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HEBERTO DE SYSMO [15.115]


Heberto de Sysmo

Pseudónimo de José Antonio Olmedo López-Amor. Nacido el 24 de Julio de 1977 en Valencia (España). Titulado en audiovisuales. Articulista, crítico literario y cinematográfico, cronista y divulgador científico entre otras cosas. 

Incluido en la antología Cartografías de Orfeo (Ediciones Isla Negra, 2014) seleccionado por su antólogo, el poeta Sergio Arlandis, como uno de los doce poetas jóvenes más interesantes de la Comunidad Valenciana, ha dejado atrás calificativos como “emergente” o “local” para convertirse en un valor seguro dentro del panorama lírico español.

Amadrinado en las letras en primera instancia por Encarna Beltrán-Huertas ex-directora del Círculo de Bellas Artes de Valencia, escritora y compositora de música clásica entre otras muchas cosas y alumno de María Teresa Espasa en la actualidad. 

Colaborador y socio de la asociación Poesía del Mediterráneo durante varios años, así como redactor de su revista (Corazón de papel), actualmente ha sido finalista en el II, III y IV certamen literario organizado por el mismo Ateneo Blasco Ibáñez de Valencia en la sección de Poesía. Pertenece a la agrupación literaria “Ateneo Blasco Ibáñez” de Valencia. Pertenece a la asociación de escritores valencianos: Tertulia la Buhardilla Pertenece a la Red Mundial de Escritores en Español (REMES). Pertenece a la red internacional de escritores por la tierra (RIET). Colaborador de la revista digital: “Palabras Diversas” Colaborador de la revista: “Literaturas.com” Colaborador de la revista: “Xilote” Colaborador de la página: “www.escritores.org” Colaborador de la revista: “Ariadna” Colaborador de la revista: “El Desván” Colaborador de la revista “Sede” Colaborador de la revista: “Culturamas” Colaborador y miembro del consejo editorial de la revista: “Todo literatura.es” Corresponsal en Valencia de la revista digital “Absenta” en la que publica diversos escritos; artículos, crónicas, poemas, críticas de cine y literatura…etc. Socio cofundador junto a su tío Juan Antonio López-Amor Martínez de la asociación artístico-solidaria “Arkanos”. En dicha asociación es el responsable del “Aula de Poesía” que organiza eventos como: recitales, tertulias, entrevistas, programas de radio…etc. Socio cofundador del grupo poético: Alquimia y Verso, acompañado por Gregorio Muelas Bermúdez, grupo que está en activo y realiza recitales, conferencias, tertulias…etc. 

Publicó el 1 de Diciembre de 2011 “Luces de Antimonio” una antología poética junto con su tío citado anteriormente, un libro de 417 páginas prologado por Isabel Oliver y con ilustraciones realizadas por los autores, se publicó mediante la Editorial Ateneo Blasco Ibáñez y pertenece a la colección “Algo que decir” volumen XI. 

El día 19 de Enero de 2012 publicó un poema de catorce páginas llamado: “Anaranjado de metilo” en la misma editorial y en un libro de 20 autores perteneciente a la misma colección (volumen XII) que fue presentado en el ámbito cultural del Corte Inglés de Valencia. 

En 2012 participó en la antología del Ateneo Blasco Ibáñez: “Latidos contra la violencia de género” con un texto ensayístico que denuncia la violación de los derechos humanos. 

Ganador del primer premio del III certamen literario del Ateneo Blasco Ibáñez en la sección de Narrativa con el relato: “El Árbol de la Ciencia del Bien y del Mal”. Ganador del tercer premio del I Certamen de poesía “Rima Jotabé” con la obra: “Las Ocho virtudes capitales” que ya ha sido publicado en un libro por la editorial Publiberia. Ganador del primer premio del II Certamen de poesía “Rima Jotabé” con la obra: “¿Acaso no es amor haber querido?”. Ganador de una mención honorífica en el certamen de la primavera 2013 de la asociación castellonense “Amigos de la Poesía” (ALCAP) por su poema “Noche” perteneciente al poemario inédito “Sinfonía alpina”. 

