
Mario Alejandro Sepúlveda (Chile)
El jurado de los Juegos Literarios Gabriela Mistral 2010 otorgó el primer premio al poemario titulado “Norte Grande”, cuyo autor es el poeta chileno Mario Alejandro Sepúlveda Salas.
LOS ELEGIDOS DEL SOL
Éramos los elegidos del sol
Y no nos dimos cuenta
Fuimos los elegidos de la más alta estrella
Y no supimos responder a su regalo
(V Huidobro)
El día que Borges murió
Bajaba la cuesta El Melón y me dio por acelerar
Caía por rápidos cuyo torrente era simplemente la vida
Y la espuma la sal que nos faltó para hundirse dos veces
En la orilla y nadar lo suficiente para vivir
En las mismas aguas
Y nuestros caminos serían como las ramas
De una parra seca en invierno
Y jamás nos veríamos
En la esquina de verdad
Que no es más que el ángulo perfecto
De la calle
Pero estaba como cualquiera
En la carretera
En la recta quemaba bencina
Y los hp y rpm del motor
No eran sino la admisión y escape
Del aire
Y el abrir y cerrar de válvulas
Como respirar
Inhalando en tanto luz y sombra
El cubismo y la sangre azul de toros
Descompuestos en círculos
De verdad iluminados por la marea
Y la rueda de la fortuna y el tiro al blanco
En pistas de arenas movedizas y cumbias
A la izquierda el mar y una nave encallada más abajo
Recuerdo sí que pensé o algo a lo menos del sur
Y creo o creí que la poesía era para maricones
Que el sur era frío y las carreteras un espejo de agua
La línea férrea una cadena doble para hundirse
El paisaje arriba de camiones y con la mano en alto
Me lleva por favor voy al sur
Sabiduría de sureño: vuelve a casa y córtate el pelo
Pero a Borges se lo aborrecía en el sur y centro
Ciego buena onda pensé
O creí
Miré el mar la línea continua del camino la cordillera
Apagué la radio entonces y escuché mi voz
Gritaba y encendí Pink Floyd y ya estaba ebrio
Viejo cabrón
Neruda mirando el mar nuevamente huyó del sur me dije
Borges no sabía los extremos de la vida concluí en una bencinera
Si Shell o Esso carece de importancia con el tiempo
Y ya en la puesta del sol
Me arrepentí
Y me dije
Neruda me importa obra vida y muerte un carajo
A ese tiempo más la partida el deceso de Borges
La puesta de sol
Ya estaba lejos
Pero a medio camino del Norte Chico o
Todo cuanto un hombre necesita para ser feliz
Y así las canciones rancheras de mi novia
Fue mi obra y revolución
En rodeos fondas y quintas de recreo
Ni los periódicos leeríamos:
Estábamos en el Norte y talento para pagar
Drogas y otra cantante
Y guitarristas hasta el amanecer
A menudo recordaba la luz de mi casa
Y a mi esposa dormida
Soñaba que olvidaba su rostro
Y que en la pisadera del tren nocturno la luna brillaba
En cada estación del sur
Y que al amanecer estaría lejos
Y que el sol era la luna
Pero desperté en los lagos del sur
Y sin ganas al fondo del mar
Me miré al espejo
Sin decir palabra caminé a la cama
Y dormí los años suficientes
Para de una buena vez irme al Norte
A la salida de Santiago no pensé nada
Sino tomar la carretera panamericana
Y en la ruta 5 Norte supe que la lluvia
Sería parte del pasado y que los trastornos de personalidad
Y la megalomanía y el narcisismo severo
Al kilómetro 100
Sería un espalda mojada y que el río grande
Había cruzado
Y que mi destino no era hablar ingles
Y que el desierto de Arizona o vaya a saber uno
No eran los cactus ni principio alguno
De una idea y el baldío de coyotes
En absoluto una metáfora
Ni siquiera el Norte Grande
Porque para delirios no estaba
Había dejado la etapa presocrática
El ser en cuanto ser
Y asistir a recitales de poetas chilenos
