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Channel: POETAS SIGLO XXI - ANTOLOGIA MUNDIAL + 20.000 POETAS: Editor: Fernando Sabido Sánchez #Poesía
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JUAN JORGE AYALA [19.982]

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JUAN JORGE AYALA 

MÉXICO. PUEBLA
Correo electrónico: alaimparediciones@yahoo.com.mx
Director de la editorial independiente Ala Impar dedicada a la publicación de literatura regional.
Cursó estudios de pedagogía y se desempeña desde hace más de 10 años como editor independiente

PUBLICACIONES

La casa de enfrente y otras realidades (1982)
Catálogo de criaturas licenciosas (1998)
Del inútil combate (Sitios) (2000)
Permanencia en el vértigo (2002)
Ala impar. Dos décadas de poesía en Puebla (2004)
De claro en claro... Poemas sobre el Quijote (2005)
Caracol al oído, Ediciones de Educación y Cultura, 2008
Rumores de machete (relato para niños), BUAP 2012

Reconocimientos y premios

Premio Nacional de Poesía Normalista (1982)




En la mesa con Robert Graves

Sus trabajos, sus actos, sus amores,
todavía se comentan en los círculos literarios.

Excluido del padrón de creadores,
retoza mimado por sus dánceres
–Megara, Hipólita, Deyanira–
en un bosque de espejos;
desuella corazones como descorcha botellas,
de escribir con pulcritud métrica alardea
y pincha acentos en su antebrazo
con prosódicas agujas.

Pero de no escribir también se jacta,
pues ningún estribillo –lírico, pastoril–
pudo nunca frente al guiño trovador
de un “te saco de trabajar”, “te pongo casa”.

Y llega al cenáculo con la astrosa piel
de su reputación a medio hombro,
increpa a las subyugadas huestes:
“Nunca inicien guerras que no habrán de concluir”.




Paresia

Dice que su coágulo es apenas menor
que la punta de un lápiz Ticonderoga del número 2,
y que ese vórtice sorbe con elegancia sus ideas
como si paladeara un vermut
en alguna mesa de Les Champs-Élysées.

Pero yo digo que es el miedo a irse de bruces,
de resquebrajarse y perder la compostura
lo que mantiene a flote de sebo sus neuronas,
como aquellos nenúfares que recuerda
girando a la inversa en la fuente matinal de su terruño.

Ahora lo he dejado quieto en el solar
porque gusta lustrar sus huesos
con la luz aséptica que se filtra por el dreno,
y cosa vulgar es –dice– dejarse mirar
mientras la vida va jalando los pellejos.




Liras

Pero lírico, deveras lírico, Gutierre de Cetina;
con la entretela expuesta depone la espada
como si fuera el monto del premio,
la mesada de la beca –de tajadas hablamos–,
musita el nombre de la doña,
sangra el disfavor de su querencia.

No da para tanta teoría literaria el encono amoroso,
pero cómo corre tinta tras las palabras desoídas
por la mustia provinciana; o vuela,
según sea el grado de lirismo
con que la pluma se dilate.

(Bueno es que la medida del amor no sea el verso,
pues hay cadencias impropias de la cintura para abajo
que la harían exclamar con mesura: “por ahí no me gusta”).

¿A qué batirse cuando ya la Plaza
inhumó suspiros con grasientas lajas,
si no hay estrofa que embelese
ni paño rojizo, ni zapatillas volandas?




Totalmente circunstancial

–Señor, ¿pidió sopa?
Sí, la sopa es buena para robustecer cartílagos,
cura la hinchazón de las rodillas
y restaura densidad a la sangre;
consagra la saliva de los desempleados
que se reúnen en las bancas del parque
a beber a pico de botella, mientras otros,
deudores del Estado de bienestar,
recorren andenes ocultos 
y engrasan los pistones molares del Sistema.

Las ciudades pobres se derriten sobre los brazos del río
como pasteles de lodo; coletean sábanas, colchas raídas.
El cerco policiaco maquilla la catástrofe
y el puto judicial allana los caldos más espesos
en busca del pelo sedicioso, pues el descontento civil
hierve antes que la sopa en los peroles.

En el fondo de las ollas grasientas
se subvierten estrellas municiones letras
–pocas metáforas para tanta hambre–;
se tupe a ras la desdicha 
porque del plato a la boca está la muerte cuchareando,   
a oscuros lengüetazos consumiendo las sobras,
como si no fuera bastante triste sentarse a comer solo.

En la madrugada, durante el desalojo,
la excavadora topó con un cerdito de barro
hambriento de propinas.

–¿Pidió sopa?




Blues jeans

Puedo hacerte feliz, sí,
pero un rato.
No me pidas que siempre
porque un día vendrán por mí
o yo iré por ellos.
No me digas
que todo lo puede el amor,
si nunca estamos de acuerdo
en qué camino elegir
o en qué amigos confiar.
La noche recoge
sus aves negras en un puño,
y tú quieres que nos acurruquemos
para morir juntos y felices;
pero yo estoy balanceándome
en la ventana,
con los dedos contando
cuántos pájaros caen.
Y ya ves: ahora debo sentarme
a escribir a oscuras
y ponerme triste.
Puedo hacerte feliz
mientras no golpeen la puerta
y ordenen que salgamos
con las manos en alto;
porque, nena, no me quedaré
a oírte sollozar
mientras la ciudad se hunde.




Resfrío

Gimo por mi yo metatísico
de andares carrasposos,
que aletarga las más agudas contradicciones
con buenas dosis de fenilefrina,
que no sabe qué quién cómo es
antes del primer cigarro de la mañana,
y al que le son intramusculares
las causas como los efectos.




Mielómano

Le dije llegando a la esquina:
“regresa, no me abandones”,
pero ella con paso digno
cruzó de frente la calle,
cual rezagado Beatle
en Abbey Road. 




Cristo en Angelópolis

Las sobras que los comensales pudientes
dejan en el viacrucis
que va de La Oriental hasta Italianni´s
no son mi cuerpo,
ni serán entregadas
para saciar el antojo
de la mesera
que ya empuja su hambre
hacia el contenedor de “desechos orgánicos”.







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GUSTAVO PREGO [19.983]

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GUSTAVO PREGO

Gustavo Prego nació en 1964 en la localidad santafesina de Máximo Paz. Terminado los estudios secundarios se radicó en Buenos Aires.

Estudió Letras en la Universidad de Buenos Aires sin terminar la carrera.

Incursionó en la novela, en el cuento y en el teatro como así también en el guión para historieta, pero fue en la poesía donde su obra es prolífica y en su mayoría inédita.

Con su poesía colaboró en publicaciones como Revistas El Bardo, El Cono del Silencio, Viento Sur entre otras.

Es autor de doce poemarios, los dos primeros editados: Ahora de ausencia (Buenos Aires, El francotirador Ediciones, 1997) y diapasón (Buenos Aires, ediciones del náufrago, 1998); mientras los restantes inéditos: bulebú (Buenos Aires, ediciones del náufrago, abril de 1998); vocalise (Buenos Aires, ediciones del náufrago, junio de 1998); expiario (Buenos Aires, ediciones del náufrago, agosto de 1998); ebriedad  (Buenos Aires, ediciones del náufrago, diciembre de 1998); Blues de la Damainvierno (Buenos Aires, ediciones del náufrago, enero de 1999); veinte poemas para ser leídos en su transporte público privatizado (Buenos Aires, ediciones del náufrago, julio de 2000); finis terrae (Buenos Aires, ediciones del náufrago, diciembre de 2000); 18 poemas últimos (Buenos Aires, ediciones del náufrago, diciembre de 2012); Imágenes de vida (Buenos Aires, ediciones del náufrago, sin fecha determinada); Los cielos de otoño (Buenos Aires, ediciones del náufrago, sin fecha determinada). Ambos poemarios (Tanto el editado como el inédito) se encuentran en http://gtvprego.blogspot.com.es/

Dice de su poesía la doctora Norma Beatriz Della Motta, catedrática de la Universidad de San Juan:
…profundo trabajo sobre la lengua, una tensión que la desliza hasta el habla y en ese campo se trama una urdimbre fina, poderosa. Allí convive la sutil respiración del espíritu vuelto sobre sí mismo, con el rastreo de la realidad hecho con minucia, tomándole el peso, el espesor, en el pulso de una escritura que reafirma una y otra vez la plenitud de la palabra. Jugando seria y reconcentradamente con ellas, forzándolas a pronunciar lo indecible, produciendo una contienda de contrarios para armar-se y desarmar-se con el verbo y el mundo.
Diciendo, nombrando, trascendiendo, traspasando, liberando, interrogando, contradiciendo, integrando, desintegrando: Alfilerazos de ceniza de lo efímero / a mi soledad robinsonante.
La poesía de Gustavo Prego tiene el recóndito sentido del dolor, de la celebración, de la verdad.




De Ahora de ausencia– El Francotirador Ediciones – 1997



Adioses

lentamente dan sus adioses mis mayores
de a uno se retiran en orden y sin prisa
dejan sus trajes y sus miradas
los claveles soñados urdidos de sudores
entregan sus huesos y una cama vacía
dejan las tardes sin horas
se van los testigos del alba
toda una vida aprendiendo a irse
con la sombra del mar blanqueando el aire
al territorio donde las lluvias se alargan
al glorioso puerto de piel fosforescente
y ser un poco pájaro y tarde de los domingos
se retiran con palidez de sábana
sin el peso muerto de sus dioses
vestidos de azules y de memoria



Ella

7

Ella se demora en los espejos                                            en los espejos
Aprovecha las largas                                                 horas sin preguntas
Los descuidos                                                                       de la mañana
Vestida de lunes y                                                    de octubres callados
En el solitario                                                         juegos de los metales
Con las mejillas                                                                         a la deriva
Y los pechos como riendas                                          en el aire apagado
La voz de los trigales                                           en el azogue sin fechas
En el filoso                                                                 cuchillo del invierno
En los espejos ella                                                        liviana de auroras
Y son sus ojos                                                                        nidos vacíos
Dos panes                                                                               endurecidos
En la atenta                                                                  teoría de candores




De diapasón–  ediciones del náufrago – 1998


En mi boca

en mi boca presencié tu paisaje
el alba prolongada en su salitre
luna con aristas de ciudades
gota a gota asistida

hermosa tortura de náufrago
nutrirse de rieles en espera
sabor que tiembla en su llegada
la seda en su carcajada discursiva

batalla en la asfixia dispuesto a nacer
agridulce paciencia de dos cielos
de largas hebras de verano
ejército invadiendo el aire en reposo

y perder el aliento en el líquido inaugural
en la sustancia luminosa de los días de lluvia
alborotar la carne humeante y cristalina
donde la victoria es apenas un consuelo

cerrar los ojos y beber la sombra
el vello asiático donde la lengua buscadora de hoguera
llega con avidez de estanque
y el mundo se resiste en sus dos mitades

y volver a esa noche que se alarga con sabor a mar
declararse mortal en ese escándalo de humores
para visitar la agonía
hasta encontrar la luz y abrazarla



Que no muera

(Haz que no muera sin volver a verte.)
Alejandra Pizarnik


no puedo culparte de auroras
                                               los días te navegan y someten

nos encontramos en la edad del adiós
donde la vida es menos rica que la noche

con ese frío tan parecido a Dios juzgándome

alientan mis ojos tus muslos en fuga
los tantos aires de tus senos

parado en los huesos  del taxidermista
ahuyento el misterio del verde caliente

penetré tu aliento devastando mis esperanzas

carencia de plumas alimentando incendios

idioma de las hojas cuando caen sin remedio
deshabitándote 
naciéndote los silencios/la esfinge sagrada/la respuesta

                  me hacías de horas

luz de ángel que arrastra sus cuchillos

metamorfosis de la seda

la porcelana que aniebla sus contornos

pensé en liberar

                               tu naufragio

               –pensé–

tus ojos hablan desanudando los vientos
hundo mis manos de lluvia hasta modelarlos

(el árbol de la sed        rodea tu cintura
cuidate de mi angustia
tan mía)



6.00 A. M.

el instante comenzó y no lo percibiste

porque cada pregunta tiene su ancestro y su necesaria voracidad

un día me tiro bajo un tren me dijiste
no cualquier tren uno del sur
el de Glew que va a Burzaco
ese estaría bien me tiro y listo eso me dijiste

la funda de los días en los hombros dormidos
donde las campanas dejaron su espacio vacío
y la noche su antifaz en algún nacimiento

y me entrás a nombrar distancias cosas de años
calendarios emparchados y caprichosos
los nombres para el olvido que se adormecen en el laberinto
en el cardumen de párpados con sus sombríos paisajes marinos
y por la puerta absurda los numéricos relieves

se alza la tierra desde su espalda con su vieja canción
canción que podemos cantar y hasta bailar aunque estemos enemistados

y te reíste y me sacaste la lengua
costumbre de los espejos
y empezaste con eso de que enturbiaste las aguas en papeles menores
para que parezcan profundos
de mandar al diablo las estrellas trepadoras
y los pájaros que entran por los ojos

insististe sabiéndome dormido
que no reacciono hasta después de una ducha
con eso de la negada planicie de caderas
acto de participar la piel del hambre declarada
hubiese preferido conocerte en vida me gritaste
no en este simulacro de jardín
de bronce y cerrojo descalzo




De bulebú–  ediciones del náufrago – 1998 – Inédito


Días de marzo

contemplo la vacilación de los cables
                                   tendidos sobre el asfalto
los pájaros se desprenden de un cielo 
                                   de sastre de barrio
marzo se apresura a darme las doce
sin ostentación de sus paredes peregrinas
tamizando en su voz la tristeza del sol
y derramando raíces en las esquinas desafortunadas
viene ceñido en resplandor deshabitado
deidad de los cristales apagados
la luna llega de asilo o de hospital
alargando el camino de la espada y de las penas
jornada de los mármoles y de pie callado
follaje febril en el aire sin estrellas
advierte la mísera ley del aguijón
nos invita con una vuelta de consuelo
hasta emborracharnos de amor desencontrado
y termina buscándonos por lo bajo
en rincones de agua y de merienda
para perdonarnos por no ser felices
y por elegir el invierno antes de tiempo



Entonces la lluvia... *

Morí por la belleza -pero no fue suficiente
Emily Dickinson

Marzo alcanza su calma de media voz.
Gira el verde de los miembros fragmentados.
Sin horas que alarmen las investiduras
de letra en acecho y reflejo de águila.

El crepúsculo es ahora escamoso y oscuro. 
He perdido mi color distintivo, 
mi piel lustrosa y blanca que dibujaba contornos sobre el tablero.

El cuerpo del rocío en la caja vaga.
Sólo se sostiene de mí el llanto de la espada
muriendo en incandescencia estremecida
el admitido decorado de la lágrima.

No puede mi corona asomar a los otros,
apenas la sacude lo que persevera allí del viento;
pesa horriblemente
como el humo de las catedrales de mi frente
y me impide elevarme a la luz,
al aire.
No pude inclinarme y la tristeza del mármol.

Solía el Señor abrazarla con sus dedos temblorosos
(siempre temblorosos al tocarme)
las manos sarmentosas soportando la estrategia
para desplazar mi puesto otra casilla,

más guarecida,
más fiel,
inexpugnable.

He rodado otras veces,
pero sus manos presurosas evitaban todo golpe,
todo sesgo de noche o sorpresa madura;
he rodado,
pero entonces avanzaba sobre territorio conocido
a una velocidad inusitada,
con aristas de alba y lluvia evidenciada;
creí conocer el vértigo,
el día y sus imperfectas sumas de corceles,
pero aquello tenía fondo,
rescate,
fin,
descanso.

Era miedo o incertidumbre sobre cuando acabaría, 
la cifra premiada en su puñalada, 
no esta certeza de inmutable eternidad,
de Destino. 
Aquello no era vértigo,
era sólo un presagio.

¿Habría servido no haberlo ignorado tercamente?
¿Me abría ahorrado, acaso, el oprobio?

Tragado de planicie y de disfraz eterno.

No hay enemigos.
No hay duelo.

Las bocas y las voces se confunden cotidianas.
En este día prolongado de cristales
soy una corteza que vivirá cien años.

Sólo he volado alzado en manos del Señor,
y aún así, no alcancé gran altura.
A veces, dubitativo, me mantenía despegado del suelo durante unos instantes;
podía contemplar la total extensión parcelada del tablero,
no temía,
estaba en sus manos,
no caería;
no,
no temía.

Sentí a través de su pulso el mudo estruendo del combate interno.
Yo era un símbolo de la victoria o la derrota.
Sosteniendo la mirada de las tumbas. 
El fin pendía de mi salvación o muerte. 
Hoy conozco la muerte; ya no soy un símbolo
y el tablero entra por los ojos como un llanto al revés,
espuma de los atardeceres tan míos.

Me he mezclado con otras piezas que pensaba dispares, 
durante los trayectos de la casa a la plaza; 
habité el mismo espacio,
la misma lúgubre caverna. 
Bruñido en silencio y en cuchillo hecho mariposa.
Entonces 
presentía la apertura
y la venerable luz que habría de distinguirme del resto. 

Los cobijaba con mi emblemático valor, 
pero amé ese resguardo sólo hasta donde se proyectaba mi sombra.

El juego iba mal; perderíamos.
El esfuerzo de los más débiles para salvarme.
Peligraba,
fue una angustia larga y feroz,
nació en mí,
culpa por el desenlace ya próximo.

En un momento, se disipó la fijeza en su mirada;
contemplaba el cielo que vi en sus ojos
cerrado en súbito oscurecimiento,
mármol a punto de estallar.

Resistimos.
El tiempo perdió su construcción de flecha.

El viento cubrió el tablero de vegetales muertos. 

Algunos cayeron, 
yo me mantuve sosteniendo la cruz de mi corona 
hasta caer como los otros, 
pero más lejos, 

más aislado. 

Entonces la lluvia...

como limones que se exprimen sobre una mancha.

El Señor buscó;
lo vi recoger unas piezas indiscriminadamente:
caballos negros,
peones;
oí un zumbido parejo,
grité,
grité.
La confusión de aire arremolinado le impidió encontrarme
antes que el suelo se quebrara bajo mi cuerpo
en un escalón de piedras ubicadas sin orden,
sin atender a la forma 
o al color.
No era mi sitio,
no esto.

Vi al Señor descender,
sumando escalones y no nubes,
mi piso primero,
luego otro
y otro 
y otro...
hasta perderlo por completo en el olvido.

Mi patíbulo ahora es prolongado y perfecto.
La distancia ha muerto en su resplandeciente prestigio.
La hiedra acontece en su feudo.

El zumbido no ha cesado,
persistente,
suena el diapasón del desamparo. 
Sólo yo lo escucho.

¡Oh, Señor!

¿Por qué me has abandonado?



* Adaptación del relato El rey blanco de Nora Sánchez



Encuentro con el ángel

emerger envuelto en el plumaje fugitivo del cielo
despertando nubes asaltadas de floresta
suaves y sedientas inundadas de púrpura
declina la luz en esta aurora que llega a hacernos de alimento
y este azul es tan intenso que es imperioso cerrar los ojos
para que no estallen como uvas en la peregrinación al vino
los abismos boca abajo y sus cielos húmedos de imán
yo prendido del ala que muere y del alba rabiosa
    busco al ángel que aguarda en la roca
    maravillado de no vernos sucumbir
me dejo caer de mi ala aprovechándome del otoño
lo miro a los ojos y me dice vengo del vacío sin dejar rastro
    traigo fango de estrellas de mi andar desolado
en su roca el sol descubre sus miembros de niebla
alza su cabeza cuando me siento a su lado
y comprende que mi soledad no es ya de este mundo
me dice sin mirarme 
    que encuentra en los astros la ternura de mí madre
que lo que es de la desdicha a nadie pertenece
por eso la del Amor con sus ojos que saben
    y su equilibrio de elixir no me pertenece
y que la muerte no significa nada
    si un horizonte superpone a otro




De vocalise –  ediciones del náufrago – 1998 – Inédito


de un hachazo de libélula
brotó el silencio
tenía la desnudez humilde
del arroyo de mi pueblo
pero fue tocado
y zozobró
dejó las lluvias
y las noches de invierno
y la luz lo desconoció
hasta abandonarlo
terminó mezclándose
con el cemento
y las palabras
y ante tanto dolor
y desconcierto
prefirió la voz de dios




De expiario–  ediciones del náufrago – 1998 – Inédito


     te hallé donde los días se pierden. esbelta de confines llevabas mi alegría. donde los pájaros descienden a beber de tu equilibrio. estabas para entender de mares y tierras divididas. ángel perdido en su ceguera de basalto. labios que redimen el brillo de la muleta. expandiendo el vicio de página siguiente. quitándole el después a las horas de las lluvias. reservaste para el final el llanto del artesano. 

(XIV)




De ebriedad–  ediciones del náufrago – 1998 – Inédito


poema 45

se desencadena remoto lacerado a contraluna
recuerda y recorta errante del reino
sobreviene calla sabe el nombre y calla
jadeante de caminos sin júbilo y estacas
penetra extravíos y el sonido detenido
busca bordes en el grito hondo de la especie
juega a anochecer abruptamente
y sólo espera del alba un mundo aligerado




De Blues de la Damainvierno–  ediciones del náufrago – 1999 – Inédito



lo poco que permitió saber a los mortales
fue su verticalidad de panal y desvelo de espina
querella de pan y fervor de labios en sus cabales
entre charlas de porcelana y aquello que hubiera valido la pena
en su húmeda caída de hembra niña propiciatoria
vida sin cómplices ni tratativas de huesos
subida a los trenes y a las lluvias con afán de desaparecer
alejándose con la tristeza de un vestido tras una vitrina
que la laberinta en encrucijadas de hechos y pavor

el tiempo en su espesura abanicará sus otoños
en esta extensión de roca el vientre y su perfil confunden
favorecen al asombro y a la herida de la luz
y esta tramposa quietud flota en recintos hechizados
condenados por caricias y cercanías incandescentes
un horizonte nos atrae con su ferocidad inalcanzable
arrastrando nuestro túnel con mirada nocturna

noche de mujer sin nombre
                                 miro el cielo que se angosta
no voy a decirte que te amo en este conjuro
                                 en esta fatalidad
sólo describir la inmovilidad de esta muerte del aire
ningún fuego                        ningún mensaje
nada que se teja o que vuele                  apenas
el rumor del mar
                                 en fría escalinata

anunciada por las aguas                        para que corra
para no hundirme dos veces en su carne
y atarme a su sangre deshabitando los regresos
al marco indisciplinado de la cicatriz
y a la sílaba tenaz que tomó mi forma

el instante de tus caderas            y            las tinajas de tus pechos
las admiré con manos que desconocía
                                  los acaricié con ojos de postales amarillas
una luna de jade parpadea sus tatuajes de viejo esplendor
              la sangre emprende sus esquinas veraniegas
              hora de asistir al llamado del mar salvajemente
              a golpes de albatros en el muelle del aire

la llamé a cielo limpio
y a espaldas de palabras
en cada estación
              con el color de sus frutos

en el desorden de la esperanza 
ocultó sus soles
en la más antigua de las miserias 
su fuga imprecisa



De Veinte poemas para ser leídos en un transporte público privatizado – ediciones del náufrago – 2000 – Inédito



20

no hay música
en esta transparencia del aire
ni sílabas de flor

andar por la vida
en estos suburbios
no es lo que esperábamos
de estar vivos

a mitad de la noche
hacemos un alto de cordura

estiramos la mano
para que el futuro
nos dé un lengüetazo tibio




De finis terrae–  ediciones del náufrago – 2001/2010 – Inédito


hoy en tanto
las tantas muertes visitan mi osamenta
no puedo rechazar sus países de alas y muelles solitarios
el amanecer es una confusa máscara para mi corazón
y voy de mi reloj al dueño de las estrellas
me habitan con estremecimientos de oleaje y de leyenda
frecuentan mis libros y las aristas de los muebles
hablan de manera alocada para no contestar una mísera pregunta
llegan inoportunos a excitarme de horizontes en la sangre detenida
me acompañan enfundados en sus ropas marinas
cuando se alejan con temor de calendario
            arrastrando el alma acariciada por los vientos
giran errantes con su vociferar fosforescente
insomnes en su piel de hospitales y besos que son de mi demencia
me invitan a un corto vuelo de pájaro con sus manos lluviosas
pido acompañarlos pero una risotada de tren se pierde 
            entre las sombras
y a la deriva se deslizan como una plegaria
no hay hechizo de la memoria ellos saben el desenlace
sus abrazos buscan mi cuerpo furioso
deseosos de vida dan portazos o hacen crujir una silla
estarán siempre en mí con la piedad y la sabiduría del final
una dádiva de muerte para dar empuje a esta vida
alguna vez tuve algo que ver con ellos pero ahora son como niños
se hacen los desentendidos del amor y de que se los echa de menos
exijo por las respuestas que se llevaron pero eso los aleja 
sin antes desordenar los papeles que me atan a la vida
esos malditos muertos tan queridos que me alejan de
            casa



De 18 poemas últimos–  ediciones del náufrago – 2011 – Inédito


4

es dar ese paso
de rostros en lentitud
irreversible
de noche espumosa
que sumerge a los trigales

descendiendo a un cielo
ligado al adiós
y a prendas de mujer
asomadas a la palabra
por canales de graciosa muerte
y otros desamparos

ese viaje de un paso
que nos aproxima tan lejos
tan ajeno como un sueño
y el grito de las campanas
promesa de elocuencia o desarraigo
entreabre perfumes y hechizos
y errantes serán 
centímetros de asombro
en el mediodía del color de los tigres

desnuda pensamientos de luna
en su pretensión de cristal
hacia atrás 
siempre corto de travesía
y de repartida claridad
para quedarse
y ver qué pasa







-

BRUNO BARTOLETTI [19.984]

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Bruno Bartoletti

(Montetiffi di Sogliano al Rubicone-Italia,  1942). Poeta, escritor y ensayista, Ha publicado en poesía. Licenciado en Materias literarias por l’Università degli Studi di Genova (Italia), doctor en Estudios Romanos por l’Università d’Aix (Provence). Ganador de los premios La Rocca poesia (1999), Aupi (2000), G. La Pira (2001) y Le Riviere (2003). Ha publicado Trasparenze. Frammenti di memorie (1997), Le radici (2000), Parole di ombre (2001), Il tempo dell’attesa (2005), Briciole di poesia (2008), Contributi per la Storia della Letteratura Italiana: Il Secondo Novecento (2009), Sparite in silenzio ritrovando il vento delle strade (2012, 2014) y I volti non hanno più nome (2017), entre otros.

Poeta, scrittore e saggista. Laureato in Materie letterarie per l’Università degli Studi di Genova (Italia), dottore in d’Etudes Romanes per l’Università d’Aix (Provence). Vincitore dei premi La Rocca poesia (1999), Aupi (2000), G. La Pira (2001) e Le Riviere (2003). Ha pubblicato Trasparenze. Frammenti di memorie (1997), Le radici (2000), Parole di ombre (2001), Il tempo dell’attesa (2005), Briciole di poesia (2008), Contributi per la Storia della Letteratura Italiana: Il Secondo Novecento (2009), Sparite in silenzio ritrovando il vento delle strade (2012, 2014), I volti non hanno più nome (2017).



Las manos que buscan la sombra. 7 poemas de Bruno Bartoletti

Selección por Clery Celeste*


Jugar a las escondidas

Amaba la sombra, el borde de las paredes
y la sensación de jugar a las escondidas, por miedo.
Sabía que en la esquina, el más grande, se podría
incluso ocultar y nadie
vendría después a reemplazarme, sabía
que ese era el lugar más seguro,
por ello esta noche fui
a buscarlo, me puse en la pared
de lado, con las piernas cruzadas
y en la espera contaba hasta diez como antes.

Pero no tengo más los años en que jugaba,
miro todavía lejos, crecí
y con los años dejé de jugar,
y ahora no puedo encontrar una razón,
así espero

espero que alguien vuelva a buscarme.



También los padres

También los padres no deberían morir,
pensaba cuando era niño, y sin embargo
crecí esperándolos siempre en la parada del autobús
con su Guzzi,
después desaparece cada cara y la voz
no la recuerdo, no tengo nada en mi mano,
nada y raíces, incluso aquellas, quemadas.

Estoy ahí abajo, en el fondo las voces,
¿no oyen también las mismas voces?
La casa se pierde detrás del diluvio, la carretera
y el río, un riachuelo apenas corre por debajo del puente.
Un agujero negro y el pico que golpea,
una lámpara oscila, no hace luz.
La chaqueta desgarrada, la cara sucia,
este es el desgarro, la herida oscura,
el sol que no habla.

Y la casa mira allí abajo la carretera,
el polvo que deja el sabor del andar sobre ella,
el no retorno se tiñe de dolor.
Demasiado pronto, demasiado pronto para entender,
pero se apresura, crece poco a poco,
se mete en las raíces, se esfuerza por encontrar razones,
se oye sólo el grito, la rotura,
rasgando detrás de la puerta.

Y mi madre todavía de perfil,  imprime en la ventana
su mirada, perdida en lejanías
ignoradas.



Aquel niño de pantalones cortos

Me imaginé siempre niño,
como entonces,
en aquella  vieja foto de hace tantos años.

Aquel niño de pantalones cortos,
los brazos descuidados como ramas,
el pecho desnudo y su sombra sobre la piedra,

no tiene palabras,
sólo una sonrisa cansada

marcada en los labios contra el sol.



No hay nada más qué decir

Siempre llegué a las citas,
puntual,
pero siempre esperé aquella llegada.

No hay nada más que decir,
mi estado es un destino de expectativas,
y de fugas -a veces-
necesarias. No decir nada más
es también demasiado claro que la vida
te deja sabores amargos
y lecciones para no olvidar.
Un día alguien vendrá a la cita,
cerrará la puerta y girará la llave
doblemente,
a veces es preferible la oscuridad,
la bisagra que cierra,
sin dejar espacios.

Pero, no hay nadie que me pueda indicar una salida,
nadie que me pueda morder los dedos,
pues incluso eso me haría bien.

Así ando sin rumbo, permanezco debajo del portón,
miro el reloj,
una manecilla rota, inmóvil, como este día
que no se decide a morir.



Los rostros no tienen más nombre

Que algo fijo está cambiando
lo comprendí en las horas de insomnio
y las veces que de noche voy al baño.
Con dificultad, me esfuerzo por encontrar la salida,
tambaleo intentando otras puertas
y apenas encuentro, de nuevo, la entrada.
Hubo un tiempo en que podía señalar la puerta de memoria
con los ojos vendados, sin dejar rastro,
un tiempo no muy lejano.

Y los veo –las sombras en las paredes–
aquellos rostros que regresan.
Los rostros no tienen más nombre



En la noche

En la noche
prospectiva delatada de figuras
de presencias y sonidos  -lejanías.

Quien muere olvida, quien permanece
está a la espera de un último mensaje.
Nuestra desnudez está tomada
por la ineludible presencia
de lo efímero del tiempo de la miseria.
Me asusta la muerte,
sin embargo me recoge
un pequeño respiro una presencia.

La presencia de tantos
que en silencio
se fueron casi caminando de puntillas.
Aquí yace inmóvil una calesa,
tiene las riendas sueltas mientras oscila
una señal en el viento.



Una vieja Guzzi y mi padre

Una vieja Guzzi y mi padre
-me parecía un gigante-  sus curvas.
Me decía apuntando a una rendija muy azul
tallada lejos entre los montes:
«¿Ves? Por allí está el mar».
Y soltaba una sonrisa limpia de tranquilidad
mi padre que apenas conocía
y vuelvo a sentir aquel dulce sabor
de azul tallado entre los montes.

La vida se encumbra y a veces se destroza,
pero siempre quedan los más dulces

recuerdos.

Las manos que buscan la sombra.



——

(versión original en italiano)


Le mani che cercano l’ombra.
7 poesie di Bruno Bertoletti


Giocare a nascondino

Amavo l’ombra, lo spigolo dei muri
e il senso di giocare a nascondino, per paura.
Sapevo che nell’angolo, il più grande, ci si poteva
anche nascondere e nessuno
sarebbe poi venuto a rimpiazzarmi, sapevo
che quello era il posto più sicuro,
per questo la sera me ne andavo
per cercarlo, mi mettevo sul muro
di traverso, con le gambe incrociate
e nell’attesa contavo fino a dieci
come un tempo.

Ma ora non ho più gli anni del gioco,
guardo ancora lontano, son cresciuto
e con gli anni ho smesso di giocare,
ma non so farmene una ragione,
così aspetto

aspetto che qualcuno ritorni per cercarmi.



Anche i padri

Anche i padri non dovrebbero morire,
lo pensavo da bambino, e invece crebbi
aspettandoti sempre alla fermata
con la tua Guzzi,
poi ogni volto scompare e la voce
non la ricordo, non ho nulla in mano,
nulla e radici, anche quelle, arse.

Sono laggiù nel fondo le voci,
non le udite anche voi le stesse voci?
La casa si perde dietro il diluvio, la strada
e il fiume, un rigagnolo appena sotto il ponte.
Un buco nero e il piccone che picchia,
una lampada oscilla, non fa luce.
La giacca strappata, il volto sporco,
questo è lo strappo, la ferita buia,
il sole che non parla.

E la casa guarda laggiù la strada,
la polvere che lascia il sapore dell’andare,
il non ritorno si tinge di dolore.
Troppo presto, troppo presto per capire,
ma si fa in fretta, si cresce a poco a poco,
si metton su radici, ci si sforza di trovare ragioni,
si ode solo il grido, la rottura,
lo strappo dietro l’uscio.

E mia madre ancora di profilo, che stampa alla finestra
il suo sguardo, in lontananze perdute
disattese.



Quel bambino dai calzoni corti

Mi sono sempre immaginato bambino,
come allora,
in quella vecchia foto di tanti anni fa.

Quel bambino dai calzoni corti,
le braccia abbandonate come rami,
il petto nudo e l’ombra sulla pietra,

non ha parole,
solo un riso stanco

segnato sulle labbra contro il sole.



Non c’è nient’altro da dire

Sono sempre arrivato agli appuntamenti,
puntuale,
ma ho sempre aspettato quell’arrivo.

Non c’è nient’altro da dire,
il mio è stato un destino di attese,
e di fughe – qualche volta –
necessarie. Non dire nient’altro
è anche troppo chiaro che la vita
ti lascia amari bocconi
e lezioni che non riesci a dimenticare.
Qualcuno un giorno
arriverà a quell’appuntamento,
chiuderà la porta e girerà la chiave
a doppia mandata,
a volte è preferibile il buio,
la cerniera che chiude,
senza lasciare spazi.

Ma nessuno che possa indicarmi una via di uscita,
nessuno che possa mordermi le dita,
anche questo mi farebbe bene.

Così mi aggiro senza meta, resto sotto il portone,
guardo l’orologio,
una lancetta rotta, immobile, come questo giorno
che non si decide a morire.



I volti non hanno più nome

Che qualcosa stesse cambiando
lo capii dalle ore di insonnia
e dalle volte in cui la notte vado al bagno.
A stento fatico a trovare l’uscita,
m’addentro nel buio
barcollo tentando altre porte
a stento ritrovo l’entrata.
Un tempo potevo indicarla bendato
la porta a memoria, senz’ombra,
un tempo nemmeno distante.

E li vedo – le ombre sui muri –
quei volti che tornano.
I volti non hanno più nome.



Nella notte

Nella notte
prospettiva dilatata di figure
di presenze e di suoni – lontananze.

Chi muore dimentica, chi resta
sta in attesa di un ultimo messaggio.
La nostra nudità sta come presa
da questa ineluttabile presenza
di effimero di tempo di miseria.
Mi spaventa quest’essere di morte
eppure mi raccoglie
un piccolo respiro una presenza.

La presenza dei tanti
che in silenzio
quasi in punta di piedi sono andati.
Sta qui fermo un calesse,
ha le redini sciolte mentre oscilla
un’insegna nel vento.



Una vecchia Guzzi e mio padre

Una vecchia Guzzi e mio padre
– mi sembrava un gigante – sui tornanti.
Mi diceva indicando uno spicchio più azzurro
tagliato lontano tra i monti:
«Vedi? Quello laggiù è il mare».
E aveva un limpido riso da buono
mio padre che appena conobbi
e risento quel dolce sapore
di azzurro tagliato tra i monti.

