Henri Lopes
Henri Lopes nació en 1937 en Léopoldville, Congo belga (actual Kinshasa, República Democrática del Congo), aunque crece en la República del Congo.
El escritor congoleño destaca como uno de los nombres más importantes de la literatura africana actual.
Con 11 años fue enviado a estudiar en Francia. Fue al instituto en Nantes y más tarde estudió Historia y Literatura en La Sorbona. Regresa al Congo, ya independiente, en 1965 y comienza a trabajar como profesor en la Ecole Normale Supérieure d'Afrique Centrale, en Brazzaville.
Miembro fundador del Partido Socialista, su carrera política le llevó a ocupar varios ministerios y a ser primer ministro desde 1973 a 1975. Posteriormente ha ocupado cargos de diversa responsabilidad en la Unesco (subdirector general de Cultura) y en la diplomacia.
Como escritor es autor de Tribaliques (1971), Sans tamtam (1977); Le Pleurer-Rire (1982); Le Lys et le Flamboyant (1997) y Ma grand-mère bantoue et mes ancêtres les Gaulois (2003). Le ha sido otorgado en dos ocasiones el Gran Premio de Literatura de África Negra y ha recibido el Gran Premio de la Francofonía de la Academia Francesa por su obra completa, además de otros premios y distinciones académicas.
En su periplo diplomático ha sido embajador del Congo para España, Francia, Portugal, Inglaterra y Ciudad del Vaticano. Fue nombrado Caballero de la Legión de Honor en Francia y, entre otros galardones literarios, ha recibido el Gran Premio de la Literatura de África Negra, el Gran Premio Julio Verne de Bretaña y el Gran Premio de la Francofonía de la Academia Francesa.
Y TÚ QUE LLORABAS
Y tú que llorabas
al oír esa noche
algunas canciones
de mil novecientos
me decías con lágrimas
saliendo de tu sonrisa:
"Hermosa época
que no viviste
y no volverá"
Si, tú que llorabas
al oír esa noche
algunas canciones
de mil novecientos
que no era hermosa
época para mi que
me llamaban macaco;
si, llorabas esa noche
por tu juventud muerta.
Finiquitada, terminada, muerta,
como mi infancia junto al río.
(Versión libre de José Mª Amigo Zamorano del poema de Lopes 'Tú que llorabas')
DE LA VERA DE KATANGA
Un rumor nos viene de Katanga
Diciendo al oído que un gigante
Cayó en la oscuridad de la noche
Y el agua que se precipita de los cielos
Y el agua que se precipita de las frentes
Y el agua que se precipita de los ojos
El agua que corre ondulante
Por todo lo largo del río color de té
Toda el agua está llorando y gimiendo
En esta oscura y tenebrosa noche
Donde la muerte tiene faz de gigante
De la vera de Katanga
Si te dicen madre mía
Marcando con el dedo
He aquí el lugar de ahí
Donde yace el hijo perdido
No, no lo crea madre mía
No, no lo crea madre mía
Que cayó ahí esa noche
De ese lado de Katanga
Mujeres con sus vestimentas
Que cruzan en bandadas
Venid al mezclar los llantos
A ese que corre enloquecido
Yendo de puerta en puerta
Diciéndole a gentes de aldea
Que él no se llega a creer no
En el fallecimiento del gigante
Que haya caído esa noche
Ahí en ese lado de Katanga
Lloremos si, lloremos compañeros
Sin vergüenzas si compañeros
Como antaño los días de duelo
En el país de nuestros grandes reyes
Todos en círculo reunidos juremos
Con los dedos señalando acusadores
Del lado de Katanga
Juremos dirigirnos
Marchando en fila
De cuatro en cuatro
En formación marcial
Dirigirnos al entierro
No de ese gigante
Porque muy adentro
Vivo sigue su corazón
En los nuestros latiendo
Apuntando con el dedo
De la vera de Katanga
Iremos, si, al entierro
Del casco colonial
Del casco del tirano
Blanco negro o kaki
Sin importar el color.
(versión libre de José Mª Amigo Zamorano del poema de H. Lopes ‘De la vera de Katanga’; París, febrero de 1961)