Francisco Retamozo
Nació en Lima, Perú. Ha publicado sus poemas en algunas revistas electrónicas como El Malhechor Exhausto, Remolinos y Casa Barbieri, y también en revistas como El bote y en la antología Poesía Siglo XXI de la Fundación Yacana. Ha sido premiado en el concurso de Poesía Taiwán 2011. Con TRAMONTO fue uno de los seis ganadores del concurso de poesía organizado por Hipocampo Editores en el 2010.
PLAZA SAN MARTÍN
(mil vueltas en patines)
En mi cuarto ha quedado mi alma echada
perfecta en la tierra
y los ojos vagos de mi abuela
estoy aquí dando vueltas
los autos huyen
la gente ríe y danza
se empaña de humo negro
la frente
pegajosa (suda)
brillosa
los dientes amarillentos trituran
la comida callejera
el horizonte
como una rama
frágil
de tronco fuerte
En mi cuarto ha quedado mi alma
estoy aquí mirando las torres
las ventanas de la plaza me observan
no huyo (no tengo miedo)
las ventanas de mi cuarto me acompañan
miro desde los altos Una sombra de avión
los barcos de noche Una luz en alta mar
la corona del cerro Una senda iluminada
una prostituta pasa Traslúcida travestí
las serpentinas golpean el día enfriándolo
En mi cuarto ha quedado mi alma echada
estoy aquí
ausente en la banca
presente en mi cuarto
Dar mil vueltas en patines
y volar hacia la orilla de un lago lejano
donde vaya sólo estará
la gran ficha imponente El sol
y una tarde majestuoso
delirante
enloquecedor
Mil vueltas en patines
y los muchachos envueltos en bolsas
azules Ellos ríen
invaden las calles de la plaza
muchachos
entre las aguas turbias del verano
prolongadas miradas enloquecidas
él mira
una banca aparece
tomo asiento
hablamos
Mil patines alrededor y caminamos
Picasso mirábalos también los pintaba desnudos en azul
En el fondo de una taza de café las piedritas eternas La playa
brisas humedecen labios apretados frente amplia
(en qué época estoy)
Mil vueltas en patines
otras mil vueltas vueltas vueltas vueltas vueltas
caen serpentinas grises del cielo
la plaza cambia de estación
(el murmullo de los carboncillos)
En el día memorable
caen los naipes los párpados las hojas
entra el mar a mi cuarto
ellos miran
ninguno conserva mi paz
una madeja de lana naranja
la gata la hace rodar al techo
perturba
voy sin zapatos
rodeado de árboles
troncos azules
caracolitos
y caigo en la arena de la plaza
domingo perdido oscuro
Mil vueltas en patines
“estrellado muere muchacho loco patinero”
Desde una ventana ancha
los zapatos sucios sobre las rodillas
el cuerpo desnudo
yo miraba la calle Reflejo del tiempo
la calle
ignora la soledad
en sus horas de silencio
detalle
el carboncillo sostiene la línea final
arriesgado equilibrio
¿Las crayolas servirán para algo?
ya mi cabello graso pesa
¿Cómo cambiar el color de piel?
minimalista
desde la ventana siento entrar la calle angosta al cuarto
las palabras calmas en los pies descalzos
Estas serpentinas naranjas entran
a la hora milenaria
y te baña la piel
incendiándola
te hace sudar
reflejando los zapatos negros
apenas los pies
He volteado
ya puede detenerse el mundo
ha venido a reclamar sus zapatos
(si no camina muere)
Estas serpentinas colgadas
como cáscaras de naranjas dejada secar
invaden las calles adyacentes a la plaza
se impregnan en la piel cambiando de color
nos domestica
descubriendo nuestra intimidad
sin pudor se impone
elevadas las telas
Estas serpentinas te invaden el paladar
masticando la lúcuma
tendido en las sábanas
secándonos la piel
fiesta en los cielos
arden los cerros
caprichoso a la hora del té
serpentinas naranjas en el alma
Son estas serpentinas las que penetran la tierra
quebrándola en capas
y descascaran la piel seca
los buitres hambrientos
olfatean a la moribunda
nadie recoge sus restos
Son estas serpentinas naranjas las que penden de un hilo
(el mismo calor humano
y la putrefacción social)
Y
Los sinchus sujetan los charangos
gritan apretaditos en la plaza escenario de movidas
muy lejos de ser una fiesta
las serpentinas caen del cielo
te cogen el cuello como manos asfixiadoras
El jirón en brazos alzados y la garganta irritada
huir cuesta abajo correr
van quedando sandalias ponchos los dientes los huesos
adónde recurrir
qué procesión seguir
al amparo de quién ponerse
Tercos caminamos bordeando la plaza
como marea alta Refrescando el rostro con trapos
empapados de agua y vinagre
Mil vueltas en patines y no se puede avanzar
empujar
Son las serpentinas asfixiantes lanzadas de los techos
¡Cómo bombardeaban!