La vita si inerpica a volte si sfascia,
ma restano sempre i più dolci
ricordi.

Le mani che cercano l’ombra.



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Clery Celeste*

(Forlì-Italia, 1991). Poeta. Licenciada con honores en Técnicas de radiología médica. Actualmente, estudia Letras modernas en la Universidad de Bologna¨(Italia). Ha ganado los premios Tropea Onde Mediterranee (2009 y 2010), Agostino Venanzio Reali (2009, 2010 y 2012), E. Cantone (2011 y 2012),  Pro Loco Fiume Veneto (2011), Biennale internazionale dei Giovani artisti dell’Europa e del Mediterraneo (2012) y ha sido finalista del Premio Rimini (2014). Se desempeña como redactora de la revista Atelier y de Ladolfi editore. Ha publicado en poesía La Traccia delle vene (‘El rastro de las venas’, 2014) con la que ganó los Premios Elena Violani Landi Università di Bologna (2015) y Maconi (2015), entre otros.

Poetessa. Laureata con lode in Tecniche di Radiologia medica. Attualmente studia lettere moderne presso l’Università di Bologna (Italia). È stata vincitrice dei premi Tropea Onde Mediterranee (2009, 2010); Agostino Venanzio Reali (2009, 2010, 2012); E. Cantone (2011, 2012); Pro Loco Fiume Veneto (2011); Biennale internazionale dei Giovani artisti dell’Europa e del Mediterraneo (2012), risulta finalista al Premio Rimini (2014). Fa parte della redazione on – line di Atelier, Ladolfi editore. Ha pubblicato in poesía La Traccia delle vene (2014) è la sua opera prima ed è stata vincitrice dei premi Elena Violani Landi Università di Bologna 2015, premio Maconi 2015, tra altri.

http://www.vallejoandcompany.com/las-manos-que-buscan-la-sombra-7-poemas-de-bruno-bartoletti/





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TANIA FAVELA BUSTILLO [19.985]

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Tania Favela Bustillo

Tania Favela Bustillo, nacida en México D.F. el 28 de junio de 1970, es una poeta, ensayista y traductora. Desde 1994 es profesora en el Departamento de Letras de la Universidad Iberoamericana, donde también ha realizado estudios de postdoctorado.

En noviembre de 2012 obtuvo el grado de doctora en Letras por la UNAM. Ha estudiado a poetas latinoamericanos como Hugo Gola, José Watanabe, Juan L. Ortiz, entre otros.

A los 24 años empezó a escribir poesía. Fue hasta los 35 años que publicó su primer libro de poemas, titulado Materia del Camino, en la editorial Compañía. Su trabajo ha sido publicado en varios números de la revista El Poeta y su Trabajo.

Colaboró con Jaehl Leal en la traducción de En la tierra de Robert Creeley, publicada por la editorial Textofilia en 2008.

Obras

2006- Materia del camino
2008- "En la tierra" de Robert Creeley (Textofilia Ediciones, 2008).
2013- Pequeños resquicios (Textofilia Ediciones, 2013)
2013- El desierto nunca se acaba/antología poética de José Watanabe (Textofilia Ediciones, 2013)




Tania Favela Bustillo,
Pequeños resquicios,
Textofilia, 2013.



Para José Watanabe
(En recuerdo de Micaela)

como quien encuentra una piedra
como quien encuentra una moneda
el poeta encuentra un poema
            lo anota
            lo guarda en su bolsillo
como quien guarda una piedra
como quien guarda una moneda
                        de suerte
                        de talismán
lo lleva a casa
lo deja entre sus cosas
como la piedra la moneda  el poema recibe polvo
envejece un poco
olvidado
entre cajones
como una moneda reencontrada
como una piedra vuelta
el poeta vuelve al poema
reescribe versos
ajusta ciertas frases
lo guarda nuevamente en su bolsillo
lo palpa
como quien palpa una piedra
como quien lanza al aire una moneda
                                               lanza el poema
                        todo se juega ahí
                        se deja todo
                        en la apuesta



TANIA FAVELA BUSTILLO

Palabras que surgen e informan del silencio, o sobre Pequeños resquicios de Tania Favela Bustillo

En poesía hay que amar las palabras, las ideas, las imágenes
y los ritmos con toda la capacidad con que uno ama cualquier cosa.

W. Stevens


Debo comenzar este texto diciendo que me interesa observar siempre un poema o una serie de poemas dentro de una totalidad llamada libro o en una reunión de libros. Quiero decir con esto que un solo poema no me basta, o que exijo de un poeta más, siempre más. Leer un poema, un gran poema, es siempre una experiencia placentera, un regocijo para el corazón, la sensibilidad y el pensamiento. Cuando digo que un poema no me basta, trato de decir que un poema, un gran poema, siempre surge acompañado de otros poemas, quizá no tan grandes o logrados, o quizá sí. Al leer una cantidad considerable de poemas de un poeta, uno desea encontrar una monotonía, como quería Cesare Pavese y Hugo Gola, una reiteración continua de cosas (o una inmersión más profunda en las mismas), una manera de ver y de sentir, una reiteración de gestos que informen, que puntualicen que esa persona creadora, el poeta, es un individuo. Traigo a colación lo anterior, porque encuentro este elemento monótono, reiterativo, en el libro  Pequeños resquicios de Tania Favela Bustillo.

La poeta publicó en el 2006 el libro Materia del Camino: una reunión de 30 poemas cortos que escribió a lo largo de 12 años. Pasaron 7 años más para que publicara su segundo libro Pequeños resquicios. Favela Bustillo, a partir de lo anterior, parecería decirnos implícitamente que el ejercicio, el trabajo con la poesía requiere de tiempo, paciencia, silencio, intimidad, algo que, en la actualidad, es inusual o se trata de evitar: parece que al hombre actual no le interesa lo íntimo, sino que ha vuelto su mirada, se ha avocado, a lo público. No es necesario ahondar en lo anterior, es algo constatado diariamente.



Regresando a Favela Bustillo, ¿qué ha sucedido en su quehacer poético del primero al segundo libro? Creo que en Materia del Camino, la poeta encontró su instrumento, lo afinó y lo tocó. Si uno lee los poemas de ese libro, diría que se encuentra con vislumbres de energía, chispazos, impresiones que, directamente, con gran economía de lenguaje, sin metáforas,  la poeta nos informa de las experiencias profundas que ha tenido.

Un ejemplo:

Un poema
se hace
de nada
un poema
se hace
de pequeñas cosas
nace solo
o no se hace
nace así
como si nada
así nace
se hace
poco
o nada
llega a la orilla
                         al fin

Al decir arriba que la poeta encontró, afinó y tocó su instrumento, quiero decir, como en el poema anterior, que encontró un tono y una musicalidad particulares. Obviamente el poema anterior gira en torno a la consonante S, a las sílabas que se forman por la reiteración de la S.

Como dije, en Materia del camino, la poeta encontró su instrumento y lo tocó de manera, diré, casi tímida, como si comenzará a aprender a hablar una lengua.

En Pequeños resquicios, la poeta ya aprendió a hablar y ahora amplía sus registros: los poemas ya no son vislumbres, percepciones fugaces, chispazos, puntualizaciones de momentos o sucesos importantes para ella: ahora nos encontramos que un mayor despliegue de energía, de temas diversos, de sonoridades más complejas, entretejen sus poemas: ya no uno, sino varios instrumentos toca, entran en juego.

Quisiera referirme a un elemento que Favela Bustillo incorpora en este libro, que en el anterior no estaba. El libro está dividido en cuatro partes. Las dos primeras, diremos, giran en torno a anécdotas o historias que la poeta leyó, vio o escuchó y que, fueron tan importantes que, generaron la necesidad y el deseo de escribir.

Por supuesto, no cualquier anécdota le sirve para comenzar a escribir: las anécdotas que le interesan, según constatamos en el libro, tratan de vidas particulares, de vidas de artistas, de sueños, de situaciones, de pensamientos. Estas anécdotas, diré, le enseñan maneras de vivir distintas con las cuales comulga, o admira o se embriaga. Estas anécdotas se vuelven la materia con la cual se va a construir el poema. Pero detengámonos un poco: la anécdota o la historia, lo extraordinario que la poeta encuentra en lo leído o escuchado, es el motor que moviliza su deseo de escribir, de ir dando cuenta, a partir de las palabras (de lo sonoro, lo conceptual y lo imaginario que en ellas se encuentran), esa emoción que le ha causado conocer o saber algo con lo cual se identifica o llega a amar. Entonces, diremos, de nuevo, que la anécdota es el pivote para comenzar a escribir, pero que, a continuación, comienza el trabajo real: la poeta construye con palabras, el estado anímico, perceptual y conceptual que la llevó a escribir, y nos informa “lo máximo’, la potencia, la condensación de la experiencia, de lo que la motivó a escribir. La poeta es poeta, entonces, no por los temas que aborda, sino por la manera en cómo los aborda: el orden minucioso de las palabras que quedan asentadas en la página; los silencios, la repetición de sonidos, el ritmo pausado construido.

Un ejemplo de lo anterior lo encontramos en el poema A Bill Evans (pianista de jazz).

 abandonó
      su instrumento
por la muerte
      de Scott LaFaro
Bill Evans
abandonó su instrumento
15 años
guardó silencio
como Rublev
guardó silencio
decepcionado de los hombres
decepcionado de la vida
y la muerte
sus manos dejaron de hablar
su boca
detuvo la palabra
hasta que el golpe
                   de la campana
la resonancia
                   de la campana
inundó el corazón de Rublev
despertó
su corazón
la campana de Bill Evans
fue un hombre
Eddie Gómez
logró      resonar
más allá de la muerte
y avivar
la música callada


En este fragmento encontramos algunas cosas que hay que puntualizar ya que se encuentran a lo largo del libro. En los poemas de Tania encontramos un ritmo lento, sin apresuramientos, ni en lo que informa ni en el cómo lo informa. Si Rublev dejó 7 años de hablar y Bill Evans 15 años de tocar su instrumento, el poema debe informar, en su construcción, el paso lento del tiempo. El poeta es alguien que se detiene ante las cosas, las vive, las experimenta y quizá, como quería Rilke, algún día, el menos pensado, de todo lo vivido puede que surja el primer verso de un poema que dará cuenta, con sus silencios y sus palabras, de la condensación y la huella de una vida única vivida. En todo el libro Pequeños resquicios, encontramos esta visión y esta constatación: los poemas son la huella de la vida y de la visión de la poeta de la existencia. Por supuesta, quedarían muchas otras cosas que decir sobre el libro. Por lo ponto, para finalizar este texto, citaré de nuevo a W. Stevens  que escribió:

Cosechar poesía de la propia experiencia en el curso de la vida, es distinto de simplemente escribir poesía.

Esto mismo sucede con la poesía de Tania Favela Bustillo.

Luis Verdejo
Tania Favela,  Pequeños resquicios, Editorial Textofilia, 2013



en recuerdo de un recuerdo de Gola
de Saint Nazaire
recuerdo sólo
las salinas
largas
delgadas
blancas
y el mar
y el viento helado
recuerdo
el recuerdo del poeta
caminando por el muelle
buscando
el vuelo de las aves
para trazar
el movimiento
de sus alas
imagino el aliento retenido
la sorpresa ante el poema
escrito de golpe
una mañana
la alegría del encuentro
la palabra que llega
el ala detenida
la mano
que se tiende
agradecida



el barco de papel
se despliega
hasta ser hoja
lisa
el niño
se sorprende
de tal metamorfosis
la hoja cambia
de barco a rana
de rana a gorro
para después
volver
de nuevo
a ser hoja
blanca
y sin manchas…
pero llena de arrugas
¡algo
piénsalo
ha envejecido!





Tania Favela: el silencio (entre paréntesis) 


Clinamen: muestra dinámica de poesía contemporánea* 
Redacción cartóNPiedra 

En estos poemas hay una voz o dos que van más rápido, que se adelantan, como un pensamiento (o varios) en segundo plano, y que dan forma o completan o reinterpretan. Y es como si el silencio hablara entre paréntesis y aclarara los versos o los transformara. En términos musicales (una melodía distinta, menos monótona y menos sencilla) imagino dos o tres instrumentos (o voces) perfectamente afinados, que logran combinarse en una única melodía; pero uno de ellos avanza más rápido, mientras otro reproduce notas lentas, pausadas, y un tercero se mantiene definiendo la base del ritmo, como un bajo. Y a veces el último acelera y otro se detiene casi a un punto del silencio. Todos se acompañan y llegan finalmente al oído al mismo tiempo (gracias a un equilibrio con la textura del fondo). Este encuentro entre ritmos (y alturas), este fluir de unos más rápidos que otros (reitero) —que se complementan y unen—, es la esencia de estos poemas de Tania Favela Bustillo. Y pese a estas complejidades, es una poesía que busca captar lo esencial, que canta en voz baja: «Como si no pasara nada/ pero todo pasa/ un susurro al oído  —eso es todo—  el aliento cálido que entra/ —el caracol que se estremece—». Son cuadros o fotos de pensamientos o sueños, que presentan imágenes rápidas o maneras de ver y sentir, como  cuando dice, sobre la vida como una plegaria grácil: «Recuerda lo amargo lo duro lo quebradizo  ahí (adentro)/ rama suelta (piensa) sobre sí misma plegándose hasta el fondo/ ovillándose más  (¿para quién?)/  al fondo la plegaria sigue sonando esa palabra-bambú  (piensa)». Pienso en esa rama suelta, en lo delicado. Y me quedan también esas voces ligeras dando vueltas encima del poema. Entonces pienso en sonidos que se acompañan: los tacos de una mujer corriendo por una calle embaldosada y solitaria, mientras desde alguna ventana suena un piano o una radio con una canción triste y un ladrido lejano; o el ruido de la lluvia frente al mar donde la gente pasa hablando, con las olas estallando y modificando el sentido del agua; o imagino a un poeta leyendo y explicando al mismo tiempo su canto y corrigiendo al instante. Todo esto sucede en estos versos gracias a un delicado equilibrio (entre el fondo y esta forma distinta, múltiple) que finalmente genera armonía y belleza. 
Héctor Monsalve V. 




Sóplame al oído  (dijo)  que no vaya a decir ninguna estupidez 
al oído y luego a la boca  (sóplame)  (dime ahí)  en lo cóncavo 
ahí  (desde ahí)  que resuene tu voz en silencio   adentro  
tu voz con todos sus sonidos en silencio  (en lo cóncavo) 
—pensó— y pensó en ese caracol que es el oído             
ese caracol que escucha    la espiral —pensó también— 
la voz entrando  (o saliendo)  por la espiral             
(ahí sóplame) —dijo— al fondo de esa espiral     arriba 
la escalera de caracol?             
—pensó— el vértigo de la caída             
como si no pasara nada/ pero todo pasa 
un susurro al oído —eso es todo— el aliento cálido que entra                                                            
—el caracol que se estremece—  eso es todo              
la vida —pensó— es un susurro 





Se quiebra lo duro     lo blando se pliega sobre sí mismo 
plegaria   (piensa sin saber por qué)     la palabra es blanda 
(piensas)     resiste el duro viento           palabra-bambú  
—así de flexible— (piensa o recuerda)   (no sabe bien) 
bambúes  desplegándose   replegándose al viento 
—gráciles— (alguien dice)   la plegaria grácil                                  
de ahí su fuerza de ave (dice)  sin amargura                  
sin amargura alguna (piensa)  se quiebra sobre sí misma                  
recuerda lo amargo   lo duro   lo quebradizo  ahí ( adentro) 
rama suelta   (piensa)  sobre sí misma    plegándose hasta el fondo 
ovillándose más  (¿para quién?)           
al fondo la plegaria sigue sonando     esa palabra-bambú  (piensa)             
ese campo todo bambú  —grácil— moviéndose al decir del viento 







Se lanzan imperturbables al vacío      los pájaros      se lanzan 
imperturbables         (siente el pulso del tiempo)    es octubre 
y no hay ninguna red            sólo el instinto que sigue el curso 
del día        del día a la noche      ahí       así     (desata el nudo) 
como lo hicieron los hombres de antaño   que se lanzaban    así 
adentro       afuera         imperturbables          (desata el nudo) 
es más que tres palabras       es más que un juego de lenguaje 
tres pájaros        uno detrás del otro        siguiendo  el impulso 
el pulso del tiempo         es octubre     la mañana fría                  
sin redes                 se abre 






mírate con la rosa en tu edad (dice el sueño que sueñas) 
se detiene el lenguaje   ahí adentro la rosa abre sus pétalos 
adentro cada pétalo es espejo   ojo que se abre hacia afuera         
¿la rosa sueña?  ¿o sueña el sueño que dice? 
la rosa es un azor y vuela alto    adentro   cada pétalo es un ojo 
un espejo que se abre hacia el mar   ¿reflejo de qué?        
se detiene el lenguaje y entra el azar     el gesto dice 
la rosa sueña el sueño que sueñas       se abren sus párpados 
mírate con la rosa     (en el fondo nada el tiempo)                     
adán abre los ojos                                 
la rosa se abre (dice el sueño que sueña)   

* Curaduría por Víctor Vimos y Manuel Ramos Van Dick






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ALEXANDER SHURBANOV [19.986]

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Alexander Shurbanov

(Sofía-Bulgaria, 1941). Poeta, profesor y traductor. Ph.D. en Literatura inglesa por la Universidad de Sofía (Bulgaria) y doctor en Filología por la misma universidad. Se desempeñó, durante más de cuatro décadas, como catedrático de Literatura inglesa en la Universidad de Sofía (Bulgaria). Su trayectoria literaria ha sido reconocida con prestigiosos premios obtenidos en calidad de escritor, traductor e investigador. Sus traducciones incluyen las tragedias de Shakespeare y su versión al búlgaro de Hamlet ha sido puesta en escena durante los últimos cinco años en el Teatro Nacional de Bulgaria. Además tradujo Los cuentos de Canterbury de Chaucer, El Paraíso Perdido de Milton, la poesía y prosa de Coleridge y la poesía completa de Dylan Thomas. Ha publicado en poesía The Third Hand (1977), Forgotten Clouds (1983), A Place for Man (1987), Flowers of Frost (1994), The Ring of Time (1997), Frost-Flowers (Bilingual Bulgarian-English Collection, 2001), Beware: Cats (Bilingual Bulgarian-English Collection, 2001), Dove at My Window (2006) y Reflections (2011), entre otros.


Antes de que la nieve caiga. 11 poemas de Alexander Shurbanov


Se presenta, por primera vez en español, 11 poemas inéditos del poeta búlgaro Alexander Shurbanov, que serán próximamente publicados por la editorial Scalino en Sofia. Shurbanov es uno de los escritores y traductores más reconocidos del panorama literario búlgaro contemporáneo, cuya trascendencia poética se pone de manifiesto en este ciclo de poemas dedicados a los árboles.


Por Alexander Shurbanov
Traducción del búlgaro Reynol Pérez Vázquez
Crédito de la foto el autor


¡Con cuánta agilidad
se encarama al árbol
la ardilla!
Pero la paloma
la ha aventajado hace ya mucho:
está balanceándose en la cima.
Y es tan simple
su secreto:
dejar de lado toda clase de respaldo,
apoyarse
únicamente en aquello
que respiras
y abrir los dedos
a todo lo ancho,
hasta donde las uñas
olviden que son uñas
y se abandonen,
para florecer en alas.



Llovizna

Entre los escasos árboles del parque
la llovizna
no cesa…

Dos estudiantes de secundaria
de camisolas oscuras
fuman a escondidas.
Taciturnos y desolados.
Silenciosos.
Como si fueran a retarse a duelo.

Una llovizna
sin cesar está cayendo sobre el parque,
pero el follaje aún sigue seco.



Parque público

Y la gente plantó el bosque
–el cual había talado–
en el corazón de la árida ciudad.
Y las verdes cimas de los árboles hicieron oír su alboroto.
Llegaron también los pájaros,
porque conocían el bosque,
y se instalaron en él,
y despertaban la mañana con cantos.
Y llegaron las lluvias
y el sol,
lo mismo que las plantas
y las hormigas,
porque conocían a los árboles
y los amaban.
Llegaron a su vez los vástagos de la gente
y colmaron las sombras de bullicio.
Y sonrió Dios
al ver
que tenía ayudantes
y la creación
continuaría.



Tengo tiempo

Un arborzuelo –despeinado y travieso–
por un instante se separa de los demás,
ordenados junto a la línea,
y se lanza hacia el tren
con todas sus ramas erizadas:
–¡Bu!
–pretende asustarlo.

El tren, sin embargo, no le presta atención.
Se ha echado a correr para cumplir con la tarea
que le han encomendado:
¡no tiene tiempo para jugar con pícaros!

Sólo yo,
pese a que me traslada el tren,
sin afeitar incluso,
sin prisa por llegar a sitio alguno
y con las manos tendidas al viento
a través de la ventanilla bajada,
tengo, tengo tiempo,
arborzuelo, tengo tiempo,
tengo…



Reflejos

El árbol se inclina sobre el agua,
donde igual que algas
crecen
rumbo a él las ramas de su reflejo.
Manos,
tendidas
unas hacia las otras,
sin osar el tocarse del todo.

Como animales hipnotizados
los árboles de uno y otro mundo
se  miran con fijeza mutuamente.
Y pese a pasar tan cerca
y que brillara la luna por encima de mí,
no tembló ni siquiera una hoja.



El jazmín

Más insolente que la grama,
acometedor,
implacable
en el jardín contra sus convecinos,
el jazmín
se introduce en todas partes,
ahoga, echa fuera a empujones, atropella,
quiere más lugar
para sí,
sólo para él.
Un arbusto como éste
no es del todo atrayente.
Pero cuando en junio
se cubra de flores de un blanco nupcial
y colme el aire templado
de su aroma
como perfume del paraíso,
¿quién recordará entonces
sus pecados?



Zarzamora

Malévola es la zarzamora,
ha afilado contra todos
sus innumerables espinas:
¡para que no roces su tronco siquiera!
Es malévola.
Ha penado, según parece.
Sin embargo, antes de que la nieve caiga,
justo desde adentro de su corazón
inquieto
se desentume a través de todas sus corazas
y sus frutos
ofrece a manos llenas
a cada transeúnte.
Y esos frutos,
pese a no llamar la atención en absoluto,
son dulces y olorosos
y ligeramente
ásperos al paladar,
como un amor
que ha guardado silencio
largamente.




Al pie del árbol

El árbol pone su mundo vertical a disposición
de cualquiera que sepa cómo alcanzarlo.
Aquí la ardilla casca tranquilamente sus avellanas invernales,
aquí el arrendajo pasea la mirada por los territorios bajo su tutela,
aquí mi infancia trepa descalza hacia el cielo,
aquí incluso el gato –fiera doméstica– se desliza con astucia,
para probar la dulzura de lo montaraz.
Para cada uno aquí palpita su rama dorada.
Y sólo el perro y el hombre envejecido
alzan desde abajo penosas miradas terrenales
y fascinados se quedan cierto tiempo al pie del árbol
antes de continuar por sus caminos llanos.



Un viajero tardío soy yo

Paso por el camino
al lado de tu casa.
Y el árbol,
que se asoma
por arriba de tu barda,
me regala generoso
sus frutos maduros.
No importuna al árbol.
La barda, ya lo veo, es tuya.
El árbol no.
No importa
que lo hayas cuidado.
Ha crecido solo.
Por encima del camino él tiende
a los viajeros ocasionales
unas ramas alegres e indóciles.
Y tú, el amo y señor, presta oídos:
cada noche
en ellas duermen aves de paso
que tú no conoces.



Paisaje invernal con corneja

La carretera
está cubierta de nieve.
Como si no existiera.
Como si la hubiéramos soñado.
Nos desplazamos lenta y silenciosamente
–un coche detrás de otro–
como niños luego de una travesura.
Confiamos en que debajo de nosotros se halla
la carretera.
Un árbol,
emblanquecido y somnoliento,
a un lado nos señala
que allí es campo raso.
Encima del árbol
se ha posado una corneja.
Es negra.
No la ha tocado la nieve.
Aguarda a que pasemos de largo.
La gente siempre
pasa de largo.



En mi juventud
arrancaba las rosas con más facilidad
y las regalaba,
como si fueran algo
inventado por mí.

Ahora las miro
y las gozo
floreciendo en el rosal.
No las toco.

Ruego que el viento también
conserve intacto
su encanto frágil,
puesto que ignora
cómo repetirlo.

http://www.vallejoandcompany.com/antes-de-que-la-nieve-caiga-11-poemas-de-alexander-shurbanov/



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EDGAR GUZMÁN JORQUERA [19.987]

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EDGAR GUZMÁN JORQUERA

Edgar Guzmán Jorquera (Arequipa, 1935-2000) Poeta y filósofo. Nació entre Frisco y Guardiola, en la Punta de Bombón, provincia de Islay, en Arequipa, el 12 de octubre de 1935. Estudió Filosofía y Derecho en la Universidad de San Agustín. Se gradúo de bachiller en Filosofía con la tesis Los Principios Lógicos. Un Análisis de la Lógica Simbólica (1963) y de doctor en Filosofía con la disertación Existencia y Realidad (1971). Ingresó a trabajar en 1963 a la facultad de Filosofía de la UNSA, de la que se retiró en 1987 y donde fue distinguido como Profesor Emérito diez años después. Entre 1987 y 1989 permaneció en los Estados Unidos. Su carrera la prosiguió a partir de 1992 en la Universidad Católica de Santa María y la escuela de posgrado de la UNSA. Falleció inesperadamente el 2 de noviembre de 2000. El crítico Ricardo González Vigil apunta que: «Ya es hora de incluir a Guzmán entre las voces más admirables de una hornada pródiga en notables poetas, la llamada generación del 50. Desde sus primeras composiciones, escritas entre 1955 y 1957, difundidas parcialmente entonces, asistimos a la plasmación de un lenguaje poético original, de rara densidad simbólica y pulimento verbal».

Libros: Perfil de la materia (Presentación de Hugo Yuen. Prólogo de Raúl Bueno. Arequipa: Publiunsa, 1987); Rondando la casa de la Dickinson (Arequipa: Edición del autor, 1990); Trilogía del mar (Presentación de Hugo Yuen. Arequipa: Publiunsa, 1993). Obra poética completa (Arequipa: Cascahuesos Editores y Editorial UNSA, 2010). 




1
INVOCATIO

1.0

...Y onduló la serpiente, embebida en su ser
veloz cuerda de miel en un crisol de orquestas,
fiel nervio desollado sobre el hielo vigil
de la historia, y no más que luz que sobrevive
al símbolo y la tea; embebida en su ser
disciplinado garfio que arranca crasos párpados
y enseña la obediencia a la memoria.
Y luego se tornó, persiguiendo el perfil de la materia,
en rostro futurísimo y añosas previsiones, y esparció,
desenlazando albores, esfuerzo circular, sabiduría
espiral, escaleras de noches y fortunas y pavesas,
y la cura del alma encapsulada. Entonces
desplegó retorcidos ríos de linfa fiera hasta tu ojo prestísimo,
dando de cabezadas contra tu blanda bóveda,
ilustrando tu haber jugoso y sápido,
con la tranquilidad de mecidas palmeras
vueltas a una persiana que oculta ansiosos torsos;
y se extendió infiltrando otra vez otra voz itinerante,
de un protozoario rútilo a una cefeida viva,
obsequio seminal en tu matriz arcana,
cuyo rumor tu hombre oirá en algún punto
del pozo en que moráis...



2
DE RERUM NATURA

2.1.1

Desde lo vegetal también se mira. El árbol
volvió sus cientos de ojos castigados por la tarde violeta:
lo vio correr desnudo persiguiendo furor despavorido, y, provisto
de confiada esclerótica, reír ya, de un amigable modo tal vez prometedor;
lo vio tender un arco, huir, asir, abrir en un altar la carne núbil,
el horror sin retorno y, en secreto, sensual; y aun lo vio
acercarse culpable, justificar el hacha con voz profesional
y hacer de él un cadalso, cuyo perfil, de noche, penando se ensombrece,
se desciñe y desvela, sibilante ante rachas
de oscuridad  y vuelcos de cruda excitación intimidada
o espera de muchacha que perderá la flor.



3
FUTURA REGNA

3.0

…Y clamó la serpiente: Escuchad, tú, vosotros
y cuantos saludáis y morís; todos cuantos
fatigáis esta tierra o cualquier otra tierra; escuchad,
que sólo voy de paso, como siempre, de paso, soltando golondrinas
inacabablemente, soplando sobre el golfo mientras golfo. Escuchad;
Yo soy vosotros mismos, la hebra que teméis, la soslayada
columna vertebral de la visión, un discurso de hielo sideral,
mordedura en pasiones, sensualidad con ojos, devengado dominio
de los fantasmas que ponéis en fuga;
soy la sospecha de que estáis perdiendo
la cabeza al cazar sin fin amodorrados
cuestionamientos de cuestionamientos;
soy la comprobación que os atraviesa
al despertar de un sueño insolentado o bien
del extirpado al punto en el silencio
o en la sombra de una subitánea vigilia.
Escuchad; el mío es otro sueño. Toma esta
locura como aquella que se volvió aeroplano,
como aquella que sois caminando en dos pies
u hostigando la luna con un láser.
Escuchad: id tranquilos; yo no espero
incendiar vuestra casa en sólo un acto. Únicamente
mirad como se mira un majestuoso
portaviones entrar por la ventana
y  atracar a los pies de vuestro lecho
una mañana de ocio y oropéndolas.
Escuchad lo que quiero que en vuestro oído amante
resulte no perdidas, sino firmes ―más rápidas―
rosas de la provecta mirada de estas ascuas
y esta lengua perita en el ósculo doble que enloquece
o alarma, que ilumina luego serenamente páramos desmembrados
entre una noche y otra, y que erige ciudades cuyas cóncavas
Alas en fuentes fían y en niños vigilantes…



TRILOGÍA DEL MAR

EL MAR
(1957)


1.

Oh vida azul de miembros diluidos,
confiados a su impulso en los renuevos
bajo una nube atónita y gaviotas.
Quien ve mira otra vez como quien ora,
y como antaño tú eres, bienamada, la mar.

En ti bracea errante el sol de la mañana:
rayos de luz, mil cuerdas de violines
vibran entre la plata itinerante y el
acero encandilado de tu rostro tranquilo,
y en tus extremos móviles te abandonas y dejas
amar en los avances de los acantilados.
Entonces surge, leve, la canción generosa de tu fuerza
y un antiguo mensaje fresco y nuevo.


2.

Oh mar, oh verde mar, estremecida madre milenaria,
arrullas locos peces en tus oscuras aguas,
y en tu magnificencia aplacas las agallas
del impasible enigma de la vida.

Mas, de pronto, los seres que pueblan tu carne honda
giran despavoridos y las aves se ahuyentan temerosas,
mientras tu vida oscura, encendida, desborda,
desborda y arremete contra párpados trémulos,
y tu voz primitiva y tu pulso salvaje se contuercen
como un designio ciego tras su meta de fuego.
Como la vida embistes, como ella
despetalas la rosa de los vientos,
te arrastras de furor, pones la muerte
en la arena del miedo, en la del júbilo
y en el de la agonía que incuba tus mareas;
como la vida viras, como ella
te engolfas a bandazos en la nada,
te pierdes y te embriagas y no esperas
la luz de un nuevo día.


3.

Oh mar, informe mundo donde la luz golpea,
en el fondo de tu ímpetu de cristal turbulento,
te repliegas cubriendo, vejado, tu superfluo corazón,
la duda agazapada que atormenta
tu grandeza sin rumbo, tus corrientes,
tras cuya fuerza ocultas la filiación incierta
que ensombrece las olas ante el viento.
Sin embargo, te arrojas, desgarras tu vacío y continúas,
insulsamente fijo a las razones pálidas
de una rabia incesante que indomable aletea.

En una inmemorial noche de rayo y trueno,
estalló a borbotones tu opulencia utenina
y emergieron miríadas de animales hambrientos,
como tallos furiosos, como roncos cabellos:
seres de crepitantes designios y osamentas,
persiguieron la luz que concitaban.

De tu seno nacían árboles gemebundos
envueltos en guirnaldas de peces coloridos,
todos seres voraces, pese a sus suaves ojos.
Tu matriz plena en cada célula florecía
y en cada una anidaba potencia en la potencia.


4.

Desde el fondo de tanto latido derramado,
urdiendo inmediatez con los milenios,
conjurando la unión de las borrascas,
irrumpen de repente los labios pensativos
del pez que en sí acumula fósiles ateridos,
del pez de añosos cilios y viejos leucocitos,
que asciende coronado de trepidantes algas
y orlado con guijarros que un molusco mitómano
mimará delirante entre sus conchas.
Desde el fondo de tanto embate exasperado,
irrumpe, avanza y mata, toma puerto y procrea,
el pez que traza un número y arroja una palabra
como un dardo quemante y posesivo,
el que impone en los riscos una clara bandera
y somete el retumbo del mar ante su voz;
el duro y dulce pez, el marino de roble, el de tatuados
brazos demoledores que añoran las sirenas
sobre lechos ardientes de sargazos.

Con él crece otro mar de hierro y serpentinas
y acomete en ciudades que emergen de las aguas;
un mar de altas probetas y rayos machacados,
de herramientas sonoras y nobles utencilios,
de engranajes y barcos de papel desteñido,
de aviones de soberbios aires conquistadores;
un mar de hachas hiriendo maderas sorprendidas,
un mar de naipes, libros y exactas construcciones
y evangelios que aúllan concentrando ciclones.
Brama otro mar, un mar
de sermones que aspiran a próceres mostachos
en el lacio museo de la lengua servil;
un mar de arañas gráficas de inquieto contenido
que todavía lee, aunque doliente,
algún ojo pelado por tanta ventolera,
por tantos aguazales patéticos y tanta
vergüenza de perfil.
Bate la mar de flujos y resacas, un mar
ye hampones correteando en la excursión del pánico
y monjas sucumbiendo entre dos pasos;
un mar de ideas para las que rémoras
nacen de las palabras, del oído entornado,
porque un rancio rencor sopla de dentro;
un mar de modas llenas del ansia vengativa
de aquellas tropelías que perpetran las viudas;
un mar que ordena y manda más allá de sus playas
un desfile de estambres, que redoblan el garbo
ante la vista, y arde la vanagloria
de un batallón de antorchas cuyas testas destinan
saludos a tribunas en oleadas;
pero, en la otra curva de las olas, un mar
de ansiosas mordeduras en el pezón del odio,
de claveles abiertos en los pechos, de fieros
combates compendiados en el rojo
coral en que culmina la negrura;
un mar que quiebra siglos sobre siglos,
girando, dando tumbos entre aspas de hondo estruendo
mientras se enseñorea de su aguaje,
oleando, ley difícil, ante el ceño del hombre,
el supremo hacedor de manos frágiles.


5.

Pero ruge otro mar, cautivo entre pestañas;
se retuerce en un frasco de pieles estentóreas;
alea reventando, despierto entre las sienes,
y bulle largamente como agua chamuscada:

Mar interior,
hirviente caos, vértigo, hacienda amotinada
que agobia las retinas con múltiples diamantes,
furor sobrecogido de paz en la ribera,
En la blanda, la tersa, la austera superficie;
mar donde uno es su padre y su hijo y donde,
Ccntra sus abisales aguas y pleamares,
se empeña y se despeña desde sus farallones.

Mar interior,
turbulento volcán de viejos vinos,
mar que de pronto calla o explosiona
y se desnuda en sal, en onda abierta,
en agua sediciosa o recogida,
o arrebatadamente se dispara
a matar y morir lanzándose del monte
de Venus a la dicha, o a entregarse al salitre
con que brega un muchacho tras su arrugada frente
sin cesar de cantar detrás de su epidermis,
a la que la perfidia del tiempo deshidrata.

Mar interior,
en tu verde y azul y roja tesitura
se consagran las horas que llueven en la Tierra
como lágrimas de ámbar o de oro moribundo
y se miran absortas las raíces del cosmos,
que ostenta ensimismado flores llenas de asombro;
se consagran las hors que amalgaman el mundo,
y se miran incrédulos los tifones del alma
junto a la somnolencia de un lánguido hedonismo,
en tanto se cruza y alterca un avechucho
frenético graznando: “Yo era otro, no sabía”.

