
that in the path he will find his life
soon he will see it faced with the illusions
he will understand it upon walking over the desert
upon finding his face in the rocks
when he loses his light between his feet
in the cracks of night
just before he unearths himself under the council of the four winds
the pueblo (p. 104)
in this sack of sand and shadows
the pueblo carries desert thorns
red rocks over red rocks
and the threshold of the first house
walks along the deep
path of solitude
pursues night’s footprints
descends the bed of the rain
through the sky’s spiral
over the crystal desert of its footprint
disappears like the mirage
the story of the vagabond pueblo
in its hands beats a song
and in its words burning lava
a bird has stopped flying
contemplates the path of its pueblo
it knows beforehand the battle
names footprints ash
it knows that it will have to respond
without bothering the coyotes’ heart
to the dawn it will have to respond
reply faithfully to the omens
and remain contemplative
when questioned by the desert
REPERCUSIONES DE UNA CIUDAD
LLAMADA JUAREZ (fragmento)
Ciudad chapopote y desagravio en los rincones
anticiudad de los azotes y de los azotados
del gel vidrioso que resbala por las arterias
y avenidas mal construidas ¡Cuidanos!
Ciudad de los templos mal edificados
abre las ventanas
Juárez tú que divides los pecados de tus habitantes
Ofrécenos el filo de una gota de lluvia perforada en la noche
Lugar de la mujer violada
frontera de los desencantados
ciudad facsimilar
abre otra maquiladora
Ciudad de la impotencia
ciudad del río viagra
aullido de ferrocarril
No ruegues por nosotros
Ciudad cárcel de piedra
ciudad antifronteras
ciudad de los perdidos
Regálanos un bar
Tú que quitas la canasta básica
dásela una y otra vez a los de siempre
ciudad de fuegos fatuos y encementados
Acaba con la judicial y mándala bañarse al río
Por los obreros que se encajan escorpiones en los huesos
para aguantar la cruda de la noche
por las que luego de trabajar diez horas
venden su cuerpo tratando de ocultar su identidad
Santa ciudad de juegos delictivos
las escondidas y los encantados
anticiudad del chinche al agua
No nos dejes caer
Ciudad de veladores sin eclipses
perdona a los encabronados
Juárez de los condones
Escúchanos
Ciudad frontera norte
Ciudad por episodios
Ciudad hibridizada
Danos la pez
Ciudad cola en los puentes
que siempre apestas a burrito frío
que hueles a pescado
No nos dispares
Mago de los congales
casa de los masajes
Ciudad de los cangrejos en el río
Queremos volar en primera clase
Tú que siempre estarás con los del otro lado
concédenos el reino
Por los kilos de los kilos de la coca
Amén.
Tan lejos de Dios, poesía mexicana de la frontera norte. Baile del Sol. Tenerife, 2010.
A mi madre, Rosalba Joo de Rojas, a dos años de su muerte (8/marzo/1934 – 11/marzo/2012)
O: Ofrendas IV
Esta noche entierras, madre,
como a tu vientre el corazón en la tierra,
gemas brotarán
donde vida y muerte dos amantes fueron.
Esta noche aire,
como un ave que en la luna se admira,
broten de tu viento
las historias que las nubes escribieran.
Esta noche llueves,
como si el diluvio tus manos gestara,
llueves
y en tus lágrimas
apreciamos el milagro del amor.
Esta noche ardes,
como la pasión de nuestros viejos cristos,
ardes y te abrazas
a la cruz
en el collar de la paloma.
No permitas, madre, que el cáncer te consuma.
¡Ya no llores más!
Deja que se alce en el cielo este canto.
Madre tierra de tus pies y de tus manos.
Madre aire de tus sueños y tus alas.
Madre agua de tu cuerpo y de tu muerte.
Madre fuego de tu vida y de tu luz.
Madre mía, ya no llores más,
mi madre,
deja que tu voz regrese al manantial sagrado.
Hoy entrégate a tu sueño de cristal.
