Quantcast
Viewing all articles
Browse latest Browse all 7276

DANIELA MARTÍN HIDALGO [12.498]

Esta foto es de Juan Marqués y está realizada en la Residencia de Estudiantes





Daniela Martín Hidalgo

Daniela Martín Hidalgo (n. Lanzarote, 1980) es una escritora española en lengua castellana.

Licenciada en Filología Hispánica por la Universidad Complutense de Madrid. Entre 2007 y 2009, disfrutó de una beca de creación del Ayuntamiento de Madrid en la Residencia de Estudiantes. En la actualidad reside en los Países Bajos, donde trabaja como profesora de español.

Publicaciones

Poesía

Desolación. Destierro (Litoral Elguinaguaria, 1997)
Memorial para una casa (La Palma, 2003).
La ciudad circular (Litorial Elguinaguaria, 2003).

Prosa

Ludmilla (Caja General de Ahorros de Canarias, 2003).
En el jardín botánico (Interseptem, 2005).





Última contemplación del mar

Bajo la incisión de las estrellas
una hoguera extendida que se apaga,
este mar apretado de la noche
en el agua constante.

Si cuando una manta de tiempo pase
mirarán otros como estoy mirando.


(Este poema pertenece a la serie Cosas venidas del mar, con la que Daniela Martín Hidalgo ganó el primer premio de la edición de 2oo6 del Certamen de Jóvenes Creadores del Ayuntamiento de Madrid). 





Desolación y destierro

Soy un minuto interrupto sin ternura
una oquedad de paredes encerradas
siento que todo me baña y no lo entiendo

Dependo de las mordeduras de serpientes
de los rechazos y la luna
de mis mentiras perdidas en el barro

Tiembla el suelo...
(habrá un alma escuchando,
un alguien estrangulado desde la multitud de mis estantes.)

Apuro en mi paño el tiempo terminado,
bebo escalofríos y pervierto mis razones tengo el frío que mancha el alma de las cosas





Lugar sin tiempo

La casa muerta:
un reloj de arena mudo,
en espera del tiempo
cristal vacío.

El mismo segundo inagotable
siempre retomado.

Principios posibles, 
vetas imaginadas.
Sin pasos.

Sólo entonces el comienzo:
un gesto curvo,
el círculo casual de unas llaves
tanteando el hierro.
La firmeza furiosa en un brazo de luz
hiriendo.

(De Memorial para una casa, 2003)







Retrato

Mi hermana Elena

Envejecerá tu vida.
Vendrás a la vejez que imaginabas,
al rostro que espera
tras el espejo.
Te ceñirás la máscara del hueso.

Como no es posible adivinarte:
dando a la tierra el cuerpo sostenido, 
paciente y sentada,
ya serena en su músculo la risa.
Serás sedimento,
la carne rebañada en arañazos.

Y sin embargo allí la mirada,
igual intacta siempre,
salvada,
pálpito constante amado
esperando volver a ser reconocido.

(De Memorial para una casa, 2003) 






Beethoven o La frustración

Mentre che’ l vento, come fa, ci tace. 
(Inferno, Canto V)

Vibran igual los cristales al ruido
o la música; quisieran ser ciegos.
Lloran niños, alguien grita mi nombre.
Vibran los cristales: sólo en la lengua 
será posible oír la vibración.
Con odio calla para mí la música.

Giran los aplausos como bandadas
de pájaros densos pero invisibles.
En mi interior cada golpe de sangre
estalla sordo para enloquecerme.
Y grito, pero es sólo una garganta
que se desagarra, no guarda aire dentro.

Sueño sonidos de la ciudad, golpes,
pasos que me despiertan avanzando.
Hay otras veces también una música
que oigo y que lejanamente recuerdo
y que para poder dormir escribo.

(De La ciudad circular, 2003)






Últimas visitas al museo

A veces
no puedo levantarme, dices

despertadores, el cuerpo una
boya vacía.
A veces no logro confiar
en las palabras,
líquida la realidad, espesa
su baba,
este modo de decir
que está cansado.

Creí que la vida
acabaría por ilusionarme.

Pero se acaba el verano, hay días
en que repto incapaz
como un animal de erguirme.
Hoy me despertó el teléfono, entré
en el herbolario:
después de todo, los invernaderos
por dentro iluminados, el mecanismo
de ciertos interruptores, la sed.
Deberíamos visitar ya sólo
las obras del pasado.

Pero se acaba el verano,
la luz en los días se agota:
nos desangramos de esta lenta
enfermedad del bienestar.
Quedan cuencos,
sólo representaciones vacías.

Sin tensión,
pronuncio este idioma
que nada significa, la comida
cae cicatrizándose
hacia el final de la garganta.







Penélope
(Epigramas para una la espera)





Te espero. Pertenezco
desde siempre al tiempo que es esta
espera.





(Minotauro)

Se oyen los pasos en el laberinto.
Es un temblor que inclina la vergüenza
de carnes desgarradas.
Se han cumplido nueve años:
es tiempo de tributos.
Voces siete otras siete
midiendo la ilusión de los pasillos
que a veces dan retorno.
Está caliente el vértice del hueco
en que el monstruo se ha apoyado
a esperar.






Me he detenido en mitad de una
espera.
Soy circular o eterna.
Siempre la misma ráfaga de viento,
siempre el golpear después de una puerta,
la cáscara del óxido en los goznes.
No existe la llegada: habré poblado
las vísceras secas de una clepsidra.







CESARE PAVESE

Cree llegas, con torpeza,
Cree en ese olor dulce que
sólo es aire.
No sabe que el sol derritió la
cera
y en el mar de los cantos
nacen piedras.
No sabe que Calipso hoy va a
tenerte.





Entra lana el ilota,
trae confuso un olor que nunca es
suyo.
Oscurezco la habitación.
Amarrada a sus piernas ya comprendo:
tampoco él guarda sabores cercados.
Mi brazo lo aparta para llorar.












Viewing all articles
Browse latest Browse all 7276

Trending Articles


MARÍA OLIMPIA DE OBALDÍA [9233]


JUAN ANTONIO CAVESTANY [14.478]


Un Pombero anti-robos


Goku tamaño real


ALFREDO HERRERA FLORES [17.044] Poeta de Perú



<script src="https://jsc.adskeeper.com/r/s/rssing.com.1596347.js" async> </script>