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Channel: POETAS SIGLO XXI - ANTOLOGIA MUNDIAL + 20.000 POETAS: Editor: Fernando Sabido Sánchez #Poesía
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ALTENOR GUERRERO [11.929]

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ALTENOR GUERRERO 

( Pitrufquén, Chile  1917 - 1983) Poeta, cuentista y ensayista, se consagró por largo tiempo a la docencia, llevando a través de ella el espíritu del país al corazón de sus discípulos. Algo de maestro hay siempre en sus textos poéticos, se dice. Revive en sus poemas un ambiente de lluvias, caserones mojados, intemperie, bosques sumidos en interminables aguaceros. (Carlos René Correa: Poetas Chilenos del siglo XX) En otras palabras, recoge el hálito agreste y provinciano del sur de Chile, como si la tierra, el agua, el color de los cielos, le cantaran al oído. Hay en su obra un mensaje telúrico de amor a los árboles y a los pájaros, al acento y a la magia de la naturaleza. 
Anota Raúl Silva Castro: La excelencia de Guerrero finca, pues, en que sed renueva de libro en libro, se desata, deja las amarras de las definiciones y busca algo distinto para paladearlo y darlo a saborear a sus lectores.

OBRAS PUBLICADAS:

--Heredad del Hombre. (1950) 
--La Madera se Quema. Cuentos. (1955) 
--Escritura de Pájaros. (1959) 
--Canto del Recodo. (1964) 
--La Mitad de la Esperanza. Cuentos. (1966) 
--Fuego Defendido. (1970) 
--Teófilo Cid o la razón Ardiente. Ensayo. (1970) 
--Una Flauta para Lino. Cuentos. (1971) 
--Hondo Sur. (1983) 
  
  

INVIERNO

Las lluvias con su piano desolado 
Nos prometen el reino del olvido. 
Un túnel de sonidos es la noche 
Hasta hacerse la tela del durmiente. 
Innumerable dedo de la lluvia, 
Canción o llanto, lengua murmurina. 
Capitanes o vientos dan las voces 
Para el hombre, viajero por las aguas. 
En el ancho periplo del invierno 
Toman barco los días provinciales. 






RITUAL DE LA SANGRE.

Un plato de madera una mañana 
La luz sobre el cuchillo. 
Silenciosas las manos campesinas 
Degollarán la bestia entre los árboles. 
Allá, relumbre verde, 
El tallo de la espiga se hace estío. 
Antiguos esplendores en el bosque. 
Hablan de la tierra los hombres. 
El pie desnudo como un palo. 
Dice el viejo: 
"Ahí no más. Clavad." 
Ardores ciegos manan de la vena. 
El solitario devorado por su muerte. 
Finísimo un celaje de culebra. 
Hormigas aterradas. 
El signo va y viene entre los huesos. 
Desnuda la garganta. 
Rojo es el color de la vida. 
Ríen las mujeres deseadas 
Y beben de la sangre. 
Es un cuenco de dicha primordial. 
El vino, que representa al sol 
Distribuye las ansias del amor.






Loa del Zorzal

La manta color de trigo. 
Espuelas de fino alambre. 
Guitarra con oro puro. 
Garrido mozo en el aire. 

Le gusta la niña guinda, 
y trina por la cereza. 
Ronda que vuela rondando 
manzanas y rubias peras. 

Galán de huertos y quintas. 
Alta flor de los troveros: 
para trinarle a la fruta 
nadie por tierra ni cielo. 




Escritura de pájaros
Autor: Altenor Guerrero
Santiago de Chile: Prensa Latinoamericana, 1959

CRÍTICA APARECIDA EN LA NACIÓN EL DÍA 1959-11-08. AUTOR: RICARDO LATCHAM
Con “Escritura de pájaros”, de Antenor Guerrero, se encuentra una verdadera vocación. Hacía tiempo que Chile no producía un libro semejante. Es lo más difícil adaptarse a la poesía infantil, sin caer en los tópicos o en la literatura pedagógica, escrita por profesionales del lugar común y de la cursilería empalagosa. El tema podría llevar a largas digresiones. Además, el crítico recibe, a menudo, libros y antologías que tratan de esta materia. Lo difícil es encontrar el material justo, el texto preciso y utilizable.

Antes Guerrero hizo versos y dio a luz un hermoso libro de cuentos de la frontera, titulado “La madera se quema”. En “Escritura de pájaros” se combina admirablemente la fantasía con la variedad y la amenidad. Es un volumen que pueden leer con provecho los niños y los grandes. Revela, además, un conocimiento asombroso de la vida chilena, del paisaje y de sus alados moradores.

Corresponde perfectamente al epígrafe de José Martí: “Un libro cuyas palabras leyeran los colibríes, si supiesen leer”. En otro sentido, también sorprende el fino humor, la calidad sutil de las consideraciones de Altenor Guerrero en poemas tan logrados como “Compra y venta” y “Haciendas del Chercán”.

Existe en el conjunto adecuación de fondo y forma que puede satisfacer a un profesor exigente, pero también a un lector desinteresado. Por ejemplo, ese admirable poema titulado “Cantan para todos”, de breve y sustancioso contenido:



“Los pájaros del mundo
cantan para todos.
Son las mismas canciones
en el bosque o la ciudad.
Idioma de los trinos,
mensaje de alegría.
Yo digo, por ejemplo,
que cante el ruiseñor:
¿Necesita traductores?”



Vivo en un país de pájaros, que la pluma insigne de Hudson inmortalizó en páginas no superadas en la literatura de lengua inglesa. Desde la mañana hasta la noche me rodean los cantos y trinos que siento en el mismo instante en que escribo estas líneas. Pero también la nostalgia de la patria llega acrecida en el repertorio de Altenor Guerrero, en la elegancia de la garza “tan de tul y reina pluma”, en la lección de las palomas, en el “pecho de bandera” de la loica, en la severidad del cóndor, “ave de la nieve, del alto cielo”, en lo criollo de la tenca vestida con “traje de fina percala” o en el tiuque, “hijo de pájaro pobre”.

Altenor Guerrero sabe matizar los colores y ajustar sus temas dentro de lo geográfico. De esta manera desfilan los principales pájaros nacionales y su psicología está revestida de sentimiento y de gracia que va desde el franco humorismo de “Pájaros viajeros” y “Asuntos pajariles”, hasta la combinación de imágenes sencillas y abstracciones más sutiles. Una verdadera página antológica es “Baño de pájaros”, de gran eufonía y escrita con un lenguaje que desnuda su esencia exquisita:



“Agua clara,
hija de las piedras y raíces.
Protectora de los trinos
y lustre de las alas.
Agua para pájaros
preparada en primavera.
Agualumbre y aguaplata.
Debajo de la tierra, dulce caminera;
caricia de las plumas
en la secreta umbría surtidora.
Una gota para el trino;
un diamante para el ala.
Aguapio y agualira.
Aguacantos y aguajuelo.
Aguarrisas yagualí”.



Por encima de su apariencia modesta, este libro de Altenor Guerrero hará noticia en Chile, junto con enriquecer el horizonte de la poesía austral, prestigiada por Neruda, Juvencio Valle, Julio Barrenechea y tantos más, que lo anteceden al evocar el paisaje de ríos y bosques de la frontera.


VÍCTOR FRANZANI [11.930]

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Víctor Franzani

Víctor Franzani (Chile  1916 - 1983). Poeta. Publicó "Ánfora del sueño" (1936), "Arquitectura de la sombra" (1939), "Meridiano del hombre" (1959), "Austro herido" (1960), "Territorio libre" (1961), "Largo amar" (1962), entre otros.




“Recorro en tu cuerpo las distancias
de apretadas colinas voluptuosas,
de robustas arterias torrentosas
donde guardas la fiebre que me escancias.

Hay sabores silvestres en tu boca
y es tu piel horizonte arrebolado
hay aliento quejoso, apresurado
el fruto del amor que me provoca.

Es un tiempo de fugas desatado
de palabras y fuegos consumidos
de volver a iniciar lo ya iniciado.

Sometido, entregado a tus sustancias,
en mi sangre me quedo detenido
hasta verme de nuevo en tus distancias”.



Ánfora del sueño
Autor: Víctor Franzani
Santiago de Chile: Impr. Universitaria, 1936


CRÍTICA APARECIDA EN EL MERCURIO EL DÍA 1937-11-07. AUTOR: NORBERTO PINILLA
Con un cuaderno que contiene catorce breves poemas, inicia este adolescente la ingrata vida pública de poeta. En Sudamérica, por tanto, en Chile se comienza a escribir antes de los veinte años, y a los treinta se ha agostado el fervor. ¿Por qué? El análisis de las causas de tal fenómeno me llevaría demasiado lejos.

El entusiasmo de los jóvenes es grande por publicar; pero toda tarea literaria no solo necesita fervor, sino constancia y amor sin desmayos por lo bello. Víctor Franzani Cabrales, al publicar “Ánfora del sueño” (Ed. Manuel Barros Borgoña, Santiago, 1937), obedece a ese interior mandato de expresarse. Está bien, muy bien, tener fe.

No se puede afirmar que Franzani haya conseguido la justa plasmación de su verso. Pero en su cuaderno hay momentos poéticos de buena clase. En “Viaje de espirales”, canta:



“Humo que se aleja
nube que no vuelve,
negros caracoles
de una fuente roja”.



Los poemas titulados “Mujer” y “Deseo” son también de buena calidad. Poesía de estilo sencillo, sin retorcimientos, sin angustias ni misterios es la de este joven autor. ¿Va a crecer? Es seguro. Porque hay en su labor sinceridad y modestia. No hace girar el molinete de la metáfora; pero sabe manejar el idioma. Y la poesía se compone de idioma. De ahí la necesidad de estudiar, de penetrar en los tesoros de la lengua escrita. A mí me parece que Franzani va por buen camino, porque está adquiriendo conocimientos.

El arte no es un milagro de la inspiración, ni de las musas griegas ni de los números mitológicos. Es producto del talento, la volición, la disciplina, la emotividad. Además, en el arte poético, como en todo arte, existe un elemento imponderable e irracional que se escapa a la previsión, y que hace de tal actividad un cercano pariente de la religión y la teurgia.

En el fastigio de “Ánfora del sueño” debió insistirse en la humildad del autor, en esa buena humildad, tan rara en los muy jóvenes, que adorna su poesía. Si Franzani se mantiene en ese tono, su labor se mejorará, porque la humildad es la firme hermana que ayuda a subir la ruda cuesta del arte. Pero en vez de esa página orientadora tiene una “presentación” firmada por Róbinson Gaete. Pocas veces he visto en menos espacio más confusión y presunción conceptuales. En fin, es una página inútil, porque no cumple ningún papel para el leyente ni para el autor “presentado”.

Es preciso que Franzani siga y siga escribiendo para que con el concurso del tiempo, del estudio y del talento natural que posee, dé rápidos frutos en un futuro próximo.




Arquitectura de la sombra
Autor: Víctor Franzani
Santiago de Chile: Del Pacífico, 1939


CRÍTICA APARECIDA EN LA NACIÓN EL DÍA 1939-08-20. AUTOR: ANDRÉS SABELLA
¿Qué oscuro piloto tomó los ojos de este poeta para pasearlos por los desolados dominios del hueso perdido y la carne que se engaña con sus propias pesadillas? Porque en su primera herida de canción fue el sueño su bebida. Hoy.

“¡Hay sangre y muerte y musgo,
tu venida y mi estrella lo anuncian!”

Joven, con los instrumentos de la mañana entre los dedos, siente el mordisco de la abeja funeral y se echa a buscar el signo que leen los cipreses, a entender el idioma sin banderas de la noche donde:

“la leche se hace cintas para arreglar los astros y parir en las lunas sus mensajes celestes”.

Joven, quiere penetrar los pliegos de la muerte, recostarla en su memoria y describirla en el humo y las horas de la soledad iluminada. De este modo se evade del círculo de rosas del idilio y, a tientas, corre o vuela por los callejones del misterio para darse la mano con las mujeres o las sombras de las mujeres de aquel reino pálido en que “cinco huesos jurando arrancar las ideas”, forman la flor de la ceniza…

Es importante seguir a este poeta que conoce el color de la pasión y estudia los contornos del mundo. Importante porque alguien tocó de llanto su marea, cuando su corazón se comunica justamente con el fusil y la tinta de la aurora. ¿Qué puerta nacerá después en su destino…?

¿Qué puerta? El romance (ahora, la luz donairosa, el paso de luz en baile de sonrisa), a lo que parece. Es decir, en su trayecto tendríamos, entonces, médula de sueño, estada en la muerte y júbilo azul de pueblo niño, manera de lirios que juegan al “dejad haced, dejad pasad”, porque, ¿no es esto el anuncio de su “Romancero de las Horas”?

Flagelando su voz, tornando la línea melodiosa, en el repliegue para el asalto, Víctor Franzani, “del Angurrientismo”, nos conduce por su “Arquitectura de la sombra” como un príncipe que desarrollara para nuestra frente:


“El silencio que cruza
lentamente en los pájaros…”


Finando el libro, quema una llama de angustia en este consejo de vitriolo:

“…¡No olvidemos, amigos que llevamos abajo cavidades iguales para dormir gusanos…!”

Y todo gira como si el tiempo fustigase enloquecido y sediento; pero a través del caos se oye clamar que:

“colocar en la sangre un poco de vinagre es darle a la mañana el más puro jacinto”.

Y se ordena el latido y en las rayas de la mano surgen los navíos que traen las materias de la confianza y la esperanza, un poco de luna para la pieza que nos acompaña a soñar y a morir.





Meridiano del hombre
Autor: Víctor Franzani
1959


CRÍTICA APARECIDA EN EL SIGLO EL DÍA 1959-08-09. AUTOR: YERKO MORETIC
“Meridiano del Hombre”, Víctor Franzani (Santiago, 1959)

Ya en “Arquitectura de la Sombra” (1939), mostró una poesía algo extraña, muy poco accesible al análisis y menos a la interpretación volandera. Estas resistencias se originaban más en la complejidad de la trama conceptual y afectiva que le servía de base que en la desintegradora moda de elevar a categoría estética los disparatados estallidos del SUBCONSCIENTE, moda que en aquellos tiempos fue muy seguida por numerosos poetas jóvenes. Es cierto que, pese a su cuidada estructura, las composiciones de Franzani dejaban traslucir, en uno que otro verso, diversas huellas, concomitancias, afinidades; pero, lo más importante, la carga vivencial del poeta, su riqueza interior, era entregada mediante una densidad metafórica poco común, de tal manera que se volvía difícilmente aprehensible. No primaba –es preciso insistir- la metáfora adventicia que algunos escritores multiplican febrilmente por una falsa comprensión del lenguaje poético, ni tampoco la figura repujada a todo costo para disfrazar la debilidad del contenido. No obstante, sólo una lectura muy atenta permitía advertir que las formas expresivas traían, fuera del esporádico juego verbal, o del disloque lógico intencionado, una profunda tristeza en sus obscuras conexiones, tristeza –repetimos- sólo insinuada, no extravertida claramente.

Han pasado veinte años exactos –¡cuán largo silencio!- y el nuevo libro de Víctor Franzani, “Meridiano del Hombre”, reitera las notas fundamentales de su anterior poesía, pero desarrolladas, maduradas, más sólidas, hondas y varoniles.

Los 14 poemas exhiben heterogéneas tendencias métricas –predominan los versos endecasílabos, hay alejandrinos y también verso libre-, así como variedad en las fuentes de inspiración. El caudal de figuras ha acerado su complejidad tan notablemente espontánea y otra vez se estrellan aquí los intentos de desentrañamiento.

A pesar de esto último, algunas palabras predilectas (espectro, espectral, delirio, solemne, etc.), diversos tópicos que reaparecen aquí y allá (despedidas, adioses, muerte, etc.) y, sobre todo, varios poemas más explícitos –“Posesión del Fin”, “Permanencia del Sueño”, “Último Tránsito” y “Perfil para la ausencia”- van haciendo comprender al lector que en el poeta alienta una apresión conmovedora, lacerante, en torno a la propia plenitud vital, en torno a la integridad física y a la fugacidad del cielo de la existencia individual.

Sin embargo, en esta aprensión no tienen cabida la angustia o el desquiciamiento desesperados. Por el contrario, hay serenidad en el poeta y sus perturbadoras preocupaciones son aventadas a menudo por ráfagas de optimismo y hasta de euforia, rasgos que denuncias todo su amor a la vida, a los seres humanos y a la tierra nuestra. Es decir, la contradicción interior del poeta se mueve entre límites extremos de profundo significado, lo que le confiere a su drama una singular amplitud emocional.

Creemos que las dos estrofas siguientes sintetizan gran parte de lo afirmado:



“Como añoso licor que nos encierra,
como fiebre que ahoga y circunda,
sabemos que morimos y nos vamos
desprendiendo a jirones de los días.
¿Por qué decir entonces lo perdido,
todo aquello bebido para siempre?
¿Por qué iniciar ese pensar doliente
si al final, de final hemos vivido?”.



Nos parece la poesía de Víctor Franzani singularmente notable por su humano dolor, por la pudorosa oferta que de él hace, la altivez que frente a la vida revela y la justeza de los medios con que se expresa, donde la riqueza y propiedad léxica no deja de ser una de sus características más valiosas.



Austro herido
Autor: Víctor Franzani
Santiago de Chile: Eds. Cartel poético, 1960


CRÍTICA APARECIDA EN EL SIGLO EL DÍA 1960-09-11. AUTOR: JORGE SOZA EGAÑA
Se trata de un conjunto de seis poemas inspirados en la tragedia del sur (1)(1) El año 1960 ocurrió el terremoto de Valdivia, considerado como el mayor movimiento telúrico registrado en la historia de la humanidad. (N. del ed.). “Ha llegado el dolor como una oscura casa”, dice el poeta, y “es necesario abandonar de pronto los sutiles jacintos, las bengalas”. Con un lenguaje simple y contenido, que no siempre logra emocionar, Franzani describe el sismo y los sentimientos que este le ha suscitado y manifiesta su amor por el niño proletario. “Pondré, expresa, un poco de tu sangre en mis palabras”.

“Austro Herido” está impregnado de un aliento de esperanza y de fe en el futuro: 


“Algo vendrá después 
por sobre tierra 
entre largos túneles de cieno”.




Largo Amar
Autor: Víctor Franzani
Santiago de Chile: Extremo Sur, 1962

CRÍTICA APARECIDA EN EL DIARIO ILUSTRADO EL DÍA 1962-12-23. AUTOR: JAIME MARTÍNEZ WILLIAMS
Libro breve es este que, traspasado en cada uno de sus versos por el vértigo del amor humano, está animado en su conjunto por un sentido espiritual que parece venir de retorno hacia viejos y olvidados manantiales.

Los sonetos de Franzani, de raigambre clásica en su forma, encierran una mezcla extraña por su desbordante sensualidad y por un dejo de espiritualidad tan hondo que bien puede decirse que es este el que les da sabor y concede permanencia. Así queda definido en el soneto denominado, como el libro, “Largo amar”:


“Para este largo amar solo he nacido
cultivando en mi bien todas sus rosas
por no morir, sin muerte, en el olvido.

El árbol de mi sangre lo ha sabido;
plurales son sus savias luminosas;
ya que es árbol, amor, pájaro y nido”.



Franzani es un cultor de la poesía desde largos años. Ya en 1936 publicaba “Ánfora del sueño” y en 1939, “Arquitectura de la sombra”. En 1959, “Meridiano del hombre” –manteniendo la simetría de los títulos- que mereció efusivos elogios de la crítica y dio a su nombre realce entre los poetas más promisores. “Austro herido”, de 1960, lo presenta como un brillante elegíaco de la catástrofe del sur de Chile. En verdad, pocos de nuestros artistas llegaron a trazar en forma tan auténtica lo que fue la tragedia austral (1)(1) El año 1960 ocurrió el terremoto de Valdivia, considerado como el mayor movimiento telúrico registrado en la historia de la humanidad. (N. del ed.).

Siguiendo su labor de una insobornable lealtad poética consigo mismo, ha llegado en el libro que ahora comentamos a cristalizar en versos precisos y transparentes, en sonetos de artificio antiguo pero de alma actual y viva, sus exaltaciones de un contenido varonil y dolorosamente humano. Pero, como ya dijimos anteriormente, lo que más impresiona en el breve conjunto de “Largo amar” es el latido espiritual que va de soneto en soneto, en medio de una serie de imágenes de gran luminosidad sentimental y sensual, y que tiene su mayor palpitación en los versos de “Acto de fe” con que se inicia la obra:



“Algunos culparán este mi canto
como una voz de tiempo adormecido
pues hoy toda palabra ha florecido
en nueva ordenación y nuevo espanto”.



Para terminar con un terceto que, como un sello, pone prestancia y seguridad a ese enfrentarse del espíritu con valores antiguos e inolvidables, hasta concluir en el último verso con acentros que evocan las honduras místicas de San Juan de la Cruz:


“Jamás de amar el hombre se ha cansado
-negarlo es cobardía o ser demente-
¡que Dios es puro amor enamorado!”








“Y no habiendo de ti vivido ausente
debo aquí establecer lo conocido;
tiempo es tu corazón, tiempo presente”.



PRESENCIA

“En ausencia y presencia estás conmigo.
Si digo ausente es nada más que espacio,
pues si presente con tu ser me sacio,
cerca o distante me sabré contigo.

Seré tu sombra donde te aposentes,
donde me encuentre, tú la sombra mía,
iremos juntos de la noche al día,
tiempo y destiempo son solo aparentes.

Del alma al aire construí este exacto
recordatorio de pasión, testigo
de un largo amor enarbolado intacto.

Con él, entonces, por mi estrofa sigo
haciendo vida este solemne pacto;
cerca o distante me sabré contigo”.




CRÍTICA APARECIDA EN EL MERCURIO EL DÍA 1963-01-26. AUTOR: FIDEL ARANEDA BRAVO

Bajo el epígrafe de una frase de Miguel Hernández: “Solo quien ama vuela”, Víctor Franzani canta al amor en veintidós sonetos.

Desconozco las obras anteriores del autor, pero este libro le otorga, sin disputa, el codiciado título de auténtico poeta.

En lenguaje de nuestro tiempo, con metáforas y figuras originales, novedosas, y no pocas veces audaces, Franzani, en alas de estos sonetos, del más puro amor y sin perder su originalidad, levanta el vuelo hacia las altas cumbres de aquellos líricos y mísiticos, insuperados hasta hoy, que se llamaron San Juan de la Cruz y Santa Teresa de Jesús, lo que no es poco decir en elogio del joven poeta.

El autor parece redescubrir sus antiguos caminos de luz y verdadero amor; el primer soneto: “Acto de fe”, pone en evidencia que en su alma existe la inquietud de lo Divino:



“Algunos culparán este mi canto
como una voz de tiempo adormecido,
pues hoy toda palabra ha florecido
en nueva ordenación y nuevo espanto.

Yo digo, lo que traigo no es el llanto
de un corazón que añora lo que es ido,
simplemente es amor cuando he traído
razón para abolir el desencanto.

Me voy con toda forma continente,
en mi acto de fe nada es pasado
sabiendo que al querer todo es presente.

Jamás de amar el hombre se ha cansado
negarlo es cobardía o ser demente
¡que Dios es puro amor enamorado!”




Aquí hay reminiscencias lejanas, pero muy afines de la amorosa inspiración de San Juan de la Cruz, el primer lírico del habla española de todos los tiempos:


“¡Cuán manso y amoroso
Recuerdas en si seno,
Donde secretamente solo moras!

Y en tu aspirar sabroso
De bien y gloria lleno
¡Cuán delicadamente me enamoras!”



En el tercer soneto existe mucha semejanza con las “Aspiraciones de vida eterna” de Santa Teresa de Jesús. En “Vida y muerte” dice Franzani:



“Traigo el costado herido de quererte,
de amarte largamente estoy herido,
por esta honda pasión vivo transido,
tu ancho corazón me tiene inerte.

Estoy ahora en un raudal sumido
¡ah, tormentoso mar de tus entrañas!
Sin saber si me animas o me dañas,
en violento oleaje sumergido.

Vaivén entre la noche y la alborada,
coloquio entre silencio y el sonido,
amor que es sombra y luz, es todo y nada.

Traigo el costado herido de quererte,
de amarte largamente estoy herido,
¡y si esto es morir, busco la muerte!”



Y la santa abulense canta:



“Ay, que vida tan amarga
Do no se goza el Señor!
Porque si es dulce el amor,
No lo es la esperanza larga;
Quíteme Dios esta carga,
Más pesada que el acero
Que muero porque no muero”.




Franzani no imita a estos dos clásicos del Siglo de Oro, pero el amor verdadero es fuente fecunda de inspiración y hermana a los espíritus grandes más allá del tiempo y de las ideas: “¡Dios es puro amor enamorado!”, sostiene el autor moderno.

El poeta sabe sonetizar con arte porque ama lo Grande y lo Bello. “Dichoso el corazón enamorado”, escribe Santa Teresa de Jesús; Franzani tampoco desdeña las eternas y eficaces reglas del verso castellano, absolutamente necesarias en la combinación métrica en la cual el autor de “Largo amar” es maestro.



La útil primavera
Autor: Víctor Franzani
Antofagasta, Chile: Hacia, 1963


CRÍTICA APARECIDA EN EL MERCURIO EL DÍA 1963-10-05. AUTOR: HERNÁN POBLETE VARAS
Después de cantarle al amor en un hermoso libro de corte clásico (“Largo amar”), el poeta Víctor Franzani entrega ahora un llamado a la paz y la fraternidad en “La útil primavera” (Colecciones Hacia, Antofagasta, Chile, 1963).

