Jesús Balmori
Jesús Balmori (Manila, 10 de enero de 1887 – † 23 de mayo de 1948) fue un escritor filipino en lengua española.
Vino al mundo en el barrio manileño de Ermita e hizo sus estudios en el Colegio de San Juan de Letrán y en la Universidad de Santo Tomás, licenciándose en Filología. Casado con Dolores Rodríguez Joaquín.
Desde muy joven, recibió diferentes premios en diferentes certámenes poéticos, contendiendo con otros poetas de su época tales como Manuel Bernabé y Flavio Zaragoza Cano o Cecilio Apóstol, con lo cual lo hizo en verso. Inicialmente llegó a trabajar de abogado, si bien posteriormente terminaría dedicándose de por vida a su verdadera pasión, la literatura.
Su estilo irónico y satírico se puso de manifiesto en el periódico La Vanguardia con el seudónimo “Batikuling”, en una sección titulada Vida manileña.
Su última novela (Los pájaros de fuego. Novela filipina de la guerra) fue escrita en 1945, durante la ocupación japonesa de Filipinas y descubierta décadas después. Al acabar la guerra, Balmori cedió el manuscrito al gobierno filipino para su publicación, pero este hecho no tuvo lugar hasta 2010, gracias al Instituto Cervantes de Manila, que lo editó en su Colección de Clásicos Hispanofilipinos.
En los últimos años de su vida fue embajador de Filipinas en España, Japón, México y otros países de Sudamérica. Falleció de cáncer de garganta poco después de haber escrito su último poema: "A Cristo", dedicado a su mujer.
Obra
Novelas:
Bancarrota de almas (1910)
Se deshojó la flor (1915)
Los pájaros de fuego. Novela filipina de la guerra (1945)
También escribió varias obras dramáticas, destacando:
Flor del Carmelo
Hidra
Acompañados de Gloria
Las de Sungkit de Malacañag
Doña Juana la Loca
Filipinizad a los filipinos, en la cual criticaba los valores norteamericanos por corromper a la juventud filipina
Sobresale, no obstante como excelso poeta, y destacan sus poemas:
Gloria
Vae Victis
Himno a Rizal
A nuestro don Quijote de la Mancha
Publicó las siguientes colecciones poéticas:
Rimas Malayas (1904)
El libro de mis vidas manileñas (1928)
Mi choza de nipa (1940)
Premios
1908. Concurso literario del Día de Rizal (Tres poemas suyos fueron galardonados con los tres primeros premios)
1926. Premio Zóbel de Literatura. (junto con Manuel Bernabé)
1940. Premio de la Mancomunidad.
¡GLORIA!
(LETRA DE UN HIMNO ESCOLAR A RIZAL, PREMIADO NOVIEMBRE, 1908), EN CONCURSO PROMOVIDO POR El Renacimiento, DIARIO NACIONALISTA DE MANILA.
Del suelo de la patria que vuestra, sangre encierra
hoy brota un himno santo en vuestro augusto honor.
¡Gloria al que abrió los surcos para labrar su tierra!
¡Gloria al que abrió las almas para enseñar su amor!
No se extinguió en los aires vuestra palabra amada;
no faltan labios jóvenes que besen vuestra cruz;
y la legión de apóstoles por vos fructificada
no olvida al que en la noche cayó pidiendo luz.
Luz para las conciencias, para las almas todas;
luz para el ara triste del olvidado altar;
que aquella vuestra lámpara que se apagó en las bodas
iluminó, estallando, el alma popular.
Brotan frutos del suelo que el germen vuestro encierra;
las almas aprendieron a amar en vuestro honor...
¡Gloria al que abrió los surcos para labrar su tierra!
¡Gloria al que abrió las almas para enseñar su amor!
LA VENGANZA DE LAS FLORES
(CUENTO)
I
Señor: Pues ésta era una gentil chiquilla
Hija de un primitivo y autóctono rajhá,
Más bella que la estrella que sobre el viento brilla,
Más dulce que este cuento que a tí brindado vá.
¡Si hubieras visto qué ojos! ¡Lo mismo que dos frutas
De un lomboy14 que tuviera las ramas perfumadas!
¡Y qué labios de rosa! ¡Y qué gloriosas rutas
Y líneas las del cuerpo de carnes encantadas!
