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Channel: POETAS SIGLO XXI - ANTOLOGIA MUNDIAL + 20.000 POETAS: Editor: Fernando Sabido Sánchez #Poesía
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VERANO BRISAS [18.106] Poeta de Colombia

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VERANO BRISAS

(Salgar, Antioquia, Colombia, 1938)
Fundador del taller “Los Amigos de las Letras”, para mayores de 60 años. Asesor literario y actor de “1+1 Teatro”. Participante y coordinador de talleres literarios para niños, jóvenes y ancianos en la Universidad de Antioquia, Biblioteca Pública Piloto y Colegio Marymount, de Medellín. Jurado nacional en varios concursos de cuento infantil y jurado en el primer Concurso de Poesía DIAN, en el Nivel Central, de Bogotá.
Ha publicado “Cantos de Verano” (Biblioteca Pública Piloto de Medellín, 1987), “León hambriento el mar” (Universidad de Antioquia, 2005), “Simonía de amor” (Arquitrave Editores, 2007), y han aparecido poemas suyos en “Taller de Escritores 10 Años” (antología), “Poetas en Antioquia” (antología) y en diarios y revistas del país. Mención especial en el concurso “Autores de Hoy”, convocado por el Concejo de Medellín, con el libro de poemas “El Panteón Incompleto”. Tercer premio de poesía en el XXXIV Certamen Literario Internacional “Odón Betanzos Palacios”, convocado por el Círculo de Escritores y Poetas Iberoamericanos de Nueva York, con el libro “La Calle de las Complacencias”. Premio Nacional de Poesía Universidad de Antioquia, 2004, con el libro “León Hambriento el Mar”.



TRAMPANTOJOS

Ese artificio de caza que nos hiere.
Esa puerta que se abre no sé 
Esa maldita vocación poética.
Esa envidia cobarde y asesina.
Esa tabla que da paso a la trastienda.
Esa espada que desgaja la cabeza.
Esos ojos acechantes en la noche.
Ese amor seductor y deleznable.
Ese tiempo inexorable que no cesa.
Ese credo que se afirma con la sangre.
Esa cárcel sin escape conocido.
Esa deuda que nos cobra el poderoso.
Ese triunfo imposible y deseado.
Esa invasora soledad terrestre.
Esa ruta perdida en el vacío.
Esa farsa calumniosa del contrario.
Esa bragueta protectora y alcahueta.
Esas razias traicioneras del Azar.
Esa gloria inalcanzable y lisonjera.
Ese barco escorado que no zarpa.
Ese mar fantasioso de los sueños.
Ese muelle generoso que no existe.
Ese puerto mefítico del mundo.
Ese vidrio empañado del recuerdo.
Ese miasma corrosivo del olvido.
Esa vana contienda de la vida.
Ese mal incurable de la muerte.
Esas y otras cosas no expresadas,
son apenas trampantojos de los dioses
tras la negra emboscada que nos tienden
a través de los heraldos del destino.



MAR – K – 0 

“K”, siempre olvidada por los Poderes Centrales,
víktima de la indeferencia.
Diskreta y elegante vives
komo princesa kautiva en su kastillo amurallado.

Pero hoy yo, rapsoda ke te ama
por tus formas hierátikas silentes,
voy a liberarte leyendo mis poemas
kontra tanto bicho akadémiko,
para ke vueles y kantes komo un pájaro
entre el ramaje del boske mañanero.



MAR – K – 1 

En el lejano Okcidente (desde el punto de vista chino),
teniendo de por medio el Océano Pacífiko,
sus innumerables islas
y los miles de barkos ke lo surkan,
leo al filósofo ke me dice:
Del desapego viene el alto espíritu,
tan alto ke nos permite ir por la vida
kon tolerante ironía,
eskapando a las tentaciones de fama, rikeza y logro,
y eventualmente aceptando lo ke venga.
De ese desapego surgen también
un sentido de libertad y un amor por el vagabundeo,
el orgullo y la despreokupación.

Sólo este sentido de libertad y esta despreokupación
pueden llevarnos a la intensa y profunda alegría de vivir.



MAR – K – 2 

Mientras todos van y vienen
en medio del ruido y de la prisa,
yo, kon gran avidez, voy a tenderme en mi barka
de fantasía sobre los mares del mundo
bajo el cielo estrellado en la noche tibia de marzo,
o a la sombra de los naranjos, sobre el césped,
para mirar sin apuro las verdeazules montañas.
Mi vida ociosa es, para los “importantes”,
una bofetada blasfema en sus robustas chekeras,
y para mí, el delicioso placer de no hacer nada.



