Xoán Airas de Santiago
Segrel (*) compostelano que anduvo en las cortes de Fernando III, Alfonso X, y en los primeros años de la corte de Don Denis; o sea, en toda la segunda mitad del siglo XIII, entre los reinos de Castilla y Portugal.
El tal don Bieito habría estado enamorado de la "señora" de Xoán Airas, a la que, según parece, el propio esposo vio -de la forma que lo dice la cantiga- correspondidas las pretensiones del galán. (...)
La forma de la cantiga es muy simple: dos versos octosílabos con rima pareada y el estribillo de un verso pentasílabo (hexasílabo en el original), es lo que conforma cada estrofa.
(*) Segrel. Término con el que se designa, en la lírica gallego-portuguesa, al juglar que, además de intérprete, es compositor de cantigas.
Cantigas de escarnio
Don Bieito, hombre duro,
fue a besar en lo oscuro
a mi mujer.
Como hombre aventurado,
la besó en lo ahuecado
a mi mujer.
Y ved que gran desventura:
¡la besó en la hendidura
a mi mujer!
Y ved que gran desafuero:
la besó en el agujero
a mi mujer.
Poesía medieval galaicoportuguesa
Centro Editor de América Latina, Buenos Aires, 1983
Las cantigas de amigo de Xoán Airas de Santiago
Manuscrito B: Johanayras burg[u]es de S[an]tiago
Manuscrito V: Joham Ayras de Santiago
Edición Rip Cohen: Johan Airas
Instituto de Estudos Medievais: João Airas de Santiago
I
Dicen que, amigo, a otra dama mejor
queréis vos contra mi agrado tomar
para causarme con ella pesar,
pero no tengo yo de eso temor,
pues que sois mío todas saben ya
y a vos por suyo ninguna os querrá.
Y bien que me haríais de corazón
este pesar, mas no sé yo hoy quien
os tomara, y os es ya igual también,
ay, amigo, y mirad por qué razón:
pues que sois mío todas saben ya
y a vos por suyo ninguna os querrá.
Y quien a vos esto os aconsejó
yo sé muy bien que os aconsejó mal
pues todo eso también os es ya igual,
ay, amigo, y tarde se os ocurrió
pues que sois mío todas saben ya
y a vos por suyo ninguna os querrá.
La que tome lo mío, Dios la confunda ya
y a mí, amigo, si tomo lo suyo, igual me hará.
II
El que solía, hija mía, morir
por vos, dicen que ya no muere así,
y muero yo, hija, porque esto oí,
pero, si queréis a él verlo morir,
decid que otro muere por vos, y bien
pronto veréis como él muere también.
El que moría, hija mía, por vos
como a nadie por mujer vi morir
en el mundo, ya no quiere sufrir,
pero, si queréis que él muera por vos,
decid que otro muere por vos, y bien
pronto veréis como él muere también.
El que moría, hija mía, de amor
por vos no muere ni se ha de acordar,
y muero yo, hija, con el pesar,
pero, si queréis que él muera de amor,
decid que otro muere por vos, y bien
pronto veréis como él muere también.
Pues si sabe que otro muere también
morirá, hija, si él os quiere bien.
III
Por Dios, madre, el que a mí mucho me quiere
dice que desea conmigo hablar
de algo que nadie puede sospechar,
y solo una vez, si a vos pluguiere,
me hable a mí, si eso lo ha de divertir,
y sabremos lo que quiere decir.
En que él me hable no pierdo yo buen prez,
porque de su bien yo no le hablaré,
y él dirá y yo allí escucharé,
y antes de que muera, solo una vez
me hable a mí, si eso lo ha de divertir,
y sabremos lo que quiere decir.
Si os pluguiera, que venga a hablar aquí
conmigo, madre, si gusto le da,
y os diré entonces lo que él me dirá,
y una vez, antes de que él muera así,
me hable a mí, si eso lo ha de divertir,
y sabremos lo que quiere decir.
Quizás me quiera una cosa decir
que yo sin daño mío se la pueda cumplir.
IV
Mi amigo las nuevas ya conoció
de estas cortes que ahora se harán,
ricas y nobles dicen qué serán,
y lo que mi amigo hará bien sé yo:
un cantar en que de mí bien dirá;
o va a hacerlo o hecho lo tiene ya.
Me alabará cual la dama mejor,
pues con gran placer me suele alabar
y a muchas damas dará gran pesar,
pero él hará, pues es gran trovador,
un cantar en que de mí bien dirá;
o va a hacerlo o hecho lo tiene ya.
En estas cortes que ahora el rey hace
alabará mi bello parecer
y dirá cuanto bien pueda saber
de mí, amigas, y hará, y así me place,
un cantar en que de mí bien dirá;
o va a hacerlo o hecho lo tiene ya.
Pues lo vieron pensando, y bien sé ya
que en otra cosa él no pensará.
V
Cuando, amigo, me llevó hoy
mi madre a mi pesar de aquí
no supisteis nada de mí,
y por maravilla tengo
que vos no sepáis cuándo voy
ni sepáis cuándo vengo.
Aunque amigo os llamáis
mío, vos no supisteis nada
cuando yo de aquí fui llevada,
y me maravilla así
que cuándo vengo no sepáis
ni cuándo me voy de aquí.
Miré por vos cuando partir
debí de aquí pero allí no
os vi ni vinisteis y yo
muy quejosa de vos ando,
de que no sepáis cuándo yo ir
quiero o si vendré ni cuándo.
Y por amigo no tengo
a quien no sabe cuándo voy
yo ni sabe cuándo vengo.
VI
Hija mía, por Dios, haréis muy bien
en que os vea ese vestido llevar
vuestro amigo, y habéis de lograr
que vuestro talle os vea también,
pues, si os viera, yo sé que morirá
por vos, hija, pues muy bien os está.
Si ese vestido os estuviera mal
yo nunca os mandaría ir a vos
ante sus ojos, pero haced, por Dios,
que os vea, no haréis nada más cabal,
pues, si os viera, yo sé que morirá
por vos, hija, pues muy bien os está.
Y aunque sucediera que él os sea
huraño, si ese vestido os puede ver
en admiraros tendrá gran placer,
y haced vos por tanto que él os vea,
pues, si os viera, yo sé que morirá
por vos, hija, pues muy bien os está.
VII
Mi amigo no puede hoy bien de mí
tener, amiga, ved por qué razón:
él no me lo dice, y Dios dé perdón,
ni yo se lo digo, y sucede así:
él por temor no me lo osa mentar
ni yo, amiga, se lo puedo rogar.
Y, en verdad, mucho tiempo hace ya,
que él mi bien pudiera recibir
pero a mí nunca me lo osó decir
y el caso os diré yo como está:
él por temor no me lo osa mentar
ni yo, amiga, se lo puedo rogar.
Y hace ya mucho que yo me enteré,
pues me lo dijeron, mas tuve temor
que me pesara y, por Nuestro Señor,
me gustaba, pero esto es lo que sé:
él por temor no me lo osa mentar
ni yo, amiga, se lo puedo rogar.
Y el caso arreglado para llegar
era, mas nadie lo quiere empezar.
VIII
Ay, mi amigo, vos morís
porque no os dejan conmigo
hablar y muero yo, amigo,
por vos y, porque sufrís,
algún remedio aquí hayamos
antes de que así muramos.
Cierto, morimos los dos
porque nunca conseguimos
hablar y, ya que morimos,
amigo, si os valga Dios,
algún remedio aquí hayamos
antes de que así muramos.
Mi madre me causa enojos
pues nos está separando
y morimos ya penando,
y, amigo y luz de mis ojos,
algún remedio aquí hayamos
antes de que así muramos.
¿Y por qué no lo arreglamos,
pues tanto lo deseamos?
IX
Entiendo yo, amiga mía, así pues
esto es así, que vos queja tenéis,
de vuestro amigo, que ahora aquí veis,
y él de vos, y no sé por qué es,
pero os quiero ya bien aconsejar:
haced ambos lo que os he de mandar.
Y, amiga, esto es bien cierto y real,
este acuerdo se deberá hacer,
pues os veo gran queja de él tener
y él de vos, y pienso que está mal,
pero os quiero ya bien aconsejar:
haced ambos lo que os he de mandar.
Disputa es de amigos, mas bien no está
y sé que haréis siempre lo mejor,
pero os veo yo tener desamor
de él, amiga, y no os conviene ya,
pero ya os quiero bien aconsejar:
haced ambos que os he de mandar.
Y mal haya quien no quiera otorgar
entre ambos lo que yo he de mandar.
X
Mi amigo, que conmigo se enojó
y tampoco quiere conmigo hablar,
si pensó que yo le iba a rogar,
como yo supiera que así pensó,
pronto haré que tal pena tenga
que a rogar por mi amor junto a mí venga.
Y, en cuanto mi amigo conociera
que esto yo le haré, no aguardará
a que le ruegue, sino que él vendrá
a rogarme a mí y, si no lo hiciera,
pronto haré que tal pena tenga
que a rogar por mi amor junto a mí venga.
Y no tendrá mi amigo poder
alguno de enojarse contra mí
más de cuanto yo lo quisiera así,
pero, si otra cosa él quisiera hacer,
pronto haré que tal pena tenga
que a rogar por mi amor junto a mí venga.
XI
Vuestro amigo tiene de vos temor
pues sabe ya que os han hecho pensar
que fue, amiga, mal de vos a hablar,
mas vuestro amigo dice aún mejor
que lo que antes dijo y dice esta vez
lo juzguéis vos tal como su señor,
pues dice que no quiere aquí a otro juez.