Español 1070
“Para todos, todo, para nosotros, nada”
Subcomandante Marcos
Debo decir que, en este lugar, entre otras cosas enseño gramática a los estudiantes.
Al iniciar el curso repasamos el tiempo presente:
Yo abro la puerta/ tú guardas silencio/ él me apunta con su revólver/ ¿que
nosotros somos qué?/ y ustedes no dicen nada/ cuando ellos están a punto de
dispararme.
Días después enseño a mis alumnos el arte de contrastar el pretérito y el imperfecto.
Ellos practicaban el lenguaje que aquí se les enseñó:
Yo abrí la puerta/ tú guardabas silencio/ él me apuntó con su revólver/ nosotros...
éramos/ ¿nosotros... fuimos?/ ustedes no dijeron nada cuando ellos
estaban a punto del disparo.
El tiempo corre –como suele suceder– y las cosas en la vida se complican, hasta
el subjuntivo. Los alumnos reciben notas de acuerdo a su destreza oral:
¡Abra la puerta!/ Tú, ya te lo dije, ¡que guardes silencio!/ … porque es probable
que él apunte con su arma en mi cabeza/ ya que quizás crean que nos/otros
somos ladrones y ustedes callen (por si acaso)/ cuando ellos estén a punto del
disparo/ con sus cinco armas de fuego a mi cabeza.
Debo decir que profesor de lenguas soy y que entre otras cosas, claro está,
enseño español. Al terminar el curso los alumnos usan el lenguaje/ −escribo yo
(hincado y esposado) sobre el suelo/ tú, me dice el policía, ¡guarda silencio!/
quizás yo deba abrir la puerta/ para que él apunte su revólver en mi rostro/ ¡que
no dispare es mi oficina!/ ya que yo/tú/ él/ella y nosotros/ cuando ustedes/
jamás nosotros si ellos/ la otra historia/ la versión más oficial/ para que (ustedes/
ellos) no la olviden/ ya que el poder que les protege nos obliga/ a nosotros,
si el perdón, nunca vendrá... ¡guarda silencio o te arresto!/ ¿o me disparas?/
porque este amargo trago/ o te lo bebes o lo derramas/ (yo hincado y tú/ él/
nosotros/ ustedes/ ellos/ confundido/s)/ cuando del arma la mira miro/ −tan
fría y cruel/ la ley defiende a muerte su silencio.
Canto macabro
A la línea,
la línea que quieres cruzar
¿la quieres cruzar?
¡por aquí la pueden pasar!
Los de adelante la cruzan mucho
y los de atrás saltanpatrás, tras, tras, tras....
Una mechicana que grifa vendía,
cannabis, churrumais, mostaza o sin semilla.
Una mexicana que grifa cruzaba,
cannabis, churrumais, mostaza o sin semilla.
Yerbuena, yerbuena, jardín de Merry Juana,
¡Qué güena, qué güena! La Santa Muerte Eterna.
Tamalito de oro déjame volar,
con todos tus líos,
yandas hastatrás, tras, tras, tras...
Será la Juana, será María,
será la hierba del otro día, día, día, día,
día, día, día,…
A la línea, la línea que quieres cruzar
¿la quieres pasar?
¡Por aquí la pueden cruzar!
los de acá la fuman mucho
y a los de allá los matarán; tran, tran, tran....
Citlali
“Una mujer cruzó el desierto junto con sus dos hijas de 10 y 11 años de edad
cerca de la población fronteriza de Bisbee, Arizona. Cuando comenzó a
sentirse mal y sufrir alucinaciones por la falta de agua, sus hijas la dejaron
debajo de un árbol para pedir ayuda...”
Bajo un mezquite
Citlali soñó con volar,
codició ser colibrí.
Transcribió
los mapas del desierto,
con pétalos de luz
la luna le orientó.
Al día siguiente
alimento fue del sol
y de la luna
el cáliz.
Una espina del mezquite se encajó en el corazón
y le brotaron plumas,
alas,
viento.
Citlali, la mujer colibrí,
alzó el vuelo,
esa noche
se desvaneció en el aire.
En la vía láctea sus hijas le han visto brillar
.