MAR – K – 3 

Hoy, ya en puerto seguro, después de tantos años
no kiero ser idealista ni visionario,
porke si así lo fuese
las turbulencias estarían en mi alma
komo un lastre incendiado
y sería igual ke una pareja inestable
ke siempre se kansa de un lugar
y kambia de residencia kada mes
por la sencilla razón de ke ningún sitio es ideal
y todos parecen mejor mientras uno no esté allí.



MAR – K – 4

El soñador asegura ke la vida es sólo un sueño
y el realista responde: “Es muy cierto”.
Vivamos este sueño tan bellamente komo sea posible,
kon el realismo del poeta y la risa del viejo pillo
ke se akaricia las barbas
y habla en voz baja, disimuladamente.

Un soñador así ama la paz,
porke nadie puede luchar siempre por un sueño
si no está bien despierto, kon los pies sobre la tierra.



MAR – K – 5 

La impaciencia frente a la metafísika
y la búskeda de konocimientos
no konduce a parte alguna;
es komo una flor sin perfume,
komo un mar sin peces, un desierto sin dunas,
un mundo sin sol y sin estrellas.
La adkisición de konocimientos y de kosas
debe someterse a la prueba de la vida misma,
pues el fin de todo no es una entidad metafísika
sino el divino y poderoso deseo de vivir.



MAR – K –  6

Soy el más grande bribón sobre la tierra;
he desempeñado todos los oficios y profesiones
de dudosa aceptación.  Poseo
una inkietud juguetona, un genio natural
para reírme del mundo y explorar
lo ke konsidero verdaderamente bello.
Mis ilusiones están bien kalibradas
y navego entre lo real y el idealismo,
a veces konfuso y erróneo,
pero kon cierto valor de todos modos.
No reakciono en forma mekánika frente a los akontecimientos
y sé korregir mis  errores kon sentido del humor;
determino mis akciones kon entera libertad
sin pensar nunka en sikólogos o ekonomistas solteros.

Soy una kriatura jokosa, llena de kuriosidad,
ke se adentra en kualkier mar komo una ballena dískola,
peregrina, soñadora en sus profundidades.



MAR – K – 7 

El problema del hombre es su exagerada seriedad;
komo no sabe reír ni sabe ser ligero
ha olvidado para siempre su felicidad perdida.
Nadie sabe ké es vivir,
excepto algún filósofo de pensamiento alegre
ke pueda estar trankilo, sin fatiga,
en selvas de granito o en la mitad de un lago.

El hombre aktual, por demasiado serio,
ha perdido esplendor y es poko razonable.
Pero, ¡ké digo!
¿Akaso en este día de sol y de frutales
praktiké ya el amor o he dormido en la hamaka?



MAR – K – 8

Hoy komo ayer puede serse animista;
todo está vivo o habitado por el Gran Espíritu:
la multimedia, el internet,
el fax-módem y la realidad virtual.
El hombre está en la red (no tiene más remedio)
mirando sus narices tridimensionales;
las kajas de sonido y el videoanimación
nos llevan al futuro; kon nuevas experiencias
viajamos komo patos entre komputadores
repletos de konocimientos, por superautopistas
ke las buenas personas, un poko cibernétikas,
han bautizado - futura poesía -
kon el nombre muy bello de ciberespacio.

Por algo los sabios de este tiempo
han dicho ke el futuro es de las komunikaciones.
Adiós era industrial, good bye postmodernismo;
yo soy el cibernauta ke pone kalafate
mezklado kon poemas y sueños musikales
de muchos kilobytes a su chalupa espacial.



MAR – K – 9 

El hombre kiere vivir y está bien ke lo haga,
pero no debe preokuparse por los asuntos del cielo
o del infierno,
pues akí en la tierra tiene suficientes problemas
y deliciosos placeres ke no es sabio desechar.

Si estamos kondenados a morir,
tres o kuatro generaciones no son mucho, pero sí
lo necesario para gozar y adkirir sabiduría,
un tiempo talvez largo
para mirar y sufrir la estupidez humana,
presenciar kambios de kostumbres, polítika o moral,
surkar todos los mares, eskalar montañas
o emprender otras aventuras ke nos dejen
satisfechos y orgullosos
de haber aprovechado lo mejor del mundo,
antes de marcharnos kon una buena sonrisa
y trankilos
kuando se apaguen las luces y termine la función.