La última obra de Franzani, escrita con gran libertad métrica y rítmica, tiene el aire de un himno a la concordia, a la unión de los hombres:



“De este modo, gustemos
cada día
estos desvelos de paz en nuestras bocas,
como pan cotidiano,
así: como pan cotidiano...
Solo entonces podremos decir
que tenemos conciencia de ser hombres”.



Para los que han reprochado a Franzani su apego (noble apego, a juicio nuestro) a las formas tradicionales, esta “Útil primavera” es una buena respuesta poética: el creador puede ser libre, libérrimo, en sus formas de expresarse solo en la medida en que domine su medio. Tradicional o moderno, Franzani es un poeta.



ÓSCAR JARA AZÓCAR [11.931]

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Óscar Jara Azócar

Óscar Jara Azócar (Viña del mar, CHILE  1906 - 1988). Poeta y profesor. Publicó trece libros, entre los que se cuentan: "Canciones de juventud" (1929),  "Viña del mar" (1937), "Mis mejores versos para niños" (1965). Fuente: "Óscar Jara, poeta de la infancia". Por José Vargas Badilla (Acanthus. Talca, Año 7 - Nº73 - Oct./Nov. 2002)





DAR

Dar
con la serenidad de las estrellas, 
con la discreta gracia de la flor,
con la ardiente vehemencia de la llama, 
con todo el corazón.

Dar 
sin la encumbrada frente del orgullo,
sin la pupila seca del testigo,
sin la voz de piedad reblandecida, 
sin alma vestida de egoísmo.

Dar
en la honda tortura de la duda, 
en el pobre camino de la verdad,
en la noche total del abandono,
en la hora sin paz.

Dar ni con ansias de grata recompensa,
ni con el corazón envanecido, 
ni esperando en el eco la alabanza, 
ni que aunque después de dar, te hayan herido.

Dar
como el río celeste se da en gozo,
como el árbol en fuego y en canción,
como la tierra toda en pan y en oro, 
como Dios en amor.






Los siete días

Hay en la escuela
siete niñitos:

Primero el Lunes,
flojo y dormido.

Segundo el Martes,
bueno y activo.

Tercero el Miércoles,
pasa jugando.

Cuarto es el Jueves,
serio y callado.

Quinto es el Viernes,
tranquilo y tímido.

Sexto es el Sábado,
¡el más lucido!

Por fin, Domingo,
¡bello y querido!




Viña del mar
Autor: Óscar Jara Azócar
1937


CRÍTICA APARECIDA EN EL MERCURIO EL DÍA 1937-11-21. AUTOR: ANÓNIMO
¿Cómo tomar este libro que tiene tanto de folleto de propaganda como de obra de creación poética? Frente a cada poesía hay una ilustración que muestra aspectos, por cierto muy hermosos, del balneario chileno, y las fotografías calzan tan adecuadamente al comentario lírico, que llega a pensarse que el autor escribió sus poemas frente a las ilustraciones y solo para darles una compañía más grata que la de las leyendas propias de Baedeker. El señor Jara Azócar ensaya en su breve libro varios ritmos y diferentes combinaciones de estrofas para cantar las bellezas de Viña del Mar. Suele encadenar cierta gracia al verso de arte mayor.



“Como un perfil en éxtasis, bajo el palio del cielo
ve caer las estrellas en sus claros jardines;
cuando la besa el alba, frente al mar, suavemente,
es toda la belleza despierta entre jazmines”.



Eso es Viña de Mar vista por un poeta de inspiración fugitiva, que no sostiene su tono y que rima lo menos que puede, para no contraer con el lector compromisos que luego le resultaría enfadoso mantener. También busca los metros cortos, y obtiene en ellos una ligera y rápida fortuna:



“¡Mar del alba,
mar de rosa,
Primavera
de las olas!

La luna desmenuzada
cayó al agua, levemente,
como un ala fatigada,
cuando la aurora encendía
sus primeras rosas de oro
sobre la frente del día”.



Pero después de estos momentos en que se muestra artista, sobreviene la languidez de la inspiración y el verso se hace un poco duro y no se pliega con la deseada morbidez al ansia del poeta.

“Viento del mar. En Caleta Abarca” es un poema frustrado, donde a trechos asoma una increpación robusta y bien entonada:



“Viento del mar, violenta bandera de mi orgullo
un maravilloso grito de mis altanerías,
patria de mis rebeldes y enfermas soledades,
en esta noche negra ¡tu libertad es mía!”




que el autor diluye entre versos de menor importancia, desprovistos de encanto musical y que no logran formar un todo armónico.

Apuntan en los versos del señor Jara algunas reminiscencias de poetas chilenos muy leídos. ¿Quién no recuerda “El espino” de Gabriela Mistral al leer esta “Hora de Ausencia”:


“El sol no quema el musgo suave
que es un encaje en las laderas…”


También hay versos influidos por Pablo Neruda y otros poetas de nuestro tiempo. Si seguir a otros cantores indica algo en el poeta, ese algo no puede ser otra cosa que cierta indecisión sobre sus fuerzas propias, nacida por cierto de la no confesada debilidad del numen personal. En el señor Jara, poeta joven, esta debilidad no será grave mientras le queden ánimos para dominarla y poner en su lugar una visión suya, de la cual, para ser justos, debemos confesar que hallamos pocas muestras en “Viña del Mar”.

Firmado como S.




CRÍTICA APARECIDA EN EL MERCURIO EL DÍA 1937-12-19. AUTOR: AUGUSTO CASTELLANOS
Los poetas de hoy no gozan de esa paz propicia, de ese ocio tan caro a las musas. Nuestro tiempo es tiempo de lucha, de trabajo intenso y difícil. Las urbes tentaculares lo invaden todo y hasta el espíritu se retuerce en espasmos angustiosos. Vivimos horas de dramatismo doloroso. Para los que no se resuelven y definen en esta contienda, la vida es heroica y cruel.

Para los poetas no hay espacio y se les considera casi como un anacronismo. Sin embargo, desde la “República” de Platón, hasta la “Utopía” de Tomás Moro, los poetas gobiernan el mundo y se les encuentra en los palacios de los reyes y en las antesalas de los grandes hombres de Estado.

Se ha cantado no solo por inspiración, sino también como una exigencia del medio y del momento. En épocas pasadas se cantaba a la verde campiña, al silencio de las ciudades, como hoy se canta a la máquina, al avión y a la electricidad. Otros tiempos, dice la gente. Y otros poetas, decimos nosotros.

Y he aquí un poeta que se ha ido al mar en alta tensión espiritual. Podríamos decir que ha querido pulsearlo y medir su calibre poético. Playas, caminos, rocas, viento, todo desemboca en el mar en alocado atropellamiento. Y allá, como un romero ha ido el poeta:



“Sobre la negra playa
que ciñe el mar con suavidad materna
se derraman los gajos:
se enlazan y se amarran en guirnalda,
como una larga y jubilosa ronda
que languidece y muere en un abrazo…”



Jara Azócar siente que el mar lo invade y envuelve como una túnica imperial:

“Único confidente de mi ansiedad maldita”.

Exclama en dura confesión.

El mar ha sido refugio de amargados y desesperados irreductibles. Ante su inmensidad se dulcifican los atribulados, los endemoniados, en sereno reposo. Nada hay que no mitigue el arcano del mar:



“¡Oh, mar, tú solo tienes
esa gran luz serena
del valor que jamás ardió en un alma,
el nervio de la voz que ha de ser grito,
el ritmo de la onda fascinante,
el símbolo más puro de los símbolos,
el plinto ultraterreno
de la columna inmensa:
para este verso dulce como un hijo
que le vas a dar vida, contra el hombre!”




El poeta ha encontrado que el mar contesta a su llamado y en mutua comprensión, dialogan sobre un amor extraño, ambiguo, y por fin se confunden en un morboso abrazo libro y radiante al mismo tiempo:


“Dueño mío, ya es la hora
y entre el pliegue más profundo de las sombras
de esta noche,
en tus brazos infinitos,
para siempre
soñaré”.




“Viña del Mar”, es un rosario de belleza desgranado en cada página. Lejos estamos, sí, de esos versos retorcidos y difíciles. El viento parece haber aventado cuanto perjudicara a la diafanidad y a la sencillez, para dejar al desnudo una alta sensibilidad.

“Viña del Mar” resulta, pues, un libro logrado en todos sus aspectos. El verso ha podido ceñir los motivos tan diversos que, como tema, ofrecen el mar y las bellezas de ese balneario. Exornado con hermosos grabados alusivos, de todas sus playas, jardines, paseos y con un sugerente prólogo de Augusto D’Halmar, además de la esmerada presentación tipográfica, “Viña del Mar” es un libro de lujo, fácil de estimar y valorizar en medio de tanta abundancia editorial donde la cantidad ahoga a la calidad.





CARLOS POBLETE [11.932]

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Carlos Poblete

Carlos Poblete (Temuco, 1914 - ¿?). Poeta. Vivió más de una década en Buenos Aires, también residió en Montevideo y Cuba. Participó en la revista "Ecran". En 1933 publicó "Paisaje del sexo" (1933), y "Fulgor del hombre" (1964).



FULGOR DEL HOMBRE

Desnudo estoy, desnudo y mal herido.
Sobre mi corazón rebota el mundo.
Pero mi otoño viene florecido.
Presiento ya su palpitar profundo.
Ando por mis raíces de centella,
buscando deshacer un largo encanto.
La vida es bella, inmunda, pero bella,
inmundamente bella hasta el espanto.

Vivo de pan. Me rasgo las entrañas
para vivir. Mi llanto es mi bebida.
Vivo de luz, de cosas harto exrañas:
de cuidar una rosa, de acariciar la vida.
Espero hallar en mi, la luz del hombre,
rayo y fulgor que crucen mi costado.
El que mire a mi alma no se asombre:
¡en ella estoy como un jazmón airado!




Paisaje del sexo
Autor: Carlos Poblete
Santiago de Chile: Zig-Zag, 1933


CRÍTICA APARECIDA EN LA NACIÓN EL DÍA 1933-12-24. AUTOR: ALONE
No engaña el título: todos los versos giran como agujas orientadas hacia el mismo punto.

El interés principal de este breve cuaderno, tan bien impreso, alargado, elegante, nos parece la claridad que proyecta sobre Pablo Neruda. Tiene todos sus elementos, sin los que en el otro deslumbran los ojos y marean la cabeza, aun cabezas firmes… Al fondo, el encarnizamiento del goce material, obsesionante y único, Maelstrom que atrae, envuelve, mueve y no deja moverse la fantasía dentro de su círculo dantesco. Luego, la tristeza de la misma canción eterna, sordamente repetida, de disco inacabable. Para variar estos componentes demasiado simples, o causar la impresión de que varían, la mezcla de imágenes concretas y de líneas abstractas; de palabras comunes que se renuevan al chocar en frases oscuras; de ideas lógicas hasta la mitad y, de pronto, revueltas o esfumadas en complicaciones conceptistas, sin sentido. Una poesía que quisiera volar y cae en la prosa; una prosa con alas insuficientes y que se cubre de poesía, sin conseguir disimularse. De tiempo en tiempo, gerundios y el golpe de tambor de los admirativos.




“me recuerdo que siempre llorabas en mis brazos,
surgía tu tristeza
-formaba en suaves sueños-
con su liviano eclipse de anilladas caricias,
recorrías mi alma en un vuelo lentísimo
para saber de dónde venía mi ternura
¡oh abandono de ola crucificada!
…me parece que una lloró siempre en mis brazos,
no sé por qué lloraba ni por qué me quería,
solo recuerdo ahora
a través de la noche
que era un sexo infinito contribuyendo asombro”.




El maestro puede escapar al análisis y defenderse entre sus algas oscuras, sus astros, sus corrientes siderales. El joven discípulo, que lo repite hasta la parodia, es un pez cogido en la red y chorreando todavía el agua marina.







Fulgor del hombre
Autor: Carlos Poblete
Santiago de Chile: Numen, 1963


CRÍTICA APARECIDA EN LA NACIÓN EL DÍA 1964-03-15. AUTOR: RICARDO LATCHAM
Con “Fulgor del hombre (Poemas de amor y de combate)” vuelve a surgir el nombre de Carlos Poblete, autor nacido en Temuco, en enero de 1914. Ha vivido largos años fuera de Chile y su experiencia humana es amplia. Ha residido once años en Buenos Aires, donde publicó una antología de la poesía chilena. Después ha pasado temporadas en Montevideo y en Cuba, en cuyo medio intelectual se vinculó a varios escritores. Es Poblete un poeta de ideas avanzadas, pero que conserva un gran apego a la tradición del buen estilo y de la corrección métrica. No ha podido desprenderse de un residuo libertario que impregna sus versos y  aparece como saturación de las metáforas anarquistas que prevalecieron en la generación de 1920.

No señalo esto con designio peyorativo, sino para descifrar el carácter diverso que presenta “Fulgor del hombre”. En sus mejores momentos ostenta una fuerza verbal que se impone por encima de metáforas desacostumbradas y fermentos románticos que no destruyó el postmodernismo, a cuya influencia tuvo que estar sometido Poblete cuando se inició literariamente.

En “Fulgor del hombre”, poema que da el título a la colección, existe como una definición de la curiosa personalidad de Poblete, bastante desconocida por las nuevas generaciones de líricos:



“Desnudo estoy, desnudo y mal herido.
Sobre mi corazón rebota el mundo.
Pero mi otoño viene florecido
Presiento ya su palpitar profundo.

Ando por mis raíces de centella,
buscando deshacer un largo encanto.
La vida es bella hasta el espanto”.



En otras oportunidades, Poblete construye poemas políticos un poco ocasionales e inspirados en algún acontecimiento social que ha estremecido al país o al continente. No ha logrado en ese campo imponerse, por hallarse mejor cuando excava en la vida a través de su dura experiencia, que le proporciona motivos más hondos en que resplandece “la pura y secreta alegría” derramada en “El hombre renacido”, con frenético sentimiento.



SARA HÜBNER [11.933]

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Sara Hübner de Fresno

Sara Hübner Bezanilla -conocida también como Sara Hübner de Fresno o por su seudónimo literario Magda Sudermann- fue una escritora feminista, periodista y editora chilena.

Hija del también escritor Carlos L. Hübner, escribió en diarios y revistas, entre ellas Zig-Zag, Sucesos y Artes y letras; además, editó la sección Página Femenina en el periódico Las Últimas Noticias a principios del siglo XX.

Se sabe que parte de su producción literaria se encuentra inédita o dispersa en diarios y revistas —al igual que ocurre con otras escritoras feministas como Luisa Lynch de Gormaz, María Luisa Fernández y las hermanas Ximena y Carmen Morla Lynch—. Su trabajo literario es considerado como parte de la vanguardia de principios del siglo XX que trató de masificar el pensamiento feminista y luchar por los derechos de las mujeres, aunque también plasmó en algunos escritos ciertos sentimientos de desprecio hacia el pueblo mapuche.

Obras

Del diario íntimo de Magda Suddermann en Revista de artes y letras (Santiago: Ediciones de Artes y Letras, 1918).
Nunca en Hablemos de amor: Gran selección de poemas románticos de los genios del amor (1960).






NUNCA

Nunca, nunca otros labios te besarán así;
ni ojos habrá que lloren de amor, como he llorado.
ni manos que, temblando, se acerquen hasta tí,
con la ternura inmesa con que yo me he acercado.
Ni corazón más claro, ni dolor más fecundo,
hallará la arrogancia de tu frente cansada,
ni un decir más sencillo, ni un sentir más profundo,
encontrarás de nuevo en la larga jornada.
Y cuando ya haya muerto, y camines doliente,
evocando un nombre ante cada mujer.
como yo te llamaba, me llamarás ferviente,
¡y ya no podrá ser!










JHON FRANCIS [11.935]

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Jhon Francis 

Jhon Francis Peña Arévalo (Chulucanas – Perú, 1984, reside en el puerto de Chimbote)
Egresado de UNPI-EE.UU, y de Oxford University - Inglaterra. Actualmente asesora algunas universidades en investigación científica experimental. Dicta talleres y seminarios psicoterapéuticos y entre otros temas. Psicólogo, especialista en Psicopatología en Neuroelectrobioquímica, y Musicoterapia. Ex seminarista del Opus Dei. Reconocido como científico por sus aportes en la psicoterapia para la depresión por la IPE – Francia.
En la literatura ha publicado los poemarios “Dos Lunas” (2007, Editorial O), “Psicoanálisis de un poema” (2008, Editorial O), en narrativa ha publicado un libro de cuentos “Hablando con la soledad” (2011, Editorial J&M). Muchos de sus trabajos literarios han sido incluidos en diversas antologías y en revistas literarias, también en algunos sitios de la web, como Tinta de Poetas, Revista Ombligo, de literatura y algo más, entre otros, el poemario “Dos Lunas” ha sido traducido al turco y al latín, editado por Pamukkale, editores – Turquía, 2013.
-Ganador en el I Concurso de Poemas Temáticos en la Red Social de Poesía: "El mar"– España, 2013.
-Segundo lugar - Sexto concurso internacional de poesía “Renascentis” – Chile, 2013.
-Segundo lugar - Octavo concurso internacional de poesía “Innocent Poem” – Chile, 2013.
-Mención honrosa - Primer certamen internacional de literatura infantil “escrita por adultos”. Argentina, 2014.





CONSTRUCCIÓN DE UNA NOSTALGIA 

Perdiéndome en la profundidad 
de tus ojos astrales, 
imaginando que tu corazón 
palpita junto al mío 
en estas noches 
infernales de soledad,
sentirte tan distante 
como los olvidos del hipocampo, 
tan perdida en la memoria 
de una carretera sin destino. 
Extrañando el perfume de tus palabras, 
escritas en el muro de mi poesía triste 
que solo canta tu nombre, 
esperándote sobre cada piedra 
de este desierto de incertidumbres, 
muriéndome en cada letra homicida 
y dejando que el viento escriba 
sobre la arena de tu piel, 
que a cada paso avanza hacia mi
para golpearme la memoria 
de tu presencia en mi corazón. 
¿Qué color tiene el amor 
cuando no se ve, solo se siente?





MAR MUERTO 

Necrópolis de almas perdidas 
en el lienzo de profundidades azules, 
desierto de corrientes 
que arrastran la memoria de corsarios y piratas, 
que yacen entre montañas de oro y vasijas de ron, 
viajan con las olas 
para invadir la tierra de los pescadores. 
Los gritos se ahogan 
como una piedra desplomada al vacío, 
y las palabras sin voz anclan en cualquier puerto 
para vomitar todos los dolores, 
y entonces recita un poema triste. 
El náufrago ha llegado a casa 
para cambiarse de ropa 
y seguir perdiéndose en muchos caminos sin destino, 
sin compañía, 
tan solo la presencia de una brújula sin norte y sin sur. 
Hablo con un caracol
porque me gusta escuchar el silencio, 
dejo que esa música de olas sinfónicas 
ahoguen las lágrimas del mar de mis ojos, 
entonces comprendo que pertenezco al océano, 
soy un fantasma de tiempos antiguos y olvidados. 
Estoy hecho de agua y sal 
como el mar de mi boca de pez, 
solo espero que suba la marea 
para zarpar a bordo de un recuerdo olvidado 
y volver a ser otra vez mar.






MEDIANOCHE DE UN SEGUNDO 

Es medianoche 
y las agujas del tiempo 
se han detenido en un solo número, 
las luces del semáforo se han congelado 
y el calendario no ha cambiado de fecha, 
las páginas del libro que leí 
han retrocedido como las olas del mar. 
No hay segundos cardiacos que rompan 
el silencio estoico del anacronismo, 
los famosos Rolex 
han perdido su valor 
porque el tiempo se ha cansado de correr 
en la inmortalidad de Dios, 
se ha encarnado en las edades de los hombres 
para comprender el desempleo de la vida. 
Es medianoche 
y todo parece detenido 
como esperando impacientemente 
que el semáforo pinte el color verde, 
el polo norte a congelado 
las piernas de Cronos 
y todo el mundo está quieto como una roca, 
la Tierra por fin se siente feliz 
y a salvo por un momento, 
ya puede respirar el oxígeno del universo
sin que el hombre se lo manche 
con sus vómitos de dióxido de carbono. 
El gallo de Pedro 
ya no canta tres veces, 
ni siquiera ha cantado, 
se ha olvidado de las matemáticas y de Jesús, 
es medianoche 
y yo sigo inmortalizado 
en este autorretrato de carne y hueso, 
esperando que los segundos retomen 
la marcha de la historia por escribirse. 






CUM HOMO RENASCITUR

Entre las cenizas 
donde existió el holocausto de lágrimas, 
renace el fuego de mi ave fénix 
y entonces soy como lo era antes 
de ser un anatema. 
Camino por carreteras sin destino 
y me dejo guiar 
por los ecos de voces sin palabras, 
me levanto y me desplomo 
en las cenizas de recuerdos infantiles 
y abrazo una ilusión dormida 
para renovar la identidad de mi yo, 
por lo menos lo que queda aún de mí. 
Renace mi corazón como flor de loto 
y la iluminación alumbra 
como luciérnaga la oscuridad de mis sombras, 
y otra vez vuelvo hacer la luz 
para los otros como yo, 
que buscan renacer del polvo 
levantado entre guerras consigo mismo. 







PROVERBIO DEL ZAHORÍ 

Nunca quiebres las alas de los niños, 
nunca se puede perdonar un tajo de hacha 
sobre un brote de semilla, 
deja crecer las nubes de los veranos 
porque las primaveras 
necesitaran agua para sus flores, 
entonces cosecharás colores 
para pintar las canas del tiempo inexorable. 




MARÍA CRISTINA URSIC [11.936]

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María Cristina Ursic 

(1940-1985)
Nació y vivió hasta su adolescencia en Punta Arenas, Chile  donde vive su familia. Hizo sus estudios primarios en el colegio "Sagrada Familia" y los secundarios en el Liceo "María Auxiliadora". Después ingresó a la Universidad Católica de Chile para titularse como pedagoga en Castellano, ejeciendo como tal en la ciudad de Santiago.  Sus comienzos literarios se remontan a la época de su estudiantado magallánico. Comenzó colaborando en el diario "La Prensa Austral", en cuyas columnas publicó numerosos artículos con el seudónimo de Rita Baltra O´Muall.  Con prólogo del poeta Marino Muñoz Lagos publicó "Mano Fugaz", libro que contiene veintidós poemas de muy signitiva imágenes y que fue editado en Punta Arenas en 1980.






POEMAS



CASA DE CHABUNCO

La vida palidece, me duelen los recuerdos
y parece, un milagro que esta casa en ruinas
haya sido la mía, cántaro de mi luz,
espacio de mi hogar, luminosa ternura.

Sus dulces galerías parecen alas tristes.
El calor de los míos ya no está en esta casa
y parece perdidad como un pájaro errante
bajo una lluvia lenta de dolor y llanto.

En el fondo del alma mi infancia no mira,
la vida es vertical distinta a la madera,
temblor y dulce acento que hace eterno lo que ama.
Chabunco y esta casa convocan lo divino.

Aquí fueron mis padres juventud y ternura,
amigos mis hermanos en el ámbito eterno.
Bajo este mismo techo que los años desploman
seremos "la familia" transparencia de sangre
en nuestra sangre unida en germinal paloma.







EN LA TRISTE DISTANCIA DE LOS AÑOS

En la triste distancia de los años
me acuerdo de mi infancia como un sueño,
de lentas golondrinas en el cielo,
de los días antiguos, apagados.

En las noches dolientes, sin descanso,
en medio de la sombra del silencio,
yo siento oscuramente que aquel tiempo
en el alma me alumbra como un faro.

Con su luz de semilla transparentes,
la niñez acaricia mis heridas
derramando sus alas en mi frente.

Por el aire de lúcida alegría
de una niña lejana se desprende
como un árbol de luces conmovidas.







MEMENTO

Naufraga el corazón de lentas luces
en este mar crecido de la noche.

Un árbol, doloroso me ilumina
con el perdón antiguo de su viento.

Pasivas manos que no cultivan nada.

La antigua soledad que me sostiene
deposita en su fondo mis estrellas
y un círculo de sueños devastados.

La mano silenciosa que me trajo
al descarnado asilo de esta noche,
no sabía este silencio embravecido
que desata las cenizas del espanto.












DOMINGO CONTRERAS GÓMEZ [11.937]

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Domingo Contreras Gómez 

(Los Ángeles (Chile),  14 de octubre de 1876 - † 1948) ; Abogado, Diputado de la República de Chile, período 1926 - 1930, hijo de José Dolores Contreras y Adelaida Gómez. Se casó con Hortensia Toro Amor, matrimonio del cual nacieron cuatro hijos.

Estudió en el Liceo de Concepción y luego ingresó al curso de Leyes en la misma ciudad; juró como abogado el 4 de noviembre de 1900; su tesis se tituló “De las minas y de la propiedad minera.”

Sus actividades fueron profesionales, agrícolas y periodísticas. Ejerció su profesión en la ciudad de Los Ángeles.

Como agricultor, explotó los fundos “Santa Amalia”, "Los Robles" y "Los Cuartos", en el departamento de Laja; “La Esperanza”, “Pan de zúcar”, “Santa María”, “El Espino”, “Las Vigilias”, en Los Angeles. Fue director de la Cooperativa Lechera Bío Bío.

Como escritor, escribió tres libros de poesía y un estudio histórico de la ciudad de Santa María de Los Ángeles.

