Image may be NSFW.
Clik here to view.
Clik here to view.

Pedro Sevylla de Juana
(Palencia, 1946), escritor español.
Pedro Sevylla de Juana nació en plena agricultura de secano, allá donde se juntan La Tierra de Campos y El Cerrato; en Valdepero, provincia de Palencia. La economía de los recursos a la espera de tiempos peores, ajustó su comportamiento. Con la intención de entender los misterios de la palabra escrita, aprendió a leer a los tres años. Para explicar sus razones, a los doce se inició en la escritura. Ha cumplido ya los sesenta y seis, y la nostalgia de lo que quiso ser le mueve a intentarlo de nuevo. Sin embargo, transita la etapa de mayor libertad y osadía; le obligan muy pocas responsabilidades y sujeta temores y esperanzas. Ha vivido en Palencia, Valladolid, Barcelona y Madrid; pasando temporadas en Ginebra, Estoril, Tánger, París y Ámsterdam. Publicitario, conferenciante, traductor, articulista, poeta, ensayista y narrador; ha publicado veintidós libros y colabora con diversas revistas de Europa y América, tanto en lengua española como portuguesa. Trabajos suyos integran seis antologías internacionales. Reside en El Escorial, dedicado por entero a sus pasiones más arraigadas: vivir, leer y escribir. www.sevylla.com
Obra
Narrativa
Los increíbles sucesos ocurridos en el Principado (1982).
Pedro Demonio y otros relatos (1990).
En defensa de Paulino (1999).
El dulce calvario de la señorita Salus (2001) 1ª edición
En torno a Valdepero (2003).
La musa de Picasso (2007).
Del elevado vuelo del halcón (2008)
La pasión de la señorita Salus (2010) 2ª edición
Pasión y muerte de la señorita Salus (2012) 3ª edición
Las mujeres del sacerdote (2012)
Poesía
El hombre en el camino (1978).
Relatos de Piel y de palabra (1979).
Poemas de ida y vuelta (1981).
Mil versos de amor a Aipa (1982).
Somera investigación sobre una enfermedad muy extendida (1988).
El hombre fue primero la soledad vino después (1989).
Madrid, 1985 (1989).
Aiñara (1993).
La deriva del hombre (2006).
Trayectoria y elipse (2011)
Elipse de los Tiempos (2012)
Ensayo
Ad memoriam (2007).
Ediciones colectivas[editar]
Premios de narraciones "Miguel Cabrera" (1997).
Premios "Relatos de la Mar" (1999).
Premios "Paradores" de Relatos (2002).
Antología de cuento breve. Salón del Libro Hispanoamericano. México (2009).
II Día internacional de la poesía en Segovia (2011)
Antología de Relatos Hispanoamericanos Latin Heritage Foundation (2011)
Poética
Si investigo las causas que me alejan de la soledad impulsándome a la acción, la belleza, entendida como equilibrio y armonía, ocupa un lugar primordial. A ella voy una y otra vez portando mi equipaje, reincidente de búsquedas pensadas o impensadas. Ya en ella, me quedo como en casa propia, refugio cálido o fresco según deseos y necesidades. Después apenas queda exploración, la belleza llena todo el yute de los sacos vacíos, toda la lona de los costales, los canastos hasta el asa, cestos, bolsos y bolsillos. ¡Hay tanta...! Adonde dirijas la mirada, está: soberbias montañas, valles pronunciados, llanuras extensas, flora y fauna de variedad prolífica, desiertos formados por suaves colinas ricas en matices de un solo color o líquidas profundidades adornadas de peces y escollos coralinos; vastas nocturnas luminarias separadas entre sí por miríadas de kilómetros vacíos y repletas gusaneras de minúsculos virus invisibles. Se la ve desperezarse en el rocío de las madrugadas o cerrar los párpados tras las espléndidas puestas de sol. Por si no bastara, la mano del hombre y su ingenio han construido, pieza a pieza, todo un laberinto de hermosura. Pinturas partícipes de la armonía copiada de la naturaleza, floridas de aportaciones personales que diferencian a las unas de las otras; esculturas que siguen los derroteros marcados por la imaginación, responsable del exuberante derroche de formas y volúmenes ganados al aire; edificios insolentes, algo más que habitáculos, idóneos para que el espíritu aspire a alcanzar la estética suprema del arco celeste, de los horizontes huidizos; composiciones de Johan Sebastián Bach y Louis Daniel Armstrong: desde el murmullo del agua en el arroyo hasta el bronco cañón de las tormentas. Y un engarce íntimo de las