Vittoria Colonna, por Sebastiano del Piombo. en 1520 (Victoria con 30 años de edad).
Vittoria Colonna
Vittoria Colonna (Marino, abril de 1490 – Roma, 25 de febrero de 1547), marquesa de Pescara, fue una poetisa e influyente intelectual del Renacimiento italiano.
Era hija de Fabrizio Colonna, de la noble familia romana de los Colonna, y de Agnese di Montefeltro, descendiente de la familia ducal de Urbino. Los Colonna, aliados de la familia Dávalos, concertaron el matrimonio de Vittoria con Francisco Fernando de Ávalos, noble napolitano de origen español, cuando era todavía una niña. Vittoria y Francesco se casaron el 27 de diciembre de 1509 en Ischia, en el Castillo Aragonés. Aunque el matrimonio había sido dispuesto para servir a los intereses de sus respectivas familias, resultó bien desde el punto de vista sentimental. Sin embargo, no pudieron pasar mucho tiempo en Ischia, donde se habían establecido, ya que Francesco Ferrante debió partir a la guerra, a las órdenes de su suegro, para combatir a favor de España contra Francia. Fue hecho prisionero en la batalla de Rávena, en 1512, y deportado a Francia. Durante el tiempo en que Francesco fue prisionero, él y su esposa mantuvieron una apasionada correspondencia.
Más adelante se convirtió en oficial del ejército de Carlos V y fue gravemente herido en la batalla de Pavía, el 24 de febrero de 1525. Vittoria corrió a reunirse con él en Milán, pero antes de llegar le sorprendió la noticia de su fallecimiento en Viterbo.
Cayó en una depresión, llegando incluso a pensar en el suicidio, pero la superó con la ayuda de sus amigos. Durante esta época escribió sus Rimas espirituales. Tomó la decisión de retirarse a un convento en Roma, e hizo amistad con varios eclesiásticos que trataban de impulsar una corriente reformista dentro de la Iglesia Católica, entre los cuales se encontraba el español Juan de Valdés.
Poco después, su hermano Ascanio Colonna tuvo un conflicto con el papa Clemente VII. Vittoria se trasladó a Marino, y luego a Ischia, tratando de mediar en el conflicto. Este desplazamiento evitó que sufriese en propia carne las vicisitudes del Saco de Roma, en 1527, aunque contribuyó a sus propias expensas a ayudar a a la población y a rescatar prisioneros. Volvió a Roma en 1531, y en 1535 conoció a Pietro Carnesecchi, con el que entabló una relación de amistad. Poco después decidió viajar a Tierra Santa, para lo cual se trasladó a Ferrara, en 1537, en espera de obtener el permiso del Papa, con la intención de embarcarse en Venecia. Sin embargo, no llegó a partir, a causa de su mala salud. En Ferrara, ayudó a establecer un monasterio de capuchinos, a instancias del reformador Bernardino Ochino, quien después se haría protestante.
En 1539 regresó a Roma, donde entabló una apasionada amistad con Miguel Ángel Buonarroti, quien la estimó enormemente, y sobre el cual tuvo una gran influencia. Miguel Ángel le dedicó varios de sus sonetos y la retrató en numerosos dibujos.
En 1541 su hermano volvió a tener un enfrentamiento con el Papa, ahora Paulo III, y llevó a cabo un levantamiento contra el mismo que fracasó. Vittoria se trasladó entonces a Viterbo, donde conoció al cardenal Reginald Pole. En 1544 regresó a Roma, donde la sorprendió la muerte en el convento de San Silvestre, lo cual probablemente le ahorró algún disgusto con la Inquisición, ya que desde el año siguiente sus amigos eclesiásticos serían objeto de investigación.
Entre sus amigos se contaron ilustres literatos, como Pietro Bembo, Luigi Alamanni y Baltasar de Castiglione. Tuvo también una estrecha relación con reformadores, como Pietro Camesecchi, Juan de Valdés y Bernardino Ochino.