Durante su permanencia en Concepción fundó la revista "Bohemia", en 1897, y fundó el diario "El Siglo" de Los Ángeles.

Militó en el Partido Radical; presidente de la Asamblea Radical de Los Ángeles.

Fue secretario de la Intendencia de Bío Bío, y luego intendente de la misma localidad, desde el 20 de julio de 1932 hasta el 4 de noviembre del mismo año, fecha en que renunció.

En 1938 se desempeñó como regidor de la Municipalidad de Los Ángeles. Consejero de la Corporación de Reconstrucción y Auxilio.

Fue elegido diputado por la Décimonovena Circunscripción Departamental de "Laja, Nacimiento y Mulchén", período 1926 a 1930; integró la Comisión Permanente de Legislación y Justicia y la de Hacienda.

Miembro y presidente del Club de La Unión de Los Angeles; miembro del Centro Español; director honorario del Ateneo Camilo Henríquez. Director de la Asociación de Canalistas de El Laja.

Obras del Autor

Anfora. 1928. (libro de versos).
La carabela. 1945. (romance histórico).
La ciudad de Santa María de Los Angeles. 1942. (estudio histórico, dos Tomos).
Efímera. 1918. (poesía).





Efímeras
Autor: Domingo Contreras Gómez
Santiago de Chile: Impr. Universitaria, 1918



CRÍTICA APARECIDA EN LA NACIÓN EL DÍA 1918-08-05. AUTOR: LEO PAR
Estas “Efímeras”, burlando el pronóstico de su nombre, están destinadas a perdurar. Tienen todas las cualidades de arte natural y sincero, de levantado pensamiento y viva sensibilidad que pueden asegurar vida larga a un volumen de versos.

El señor Contreras se inicia loablemente en la vida del arte con su hermosa colección de poesías. Ellas descubren a un poeta experimentado, seguro de su mano y de su arte. No hay en estas páginas titubeos ni disparidades; todo está igualmente bien, reina por doquiera un cierto nivel uniforme de belleza.

Las sensaciones que describe el poeta, los afectos que canta, son delicados y nobles. En su alma, como en amplio y límpido espejo, vienen serenamente a reflejarse el mundo de los anhelos e ideales y la naturaleza exterior con su pompa, grandeza y hermosuras.

No es que los sentimientos y el paisaje cantados por el poeta posean especial novedad, sino que lo sincero y efusivo de sus versos, la corrección de su forma, les comunica particular encanto. Algunos de los poemitas, en su sobriedad plena de sentido y sentimiento, recuerdan las rimas becquerianas. Es análogo modo de ver, de sentir y expresarse. En tal sentido, los versos más interesantes son, a no dudarlo, esos que el autor tituló “Sonatas”. Son versos de amor, y en ellos palpita casta y ardorosamente la eterna pasión en sus múltiples faces [sic], en sus horas sublimes de triunfo y en sus momentos de agonía. Pero en todo tiempo sabe le poeta mantenerse en los límites de la correcta belleza. Entre las varias composiciones que pudieran citarse, básteme transcribir la siguiente:



“Yo adoro tus labios, tus labios crueles,
tus labios hermosos que saben a mieles,
tus labios que son como hermosos claveles
de célico olor:
me siento en tus redes divinas opreso
y quiero en un beso
morirme de amor

Mi amada, no temo a tus fieros enojos,
yo temo a tus ojos,
yo temo a tus labios ardientes y rojos,
de dulce sabor;
me siento en tus redes divinas opreso
y temo en un beso
morirme de amor.

Mi amada, la vida es un cándido sueño.
Suaviza tu ceño
y muestra de nuevo tu rostro risueño
bañado en rubor:
me siento en tus redes divinas opreso
y quiero en un beso
morirme de amor!...” (pág. 119).




No abundan en estas poesías las imágenes propiamente dichas. Lo que predomina es el movimiento de la elocuencia, el ordenado y arrastrador [sic] impulso de las ideas y sensaciones. No hay aquí líneas que se destaquen y capten la atención del lector, versos que formen cuadro: todo va fundido y concurre a un efecto general.

Poseen estos versos la primera cualidad que necesitan para agradar: son, de ordinario, técnicamente correctos. El poeta parece haber vivido aparte de nuestro mundo tumultuoso de Santiago. Hay candor y serenidad en su inspiración. La Musa no lo atormenta y hostiga, no le crea enfermizos estados de ánimo. La suya es una poesía sana y que brota del fondo de un espíritu optimista.

Su alejamiento de nuestros centros literarios lo ha conservado inmune de todo resabio o enfermedad poética. En tal sentido es propiamente clásico; y su arte, un arte ponderado, sin demasías de expresión o de concepto. El poeta conoce y utiliza con acierto sus recursos artísticos. No haya temor con él, de trepidar ante algún verso o de que nos sugiera dudas algún metro. Precisamente porque emplea bien las cláusulas rítmicas y corta sus hemistiquios donde Dios manda, porque acentúa debidamente, pero sin insistencia, resultan los versos suyos fluidos, melódicos y tan gratos al oído como a la inteligencia. Por ellos debemos al autor un vivo y cordial aplauso.




Ánfora
Autor: Domingo Contreras Gómez
Santiago de Chile: Impr. Universitaria, 1928


CRÍTICA APARECIDA EN EL MERCURIO EL DÍA 1929-03-14. AUTOR: OMER EMETH
Todo no ha de ser moderno…En el banquete poético, no solo la cruda chicha del modernismo ha de correr a raudales, sino también, el vino añejo de la poesía tradicional. Este, al final de la comida, trae consigo esa simpatía, esa indulgencia que, derramándose sobre todas las cosas y las gentes, las vuelve amables o, al menos, tolerables. La poesía tradicional es una música como de “berceuse”. En el peor de los casos, aun cuando le falta lo más esencial –quiero decir, el meollo- posee, merced al ritmo y a la rima, la virtud de calmar, mecer y adormecer.

Otra de sus ventajas –y no es la menor- consiste en que, si, por ventura, tiene algo que decir, el poeta puede decirlo y lo dice, cosa que a los modernistas oscuristas no les es lícito pretender. Cuando la casualidad quiere que en su mente surja una idea original, ¡ay de ella! No logra tomar cuerpo: dilúyese o se disuelve en esa palabrería sin sentido, a que se reduce fatalmente el modernismo de 1928-1929.

Estas reflexiones han brotado sobre la “Ánfora”, de don Domingo Contreras Gómez, llena de un falerno de Horacio, en sus horas de indulgencia, no habría despreciado.

Allí el poeta chileno canta al amor, como solía cantarlo el poeta romano: sin grandes arranques de pasión y casi siempre con una sonrisa en la comisura de los labios. Dice:


“De mis grandes penas
hago cantos chicos…” (p. 143)



El hacer cantos grandes con grandes penas, es propio de grandes poetas: un Musset, por ejemplo, o un Leopardo…

Al señor Contreras Gómez, ¿quién le creerá cuando dice a cierta mujer:



“Vierten veneno mis cantos:
¿Cómo no lo han de verter
si la flor de mi vida
envenenaste, mi bien?”



Este es un testimonio que el poeta levanta…Y si no, léase el soneto de la “Lavandera”:



“Junto al arroyo claro, la rústica lavaba
y la pieza de ropa que su mano batía,
con cada nuevo golpe que la moza le daba
sobre la tosca piedra, más blanca se ponía.

Los golpes de la pala la moza acompañaba
con una canción triste como una letanía
y, pensando en el hombre que a diario la zurraba,
junto al arroyo claro, de amor languidecía.

La pasión que sentía la ruda lavandera
por el fuerte muchacho que la zurraba, era
lo mismo que la ropa que su mano batía.

Hembra humilde, admiraba la fiereza del macho
y, de cada paliza que le daba el muchacho,
más albo que la ropa, su cariño salía!...”




Tal vez este soneto no sea popular en los círculos feministas. Sabe Dios si allí no se le calificará de venenoso…En cambio, lo alabarán aquellos hombres que hayan leído en Moliere la exclamación de la mujer de Sganarelle: “Et s’il me plait d’etre battue…”

Esta gota de ironía que se rezuma de la “Ánfora”, basta para quitarle al amor que rebosa de ella el gusto a licor venteado…




FERNANDO YACAMÁN NERI [11.938]

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FERNANDO YACAMÁN NERI 

(México, D.F, 1985). 
Licenciado en Letras Hispánicas. Finalizó dos diplomados de creación literaria: el primero en la Escuela Dinámica de Escritores y el segundo impartido por el Instituto Nacional de Bellas Artes. Es editor en el estudio de diseño «azulgris.com» y docente de Historia del arte a nivel licenciatura. 
Su obra literaria se ha publicada en cuatro antologías por parte de la Universidad Autónoma de Aguascalientes y en la antología Permanencia del deseo.  Ha colaborado también en diversas revistas, como: “Picnic”, “Crítica”, “Parteaguas”, “Tierra Baldía”, “Lee más” y “Punto de Partida”. Además en páginas electrónicas: «revistareplicante.com», «Gibralfaro.uma.es», «resonancias.org», entre otras. Con el apoyo del Fondo Estatal para la Cultura y las Artes 2010, ha terminado y publicado en una antología su novela corta Los ángeles del último sueño. 
Distinguido con el segundo lugar en la sección de ‘Narrativa’ del premio “Punto de Partida” por la UNAM 2009 y el premio “Elena Poniatowska” de 2009, convocado por la Universidad Autónoma de Aguascalientes. 
Bajo la batuta de la escritora Ana Clavel escribió la novela colectiva Las orquídeas. Junto a la directora Claudia Santiago escribió la dramaturgia de la obra Náa gunaá, con temporada en abril del 2013, en el foro de las artes del CENART. En diciembre del 2013 se publicaron dos de sus cuentos en la antología Narrativa de Aguascalientes 1990-2010, editado por el Instituto Cultural de Aguascalientes Escribió la dramaturgia del unipersonal Destrozando el tiempo, que se presentará el 2 de abril en el salón de danza de la UNAM del Centro Cultural Universitario. 
Su libro Ya quiero despertar se publicará a mediados del presente año bajo el sello editorial Foc.




Pulso

Los cangrejos se vuelven luminosos, en el cielo las aves son puntos que abandonan el mundo, la luz del faro sombrea olas que se estrellan contra las montañas, el viento atrapa arena que se adhiere a nuestros cuerpos centellando, despiertan fantasmas y deambulan entre nosotros, en el muelle que está a punto de hacerse trozos y nos detenemos justo en el momento que el mar moja nuestros pies.

Ayer marinos, hoy calaveras ríen frente al mar.

La luz del faro nos ilumina como criminales que intentan fugarse de esta guerra, que al ya no caber en este lugar, se ha metido en la noche, en la herida de tu frente que se expande, en mis manos que se alargan hasta desaparecer en tu cuerpo, en tu pecho la sangre galopa como las olas que se estrellan contra la montaña. Deseo llegar contigo hasta el fondo del océano, para recorrer el mundo desde sus entrañas.

Que nuestra muerte sea rápida, como el aletear de un ave.

Al pisar el muelle, flotamos como los fantasmas que ven al horizonte y a los barcos que se hunden justo en el momento de abandonar los límites del mundo. Escuchamos el canto de sirenas y el canto en la garganta de los ahogados. Se asoman ojos y al fondo encontramos cuerpos de medusas y monstruos que agitan el mar. La luz del faro alumbra, distorsiona y agiganta nuestras sombras contra la montaña y desaparecen.

Al dar el salto se abre la noche.

La corriente me arrastra, la montaña se desdibuja, el paisaje son líneas de diferentes tonos, descargas eléctricas se apoderan de mi cuerpo y retumban, en el cielo sólo quedan puntos, mis manos se alargan hasta desaparecer.

Al mirar atrás, te encuentro al fondo del pasillo de este barco hundido.





La senda del bestiario

Naturaleza muerta enreda mis pies. En el lodo agonizan serpientes y sapos hinchados. El cielo retumba y se abre. Detrás de las nubes: los dioses.

Escucho mi eco
Te escucho atrás de las montañas 
Te escucho desde el fondo del cielo

Pero no te encuentro y el paisaje se derrumba, es fango y algunas ranas croan. Puntos centellan en la tempestad, deben ser ojos, pero no son los tuyos. Las  luciérnagas revuelven más la noche al crear su propia constelación.  El veneno de la serpiente pulsa en mis pupilas y por instantes te busco:

Desde las montañas, como las águilas 
Desde los árboles, como los búhos
Desde el lodo, como los insectos

Quizás ya estamos muertos y somos luciérnagas.





Fractales

Pétalos suspendidos en el aire,
adornan muertos.

Flores en el aire,
giran como nebulosas;
nace el umbral iluminado.

Naturaleza muerta en el aire.

Las flores caen 
y marcan el camino sin retorno.






La obsesión que abre e ilumina mis venas

En mi locura de mar abierto 
despiertas mis sueños a la orilla de la isla que se hunde
en tu ombligo navegable
en tu espalda
                    dejarte mis brazos
y mis labios en tus labios de crepúsculo
que me llevan a otro continente  
y descubres mi brillante paranoia.

La noche cae atrozmente dentro de las venas de mi sangre 
y escapas por la puerta que se abre en el espacio 
suicidas ríen en cada estrella
                        el universo es la lluvia 
                                        que se desprendió de tus labios.






El prólogo de lo que nunca fue

Los dos se acercan mientras se hablan al oído. A cada paso la música suena más fuerte y cimbra en la sangre. En sus ojos el abismo y con la mirada pactamos la noche que ya latía en mi pecho. Bailamos. Pierdo mis manos bajo su ropa, mis labios se evaporan en los suyos, mi cuerpo es luz derramada entre sus brazos.

Acabamos contra la pared que se expande. Mi lengua herida navega y se pierde mar adentro. Ellos al mirarse navegan a un mundo que centellea en sus pupilas. Al besarse las venas de su cuello se hinchan, su tormenta revienta en mis entrañas y en sus lenguas descubro tatuajes de símbolos.  

La noche acabó en la cama, en las sábanas que cobran movimiento y su oleaje revienta en nuestros pies. Las nubes se evaporan, el sol deslumbra y su corona rasga mis ojos. En sus brazos la fuerza del océano revienta en mi espalda, sus labios desaparecen en mi pecho, sus barbas desgarran mi piel. Mi piel es la arena que aprietan en sus puños.

El sol ha perdido su corona, cae sobre el océano y nos rodea. Por un instante el universo es espuma, escurre en mi pecho, en el vientre, en nuestro sexo erguido. El océano se hincha, es una ola que rasga el cielo y su luz revienta en la orilla. La tierra ha desaparecido. El mar se vuelve rojo y escurre de mis labios.

Del cielo la corona cae una y otra vez. El sol se esfuma y en el fondo del océano nace la penumbra de nuevos horizontes. El cuarto jugador es la muerte. Mi pecho se abre, se desborda la noche, cuervos vuelan rumbo a otros continentes y en su pico llevan trozos de mi carne. Se carcajea la muerte, ellos se besan y yo he quedado fuera.






Greguerías

La muerte le sonreía todos los días, por eso le puso vestido y la convirtió en su modelo.

Algunos hombres usan barba los domingos para esconder el crimen del sábado por la noche.

Las monjas son murciélagos que sólo chupan la sangre de Cristo.

Rezó el Ave María y se desplumó en sus plegarias.

Las calles congestionadas estornudan automóviles.

Las malas lenguas, al besarse, acabaron de pleito.

La monja cubre su cuerpo, porque debajo de él, Cristo sonríe.

Las vírgenes son muñequitas con las que juegan los padres.

Tomó el tren y cuando miró atrás sólo vio un cuadro, una mosca, un punto, algo que ya no importaba.

Él siempre es el alma de la fiesta, aunque nadie le ha dicho que ya está muerto.

Tenía el Jesús en la boca y al tragárselo se volvió ateo.

En las citas a ciegas se conoce mediante el cuerpo.

Los zapatos lustrados lloran el viaje que no han hecho.

Los dioses gritan
Importantes secretos
Detrás de nubes





La última canción

En esta azotea el verano se desborda en nuestros cuerpos. Aventamos nuestras camisas, el viento las agita como nebulosas y desaparecen en el océano de luz —El vuelo de los aviones sacude edificios, árboles, el sueño de los vecinos y nuestros cabellos—. La noche nace en mis entrañas y en la punta de tu lengua que se pierde en mi pecho; tu sudor navega en mi piel y nuestro olor impregna el espacio. Tu aroma me despertaría aunque estuviera muerto —En el cielo los aviones son aves que descienden a nuestras espaldas, en la pista de aterrizaje—.

Desde el cielo nos espían como perros de azotea que ladran a la noche.

En esta azotea atravesamos el mundo, los días y las noches en un solo parpadeo; y nacemos y morimos y renacemos para encontrarnos. El océano es una inmensa ola que se forma en el horizonte. Tu risa psicópata despierta mis soles dormidos, mi lengua es pirotecnia y con sólo alzar los brazos rasgamos el cielo. La ola revienta contra el edificio y cimbra; está a punto de derrumbarse.

Las luces se adhieren a nuestros cuerpos, en tu pecho quedó atrapada una constelación, las aves en su vuelo se llevan la ciudad y nos elevamos al cielo como luciérnagas.



Besos

I

Las olas rompen
detrás de tus labios.

Tu lengua de mar
siempre en la noche
y en la madrugada espuma.



II

Colmó mi boca de musgo
de enredaderas e insectos.

Cuando abrí los ojos
Centelleaba  el bosque.



III

Tu lengua: el pretil de la noche.
Y no dude en aventarme.



IV

!



V

En tu lengua la esquina
en que di vuelta
para encontrarme con la muerte..



VI

La pistola en medio de tu lengua
y el crimen estalló en nuestros labios.







CONSTANZA FLORES RODRÍGUEZ [11.939]

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Constanza Flores Rodríguez 

Nace en Buenos Aires, Argentina, el 18 de marzo de 1974. 
Licenciada en Filología Hispánica por la Universidad de Barcelona; ha orientado sus estudios en Teoría de la Literatura y Literatura Comparada. En 2007, finalista en el concurso de Poesía Antoni Vilanova organizado por la Universidad de Barcelona. Ha publicado algunos poemas en la revista La Siega. Actualmente reside en Barcelona donde colabora en la revista Pliego Suelto. Ha expuesto su trabajo en galerías de arte de Sitges a través de las instalaciones: Biblioteca Sant Pau y Santa Creu (2003). Sala de Exposiciones Patronat (2004). Sala de Exposiciones Vaixells, Palau Maricel (2005).





El jardín

mis hermanas cuelgan de los árboles
boca abajo con pelos sueltos
atrapan luciérnagas con la boca
iluminándose las caras
con la fogata en el paladar

giran en calesita por el entrecejo
sueltan sueños por hoy
que rebotan en el daño
desnudando miedo de infancia

camino debajo de ellas
los cabellos peinan mi frente 
ato lazos entre una y otra
guardando siempre a Melisa

en bostezos caen lento 
sostenidas por el viento de mamá y papá
mecen su inocencia frenando la caída 
y duermen al final del día
con el crujir de la tarde acurrucándose





Los Nogales

Calle de barro 
rayos de bicicleta naranja
se hunden en el agua de los charcos

la bici de Andrea

montañas para saltar cables de tren
cloacas para trepar ideas silvestres
sin podar el crepúsculo en las vías

perros y caballos de la calle

grito que no hay más tierra en el pelo
que sigue enredándose con el sueño
grito canciones de leche 
y juego con pasto a la escondida

nuestras cabezas de níspero entre durmientes 
sacuden las campanadas de trocha angosta 
mientras del tren tiran mandarinas para aprovechar

corremos a casa
y por la chimenea del patio
subimos al techo para vengarnos 
con ramas en las manos
y pulóveres cocidos






Los perros

La tarde trae perros sueltos
se acuestan en la arcilla 
y arden

Al frío la plaza se ausenta
y ellos la persiguen
como a una madre

sus hocicos de vidrio aprietan el ladrido
y tragan del mismo seno

Los ojos

rompen con algunas caras
en la plaza

sus gargantas frías exhalan vapor 
que dibuja a otros perros, suspendidos
y ellos, también baldíos,
se deshacen

En el fondo de la calle naranja
Veo sombras menudas
Son los niños en el fin de la tarde
Atándose los cordones en la vereda






La fogata

La siesta en la ropa
y no sabemos a qué jugar

papá hace una fogata
el pasto seco infla las llamas
que suben por encima de Bettina

Papá es más alto que el Fuego

En torno a la luz 
agitando el cuerpo en una danza
sorteamos las llamas con risas de indios
quemamos nuestras bocas en la hoguera
saturando un incendio ya oscuro

el humo llena el aire y enrojece los ojos
endiablándonos con el atardecer

mis hermanas de paja descosen el ardor,
y con cada salto crecen
mostrando el negro de sus sexos

el miedo se desprende del cuerpo 
cuando jugamos a morir
y saltamos al fuego con los ojos cerrados






Jazmines

Jazmines de Don Nerino 
en noviembre
con sapos de lluvia

tiro piedras a las vías
que dan contra las cables de los postes
resuenan en metal agudo
tensando el descampado

pasa la tarde
pasa el tren 
y el sol picado de las siete

corro sin caerme
pisando maderos
con rodilleras de cuero
que queman la ropa

solo escondo pasto 
de zapatillas

corro sin caerme
abriendo la garganta
que es un túnel seco 
donde el viento silba insectos
que se pegan al barro del paladar






La modista

La mañana se inflaba con tres mujeres 
entre ellas mi madre

decidían el largo del vestido

la mano de la costurera me hacía cosquillas 
marcando el ruedo con alfileres en la boca
metal frío con dedos delicados

detrás de la ventana
un limonero marcaba el dorado de la hora

antes de las diez 
cuando la luz todavía no quema los ojos
antes de las diez
discos y Grieg con café con leche
antes de las diez
se oye la mañana subir 
como silbido fresco de viejo acercándose






Esquina

bajo la falda de mamá resueno
tibia todavía por el cordón
junto a una virgen que desata nudos
veo a mi madre sujeta 
al cordón de la vereda 
que anuda mi brazo en alto
desde la esquina

con la mañana en los ojos
con obreros en la frente
chupo la herida y trago sangre
aprieto un soplo en la boca
y agito la mano
para fijar mi nombre
baldosas abajo








EVODIO ESCALANTE [11.942]

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Evodio Escalante

Nació en Durango, México el 2 de enero de 1946. Ensayista, antólogo, crítico y poeta. Licenciado en derecho. Obtuvo la maestría en letras y posteriormente el doctorado en la misma especialidad en la FFyL de la UNAM. Fue director de Difusión Cultural de la UAM de 1982 a 1985. Es profesor e investigador de tiempo completo en el Departamento de Filosofía de la UAM-Iztapalapa. Ha colaborado en Casa del Tiempo, La Cultura en México, suplemento de Siempre!, La Gaceta del FCE, La Jornada Semanal, Proceso, y Sábado. Coordinó la edición crítica de José Revueltas, Los días terrenales, Conaculta, Archivos, 1992. Obtuvo el Premio de Poesía Iberoamericana Ramón López Velarde 2009.





Una pirámide de huesos
De transparencias encendidas
Un gran muñón
Un recodo
Sombrío
Un jaguar que ha caído
En el ojo de Dios
Nada es la luz y la serpiente
Nada es la hostia y el estiércol
Nada la sed de los espejos
El tránsito del Verbo
Del yo al nosotros al quién sabe
Mil manecillas se empozan en los labios
Los fusiles escuchan
La tierra bruscamente suspende sus llamadas
Y la orden no llega para los condenados
Pasan dos mil corderos
Y una nube redonda como el asma

y mil etcéteras.






Para no decir viento dije furia
Dije barcos sedientos de memoria
Para no decir alma dije pájaro
Dije costilla hundida en la ventana
Para no decir muerte dije botas
Dije marchas forzadas hacia el Volga
Para no decir odio dije cráter
Dije mesa tendida justo a las cuatro de la tarde
Dije comida fría que me sirve mi esposa







Crápula 

He visitado los más turbios hoteles
Y he ido a la cama con hombres, con mujeres.
Con perros, con gallinas
Y hasta quizá con niños
En la ardorosa claridad, en la noche aturdida,
Soliviantado por las penas, el tiempo apresurado,
El no saber qué cosa,
El alcohol, el dinero,
Por la estéril estrella
Y por la vida, en fin, soliviantado
Por la lumbre,
Por el deseo marchito de la rosa vencida,
He penetrado en turbias, oscuras cavidades,
He cavado sin fin,
He dividido en dos las porquerizas,
He cerrado los ojos entre perdido y ciego,
He avanzado sin tacto y sin remedio
En la ciudad estercolada,
Y he salido del círculo fangoso, sin esperanza,
Más bien llevado por el cuerpo
Y contra el propio cuerpo si era necesario

Todo por obtener un respiro
Y escribir el poema.






Impromptu lisonjero

Cada rostro que veo es el rostro de un muerto.
Amigos idos, parientes, compañeros de escuela
Inesperadamente resucitan
Durante centésimas de segundo
Y estremecen mis pasos en la calle.
El agujero de la semejanza
Con su ecuación de vértigo
Me jala de las mangas con un negro presagio,
Abajo,
Abajo,
Más abajo,
A la yugular.
"Abre los ojos"—me dice la conciencia.
"Ahuyenta los recuerdos"—le contesto.