Os quejáis de él, mas, de Dios querer,
muy pronto sabréis vos por él, de grado,
que nunca sino bien de vos ha hablado,
ni hablará, y dice, cuanto es menester,
que lo que antes dijo y dice esta vez
lo juzguéis vos bien a vuestro placer,
pues dice que no quiere aquí a otro juez.
Mucho que yo os jurara él me rogó
que de vos nunca ha hablado sino bien,
ni hablará, y de esto dice también,
y no hay más que decir, pienso yo,
que lo que antes dijo y dice esta vez
lo juzguéis vos con lo vuestro, así habló,
pues dice que no quiere aquí a otro juez.
Aceptad su pleito, dice, esta vez,
sobre vos, y así os aconsejo yo,
y ya no pongáis aquí a otro juez.
XII
─Mi amigo, yo os quiero preguntar.
─Preguntad, señora, pues me agrada.
─Nada en esto me deberéis negar.
─Nunca, señora, os negaré nada.
─Tantos cantares, ¿por qué los hacéis?
─Señora, así nunca me olvidaréis.
─He de preguntaros, por mi fe, pues.
─Os responderé con placer ahora.
─No me neguéis nada, sí así es.
─Nada os negaré a vos, mi señora.
─Tantos cantares, ¿por qué los hacéis?
─Señora, así nunca me olvidaréis.
─No os pese qué pregunta os hiciera.
─No señora, antes lo agradeceré.
─Ni me neguéis lo que yo os dijera.
─Nunca, señora, nada os negaré.
─Tantos cantares, ¿por qué los hacéis?
─Señora, así nunca me olvidaréis.
─Y todo este bien, ¿por mí lo hacéis?
─Por vos, mi señora, pues lo valéis.
XIII
Por Dios, amigo, no sé por qué es,
mas mucho hace ya que os vi dejar
de servirme y de por mí trovar,
pero es una de estas cosas, pues:
o es por mí, porque no os hago bien ya,
o es señal de muerte que os llegará.
Mucho tiempo hace, y creo que está mal,
que ningún cantar os oí hacer
ni alabar mi bello parecer,
pero es una de estas, y no sé cuál:
o es por mí, porque no os hago bien ya,
o es señal de muerte que os llegará.
Ya del tiempo yo acordarme no sé
en el que os oí hacerme un cantar,
como me solíais antes loar,
pero es una de estas que yo os diré:
o es por mí, porque no os hago bien ya,
o es señal de muerte que os llegará.
Si es por mí, porque no os hago bien ya,
decídmelo, y mi bien os vendrá.
XIV
Por Dios, madre, tuvisteis gran placer
cuando se fue mi amigo de aquí,
y ahora viene, y me place mucho a mí,
mas unas nuevas habéis de saber:
si os pesa, ya sufriréis, bien lo sé,
como hice yo cuando él de aquí se fue.
Vos os alegrasteis de mi dolor
cuando él se fue, y yo os querré ya
mal por eso, mas dicen que vendrá
muy pronto, y sabréis lo mejor:
si os pesa, ya sufriréis, bien lo sé,
como hice yo cuando él de aquí se fue.
XV
Qué alegre que a mi madre vi
cuando se fue mi amigo de aquí,
mas yo no estuve alegre ni dormí,
amiga, desde que él debió marchar,
y hoy me dicen que va a regresar
y mal haya a mi madre su pesar.
Alegre quedó cuando lo vio ir
y yo muy triste, pues lo vi partir
de mí, y nunca más pude dormir,
amiga, desde que él debió marchar,
y hoy me dicen que va a regresar
y mal haya a mi madre su pesar.
Cuando él de aquí junto al rey se fue,
quedó mi madre alegre, ya lo sé,
pero yo me quedé triste, y lloré,
amiga, desde que él debió marchar,
y hoy me dicen que va a regresar
y mal haya a mi madre su pesar.
XVI
Se fue, amiga, mi amigo de aquí
triste, y que nunca le hice bien decía,
mas, si lo vierais ante vos un día,
decidle que esto yo le digo así:
que venga muy pronto y, si el viniera
pronto, que será como Dios quisiera.
En verdad, yo no le puedo servir
con bien, y va triste en su corazón,
mas, si lo vierais, Dios os dé perdón,
decidle que le mando yo decir
que venga muy pronto y, si el viniera
pronto, que será como Dios quisiera.
Se queja de que mío siempre fue,
y con mucha justicia lo dirá,
y que no le hice bien, y mal está,
mas decidle vos que yo le diré
que venga muy pronto y, si el viniera
pronto, que será como Dios quisiera.
Y no se queje, pues menester no era,
y tome el bien cuando Dios se lo diera.
XVII
Muy quejoso estáis, amigo, de amor
y de mí, pues no os puedo bien hacer,
y sin daño mío no he de poder,
mas por eso arregle Nuestro Señor
que bien os haga yo de forma tal
que sea vuestro bien y no mi mal.
De que sois mío os quejáis cada día
y os dejo, amigo, por mí perecer,
mas decidme el modo en que os socorrer
pueda sin mi daño y yo arreglaría
que bien os haga yo de forma tal
que sea vuestro bien y no mi mal.
Guardada estoy cual ninguna mujer
lo fue, amigo, ni nunca lo ha de ser,
y ni siquiera os oso hablar ni ver,
y por eso arregle Dios, de Él querer,
que bien os haga yo de forma tal
que sea vuestro bien y no mi mal.
XVIII
A mi amigo recado le envié
a Toledo, amiga, adonde ha partido,
y, pues creo que ya lo ha recibido,
preguntad, y os lo agradeceré,
en cuántos días podría llegar
de Toledo a aquí quien bien sepa andar.
Pues del mensajero sé yo muy bien
que, después de que el recado le diga,
vendrá tan pronto como pueda, amiga,
conoced por alguien, no importa quien,
en cuántos días podría llegar
de Toledo a aquí quien bien sepa andar.
Y ya siempre miran estos mis dos
ojos a donde creo que ha de venir
el mensajero, y muero por oír
nuevas de él, y preguntad, por Dios,
en cuántos días podría llegar
de Toledo a aquí quien bien sepa andar.
XIX
Queréis ir, mi amigo, lo sé de ley,
a buscar otro consejo y no el mío;
pese a saber que estar con vos ansío,
queréis iros a morar junto al rey,
e id ahora como quisierais ir
que después a mí habréis de venir.
Vos os vais mientras yo me quedo aquí
y siempre, amigo, os he de desear,
pero vos queréis con el rey morar
porque creéis que valdréis más así,
e id ahora como quisierais ir
que después a mí habréis de venir.
Por lo que decís, tenéis gran placer
en servirme aunque, y Dios os dé perdón,
no dejáis de ir al rey por tal razón;
mas no podéis a mí y al rey tener,
e id ahora como quisierais ir
que después a mí habréis de venir.
Y, amigo, ¿queréis aún más oír?
No podéis a dos señores servir
y vuestro deber con ambos cumplir.
XX
Siempre habla mi amigo tan bien de mí
como puede, y de mi buen parecer,
y los que saben que él dice así
creen que algo yo le he de agradecer,
mas cuanto él dice no agradezco nada
pues ya bien sé que yo soy agraciada.
Me llama él hermosa, y su señora,
pero hermosa me llama quien me ve,
y piensa que un favor me hace ahora
y que yo mucho le agradeceré,
mas cuanto él dice no agradezco nada
pues ya bien sé que yo soy agraciada.
Muy bien dice de mí en su trovar
con toda justicia, y más os diría:
creen quienes le oyen a mí alabar
que a él yo mucho le agradecería,
mas cuanto él dice no agradezco nada
pues ya bien sé que yo soy agraciada.
Pues si no fuera yo tan agraciada
de cuanto él dice no diría nada.
XXI
─Hija mía, saber quiero por qué
hicisteis vos todo cuanto os mandó
vuestro amigo, que ya más no os habló.
─Por Dios, madre, yo pronto os lo diré:
pensaba algo más encontrar allí
pero me parece que no es así.
─Por qué hicisteis, y Dios os dé bien,
hija, todo lo que os vino a rogar,
pues desde entonces no os quiso hablar?
─Os lo diré yo, y Dios me dé bien:
pensaba algo más encontrar allí
pero me parece que no es así.
─Por qué hicisteis, y Dios os dé perdón,
hija, todo lo que os vino a pedir,
pues desde entonces no quiso venir?
─Os lo diré yo, Dios me dé perdón:
pensaba algo más encontrar allí
pero me parece que no es así.
─En buen día nació, según yo oí,
quien por otro escarmienta y no por sí.
XXII
Cuando aquel día fui con vos a hablar,
amigo, con buen fin lo hice yo así,
mas por ello os alabasteis mí,
pero cuando yo os volviera a hablar,
vos en seguida decid qué hicisteis
conmigo cuanto hacer quisisteis.
Pues, amigo, yo fui a hablar una vez
con vos, para de la muerte salvaros,
mas vos ya fuisteis de mí a alabaros,
pero cuando yo os hablara otra vez,
vos en seguida decid qué hicisteis
conmigo cuanto hacer quisisteis.
Porque yo sé muy bien que no hicisteis
ni la mitad de lo que dijisteis.
XXIII
Amigo, aquel día aquí vinisteis
a rogar algo y yo no os lo di
pues que eso no estaba bien creí,
mas, pues vos tanto insististeis,
hacerlo quiero, y no haré cosa igual,
pero guardadme a mí y a vos de mal.