Mar interior,
con tu beata faz de ondas afables,
tus aguas abismales y oleajes errabundos;
con el orgullo a cuestas de tus debilidades,
la sed de poderío mordiendo terco acero,
los dioses perseguidos, el cielo inconquistado
y el cáustico inventario de un haber infeliz;
con el ávido muslo de líquido afiebrado,
el semen encumbrado, la flecha del ancestro,
el liquen impelido hacia la estrella;
y con limpios teoremas y axiomas bendecidos
y con todos los mares que vienen hacia ti,
eres el hombre entero con la carne del hombre
y eres aquel tornado de espuma visionaria
que impele ansiosos ojos con puño enfebrecido,
agitando una lira ensangrentada.



EL MAR (1992)
TRILOGÍA DEL MAR


CRECIENTES

En la Faz de las Aguas

… un velero sin otra
bandera que la suya.
3, infra.

1.

Clama el viento; congrega sus poderes dispersos,
y de pronto es legión. Sus voces largan velas;
se le adelantan, vibran con multitudinarias melodías
y acordes que acarician abras de islas lejanas,
donde, entonces, las olas galopan con las crines extasiadas.
Se alzan tonos, asumen potestades de albatros,
y las nubes, en lo alto, dan oídos, pensando.
El imperio del coro modula un arco iris
sobre sus aguas jurisdiccionales, y bajo su vigor
los tumultuosos ritmos del piélago promulgan
un memento marino para cielos.

2.

Pone rumbo un cantar
desde una resonancia de tormentas:
al mar, al otro mar, al mar que somos y eras
ya antes de que embalsaras la mirada y en ella
fueras agua impalpable por los huertos del orbe
y lo avivaras todo con destellos y rosas
más líquidas que lágrimas que humanizaran ojos
de dioses o arquetipos, legendarios
tiranos de la niebla.
Zarpa un cantar; navega
de bolina. Sus ecos son petreles siguiendo a un bergantín.
Iza sus banderolas y ensimismadamente
surca el mar que tú eres
pisando en tus razones, tus claros pies hundidos
en esa calurosa opacidad
del mundo si lo mueves.


3.

Es un puro cantar, un velero sin otra
bandera que la suya, un bajel de daimones, un vidente:
corta las aguas, y al cortarlas mira;
busca a diestro y siniestro entre el relente,
como se invoca a un canto disuelto en el olvido;
hala horizontes hacia sí, aproxima
a la mano los fondos que fueros conjeturas y regala
el guijarral lejano al ojo incauto; anhela
en un puño apretado los tesoros marítimos
-doblones, miriñaques, presunciones de jade-
y lo atraviesa todo; las crestas y atolones,
las rocas y bahías, los peces y sus dientes,
osamentas y sables, calaveras rientes
de piratas que a damas tras la pólvora vieron
y placeres sembrados en sucintos terrores.
Es más barco fantasma que un sonido de tumbas;
mucho más penetrante que la lengua en un tímpano.
Quiere alta mar y quiere playas de caracolas.
Pone proa a mar ancha aun dentro de las cosas
para lograr la limpia deferente distancia
que guarda la verdad, la verdad de mil ondas, la de todos
los colores del parque submarino
donde nadan pistilos y desovan
variopintos engendros que iluminan
vivos calidoscopios y vitrales marinos.
Es un canto sin dueño, un bucanero
de su propia opulencia y su destino.
Es un filibustero; aborda vida
y muerte, el mar que anduvo cuesta arriba.
Es vigía cantor; cantando avisa:


4.

Lóese o peniténciese el mar que eres y somos
al vestirnos de océano imperial, de embeleso
de azul y oro y trencilla y charretera,
o de cínico y lóbrego mar generalizado,
mar por el cual despiertan los plurales
redentores santuarios de la noche
para ofrecer oficios de nictálopes.
Bendígase o maldígase este mar como a un
solapado veneno en un coctel nupcial o como a un
ejemplar desamor qu vale un mausoleo.
Llóresele entre buitre y buitre, entre apetencias
aladas que, solemnes, se pican y disputan
mesetas de carroña pudibunda; y llóresele
allí donde remonta el vuelo una palabra corrosiva
y alcanza la mejilla pura de una promesa; o alelúyesele
desde la embocadura de los días leales, desde el alba
que levanta los párpados y mira de hito en hito.
Tíñasele de sangre en el perplejo horror
de un eclipse de sol sobre hombros de salvajes,
sobre un caos de pies huyendo y retomando;
o, en esos mismos hombros, pórtese a los fastos,
al genio de los rétores que recamaba andrajos
o a una marmórea vida suspendida en su edad
y aferrada a sus bucles cuando se sueña helénica.


5.

Pero a este mar que olea por las plazas,
a este mar que sabe
que las altas y bajas mareas de la vida
crean mundos y crean sus propias luminarias
y organizan cruceros y llevan a su riqueza
a las cáusticas tierras de lo exiguo;
a este mar de alientos
que concentra en un cuenco la realidad entera
y cuando es construíble y cobijable en un abrazo etéreo;
a este mar impaciente, u férreo cronograma
ya undívago a la vuelta de la esquina;
a este mar, sustancia de los mares,
préndasele farolas y exáltesele siempre
en la total silueta de su espectro sonoro
y en sus sombras que encienden más candiles que el fuego.
Porque este mar, caudal y fuente, sal prestísima
que tan pronto sazona como quema;
porque este multiforme
mar que baña mil playas con solo una cualquiera de sus olas;
porque este esquivo mar, o cielo de cabeza es toda y nuestra
única realidad de ricahombría, la única
honra con que alumbrarnos o toda la tristeza
de ser o de no ser lo que en la intimidad
de la ínsita lechuza que ora o piensa so carne de morir
cría virtud de hiedra y hambres helicoidales
como flores de almácigos secretos.


Mar de Proa

Niño de principesca impavidez, tú llegas
13, infra

6.

Retumba el maretazo de un pasado insondable:
una cosmogonía disperndiosa y veloz,
soltando gruesos vahos, se consuma en un cabo
neto mas parpadeante del insomne universo,
e irreparablemente, como una maldición
contra la muerte, naces.
naces oscuridad ante un fulgor furioso,
arribas ceguedad entre dos luces,
tal vez entre dos sombras de intermitente brillo,
entre serpientes, entre curanderos
y magos que sonríen, seguros, tras sus máscaras.
Un resplandor de magnas y menguadas candilejas simula
un número debado de tu pelo.
Un lustre de asteroides mundanos canoniza
tus retinas. Sarcástico,
delante de ti baila un chispeo
de peonzas movidas por magnética
natura o por volátil artificio.
Se enternece por ti hasta la afonía
un amor abnegado por norma. Un paraíso
de árboles bienhechores acecha día y noche
los convoyes del sueño y la vigilia.
Y, por ahí, cantando con las callejas
en las cuales se apagan las capillas,
algún fruto prohibido ameniza las treguas
de la infancia y la historia, de la visión que arrasa
las lindes de los ojos para mejor mirarse
heroico, noble, príncipe, matador
de dragones, luciente en una corte
de esforzadas deidades que dan razón de todo:
del dolor, del ocaso, del delirio en un seno.
Se nace vanidad, ficción, engaño; ignorancia se nace,
para de vez en cuando morir sabio.


7.

Un día agolpaste detrás de tus pupilas.
Cada parte de ti miró por tus lumbreras.
Te detuviste allí, mientras retrocedías
para más claramente
verte tras una infancia de días opulentos,
de heredades de asombro inagotable,
en que cada mirada era reliquia,
cada paso una marcha hacia ojos persas,
cada retorno el ponto de una Anábasis.
Entonces cada aurora era inconsciente
hallazgo, invento, toque de luz inaugural,
y cada atardecer un perdonable
asilo a las errantes comitivas del mito,
agobiadas de galas o bajo pieles crudas
pespunteadas de visos acrílicos y asépticos.


8.

Hasta que el día aquel, un medallón
de luz entre los pechos de una Ángela María,
llegó, tras la niñez de lo mejor
del corazón, que es siempre una edad de oro;
y, apegado a su voz, obediente, quisiste
en lo humano creer, poner tu mano
en la fe por el hombre, creer honestamente
en él, creer sacándote
en señal de respecto el esternón y haciendo,
como un paje inocente, un par de venias;
trepándote en los párpados de la urgencia, quisiste
encontrar acerada razón, ya no un impulso
de bestia, para amarte. Y con ello
iniciaste un penoso esparcimiento:
conocerte en la playa desnuda en que prospera
la verdad. Pero al punto,
al empezar, oleada tras oleada,
a conocerte, a verte a contraluz, delante de tu saga,
un amor como un odio constructivo
afloró sin encono: imperó la dureza
de la objetividad; heló zarifos sobre tintineos,
atrapándolos dentro de su diafanidad,
junto a la ineludible
displicente estatura del guijarro
y al vivo hincón de un fiasco.
Y ese amor se afanó
en brillar, en flamear, en locamente
ser istmos de joyeles consumiéndose
por graves continentes y arder en las cabezas,
revisando los saldos deudores en la noche. Y luego,
dueño de una onerosa irradiación de antorcha,
pasaste frente a ti al modo de aterrado
converso que al cruzar una pasión prohibida
salta sobre las brasas con pies descalzos, con
la agridulce agonía de quemarse en deliquios
o en un suicidio fúlgido que le diera la vida.


9.

Y lo hallaste por fin, intenso, nítido:
todo un mar circulando en una caña,
todo un mar retronando con una huracanada
música de armonías imposibles para un oído, pero,
para el otro, discurso que, crescendo,
manotea en gargantas de posesos
o cánticos de monjas rasuradas
por el filo inflexible de una idea;
un mar de quintaescencias escapadas de un púlpito
hacia la vida; un mar
de sangre derramada y pisoteada
una vez y otra vez en catacumbas,
de inmarcesible savia que estremece
el boato del árbol de los años
y arranca hojas y flores y bandadas de sámaras
o modos de volar de frutos y semillas.


10.

Como una ontología que enraíza en la nada,
unido te dispersas
dentro de un matorral que envidia al bosque,
al par que lo abandonas
por seguirte hasta ti:
oh seudoparadoja
que se lame a sí misma y que germina
en un erial sin nombre bajo la lluvia anónima.
Y allí, desde la noche, creces como un desvelo
pelado por ventiscas que los astros conjuran.
Bronca debilidad apasionada, creces
en esta diminuta playa del universo.
Creces temblando; creces tallo que mira y nombra,
caña pensante, pascalino junco.



11.

Arriando el desconsuelo de tu verdor oscuro,
devienes distinción en la turba del tiempo
y en las sombras, perfil real, erguido, solo,
infirme entre otros juncos, explorando
aleatorio sostén en ribera o cañada. Polemizas
con el terrón hostil. No ganas,
mas te nominas miembro numerario del ínclito
universo entogado en sus escaños; y, aunque eres
apenas una caña acuciosa, lo aspiras y espiras de tal modo
que eres otro universo, un mar, el mar que, como el mediodía,
hace hasta de las sombras su dominio.



12.

Tú vienes, y tu ser
se pliega sobre sí; forma intangible, cono que hacia el vértice
origina otro y lo abre sin piedad a la sólida
materia de los sueños, al febril raciocinio
o a la imaginación, que procrea gorriones
por templadas ballestas disparados. Tú vienes
propulsión y palanca, inercia y masa, y naces
programación de espuna y peña ascética.
Vienes copa de vino que al beberse es memoria
y en tu mirada creas para lo digno y bueno
espacios como silos en landas de abstracciones,
como redomas entre nubes para
una sublimación de lo silvestre,
como nodos de abdómenes de insectos celestiales
que trocaran sus presas por el rico algoritmo del instinto;
pues vienes, y tu sino
es un reloj de arena que canjea cristales por un cuento,
batallones de cuarzo por fanfarrias
con tubas y trombones que baten
las iras de los aires marciales, por palestras
}en las cuales ideas que han de morir saludan
a las que señorean mientras riela
su cetro entre las luces.



13.

Tú llegas; te estableces como una seriedad desconcertante.
Niño de princepesca impavidez, tu llegas,
insigne desparpajo, a vastedades de esplendidez sidérica
en que tan solo esferas a salmodiar se atreven.
Tú llegas, te atavías y te acicalas y
penetras en la música como un pífano rojo,
incristando rubíes entre metales áureos;
o pones a bogar pirotecnicas que elevan
peces como girándulas para desdoncellar
la calma de los cielos. Llegas t te aspsentas,
junco pensante, percepción erecta
y maquinaria arácnida de redes digitadas.
Miras, devastas y armas
mundos; los conglomeras,
como huestes y orfeones de ángeles, en la holgada
puntra de un alfiler, realísismo ente.






Mar Cerrada

Llegas y te aposentas,
junto pensante, percepción erecta.
13, supra



14.

Esa agua es un acecho fijado en el duramen
de un árbol cuyas hojas son ojos inyectados
de saber: oh milagro más endeble y frangible
que las insinuaciones de una dalia expedita
y sus trepidaciones de amor bajo la brisa.
Milagro transitorio: se transfiguran, súbito,
océanos tundentes y obsesivos; meditan,
y de un salto adelgazan su pasión su grandura;
domestican su bruma, la hacen rocío y surten
el voraz sumidero de la curiosidad,
convergiendo en un foco como paisajes rápidos
de horizontes radiales. Surten los apetitos
de esa caña pensante, esa agua en vela,
que en el centro del centro de su avisada médula
ya no quiere vivir si no es por ella:
la calva pero rica, cuidada mas punzante,
curiosidad dentada
desde el óvulo henchido, afortunado;
curiosidad que abría desmesurados ojos en el eléctrica
matriz de la sapiencia; curiosidad sedienta,
hija de un impaciente encuentro prenupcial,
que desprendió ya chispas de la hermética
cripta de las tinieblas: es el canibalístico
dictum de poderío aristotélico,
el que corroe y muerde después y antes
del ara del dolor en que ejerce la muerte
su mando de abadesa. Después y antes
del lecho al cual acuden
la risa entre un follaje de fantasmas
del pasado y su prisa en la nocturna
lascivia de las nubes de estío; de la púbera,
que acosada a las pueertas del sofoco,
pórticos que flameando se desploman,
echa un sí como lava que retornara al pecho.
Después y antes
del miero o la ventura en la aguda vertiente
del albor y el estiércol sin tacha, en la vertiente
de la boda y el tálamo de faunos y meninas:



15.

Qué pasará después; qué final aguadija
por el hilo fatal de los sucesos, si empujara alevosa
mano la dignidad contra un engrudo
y amasara en su harina la sangre, la altanera.
Qué pasará en los atrios de la nada,
cuando en noche de fiesta en el iluminado
palacio de la muerte se abran de par en par
para ti y tu carroza los portones.
Quién montará tus yeguas y biznietas,
derrengándolas entre las postas del deseo.
quién romperá los sellos de aromadas misivas
en que solo contaban las palabras pequeñas.
qué jabalí minúsculo
hozará los ducados subatómicos
y encontrará otro prófugo debajo de un neutrino.
Qué viuda en el espacio tenderá cibernéticas
manos y excitará galácticas turgencias.
Quién marchará al oeste de este charco de estrellas
a batir las praderas
del viejo y buen Messier. Quien, marticando
peros e interjecciones como cangrejos vivos,
hallará el salitroso manuscrito y las sales
que un naufragio encerró en una botella.
Quién rescatará el frio sol de los abatidos
ancladeros por donde pasean ventarrones
y la soledad suelta su melena y ulula. Y qué serán
tales ducados mínimos, sellos como misterios
y estrelladas praderas, y cuál la catadura
del ahogarse en su propio remolino, y a dónde
huye la misteriosa realidad,
la de los siete velos y la perla
en el ombligo mismo
de un orgasmo brutal de onda y partícula;
hacia dónde huye, hurí cuyas caderas
provocan a su paso
a púlsars y bosones y a una proposición
que es recurrentemente desflorada. Oh, todo
un crecer como un niño o hinchazón de preguntas, un crecer
entre orgías agrestes de neurotransmisores
y eretismos que preñan, como a nadas los vuelos espaciales,
las vacías esperas en las que desvarían
sinapsis y sinapsis.





Mar larga

En esa calurosa opacidada
del mundo si lo mueves.
2, supra.

16.

En tu peñón te yergues
como un insomnio crónico; atalayas
tus bancos, te vigías
desde tu cavilosa espuma. Cae
-precio de justicieros, castigo de culposos-
de tu frente tu pan, en escarceos
de sudor terminante, de arengas, de rocío
que se alaba en la cumbre de horas tórridas; caen
hidalgas, desde el palmo de piel inconquistable
donde pródigamente se amasan y ennoblecen,
hogazas que en tu mesa son testas coronadas.
Muere, mientras batalla, un mar como una noche sublevada,
un mar aque obedeció al toque a rebato,
destronó incertidumbres verticales y luego
fue un mar que anduvo de puntillas sobre
el muñón de la angustia.



17.

Escucha: un mar se agita en la profunda
cavidad de un suspiro. Alienta como hirviente
plegaria contestada con creces en las órbitas
de la unción. Allé el héroe, el mandoble, el no
inaudito y la criz dorada y póstuma
se esfuman en un mutis explosivo. Allí
el mártir y la piedra horrorizada
por el húmedo tacto de la tierra alazana
sangran solo en las crónicas. Allí sombras no son
sino las que se escurren
mirando de reojo bajo cubierta, y pálidas.
Qué mar impera allí: en él el santo,
ya sin oposicióndel mal es sólo un hombre, un jujuriante
cantor arborescente de verdades,
como un pino barítono en lo alto de la brisa.



18.

Pero un descalzo pero, un pero cínico
como un depauperado excondotiero,
apuñala utopías en cualquier
lugar abandonado de una pausa: también
es el mar un lugar donde naufragas, donde más prontamente
se oxidan tus metales, donde cada gotícula
te extenúa con lo o bvio: el mar es una fuente
riquísimo de sal y sed y la temida
lobreguez de las penas, que corre prieta y líquida,
furtiva bajo el so. El mar completo
es viva sucesión de crestas y escondidos
senos, senos que son la negativa sustancia del latido
del agua, negras diástoles, almendradas del sonido
de una balanceada acción retributiva
como el cruel artificio de un correspondido desamor.
En su extremo sombrío, el mar completo
es un juego de dúplice siniestra palidez,
cuyo flujo y reflujo, cuando pierdes, te arrastran
hasta traerte exangüe al litoral del luto:
postrer beso devuelto por la amada difunta.



19.

Penetra, aun con recelo, en estas duras aguas.
No quieras evitarlas. Has de cruzarlas; son
un carnaval violento de una enexistencia indemostrable:
sus cabrilleos valsan entredías vandálicos,
y, en torno a los escollos de la noche,
sal en trance espolea torbellinos
sobre tus calendarios consustanciales mientras
se enerva toda espuma, ya con la mera alarma
del tiempo mal usado, y se aleja girando:
chiflido entre las velas de Caribdis. El mar
no es sólo espejo lúcido para un arrebatado
yate lleno de entregas en nieblas de gemidos
o la imprecisa dicha
que el suculento talle de un verano de ninfas
oculta como al sexo con que premia.
En posesión del puente, muy pronte se descubre
que la mágica mar es un Circe
solemne y sabia que exclusivamente
se desnuda destrás de sus promesas.



20.

Este es el mar; en él, resueltamente,
el sol llega al abismo -como una introspección
da una mirada al sótano del corazón-,
y nunca tiembla; en él,
los oscuros poderes son oscuros:
los miran las gloriosas estrellas
con esa tolerancia con que sonríen sobre
marejadas nocturnas.
Pero el mar es el mar: navegar es un juego
peligroso. Los válidos mascarones de proa
no son vírgenes locas con ramos en la boca;
son doncellas suicidas de un amargo optimismo.
No le temen al mal que lame tajamares
en las aguas reales e irreales,
que ahogan por igual fuera de borda.



21.

Este mal es un opus de número variable.
Es la cara que esconde la moneda
de la vida. Es un mal al cual sus propias olas
ensombrece. Discurre disfrazado de error;
se afirma, y halla siempre una sotana.
Es una cicatriz que se hace pasar por nervadura,
como un beso de Judas por un beso. Lo mismo que el rumor,
no puede refutarse por falso mas circula
y roba en la armería de la vida. Es la condensación
de temores más vagos que espíritus sin rumbo
en la secreta química del prójimo o del par
gacho en una lejana amarillez. Él es
la impronta enmarañada
de un gratuito enemigo en lo recóndito
de su visible amor. Es sucio matachín.
Es sólo un hijo de una
vanidad meretricia y de algún sarraceno
ganapán asesino; aún ignora
que el temple es lo mejor de los alfanjes.




SENOS

Mar Tendida

Inicaste un penoso esparcimiento:
conocerte en la playa desnuda en que prospera
la verdad.
8, supra.



22.

Mira aquí fríamente, que la violencia puede
con frialdad mirarse. Convocando
cada vez otro mar, flujos de oprobio,
fieros tumbos de belfos descontentos
lavan el litoral de lo indecible,
para derivar libres bajo mil atavíos
y aun singlar invisibles:
siniestra carabela delmal, de velas negras,
rumbo a exeqjuias marinas,
que avanza a veces mudo y que a veces escora
dulce como el olor de la carroña,
incontenible, día tras día, año tras año,
hasta que un huracán de sal pica tus ojos,
tu rocío se esfuma, rizado por la cólera,
un rompiente de fuego resuella en tus narices,
y es lo inefable efable: tu dragón personal,
desde su indignación, desde desiertos
caniculares, vocaliza estrépitos,
vocaliza alcotanes y vuelos vengativos,
muertes celestes que,
por la paz de los glúteos de la gente, por esa
humanidad redonda en su quietud, querrías
tan irreconocibles como amplios y oniroides
prontuarios de tormentos chinescos, en cuya órbita
todo, excepto el sufrir, es enigmático,
pálida pesadilla de la cual
cualquiera es un bendito despertar.



23.

Mira acá imparcialmente, como el aire
que analiza el trajín de una ola. Se alterna
como con el demonio de la perversidad. Se decide, aduce,
plagiando a la justicia y la inocencia, puritana ceguera
o caliza blancura. Hay un tráfico;
alguien capitaliza, alguien liquida;
se va desde la guerra hasta una vergüenza
como aceituna grande en una libación.
Algunos libran príncipes, jaurías, expansiones,
mientras otros, tal vez ganándose algo, resisten y destruyen
con la voz, con la sangre y con la obligación
de adptar posiciones bajo el viento en un campo,
de preferencia alguna horizontal debajo
de unas piedras blanqueadas o de cruces
llenas de incomprensión o indiferencia.
Otros gozan sin fin la calculada negligencia que muestra
qué traje o qué tardanza humilla más. Todo ello
-la sangre y el rubor y el orgullo de espaldas
en el suelo o el alma- con razones
que pierden la razón si se las nombra.
Y millones, así, de combatientes y dulces anfitrionas
quedan muertos en vida o en la muerte
o heridos en la blanda matriz de la sonrisa.



24.

Un mar muriendo mata alrededor
de playas de obstinados labios y clamoreos.
Mata manglares que reinciden siempre,
que entierran sus aireadas raíces entre el trópico
de la malevolencia, la de los ojos negros,
pronos a oscura madre de bastardos, y el trópico
de la envidia, la de los proverbiales
ojos verdes o verde vilis exacerbada
por el azur magnánimo y célibe de un blasón
cuyo abismo acomoda a una quimera.



25.

Un mar rojo deambula alrededor
de la sangre guerrera de interminables noches
acosadas por ratas que propagan el duelo,
noches irreductibles que se ahogan con un inembargable
destello de carbón desafiado,
noches que mueren con las botas puestas,
como es muerto un soldado al plantar su estandarte
en la cumbre feroz de una victoria
pírrica, o al plantarlo en el monte
en que sepulta el tráfago de sus pies descarnados
y las suelas equívocas del asedio a una vida
que extravió su nombre en las escaramuzas.



26.

Un mar negro se absorbe en su negror; engulle por entero
ríos de una sublime locura de matar, como alertado Médicis,
a presuntos mortales enemigos que, orinando el terreno,
ladran desde sus nombres mortales o inmortales; da cobijo
a hijos indeseados, caídos desde el tuerto
furor de una potencia desatada:
el precio de la carne en torno a una caricia;
un místico llamado que transita de incógnito
por alcobas cumplidas, por higueras
terminales, por rezos de verdugos;
o una teoría de pestañas fatales,
amada con amor de lazos táctiles
y arrobo por el cual se pierde la cabeza
bajo un farol fanático confabulado contra
la paz del vecindario.



27.

Como una ingratitud negada por su padre,
errabundea un mar de ensombrecidas
avenidas de atmósfera salina, donde relampaguean
dorados proxenetas, pordioseros pudientes, maleantes
y mendidos de vida sobre los cuales pende
una módica muerte o una felicidad
rauda como un disparo en la cabeza.
Siempre enviciándose en la infinitud
de un segundo vilmente dilatado,
salta un mar de crueldad
cual cuchillon en ventaja
contra cuaretos traseros, justo cuando
un mar avieso arrastra contactos y dulzuras hacia un vaso
se semillas de flores ponzoñosas, y un mar
de delicias y horrores futuros quiebra sobre
cráneos de neonatos de ojos zarcos
que arden en el greñudo limbo de lo inseguro
como diablos azules o ángeles sorprendidos
flagelando con saña las entrañas
de las apetecibles hijas de los mortales.





Mar de leva

... en sus sombras que encienden más candi-
les que el fuego.
5, supra.



28.

Rompe un mar de palúdicas miradas
sin fe, como hojarasca de un impensado otoño,
un otoño precoz al que apresuran
rachas que se repatrian de futuros baldíos.
Son miradas que seca la pena de no ser
dueño de nada o sólo de unas briznas
en un lugar incierto dentro de jerarquías
de círculos concéntricos, entre los que transita
útil parasitismo que se arrima y succiona
de grandes a pequeños, de ilustres a ilustrados,
de osados detentores a magros descastados:
naves hipnotizadas buscando fondeadero.
Son miradas que vara la conciencia
de no ser sino dueño de la desesperanza
en medio del desierto austral de la pobreza, quizá en medio
de un arenal blanqueado por el odio del nitro.
Ah, no estar entre aquellos que comen y codean, y pasar
civilizadamente de largo con el frío
y el hambre que se cuela de rondón en el alma,
leve como una ausencia de manos estrechadas.
Ah, soledad que husmea en loa esperanza,
como una vacua noche
besa en la boca a otra, que, somera, palpita
en piedra encallecida o en apático limo; soledad o mortaja,
como niebla indecisa que por los pies asciende.
Ah, soledad ubicua
como una noche sobre una ondeante ciudad
abandonada, ubicua como una desazón
de viento, de ventola
llena de ecos añosos sobre una isla que no aman
ni siquiera excretorios cormonanes.



29.

Así como una noche fugitiva
acosa los rincones del día, así acomete
un mar de horas sombrías y de sombras,
que hora tras hora crecen y se acrecen
en el resentimiento
de tener que morir y nunca más tener
aquella pantorrilla para el ojo combado,
o esa fina garganta para el lebrel o el sueño;
o nunca más tener la fortuna o la gloria
o la paz sobre un gránulo de arena que se gana
con una frustración que se solaza
en el detalle nimio pero artero.




30.

Así como las noches fugitivas
asuelan las murallas del sueño, así acdometen
un mar de sombra horaria y un mar de horas,
que sombra a sombra crecen y se acrecen
en el resentimiento
de tener que vivir y no tener aún
para el ojo combado la pantorrilla aquella,
ni la señal sutil que sueños o lebreles
desencadene tras gargantas finas,
ni el gránulo de arena sobre el cual ganar paz,
fundar gloria o fortuna sin una frustración que se solace
en el detalle arteno pero nimio.





Mar Encontrada

Se enternece por ti hasta la afonía
un amor abnegado por norma.
6, supra.




RONDANDO LA CASA DE LA DICKINSON (1990)


1

Nunca anduve perdido por los prados inhóspitos
donde tan sólo el viento montaba los caballos;
nunca anduve perdido: tu corazón golpeaba
con la fuerza de un faro bajo el hielo en que ansiosas
ascuas de mil veranos adensaban sus fuegos.

No importa que hayas muerto: puedo besar tus labios
detrás de tus poemas y entrar en ti, en el copo
de nieve en que se abrasa tu hogar como una copla.

¿Qué escarcha maravilla tus dedos en la luna
sobre el jardín que aguarda la sombra más bélica?
La misma que a tu puerta de paterno sigilo
disciplina la boca de aquel infante autista
que habla un día como habla por los mil setecientos
setenta y cinco partos de tu conciso vientre,
que es un ojo o no es nada surcando un mar de versos,
un monje que madura hasta llegar a niño,
o llegar a ser guarda de un bosque cuyos árboles
cobijan torbellinos de leones y antílopes.


2

Te fuiste, y qué; tu magia queda,
te fuiste, y quedas tú, como una iglesia
en la que entran fieles con devotas
ceras ardiendo como tus pasiones.
No importa que hayas muerto; estás viva, aguardas dentro
del mundo que empinaste sobre la voz de un grillo.

Vuelvo del norte a ti, vuelvo del cierzo
a tocar tu ecuador con un incendio.
Vuelvo a ti, vuelvo a esa
que no veían cuando te veían.
Corre, Emily, que soy
aquel por el que crece tu claustro en la lomilla.
Soy el cantar; yo vuelvo siempre, traigo
mi trote a la desierta calle mayor, erguido
como en rito de magos para tus ojos,
con mi caballo alerta, por ti caracoleando
y ardiendo de los cascos a la crin.
Prepárate, que vuelvo como a ti
te gustaba: invisible para el recelo en torno
de esa tu cabellera sedeña por la cual
se detenía el sol en el poniente;
invisible ante el pétreo centinela de turno,
mas para ti palpable como un rostro en tu pecho,
visible como un brazo arboleado para esos
ojos que aguzan llamas con que bruñir la noche.


3

Abriré un corredor por entre el día
en que te hirió la luz derribándote en ti,
el día en que mediste la altura de tu invierno
y te avezaste en tu alma, guerrera de la nieve,
para poder alzarte asceta en tus zapatos,
para amasar la noche en que, arrogante,
le pisaste los dedos a la muerte;
para mirar el frío por tu llanto y tu risa,
para mirarlo por tu coraje de escarpa impertérrita y sola,
por la glacial rendija de tu hoguera de látigos,
por tu yerto cristal que hablaba con las flores.

Te acercaré mis ascuas,
porque estuviste herida bajo el palio del hielo,
aun cuando la entereza circundara tu ensueño,
como ecuánime gira un pececillo
tropical coloreando la paz de la pecera,
como atenta ojea y desespera
una luna indomable de congelada furia,
angélica en el vértice de una esperanza helada.


4

Penetraré en la calma de tu mansión sombría
a atizarte los leños del amor. Heme aquí;
traigo el toque secreto para tu puerta, traigo
mi ser desnudo para tus almendras,
abiertas por mi bien bajo tu almohada.
Abre, Emily, que voy por tus cañadas
a teñir tu Jordán con tu rubor virgíneo,
a espesar su corriente gestante, sus augurios,
con tu móvil sustancia, que de sí se percata,
que se recoge oruga y tras un guiño
despierta autoconsciente mariposa,
cuya huraña belleza provoca una erección
de pelos aterrados, de sospechas,
en tu piel que se cierra y se electriza.

Abre ya; he de entrar
como apócrifo Juan que resultó el genuino.
Yo soy tu canto, soy el venturoso
dueño de tu espaciosa soledad, bóveda donde
el chasquido de un beso es seco trueno.

Haremos otra fiesta, porque en ti
un inmóvil lagar de percepciones,
una estofa que piensas en sí quieta y tendida
se expande y se distancia y danza,
pues danzando se vive, se madura;
prenderemos las luces y ventanas, que en ti
una estofa expectante se arrebata y carmines
echa a volar al aires desde tu cuna y ama
y conoce en su clímax dimensiones. Por ello,
rompamos a bailar sobre su años: te quiero
ver gozar otro clímax, el que en versos
tremoló con aquel cuando giraste, tenue
semilla a la que rapta un vendaval. Oh, verte
en tu doble placer, como a una niña
que amanece mujer y que reclama
elevarse compacta, material, materna,
y clama por su edad para volverse mundo.


5

El espíritu entonces, el gloriado,
el infatuado soplo de la carne en acecho,
era un perro rijoso ante la joven
bahía germinal en que te ahogabas
e insististe en ahogarte hasta ser plancton.
Te alcancé en el recodo de su sino,
cuando nadie en la Tierra nos veía;
morí una muerte más y nací para siempre,
para ser tuyo, el tuyo, el que tu piel y tu sazón pedían
sobre la pira en que doblé tu talle
y en que un beso en tu oído habló por mí:

Oh mujer, alfabeto que invento mientras leo,
corazón, tibio ritmo, sosiego suspendido
inútilmente cerca de mi insomne cabeza,
de mis guardias fervientes que en ti se multiplican.

Treparé por tus ramas a tu húmedo follaje
a constelar tu noche con veloces brillantes,
a conferirte el sello de mi obsesión más diáfana,
mordiendo lo que esconden tus arcos cigomáticos.

Has de desastillarte sobre el madero en vela
que aguarda impaciente desde tu roja aurora,
y lograr que esa aurora sea luz sobre un pueblo
florecido en los valles de tus sueños y entrañas.

Yo quiero ver tu voz encarnarse en el alba
de tu amor, que es elíxir de un día interminable;
ver tus alas crecer y envolverme en sus pliegues
como un ángel niño de pie bajo otro cielo.

Quiero que la belleza fructifique en tus miembros
como el texto que un sabio descifra e interpreta;
construir sobre ti y engendrar la mañana,
y en ti en tu exfoliada espera en tu retiro,
descubrir mi sentido, mientras mi celo esculpa
en tu cuerpo a mi amada y en tu forma mi forma.


6

Abre ya; agonicemos de nuevo en nuestro juego,
mi Emily, mi espiga con cerquillo,
sonrisa apuntalada con acero
largo esfuerzo de amor por no quedarse solo;
mi Emily, sensual labio sobre unos
dientes que aterran calcios de adocenados tímpanos.

Juguemos otra vez por dentro y fuera
del rompiente ajedrez que desangraba
los dulces, mas salvajes, ijares de tu lucha.
Tú será ella para tu mirada,
la metódica niña que colgaba
aros de poesía como muérdagos
de una inacabable navidad;
yo para ti seré él, el que colora
el hechizado haz de tu linterna mágica.
Entonces miraremos las cosas desde fuera
de sus tres dimensiones, y de aquéllas
haremos un sistema mayor en que movamos
los barcos y las velas, y uniremos
tu ver y tu mirar, y haremos uno
del descubrimiento del cuerpo en tus colinas
y de una violación en las antípodas
de otra exaltación de los sentidos,
de otro amanecer que solamente
para el siniestro puede ser sinrazón,
por la misma razón por la que inversamente
sólo para la bota en las narices
el olfato no cuenta. Nuestra fue esa pasión
de ave martirizada por un rayo, ese azaroso juego
que amamos juntos y que quiero siempre:
lo quiero, aunque tuvieras, como solías, leve,
que cruzar el jardín de lo mirífico,
como un búho de facto filosófico,
sin despertar al perro, porque para
parir la soledad bastan sus ojos
del color de la muerte, los que atisban,
a cubierto de rígidos colmillos,
de vuelta del país del odio lúcido.


7

Soy lo que hiciste antorcha y en tu seno alojaste; yo soy el
rostro recién lavado del mundo, despertado
por ti de su letargo y mitificaciones; soy, sin cábalas,
en el revés de un vínculo o en la renuncia de las transacciones,
el fustazo en la boca que reclamó su pan; o soy tan pronto
el feliz regodeo que te sentó en sus piernas
y te besó en tu nuca de muchacha, el tesón
de tu mano aferrada a lo que existe
hasta arrancar el vino de las rocas, el don
de abstraer la verdad crujiente en el hallazgo
de los labios unidos en un ósculo inédito.