Un poeta mexicano

¿Con qué se come la Deconstrucción?
¿Alguna vez lo imaginaste acaso...?
Como te escuece el alma la teoría
Arrojas contra Harold Bloom
Cuantos dardos recoges
En basureros académicos
La llamada angustia
                           De las influencias
Un disparate te parece
Y te pones tú mismo de prueba
Más que fehaciente:
Nunca quisiste matar a Sabines, López Velarde
Villaurrutia o Paz
Con lo que se demuestra...
¡Que no entendiste nada!

(Bloom se refiere en exclusiva
A los grandes poetas
No a repetidores como tú)




JOSÉ MUCHNIK [11.943]

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José Muchnik

Poeta y antropólogo, José Muchnik nació en 1945 en una ferretería del barrio de Boedo de la ciudad de Buenos Aires, barrio donde anclaron sus padres, inmigrantes rusos en estas tierras. Su infancia transcurrió entre barricas de gomalaca, latas de masilla y tambores de kerosene, entre oleajes de exilados de diversas latitudes que buscaban un retazo de calma para vivir. Se graduó en 1973 de ingeniero químico en la Universidad Nacional de Buenos Aires, y pocos años después, con la nefasta dictadura militar llegó su turno, la corriente siguió moldeando vidas arrastrándolas al ritmo de sus caprichos. Reside en Francia desde el año 1976, graduado Doctor en Antropología de l’ Ecole d’Hautes Etudes en Sciences Sociales de París, especializado en el estudio de culturas alimentarias locales se desempeñó hasta el año 2013 como Director de investigaciones en el Institut National de la Recherche Agronomique (INRA) de Francia. Recorrió diversos países de África y América Latina, realizó numerosas obras de poesía, ensayos antropológicos, exposiciones fotográficas… pero él sigue siendo Josecito el de la ferretería, un habitué del boliche de la cortada San Ignacio, de esa ciudad llamada Buenos Aires.

Publicaciones literarias

-Quince poemas por la paz, 1985, Edición del autor, San José de Costa Rica.
-Ocho poemas para perder el tiempo, 1987, Ed. Calle Arbolada, Buenos Aires.
-El retorno de Don Quijote, 1989, obra de teatro inédita, SAE Buenos Aires.
-Cien años de libertad y Coca-Cola, 1990, Editorial Universitaria Centroamericana, San José de Costa Rica. Edición francesa, 2009, L’Harmattan Francia.
-Proposition poétique pour annuler la dette extérieur  (edición bilingüe, español-francés), 1993, Ed. L’Harmattan, Paris.
-Arqueología del amor, 1993, Edición del autor, Montpellier.
-Amazonia he visto,(edición bilingüe, español-francés), 1997, Ed. Louma, Montpellier.
-Calendario poético 2000, 1999, Ed. Aguirre Buenos Aires, versión francesa Ed. Octares Toulouse.
-Le Grain, le coeur et le mot, (edición francesa), 2001, Antología de poesía africana, Ed. Feu de Brousse-Senegal / Cirad-Francia
-Guia Poética de Buenos Aires, 2003, Ed. Secretaría de cultura del gobierno de la ciudad. Versión bilingüe, 2004, ed. Tiempo, Paris
-Chupadero, 2005, novela, Ed. El Farol, Buenos Aires
-Versos para soñar y saborear, 2006, compilación, ed. Instituto de estudios giennenses, Jaen-España
-Pan amor y poesía : culturas alimentarias argentinas, 2008, compilación, ed. INTA, Argentina
-Tierra viva luces del mar, 2008, ed. Talleres Patagonia, Argentina.
-Kasting, 2010, obra de teatro inédita, SAE Buenos Aires.
-Travesías Poéticas, 2011, ed. bilingüe L’Harmattan Francia.

Exposiciones de foto-poesía

-Le pain des autres, 1990, FNAC, Montpellier
-Amazonia he visto, 1999, Agropolis Muséum Montpellier, Casa de la Poesía de La Habana – Cuba;  2009 UNESCO Paris
-Mamáfrika, 2007, Casa de la Poesía de La Habana – Cuba ; 2007 Evry – Essonne Francia
-Amazonie, rêves et réalités, 2007, Agropolis Muséum Montpellier

Actividades de difusión literaria

-Cofundador en 2009 del grupo franco-argentino “Travesías Poéticas”
(w.ww.travesiaspoeticas.com.ar)
-Miembro de la redacción de la Revista “Souffles”, fundada durante la 2da guerra mundial (www.revuesouffles.fr)
-Organización de diversas manifestaciones poéticas en París (Unesco, Casa Argentina de París, Embajada Argentina en París…)
-Corresponsal del periódico cultural “Generación Abierta” (http://www.generacionabierta.com.ar/generacion.htm)
-Corresponsal del periódico “Desde Boedo” (www.periodicodesdeboedo.com.ar)

Publicaciones científicas (selección)

-"Alimentation techniques et innovations dans les régions tropicales", MUCHNIK J. (éd.), 1993,  L’Harmattan, Paris, 556p.
-«Petites entreprises et grands enjeux : le développement agroalimentaire local», LOPEZ E., MUCHNIK J., (éd.), 1997, L’Harmattan Paris , 2 Tomes 716 p.
-« Alimentation, savoir-faire et innovations agro-alimentaires en Afrique de l’Ouest », MUCHNIK J. (éd),2002, Cirad Commission Européenne, 11 vol.
-« Le temps des Syal : techniques, vivres et territoires », MUCHNIK J, de Sainte Marie Ch (éd.), 2010, ed. Quae. 
 -“Territorios Rurales. Pobreza, acción colectiva y multifuncionalidad. Claves e interrogantes sobre los sistemas agroalimentarios localizados”, Torres Salcido G., Sanz Cañada J., Muchnik J., 2010, éd. UNAM- México.




Esto no es poesía. José Muchnik

José Muchnik“El mundo un desgarro” sentencia el poeta y antropólogo bonaerense, radicado en París, y lo argumenta aquí en un breve artículo, al tiempo que nos invita a conocer sus versos.





Orígenes

I

Todo nace de un desgarro

de galaxias incandescentes
abuelas en tinieblas
exilios sin fin

II

¡Big-bang ! Girar ! ¡Girar ! ¡Girar ! Estrellas, átomos, corazones.

Universo ¿una gota? ¿un beso?¿una palabra?

Todo nació de un desgarro, bacterias, amebas, enzimas… brotaban de la herida original… luego peces, batracios, reptiles… también humanos animales de carne y de barro, de agua y de sangre.

Biblia, Corán, Rig Veda, Popul-Vuh… misma búsqueda, explicar en libros sagrados el tajo creador, palabras brotando del dolor, palabras ungüento aliviando ignorancia, palabras pájaro cosechando cielos, palabras espada acerando leyes…¿Dios? ¿Dioses? Uno, múltiples…mismo miedo, danzar en tinieblas sin péndulos ni amaneceres.

II

Todos nacimos de un desgarro

de madres abiertas en páginas sagradas
de pulmones quemados por el primer aliento
de genealogías degolladas en pueblos perdidos

Imposible cicatrizar

palabras no nacidas
verbos no formados
calles ignoradas

IV

Todo poema es un desgarro

palabras en carne viva
corderos en cuclillas
sílabas huérfanas

¿Quieren saber cómo nace?
¿quién corta el cordón?
¿dónde arrojan la placenta del poema?

Imposible saber

Si corro desnudo hasta el centro de la plaza
¿crecerán pieles nuevas para vestir mi desamparo?

Si grito desaforado en la boca del olvido
¿devolverá ecos la memoria del aljibe?

Poema: colisión de gritos callados en otras vidas.

V

Muerte es más que un desgarro
Muerte reúne
siglos en un instante
vidas en un suspiro
ancestros en la línea de llegada

Muerte
árbol cae 
deja el recuerdo de su sombra
mientras el sol finge ignorarlo

José Muchnik
Epinay Sur Orge noviembre de 2013





Esto no es poesía
José Muchnik

El mundo un desgarro

¡El reino de la pantalla en esta tierra! facebook, youtube, linkedin… todos conectados, todos sordiciegos, mostrar cybercaras, tetas tatuadas, culos firulete, fiestas tralalá… Ilusiones de existir. Mostrar amores al bacalao, sushis Fukushima, tagliatelli Berlusconi, poesías mascarpone… Nadie existe, todos implorando mendrugos de ternura, algunas migas de corazón fresco, tambores ritmos pieles sangre tibia, escuchadla.

Plagia poeta, plagia(1), esto no es una pipa, ni poesía, ni mundo, el mundo existe del otro lado del cuadro, llueven paraguas, jaulas empalomadas, cabezas sin rostro, llueven huevos, manzanas, drones(2), Superman traicionó, nadie se salva, urgencia poética, urgencia de otra luz, de perforar el ojo único, ver a través de palabras neblina los colores y relieves que trazar puedan la salida del laberinto.

¡Esto no es poesía! Es grito, poetas impuros, lenguas púa contra vinilos rayados, vociferando, ululando, catapultando sonidos sobre murallas del lenguaje, descargando arietes contra puertas del verbo, capitularán versos pasteleros y castas gramaticales. Fracasaste Platón, volvemos a la ciudad prohibida, poetas en grito, vaciaremos de sentido héroes jet-set en falsas acrópolis, levantaremos adoquines, surgirá lava en erupción que irá formando nuevas voces hasta pronunciar alegría.

¡Esto no es poesía! es testimonio, botellas al espacio desde umbrales del tercer milenio. Esto sucedió, esto sucede.
¡Nadie existe! ¡Globalización! ¡Gran Globalización! ¡Palabras burbuja! ¡Reventar palabras huecas! Hoy festival de tripas, humanidad machete, Bangui, Homs, Falluja, Juba, Kidal… ¡Palabras ciudad! palabras tierra casa mesa…palabras masacre ¡Zzzzzzz! ¡Gggrrrrmmm! ¡Pppffff!, vocales asfixiadas, sonidos se acercan, explotan, ¿Cómo salvar vocales en agonía? ¿Qué transfusión? ¿Qué grupo literario? ¿Sanguíneo…? ¿Cómo evitar invasión de lenguas metálicas? ¡Hoy gran demostración gran! ¡Sonrían, sonrían! ¡Mundo imagívoro! Devoramos imágenes, hambrunas guerras fiestas goles espectaculares, estrellas en vitrina, cuernos famosos… ¡Pantalla revuelta! ¡Gran omelette XXI! Mozo, otra copa. Hoy tráfico de niños mujeres riñones… Hoy conferencia del gesiete, geocho, genueve, geveinte…geojete, je je, sonrisas exitosas, marionetas dirigentes, digitales fotos dan vueltas al mundo en ochenta segundos, titiriteros conservar anonimato, ellos deciden, manejan hilos de bolsas quiebravidas, sefikill(3) insaciables, gente descartable, gente deambulando, en calles caminos mares, expulsada de tierras fábricas hogares…

Esto no es poesía, es grito, botella al futuro… ¿Nadie escucha? ¿Nadie responde? El mundo un desgarro ¡Locos del Dinero! ¡Locos de Dios! ¡Locos de Poder! ¡Locos del Ombligo!…estiran, estiran, estiran… bailarinas payasos madres árboles ríos valles, descuartizados por locos estiramientos. Hoy campamento gitano incendiado, aborto prohibido ¡parirás tus hijos con dolor! mujeres emburkadas(4) ahuyentando deseos, mujeres violadas, sacerdotes pedófilos, tradiciones sagradas,

1. La expresión “Esto no es poesía” es análoga a la utilizada por el pintor surrealista René Magritte para su célebre cuadro “Esto no es una pipa”.

2. Drone: en inglés zángano, expresión utilizada para designar artefactos aerodinámicos sin piloto guiados por tele comando. Los que más se han desarrollado son los drones de combate(UCAV: Unmanned Combat Aerial Vehicle), tele guiados para bombardear objetivos lejanos. Las víctimas inocentes de estas acciones son numerosas, las llaman “daños colaterales”.

3. Sefikill: “SErial FInancial KILLers”, asesinos financieros seriales

4. Vestidas con « burka », vestimenta para mujeres, usada por musulmanes ortodoxos, que cubre todo el cuerpo incluso el rostro.

http://www.laotrarevista.com/2014/05/esto-no-es-poesia-jose-muchnik/






AMAZONÍA HE VISTO 

     JOSÉ MUCHNIK



He visto 

la selva palpitando 
como un tambor de sangre 

la selva abierta 
como un amor inesperado 

la selva en grito 
como un río enceguecido 

un río sin cauce 
como caballos de piedra 

huyendo espantados 
hacia reinos diferentes 

He visto 

frentes humedecidas 
por un sudor muy antiguo 

noches alumbrando 
verdes melodías 

y el espesor de los sueños 
en los campos partidos 

He visto niños jugando 
como juegan los niños 

he visto niños sonriendo 
como sonríen los niños 

he visto niños trabajando 
como trabajan los niños 

jugando que son grandes 
con las vidas en la mano 

He visto árboles 

árboles abatidos 
como abuelos centenarios 

árboles en carne viva 
como reyes solitarios 

árboles suplicando 
la llegada de otros cielos 

He visto la tierra 

la tierra en cenizas 
derrotada hasta el horizonte 

la tierra madre 
la tierra novia 
la procreadora del canto 
y de los huesos 
de las voces 
y de los peces 

la tierra avergonzada 
sin rostro para las flores 

He visto loros llorando 
la ausencia de su amada 

He visto turistas comprando 
exóticos plumajes 



He visto vacas 
  

una vaca 
dos vacas 
tres vacas 
................. 
autopistas de ganado 
desfilando hacia el mercado 



Mi reino 
por una vaca 
una vaca 
por siete selvas 

una selva 
por media hamburguesa 
(algunas gotas de ketchup 
en homenaje al tomate 
algunos gramos de mostaza 
en las entrañas del pan) 

He visto 

un abuelo sabio 
susurrando a las plantas 
canciones de cuna 
para que duerman en paz 

He visto campesinos 

con sus manos duras 
sus palabras suaves 
y la esperanza blanca 

He visto la mesa de los pobres 

el arroz silencioso  


honorando el momento 

la farinha repartiendo 
su humilde alegría 

y familias reunidas 
protegiendo la tibieza 

He visto la esperanza 

una rama brotando 
en el recuerdo de las brasas 

un mono enamorado 
con una flor en la boca 

un viejito muy viejo 
descifrando las nubes 

y un niño luminoso 
disipando los humos 

He visto 

graciosos açaís 
bailando con la luna 

belicosos babaçús 
preparando el combate 

papagayos proclamando 
la república soñada 

y un castaño erguido 
como un rey sin latitudes 
declamando poemas 
para que vuelvan las aves 
He visto rostros 

todos los golpes 
todas las huellas 

todos los caminos 
en rostros desplegados 
como signos en vuelo 

rostros dulces 
como el lenguaje de las palmeras 

rostros tiernos 
como el pecho del Xingú 

rostros graves 
buscando en la niebla 
luces de manzana 
antes de la serpiente 


Todas las raíces 
todos los ríos 
todas las venas 
estallando en rostros 
como destinos verticales 

constelaciones de rostros 
buscando su sentido 
buscando sus líneas 
en las formas del dolor 
constelaciones de miradas 
bajo la Cruz del Sur 

desde siempre  


desde antes 
que el fuego sometido 


desde antes 
que el hacha liberada 

desde antes 
que el verbo enaltecido 

La Cruz del Sur 

raíces de la luz 
y origen de un silencio 
que aún no escuchamos. 

He visto luces 

luces difusas 
tatuando mensajes 
en la espalda del río 

luces incendiando el cielo 
para que pueda la noche 
cumplir sus promesas 

atardeceres de luces 
en túnicas diferentes 

mas el mismo suicidio 
el mismo sol que se hunde 
el mismo rito circular de la muerte 


He visto 

luces que quedan en los labios 
después del primer beso 

luces que suben al tejado  
para pedirle un favor a la luna 

luces acariciando troncos 
para adivinar la edad de las heridas 

He visto aguas 

aguas de todas las formas 
..... 
aguas como ríos 
llevando hacia el sol 
antiguos cargamentos 
de ilusiones marinas 

aguas como lluvia 
..... 
cayendo 
castigando 
purificando 
lavando ultrajes cometidos 
trayendo historias olvidadas 


Lluvias 

revelando al suelo 
secretos embebidos 
en la ira de los astros 

¿signos de la caída 
hacia fuentes ignoradas 
en el centro del futuro? 

¿O simplemente aguas? 

aguas relatando  
vegetales leyendas 
que nadie sabe escuchar 

aguas como pantanos 
como espejos de barro 
reflejando cielos mudos 

aguas como carbón 
erigiendo las formas 
del último adiós 

He visto aguas 

como ríos 
como lluvias 
como espejos 
..... 

como mantas frías 
que ya no abrigan 
la elegancia de los peces 

Aguas perdidas 
..... 
tanteando 
preguntando 
recordando 



Aguas soñando 
..... 
con un instante de transparencia 
en el pensamiento de un lago 

con el futuro de las semillas 
en un surco de maíz nuevo

o con el hechizo del viento 
en los orígenes del amor 



He visto manos 

manos que saben 
dar forma al mundo 

saben ser canto 
saben ser madre 
saben ser cincel 
saben ser barro 

manos de luz 
iluminando vasijas 

manos de miel 
arrancando espinos 

manos estrechando manos 
formando los jugos 
en el corazón de la caña 


He visto 

manos de todas las razas 
manos de todas las verdades 
de Juan Sintierra 
de María Pródiga 
de Pablo Firmamento 

manos atravezando el Brasil  
buscando un pañuelo 
de tierra para amar 

un pañuelo de tierra 
para que crezca un árbol 
para que crezca un techo 
para que crezcan las palabras 
que un día nos darán sentido 



He visto un punto 

un punto en la tierra 
para contemplar la propia altura 

un punto en la colina 
para ser hoja en el río 

un punto al pié de un árbol 
para saber si mis brazos 
son ramas o ilusiones 

He visto un punto 

un punto en el tiempo 
para la concavidad del reposo 

un punto en la niñez 
para proteger la ternura 

un punto en la juventud 
para la explosión de las flores 

un punto en mi edad 
para el espesor de las uvas 

un punto resumiendo 
la savia madura 

un punto  

..... 
para llorar por todos 

por la tierra en cenizas 
por las vacas inocentes 
por los árboles abatidos 
por los pájaros enlutados 



He visto 
..... 
Amazonía 
..... 
He visto










RUBEN DARÍO ROMANÍ [11.947]

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RUBEN DARÍO ROMANÍ FERREYRA 

San Rafael, Mendoza, Argentina. 1963
Museólogo y Magister en Arte Latinoamericano de la Facultad de Artes y Diseño de la Universidad Nacional de Cuyo, Mendoza, Argentina y Máster en Patrimonio Natural/Cultural, de la Universidad Internacional de Andalucía, España. Trabajé en la organización de la Red de Museos de Mendoza y la creación del Comité Mendoza de Lucha contra el Tráfico Ilícito de Bienes Culturales y desde hace 20 años en diversos temas de gestión patrimonial para la administración provincial del área Cultura (inventario de bienes culturales, legislación, memorias orales, sistemas documentales, evaluación de proyectos y museología comunitaria) Asimismo asesoro a ONGs dedicadas al patrimonio ferroviario (http://ferroturtrasandino.wordpress.com) y a la protección e interpretación de ambientes naturales-culturales de Mendoza. Miembro de la asociación AIP(Asociación de Interpretación Patrimonial). He obtenido diversas becas para participar de programas de entrenamiento internacional organizados por instituciones como: Instituto de Coop. Iberoamericana. Madrid; Museo de América, Madrid; Encuentro AIC, St. Louis, Missouri, USA; Becario del Programa Preservación del Patrimonio Bibliográfico - Ministerio de Cultura de la Nación; Becario Programa Centros de Interpretación (Programa Misiones Jesuíticas y Dirección Nacional de Patrimonio de Argentina), Curso Iberoamericano de Redes de Museos (Montevideo, oct 2009. AECID), Patrimonio Intangible (AECID, Lima, Perú, oct 2010). Mayores datos curriculares en http://ar.linkedin.com/pub/rub%C3%A9n-dar%C3%ADo-romani-ferreyra/52/4b9/124 He publicado: • Directorio de hacedores culturales de la provincia de Mendoza, 1997/98. • "Contribución a la documentación organológica: una experiencia de informatización de fichas de relevamiento." ROMANI, Bosquet, Soria. En: Actas IX Jornadas Argentinas de Musicología, Buenos Aires, Argentina. • “MI COMUNIDAD, patrimonio viviente.” Serie Libros Nº 5. Museo Municipal de Historia Natural, San Rafael. • Memorias de Juan Domingo y otros mitos. Rubén Darío ROMANI, entrevista ficionada. Editorial DIOGENES, Mendoza. • Instituto Provincial de la Cultura. Catálogo de Fiestas y Celebraciones Mendocinas. • “Bibliotecas Mendocinas. Catálogo de Instituciones. Subsecretaría de Cultura de Mendoza. • La institución “Museo” en Mendoza: el Museo Provincial de Bellas Artes. Págs. 107-116. En: Rev. “HUELLAS... Búsquedas en Artes y Diseño.” Facultad de Artes y Diseño, Universidad Nacional de Cuyo. • Presencias y desapariciones en el muralismo popular mendocino. Artículo en Revista “Tram(p)as de la comunicación y la cultura “,Nº 18: “Ciudad y espacio público urbano". Facultad de Periodismo y Comunicación Social - Universidad Nacional de La Plata, Buenos Aires. • La musealidad del patrimonio vitivinícola de Mendoza. Revista UNIVERSUM, Universidad de Talca, Chile. Mayores referencias a su biografía y acción cultural en: http://imaginario.org.ar/blog/ y http://paramillosdeuspallata.wordpress.com/




LA CASA DEL RECUERDO

La casa del recuerdo
se achica cada madrugada.
Sentado alrededor del equinoccio
de mi sombra impar
respiro el hielo
la sangre coagulada
y ese aire inútil y único
hace crecer las paredes
hacia adentro, cruel
celebración de la locura.
Aplaudo ciegamente
el acto monólogo
la tragedia solipsista,
aplaudo con tanta fuerzas
como para sacarle
astillas al alma y chispazos
a la elocuencia del silencio.
Es imposible calentarse
sin tus ojos en movimiento,
es absurdo encender
una lágrima infinita,
ese fuego apaga la piedad
de un telonazo.
El mundo se cierra sobre mi
con un abrazo indecente:
lo que abriga mata
lo que ausenta,
insomnia el don de vivir.
Al menos da que pensar
que con esta helada costumbre
de apenas balbucear
palabras perdidas como azogue,
abrazos de ocasión que fueron
semillas de inmortales,
una mañana de estas
o una noche sin espera
se derretirá una mano
tanto tiempo extendida
por la dádiva del humo,
por la yesca del olvido. 







DESENCUENTRO SUBYACENTE

(con permiso de Wislawa Szymborska)

Seamos totalmente condescendientes
el uno con el otro,
digamos: que impostergable desencontrarnos
después de tantos silencios.
Nuestros agapantos destilan grises,
nuestros colibríes beben oscuridades.
Nuestros abrazos van a pie
por el desierto incandescente
nuestras pieles se aquietan
como un pizarrón en verano.
Renunciemos al laberinto
desvencijado y harapiento,
la metáfora fácil se nos da
mejor que el aliento.
Matemos el grito inaudible
que no llama a nadie
festejemos, sin cristales
estallando en el cielo.
Nuestros bestiarios
no saben que comerse. 






IMPRECACIÓN DE MAYO

¿Qué tienes tú, mayo
que con tu enorme boca oxidada
devoras la simplicidad que titubea?
Accedes con un falso manto de piedad
y una tibieza que desmiente inviernos
a derribar una por una
las almas maceradas de nostalgía,
ramoneas la parte azul de sus peciolos
hasta el profundo gris
de las acequias encendidas.
Hay almas en ventolera
desprendidas del tallo del yo
(antiguo y fatuo nombre de lo efímero)
hiere en la memoria sin anunciarse
y nunca se clarifica en los fríos del sereno.
No sé si el oro y cobre falsos
de una mano extendida por una moneda
que no lleva tu rostro.
No sé si la luz poliedro de mieles
ya agrias de esperar por tu carne
que va dejando su cita formal
en la hoja perdida del futuro
y expande hasta el ojo trashumante
los restos mortuorios e invisibles
de una luz inapresable.
¿Qué tienes tú, mayo, una resaca
sin control de vidas paralelas?
¿Un conformarse con la parte negra
de la tierra que amaste y ahora
lame tu tobillo engangrenado?
¿De qué mano lanzarás tu bofetada
final, numerosa y volante, disfrazada
de trozos del manto
del ángel que nos irradia? 






Poemas de Laberinto del Fauno (inédito)

el rapto del cuerpo
es apenas una melodía inconclusa
mas en la disolución de las almas
acontece la escritura de la música

el robo del alma
desciende de esa mediación sonora
de ojos que hablaron con ilimitados
cuerpos sesgados de pasado

La destrucción de Babilonia
comporta desmontar ladrillo por ojo
diente por ladrillo el edificio
artificial del deseo







Los que miran desde afuera
desconocen la textura del laberinto,
las formas intrincadas 
de lo que florece simple linea recta 
futuro inmediato pasado feliz.

Los que nunca entraron 
desconfían de las formas curvas
donde los días sientan cómodas sus ansias
y por eso llaman noche a la penumbra 
y lux obscura al aleteo 
de la mañana primera.

Son los ojos que no miran
asperas mariposas negras 
que imposibilitadas de libar
escancean el polen difuso 
por un manto de obsidianas
en lo que fuera un cuerpo compartido.