artes bellas, ajustadas hasta conseguir la máxima perfección que el ojo humano puede apreciar, el entusiasmo que agota la capacidad emocional de las personas. ¡Abunda tanto la belleza!; escarbas y aflora. Se descubre tierna, voluptuosa, niña que se va haciendo mujer y camina sin pausa, conquistando habitaciones, la casa en sus dimensiones verdaderas, desde el propileo abierto a brisas cálidas, hasta el elevado palomar de los arrullos afectivos; calles, caminos, recorriendo el mundo, impregnándole de su vaho sutil, perecedero, renovado. Dispongo en los ojos un lugar destinado a ella cuando viajo; así, quienes esperan mi llegada, reciben en el relato su correspondiente porción llena aún de frescura. Simetría, orden, simpatía de los contrarios o de los iguales, similitud, contraste; llamada repetida al sometimiento, a la huida, a la norma y a la constante rebelión. Hay belleza para rato; las células y los electrones se organizan una y otra vez en hermosos conjuntos sucesivos, siguiendo al albur la ley de probabilidades. La poesía adopta a la realidad, la amamanta, la acuna, la desnuda, y la hace suya, recreándola. La poesía es cangilón, es vasija, es vaso; y el poeta es arcaduz que entrega su mirada, su sospecha, sus sueños y quimeras, su saber y entender, su sentir, su deseo de amar. Poesía es belleza y equilibrio, es síntesis y es ritmo. Poesía es búsqueda. Poesía es progreso. Es donación, es aire, es acero, es espuma, es raíz, es vértigo.
El rapto de Europa
Al indignado,
anónimo o identificado.
Pude ser tu cómplice
en la cuadratura del círculo
y del triángulo
isós
celes.
Pude estar contigo
cuando rabia y osadía,
se unieron a tus escasas fuerzas
para enfrentarse al brutal
atropello dominante.
Europa raptada
por el Toro de la desproporción social:
despilfarro y hambre.
Debí estar
contigo
en defensa de la cosa pública
puesta entre paréntesis por la rapiña privada.
En una parte
lo común y, enfrente,
el individuo aislado nutriendo su egoísmo.
Belleza acorralada de las flores,
de la ternura y la solidaridad fraterna;
bajo un cielo de pólvora
sobre una canción protesta.
Pude ser tu cóm
plice
pero no supe calibrar
la ciclópea fuerza de tu ira,
brazo izquierdo
bañado en óleo inconformista,
rebelde;
sangre de fragua
templando el acero
de la espada.
Ahora es tarde, me dices,
languidece
la queja
entregada a la obediencia sumisa. El Papa
tararea mi canción.
Y la tiranía sigue
aquí y allá,
sana, salva y próspera.
Pude ser tu cómplice
contra quienes juntan riquezas,
genuinos
agujeros negros de todo cuanto
existe;
servidos por legisladores a sueldo,
sacerdotes del dios
dinero,
mercenarios de la inteligencia estéril
y de la justicia sorda.
Pude, y me duele el recuerdo de no haberlo sido.
Pude ser tú cómplice contra aquellos
que borran cualquier risa,
cualquier goce,
verdugos sin conciencia ni piedad,
que día tras día
desangran
corderos humanos.
Pude ser tu cómplice, y me enardece saber
que para vestir a un rico
hace falta desnudar a mil, dos mil,
diez mil
pobres;
que con lo que cuesta adelgazar a un rico
se puede alimentar a mil, dos mil
diez mil
hambrientos;
y que para educar a un rico
en los modos democráticos
no basta con reducir casi a cero
las horas lectivas de quienes
carecen de libros y cuadernos.
La deriva del hombre
(Selección de poemas de los cuatro libros)
Amanecer de pan y de simiente
A mi nieta Judith,
que aún habita el vientre de su madre
UNO
En su propio final inalcanzable, se enraíza el imposible principio del tiempo; y los bordes del espacio se alejan a la velocidad de la luz, siguiendo los treinta y dos rumbos de la rosa de los vientos.
La eternidad es el tiempo que tarda la luz en recorrer el espacio infinito; la infinitud es el extremo espacio que la luz alcanza en su eterno recorrido. Se explican juntas ambas, la una sin la otra no son nada.
CUATRO
El día y la noche, las frías nieves y el carbón ardiente, el bien y el mal estaban en los inicios muy unidos; lo superfluo y lo esencial, lo sólido y lo líquido.
Rojo y negro eran un sólo color, izquierda y derecha un mismo lado, espalda con espalda convivían, iguales y contrarios. En los códigos genéticos de los peces y los saurios, luchaban por la posterior evolución, simios y humanos.
