Imotski
IVAN BABIĆ
(Nacido en Imotski, Croacia 1961) - poeta, traductor, corrector de estilo, redactor.
"POEMAS" DEL POETA CROATA IVAN BABIĆ
(TRADUCCIÓN DE ZELJKA LOVRENCIC)
El cuaderno abierto. Él. El mundo. Las señales empezaron a cantar y bailar. Los significados se miden curiosamente. El lápiz golpea impacientemente. Habrá juego. Habrá descubrimientos. Él solemnemente toma el lápiz en su mano, piensa un rato, respira brevemente y pone el punto.
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Hizo una raya y pensó: - ¿es interminable? Puso el punto y se preguntó: ¿es el último? Escribió la palabra y pronunció - ¡¿la palabra es el cuerpo?! Hizo una raya y vio un círculo.
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No tenía que buscar la inspiración. Estaba delante de él. La mesa se parecía al campo de batalla repleto de colores y de plomo. No tenía miedo. Estaba acostumbrado a luchar, perder y ganar. Sentía que hacía algo importante y estaba totalmente concentrado en el ordenar y reordenar de las extrañas formas de madera, de piedra y de yeso, de signos, palabras y sentidos en los campos imaginarios de ajedrez y crucigramas en el mantel plástico. De repente se para y se paraliza. Sus ojos brillaron de duda. Entonces, en pánico se levanta de la mesa, de repente abre la puerta y se tranquiliza – el jardín estaba en su lugar.
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El don está en los colores. Conciencia. La vida está en los colores. Dolor. Nosotros en sí mismo somos el color. Fuerza. La perdición está en los colores. Grano. Repartimos los colores a los hambrientos. Pan. Lo invisible está en los colores. Cielo. Todo lo visible está en los colores. Color. Absoluto. Relativo. El color madre ancestral. ¡No temas del color, colorista! ¡Al color vuelve tu don!
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El invierno quería el silencio. Él lo respetaba y absorbía los sonidos de las paredes y de los suelos para protegerlo. En cambio, el silencio en la ventana dibujaba con su aliento.
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Cuando por primera vez moría, el cielo estaba alto. La gente estaba en algún sitio lejano. El suelo como si se hubiese retirado. La segunda vez cuando moría flotaba como una nube inestable que tiene que desaparecer. Mordió fuertemente en la tierra y no la dejó. Cuando moría por tercera vez, se murió. En su frente estaba escrito - la tierra el cielo el hombre
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Un simple movimiento con el pincel dedicado al amor. Sabía que la soledad a veces quiere congraciarse con la sencillez. Sabía que no podía escapar de sí mismo sin experiencia y sin el placer de no poseer; en lo que con más frecuencia se esconde la sabiduría de toda existencia y habilidad. Sabía que la confianza alegremente lo lleva y al mismo tiempo le impele hacia delante de sí, como un niño al perrito contento, que esto tiene que ser simplemente así y de ninguna otra manera.
De la colección poética: El concepto de jardín/Koncepcija vrta