Que lo que sea mi mal no queréis
vos me decís, aunque no quise hacer
lo que rogabais, y bien puede ser,
mas, pues en tal cosa gusto habéis,
hacerlo quiero, y no haré cosa igual,
pero guardadme a mí y a vos de mal.
Muy bien sabéis lo que hablasteis conmigo
y a mí me rogasteis lo que yo sé
y no lo hice, mas con el temor que
tengo de perderos a vos, amigo,
hacerlo quiero, y no haré cosa igual,
pero guardadme a mí y a vos de mal.
Y si vos fuerais amigo leal
guardaréis a vuestra dama de mal.
XIV
No sabéis, amigo mío, ocultar
que os sepan, por vuestra audacia lo ven,
como vos mucho me soléis amar
ni la gran pena que tenéis también,
y en esto yo os quiero desengañar:
si supieran que vos me queréis bien,
ya nunca más me podríais hablar.
Por ningún motivo puedo dejar
de hablar con vos y siempre temí
que lo conozcan, pues me han de alejar
de vos si tal cosa saben de mí,
y en esto yo os quiero desengañar:
si supieran que vos me queréis bien,
ya nunca más me podríais hablar.
De los que me guardan es el pensar
que a otra dama, amigo, tenéis amor,
pues, si la verdad pueden sospechar,
no me veréis ya nunca, a lo peor,
y en esto yo os quiero desengañar:
si supieran que vos me queréis bien,
ya nunca más me podríais hablar.
Y si tenéis tan gran pena de amor,
vos la tendréis por mí aún mayor
pues de muy lejos me habréis de mirar.
XXV
Yo ya no puedo hacer que mi amigo
deje, amigas, de llamarme su amada,
y aunque me quejo no sirve de nada,
y cuando mucho le ruego y le digo
que por favor tanto ya no me quiera,
me vale igual que si no lo dijera.
Si me habla, pronto le digo yo luego
que no me hable, porque caro me sale
su hablar, pero de muy poco me vale,
y cuando mucho le digo y le ruego
que por favor tanto ya no me quiera,
me vale igual que si no lo dijera.
Y siempre me pesa su compañía
pues tengo miedo a perder mi buen prez
por él, como ya pasó otra vez,
y, aunque le digo con mucha manía
que por favor tanto ya no me quiera,
me vale igual que si no lo dijera.
XXVI
Madre, pues pensáis, para mi desdén,
que yo mal quiera a quien me quiere bien
y mucho además me rogáis también,
decidme, por Dios muy santo y leal,
si mal quisiera a quien me quiere bien,
¿querré yo bien a quien me quiera mal?
Vos me decís que si yo mal quisiera
a mi amigo, aunque él tan bien me quiera,
siempre haréis todo lo que yo dijera,
pero vengo a qué me digáis cuál:
si he de querer mal a quien bien me quiera
¿querré yo bien a quien me quiera mal?
Me será muy difícil de entender
que a quien bien me quiere he de mal querer,
y esto, madre, me lo mandáis hacer,
mas yo os hago una pregunta tal:
si a quien bien me quiere he de mal querer,
¿querré yo bien a quien me quiera mal?
Si así fuera, decir de mí han de poder
que fui yo aquella que sembró la sal.
XXVII
Dice mi amigo, y no vi cosa igual,
que muere, por no tener bien de mí,
y mucho se queja diciendo así
que yo lo mato y que hago muy mal;
él dice que lo mato, mas ¿por qué
muere porque lo mío no le dé?
Mucho ha de morir, lo puede jurar,
si muere cada vez que no le diera
nada mío, sino cuando yo quiera,
y dice que adrede lo he de matar,
él dice que lo mato, mas ¿por qué
muere porque lo mío no le dé?
Dice que de amor tanto sufre ahora
que de la muerte no se salvará
porque mi bien no tiene ni tendrá,
y me dice él: «Vos me matáis, señora»;
él dice que lo mato, mas ¿por qué
muere porque lo mío no le dé?
Y se enojó conmigo, mas yo sé
que su enojo por lo que es mío fue.
XXVIII
Vuestro amigo os quiere regalos dar,
amiga, y yo os quiero decir más:
creo que vos se los vais a aceptar,
mas, decidme, y los Cielos gloria os den:
si aceptarais sus regalos o más,
¿qué le diréis para no hacerle bien?
Vos de seguro habréis de saber,
si hoy aceptarais algo de él,
que luego bien le tendréis que hacer,
y vengo ahora a preguntaros también,
si hoy aceptarais algo de él,
¿qué le diréis para no hacerle bien?
Él insistirá mucho, lo sé yo,
en que lo aceptéis, cuando él os lo dé,
y se lo podréis aceptar o no,
mas decidme ya, si con juicio os ven:
si aceptarais todo lo que él os dé,
¿qué le diréis para no hacerle bien?
O aceptáis todo lo que él os dé,
y le hacéis el bien que él quiera, lo sé,
o no le aceptéis, con juicio también,
nada ni nunca le hagáis ningún bien.
XXIX
Mi amigo, forzado por amor, que
a vivir conmigo quiere venir
un tiempo, si lo puede conseguir,
no duerma ya mientras conmigo esté,
pues del tiempo que junto a mí viviera
él tanto perderá cuanto durmiera.
Y quien quiere bien su tiempo pasar
con su dama, no duerme nada allí;
y mi amigo, pues viene junto a mí,
no duerma mientras conmigo ha de estar,
pues del tiempo que junto a mí viviera
él tanto perderá cuanto durmiera.
Y, si le pluguiera dormir allá
donde esté, en verdad no me da placer,
porque dormir es el tiempo perder,
mas por mi gusto aquí no dormirá,
pues del tiempo que junto a mí viviera
él tanto perderá cuanto durmiera.
Y, después que él de mí se partiera,
tanto duerma como dormir quisiera.
XXX
Quiere mi amigo de mí un hecho
que él ya hace tiempo había deseado:
que le haga bien; y la hora ha llegado,
mas, como quier que es mi derecho,
le haré yo bien, por santa María,
mas no tan pronto como él querría.
Y díganle que miedo no tenga,
que yo a mal no lo voy demorando,
pues él de mí se anda quejando,
mas, como quier que después él venga,
le haré yo bien, por santa María,
mas no tan pronto como él querría.
Está él por mí tan enamorado
y mi amor lo trae así de loco
que ya no puede aguardar ni un poco,
mas, cuando yo lo haya arreglado,
le haré yo bien, por santa María,
mas no tan pronto como él querría.
Y, como quier que fuere, él querría
ya tener bien de mí cada día,
mas yo sé de él que no miraría
lo que de ello después me vendría.
XXXI
Dice, amiga, el que me quiere y espera
que nada más nunca me pedirá
si le escucho decir cuanto él quiera
y que, mientras viva, me servirá,
y veréis cómo es de conocedor:
después que yo todo este bien le hiciera,
luego él querrá que le haga algo mejor.
Pienso que me cuente mentiras cien,
pero jura que no me va a mentir,
mas si habla conmigo dice también
que mientras viva más no ha de pedir,
y veréis cómo es de conocedor:
después que le hiciera todo este bien,
luego él querrá que le haga algo mejor.
Tengo miedo a que me vaya a engañar,
pero él dice que no quiere de mí
más que hablarme, y ya nada a demandar
desde entonces ha de venir aquí,
y veréis cómo es de conocedor:
después que este bien le pueda arreglar,
luego él querrá que le haga algo mejor.
Y siempre así en el mundo habrá este error:
cuanto el hombre más consiga alcanzar,
tanto querrá tener algo mejor.
Pero venid, amiga, por mi amor,
conmigo allí donde él me quiere hablar,
pues si voy sola, será ese mi error.
XXXII
Que con agrado yo haría
gran placer a mi amigo,
amiga, bien os lo digo,
mas pronto, en el mismo día,
no dejará él, amiga,
nadie a quien no se lo diga.
Se lo haría con agrado,
porque sé que me desea,
mas, si halla donde me vea
y yo cumplo su mandado,
no dejará él, amiga,
nadie a quien no se lo diga.
Apenado él por mí anda,
sin sosiego ni cordura;
pero si yo, por ventura,
le hiciera cuanto él me manda,
no dejará él, amiga,
nadie a quien no se lo diga.
Hablador es sin fatiga
y lo dirá pronto, amiga.
XXXIII
Ved, amigo, en que tengo gran pesar:
bien sé que hay damas que saben amar
y a sus amigos les suelen hablar,
y nadie sabe en qué ellos estén;
mas si nosotros queremos probar,
pronto es sabido y no sé yo por quién.
Así una dama que, cuando va a ver
a su amigo, al que bien sabe querer,
no se lo pueden nunca conocer
los que se creen guardarla muy bien;
mas si nosotros lo vamos a hacer,
pronto es sabido y no sé yo por quién.
Lo que yo quiero, nunca sale así:
con vos hablar, ya que morís por mí,
igual que otras damas hablan, y allí
nada les saben ni nunca las ven;
mas si nosotros llegamos ahí,
pronto es sabido y no sé yo por quién.
Como nosotros sufrimos, que quien
trae este mal, males sufra también.
XXXIV
Moriréis, si no os hiciera bien,
por mí, amigo, y yo no sé qué ahí
os haga, y a menudo pienso ahí
que este caso lo veo así también:
me es muy serio a vos yo bien hacer
y es muy serio dejaros perecer.
De la muerte nada os puede librar
y yo bien sé que moriréis por mí
si no lograrais algún bien de mí,
y esto es todo cuanto yo sé pensar:
me es muy serio a vos yo bien hacer
y es muy serio dejaros perecer.