Catedrales góticas y conmovedoras puestas de sol, bullían entre los audaces sentimientos solidarios, y los disparos dirigidos a la insurgente multitud por miles de tiranos.
CINCO
No podía durar eternamente la concordia, la tensión crecía como en resorte oprimido, como en caña arqueada; la identidad de cada animal, de cada planta, de cada pensamiento o acción se perfilaba.
La explosión liberadora fue la consecuencia natural, y cada elemento encontró su relativa posición: el cazador y la liebre, el punto, la coma y los paréntesis.
Rescoldo de volcanes, gris y pardo amanecía; duras las formas, desabridas.
Dio comienzo el orden de las cosas, gobernado por rígidos preceptos, cuando las pesadas rocas lograron diferenciarse del légamo.
NUEVE
Me inquietaba el misterio de la primera palabra, y adoré a la Tierra fértil hasta saber que era infecunda sin agua. Adoré al Agua, mientras descubría que es cosa del sol, la inexplicable magia de la evaporación. Adoré al Sol ignorando que su hoguera, precisa el soplo huracanado del aire, para arder con llama viva, dar calor, luz y energía.
Y adorando al Viento fugitivo, el alma se me rompía.
DOCE
Sin lluvia, en primavera sólo florecen las palabras: voces de secano, mucha profundidad y poca altura; llanas, agudas.
El viento impregna de polen las palabras, y los inertes signos, con ayuda de la voz surgida en la garganta, se activan, se vuelven acantilado abrupto frente al mar, orilla cercada de moribundas olas, pez que perfora las aguas atraído por el anzuelo sin cebo, mano de amante peinando inmensidades mórbidas, desnudando finísimos cabellos.
Las palabras identifican lo incógnito, lo fijan al espacio y al tiempo, y se convierten en brebaje exaltador de ánimos, en bálsamo que apacigua las violentas sacudidas del seísmo interior de los humanos.
La palabra dicha es un son efímero, la palabra escrita es un leve trazo. Sin embargo, por la palabra se mata; por la palabra se muere, sin embargo.
TRECE
Moldeó el río sus meandros, lecho abierto, guijarros; cabalgó la madrugada hacia formas más precisas, fuimos muchos para las escasas liebres y levantó hermano contra hermano la codicia.
«Que inicien el ataque los arqueros, caigan después los de a caballo, terminen los infantes la refriega»: con voz profunda y con aplomo, exclamó vigoroso el estratega. «Los muertos recogidos detrás de la línea de partida, no alcanzarán el ansiado paraíso»: sentenció iracundo el druida.
No hubo victoria que admitiera tierna a los pacíficos, heridos por las armas de uno y otro bando, ni lecho de plumas que distinguiera a los inválidos. Fueron los pícaros quienes reivindicaron el triunfo logrado por los recios; y para premiar a los héroes innúmeros, insuficientes resultaron los cielos.
DIECISIETE
Vinieron de visita, conquistadores, se quedaron un tiempo, y conquistados se fueron. Balance equilibrado, de todos aprendimos, a todos enseñamos.
DIECINUEVE
Emoción y lógica caminaban juntas —humanas complementarias facultades— codo con codo por valles y llanuras, y el hombre resultaba invulnerable.
A veces el pensamiento parecía tomar la delantera, hasta que el sentimiento avanzaba decidido, alcanzando una ventaja manifiesta.
Beneficiarios de la emoción los poderosos, rompieron el frágil equilibrio, y la obediente muchedumbre siguió los rígidos carriles que conducen hacia bastardos objetivos.
VEINTICINCO
Empujadas por el viento se concentraban las candentes nubes, yendo hacia la individualidad desde la nada; y ya, anhelante, mi tierra se esponjaba.
Era el Cosmos un gas desesperado, alejándose presuroso de la explosión primera, y la tierra mía, cuajada de amor y sementera, inexperta se abría.
Se entibiaba el magma y los cuatro elementos forzaban su separación, estaba aún enrollada la alfombra de los días, la justicia dormía el sueño de los justos y mi tierra en celo esperaba receptiva.
Peñas gigantescas de un rojo muy vivo, vagaban por el espacio sin fondo iniciando los planetas huidizos; el piar de los gorriones ni siquiera era un proyecto, lo mismo que la blasfemia, la retórica o al quebrantahuesos; y la fecundidad de mi tierra, crecía en silencio.
Se fue abriendo en surcos recipientes, la tierra inerte del principio, y con el aliento humano y el sudor de la frente, nació en ellos el austero trigo, amanecer de pan y de simiente.