MAR – K – 10 

Dice el poeta chino:
“No os dé goce, recién llegados, vuestra kosecha,
ke otros recién llegados detrás esperan”.

El ke sabe percibir la muerte
percibe el sentido de la komedia humana
y rápidamente se hace poeta.

Murió Alejandro, y fue enterrado;
murió César y Napoleón.  Todos
han vuelto al polvo y el polvo es tierra.

Entonces, ¿por ké afanarse para konseguir
rikezas, poder y gloria
mientras esperan el mar abierto, el cielo azul,
la lluvia freska, las perfumadas flores,
la mesa bien servida, el ser a kien amamos
nuestras miradas, un sentir, un ademán, un beso?



MAR – K – 11

Pienso ke la inmortalidad, si existiera,
sería de lo más tedioso.  Por ejemplo:
las diskusiones se harían interminables, pues
si alguno de los inmortales kisiera no admitir
ke se enkuentra ekivokado, no habría manera de konvencerlo.

Kon los mortales la situación es diferente.
Si la parte ke diskute se hace molesta
a juicio de su oponente,
basta kon matarlo y se akaba la diskusión.

Si uno mata a otro, uno tiene la razón.
Si otro mata a uno, otro tiene la razón.
Este método es viejísimo, tan viejo komo la humanidad.

Si Galileo viviera eternamente
sería muy engorroso diskutir kon él.  Pero no es así.
La inkisición aprovechó esa cirkunstancia en su favor;
por eso el científiko aceptó ke estaba errado
y todo se arregló de la manera más limpia.

Mussolini kreyó ke  “civilizaba” a Etiopía
porke tenía más tankes y aviones ke Hailé Selassie.
Si éste hubiera tenido más tankes y aviones ke Mussolini,
entonces Etiopía habría  “civilizado” a los italianos.
Lo mismo podría decirse de Alejandro, de Ciro,
de Jerjes, de Gengis Kan, de Adolfo Hitler  o de Stalin
y  - ¿por ké no? – de los Estados Unidos.

Los humanos rekurrimos al habla komo último rekurso,
pues lo más expedito y lógiko es kolgar al kontendor
para demostrar ke estamos en lo cierto.
Los ke en verdad detentan el poder son de pokas palabras,
desprecian las diskusiones porke las konsideran una pérdida de tiempo.
Al fin y al kabo hablamos para influir sobre la gente,
pero si podemos dominarla de una vez,
¿para ké enfraskarnos en konversaciones?

Las asociaciones internacionales son la mejor eskuela
para las lenguas vivas, ya ke la tradukción simultánea,
además de dar trabajo a mucha gente, sirve
para praktikar idiomas y expresarse bien en públiko.

Tenemos tan desarrollado el instinto del habla
komo el instinto de pelea;
por eso la mezkla de golpes y palabrería
ha sido tan popular en todas las sociedades,
aunke son akéllos los ke finalmente se imponen.

Todo esto, sin embargo, komo puede verse,
le da un toke humorístiko a la vida.
Así ke, kuando alguien  más fuerte ke nosotros
y armado hasta los dientes,  nos pregunte:
“¿Tengo razón o no?”, debemos responderle inmediatamente:
“¡Klaro ke tiene usted razón!”,
kosa ke no haríamos si fuéramos inmortales.



Verano Brisas

LA CALLE DE LAS COMPLACENCIAS

Lo que sostiene al mundo, como he aprendido
por amarga experiencia, es el comercio sexual.
Henry Miller


Amigos lectores que este libro leéis,
despojaos de toda afección
y, leyéndolo no os escandalicéis.
El no contiene ni mal ni infección.
Verdad que tampoco guarda perfección.
François Rabelais


Acción y efecto de introducir. // Discurso preliminar que encabeza un libro. // Preparación, disposición para llegar a un fin.
Pequeño Larousse Ilustrado

La guerra,
la paz,
las matemáticas,
la astronomía,
la religión,
la química y los viajes,
la física y las exploraciones,
la vileza y la generosidad,
la filosofía y el comercio,
la industria y la poesía,
en fin,
todas, absolutamente todas las actividades humanas,
en una u otra forma, están impregnadas por el amor.
El amor impregnado por la pasión,
la pasión por el erotismo,
el erotismo por la obscenidad,
la obscenidad por la pornografía,
la pornografía por la prostitución
y, como una serpiente que se muerde su cola,
la prostitución está impregnada por el amor
como la ceniza está impregnada por el rescoldo
que le ofrece su calor agonizante.
Siempre ha sido así, y esto no cambiará
mientras perdure la vida en esta tierra.

