Foto de Walter Baumann
Anthony David Moody
Poeta, académico y crítico literario inglés, A. David Moody es autor de dos volúmenes de poesía At the Antipodes: Homage to Paul Valéry (1982) y News Odes: The El Salvador Sequence (1984). Sus estudios de la obra de T.S. Eliot y Ezra Pound, así como su biografía literaria en tres volúmenes de este último, constituyen una referencia obligada en el campo de la literatura norteamericana del siglo XX.
Este poema constituye su recuerdo de Olga Rudge, la compañera de Ezra Pound, madre de su única hija, a la que David Moody acompañó en 1985 desde el Festival de Poesía de Cambridge al Congreso dedicado a la obra del poeta celebrado en Orono, Maine. Famosa violinista y musicóloga, Olga Rudge rescató numerosas partituras olvidadas de Vivaldi en la biblioteca de Turín y promovió su música. A su entusiasmo e investigación debemos el resurgimiento de la música del compositor italiano. Su amor por Pound sostuvo al poeta y a su familia a lo largo de los años en sus momentos más difíciles, sobre todo durante su detención en Pisa en 1945 y en los trece años en St. Elizabeths Hospital en Washington, así como en los años posteriores a su liberación, en los que el poeta dejó de hablar.
A la Memoria de OLGA RUDGE
I
Tenía 90
Y yo había de 'cuidarla', a ella,
la más ligera de los viajeros,
durante todo aquel viaje
su conversación nos hacía disfrutar
e instruía
Durante nueve incansables horas
Extrajo de la fuente clara de la memoria –
Anécdotas sobre Pound y los Cantos,
Y un viaje de infancia
hacia el Monte Chocorua
'Por la pureza del aire'.
Podían haber sido los Papeles de Aspern[1]
Con los roles cambiados – ella me contó todo
Tal como quería que se contara.
II
Unos años más tarde, en casa de su hija,
Su mente perdida
Hacia atrás en la memoria
Y todavía con la gentileza de modales
De los tiempos de París y los salones,
No como una pátina
Sino como el hueso
O la piedra esculpida
Portadora de una civilización antigua
III
Y años después
Ella escuchaba música
En su habitación grande llena de luz,
Y su mirada resplandeciente se centraba
En algo lejano;
Intactos sus modales –
Y '¿quién era ese?' preguntó
Cuando cerré la puerta
IV Sus cartas
Fue tan fiel
Durante todas las vicisitudes de él
al dios que discernió en EP
Y esto no quería decir que creyera que él era un dios
le aseguró
Su centro era un hombre cuyo centro era su genio
Los espíritus de ambos hacían buena pareja
Sólo después de diez años y la niña
Llegó a él
Sus mejores años un confinamiento solitario
Impuesto por su respeto por la respetabilidad
Después, separada por su detención y sus olvidos
Durante otros quince
Lo que es importante, convinieron, no es
Lo que sucede, sino cómo se lo toma uno
J'AYME DONC JE SUIS
Cincuenta años juntos y no juntos
Hasta la última década silente
Amor secreto, compagne no reconocida,
menajère à trois, o à quatre con el cachorro de león,
Pero al final él tuvo que regresar a su casa
Como a la marquesina de Perséfone
Y arrepentido pensar en ella
'como en un espíritu del paradiso'.
(El poema fue publicado en la revista Paideuma, 1985.
Traducción Natalia Carbajosa y Viorica Patea)
OLGA RUDGE : TO HER MEMORY
I
She was 90
and I was to 'look after her', she
the lightest of travellers,
and for all of that journey
her conversation gave pleasure
and instruction
For nine untiring hours
she drew from the clear well of memory –
anecdotes about Pound and The Cantos,
and a childhood ride
out to Mt Chocorua
'For the purity ofthe air'.
It could have been The Aspern Papers
with the tables tumed– she telling me all
just as she wanted it told.
II
A few years on, in her daughter's house,
her mind gone
far back into memory
and the gracious manners still all there
as of Paris and the salons,
not as patina
but like bone,
or sculptured stone
bearing an old civilization
III
Again some years
and she had been listening to music
in her large, light-filled room,
and her bright gaze was centred
upon something very far off;
Her courtesy was unfaltering–
And 'who was that?' she queried
as I closed the door
IV Their Letters
How constant she was
through all his vicissitudes
to the god she discerned in EP
And that did not mean she thought him a god
she reassured him
Her centre a man whose centre was his genius
Her spirit a match for his
Only after ten years and the child
did she get to him
Her best years a solitary confinement
imposed by his respect for respectability
then cut off by his confinement, and his blackouts
for another fifteen
What is important, they had agreed, is not
what happens, but how one takes it
J'AYME DONC JE SUIS
Fifty years together and not together
until the last silent decade
Secret amour, unacknowledged compagne,
menagère à trois, or à quatre with the lion cub
But to end he must come to her house
as to Persephone's bower
and repenting think of her
''among the emparadysed spirits'.
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