Chrétien de Troyes
Chrétien de Troyes /kʁetjɛ̃ dətʁwa/ (hacia 1150 – hacia 1183) fue un poeta de la corte de Champaña. Se dice que es el primer novelista de Francia y, según algunos, el padre de la novela occidental.
Se conoce muy poco sobre su vida. Se supone que nació en Troyes y estudió lenguas clásicas, incluido el griego. Antes de entrar en una orden monástica, se orientó, gracias a su precoz talento o a algún protector de fortuna, a una carrera como clérigo en la Corte de María de Francia, quien le habría encargado algunas obras, y, más tarde, a la de Felipe de Alsacia, conde de Flandes, a quien está dedicado Perceval o el cuento del Grial.
Fundamentándose en su nombre Chrétien, algunos creen que era un judío converso, tesis defendida por Philippe Walter. Sus narraciones transparentarían así una inspiración cabalística. Según otros su inspiración deriva del catarismo. Sea como fuere, sus orígenes, sin duda modestos, permanecen oscuros.
Su fuente de inspiración se encuentra en la tradición celta y en las leyendas bretonas (la llamada matière de Bretagne, en castellano materia de Bretaña). Pero él confiere a estos materiales una dimensión cristiana nueva, fuertemente impregnada por los cantares de gesta en lengua d'oil de la segunda mitad del siglo XII. El secreto de su arte reside en su capacidad de operar, según sus mismas palabras, la buena conjointure, esto es, la alianza sabiamente dosificada entre la forma y el fondo. Considerado como uno de los primeros autores de libros de caballerías, donde mito y folklore se unen admirablemente para formar narraciones de encuesta, restringe el recurso a los elementos sobrenaturales, que él subordina a la descripción refinada de los sentimientos humanos, e incluso a la denuncia de iniquidades o injusticias sociales.
Es uno de los iniciadores de la literatura cortesana en Francia, aunque rinde cuentas al deseo y la sexualidad, al encuentro de los autores que desarrollaron el género tras su muerte. Cinco de sus novelas han llegado hasta nosotros: Érec et Énide, Cligès, Lancelot ou le Chevalier de la charrette, Yvain ou le Chevalier au Lion, Perceval ou le Conte du Graal. Guillaume d'Angleterre, novela que le es a veces atribuida, es de autenticidad dudosa. Lancelot e Yvain aparecen como sus novelas más célebres y complementarias, tanto por su tema como por su factura. Chrétien de Troyes las habría compuesto hacia 1175: en la primera, trata de la oposición moral entre el sentido del honor y la pasión adúltera; en la segunda, de la dificultad de conciliar la aventura caballeresca y el amor conyugal. De forma muy original, las intrigas de estas dos novelas se van entrelazando y el narrador no necesita enviar al lector de una a la otra.
Habiendo inspirado a numerosos poetas en toda Europa, Chrétien de Troyes puede ser considerado como uno de los creadores de la novela medieval, sobre todo por la riqueza de sus obras y por la psicología compleja de sus personajes. Su genialidad e inventiva es notable, fue el primer autor en escribir sobre el Grial en una novela. Su larga notoriedad en una Europa medieval, donde los clérigos permanecen muy a menudo anónimos, subraya el valor excepcional de su talento y creatividad.
La temática gira alrededor del ciclo bretón o leyenda del Rey Arturo y sus caballeros de la Mesa Redonda. Es muy probable que haya conocido la Historia de los reyes de Britania, de Godofredo de Monmouth y que la obra le haya servido de fuente de inspiración.
Obra
Novelas
Gauvain y el cura.
Ilustración de Lancelot del Lago.
Biblioteca Nacional de Francia
Erec y Enide.
Cligès.
Yvain, el Caballero del León.
Lancelot, el Caballero de la Carreta.
Perceval, el Cuento del Grial (que es la más enigmática y que quedó inacabada; actualmente algunos eruditos consideran que tras su muerte se fundieron los textos de dos obras separadas. Contiene la primera mención escrita del Grial).
Otras obras
Philomena, una traducción de Las metamorfosis de Ovidio.
Un poema del roi Marc et d'Ysalt la blonde, presumiblemente sobre la leyenda de Tristán, que no se conserva.
Dos obras más son atribuidas a Chrétien, pero quizás falsamente:
Aventura de los recuerdos.
Guillaume d'Angleterre.
DE AMOR, QUE ME HA ROBADO
(fragmentos)
De Amor, que me ha robado, lo sé,
y que no me quiere retener,
me quejo, aunque le permitiré
tratarme conforme a su placer,
si bien soy capaz de precaver
el lamentarme, y diré por qué:
a quienes le fallan observé
frecuentemente alegres volver,
y yo fallo, por mi buena fe.