Tiran contra las rejas del gran teatro Colón
a quemarropa
Quilka sostiene la estampida
llora el poeta de cenizas de Altamira
bebe un sorbo de esta agua ardiente
impaciente
sin muertos seria mejor
El ay de una mujer increpando a los hombres de dios
todos poderosos encima de los techos
un helicóptero aparece
ella se estremece
temiendo al castigo
se esconde detrás de las piernas de un señor
arrodillada sigue balbuceando las palabras
puño en alto alentada por los gritos de los charangos
Ella en la mira del ojo de dios
golpeándose el pecho
corre desalentada
no aguanta más el ahogo
se siente pecadora
sucia
Pierde los tacos la cartera el sostén
desnuda la plaza
golpeada en nombre de dios
Del cráneo emana un hilo de sangre
y la vereda ensucia
un charco navegable que los periódicos cubren
¡Dios castiga a los descarriados aprenda señora!
Diez Once Doce
-Ustedes tienen la culpa yo no
Así debe ser en nombre de dios todo se puede
luego no importan las palabras en las exequias
letra muerta que se lleva el viento
como mis cenizas-
En cadena los charangos de cuerdas irrompibles
las voces regresan a la plaza
(…ni un paso atrás)
Del inocente modo de ser del fulano
versus la soberbia del mengano
chacchando coca en sandalias empolvadas
y mujeres con sus hijos Hijas con sus padres
de taco alto y manos en la cintura
El viejo italiano con bastón y su nieto
Un grupo de ancianas muy juntas para que no las tumbe
la avalancha humana
La poeta preocupada por los chicos atropellados cuidando
su integridad sus cámaras fotográficas sus mochilas
El roquero flaco alto de melena larga y su enamorada
una enfermera atendiendo a los desmayados
Otras parejas sin tiempo para amarse corren también
Se quema el edificio nacional
cae el muro ¡Qué vergüenza!
Los valiosos cuadros se achicharran
Hay muertos Así lo prefieren Vuélvelos héroes
Apalear la tristeza colectiva
Hasta que se vuelve el firmamento Manto violeta ensangrentado
(...una larga noche)
La plaza bajo la luna plateada
Llena ¿Era llena?
De aquí de allá se mata a los perros
muerta la rabia
Quedan las cicatrices de los galgos
como esta plaza testigo
del horror el corre corre
murmullo del tiempo en las esquinas
como libros abiertos que la gente no lee
Y
un nuevo solsticio de verano en la Plaza
Mil vueltas en patines Ellos moran
me siento a contemplarlos
Estas serpentinas naranjas entrantes chocan las paredes
incendiando las calles adyacentes
Una nueva tarde
como dar unos pasos
y de pronto la plaza y sus piletas
salpicándote algunas gotas al rostro
Miro la llama del horizonte
El tramonto
donde danzan los dioses
del viento
al final del día ebrios
(te atraen inevitablemente)
Y se ha marcado tu cuello
enredando los bolsillos
La mar reflejada en rostros bronceados
bellos muchachos desnudos
Damos un par de vueltas
bajo estos árboles copiosos
haciendo hora
Y EL CUARTO TRAMONTA
a Julio Polar
Él puede ver a través de tus ojos
puede meterse sin permiso
ni acto de contrición
Él puede conquistar el corazón nocivo
nadie entiende al hombre
A cien caballos de fuerza los sentimientos
En las calles de su cuarto podemos ser
Seaned le guiña el ojo izquierdo
Él sonríe y dan una vuelta
mirando los tiempos vividos
cuando sus ojos oscurecieron
golpearon
prefirió callar
él pensaba en sus calles
Un punto en el firmamento
Una equis en el mapa
No existe un reloj en la cabecera
el sol aclara sus pestañas
una ligera tos despeja la somnolencia
Seaned vuelve a guiñarle el ojo izquierdo
un sorbo de café Él tose
sus manos crujen
los ojos tiemblan
no puede pasear
Ella se aleja Avanza
Él no puede continuar
el arma debe acabar este dolor
Alguien toca la puerta
espera afuera
Hoy el sol despeja la duda
un día más
Parados frente al escenario
Un Puerto sin idioma original
donde el viento expresa una danza
El umbral se pinta
de alargadas manchas
concierto original de oboes
y el cuarto tramonta
El aroma natural recorre sus calles
sentados
Seaned y él ven alejarse bruñidos
trasatlánticos
atrás estallan las gaviotas en gritos ensordecedores
Frente al escenario
Él no sabe hundirse
¿Respetarían el tráfico en su propio terreno?
