Antonio Portillo Casado
Nace en Jaén (1963), Andalucía – España. Es poeta y funcionario. En 1981 aprueba la oposición a funcionario y se traslada a Madrid. Se matricula en Derecho y posteriormente en Geografía e Historia, estudios que abandona sin terminarlos. Se centra en su profesión, en sus estudios profesionales y en la composición poética.
Su inquietud poética comienza en Bachillerato (descubre la poesía y compone sus primeros poemas) y continúa hasta la actualidad.
Sus poetas preferidos o de cabecera son: Lope de Vega, Machado, Quevedo, Bécquer, Espronceda, Larra, Lorca, Juan Ramón, M. Hernández, Alberti, entre otros.
La temática de su obra poética es variada (el amor, los recuerdos, la soledad, la libertad, la naturaleza, lo rural, el paisaje, la muerte). De su obra poética, de momento, ha publicado un breve poemario de juventud “Amanece copo a copo” en 2015. Actualmente está preparando su segundo poemario y sigue escribiendo sus poemas e interviniendo en tertulias, recitales y en varias Ferias del Libro de diferentes localidades donde firma sus obras.
Es miembro de la Asociación Colegial de Escritores de España y de la Asociación de Escritores de Madrid.
Libros:
Amanece copo a copo – Editorial Bubok Publishing. Noviembre de 2015
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REDES:
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Libros:
AMANECE COPO A COPO
DUDAS
I
Sabe lo que yo soy
mas no sé cómo será Él,
que seré y que soy,
la respuesta la tiene Él.
II
Veo su mano,
¿es tan reluciente?.
Parece que Él está presente.
III
¿Qué es el hombre en el Universo?
¿Sólo un sonido?,
¿sólo una palabra?,
¿sólo un verso en proceso?
Año 1979.
ERES MI AMOR
Cuando amanece y sale el amor,
tú, rosa, amor en flor,
amaneces alondra mía
alegrando el alma mía.
Cuando el agua cristalina
baja la verde colina,
eres tú, mujer mía, el dulce olor
que desprende mi amor.
Cuando eres ligera, paloma mía,
cielo descubierto soy,
¡oh!, mi inicio de primavera.
De tu amor, el corazón tengo abierto
porque me floreció de amor
al arribar a tu bello puerto.
Año 1979.
FERVIENTE MARINERO
Que tu volvieras, esperaba.
Esperaba sentado sólo en la orilla del mar.
Sacudía mi cabello el oleaje y el aire.
Como fieras, las olas venían y la inmensa mar me llamaba.
En lo bello las olas me sumergían.
Se desnudaban lentamente las blancas olas
y al contactar conmigo sonreían.
Toda mi mente se despejaba al acariciarme ellas todo mi cuerpo.
Se entrelazaban y extasiaban mis sentidos.
Cuando me enamoré de las olas y me hicieron olvidarte,
me hice un ferviente marinero
para, por siempre, estar en la libre mar.
Año 1980
ANDALUCÍA
¡Madre!, de pocos, su esclava eres entre riquezas y poder.
De todos, madre tú prefieres ser
para aplicar la justicia y amor por doquier.
¡Oh! madre de ojos profundos y tostada piel,
en tu noble alma confiamos los pobres hijos
que sedientos de justicia y libertad,
ansiamos contigo un nuevo amanecer, una nueva realidad.
Año 1980
EL CAMINO…LA VERDAD
Salgo a la puerta para pasear
y me introduzco en lo verde
siguiendo un sendero, un camino
que se alarga cada vez más.
Cuerda parda e inacabable
surcada por miles de huellas incógnitas
que uno con las mías
en el largo caminar que haré en estos días.
Fusiono mis pasos reposados
con los de mi ocre compañero.
Marcho silencioso y pensativo contemplando
estos campos silvestres por las sencillas plantas
perfumados mientras una sinfonía de bellos cantos,
las sutiles aves cantoras nos donan.