Soy la vida y la muerte; en ti soy
señor de horca y cuchillo, soy
el guijarro pelado, el ábaco esquelético
con que llevar en serio las cuentas de la vida;
la suerte más vandálica y alada de matar
fantasías que habitan en la escama falaz de cada día,
y enseñan partituras fáciles de la muerte:
cada quisque se empluma para el mundo con una,
irrremediablemente negada a los poetas, cuando a solas, negada
a cuando avizoran sucintas geometrías o góticos flameantes;
te fue negada a ti, que miraste en la cara a la belleza
como a un astro saliendo de un lóbrego zaguán; te fue negada a ti,
que vista la vierda presa en los fogonazos
de tu explosivo lienzo, la verdad de tu prístina
visión que abrió pupilas en tus versos.


8

Pero encendiste el sueño, con todo; no querrías
vivir sin él, sin lo que un golfo
excava entre la más exangüe biografía
y un mero amblar de cascos sobre fango o carbúnculos.
Sabes que el sueño es vida cuando sangre
colorea tus velas, tus océanos
de oscuridad, de horror, de hiel, de hipócritas
y errantes tiburones y galápagos;
sabes que el sueño es vida cuando fuego,
te invita a visitarte, a recorrerte
y a enloquecer de luz tus aposentos;
tú lo sabes mejor, porque ese fuego
se atragante en tus venas, pugna y días
erige sobre noches de basalto.

Soy el sueño vidente, el lujurioso
deslumbramiento extático de alternar con el cosmos;
yo soy el erudito reverbero que envuelve
la contienda feroz de los amantes, soy
la mejor teoría acerca de por qué
cantan las madreselvas, de por qué las palomas
sueñan con los rosados pezones de las vírgenes;
la mejor teoría sobre por qué la muerte
funda la plusvalía de la vida,
y por qué el mar requiriendo el santo y seña
del que se hunde a nadar en sus orígenes,
y por qué flores y aves caían en las redes
con que solo querías capturar el crepúsculo,
y por qué el pasto es noble entre tus manos, y aun por qué
musicales chambergos atan el firmamento a los carrizos.


9

Soy el perenne vástago de la naturaleza
que te quiebra y te rompe como a un espejo loco
de tanto reflejar cielo y libélulas
y remansos mejores que el olvido.
Yo soy el peregrino de mil rostros,
soy un heraldo crónico, el revuelo
de alas que mudan de trigal y trigo;
soy el advenimiento de la música
para la que halla voz cada garganta.
Soy el cantar, el canto que en tu apretado tiempo
surcó tu corazón de estrella a estrella.
Yo soy la llamarada del infierno que entonces
guardaste en los vaivenes de tu pecho.
Pongámonos de acuerdo; engañaré a Lavinia;
te aguardaré, te aguardo, te aguardé: es lo mismo,
si la noche te quema y te ilumina.
Subo del otro lado de tus senos;
vengo henchido de pactos y recuerdos;
ardo por revivir en tu jadeo sólido
mi costumbre de siglos y de universos, y ardo
por forzar a través de tus estrechas
horas mi diligencia milenaria,
por nacer otra vez en tu sabrosa lengua
e, instalado en tu tibia recámara de anhelos,
como intenso rubí de su rojez colmado,
al trasluz de tus versos ser lectura.
Mira, he vuelto; yo soy el alhajado
retoño cortical de los sentidos,
que un día descubrieron que podíamos
ser los impíos ángeles que hoy somos.




EN EL VIENTO 
(1957)

En el viento descubro tu sonrisa.
Ha venido de un puerto donde al agua enmudece,
donde en silencio cierra esperanzas heridas
por una pena ahogada y un pétalo marchito.

En el viento camina lo que dices.
Es un secreto salmo callado que me entrega
la lenta magnitud de lo celeste.

En el viento rodeas mi sombra ávida,
y amo en él tu presencia, que endulza mis pupilas
como una tarde triste con un blanco navío.



CUANDO UNA ALONDRA MUERE 
(1957)

Cuando una alondra muere
y se quiebra un designio entre sus pasos,
cuando todo enmudece o el alba se retrasa
y se extingue una hoja con un raro estertor,
tú tienes la palabra que enciende la mañana,
la obstinación que quiero, la voz fresca y contenta,
y estableces los pies mientras tus dulces manos
acarician las nuebes.




LAS MANOS (1956)

Sin esperanza,
con su vacío a cuestas como un sueño,
rondan las manos.

Sin premios duraderos,
sin más que la conquista que arremolina un lapso,
rondan las manos.

Rondan las manos:
blandiendo la sonrisa, la clandestina lágrima,
cortando oscuras sayas e insidiosas mortajas
que acumulas quejidos, gritos desesperados
y desganas que trepan en los actos.

Una suerte pequeña las deslíe
en los turbios adioses y en los llantos.
Y sin embargo agitan ondulantes sonrisas,
banderas valerosas, fosforescentes faros,
y falenas que niegan el crepúsculo.

Heridas, se hunden
de bruces en la tierra,
cristalizando un coágulo y un húmedo suspiro.
Pero siempre hay un alba que lentamente irisa los sollozos
y todo lo que cae de las noches.

Todas son heroínas si perduran
sin renunciar a su arma de desamparada.
Todas son heroínas si persisten
en su rumor gratuito y en su reptar sombrío
con que invocan la altura de los días
y alimentan la noche que crece como un canto
de recogido, de secreto fuego.

Todas son heroínas.
Por eso se ve alzarse una columna de humo,
un haz de orgullos áridos, una humilde palabra
y una guerra satánica y panteones.

Todas son heroínas.
Por eso se ve siempre que el horizonte ondea,
que brillan dulcemente trigales y tejados,
que vencidos los ríos cuadriculan los campos,
que empieza a arrodillarse el mar en ciertas playas,
que la voz es hallada por todos los senderos,
que suceden prodigios y ciertas conmociones,
que parten negros trenes y sencillas palomas,
maldiciones, plegarias y ululantes gemidos.

Todas son heroínas, y por eso
hay las manos transidas de tardes y de puertos
de donde el mástil zarpa, y la húmeda sonrisa.
Hay las manos postradas junto a los puentes rotos,
caídos en la noche como un tallo y un sueño.
Hay las manos curvadas sobre tiernos ladrillos
de lentos sueños rojos y actitud de coral.
Hay las frágiles manos que suspiran y emprenden
una angustiada marcha de arañas indecisas.
Hay las manos opacas, insolubles, fornidas,
con voces de muñecas solitarias muriendo.
Hay las manos que alumbran con un deseo oscuro
de tocar un redoble bajo el agua dormida.
Hay las manos ardiendo de pue sobre el cansancio,
alentando los surcos y acallando el amor.
Hay las tórridas manos celebrando en un yunque
el rito de la espada, la herradura y la voz.
Hay las manos que tienen veinte años y una risa,
las inquietas de un niño moreno por la dicha,
y hay las pálidas manos que llevan a los labios
una carta rosada y un temblor.

Y en su presencia múltiple, vibrando como un árbol:
Las manos y la triste vendimia de las horas.
Las manos y la tierra que estrían los intentos.
Las manos y el deseo que tienen de ser naves.
Las manos y la sombre que proyectan las flores.
Las manos y el delirio de luces que las llaman.
Las manos y las piedras que acarician los niños.
Las manos y los cuerpos ardientes como espigas.
Las manos y la espera que destrozan los dedos.
Las manos y la angustia tendida como un arco.
Las manos y el silencio postrero carcomido.
Las manos y los viajes que no se hicieron nunca.
Las manos y la última moneda que nos queda.
Las manos y los llantos ocultos con un lirio.
Las manos y las manos, su unión y su calor.






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MARIO COBO BARONA [19.988]

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MARIO COBO BARONA

Ambato, Ecuador 10 de septiembre de 1930 - 16 de abril del 2007.
Diputado por Tungurahua, Sub Secretario del Ministerio de Educación, Presidente de la Casa de la Cultura Ecuatoriana, Director de la Casa de Montalvo, Presidente y fundador del Grupo Cultural “ Destino “, Rector del Colegio Rumiñahui, Vicerrector del Colegio Bolívar, Miembro de número de la Academia Ecuatoriana de la Lengua, Miembro correspondiente de la Real Academia Española, Miembro de la Casa de la Cultura Ecuatorian Núcleo de Tungurahua, de la Casa de Montalvo y del Grupo América, del Instituto de Cultura Hispánica, Miembro honorario del Instituto Iberoamericano de Educación y de la Benemérita Sociedad de Escritores de Chile; poeta, dramaturgo, ensayista, escritor y maestro de juventudes.

OBRAS:

Entre sus obras más destacadas tenemos, en poesía “ Las esquinas del agua “, “ Tierra ternura “, ” Los rostros de la tierra “, “ Exodos “, “ Más allá de los tiempos “ etc., en teatro, “ Anversos “, “ Imágenes para un sueño “, “ La prosesión de las cruces “, etc., en ensayo, “ Recados del peregrino “, “ Elegiadas“, “ Censos finitos “, “ Las soledades evasivas “, “ Los oficios puros “, “ Luis A. Martínez, el arte de vivir y morir “etc.



Océano

Es tan cierto que el mar no cree ya en sus peces
que se van en los barcos,
que cuando el pescador le agacha una blasfemia,
resaca del dolor que el mar se traga,
en su puntual idioma de olas
va diciendo que sí: ¡pobres los hombres!

Desertores del agua y sus orígenes
hemos venido a las lejancias penitentes
a tratar de encontrarnos en ninguna parte.
Le compramos a la espuma su inocencia
en su voz de burbujas: libres, lastimosas,
intermitentes, creciendo y fracasando.
Le queremos latir en su bullicio y en sus ecos,
le queremos beber en sus gaviotas,
en sus siempre después, y en su tristeza rota.

No sé si el mar creó al hombre desde el caos,
pero cree en el hombre,
porque su eternidad es regresar. Y se defiende,
y le cuestiona porque está en su adentro.

El mar desde la arena es un ausente
vencido a su costumbre de mareas.
El hombre es en la playa un caminante
tendido a su costumbre de recuerdos.

Pobre del mar: improvisando, emocionando,
contando lo que tiene que hacer.
Pobre del hombre erigido en mar,
por unos cuantos peces y unos sueños,
inventariado entre los arrecifes y las perlas,
siempre ensayando en sus pequeñas vidas,
los osarios sin fondo y sin juicio final.

Pobre del hombre saliendo del mar,
hombre diario y angosto, sin rostro y sin nombre,
perseguido de un perro y su lenta tristeza
y ese fiel animal de la melancolía.
Pobre del hombre fiel a su olfato húmedo, pensando:
cuánto de sal tirita sobre su propia sombra.





MERCADO

Alba roja, grito y poncho,
espalda en derrrumbe, carga:
milenios sacramentales
ayayay de las dulzainas,
cuchillos de sol quebrando
llamaradas miscelàneas, 
huesos de soniddos, imanes
iracundos de las arpas, 
brazos, zanahorias, manos
en la luz desidratada;
pregones, mitos, refranes
rebotando entre las càscaras,
rezos, clamores, arpegios,
algarabìa de enaguas,
condenaciones, proverbios,
superticiones, malvadas.





Más allá de los tiempos

Ahora que con palabras
haces el sol en la arena,
ahora que con el agua
vas al mar de la ideas:
yo sé que tu luz empieza
a ser mágica y eterna,
yo sé que tu luz madruga
en los reinos de las églogas
y va crecida de alondras
 a orbitar rutas angélicas, 
yo sé que tu vida nueva
 iluminará las nómadas
 caligrafías de la era,
se trepará por los vientos
 a recobrar las estrellas.

1981







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BLISS CARMAN [19.989]

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Bliss Carman

Poeta canadiense, nacido en Fredericton (Nuevo Brunswick) en 1861 y fallecido en New Canaan (Connecticut [U.S.A.]) en 1929. Escritor en lengua inglesa, pasó la mayor parte de su vida en los Estados Unidos de América, donde pronto se integró en los grupos de autores bohemios que protagonizaron el panorama literario americano de finales del siglo XIX y comienzos de la siguiente centuria.

Impulsado desde su temprana juventud por una acusada vocación humanística y una firme inclinación hacia la creación literaria, cursó estudios superiores de Letras en la Universidad de Nuevo Brunswick, y al término de esta carrera decidió cruzar el Atlántico y visitar Europa para ampliar estudios y horizontes mentales. Tras frecuentar las aulas de la Universidad de Edimburgo, regresó a América y se matriculó en la Universidad de Harvard en 1885; a partir de entonces, residió de forma permanente en los Estados Unidos, aunque realizó numerosas visitas a su país natal.

En su condición de poeta, Bliss Carman es recordado actualmente por los tres poemarios que escribió en colaboración con Richard Hovey, que constituyen uno de los más firmes intentos de consolidar, dentro de la línea culta de la poesía canadiense, los temas y motivos de la tradición popular. Se trata de Songs from Vagabondia (Canciones de Vagabondia, 1894), More songs from Vagabondia (Más canciones de Vagabondia, 1896) y Last songs from Vagabondia (Últimas canciones de Vagabondia, 1901), obras en las que Carman y Hovey dejaron bien patente su amor a la patria. Además de estos poemarios, el prolífico escritor de Fredericton compuso otros muchos poemas que fue agrupando en unos veinte volúmenes, entre los que destacan algunos títulos como Low Tide on Grand Pré (1893), Ballads of Lost Haven (1896) y Wild Garden (1929). En todas estas obras llama la atención la fascinación que sentía Bliss Carman por el paisaje de su país y, de forma muy señalada, por la belleza de sus bosques y sus mares.

Dentro de la historia de las Letras de su Canadá natal, Bliss Carman está considerado como una de las voces más significativas del período político conocido como Dominio de Canadá, que a partir de 1867 reunió en una sola nación a las diferentes unidades geográficas canadienses (Nova Scotia, New Brunswick, Quebec y Ontario), dando lugar con ello al nacimiento del Canadá actual. En esta peculiar coyuntura histórica, tanto Bliss Carman como otros poetas de su generación (entre los que cabe recordar a Charles George Douglas Roberts, Archibald Lampman y Duncan Campbell Scott) cultivaron con profusión un patriotismo exaltado muy acorde con el espíritu de optimismo que celebraba la reciente unidad nacional. Al hilo de esta exaltación patriótica, estos poetas del Dominio resaltaron en sus composiciones la belleza del paisaje natural de la su nueva nación y se hicieron eco de los mitos y las leyendas de las tribus indígenas que poblaban aquel territorio desde tiempos remotos, buscando así la afirmación de unas raíces culturales comunes dentro de un mismo entorno paisajístico. Como rasgo distintivo de esta generación respecto a los autores anteriores, se observa también en sus poemas un tono naturalista cuyo realismo se acerca a las corrientes literarias que estaban en boga en la Europa de finales del siglo XIX, al tiempo que rechaza de plano esa tendencia sentimental a la melancolía que dominaba la producción lírica de los poetas de dicha generación anterior, mucho más influidos por el espíritu romántico.


De "Sappho", 2

XXXV

Cuando la gran malva rosa
florece en la marisma,
llena de verano lento
y horas suaves,

en ese momento escucho los llamados
de un amante no mortal
jamás resistido,
extraño y lejano.

En las laderas azul-pálido
tocando música maravillosa
Pan hace su trabajo de amor
en el cañaveral

Puedo adivinar el corazón dejando de latir
caída y respiro y secuencia,
lleno de dolor por Siringa
mucho tiempo atrás.

Sappho, One Hundred Lyrics, The Florence Press by Chatto and Windus, 1910. Versión de Marina Kohon
Nota del Administrador: El libro de Carman consiste en reconstrucciones libres de los fragmentos de Safo de Mitilene (VII-VI a.C)




XXXV

When the great pink mallow
blossoms in the marshland,
full of lazy summer
and soft hours,

Then I hear the summons
not a mortal lover
ever yet resisted,
strange and far

In the faint blue foothills,
making magic music,
Pan is at his love-work
on the reeds.

I can guess the heart-stop
fall and lull and sequence,
full of grief for Syrinx
Long ago.

http://campodemaniobras.blogspot.com.es/



A Vagabond Song

There is something in the autumn that is native to my blood -- 
Touch of manner, hint of mood; 
And my heart is like a rhyme, 
With the yellow and the purple and the crimson keeping time. 

The scarlet of the maples can shake me like a cry 
Of bugles going by. 
And my lonely spirit thrills 
To see the frosty asters like a smoke upon the hills. 

There is something in October sets the gypsy blood astir; 
We must rise and follow her, 
When from every hill of flame 
She calls and calls each vagabond by name. 





A Song Before Sailing 

Wind of the dead men's feet,
Blow down the empty street
Of this old city by the sea
With news for me!
Blow me beyond the grime
And pestilence of time!
I am too sick at heart to war
With failure any more.
Thy chill is in my bones;
The moonlight on the stones
Is pale, and palpable, and cold;
I am as one grown old.

I call from room to room
Through the deserted gloom;
The echoes are all words I know,
Lost in some long ago.

I prowl from door to door,
And find no comrade more.
The wolfish fear that children feel
Is snuffing at my heel.

I hear the hollow sound
Of a great ship coming round,
The thunder of tackle and the tread
Of sailors overhead.

That stormy-blown hulloo
Has orders for me, too.
I see thee, hand at mouth, and hark,
My captain of the dark.

O wind of the great East,
By whom we are released
From this strange dusty port to sail
Beyond our fellows' hail,

Under the stars that keep
The entry of the deep,
Thy somber voice brings up the sea's
Forgotten melodies;

And I have no more need
Of bread, or wine, or creed,
Bound for the colonies of time
Beyond the farthest prime.

Wind of the dead men's feet,
Blow through the empty street;
The last adventurer am I,
Then, world, goodby! 




A Winter Piece 

OVER the rim of a lacquered bowl,
Where a cold blue water-color stands
I see the wintry breakers roll
And heave their froth up the freezing sands.
Here in immunity safe and dull,
Soul treads her circuit of trivial things.
There soul's brother, a shining gull,
Dares the rough weather on dauntless wings. 




At Sunrise 

NOW the stars have faded
In the purple chill,
Lo, the sun is kindling
On the eastern hill.
Tree by tree the forest
Takes the golden tinge,
As the shafts of glory
Pierce the summit's fringe.
Rock by rock the ledges
Take the rosy sheen,
As the tide of splendor
Floods the dark ravine.
Like a shining angel
At my cabin door,
Shod with hope and silence,
Day is come once more.
Then, as if in sorrow
That you are not here,
All his magic beauties
Gray and disappear. 




An April Morning 

ONCE more in misted April
The world is growing green.
Along the winding river
The plumey willows lean.
Beyond the sweeping meadows
The looming mountains rise,
Like battlements of dreamland
Against the brooding skies.
In every wooded valley
The buds are breaking through,
As though the heart of all things
No languor ever knew.
The golden-wings and bluebirds
Call to their heavenly choirs.
The pines are blued and drifted
With smoke of brushwood fires.
And in my sister's garden
Where little breezes run,
The golden daffodillies
Are blowing in the sun. 




A Sea Child 

The lover of child Marjory
Had one white hour of life brim full; 
Now the old nurse, the rocking sea, 
Hath him to lull.
The daughter of child Marjory
Hath in her veins, to beat and run, 
The glad indomitable sea, 
The strong white sun. 




A Creature Catechism 


I

Soul, what art thou in the tribes of the sea?

LORD, said a flying fish, 
Below the foundations of storm 
We feel the primal wish 
Of the earth take form. 

Through the dim green water-fire 
We see the red sun loom, 
And the quake of a new desire 
Takes hold on us down in the gloom. 

No more can the filmy drift 
Nor draughty currents buoy 
Our whim to its bent, nor lift 
Our heart to the height of its joy. 

When sheering down to the Line 
Come polar tides from the North, 
Thy silver folk of the brine 
Must glimmer and forth. 

Down in the crumbling mill 
Grinding eternally, 
We are the type of thy will 
To the tribes of the sea. 


II

Soul, what art thou in the tribes of the air

Lord, said a butterfly, 
Out of a creeping thing, 
For days in the dust put by, 
The spread of a wing 

Emerges with pulvil of gold 
On a tissue of green and blue, 
And there is thy purpose of old 
Unspoiled and fashioned anew. 

Ephemera, ravellings of sky 
And shreds of the Northern light, 
We age in a heart-beat and die 
Under the eaves of night. 

What if the small breath quail, 
Or cease at a touch of the frost? 
Not a tremor of joy shall fail, 
Nor a pulse be lost. 

This fluttering life, never still, 
Survives to oblivion’s despair. 
We are the type of thy will 
To the tribes of the air. 


III

Soul, what art thou in the tribes of the field?

Lord, said a maple seed, 
Though well we are wrapped and bound, 
We are the first to give heed, 
When thy bugles give sound. 

We banner thy House of the Hills 
With green and vermilion and gold, 
When the floor of April thrills 
With the myriad stir of the mould, 

And her hosts for migration prepare. 
We too have the veined twin-wings, 
Vans for the journey of air. 
With the urge of a thousand springs 

Pent for a germ in our side, 
We perish of joy, being dumb, 
That our race may be and abide 
For aeons to come. 

When rivulet answers to rill 
In snow-blue valleys unsealed, 
We are the type of thy will 
To the tribes of the field. 


IV

Soul, what art thou in the tribes of the ground?

Lord, when the time is ripe, 
Said a frog through the quiet rain, 
We take up the silver pipe 
For the pageant again. 

When the melting wind of the South 
Is over meadow and pond, 
We draw the breath of thy mouth, 
Reviving the ancient bond. 

Then must we fife and declare 
The unquenchable joy of earth,— 
Testify hearts still dare, 
Signalize beauty’s worth. 

Then must we rouse and blow 
On the magic reed once more, 
Till the glad earth-children know 
Not a thing to deplore. 

When rises the marshy trill 
To the soft spring night’s profound, 
We are the type of thy will 
To the tribes of the ground. 


V

Soul, what art thou in the tribes of the earth?

Lord, said an artist born, 
We leave the city behind 
For the hills of open morn, 
For fear of our kind. 

Our brother they nailed to a tree 
For sedition; they bully and curse 
All those whom love makes free. 
Yet the very winds disperse 

Rapture of birds and brooks, 
Colours of sea and cloud,— 
Beauty not learned of books, 
Truth that is never loud. 

We model our joy into clay, 
Or help it with line and hue, 
Or hark for its breath in stray 
Wild chords and new. 

For to-morrow can only fulfil 
Dreams which to-day have birth; 
We are the type of thy will 
To the tribes of the earth. 





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VYTAUTAS STANKUS [19.990]

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VYTAUTAS STANKUS

Vytautas Stankus. Nació en 1984, en Lituania. En 2009 terminó los estudios de filología inglesa en la Universidad de Pedagogía de Vilnius. Ha publicado tres libros de poesía: Vaikščiojimas kita ledo puse (Andar por el otro lado del hielo) en 2009, Iš veidrodžio, už (Desde el espejo, detrás) en 2014 y Skruzdžių skandinimas (El hundimiento de las hormigas) en 2016. Ha intentado nadar un par de veces, pero sin mucho éxito. Ahora ya no lo intenta. Cree que los tomates son un gran regalo para la humanidad. 


Las traducciones corren a cargo de Dovile Kuzminskaite y María Sebastià-Sáez

http://circulodepoesia.com/2017/03/poesia-lituana-vytautas-stankus/



Esparta

cada vez que sobre las tres de la noche
estábamos por la calle vilniaus,
llovía, ellos se reunían, empezaban a empujarse,

se rompían las ventanas, se rompían los cuerpos,
se disolvían las aceras, y por las aceras – sangre,
por el lado nuestro zumbaban piedras

venía la policía, pero no se metían,
la ambulancia recogía a los heridos,
los vendaba, cosía los miembros,

los que todavía servían para la lucha volvían…
nosotros estábamos en esta picadora,
ella se apretaba más cerca

y hablábamos: sobre los peces pequeños,
sobre el hilo del humo que sube del cigarrillo,
sobre el zorro en la nieve, sobre los trenes

sobre poder predecir el tiempo,
de su traqueteo, de que se puede
balancearse en la barca, despertarse en la misma ciudad

de que se puede tomar el té
de la misma taza, respirar bajo el agua,
pero sobre todo hablábamos

sobre los peces pequeños en el polo norte,
sobre la nieve, nos mirábamos,
sin abrir la boca y amanecía




cuánto quería contártelo todo

el humo de una fábrica antigua se convierte en niebla,
las gatas salvajes se transforman en lobos domados,
las escaleras, que llevan hacia ningún lado – en un estado aparte,
una ciudad independiente, en cuyas ventanas está saliendo el sol

ángel, que viertes la luz en mi copa,
se está terminando el paquete de cigarrillos y no me queda otro,
así que prendemos fuego a las casas y miramos el rostro
abierto de las llamas, entonces bailamos sobre la ceniza caliente,

pisoteamos densamente, la niebla,
todo lo que los ojos ven es una mañana espesa, que se está enfriando,
mi ángel reluciente de la tristeza
con el libro sobre el hombro, cuánto quería

contártelo todo, mientras corren por el cielo
dóciles lobos y se tragan lo oscuro



20 frases con explicaciones

1

– ya es otoño.

Esto significa: hace frío y hará aún más frío; llegó el tiempo para tapar las rendijas de las ventanas, llegó el tiempo para no hablarse, escribir

2

– las puertas de mi casa siempre te están abiertas.

Esto significa: estoy muy solo

3

-una carta para usted.

Esto significa: no importa lo cabrón que seas, alguien se acuerda de ti; a veces pasa eso: otoño

4

-murió Chiortas.

Eso significa: ¿cuándo el entierro? ¿dónde se vela? ¿cuánto ponemos? ¿habrá quien nos lleve?

5

-creo que estaría bien trabajar un poco por la tarde.

Esto significa: no voy a hacer nada en absoluto

6

-creo que he atrapado a una pececita.

Esto significa: la verdad no es que tú la atrapaste, sino que te atrapó, y ni siquiera te das cuenta, quizá solo lo sospechas, cuando su risa llena la habitación con una luz suave y algo en tu interior da un vuelco

7

-y tú leíste: ¨¿los androides soñarán con ovejas eléctricas?¨

Esto significa: la película ni de lejos es la misma

8

-¡vaya, qué arreglado!

Esto significa: sus trapos son increíblemente maravillosos

9

-tal vez mi brújula esté rota.

Esto significa: la dirección nunca cambia, vayas donde vayas – siempre caminas hacia el norte, dicho de otro modo: cada puerta guía hacia otra puerta

10

-mira qué bonito…

Esto significa: no hay nada particularmente bonito, atardece y poco más, pero no hay nada más bello que sus pies descalzos

11

-ponte más cerca.

Esto significa: quiero arrimarme a ti

12

-Tomas está en reanimación.

Esto significa: está conectado, clavado con catéteres, con tubitos en las narices, con tubitos saliéndole de la tripa, esperemos que se recupere, si no, no será la primera vez

13

-le llamaremos.

Esto significa: no llamarán, en general últimamente nadie llama, es aburrido hablar contigo, eres un amigo inútil, un amante mediocre, un tronco borde, estás casi muerto

14

-….

Esto significa: quería abrazarte, pero no encuentro palabras

15

-es para ti.

Esto significa: una rosa a veces es una rosa y no hay ninguna metáfora

16

-no encuentro mi sitio.

Esto significa: a) resaca b) corazón c) su risa llenó el cuarto d) otro



17

-esta vez todo va a ser distinto.

Esto significa: esta vez todo va a ser igual

18

-estuvimos en Antakalnis.

Esto significa: visitamos a Tomas, le llevamos flores, callamos un rato

19

-no hay nada más bonito…

Esto significa: no hay nada

20

-hacía, hacía una ratita papilla.

Esto significa: duerme tranquilamente, te guardo

21

-ya es otoño.

Esto significa: el invierno está llegando




Vytautas Stankus (b. 8 of November, 1984), poet and translator, lives in Vilnius. Vytautas has studied English Philology at the Lithuanian Pedagogical University. He began publishing poems in the literary press in 2007. His first poetry collection, "Walking on the Other Side of Ice" ("Vaikščiojimas kita ledo puse"), 2009 won the Zigmas Gaidamavičius-Gėlė Prize for the best poetry debut. Literature critics suggest Vytautas as one of the most emenrgent Lithuanian poets. His second poetry book "Iš veidrodžio, už" (From the Mirror, Behind) was published in 2014. The book is chosen by competent Commission to Five best poetry books of 2014 in Book of the Year Campaign. In February 2015 Vytautas' book "From the Mirror, Behind" became a poetry book of the year 2014 in Lithuania.




BEFORE SAYING GOODBYE

                        7/25/2008

1.

mice are gnawing their way inside
which means that summer is ending
and rain presses its fingers over the holes

the burrow shines in the night
but no one stops by
even when it rains

earlier, there used to be snow
but even that doesn't dare

only mice gnawing into the moon
constantly scratching away:

— mama, what is that glow over there?
— child, it will be hard for you to understand:
it isn't really there, like us.

there is only the gnawing



2.

i would like for us waking
to sigh to each other quietly
and sigh quietly while it rains
and dally in bed while the rain
washes the burnt-out city
leaving only the longing

as the walls cuddle up close above us



3.

often i remember how we
drank coffee under the bridge
you would hold the glow between your fingers

as the river bent its back —
breaking



4.

when we hid in the church i saw
a swan fly over your head
— what was that, what...?
— nothing, nothing at all
already in this long dying, it's as beautiful as it gets

translated by Rimas Užgiris



PRIEŠ ATSISVEIKINANT

                        2008 07 25

1

pelės graužias į vidų
vadinasi baigiasi vasara
lietaus pirštai užspaudžia skyles

naktimis ola šviečia
tik niekas neužsuka,
net kai lyja

anksčiau, tiesa, būdavo sniego
bet ir tas nebedrįsta

tik mėnulio vidun besigraužiančios pelės
vis krebžda:

– mama, kas ten per žiburiukas?
– vaikeli, sunku bus suprasti:
jo iš tikro nėra, kaip ir mūsų.

yra tik graužatis



2

aš norėčiau kad mudu nubudę
viens į kitą alsuotume tyliai
alsuotume tyliai kol lyja
tingėtume keltis kol lietūs
nuplauna sudegusį miestą

tik ilgesį miesto palieka

kai virš mūsų susiglaudžia sienos



3

dažnai prisimenu mudu
geriančius kavą po tiltu
tu laikai žiburiuką tarp pirštų

upė išlenkia stuburą –
lūžta



4

kai slėpėmės bažnyčioje mačiau
tau virš galvos praskrido gulbė
– kas buvo, kas?
– ne, nieko
jau šiam mirime nebus gražiau

© Vytautas Stankus, Iš veidrodžio, už (LRS leidykla, 2014)
Poems



IT'S SNOWING

only sleep just sleep
the little death
when it's such a september —
i don't see, but i hear
that the snow is getting closer and closer

sutures through the night,
through my dream, a dog is shepherded
away from me, from me
to where the lights
and life are more —

the lord is shelling acorns through the window
and we think it's snowing
and we dance, and dance, and laugh
and forget that we died
and are raising children,
raising poppies in the fog,
the humidity leaves us wrinkle-free

still, something is lacking
that can't yet be named, snow

not even cold, it's just a big dog

taking a bite out of tranquility

translated by Rimas Užgiris




SNINGA

tik miegas tik miegas
mažoji mirtis
kada šitoks rugsėjis – –
nematau, bet girdžiu
kaip po truputį artinas sniegas

siūlės per naktį,
per sapną, genamą šuns
nuo manęs, nuo manęs
ten kur šviesos
ir gyvybės daugiau –

viešpats gliaudo už lango giles   
o mes manom, kad sninga,
ir šokam, ir šokam, ir juokiamės
ir pamirštam, kad mirę,
ir auginam vaikus,
ir auginam aguonas rūke,
po to nuo drėgmės trūksta raukšlės

ir dar kažko trūksta
dabar neįvardinsi, sniegas

nešalta, tik didelis šuo
atsikandęs ramybės

© Vytautas Stankus, Iš veidrodžio, už (LRS leidykla, 2014)
Poems



SPARTA

Every night. about three, somewhere
on Vilnius Street we would stand in the rain
and they would gather, start pushing,

windows and bodies would break,
blood would mix with asphalt, sidewalks,
stones flew by our heads as

the police arrived and stood aside,
an ambulance would gather the fallen,
dress wounds, sew up loose ends,

those fit for battle always came back...
we would stand in this meat-grinder —
she would press closer
and we would talk about little fishes,
about the threads of smoke rising from our cigarettes,
about the fox in the snow, about trains

and how you can predict the weather
by their clamor, how you can rock
in a boat, wake up in the same city,

about how you can drink tea
from a single cup, breathe underwater,
but mostly we would talk

about those little fish at the north pole,
and about snow; we would look at each other,
our mouths shut tight, and the sun would rise

translated by Rimas Užgiris



SPÁRTA

kaskart apie trečią nakties mes
stovėdavom kažkur vilniaus gatvėje,
lydavo, jie rinkdavosi, imdavo stumdytis

duždavo langai, duždavo kūnai,
lydės asfaltas, ir kraujas – šaligatviu,
pro mus lėkdavo akmenys

atvažiuodavo policija, bet nesikišdavo,
greitoji rankiojo kritusius,
tvarstydavo, siūdavo galūnes

tinkami kovai kaskart sugrįždavo...
mes stovėdavom šioj mėsmalėj, –
ji prisispausdavo arčiau

ir kalbėdavom: apie mažytes žuvis,
apie dūmų siūlą kylantį nuo cigaretės,
apie lapę sniege, apie traukinius

apie tai, kad galima orą atspėti
pagal jų dundesį, galima
valtyje suptis, tam pačiam mieste nubusti

apie tai, kad galima gerti arbatą
iš vieno puodelio, kvėpuoti po vandeniu,
bet labiausiai kalbėdavom

apie mažytes žuvis šiaurės poliuje,
apie sniegą; žiūrėdavom vienas į kitą,
nepraverdavom burnos, ir išaušdavo

© Vytautas Stankus, Iš veidrodžio, už (LRS leidykla, 2014)
Poems




LEAP YEARS

                        April is the cruellest month.

                                                                    T.S. Eliot

1.

there is a time for gathering stones
and a time for throwing them, and
a time for doing neither one thing nor the other

2.
(october second)

3.
there is time for sleep, strange dreams,
for example: a woman in a field of rye
gives birth to crows, they caw

4.
or: a man without a face climbs
a hill and sings something
from Carmina Burana

5.
or: a girl with her hair full of buzzing bees

6.
there is a time for waking

7.
(november seventh, nineteen eighty-four)

8.
there is a time for waking, to listen to
how she breathes, to hardly move,
barely breathing oneself, afraid of waking her

9.
there is a time for looking into her eyes and smiling

10.
there is a time in winter and in summer,
a time to change the time

11.
there is a time to travel

12.
(december, at which time there was no snow)

13.
there is a time for trains, for in-between
stations where it’s cold to sleep,
and public toilets where you brush your teeth
in the morning but can’t recognize
the person looking back from the mirror

14.
the blades of railroad tracks shine,
the world flies past and you think:
so where am I going? what waits
for me there?

15.
and to tell the truth, no one
waits for you whence you came

16.
and everything blends – the spoon’s
ting in the teacup coincides with
the trundle of the tracks, with
your heart’s gentle knocking, your
neighbor’s snoring takes on rhythm, melody

17.
and you find yourself whistling a fragment
of a song from a film you saw as a child

18.
what is it about?

19.
(january nineteenth, snow fell)

20.
as if about friendship, as if about love

21.
maybe it’s not time to talk about that

22.
maybe

23.
although something there was very
familiar, recognizable, there was
nothing of mine

24.
what is that film about? I seem to remember the sea;
the sea is also in my dreams, or more specifically –
lots of water, I guess, because
every morning I wake up sopping wet

25.
every morning is a time for waking

26.
(from february twenty-sixth to twenty-ninth)

27.
and here is a city with a harbor,
boats with white sails, women
with white dresses, scented hair

28.
and here the water washes my feet, and
the vault of the sky and the vault of the water
are one and the same, and no more
top or bottom remains

29.
I would like to stay, but

30.
how did I get here? where do I go next?

31.
(we ask those who where born in march to leave)

32.
I woke up: she asked:
did you hear what I was saying to you?
I told her that I had heard, even though
I had no idea, and she smiled
(she will leave me in april)

33.
the walls here are very thin, you
can hear how water drips in the kitchen,
how they complain next door, how
the tape deck tangles the tape, rips it

34.
“don’t hang your nose, gardes-marine,
whether life is silly or sweet...”
how does the rest of it go?