Si no os hiciera bien, por mí el amor
os matará, bien sé que será así,
mas bien os juro y os digo yo así,
y Dios me permita hacer lo mejor:
me es muy serio a vos yo bien hacer
y es muy serio dejaros perecer.
Y ruego a Dios, que tiene aquí el poder,
que Él me deje aquí lo mejor hacer.
XXXV
Alguien os dijo, amigo, y lo sé yo,
por enemistarme con vos, que hablé
con otro hombre, mas nunca eso pensé,
y, mi amigo, así os diré yo:
de mentiras no me puedo guardar,
mas me guardaré de daros pesar.
Alguien sabe que vos me queréis bien
y le pesa, y nada puede hacer
sino que quiere mentiras meter,
y, mi amigo, vos mi luz y mi bien:
de mentiras no me puedo guardar,
mas me guardaré de daros pesar.
Y bien sé de en quien tan gran placer hay
de mentir, y no teme a Dios ni a más,
que me acusa con mentiras sin más,
y, mi amigo, ved que es lo que hay:
de mentiras no me puedo guardar,
mas me guardaré de daros pesar.
De las mentiras yo me sé guardar,
mas no de quien mal me quiere acusar.
XXXVI
Amiga, el que me quiere bien
dicen que venir ya lo ven,
mas yo no lo puedo creer,
pues tanto lo quiero ver
que no lo puedo creer.
El que yo amo más que a mí
dicen que pronto estará aquí,
mas yo no lo puedo creer,
pues tanto lo quiero ver
que no lo puedo creer.
El que de aquí se fue tiempo ha
dicen que muy pronto vendrá,
mas yo no lo puedo creer,
pues tanto lo quiero ver
que no lo puedo creer.
Y no me lo harán creer
si no me lo hicieran ver.
XXXVII
─Vuestro amigo, que junto al rey se fue,
amiga, ya muy pronto llegará:
repartid los regalos que os dará.
─Amiga, la verdad yo os diré:
me haría Dios bien si me lo trajera
y que él dé los regalos a quien quiera.
─Me han dicho ahora, y Dios me dé perdón,
que os trae regalos de Portugal,
y, amiga, no los repartáis mal.
─Yo os diré, amiga, de corazón:
me haría Dios bien si me lo trajera
y que él dé los regalos a quien quiera.
─Dicen, amiga, que no viene mi
amigo, mas el vuestro, en un amén,
y sus regalos repartidlos bien.
─Yo os diré, amiga, lo que pienso aquí:
me haría Dios bien si me lo trajera
y que él dé los regalos a quien quiera.
Y sé muy bien que desde que él viniera
tendré regalos y cuanto yo quiera.
XXXVIII
Se va mi amigo a con el rey morar
y no me lo dijo ni le dejé,
y hace mal causándome este pesar;
mas que pierda mi hermosura y mi fe
si nunca el rey tanto bien le hiciera
como yo le haré cuando él me quiera.
Y él mucho ansía con el rey volver
y mi enojo lo toma con desdén;
y el rey puede cuanto él quiere poder,
mas mal me venga donde tuve bien
si nunca el rey tanto bien le hiciera
como yo le haré cuando él me quiera.
Y a mí mucho me procuró servir
pero al rey nunca servicio prestó,
y así el rey no le tiene que cumplir;
mas hermosura y buen prez pierda yo
si nunca el rey tanto bien le hiciera
como yo le haré cuando él me quiera.
Pues más le valdrá, si yo lo quisiera,
que todo el bien que el rey darle pudiera.
XXXIX
Amigo, vos os queréis ir,
y yo sé que me pasará:
mientras que morarais allá,
a quien de allí vea venir,
a todos les preguntaré
junto al rey cómo os va y os fue.
Yo no os podría decir
por vuestra marcha mi pesar,
pero a cuantos vea llegar
de a donde habéis ido a vivir,
a todos les preguntaré
junto al rey cómo os va y os fue.
Seré infeliz de amor, ¡mal haya!,
hasta que Dios os traiga a mí,
pero de cuantos sepa aquí
que vengan de a donde el rey vaya,
a todos les preguntaré
junto al rey cómo os va y os fue.
Y si dijeran «Bien», loaré
a Dios, y al rey lo agradeceré.
XL
Mi amigo a la casa del rey se fue
y, amigas, por lo mucho que le amé,
cuando él venga yo muerta ya estaré,
mas no le digáis que yo he muerto así,
pues, si supiera que por él morí,
será muy breve su vida sin mí.
De la muerte no me puedo librar
y moriré pronto y con gran pesar,
y amigas, cuando él venga, que al llegar
no sepa por vos qué muerte sufrí,
pues, si supiera que por él morí,
será muy breve su vida sin mí.
Moriré pronto, si así Dios quisiera,
y, amigas, cuando él viniera,
muy desleal será quien le dijera
qué muerte tuve porque no lo vi,
pues, si supiera que por él morí,
será muy breve su vida sin mí.
De la muerte no me puedo esconder,
por eso, cuando él me viniera a ver,
no le digáis que me hizo perecer
antes de tiempo por irse de aquí,
pues, si supiera que por él morí,
será muy breve su vida sin mí.
XLI
Yo os amé siempre, amigo, y os tuve lealtad:
si preguntar quisierais en vuestra puridad
conoceréis, amigo, que os digo la verdad;
mas si hablarais acaso con algún maldiciente
que os dijera, amigo, algo a vos diferente,
contestadle que miente, y contestadle que miente.
XLII
Mi amigo, a vos, mi bien y mi amor,
os han dicho que me vieron hablar
con otro hombre por causaros pesar,
y por eso ruego a Nuestro Señor
que confunda a quien os lo hizo entender
y a vos si así lo pudisteis creer,
y a mí si yo merecí ese rumor.
Ahora os han dicho de mí que yo hablé
con otro hombre y os traté con desdén,
mas, si lo hice, nunca tenga yo bien,
y ruego a Dios, y siempre rogaré,
que confunda a quien os lo dijo así,
y a vos si tan gran mentira de mí
creísteis, y a mí si yo eso pensé.
Sé que os han dicho, quien no fue cortés,
que hablé con otro hombre, y no fue tal
la razón sino por causarme mal,
mas ruego a Dios del cielo que después
confunda al que hizo tal difamación
y a vos si creísteis e ese felón,
y me confunda a mí si verdad es.
Y confunda a quien tiene el gran valor
de entre mí y vos poner desamor,
pues el más grande amor del mundo es.
XLIII
A la que mi amigo a mí me quitó,
el que me servía y quería bien,
sin mi agrado y me trató con desdén,
y no me lo dijo ni preguntó,
mal le vendrá, pues se lo he de quitar
sin su agrado, y sin preguntar.
Y si un gran ultraje me hizo allí,
me dé Dios venganza de ella obtener,
pues me lo quitó sin mi parecer;
mas, si cree que se lo llevará así,
mal le vendrá, pues se lo he de quitar
sin su agrado, y sin preguntar.
Y bien adivino yo que os dirá
que hizo ella por él mucho más,
pero se lo hice yo antes quizás,
y, aunque ella cree que así lo tendrá,
mal le vendrá, pues se lo he de quitar
sin su agrado, y sin preguntar.
Y veréis mujer tras de mí andar
llorando, y yo no se lo querré dar.
XLIV
Iros queréis, y no tengo el poder,
por Dios, amigo, de aquí os detener,
mas, si os quedarais, habéis de saber,
amigo, lo que por ello os haré:
los días que vos a vuestro placer
no pasarais, yo os los compensaré.
Si os fuerais, sufriré la mayor
pena que sufrió mujer por señor,
mas, si os quedarais aquí por mi amor,
os diré lo que por ello os haré:
los días que vos a vuestro sabor
no pasarais, yo os los compensaré.
Vos os vais y me hacéis muy gran desdén
y me quedo muy infeliz también,
mas quedaos por mí, aunque gloria os den,
y os diré lo que por ello os haré:
los días que vos no pasarais bien,
ay amigo, yo os los compensaré.
XLV
Vos iros queréis, amigo,
de aquí, por causarme pesar,
y, ya que os vais a alejar
de aquí, ved lo que yo os digo:
alejad el corazón, si así es,
de mí, y marchaos después.
Y sabed, puesto que os vais,
que mayor pesar nunca vi,
y, ya que os queréis de aquí
apartar, esto así hagáis:
apartad el corazón, si así es,
de mí, y marchaos después.
XLVI
Todas las cosas del mundo alejar
yo veo de como solían ser,
y veo a la gente alejarse de hacer
bien como hacían, estos tiempos lo ven,
mas no puede el corazón alejar
de mi amigo de quererme bien.
Pese a que el hombre aleje el corazón
de las cosas que él más ama, a fe,
y se aleja el hombre del lugar donde esté
y se aleja aunque buen pago le den,
no se puede alejar el corazón
de mi amigo de quererme bien.
Todas las cosas yo veo cambiar:
mudan los tiempos y así la moral,
mudan las gentes en ir bien o mal,
mudan los vientos y el mundo también,
mas no puede mudar el corazón
de mi amigo de quererme bien.
XLVII
Por el soto de Crexente,
una moza vi andar
alejada de la gente,
y en alta voz cantar,
tapándose con la saya
cuando salía una raya
de sol a orillas del Sar.
Y las aves que volaban
cuando salía el albor
todas de amores cantaban
por el aire alrededor;
mas nadie sé que estuviera
allí que pensar pudiera
sino tan solo en amor.