“Horario de protección cultural:
desde 1492 hasta 2500 d. c.
no se podrá ejercer indianidad
en horarios diurnos. “


BOLETIN OFICIAL

Solo nos ha quedado la noche, la inmensa,
la liberada
la sospechada mujer del tiempo
nuestra noche para gemir con soltura,
para descuartizar con los amigos
compartiendo
incivilizadas libaciones de antropólogos.

Sí, esta noche, sin inquisidores,
donde vamos a fornicar la Historia
Auque mañana
(la muy puritana)
Nos desmienta con su colonizado enojo.



IDALIA MOREJÓN ARNAIZ [11.948]

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Idalia Morejón Arnaiz

Idalia More­jón Arnaiz (Cuba, 1965)
Rad­i­cada desde 1998 en Brasil, escritora y pro­fe­sora de Lit­er­atura His­panoamer­i­cana de la Uni­ver­si­dad de São Paulo, es ya desde hace un tiempo una de las voces autor­izadas en la dis­cusión sobre los años sesenta en Lati­noamérica. No sólo porque su libro Política y polémica en América Latina ( Edi­ciones de Edu­cación y Cul­tura, Méx­ico, 2010) sea lo único que se ha edi­tado entre nosotros sobre el tema, sino porque sus ensayos, muchos de ellos en otras lenguas, han ido abriendo un espa­cio de lucidez sobre ese momento donde, más que la Rev­olu­ción cubana o los movimien­tos de lib­eración por todo el con­ti­nente, lo que estaba en juego era un par­a­digma int­elec­tual y político. Par­a­digma que hasta ese momento había tenido muy pocos prece­dentes en Lati­noamérica (si excep­tu­amos algunos de los nom­bres del siglo xix), y donde al com­pro­miso total exigido por la izquierda rad­i­cal más ran­cia habría que sumarle el debate fal­lido, la manip­u­lación, la cen­sura, el miedo… Idalia, quien tam­bién es autora del libro de ensayos Car­tas a un cazador de pájaros (Letras Cubanas, La Habana, 2000) nos hace lle­gar, desde las pausas que le per­mite su nuevo libro sobre exo­tismo y lit­er­atura en América Latina, sus respuestas.




fugacidad de mi especie

Los monos son demasiado buenos para que el hombre pueda descender de ellos. 
-Friedrich Nietzsche.



traga rencor como si fuera saliva
cicatriz delgada y sin relieve 
eterna
como  mano de hierro estampando una firma







desasosiego

1

blanquita blanquita
como el coco
de tan transparente que quiere ser
muñequita sin misterio
cáscara de frutas
secas



2

corre que se te va la idea
aprovecha que te queda poco
poca  yerba  y no es
yerba mate
taragüí



3

estruja el celofán del caramelo ejemplar que es
tu carácter
empuja a tu locura para que se mueva de lugar
la locura no va ahí
está colada
que entre  que no entre que se quede
silbando junto al marco de la puerta
hasta que se canse y pida agua



5

apúrate que se te va el instinto
no le digas a nadie lo que quieres
hacer
con la poesía no hay
misterio







intervalo en covadonga

se acerca a la ventana para saber si la luz  es todavía suficiente
solamente el calor que le enrojece el brazo
rígido entre los marcos
podría traerle una respuesta

nada demasiado estrepitoso
a no ser la previsible caída de una fruta solar allá en el fondo

se adentra en el sendero para saber si el silencio es todavía imperceptible
solamente el pájaro que vive en el mangal podría traerle una respuesta

nada demasiado revelador
a no ser el instante en que otra fruta se desprende y suelta su chasquido

la tierra
en este tramo del camino
es totalmente plana
tanto
que desde muy lejos se divisa el resplandor que envuelve a dos hombres a caballo

“algo devastador contiene ese paisaje de yerba rala y trillos solitarios cuyo lugar es el tiempo”
escribe en su diario cuando el brazo
finalmente
se aparta de la ventana para refugiarse en la sombra

conmemora
con esto
un nuevo día de oscuridad






victoria’s secret

dios es bonito como un galán
verdaderamente interesante
perfumado y sedoso
me cuenta historias mientras preparo
comida fría para la semana
“lave esta herida”
“rece por mí”
dios me acompaña en el subsuelo
lo que yo quiero es pasar la estratosfera

somos como el día y la noche
dice
y yo convengo

siempre que le hablo del fin
él guarda un largo silencio
yo le brindo
otra oportunidad






japonesita tropical

¿por qué estoy triste este verano
si la luz violeta en el pantano es todo mi anhelo?

¿para qué hablar de los rosales
o de los grillos no literarios
que durante años crujieron como viejos balances junto al fuego?

boca temerosa del nombre
mente ofuscada por el todo incomprensible
vuelve a la posición fetal de tus insomnios





carta natal

pasas demasiado velozmente degradando el valor de las formas que te acogen
formas carentes de vanidad
esclava de la contemplación
ciega ante la claridad que vive en los contornos
tu falta de audacia te obliga a transformar
el destino en extrañas coincidencias
con desgano te resignas
a aceptar el esplendor
que dura sólo un instante





estudio sobre el método palmer

las mejores cartas se escriben en la mente
luego se olvidan
o mi lengua-espada las mutila
en la boca siempre ese rictus de quien está a punto de decir algo importante
pero bah




teatro no

conciencia total del fracaso
no haces ni harás
descuartizada por las buenas intenciones
a nadie le interesan los fragmentos
admitirlo es para ti un buen comienzo de otra vida
en otro sitio
¿acaso podrás realizarla?
lo has pensado bien
nada te ata más que tu deseo y tu deseo
va contigo a todas partes
padeces un romanticismo morboso
una fiebre de inmanencia y una falta de valor
que te degradan
has comprometido tu sangre en anécdotas que el tiempo
otros hechos
irán vaciando de significado
irresponsable
pronuncias las palabras siempre
nunca
como quien espera
una segunda oportunidad





po-ética

más profundo que un pozo de agua fresca
y no tiene que ser
un poema







Traduções: Régis Bonvicino


intervalo em covadonga

chega perto da janela para saber se a luz é ainda suficiente
só o calor que lhe avermelha o braço
rígido entre os marcos
poderia trazer-lhe uma resposta

nada muito estrepitoso
a não ser a queda previsível de uma fruta solar, ali, no fundo

se adentra na vereda para saber se o silêncio é ainda imperceptível
só o pássaro que vive no mangueiral poderia trazer-lhe uma resposta

nada muito revelador
a não ser o instante em que outra fruta se desprende e crepita

a terra
nessa trama da trilha
é totalmente plana
tanto
que, de muito longe, se divisa o resplendor que desvela dois homens a cavalo

“algo devastador contém essa paisagem de erva rala e trilhas solitárias cujo lugar é o tempo”
escreve em seu diário quando o braço
finalmente
se aparta da janela para refugiar-se na sombra

comemora
com isto
um novo dia de obscuridade





victoria’s secret

deus é bonito como um galã
verdadeiramente interessante
sedoso e perfumado
me conta histórias enquanto preparo
comida fria para a semana
“lave esta ferida”
“reze por mim”
deus me acompanha no subsolo
quero migrar para a estratosfera

somos como o dia e a noite
disse
e eu concordo

sempre que lhe falo do fim
ele guarda um largo silêncio
e eu o brindo
com outra oportunidade





japonezinha tropical

por que estou triste neste verão?
se a luz violeta no pântano é todo o meu anelo?

para que falar das roseiras
ou dos grilos não literários
que, durante anos, crepitaram como velhas cadeiras de balanço junto ao fogo?

boca temerosa do nome
mente ofuscada pelo todo incompreensível
volta à posição fetal de suas insônias






carta natal

passas depressa demais degradando o valor das formas que te acolhem
formas carentes de vaidade
escrava da contemplação
cega ante a claridade que vive nos contornos
tua falta de audácia te obriga a transformar
o destino em estranhas coincidências
entediada te resignas
a aceitar o esplendor
que dura só um instante





estudo sobre o método palmer

as melhores cartas se escrevem na mente
logo se perdem
ou minha língua-espada as mutila
na boca sempre esse ricto de quem está a ponto de dizer algo importante
porém bah!





teatro nô

consciência total do fracasso
não fazes nem farás
esquartejada pelas boas intenções
a ninguém interessam os fragmentos
adimití-lo é para ti um bom começo de outra vida
em outro lugar
acaso poderás realizá-la?
pensaste bem
nada te ata mais que teu desejo e teu desejo
vá contigo a todas as partes
padeces de um romantismo mórbido
uma febre de imanência e uma falta de valor
que te degradam
comprometeste teu sangue em anedotas que o tempo
outros fatos
vão esvaziando o significado
irresponsável
pronuncias as palavras sempre
nunca
como quem espera
uma segunda oportunidade




po-ética

mais profundo que um poço de água fresca
e não tem que ser
um poema


MARCELO LUIS DUGHETTI [11.949]

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Marcelo Luis Dughetti 

Nació en Villa María (Córdoba, Argentina), en 1970. Es maestro de Enseñanza Primaria. Ha publicado cinco libros de poesía: La joroba de Bronce (Imago Mundi -2003), Donde cayó esta muerta (Narvaja Editores Premio provincial de Letras -2003) El monte de los árboles sogueros (Recovecos 2007), Los caballos de Isabel (Recovecos 2009), Hospital (Catografías-2011), Sioux(Pan comido-2013) También la plaqueta Los perros del loco Torriglia (Pan Comido 2009) y en narrativa, perteneciente a la colección Proyecto para un diluvio, el libro La bicicleta roja (Recovecos 2007). Compiló para la Editorial de la Universidad Nacional de Villa María una antología de escritores del sur cordobés recientemente aparecida bajo el título Voces de este río. En el 2007 obtuvo la primera Mención de narrativa en los juegos Florales de la ciudad de San Francisco. Ha sido publicado, en Israel, en la Antología de Narradores de la revista Artesanías Literarias. Editada por Artesanías Literarias Libros en Septiembre del 2009. En el año 2010 obtuvo el tercer premio de narrativa breve en el certamen literario “Hacia la independencia” organizado por la Unión de Educadores de la Provincia de Córdoba, en homenaje al bicentenario de la independencia Argentina por su cuento “El escapulario del demonio” Fue fundador de la revistas literarias La araña de Carbón y Arena. Sus trabajos han sido comentados en diferentes medios gráficos (Pagina 12, Revista Irokuptibles, Diario de Poesía, Diario La Capital, Diario El ciudadano, Revista Alguien Llama entre otros. Actualmente se desempeña como maestro de grado en una escuela primaria del interior de la Provincia de Córdoba. Colaboró en el Plan Provincial de Lectura del Gobierno de Córdoba. Fue miembro del estaff de la revista cordobesa Polosecki. Este año(2014) editado por la editorial Pan comido, Llanto de mudo y Cordero rojo se publican tres libros de poesía Sioux , Fui a cuidar los árboles y Nunca escribirás ese poema.





No entendemos a la montaña porque somos niños
y los niños no entendemos de grandes moles quietas
perseguimos insectos
escribimos poesía
cambiamos del rojo al azul y otra vez al rojo
de acuerdo al golpe
nuestro cuerpo en vigilia
por eso no podemos saber nada de la fe
y menos aún que esa palabra mueva gigantes
perseguimos insectos
escribimos poesía
perseguimos insectos que escriben poesía
nos agrada arrancar las patas de las langostas
porque son las que saltan alto
y llevan en su vientre la carne envenenada
cazamos ranas que cantan cual si hubiera un coro
nuestra poesía es dura
termina en la interminable palabra” dios”
en el nervio secreto de la langosta
electrificada por la palabra dios
saltando lo que una montaña del amor crece

quien diría que las piedras que arrojamos al rio
aun reflejan ondas en el aceite del agua






Alguien que acaricie tu joroba
y respire en tus pulmones el perfume del viento
alguien que te bese y artille tu legua al primer contacto
alguien que sume a la paz de los domingos la redención del sexo
alguien que pueda comer cualquier cosa
lo que alcance a comer un devaluado
alguien que te recuerde la lista del supermercado 
y diga amor
cuidado amor
cuando la repositora de congelados te deje frío
alguien que valga todo el corazón que vas a poner
alguien que fabrique un sueño y te haga creer en la mitad
un porcentaje justo para un hombre de 40 años
alguien que no escriba
ni hoy ni mañana, que no escriba
pero que lea
y te abra “El Mandarín” justo en la “Memorias de una horca”
y al termino del relato, la maravilla esté intacta
porque ella también ha llorado
alguien que quiera conocer los tranvías de Lisboa
el puerto y todos esos vinos que en el fado pruebe
alguien que asuma el cielo y la muerte del cielo
con la ternura de un invalido
alguien que con su voz despierte el día de la mañana absoluta
la luz benigna de todo lo que nace
y muere
creyendo haber vivido.







Hoy llovió a mares quise morirme varias veces
y varias veces salí a ver la lluvia
cayeron piedras chiquitas como una vergüenza de amor
fui al ciber en la esquina de la policía
para escribirte un poema que tuviera caballos
entré empapado y pedí una máquina
en las catacumbas de los juegos electrónicos los pibes buscaban felicidad
gritaban “muerte al francotirador”
“muerte a los que viven debajo de las piedras”
“a los que usan turbante”, “a los que le hablan a los camellos”
“a los que inventaron la poesía”
que alegría de matar a tantos y al sonido de las pistolas jericho
ametrallando familias completas
no quise oír más , armé los auriculares con música de Gillespi
y mientras llovía y ametrallaban y gritaban muerte
y caían piedras pequeñas como vergüenza de amor
yo te escribía este poema, al borde de todas las guerras del mundo.







CON LA SOGA AL CUELLO

Por Viviana Abnur

escribía/ con la soga al cuello,/ con la soga al cuello/ compraba tomates y cebolla,/ armaba la ensalada con la soga al cuello./ con la soga al cuello salaba su carne,/ ponía la mesa, exprimía un limón, prendía el televisor,/ besaba a su hija,/ y sonreía/ con la soga al cuello./ todo eso/ y más,/ sin que nadie viera,/ el elemento,/ la sustancia,/ cuando la soga/ trepó a la viga/ todos golpeaban su frente/ como si hubiera sido posible salvarlo.


Tal vez porque en los tiempos que corren hablar de la muerte en poesía es un lugar escurridizo, tal vez porque pienso en ella casi todas las noches, igual que Normand Argarate en el epígrafe de esta historia, El monte de los árboles sogueros, de Marcelo Dughetti, me atrapó desde el comienzo.

Un monte nada abstracto que da cuenta del pasado de una ciudad, Villa María, Córdoba, que entre 2001 y 2003 registró un alto índice de suicidios y sirvió de punto de partida para el libro:

en los campanarios que rodean la plaza/ los muchachos cuelgan sus bellísimas sogas./ respiran/ profundo,/ se tragan el odio./ caen/ como/ moscas.

El arte, dice Dughetti, es un intento por comprender, y en un mundo cada vez más intolerante, tratar de comprender es toda una revolución.


Es cierto. Quizás el eje de estos poemas sea la soledad.
La fragilidad de unos seres que caminan por la cornisa, el abandono, la indiferencia o la complicidad. 
Pero también la dualidad padre/hijo, y el erotismo, y la carnalidad en estado puro:

las mariposas son insectos terribles./ detrás de aquellos colores de dios/ se esconde el puto gusano que tejió la soga./ mi madre surge de su capullo/ y vuela triunfal/ rumbo al fuego del odio.


...estás sobre el mástil mayor empalada hasta la nuez y sufres./ desde tu cruz de carne ves a los romanos jugarse tu corpiño/ en un golpe de dados/ y estás crucificada al revés/ como un demonio.

Hay descripción pero no para informar, sino para inscribir, para tallar, para hacer de los personajes seres próximos, y así volverlos cotidianos, tangibles, en lo que creo, reside, el mayor mérito del libro:

desde la graciosa costanera/ los turistas/ abren sus reposeras/ encienden las brasas para quemar carne/ beben cervezas congeladas/ y ven pasar los muertos que Irene arroja en el río/ son/ azules/ están/ ciegos

El monte de los árboles sogueros es una publicación de editorial Recovecos, y pertenece a la colección de poesía latinoamericana, que dirige Alejandro Schmidt. Un libro conmovedor, un relato despojado, y una bella edición que recibe al lector con calidez e invita a la lectura. 





FAULKNER DEJA DE ESCRIBIR

con mi hija
construimos un barco para escapar
al centro de la tierra

todos los domingos le agregamos detalles
mi madre
encerrada en su urna de hueso
suele desearnos suerte
nos prepara un té de odio
y lo sirve envuelta en su capullo.

cuando llega la noche
y el lunes muerde con su pan de furia,
miramos con ternura el barco fantástico
la cruz de palo santo
el osito rojo en la cabecera
la dulce mortaja
que cubrirá el futuro.








que nadie camine 
por el monte de los árboles sogueros.

los hombres 
se ponen negros y se hinchan.

las moscas 
abrigan los ojos de los desesperados.

el viento
los respeta, apenas los inclina

yo paseo con mis cinco metros de soga al hombro
desde aquella orilla tiende sus brazos
mi hija.







los viejos compran la soga que les recomendaste
limpiaron las telarañas de la viga
y en un sueño abierto a los demonios
se colgaron
convencidos de tu palabra.
luego
te sentaste a mirarlos
tomaste el tramontina clavado en la manzana

cortaste
prolijamente

tu
lengua.







en varios idiomas existen palabras bestiales
que repiten los poetas como si las hubieran vivido.

existen imágenes que voltean la taba de culo

yo riego la maceta para que el arbolito crezca
después le corto las ramitas,
que no se extralimite

soy
un marica japonés
kimono
alma bonsái

arigato.







el joven
que se ahorcó en el subnivel,
usaba zapatillas rojas
tipo flecha.
tenía tres monedas de un peso en el bolsillo.

una moneda de fuego en la garganta.







quiero que te arrodilles

¿prendiste el ventilador?

mañana es tarde,
mañana no estará la carne dispuesta,
será salada y hervida en implosión maravillosa.
la carne está dura ahora,
no me hables del futuro

¿prendiste el ventilador?

mañana es un fantasma,
una sombra que observa a través
de un vidrio biselado
abre tu boca, tu boca está plena de almas caídas
tu boca vampira
chupa despacio
tu dentadura es compuerta de esta explosión
tu dentadura de amarillos resplandores
esto ha sido
por los siglos de los siglos
la soledad de la serpiente
en tu boca de manzana
las aspas del ventilador,
la música verde,
la succión,
su ritmo.






¡lotería!
gritó un desgraciado

esta ciudad se lo jugó todo

su camisa

su pasado

su saludo

el crupier afirma:
“no va más”
y se abre
al borde de la herida

el monte
de los árboles
sogueros


ANDRÉS MIR [11.950]

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ANDRÉS MIR

(Fernando de Jesús Salcines Sin, Moscú, 1966)

Estudios Realizados:

1984-1989 «Centrales Atómicas e Instalaciones». Instituto Energético de Moscú, URSS. 
1991 - «Ingeniería Mecánica. Especialidad: Termoenergética». Instituto Superior Politécnico José Antonio Echevarría (ISPJAE).
1995 - Curso de Realizador de sonido. Centro Provincial de Estudios de la Radio y la Televisión. - Taller de Montaje Cinematográfico. Unión de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC). - Taller de Guión para Cine, Radio y Televisión, Unión de Escritores y Artistas de Cuba UNEAC. 
1996 - Curso de Director de Programas de Radio. Centro Provincial de la Radio y la Televisión. - Postgrado de Realización de Sonido. Centro de Superación del Instituto Cubano de Radio y Televisión (ICRT).
1997 - 1er Año de Nivel Elemental Acelerado de Lengua Francesa en la Alliance Francaise a L'Havanne. 
1998 – 2do Año de Nivel Elemental Acelerado de Lengua Francesa en la Alliance Francaise a L'Havanne. 
1999 - 1er Año de Perfeccionamiento de Lengua Francesa en la Alliance Francaise a L'Havanne.

Premios, menciones y otros: 

1984-1989 - Diversos premios y menciones en Encuentros-debate del Movimiento de Talleres Literarios. Ciudad de La Habana. 
1984 - Primer Premio Concurso Ministerio de Educación (MINED) en Literatura. Ciudad de La Habana. 
1989 - Mención Concurso de la revista Caimán Barbudo. Ciudad de La Habana. 
1990 - Mención Concurso «David» de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC). Ciudad de La Habana. 
1993 - Se publica su libro de poesía «De la Nostalgia y la Torpeza», Editorial Abril. Ciudad de La Habana.
Obtiene dos premios en el Festival Provincial de la Radio, en las categorías de Guión, Dirección y Producción. Ciudad de La Habana. 
1995 - Participa como representante de la prensa en el 1er Coloquio Internacional «Ernest Hemingway». Ciudad de La Habana. 
Mención Concurso «Luis Rogelio Nogueras», Centro Provincial del Libro y la Literatura. Ciudad de La Habana. 
1996 - Participa como ponente en el 1er Coloquio Internacional «Paradiso, 30 Años de un mito». Ciudad de La Habana.
Participó como diseñador y realizador en la Feria Internacional de la Habana FiHav'96. Ciudad de La Habana. 
1997 - Mención Concurso «Farraluque» de Literatura Erótica. Centro de Arte Fayad Jamís. Ciudad de La Habana.
Expo Personal «Esquife», conjuntamente con dibujos y pinturas de Hanna G. Chomenko, Galería Espacio Abierto, revista Revolución y Cultura. Ciudad de La Habana.
Expo Personal «Esquife-2», conjuntamente con dibujos y pinturas de Hanna G. Chomenko, Embajada de Polonia en Cuba. Ciudad de La Habana.
Participa como representante de la prensa en el 2do Coloquio Internacional «Ernest Hemingway». Ciudad de La Habana. 
1998 - Expo Personal «De la Naranja y el Cuchillo». Galería de Arte de 10 de Octubre.
Participa como observador en el 2do Coloquio Internacional «José Lezama Lima, la recurrencia de la imagen». 
1999 - Obtuvo los premios “Pinos Nuevos” (por su libro «Los de antes me servían bien») y «Fronesis» (Beca de Creación de la Asociación Hermanos Saíz, Novela).
Funda, junto a Hanna G. Chomenko, la revista electrónica de Arte y Literatura Esquife.
Participa como ponente en el 3er Coloquio Internacional «Ernest Hemingway». Ciudad de La Habana. 
2000- Publicación de «Los de antes me servían bien», Editorial Letras Cubanas.
Mención en el concurso “Raúl Hernández Novás”, de la revista Revolución y Cultura.
2001- Expo “El Eterno Retorno del Graphos”, conjuntamente con Hanna G. Chomenko, Proyecto Esquife. Galería Raúl Martínez, Instituto Cubano del Libro.
Participó como delegado en el Ier Congreso de la Asociación Hermanos Saíz.
Expo Colectiva “Todo en Juego”, Centro de Prensa Internacional, Ciudad de La Habana.
2002 - Premio al Mejor Diseño Integral otorgado a la revista El Caimán Barbudo. Festival de la Prensa, UPEC.
Premio de Diseño, Portada de El Caimán Barbudo 304, Concurso “Tamal sin hojas”, Editorial Abril, UPEC.
Mención en el Salón Nacional de Artes Plásticas Regino E. Boti, Palacio Salcines. Guantánamo. Cuba
2003 - Publicación de “Sobre la naturaleza de los mortales”, Editorial Letras Cubanas.
Mención Especial Nosside Caribe 2003.
2004 – Mención en Festival de la Prensa, UPEC, otorgado a la Revista El Caimán Barbudo , en la categoría de Diseño Integral.