35.
the unity of sail and heart... no, not like that

36.
(fifteenth week, monday)

37.
there are heart lines, flutters, murmurs,
a raven thrashes through heart valves

38.
where is he from? how did he get there?

39.
from the beginning of may I had to spend
about a month in the hospital, they took
x-rays and scanned me, I swallowed pills,
slept a lot, read even more, the world
continued outside my window

40.
in other words:
same shit, different day

41.
there is a time to ask, how is life,
how are you doing, what is new, how is
your family, how are the children, have
you heard the new tom waits album

42.
october second we carried
our friend’s father to his grave,
the handles were slippery,
the weight, the understanding
that it was not him in that box
but a husk of being

43.
water rises to the sky, flows
in the veins of clouds

44.
thinking is unnecessary –
you roll the dice and
either they fall for you or they fall for you

45.
at four past five, there were three of us
at the station by the eighth wagon,
smoking while waiting for the fourth
who never showed up

46.
and everything goes according to plan,
a girl on the next bench over
takes off her shoes, we watch
the flowing river and nothing
goes according to plan

47.
there is a time for reading

48.
(from may fourth to april seventh)

49.
and if for three days you haven’t read
a single book – your words
will swim on the surface

50.
and if you turn your face to the sun –
your shadow will remain behind you

51.
and if you get seasick –
it suffices to sit under a tree
and it goes away

52.
and if you look for a while at the fire –
your dreams will pale

53.
and if she asks,
tell her your dreams, which you don’t remember

54.
how should you answer her?

55.
and if she asks:
what does your pillow smell like?

56.
what will you answer then?

56.
and if...

58.
(july twelfth, seven after five)

59.
the world flies, and I run in place,
always remaining in place, trying
not to move, not to wake her up

60.
water rises to the sky, filling
the muscles of clouds

61.
and the scent, the scent before the storm,
the wind within the trees, the windows
shiver with tension, flowers huddle,
soon, soon, soon it begins

62.
(from august sixth until...)

63.
and lightning burned out her retina
and lightning burned out her retina

64.
_ _ _ _ _ _ _ _ _

65.
april

66.
it’s very important not to move

translated by Rimas Užgiris


KELIAMIEJI META

                        Balandis – žiauriausias mėnuo
                                                                    T. S. Eliot


1
yra metas akmenis rankioti
ir metas juos mėtyti, ir
metas yra nedaryti nei vieno, nei kito

2
(spalio antroji)

3
yra metas miegui, keistiems sapnams,
pavyzdžiui: moteris rugių lauke
gimdo varnas, jos krykščia

4
arba: vyras be veido kopia
į kalvą ir gieda kažką
iš Carmina Burana

5
arba: mergina, plaukai pilni dūzgiančių bičių

6
yra metas nubusti

7
(lapkričio septintoji, aštuoniasdešimt ketvirtieji)

8
yra metas nubusti, klausytis,
kaip ji kvėpuoja, beveik nejudėt
pačiam vos kvėpuojant, bijoti pažadint

9
yra metas žiūrėti jai į akis ir šypsotis

10
yra metas žiemos beigi vasaros,
metas persukti laiką

11
yra metas keliauti

12
(gruodis, tąmet sniego nebuvo)

13
metas yra traukiniams, tarpinėms
stotelėms, kur šalta nakvoti,
viešiesiems tualetams, kur valaisi
dantis rytais ir negali atpažinti
žmogaus, kuris žiūri iš veidrodžio

14
bėgių ašmenys spindi,
skrieja pasaulis pro šalį ir galvoji:
o kur aš važiuoju? o kas
ten manęs laukia?

15
nors ten, iš kur važiuoji, irgi, tiesą pasakius,
nieks ypatingai nelaukia

16
ir viskas susilieja – šaukštelio
skimbčiojimas arbatoj sutampa
su dundesiu bėgių, su dusliu
širdies beldimu, kaimyno
knarkimas įgauna ritmą, melodiką

17
ir pagauni save švilpčiojant fragmentą
dainos iš matyto vaikystėje filmo

18
apie ką jis?

19
(sausio devynioliktąją iškrito sniegas)

20
lyg apie draugystę, lyg apie meilę

21
galbūt dar ne metas apie tai kalbėti

22
galbūt

23
nors ten būta kažko labai
pažįstamo, atpažįstamo, mano
nebuvo nieko

24
apie ką tas filmas? lyg atsimenu jūrą;
mano sapnuose irgi jūra, tiksliau –
daug vandens. taip spėju, nes
kasryt nubundu kiaurai šlapias

25
kasryt yra metas nubusti

26
(nuo vasario dvidešimt šeštosios iki dvidešimt devintosios)

27
ir štai miestas turintis uostą,
laivai baltom burėm, moterys
sukniom baltom, kvepiančiais plaukais

28
ir štai vanduo skalauja man kojas, ir
skliautas dangaus, ir skliautas vandens
yra vienas ir tas pats, ir nebelieka
viršaus nei apačios

29
pasilikti norėčiau, bet

30
kaip aš čia patekau? kur toliau?

31
(kovo mėnesį gimusius prašom išeiti)

32
nubudau: ji paklausė:
argirdėjai, ką tau kalbėjau?
atsakiau, kad girdėjau, nors
net neįtariau, ji šypsojos
(balandį ji mane paliks)

33
čia labai plonos sienos, viskas
girdisi: kaip laša virtuvėj vanduo,
kaip gretimam kambary dejuojama,
magnetofonas ima velti juostelę, nutraukia

34
„nenukabinkime nosies, gardemarinai,
ar būtų gyvenimas kvailas, ar būtų puikus...“
kaip ten toliau?

35
vienybė burės ir širdies... ne, ne taip

36
(penkiolikta savaitė, pirmadienis)

37
yra širdies linijos, permušimai, ūžesiai,
širdies vamzdžiuose blaškosi juodvarnis

38
iš kur jis ten? kaip pateko?

39
nuo gegužės maždaug mėnesį
teko praleisti ligoninėj, švietė
mane ir skanavo, rijau tabletes,
daug miegojau, skaičiau dar daugiau.
pasaulis už lango tęsėsi

40
kitaip sakant: vyko
tas pats per tą patį

41
yra metas klausti, kaip gyvas arba
kuo gyva, kas gi naujo, kaip laikos
šeima, kaip vaikai, ar jau girdėjai
naują t. waitso albumą

42
spalio antrąją nešėm
draugo tėvą į kapines,
karsto rankenos slidžios ir
svoris, ir supratimas,
kad šioj dėžutėje jo nėra,
tik lukštas buvimo

43
vanduo kyla į dangų, srūva
debesų kraujagyslėm

44
nieko nereikia galvoti –
rideni kauliukus ir
arba iškris, arba iškris

45
po keturių penkios, stotyje
prie aštunto vagono buvom
trise, rūkydami laukėm ketvirto,
kuris taip ir nepasirodė

46
ir viskas klostosi pagal planą,
mergina prie gretimo suolo
nusiauna batus, žiūrim
į tekančią upę ir nieks
pagal planą nevyksta

47
yra metas skaityti

48
(nuo gegužės ketvirtosios iki birželio aštuntosios)

49
o jeigu tris dienas neskaitei
jokios knygos – tavo žodžiai
plauks paviršiumi

50
o jeigu veidą atsuksi į saulę –
šešėlis pasiliks tau už nugaros

51
o jeigu sergi jūros liga –
užtenka prisėst po medžiu
ir praeis

52
o jeigu ilgai žiūrėsi į ugnį –
tavo sapnai nubals

53
o jeigu ji paprašys:
papasakok savo sapnus, kurių neprisimeni

54
ką jai atsakysi?

55
o jeigu paklaus:
kuo kvepia tavo pagalvė?

56
ką atsakysi tada?

57
o jeigu...

58
(liepos tryliktoji, po penkių aštuonios)

59
skrieja pasaulis, o aš lieku vietoj,
visuomet lieku vietoj, stengiuos
beveik nejudėti, kad jos nepažadinčiau

60
kyla į dangų vanduo, užpildo
debesų raumenis

61
ir kvapas, tas kvapas prieš audrą,
ir vėjas medžiuose, iš įtampos
virpa langai, gėlės susigūžia,
tuoj, tuoj, tuoj prasidės

62
(nuo rugpjūčio šeštosios iki... )

63
ir žaibas nutvilko tinklainę
ir žaibas nutvilko tinklainę

64
– – – – – – – – –

65
balandis

66
labai svarbu nejudėti

© Vytautas Stankus, Iš veidrodžio, už (LRS leidykla, 2014)
Poems


-

EMILIA PEQUEÑO ROESSLER [19.991]

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EMILIA PEQUEÑO ROESSLER

Emilia Pequeño Roessler (Santiago, Chile  1997). Estudiante de Licenciatura en Lengua y Literatura Hispánicas de la Universidad de Chile. Ha participado en talleres de poesía con Héctor Hernández Montecinos, Javier Bello y Raúl Zurita. Forma parte del colectivo de poesía Taller Juan Gabriel. Actualmente trabaja en sus proyectos La Tumba Serás y La ronda del hambre. Este último obtiene en 2016 la Beca de Creación del Fondo del Libro del Consejo Nacional de la Cultura y las Artes.


La tumba serás (fragmentos)

como quien recompone un himen roto
no tuvimos más opciones que armar una canción
juntando retazos de aspiraciones desgastadas
la acumulación de los días que resaltó la historia
agarrándonos de los escombros
hurgando entre la basura
como un simulacro de intimidad
en el silencio que imponen las luces de una micro en la madrugada
su andar sobre el asfalto roto
cada ventanilla como habitáculo
las palabras que leíamos, residuos en los rayados de los paraderos
como las inscripciones de las tumbas de los héroes
como la letra del himno nacional
nuestros nombres:
la marca de un plumón que se irá borrando por el uso de los asientos



*


en los supermercados
las cajas de mercadería se apilan infinitamente
y de niños creemos que son las casas de las cosas que comemos



Animita

mi país es una esquina en que se orillan los cacharros que ha botado el mar
todos estos años de patria rota, cortopunzante
bultos acarreados por equecos afónicos
apilados a lo largo de las abolladuras del mapa
paquetes de supermercado desescamando sus muñecas como grilletes
invasión de trastos plásticos con olor azumagado en las alacenas de las casas
bolsas de basura reventadas en los bordes de las veredas
las huellas del trajín de los descalzos sin nombre
escarbando cartones entre las sobras de las trasnacionales
como perros olfateando los huesos de un pollo desollado
la esperanza de ganarse cuatro paredes, una puerta y ventanas
mi país es un bordado torcido sobre arpillera sucia
montado en los hombros de toros atrofiados sin raza
campo de flores machacadas que se oxidan
silentes como las palomas que se bañan en el agua contaminada de los ríos
amarga e inhabitable, ácida de cenizas volcánicas
derrotero de los mártires que llevan a sus santos a cuestas
se le aferran aún con las uñas unos pocos
los que no encontraron la reja para salir
sus caras molidas por el cansancio
creen en la inercia como modo de resistencia
estigma de una inmolación involuntaria
mi país es una costra alargada que chapotea en nuestra sangre
y duele
el caminar a pie descalzo por las calles astilladas de faroles quebrados
ampollarse los ojos ante el fuego de las barricadas
atropellarse la lengua para no hablar más de la pena
la melodía perdida de los organilleros que amaestran loros
pasean por los barrios y nos anestesian de nostalgia
como cuando los chamanes de guitarras despintadas
cantan en las micros por nuestras monedas
repiquetean en las fotos granuladas de primeras comuniones
los programas que veíamos las tardes de domingo
ese jugo que yo tomaba y ya no existe
las botellas de bebida y los medidores de gas
el matinal a las nueve
las noticias a la una
la teleserie a las cuatro
las noticias a las nueve
el reality a las diez
las noticias a las doce
mi país es un campo de batalla que nunca se usó
ciudades de metro cuadrado amuralladas de cholguán
orilladas por bosques de yuyos secos que amenazan incendiarse
el sonido de la lluvia sobre el zinc como disparos de una ametralladora
tinajas roídas por la humedad descascarándose
gatos tuertos vigilando sobre las tapias
el aserrín hinchado frente a los guardapolvos que espera la flagelación de una escoba
se parapeta en el tiempo como un soldado vencido antes de nacer
cajas de lata repletas de hilos amarillentos juntadas en secreto
mi país es la animita de un accidente brutal
cachivaches en memoria de la mugre bajo las alfombras
siglos enterrados bajo las baldosas enrojecidas de tanto encerar
estampitas de caras borrosas gritando que aquí se mató
una tía, un abuelo, un hermano lloran acurrucados en una fosa común sin conocerse
una bandera agujereada flamea sobre sus cabezas
las lombrices sabrán por ella que están hechos de la misma carne
esa carne aplastada que se adormece al arrodillarnos cada día
para hacer una plegaria a todo lo caído en el intento
y prender velas al monumento del edén que nunca se construyó




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MARCELO NICOLÁS CARRASCO [19.992]

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MARCELO NICOLÁS CARRASCO  

Marcelo Nicolás Carrasco (Santiago, Chile  1999). Poeta y artista visual. Autor de “Catalepsia” (Piélago, 2015). Ha participado de diversas lecturas y actividades entre las que se cuentan el Ciclo Poesía Constituyente y el encuentro Haremos Desaparecer el miedo.



Incisura

No sé, yo sólo quiero sentir tanto como pueda.
Es de todo lo que trata el alma.
Janis Joplin


Había que salir del cuerpo y salirse cómo.
Merodear los orificios  incisuras  grietas  nudos
bajos  hendiduras.
Escaparse.

Evaluar el más afuera  los pliegues  las salidas
y dejar caer esos hilitos rojos  hebras
líneas rojas.
Como sangres por el ojo del lagarto al enemigo.
Al más adentro. Menos fuera.

Retenerse. Saber cuándo.
Separar todas las partes y juntarlas.
Todas juntas  en un orden  en un otro
en un tercero.
Repartirse.
Repactarse en lo genuino. Desasirse.
Renacerse
en todos los lenguajes y las lenguas. En las alas.
En el habla insecta escapada de su frasco.
En la única experiencia física que huye de la carne




Volverán

Diles que me perdí en el parque, mamá. Que no regreso.
Que de tanto tironear perdiste el brazo y el horror
salía a borbotones de tu hombro.

Me morí.

Si preguntan -que lo dudo- diles que era un laberinto
de animales de concreto: Una jirafa

Un cocodrilo

Un elefante.

Eran sombras. Más oscuras que la vida. En un rincón.
Eran como almas de animales de concreto.
Como infancias rotas  de concreto  rotas.
Como rotas cláusulas de pactos innombrables.
Como nombres clausurados en el pastizal del parque.

Me llevaron. Di que me llevaron. Que no fue tu culpa.
Hazlo parecer una mentira. Así te creerán
y nos veremos en las noches, madre.
Tú conmigo. Yo contigo. Tu. Mi. Yo. Tú.

A través del enrejado trae lápices  papeles  formas
y colores.
Para que yo salga fuera aunque no salga.

Me quedé jugando diles, con los animales
con los árboles.
Que raíces me salieron en las piernas.
Que luchaste. Que intentaste. No pudiste.
Me quedé jugando diles, con mi cuerpo
con tu llanto.
Dando vueltas en la rueda. Con los niños.

Cuando mis hermanos crezcan les explicas,
se los cuentas.
Diles que a las 7.30 – al otro día- se abre el parque.
Cuando vayan por sus hijos me hallarán jugando.
Cuando vayan por sus hijos. Volverán.




X

La fuerza de una fuerza.
De qué fuerza.

Preguntarle a los objetos y encontrar preguntas
que preguntan otras cosas.
A otras cosas.
Otras tantas.

Este lugar ha sido construido por el hombre.
Este lugar no ha sido construido para el hombre.

Estas cosas no son estas cosas.
qué preguntas  qué encontrar  qué fuerzas

El paisaje es una imitación de lo que quiso ser.
Su réplica.
No es la proyección en el principio.
En qué principio. De cuál ciencia.
El paisaje es lo que quisieron que no fuera.





La máquina de hacer pájaros

Podrán inventar la máquina para hacer pájaros.
Podrán salir y acabar con todos los pájaros del mundo
de una vez por todas.
Podrá desaparecer también el hombre de la tierra.

Pero no conseguirán exterminar el origami.




Poemas extraídos de "Catalepsia".

                                        
A mi paloma negra
                                            
Vuela en aquel lecho insomne,                                                  
paloma, paloma negra,                                           
confundida a menudo con los cuervos,                                                 
porque a decir de la gente,                                            
el plumaje expresa todo.                                    
Aterriza en los astros periféricos,                             
envidias del sol desacralizado.                                 
Reposa en los páramos de sangre,                                   
como una ceniza errática,                                  
como un vestigio del fuego                              
dormido bajo la carne.
                     
Que nadie perturbe tu ascenso.      
El cielo pétreo e inexorable,  
se ha arrepentido de caer sobre nosotros.
       
Vuela sobre tu lecho insomne,             
paloma, paloma negra.                  
Los corazones escarchados de silencio                                                        
no somos más                
que las manos empuñadas de los muertos.


                                              
                                                            
Canción de viento y pellejo
                                        
Tras el frenético grito                                 
que nos advierte la tormenta,                                                
procedemos a acatar,                                                        
sin miramientos.                                                
Nada más queda, nada más                                              
que izar nuestros vestigios,                                                   
como bandera mártir.
                                  
La soledad nos condena al espejismo,                                       
cuando en realidad no hay nada,                                         
cuando no somos nada,                                         
cuando no seremos de nadie                                           
si no del tiempo.
                                            
Repudio la estancia engañosa                                         
en que pellejo y trinchera                                                 
se enhebraron.
                                                                
Bendita sea el hambre                                                
que nos reduce a un montículo,                                                                
a un surco,                                                 
a un esqueleto impávido                                             
que acaricia la atmósfera.


                                                                        
Encrucijada
                                                       
Estando en la encrucijada,                                            
acercarse a la pared                                                       
es acercarse al puñal.        
                                        
El arma intercambia los roles                                                
con los del pálido sepulcro                                               
que coagula nuestra huida.      
                                              
Cada puñal nos coarta                                                       
el derecho a letanías,                                                             
porque son inútiles,                                                     
porque no salvan a nadie,                                    
porque las paredes no tienen oídos.





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PAMELA CUENCA [19.993]

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PAMELA CUENCA

Pamela Cuenca (Loja, Ecuador, 1996)

Ha publicado en la Revista Suridea de la CCE (Loja, 2013-2014), Revista ComHumanitas de la Universidad de los Hemisferios (Quito, 2014), Revista El Faro (Loja, 2016), Gaceta cultural República Sur (Cuenca, 2017), Blog Anábasis (Perú, 2017). Ha publicado la plaqueta Ensayo de realidad virtual para un gato que despierta (Loja, 2017).

Le tiene miedo a las ventanas y es una paranoica obsesiva en constante decadencia. A veces no se ve a sí misma en el espejo.


Una cajita aterciopelada
Luz que se expande por el prisma
Mil colores que son solo cuatro
Anoche soñé con un conejo
Conejo blanco cola esponjosa
Los conejos son caníbales
Conejo se come a otro conejo
El conejo más gordo es el que gobierna
Este mundo extraño lleno de conejos y sangre
Un conejo bebé al nacer empieza la búsqueda
Busca comerse un conejo más grande
Y así, crecer
El crecimiento se mide por el tamaño de la panza
Panza gigante conejo alfa
No es un sueño es el conejomundo
Mundo conejo
Conemundo
Mundonejo
Miles de conejos caníbales
Conejo bebé ahora es un conejo niño
Su niñez es haberse comido tres conejos
Conejo niño sigue en la búsqueda
Escalar la pirámide de conejos comidos
Sangre expuesta no hay vísceras
Sólo rastros de piel conejuda
El conemundo mundonejo conejomundo
Sigue su cauce
Ríos de cadáveres de conejos
Una cajita aterciopelada abierta
Luz que se expande por el prisma roto
Mil colores que son solo retazos de vidrio
Conejos y conejos invaden la mente de un no conejo
Conejo niño ahora es un conejo joven
La juventud es haberse comido trece conejos
Conejo joven ya no quiere seguir creciendo
Pero el suicidio es inconcebible en el mundonejo
Un conejo joven busca ser comido
Ola gigante de conejos muertos
Cadáveres sin forma llenando cada centímetro
Conejo joven ha conocido una coneja
Ambos sin ganas de seguir siendo caníbales
Se aparean en su búsqueda por parar la matanza
Nace un conejo bebé
Y éste se come a sus padres
Los conejos son despiadados
Aquí lo único que importa es estar gordo
Una cajita aterciopelada abierta
Guarda en su interior el sueño de una niña
La luz se expande por el prisma roto
Mil colores que sólo pueden venir
De un mundo donde habitan
Conejos
Muertos




Miro el abismo que cabe en una alcantarilla destapada.
Un agujero oscuro lleno de trinomios cuadrados perfectos.
-Harta mierda que no sirve para nada-
Salvo para sincerar ciertas posibilidades.

a2 + 2 a b + b2 = (a + b)2

a puede ser igual a muchas cosas
a= vos
Vos= a
Como dije
muchas cosas.

Que me gustó sincerarme por medio de
una webcam.
Que soy una codiciosa
colecciona vestidos.
Que tengo aún en fundas y
con factura incluida
varios de ellos que no pienso usar.

-NO- le dije,
No sé yo tampoco como
NO
Sentir
Me olvidé de esas cosas
Un día que me clavaron una jeringa
Calibre 21
Y me gustó.

//Ahora pretendo ser una mujer responsable
Que se hace chequeos médicos cada mes
Todo sea por los exámenes de laboratorio
¡Alabado sea Cristo!
Que tengo
Seguro
(Hospitalario)//

Miro la luz que cabe por medio de un agujero destapado.
Una alcantarilla oscura llena de trinomios cuadrados imperfectos.
-Harta mierda que no sirve para nada-
Salvo para sincerar ciertas posibilidades

x2 + bx + c 

x  no será ninguna cosa
x≠ vos
vos≠ x
Como dije
ninguna cosa.

Me quedé congelada en un
Estado líquido del tiempo
Buscando jeringas de
Calibre 22
Buscando copos derretidos
Para inyectármelos en las venas.
Hipotermia para el
Corazón/ escarabajo
De una pequeña mujer
Que no pudo ser
Materia. 



Ocho: dividir en dos el final del cable y pelarlo. Nueve: cortar la muñeca izquierda con un cuchillo. Poner los cables pelados y taparlos con esparadrapo. Diez: enchufar a la corriente.

-De la película “Soy un cyborg, pero no pasa nada” (2006)

Embrión, el azar en tu cabeza, pero – ¿Embrión, tienes cabeza?- No me responde el hijo que fecundaste en mi vientre caníbal – ¿Será que mi útero hambriento de ausencias se comió a mi hijo?- No, no me responde la manzana engusanada y los gusanos envenenados tampoco quieren seguir bailando. Observo, como una luciérnaga apagada, las luces de neón con devoción, le rezo a la cruz violácea, le rezo al aire. Me duele el tiritar de los pajarracos, mis venas son alambres de cobre número cinco, mis ojos dos bombillas led; no tengo baterías. Los hombres de blanco se llevaron a mi hijo, se llevaron a mi hijo y en su lugar pusieron en mi vientre un conejo robot. Acaricio mi conejito, lo pongo en mi regazo, está tan frío, está tan frío, su pelaje es extraño parece metal pero yo acaricio a mi conejito. Me ha picado un colibrí. No tengo útero, se llevaron mi conejo, no tengo casa, se llevaron a mi hijo, no tengo ojos –esos, sí me los comí- ¿Dónde está tu hijo? ¿Dónde está tu útero? ¿Dónde está tu conejo robot? No tengo cabeza, soy un embrión. No tengo cabeza, soy un conejo. No tengo cabeza, soy un montón de huesos arrastrados que buscan la cabeza. Caballo negro, no eres mi corcel esta noche, pero llévame.  El retorno a casa es un laberinto de cabellos rojos.


Imágenes y estéreo: 
Diálogo con Pamela Cuenca

Entre sonido (estéreo) e imágenes. Y acerca de gatos. También.
Una captura suya, un borde de plaza, como referente de perspectiva particular, entre curiosa y distante, – dice de una suerte de alma escurridiza. Fue lo primero que vi. De modo que a la hora de leer los textos, fue más o menos claro el sentido.
Una propuesta sin aspavientos. Un camino, además, de aprendizaje. Coincidencias con una visión atrevida, la de Juan José Rodinás, de un modo misterioso, y no tanto.
Pamela Cuenca. Por dos vertientes... En una conversación como entre tejados de ciudades distintas...



Cabría preguntarse si por motivos comunes tanto a escritura como a imagen, yacen tentadoras, ideas, figuraciones o interpretaciones en otro medio, acaso sin código fijo, de la representación compleja, sinestésica, que cuaja espontáneamente al contacto con la realidad..., una síntesis...

Desde niña: ¿Por qué respiramos?, ¿por qué los conejos no cierran los ojos cuando duermen?, ¿por qué el arcoíris solo tiene siete colores?, ¿por qué los ingenieros ganan más que los artistas?, ¿por qué al verme al espejo no me veo?, ¿por qué debo sangrar para existir?, ¿por qué las lágrimas no son ácidas?, ¿por qué tengo miedo a las ventanas?, ¿por qué?, ¿por qué?, ¿por qué?…

Formulaciones... Senda a otro fondo. Pero ojo con este último término, no implica necesariamente distancia. Las metáforas de espacio tienen sus trampas...




La fotografía surge en mí en el año dos mil trece. Mi papá había adquirido una cámara réflex, una Nikon. La primera vez que la vi me impactó mucho, pero no sabía que se iba a convertir en mi compañera. Cuando comencé a estudiar Comunicación Social tomé la materia de Fotografía como parte de mis prácticas universitarias: Así empezó un camino arduo, pero fascinante.

Caminos y, nuevamente, distancia... (Lacan.– El subconsciente estructurado como un lenguaje.
Y dice Néstor Braunstein, – la lengua, entre el lenguaje y el subconsciente. El subconsciente, por su parte, – producto de la reflexión psicoanalítica.
Más allá... Lévi-Strauss.– El lenguaje como condición de la cultura.
Pero, ¿a qué va? Es que las estructuras, claves a la comprensión de cada perspectiva no son en realidad lejanas a la experiencia... Así, las preguntas se relacionan directamente, a menudo, con impresiones, digamos, ajenas al lenguaje estructurado...)
Relación, y violencia...

Con el trabajo de Cartier-Bresson, quien dijo que fotografiar es poner la cabeza, el ojo y el corazón sobre un mismo eje.
Henri marca una gran huella en la fotografía con lo que se conoce como momento decisivo, pero para mí el simple hecho de contemplar sus fotografías se convirtió en mi momento decisivo: el momento en que Pamela decide entregarse al arte visual, a escribir con la luz, a contar historias.

De ahí, predilecciones...

Dentro de las muchas vertientes de la fotografía, dos: el fotoperiodismo o fotoreportaje y la fotografía de estudio (sugerente o desnudo).

(Psicalipsis...)

Mis fotógrafos favoritos dentro del reportaje: el mismo Cartier-Bresson, y Gervasio Sánchez, Robert Frank y Francisco Boix. En el otro campo: Newton, Man Ray, Edward Weston.
Quizás lo que más amo de la fotografía ya sea de reportaje o estudio es que uno puede contar historias a través de una imagen, pero para esto es necesario entrenar la mente y el ojo. ¿Qué debo fotografiar?, ¿qué me mueve?, ¿cuál es el sentido de mi fotografía?, responder esas preguntas es mi clave.

Tentar una respuesta, a propósito del modo. – Método. Rigor.
El fondo, el mensaje, si se quiere, ha de llegar a su destino para completar el diálogo, tan enigmático como para uno mismo. Transmisión de la cuestión a través de la afirmación.

La primera vez que escribí algo por la necesidad de expresarme fue en el contexto de un hogar en decadencia. Tenía once años. Llevaba un diario; sentía que me descargaba emocionalmente, sacaba un peso de mí. Sin embargo, los textos que he escrito con la intención de que otras personas los conozcan y los lean surgieron a la par de mi experiencia con la fotografía.

Los diarios, todo un asunto...
Tenemos eso de escribir para ese otro que es en realidad uno mismo transcurrido cierto tiempo... Tenemos la suma de notas conque se ordena el pensamiento y se ayuda a la memoria, con lo que vamos bien lejos de la confesión y más bien próximos al desarrollo frío de una teoría escritural...
Tenemos la crónica. Y la franca entrega a los demás, todos los demás..., esperando acaso, simplemente, la señal del momento más apropiado.





Mi primer referente literario fue Pablo Palacio. Debo señalar que cada vez que leo un autor que me seduce, me obsesiono con un elemento específico de su obra; en el caso de Pablo Palacio me obsesioné con los cubos. No con el cubismo como tendencia artística, sino con los cubos.
Por otro lado, tengo una fascinación por los cuentos de Dylan Thomas, en particular por el cuento Los huertos. Creo que mi obsesión radica en la complejidad simbólica del relato.
En lo que concierne a la poesía podría decir que mi primer acercamiento fue a través de Medardo Ángel Silva, no sólo por su poesía sino también por su biografía y los mitos alrededor de su vida. Luego, leí a César Dávila Andrade; me emocionó mucho...

Pienso en los ecos...
(También en ese otro término, empleado tan menudo en este espacio: refracción...)


Una R puede salvar un gato

El niño&niña es una palabra inmóvil
sobre la plaza del ojo
donde mi visión del mundo
es una línea levemente inclinada.
Juan José Rodinás


Se clavan alfileres imaginarios en mis piernas
desnudas.
Nadie debe estar a la altura de Nadie.
Vos mides lo que el mundo en las manos de un niño
ciego.
La belleza es el final/ comienzo de una era que
silencia/ grita palabras.
Se engendró la poesía en el corazón de un gato
muerto.
Eres el robot más sensible que mi carne quemada ha
conocido.
Me sangran las manos/ miles de agujeritos en mis
palmas.
Haré un guiso con tus partes de lata,
se derretirá el corazón que no tienes.
Ven a la primera/última cena, come conmigo las
vísceras de la existencia.
Caerá el techo y partirá tu cráneo/ expuesto tu
cerebro,
empezaré el meticuloso proceso de meterme ahí.
Memoriza mis ojos que no son grises.
Con tus manos de alquitrán
acaricia mi espalda de gato manso y,
golpea suavecito mis omoplatos.
La ventana sin cortina es un generador de histeria
para un gato que no atusa sus bigotes, todavía.

Lenguaje y su función creadora... Sí, por refracción. Distorsión. Como el vicio a partir de la virtud... y la virtud a partir del vicio...
Pero lejos de dejarse llevar, nada más, confiando (tan) arbitrariamente en un valor inobjetable derivado del mero impulso, se trata de calidad – para cuyo logro se desarrolla más bien una especie de sistema de... control de vuelo.
Disciplina...

Para fotografiar es necesario aprender técnicas básicas, manejo de la cámara, conocer la luz, los tercios, planos, etcétera. Esto sin duda es importante, pero no es lo que al cabo hace una buena fotografía.
Es muy importante conocer el cómo, pero mucho más relevante, el por qué.
Para tomar fotografías me baso en la técnica, por supuesto, pero también en mi sensibilidad –que es mi motor –; me dejo llevar por la belleza visual, pero también por la expresión de la realidad a través de mi lente.



Conflicto. Enfrentamiento. De la diferencia y el intercambio, – la posibilidad de ir más allá...

Lo que me motiva a escribir son mis miedos.
Al poeta siempre tiene que dolerle algo. En mí, el dolor... son ausencias. Sucede que se produce una desconexión de mi ser respecto de la realidad: no me veo, no me siento, no me escucho, entonces grito y el grito viene a ser un forma de restaurar –al menos precariamente– mi relación con el mundo, mi relación con el texto que escribo.

Diálogo...
Pero hay algo (curioso) en la perspectiva...

Pienso que no me identifico realmente con los seres humanos: mi visión está más conectada con los animales, particularmente con los felinos.
Yo no escribo en verso, escribo... en gato.


Intuición. Alusiones al instinto... Va también de lo primordial...

El cuerpo como objeto, el cuerpo como masa, el cuerpo/cascarón como manto cobertor de deseos/emociones. El cuerpo como conexión intergaláctica donde todos convergemos pero nunca dejamos de ser individuos, sino quizás en la muerte.

Recuerdo de la lectura de Taisen Deshimaru, lo de practicar el Zen en el ataúd. Se refiere a deshacerse del ego, con lo que, lejos de toda categorización particular por uno mismo, se erige ante el otro la personalidad única... Yo soy solo yo, no soy el otro; aquí y ahora...

Yo creo que soy un montón de legos que toman forma..., en constante transformación.
Soy obsesiva, tengo miedo a las ventanas, tengo tendencia a los delirios, nunca duermo con la luz apagada. Me habitan las ausencias y pienso que no quiero morir, aún.




La poesía y la fotografía están íntimamente ligadas: la fotografía es un poema visual y el poema es una serie de imágenes constantes. No hay una relación directa entre mis fotografías y mi poesía sin embargo, mi sensibilidad es el punto de convergencia entre ambas.

Lo propio. Y cómo varía...
A propósito, ciertas arbitrariedades del viejo Guilemonet – su puro afán de provocar, en primera instancia. Y, luego, el contraste a otra visión..., aquí, "en gato", que acaso resuelve el asunto de modo... similar (?):

... Los problemas surgen de cierta... especialización:
Para ellas, digamos, lo personal: pretender ser a través del existir. Y permanecer como imagen.  Esto no tiene nada superficial...
(Verbigracia: Cleopatra.)
Para nosotros, los hombres, va de hacer para trascender – en la obra –, vuelo de la voluntad.
(Verbigracia: Napoleón – pero en sus huellas...)
De otro lado, postular:
a) Al efecto del encuentro entre unas y otros:
– Ellos, grandes por su labor, su trabajo, o cuanto menos la ambición.
– Ellas, por su carácter único: el hechizo irrepetible: fórmula de misterio... o el abanico de posibilidades. Peligro.
b) Al efecto del encuentro entre unos y otras:
– Ellas: la crítica del error no puede ser sino ataque a su esencia – su naturaleza misma, quizá; su condición y/o posición.
– Ellos: la crítica del error no puede sino contener la posibilidad del fracaso de su obra toda, y ante la duda sobre su capacidad de hacer..., no son nadie.
Finalmente, sobre las dudas... y sus consecuencias:– Ellas: Cuestionamiento de su ser como objeto de elección: Desgracia.– Ellos: Cuestionamiento de su impotencia como electores: Tragedia.
Toda esta dualidad es vana..., si media algo más grande. Espíritu...

Azuzané hormigas en la atosigada muerte de un
insecto palo.
Me acarició la palabra/ grito/ silencio que se quedó
en la sala.
Se necesita ser un loco para considerar romántico el
matar pulgas
en una terraza cualquiera.
Un mueblecito nuevo que parece viejo por las
afiladas uñas de los gatos.
Un barquito de papel creado para ser destruido.
Acaricié el bigote blanco de un pequeño azul que
brilla suave.
Demolición de un edificio de legos, la tristeza invade
el corazón de un niño/ constructor.
El lacito perpetuo adorna la envoltura que no es de
caramelo.
Me pegó fuerte el hielo de una lluvia que caía ligera.

Y es que también dicen los maestros orientales que los animales se encuentran en gracia de la clave – que es síntesis...
He ahí, posibilidades... Seña...

Creo que mi poesía dialoga con la obra de María Auxiliadora Álvarez por la relación entre el cuerpo y la violencia. Además me interesan todas las zoologías fantásticas y científicas, desde los bestiarios medievales hasta Marosa Di Giorgio. Con respecto a los poetas contemporáneos leo con interés la obra de Luis Eduardo García y Juan José Rodinás, quizá porque siento que existe una conexión entre los universos que nos habitan.

Claro, el título del libro de Rodinás, que refiere también a esa síntesis: EstereoZEN*...

Por mi lado, siguen más trastornos amorfos sin reflejo y espejos rotos.

Decíamos, distorsión... Refracción.
Ondas del estéreo...



*Las mayúsculas, nada más por resaltar el término componente.