Mayores y menores inéditos o con medallas
Polacos incluso
Vivir la ocupación no era novedad
Había perdido toda esperanza en la liberación
Por cierto este barrizal no era París
Pero se hablaba por entonces de la democracia
Como del desembarco de Normandía
Y para entonces el Canto General
Era una pared y el océano pacífico
La versión oculta de las alturas
Borges como se sabe había muerto
Y pensé que los celtas o beduinos
Y las mil noches eran como mis sueños
Pero hermosos
Porque cuando se pierde el norte ahí me dije
Nada importa la revolución y la dialéctica que acompaña
Y también me dije o imagino
No hay persona que ambicione ser estatua
U obras completas
O tomar el megáfono en serio
Pero estaba por fin en el camino correcto
Chile es una autopista
Oh vanidad de vanidades
EPOPEYA DE LAS NACIONES DE SUR A NORTE
Pero no escribí
Y estoy vivo y de los perseverantes es el oficio
Que duda cabe
Si el verso con ambición brilla
Pero no escribí
De océanos que se fugan por los ojos
Y cordilleras que se hunden en portaviones
Y es que el verso que no da brillo mata
Ciertamente no dije
A la fecha el creacionismo y los aeroplanos
La antipoesía y la Posada de don Lucho Contardo
No contaban con luz eléctrica
Pero tradición oral y ollas tiznadas
Tortillas al rescoldo
Corderos degollados
Y otras artesanías
Rolling Stone orbitaba alrededor del fuego
Como el cometa Halley que a simple vista
Perdí para siempre
En tanto
Al desvío de la ruta
En el cruce de Shell y Esso
Y por senderos de espinas polvorientas
Es que llegué a tomar una cerveza
Y bebí tres días y tres noches
Otra vez me dije
Pierdo los estribos en esta comarca
Y que importa si de la gloria al ridículo
No hay más que un paso
El Norte puede ser Liberia
Y qué decir del Grande
Y de los salares
Pero como la película decía
Todo cuanto un hombre necesita está al sur de California
Y más abajo del ecuador bailé el limbo
Y otras actuaciones
Que prefiero olvidar
No importaba
En tanto uno dice lo que no dice
Y bebí para dormir
Y pagué la cuenta
Pero bebí
Al desayuno y al almuerzo
En la procesión de la Patrona
Y bebí pero no dormí
Y sin que nadie me llevara a la cama
Me acosté junto a la vieja del pueblo
Para entonces daba lástima
Y se me dijo algo así como hijo vuelva a casa
Y bebí con afán y pensé estoy seguro
En este caserío
No llueve y no lloverá por los próximos veinte años
Y fue la fama y prestigio del Norte Chico
El cuero de las botas tejanas
Y canciones mejicanas que lloro
En el centro del país y a la sombra del poniente
Que me dije no hay futuro
Sin Norte
Mario Alejandro Sepúlveda
Las vainas de Lagos
Desde el desierto de Atacama, el poeta Mario Alejandro Sepúlveda (Premio Municipal de Poesía 2010), dejó dos poemas en recuerdo de Jorje Lagos. “En la agonía de Jorje escribí un poema que a él le causó agrado, el segundo “los poetas inmortales”, lo escribí anoche en el instante que JALN salía en busca de los dioses, si los encontró o siquiera pensó alguna vez en hallarlos , no lo sabremos. Jamás escuché a Lagos esa búsqueda, al decir de él son otras vainas”, señala.
No encuentro las imágenes que nos reflejan en Pisagua, quizás el misterio no sea sino la pérdida de esas imágenes como metáfora de la desaparición de Jorje, indicó, al dejarnos estos dos poemas.
PRIMERA VAINA
(al decir de Lagos)
He visto la costa del hemisferio sur en el espejo retrovisor de un coche sueco
bosques y praderas y piedras emerger como alces de un rio de nieve
Persisten emergiendo como un automóvil alces y renos en un desierto de sal
Será eso posible poeta Lagos Nilsson?