Exposición colectiva “Soldado con Perfume”, Galería Fayad Jamís, Alamar, en el marco del evento “Poesía sin Fin”, Proyecto OMNI/Zona Franca.
Ha colaborado con textos críticos y periodísticos con las revistas Caimán Barbudo y Revolución y Cultura. Como guionista y director de programas de radio ha laborado en las emisoras Radio Metropolitana, COCO y Radio Ciudad de La Habana (Ciudad de La Habana), obteniendo premios en el Festival Provincial de la Radio. Director de Programas de Radio Evaluado. Trabajó como realizador y diseñador en la revista Revolución y Cultura, donde además colaboró con diversos artículos, convocó y organizó mesas redondas y presentaciones de libros. Ha participado en diversos eventos de la AHS tales como las Romerías de Mayo (2000, 2001, 2002, 2004), Longina (2001), Rap desde el Centro (2001), A tempo con Caturla (2002, 2003), Regino E. Boti (2002), Itaca (2003). Entre 1998 y 1999 trabaja como editor de la revista Metánica, del Ministerio del SIME. Actualmente labora como diseñador en la revista El Caimán Barbudo , donde también colabora con textos periodístitos y críticos. Miembro de la Asociación Hermanos Saíz de jóvenes artistas y escritores y de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC). Miembro de la Unión de Periodistas de Cuba (UPEC). Miembro Fundador de la Cátedra «Ernest Hemingway» del Instituto Internacional de Periodismo «José Martí». Ciudad de La Habana. Creador, junto a Hanna G.Chomenko, de la revista electrónica de arte y literatura Esquife, publicación que llega a miles de suscriptores en todo el mundo.





niveles de autoexégesis

todos los niños que perecieron en mis guerras internas
respondían a mi propio nombre. algunos, los más traviesos,
escalaban al concepto de la ausencia, demiurgos solitarios
en la timidez y la torpeza (pecados menos graves en cuanto a hermandad se refiera
que la estrechez de sinceridad.) pobres mis niños muertos
cuyos epitafios tallo en hueso, cuyas tumbas devoro haciéndome el sutil, el esperanzado.
ellos no tenían la culpa, yo tampoco. nadie era el responsable
de las ejecuciones masivas que a la fe ponían coto.
los nobles días
huían tijereteados por las manecillas del reloj. la mar
nos alejaba del sol quebrado en la imposible quietud.
bajábamos todos a la costa, borrachos, de madrugada,
hacíamos duelos de arena, todo el aire posado
sobre el torturante puente del diafragma.
benditos los matorrales que olían a impaciencia. maldita la impaciencia
de tanto prohibirnos el hecho de la estancia.
las manos, húmedas y vivas las manos. cuán rápido pasaron.

es así que la sombra gira. de nuevo es medianoche,
soy el poeta del silencio, el incurable impaciente que no aprende de una vez por todas
que la hierba adquiere propiedades de navaja tras la lluvia,
que las píldoras para el asma activan la micción,
que al quedarme solo únicamente la continuidad acompaña.

es demasiado el tiempo (oh grave concepto) extraviado.
de los niños
queda uno, sobrio y apartado.
yo.
antropologético







de mi propio cadáver me alimento y por las partes blandas
rompo la carne tumefacta, dócil, desgarrando
intemporáneos gerundios de mi arcaica hechura.
no es autofagia, qué va, por las pacientes cuencas
ahora penetro a las oscuras vísceras y camino -es decir-
vías contrarias (de afuera hacia adentro, como si fueran aguas
adueñarse del navío naufragante) en tránsito irredento
hacia mi otro nacimiento de esta muerte.
saltan la mano y su vendimia hacia el futuro vino,
cambia el sol la máscara de fechas, caen las hojas
de calendarios y frutales, hablo de éxodos y en la distancia
el peso
hunde la carcasa crujiente del tórax imposible
de un imposible ser humano en imposible país e imposible tiempo.
el abuso
tiene oportunidad en el brocal de lo oportuno. lo común
es recluirse en la muerte de su altura. da capo.

en fin, o en comienzo -qué más da- la moraleja
fue disfrazada por Hegel de dialéctica, el buitre -no buho ya- de Minerva
sale a volar en el crepúsculo de esta historia.
recinto del tórax






Sudan sobre la tierra los vapores demoníacos del ajenjo,
álguien le puso punto y aparte a todos los testimonios,
el viento marcial se incrusta, pegajoso, en los craterados ojos
de las paredes. Quiero respirar, al menos un sorbo matutino
que humedezca mis labios con su olor a hierba segada
despidiendo una tormenta. Quiero
no pedir más permiso para la vida, si ya no soy deudor,
se derriten las persianas de acuarela
como si al reloj, al único gran reloj del universo,
le hubiese saltado la cuerda de pronto. Los que vivieron antes
tuvieron derecho a toda la hierba que supieron recoger,
la mia no me la paga nadie, su laberinto
ya no me atrapa el sol con las raices nobles.
la han segado toda, llevado la lluvia y los minerales,
me robaron el paisaje de la sonrisa
con tanto deseo
en la frontera del pecho.







félix savón transita por las calles de mi barrio
ofreciendo de buena gana botella a transeúntes que como yo,
acortan la distancia paso a paso bajo el sol de unos días o la lluvia
de unos días o el polvo, semanas tras semanas. félix savón sujeta el volante;
sus manos parecen juguetes inflables, monigotes de tela
rellenos con dios sabe qué: cuelgan de unas muñecas tan delgadas
como mis delgadas muñecas de poeta. manos de tantos trompones ahora quedas
oscilando a favor o en contra de las manecillas del reloj, en la ruta
semicircular de no llegar a ningún lado; qué otras manos estrecharán, dónde
queda la lija de su caricia, a cuál lágrima darán espanto. félix savón
perdido del cuadrilátero acorta la cuadriculada fuga de las cercas pyrle;
félix savón sueña que le zafa la mandíbula a quién de un carajazo
y se da media vuelta en la tarde o se da media vuelta en la vida o da media vuelta
en la carretera y sus manos y sus ojos prendidos del pavimento sueñan
velocidad, el sordo temblor del golpe en el mentón, sueñan el vaivén
asertivo de hierbas en la cuneta mientras me volteo y extiendo la escueta mano
--muñeca delgada--, harto de caminatas bajo el sol de unos días o la lluvia
turbia de tanto calendario que como golpes me pega contra las sogas, sin conteos
de protección, sin la blanca agilidad del árbitro para medir mis fugas.
félix savón no se cansa, gira en la tarde del vecindario; yo que vengo
cansado en cambio, con mis zapatos de suela inmersa en el peso del mundo;
cada sueño suyo resulta un misterio para los recorridos que comparo
con caídas: gravedad hacia el mismo eje, oscilación a favor o en contra
de las manecillas, no llegar a ningún lado y aún con todo fluir, pesado
como el viento de tantas dudas, como la densidad de esas manos
forjadas por golpe golpe golpe. podría creer acaso en el envés, la forma de saltarme
los cometidos (trabajo igual a fuerza por desplazamiento; punto A, punto B)
mientras pretendo ignorar que vivo arrinconado por mis propios puños,
que félix que savón que mañana me toca volver a caminar de nuevo
y observo cómo al distanciarse me ignoran los autos a mi izquierda
sin que ello altere mis pasos más allá del extender –obstinada determinación—
la escueta mano de latido huérfana.

félix savón transita por las calles de mi barrio
ofreciendo en cambio de buena gana botella a transeúntes que como yo
ya no distinguen entre aburrimiento y cansancio el bello jolgorio de esa paliza
llamada vida.







Mientras zurzo las sandalias (porque soy pobre y tengo comején en la mirada)
agoto la paz del calor entrante a la vez que del sol –también entrante—busco
cierto merodeo que me indique
dónde clavar la próxima puntada. Mientras remodelo mis pasos,
(porque gozo tanto de las enmiendas de la razón como de las licencias poéticas)
pongo especial cuidado en eludir el acero con la yema del índice,
señalado e ignorado, pongo el sudor sobre el yerto cuero de mis tránsitos urbanos,
sitio la comprensión de la incomprensible misión, mi libertad en juego
--mi juego en libertad--, lo hago sin preguntarme (porque soy y etc)
y a la vez torciendo la mirada hacia el patio o hacia la calle donde todos los círculos
gozan sus vicios con natural competencia. Mientras busco
deslizar el hilo por la ruta del anterior hilo, mientras doy secos tirones que junten
cuero con cuero, intimidad que gime a cada paso, me harto de los callejones
sin salida, sueño con las piras y mis engarrotados brazos en sus furias: ato
el hilo, corto, me aguzo el ojo frente al ojo de la aguja. Retorno
al ejercicio de continuar lo agotado, prolongar los pasos sobre la timidez de la navaja,
el oficio de la permanencia. Tuerzo el cuero –otra puntada—más allá de sus hábitos
(más allá de los míos, debo confesarlo también), y lo enderezo, atento
de cómo el hilo se vierte sobre el surco de la ausencia, lineal y predecible.

Mientras repito los mismos ritos (porque debo retornar a mis sandalias, a estas calles)
me tiendo trampas, cuelgo origamis de las ramas del durazno
que lanza sus mejores frutos
al patio del vecino, lanzo enardecido mis propios frutos dios sabe a dónde, dios sabe
si tengo siquiera frutos que lanzar, si no son más que fragmentos de mi destino
en la quebradura del espejo universal (porque soy pobre, porque hay pobres
en este mundo, estimados señores del jurado, porque hay poetas), si mis sandalias
no saben acaso qué ruta tomar si no les impusiese mi planta atribulada, impía,
asesina de sandalias.

Mientras pierdo todo cuidado y dejo al acero
confundir el recio cuero con la carne demasiado suave, y patentizo la existencia
por medio del puente de los sentidos, mientras la tinta de mi sangre recurre a los pasos
(porque da lo mismo, por dentro o por fuera, la pertenencia es absolutamente relativa),
mientras se quiebran las agujas –impresionadas-- y las reemplazo,
se me salta el reloj de la utilidad (mientras) vuelvo a ser primario, ambiguo, descartable.







Me gustaría hacerte desnuda como un pie al sol,
de esas ronchas que cuando surten efecto
es porque sueñan su picazón sin labios:
eh, mi cansada lucidez, cómo te pesco a estas alturas;
las gallinas neumáticas pasan exactas frente a la puerta
de la casa que habito: casa de tantas ventanas
donde por añoranza el invierno dibuja flores.

soy como el pez que tras su boca guarda tres bocas,
desconocen todas el sincronismo de la discreción:
quisiera tomarte fotos en la oscuridad más sólida
mientras lamo fiero el cuello de la fertilidad.

me gustaría tanto deslizarme por las terminales
siempre que estén vacías: pero la gente corre, la gente
precisa del ocio que implica toda traslación, y yo
que no soy distinto me invento los sueños que nadie
como tú sabe poner en su preciso lugar.

porque de tales horas busco hasta el retorno al asco,
tanto placer me seca la garganta y quiero disipar
la certeza de mi embriaguez, mas su perenne trote
no calcula el rechinar de botas, la mano
con vocación de brisa empedernida.

me gustaría también colgar de tantas vísperas
algún escándalo en la noción del desamparo: colgarlo
en el horcón más visible de mi barrio para que sirva
de formal escarmiento a quien se atreva con mis sueños,
con los tuyos que acaricio, mudo de ira y ventricular sosiego.

aspiraciones. Oye que se me seca la virtud, di que sus longas ramas
también cortadas pueden convertirse en fustas: me brindo
todo el dolor de vérmelas conmigo mismo, ensimismado:
ah, esta vida que me toca: cómo la llevo puesta, por cuanto desaliño
ofrezco los pocos mendrugos que la mordida universal
dejó caer sobre tus palmas.

y es que me gustaría ser un cofre de risueñas bisagras:
perdóname por mi pedazo de letanía arcaica; a veces suelo pensarme
como el periódico multiplicado con las mismas noticias
en cada estanquillo: y me rebelo contra esta posesiva vocación
de repetidos párrafos, cintillos, columnas; me gustaría tanto
amar sin desear: traen las aguas del río peces
de cuádruple boca, descalzas botas, virtudes sin permiso, y nada
necesita el cauce, más que agua, para rodar sus piedras.



PEDRO SIENNA [11.961]

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Pedro Sienna

Pedro Sienna, cuyo nombre real era Pedro Pérez Cordero (San Fernando, 13 de mayo de 1893 - Santiago, 10 de marzo de 1972), fue un poeta, dramaturgo, periodista, crítico de arte, actor de teatro, productor, actor y director de cine mudo chileno.

Pedro Sienna era hijo de un militar que hizo carrera en la Guerra del Pacífico. Muy temprano comienza a escribir y en 1914 obtiene el segundo lugar en los Juegos Florares de Santiago con Rogativas a mi corazón; aquel concurso lo ganó la maestra, entonces desconocida, que más tarde sería Premio Nobel, Gabriela Mistral. Sus primeros libros publicados fueron precisamente poemarios.

Sienna debuta como actor de cine en 1917 en El hombre de acero, una de las primeras películas mudas de Chile.

El mismo año, junto con Enrique Báguena y Arturo Bührle, crea la primera compañía nacional que se dedica a montrar piezas de autores chilenos con actores nacionales y que después se conocería como Compañía de Pedro Sienna, "desafiando la tendencia hizpanizante que predomina en el teatro de la época".1 En 1919, por ejemplo, este grupo teatral estrenó Pecado de juventud, obra de Shanty "que para la época fue un escándalo".

En 1921 realiza su segunda cinta, Los payasos se van, basada en la obra dramática del mismo nombre escrita por Hugo Donoso Gaete (1898-1917). Allí, además de director y guionista, participa como actor principal. Al año siguiente dirige y protagoniza la película El empuje de la raza.

Debuta como novelista en 1924 con La caverna de los murciélagos, una de las primeras obras de ciencia-ficción en Chile. El mismo año escribe, dirige y protagoniza el filme Un grito en el mar.

En 1925 dirige su película más conocida, El húsar de la muerte, considerada un clásico del cine chileno y en la que interpreta el papel principal.

Al año siguiente abandona el cine para trabajar en Las Últimas Noticias bajo la dirección de Byron Gigoux y para dedicarse al teatro y a la literatura:

"Pedro Sienna hizo un giro radical en su carrera y se alejó del cine para siempre. La razón detrás de esta decisión fue que quería dedicarse a las artes que consideraba verdaderas: la literatura y el teatro".

Dieciocho años más tarde anuncia que se retira del teatro lamentando "lo tremendo que es llegar a viejo y ser solo actor". Trabajó como periodista y jefe archivo de La Nación hasta su jubilación.

En 1962 interrumpe su retiro para dirigir Entre gallos y medianoche, de Carlos Cariola, en el Teatro Universitario de Concepción donde diseña también los trajes y decorados de esa obra.

Sienna publicó obras de diversos géneros, como poesía, ciencia ficción, biografía —con un libro dedicado a la vida de su maestro en el teatro, Arturo Buhrle—, o memorias, como los Recuerdos del soldado desconocido, inspirados en las experiencias militares de su padre.

El 27 de diciembre de 1966 recibió del gobierno el Premio Nacional de Arte en homenaje a una vida dedicada al teatro y al cine.

Estaba casado con la poetisa Julia Benavides Hübler (1905) y tuvieron tres hijos: unos mellizos que murieron y Carmen Julia.

Políticamente, Sienna era de izquierda: apoyó las cuatro campañas presidenciales de Salvador Allende y falleció al año siguiente de la victoria de este, el 10 de marzo de 1972, víctima de una afección pulmonar.

A partir de 2006, el Consejo Nacional de la Cultura y las Artes de Chile otorga los Premios Pedro Sienna en su honor.

Filmografía

Pedro Sienna (1914).

Como director

1917: El hombre de acero
1921: Los payasos se van
1922: El empuje de una raza
1924: Un grito en el mar
1925: El húsar de la muerte (argumentista en colaboración Hugo Silva)
1926: La última trasnochada (productor en colaboración Rafael Frontaura)

Como actor

1917: El hombre de acero
1918: Todo por la patria o El girón de la bandera, de Arturo Mario
1918: La avenida de las acacias, de Arturo Mario
1920: Manuel Rodríguez, de Arturo Mario
1921: Los payasos se van
1922: El empuje de una raza
1924: Un grito en el mar
1925: El húsar de la muerte
1926: La última trasnochada

Como guionista

1921: Los payasos se van
1924: Un grito en el mar
1925: El húsar de la muerte
1926: La última trasnochada

Obras literarias

El tinglado de la farsa, sonetos, Córdoba, 1915 (reeditada después en Santiago de Chile)
Muecas en la sombra, poemario, Imprenta Universitaria, 1917
La caverna de los murciélagos, novela de ciencia-ficción, 1924
La vida pintoresca de Arturo Bührle, Talleres Fiscales de Prisiones, Santiago de Chile, 1929; con 25 dibujos de Víctor Bianchi
Recuerdos del soldado desconocido: episodios de la Guerra del Pacífico que no menciona la historia, 1931
Un disparo de revólver, comedia en un acto estrenada por la Compañía Rafael Frontaura el 13.02.1229; publicada en la revista Escena, 1932
Memorias de la vida del teatro
Obras completas, Editorial Universitaria, 2011; contiene, además de sus obras conocidas, el poemario inédito Por los caminos del ayer
Premios y distinciones[editar]
Medalla de Oro en la Exposición Internacional de La Paz 1926 por su película Un grito en el mar
Hijo Ilustre de San Fernando (1963)
Premio Nacional de Arte 1962





ESTA VIEJA HERIDA

Esta vieja herida que me duele tanto,
me fatiga el alma de un largo ensoñar;
florece en el vicio, solloza en mi canto,
grita en las ciudades, aúlla en el mar.

Siempre va conmigo, poniendo un quebranto
de noble desdicha sobre mi vagar.
Cuanto mas antigua tiene mas encanto...
¡Dios quiera que nunca deje de sangrar!...

Y como presiento que puede algún día
secarse esta fuente de melancolía
y que mi pasado recuerde sin llanto,

por no ser lo mismo que toda la gente,
yo voy defendiendo románticamente
¡esta vieja herida... que me duele tanto!...









Muecas en la sombra
Autor: Pedro Sienna
Santiago de Chile: Impr. Universitaria, 1917

CRÍTICA APARECIDA EN LA NACIÓN EL DÍA 1917-11-26. AUTOR: LEO PAR
Deploro no poder aplaudir como quisiera, estas “Muecas en la sombra”. Porque este volumen es más heterogéneo que el anterior, hay en él mayor número de malos versos, más defectos de ideología que en el libro del señor Acuña. Hay algo de ficticio en los sentimientos que canta el señor Sienna, y, sobre todo, abundan en estos versos las notas de decadentismo que empañan las otras cualidades del autor y ofuscan sus reales méritos.

Es innegable que el señor Sienna posee condiciones de artista. Maneja bien el verso, con cierta soltura y desenfado. Técnicamente, algunas de sus composiciones son correctas; no le faltan ideas poéticas aún cuando carezca de imágenes para expresarlas; ensaya y procura doblegar los metros difíciles (como en sus “Rogativas a mi corazón”, escrita en versos endecasílabos).

En cambio, junto a estas cualidades hay veinte defectos que, a mi juicio, hacen desmerecer mucho su poesía. Nada digo del léxico, desastrosa y revolucionariamente empleado: palabras como “vampiresa, difuminar, mariposo, profundizante, muequear” y otras análogas o más feas, son innecesarias y están ahí para enterar el verso, pero existen, además, ciertas faltas de gusto que saltan a los ojos. Véase entre otros casos, el de la pieza “Oración a la hermana”. Dirigiéndose a una hermana el poeta le endereza esta estrofa, entre otras de la misma intención:

“Hermanita linda,
tu boca de guinda
tendrá ¿qué saber?...

---

Yo quiero tus besos,
todos los excesos
de tu sed de amar.
Para ser más bueno
sobre tu albo seno
déjame soñar.”

Es claro que tales versos no están bien para ser dirigidos a una hermana: hay en ellos una desviación de sentimientos que choca, y que, por lo menos, constituye un error estético.

Siquiera estos versos se entienden. Pero hay un centenar de líneas que requieren comentarios, cuando no se aviene uno a verlos en su pura desnudez de disparates. ¿Qué significa, por ejemplo, esta estrofa escrita “A unas manos”?

“¿Qué importa?... Ya brotan en tonos soberbios
florones de sangre con tallos de nervios
sobre el fondo triste de una atardecer.”

¡Venga Edipo a declararlo! Entretanto, he aquí otra cuarteta cuyo sentido requiere intérprete:

“La insolencia blanca del papel
grita una ironía que estalla
bajo el crudo llamamiento del
cono de luz de la pantalla.”

Lo que estalla es la paciencia del lector ante estas pretensiones vaciedades, ante esos enormes errores gramaticales: “estallar bajo un crudo llamamiento, una insolencia blanca!”

Más lejos (pág. 12), encontramos la línea: “Tantálico timbal de las locuras”.

No se adivina qué relación haya entre Tántalo y un címbolo [sic], ni la mitología nos saca de la ignorancia. Pero sigamos hojeando el libro. ¡Cómo nos asaltan las novedades! “Espasmos de oropel”, “una panza de burgués eficaz”, “golondrinas invernales que buscan donde posar sus sedas”, “lluvia que no cesa de caer en hilachas”, “que canturrian lirismos”, una “ambigua nobleza de noctámbulo deshilachadamente gris”. Pudiera multiplicar estas citas. Mas, como solo intento indicar los quilates de esta poesía, transcribiré una estrofa representativa:

“Y morirá conmigo en la búsqueda
Postrera de la noche de los siglos
El pubis de la Venus Mutilada!!...” (pág. 50).

Cuando se incurre en estas galanuras de conceptos y de lenguaje, nace en los indefensos lectores el derecho de repetir con el latino: “stercus cuique suum nom olet”.

Hay que lamentar estos errores y desentonos; ellos perjudican a un poeta que podría levantarse alto si resolviese evitarlos. Buena prueba suministra en este volumen de que puede hacer obra interesante y bella. Baste recordar sus composiciones “Rogativas a mi corazón”, “Canción de odio”, “lo mejor del libro”, según me escribe alguien, “No hubo tragedia” y otras. Siga en adelante, el señor Sienna la ruta que le señalan estas piezas y cosechará aplausos.





El tinglado de la farsa
Autor: Pedro Sienna
Santiago de Chile: Nascimento, 1922




CRÍTICA APARECIDA EN LA NACIÓN EL DÍA 1922-10-15. AUTOR: ALONE
Son como 80 sonetos… hablan de la vida de teatro, pintan pequeños cuadros, momentos de emoción en los camarines, entre bastidores. No temen descender a la prosa más llana. He aquí la vida del cómico.

“Levantarse a la una de la tarde. Vestirse
con toda la pachorra de un millonario inglés.
Colocar una perla en la corbata. Irse
al ensayo que empieza a las dos o a las tres.

Ensayar, chismorrear y fumar. Aburrirse
muy soberanamente hasta el final. Después
dar una vuelta en coche por el Parque. Sentirse
un poquito bohemio y otro poco burgués.

El vermouth con amigos piano, flauta y  violines.
Hablar mal de la Empresa, del teatro y de los cines.
Cenar luego a la carta. Y a las nueve: ¡función!

Trasnochar hasta el alba. Creer en la promesa
de una boca pintada que muerde cuando besa.
…Y entretanto, ¿qué ha sido de ti, mi corazón?”



Casi todos los elementos de la poesía de Pedro Sienna, con sus defectos y sus buenas cualidades, se hallan en germen dentro de este soneto.

La corrección de la forma, una corrección que llamaríamos inconsciente, tan fácil, tan fluida, tan natural y sin esfuerzo se presenta. Parece que el poeta ignora las torturas del estilo, del adjetivo único, de la palabra nueva, el ritmo raro, la imagen dislocada y los mil artificios de lenguaje que han buscado siempre y ahora más que nunca persiguen los escritores para dar sensación de novedad. Él adoptó un marco único y en él ha pintado sus pequeñas telas, sin alterar una sola medida. ¿Lo lamentaremos? Son demasiados sonetos y cansan a lo largo con su paso igual; es un desfile de muchas personas parecidas que se cuadran delante de nosotros y nos hacen la misma reverencia. Uno querría desordenarlas un poco, descomponerles la ropa, hacerles dar un traspié. ¡Tan cuerdas y no hablan más que de locuras, tan serenas y hablan de dolor bajo la risa, de heridas tras la máscara!

Es su tema.

Cómico dolorido y sentimental, el poeta pasea con la farándula su nostalgia incurable de saltimbanqui, su llanto de Carric. Tiene delicadezas de niño en medio de la bohemia.

Entremos en su “Cuarto Nº 13”:

“De la estación, con hambre, con esa pesadumbre
que deja un viaje largo con noche y sin amigos,
llego al “Hotel Iberia” a buscar la techumbre
que me ampare del viento y a estar solo conmigo.

Mis pupilas se quedan escrutando la sombra…
Aquí nadie me espera… Ni preguntas ni besos.
Enciendo luz y miro… ninguna voz me nombra.
¡El frío de este cuarto me hiela hasta los huesos!

Los muebles (¡estos muebles que no arañé en mi infancia!)
se inmovilizan, hoscos, en contornos hostiles,
como si maldijeran mi rebelde vagancia.

Y en el muro vacío de este hogar alquilado,
con egoísmo irónico dibuja sus perfiles
un letrero que dice: Se paga adelantado”.


La vida de la farándula no lo ha curado de su sensibilidad, sino al contrario. Repite sus quejas con insistencia, dice una y otra vez que es poeta, es cómico y es triste. Casi todos sus sonetos terminan con esa nota. A veces vibra armoniosa, se mezcla con arte a las canciones del camino, a pequeños incidentes, dramas y comedias minúsculos, encerrados en el círculo de hierro de los catorce renglones; otras se arrastra lánguida, conversa en lenguaje vulgar, se distrae, tropieza y divaga en plena tierra prosaica; pero siempre, por uno u otro lado, vuelve al eterno motivo, la poesía, la comedia, la tristeza, el corazón herido, la mueca para disimular el llanto y la carcajada para contener el sollozo.

Ama su tormento.

“Viendo a Garrick, actor de la Inglaterra…
así empieza una vieja poesía
que yo, cuando era niño, repetía
sin comprender el gran dolor que encierra.

Por mi desgracia lo comprendo hoy día
y lo voy arrastrando por la tierra…
en él mi orgullo de juglar se encierra
con toda su teatral melancolía.

Yo quiero este dolor noble y huraño
que en medio de la escena me hace extraño
del público que ríe con mi chiste.

¡Qué frívola sería y qué grosera
mi fanfarrona vida aventurera
si no llevara el corazón tan triste!”



Para dos, para tres, para cuatro sonetos o composiciones cortas, cinceladas a lo parnasiano o tejidas de aire y de música, a lo Verlaine, esta canción podría dar tema y emociones, podría, quedar como una pequeña obra maestra. El autor no lo quiso. Prefirió repetirla fragmentariamente hasta la saciedad, usando y abusando de su facilidad para escribir, arrojando sus versos con una indeferencia que produce indiferencia, porque el arte no es sino una sutil comunicación de estados de ánimo.