!Bienvenidos entonces al mundo de la putería!



P O S T U R A S

No te avergüence querer aprender lo que no sabes
Saber algo es laudable; no querer aprender nada, censurable.
Pseudocatón

Los hombres han perdido su inventiva,
ya no existen posturas como antes.
Trece, dicen los expertos.
¡Sólo trece posturas diferentes!

Los romanos gozaban de noventa.
Los hindúes y los árabes descubrieron muchas más.
Y tú, amor: ¿Cuántas quieres aprender?
¿Cuántas puedes enseñarme ahora?





PROSTÍBULO

¡Oh días de gloria, dadme un sobregiro!
Jaime Jaramillo Escobar

Ahí está el falo. Colgante.
Esa es la casa y dentro está la cama
donde tú me darás lo que yo quiero
y puedo hacerte yo lo que te plazca.

Ese farol que pende de la puerta
como un dorado escroto,
ilumina el camino que nos lleva
hasta el altar cubierto de mantas y cojines.

Allí estaremos mi puta deliciosa
hasta que el sol y la luna
hayan salido tres días y tres noches
sobre las praderas.

Después saldremos también nosotros,
exangües de leches y de mieles
pero no saciados.

Ahí está el falo que buscamos,
esa es la casa y dentro está la cama.
No lo olvides, amor. Dinero no ha de faltar.





R A M E R A

¡Oh mujer y fiebre hecha mujer!
Labios que te han husmeado
no husmean ya la muerte.
Saint–John Perse

Los tiempos van cambiando, y tú
consuelo de los solitarios,
de aquellos que nunca fuimos saciados,
has tenido también suerte diversa:
Esclava en puertos orientales
sacerdotisa en Grecia
manceba en antros proletarios
concubina de reyes y señores.
Pero aún así eres la misma,
siempre complaciente y costosa.

Podrán prohibirte aquello que procuras,
en ciertos días del año.
Quizás los viernes, los domingos y los miércoles.
Cuando estés embarazada
y un tiempo después del parto.

Podrán lapidarte. Cortarte la nariz.
Enviarte al ostracismo.
Pero no conseguirán alejarte de nosotros
dejándonos así, abandonados,
porque eres el fénix de aquellas
que se cuecen en su propio fuego.

Qué más da. Mientras haya un cobertizo
de olorosa madera junto al bosque,
serás noble, puta y gozadora,
los tres bellos atributos con que adornas
los declives naturales de tu jugoso cuerpo.





ZORRA MÍA

Como dice Aristóteles, y es verdad,
el mundo trabaja por dos cosas:
la primera para tener el sustento;
la otra cosa es para conseguir unión
con hembra placentera.
Libro Del Buen Amor

Hagamos el amor, aquí y ahora,
no importa que camino prosigamos,
si a Roma o Jerusalén.
Eres mi puta preferida,
la que tiene hambre y sed de mí,
la que espera mi paga cuando da cobijo
a este falo enhiesto y enrojecido
por los efectos de una larga espera.

Ejerzamos en cualquier lugar:
bajo los carromatos de las praderas,
en tiendas abandonadas de alejados caseríos,
en suntuosas residencias, o simplemente en la hierba
ante la mirada cómplice del cielo.
Pero ejerzamos ahora, zorra mía,
cuando aún cae con fuerza
la lujuria del sol sobre los pastos.





FEMENINA

Mientras más exquisito sea el placer,
menos necesita de una teoría.
Verano Brisas

Dejar sobre el nochero un portarretratos
con la imagen del joven cuyos besos apenas se han probado,
o con la del hombre maduro, cuya barba sugiere un cosquilleo exquisito.
Tal vez con el rostro insinuante de la "mejor amiga".

Agregar a este primer paso un baño fresco... o tibio
según las circunstancias,
antes de aplicar sobre la piel, todavía húmeda,
el perfume o la loción escogidos.

Volver luego a la habitación
envuelta en suave y fina toalla –aunque mejor sin ella,
como Venus cuando sale de las espumas del mar–.
Disponer de inmediato los cojines y las sábanas
para crear dentro del recinto una atmósfera propicia
que ayude en todo caso a la futura felicidad.