Mas no viajo sólo, vamos el camino y yo.
Si hablaba, le musité.
Conversamos largamente…
…sobre la existencia humana.
Sabios consejos daba a mi alma lozana.
Paseando, llegamos al libre mar.
Paseando, seguimos entre olas y sal,
entre estrellas y coral,
entre el cielo y el mar por la estela de la Verdad.
Año 1981
JUVENTUD
Ayer mismo sentí un viento pujante,
áspero, furioso y despiadado como un castigo.
Viento que súbitamente rola y se convierte
en una aplacible brisa,
en una sutil música que encandila corazones,
en una armonía de luz y bellos colores.
Sí, vuelve aquel viento de ayer…
Ese suspiro de vida inquieto que rozaba mi cara
y alborotaba mis cabellos vigorosos.
Ese céfiro áureo que hacía reír a las olas
cuando las besaba cerca de la arena y de las rocas.
Aire de aquellas horas cautivas que me embrujaban.
Aura clara que me introducían en la belleza.
Soplo arrebatado y certero que henchía mi blanca fuerza.
Viento que en ese tiempo me abrasaba el corazón.
Fresca brisa que mi alma enamoraba.
El aire. Mi aire, mi brisa…
…juntos…éramos…
vida, fuerza, fugacidad, rebeldía, majestuosidad,
ensimismamiento, enamoramiento,
delicadeza, candidez y amistad a raudales.
Éramos héroes, ¡dioses!.
Pasábamos y todo se volvía inmóvil,
los verdes paisajes, los floridos árboles,
los valles con agua joven y las blancas montañas.
¡Oh! aquellos tiempos de gozo y ansiada e infinita valentía.
¡Oh! aquellos tiempos de caricias y amores colmados.
¡Oh esas apasionadas cartas!.
¡Oh esas lluvias de besos encendidos!.
¡Oh esa principiante sexualidad,
plena de tiernos y amorosos pensamientos
en lo que reinábamos tu y yo, flor de mi vida!.
¡Oh! esa brisa pura que la salada mar nos regalaba
y que enamoraba nuestros lozanos cuerpos.
Esa serena brisa que de coloridos pétalos nos cubría
y en una danza de amor nos sumergía.
Aquel aire cálido y celestial
que nos despertaba aquella hermosa mañana
de nuestra primicia de amor.
Aquel aire...…su recuerdo,
una sonrisa en mi alma ha dibujado.
Aquel viento…mi corazón ha conmovido.
Aquella brisa, esa ferviente compañera
que sin darme cuenta, se me fue,
se me escapó…
Año 1981.
MI TIERRA, MI VIDA
Tierra centelleante y seductora.
Tierra altiva y sencilla.
Oquedad que tengo en mi corazón en este atardecer.
Triste hueco que no se colmará
hasta que mis tristes ojos por tu aurora de colores,
queden seducidos, ¡oh morena mía!.
Horizonte deseado, que lejos estoy de ti,
¡qué daría mi alma por estar junto a ti!.
Inevitable añoranza en la que mis tristes lágrimas seco
en este ocaso oscuro y mortífero.
Porque… ¡de añorar es lo que se ama,
lo que se lleva muy dentro de sí!.
¡Pobres pupilas mías que no contemplan tu irradiante luz!.
Qué mísero me encuentro sin tus verdes esmeraldas
que mi alegría fueron y ahora agudizan mi callada tristeza.
Se disgrega mi alma, desaparece mi corazón,
se agranda mi dolor.
Amarga dolencia que me obstruye, que me encoge,
que me hace más diminuto.
¡Tierra mía!, lumbre de mi cuerpo,
célula de mi felicidad. Tu ausencia…
…ahora…
…me engulle en este peñasco frío.
Mi verso, proclama mi dolor…
Sin tu sabor, sin tu aroma, sin tu calor, sin tus múltiples colores ¡tierra mía!, la tenue y elocuente noche sureña
se torna en una capa mustia y podrida que sepulta mi corazón.