Tiene dos poemarios inéditos: “Diario de lo humano y lo divino” y “Cuaderno íntimo” y un libro de relatos inédito en coautoría con Juan Antonio López-Amor llamado: “Epilogonías”. 

Tiene un libro de haiku, senryu y tanka inédito titulado “La soledad encendida”, escrito a cuatro manos con Gregorio Muelas Bermúdez. 

Ha sido distinguido con el título de embajador de la Rima Jotabé por sus méritos obtenidos en su escritura así como por su divulgación.


La Voluntad De Dios

Debo leer a hurtadillas en el libro de tu cuerpo
toda la poesía vivificadora que la Vida me niega,
sorber del cáliz uterino las esencias prohibidas
masticar tus labios de pétalos carnosos y dormidos,
barnizar tus aureolas, profanar los surcos de tus pliegues,
y sentirme vivo y miserable al mismo tiempo
al degustar placeres que no merezco…
Debo atravesar el Infierno para alcanzar el Paraíso
debo atravesar el río a nado si quiero alcanzar la otra orilla
quiero gozar de libertad sin pagar su fianza,
quiero sentir el perdón indultando mi cuerpo
pero sin contriciones ni penitencias, sin arrepentimiento.
Quiero vulnerar los castigos y los precios
esos son impuestos a ignorantes de suma bajeza,
yo quiero privilegios y deleites de rey
y me trae sin cuidado que no los merezca.
Sólo si no existe un dios en el Cielo
sólo si es verdad que no hay Amor en el Mundo
podría comprenderlo todo,
¿y qué me regala la Vida? Éste absurdo sentimiento de culpa
el constante y estremecedor alarido
de la vergüenza en el parnaso de mi conciencia.
Si anhelo mi muerte debo vivir primero
si pretendo ostentar sabiduría debo padecer los fracasos,
si valoro la sonrisa es porque el llanto ha deformado mi cara,
estoy harto de esa ambivalencia jocosa entre el Sueño y la Vigilia
entre la Luz y la Oscuridad, de esa enseñanza revelada
que anuncia que el Bien y el Mal se complementan…
Quisiera cercenar de una vez esa voz interior
ese dictado ignominioso que escupe benevolencia,
porque esa culpa arraigada y lacerante
es el último velo que me separa
de la gloria de los éxtasis divinos.
Y sólo creo ganar este desafío
cuando beso la curva de tu seno turgente,
cuando tu cuerpo al que ansío
sobre el mío retumba en un pálpito de voracidad urgente,
cuando mi lengua te socava y mi pasión te adolece
de una forma febril y casi sobrehumana,
es sólo entonces cuando esquivo el impuesto
y devoro el premio sin el tributo que lo grava.
Lloro cuando hacemos el amor y sé que no me amas
porque con desmesura siento lo que cualquier enamorado
y me brindas la posibilidad de quererte aunque no lo haga
sintiendo la vulnerabilidad del que se cree amado.
Y sin embargo creo que no te quiero porque puedo llegar a quererte
y si no existiese esa posibilidad te amaría para siempre,
porque obtengo la poesía que necesito a través de tu cuerpo
cuando me permites tenerte,
y es entonces cuando advierto que la vida
debe todo su valor a la muerte,
cuando creo que tu muerte sería mi muerte y entretanto
permanecemos obstinados en esta latitud perversa
donde el fuego se enfrenta a la carne
donde la Locura al Alma majestuosamente secuestra
y fingimos amarnos devorándonos mutuamente.

Del poemario “Diario de lo humano y lo divino”.



METAXEANDO
(Soneto)

Sobre el lecho do este poema escribo
Ayer besaba tus pechos amados,
Estampas de limbos policromados
Bella sustancia en vena que hoy revivo.

Ayer me deleitaban tus suspiros
Aquí, sobre éste manto que me cubre,
Fuimos leño, pavesa y lumbre
Onda errante en un viento torbellino.

Ayer fue realidad, hoy recuerdo
La lírica candor de tu episodio,
Trágica metástasis de tu cuerpo

Convertida en mi poema-testimonio,
Doloroso temblor, brutal, siniestro
Como ancestro que inspira a los demonios.