Su obra literaria comprende poemas de amor, dedicados a su marido, las Rimas, subdivididas en Rimas amorosas y Rimas espirituales, inspiradas en el estilo de Francesco Petrarca, y composiciones en prosa de tema religioso, entre las cuales están el Pianto sulla passione di Cristo y la Orazione sull’Ave Maria. Sus obras se imprimieron por primera vez en Parma en 1538, pero poco después aparecieron nuevas ediciones: en Florencia y Venecia, respectivamente.
En 1540, Victoria Colonna le pidió a Miguel Ángel un pequeño cuadro de la Crucifixión que le ayudara en sus oraciones privadas. Tras presentarle varios bocetos, que se conservan en el Museo Británico y en el Louvre, el artista le pintó un pequeño Calvario. En ese momento sólo eran Cristo, la Virgen y San Juan. En 1547, a la muerte de Vittoria, el pintor recuperó el cuadro y la incluyó como María Magdalena abrazando la cruz de Cristo y portando sobre los hombros un pañuelo como símbolo de su viudez. A pesar de que se perdió el cuadro original, tenemos muchos dibujos y copias hechas por discípulos de Miguel Ángel. Una de esas copias, que algunos historiadores del arte atribuyen a Miguel Ángel, se encuentra en España en la Concatedral de Santa María de la Redonda de Logroño.
Al Cardenal Bembo
¡Ay! ¡cuánto fui a mi sol, contrario al hado
que antes el numen con su rayo ardiente
no os encendió, para que eternamente
fuerais más claro vos, el más loado!
Con vuestro estilo noble y levantado
entre todos famoso y excelente
su nombre hubierais del ocaso a oriente
de la segunda muerte preservado.
¡Pudiese daros yo el ardor, que siento,
o vos a mí la inspiración suprema,
para cantar un mérito tan nuevo!
Mas al cielo dejamos descontento
vos porque no escogisteis ese tema,
yo porque de tal sol a hablar me atrevo.
(Traducción de Clemente Althaus)
Recuerdos de su esposo
De mi sol claro, con la muerte ciego,
aquí miro doquier las dulces huellas;
ciego no; más allá de las estrellas
arde con luz más clara y vivo fuego.
Aquí vencido de mi amante ruego,
él me mostró sus cicatrices bellas,
y yo mis labios estampaba en ellas,
y las bañaba de mi llanto el riego.
Sus brillantes victorias me contaba
y el modo y la ocasión con la serena
faz con que abría la contienda brava;
de llanto rompo en dolorosa vena,
pues lo mismo que un tiempo me alegraba
me causa ahora inconsolable pena.
De las Rimas de Vittoria Colonna (1490-1547) se hicieron hasta diecinueve ediciones solo en el siglo XVI. Su poesía amorosa llora la pérdida de su marido, que murió luchando en el ejército de Carlos V. También cultivó la poesía religiosa y la política.
SOLO ESCRIBO PARA ALIVIAR EL DAÑO
Solo escribo para aliviar el daño
que suele al pecho enviar la luz del mundo
y no para alumbrar a mi sol bello
al claro espíritu y al honrado despojo.
Justa razón a lamentar me lleva,
a doler que su gloria yo decrezca;
con otra pluma y palabras más sabias
hay que a la muerte arrebatar su nombre.
La pura fe, el ardor, la intensa pena
todos a mí me excusen, que el gran llanto
es tal, que tiempo ni razón lo frenan.
Amargo lagrimar, no dulce canto,
foscos suspiros que no voz serena
no de estilo mas de dolor presumo.
Rimas, 1538. Traducción de María Cinta Montagut.
SCRIVO SOL PER SFOGAR L’INTERNA DOGLIA
Scrivo sol per sfogar l’interna doglia,
Ch’al cor mandar le luci al mondo sole;
E non per giunger luce al mio bel Sole,
Al chiaro spirto, all’ onorata spoglia.
Giusta cagione a lamentar m’invoglia,
Ch’io scemi la sua gloria assai mi dole;
Per altra lingua, e più saggie parole,
Convien ch’a Morte il gran nome si toglia.
La pura fè, l’ardor, l’intensa pena
Mi scusi appo ciascun, che ’l grave pianto
E’ tal, che tempo, nè ragion l’affrena.
Amaro lagrimar, non dolce canto,
Foschi sospiri, e non voce serena,
Di stil no, ma di duol mi danno il vanto.
Rime, 1538.
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