¡Tierra querida!, te quiero ver, te quiero oír, te quiero sentir.
Sí, tengo tanta sed de ti, que seca
y mohosa va quedando mi boca.
Aquellos vibrantes y danzantes álamos
que acariciaban a mi sosegado Guadalquivir.
Aquellos álamos dorados y resplandecientes como una llamarada.
Aquellos chopos cantores de exquisitas y exóticas músicas
que la dulce y cálida brisa esparcía por tu cuerpo divino,
¡oh madre mía!, ¡oh tierra mía!.
¡Oh mis pacíficos olivos por el sol bañados de luz
aquella tarde arrebatadora!.
Aquellos olivos templados cuyas tiernas ramas, madre,
el don de la vida me daban al acariciar mi tez lozana.
Olivos queridos, olivos viejos, sabios olivos,
vuestros brillantes frutos, adornos cándidos
eran de mi alma trémula.
¡Oh Madre sureña!, como me arropabas con tu azul
manto de estrellas, ¡oh risueña!.
Cómo me protegías bizarro olivo,
entre tus firmes y seguros brazos verdes
de las tormentas y frías lluvias.
Hoy tierra materna, hoy olivo amigo,
amado y a salvo quisiera sentirme con vuestra presencia.
Tierra materna y risueña jamás te olvidaré,
¡que tu hijo real quiero volver a ser!.
Sentirme en tus brazos. ¡Volver a nacer!.
¡Quiero dejar de suspirar!.
Anhelo rozarme contigo para que con tu belleza
me envuelvas, me embrujes, ¡madre!.
Y así, llenes la oquedad que tengo, que tengo
en este corazón mío.
Año 1.981
EN AQUEL INSTANTE VERDE
Cálida mañana de junio.
El cantar de los móviles pajarillos se oía.
En lo hermoso, en lo verde, en lo bello,
en el joven campo desbordante de luz me adentraba.
Campos floridos y de agudas espigas colmados
que de belleza me extasiaban.
Campos rebosantes de verde amigo.
Fascinado por aquella infinita hermosura,
me introducía y posaba en el verde divino
del campestre paisaje.
Tendido en ese edén y rodeado de esbeltas y trigales espigas,
mis sentidos todos vibraban de sonriente alegría.
Mi cuerpo todo se fusionaba con la natura.
Me transmutaba en ave grácil.
En plantas múltiples me convertía.
Me volvía tierra, agua, aire, semilla…
De súbito, de mis manos jazmines y madreselvas florecían;
de mi corazón, manantiales de agua pura fluían;
de mi alma, nacían delicadas y blancas mariposas
que jugaban a darse besos con sabor a miel y ambrosía.
Esa mañana de junio…
En aquel instante verde de paz rebosante,
a apreciar volvía el inicial soplo de vida.
Año 1982
PENSAMIENTOS AMOROSOS.
Saludos para tu corazón de mi amor.
Saludos para lo que me daba la vida.
Amorosos sentimientos que nuestros corazones unían.
Sollozados suspiros de amor plenos.
Pensamientos etenos,
Pensamientos amorosos.
Silenciosas palabras de cumplidos llenas,
ésas que míos tus besos hacían.
Atrayentes miradas de profundidad repletas,
ésas que en el amor nos sumergían.
Pensamientos eternos,
Pensamientos amorosos.
Seductoras manos de fluyente cariño,
ésas que tu amor me irradiaban.
Delicados hombros de abrazos prolíficos,
esos que besar me gustaban.
Pensamientos eternos,
Pensamientos amorosos.
Liberados senos de amor embriagadores,
ésos que mi corazón alteraban.
Curvada cadera de bellas prendas portadora,
ésa que de ellas despojé.
Pensamientos eternos,
Pensamientos amorosos.
Eróticas piernas de feminidad rebosantes,
ésas que su virginidad me donaron.