Allí estuve yo muy quedo,
quise hablarle mas no osé,
pero dije con gran miedo:
«Señora, yo os hablaré
un poco, si me escucharais,
y me iré cuando mandarais;
aquí más ya no estaré».
«Señor, por santa María,
ya no estéis más ahí,
y marchad a vuestra vía;
seréis muy prudente así,
pues los que aquí llegaran,
cuando a mí con vos me hallaran,
bien dirán que hubo algo aquí».
***
I
Dizen, amigo, que outra senhor
queredes vós sen meu grado filhar
por mi fazerdes con ela pesar,
mais, a la fe, non ei end’ eu pavor,
ca ja todas saben que sodes meu
e nenunha non vos querrá por seu.
Faríademi vós de coraçón
este pesar, mais non sei oj’ eu quen
me vos filhass’, e ja vos non val ren,
ai, meu amigo, vedes por que non:
ca ja todas saben que sodes meu
e nenunha non vos querrá por seu.
E quen vos a vós esto conselhou
mui ben sei eu ca vos conselhou mal
e con tod’ esso ja vos ren non val,
ai, meu amigo, tardi vos nembrou
ca ja todas saben que sodes meu
e nenunha non vos querrá por seu.
Cofonda Deus a que filhar o meu
amig’, e min, se eu filhar o seu.
II
O que soía, mía filha, morrer
por vós, dizen que ja non morr’ assí,
e moir’ eu, filha, por que o oí,
mais, se o queredes veer morrer,
dizede que morre por vós alguén
e veredes ome morrer por én.
O que morría, mía filha, por vós
como nunca vi morrer por molher
ome no mundo, ja morrer non quer,
mais, se queredes que moira por vós,
dizede que morre por vós alguén
e veredes ome morrer por én.
O que morría, mía filha, d’ amor
por vós non morre nen quer i cuidar,
e moir’ end’ eu, mía filha, con pesar,
mais, se queredes que moira d’ amor,
dizede que morre por vós alguén
e veredes ome morrer por én.
Ca se souber que por vós morr’ alguén,
morrerá, filha, queréndovos ben.
III
Par Deus, mía madr’, o que mi gran ben quer
diz que deseja comig’ a falar,
mais doutra ren que omen pod’ osmar,
e unha vez, se a vós aprouguer,
fale migo, pois end’ á tal prazer,
e saberémo-lo que quer dizer.
De falar migo non perç’ eu bon prez,
ca de sa prol i ren non falarei,
e el dirá e eu ascuitarei,
e ante que moira, ja unha vez
fale migo, pois end’ á tal prazer,
e saberémo-lo que quer dizer.
Se vos prouguer, venha falar aquí
con mig’, ai madre, pois én sabor á,
e direivos pois quanto m’ el dirá,
e unha vez, ante que moira ’ssí,
fale migo, pois end’ á tal prazer,
e saberémo-lo que quer dizer.
Quiçá quermi ora tal cousa dizer
que lha poss’ eu sen meu dano fazer.
IV
O meu amigo novas sabe ja
daquestas cortes que s’ ora farán,
ricas e nobres dizen que serán,
e meu amigo ben sei que fará
un cantar en que dirá de min ben;
ou o fará ou ja o feito ten.
Loarmi á muito e chamarmi á senhor,
ca muit’ á gran sabor de me loar;
a muitas donas fará gran pesar,
mais el fará, com’ é mui trobador,
un cantar en que dirá de min ben;
ou o fará ou ja o feito ten.
En aquestas cortes que faz el Rei
loará min e meu bon parecer
e dirá quanto ben poder dizer
de min, amigas, e fará, ben sei,
un cantar en que dirá de min ben;
ou o fará ou ja o feito ten.
Ca o viron cuidar, e sei eu ben
que non cuidava ja en outra ren.
V
Amigo, quando me levou
mía madr’ a meu pesar d’ aquí
non soubestes novas de mí,
e por maravilha tenho
por non saberdes quando vou
nen saberdes quando venho.
Pero que vos chamades meu
amigo, non soubestes ren
quando me levaron d’ aquén,
e maravílhome ende
por non saberdes quando m’ eu
venh’ ou quando vou daquende.
Catei por vós quand’ a partir
m’ ouve d’ aquí e pero non
vos vi nen venhestes entón,
e mui queixosa vos ando
por non saberdes quando m’ ir
quer’ ou se verrei ja quando.
E por amigo non tenho
o que non sabe quando vou
nen sabe quando me venho.
VI
Ai mía filha, por Deus, guisade vós
que vos veja esse fustán trager
voss’ amig’ e tod’ a vosso poder
véjavos ben con el estar en cós,
ca, se vos vir, sei eu ca morrerá
por vós, filha, ca mui ben vos está.
Se volo fustán estevesse mal
non vos mandaría ir ant’ os seus
olhos, mais guisade cedo, por Deus,
que vos veja, non façades end’ al,
ca, se vos vir, sei eu ca morrerá
por vós, filha, ca mui ben vos está.
E como quer que vos ele seja
sanhudo, pois que volo fustán vir
averá gran sabor de vos cousir,
e guisade vós como vos veja,
ca, se vos vir, sei eu ca morrerá
por vós, filha, ca mui ben vos está.
VII
O meu amigo non pod’ aver ben
de mí, amiga, vedes por que non:
el non mho diz, assí Deus mi perdón,
nen lho dig’ eu, e assí nos avén:
el con pavor non mho ousa ’mentar
e eu, amiga, non o posso rogar.
E gran sazón á ja, per boa fe,
que ele meu ben podera aver
e ja máis nunca mho ousou dizer
e o preito direivos eu com’ é:
el con pavor non mho ousa ’mentar
e eu, amiga, non o posso rogar.
E gran temp’ á que lho eu entendí,
ca mho disseron, mais ouv’ i pavor
de mi pesar e, par Nostro Senhor,
prouguéram’ end’ e estamos assí:
el con pavor non mho ousa ’mentar
e eu, amiga, non o posso rogar.
E o preito guisad’ en se chegar
era, mais non á quen o começar.
VIII
Meu amigo, vós morredes
porque vos non leixan migo
falar e moir’ eu, amigo,
por vós e, fe que devedes,
algun conselh’ i ajamos
ante que assí moiramos.
Ambos morremos, sen falha,
por quanto nós non podemos
falar e, pois que morremos,
amigo, se Deus vos valha,
algun conselh’ i ajamos
ante que assí moiramos.
De mía madr’ ei gran queixume
porque nos anda guardando
e morremos i cuidando,
ai, meu amig’ e meu lume,
algun conselho i ajamos
ante que assí moiramos.
E por que o non guisamos,
pois nós tant’ o desejamos?
IX
Entend’ eu, amiga, per boa fe,
que avedes queixum’, u al non á,
de voss’ amigo, que aquí está,
e el de vós, e non sei por que é,
mais quero vos ora ben conselhar:
fazed’ i ambos o que eu mandar.
E, amiga, de pran, u non jaz al,
este preito dévese de fazer,
ca vos vejo del gran queixum’ aver
e el de vós, e tenho que é mal,
mais quero vos ora ben conselhar:
fazed’ i ambos o que eu mandar.
Sanha d’ amigos é, non será ben,
e sei que faredes end’ o melhor,
pero véjovos aver desamor
del, amiga, e esto non convén,
mais quero vos ora ben conselhar:
fazed’ i ambos o que eu mandar.
E mal lh’ én venh’ a quen non outorgar
antre vós ambos o que eu mandar.
X
O meu amigo, que xi m’ assanhou
e que non quer ja comigo falar,
se cuidou el que o foss’ eu rogar,
se lh’ eu souber que o assí cuidou,
farei que en tal coita o tenha
por mi amor que rogar me venha.
E, pois que o meu amigo souber
que lh’ esto farei, non atenderá
que o eu rogue, mais logo verrá
el rogar a mí e, se end’ al fezer,
farei que en tal coita o tenha
por mi amor que rogar me venha.
Nen averá meu amigo poder
de nulha sanha filhar contra mí
máis que eu non quiser que seja assí,
ca, se doutra guisa quiser fazer,
farei que en tal coita o tenha
por mi amor que rogar me venha.
XI
O voss’ amig’ á de vós gran pavor
ca sab’ el que vos fazen entender
que foi, amiga, de vós mal dizer,
mais voss’ amigo diz end’ o melhor:
que, de quanto disse de vós e diz,
vó’ lo julgad’ assí come senhor,
ca diz que non quer i outro juiz.
Queixádesvos del, mais, se Deus quiser,
saberedes a pouca de sazón
que nunca disse de vós se ben non
nen dirá, mais diz, quant’ i á mester,
que, de quanto disse de vós e diz,
vó’ lo julgade como vos prouguer;
ca diz que non quer i outro juiz.
Rogoum’ el muito que vos jurass’ eu
que nunca disse de vós senón ben
nen o dirá, e ar diz outra ren,
e non á máis que dig’, a cuido meu,
que, de quanto disse de vós e diz,
vós julgad’ i o vosso e o seu;
ca diz que non quer i outro juiz.
Filhade o seu preito, como diz,
sobre vós, e consélhovolo eu,
e non ponhades i outro juiz.
XII
─Meu amigo, quero vos preguntar.
─Preguntade, senhor, ca m’ é én ben.
─Non vos á mester de mi ren negar.
─Nunca vos eu, senhor, negarei ren.
─Tantos cantares, por que fazedes?
─Senhor, ca nunca mi escaecedes.
─Preguntarvos quero, per boa fe.
─Preguntade, ca ei én gran sabor.