Publicado por Juan Pablo Torres Muñiz
http://laanabasis.blogspot.com.es/2017/02/imagenes-y-estereo-dialogo-con-pamela.html







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FELIPE MACHMAR [19.994]

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FELIPE MACHMAR

Felipe Andrés Machmar (Coyhaique, Chile, 1994)

Es un poeta que comenzó a escribir en 2010, participando en variadas lecturas desde entonces. Ha publicado los poemarios: Paulette con prólogo escrito por Juan Cameron (2014) y Asesinado, muerto y suicidado con prólogo escrito por Federico Zurita Hecht (2016). En 2017 se encuentra trabajando en una Antología de Poesía Joven Chilena junto a Simón López Trujillo y retrata un poemario muy personal que llamará Etcétera.

Felipe Machmar estudia Licenciatura en Lengua y Literatura en la Universidad Alberto Hurtado. De su poemario Paulette, Juan Cameron dijo sobre él, en el prólogo de este libro: Se atreve, lector informado [que] juega con los textos y la información por esta disciplina, y despliega una variedad de formas y recursos técnicos tal si acaso quisiera alcanzar esa totalidad inexistente para el lenguaje humano: la distancia absoluta e inalcanzable entre las más íntima significación del término y la cosa designada en el mundo exterior.


La casa marchita

Oír este canto
es pura, pulcra poesía.
nos hemos estacionado frente al fantasma de un recuerdo campesino, casi indigno.
Usanza toca la puerta
(dedos gritan tu nombre)

un sonajeo de maracas lucra ¡obra maestra, hoy has nacido!
¡hurga mi alma de poeta afiebrado,
hurga mis paisajes castillos de usía!
ya ni reencarnamos en ideas bellas -se ha divorciado el miedo-
ya mi sangre escurre y no escruta la vena.
el picaporte está caliente, tú lloras greda -entras, tus ojos saltan y desmayan-
me rehuso a ser tu bohemia viruela, te cambias el nombre, el ambiente es frío;
me lanzo a la hamaca, no quedan fuerzas y la rosa blanca que crecía en mis venas
se pudre en mi bolsillo lleno de des hojos,
grano, grano,
cae mi arena.


Tacatá

¿de qué sirve el sexo si estamos cayendo?
tentaciones a la vuelta de cada ojo
¡los camaleones cantando para ti y otras!
una representación
ni un solo amor
empero
hasta tu más tácita sonrisa es dormir
sobre mi hermoso Coyhaique
¡sonrisa de alma a alma!
tu piel es una armonía de colores
tu piel descanso de la furia del sol

ojos himnos de la noche
¡desconocida!
¡ráfaga de encantos!

a media voz intento escribirte lo más sátiro
¡un brindis por las estrofas de tu vida!

el dolor no se comparte pero llevo admirándote hasta-hastío

zona de paz
el camino desmoronándose
los brazos al alto del amor

¿puedo regalarte mis flores de noventa y nueve jardines malignos?
mis ramos de sangre acatando tus pasos

vive aunque la vida no viva
vive aunque la vida no beba
sé el respiro
musa y alma

que muera la muerte

cielo infierno tierra y
tus ojos en vísperas de un inicio
¡fronteras de penumbra
liándose mis ideas y que-
dándote sola dentro de mí!

tu baile de pestañas
mejor que el sexo de todas las mujeres.



Maten a la muerte

No pongo en duda su dolor
No colaboro con desesperanza
No me carcome la idea de muerte
porque siquiera a mí no se me ha ido nadie a ningún lado
y me tomo la responsabilidad de faltarles el respeto mirando hacia ningún lado
porque mi amigo no está en un altar, ni en un sarcófago de madera, ni con la tierra
Fabián está en mi subconciente, en mis actos y en mi habitación donde dormimos
bebimos una cerveza riéndonos de nuestros grupos favoritos
cantando karaokes de Queen, Sodastereo esperando a que llegara Maximiliano
Tres amigos que hablaban, jugaban y cantaban
¡quiten todas las abas y aban de su mente! qué yo seguiré rugiéndole a las letras y escribiré todos los poemas que digne necesarios
tal cual como Fabián me dijo: -Tú Felipe, tienes todo mi apoyo con tu libro y sé que te irá bien.
El supo estar y estuvo, y está
Cuando todos reían de cómo cantaba con sonidos guturales, él me observó y año tras año me dijo: -Me gusta que seas tú mismo y no lo que los demás quieren oír.
Toda la admiración que dijiste tener por mi poesía, yo la tengo hacia ti por la poesía que significas hoy y todos los hoys del dolor, la alegría, la emoción, y que pare la gente de darme condolencias o de felicitarme, porque si yo estuviera muerto de cuerpo, él hubiese hecho lo mismo
¡Porque aunque la humanidad dé asco y pequemos de humanidad, algunos le morderemos
los cogotes a todas las palabras gallinas y no seremos presa nunca, porque somos los zorros que jamás dejaron de pensar, qué jamás dejaron de luchar por sus ideas y definitivamente no dejarán de gritar ahora, y todas las mañanas-días-noches que se diga que se hizo lo posible por mi amigo el político
el poeta, el eterno remitente de los sempiternos apoyos!
Lo único que puedo decir es
Show must go on y We will rock you
Dos himnos musicales que Fabián y yo cantamos y leímos y releímos y seguiremos haciéndolo
Show must go on
El show debe continuar.




música fúnebre

cobarde
el sufrimiento tiene que ser tu amigo
no tu infamia
nunca serás más que polvo que mueve el viento
si no aguantas el dolor
¡aguanta el dolor!
aunque te carcoma el hígado
el alma

-yo no quiero que mi vida esté llena de dolor -dice

yo sé que puedes

-dime cobarde -dice

confío en ti
carrosa de muertos
rotonda sempiterna
palique de muertes

en mis poemas siempre hay incendios
que tú jamás has querido apagar con
tus labios de ginebra, he debido resis-
tir con una botella bajo la almohada

Sakura de carrusel.




ETCÉTERA

mi -eterna- etcétera
no caduca en los ojos De
mi madre
ni en las manos de mi abuela
aferradas al aire
ni en nuestro
corazón
inmóvil -aunque- con un eterno flujo
sanguíneo

por supuesto
nosotros somos dos cuerpos

así los fluidos de dios
quien llora
desahuciado De felicidad
sobre nos otros

no es salado su llanto obligadamente sincero
sino dulce como los Elíseos
absoluto e imperfecto es dios
despiadado con quien sí puede mentir
un extraño golpe
dn la vida
un beso profundo bajo Cuatro y luego
siete soles
una avalancha
en su Cielo

no hay sal para este plano
pero dios puede hacerlo
mas
no disfrutar de ello
ni tener nos
en su corazón
como te tengo
etcétera
por mucho que lo intente
y dé vida
ininterrumpidamente
para mantenerte vivo en mí
y así en él

no me importaría quebrar el espejo del cielo
para recuperarte si te olvido

las personas que se abrazan
desDe el cielo parecen rosas
y todas las rosas de caSa están
con la tierra hasta el cuello como una corbata
nuestros brazos extendiéndose
de maneras incómodas
haciendo sentadillas en <<ocasiones importantes>>

a un dios escalofriante
que me obliga a perder mi camino
palpando mi latir árido entre sus suaves dedoscuchillos fosforescentes
de arrepentidas serpientes que cambian el pellejo
siendo piel y amabilidad
hablando con las bestias que prometí asesinar
oyendo Sus calvarios las tomo en mis dislocados manos
que las pierden y perdiéndose
en el sueño que duerme la Estación
al oírme batir la orilla de un cuenco y un amable lago
me perdonas
etcétera
bajo un sepulcro
que anhela ser griego




ET

etcétera
tu cabello es blanco
tu barba es blanca
no tienes bigote
para que también sea blanquecino
etcétera
pero sí una marca negra
probablemente
un corte
en ese
tu rostro
azul desde el cielo

San Tiago
no sé si vuelvo
eso lo sabrás tú
que llevas muchos más
años que yo
conmigo

en cuanto más te alejas
de donde
comenzaste
envejeces y te derrites
el cielo
contigo ahí
vuelve a ser una dilatada camilla
de sueños imposibles
que encienden tus ojos bilingües
de dos azules al tercer pinchazo
un azul
claro y
otro todavía más claro

etcétera
¿en qué lugar de tus ojos de tu Cielo preciso el corte?

me he elevado
demasiado
más allá de las ideas y las nubes

¿aGua?
los lagos y los ríos
son extensos jeroglíficos
en el
sur

y la tierra
más que construida
parece rota
ajada    varios trozos de género esterilizado
por la civilización
diluida en

la fe
sin migajas de luz
en el mostrador plateado
de esta frustrante inmensidad
regida por tiempO [dibujar un reloj en la letra O de <<tiempo>>]

diviso las nubes
encima
de las que evavivistediste
confiando tu destino
a una mano
sin árboles

bailaste y
prontamente corriste
del aullido salvaje
un seguro eco en el tiempo

dirigiéndote directo
adonde la bestia
no dejaba de despertar
ella tendió
hacia ti
una mano
tú regalaste ambas
y para ella las juntaste

dios y su sistema
no te dieron la liberación que tanto
ansiabas
etcétera
sino un trabajo
y te aprisionó en Este cielo
como un mito

el viento te ama
la brisa te ama
son tus padres
de él solo eres bastardo
et
cétera

y desDe
entonces
vagas buscando un final
un principio

eso no lo sabes tú ni lo sabré yo

la nieve congela tus indefinidas
EXtremidades
mientras con un cincel armas tus piernas
que a diferencia de
etcétera
no tienen várices

no sé qué pienso
ni qué escribo
mi alma y sus huesos
te esquivan
delatando que tú no EXistes
pero no les creo

yo
nos otros
no creemos en Nada ni Nadie



CETERA

¿acaso logras oírme?
tú, ustedes, quienes seamos ¿todavía existen?

no serían los primeros, tranquilos.
hablo con los muertos
hace dos decágonos, etcétera,
en la Casa de los Muertos,
donde la mayoría de los zumbidos son pájaros
en la eterna madrugada y, la electricidad,
perdiéndose en el fin, escribe la marea estelar.

todo lo que escribas, Dios,
puede ser y fue,
pero no será, aunque vendas universos de segunda mano que, evidentemente,no pueden multiplicar más elefantes ni fuego
en Cartago,
quienes en seis diez
tuvieron que desvelarse con el molesto gorjeo
de las moscas.

Dios, con floja honestidad,
tú dirás,
etcétera, propuso una
desquiciada fantasía, a la cual un terapeuta ultraterreno
cortejó con milagrosa hambre,
‘’¿son esos todos los elefantes que puedes multiplicar,
etcétera?’’
mofándose en su cara, la sordera del dios que es todos los dioses,
etcétera, riendo eternamente;

en tus restos,
etcétera,
recordarás que faltan por probar
todos los cielos,
nuevamente.

sobre la Biblia,
pero no acerca de ella,
encuentras abierto mi relicario,
sostenido por el deterioro de la madre plata,
serpentina cadena
de todos los inmortales,
cuyas puertas, siempre abiertas,
tiemblan de aterradora
manera.
el relicario muestra a la misma persona,
dos fotografías cortadas en
imperfecto redondel,
de distintos tonos incoloros y,
distintos rostros,
recordarás también, tú, conmigo,
memoria del mundo azul.

personaje unánime,
etcétera, es lo que quise ser en esta vida,
si me dejabas sobrellevarme.
en la parte blanca del ojo,
sosteniendo un nombre,
que para mí no existe, dos lunares,
bajo el sol café que es luz para sí mismo,
mas no para mí;

la templanza de mis gritos,
el
-‘’ex
cet
e
ra’’-
gratificante canto
de todos los demás gritos,
o –oh-, piel medianamente negra,
sostén mi mano
en la multiplicidad de la tuya, despójame lentamente,
no merezco este sufrimiento,
he votado en el parlamento de tus azahares sin pedirle, a la historia,
permiso. adrede, lo hago, no puedo
detener mis deseos, me emociona el llanto
de la madre herida,
no pude, entiéndeme, esta invención tan iksageradamente
necesaria detener.












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MARÍA LUCESOLE [19.995]

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MARÍA LUCESOLE

María Lucesole nació en Lobos (Buenos Aires) en 1988. 
Publicó las plaquetas de poesía Consulta el direccionario 99 (edición de autor, 2008), Cielo a esta hora (Estación de servicio, 2008), entre otras; algunos poemas en la antología Atada a la reacción (Nulú bonsai, 2009), la novela corta Irse (Campotraviesa, 2011) y los libros de poesía Las plantas verdes de los veranos (Tammy Metzler, 2014) y En todas las cosas la niebla, el segundo libro de la poeta. Actualmente vive en Buenos Aires y codirige con Violeta Pastoriza la revista de poesía Campotraviesa, que circula desde 2014.



Campotraviesa comenzó como una editorial de escritores emergentes, pero desde 2014 se transformó en una revista de poesía trimestral en formato papel. Actualmente la codirección está conformada por Jeymer Gamboa y Lucesole, y colaboran en todos los números Mara Pedrazzoli, Ana Inés López, Elena Arguedas, Charly Gradin y Danay Mariman. Este año el sello entrerriano Gigante, a cargo de Julián Bejarano, editó En todas las cosas la niebla, el segundo libro de la poeta de Lobos. En la escritura de Lucesole habita un repertorio nómade, en el que voces y experiencias urbanas alternan con acentos de provincias, rurales, gauchescos incluso, en algunos ejercicios de estilo practicados con humor y afecto. “Me hago unos mates con yerba Playadito/ qué ha pasado m’ijito, te han suavizado en demasía”, son los dos primeros versos de “Paisanaje”. En ese poema, que hace equilibrio entre la vida en la ciudad (“¿qué es esto? ¿qué es esta mentira/ del tiempo y del espacio?”) y los recuerdos del campo, se juega una de las virtudes de la poesía de Lucesole: su captura consistente y a la vez desvariada de una gauchesca “modernada”, para usar uno de sus neologismos. En “Fin de semana en el pueblo natal” escribe: “Pero parece ser que han modernado la música, alguno dice novedades del Indio Solari, alguna vieja rockola consigue sacar la voz de quien fuera Pappo blues, antes Riff y antes nenguno, en la noche sin estrellas de otro pero el mesmo pueblo de siempre, éste en que por dios causa hemos nacido”. El cruce entre la modulación campestre y la urbana es una constante del libro. “Nací en Lobos, un pueblo pegado al campo, y al finalizar la secundaria me fui a vivir a Buenos Aires, donde vivo ahora -dice?. Desde ese momento voy y vengo del pueblo a la ciudad frecuentemente. Ese ir y volver armaron mi persona y mi voz poética. Por eso está presente la voz rural, gauchesca, que nunca termina de ser tal, mezclada con una voz de alguien que vive cotidianamente en la gran ciudad.” Varios viajes, entonces, funcionan en los poemas como señales de tránsito de un itinerario personal (Buenos Aires-Lobos, pero también Buenos Aires-el Litoral o Chile, y Buenos Aires-Lobos otra vez). Son también un recurso retórico. Para glosar un lenguaje del itinerario, del desplazamiento y de una percepción a tientas, Lucesole viaja en tren, en auto, en sueños, y lo traspone al papel. (Hay incluso, guiados por la Cruz del Sur, viajes a las estrellas.) “La idea de traslado de un lugar a otro es importante para mí; en general la poesía se gesta mientras voy caminando, algo que hago bastante, o mientras me muevo por el paisaje, o por la ruta –cuenta Lucesole–. Los lugares nuevos también provocan ese choque entre lo conocido y lo desconocido, es una especie de movimiento interior que también hace que se produzca la poesía.” El atractivo de En todas las cosas la niebla parece ser el de un libro de poesía que se niega a ser sólo o apenas eso. Puede pasar también por el diario íntimo de la autora, escrito en verso y en prosa; el cuaderno de anotaciones de las impresiones vividas (en una manifestación, durante unas vacaciones con amigas o en el primer día del año) y de las frases escuchadas en la infancia y en el presente. La naturaleza, contra lo que se suele pensar, no ayuda a resolver la incógnita (“¿qué es esto?”) que el libro abre. Aporta niebla, granizo pesado, lluvias, fases lunares, “el dorado de algunos bordes de la noche”. ¿Una meta del encuentro entre la conciencia y el paisaje? “A mirar y escuchar la montaña y el cielo el resto de mi vida/ hasta que todo vuelva a ocupar su lugar de contenido total.”


Poema sin título

no sé qué habrá pasado
yo podía agarrar el agua con las manos y soltarla
antes de que se escurra,
pero ahora
se ve que no sabemos qué hacer con el silencio
mientras esta metamorfosis
los ojos como campos de otro siglo
vacíos, sin un pájaro yendo
sin bandadas
de gente que vuelve de alguna guerra

yo podía sentarme y esperar en el desierto
quedarme sin sudor ofreciendo arena
pero ahora
quisiera tanto que la vida fluya como un buen poema
como esas pocas cosas que tienen que ver con la vida
que no se termine la voz que lo relata
no dejar de escuchar sino mil voces que suenan
como carnavales en las estrellas

si quedara un solo desierto para ir a sentarse
pero ahora sólo soy una persona que fuma
como quien no sabe lo que está por pasar
sentado en la puerta de casa
y deja que todo quede ahí mismo
sin entrarlo a los ojos

yo podía verte llorar y sentir cómo caían las gotas
con qué soledad encontrar una nueva fortaleza
o que la vida empiece de nuevo, un primer día
pero ahora nada más quiero ser
el pasado que otro abandonó y yo tome

como a quien le es indiferente el destino ajeno
y lo mira y lo transita como el cielo en una película
que habla de un cielo viejo y usado
tan muerto ya, tan lejos y otro
que a quién le va a importar que la película se rompa

y aparezcan las manchas de los días
preciosas al principio
la suciedad que muestra el uso, la utilidad
yo podía quedarme buscando el presagio de la belleza
sabiendo que nunca me iba a dejar sola

pero dónde está la chica que me prometió darme de a poco
algo por lo que sufrir
es una quietud tan grande y repetida
nada de esto podrá ser un poema
falta que pase la vida, que pasen las horas
que llueva mil veces más y mil veces se sienta
el abandono
ese animal desconocido que duerme adentro
y no siente lo que no entiende
pero entonces
abrís los brazos mientras mirás la pared
y yo pienso en la metamorfosis
en cómo nos vamos haciendo seda
y quisiera abrazarte antes de que te transformes y te alejes
como en un final de película muda a la que le falta el final
y nomás te chupa la pantalla para atrás y terminó la historia

tener que soportar este silencio
como quien nace y escucha los gritos que serán para siempre
su recordatorio y su pesadilla
después está esa gente que gira mientras gira el mundo
los que tienen fe en que el infierno son los otros
yo hace rato me convertí en un otro
pero antes podía huir nada más porque se hacía de noche
ahora no me retengo, no sé qué curso va a tomar mi cuerpo
bien sé que quisiera correr hasta que se me abra
desgarrarme mientras sale el alma y ser

sin todo eso
una porción de aire
una porción de ese lugar al que unos pocos llegaban por accidente
pero ahí se dejaban estar, quizás fuera por la ventana
que siempre guardaba restos de una lluvia vieja y ranas
confundiéndose con hojas

pero ahora no me retengo y vos no sabés lo de la noche
que cuando viene como una manta que ya no está agujereada
es que la cosieron para la asfixia
para los que salgan cuando se hizo tarde
y así mientras se cae y nos transformamos
la vida es una involución no es eso lo que duele

me duele por ejemplo el tema del clavel que se marchita
y de cualquier modo lo tengo acostado en el parlante
para que parezca olvido
pero siento cómo me mira
de la misma manera en que me miraba esa parte de la vida
que faltaba adivinar




De:    En todas las cosas la niebla



PRIMER POEMA

A veces todo me parece de otro siglo:
las casas de tejas con enredaderas, las mujeres con bebés
cruzando la calle, los árboles sin hojas, el cielo de las cinco
en un pueblo de paso.
Como si todo hubiera dejado de existir hace tiempo
como si todo perteneciera a un pasado olvidado
y de las cosas sólo quedaran los conceptos que a veces recupero
asombrada, como ahora,
y cuando eso sucede me dan ganas de llorar
con una duración proporcional al tiempo
en que los conceptos tardaron en vaciarse de materialidad
y me dan ganas de correr aunque eso signifique
la soledad eterna en medio de la naturaleza eterna.
A mirar y escuchar la montaña y el cielo el resto de mi vida
hasta que todo vuelva a ocupar su lugar de contenido total
hasta que todo tenga otra vez su original consistencia
y esté el mundo y esté yo dentro
de un paisaje sólido, visible, inconfundido.
Esa desesperación, la sombra de un árbol
esfumándose entre las últimas luces de un pueblo en invierno,
eso es dios para mí.



PAISANAJE

Me hago unos mates con yerba Playadito
qué ha pasado m’ijito, te han suavizado en demasía,
te han lavado en lo profundo pero ahí sigues nomás fielmente
como perro de paisano.
Día para ocuparse de la higiene personal, 
cargar el tanque y esperar
a que las gotas caigan lentas sobre la piel curtida.
Qué hago en esta ciudad, tarima de todo lo que se comprende
yo, que debería estar en la naturaleza.

Ayer fue de un aguacero fenomenal la tarde
todos hablaron de granizo, mientras yo vi
por la alta ventana cómo llovía de costado sobre las terrazas
y el pavimento.
Granizo.
Granizo es cuando cascotes helados
son arrojados desde el más allá hacia el campo
para despertar violentamente a la cosecha
para despabilar al ganado que sigue sin entender
de qué va su corta vida en los campos alambrados.
Más tarde atravesar el parque, dios santo mío
¿qué es esto? ¿qué es esta mentira
del tiempo y del espacio?
qué vienen a ser estos límites de rejas y cordones
si yo misma vi, cómo se iba encarcelando la parcela y cómo
el cielo quedaba cada vez más lejos de este cuadro decorativo.

Corto camino sobre el pasto embarrado,
formas para huir del lodazal
leí anteayer en un libro que tampoco enseña nada.
Primero la luz prepotente, el mundo blanquecino
y después, en seguida, el estruendo.
Simplezas, saberes de campo que se estiraron a esta zona.
Para no pisar los charcos con mis zapatillas de calle
camino por el cordón adoquinado que separa la cancha embarrada
del sendero encharcado.
Qué es esta mentira del tiempo
yo nunca estuve en otro lugar que no fuera bajo el cielo.
Enfilo para las casas: hospital naval, bar río
el kiosco del Indio que cada vez cierra más temprano
y ahí la reconozco: mi casa de la ciudad.
Dos trapos, unas vallas de madera sobre un pozo de gas,
un hombre desconocido que de traje me viene a abrir la puerta
¿es que estoy entrando en la muerte?
La lluvia otra vez allá al costado, mi casa a oscuras.
Cuando llegué a la ciudad
tocaba la pava del mate al entrar
para ver cuánto hacía que se habían ido.
Cuanto más fría estaba menos tardarían en volver,
Costumbres que perdí después de algunos años.
Yo, que debiendo estar en la naturaleza,
bajo en ascensor hacia la calle
y miro el cielo desplomarse
sobre un lago artificial.



LA NATURALEZA

La infancia; el tema de unos
juegos florales relativamente feroces, pero en fin,
música
alrededor de una glorieta vacía.
                                        Enrique Lihn, “La infancia”


Es la alta noche en mi casa de Villa Crespo
está nublado el cielo, al lado, en la ventana
y yo veo, como una excusa, Medea de Pasolini
elijo esta otra película, pienso,
en la que un centauro dice 
que la naturaleza no es natural
que cuando lo parezca se habrá transformado en otra cosa.
para mí es suficiente.
giro la cabeza hacia la ventana
y se enciende la luz de entrada:
mi hermana más chica, las 3 de la mañana.
Hablamos a oscuras en la mitad de la noche
está más flaca, nos vemos poco.
Ahora, por la casi total oscuridad
y en los días pasados,
al igual que con mi otra hermana.
Cada una su camino, como un ramillete
salido de una madre.
Como un ramillete que se desata cayendo los tallos en ríos distintos.
Como sucede en todos lados y también en mi vida.
Cada una su camino y algunos pensamientos
que se comunican casual y maravillosamente
en medio de la cálida tempestad.




FUI A UNA MANIFESTACIÓN

Fui a una manifestación y la sentía
cerca de mí, enfrente de mí,
dentro de mí.
Como un laberinto de gente
que es ella misma el espacio
que para los demás dejan sus muros.
Laberintos de árboles, de mármol,
de personas que se mantienen
todas juntas
formando figuras extraordinarias bajo el cielo.
Me senté entre la gente y la sentía cerca de mí,
miré tantas piernas y caras enfrentando al sol
mientras llegaba una música
que pareció estar ahí desde otra vida.
Algunos bailaron tristemente,
yo sentí que estaba ahí por retener la sensación
de la gente reunida,
con el temor de que alguna vez
pase a ser sólo un recuerdo.
El único temor, por cierto:
que la figura extraordinaria deje de armarse
y que cada laberinto pase a ser la marca interior
de un tiempo pasado de lucha.
Fui a una manifestación
y la sentí dentro de mí,
cerca de mí.
Enfrente de mí había músicos y lemas,
personas viviendo en lo importante,
¿queda otra opción? Temí,
no poder sentir más esa calidez
inexplicable y sin reemplazo
de los cuerpos abrazados
de los desconocidos.
Fui a una manifestación
y la sentía dentro de mí,
me atravesaba ese laberinto de gente
como el reflejo del sentimiento
de mi alma
que aún no conozco,
como el brillo de la luna en el agua,
me atravesaba la gente.



ORACIÓN

Yo sé que te tengo dios,
quien quiera que seas,
detrás de mí,
como una estrella distante.
Yo sé que a veces, innecesariamente, seguís mis pasos,
cuidás mis huellas en la noche,
que camino y a mi espalda,
hay un pájaro gigante que lleva tu nombre
Como un cóndor  o el pájaro que esa mañana
Estaba parado en la baranda del balcón
Cuando desperté.
Que estás
ahí donde no estoy, pero muy cerca,
que dictás en silencio, otros silencios 
sos parte de los libros, las mañanas, las acciones,
que tu nombre debería ser destino,
que no sos yo, porque te parecés a mí
mucho más que yo misma,
que sos mi soledad, mi multitud,
la manera en que despierto y no siento ya más
la muerte.
Que siempre estuviste ahí,
como una luz dentro de otra luminosidad más grande,
que nunca hubo en mi vida realmente oscuridad,
porque sos la cabeza que encalla, sin más,
en cualquier atardecer inesperado.
La espalda de ella cortando fruta en la mañana
La forma en que el amor extinguido
Un día reaparece.
Que vas a estar en mí
para que mire y no olvide,
que lo inmenso es interminable.
Sé que estás y no estás,
igual a la nada y al aire,
que sos irracional como yo pretendo serlo,
que donde nadie me entiende, está tu desentidimiento.
Porque entre las personas habita un abismo,
tanto vos como yo lo sabemos,
yo porque lo aprendí de tu presencia invisible,
de tu modo gradual y sutil de ser mi sombra.
Lo que sea que fueras y sos:
naturaleza, planta, animal, destello,
luz infinita de las cosas inmateriales,
no hay ocasión en la que llegue a lo profundo y no te encuentre:
luna, extensión de la llanura en un viaje, campo estrellado, cielo,
parte envolvente de todo lo que ahí está.
Que durarás todo el tiempo en que habite este gran lugar,
el único conocido y por conocer,
en el que caminaré incansablemente
sin buscar nada de más,
sólo lo eterno.




EL CIELO DE NOCHE

Salgo a fumar un cigarrillo a la vereda de pasto al lado del Club Madreselva.
En el fondo sé que es el último cigarrillo que fumo antes de dejar de fumar otra vez.
Estoy en Lobos, tengo puesto un saco negro, largo vapor frío por la boca, está empezando a aparecer la niebla.
Miro para el costado, metiéndome un poco en las proximidades: una casa blanca con un reflector, un patio abierto a la calle.
En el fondo: una mesa con un lavatorio de material, lo que daría por entrar a ver,
subo en diagonal la vista: un pino de plaza con la luna creciente al lado,
vuelvo a mi lugar a mirar hacia el frente
el esqueleto de un camión,
un chico que conozco pasando con una campera marrón de gamuza,
el dorado de algunos bordes de la noche,
el color que deja en todas las cosas la niebla.
Como si no me alcanzara, vuelvo a mirar hacia el fondo de la casa de al lado,
ingreso lentamente unos pasos.
Un gato del tamaño de un perro o de un gato montés se queda quieto mirándome.
Siempre hay otro testigo, hasta del estremecimiento.
Vuelvo al pasto, tiro el humo de mi último cigarrillo hacia arriba y las veo:
todas las estrellas del cielo de Lobos, ancho y abierto, alto y accesible, terrenal y oceánico.
Me estremezco como lo hice hace poco por otras cosas que ahora no están,
pienso en el cielo de Jujuy inmediatamente y todas las sensaciones se acrecientan, ruego que no venga nadie a molestarme.
Se destaca como siempre la cruz del sur, cada vez que miro el cielo nocturno la veo.
¿Es un acto de libertad o estoy atada a la constelación que no puedo dejar de ver al inclinar la cabeza, al posicionar la vista?

como si el cielo también tuviera un horizonte.





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ROMY SORDÓMEZ PATIÑO [19.996]

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ROMY SORDÓMEZ PATIÑO

(Lima, Perú 1982), ha publicado los poemarios Vuelta Alrededor del Parque (Sociedad Elefante), Vacas Negras en la Noche (Sarita Cartonera), Présago (Santo Oficio).




de:   Vuelta Alrededor del Parque (Sociedad Elefante)


Si hubiese nacido a las 15:00 horas
del segundo jueves de junio del año 37
sería un jazzista negro con saxofón en mano
tocando en los honky tonks de New Orleans; no levantaría la ceja derecha cuando soplo
ni tocaría la cítara a medianoche cuando no te veo llegar,
no sufriría de tourette
ni asistiría al psiquiatra dos veces por semana,
no fumaría una cajetilla de cigarros a diario
ni rechazaría a los perros por temor a que orinen encima de mí.
Pero lamentablemente,
resulta ser que no soy nada de lo que hubiese sido
de haber nacido en la fecha apropiada.
Y aunque no soy negro
ni saxofonista
ni conozco New Orleans,
a la mañana siguiente
nuevamente pensaré en lo que no he sido
por no haber nacido el segundo jueves del año 37;
resignándome a haber nacido el día de la salamandra
que pocas veces cae jueves
y que a las 15:00 horas
me recuerda a un jazzista negro con saxofón en mano
tocando en los honky tonks de New Orleans.





VUELTA ALREDEDOR DEL PARQUE

Dime en qué piensas cuando coges la bicicleta
y das la vuelta alrededor del parque,
cuando te persiguen los automóviles
con faros rotos
y por ahí aparece el del hombre
que murió ahogado.
Dime en qué piensas cuando nadas
y te sumerges hasta el fondo del mar;
si deseas ya no pensar
sino voltear la esquina,
detenerte, tomar un agua cielo
y seguir dando vueltas alrededor del parque.
Dime por qué detienes la mirada en el anciano filatelista
que pasea de la mano con su enfermera,
en la pareja que sentada en una banca se acaricia
frenéticamente,
en el perro que orina sobre el poste de luz.
Dime por qué te detienes
y en cada vuelta alrededor del parque ya no los reconoces; y aunque escuches decir
que no hay nada más aburrido que dar vueltas alrededor
del parque,
piensas en lo que piensas a la hora de introducirte al 
mar,
en que mañana tendrás que sacar la basura,
recoger a los niños de la escuela,
buscar el lugar y el momento preciso para amar...
Y tú sin darte cuenta,
mientras haces todas esas cosas,
desearás recuperar la ansiosa necesidad de dar la vuelta
alrededor del parque,
porque en el momento en que piensas en todo aquello
te impides sentir el viento acariciar tu rostro, tus manos, tu espalda;
a la vez que te impides sentir el agua,
cuyas gotas brotan de tu cuerpo como pequeñas esferas de sal;
porque cuando coges la bicicleta y das la vuelta alrededor
del parque
esperas que una ola te tumbe y te deje varado en la orilla 
en una tarde azul.






La madeja de lana roja se extiende sobre el piso / alcanza a tocar los pies de la abuela / la recoge / corta un pedazo con sus manos huesudas / lo anuda uniendo ambos lados / comienza a jugar con el trozo / sus manos se agitan temblorosamente / rápidamente / De repente un ruido azota la casa / algo que pudiera parecer un golpe se desata / el niño ha comenzado a llorar / la madre azarosamente se acerca a la criatura / la levanta de la cuna / la acaricia / pone cara de boba / algunas muecas / Entonces desabotona su blusa / saca una teta enorme / se la enseña / el niño la toma entre sus labios / comienza a lactar / La abuela mira a la madre / rescata la madeja de su falda / al percatarse de su mirada se abochorna / aparta al niño de su pecho / A un lado la niña, que había observado el incidente, no aparta su mirada de la abuela / Ella, por su parte, deja caer la madeja de lana roja de su falda / que por suerte cae al piso. 





CAPICÚA 

Mi madre me dijo que vendrías
cuando creciera la yerba
en temporada de invierno,
que buscase el color del cielo al atardecer
cuando el céfiro anduviera perdido
bajo las miradas licenciosas de las pecadoras.
Vendrás en el año perfecto,
porque bajo el signo de la ambivalencia nacerás;
pariré
en un día de lluvia,
y ante los ojos curiosos
serás macho y serás hembra.
No importará realmente si decides llorar para mí
o si decides no sonreír ante mi desesperada cara boba,
pues sabrás con sabia inteligencia
disculpar mis torpes movimientos.
De mi parte,
además de recoger cada diente que pierdas
en el camino,
cubriré mis ojos y mi cuerpo de impecable desnudez
ante lo que para otros pudiera resultar causal
de espanto,
tu suave murmullo encantado,
cría de invierno capicúa,
lameré hasta el cansancio
tu indomable cuerpo indeciso.





PARA HACER UN POEMA 

En el nombre del padre,
o del hijo,
o del hijo que no tiene padre,
o del padre que no tiene hijo,
quienquiera que le estas palabras
sabrá que soy el que las dispone,
esperando que alguien comprenda
que palabras escritas sobre papel
no hacen un poema
y que, sin embargo,
se torna tan serio a medida que avanza,
como si la muerte fuera un tema serio,
como si los 107 pasos que separan al condenado a muerte
de la horca fuera cierto,
como si el pequeño dios que se halla a su lado
le proporcionara agua en un pedazo de algodón
y bebiera cada gota difusa con sabor a níspero,
como si el preso tuviera que dormir al lado de su letrina sin oír más que el sonido del agua después de jalar la 
palanca. Y así,
un etcétera interminable que no vale la pena mencionar
para hacer un poema. 






de:  Vacas Negras en la Noche (Sarita Cartonera)


A la hora en que despegue 
el ave del polvo
sabré que llegarás
a mis pies desnudos
como la ola
vuelve a la orilla
Sólo por decir
palabra alguna
por soterrar el silencio
despediré a mi madre
y a mi padre (por separado)
con el grito de ambos corifeos
pronunciando mi nombre
reclamando el regreso de mis lunares
Antes de mi muerte
los días pasarán en su eterno recorrido
amando incansablemente
la cicatriz de tu brazo derecho
Sólo por decir 
palabra alguna




Un tuerto le dijo a un ciego: Si he de ver, quiero que sea con mi ojo muerto, que recuerda tu mirada y recorre tu cuerpo de hojas granates color de tu lengua cinamón y olor a cebú. Si he de amar, quiero que sea con mi ojo muerto, que traga tierra y fruto de cosecha recién parida, que trae bajo la sombra la paria y la flor de loto. Si he de palpar, quiero que sea con mi ojo muerto, condenado a tu seno yermo, que todo lo ve y nada siente, que repite el vaticinio del agorero al llamarlo sodomita, viejo estéril, un martes por la tarde. 