Y se llamaba Flora, como la primavera,
Y su voz como el canto de los pájaros era,
Y sus cabellos negros y largos, y su frente...
Su frente era como un jazmín harto de aurora,
Con mucho de románticos amores soñadora
Y mucho de los rayos de luna. Dulcemente.
Nota 14: Fruto negro, brillante, del árbol así nombrado.
II
Señor: Pues esta niña estaba abandonada
Por el rajhá, ocupado en combates sin fin,
Y como ya muriera su madre, infortunada,
Ahora buscaba amor y aroma en el jardín.
Pero las flores, muchísimo menos amorosas
Que esas santas llamadas las madres de los hombres,
De la gentil chiquilla y su beldad celosas
Acordaron matarla, señor, aunque te asombres.
Que a veces la flor mata, como matan las leyes,
Así sean las víctimas diosas o hijas de reyes,
Así el verdugo luego grite arrepentimiento.
Y el acuerdo de todas las flores vengativas,
Desde las sampaguitas hasta las siemprevivas,
Quedó temblando a modo de una hoz sobre el viento.
III
Y aquí viene lo triste, señor, de todo esto;
Porque una tarde Flora cortó y cortó más flores,
Y luego de apiñarlas en su tagalo cesto,
Se fué a su lecho para contarlas sus amores.
Y se quedó dormida con ellas, y con ellas,
Que se reían bajo la luz de las estrellas,--
Lámparas de oro puestas en el celaje cónico,--
Flora, a la luz del alba amaneció abrasada,
Completa y dulcemente, de muerte perfumada.
¡Las flores la mataron con su ácido carbónico!
1910.
EL VOLCÁN DE TAAL
(HACIA LO PARADÓJICO)
Y Dios cogió una vara de estrellas encendidas
Para prenderle fuego al cráter del volcán.
Temblaron las entrañas del monstruo, sacudidas.
La noche se tiñó del sol de sus heridas.
Y al despertar del sueño de siglos el titán,
Buscó a las dulces vírgenes al pié de su albo lecho,
Buscó a las flores hechas de todos sus vapores
Para clavar--¡qué loco!--sus garras en el pecho
De vírgenes y flores.
Cayeron. Y por ellas
Lloró el coloso luego sus lágrimas de estrellas.
Y es que algo en el zarpazo del débil a los fuertes
Pudiera aventurarnos a inmensos silogismos.
Si fueran esas cumbres eternamente inertes
Las águilas no harían su nido en los abismos
¡Oh ejemplo de las lavas!
¡Oh, tú, que matas vírgenes y rosas con tus babas
Llorando aquella risa con que rodó Satán!
Sigue rompiendo almas, sigue rompiendo prados.
Dios cogerá una vara de lirios perfumados
Para apagar el fuego del cráter del volcán.
1910.
EN EL CIRCO
Alma bohemia que jamás se abate,
gemela de Talión y Prometeo,
antes que suene el grito de combate
por la arena del circo me paseo.
No temas tú, oh Amor, porque me veas
despreciando mi vida ante el Coloso;
Una gota de sangre en las ideas
¡es Jesús en el Gólgota glorioso!
¡Y yo no temo al César! Por mis venas
corre sangre de mártires malayos...
¿Quién dijo que con balas o cadenas
puede atajarse el vuelo de los rayos?
Se ha de inclinar su testa coronada
bajo el verbo de gloria que pregono,
¡que es más grande mi pluma que su espada!
¡y hay más fuerza en mi pecho que en su trono!
Pero no has de temblar, ¡oh dulce amada,
Luz de mis ojos, paraiso mío!
Cuando tú veas fulgurar mi espada
en el solemne y loco desafío.
Que así cubra mi frente la victoria
como sobre la arena me desangre,
¡Si triunfo, para tí toda mi gloria!
¡Si caigo, para tí toda mi sangre!
BIENAVENTURANZA
Yo he abierto mi puerta al mendigo
y le he dado el dinero que tengo.
El pobre es mi padre y mi amigo,
y es pobre el hogar de que vengo.
He dado mi plata, a los ruegos
del viejo que llama a mi puerta
y clava sus ojos, ya ciegos,
en mi alma al amor siempre abierta.
Yo he dado mi plata ¡qué importa!
No lloren por mí los abuelos.
