FABIÁN ALBERDI
Nací en Bahía Blanca en 1967. Villamitrense. Formé parte de los Poetas Mateístas desde 1985 a 1994. Actualmente resido en Viedma, Rio Negro.
del centro a la villa, última parada.
I
cortaderas oscilantes laceran mis piernas.
(también los insectos,
que vuelven a sus hábitos regulares
y reposan luego en una chapa acanalada)
el pasto reclama suyos
objetos que son y no son;
lo mismo que el gato de Schrodinger,
hasta que alguien los pisa no se sabe.
-recojo una estrellita que reza
sheriff
o quizá,
comando radioeléctrico-
(que la cámara siga mi derrotero;
obsérvese cómo la sangre adherida a mi camisa
parece una medalla)
II
ya sorteé el bañado
ya cruzo
el puente negro
el Napostá entubado es una madre loca
villa mitre 2001
río abajo
padre, me pusiste en la cesta
y sigo río abajo.
(nada más que limo en las orillas,
pequeñas hogueras a veces,
en los ojos de quienes esperan
ver pasar un cadáver).
el mimbre está hinchado, padre,
mordido
por criaturas más rápidas que la vista,
indistinguibles de los altos pajonales
en los que me interno
siempre que el río muere.
(mientras espero
soy igual a esos seres
sin ojos, con oído apenas
para el constante latido del agua
y su promesa).
nada más que limo en las orillas,
papá, a veces ropa
tirada por el suelo en familiar desorden,
como si de pronto
hubieses decidido acompañarme.
villa mitre 1993
un día, un cuarto
mientras cambia las toallas y las sábanas
de un hotel antiguo alejado del centro,
la chica me pregunta si acaso tengo idea
de las porquerías que la gente abandona
en los cajones de estas mesas de luz.
antes de que pueda responderle
la oigo afirmar que esta pieza es la más ventilada,
y que depende del día,
uno puede morirse de frío o de calor.
quiero prometerle enseguida
que no trataré de averiguarlo y me iré pronto,
pero comprendo que nunca se ha dirigido a mi
y elogio entonces el biselado del espejo
y con un tono casual le digo en voz muy baja
que ella también es hermosa.
bahia blanca 1987
aunque te quiebre la vida
el tango no pone triste a la copera.
ni el clarinete algo desafinado
ni el calvo al piano
ni ese cantor que tose feo
ni siquiera las muy gruesas cortinas de pana roja
y sus lazos dorados
nada la distrae de lo bello que ella sabe
fósiles en ámbar
I
hace un momento te abotonabas el vestido,
una prenda cómoda que te habías puesto,
porque yo te lo pedí.
II
Me contaron que ocupaste esta silla
hasta hace un rato,
y que olvidaste un suéter ahí mismo,
en el respaldo metálico.
Un suéter tuyo, por fin,
aquél que con sus firmes líneas amarillas
se defendía como un tigre.
BB 1985
La Toma
Confirmamos que el terreno no es firme;
se trata de una zona anegada por lluvias persistentes,
con pinta de resumidero
de quizá antiguas civilizaciones
Dos tercios de su composición se ignoran.
El resto es una baba lánguida que sujeta los pasos.
Parece espuma de mar.
Nuestra expedición
habrá sido, en casa, olvidada,
y las muchas bendiciones
disueltas en balbuceos .
Fundaremos empero esta noche una colonia.
Aquí, aquí mismo,
siguiendo el dictamen de nuestros mayores
La Toma II
Llevaba media hora a pie,
entre casas cuyas ventanas,
si las tenían,
no daban a la calle.
Las puertas,
sencillas cortinas
ante las que había que aplaudir,
no sin alguna molestia
se apartaban un poco,
pensando que yo era
el viento frío de la noche
Ya no cantas chingolo
Tus herramientas reposan.
Hago en el galponcito todavía un examen.
Cuando entro,
te busco.
Constato que no estás.
Recuerdo entonces que te moriste y junto cada vez
alambrecitos y maderas.
-A veces los pongo en un estante
otras veces los tiro-
Para amplificar un sentido cualquiera
acallo los restantes.
Permanezco así un tiempo.
Así es nomás, papá, simplecito.
Tenemos todo el tiempo para nosotros.
Decíme lo que quieras.