Enseguida, respirar profundo. Relajarse.
Mirar hacia el cielo raso, como si el mismo Zeus
hubiera prometido recostarse en el mullido vientre,
o algún sátiro ansioso recordar con sus premuras
el verdadero camino de la humanidad.

A continuación, separar las rodillas sin temores
y permitir que la luz de la tarde, o la penumbra,
acaricie minuciosa los muslos atezados.
Resbalar después con lentitud, las manos,
y hacer círculos sensuales alrededor del ombligo.
Como en ese punto la temperatura es cálida,
sobre todo si la estación es primavera,
puede iniciarse sin pausa el descenso definitivo.

Con los ojos entornados, se mirarán alternativamente
el movimiento de los dedos y la imagen del portarretratos,
hasta que surja el capullo de sus bordes, como un danzarín
enloquecido por el fuego de los temblores íntimos,
y derrame sin escrúpulo su copa nectárea y su ambrosía.





PLINIO EL VIEJO

Acepto que alguien diga esto, 
aunque no me contente en absoluto.
François Villon

No le gustaron a Plinio,
como a cualquier alcalde en desuso,
las "prácticas inmorales" de los palacios romanos.
Esos baños con masajes donde fornicar era tan grato,
pululaban ampliamente
como pululan hoy las discotecas jacuzzi.

Pero Plinio criticó en su Historia Natural
los favores de las bellas masajistas,
porque Plinio –pienso yo–
posiblemente no tuvo a la que le quitaba el sueño.





CARLOMAGNO

Pero tu fin era abominable.
Buscabas un horrible goce
en el sufrimiento ajeno.
Giovanni Papini

Viejo hipócrita, Emperador de Occidente,
lumbrera del oscurantismo.
Con tus cinco esposas y otras tantas concubinas
celebrabas lascivamente los acontecimientos
de numerosas victorias,
algo nada repugnante o singular.

Pero asimismo
tenías la desagradable costumbre
de hacer desnudar a las putas callejeras,
animando a tus súbditos
para que las vituperasen arrojándoles basura,
en tanto las perseguidas
huían vergonzantes hacia el refugio más próximo.





LA CALLE DE LAS COMPLACENCIAS

Una bacante loca y un sátiro afrentoso
conjugan en mi alma su frenesí amoroso.
Porfirio Barba Jacob

Cuando las caricias desganadas de tu amante
o los besos indiferentes de tu esposa
sean como icebergs de un hielo iderretible.
Cuando el hastío haya hundido su colmillo infeccioso
en lo más profundo de tu corazón.
Cuando te encuentres cansado de rutinas 
y estés buscando una experiencia nueva.
Cuando sientas todo eso y mucho más,
es que ha llegado el momento decisivo
de visitar sin asomo de remordimiento
la siempre novedosa Calle de las Complacencias.
Esta calle ha existido, existe y existirá
mientras el mundo tenga su giro planetario
y los humanos no alcancemos la plena satisfacción
de nuestras más íntimas necesidades eróticas.
Toda cultura, toda época, toda ciudad
ha ofrecido, ofrece y ofrecerá
en el instante adecuado y en sus circunstancias,
los deleites innegables de esta acogedora vía.
Allí se puede gozar desde una simple copulación
con la ramera de turno
hasta el desfloramiento de una niña virgen,
si se lleva la cartera bien nutrida
y se ostenta la influencia necesaria
para que la dueña de casa quiera agasajarte
con tan exquisito y raro manjar.
De igual manera puedes buscar una
que acepte ser atormentada
mientras lucha indefensa sobre la cama
o atada fuertemente de algún pilar apropiado
con lazos de fina seda o rebumbioso metal.
Tal vez sea más interesante para ti
recibir que dar los latigazos
por mano de una espigada damisela
vestida solamente con altas y negras botas,
además de un cinturón y brazaletes
hechos con piel de oso o de cualquier otro animal
que funcione como símbolo de fortaleza.
En vez de latigazos
quizás prefieras una paliza con garfios,
tan popular entre aquellos que quieren santificarse,
o disfrutar otras torturas de diverso estilo
mientras una jovencita, bella y degenerada,
manipula tus partes con fruición perversa.
Si tus deseos van aún más lejos,
pueden darte a oler sus prendas íntimas
o taponarte la boca con unas tanguitas recién usadas
cuya tibieza evoque claramente su lugar de origen.
Es posible observar también desde un desván,
a través de la mirilla indiscreta,
los complicados ritos a que otros se someten
por su propio gusto,
o someten a sus lujuriosas víctimas,
si pagan la tarifa establecida para estos
y otros placeres especiales
como esas catárticas orgías.
Y así sucesivamente,
no carecerás de ninguna extravagancia
si haces los méritos adecuados para ello.
Te aseguro que Procusto
no hubiera creado nada más apetecible
para tus secretos e inconfesables deseos
en esta dulce y generosa Calle de las Complacencias.