VACAS NEGRAS EN LA NOCHE Nada pienso Cuando toca mi mano El papel Y aparece el Cangrejo Sonriente Sobre mi mano Y nada pienso A la hora del sexo Ni en amar Tu baba sangrante A la hora de amar Y tengo miedo De la torpeza Con que toco tus pies Tus exagerados ocho pies Cual vacas negras En la noche Rumiando Babeantes Una encima de otra Fundidas y negras Desapareciendo en la obscenidad 




Cuando abras este sobre y empieces a leer esta carta estaré en Vermont con la noche posada sobre mi frente, esperándote durante un tiempo prolongado. Tal vez no te reconozca a primera vista, pero sentiré que eres tú cuando aparezcas con un saxofón en la mano y sonrías mostrándome tus dientes que sobresalen como un grito dentro de tu piel oscura; te daré un abrazo, me dirás que el destino nos tenía trazado este encuentro. Luego iremos a un bar, me contarás que abandonaste a tu mujer y que huiste de New Orleans por haber asesinado a un hombre a quien le debías dinero. Te miraré como mira un padre a su hijo, con resignación y paciencia, te daré un beso en la mejilla para redimirte y luego te irás, como huye la luna por temor a la obscenidad, sin una sola moneda en el bolsillo, con el mismo traje desteñido de hace doce años y una botella de licor barato en la mano. Así, despacio, te irás silbando bajito, intentando no decir obscenidades.  




Quién sabe si de la madre de mi madre herede el tamaño y la posición de sus lunares como se hereda el cáncer al seno izquierdo como se hereda la maternidad de dos crías, y herede la sordera de su oído derecho como se hereda la afición por la caza como se hereda el judaísmo, o herede su ceño fruncido como se hereda la temprana edad de la muerte como se hereda el sabor agridulce de la saliva. Quién sabe si para mi deleite o mi fastidio de la madre de mi madre herede un nieto arqueólogo, una nieta poeta, cuya única obsesión sea hablar de la madre de su madre encontrada muerta a los 63 años en su vieja habitación de la calle Owen, o herede tan solo los lunares la sordera el ceño fruncido. 



de:  Présago (Santo Oficio).

II 

Alrededor de mi cuello se enreda la esperanza del condenado a la horca, el que aspira a la gaviota asesina, el que dispara la mirada piadosa del que ama a cualquiera, el que goza deteniéndose frente a la niña que llora, ebria, sobre la pista, y la abraza sin conocerla, y la ama sin ver su cicatriz. Yo, hombre educado, tanta profanidad leída sobre papel, puedo recordar cada verso que tocaron mis ojos, cada línea que anudó mi garganta, las conversaciones a medianoche, las despedidas desnudas de los que amé bajo la lluvia; pero sobre todo, la saciedad extraña de mi sabio hermano de ojos felinos, quien me enseñó a disfrutar la felicidad en pequeñas cantidades, como el aroma fresco del coñac. (fragmento) 




III 

A la izquierda del padre, en cuclillas,
entrecruzados los dedos haciendo la señal del incesto, siento el aroma de flores secas esparciéndose alrededor de mi cuello bajo las manos de mujeres que susurrando a mi oído me hacen saber lo hermoso que me veré colgado. El tumulto se agita, repite mi nombre, y siento mi sangre en un recorrido misterioso dentro de mis venas; mi corazón respira libre como jamás lo hizo, mientras los hombres preparan el vino y aderezan el pescado, tal como hicieron la noche que recibieron a mi padre y al padre de mi padre. (3) (fragmento) 
IV Mañana mi carne será consumida por Sol, y se hará amarilla como él y me haré rojo como ella, revuelta entre sus sábanas blancas, cuando el sudor domine sus tibios pechos y sus muslos se confundan con la pureza; cuando ella despierte por los malos sueños que desnucan, cierre sus ventanas, enjuague su rostro en el lavabo, creyendo que no escuchó nada allá afuera; y sobresaltada busque abrigo en los brazos de su amada: Ella sabrá que su padre ha muerto. Oirá el chasquido de mis dientes cuando destrocen mi lengua y mis piernas suspendidas en el aire soplen como una cometa sobre el patíbulo; entonces ella volará hacia mí y picoteando mis ojos me despertará. Y la libélula aparecerá palmoteando las tiernas aguas del lavabo.  ( fragmento) 








Cuando mi corazón late presuroso
no esperes mucho de mí;
de pocos asuntos hablo,
tan solo de la certeza
como esa mirada en la nuca
que te incita a voltear,
y también de la tristeza
como un confuso laberinto
que a veces mi destino olvida.
¿Si ya lo vi todo?
Vi todo lo que quise ver,
la orilla del mar en el que caeré,
el frasco de pastillas que mi mano acostumbra a coger,
la felicidad, las polillas, el viejo candado
y ese pequeño dragón que tu brazo derecho
iracundo me muestra.

(Inédito)




PÁNICO

No me tientes a caminar
debajo del puente.
Solo quiero un poco de sombra
para respirar.
Algo de lluvia
sobre mis gafas.

(Inédito) 





POEMA 1 

Yo no fumo, pero puedo acostumbrarme como se acostumbra uno a la desesperación y a la desesperanza, y puedo acostumbrarme a las ciudades vacías, al frío helado que abofetea mis mejillas, al té verde después de las comidas, a los ánimos alterados, a las falsas certezas que se repiten reiteradamente en mi tímpano deprimido. Yo no fumo, pero puedo acostumbrarme a los baños públicos, a los horarios rotativos de fin de semana, a los viejos ascensores de un viejo piso madrileño, a los ciclistas y sus bicicletas y sus cascos, a la casa vacía sin tus libros, a los espacios abiertos y a mi claustrofobia, a las ambulancias esperando fuera de casa. Yo no fumo, pero puedo acostumbrarme como se acostumbra uno a los ceniceros debajo de la cama, a tu música odiosa en mi tímpano deprimido, a los desórdenes cuando te alteras, a ese pequeño espacio tuyo para cagar. Todo parecería perfecto si se pensara que hablo de la costumbre de hablar de la costumbre en estos tiempos salvajes; pero no es así. Yo no fumo pero puedo acostumbrarme. 

(Inédito)



POEMA 5 Ninguna ciudad es benevolente conmigo, ni los ascensores ni las puertas de cristal ni las persianas ni las grietas en el suelo ni los muebles empotrados ni los retratos en las paredes. Yo de vez en cuando pienso que tanta tortura es buena, y es tan difícil cambiar las malas costumbres que te asombrarías, querido lector; tú que te asombras de unos cuantos versos sin sentido. 

(Inédito)




TITUBEOS DEL GRILLO 

Entienda usted, 
después de medianoche 
ya no hablo como aquellos, 
sino despacio y 
titubeando, 
en cada puesta de sol, 
en cada mañana soleada de abejorros 
que yace sobre mi helado cuerpo. 
Entienda usted, 
hablo despacio y 
titubeando 
no por temor, 
sino esperando 
que alguien me arrastre, 
asomando hacia la ventana 
su mirada 
sobre mi viril cuerpo insatisfecho. 
Entienda usted, 
ya no soy quien teme, 
sino que soy aquel 
a quien oigo desde su habitación 
desperdiciando papel, 
sirviendo a sorbos el ron 
para no embriagar su espera 
mientras se precipita sobre ella 
y titubeando, 
desespera 
y erecta 
su osado pie izquierdo. Yo no haría 
eso que usted hace, 
eso de esperar y contar 
cada titubeo del grillo. 
Sólo despierte, 
acomode la almohada, 
e imagínela ebria 
tosiendo su nombre, 
y piense 
de espaldas, 
contemplando.

(Inédito)




IF I SHOULD LOSE YOU
(SI YO TE PERDIERA) 

No quisiera solo
ser arena sobre tu estrecha pierna torcida
ni escorpión
bajo la guedeja de tu vientre pulposo
ni gemelo taciturno
de tu incansable boca húmeda.
Debe haber algo más
que la posesión estratégica de los cuerpos
Algo así como
mi madre y mi padre
bailando If i should lose you
(Si yo te perdiera)
detrás de la cortina 
de la bañera,
hace veintidós años.

(Inédito)




CONVERSACIÓN CON MI PADRE EN ESPERA DE UNA RESPUESTA 

Caminando junto a las murallas citadinas, 
me pregunto por qué me asalta este temor de caminar entre el tumulto, 
por qué bebo licor barato de tus labios, licenciosa noche. 
Y solo el silencio iracundo responde 
con su silente carcajada irónica. 
Piqué la locura y le contagié mi lepra. 
Hijo, resume tu vida en tres líneas. 
Y eso hice, 
Con cierta tristeza por mi suerte: 
Apenas 18 años, 
estéril, 
sin poder amar aunque lo ansíe con locura. 
Hijo, no llores, 
te perdono. 
Y, a manera de consuelo, me dijo: 
«La vida es un mamarracho indecente» 
Y después de un tiempo, 
sonreí. 

(Inédito)








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DANIELA GOLDÍN [19.997]

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DANIELA GOLDÍN

Nació el 28 de noviembre de 1987 en Buenos Aires. Es Licenciada y Profesora en Letras por la UBA. Trabaja como docente de Lengua y Literatura. Coordina talleres de promoción de la lectura y la escritura para niños y jóvenes. Dicta talleres literarios en forma privada. Participó en diversas lecturas y ciclos de poesía. En 2010 publicó la antología poética A los ojos en co-autoría con Gilda Zukerfeld. Textos suyos fueron publicados en las antologías Poesía Manuscrita, Vol. II (2009), con edición a cargo de Laura Mazzini y Germán Weissi; Estaciones. Antología Poética Contemporánea Vol. 1 (2013), Ediciones La Parte Maldita; Exit 75, con edición a cargo de Laura Mazzini, Alejandro Parrilla y Germán Weissi.



POEMA

me fui de la fiesta
sin encontrar las palabras
entonces me fui de la fiesta
me olvidé algo
siempre dejo
algo, quedo
en la fiesta que sigue
es que no pensé, no miré (girar era saber)
un taxi hasta la puerta
de la semana
que viene
en la fiesta
quedó la forma
quedé yo
manifiesta, ida



de: "JAPÓN"


I

Hiciste la gran Tokio.
Y ahora recorrés
la ciudad más lejana del mundo
admirás
la arquitectura de los subterráneos
lo blando de estar
en otra parte.

Cuando estabas perforando
escarbabas
barajabas
preguntabas: “¿y si salto a través?
¿si hago una bola de chicle
con todos los que me lloran
y la pego bajo la mesa
hasta que cristalice?
¿si soy Nicolas Cage en `The Family Man´?
¿qué si salto a través,
hasta Japón?”

Japón está muy lejos. Tu cielo ya no es
el cielo de casa
y sin embargo
no es fácil
lo radical
la alienación perfecta
los ojos abiertos en plato
ante la pregunta                 
en Japón:
¿quién sos?



IV

quiero decirte
cuando la poesía te pareció difícil
ya sé
de vos
lo que no entendés
y lo que te olvidás



VII

escuchamos
las historias de Japón
alrededor de la mesa, los ojos
el vino
la salsa de soja (decís que al arroz le falta
porque no te sabe
devolver a Tokio)
ahora es la comida
luego será el té
yo asiento

la información se disemina
en el aire, pero está bien
eso nos hace sentir
que hay de sobra
los condimentos dan el tono
y es
como si habláramos un mismo idioma

yo querría convertir este lugar en un Japón:
vos estarías como en casa, perderías lo extraño
de lo extraño y la tristeza

yo perdería
la ironía de la distancia

qué liviano ha de ser el Japón


harías la distancia del regreso
y caerías, de ojos abiertos
aplicadamente
aquí        



XIII

debería aprovechar tus viajes para escribir
pero no tengo más palabras
un vacío
sellado con lacre
como esas cartas
lindas como tus regalos
desde lejos

todo florece
forma una película
finísima
que no nos deja partir
en busca de profundidades, espejos
o etimologías de tus espaldas
no querríamos eso
si quisiéramos algo
si nuestros pies no estuvieran
determinados
o tan disminuidos




XVII

Si algún día yo escribiese
una carta de despedida
no querría que sobrase
ni una sola palabra.

Una verdadera
carta de despedida
sería algo tan triste
irse y quedarse
con la última palabra.         

¿Dónde viven las cosas
que se dirían solamente
en una carta de despedida?
Cuando ya no importe
quién pierde.

No sé si alguna vez podré
elegir tan bien
cada palabra.

Es muy poco lo que se termina
con una carta de despedida
y sin embargo.

Una carta de despedida implica planificación
y yo no planifico despedirme
nunca
en todo caso me voy
pensando que tal vez la próxima.

Como pensarse muerto:
es brillante, es poético
pero después
es triste.

El final de la carta sería
el nombre propio
expropiado
o terminaría 
con un te amo
porque habría que amar a alguien
para despedirse, para decirle
que ya no nos espere
y ya no nos pregunte
no nos llame
y no nos pida
ya nunca
otra palabra.




XIX

¿Qué estás pensando exactamente?
Por eso no me gusta la gente de Tokio.
Yasunari Kawabata, País de Nieve


Un pájaro enjaulado


¿es un regalo?

¿es un mensaje?

¿es una pintura?

¿es un diagnóstico?

¿es un secreto?

¿es una explicación?

¿es un deseo?

¿es un gato?

¿es la verdad?

¿sos vos?

¿es un pájaro enjaulado?




XXVI

creí que cuando preguntaras
finalmente
el sarcasmo
iba a ahogarme
pero fue mirarte
desde quién sabe cuándo

sólo en tu voz
tuviste sentido
yo quería estar ahí
no tener que volver nunca
a contrastarte
con la calle y todo el resto
quedarme ahicito
donde habíamos quedado
antes de irse hoy de hoy
quedarme a comer
quedarme para irme con vos
a pagar fácil
a comprar japonerías

era hacérseme agua la boca
de ver el sentido en la vidriera
era el arco
de tus palabras hasta mí
¿eras vos diciendo lo siento?




XXVII

¿cómo pudiste?
digo: ¿cómo es que hoy pudiste?





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ROY G. GUZMÁN [19.998]

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ROY G. GUZMÁN

Roy G. Guzmán nació en Honduras y creció en Miami, FL. Candidato al grado de MFA en escritura creativa por la Universidad de Minnesota, su trabajo ha aparecido o es de próxima aparición en Assaracus, Juked, The Adroit Journal, Breakwater Review, Word Riot, Reservoir, Connotation Press, y Notre Dame Review. Roy es el editor de poesía para Sundog Lit y ha sido galardonado con una nominación al Pushcart prize y una mención honorífica en ficción del Gesell Award. Este verano servirá como Escribano para los Derechos Humanos en la Universidad de Minnesota, concentrándose en asuntos que afectan a los migrantes trabajadorxs del campo. Para conectarse: roygguzman.com; Tuíter: @dreamingauze 



Mural restaurado para Orlando

Segundos antes de que el tirador rociara balas sobre los cuerpos de mis
hermanos & hermanas / el DJ detiene los giros del disco de vinilo / & estoy interesado

en ese breve destello de luz rosada / cómo se esparce por las camisas
planchadas hasta tornarse púrpura / cómo una pistola es tan sólo un corazón que se ha olvidado

de cantar. El arrobamiento en los ojos de un extraño / una postura franca ante la resurrección.
Visitas Orlando para fantasear sobre la infancia que no tuviste /

aunque yo haya crecido en la Florida el viaje es un lujo porque crecí
pobre & cuando finalmente me alcanzó para pagarlo llevé a mis padres a los Universal

Studios / fue la primera vez en mi vida que vi a mi madre subirse a una montaña rusa
porque siempre se ha avergonzado de su peso & por error terminamos

comprando un tiempo compartido / bueno no realmente por error / pero por ilusión mía
de que mis padres han trabajado muchísimo en los EEUU así que se merecían

sus vacaciones / & los prestamistas nos siguen llamando tras todos estos años para recordarnos
de la Gran Recesión en la que mi madre perdió su empleo & mi padre

tuvo que jubilarse temprano. Nuestras madres nos dieron nombres
para que supiéramos lo que lleva el encabezado de una lápida / resumen desnudo /

& nuestro deber es sentir el aislamiento que cualquier alineación de letras puede causarnos
cuando están inscritas con pesar / ya que muchos de nosotros nacimos o florecimos

del dolor como cisnes siempre doblegados en el estanque o en cuentas por pagar /
como si estuviéramos pescando claves sobre nuestras tumbas / o donde

extraviaremos nuestra humedad en los cuellos de otros. & justo la noche antes había ido
a la Noche Drag de Lush con otros cuatro poetas / una razón para escapar

de mi rutina & revivir mi adolescencia / me da miedo ir a lugares
que celebran nuestros cuerpos porque es ahí también donde nuestros cuerpos

han sido cancelados / cuando eres moreno & gay siempre te estás muriendo
dos veces / pude ver trece números de amateurs / unos cuantos invitados especiales /

una queen que estaba haciendo una parada en Minneapolis / una sensación
nacional / & la MC cantó una versión ronca pero virtuosa de “When You’re

Good to Mama” & los chicos & las chicas & lxs fems se alineaban con sus billetes de dólar /
que las queens se guardaban en sus perfectos pechos o con sus dientes

& me giré a Danez & le dije que el show completo me recordaba
cuando recibía la comunión de niño / cómo para mí una iglesia es un techo

que siempre se está desplomando / aunque tal vez estuve hablando sobre
amantes que rinden sus condolencias / tan a menudo olvidamos que lo que nos mata ahora

alguna vez creyó en nuestra supervivencia / que una pistola & un rifle separados
pueden crear la figura de tus brazos cuando jalas a un amante hacia ti / que cuando sus

dientes están ennegrecidos quiere decir que escogiste la botella correcta de Sauvignon /
que en nuestros videojuegos uno puede montar una bala hacia la eternidad.

***

Le han pedido a mi pareja que cante en la vigilia de Loring Park. Su coro
ha encargado una pieza de una hora inspirada por “Two Boys Kissing”

de David Levithan / en la que un par de adolescentes participan en un maratón
del beso para establecer un nuevo Récord Mundial Guinness. Un coro griego de almas

que no serán vencidas por la epidemia / encuentra consuelo al narrar los trágicos
aunque verdaderos eventos. ¿Cómo podría cantar durante toda una hora sobre semejante pesar

sin romper en llanto durante mi interpretación? mi pareja me pregunta
mientras actualizo las noticias. Al teléfono / mi madre dice que el odio del tirador

se desató al ver a dos hombres besarse en Bayside Marketplace en
el corazón de Miami / & estoy pensando en que es muy probable que mi madre nunca apruebe

que yo oprima mis labios contra los de otro hombre sin que ese hombre sea
mi padre o una traducción inexacta de él / porque incluso nuestros padres han orado

al menos una vez para que desaparezcamos / Tú no eres mi hijo, maricón. En Bayside
tomé de la mano a un antiguo amante antes de mudarme a la universidad / la luna sobre

el agua como una herida que no habría de sanar / & me botó poco después /
dijo que no podía con el dolor de mi partida / lo cual cuando envejeces

lo clasificas como un dolor necesario que te entrenó para cuándo abrirte & cerrarte
como una casa donde sólo huracanes traspasan / o promesas precipitadas.

Orlando como una naranja / ahora verde con moho / pero aún comestible para algunxs.
La tarde del tiroteo / después de cenar con amigxs que con no morir están

honrando a sus muertxs / llego a casa para tocar el cuerpo sofocante de mi pareja /
una húmeda tarde de junio sin aire acondicionado en Minnesota / lejos de la masacre

pero suficientemente cerca para sentirla / & producimos sonidos de bebé / un ahn de testigo /
un ahn de esperanza / mientras le damos forma al hijo despreocupado de la vulnerabilidad

que corre entre nosotros por las tardes / seguro pero en parte perdido / hasta que mi amante
se duerme & yo me quedo despierto por necesidad & sigo murmurando sus nombres

mientras se suman a la lista / como los rostros en las aguas de un río bautismal. He perdonado
a la tierra por no torcer su cuello un poco más / por no permitir que esas luces rosadas

sigan destellando / dejar que siga intacto el parloteo sin importar qué tan ruidoso.
En esos segundos cuando sus pieles nunca han destellado tan brillantes / tan seguras de

sí mismas / el bartender está agitando una piña colada / la piel de gallina florece
en los brazos de alguien / las calles zumban de placer / un par de amantes

entra / otro ansiosamente espera la última llamada de la noche. Pareciera que
el disco de vinilo quiere seguir girando mientras limpiamos su sangre del piso.

Por ellxs aprendemos a tocarnos otra vez. Por ellxs caminamos a casa / & nos cuidamos.


TRADUCCIÓN DE MARCO ANTONIO HUERTA)
El poema se publicó originalmente como Restored Mural for Orlando en Public Pool: http://www.publicpool.org/dope/text/roy-g-guzman/






Roy G. Guzmán is a Honduran-born writer. Raised in Miami, he is the recipient of a 2016-2017 Minnesota State Arts Board grant, the 2016 Gesell Award for Excellence in Poetry, two Pushcart prize nominations, four Best of the Net nominations, and a 2015 Gesell Award honorable mention in fiction. He has been featured in Kenyon Review, Verse of April, and The Best American Poetry Blog. Roy holds degrees from Dartmouth College, the University of Chicago, and the Honors College at Miami Dade College. In 2015, Roy was awarded a GRPP Graduate Research Fellowship to investigate trauma caused by violence in and migration from Honduras. In 2016, he was the recipient of a Scribe for Human Rights Fellowship, focusing on issues affecting migrant farm workers in Minnesota. That same year, he was chosen to participate in the fourth Letras Latinas Writers Initiative gathering, sponsored by Letras Latinas, the literary initiative at the University of Notre Dame's Institute for Latino Studies, in partnership with the Virginia G. Piper Center for Creative Writing and the MFA Program at Arizona State University. He also participated in the first Poetry Incubator, sponsored by Poetry Foundation and Crescendo Literary. After the Pulse nightclub massacre in Orlando, his poem “Restored Mural for Orlando” was turned into a chapbook with the help of poet and visual artist, D. Allen, to raise funds for the victims.

Roy currently lives in Minneapolis, where he is pursuing an MFA in creative writing at the University of Minnesota.




FINDING LOGIC IN A CRUSHED HEAD

                   for Pilingo

It is not a fallacy that the pulpería owner who wakes up
dressed in a tunic of warriors’ pelos or the milkman

pressing his rough hands against the cow’s tectonic body
remembers the skirted boy with ovarian lipstick for a tongue,

the boy who offered a tenth of his knees to the teeth
of a country with dentures. Because I have lifted my legs

to examine what birds will leave in abandoned nests. Because
I have lifted my hands from the chests of shipwrecked men

who’ve turned the seas into inconsolable lovers with
a misguided orgasm. Or perhaps the pulpería owner—skin

brown and preternatural as an Arizona bark
scorpion on sawdust—will stop laughing one day at the boy

who, before Death settled upon his ashy limbs and his elbows
were triangulated by exile’s amplitude, helped me capture

those polysyllabic butterflies one pins, before nightfall,
to the cruelty of one’s ambitions. The boy’s fine head rested

on the tracks before the train trampled it like masa mix rolled
with an aunt’s hands on an oven, as he tried to cross the border.

Moths stuck to the dictionary of the pulpería slimeball’s mouth,
as an ulcered sun rose from his dry lips. Divinatory wings

in the rusted nail geometry of a bullet hole. Our abuelas taught us
to run like blind ghosts in a backyard. My ancestors

have crimpled wooden doors with their hands, the men have,
and there is no remedio for the hummingbirds a mother casts

from an aghast mouth, the tongues gone missing—those
witnesses of railroads, carnations for the wounded. A new truth

flits among the flame anisacanthus, aquilegia, firebush,
among the Angel’s-trumpets. My vacancies know boundless

absence. I have seen the eyes of hummingbirds blink backwards,
when direction was once read as a declaration for agency. And, yet,

not all milkmen can know how the wretched can live off spoilage.
Ask me where to find need. I am ringmaster of my own sinkings.

Listen to a reading of “QUEERODACTYL IV” by Roy G. Guzmán.



QUEERODACTYL IV

After they find and excavate your wing-fossils,
perseverance might be the trait you’ll be known for.
How swiftly you sloped downwards to pick up
the carcasses floating just above the bloodstained
surface of your old neighborhood. In the laboratory,
the paleontologists will use radiometric dating
to zoom into what bequeathed you that agency to fly.
This one might have outlasted all the others,
they’ll say. Might have even seen each one disappear
behind a bolt of fire blasted from who knows where.
Or you might have been the first to vanish, directly in
the way of the asteroid’s course. Who will, in the end,
exhume our myths conclusively? A young angel’s bones,
shaped just like yours, were uncovered this morning.
A group of diggers hadn’t found anything exciting
for months—in jeopardy of losing all their funding.
I, too, have buried myself under the heavy presence
of change, from a longing, perhaps, to find my remnants,
or their profiles, in places where curious strangers
might prize them. Church is anything with a pair of
wandering hands and a bucket. I, too, have questioned
the usefulness of finding a body stuck in that perpetual,
near-flight position, arms extended like the incandescence
from a lamppost at night—and wished it be mine.



Queerodactyl VI

Mother is anti-devolution, present past unfuture,
& we’re at that stage where eating spoiled flesh
is like going to Las Vegas—mercurial swim-
ming pool of naked bodies. Outside, cop is ash,
cop is unopened bag of glitter you take back
to Wal-Mart for a refund. What do you call a corpse
the ocean’s forgotten to bring back? So much
is layaway canticle, mended whisper, faux pas
de bourrée, braided feathers—it’s no wonder
Spanglish is caged thunder, oblivious certitude
of orchids. Believe the coffee grounds when they
speak of banana plantations. Before we left the house,
our mothers should’ve warned us of mirrors
paginated like bibles. The beat under the floor
invertebrate possibility waiting to blast, armoire
with dresses befitting queens, salacious cinderellas,
when we were laid, fist came before the egg.
Today, no broom is back-broken. Mother is howl
unshuddered slats. That moment when the diggers
can hear the infant cry of desperation under the city
rubble. We run for the exit, but we’re really running
for the interior kingdom of fossils, how tenderly
my mother paired the socks & tied them by the neck.




Queerodactyl VII

Woke up like strangulated terracotta     empress.     Woke up like
                measled fantasia sewage.     The goldmines are revamped.
We’ve defaulted on our loans.     Self-portrait as co-     opted ravine.
                Dish-washing roaches in mold.     This song has blown
piñatas, conga lines     of those disappeared.     Why won’t you gob
                your empathy for this killing?     We believe in mortal
flight     & so our deaths are suspended,     obedient escalade.
                We rummage through Icarus’ bravery as if we weren’t ourselves
tumbling     through the meteorological chaos     of our ancestry.
                I have stared into the eyes     of someone with borrowed skin,
borrowed name,     servant to the wrong     verge of the river.
                She knotted her hair     to the strobe lights,     as gaffs passed
her body undeterred.     Later,     she smeared her gloom
                on the outside walls     of the earth.     Some will say
that is how history begat history.     I’ll say
                glory to fate’s incorrigible nature     & towards which
we violently stroll.




Marsh

The shame of a shadow
can only be judged in the murk.
His chest was a neon
calliope when he
spoke in the hut.
I followed the maze
on the alligator’s snout,
oranges in place of teeth,
thousands of teeth
leading to the marsh.
The flood from my mother’s
mouth pruned my feet.
I peeled my lips for dinner,
the deer in my stomach
slept. Planets fell
like guavas upon the
roof, asking to be
let into the heart’s cell.
You break the spell
whenever you yawn
mantelpieces.
Sometimes I fear the light
more than the shadows’ tongues.




Metal

My beau sets off alarms at the airport.
He came back from a war
America replays inside arabesque bedrooms.
As a rule, he makes love to me when he needs
extra-virgin oil around his shoulders,
my own echoes dishes shattering inside his chest.
He shot a child in the face. Shoots him every night
around the same time, though the child is now
older, and my beau has come to realize
why the headless child resembles him.
He says he’s got a little money saved. He says he wants
to buy a ranch somewhere in Wisconsin (he’s never
travelled there). He wants the Pantagruelian pots
slamming against the pans
contained by the bitter frost of the North.
It’s not that I hear a man breaking down
when he’s most passionately expressing his tin
obsessions. It’s that the dishes fall,
I’m suddenly ten, and I can’t pick them up
fast enough when they pour out of the cupboard,
my baby fast asleep:
a winding clock with snakes to tell time.



The Fighter of Nortune

How many versions of you can there be?
Multi-million deals, virtual genealogies,
monstrous Hollywood handprints,
the aphasic on suicide missions.

In a discounted edition of the world,
you lead the invasion.
A three-hundred-million-year-
old princess is offered as down payment —

your skin oozes its trademark phlegm.
When was the last time the government
loaned you a pair of corrective lenses
to fight?

Like Samson, pull the pillars to the ground.
But give the guests sufficient time to leave
the rave. In red solitude
the hero can adjust to his own reputation.



Jungian

Hogs commune in an open field
to decide your fate.

The course of reincarnation
is the reenactment of Cain’s decapitation
of his brother’s flock
because God — too — looks away.

The pigs mumble under their stitches.

Fei practices variations of punches
on a board of Scrabble,

his two-dimensional frame rotating
and rotating until parts of his innocence
are sacrificed to the wild wiring

behind the television.

One god pulls a screw
from his chest
and offers it to his son,
who wears it as an earring.

The hogs misbehave in pixels.

Even martyrs
reject the thought of a comeback.



MUSEUM FOR THE ASKING

The heart can only lament in cuneiform. Blunt
carvings on a clay tablet, which, independent
of their malformations, settle on the material

                  for anachronistic scrutiny. The heart
in prefix—like a warrior’s sharpened teeth
around the necks of the enemy.
Boot prints on plantain leaves; Morse code
of spears for the unquenchable defeat—
            hypotenused, stiff.

A temple of orchids
                     overlooks a mass grave of temples,
                     as two figures flee from each other
because they are what’s left of sustenance.
Hearts on chapped lips;
                      sun’s inversions. The archeologist
disinters the tablets—telling his therapist
                                        it’s the rocks he’s after.



FORAMINA

On our first dates, I drag his body
aimlessly across damaged cornfields.

A returning heartbeat could fester a romance.

We head out to the industrial
sector of the city, our preferred hangout
spot to growl at each other

lines from Law & Order, Great Expectations—
anything by Eliot or David Foster Wallace.

Inside chicken coops,
before the bus arrives, I inject him
with massive transfusions of false recollections.

Fellow passengers on the bus envy me.
He barks at them, & they feed him glances.

As we sit at the churrascaria, he drools
on his Christmas sweater over another
ripped divorcé—a war survivor, this time.

My boyfriend hunts
for casualties in the restroom,
as the waiter decants holy water in my glass.

I squeeze shards between my palms of his broken moon
for the werewolves to remember.

When death returns from the restroom,
he pulls out a credit card ridden with maggots—
asks the server if they accept
American Express or Discover.

Try killing a flesh-eating man-shadow
& the patriarchy will hurl him back to life

in your poems. He will thank Jesus
for the Last Supper. He will linger
long after decomposition.

I confidently carve holes in his chest
without his attention for detail:

Holes in the shape of cruise ships to the Bahamas.
Holes like family
reunions in Nevada.

In every cavity of his body
I place reminders of who I am—
he won’t read them.

As we promenade home from the movies,
after catching a flawed remake of a classic,

the moon sheds its clinical
surveillance over our skins.

There will be sequels, he gripes
the last time I understand him.

On his dead lap, I plant sesame
seeds before resting my head. A fly
buzzes inside our bedroom.

The dead, too, can wish to die anew.

                          

CASUALTIES OF ART

                  A plane crashes into a bike. The front part of the bike lands in a river; the back, in
a desert of glass. No one survives.

                  The clouds swarmed the sky like emerald cobras. The gray choked
                                     on our prayers for rain.

                  I would relinquish my thousand masks
                  to seal the pits in my mother’s smile.

                                      Near the site of the crash, a vulture perches on a desiccated branch.
                                                                                                                                                           By sundown,

both collapse into ash.



MIDWESTERN SKULLS FOR THE BROKEN LATINO

People who crave the jaw
& not the fox’s gentle tail—
         his land mine

           of teeth; a temporary exit
for those who yearn to return to the coyote’s
                 tent to reclaim their belongings—
the chopped head, the neck
before it was plucked from the rest of the body
like a hen’s for dinner. Antique shops 

         for raccoons’ clawed feet;
                                                    a necklace
for a woman in labor. After the snow melts
the dead return to their natural habitats—
eyes barely shut under the charcoal, whiskers
                                   trapped in the pinecones.
Some secrets are better rolled into the mouths

          of strangers
          when they sleep. A father can make up
suffering’s seasons: leave in the afternoon,
then sneak in through a windowless frame— 

though these, too, can be called winter & fall
          & held by a child’s contemptuous hands
in a garden where only the wind
can be torn from branches.   

                                             Did they really mean
to leave us shipwrecked—those sailors
who recognized flesh but not what the flesh
                                    can camouflage? People covet

the mandible as it’s handed down
          for all to drink from. In his hands
I appear dead—
but here, here in my chest, is where my father
           finds the new continent

           of directions measured in forgiveness.
I sleep in the wilderness,
like a fox loitering in a frozen meadow,
                                         & I’ll feed him forgiveness
                                                                    if he asks.





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CHRISTOPHER SOTO [19.999]

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CHRISTOPHER SOTO

Christopher Soto (aka Loma), nació en 1991 en Los Ángeles, EE.UU., es poeta punk queer latinx y abolicionista del sistema penitenciario. Nombradx unx de “diez poetas latinxs emergentes que debes conocer” por Remezcla. Poets & Writers rendirá honores a Christopher Soto con la entrega del Premio Barnes & Noble de Escritorxs para Escritorxs 2016. Fundó Nepantla: A Journal Dedicated to Queer Poets of Color junto con la Lambda Literary Foundation. Su primer plaquette “Sad Girl Poems” fue publicado por Sibling Rivalry Press en 2016. Originarix del área metropolitana de Los Ángeles; ahora reside en Brooklyn. 

Christopher Soto aka Loma (b. 1991, Los Angeles) is a poet based in Brooklyn, New York. He was named one of “10 Up and Coming Latinx Poets You Need to Know” by Remezcla. He was named one of “30 Poets You Should Be Reading” by The Literary Hub. He was named one of “7 Trans & Gender Non-Conforming Artist Doing the Work” by the Offing. Poets & Writers honored Christopher Soto with the “Barnes & Nobles Writer for Writers Award” in 2016. Christopher Soto’s first chapbook “Sad Girl Poems” was published by Sibling Rivalry Press. His work has been translated into Spanish and Portuguese. He is currently working on a full-length poetry manuscript about police violence and mass incarceration. He founded Nepantla: A Journal Dedicated to Queer Poets of Color with the Lambda Literary Foundation and cofounded The Undocupoets Campaign. He is editing Nepantla: An Anthology Dedicated to Queer Poets of Color (Nightboat Books, 2018). He interned at the Poetry Society of America and  received an MFA in poetry from NYU.




Todxs lxs chicxs muertxs se parecen a mí

Por Orlando


La última vez que me vi morir fue cuando la policía mató a Jessie Hernández
Queer morenx de 17 años, que dormía en su carro
Ayer, me vi morir otra vez. Morí cincuenta veces en Orlando. Y
Recuerdo haber leído al Dr. José Esteban Muñoz antes que falleciera
Estudiaba en NYU, donde él daba clases, donde escribió mierda
Que me hizo creer que la supervivencia de lxs queers morenxs era posible. Pero él
no sobrevivió y hoy, en la pista de baile, en los baños públicos, en las noticias, en mi pecho
Hay otrxs cincuenta cuerpxs, que se parecen al mío, y que están
Muertxs. Y he marchado para Black Lives y hablado también sobre la brutalidad policiaca,
Por años ya, en contra de las comunidades indígenas, pero esta mañana
Lo siento, realmente lo siento de nuevo. Cómo podríamos imaginarnos // Siendo negrxs nativxs
Hoy, gente Morena // ¿Cómo podríamos imaginarnos
Cuando Todxs lxs Chicxs Muertxs se parecen a nosotrxs? Una vez, le pregunté a mi sobrino
Dónde quería estudiar la universidad. Qué carrera le gustaría, como si
Todo el mundo fuera suyo para escoger. Por una vez, me respondió sin temer
Lápidas o jaulas o las manos de un padre. Las manos de mi amante
Ayer, adoraron todo mi cuerpx. Creó lxs ángeles con mis labios, Ave María
Llena de Gracia. Me acomodó hacia arriba como el techo de una catedral en NYC
Antes, de abrir las noticias y leer. Y leer sobre gente que piensa que dos queers morenxs
No podrían construir catedrales, sólo cementerios. Y cada vez que nos besamos
Se abre un lote funerario. En la recámara, acepto su beso y pierdo mi reflexión.
Estoy cansadx de escribir este poema, pero quiero decir una última cosa sobre
Ayer, mi padre llamó. Lo escuché llorar por tan solo la segunda vez en mi vida
Se le escuchaba como si me amara. Es algo que rara vez soy capaz de escuchar.
Y espero, si acaso, que sea su sonido lo que mi cuerpo recuerde primero.