NOSOTROS, LOS DORMIDOS 

Nosotros, los dormidos;
los que decimos que estamos despiertos
los que a cualquiera llamamos amigos,
los que no sabemos si estamos en lo cierto
y vistiéndonos de vanidad
nos desvestimos.
Nosotros, los dormidos;
que alardeamos de una vida interesante
y somos la función andante
de nosotros mismos,
una comedia llena de fatalidad
el pasto de los vicios y mentiras,
el muérdago que anida en el portal
de la celestina ruina...
Nosotros, los dormidos;
somos pastores de rebaños muertos
capitanes de hundidos navíos,
mecenas de gloria en mármol
y atardeceres consumidos…




NO PERMITAS

…No permitas a mi corazón ambicioso
llenarse de tu amor proscrito,
por más que te pida y suplique
por más que me veas en dolor monstruoso,
o jamás tendrá sentido lo que he escrito.

No permitas el ocaso de la aurora
sin palabra de consuelo a quien te ame,
entrega rama de laurel a quien te adora
a quien extrañe disfrutarte a todas horas
no hagas caso a lo que diga nadie.

No permitas el azul del prado en mis infiernos
ni intentes apagar sus vivas llamas,
yo merezco arder entre los leños
llorando la muerte de cada sueño
ya esculpí mi letra en las mastabas.

No permitas un dolor sin su caricia
una herida sin su beso
un lamento sin sonrisa,
y destierra de tu corazón esa avaricia
sólo somos hueso y fugitiva brisa.

No permitas el álgebra de mi fracaso
interrumpe sus mil ecuaciones,
pues si llegara al final y fuera el caso
sentirías amor por mí
y yo amaría sin contemplaciones.

Permite el divino canto del ruiseñor
el hermoso abrazo de los amantes
la tupida flora y su bella eclosión,
permite a todo aquello que enamora
amapolas, ángeles…sin excepción.

No permitas el silencio a quien pueda rugir
ni a la cobardía acechar a los valientes,
no permitas que haga aquello para lo que nací
yo no sé amar sin sufrir
ni vivir sin hacer frente.

Quiero la rosa en mis manos
de tu gracia inmaculada,
esa que convierte a eruditos en profanos
quiero dejar de combatir y por fin mis palabras
regalarte en versos como ramos.

No permitas a mis lágrimas la alteza
de tener a tus ojos por motivo,
si algún día me derrumbo que sea por flaqueza
no quiero perder la entereza
ni por amor ni su néctar baldío.

No permitas que odie de mí lo más hermoso
aquello que nos hermana
mi sentimiento, mi alegría,
quiero ser el núcleo por el que gira tu energía
rama de árbol que te enrosca presuroso.

No permitas nunca que te quiera
pues tal vez muera
al terminar mi cometido,
yo soy invierno, tú la primavera
seguiré amándote desde el olvido.




BELLOS TUS OJOS DETRÁS DE LA MESA
(Soneto)

Bellos tus ojos detrás de la mesa
me contaban entre suspiro y lágrima,
todo aquello que te duele y te pesa
y quise devorar tus negras páginas.

Quise hacerte olvidar el duro infierno
con palabras de calma y de sosiego,
quería colmarte de amor eterno
plantar mil primaveras en tu invierno.

Tu relato conmovió mi pecho
y mi mano te escribió poesías,
llenar de bellas rosas a tu lecho

humildemente amor yo pretendía,
cruzamos presurosos el estrecho
y nuestras almas se reconocían.




El día muere, hermosa
y en cegador contraluz
mi alma persigue a tu silueta,
y me sonroja el valor de mis ojos
que te desnudan…
y si tu alma cesara de reír
porque es bella,
escucharía el llanto de la mía
pidiendo un beso.

El día muere, hermosa
y a tu pletórico esplendor
quisiera mío,
pues se incentiva en mi alcoba
el albedrío de tenerte,
música nueva,
engárzame con tu discurso
de amor erial,
pretende en mí
la sensación de amarnos
porque…
el día muere, hermosa
y aún no te tengo entre mis brazos.