Fósiles en ámbar. Poesía 1985-2012, Vox, Bahía Blanca, 2013.
luz en mi casa
luz en mi casa
y yo en otra ciudad
que la cartelería da por real
allá a doscientos kilómetros
pavimento mediante
(dos o más liebres
que en la banquina yacen;
un látigo de caucho
como rúbrica final
para una escueta
nota suicida)
luz en mi casa
y yo en la de otro
ahora que viene el fin del mundo
tal como lo conocemos
chimangos
y otros carroñeros de la ruta
esperan
a los pequeños mamíferos atropellados
tras la huida
de los mamíferos más grandes
luz en mi casa
sin una fuente cierta
definiendo a su paso los objetos queridos
dándoles por mí
el beso del adiós
luz en mi casa
y yo aquí detenido
(De Chimangos y otros carroñeros)
más lejos
más lejos de la casa y del camino
la tierra se pone roja
de minerales
si se escucha con atención
cascarudos lustrosos se dejan oír
practicando lo que sea que hacen con sus patas
con frenesí admirable
llamada de amor
o puro acicalarse
mi tránsito no ha sido previsto
tampoco mi pisada torpe
me pregunto
en voz queda
para qué ir más lejos
(De Más lejos)
lo que se quiere
cuatro músicos frente a la fuente de los deseos
se turnan
para arrojar monedas de diez centavos
con despareja eficacia;
mellan los cantos ya gastados en rebotes imposibles
(en años de crisis estas moneditas se utilizaron
para hacer arandelas;
ahora el estado reemplaza el bronce por latón)
los cuatro músicos desean hacer tango
pero han nacido tal vez en Corrientes
o en la Patagonia
la Fontana di Trevi vernácula
emplazada en medio de un desierto
no tiene a Neptuno domando tercos hipocampos;
casi no lleva agua y la poca que lleva
se escurre
entre las groseras grietas de la piedra caliza
las monedas de los músicos que aciertan
corren la suerte del agua;
lejos de la vista recuperan su valor
se vuelven más necesarias que el deseo
(De Senderos peatonales)
Con enorme alegría llegamos de la imprenta con las cajas de Fósiles en ámbar de Fabián Alberdi, poeta bahiense y mateísta. Los poemas del libro fueron escritos entre los años 80 y 90. La tapa es del artista Cesar Montangie. Van dos textos y un fragmento del prologo escrito por Marcelo Díaz.
..."Como el mosquito de Jurassic Park, el YO que nos habla desde las páginas de Fósiles en ámbar lleva el adn de varias especies, y no solo poéticas: un Giannuzzi, un César Fernández Moreno, algo de Ponge, Levrero, el cine clase B, la ciencia ficción, Pessoa, Perec, Masliah, el Pound de Personae, la Antología de Spoon River de Edgar Lee Master, Pavese, Pratt (Corto Maltés es el prototipo de héroe con principios, un poco renegado, y muy melanco) y Robin Wood (megaguionista capaz de hacer andar a un héroe sumerio, Nippur de Lagash, por una mezcla de aventura, tango y melodrama), entre otros componentes, algunos impensables.
Ese adn tiene su marca de origen, generacional si se quiere, en los ochenta/noventa, y da un yo poético de a pie, observador de detalles a veces insignificantes, que elabora sus soliloquios con un sobrio registro oral (bonaerense) y una sintaxis que sin embargo se aparta del habla con sutileza; un yo practica el pesimismo con entusiasmo, y que al borde de la elegía se detiene con un gesto de “bueno, tampoco exageremos…” M.D.
(guerra fría)
cuando usurpamos esa quinta en el Palihue
todo el tiempo pensé que éramos invitados
mi amiga no dejaba de señalar el mal gusto
la grifería barata
el ahorro sin inteligencia de los nuevos ricos
éramos poderosos misiles
con velocidad cercana a cero
volvíamos de la pileta al cuarto
brazos pegados al cuerpo
piernas ahusadas
ojos de chino
no detonábamos de milagro
Siga el curso comandante
Siga el curso comandante
no se detenga a pensar en su acidez estomacal
ni en los arabescos de la elegante cortina
que separa las clases
de estos aviones de bandera extranjera
No cometa errores
que pagaríamos todos
si usted fuera un terrier como yo
o cualquier raza de perro
ya le veríamos sacando la cabeza por la ventanilla
con la lengua afuera
No lo haga
que hará después
con doscientos cadáveres en su conciencia
cómo les dará sepultura
si tiene la suerte de sobrevivirnos
Siga el curso que no el corso
comandante
no recuerde ni por asomo
a las garotas del freeshop brasilero
no ande lamentándose no haber comprado
ese perfume de gatos
Le pedimos con algo de penosa sumisión
que esté atento cuanto pueda
a los controles
ya sabemos que usted es un títere
que basta una mínima alteración de las leyes de la física
digamos un milagro
para que todo se vaya al carajo
en ese caso diremos que fue evidentemente
un castigo divino
Siga el curso comandante
nos parece mejor que no trate de esquivar
a esos ovnis
arremeta nomás
total que puede ser peor que catorce horas
acá arriba
cuando usted baje de la aeronave con sus polarizados anteojos
tendrá una velada visión de nosotros
seremos su ganado sin marca
nos habrá soltado la mano
nos parecerá que la próxima
ya podremos volar solos
.