─Non mi neguedes ren, pois assí é.
─Nunca vos ren negarei, mía senhor.
─Tantos cantares, por que fazedes?
─Senhor, ca nunca mi escaecedes.
─Non vos pes de qual pregunta fezer.
─Non, senhor, ante volo gracirei.
─Nen m’ ar neguedes o que vos disser.
─Nunca vos én, senhor, ren negarei.
─Tantos cantares, por que fazedes?
─Senhor, ca nunca mi escaecedes.
─E este ben, por mí o fazedes?
─Por vós, mía senhor, que o valedes.
XIII
Par Deus, amigo, non sei eu que é,
mais muit’ á ja que vos vejo partir
de trobar por mí e de me servir,
mais unha destas é, per boa fe:
ou é per mí, que vos non faço ben,
ou é sinal de morte que vos vén.
Mui gran temp’ á, e tenho que é mal,
que vos non oí ja cantar fazer
nen loarmi nen meu bon parecer,
mais unha destas é, u non jaz al:
ou é per mí, que vos non faço ben,
ou é sinal de morte que vos vén.
Ja m’ eu do tempo acordar non sei
que vos oísse fazer un cantar,
como soiades, por me loar,
mais unha destas é que vos direi:
ou é per mí, que vos non faço ben,
ou é sinal de morte que vos vén.
Se é per mí, que vos non faço ben,
dizédemho, e ja que farei én.
XIV
Par Deus, mía madr’, ouvestes gran prazer
quando se foi meu amigo d’ aquí,
e ora vén, e praz én muit’ a mí,
mais unhas novas vos quero dizer:
se vos pesar, sofrédeo mui ben,
ca ’ssi fij’ eu quando s’ el foi d’ aquén.
Ca fostes vós mui leda do meu mal
quando s’ el foi, e querreivos eu ja
mal por end’, e dízenmi que verrá
mui ced’, e quérovos eu dizer al:
se vos pesar, sofrédeo mui ben,
ca ’ssi fij’ eu quando s’ el foi d’ aquén.
XV
Que mui leda que eu mía madre vi
quando se foi meu amigo d’ aquí
e eu nunca fui leda nen dormí,
amiga, depois que s’ el foi d’ aquén,
e ora ja dízenmi del que vén
e mal grad’ aja mía madre por én.
Ela foi mui leda poilo viu ir
e eu mui triste, poilo vi partir
de mí, ca nunca máis pudi dormir,
amiga, depois que s’ el foi d’ aquén,
e ora ja dízenmi del que vén
e mal grad’ aja mía madre por én.
Des quando s’ ele foi d’ aquí al Rei,
foi mía madre mui leda, e o sei,
e eu fui triste sempre, e chorei,
amiga, depois que s’ el foi d’ aquén,
e ora ja dízenmi del que vén
e mal grad’ aja mía madre por én.
XVI
Vais’, amiga, meu amigo d’ aquí
triste, ca diz que nunca lhi fiz ben,
mais, se o virdes ou ante vós vén,
dizédelhi ca lhi dig’ eu assí:
que se venha mui ced’ e, se venher
cedo, que será como Deus quiser.
Per boa fe, non lhi poss’ eu fazer
ben, e vai triste no seu coraçón,
mais, se o virdes, se Deus vos perdón,
dizédelhi que lhi mand’ eu dizer
que se venha mui ced’ e, se venher
cedo, que será como Deus quiser.
Quéixas’ el e diz que sempre foi meu,
e diz gran dereito, per boa fe,
e non lhi fiz ben, e ten que mal é,
mais dizédelhi vós que lhi dig’ eu
que se venha mui ced’ e, se venher
cedo, que será como Deus quiser.
E non se queixe, ca non lh’ á mester,
e fílheo ben quando lho Deus der.
XVII
Queixos’ andades, amigo, d’ amor
e de mí, que vos non posso fazer
ben, ca non ei sen meu dan’ én poder,
e por én guísemho Nostro Senhor
que vos faça eu ben en guisa tal
que seja vosso ben e non meu mal.
Queixádesvos que sempre fostes meu,
amig’, e vos leixo por mí morrer,
mais dizédemi como vos valer
possa sen meu dan’ e guisa-lo eu
que vos faça eu ben en guisa tal
que seja vosso ben e non meu mal.
Soo guardada como outra molher
non foi, amigo, nen á de seer,
ca vos non ous’ a falar nen veer,
e por én guísemho Deus, se quiser,
que vos faça eu ben en guisa tal
que seja vosso ben e non meu mal.
XVIII
A meu amigo mandad’ enviei
a Toled’, amiga, per boa fe,
e mui ben creo que ja co el é:
preguntad’, e gradecer volo ei,
en quantos días poderá chegar
aquí de Toledo quen ben andar.
Ca do mandadeiro sei eu mui ben
que, depois que lh’ o mandado disser,
que se verrá máis cedo que poder;
e, amiga, sabede vós d’ alguén
en quantos días poderá chegar
aquí de Toledo quen ben andar.
E sempre catan estes olhos meus
per u eu cuido que á de viir
o mandadeir’, e moiro por oír
novas del, e preguntade, por Deus,
en quantos días poderá chegar
aquí de Toledo quen ben andar.
XIX
Queredes ir, meu amigo, eu o sei,
buscar outro conselh’ e non o meu;
porque sabedes que vos desej’ eu,
queredes vos ir morar con el Rei,
mais id’ ora quanto quiserdes ir
ca pois a mí avedes a viir.
Ídesvos vós e fico eu aquí,
que vos ei sempre muit’ a desejar,
e vós queredes con el Rei morar
porque cuidades máis valer per i,
mais id’ ora quanto quiserdes ir
ca pois a mí avedes a viir.
Sabor avedes, a vosso dizer,
de me servir, amig’, e pero non
leixades d’ ir al Rei por tal razón;
non podedes vós min e el Rei aver,
mais id’ ora quanto quiserdes ir
ca pois a mí avedes a viir.
E, amigo, querede-lo oír?
Non podedes dous senhores servir
que ambos ajan ren que vos gracir.
XX
Diz meu amigo tanto ben de mí
quant’ el máis pod’, e de meu parecer,
e os que saben que o diz assí
teen que ei eu que lhi gradecer;
en quant’ el diz non lhi gradesc’ eu ren
ca mi sei eu que mi paresco ben.
Dizmi fremosa e dizmi senhor,
e fremosa mi dirá quen me vir,
e teen que mi faz mui grand’ amor
e que eu ei muito que lhi gracir;
en quant’ el diz non lhi gradesc’ eu ren
ca mi sei eu que mi paresco ben.
Diz muito ben de min en seu trobar
con gran dereit’, e al vos én direi:
teen ben quantos me lh’ oen loar
que eu muito que lhi gradecer ei;
en quant’ el diz non lhi gradesc’ eu ren
ca mi sei eu que mi paresco ben.
Ca se eu non parecesse mui ben
de quant’ el diz non ar diría ren.
XXI
─Ai mía filha, de vós saber quer’ eu
por que fezestes quanto vos mandou
voss’ amigo, que vos non ar falou.
─Par Deus, mía madre, diréivolo eu:
cuidávam‘ eu melhor aver per i
e semélhami que non ést’ assí.
─Por que fezestes, se Deus vos dé ben,
filha, quanto vos el veno rogar,
ca des entón non vos ar quis falar?
─Direi volo eu, se Deus mi dé ben:
cuidávam‘ eu melhor aver per i
e semélhami que non ést’ assí.
─Por que fezestes, se Deus vos perdón,
filha, quanto vos el veno dizer,
ca des entón non vos ar quis veer?
─Direi volo eu, se Deus mi perdón:
cuidávam‘ eu melhor aver per i
e semélhami que non ést’ assí.
─En bon día naceu, com’ eu oí,
quen se doutro castiga e non de si.
XXII
Quand’ eu fui un día vosco falar,
meu amigo, fíjio eu por ben
e enfengéstesvos de min por én,
mais, se vos eu outra vez ar falar,
logo vós dizede ca fezestes
comigo quanto fazer quisestes.
Ca, meu amigo, eu falei unha vez
convosco, por vos de morte guarir,
e fóstesvos vós de min enfingir,
mais, se vos eu ar falar outra vez,
logo vós dizede ca fezestes
comigo quanto fazer quisestes.
Ca mui ben sei eu que non fezestes
o meio de quanto vós dissestes.
XXIII
Amigo, venhéstesm’ un día ’quí
rogar dun preit’ e non vos fij’ én ren
porque cuidava que non era ben,
mais, pois vos ja tant’ aficades i,
fazelo quer’ e non farei end’ al,
mais vós guardade mí e vós de mal.
Vós dizedes que o que meu mal for
non queredes, e ben pode seer,
pero non quix vosso rogo fazer,
mais, pois end’ avedes tan gran sabor,
fazelo quer’ e non farei end’ al,
mais vós guardade mí e vós de mal.
Ben sabedes como falamos nós
e me vós rogastes o que m’ eu sei
e non o fix, mais con pavor que ei
de perder eu, amigo, contra vós,
fazelo quer’ e non farei end’ al,
mais vós guardade mí e vós de mal.
E se vós fordes amigo leal
guardaredes vossa senhor de mal.
XIV
Non vos sabedes, amigo, guardar
de vos saberen, por vosso mal sen,
como me vós sabedes muit’ amar
nen a gran coita que vos por mí vén,
e quero vos end’ eu desenganar:
se souberen que mi queredes ben,
quite sodes de nunca mi falar.
