Irma Droz
Nació en Córdoba (Argentina, 1939). Docente, poeta y agente cultural. Fundadora de “América Madre” (AMA) con sede central en Sta. María de Punilla, Córdoba, y filiales en distintas ciudades de América, Europa y Asia, desde el año 2000; con encuentros en Chile y Perú. Maestra Normal. Auxiliar de Educación Sanitaria. Maestra de Danzas Nativas. Profesorado en Letras. Maestra de Hatha Yoga. Seminarios de Literatura (Universidad Nacional de Córdoba, 1996 a 2006). Actualmente cursa Literatura Hispanoamericana (Facultad de Lenguas). Ha realizado diversas actividades culturales como: Integrante del grupo fundador del “Coro Polifónico de Cosquín”. Fundadora y Directora de la “Escuela Integral de Danzas Nativas” y de Danzas Nativas “Rumimayumanta”. Fundadora e Integrante de los grupos literarios: “Cita Poética”, de Cosquín; y “Campanas”, y “El Andén”, de Sta. María de Punilla. Ha recibido numerosos premios y distinciones como: 1er. Premio Letra del “Himno para el Colegio Parroquial Pío XII” de Cosquín. 1er. Premio Poema Ilustrado. “Primer Festival Nacional del Folklore”, Cosquín. Premio Publicación en “Antología poética Siglo XX” (Nahuel R. Editora, Córdoba, 1990. 1er. Premio Certamen Literario “Filomena Rossi (Municipalidad de Colonia Caroya, Córdoba, 1993). Reconocimiento de UNESCO, por “América Madre”, en Plenario de la 60ma Asamblea General (2005).
OBRA LITERARIA: Poesía: Tinaja mujer (Editorial Brujas, Córdoba Argentina, 2003).
Inéditos en poesía: Campanas de papel y Hermano Árbol; Mamá Poroto (cuento para niños) y Capullos de Sol (Leyenda de los aromos). En ediciones antológicas compartidas tiene numerosas participaciones, editadas en Córdoba, Argentina: “Cita Poética” (Poetas de Cosquín, 1961 a 1965). “Cien mejores poesías” (SADE Córdoba, Ediciones Grossi, 1966. “Plaza de los Poetas José Pedroni” (Asociación Arte y Cultura de Acebal, Santa Fe Argentina, 1984. “La última palabra” (Universidad Nacional de Río Cuarto, SADE Río Cuarto, 1986). “Los Versos que Maderan” (MAC, Editores, Cosquín, 1986). “Alfonsina en Bustinza” (Amigos de la Historia de Bustinza, Santa Fe, 1990). “Ontolírica del Canto” (José Guillermo Vargas, Casa del Poeta Peruano, Maribelina, Lima, Perú, 1999). “Poesía y Narrativa Actual” Antología (Editorial Nuevo Ser, 2003). “La Palabra nos une” (Agrupación Literaria Regional, V Región, Chile, 2003).
CONTACTO: drozfernandez@tutopia.com
DECLARACIÓN DE PAZ POR SIEMPRE
Es tiempo ya...
En el perfil azul del horizonte,
una promesa de luz nos ha nacido...
Es tiempo de tomarnos de la mano
y transitar el rumbo convenido.
Saber, con certeza a dónde vamos,
sin olvidar de dónde hemos venido.
Es tiempo de rezar por nuestros muertos
y agradecer por la ventura de estar vivos.
Comenzar a disculparnos lo negado
y pedir perdón por lo omitido.
Es tiempo de vivir la paz que proclamamos
pero que aún... no todos construimos,
y de buscar a la vuelta del arado
la respuesta del surco con el trigo.
Es tiempo de tener las manos limpias
para amasar el pan y compartirlo,
y mostrar, con el ejemplo, a nuestros hijos,
que practicamos lo mismo que exigimos.
Es tiempo de “cultivar la rosa blanca”
y de salir al encuentro del amigo...
mirarnos a los ojos
y ofrecer nuestros brazos extendidos.
Es tiempo ya de levantar la frente
y comprobar que, ¡por fin, ha amanecido!
LOS QUE SIEMPRE ESTUVIMOS
Aquí estamos aún, los que siempre estuvimos,
volviendo del exilio de la idea y la palabra.
Aquí estamos aún, porque así lo quisimos.
El invierno ha pasado.
Hoy la savia reverdece.
Aún tiene sabor amargo...
Fuimos los muertos de pie y en carne viva,
testigos de la infamia, con los ojos vacíos
y nuestras manos huecas labrando la esperanza.
Con el frío en los huesos y el paso vacilante.
Con el llanto enmudecido
en algún rincón del alma,
y el miedo agazapado, como sombra a la espalda.
Pero aquí nos quedamos,
gastándonos los sueños
y sin otra fortuna que la de seguir estando,
porque el hogar, los hijos...
porque esta tierra nuestra,
porque el dolor, la Patria...
Porque aunque muertos y de pie,
seguíamos haciendo falta
como estandarte, para anunciar la vida;
como el mástil necesario para enarbolar la Patria.
El invierno ha pasado,
la savia reverdece,
en cada surco nuevo germina la esperanza
y de aquel sabor amargo que trepó a las gargantas,
hoy queda sólo un poco,
un poco ... , casi nada.
BANDERAS DE POESÍA
“...estas palabras suaves ásperas ayuntadas por mí
me van a costar la salvación.”
Juan Gelman
... Y te salvaste Juan.
Y nos salvaste ...
Fueron ellos, tus poemas.
Esa “manada de pedazos”
que en tu voz, respira todavía
y vibra en nuestra piel
cada vez que tus “palabras suaves ásperas”,
aceleran sus latidos.
Es “la memoria de la sombra”
que clama en tu palabra herida.
Y es una luz recuperada
tu voz, denunciadora
en nombre de otras voces
que ya no escucharemos,
porque amarraron su aliento;
porque apagaron sus días...
...Y seguirás salvándonos de largas noches,
iluminándonos con tu osadía,
como se salva al Hombre,
cuando se recupera la Justicia.
Como se salva la Esperanza,
enarbolando “Banderas de Poesía”.
CUNA DE OTOÑO
Te respiro, otoño,
y tu olor me sabe a fuego que se apaga
en el plumaje de los árboles...
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que se tiende lentamente
en la anchura de los campos,
para dormirse otra vez
en el vientre de la madre.
Y soy árbol
templando mi corteza.
Y soy vientre
para guardar el calor
mimetizada en tu paisaje.
Te respiro, otoño,
y una nostalgia de atardecer
me embarga.
Quiero dormir tu sueño
en esta cuna de ocres y naranjas ...
Soy vientre
y no habrá frío
si en tu fuego me abrazas.
Soy árbol
y despertaré
cuando me habiten los pájaros.