Guillermo de Aquitania
Guillermo de Poitiers (en occitano, Guilhem de Peiteus), conocido también como Guillermo IX de Aquitania o Guillermo el Trovador (en francés: Guillaume le Troubadour) (22 de octubre de 1071 - 10 de febrero de 1126), fue un noble francés, noveno duque de Aquitania, séptimo conde de Poitiers y primero de los trovadores en lengua provenzal del que se tiene noticia.
Nació en 1071, hijo de Guillermo VIII de Aquitania y de su tercera esposa, Audéarde de Borgoña, hija del duque Roberto I de Borgoña. Cuando falleció su padre en 1086, heredó unos dominios más extensos que los del propio rey de Francia, de quien era nominalmente vasallo. En los años 1101 y 1102, participó tardíamente en la Primera Cruzada tras la caída de Jerusalén. Sostuvo varias guerras contra los condes de Tolosa. Fue excomulgado en dos ocasiones, una de ellas por abandonar a su esposa legítima y arrebatarle a la fuerza la mujer a su vasallo el vizconde de Châtellerault. Entre 1120 y 1123 combatió junto a Alfonso I el Batallador, su concuñado, para intentar arrebatar a los musulmanes el reino de Valencia. La vinculación de Guillermo el Trovador y Alfonso el Batallador es doble. De una parte, Inés de Aquitania (hermana de Guillermo el Trovador) casó con Pedro I de Aragón, el cual falleció sin descendencia masculina, heredando sus reinos su hermano Alfonso el Batallador. De otra, porque a la muerte del Batallador, que falleció sin descendencia, heredó sus reinos su hermano Ramiro II el Monje, el cual casó con Inés de Poitou,hija de Guillermo el Trovador. De ahí que el Trovador resultara cuñado de Pedro I de Aragón y concuñado de sus hermanos, Alfonso el Batallador y Ramiro el Monje.
Descendencia
De su matrimonio con Felipa de Tolosa tuvo los siguientes hijos:
Inés de Poitou († 1159), esposa de Aimar de Thouars y de Ramiro II de Aragón;
Guillermo X de Poitiers (1099 - 1137), último duque de Aquitania;
Raimundo de Poitiers (ca. 1115- 1149), por su matrimonio con Constanza, Príncipe consorte de Antioquía.
Obra literaria
Guillermo de Poitiers es el primer poeta de nombre conocido en las literaturas románicas. Se conservan 11 poemas suyos, en que la temática amorosa es tratada a veces con gran crudeza: se autodenominaba «trichador de dòmnas», alardeaba de sus proezas sexuales y muchos de sus poemas están dedicados a su amante, Maubergeonne, a la que llama la Peligrosa. En otra composición, pide a sus caballeros que le ayuden a escoger caballo:
Caballeros, aconsejadme en esta duda:
-nunca escoger me fue tan difícil-:
No sé si quedarme con (la dama) Agnes o con (la dama) Arsen)
Cavalier, datz mi cosselh d'un pessamen:
-Anc mays no fuy issaratz de cauzimen- :
Res non sai ab qual me tengua, de n'Agnes o de n'Arsen.
En otros poemas, muestra una sensibilidad enteramente diferente:
Con la dulzura de la primavera
bullen los bosques y los pájaros cantan
cada uno en su latín
según el ritmo del nuevo canto:
así conviene que cada uno se regocije
en lo que más desea.
Ab la doussor del temps novel
folhon li bosc e li auzel
chanton chascus en lor lati
segon lo vers del novel chan:
adonc esta ben qu'om s'aizi
d'aisso dont om a plus talan.)
Acogió en su corte al bardo galés Blédri ap Davidor, quien introdujo en las literaturas románicas la leyenda celta de Tristán e Isolda.
Pues me han entrado ganas de cantar,
Haré un poema que me entristezca:
Nunca más prestaré servicio
En Poitou ni en Lemosín.
Partiré ahora hacia el destierro,
En gran temor, en gran peligro
Y en guerra abandono a mi hijo;
Mal le tratarán sus vecinos.
¡Qué cruel se me hace partir
Del señoría de Poitou!
Dejo al cuidado de Folcón de Anjou
Toda la tierra de su primo.
Si Folcón de Anjou no le ayuda,
Ni el rey de quien tengo mi feudo,
Mal le tratarán todos ellos,
Los felones gascones y angevinos.
Si no se muestra sabio y valiente
Cuando me haya partido de vosotros,
Pronto le harán morder el polvo
Al verle joven y desvalido.
Por piedad ruego a mi compañero:
Si le hiciera agravio que me lo perdone,
Y que rece a Jesús, rey del cielo,
En romance y en su latín.
Pertenecí a Valor y Gozo,
Pero ahora de ambos me separo,
Y me dirigiré hacia Aquel,
En quien todo pecador halla reposo.
Muy jovial y alegre he sido,
Pero Nuestro Señor ya no lo permite:
Ahora no puedo soportar la carga,
Tan próximo estoy al final.