La vida es muy triste y muy corta,
y hay algo que premian los cielos.
Y no ha de faltarme a la mesa
el triste mendrugo que he dado;
que un ángel de Dios siempre besa
la mesa del que es desgraciado.
Bendiga mi frente la muerta;
la madre que lloro y bendigo.
Por ella yo he abierto mi puerta,
y he dado mi plata al mendigo.
A NUESTRO SEÑOR DON QUIJOTE DE LA MANCHA
(PREMIADA EN CONCURSO ORGANIZADO POR LA «CASA DE ESPAÑA», DE MANILA, 1920).
Señor de los poetas, de los desventurados
De todos los de ensueño de libertad turbados,
De los que han hambre y sed de justicia en la tierra!
Señor de los esclavos, señor de las zagalas,
En cuya frente baten las águilas sus alas,
Y en cuyo pecho España su corazón encierra!
En la vida que es triste, que es llena de amargura,
Y que sólo el amor salpica de ventura,
Como a ingrata doncella amante dadivoso,
¿Qué corazón que suena, que espíritu que adora,
No convierte en princesa la humilde labradora
Y no cree que Aldonza es la flor del Toboso?
Aún seguimos soñando castillos las posadas,
Ejércitos de príncipes altivos las mesnadas,
Jardines encantados los páramos sin dueño,
Y en todos los instantes y en todos los caminos,
Todos vamos cayendo por luchar con molinos,
Y a todos nos destrozan las aspas del ensueño!
¿Qué sería del mundo sin el halo divino
Que nos cubre lo mismo que el yelmo de Mambrino?
¿Qué sería la vida sin la dulce poesía
Que ciega nuestros ojos con sus flotantes tules,
Para llenar el alma de límites azules,
Y partir con un Sancho el pan de cada dia?
¡Oh, señor, ve que es cosa de gran desesperanza
salir por esos campos empuñando la lanza,
A desfacer entuertos en sin igual empresa!
¡Luchar con la quimera hasta rendir los brazos,
Y azotarse las carnes hasta hacerlas pedazos,
Por romper el encanto que aduerme a una princesa!
Pero todos lo hacemos. Todos siguen de trote
No hay un hijo de España que no sea Quijote,
Y aunque vaya soñando, haga el bien por doquiera.
Destrozado y herido le hallarán en la vida,
Pero no habrá una herida más ideal que su herida,
Ni habrá estrella más alta que su noble quimera.
Nada importa el que clama que su esfuerzo es locura,
Que es inútil su arrojo, que es fatal su aventura
¡Don Quijote discute todo eso con su lanza!
Y, en tanto ya ensartando malandrines follones,
Cargado de esperanzas, de ensueños, de visiones,
Por los campos del mundo avanza, avanza, avánzá....
A su paso se llenan de flores los caminos,
Se abren todas las ventas, se callan los molinos,
Y aunque por todo oro lleve su sola historia,
Ante su porte triste soberbio, vagabundo,
El sol se para en lo alto de la frente del mundo,
Y como una campana de luz repica a gloria.
TRÍPTICO REAL
(PREMIADA EN EL MISMO CERTAMEN QUE LA ANTERIOR)
I
ALFONSO XIII
Cuando cada monarca de la tierra
Sobre un cráter de horror su espada afila,
Y muere en flor la pompa de la tierra
Bajo los potros del moderno Atila;
Cuando Europa, violada y destruida,
En ese loco batallar sin nombre,
Siente que escapa su divina vida
En el agonizar de cada hombre;
Sólo tú, paladín excelso y franco,
Caballero ideal de punta en blanco,
Guardas tu espada de encendida lumbre,
Y abres en cruz tus brazos soberanos,
Para llamar a todos tus hermanos,
Como un Dios en lo alto de una cumbre.
II
VICTORIA DE BATTEMBERG
Mujer de fresa y nieve y terciopelo,
Suave como los besos de las brisas,
En cuyos ojos el azul del cielo
Es una flor de luz rota en sonrisas;
Hada dormida en pálido y sonoro
Ensueño ideal de amores y sigilos,
Cuyos cabellos de fragante oro
perfumaron a un rey entre sus hilos;
Reina gentil de aroma y maravillas
A quien un pueblo puesto de rodillas
Como a custodia de su fé venera.