Si alza Amor su ley, que yo ensalcé,
y a sus enemigos quiere vencer,
lógico es, y así lo creeré,
que a los suyos no deje caer;
yo, que no puedo retroceder
frente a aquella a la que me até,
mi corazón, que es suyo, le enviaré,
y aunque de nada le pueda valer,
lo que le debo le devolveré.
Señora, vuestro vasallo soy,
decidme, con gusto ¿me aprobaréis?
No sé, pues conociéndoos voy,
si os molesta: esclavo me tenéis.
Y puesto que ya no me queréis,
a pesar de todo, vuestro soy;
si de alguno debéis tener hoy
piedad, bueno es que me soportéis,
que a servirle a otra presto no estoy.
Si tu dama te ha de rechazar
no por eso de ella partirás;
a su servicio deberás estar
siempre, en lo que haces y lo que harás.
La abundancia, advierte, no amarás,
la carencia no te va a pesar.
Dulce es si te sabes distanciar;
mientras la hayas deseado más,
será más dulce para probar.
TRADUCCIÓN: Francisco Serrano • Poesía de los trovadores
El caballero de la carreta.
Le chevalier de la charrette, Chrétien de Troyes (siglo XII)
Y encuentran un lugar muy hermoso,
un monasterio, y cerca del enrejado
un cementerio de muros cerrados.
No era loco ni malvado
el caballero que en el monasterio
entra de pie para rezar a Dios,
mientras la joven cuida su caballo.
Cuando termina su oración y regresa,
hacia él se acerca un monje muy viejo,
le suplica dulcemente que lo informe
sobre aquello que desconoce,
y el viejo habla de un cementerio:
"Llevadme allí, que Dios os ayude"
"Con todo gusto, señor", responde el monje.
El caballero, detrás del monje,
entra y recorre las más bellas tumbas,
y había letras sobre cada una,
nombres de los que dentro se agitaban.
Título tras título, el caballero lee las letras:
"Aquí se agita Gauvain,
aquí Luis, aquí Yvan".
Llegan los ataúdes con nombres célebres,
caballeros elegidos, los más preciados y mejores
de esta tierra y otros lugares.
(Lancelot y sus caballeros llegan al Puente de la Espada, el único camino hacia la Tierra de las Prisiones).
Al pie del alto puente
descienden de sus caballos,
aguas ásperas, ruidosas, rebeldes,
tan terribles como las del Río del diablo;
nadie en el mundo, si allí cayera.
Y el puente que lo atravesaba
era una espada blanca y limpia,
pero fuerte y escarpada,
con dos lanzas a cada lado.
Mucho se desalentaron los caballeros,
pensando en leones y leopardos del otro lado.
El agua, el puente y los leones
tanto terror les provocaron
que de miedo temblaron.
(Lancelot les habla a sus caballeros)
Señores, partid complacidos
porque por mi os habéis conmovido:
por vuestro amor y franqueza.
Bien sé que no deseáis mi mal,
pero mi fe es tal
que prefiero la muerte y nunca regresar...
Ellos suspiran, lloran sin piedad.
Aunque sobre la espada se mantenga
no llegará entero ni sano del otro lado.
Prefiere mutilar sus pies y manos,
cruzar descalzo, caer del puente
y bañarse en las aguas intactas
más nunca regresar.
Con gran dolor, obligado, da un paso,
luego otro, castigando manos,
rodillas y pies que sangran,
sólo el amor consuela su sufrimiento.
Del otro lado del puente recuerda
los dos leones que creyó haber visto,
ni un lagarto se veía ahora,
nada que mal le haga:
pone su mano delante de la cara,
comprueba que los leones sólo existen del otro lado.
Chrétien de Troyes.
Chrétien de Troyes es, probablemente, el más importante escritor de la plena Edad Media. No sólo de Francia, sino de toda Europa. A él le debemos gran parte de los mitos artúricos, a los que supo dotar de un esplendor que todavía hoy sorprende y encandila.
Chrétien es el prototipo de trovador. Hombre de gran cultura, dedicó su vida a recorrer las cortes de las distintas noblezas recitando sus poemas épicos. Su obra recoge el espíritu de la lírica popular celta pero dota a sus historias y personajes de un orden y de una profundidad que ya quisieran alcanzar la mayoría de los escritores del sXX. Tanto es así que hay quien afirma que su obra fue planificada desde el principio, y muchos ven en él el germen de lo que se acabaría convirtiendo, con el Quijote de Cervantes, en la novela moderna.
Invento suyo es, o al menos es el primer autor conocido que utiliza, el romance clásico, tal y como lo estudiamos en el colegio, formado por versos octosílabos con rima asonante en los pares. También es el primer autor conocido que utiliza claramente los rasgos del amor cortés, que dominarán la literatura europea durante siglos y que, aún hoy, pueden encontrarse en numerosas obras literarias y cinematográficas.
Posiblemente, Chrétien de Troyes sea uno de los menos conocidos de los grandes inventores de la literatura occidental.
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