He renunciado a cuanto amor solía:
Caballerías y vanidades;
Y, pues a Dios le place, todo lo acepto
Y le ruego que me tenga con él.
A mis amigos ruego que, a mi muerte,
Vengan todos y me honren mucho,
Pues he mantenido gozo y placer
Lejos, cerca y en mis dominios.
Así, renuncio a gozo y placer,
Y a los veros, y al gris, y a la marta.
Ah, soldados de fortuna, cruzados, embriagados de flores y espadas y vino. “Compañeros -escribía el duque de Aquitania– haré un poema como es debido; habrá en él más locura que buen juicio, y será todo él una mezcla de amor, de gozo y de juventud”.
Fueron los trovadores provenzales, de los que nuestro Guillermo fue conspicuo primer representante, los reyes del mambo del mediodía galo. Burlones y mujeriegos. ¡Guillermo hasta llego a ser excomulgado por sus devaneos siempre ociosos (y políticos)!
Luis Alberto de Cuenca, traductor al castellano de sus once canciones, nos advierte que el trovador no es un juglar. Es decir, que tiene nombre propio y sus composiciones llevan el sello original de un tipo cuanto menos meritorio.
He seleccionado para traeros hoy la última de las composiciones del duque, que los tonos melancólicos y la presencia de la muerte convierten en un exquisito ejemplo de “poema de renuncia”.
NOTA: Traducción de Luis Alberto de Cuenca
Poema del duque de Aquitania
Guillermo de Poitiers o Guillermo IX de Aquitania (1071–1126), excomulgado en dos ocasiones por motivos amorosos y combatiente de la Primera Cruzada, es reconocido como el primer trovador que escribiera sus versos en la lengua de Oc. De este cantor provenzal, quien se reconocía "enfermo de amor", publicamos aquí uno de sus textos dedicados a Maubergeonne, "la Peligrosa", como denominaba a la bella y tormentosa mujer, responsable de inspirar algunas de sus piezas maestras.
Con la dulzura de un nuevo tiempo
echan hojas los árboles,
y los pájaros cantan,
cada uno en su latín,
según el ritmo de la nueva canción;
es propicio entonces dirigirse
a aquello que más se desea.
Del lugar que es más hermoso para mí
no veo mensajero ni carta sellada;
mi corazón no duerme ni ríe,
y no me atrevo a seguir adelante
hasta no tener certeza del resultado,
si será tal y como yo lo quiero.
A nuestro amor le ocurre algo semejante
a la rama del espino blanco,
que aterida está en el árbol,
de noche, bajo la lluvia helada,
hasta que al otro día el sol se reina
sobre el verde follaje y las ramas.
Recuerdo todavía una mañana
en que pusimos fin a la guerra
y ella me dio este don tan grande:
su amor fiel y su anillo.
¡Ojalá Dios me permita vivir
hasta poner mis manos bajo su manto!
No me inquieto por extraños discursos
que buscan distanciarme de mi Buen Vecino
pues sé lo que les pasa a las palabras
por un breve proverbio que dice:
otros se vanaglorian del amor, pero nosotros
tenemos de él el pan y el cuchillo.
La ley del coño
Compañeros, he tenido tanto disgusto y revés
que no puedo hacer otro canto, y quizá me arrepentiré
pues quiero que nadie sepa lo que yo suelo esconder.
Y este mi pensamiento pronto os diré cual es:
no me agradan coños guardados ni lagos sin ningún pez,
ni alabanzas de malvados que obran de mala fe.
Señor Dios, que es del mundo el capitán y el rey,
al primero que guardó el coño, ¿cómo no lo escarmentó bien?
Nunca hubo oficial ni guardia que tal traición llegó a hacer.
Pero yo os diré enseguida del coño cual es la ley,
como hombre que allí ha hecho mal y lo ha obtenido también:
Todo merma el uso, en cambio el coño mejora su ser.
Y aquel que mis razones no quisiera comprender,
que vaya a verlo al bosque, en un claro lo ha de ver:
por cada árbol que talan, rebrotan dos o tres.
Y cuando el bosque han talado más fuerte vuelve a crecer,
y el dueño allí no pierde ni ganancia ni interés
y sin razón le pesa si no hubo daño después.
Yerra al lamentar la tala si daño no hubo después.
Versión Enrique Gutiērrez Miranda
http://enriquegutierrezmiranda.blogspot.com.es/2010/09/la-ley-del-cono.html
Companho, tant ai agutz d'avols conres
qu'ieu non puesc mudar no·n chan e que no·m pes,
enpero no vueill c'om sapcha mon afar de maintas res.
E dirai vos m'entendensa de que es:
no m'azauta cons gardatz ni gorcs seis peis,
ni gabars de malvatz homes c'om de lor faitz non agues.
Senher Dieus, quez es del mon capdels e reis,
qui anc premier gardet con, com non esteis?
C'anc no fo mestiers ni garda ca sidons estes sordei.