TRADUCCIÓN DE MARCO ANTONIO HUERTA
Este poema se publicó como All The Dead Boys Look Like Me en Literary Hub: http://lithub.com/all-the-dead-boys-look-like-me/




ALL THE DEAD BOYS LOOK LIKE ME

for Orlando

Last time, I saw myself die is when police killed Jessie Hernandez
                                      A 17 year old brown queer, who was sleeping in their car
Yesterday, I saw myself die again. Fifty times I died in Orlando. And
                        I remember reading, Dr. José Esteban Muñoz before he passed
I was studying at NYU, where he was teaching, where he wrote shit
                        That made me feel like a queer brown survival was possible. But he didn’t
Survive and now, on the dancefloor, in the restroom, on the news, in my chest
                        There are another fifty bodies, that look like mine, and are
Dead. And I have been marching for Black Lives and talking about the police brutality
                        Against Native communities too, for years now, but this morning
I feel it, I really feel it again. How can we imagine ourselves // We being black native
                        Today, Brown people // How can we imagine ourselves
When All the Dead Boys Look Like Us? Once, I asked my nephew where he wanted
                        To go to College. What career he would like, as if
The whole world was his for the choosing. Once, he answered me without fearing
                        Tombstones or cages or the hands from a father. The hands of my lover
Yesterday, praised my whole body. Made the angels from my lips, Ave Maria
                        Full of Grace. He propped me up like the roof of a cathedral, in NYC
Before, we opened the news and read. And read about people who think two brown queers
                        Cannot build cathedrals, only cemeteries. And each time we kiss
A funeral plot opens. In the bedroom, I accept his kiss, and I lose my reflection.
                        I am tired of writing this poem, but I want to say one last word about
Yesterday, my father called. I heard him cry for only the second time in my life
                        He sounded like he loved me. It’s something I am rarely able to hear.
And I hope, if anything, his sound is what my body remembers first.




In Support of Violence

Two hundred Indian women killed their rapist on the courtroom floor of Nagpur in 2004. When Police tried to arrest lead perpetrators // the women responded “arrest us all.”

In this windowless room // where he poured acid & stole money // arrest us all
In this windowless room [shut like the gut of an ox] arrest us all
Gored & gorge are words to describe a wound          Gorgeous // the opening
Of a blade inside his chest       Gorgeous // black galaxies, growing
Across his skin, we threw rocks & chili pepper
Arrest us all
On the railroad tracks // where he murdered our sisters & left their dead bodies
On the railroad tracks // where black ants began // biting crowns into
Calves //                           The world is spinning and we’re // falling from its bed
How could we mourn?      He kept killing // & threatening // & raping us
Arrest us all                           On the red puddle // on the white courthouse floor
Arrest us all                     We sawed his penis off // & tore his house // to rubble

Look // the streets are swarming // in protests                         [welcome home]
The night is neon & buzzing like bumblebees
We never wanted to kill // only to stay alive // &
We waited like virgins // for the gentleness of strangers // to help or empathize.



TRANSACTIONAL SEX WITH SATAN

He smokes // heavily // & smells like // the suicide // of one thousand angels.
Intergalactic ash // spread // over his // bed sheets // & vintage dildo // dreams.
I write // bestial love-letters // & have an affinity // for gothic cemetery // cults.
Mother // used to ask // for my strangeness // to be kept deep // inside Alcatraz.
Bound & bruised // I’ve become the siren & shipwreck // synonyms for lonely.
My sex is // melancholic terrorism // or // witchcraft in // the Catholic Church.
He plugs my nose // my tonsils gape open // & dick is shoved // into my heart.
Lampposts mock fireflies // in their flicker & worry // about seizures in the sky.
Been drunk & practicing // telepathy with friends // everyone has low // libido.
He ejaculates // & lilacs // fill the room // jars of milk & honey // below stucco.
In the morning // I’m awake & lonely // I clip my toenails into crescent moons.
Everything is legal // somewhere.



SELF PORTRAIT AS SONORAN DESERT

She walks across my chest—
                                                          dragging her shadow & fraying
                                                                               [All the edges].
My nipples bloom // into cacti—
                                          Fruit & flower.
She eats // then I do.
           —A needle pricks her.

I have only seen this woman // cry once—
                                                                Squeezed // like a raincloud.
She cried because // two white men.
[Two white men]
                                                       Built a detention center—
                                                                            From bone & clay.

[The first bone— my clavicle].         The second— her spine.
She howls
                                                                  [As the fence // surrounds her].
She coughs &
Combs // the floor // my chest
                                           [Shiv-shivering].
Inside the detention center—
                                                     [She is named] “immigrant” “illegal.”
                                                                          She loses 15 pounds &
Mental health & her feet are—
                                Cracked tiles // dirty dishes.

This border—                         is not a stitch [where nations meet].
This border is a wound //                         where nations part.



YES, I HATE AMERICA

How electric // tidal // capitalism // crashes over us.
Neon burial grounds // tumbling // through the border.
That day I left // my ex-nothing // on Apache lands.
He sold my memory // for mule // psychiatric garden.
Yelling my ignorances // each fence erect // splooging!
Surveillance cameras // shaking // skinhead passports.
Border communities // patrolled // petroleum desires.
This sweet & cherry // boy-pussy // is a great machine.
How could I // leave // ethereal night // or etheridge?
Feeling fucked up // no license // in the porn arcade.
Hell is temperate // climate // compared to // this life
Without you.
      Poems were originally published in American Poetry Review




Los Padrinos Juvenile Detention Center, Unit Y2 

Each week
I walk through metal
Detectors // laughing guards
Muffled mothers

A basketball court // a black-
Bird // barbed wire

& More
Barbed wire.

To be here
Where the concrete ends
& Page begins.

I teach poetry to incarcerated
Boys [ages 15-19]. They


Are sons // & fathers // & brothers // & lovers
& thieves


[Just like me]
They want to learn

How to write
How to take the pain & make it beautiful.

When class begins

Televisions are turned
Off. The chessboards are
Put away.

Put Away.
& The boys join me // by the stain-
Less steel lunch table

In the back of this grey
Brick room.

Everyone looks the same
Grey

Cotton sweatpants // sweaters sharpied with
Numbers.

Most heads are shaved // some are
Tattooed.

I want to ask the boys about their lives
[Outside of the detention center]

But every story ends with
The word prison.

“My mother… prison.”
“My father… prison.”
“My skin tone… prison.”
“My language… prison.”
“My nation… prison.”
“My gender… prison.”
“My ratty cloths…”

[Will be returned upon release].


Part II

Julian calls me Carnal now.

He spent the first couple weeks of
Our poetry class trying to scare me

Away.

He would lift up his shirt
Showing me
The name of his gang.

The names of his dead friends
[Etched in ink across his stomach].

I would tell him to
Put his shirt down

[But I would want him to keep his shirt up].


Once
Julian told me // he wasn’t afraid of
Death.

All I could think about was his abs.

None of the boys in Unit Y2 know
I’m a faggot.

Before each class // I’d wash
The red paint off my nails
Lips

Then
Exchange my black dress
For blue jeans.

Here // each body is disciplined for its difference.
Each person is disciplined for their distance

[To state power].

Yesterday

I was reading a letter, written
By Dee Dee

A trans woman
Sentenced sixty years to life

[In a men’s prison]

For killing
Her abusive boyfriend.

Dee Dee [now]
Continues

To be raped & physically assaulted
Behind bars.

She will not fight back
Anymore

She has been transferred
From prison

To prison to prison
To prison to prison
To prison to prison
To prison to prison
To prison to prison
To prison.

She has been placed in solitary
Confinement [against her will].

For her protection?

She spends twenty-three hours
A day alone.

On hunger strike
She was sent to the hospital.

When each act of resistance
Is labeled as aggression

When you can’t even scream in pain
[Without being pathologized].

Wouldn’t you
Starve yourself too?

Pull each rib
From its ribcage.

[Anything to open the prison doors].


Part III

In Unit Y2
Julian is finally released.

He is let out of
The detention center
Early

On probation // with an
Ankle monitor.

This monitor
Will track his every move.

This monitor was created in the 1960s at
Harvard University by a small group of researchers

[Including
R. Kirkland Schwitzgebel
& His twin brother

Robert Schwitzgebel]

As part of
Some project that I don’t really care to
Write about.

Last week
I heard on the news

The Federal Government

Is going to start
Using these
[Ankle monitors] to

Track the movements of
Undocumented Immigrants.

[People]

Often
Fleeing poverty & violence
With their children.

People
Who are awaiting trial
& Sometimes
Deportation.


People
Like my tios // like my primas

Like Julian’s family
&

I want to congratulate Julian
On his release

From Unit Y2

But I feel uncomfortable


Proposing the thought

That he is now free

That he is now human
[Or citizen].

I want to tell Julian


Everything has changed
But there is still institutionalized

Discrimination
Against convicts

[In access to housing // education // & employment].

Prison is the new slavery.
Prison is the new Jim Crow.

Nothing has changed.
Nothing has changed.
Nothing has changed.
Nothing has changed.
Nothing has changed.
Nothing has changed.
Nothing has changed.
Nothing has changed.
Nothing has changed.
Nothing has changed.
Nothing has changed.

No // Julian. You are not free.

They just rearranged
The boundaries of your cage.


Part IV

How did we end up here?

Licking our claws
Walking in circles
Panting.


With no water bowl
Of course we look like animals

[Of course we run from poachers].

In 1906
Ota Benga was put on exhibit

In the Bronx Zoo.

In 1896
One hundred Sioux people
Were put on exhibit

[In the Cincinnati Zoo].

There is
A whole
Western
History

Of African & Native
Bodies being displayed
In human zoos.


The first time
I was arrested
& displayed

[I was only fifteen].

A whole neighborhood watched
As I was stuffed into the backseat
Of a police car.

Wearing nothing
But my underwear

[A cloth which hung like a white flag]
A beckoning to surrender.

I was placed
In handcuffs.

& All of the faces
In that neighborhood

Looked            [like security cameras].

Capturing just one instance
In the scene.

The brown boy
The police car
The tow-truck.

When I was arrested

For stealing my father’s car
[& Running away]
From an abusive household

Nobody saw the fear
Nobody paid attention to

My father’s chaffed hands.

The way his grip tore
Through my clothes.

Nobody wanted to talk about
The circumstances
Which created the “criminal.”


The prison isn’t just a holding cell.
The prison is any place

Where fear is profited on.

Part V

I never wanted to be
A criminal.

This isn’t what I had planned for.

A life of opposition, of resistance.

Where every day, I wake to

[Threats & self-defense].

How badly // I want to leave.
Open all the cellar doors.

Let the brown boys free
Like wedding doves.

Erase the names engraved
In the bullet proof glass.

[Spit the teeth out
Lodged in my esophagus].


The image I see
Is not one of violence but I understand
The trembling.


The image I see is a simple one


Where our fears are let go of
& our empathy is held onto


& Julian is laying down

On a couch in his mother’s living room


Watching cartoons // after eating cereal.

[It’s a lazy Sunday morning]
& Julian’s sister is still asleep.

The blankets are pulled
Chiefly

Over her shoulders.
Sun tilting through cotton
Curtains.


She yawns & stretches. She does
[Whatever she wants to do].

& Nobody wakes her
Forcefully

Not Julian, not the police.






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RAQUEL GUTIÉRREZ [20.000]

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Photo By Luis F. Guizar


RAQUEL GUTIÉRREZ 

Raquel Gutiérrez es poeta, artista y activista con sede en la bahía de San Francisco. Originaria de Los Ángeles, EE.UU., es miembro co-fundador del conjunto de arte de performance Butchlalis Panochtitlan y editora fundadora de Econo textual objetos, una pequeña prensa para los escritores y artistas cuyo trabajo se basa en las realidades de la clase trabajadora. Ha cultivado ya una larga trayectoria como escritora e intérprete. Es actriz de cine, curadora, editora (Econo Textual Objects, establecida en 2014), dramaturga, gestora cultural y organizadora comunitaria, reside en la ciudad de Los Ángeles. Escribe sobre arte, cultura, música, cine, performance y acción comunitaria y crea composiciones de performance para solistas y ensambles. Running In Place: poems about INSTITUTIONALITY es el tercer plaquette de Raquel publicado en marzo 2015, siguiendo a #WhiteBoo y Breaking Up With Los Angeles (Econo Textual Objects, 2014). 



Raquel Gutiérrez has long been a writer and live performer. She is a film actor, curator, publisher (Econo Textual Objects, established 2014), playwright, arts administrator, and community organizer. She writes about art, culture, music, film, performance and community building and creates original solo and ensemble performance compositions.

Running In Place: poems about INSTITUTIONALITY is Raquel's third chapbook released in March 2015, following #WhiteBoo and Breaking Up With Los Angeles (Econo Textual Objects, 2014). She's performed her poetry, prose and essay works locally, nationally and internationally as a solo artist (including the mountainsides of Arcatao, Chalatenango, El Salvador, Visual AIDS, Smithsonian National Museum of the American Indian, El Museo del Chopo (Mexico City), Yerba Buena Center for the Arts, MOCA (Los Angeles), Beyond Baroque and a bunch of colleges, but only one youth authority center). Gutiérrez earned her MA in Performance Studies from New York University in 2004. Raquel's work has been featured in The 2nd Los Angeles SUR:biennial,  Self Help Graphics Annual Print Fair & Exhibition, Perform Chinatown 2011, GUTTED (2010), LA Vs. WAR II - Art for Peace in the Hope Era,  A co-founding member of the now retired performance ensemble, Butchlalis de Panochtitlan (BdP), a community-based and activist-minded group aimed at creating a visual vernacular around queer Latinidad in Los Angeles. Her work has been published in Los Angeles Weekly, Artbound, The Portland Review, GLQ, Raspa Magazine, RECAPS, Make/Shift, SUR Biennial 2013, and Ambientes: New Queer Latino Writing (edited by Lázaro Lima and Felice Picano). She has poems in Huizache (Fall 2014). She has written catalog essays for visual artists Hector Silva, Shizu Saldamando, Wu Tsang and upcoming Rafa Esparza for Made In L.A. 2016.


Orlando

Este fue el verano en que alzamos la mirada,
y miramos a nuestro alrededor. Nos tallamos el sedimento del
sueño en los contornos de los ojos. Tiernamente.
Era un pedazo de película que soñamos colectivamente

                                   Aún no hemos llegado

Este fue el verano de escuchar primero, por una señal
que nos permitiera respirar, exhalar en el abrazo de unxs
a otrxs. Recordando que siempre ha sido más fácil hacerlo
con extrañxs. Distanciamiento en la noche, intercambiando

movimientos de baile con extrañxs que se sienten, también, de este modo
Y porque hemos dicho que honraremos a lxs muertxs
bailando más, y voy a asegurarme de que lo hagamos. La Vergüenza
Gay sabe que estoy demasiado quebrada para que me importe. Cuando este

se convirtió en el verano en que dejé de hablar de todo esto: un
paraíso concretado en éxtasis, paralizado por arcos coloridos;
aún puedes verlos en ventanas opacándose
por las rentas en aumento, por sentado. Está grabado en la médula,

                                   este saber, el sol saldrá cuando
                                   regresemos a casa del club nocturno

TRADUCCIÓN DE MARCO ANTONIO HUERTA
Orlando se publicó originalmente en Entropy Magazine: http://entropymag.org/orlando-by-raquel-gutierrez/



ORLANDO

This was the summer we finally looked up,
looked around. We rubbed the sediment of
sleep from the corners of our eyes. Tenderly.
It was a filmstrip we had collectively dreamt

                         We had not arrived yet

This was the summer of listening first, for a cue
permitting us to breathe, exhale into each other’s
embrace. Remembering that it was always easier
with strangers. Estrangement in the night, exchanging

dance moves with strangers who felt this way, too.
And because we said we would honor the dead by
dancing more, I am going to hold you to that. Gay
Shame knows I am too broke to give a fuck. As this

became the summer I stopped taking all of this: a
paradise concretized in ecstasy, paralyzed by colorful
arcs; you can still see them on the windows made dull
by rising rents, for granted. It’s etched in the marrow,

                         the knowing, the sun will rise when
                         we come home from the club




NACO POWER (for la guerra de los dos lados)

Estoy en una disco
que se llama La Plaza
todavía vive y queda en la
calle La Brea cruzando
la Melrose en Hollywood

Tanta jotería se encuentra aquí
que a veces es natural olvidar
las mujeres inventadas, ensayando
las letras de traición que se escuchan
en las canciones de Paquita, la gran
dama de la revancha

Se arranca el
Naco power.
Naco power.
Naco power.
Naco power.

Empieza el show y las plumas doradas
brillan debajo de un
globo espejado
Llego con mi mejor amiga
Marí, la soltera buscando las del pelo suelto

Trenzas agresivas
Femenino masculino grueso
Vestida con camisa de futból
Americano
Anda suelta la soltera
y las dos queremos
echarlas a todas

Que naca bien naca
Bien naca mi fren
Trae

Naco power.
Naco power.
Naco power.
Naco power.

Vemos a una chica
con pelo del color de zanahoria
Trae cadenas doradas
Amuletos de oro
apenas diecinueve

Que le digan la Viri
Viri
Viri
Viri-Viri Diana
Hasta el ombligo trae joyas
No es cualquiera

Yo me sonrío debilmente
Yo te apoyo Marí
Tenemos
Naco power.
Naco power.
Naco power.
Naco power.
entre las dos

Dos semanas después
La Marí me contaba
como se quedó plantada
Pues La Vidi no salía de su casa
era una caserón en medio de un barrio
en el sureste de Los Ángeles

A lo mejor te salvastes, mi fren
mi fren, te salvastes

Dos horas pasé esperándola
me la quería
pues tu sabes
pero el tío, había un tío
no te conté de la Viri y su Tío

Paquetes
le estaba esperando los paquetes
ni te cuento de los paquetes
Pa' que te cuento

Sorpresas
por andar de pendeja
Y llena de
Naco power.
Naco power.
Naco power.
Naco power.




NACO POWER (For The War on Both Sides)

NACO POWER

I'm at a club
called La Plaza
She’s still alive and holding it down
on La Brea

Cross street
Melrose in Hollywood

Maybe you know it?

Tonight
there is so much jotería here
Naturally you sometimes forget
the women of invention, rehearsing
lyrics, songs of betrayal, the kind you hear
Paquita wail in the songs that have made
her the grand dame
of vengeance

Doors open
Here comes the
Naco power.
Naco power.
Naco power.
Naco power.

Start the show 
see the arc of golden feathers
glow under a
mirrored globe
I arrive with my best friend
Mari, the bachelor looking for the loosest of long hair

Her aggressive braids
Female Male thickness
Dressed in football jersey
going long all night

My friend so naca
So naca my friend
She’s got the

Naco power.
Naco power.
Naco power.
Naco power.

We see a girl
with hair the color of carrots
She wears gold chains
And amulets 
she’s only nineteen

Her name we’re told is Viri
Viri
Viri
Viri, Viridiana
She wears her name on a thick platinum bracelet 
in case we forget

I smiled weakly
But I’m here because I support you, Marí
We have
Naco power.
Naco power.
Naco power.
Naco power.
between the two of us

Two weeks later
Mari told me
I got stood up
Viri wouldn’t leave her house

I could see her at the window inside
an enormous house in the middle of a barrio
in southeast Los Angeles

You dodged a bullet, my friend,
my friend, you dodged a bullet

Two hours spent waiting
I wanted to
you-know-what but the little girl had an uncle
and her uncle had a package for her
She said she felt bad

Packages
packets waiting for her
long story these packages

I don’t even know where to start

Surprises
filled with
Naco power.
Naco power.
Naco power.
Naco power.



Extracto de #WhiteBoo: Para Yolanda Retter


#26

 For Yolanda Retter

No one
taught us
how to live
and receive

we waited
for our golden calf
any form of recognition
stated in the positive

there was alcohol
in abundance
silly smoke screens
that obscure

an honest reflection
the laws on books
you took to task
first in this city

you took issue
with history
you made it possible
necessary

absolutely life depending
to question authority
your life’s work
because life is work

took work
to appreciate
you beat your chest
refusing mea culpa

slighting the white woman
I was with that night
asking her not where she was from
but when was she going to

fuck up on me; it was you way
of saying hello.

a warrior of the body politic
the kind of fighter
that leaves on her armor
only to see my reflection

in your metal chestplate
to see what
often goes unseen
seldom a voice

yes, the armor is a mirror
that speaks roughly




Segundo extracto del nuevo #WhiteBoo chapbook


#10

Curse the state of contemporary art
Mid-Spring; I sit up front behind black
Church, an elegant curvature as lithe and
white masculine bodies seize the
season amongst the seizure-inspiring

Strobe; when I follow the catwalking
I see the entire audience behind me; angular
Asexual. A brutalist movement. And muscle
Butch queens are the only semblance of
Camp

there is only one black choreographer
And she shouts me down about cunty realness;
scolds the woman in front of me about
Her less than ebulient response to her call and
Now perhaps less shall travel to Harlem.

non-existent is the approach.
Is it just
better to not exist?
Question the approach to
the House of Xtravanganza

and other grander
authenticities with custody; even
the highest of priestesses
greet Yemaya with their backs
turned to the ocean




#16

I wake up and think of that black and white photo
Of you with your dad that hung in our hallway
You’re tiny and looking into the camera; he’s balding
and bending over you with a belly that peeks out

from underneath his smallish polo shirt. Yours is a
straight bob, bangs that frame a smile, toothy and
generous. Dust here alongside the where. Hope and faith.
Your little face implores the camera to believe. The joy

from the previous decade blunts this part of the story. Your
dad pulls your mom’s wig off her chronic disease; flushes it
down the toilet because he was a rageaholic. We can say
it plainly because what other reality was there? Then he

left and came back and left again. You grew up; he blinked
back sobriety. And your mom returned to school; found an
embarrassing boyfriend named Don in A.A. The solitary cathexis,
the atavistic ability to turn the youngest daughter into a feral

cat. And now I have love again and am making it work since
that’s what you called survival and I only know this because the
scars on my face make me look distinguished though I wince
when I remember how I got them in the first place.


















 -

FRANK SHERLOCK [20.001]

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Frank Sherlock

Frank Sherlock es un poeta de EE.UU., y el segundo poeta laureado de Filadelfia.

Obras 

Libros

Space Between These Lines Not Dedicated, ixnay press (2014)
The City Real & Imagined (w/ CAConrad), Factory School: Heretical Texts v.5 (2010)
Over Here, Factory School: Heretical Texts v.4 (2009)
Ready-to-Eat Individual (w/ Brett Evans), Lavender Ink (2008)

Chapbooks

Neighbor Ballads, Albion Books (2013)
Very Different Animals, Fact-Simile Press (2012)
Don't Forget Me in the Dimension You Choose to Live, Splitleaves Press (2010)
Feast Day Gone & Coming, Cy Gist Press (2010)
Over Here, Katalanche Press (2008)
Daybook of Perversities & Main Events, Cy Gist Press (2007)
Quatro, Dusie Press (2007)
Wounds in an Imaginary Nature Show, Night Flag Books (2007)
Spring Diet of Flowers at Night, Mooncalf Press (2006)
ISO, Furniture Press (2004)
End/Begin w/ Chants (w/ CAConrad) Mooncalf Press (2001)
Thirteen, Ixnay Press (1998)

Antologías

BOOG Philly Reader, BOOG Books (2012)
Journeys South, City of Philadelphia Mural Arts Program (2011)
OWS Anthology, People's Library (2011)
Elective Affinities, CSR Cooperative (2010)
Sturm and Drang: New Orleans Anthology, Big Bridge/ Trembling Pillow Press (2009)
Landscapes of Dissent: Guerrilla Poetry & Public Space, Palm Press (2008)



No Border No Cry 

Olvida que tus bailarines estaban fuera de la ley
Olvida el hambre
Olvida el genocidio
Olvida que Walt Whitman te odia
Olvida tu cara distante reflejada como la del Otro
Olvidan que te hicieron policía para demostrar que eres capaz de obedecer
Olvida las viviendas sociales
Olvida que la Ley de Extranjería y Sedición fue creada porque no se puede confiar en ti
Olvida la vergüenza que fue lanzada sobre ti en forma de banderas de contención  
Olvida que te hicieron implorar ser blanco
Olvida tus días paganos de brujería y el desenfreno que hace que el poder se ponga 
nervioso
Olvida el Temor Rojo
Olvida los himnos de los trabajadores organizados que tan a menudo van acompañados por danzas irlandesas
Olvida a los brigadistas cosechando café sandinista en las colinas
Olvida 1649
Olvida las rebeliones de esclavos en Barbados luchando hombro a hombro con los africanos
Olvida que todavía te dicen flojo y borracho
Olvida que te colgaron una y otra vez
Olvida que el Imperio cambió su receta para absorberte
Olvida que dijeron que eras salvaje
Olvida al que llamaron "Castro en mini-falda"
Olvida África      Olvida Palestina               Olvida a un St. Michael quemándose  en American Street &

Conviértete en un promotor de la Gran Casa
Conviértete en un Rizzocrata
Conviértete a la Asociación de Defensa del Ulster aquí en el Suroeste o en el Sur de 
Boston
Conviértete en un erudito en la Biblia de bolsillo de Cromwell
Conviértete en un carnicero de Shankill
Conviértete en un defensor de la corona por la recompensa de ser digno de usar la blancura
Conviértete en el cabeza de fiambre que asesinó a Fred Hampton
Conviértete en el Voluntario del Año
Conviértete en un francotirador en la 60ª y Springfield
Conviértete en alguien que Domina el “agarrar el látigo”
Conviértete  en “Top Gun” Stephen McKeag
Conviértete en un defensor de la aplicación de la ley
Conviértete en una víctima de la fatiga de la compasión
Conviértete en un portavoz de la detención sin cargos
Conviértete en un negador del Holocausto
Conviértete en contra de la inmigración
Conviértete en Sean Hannity
Conviértete en un miembro titular de las instituciones que en el fondo te odian
Conviértete en un amnésico
Conviértete en un nuevo nativista
Conviértete en un pirómano de iglesias
Conviértete en un quemador de cruces                  o

Recuerda a los Provos Negros
Recuerda a Assata cuando pienses en Joe Doherty
Recuerda las raíces del Derry Libre en el Berkeley Libre
Recuerda a tus parientes como gente en barco desde Cork Saigón o Alepo
Recuerda el lirio de agua que hay que usar en Pascua & en el Día Internacional de los 
Trabajadores
Recuerda lo irlandés del Che Guevara
Recuerda el momento de silencio por los mártires del Parlamento Indio
Recuerda a Fanny Howe
Recuerda a Mac Maharaj
Recuerda que tu gente se hizo portorriqueña
Recuerda a los Trabajadores Industriales del Mundo en los muelles de Filadelfia organizando a los irlandeses & a los polacos & a los afro-americanos
Recuerda a los presos palestinos que sacaban a escondidas cartas de apoyo a Sinn Fein
Recuerda a los desertores del batallón de San Patricio
Recuerda la luna saliendo sobre Sharpeville
Recuerda a los Berrigans forjando misiles en rejas de arado
Recuerda la marcha del Domingo Sangriento modelada en Selma-Montgomery
Recuerda que  Nelson Mandela nunca te olvidó
Recuerda la calle Bobby Sands en el centro de Teherán
Recuerda a los Panteras que les dieron la llave de Nueva York
Recuerda que la justicia en el Norte es sobre hacer justicia primero
Recuerda a Guantánamo cuando pienses en las huelgas de hambre
Recuerda que sin fronteras no hay llanto

Traducción de Carlos Soto Román



No Border No Cry 

Forget that your dancers were outlaws
Forget the famine
Forget genocide
Forget that Walt Whitman hates you
Forget your distant reflected face as the Other
Forget that they made you police to prove that you could obey
Forget the tenaments
Forget that the Alien & Sedition Act was created because you couldn’t be trusted
Forget the shame that was thrown over you in the form of flags to contain
Forget that they made you beg to be white
Forget your witchy pagan days & the wildness that makes power nervous
Forget red scares
Forget anthems of organized labor that were accompanied so often by reels
Forget brigadistas harvesting Sandinista coffee in hills
Forget 1649
Forget slave rebellions in Barbados fighting shoulder to shoulder with Africans
Forget that you’re still called lazy & drunk
Forget you were hanged over & over again
Forget that Empire changed their recipe to absorb you
Forget that they said you were savage
Forget who they called “Castro in a mini-skirt”
Forget Africa   Forget Palestine  Forget a burning St. Michael’s on American Street &

Become a Big House enforcer
Become a Rizzocrat
Become UDA here in Southwest or South Boston
Become well-versed in Cromwell’s Pocket Bible
Become a Shankill Butcher
Become a crown grunt for the reward of being able to wear whiteness
Become a ham-head who murders Fred Hampton
Become Volunteer of the Year
Become a sniper at 60th & Springfield
Become someone who Master lets hold the whip
Become top gun Stephen McKeag
Become an apologist for law enforcement
Become a victim of compassion fatigue
Become a mouthpiece for detention without charge
Become a holocaust denier
Become against immigration
Become Sean Hannity
Become a dues-paying member of institutions that hate you deep down
Become an amnesiac
Become a new Nativist
Become a church arsonist
Become a burner of crosses   or

Remember Black Provos
Remember Assata when you think of Joe Doherty
Remember Free Derry’s roots in Free Berkeley
Remember your kin as boat people from Cork Saigon or Aleppo
Remember the lily to be worn on Easter & Mayday
Remember the Irishness of Che Guevara
Remember Indian Parliament’s moment of silence for martyrs
Remember Fanny Howe
Remember Mac Maharaj
Remember your people became Puerto Rican
Remember the IWW on Philadelphia docks organizing Irish & Polish & Black
Remember Palestinian prisoners who smuggled out letters of Sinn Fein support
Remember San Patricio Battalion deserters
Remember the rising of the moon over Sharpeville
Remember the Berrigans beating missiles to ploughshares
Remember the Bloody Sunday March modeled on Selma-Montgomery
Remember Nelson Mandela never forgot you
Remember Bobby Sands Street in downtown Tehran
Remember Panthers who were gifted the key to New York
Remember Justice in the North is about justice first
Remember Guantanamo when you think of the hunger strikes
Remember No Border No Cry

Frank Sherlock

Fuentes:
https://organizeyourown.wordpress.com/special-projects/frank-sherlock/
https://soundcloud.com/danieltuckerchicago/no-border-no-cry-by-frank-sherlock



From It’s Time

The bird
called tomorrow
extends into
infinite presence
Its beak peeks
in & out of
an open cage
appearing to
be large &
too small
We have already
flown w/o
knowing what
it was called




from  The City Real & Imagined: Philadelphia Poems


            third walk

            The present & the deep
past share walls
                                                   Sadistic exploits
              document/ed
  neighborhood living on
                                the bacchanal panels
This is pure hell or the punk
            rock origins
       of a city             Another
            day in the life of
                                a spider

                            Conrad fixes Molly's computer while I tour 
                            Araki's Tokyo. Stickmen. Someone said it  
                            out loud & my brother is at the East Side
                            Club in 1982. "Old head." Oh bondage up
                            yours. We echo this in different languages.
                            Each of us borrow an eye from Robert the
                            Bruce, watching the spider legs dangle.

                     Out of
                             the coffin & into
                                                             the nightlife
                                                                              faux robotic
                                      figures on the blinking
                                                             ground floor

\baby blue\

                        Weirdly elegant
    limbs & viscera
                                      cute boys girls
                                                                    in uniform
                        spaceship over
                                      the dancespace

                                        \scarlet orange\

                                                                                    Strap-on baby
                                                               dolls spacehooker
                                                                                                  garb    pills
                   sweat cute girls
                                                         boys in uniform fish
                                    fumes morning

\dawnshadow black\

    Tribes of rearrangers
        gleam
                     rugged inner edges
      shapes hover
         poised to occupy
                                                        this liminal space
                                                    of raised (unchanged)
                                                             expectation

                                                                        Bones reclothed boards
                                                                  collected this
                                                                      poem this wall
                                                                                   only emphasizing
                                                                                an illusion of closure
        The book 
    in this hand I
             wish I couldn't
          read for just
        a moment    There's
                                a dog
                        up there all
                                        it takes is a dwarf
                                                   star to get
                       me thru this
                                         just one
                                    fucking star in
                                         the sky 



                fourth walk

                        Fire
                        Chicken
                        gobble gobble

           that's
           our
           bird

                        Fire
                        Chicken
                        presides

                                    over
                                    the secret
                                    brotherhood

                        Fire
                        Chicken
                        shares

        bald
        eagle
        shreds

                                    Sirens
                                    under 
                                    the bridg                                          

                        our
                        Fire
                        Chicken's

        in some 
        real 
        trouble

                    This is the new        world disordered
                                Cast concrete
                        sand-blasted  perspectives
                                                 of a world park in glass
                                 mosaic

                                    Lunch is being eaten
                                           on every continent
                            Gold cones fleck
                                       lava outside
                                     the hotel lobby
                        Let's have a sandwich

       
        Art critic Douglas Blau called Ned Smyth's
        installation at 12th & Ludlow a "backdrop
        for meditation and impassioned play." A
        man sits under a palm w/ a banana. His 
        outfit changes from moment to moment. 
        He is wearing a parka. A yeaumolka. A
        kilt. A kimono. A fez.


(Oil Bottle Poems Found in Harry's Occult Shop)

                    Lucky Root
                    Lucky Hand
                    Hi John Con
                    Lucky Black Cat
                    
                    __________

                    Oriental Love
                    Come to Me
                    True Love
                    French Love

                    __________

                    Happy Marriage
                    Intimacy
                    Trust Me
                    You Me Forever

                    __________


        G is for geometry

        G is everywhere
        G is glowing over
               Ben Franklin's shoulder
                    Quick w/ the dip
                & improv
                            in the shop 
                               the orgy in the lodge
                    of the 9 muses
    
            He watches us
                  in his apron wig & beaver
                                 If drag queens ruled the world
                no kabals no secrets
                                   the temple of solomon
                            could be re-imagined    differently

Conrad: " We need to look at some
chocolate after  that  experience." A
chocolate  ear  on a  plate  is  sold as
"The Mike Tyson Special." A choc-
olate man I think is Teddy Roosevelt
is nobody, really. I'm seeing Masons
everywhere.


        
fifth walk
                           
        George Evans saw a sign in a saloon
                             painted in gold letters:
             "A man who dies rich dies disgraced."
A. Carnegie- Liar, Philanthropist, Thief
                             Under it in red:
              "You can't eat books."
A. Worker- Robbed & Cheated


                                                Shoes soundtrack
                                           evening rushing down     
                      bronze station angels
                       to take the wounded
                                   away
                                 Watchers

                        tunnel
                       home to trains where
                        is 
                        this
                        home is
                        this the place

            S        O        B        E        R

                1 letter per pane in
                     the fourth floor
                          factory windows
    



            A bum lies down
                in the gravel
               tired of throwing
                   rocks
                                at
                the glass
                        no ladders
                                                   no steps to
                                        the spire
                    Sun beats
                          on the drafts
                         up there


                    the crucified                bird
                    the crucified                         christ
                    the resurrections
                                             waiting to escape
                                        the tower

                                  
A secret admirer of Thomas Eakins
marked the site of his studio with a
plaque. The woman working at the
Valu-Plus says the workspace has
been sealed for 40 years. I've been
told I look like Eakins in a black
turtleneck. Some days the room up
there looks like mine.
                                

                            Rolling stone
                                lips
                        light the parking
                                 lot wall
                             Rolling stone
                            kiss taste the salt
                                  of
                                  the
                                earth
            A bronze keeps me
                   company on a locust
                        walk bench
                        he whispers
            "Genius deviance where would I be without it"
                I touch
                    his knee
                I answer
                        I hear you man
                         I hear you








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