P O E M A S    D E    V E R A N O



TESTAMENTO

He quemado mi vida en las llamas del amor
entre las piernas de putas y de vírgenes,
he vivido las grandes aventuras 
que el corazón impone
con fervor y audacia inimitables;
he cogido con mis manos el Sol
y me tragué la Luna en noches estelares.
Hoy, ya lejos de la aurora y cerca del ocaso,
sigo alegre y vital por el sendero
que inexorablemente
ha de llevarme de regreso al polvo.
Pero no importa:
realicé lo que me dio la gana
y no guardo ningún remordimiento.
Mis cenizas y mi amor
junto con mis escasos versos
los dejo al mar, a los peces, a la brisa
y, por supuesto, sin reparo o engaño,
a quienes aun contra su fe me amaron.




POEMA ESCATOLÓGICO

Me gustaría orinar el cielo desde la mitad del mar
para fertilizar las estrellas
y darte las flores más bonitas que produzca el firmamento.

Me gustaría eso y mucho más
(talvez parezca obsceno)
porque te amo tanto y tanto quiero darte
que no sé ya que ofrendar
en los extraños y amorosos días venideros,
ante el tibio contacto de tus manos,
al pie de la montaña consagrada
por las muchas caricias y los besos
que invocan a los dioses tutelares
en la dulce oración de la promesa
y en la no menos dulce del silencio.

¿Comprendes ahora, amor profundo,
la razón por la que tanto insisto,
desde la mitad del mar,
en lanzar mi dardo de orines hacia el cielo?



VIAJES Y FORMAS DE BELCEBÚ

En los viejos barcos que cruzan los océanos
desde tiempo inmemorial,
y más precisamente,
en los sueños delirantes de los esclavos,
en las faltriqueras de algunos marineros,
en los cofres cerrados de ávidos piratas,
en las valijas repletas de los inquisidores
que viajan listos para estrenar su látigo
o el potro de tormento de las tecnologías,
viaja también
orondo como un don Juan hermoso
de pronto camuflado,
Belcebú el tolerante, señor de los infiernos,
el que cruza los mares para cazar incrédulos
como cruzan los patos su corral y su estanque,
y con su magia negra burlarse de los blancos.

Yo lo he visto en las noches, alegre como un enano,
con sus cuernos de cabro y su chivera hirsuta
montando las doncellas que acorrala en las costas
o en los claros selváticos que invitan al sabbat,
volando como un pájaro sobre los matorrales,
comiendo como un gigante,
o incendiando las tierras que horadan sus pezuñas.
A veces es un gentleman que agrada a las señoras
y un amigo sin tacha para el cornudo esposo,
lo mismo que un juguete para niños de brazos
que miran inocentes sus cachos y su cola.

En ciertas ocasiones es como un gato negro,
como un perro sin patas, como liebre sin orejas.
Y así por todas partes, desde África hasta Europa,
desde el Norte hasta el Sur, por Asia y por América,
viaja como un grumete o fino capitán,
siempre cantando y riendo, libre como un don Nadie,
ya que en todos los tiempos fue un bravo navegante
que supo inflar sus velas con pedos perfumados
en las noches de luna y en días invernales.
Así es don Belcebú, señor de los infiernos,
el grande y omnisciente caballero del mundo.




SIN TÍTULO

Amo tu vida azarosa,
tu convulsionada belleza,
tu mirada de virgen prostituta,
tus movimientos lascivos e inocentes,
tus abismos y cumbres escabrosos.
Amo tu pasado inconfesable,
tu palabra incendiaria y tu risa de diablesa,
la torva y proclive inclinación
de tus más elementales pensamientos.
Amo en ti lo de adentro y lo de afuera,
la constante desvergüenza de tus mentiras melosas,
de tus poses obscenas.