No de Isabel la sangre esplendorosa
Va en tus venas. ¡Pero eres una rosa
Que lleva España abierta en su bandera!
III
BANDERA ESPAÑOLA
No hubo rincón en el mundo en que no ondearas,
Izada por la gloria de una hazaña;
No hubo ciudad ni yermo en que no hablaras,
Con tu oro y con tu púrpura, de España.
Y siempre en lo alto del ideal que enfloras,
Y del amor divino que sustentas,
Te besaron sonriendo las auroras,
Y te escupieron su ira las tormentas.
Pero aún flameas bajo el sol intacta,
Y la gloria que aun contigo pacta
Alza hacia ti su corazón desnudo.
Te reserva más cumbres y más cielo;
Cumbres de amor y honor para tu vuelo;
Cielos de egregia luz para tu escudo!
CANTO A ESPAÑA
El alma del poeta filipino
Se detiene en la aurora del camino
Y llama con sus alas a tu puerta
¡Es la hora en que el amor abre sus galas
Si has oído los golpes de mis alas,
Señora de mis cánticos, despierta!
Crisol de veinte estados castellanos,
Reina que sostuviste con tus manos
De dos Mundos la esfera estremecida,
Y rasgaste en pedazos tu bandera
Porque la enseña de esos pueblos fuera
Girón de tu alma, soplo de tu vida!
¡Vieja y noble leona castellana!
Tuya será la norma del mañana,
Como es hoy, por la gloria de tus hechos.
¡Te lo rugen unidos los cachorros
Que se amamantaron con los chorros
De las divinas fuentes de tus pechos!
Te lo dice esta fiesta de la Raza,
Rosal de luz que en rosas se te enlaza;
Y de onda a onda, en rebrincar mirífico
Te lo clama vibrando en áureo cántico,
Cristóforo Colombo en el Atlántico,
Y Hernán de Magalhaes en el Pacífico.
Tu eres la amada que jamás se olvida,
La labradora, de ilusión vestida,
Que hace de eriales, cármenes fecundos,
Y si ante el Cid, Castilla no se ensancha,
En cambio Don Quijote de la Mancha
Tiene por lanza el cetro de los mundos.
¿Qué te importa que en tierras del Oriente
Coronaran de abrojos la tu frente?
¿Qué, el que las Américas en coro
Se desprendieran todas de tus brazos?
«Un anillo de oro hecho pedazos,
Ya no es anillo, pero siempre es oro!»
Y nos queda el amor. ¡Lo que no muere!
Lo que es igual cuando nos besa o hiere!
¡Rosa inmortal rodeada de espinas!
El santo amor que te empujó quimérica
A vender tu corona por América,
Y a abrirte el corazón por Filipinas.
Alza la frente que abatió la pena;
Sacude el huracán de tu melena;
Llene el viento el clangor de tus rugidos...
Despierta, hermosa leona castellana,
Que tus huestes tocando están a diana,
Con los aceros hacia a tí rendidos.
Restallan bajo el sol tus estandartes,
Dice España el amor por todas partes,
Las almas beben cuanto tú interpretas,
Y por cumbres, collados y senderos,
Se une al himno triunfal de los guerreros,
La divina canción de los poetas.
Por igual en las pampas argentinas
Que en nuestras sementeras filipinas,
La espiga de oro que en el sol se baña
Y la flor que perfuma estremecida,
Flor que es el alma, espiga que es la vida,
Son vida y alma tuyas, madre España...
¡Madre, sí, más que reina, más que dueña,
Madre de Guatemoc cuando te sueña,
Y de Kalipulako si te hiere!
¡Madre que todo lo ama y lo perdona!
¿Qué labio ruin tu gloria no pregona?
¿Qué pecho es el traidor que no te quiere?
¡Oh, España! ¡Porque en tu alma nos enlazas,
Que te troven su amor todas las razas!
¡Y pues sus grandes gestas altaneras
Creó el mundo al calor de tus leones,
Que te echen flores todas las naciones,
Y que te besen todas las banderas!
El eco de tu mágico renombre
Que de hemisferio en hemisferio vuela,
Es el atril divino de tu Historia....
¡Llenas están las tierras de tu nombre!
¡Llenos están los mares de tu estela!
¡Llenos están los cielos de tu gloria!
Octubre, 1921.