Seaned se atreve Ella puede
La sigue y dan vueltas en medio de la pista
los libros yacen abiertos
Pronto
ven acercarse otros individuos
sin respetar la luz
en pistas y veredas
llenos de calor humano
no cabe otra persona en su cuarto
Rompen vasos El trago derraman
Alguien dispara al aire
Comienza la retirada
El sofá está vacío
Pero él
Vuélvesele payaso la vida
juego en círculos
deshaciéndose los cuerpos
minimizándose
Los faros de la calle mitigan
a la hora más larga del día
Él puede oscilar entre la sonrisa fuera
el mirar dentro
La vida en una cinta cassette
(aprieten el play por favor)
Seaned vuelve
Oxígeno para el pez en la tierra
Los árboles crecen
en las calles de su cuarto
donde los ríos surcaron
farfullaron las ideas
soñó cantó bailó
hizo sexo
Donde los rayos solares
cruzaron la puerta de madera vieja
sin permiso
ni acto de contrición
oblicuos
brillantes
golpeando el pecho.
( de, LA NOTA DE DOS y otras notas breves )
Ella bosteza
coge un lápiz y escribe
como toda amante de Safo
murmura ríe corre protesta cae
vuelve a pararse
Bajo la sombra del trigémino
procura adelantarse
Ella tararea a Chico Buarque
coge una guitarra y canta “ Te doy una canción “
de Silvio a su amiga
Ellas van juntas al teatro
ven los perfiles de la Darmet
Cogen las historias como suyas propias
rompiendo las muñecas
Para ellos no quiere ser ella una mentira
En la playa
bajo la sombrilla lee
mientras el resto no la entiende
bajo el sol del medio día
Ella muere en su soledad sosegada
Como un poema
manos juntas Rodillas enlazadas
nombres escritos en la pared
adrián y adrián
Dedos en la taza de café Un oboe
Una ventana donde entra el viento
la melodía sale
los cuerpos febriles enfría
despeina los cabellos
Observando un cuadro en Rojos
la arena tibia
rojo vida pasión
muerte resurrección
cada tarde
Cigarrillos muchos (humito azul)
ceniceros vacíos
El humo dañino rosa la garganta
Clavel rojo
clavel blanco
Las amarillas dan suerte
Un jarrón negro lleno de ellas
una silla El abanico sumergido en el cuadro
El mozo vuelve a limpiar los ceniceros
muchacho de labios gruesos Curvos
de mermelada roja (otra vez rojo)
Una frente como una ventana
de cabellos largos tercos lacios
Dos varones extendidos
“en el lecho perfecto “
Efervescente
LIMA
En el mes de abril Otoñal
el sol pareciera intenso
Los vientos soplan fuerte
de alguna parte del sur
entra el polvo al salón de clase
las ventanas sin vidrio
techo de calamina
como ardían los ojos
cabellos empolvados
oídos sucios
Salón: Primero eñe
chicos adultos
de tajos en la cara
Yo de dieciséis
odiando la mierda
que me dejo ahí
TRAMONTO (Sol negro, 2015) de Francisco Retamozo, por Paul Guillén
Tramonto (Lima: Sol negro, 2015) es el primer libro de Francisco Retamozo, pero no es su único libro puesto que se conoce el título de otro conjunto titulado Muerte de Venecia en mi cuarto que fue premiado en el concurso de poesía de Taiwán en el 2011, dicho sea de paso, Tramonto fue uno de los ganadores del concurso de poesía organizado por Hipocampo Editores en el 2010, donde resultaron ganadores poetas como Roger Santiváñez, Rosina Valcárcel, Alejandro Susti, entre otros; es por eso que no es ilógico pensar que Francisco Retamozo tiene varios conjuntos más que ha guardado celosamente por tantos años. Esta noche nos convoca Tramonto y de entrada me quedo pensando en la figura que habita el primer y el penúltimo poema, se trata de Guillermo, no es raro ver esta dualidad entre el poeta y el amigo que se expresa en que “Mirábamos / el ocaso / desde / el faro y el ancla”, como todos saben Tramonto se refiere al ocaso, lo que creo es que el libro es un informe sobre el paso del tiempo: “Firme y rápido / el tiempo pasó”, este paso del tiempo se da con metáforas de estirpe natural y no tiene una carga trágica, por ejemplo, el segundo poema funciona con la dualidad del otoño y el verano, ciclo de regeneraciones y alumbramientos. Para retomar el tema del amigo citaré la estrofa inicial del primer poema, el poema se titula “Guillermo”: “La mirada caída en el asfalto / los jardines pintados / de círculos amarillos / ¿Qué fue del calor? / Son nubes oscuras / pronto el frío / el silencio / pronto”, de lo que se desprende es que funcionan oposiciones como alegría / tristeza, naturaleza / urbe, calor / frío. El decir que la mirada está caída en el asfalto connota que el poeta y principalmente Guillermo se encuentran con la mirada cabizbaja, pero la naturaleza dentro de la urbe es de “jardines pintados / de círculos amarillos”, este aserto pictórico se va a repetir a lo largo del libro, por momentos parece que asistimos a una exposición en una galería. La figura de Guillermo también parece ser rastreable en el tercer, cuarto y quinto poema, el poeta se transforma en árbol y dice que “Has topado lascivamente / mis ramas / has querido alcanzar / al viento / Lo he sentido” o “¡Amigo! / Puedes venir a secar / mi cabello / mi rostro / mis pies”, de lo que nos queda dos cosas el poeta es un árbol y también una casa hecha de barro, abandonada, y también el que poeta se piensa en esa relación con el amigo casi como un Cristo al que le lavan los pies. Además la relación que se instaura entre los amigos es que la lluvia cae sobre el cuerpo de uno de ellos o la cercanía del hálito tibio sobre los hombros.