Per nulha ren non me posso quitar
de falar vosc’ e sempre me temí
de mho saberen, ca m’ an d’ alongar
de vós, se o souberen, des alí,
e quero vos end’ eu desenganar:
se souberen que mi queredes ben,
quite sodes de nunca mi falar.
Dos que me guardan tal é seu cuidar
que amades, amig’, outra senhor,
ca, se verdade poderen osmar,
nunca verredes ja máis u eu for,
e quero vos end’ eu desenganar:
se souberen que mi queredes ben,
quite sodes de nunca mi falar.
E se avedes gran coita d’ amor,
ave-la edes per mi mui maior
ca de longi mi vos farán catar.
XXV
Non ei eu poder d’ o meu amigo
partir, amigas, de mi querer ben,
e pero m’ eu queixo prol non mi ten,
e quando lh’ eu rogo muit’ e digo
que se parta de mi tal ben querer,
tanto mi val come non lho dizer.
Se mi quer falar, dígolh’ eu logo
que mi non fale, ca mi vén gran mal
de sa fala, mais mui pouco mi val,
e quando lh’ eu digo muit’ e rogo
que se parta de mi tal ben querer,
tanto mi val come non lho dizer.
Sempre mi pesa con sa companha
porque ei medo de mi crecer prez
con el, com’ outra vegada ja fez,
e, pero lhi dig’ en mui gran sanha
que se parta de mi tal ben querer,
tanto mi val come non lho dizer
.
XXVI
Mha madre, pois atal é vosso sen
que eu quera mal a quen mi quer ben
e me vós roguedes muito por en,
dized’ ora, por Deus que pod’ e val,
pois eu mal quiser a quen mi quer ben,
se querrei ben a quen mi quiser mal.
Dizédesmi que se eu mal quiser
a meu amigo, que mi gran ben quer,
que faredes sempre quant’ eu disser,
mais venh’ ora que mi digades al:
pois ei de querer mal quen mi ben quer
se querrei ben a quen mi quiser mal.
Muito mi será grave de sofrer
d’ aver quen mi quer ben mal a querer,
e vós, madre, mandádesmho fazer,
mais fáçovos unha pregunt’ atal:
pois quen mi quer ben ei mal a querer,
se querrei ben a quen mi quiser mal.
Se assí for, por mí poden dizer
que eu fui a que semeou o sal.
XXVII
Diz meu amigo que, u non jaz al,
morre, ca non pod’ aver ben de mí,
e quéixaseme muito e diz assí
que o mat’ eu e que faço mui mal;
mais, onde ten el que o mato eu
se el morre por lh’ eu non dar o meu?
Ten guisad’ en muitas vezes morrer,
se el morrer cada que lh’ eu non der
do meu ren, senón quando m’ eu quiser,
e diz que o mato a mal fazer,
mais, onde ten el que o mato eu
se el morre por lh’ eu non dar o meu?
Diz que tan muito é coitado d’ amor
que ren de morte non o tornará
porque non ouve ben de min nen á,
e dizm’ el: «E matádesme, senhor»;
mais, onde ten el que o mato eu
se el morre por lh’ eu non dar o meu?
E assánhaxim’ el, mais ben sei eu
que a sanha toda é sobre lo meu.
XXVIII
Voss’ amigo quer vos sas doas dar,
amiga, e quero vos dizer al:
dízenmi que lhas queredes filhar,
e dized’ ora, por Deus, unha ren:
se lhi filhardes sas doas ou al,
que diredes por lhi non fazer ben?
Vós non seredes tan sen conhocer,
se lhi filhardes nulha ren do seu,
que lhi non ajades ben a fazer,
e venh’ ora preguntarvos por én,
se lhi filhardes nulha ren do seu,
que diredes por lhi non fazer ben?
El punhará muit’ e fará razón
de lhas filhardes, quando volas der,
e vós ou lhas filharedes ou non,
e dized’ ora qual é vosso sen:
se lhi filhardes quanto vos el der,
que diredes por lhi non fazer ben?
Ou ben filhade quanto vos el der,
e fazede ben quanto x’ el quiser,
ou non filhedes, con sen, nulha ren
nen lhi façades nunca nen un ben.
XXIX
O meu amigo, forçado d’ amor,
pois agora comigo quer viver
unha sazón, se o poder fazer,
non dormha ja mentre comigo for,
ca daquel tempo que migo guarir
atanto perderá quanto dormir.
E quen ben quiser seu tempo passar
u é con sa senhor, non dorme ren;
e meu amigo, pois pera mí vén,
non dormha ja mentre migo morar,
ca daquel tempo que migo guarir
atanto perderá quanto dormir.
E, se lh’ aprouguer de dormir alá
u el é, prazer mi á, per boa fe,
pero dormir tempo perdudo é,
mais per meu grad’ aquí non dormirá,
ca daquel tempo que migo guarir
atanto perderá quanto dormir.
E, depois que s’ ele de min partir,
tanto dormha quanto quiser dormir.
XXX
Quer meu amigo de mí un preito
que el ja muitas vezes quisera:
que lhi faça ben; e ja temp’ era,
mas, como quer que seja meu feito,
fareilh’ eu ben, par santa María,
mais non tan cedo com’ el querría.
E díganlhi por mí que non tenha
que lho eu vou por mal demorando,
ca el anda se de mí queixando,
mais, como quer que depois mi venha,
fareilh’ eu ben, par santa María,
mais non tan cedo com’ el querría.
El é por mí atan namorado
e meu amor o traj’ assí louco
que se non pod’ atender un pouco
máis, tanto que eu aja guisado,
fareilh’ eu ben, par santa María,
mais non tan cedo com’ el querría.
E, como quer que fosse, el querría
aver ja ben de min toda vía,
e ben sei del que non cataría
o que m’ end’ a min depois verría.
XXXI
Diz, amiga, o que mi gran ben quer
que nunca máis mi ren demandará
sol que lh’ ouça quanto dizer quiser
e, mentre viver, que me servirá,
e vedes ora com’ é sabedor:
que, pois que lh’ eu tod’ este ben fezer,
log’ el querrá que lhi faça melhor.
Mui ben cuid’ eu que con mentira vén,
pero jura que mi non quer mentir,
mais diz que fale conmig’, e por én,
mentre viver non mi quer al pedir,
e vedes ora com’ é sabedor:
que, pois que lh’ eu fezer tod’ este ben,
log’ el querrá que lhi faça melhor.
Gran pavor ei, non me queira enganar,
pero diz el que non quer al de mí
senoón falar mig’, e máis demandar,
mentre viver, non mi quer des alí,
e vedes ora com’ é sabedor:
que, pois que lh’ eu tod’ este ben guisar,
log’ el querrá que lhi faça melhor.
E esto será mentr’ o mundo for:
quant’ ome máis ouver ou acabar,
tanto d’ aver máis averá sabor.
Mais id’, amiga, vós, por meu amor,
conmig’ alí u m’ el quiser falar,
ca mal mi venha, se lh’ eu soa for.
XXXII
Que mui de grad’ eu faría
prazer ao meu amigo,
amiga, ben volo digo,
mais logo, en aquel día,
non leixará el, amiga,
nulh’ ome a que o non diga.
Faríalho mui de grado,
porque sei que me deseja,
mais, se guisar u me veja
e lhi fezer seu mandado,
non leixará el, amiga,
nulh’ ome a que o non diga.
Tan coitado por mí anda
que non á paz nen mesura;
pero se eu, per ventura,
fezer todo quant’ el manda,
non leixará el, amiga,
nulh’ ome a que o non diga.
Dizedor é de nemiga
e dirao log’, amiga.
XXXIII
Vedes, amigo, ond’ ei gran pesar:
sei muitas donas que saben amar
seus amigos e soen lhis falar
e non lho saben, assí lhis avén;
e nós, sol que o queiramos provar,
log’ é sabud’ e non sei eu per quen.
Tal dona sei eu, quando quer veer
seu amigo, a que sabe ben querer,
que lho non poden per ren entender
os que cuidan que a guardan mui ben;
e nós, sol que o queiramos fazer,
log’ é sabud’ e non sei eu per quen.
Com’ eu querría, non se guis’ assí:
falar vosco, que morredes por mí,
com’ outras donas falan, e des i
nunca lhis máis poden entender ren;
e nós, sol ante que cheguemos i,
log’ é sabud’ e non sei eu per quen.
Coita lhi venha, qual ora a nós vén,
per quen nos a nós tod’ este mal vén.
XXXIV
Morreredes, se vos non fezer ben,
por min, amig’, e non sei que vos i
faça, pero muitas vezes cuid’ i
e deste preito vedes que mi avén:
émi mui grave de vos ben fazer
e mui grav’ é de vos leixar morrer.
Ren non vos pode de morte guardar
e sei ben que morreredes por mí
se non ouverdes algún ben de mí,
e quant’ eu ei en tod’ est’ a cuidar:
émi mui grave de vos ben fazer
e mui grav’ é de vos leixar morrer.
Se vos non fezer ben, por mí amor
vos matará, ben sei que será assí,
mais ben vos jur’ e dígovos assí,
se Deus mi leix’ én fazer o melhor:
émi mui grave de vos ben fazer
e mui grav’ é de vos leixar morrer.
E rog’ a Deus, que á end’ o poder,
que El me leix’ end’ o melhor fazer.
XXXV
Alguén vos diss’, amig’, e seio eu,
por mi mizcrar convosco, que falei
con outr’ omen, mais nunca o cuidei,
e, meu amig’, én diréivolo eu:
de mentira non me poss’ eu guardar,
mais guardarm’ ei de vos fazer pesar.
