Camilo Sánchez
(Bogotá, Colombia 1987). Estudió en el Colegio Distrital Rafaél Núñez. Literato de la Universidad de los Andes gracias una beca que le fue otorgada por mérito. Sus textos han sido publicados en el periódico de la Facultad de Humanidades, El Franco. Invitado al “XVI Encuentro Internacional de Poetas” en Zamora, Michoacán. Participó en el “V Festival de Escritores Sanmillanos”, que tuvo lugar en la ciudad de Monterrey. Invitado a la lectura para la presentación del Colectivo Literario Punto de Fuga en Bogotá y al “V encuentro internacional de poetas, narradores, declamadores y académicos”, que se realizó en la Ciudad de Goya, Argentina, por la Sociedad Argentina de Escritores. Invitado a la lectura de poemas en la ciudad de Córdoba, Argentina, por parte del grupo literario La bandada. Presentó su trabajo literario en la librería Barco de papel en la ciudad de Nueva York y en La lunada literaria de la Galería de la raza en San Francisco. También participó de las ¨IV Jornadas de arte y literatura¨, llevadas a cabo en la Ciudad de México por el poeta Alejandro Campos.
Su primer libro Declaración de Insalubridad fue publicado por Senderos Editores en Bogotá y fue posible gracias al apoyo del editor Mario Torres Duarte.
Vive en San Francisco, California, donde además se entrena como aviador.
del libro Declaración de insalubridad de Camilo Sánchez
Cuando me saquen los riñones quiero oír jazz
Despertar en una tina con hielo.
Tras una noche de fiesta,
Dos cortes en la espalda.
Cóctel helado.
Las piernas dormidas.
Siempre me pregunté qué hacía una aceituna en una copa
Y una risa se me escapa de vez en cuando.
El jazz suena
Y no puedo sentir más que lástima
Por aquella estatua de hielo,
Sus dedos arrancados
Que enfrían ginebra en copas de gandules.
No sabría entre el hielo y la carne qué ojos son más brillantes.
Alcohol y mentas
La ciudad se ve atravesada por la costa
Como si de la noche se extendiera un abismo.
En mi boca las mentas suenan
Mientras tomo un trago que no puedo pagar.
Uso gafas oscuras para que los demás no vean que ando solo,
que estoy triste y furioso.
Aquí todo es caro.
La brisa, el paisaje.
Siento que los tragos me congelan la garganta,
Aun así pido más hielo para mi vaso
Y mentas
Aunque hoy no vaya a besar a nadie.
Mi Mercedes
A mi mercedes
Cuando los corazones se forman de billetes mojados,
Mendigar por uno
Es botar monedas en una fuente.
¡Cuánto pagaría por un corazón de piernas firmes,
Trasero erguido!
El crédito me volveríamiserable.
Pero andaría en carro,
Andaría en mercedes.
Mercedes,
Sólo a ti puedo amar.
C.
Hoy pasaré la noche con Gatúbela,
La que cobra un dólar cada foto
Frente al teatro Kodak.
En mi cuarto del motel Olive,
Que huele a orina
Hace ya mucho tiempo.
Me cuentas que el sueño de tu vida es subir a una limosina
Que solo vives para verlas pasar
En fila,
Estacionarse junto a la alfombra
Y después seguir sin prisa.
Dices todo eso
Y te interrumpe la llamada de mi madre.
Me recuerda que beber a mi edad es ilegal,
Que las prostitutas son ilegales.
Entonces andas por el camino de estrellas rojas
Y placas de bronce
En el que no estará tu nombre ni el mío,
Me invitas la entrada a un museo de cera
Y te brillan tanto los ojos
Mientras andamos lo oscuro
Contemplados por Nosferatu,
Jason y Freddy.
Atravesamos ese pasillo
Entre los infectados
Y con el reflejo de las luces rojas sobre tu cuerpo
Quieta por siempre
Una heroína de ojos vidriosos,
Sonrisa perfecta.
El paraíso de una rata es llegar al basurero
Morir de noche es un lujo.
Apuñalado, ahogado en una cloaca;
La sobredosis más costosa que pudo pagar la camioneta de papá.
Glorioso en una esquina
Anónima y sin rostro.
Esperar un paseo en esos autos-nevera
Limosinas con aire acondicionado;
Con las mejores gafas oscuras
Que puedan ser dos moretones
Y una sonrisa tiesa.
Feliz el día
Cuando la rata, atrapada en una bolsa
Rompe el plástico
Y se ve en el basurero.
Apartamento en la punta de la colina
Un taxista chino,
Dos ebrias
Y en medio un niño de 15.
El apartamento en la punta de la colina
Donde viven dos gatas
Y una mujer ya no tan joven,
Recepcionista
De yo no sé qué edificio.
Eficiente entre semana.
Más que amiga de su vecina,
Con la que ve videos graciosos de animales
Hasta ya entradas las horas de la noche.
Hoy Liz tiene ganas de vomitar.
Ambos comparten un sofá, y él
Con la boca negra
De vino y malas palabras
Le pide que abra el balcón y deje entrar el frio
Y las luces de la ciudad
Que se extiende
En una noche extrañamente clara
Y en la punta de los pezones
El presentimiento de una mañana brumosa.
*
Es el olor a cloro
La bienvenida al hotel Normandie.
Pisos lustrados y madera vieja.
4 columnas,
Corazón de moho.
Un espejo refleja el lugar.
Imagen rayada
A los ojos de este huésped,
Sin reservación como los demás.
Traído a este hogar
Donde podrá vivir su aventura
De sexo
En la escases.
Los avisos en coreano,
Las lágrimas falsas ya olvidadas
Y la mano que gira el pomo,
Preparado para ver ese homicidio
Que es apenas el óxido, la herrumbre
Que se ha asentado en las baldosas.
Cortinajes arrancados.
Drogas para la convulsión
tras el espejo del baño.
Afuera, las palmeras se agitan con el viento.
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