“Galería” es el título del poema que abre la segunda sección del libro, que tiene como motivo un cuadro japonés colectiva en el MALI, 1991, lo cual también podemos ligarlo con la cita de Salvatore Quasimodo que abre el libro: “Cada uno está solo sobre el corazón de la tierra / traspasado por un rayo de sol: / y enseguida anochece”. Lo que nos queda de la lectura del poema es que es una mujer con la “mirada quieta muda / manos tiernas frías”, se trata de una mujer muerta. Anochece para todos que es la muerte de Tramonto, así como también es la muerte física de los seres. Si en este poema se trata de una pintura, en el segundo poema se refiere a una fotografía, como en el tercero, el motivo lo impone un cuadro de Ramiro Llona. El cuarto poema está basado en la película Azul profundo, hasta aquí puedo detectar a nivel pictórico una gama de rojos, violetas, azules, que funciona con más presencia en esta segunda sección. Como se podrán dar cuenta muchos de los poemas se dirigen a tú, que conjeturo junto al poeta: “Serán dos varones / como dos hembras / amándose”.
La tercera sección del conjunto es un único poema titulado “Autorretrato” y es dedicado a la abuela. Aquí son notorios algunos otros temas: la abuela es indígena, analfabeta, también la idea de que el poeta parece que está posando para un retrato, y por último la idea del cuarto como una extensión del cuerpo.
La cuarta sección puede leerse como un afrenta contra un dios del cuerpo, pero también como que el cuerpo ha entrado en estado de putrefacción, puesto que se propone que “¿Ya no miraré el rostro compungido / ni los ojos llenos / de larvas?”, al leer este apartado noto una preponderancia de marrones y a lo que se está refiriendo es a una experiencia mística del cuerpo ligada a lo sexual y a la muerte, de nuevo vemos como las dualidades funcionan, en este caso entre eros y thanatos.
La quinta sección, y última, intenta recuperar la infancia pero también el cuerpo infantil de Guillermo. Tramonto no es solo el ocaso sino la muerte, el sexo, las artes plásticas, el misticismo, los viajes, una especie de fuga musical que propone en el último texto y acaba con que “el alba de pinceladas / translúcidas / la tierra / gira… / y yo estoy aquí”.
Ojalá que el próximo libro de Francisco Retamozo no demore tanto en salir y que así pueda regalarnos nuevas sonoridades, nuevas esperanzas y nuevas alegrías.
(Palabras leídas el día 3 de diciembre de 2015 en la presentación del libro en Espacio Fábula – Barranco, Perú)
POÉTICA
Será agua dulce
salada
campos verdes
secos
Piedra sobre piedra
Aves
Un árbol de otoño
Los girasoles de Van Gogh
Una mujer de Humareda
El poema será
una silla
cajón vacío
guitarra muda
Amor odio
Un niño jugando a ser feliz
como Betty Blue
una niña desgreñada
Violentados
¿Qué será la poesía?
Serán los tiempos perdidos
en arrugadas manos
religión contra religión
Serán dos varones
como dos hembras
amándose
HABITACIÓN EN ROJO
A un cuadro de Ramiro Llona
Elige una parte del cuarto
sin darme cuenta ha derramado
pigmento rojo
habla en inglés
Can you help me!
Repito
Ensucia una parte de mi cuarto
desordenado
Ahora quién limpiará la mancha
extendiéndose
Raíces de costumbres
la rueda de carreta
pintado a colores
época de John Wayne
Macetas en la ventana
geranios colgantes
El departamento decorado en rojo
queda una parte celeste
Una ventana donde miran
nuestra siesta
cuerpos desordenados