Fotografía de Ginés Olivares
José-Pablo Jofré
Santiago, Chile, 1974. Poeta, vive y trabaja en Berlín.
Publiqué Usted (Milena Berlin, 2013) y Abecedario (Siníndice, 2012; Salc, 2009 –con el seudónimo Jofre Rueca–). Junto al guitarrista Andi Meissner lidero el dúo de poesía musical Jofré Meissner Project –que en abril de 2014 estrenó su performance La edad ligera en el festival Crossroads de Nueva York (eL Paper Magazine/Local Project/Music Under the 7)–. En 2012, mi poema “La edad ligera” formó parte de la acción “Bombing of poems” (Casagrande/Southbank Center) sobre el Jubilee Garden de Londres, y en 2010 recibí por unanimidad el Premio Ciutat Sant Andreu de la Barca (Fòrum Cultural Gaspar de Preses) por “La danza de la existencia”.
Una vieja*
No señor. Ni las arrugas estas que usted ve, ni la carne que
se me cae a pedazos, ni la sonrisa desfigurada; nada, nada de esto es mío.
Yo soy aquel interior infinito y siempre joven, sumergida
en estas ideas rígidas, que no saldrán de mí por más que la muerte
canosa y gagá amenace con quitarme la esencia. ¿Desquiciada?
Pues sí, desquiciada, aferrada a todo: a mis nietos y
a la descendencia, a mis antepasados, a mis pertenencias,
a la patria, aquella estructura que se me escurre por este cuerpo cada vez
más huesudo, cada vez más siniestro y ausente. Moriré así,
creyendo contener en estas manos transparentes
el líquido feroz de mi interior siempre joven.
* Poema publicado en la antología Tejedor en... berlín, editado por Ernesto Estrella y Jorge Locane, L.U.P.I., Sestao 2015, también parte de Extranjería, a publicar en Ediciones Bizarras, Ciudad de Guatemala 2016.
BESO
Conversación de bocas
intercambio taquicárdico de sueños,
esperanza proyectada en saliva.
Un abrazo de labios.
La comida del otro.
El beso es un animal recién procreado. Habla, gime,
se retuerce en su placenta. Resiste
al abandono que llegará; inevitablemente.
Y cargaremos restos de cadáver: dos gotas de besos muertos,
en la comisura de los labios, entre los dientes de luto.
"Abecedario", de José-Pablo Jofré
Editorial Siníndice: "Abecedario", septiembre de 2012.
Hace unos años afirmé, entre serio e irónico, lo siguiente: “A mí no me molesta no haber escrito La Eneida, ni Libro de buen amor, ni El Quijote, ni Hamlet, ni Trilce, ni Cien años de soledad, ni siquiera me duele no ser el autor de La sombra del viento o El juego del ángel. Lo que me atormenta es no haber sido capaz de escribir un diccionario.”
Seguramente el sueño, y la pesadilla, de muchos escritores occidentales desde el nacimiento de la modernidad pase por escribir e imponer su diccionario personal, es decir, por corregir y alterar los diccionarios comunes. Algunos lo intentan de hurtadillas; otros, de frente.
José-Pablo Jofré, desde su primer poemario-abecedario, escribe de frente y sabe a lo que se enfrenta: ha de mostrar sus palabras, que son por fuerza también las de los otros –caravana, narcolepsia, o quejido– y ha de rebautizarlas con sus significados personales, privados, que pueden convertirse no obstante y de pronto en significaciones compartidas –beso, conversación de bocas; pereza soy yo; umbral, ambigüedad total de lugar–.
Con un libro acertado y valiente, José-Pablo Jofré se suma a la tarea interminable de modificar los diccionarios. Podemos llamarla también literatura.
Por Sergio Gaspar
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