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Channel: POETAS SIGLO XXI - ANTOLOGIA MUNDIAL + 20.000 POETAS: Editor: Fernando Sabido Sánchez #Poesía
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AÍDA FLORES ESCALANTE [8995]

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Aída Flores Escalante, escritora y editora, ha producido importantes libros de arte de El Salvador y de literatura infantil.

Ha publicado 3 libros de poemas: Los peces nacen en los árboles, Concierto de grillos y libélulas (haiku) y Canción de luna y silencio.

Es invitada continuamente a dictar charlas y conferencias sobre arte, literatura y sobre la condición de la mujer.

Título del libro:
Los peces nacen en los árboles, ha sido calificado por la crítica como una obra poética excepcional, con un lenguaje muy moderno, rico en imágenes y en metáforas de alta significación espiritual y humana.

La poeta incursiona en los grandes temas el mundo y la vida.

Cuanto amor y cuanto dolor encierran estos versos. Cuantos nombres. Cuantas fechas... señala el padre Jon Sobrino, s. j. prominente teólogo contemporáneo.




Lo que no debemos olvidar
  
IV 

14 de mayo de 1980. 
La luna roja, roja, 
como un clavel rojo, 
como una rosa roja. 
El río rojo, rojo, 
es un río de sangre. 
Llora un niño, una niña, 
una abuela, una muchacha. 
El miedo aúlla entre las hojas. 
El Sumpul corre, rojo, rojo.



12 de diciembre de 1981. 
El viento bate las puertas 
de las humildes casas solitarias. 
Hombres, mujeres, niños, niñas. 
Sombras ateridas. 
Unas brasas en un fogón. 
Los perros solitarios, aúllan, solos. 
Un gato se volvió loco. 


VIII 
  
Cayeron mil, diez mil, 
veinte mil... sesenta mil. 
De la izquierda y de la derecha. 
¿Perdón? ¿A quién? ¿A quiénes? 
¿Olvido? 
El corazón de las madres 
es un río de lágrimas. 


XIII 

La gente sigue buscando sus muertos. 
La madre que se fue mojada la espalda 
regresa cada dos años a buscar a la hija perdida. 
Sólo quiere saber donde quedó. 
Poner una cruz con su nombre, 
Una flor el Día de Difuntos, 
para que puedan las dos, dormir en paz. 


XIV 
  
Debemos recordar 
no por venganza. 
Y debemos curar la gran herida 
porque es lo saludable para el alma. 
  
Ellos, ellas, nos ven 
con ojos ciegos. 
Recordar, curar, reconciliar 
para saldar la deuda con la Historia, 
para cerrar los ojos de los muertos 
y para abrir los ojos de la vida. 
  





En busca de la luz

XIII 
  
Xipe Totec, 
traes contigo las lluvias. 
El tiempo sagrado 
de la siembra del maíz. 
  
Es mayo. 
Renuevas la vida en el árbol de jiote 
y en las figuras de papel de colores. 
Los ríos, lo pájaros y los niños 
cantan el canto de la vida. 
¡Qué hermoso es verte 
mi Señor Desollado 
coronado de frutas y de sol! 
Que hermoso es verte 
como rayo de luz 
fluyendo al corazón de los hombres, 
las mujeres y los niños 
de Cuscatlán. 
  


Título del libro: 
Canción de luna y silencio
  

VII 

El regalo
                                           A don Moisés 
  
Había pasado la noche 
cuidando el sueño de los demás. 
Le regalé un limón 
de dos que recogí 
de un arbolito callejero. 
  
Lo recibió con una gran sonrisa, 
lo colocó en la palma de su mano 
y lo acarició con ternura 
como acariciaría una flor 
o el pecho de la mujer amada. 


XXXII 

Las piedras 
son palabras congeladas 
de tiempo y de distancia. 
Las palabras 
son piedras estelares, 
estrellas suspendidas, 
gravitando 
entre el cielo y la ceniza. 


XXXVII 

Los que se van
  
Entrecruzado entre el jaguar y la espada 
el hilo de sangre pipil. La identidad esencial. 
Pero como antes y antes 
el pipil hecho de fuego y lágrimas 
abandona su tierra 
para realizar sus sueños. 
  
Y la mujer sola, amasada con barro y con ceniza 
con masa de maíz y olor de olla de frijoles, 
también se va. 
Desgarrada... sola... valiente. 
Cruza el río terrible, el desierto devorador, 
acosada y sedienta. Perseguida. 
Hambrienta, herida, 
cargada con su fardo de amor y de dolor. 
Logra llegar. Ahí la espera la soledad y el frío. 
Aquí, el olvido. 
Solamente se espera la remesa. 


XXXIX 
  
Saboreo tu piel 
como una fruta. 
Eres anona y cacao; 
pimienta y dulce de panela; 
caña de azúcar y mar. 
Tierra sobreviviente de terremotos, 
eres madre y madrastra. 
Agotada por tus hijos, reverdeces 
una vez y otra, y otra vez, 
como los almendros de río 
de las calles de San Salvador. 
   
  
XLI 

El canto del agua 
es el canto del tiempo. 
El canto del agua, 
los pinos y el viento. 
  
El tiempo 
es un canto de pájaros. 
Catedral de piedra 
hecha gota a gota 
de agua fluyendo. 




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