El nacimiento de la Música,de Heberto de Sysmo

POR DAVID ACEBES 

[Advertencia del autor: La reseña que leerán a continuación es una reseña especial. Que yo sepa, no es la primera reseña escrita por un poeta (léase, un servidor) sobre la plaquette de poemas de otro poeta (léase, un amigo). Lo que la hace especial es que tal circunstancia se hace constar de forma expresa y por adelantado. Decía Borges: «Que otros se jacten de los libros que les ha sido dado escribir, que yo me jactaré de los que me ha sido dado leer». Pues digo yo: «Que otros se jacten de los libros que han escrito, que yo me jactaré de los que han escrito mis amigos»].

Empecemos…

«Y dijo Jehová: He aquí que el hombre es como uno de nosotros, sabiendo el bien y el mal; ahora, pues, que no alargue su mano, y tome también del árbol de la vida, y coma, y viva para siempre.»
Génesis 3, 22

Para escribir esta reseña, prometo haber leído, previamente, los 64 prólogos que Jorge Luis Borges incluye en su Biblioteca personal, las 157 Lecturas no obligatorias de Wislawa Szymborska, premio Nóbel de Literatura en 1996, y las 82 críticas literarias que la poeta y erudita mexicana, Carmina Davis, publicó en su libro póstumo Leer o no leer: esa es la cuestión. Todo ello para reseñar, en menos de 1.000 palabras, 12 silvas y un soneto colofón que, a la postre, conforman la totalidad de El nacimiento de la Música, breve pero intenso poemario, que el poeta valenciano José Antonio Olmedo López-Amor, alias «Heberto de Sysmo», presenta en el Volumen XXI de la Colección Algo que decir, Ediciones Ateneo Blasco Ibáñez.

[Inciso pitagórico: Sucede que esta plaquette se compone de 322 versos, cifra de vital importancia para los Skull&Bones, sociedad secreta a la que pertenece, entre otros, George Bush Jr., y de la que, según modernas teorías de la conspiración, podría estar detrás de las «Piedras de Georgia», cuya novena regla en español propugna la “búsqueda de la (h)armonía con el infinito”. Lo curioso del caso es que estas piedras fueron erigidas el día 22 de marzo de 1980, esto es, mes 3, día 22, números que, como vemos, coinciden con los versículos de la cita bíblica que antecede mi reseña. Por tanto, no resulta descabellado argumentar que el nacimiento de la música tuvo lugar en ese preciso instante, cuando el hombre, desoyendo la conminación de Dios, alargó su mano y probó del fruto del árbol de la vida.]

Piedras de Georgia

Sigamos…

A mi entender, El nacimiento de la Música no tiene argumento. Parece que lo tiene, pero no lo tiene. Durante su odisea, Aban, el protagonista, viaja hacia un no-lugar. En manida metáfora, podríamos afirmar que Aban viaja hacia ninguna parte, reflexionando en cada uno de sus cantos acerca del alma humana y de las relaciones del Hombre [ese ser en mayúsculas] con dios [ese ser en minúsculas]. No es, como quiso Nietzsche, que «dios haya muerto». Lo que ocurre es que dios, como en una de esas clásicas miniaturas bizantinas, se ha vuelto diminuto. Oigamos al propio autor:



«El gran guerrero desencadenado,
al que nada ni nadie detendría,
atravesó los páramos oscuros,
en busca de la reliquia sonora,
en busca del color, que en lo sagrado
corusca levemente y diviniza.»



Hay quien dirá [la expresión es una libertad, no una certeza] que este viaje homérico podría hacer las veces de hilo argumental, pero, valga la redundancia, dicho argumento es del todo incierto, pues, en la pluma volátil de este joven y prometedor poeta, tal trayecto vital no es más que una excusa, un mero subterfugio para disertar acerca de aquellos temas que realmente le preocupan; el tiempo, la muerte o el silencio mismo.

[Enarratio poetarum: Esta opinión es compartida por la profesora Carmina Davis, quien en su artículo Profecía del adiós o el augurio de una bienvenida, dejó escrito que “toda la poesía de Heberto de Sysmo es una poesía decididamente original y valiente, pues trata de un tema, el Hombre y la Muerte, al que pocos poetas actuales se acercan o pueden acercarse.]

