Isabel Alamar Torró
Nace en Valencia en 1970. Es licenciada en Filología Hispánica y en Filología Valenciana por la Universidad de Valencia. Algunos de sus poemas, reseñas literarias o artículos sobre lingüística han aparecido en conocidas publicaciones de la Red, tales como la Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes, La Página del Idioma Español o las prestigiosas revistas The Barcelona Review y Espéculo esta última de la Universidad Complutense de Madrid.
Ha sido incluida en varias antologías de la editorial Lord Byron Ediciones, y en 2007 en Ventanas (Antología de poetas valencianas) de Ediciones Torremozas. Y, recientemente, en Poesía experimental española (antología incompleta), Calambur, 2012. En el 2005 fue finalista con su poema “Manos“ del II Premio de Poesía Ángel Miguel Pozanco, y en 2009 fue también finalista del I Premio de Poesía Satírica convocado por la plataforma de asociaciones culturales de Valencia con su poema “Valencia del alma mía”. Actualmente, dirige una empresa on line de Servicios lingüísticos y literarios, www.casaescritura.com.
POESÍA
2005 Poesía española contemporánea, Lord Byron Ediciones
2005 Nueva poesía hispanoamericana, Lord Byron Ediciones
2005 Poema “Manos“, Pozanco
2007 Ventanas (Antología de poetas valencianas), Torremozas
2012 Poesía experimental española (antología incompleta), Calambur
MANOS
En esta sociedad hay manos de todo tipo:
Manos que perdieron pie:
Manos que no dan pie con bola,
Manos que se hacen un lío.
Y... manos incendiarias,
Manos que golpean.
Manos que asesinan.
Manos que se levantan
Para conseguir:
Que otras manos se tapen el rostro,
Que otras manos se arrodillen
O anden en cuclillas.
Y yo me pregunto, ¿qué pasaría
Si mi mano tocase tu mano,
O tu mano la mía?
Tendríamos manos que se buscan,
Manos que se encuentran.
Manos sobre manos.
Manos que se estrechan,
Que se acarician.
O que tal vez se enamoran.
Manos que se dan una oportunidad.
SEGUNDO CANTO
En fin, para los inadaptados, para los desheredados,
Para todos aquellos que nacieron sin ilusiones
Y sin privilegios canto esta canción gris.
Porque muchos de ellos tienen enorme el corazón
De tanto sufrir. A los que tragan angustia diaria
Y vomitan desesperación, para los eternamente
Tirados al borde de la cuenta es esta canción gris.
Giro hacia la vida
y me encuentro que es
un recorrido de puntos y comas,
de pausas abruptas y de puntos sin fin,
una escalada de sílabas, de frases hechas
y de frases todavía por hacer.
Un recorrido que va más allá del lenguaje,
más allá de cualquier signo, un huracán
un huracán que con su curso cambia el rumbo de las cosas:
superando obstáculos,
abrasando límites.
Poeta, haz que se traguen todas y cada una de tus palabras.
Haz, no lo dudes, que ese racimo de sílabas
que anidan en tu garganta de espinas,
y que con voz desgarrada pronuncias
hagan temblar todas las hojas
de todos los árboles
de todos los lugares
de todos los tiempos.
Las mujeres
Seamos indulgentes, confundámoslas,
concedámosles sólo las sobras
Pero depositémoslas en el suelo,
cerca de la suela de nuestros zapatos
Para que puedan apreciar bien nuestra indiscutible supremacía.
Que trabajen duro,
Que cobren menos,
Que no tengan hijos,
Y entonces tendrán a su alcance la minúscula oportunidad
de no vivir a la intemperie, pero hagásmolo bien,
Finjamos que de ellas es el mundo porque son diosas
Ofrezcámosles, señores, unas migajas con que conformarse.
Diez haikus
Vibra el viento
y remueve tus ondas
en lo profundo
Crujen las hojas
bajo mis pies descalzos,
tiempo de rosas
Desbaratado,
corazón, ponte en pie,
empieza el día
Eclipse total,
tu boca en mi boca
apaga el mundo
El viento sopla
con fuerza y levanta
hojas de otoño
Entre las flores
descansa mi corazón,
retumba el rayo
Hoy mis sandalias
de pétalos caídos
se han llenado
Olas que nos arrastran
al mar con su reflujo
de conchas rotas
Se ha abierto,
por completo, la rosa,
intenso aroma
Se ha parado
una abeja en el centro
mismo de la flor