Amo toda esa danzante y prostibularia
mezcla de maldad y pureza
que derramas sobre mí
cuando llegas de pronto, inesperadamente,
a cubrir con tu ternura, ambigua y espontánea,
la nunca fatigada soledad de mi vida.



EVA

Eva, la de los ojos marinos
la de cuerpo insular y sonrisa bucanera,
la de verbo oceánico y espíritu guerrero;
la que en un cuento pirata, legendario y nostálgico
como el recuerdo de un amor perdido,
desplegó las velas de mi fantasía
por las aguas bullentes de la imaginación.

¡Eva! ¡Eva!  Mi corazón corsario
vuelve a soltar amarras por tu voz de espuma,
por tu abordaje ignoto, por tu batalla inmensa.
En las cofas de mis barcos desolados
he podido revivir edades de oro
al escuchar de tus labios las canciones
que tanto presentí sobre las olas
en esas noches de luna y de silencio
cuando busqué fantásticas historias
y una calma imposible a mis tormentas.

¡Eva! ¡Eva!
Sigue cantando tu canción profunda,
y bese el mar los secretos pasadizos
que circundan tu enigmática belleza,
donde zarpan veleros enjarciados
(polvo de estrellas en tu hermoso pelo)
con las hebras sin fin de tus palabras.




A LAS PUTAS

Hace muchos años
una puta a quien amé con toda el alma
me enseñó que la lengua hay que lavarla
para que el mal aliento no haga estragos,
la saliva sea más apetecible
y los labios más sensuales al besar.
Era joven, y yo también lo era;
pero su experiencia en el amor
sobrepasaba en mucho mi pobre ingenuidad.

Hoy recuerdo, sumido en la nostalgia,
que fuimos dos amantes
con esa fuerza ciega  de los que tienen todo
aunque de nada saben.
Su cuerpo licencioso era una seda ardiente
guardiana de sus grutas húmedas y tersas,
y aquel dulzor salobre de ostra con melao.

Fue así como entendí que hay más ternura y vida
en putas declaradas que en vírgenes de loza;
que aquéllas son el nervio profundo del océano
y éstas (pobres tontas), si acaso, pueden ser
algún yerbajo estéril prendido en la ribera.

Entonces, para siempre, mi corazón pirata
soñando con las putas se enamoró del mar.



LA HUMANIDAD

(A Raúl Gómez Jattin, en su tumba)

La Humanidad es más que puta:
A los muertos
los recuerda, los cultiva, los explota...
A los vivos
los persigue, los aplasta, los destroza.
Los hunde... los hunde...




LA APARICIÓN DE JOSÉ

Yo andaba por el desierto, junto a la playa
(y esto no es un sueño),
cuando apareció María, cálida como un sol,
tierna como la brisa marina,
temblorosa y lejana como una estrella.

Sus ojos brillaban con un fulgor travieso
repletos de inmensidad, en el cielo plomizo
de mis pocas esperanzas y alegrías.

El mar en calma, con sus olas tranquilas
besaba los extremos de su desnudez.

- ¡María! - grité, con toda la ansiedad
de un adolescente extraviado
mientras ella miraba, atónita y desconfiada,
los pasos inseguros de mi acercamiento
como si fuese un fantasma surgido de las arenas
bajo la noche embrujada,
dispuesto a despojarla con manos gaseosas
de su nocturna belleza.

Apenas había llegado junto a su forma morena
cuando escuché de su boca nutrida de imprecaciones
la voz, ronca y vacía como violín sin cuerdas,
que sentenciaba imponente contra mis pobres oídos:
-¡Anda, tú, demonio de los demonios!
¡No soy ninguna María!  ¡Yo soy el negro José!



A S E S I N O S

El arma tenía silenciador
porque los asesinos,
como todos los cobardes,
la mataron a mansalva.
A la fija, con alevosía,
sin que mediara palabra
le dispararon por la espalda,
desde lejos,
a ella, la más tierna,
la más bella,
la consentida de mis afectos,
la que a sus 14 años buscaba,
como todos los seres soñadores,
una oportunidad en la vida,
para luchar, para surgir,
para dar lo más noble
que guardaba dentro de sí.
A ella, precisamente a ella,
la asesinaron vilmente
porque no resistieron
la inconmensurable transparencia
de su corazón preadolescente.

Los asesinos que la mataron,
y todos los asesinos del mundo,
son unos hijos de puta
por siempre en la eternidad.





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