Jacinto Alonso Maluenda
Jacinto Alonso Maluenda (Valencia ¿? - h. 1656), poeta y dramaturgo español del Barroco.
Valenciano, fue caballero de Santiago y alcaide de la Casa de las Comedias de Valencia. Muy amigo del también escritor valenciano Marco Antonio Ortí, también vinculado a los festejos municipales, colaboró con él en escribir alguna que otra comedia. Usó preferiblemente el castellano, pero también hizo alguna poesía en dialecto catalán valenciano. Su estilo, según Ignacio Arellano, fue muy influido por Francisco de Quevedo y se ubica claramente dentro del Conceptismo; como el mismo poeta madrileño, atacó ásperamente al Culteranismo y destacó como poeta jocoso y satírico, empleando sobre todo los romances; publicó dos volúmenes de poemas, modernamente publicados en Obras de Alonso Maluenda. I. Cozquilla del gusto. II. Bureo de las Musas del Turia y Tropezón de la risa, edición de Eduardo Juliá, Madrid: CSIC, 1951, 2 vols. Como dramaturgo escribió sobre todo bailes y un puñado de comedias.
Obras
Obras de Alonso Maluenda. I. Cozquilla del gusto. II. Bureo de las Musas del Turia y Tropezón de la risa, edición de Eduardo Juliá, Madrid: CSIC, 1951, 2 vols.
Tropezón de la Risa, Valencia, 1629.
El bureo de las Musas del Turia y la cozquilla del gusto, Valencia, Silvestre Esparza, 1629.
El valenciano Jacinto Alonso Maluenda fue hombre de teatro y poeta conceptista. Sus mejores composiciones poéticas son de carácter jocoso.
EPITAFIO A UN POETA CULTO
Yace aquí un versificante,
que con lenguaje no terso,
gastaba en todo su verso
candor, sandalia y brillante.
En lo claro fue ignorante,
lo culto tuvo por guía,
entre confusión vivía,
tanto, que fue en tal abismo
tan obscuro, que aun él mismo
no entendió lo que escribía.
Cosquilla del gusto, 1629.
SONETO QUE DECLARA QUÉ ES SER POETA
El ser poeta es bella, heroica acción,
el dulce y sonoro retintín:
a una mujer muy fea, serafín
le llaman los versistas, y a Faetón
he visto yo a un poeta remendón
porque acaba el consonante en in,
llamarle algunas veces Faetín,
que fuerza un consonante más que Amón.
Con uno y otro alegre parabién,
mil alabanzas a los versos dan,
de los poetas laurear se ven.
Y cuando con la pompa y lauro están,
de las perlas, del oro, hacen desdén,
y a la noche no tienen para pan.
Del Tropezón de la risa apuntaré su «Romance a Anarda»:
Si das en pedirme a mí
bella Anarda,
harás que fenezca luego
el amor que te mostraba.
Si todo es plata, ángel bello,
esa cara,
amenazando a mi bolsa
¿para qué le chupas plata?
Refrena al punto tus uñas,
Niña, envaina
el pido y daca que esgrimes,
de tu amor espada y daga.
En mis versos te alabé
dando al alba
envidia, pues dije en ellos
que eras luz de la mañana...
En el «Romance a Antandra» de La cozquilla del gusto:
Si de tus ojos las niñas
mira libres,
Antandra, el morir de amor
todo amante es infalible.
Y así airosas y risueñas
rayos vibren
no ardientes ni rigurosos
sí halagüeños, sí apacibles...
Niña, si en tan tiernos años
enredos sabes hacer,
defender
me quiero de tus engaños.
De tus daños
mi cuidado me aconseja
que huya, mi deseo aleja
tu maldad,
que si pides con crueldad
niña ¿qué harás cuando vieja?
De tu pedir y tomar
advertido quiero huir
que te dar
no tengo, que me condena
a pobre el tener yo vena
de poeta,
y así, dar, niña discreta,
no puedo si no doy pena.
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