Enredador tu cuerpo, que me poseyó,
sublime rosa que amé yo.
Pensamientos eternos,
Pensamientos amorosos.
Año 1982
Cielo andaluz azul.
Cielo andaluz azul.
Los calmados olivos
de la tierra mía pasean
entre suaves lomas y riachuelos
por jaramagos decorados.
Y yo, aire. Aire perfumado.
Aire libre, sin dogmas
ni ortodoxias.
Aire libre yo.
Libre aire. Yo aire. Yo libre.
Aire, aire, ¡ aire !
Libre aire libre.
Libre de dogmas.
Libre, libre, yo y tu libres…
volando por este azul
cielo andaluz de luz
y libertad henchido.
Marzo 2016
¿Poesía sólo para poetas?
Que la poesía no comprendía
y que sólo para poetas era tal maestría,
un gentil tabernero
mientras tertuliábamos y nos servía,
respetuosamente nos significó.
Ante tal osado lance sanchopancesco
nuestras plumas desenvainamos
con altivo carácter quijotesco,
los vates allí congregados
contra el atrevido posadero.
Una experimentada y fina poeta,
a leer unos versos de Machado,
dulcemente con su florete le conminó.
Su velamen el mesonero plegó
y al entender al poeta Machado,
humildemente y sonriendo, se excusó.
Ardua tarea la nuestra, ¡líricos hermanos!,
pues en esta empresa fallamos
si nuestra poesía, por gloriosa y excelsa,
no sienten, los demás humanos.
Ante tal desafío, un secreto os confío, ¡poetas hermanos!,
jamás desenfundaré mi espada ropera
hasta que comprendido y sentido, mi verso sea
y si no, sea destruida mi toledana
y su sangre diluida en una palangana.
Abril 2016
Y el pincel de Munch su Grito nos pintó.
(A la crisis que no cesa).
Ambicionábamos rancio abolengo
y dinero amasar y tener.
Ansiosos, ingentes cantidades de heráldicos
libros escrutábamos,
¡nuestra estirpe buscábamos!.
Sin recato sembramos la plata en tugurios y mercados.
¡Pobres pacientes alcancías!
A toda costa, enriquecernos anhelábamos.
¡Oh el poder!, ¡oh el dinero!
¡Consumamos!
¡Malgastemos compañeros!
¡Viva la ilusión!, ¡viva la vida, que sueño es!
Pero…nuestros gloriosos días,
cual atroz tormenta que desgarra el plácido estío,
la rotunda realidad rompió.
Súbitamente, la majestad y la inmensa riqueza,
por ficticia se esfumó.
El bastón de mando en muleta mutó
y se disipó el tesoro con sumo decoro.
Un grito gritó un alma sabia que de crisis sabía,
y gritó:
“¡Crisis!”.
Y tañían los cerebros en el craneal campanario…
… crisis, crisis, crisis…
“¿Crisis?” inquirían las alocadas pupilas desde la caverna
que sin ensayo sobre ceguera repetían,
“¡crisis!, crisis, crisis”.
¡Crisis!, todos gritábamos ¡crisis!
Y el pincel de Munch su Grito nos pintó
en nuestras espantadas caras.
Mientras, la sombra de Saramago apareció
gritando: “¡os lo advertí!”
y desapareció recitando a Alberti.
Como pobres parias todos despertamos,
menos los ilusionistas.
Parias, ahora todos parias
con nuestra humilde humildad, excluidos,
excepto los ilusionistas.
Éstos, ¿inventarán un venidero truco? Seguro.
¿Nadie osará desentrañarlo? Seguro.
¿Aplaudiremos su pérfida magia,
y sus cantos de sirena entonaremos? Seguro.
¿Vuelve a reiterarse la Historia?
No, repetimos los errores nosotros.
Hermanos, necesitamos una catarsis.
¿Prometeo, dónde estás Prometeo?
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