Cuando se ha leído entero “El tinglado de la farsa”, una impresión singular se produce. Parece que alguien hubiera dudado de que Pedro Sienna fuera poeta, fuera cómico y fuera triste y que este libro tuviera por objeto sacarlo de su error. Causa el efecto de un alegato. ¡Tantas repeticiones, tantos argumentos elocuentes, irrefutables, presentados de frente, de perfil, de cerca, de lejos…! Y como si no fuera bastante la palabra del propio poeta, veinte amigos suyos la corroboran y cada uno, también por medio de sonetos, nos dicen que Pedro Sienna es poeta, es cómico y es triste. La declaración de Jorge Hübner Bezanilla es la más concluyente al respecto:


“…y yo que lo vi puro temblando en el pasado
si el vicio le ofrecía la dicha placentera,
puedo decir, mirándolo en frívola comparsa,
que debajo del rojo bermellón de la farsa
le enjuta el rostro pálido la pena verdadera”.


En mérito de estos antecedentes, un juez civil podría fallar y decir en su sentencia que Pedro Sienna es, realmente, poeta, desempeña el oficio de cómico y está triste. Pero nos queda el temor de que los simples lectores a causa de la misma insistencia sientan alguna ligera duda, aún cuando sabemos que harían mal; porque el autor y sus amigos dicen la verdad. Y he aquí que, sin quererlo, ¡agregamos nuestra declaración!


“Tinglado de la farsa”

“Yo soy así… Mi vida es una ilusa
batalla por el Arte y por el Beso.
Tengo un gran corazón. Tengo una musa
(Una musa gentil… de carne y hueso).

Creo en Dios. Más en mí. También en eso
que consiste en hacer lo que no se usa.
No soy un Salomón. Ni soy un Creso
…Solo de ser bohemio se me acusa.

Me encanta trasnochar con charla y vino
engañando el dolor de una quimera
que se pierde en la curva de un camino.

Y con todas mis fuerzas idolatro
(además de mi madre) la viajera
farándula sin rumbo del teatro”.





“Durante el entreacto procedo de ordinario
a fumar una pipa tendido en mi sillón;
otras veces me gusta bajar al escenario
y mirar por el “ojo” del centro del telón.

Ah, respetable público de butacas y palcos,
que desprecias el nombre de nuestra condición,
y nos miras cubiertos de pinturas y talcos
como quien ve muñecos de animado cartón.

Ah, respetable público; ahora es mi desquite;
dragón de mil cabezas, te acecho en mi escondite.
Tú estás desprevenido… Yo soy todo atención.

Ah, respetable público, insigne comediante
del honor, del dinero, del escote y del guante,
permite que te aplauda, haces bien la función!”







ANTONIO BÓRQUEZ SOLAR [11.962]

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Antonio Bórquez Solar

(1874-1938)
Escritor chileno nacido en Ancud; dirigió los diarios El Progresista y El Ateneo. Su actividad literaria se orientó con preferencia hacia el género poético. Se le puede considerar como uno de los iniciadores del modernismo en su país. Entre los libros de poemas que escribió se cuentan Campo lírico (1900), Amorosa vendimia (1901), La floresta de los leones (1907), Dilectos decires (1912), La leyenda de la estrella solitaria (1919), La diamantina fortaleza (1929), etc. Escribió además varios dramas: Carrera (1921) y El trovador paladín (1928), además de la novela La belleza del demonio: la Quintrala (1914).




TRIBULACIONES

Anatolio es un hombre mezcla de luz y lodo;
tiene ansias infinitas y hastiado está de todo.
Al Abismo en la noche se confiesa a su modo
sonambulesco y triste, de amarguras beodo:

Oído del Abismo, tú que estás en mí mismo,
óyeme bien y dame tu gran palabra, Abismo:
¿De qué barro estoy hecho? Pero ¿de qué fermento
de unas cosas protervas como zumo de yerbas
venenosas? ¿De qué blancuras de Sacramento?
Todas mis horas pasan estranguladas, siervas
del Pecado maligno y el Arrepentimiento.

Sí; tengo envenenada mi pobre carne finca,
y busco muchos años sin encontrar la triaca.
Yo quisiera ser humildemente bueno, bueno
como un árbol modesto perdido en la montaña;
dar mis flores y frutos y estar siempre lleno
de ese dulce reposo que las florestas baña;
pero son mis pasiones como potros ariscos
que corvetean, piafan y quebrantan su freno;
y desbocados saltan torrenteras y riscos,
borbotantes de espumas estos potros ariscos.

Ya todo lo he probado, lo bueno y lo vedado,
el amor inocente con el amor comprado,
y de los dos no acierto cuál mejor me ha engañado;
pero tras ellos corro como un desatentado.

No me sacian los besos, y amo hasta el sufrimiento
sin compasión ninguna de la vida que gasto,
hasta al llegar las horas del arrepentimiento:
las horas mordedoras, pero sin eficacia
en que me torno bueno y en que me torno casto.
Y después que estas cuitas me acribillan de heridas,
me parece que vuelvo otra vez a la gracia
de mis horas de armiños, de mis horas floridas.

Primero sufro mucho y me doy horror yo mismo,
me avergüenzo y me envuelvo en un puro misticismo;
con rudas disciplinas me sangro y me flagelo
hasta que el dolor me hace como un bloque de hielo.
En seguida viene la paz, un dulce consuelo
que ilumina mi alma como una luz del cielo,
y amo todas las cosas, las piedras y las rosas,
la palma del martirio, el humo de la gloria,
y torno en oro puro hasta mi misma escoria.

Mas cuando ya parece que estoy regenerado,
caigo otra vez de nuevo en las fauces del Pecado…
¡Oh Padre y Señor mío que estás en el Abismo,
socórreme; no puedo socorrerme yo mismo!


§


Y, angustiado, Anatolio le preguntó al Abismo:
—¿Qué debo hacer?
Y él:
—Pues ¡véncete a ti mismo!





La floresta de los leones
Autor: Antonio Bórquez Solar
1906


CRÍTICA APARECIDA EN EL MERCURIO EL DÍA 1906-11-30. AUTOR: ANÓNIMO



“ Y he aquí que yo digo
finalmente, que si no se me
hace justicia, que el que se me
niega, que si se me injuria
yo […], desde luego, a la
inevitable equidad de los
siglos venideros”

Bórquez Solar



Aun a riesgo de tenernos que entender con los siglos venideros nos vamos a ocupar brevemente de los versos que el joven poeta y pedagogo Bórquez Solar publica bajo el título de La Floresta de los Leones.

Bórquez es poeta y hace y ha hecho versos hermosos. Pero es tan grandilocuente el título de su último libro, y su apelación a los siglos que vienen, que forzosamente se encuentras pobres, y hasta humorísticos los versos contenidos en él. Si el libro en vez de llamarse La Floresta de los Leones se hubiera llamado, por ejemplo, El Matorral de los Queltegües, los versos aumentarían de valor.


“Yo sé que en alumbramiento de esta obra de sinceridad y de amor –dice el poeta- han de repicar los cascabeles funambulescos de la mala intención.”

Vamos pues a cascabelear…aunque sin mala intención.

Frente al Hospital, es una poesía en que el autor lo divisa desde un restaurant.



En muchas cosas muy triste pienso,
mordida el alma de un diente inmenso,
mientras el viejo del restaurant,
medio inclinado, de pelo blanco
como la nieve sobre un barranco
me trae leche, dulces y pan



Durante mucho tiempo hemos pensado cómo ha podido producirse esta aglomeración de palabras; si ha sido al acaso o por la voluntad del poeta. Es evidente que si se entregan a otro poeta las palabras: pienso, diente inmenso, viejo, restaurant, pelo blanco, barranco y pan, las combina en otra forma. Por ejemplo así:



Voy en camino de buscar pienso
y estoy dotado de un diente inmenso
mientras el lado del restaurant
[…] de un viejo de pelo blanco
que se ha caído como un barranco
de su cabeza y está en el pan



Con lo cual queda demostrado, que lo que falta a Bórquez en alguna de sus poesías es un cambio en el orden de las palabras y nada más.



Pasan los organillos. Este toca
rechinante y crujiente en su triclinio
liran lirin, una mazurka loca
al umbral del inmenso lenocinio.

¿Lo oyen? Liran lirin! Es claro: es una mazurka!



Después de algunas bien inspiradas poesías, el autor vuelve a divagar en mazurkas locas sobre diversos temas



He tenido aprisionados en mis odres como Eolo
en sus odres a los vientos. La amargura con el dolo
y hoy ya quiero a mis odres liberarlos del tapón



Si se agrega que esta poesía lleva como título Clarines de la noche, se perderá el lector, como nos ocurre a nosotros, en vagas conjeturas. ¿Cuáles son los odres? ¿Cuál el tapón?

¿Cuáles los clarines nocturnos? Tanto más necesarias son estas preguntas, cuanto que la estrofa acaba diciendo:



Mientras yo muriente digo la palabra de Cambron



Es sensible que a pesar de haberse destapado los odres no se alivie al poeta, y sea necesario que agonice con una palabra tan fea en los labios.

Pero en seguida hay un rasgo tierno y casi inocente:



“Ya bastante yo he vivido como el lirio en los valles
ya bastante yo he cantado como el pájaro en las calles
como el pájaro en su jaula, pero aun menos feliz,
que este aislado prisionero cuando rima en su garganta
sus nostalgias y sus penas, con los versos con que canta
gana su gotita de agua, y su alpiste o su maíz”



Naturalmente, El pájaro en las calles canta poco, porque fuera de la campana de los tranvías eléctricos no se sientes gorjeos en medio de la vida de la ciudad. Y en cuanto a los pájaros del Congreso esos no cantan, graznan.

Lo del alpiste es ya otra cosa. Hoy por hoy todos los empleados quieren que les den el alpiste en pesos de 18 peniques. Y la lucha por el alpiste es una lucha sin cuartel. The strugle for the alpiste.



Si al lado de estos versos extraños se recuerdan otros tiernos, sentidos y correctos, parece imposible que tan delicado escritor lance aquellas otras composiciones a la publicidad.

Urna cineraria, La Taberna, La Oración, La Jornada son páginas llenas de poesía y de artística emoción.



Bórquez canta los sufrimientos de los pobres y los desvalidos, y es elocuente cuando no apela a los siglos venideros ni se lanza lirin, lirán en la mazurka loca.

El libro está dedicado a don Federico Varela.





Laudatorias Heroicas
Autor: Antonio Bórquez Solar
Santiago de Chile: Impr. Universitaria, 1918


CRÍTICA APARECIDA EN EL MERCURIO EL DÍA 1918-08-05. AUTOR: OMER EMETH

En 2018 el mundo revolucionado (y probablemente no mejorado por el cataclismo político y social que ahora presenciamos), no se parecerá al actual. Todo en él habrá padecido un completo trastorno; los corazones, el lenguaje y las obras serán nuevos.

Podemos creer que la “liga de las naciones”, hoy bastante utópica, habrá realizado en el orbe entero la unión y la paz. Ya la guerra y la mentalidad que ella supone y origina, será cosa del pasado, de un pasado unánimemente aborrecido. No existirán ejércitos: apenas habrá, para recordarlos en cada país, pequeños grupos de pacíficos gendarmes. El mundo, organizado según el modelo socialista, consagrará sus mejores esfuerzos al “far niente”. Se trabajará lo menos posible. La humanidad descansará de las fatigas atávicas…

Es lícito creer que, en 2018, la curiosidad, vicio natural en el hombre, no se habrá apagado y que los chilenos de entonces, como los de hoy, apetecerán noticias del pasado. Habrá, pues, historiadores.

¿A dónde irán estos en busca de datos fidedignos? Las bibliotecas que tal vez habrán sobrevivido a las revoluciones, serán para ellos una mina inagotable.

Supongamos que un investigador abra en 2018 las “Laudatorias Heroicas” del señor Bórquez Solar y las lea con la atención que merecen. ¿Qué deducciones sacará de ellas?

Ante todo, la simple inspección de los títulos en el índice, le bastará para medir la enorme distancia recorrida en un siglo, el abismo espiritual que cien años habrán creado entre su época y la nuestra.

Pensará: ¡cuán distintos somos hoy de lo que eran un siglo atrás, nuestros antepasados! Hoy lo que nos interesa es el presente y el futuro; al pasado aplicamos la frase de Cristo: Dejad que los muertos sepulten a sus muertos.

¡Curiosa gente la que compartía los gustos de Bórquez Solar! Y curiosa la sociedad cuyos ideales este distinguido poeta expresaba en versos épicos!

Lautaro, Tegualda, Rengo, Colocolo, y otros indios eran sus héroes… A estos celebraba el poeta con un lirismo desenfrenado, y no a los verdaderos grandes hombres: a Karl Marx, a Engels, a Bebel, a Lenin y a Trotsky que han reformado y salvado al mundo. ¡Extraño, muy extraño!

Pero veamos, dirá aquel investigador, la composición intitulada “Laudatoria a los Manes inmortales”, pues, sin duda, ha de contener en sí toda la esencia de este libro.

El investigador pacifista quedará asombrado oyendo al poeta que dice:



“Tengo la suerte de cantar ahora
cuando se cumple la primera centuria
de nuestra vida de nación libérrima,
y así mi voz humilde se ennoblece
despertando en las almas las audacias
aquilinas, poniendo fuego en todos
los fuerte corazones, y un anhelo
de hacer prodigios de grandeza lírica,
al revivir la gloria de los toquis,
al evocar sus manos inmortales”.



Bórquez Solar era militarista, dirá tristemente nuestro investigador, y recordando que este poeta fue de los más apreciados en su época, deducirá de allí que el militarismo era en 1918, general en el país: “¡Mucho camino hemos andado!” añadirá el historiador.

Prosiguiendo su lectura, tropezará con los siguientes versos, para mí muy hermosos y benéficos, pero que serán para él una blasfemia, un sacrilegio, una atrocidad imperdonable:



“¿Cómo, pues, no sentir un sacro fuego
dentro del corazón, que se acrecienta
al recordar nuestro abolengo heroico
en estos días de la patria joven?


¡Y cómo es bello y enardece el brío
este recuerdo de pasadas guerras!
¡Y qué ancho el corazón se ensoberbece
porque la nutre una orgullosa sangre!”




Y como el poeta escribe para 1918 y no para  2018, no repara en el horror con que lo leerán dentro de un siglo, los apocados y pacifistas de entonces… Dice, en efecto, desembozadamente:




“…Amemos, pues, los triunfos de la fuerza,
hasta el fragor de las revuelta lidias,
el espectáculo mismo de la muerte
que fortifica el corazón magnánimo;
que al alma varonil que nada teme,
que a las audacias todas de la espada,
la tierra subyugada se la entrega,
la tierra subyugada galardona.”




¡Qué horror!... Al leer estas bélicas estrofas, el pacifista del año 2018 nos mirará con disgusto… “Esto leían, esto amaban, esto admiraban los hombres en 1918… ¡Qué fieras!... y había críticos para celebrar semejante inhumanidad”.

Los había, los hay, y soy uno de ellos, porque, gracias a Dios, creo, con el señor Bórquez Solar, en los héroes, en la patria y en la espada. Y muy lejos de inculcarme ideas pacifistas, los sangrientos espectáculos de hoy me inducen a maldecir del pacifismo, cuya morfina, propinada por los sofistas revolucionarios, adormeció en provecho del enemigo a los pastores de los pueblos. Sin el pacifismo de “anteguerra”, es seguro que la guerra actual no habría estallado. “Si vis pacen para bellum”.

Contagiándome estoy, bien lo veo, con estos versos; pero es un contagio benéfico y digno de cultivo…

Sea de ello lo que fuere, conste que una colección de poemas puede ser […] una fuente de revelaciones históricas..

Para mí la nobleza del sentimiento inspirador de un poema es lo que constituye su valor y cuando la forma literaria con que este sentimiento viene revestido, no resulta indigna de él, ¿quién le rehusará sus alabanzas?

Versos habrá prosaicos, y vocablos de dudosa prosapia; pero estos defectos desaparecen en el movimiento y el calor, en la belleza del sentimiento heroico que anima al libro desde su primera hasta su última página.

Chile, sus héroes antiguos y modernos, su tierra y su mar, su cordillera, he ahí el tema de estas “laudatorias”.

“Mis “Laudatorias”, dice el señor Bórquez Solar, al final de su libro, tienen por objeto entusiasmar y fortificar a los niños y a las vírgenes, a los jóvenes y a las vírgenes, a los jóvenes y a los hombres maduros, en el culto de los héroes y en el amor a los laureles épicos. Y no más…”

¡No más! Pero no terminaré este artículo sin agradecer de corazón al señor Bórquez Solar los versos en que, después de celebrar el heroísmo chileno, ensalza y alienta  el de Francia, Italia y Los Estados Unidos.

Señalaré, pues, a los aliados, los tres himnos que el amor a la libertad y a la justicia ha inspirado al señor Bórquez Solar: “¡Ardiente Francia!” – “¡Adelante Saboya!” – y “A la bandera estrellada”.

P.D. – En repetidas ocasiones el señor Bórquez Solar habla de los pumas en su libro. A mi modo de ver, convendría que los poetas estudiasen la vida y las costumbres de estos animales en la monografía intitulada: “Apuntes sobre el puma” (Santiago, 1917), que el señor Roberto Rengifo les ha dedicado. Creo que de esa lectura saldrían los poetas para siempre, desengañados. El puma, tal como el señor Rengifo nos lo pinta, parece demasiado experto en materia de retiradas estratégicas y muy llorón para figurar dignamente en epopeyas y laudatorias heroicas. Cierto es que el señor Rengifo ha estudiado la psicología del puma, principalmente en la región central de Chile. Puede, por tanto, suceder que en los bosques del sur el animal, tantas veces cantado por nuestros poetas, se porte en forma menos indigna del glorioso nombre de “león” que se le ha concedido. Pero conviene que este asunto se averigüe bien. Porque, al fin y al cabo, los poetas han de obedecer al precepto de Aristóteles, según el cual es menester que la poesía esté siempre acorde con la verdad, hoy diríamos: con la historia natural…



“…Yo he vivido
la vida de un toqui en un tiempo que ha sido.
Entonces yo andaba, no en son de combates,
andaba soñando por bosques y lomas
debajo de arcadas de flores granates
y flores muy blancas de intensos aromas,
andaba soñando, yo un toqui poeta,
por playas de arenas de ríos caudales,
mirando en su pesca a la arisca garceta
entre los remansos y entre los jarales”.





“El caso es que don Mañuco,
así le decía el pueblo,
vino una vez a Santiago,
como lo hizo más de ciento
sin importarle un comino
que estuviera puesta a precio
su cabeza tan hermosa
y de abundantes cabellos
con su mirada tan viva
que clavaba bien adentro
y su expresión bonachona
y maliciosa en el gesto.
Los famosos Talaveras,
unos soldados, bandidos,
al diablo todos se dieron
al saber que andaba el zorro
paseando en el gallinero.
La cordillera, nevada,
los guardianes, en sus puestos,
¿cómo, pues, había entrado
lo mismo que un hechicero?...”





Crestomatia juvenil
Autor: Antonio Bórquez Solar
Santiago de Chile: Impr. Universitaria, 1930


CRÍTICA APARECIDA EN EL MERCURIO EL DÍA 1930-07-13. AUTOR: ROBERTO MEZA FUENTES

Don Antonio Bórquez Solar, profesor y poeta, quiere mostrarnos en su último libro cómo no existen para su espíritu tenaz el descanso y la fatiga en la busca sin término de la belleza a que ha consagrado su existencia.

Hace ya treinta años publicó su primer libro lírico. Libro de escándalo, la primera arremetida franca de esa batalla que se llamó modernista. Marcial Cabrera Guerra escribió en el prólogo unas palabras fervorosas que valían por un manifiesto. El poeta extremaba los artificios y las extravagancias verbales en que se creyó, por un momento, que pudiera estar la esencia de la poesía. Para derribar el viejo lugar común se creaba la expresión retorcida sibilina, que pedía nombres raros a la mitología antigua y adjetivaba con esdrújulos inauditos. Todo esto, que pudo ser una abominación para la gente pacata de la época, se transformó a su turno, en el más inofensivo de los lugares comunes. Hoy hace sonreír como una piadosa evocación del pasado. Apenas si han corrido treinta años.

Pero ¿era todo alarde novísimo en el audaz libro de Bórquez Solar? Indudablemente no. Aparecía allí su poesía “Los pobres”, uno de los cantos de más puro acento que ha resonado en nuestra lírica. El poeta era también un hombre y era toda su conciencia de hombre la que volcaba en esos versos ásperos y vigorosos.

Hay en la arremetida juvenil e iconoclasta mucho de ciego impulso cavernario que goza en la destrucción por el solo placer de destruir sin pensar siquiera en la honrosa responsabilidad de la creación de nuevos valores. La destrucción como fin muere a los jóvenes en el primer momento en que sin análisis, se sambenita todo lo viejo y se exalta todo lo nuevo. En un plano superior de su evolución mental empieza a comprender el joven que ni es malo todo lo viejo ni es bueno todo lo nuevo. Solo entonces comienza la justa estimación de los valores.

El caso del poeta Bórquez Solar sigue la trayectoria de mi esquema. Pronto el joven rebelde en su melena y en sus versos peina la desordenada cabellera y somete la estrofa a una armoniosa arquitectura. Un día canta en décimas viriles y rotundas el dolor del pueblo tras una hora de tragedia. En “Los pobres” se trataba de un hombre ante el banquillo. En las décimas de la huelga Bórquez Solar canta con recia entonación una pasión colectiva y violenta en que se mezclan por igual la protesta y la impotencia.

No había de ser en las innovaciones donde descollara Bórquez Solar. Hoy, apenas transcurridos treinta años, ya nadie se acuerda de ellas. En cambio, esos versos escritos en la forma tradicional y hasta popular de la décima vivirán tanto como las letras chilenas. En ellos el poeta se expresaba a sí mismo la fuerte garra de un dolor colectivo se hincaba en las entrañas de su alma y le hacía vibrar con un acento fuerte y conmovido. En los otros trataba de satisfacer a la capilla en la que oficiaba como uno de los más altos sacerdotes. Así y todo, desaparecida la capilla han perdido esos versos su lírica resonancia.

¿Ha comprendido el poeta, tras las ardientes batallas en las que ostentó como una bandera su chaleco rojo de exaltado capitán, que en la sencillez estaba el camino? La evolución de sus temas literarios así parece indicarlo. Tras el poeta maldito de los absintios vino el profesor de los “Dilectos Decires” que pensaba en el dolor del Quijote, que estudiaba “La Araucana”, que consagraba a sus discípulos cordiales y saludables meditaciones.

Y ahora, tras un descanso bien ganado, el poeta escribe un libro para niños. Más de quinientas apretadas páginas en las que, en prosa y verso, canta las bellezas naturales y las excelsitudes del espíritu. Ha escuchado la voz de Jesús. “De cierto: os digo que si no os convirtiéreis y os hiciéreis como niños no entraréis en el reino de los cielos”.

No realiza plenamente el libro nuestro ideal de sencillez. El autor no abandona un lenguaje altisonante que no nos parece el más adecuado para hablar a los niños. Dice Stendhal, y repite Eugenio D’Ors, que en las naturalezas enfáticas el énfasis es natural. Muy bien. Pero no hemos de elegir el énfasis precisamente para dar lecciones a los niños. Ni para ser sencillos hemos de caer en delito flagrante de vulgaridad. Siempre ha sido virtud del verdadero poeta hacer público para su verso y no verso para su público. Es lo que hacía Bórquez Solar en “Los pobres” y en sus décimas de los huelguistas. Ahora que habla a los niños, ¿se habrá olvidado de esa voz del alma que daba un temblor de eternidad a sus estrofas? Hoy maldice al vino y celebra al agua. Gran elogio del hombre. Pero, ¿qué nos dice el poeta? En “El arbolito de pascua” encontramos unos versos puros, hondo acento del amor paternal.

Escuchemos:

“El pequeño pin
de negro verdor
en la Noche Buena
brilla como el sol.

¡Qué alegre mi niña!
Sus ojitos son
al mirar el pino
más bellos que el sol.

Sus manitas vuelan,
dos alas las dos;
van de rama en rama
poniendo su albor.

Como es pajarito
gorjea su voz
y tiene la risa
la del Niño Dios.

¡Qué alegre mi niña,
la mi bendición!
No tiene seis meses
y ya tiene un don.

Su viva mirada
es lengua de amor
que a todos enojando
en tierno fulgor.

El pequeño pino
de oscuro verdor
en la Noche Buena
luce como el sol.

Árbol de la vida
que bendice Dios
exprime dulzuras
para la mi Flor.

Tu sombra más tierna
y tu protección
para esta niñita
de los cielos don.

Cosechas opimas
da en toda estación
en frutos nutricios
de dulce sabor.

¡Oh, Pascua Florida,
Navidad de Dios,
tu fúlgida estrella
alumbre a mi flor!

Que los Reyes Magos
Gaspar y Melchor,
la libren de todo
engaño de amor.

Baltasar el Sabio
le otorgue su don;
La Virgen y el Niño
su dicha y amor…
Y que esto se cumpla
por amor de Dios”.


En “Las manzanas” hay un toque sutil y profundo. No lo hemos de dejar olvidado:


“Mi santa madre siempre con manzanas
la ropa blanca perfumó; y hoy día
tengo en mi alma el olor de esas manzanas
y lo siento en mi ropa todavía”.


Todo el libro está escrito con una emoción religiosa de amor a los niños. Si no siempre nos agrada el resultado, celebramos, en todo momento, la intención. Aunque bien sabemos que nada vale la intención en las realizaciones estéticas. No tiene nuestro país literatura para los niños y el libro de Bórquez Solar es un buen ejemplo para que otros poetas quieran sembrar en el surco armonioso del alma infantil. Y dentro de la obra del autor es un paso más hacia la sencillez. Mucho ha andado desde su “Campo Lírico”, publicado hace treinta años. Y hay que pensar que esta “Fuente de Juvencia” es solo un alto en el camino.