Un apunte final…

Los que hemos tenido la suerte de leer El nacimiento de la Música, hemos comprobado in situ que su autor se posiciona a favor de la reciente y novedosa teoría de las «esferas de valor».

Esta teoría declara que en nuestro interior se producen vibraciones imperceptibles que equilibran ciertos vectores de nuestro cuerpo, logrando que alcancemos lo que los Pitagóricos llamaron «Armonía». Por tal motivo, cuando vemos una obra de arte, cuando contemplamos una determinada creación artística, estos vectores se acoplan en nuestro cerebro, permitiendo que salte la «chispa» de la armonía. Esa misma chispa se produce, según Heberto De Sysmo, a un nivel etéreo. Los cuerpos celestes vibran en el espacio, chocando entre sí y dando origen a la armonía del Universo, al nacimiento de la Música, a la creación de ondas que, como músicas no escuchadas, componen lo que este joven poeta se ha atrevido a denominar «sinfonías de la naturaleza»… Ya lo dijo el gran orador Demóstenes:



en qué te has transformado, poeta,
sino en el silencio consumido,
en la música no escuchada,
en el grito de la última boca
agazapada, como un fauno,
entre el caos del universo…

Título: El nacimiento de la Música
Autor: Heberto de Sysmo
Género: Poesía
Editorial: Ateneo Blasco Ibáñez





"El testamento de la rosa"

Por Sonia Aldama 


Dice la biografía de José Antonio Olmedo López- Amor (Valencia, 1977), que es poeta, crítico literario, ensayista, pintor y, además, Técnico de Imágen y Sonido. Se diría entonces que Olmedo es un artista de la palabra y de la luz del que hoy escribimos para celebrar su segundo libro de poesía:  El testamento de la rosa (junio, 2014).

Firma el prólogo el poeta valenciano Blas Muñoz Pizarro que habla de la imperfección, la transformación y la revelación, tres partes que son las mismas que dividen el libro, una estructura que nos acerca a ése descubrimiento al que el autor necesita llegar, en el que también aterrizamos los lectores. El seudónimo del poeta, Heberto de Sysmo, y el título del libro son evocadores, como los versos: nos lleva a otros lugares, a otro sitio, a lo clásico, a una tradición no exenta de proeza contemporánea.

En El testamento de la rosa, López- Amor se arma de fuerza para desatar y deshacer el dolor del duelo, ahuyentar a la muerte y recuperar a través de los versos, ya para siempre la rosa: imagen que maneja a lo largo del poemario, que nos traslada una sincera declaración de amor a la madre mujer, a la mujer madre, a la vida, entonces.

"Perdona que no haya sabido lo bastante
como para quererte tanto".

Cuenta el poeta en uno de los versos dedicados a esa Rosa, versos encadenados que conforman un libro como una carta de despedida, o la certeza del amor que no muere si evitamos su ausencia a través de las palabras: la pulsión entre la vida y la muerte, uno de los grandes temas de la literatura que el poeta aborda con maestría.

Si observamos la retaguardia de la poética del autor, comprobamos la rigurosidad con la que Olmedo trabaja, que es una de las claves para estudiar su manera de componer: sentimos la pasión con la que mancha de tinta el papel y lo envuelve de lirismo. Olmedo eleva las palabras y deja que caigan con la suavidad lúcida de la buena poesía.

Terminamos con una muestra de la destreza poética del escritor, que, además, ha dado como resultado que Testamento de una rosa sea finalista este año del VI Certamen de Poesía Poeta Juan Calderón Matador.



A LA ESPERANZA

A Elena Torres

Tú eres, de mis recuerdos, el más limpio
holografía de una primavera,
un estero cubierto por magnolias
tapiz de cientos de árboles quemados.
Un color confinado a una gran celda,
la promesa de amor en el infierno,
el frasco que contiene las esencias
que disuelven las nubes de la duda.
Un sol entre las sombras protestando,
el abrazo de luz que reconforta
a cualquiera que vuelva de lo oscuro,
la huella que demuestra que aún no ha muerto
aquello por lo que mi vida diera.
El motivo por el que me levanto
cada día a esperar promesas rotas
el sueño inacabado que yo acuno
y protejo, llorando a la inocencia.











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