Alguén sabe que mi queredes ben
e pésalh’ end’, e non pod’ al fazer
senón que mi quer mentira poner,
e, meu amig’ e meu lum’ e meu ben:
de mentira non me poss’ eu guardar,
mais guardarm’ ei de vos fazer pesar.
E ben sei de quen tan gran sabor á
de mentir, e non teme Deus nen al,
que mh assaca tal mentira e al,
e, meu amig’, e vedes quant’ i á:
de mentira non me poss’ eu guardar,
mais guardarm’ ei de vos fazer pesar.
De fazer mentira sei m’ eu guardar,
mais non de quen me mal quer assacar.
XXXVI
Amigas, o que mi quer ben
dízenmi ora muitos que vén,
pero non o posso creer,
ca tal sabor ei de o veer
que o non posso creer.
O que eu amo máis ca mí
dizen que cedo será aquí,
pero non o posso creer,
ca tal sabor ei de o veer
que o non posso creer.
O que se foi d’ aquí muit’ á
dízenmi que cedo verrá,
pero non o posso creer,
ca tal sabor ei de o veer
que o non posso creer.
E nunca mho farán creer
se mho non fezeren veer.
XXXVII
─O voss’ amigo, que s’ a cas del Rei
foi, amiga, mui cedo vos verrá,
e partide as doas que vos dará.
─Amiga, verdade ben vos direi:
farami Deus ben se mho adusser
e sas doas deas a quen quiser.
─Disséronmi ora, se Deus mi perdón,
que vos trage doas de Portugal,
e, amiga, non as partades mal.
─Direivos, amiga, meu coraçón:
farami Deus ben se mho adusser
e sas doas deas a quen quiser.
─Dizen, amiga, que non vén o meu
amigo, mailo vosso cedo vén,
e partid’ as doas que trage ben.
─Direivos, amiga, o que dig’ eu:
farami Deus ben se mho adusser
e sas doas deas a quen quiser.
E ben sei eu que des que el venher
averei doas e quant’ al quiser.
XXXVIII
Vai meu amigo con el Rei morar
e non mho disse nen lho outorguei,
e faz mal sen de mi fazer pesar;
mais eu perça bon parecer que ei
se nunca lh’ el Rei tanto ben fezer
quanto lh’ eu farei quando mi quiser.
E el quer muito con el Rei viver
e mía sanha non a ten en ren;
e el Rei pode quanto quer poder,
mais mal mi venha onde vén o ben
se nunca lh’ el Rei tanto ben fezer
quanto lh’ eu farei quando mi quiser.
E el punhou muito en me servir
e al Rei nunca lhi serviço fez,
por end’ el Rei non á que lhi gracir;
mais eu perça bon parecer e bon prez
se nunca lh’ el Rei tanto ben fezer
quanto lh’ eu farei quando mi quiser.
Ca mais lhi valrrá, se lh’ eu ben quiser,
que quanto ben lh’ el Rei fazer poder.
XXXIX
Amigo, queredes vos ir,
e ben sei eu que mi averrá:
en mentre morardes alá,
a quantos end’ eu vir viir,
a todos eu preguntarei
como vos vai en cas del Rei.
Non vos podería dizer
quant’ ei de vos irdes pesar,
mais a quantos eu vir chegar
d’ u ides con el Rei viver,
a todos eu preguntarei
como vos vai en cas del Rei.
Coitada ficarei d’ amor
atá que mi vos Deus adusser,
mais a quantos eu ja souber
que venheren d’ u el rei for,
a todos eu preguntarei
como vos vai en cas del Rei.
E se disseren «Ben», loarei
Deus, e gracilo ei al rei.
XL
Fois’ o meu amigo a cas del Rei
e, amigas, con grand’ amor que lh’ ei,
quand’ el venher ja eu morta serei,
mais non lhe digan que morrí assí,
ca, se souber com’ eu por el morrí,
será mui pouca sa vida des i.
Nen de morte non me posso guardar
que non moira ced’ e con gran pesar,
e, amigas, quand’ el aquí chegar,
non sabia per vós qual mort’ eu prendí,
ca, se souber com’ eu por el morrí,
será mui pouca sa vida des i.
Eu morrerei cedo, se Deus quiser,
e, amigas, quand’ el aquí venher,
desmesura fará quen lhi disser
qual mort’ eu filhei des que o non vi,
ca, se souber com’ eu por el morrí,
será mui pouca sa vida des i.
Ja non posso de morte guarecer,
mais, quando s’ el tornar por me veer,
non lhi digan como m’ el fez morrer
ante tempo, porque se foi d’ aquí,
ca, se souber com’ eu por el morrí,
será mui pouca sa vida des i.
XLI
Ameivos sempr’, amigo, e fizvos lealdade:
se preguntar quiserdes en vossa puridade
saberedes, amigo, que vos digo verdade;
ou, se falar ouverdes con algun maldizente
e vos quiser, amigo, fazer d’ al entendente,
dizédelhi que mente, e dizédelhi que mente.
XLII
Meu amig’, e meu ben e meu amor,
disséronvos que me viron falar
con outr’ ome por vos fazer pesar,
e por én rog’ eu a Nostro Senhor
que confonda quen volo foi dizer
e vós, se o assí fostes creer,
e min se end’ eu fui merecedor.
Ja vos disseron por mí que falei
con outr’ om’ e que vos non tiv’ en ren,
e, se o fiz, nunca mi venha ben,
mais rog’ a Deus sempr’, e rogalo ei,
que confonda quen volo diss’ assí,
e vós, se tan gran mentira de mí
crevestes, e min se o eu cuidei.
Sei que vos disseron, per boa fe,
que falei con outr’ om’, e non foi al
senón que volo disseron por mal,
mais rog’ a Deus, que eno ceo sé,
que confonda quen vos atal razón
diss’, e vós, se a crevestes entón,
e que confonda min se verdad’ é.
E confonda quen á tan gran sabor
d’ antre min e vós meter desamor,
ca o maior amor do mundo é.
XLIII
A que mi a min meu amigo filhou
mui sen meu grad’, e non me tev’ en ren,
que me serví’ e mi quería ben,
e non mho disse nen mho preguntou,
mal lhi será, quando lho eu filhar
mui sen seu grad’, e non a preguntar.
E se m’ ela mui gran torto fez i,
Deus me leixe dereito dela aver,
ca o levou de min sen meu prazer
e ora ten que o levará assí;
mal lhi será, quando lho eu filhar
mui sen seu grad’, e non a preguntar.
E ben sei eu dela que vos dirá
que non fiz eu por el quant’ ela fez;
mais quiçai mho fezera outra vez,
e, pero ten ben que o averá,
mal lhi será, quando lho eu filhar
mui sen seu grad’, e non a preguntar.
E entón veredes molher andar
pos min chorand’, e non lho querrei eu dar.
XLIV
Irvos queredes, e non ei poder,
par Deus, amigo, de vos én tolher,
e, se ficardes, vos quero dizer,
meu amigo, que vos por én farei:
os días que vós a vosso prazer
non passastes, eu volos cobrarei.
Se vos fordes, sofrerei a maior
coita que sofreu molher por senhor,
e, se ficardes polo meu amor,
diréivolo que vos por én farei:
os días que vós a vosso sabor
non passastes, eu volos cobrarei.
Ídesvos e teéndesm’ en desdén
e fico eu mui coitada por én,
e ficade por mí, ca vos convén,
e direivos que vos por én farei:
os días que vós non passastes ben,
ai meu amigo, eu volos cobrarei.
XLV
Irvos queredes, amigo,
d’ aquí, por me fazer pesar,
e, pois vos queredes quitar
d’ aquí, vedes que vos digo:
quitade ben o coraçón
de min, e ídevos entón.
E pois vos ides, sabhades
que nunca maior pesar vi,
e, pois vos queredes d’ aquí
partir, vedes que façades:
partide ben o coraçón
de min, e idevos entón.
XLVI
Tódalas cousas eu vejo partir
do mund’ en como soían seer,
e vej’ as gentes partir de fazer
ben que soían, tal tempo nos vén,
mais non se pod’ o coraçón partir
do meu amigo de mi querer ben.
Pero que ome part’ o coraçón
das cousas que ama, per boa fe,
e pártes’ ome da terra ond’ é
e pártes’ ome d’ u gran prol lhi ten,
non se pode parti-lo coraçón
do meu amigo de mi querer ben.
Tódalas cousas eu vejo mudar:
múdans’ os tempos e múdas’ o al,
múdas’ a gente en fazer ben ou mal,
múdans’ os ventos e tod’ outra ren,
mais non se pod’ o coraçón mudar
do meu amigo de mi querer ben.
XLVII [Pastorela]
Pelo souto de Crexente,
unha pastor vi andar
muit’ alongada de gente,
alçando voz a cantar,
apértandose na saía
quando saía la raia
de sol nas ribas do Sar.
E as aves que voavan
quando saía l’ alvor
todas d’ amores cantavan
pelos ramos d’ arredor;
mais non sei tal que i ‘stevesse
que en al cuidar podesse
senón todo en amor.
Alí ‘stivi eu mui quedo,
quis falar e non ousei,
empero dix’ a gran medo:
«Mía senhor, falar vos ei
un pouco, se mí ascuitardes,
e ir m’ ei quando mandardes;
máis aquí non estarei».
«Senhor, por santa María,
non estedes máis aquí,
mais ídevos vossa vía;
faredes mesura i,
ca os que aquí chegaren,
pois que vos aquí acharen,
ben dirán que máis ouv’ i».
.