Oro del archipiélago
Autor: Antonio Bórquez Solar
Santiago de Chile: Del Pacífico, 1931


CRÍTICA APARECIDA EN EL MERCURIO EL DÍA 1931-04-19. AUTOR: ROBERTO MEZA FUENTES

Azorín, en una breve antología de su obra publicada en 1917, decía mirando el terreno recorrido por su arte y su estilo desde los días fervorosos de su juventud hasta esa hora de clara y grávida madurez: “Al cabo de los años, después de tanto tiempo pasado, ¿cómo veo el arte y cómo veo la realidad? “Quisiera arrancar del pecho pedazos del corazón”, exclama Segismundo en “La vida es sueño”. Yo no quisiera arrancarme nada; pero siento cierta nostálgica tristeza al contemplar al presente y echar una mirada hacia lo pretérito. El tiempo ha ido haciendo su obra. He tratado de simplificar el estilo. He intentado no decir sino cosas sencillas y directas. Muchas que me parecían peregrinas novedades antaño, hoy me parecen invenciones superficiales y pasajeras. En cambio, sé que hay ideas, sentimientos, formas del pensar que son de hace mil años, que son de ahora y que no pasarán nunca. La experiencia hace que no me deje seducir por estéticas y filosofías fugitivas y brillantes”.

Por contraste, he recordado las palabras del maestro de la sensibilidad española ante el último libro de don Antonio Bórquez Solar. Este poeta, que tan bellos y nobles arranques tuvo en su “Campo lírico”, uno de los libros que iniciaron la revolución literaria en Chile, ha mantenido siempre con bizarra gallardía el penacho de una poesía romántica y rebelde, en la que se mezclan, con la pasión de su tierra y la exaltación de las cosas naturales, una frenética y ciega adoración de sí mismo y una falta absoluta de sentido crítico que lo hacen arremeter en recias embestidas contra quienes fueran osados a negar las excelsitudes de su genio poético. En Bórquez Solar se cumple, como en ninguno lo que Horacio decía del “genus irritabile vatum”. Una discrepancia con su estética personalísima es considerada por el poeta de “Campo lírico” como una ofensa personal. Y, así, cuando alguien sale al encuentro de su poesía con un reparo crítico que no está de acuerdo con la alta idea que el autor se ha formado de sí mismo, el poeta irrumpe en expresiones en que la pasión desbordándose y desviándose, toma los contornos extravagantes de una tragedia bufa y pintoresca. El conflicto íntimo de este escritor consiste en la desproporción enorme entre sus anhelos y la realización que alcanza a darles. Y así él mismo se siente lastimado, herido y perseguido por la envidia, el odio, la ingratitud y otros fantasmas que se inventa para darse el placer heroico de vencerlos en ruda y descomunal batalla. Así, hasta cuando se dirige al lector, cuya benevolencia invoca, le ruega que aleje de sí todo envidioso pensamiento. Se lo dice en trozos de prosa enfática más propios para la declamación grandilocuente que para la lectura amable y recogida. Oigamos: “Que Dios me depare largos años de vida para realizar lo que me tengo propuesto para loor de mi archipiélago, que toda mi obra no está completa. Y no por el aplauso vano ni porque espere algo de mis contemporáneos, sino por sublimar el amor a mi tierra y a mis mares. Nunca el vil interés guió mi mano en la lírica labor; nunca mi espíritu altivo se doblegó a pedir recompensas por lo que yo bien sé que está por encima del vulgo profano y del poderoso infatuado y abdominal. ¡Nunca! Y a ti, lector, quienquiera que seas, que tu benevolencia no se agote. Ten simpatía por mi obra; aleja toda intención hostil. Y mata la víbora dañina de venenosa encía”.

No estamos precisamente en el reino de la cordialidad y la armonía. Baudelaire, en el prólogo de su libro famoso, escribía: “Hypocrite lecteur – mon semblable – mon frére!”. Era la expresión del hastío en el poeta de “Las flores del mal”. En nuestro comprovinciano y poeta estas manifestaciones se parecen más a un delirio de grandeza que su obra literaria no alcanza a justificar. Sigamos escuchando: “Alguno dijo de mis poesías insulares, en una minúscula antología de urraca ladrona, que ellas podrían ser aplicables a Noruega o Terranova como a Chiloé. El mayor reconocimiento a la universalidad de mi musa. La mala intención del escritorzuelo se convierte en mi mayor elogio así; porque habiendo hecho fundamentalmente poesía chilota, ella puede ser la misma en los canales insulares o en los fiordos del norte de Europa. Gracias”.

Con esto el poeta cree haber aniquilado y confundido al “escritorzuelo” a quien antes ha llamado “alguno” y prosigue, entusiasmado por el bélico furor de su diatriba: “¡Ah! Si yo también como Rubén Darío podría decir que con las piedras que me han lanzado podría formar un rompeolas contra las mareas del olvido. Mas, tú, hermano mío, insular, libre de toda ñoñez y ruindad mental, verás que en mis canciones palpita todo Chiloé: la tierra, la montaña, el mar, los canales, el viento, la nube, el cielo, la leyenda, el río, la superstición, lo grande y lo humilde”. Estamos otra vez frente a las intenciones del poeta. El libro pondrá entre ellas y su realización la misma distancia que hay del cielo a la tierra.

Y, poseído por completo de su misión dentro del Archipiélago, y de la misión del Archipiélago dentro de Chile, exclama: “Tú sientes lo que yo he sentido, la misma exaltación lírica, iguales morriña y saudades, y sabes que yo no quiero ser sino el poeta del Archipiélago. Aquí tienes, pues, la poesía tuya que de mí esperabas, en un libro lírico, así también te alzarás, como Arauco con Ercilla, sobre todos los otros pueblos de Chile”.

Su amor por el Archipiélago, que compartimos con una intensidad que nos impide incurrir en tales arrogancias, lo hace decir después de ensalzar la lealtad de los chilotes para con el Rey de España en la guerra de la independencia: “Así, porque a Chile entero tuvimos en un puño, no se nos podía perdonar…”

Naturalmente, esta forma agresiva y desmesurada de manifestar su amor al terruño, no sirve en absoluto para llenar los fines del libro, que no son otros que los de sembrar en el ánimo del lector el amor por la belleza de las islas australes. El poeta nos asegura que ha formado “cuarenta generaciones” en el amor al Archipiélago. Oigámoslo otra vez: “Mi amor a las Islas Pálidas, a las Islas de Esmeraldas, a las Islas Maravillosas, así las he llamado yo desde el principio, nunca sufrió mengua ni olvido, en medio de mis largas peregrinaciones”. Sigue creciendo el diapasón de su entusiasmo: “Por las Islas fui ardiente cruzado, peleé rudas batallas. Me desangré por las heridas que recibí en los combates. Pero yo también supe herir y, por amor a la tierra natal, nunca fui cobarde. Puedo decir ya, sin vana jactancia, que, en una época en que los chilotes negaban su procedencia insular, yo solo no me avergoncé tontamente de ser isleño, ni renegué jamás de mi noble origen, de mi estirpe chilota, frente a la estulticia y la incomprensión. Así fui ejemplo y me honré mucho”.

Todo esto, que tiene un aire estridente de arenga electoral, está perfectamente de más en un libro de poesía. El poeta no lo considera así y prosigue, después de una pausa prudente, para esperar los aplausos y recuperar la voz gastada: “Desde que yo vine, en Chile fue conocido mi Archipiélago de Chiloé. Envidia o mala intención, que siempre me tuvieron sin cuidado, pudieron poner tachas a mi no pequeña labor de escritor o de poeta; pero ningún mastuerzo osado fue a negar lo que hice por enaltecer a mi Chiloé natal”. El poeta sigue forjando sus flamígeros rayos en medio de su delirio romántico. Sagitario incansable, no sabe a qué blanco dirigir las flechas de su ira, pronta a dispararlas con o sin motivo. Porque el hecho de poner reparos a su obra “no pequeña” de poeta y escritor, no significa que la envidia o la mala intención sean los móviles necesarios para fundamentar el desacuerdo entre el poeta y la crítica.

Nosotros mismos le formulamos esos reparos y suponemos que don Antonio Bórquez Solar, que nos ha distinguido con una estimación, acaso exagerada e inmerecida, por nuestra pequeña labor literaria, no verá envidia ni mala intención en lo que es en nosotros amor a la verdad en la vida y en la literatura. También se equivoca el poeta cuando dice de las objeciones a su obra “que siempre lo tuvieron sin cuidado”. El prólogo de su último libro, del que hemos glosado solo los fragmentos más salientes, es una buena prueba de todo lo contrario. No hay una línea que no sea un airado grito de protesta contra los que han desconocido todas las altas virtudes líricas de que el poeta se siente dueño.

Y, en realidad, toda esta autoproclamación de las propias excelencias, seguida de las violentas e injustas diatribas contra quienes han tenido el atrevimiento de no reconocerlas, está de más cuando hay un libro entero de doscientas y tantas apretadas páginas que nos va a poner en contacto con el alma misma del poeta.

Es inútil buscar, en todo el volumen, una vibración de esas islas que el poeta llama suyas y a las que ha dado todos los calificativos que pudieran expresar su amor y su admiración. No aparece por ningún lado. En cambio, hay reminiscencias literarias y mitológicas, evocaciones de ninfas, hadas, sirenas, silfos, genios, coros wagnerianos, obeliscos, pirámides, faraones, nibelungos, sombras de Homero, Virgilio, Ercilla; en suma, una violenta floración ampulosa y frondosa que bien merecía el cuidado de una estricta y enérgica selección. Muy poco, en realidad, nos hubiera quedado de este libro si el poeta, antes de imprimirlo, se decide a revisarlo con una intención crítica. Porque si todo el mundo está obligado a seguir ese camino antes de publicar una obra, con mayor razón el deber alcanzaba a don Antonio Bórquez Solar, que, en más de una página de su libro, se proclama el primer poeta de su raza. No le reprochamos la ambiciosa idea que abriga de sí mismo. Solo le pedimos que, para compartirla, escriba obras que estén a la altura de su ambición.

El poeta no nos habla de “cosas sencillas y directas”. Aun hoy tendrían actualidad las palabras que en 1900 escribió Marcial Cabrera Guerra, al frente del “Campo lírico” de Bórquez Solar: “Extremó en lo abstruso la ficción de su arte, para hacer hablar la Perla, monologar los Lirios y las Rosas, poner el oído al diálogo del Monstruo y la Princesa, en un indescifrable barajamiento de astreas y egianes, oxiuros, tubiporas y lamantinas…” Y todo lo que sigue.

Hoy queremos otra poesía. No podemos conmovernos con los pintarrajeados estandartes de la extravagancia sin genio ni ingenio. Cada poeta halla en sí mismo la fuente de su canto, y su poesía, como un cristal, muestra la verdad de su alma. Nada de ello encontraremos en “Oro del Archipiélago”. Y todo esto hay que reconocerlo, sin olvidar la importancia de don Antonio Bórquez Solar en la evolución de la poesía chilena. Pero su hora ya ha pasado y su figura histórica mueve nuestro respeto; no excita, en cambio, nuestro interés de lectores ni provoca nuestra admiración por el hombre que en cada una de sus obras está comenzando y realzando la renovación de su espíritu.

FRANCISCO CONTRERAS [11.963]

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Francisco Contreras

Francisco Contreras Valenzuela (Quirihue 21 de enero de 1877 - París, 3 de mayo de 1933). Poeta, ensayista, novelista y crítico literario chileno.

En 1905, se radicó en París donde escribió para importantes diarios franceses, relacionándose con los más destacados escritores y artistas de Europa.Desde las páginas de El Mercurio de Francia dio a conocer la literatura latinoamericana. Militó dentro del Modernismo Rubendariano y creó el movimiento Mundonovista.

Francisco Contreras fue incluido en la antología, Los lugares y las nubes referida a poetas de la Región del Bío-Bío, de Chile por Matías Cardal, en Concepción, 1994 y además en El oído en las Raíces, compilación de narradores de la misma región en 1996, por el mismo antologador.

El poeta y crítico Antonio de Undurraga señaló refiriéndose a su obra que Contreras Valenzuela fue el primer poeta chileno que hizo un oficio culto y perfecto de la poesía. Asimismo para Carlos René Correa su creaciön poética fue considerada como la de " un lírico parnasiano y simbolista". Oreste Plath señaló, a su vez, que es en su libro El pueblo maravilloso donde el poeta hace una evocación notable de su Quirihue natal. Murió en París en 1933, víctima de la tuberculosis y sus restos, antes de ser trasladados a Chile, en febrero de 2007, descansaron por más de setenta años en la villa francesa de Riberac.

El crítico chileno, Hernán Díaz Arrieta, Alone lo describió en su época como " trabajador cultísimo, orfebre del verso precioso, de la prosa cuidada, representa al entusiasmo del 900 por París".

Francisco Contreras fue hijo de don Juan de Dios Contreras y Araneda y doña Francisca Valenzuela y Medel, propietarios de la Hacienda San Juan de Dios, cercana a Quirihue, en cuyas casas coloniales nació el poeta.

Obra

Esmaltines,1898.
Raúl, 1902.
Toisón, 1906.
Romances de hoy, 1907.
Los modernos, ensayo, 1909.
Almas y Panoramas, ensayo, 1910.
Lua de la Patria, 1913.
Mundonovismo, ensayo, 1917.
La varillita de la virtud, 1919.
El pueblo maravilloso, 1924.
Rubén Darío, ensayo, 1930.
Pedro Urdemales, 1936.
El Ohuallipén y la Aojada, 1943





LUNA DE LA PATRIA

Luna de la Patria, luna
única, lánguida, grata,
cuya luz bendita es una
polvareda azul de plata.




Luna en cuyo faz de armiño
veía mi madre angélica
a la Virgen con el Niño,
sobre la burra evangélica.

Luna que, cual sol magnífico,
más puro tu rayo expandes
que la espuma del Pacífico,
que la nieve de los Andes.

Por fin vuelvo a contemplar
tu fosfórico zafir,
por fin te vuelvo a llorar,
por fin te vuelvo a reír.

Muchos años, muchos años
Vagué por extraños climas,
bajo horizontes extraños,
escalando extrañas cimas.

Soy el mismo sin embargo,
todo ilusión y erotismo;
soy el mismo niño amargo,
soy el mismo, soy el mismo.

El mismo que diera todo
el oro por una rosa,
el mismo niño beodo
tras una azul mariposa.

El polvo de cien países,
de cien soles el destello
no han dejado tonos grises
en mi alma ni en mi cabello.




Luna de la Patria, luna
única, lánguida, grata,
cuya luz bendita es una
polvareda azul de plata.






Un día te dije adiós,
abracé a mi madre y
hacia otros mundos, en pos
de loco ensueño, partí.

No volví a ver tus fecundos
rayos de argénteo tisú:
la luna de aquellos mundos
no eres tú, no, no eres tú!

Surqué mares, crucé tierras,
fui del Oriente a Tulé;
escalé gigantes sierras,
vibré, padecí, luché…

Y hubo generosas palmas,
que aplaudieron mi locura,
y hubo almas, nobles almas,
que endulzaron mi amargura.

Y hubo corazones tiernos,
bajo el lino y bajo el raso,
que a mis ardores eternos
dieron todo: aroma y vaso.

¡Oh, la dulce niña pía,
(vivió en amorosa crisis)
que el Azar me ofreció
un día y otro me quitó la Tisis!…

¡Oh, la tierna niña amante
de cabello y de alma de oro,
que arrulló mi sueño errante
con su risa y con su lloro!…





Luna de la Patria, luna
única, lánguida, grata,
cuya luz bendita es una
polvareda azul de plata.






La nostalgia abrazadora
vino mi ensueño a turbar,
y un buen día volví
prora a mí patria y mi solar

Quería ver la serrana
campiña que fué mi cuna,
besar a mi madre anciana
y contemplarte a ti, ¡oh luna!

La ausencia, la lejanía
me encendían de amor patrio:
mi ser todo entero ardía
como incensario en el atrio.

Daré a la patria, pensaba,
el fruto de mi afán loco,
y sólo me acongojaba
darla tan poco, tan poco!

¡Ay, mis anhelos ufanos
en llegando se abatieron!
Me negaron los hermanos,
los mastines me mordieron!

Tan sólo tú, más humana
que los hombres, Luna triste,
con piedad de única hermana
en tus brazos me acogiste.

Y a tu halagüeño cariño,
volvió a mi alma la ternura,
sentí mi candor de niño
y sollocé de dulzura…





Luna de la Patria, luna
única, lánguida, grata,
cuya luz bendita es una
polvareda azul de plata.





No me amarga el Mal contrario,
en mí no medra el rencor:
mi pecho es un incensario,
que arde y perfuma de amor.

La hostilidad, el sarcasmo
con su exhalación de abismo
podrán secar mi entusiasmo,
pero jamás mi civismo.

Amo a la Patria que, adversa,
me desconoce o me olvida:
para ella será mi fuerza,
por ella daré la vida.

Amo la tierra hosca y rancia
de breñales y de espinos:
en ella mi clara infancia
soñó sus sueños divinos.

Amo la montaña eterna,
que hacia los cielos se exalta:
a su sombra mi alma tierna
aprendió a ser firme y alta.

Amo el cielo de fulgencia
no vista sobre las cimas:
en su azul mi adolescencia
tiñó mis primeras rimas.

Y te amo a tí, Luna angélica,
a quien la flor da su incienso;
a ti, Magdalena célica,
que ungiste mi duelo inmenso!





Luna de la Patria, luna
única, lánguida, grata,
cuya luz bendita es una
polvareda azul de plata.




MIGUEL LUIS ROCUANT [11.964]

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Miguel Luis Rocuant

(1877-1948)
Escritor y crítico de arte chileno nacido en Valparaíso; fue además diplomático y miembro de la Academia Chilena de la Lengua. Como poeta escribió los libros Brumas (1900), Poesías (1905) y Cenizas de horizonte (1921). Su actividad como novelista ha quedado reflejada en los títulos El crepúsculo de las catedrales (1935) y Con los ojos de los muertos (1940); se le deben también los ensayos Las blancuras sagradas (1921), Los líricos y los épicos (1921) y Tierras y cromos (1921). Con el libro titulado En la barca de Ulises (1933) se ha adentrado en el mundo griego a través de la literatura de viajes.




A DIOS

I

¡Oh Dios! ¿En dónde estás? ¿qué abismo o cumbre
han rozado tus amplias vestiduras?
¿Te arrastras como el mar, flotas cual lumbre
de algún bucle del sol, en las alturas?


II

La altiva Humanidad que no se abate
porque la azotes tú desde las nieblas,
te pide, nuevo Ayax en el combate,
una luz que desgarre las tinieblas…

 
III

Yo te he buscado en la ribera sola
donde grita EVOHÉ bajo la bruma
la desnuda bacante de la ola
coronada de pámpanos de espuma.

Yo te he buscado en la región superna
que las noches sacuden a su paso,
como cuervos que van, con hambre eterna,
tras las carnes sangrientas del ocaso.
 
Y te busqué bajo la nave santa
que sostiene la arcada con sus músculos;
y sólo vi al color que ríe y canta
en orgías de auroras y crepúsculos.
 
Ni en éter, ni en altar ni en océano,
encontró el rayo audaz de mi mirada
ni un solo rasgo de tu rostro arcano,
ni un solo embrión de eternidad, ni nada!

 
IV

Sólo sé que eres grande, que en tus velos,
con que los limbos del espacio absorbes,
dan sus velas al viento de los cielos
las galeras errantes de los orbes.
 
Que hasta la vida de los astros mismos
la mide la clepsidra donde moras
al verter, grano a grano, a los abismos
la limpia arena azul de las auroras.
 
Que no piensas, ni sueñas; que a tu mente
explosiones de mundos ya no arrancas,
de aquellos que se alzaron de tu frente
como inmensa espiral de águilas blancas.

Sé también que eres frío, que eres triste
como el postrer fulgor crepusculario,
que no sabes de Cristo, que ni oíste
los golpes del martillo en el Calvario.

Y que no pasas, cual pasabas antes,
cerniendo noches, devorando edades,
con los pliegues enormes y flotantes
de tu trágico tul de eternidades!






EL SUEÑO DEL ÁRBOL

El árbol yerto a la primera y leve
escarcha cristalina, del otoño
sc estremece, despierta y se remueve
creyendo florecido algún retoño.

A la brisa más fría, cual si fuera
A los cálidos soplos con que anima
la tierra y el azul la primavera,
inclina su amplia, rumorosa cima.

Y si esa leve ondulación desprende
el hielo nocturna1 de alguna rama,
lo imagina una hoja que desciende
y se pierde a lo lejos en la grama

Y desde el tronco a la más alta fibra
de su ramaje tembloroso queda
soñando que un rumor de flores vibra
entre las hojas, que la brisa enreda.

Mas luego viene el día; se difunde
celeste luz en el confín, y el manto
de la soñada floración se funde,
gota por gota, en silencioso llanto

Así también el corazón que espera,
en los instantes de fervor, de brío,
ve surgir claridad de primavera
que anima todo el horizonte umbrío.

Al verla, sueña revivir, sonríe
con alegría de estival orgullo,
y siente que su vida se deslíe
en esperanza de amoroso arrullo.

Mas la verdad sus claridades vierte
y se disipa el ilusorio estío,
queda el ensueño detenido, inerte,
y vuelve el mustio corazón al frío

Vuelve a sentir que su alegría expira,
que se han desvanecido los renuevos,
que era su floración una mentira,
mentira el rosa de los sueños nuevos.

Y perdida la luz que del hastío
lo llevó a la esperanza postrimera,
deja correr en lágrimas de frío
el soñado calor de primavera.






MÁRMOLES

¡Labra el mármol, amigo! Cuando en mi sien vacila
una idea insegura-como gota que oscila,
próxima a evaporarse al borde de la flor-
el verso me parece una veste ligera,
y tener en relieves de blancura quisiera,
de esa chispa de ensueño, el desnudo esplendor.

La escultura es el ritmo y el aleteo .... Traza
relieves una línea, y en la piedra re enlaza
el ensueño que intenta su vuelo describir;
pero ya detenido, sus fervores palpitan,
y en el blanco tumulto de las formas agitan
de sus alas el raudo, presuroso batir.

El ritmo anima el mármol que es mole de blancura,
el que va por los frisos, en la suelta locura
de bacantes helenas olvidadas del tul;
el que sueña en estatuas de grandes ojos ciegos,
y el que avanza con pasos de intercolumnios griegos,
por la serena falda de una colina azul ,...

Yo sé que aún no esculpes tus sueños, que la arcilla
te suple la pureza que en los mármoles brilla,
que ignoras de los bloques el claro resonar,
y que rota la espátula y perdido el escoplo,
sólo enlazas la línea como lírico soplo
cuando animas la greda con tu leve pulgar.

¡Y quiero que tú esculpas! Yo quiero que tú bregues
con la luz del realce, la sombra de los pliegues
y la línea que busque gloriosamente un fin;
y quiero que a tu gama de blancos sueños áticos,
cuando modules gestos, ya heroicos o ya extáticos,
Corneille le dé sus bronces y sus sedas, Racine.

A veces, en mi anhelo, imagino tu esbelta
figura de esforzado .... En blanca blusa suelta,
hirsutos los cabellos, a la luz del taller,
persigues con atento mirar desde tu banco,
lineales melodías por el silencio blanco
del mármol en que sueñas un cuerpo de mujer.

¡Ya tomas el escoplo! Al beso de la línea,
la piedra se estremece, y cándida, virgínea,
esboza cuerpo eréctil, sin velos de pudor,
que luce de tu ensueño la nívea hermosura,
desnuda, esplendorosa, vestida en su blancura
de frío, de pureza, de luz y de candor.

Y vívidos, radiantes de alegría los ojos,
sigues, bajo la lluvia de los blancos despojos
que saltan a los golpes de tu hierro vivaz,
los últimos contornos, que la piedra te esconde,
pero que tú ya sientes, sin saber aún por dónde,
correr en melodía tumultuosa y fugaz.

Al verte así, en momentos en que nada te arredra,
fecundando la núbil blancura de la piedra,
ansío que a los sueños que llevas en la sien,
-ya esculpas tus idilios en pálidas baladas,
o eternices tus luchas en tragedias nevadas,-
Carpeaux les dé sus ritmos y sus sombras, Rodin.

*

¡Amigo, sueña! ¡arde! Suba el sol o tramonte,
no quieras con tus manos palpar el horizonte
que en torno de los ojos te despliegue lo real:
vivir de sueño níveo es una vida intensa,
y si en él tu vehemente anhelar se condensa,
tendrá que ser glorioso, tendrá que ser triunfal.

Un día,-cualquier día,-sobre terso alabastro,
el golpe de tu escoplo temblará como un astro,
y serán esculturas los sueños de tu fe;
los sueños que, vestidos de blancuras pentélicas,
se elevan de tu frente, cual las trombas angélicas
que evapora en celeste claroscuro Doré.

Y en tanto, si no esculpes, si al mármol milenario
aún no has dado golpe de cincel visionario,
y a veces desesperas y lloras de dolor,
tal vez, sin que lo sepas, un gesto de tu arcilla
es ya un instante plástico en que lo eterno brilla
sujetando tu gloria. en inmóvil temblor!


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