Al parecer, poeta, estás muriendo dice el coro
Espejuelos refractados por el sol implacable
Destellan oropeles, el famoso oro de los necios
Se muere una vez o se debe consignar en los obituarios se ha muerto en reiteradas ocasiones el poeta Lagos Nilsson
O quizás no cesa de morir el poeta Lagos Nilsson
O bien ha dejado de morir el poeta Lagos Nilsson
En lugar de otro ha vivido y escrito el poeta Lagos Nilsson
Nadie muere dos veces en el mismo río
LOS POETAS INMORTALES
A Jorje Lagos Nilsson
Dónde están los perros de caza, la sangre que congregó animales sedientos del color.
Aúllan más allá
Dónde está el final del camino, más cerca del principio o en el lecho del enfermo
Aúllan más allá
Dónde se esconde el secreto del bien y el mal en la tumba de San Juan en Lisboa o en yacimiento de un poeta moribundo
Es un paisaje del desierto de atacama una cama con un poeta dormido la muerte
Aúllan más allá
El secreto de las flores muertas y la luz nocturna
Aúllan más allá
Emergen vapores de la corteza terrestre, espejismos de lo real en los desiertos calcinados o simplemente es así
Vaya estupidez la Fata Morgana, hay quienes ven un manantial de sabiduría
brotando como cactús en el pavimento de autopistas y un camino en un sendero de arena, acantílados, rompientes espumosas
O Shangai erigirse con su mercado de cuentas
Es eso la muerte, acaso?
Aúllan más allá
Escucha oraciones por salvación del alma el poeta muerto?
Ha muerto el poeta?
Aúllan más allá
Los perros aúllan, por qué aúllan los perros si por luna grande o por aplausos de Lisboa
Qué saben de fado los animales y las plantas
Se acaba el sol, vaya estupidéz
Comienza la noche y luego viene el día, inmensa imbecilidad
El poeta chileno Mario Alejandro Sepúlveda Salas, quien la conjuga con una capacidad evidente para transmitir al lector las vicisitudes que afronta la sensibilidad ante la hostilidad y el desafío de la vida en una geografía que, no por ardua, deja de evidenciar el hechizo que emana de su condición: es uno de los sitios más singulares del planeta, ciertamente único, tanto por su clima como por las características de aquellos que se animan a aceptar su desafío y aun amar el paisaje que los rodea.
Ese norte mineral que tan magníficamente ha retratado el colosal Pablo Neruda, encuentra nuevos epígonos en poetas como Mario Alejandro Sepúlveda Salas, que dan cuenta de la grandeza y las miserias de un entorno cuyas particularidades enfrentan al hombre que lo habita con su condición más honda, sin concesiones al sentimentalismo ni a las metafísicas mal buscadas.
Como el norte chileno, la poesía de Mario Alejandro Sepúlveda Salas, en su interesantísimo “Norte Grande”, es seca y concentrada, reducida hasta la raíz misma de la palabra, como la quintaesencia de la expresión, gota a gota destilada hasta darnos a sus lectores la imagen misma de esas latitudes. Lo humano, en la poesía de Mario Alejandro Sepúlveda Salas, es todo apretarse en torno a las intemperies, las frugalidades, la paciencia de la esencia misma de la vida que pugna por seguir siendo.
Así, el poeta da cuenta de la presencia de la sensibilidad en escenarios hoscos y bravos, que concentran la atención de la lectura de sus versos en el hilo conductor de “Norte Grande”: el triunfo final de la condición humana sobre sus contradicciones, sus conflictos y sus dramas, tanto subjetivos como objetivos, como evidencia en versos que citaremos ahora:
“Grande ambición como la vastedad de Atacama
y el agua que faltó al hombre que por aquí pasa.”
“Qué será de nosotros mi vida qué será la vela encendida de nuestro aniversario
o el nacimiento de los hijos soñados o el cirio encendido de nuestro fin”
“La única certeza es que mañana será otro día
Día a día subo las escaleras
de la losa fría del hospital
y pienso:
mañana será otro día”
“Norte Grande” es un poemario que ratifica cómo, en ocasiones como ésta, los premios literarios hacen justicia a la mejor calidad de los géneros literarios.