Sebastián Miranda Brenes
Nace en San Pedro de Barva, Heredia (Costa Rica) en 1983. Estudió Química Industrial. Es escritor y Gestor Ambiental y Cultural. Es miembro fundador de la Asociación Cultural TanGente, proyecto que forma parte del Corredor Cultural TransPoesía, entre Argentina, México y Costa Rica. Ha participado en Festivales Internacionales de Poesía en Cuba, Guatemala, Nicaragua, México y Argentina. En 2013 publica su libro Antimateria, dentro de la Colección Cuadernos AmerHispanos, (en San Luis Potosí, México) y en 2014 por la editorial Public Pervert, Chiapas, México.
Cartas al hijo que no tuve
«no tengo hijos, ¿acaso es un crimen?»
Juan Carlos Mestre
Diciembre 2010
Le di la espalda
a tu primer paso
a descubrir todo con tus ojos
me privé
de correr con vos
de tus preguntas
la risa por mis muecas
el beso de buenas noches
no existirá entre ambos
tus verdades serán ajenas
así como tus errores
tu ausencia
tu abrazo
Diciembre 2030
Camino solo
crecen los árboles
el parque se llena de risas
acumulo cariño como polvo
Diciembre 2040
Quise mantenerte lejos
del sol desnudo
de los animales llevados a lo extinto
de la multitud caminando sobre el llanto
deseé que fueras libre
que habitaras otro mundo
Diciembre 2050
Como acto de amor
me negué
a que fueras terrestre
(de Antimateria, colección Cuadernos AmerHispano, 2013 y Editorial Public Pervert 2014. México)
Arte poético
reproducir el reflejo del espejo contra el espejo
las imágenes del ojo contra el ojo:
esta quilaridad que conduce al olvido
Cálculo solitario
“La soledad es la ecuación
de la vida moderna”
Fito Paéz
Aunque nos sumemos
hasta multiplicarnos,
siempre seremos uno.
Más ahora que nos mutilamos los brazos,
caminamos con la cabeza entre las rodillas,
nos arrancamos los ojos
para evitarnos.
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Las ardillas son monstruos veloces
que nos arrancan los ojos y
los conservan para el invierno
Muletilla
éste que sonríe y abre una grieta éste
que lucha y causa un tremor éste
que lleva temor con sabor a olvido éste
que se cree inerte éste
que con llanto desliza cordilleras éste
que camina de espaldas al tiempo éste
en cavernas submarinas éste
con cicatrices incontables como arena éste
suspendido éste condenado a seguir la ruta del mundo
TESTIMONIO DE UN SUBACUÁTICO
I
Renuncio al eco
a la sangre
caminar
ya no me atrae
II
Moldeo mis branquias
me amputo los pies
—que sean nidos de cangrejo—
mi cuerpo ahora es de escamas
me crece un arrecife en el pecho
III
Me entrego
al lomo del cetáceo
a la fotosíntesis del alga
a los peces
aunque esquiven anzuelos
IV
Escojo la mordida del tiburón
comer plancton
emigrar a aguas más frías
V
A esta profundidad
ya no le temo.