Pero dirai vos de con cals es sa leis,
com sel hom que mal n'a fait e peitz n'a pres:
si com autra res en merma, qui·n pana, e cons en creis.
E sel qui no volra·n crei mos casteis
an ho vezer pres lo bosc en un deveis:
per un albre c'om hi tailla n'i naison ho dos o treis.
E quan lo bocx es taillatz nais plus espes,
e·l senher no·n pert son comte ni sos ses;
a revers planh hom la tala si-l dampn [...]
Tortz es co [...] dan no·i a [...]
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Para mi versión he seguido las traducciones al español de L.A. de Cuenca en Poesía completa, Guillermo de Aquitania, Editorial Renacimiento 2007, y L.A. de Cuenca y M.Á. Elvira en Canciones completas, Guillermo IX duque de Aquitania y Jaufré Rudel, Editora Nacional 1978.
w Guillermo de Poitiers, IX duque de Aquitania (1701-1126) en wikipedia
w Miguel Ángel García Peinado, De poesía y pornografía medievales en ucm.es
w Obra completa de Guillermo de Aquitania en provenzal con traducción al inglés en trobar.org
w Versión de Luis Alberto de Cuenca (incompleta) en googlebooks
Guillermo de Aquitania:
Haré un poema de la pura nada
IV
Haré un poema de la pura nada.
No tratará de mí ni de otra gente.
No celebrará amor ni juventud
ni cosa alguna,
sino que fue compuesto durmiendo
sobre un caballo.
No sé en qué hora nací,
no estoy alegre ni estoy triste,
no soy huraño ni agradable,
y no tengo la culpa,
que de este modo fui de noche hadado
en una alta montaña.
No sé cuándo estoy dormido
ni cuándo velo, si no me lo dicen.
Por poco se me parte el corazón
de un punzante dolor:
pero no doy a cambio el precio de una hormiga,
¡por San Marcial!
Enfermo estoy y temo morir,
y de ello no sé más que lo que oigo decir;
médico buscaré a mi voluntad,
y no sé de uno así.
Buen médico será si consigue curarme,
pero no, si empeoro.
Amiga tengo, no sé quién es,
pues nunca la vi, por mi fe.
Nada ha hecho que me agrade o me disguste,
y no me importa en absoluto,
que nunca hubo normando ni francés
en mi casa.
Nunca la vi y mucho la amo,
jamás obtuve de ella favor ni disfavor;
cuando no la veo, hago caso omiso:
no doy a cambio un gallo.
Que sé una más gentil y más hermosa,
y que más vale.
No sé en qué lugar habita,
si es en montaña o si es en llano;
no me atrevo a decir la sinrazón que me hace,
prefiero callar;
y pésame mucho que ella se quede aquí:
por eso me voy.
Mi poema está hecho, no sé sobre qué.
Me propongo enviarlo a aquél
que, por medio de otro, lo enviará
a Poitou, de mi parte;
y le ruego que de su estuche me haga llegar
la contraclave.
*Guillermo de Aquitania: Haré un poema de la pura nada
IV
Farai un vers de dreit nien:
non er de mi ni d'autra gen,
non er d'amor ni de joven,
ni de ren au,
qu'enans fo trobatz en durmen
sus un chivau.
No sai en qual hora·m fui natz,
no soi alegres ni iratz,
no soi estranhs ni soi privatz,
ni no·n puesc au,
qu'enaisi fui de nueitz fadatz
Sobr'un pueg au.
No sai cora·m fui endormitz,
ni cora·m veill, s'om no m'o ditz;
per pauc no m'es lo cor partitz
d'un dol corau;
e no m'o pretz una fromitz,
per saint Marsau!
Malautz soi e cre mi morir;
e re no sai mas quan n'aug dir.
Metge querrai al mieu albir,
e no·m sai tau;
bos metges er, si'm pot guerir,
mor non, si amau.
Amigu'ai ieu, non sai qui s'es:
c'anc no la vi, si m'aiut fes;
ni·m fes que·m plassa ni que·m pes,
ni no m'en cau:
c'anc non ac Norman ni Franses
dins mon ostau.
Anc non la vi et am la fort;
anc no n'aic dreit ni no·m fes tort;
quan no la vei, be m'en deport;
no·m prez un jau:
qu'ie·n sai gensor e belazor,
e que mai vau.
No sai lo luec ves on s'esta,
si es en pueg ho [es] en pla;
non aus dire lo tort que m'a,
abans m'en cau;
o peza'm be quar sai rema,
[per] aitan vau.
Fait ai lo vers, no sai de cui;
et trametrai lo a celui
que lo·m trametra per autrui
enves Peitau,
que·m tramezes del sieu estui
la contraclau.
GULLERMO IX DUQUE DE AQUITANIA (1071-1127) [y JAUFRÉ RUDEL], Canciones completas. Edición bilingüe a cargo de Luis Alberto de Cuenca y Miguel Ángel Elvira. Editora Nacional, Madrid, 1978.
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