Franco Ibáñez Zumel
Nace en la ciudad de Temuco, Chile en 1960 viviendo su infancia temprana en pueblos del sur del mundo tales como, Cherquenco, Cunco y Vilkún.
Estudia en el Departamento de lenguas y literatura de la Universidad de la Frontera, UFRO, en la década del 80 desde donde comienza su periodo de publicaciones con “Los amores de beretta”, “Sobrevidas”, “Rojo, negro y adiós a las armas” y “Vía férrea” entre otras publicaciones.
Autor descollante de la generación del 87 junto a los integrantes de la “Cofradía” constituida por Luis Riffo, Hurón Magma, Víctor Hugo Díaz, Marta Manríquez y Miguel Ángel Manosalva, Tadeo Luna, Isaías Carrillo y otros poetas de la década del 80 en Chile.
Su estilo deviene desde una oposición política dura a la dictadura Chilena a comienzos de los 80 como militante inclusive, hasta un cuestionamiento esencial a lo que él denomina “el sistema rizopanóptico” postcapitalista, en donde ubica al ciudadano y habitante de un espacio en una tríada compuesta por ovejas y zombies por una parte, “el poder” por otra, y “el vigía” que se contrapone a ambos.
Su poesía ácida, crítica, post-política y pesimista, también suele ser una poesía delicada, críptica y llena de pistas cuando está orientada a la temática del “amor en estado de emergencia”.
Sorprende por su genialidad, y eso lo separa del resto de sus compañeros de generación, pues para él la poesía es un lenguaje de desprogramación y no algo recreativo
(DE LA LOCA DE LA NOCHE)
Somos inventos
a otro nivel pero inventos al fin y al cabo
por alguna razón nos dejaron caer aquí
en este sitio eriazo
lleno de ratones y garrapatas bípedas
Por alguna razón debimos beber el vino
de la existencia
y caer en la inconsciencia de los objetos
hasta confundirnos con ellos
No somos ni hemos sido humanos
y los humanos jamás han sido ángeles
Debemos esperar la noche para sobrevivir
curiosamente
nosotros que jamás conocimos la oscuridad de la carne
hoy debemos luchar por defenderla
Este abismo no puede y no debe ser tan eterno
ATARDECER EN MOGADISCIO
Faizah camina por el sendero
con tinaja de leche sobre su cabeza
y allí piensa en las cosas prosaicas de toda índole
que pasan por su cerebro
mientras cae la tarde sobre las dunas ardientes
Faizah escucha música
Faizah tiene su propia música
Un tema de Miriam Makeba suena en la radio
con la pegajosa y tardía flojera de una tarde de septiembre
-Septiembre de 1973 mes y hora locales-
Todos sabemos lo que pasa de noche en ciertas casas
en los suburbios oscuros
Hay títeres desarticulados y sangrantes
que danzan para señores
que hacen preguntas con gafas oscuras
en los subterráneos de esta mierda de ciudad
Hay caballeros con trajes oscuros
que esperan respuestas
Mientras Miriam Makeba canta el pata pata
pero no en el festival de Viña
Faizah mira el horizonte
e imagina que nada es peor que su propia vida
en esa tierra árida y de nadie
Nosotros sabemos que nada es peor
que esperar la muerte inmóviles
como títeres sin cabezas
SAN FRANCISCO 0918
Curiosamente olvidé quién eres
Aunque mis palabras aun llevan tu perfume
Esas mismas que te buscan cada tarde
en las calles adyacentes que la ciudad maldita
un día abrió de par en par para engullirme con desparpajo
En sus heladas tardes y tras esas mismas ventanas
me hiciste desaparecer
Frente a esa misma casa antigua que desaparecía
cuando la mirábamos el uno sin el otro
pero que como un fantasma personal y nuestro
estaba allí para nosotros cuando la buscábamos
tomados de las manos
Trastabillando emociones
Consumiendo nuestras vidas de fracaso en fracaso
Desechando corazones muertos y secos
Los mismos que envejecieron un día queriendo amar
Y que hoy nos leen en viejos diarios
las eternas viejas historias de siempre
Las que se tornaron amarillas esperando ser leídas
En ciudades en que todo era posible
Pero que jamás existieron
Donde hubo abrazos que hoy parecen un sueño
Un eco viejo y distante
Adolescente
En sepia
ENCUADRE URBANO
A tal nivel llegó el mapeo
que un día desperté hablando con el carnicero
El ropero
El nochero
Hablé con todos
a través de uno
y esos todos
tenían todos mis datos
Los de mi vida
Los de las vidas de mis amigos
Y los de las vidas de mis viejos amigos
Y los de las vidas de mis mejores amigos
Y los de las vidas de mis reales amigos
Y de un buen día recuerdo solamente que estaba solo
Que ya no había posibilidad alguna de escapatoria
NIETZSCHE
Anoche mutilaron a Nietzsche
Se dejaron caer a eso de las 09:00
cayeron las puertas
entraron por docenas
destruyeron todo buscando nada
-o buscando todo y encontrando nada-
Se lo llevaron entre siete
de las mechas
de las manos
de las garras
de los brazos y antebrazos
de la lengua y de los ojos
de los sueños y pesadillas que nunca tuvo
Si hubiese amado
del amor lo hubiesen arrastrado
No sé si habrán sabido que era diabético
-ahora que lo pienso eso es irrelevante-
Sus ojos aparecieron en los ríos
sus pelos desperdigados bajo los puentes
en los callejones oscuros de esta ciudad de mierda
Nada en su prostíbulo favorito -lo que es peor-
pues aquello lo condenará a vagar de por muerte
CANCIÓN ANTIGUA
La milenaria tribu nómade de los tayikovz
Ubicables casi siempre
En el desierto de Kizil kum
Tienen una antigua canción
Que cantan al caer el sol sobre las dunas
El amor es un juego peligroso
Demasiado peligroso
Demasiado peligroso para ser normal
El amor es un juego peligroso
Repiten los guerreros de toda guerra
Los soldados apoyados en sus arcabuces
Los “Semper fi” acariciando sus M-16
Y los “Spetnatz” que al atardecer
En las heladas tardes de la tundra
Limpian sus kalashnikov
En el desierto de Gobi o Rub Al Kali
En el mar
En un bar maloliente de Loncoche
En un bosque lejano
En un glaciar milenario
En los confines del mundo
En los desiertos floridos de Rigel
En el pie de Orión
En las puertas de Tanhausser
El amor es un juego peligroso
Demasiado peligroso para ser normal