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Channel: POETAS SIGLO XXI - ANTOLOGIA MUNDIAL + 20.000 POETAS: Editor: Fernando Sabido Sánchez #Poesía
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ALFONSO VALLEJO [19.285]

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Alfonso Vallejo

Alfonso Rodríguez Vallejo (nacido en Santander en 1943), más conocido como Alfonso Vallejo, es un dramaturgo, poeta, pintor y neurólogo español.

Sus obras se han representado en muchas ciudades de Europa, Estados Unidos y América del Sur. Han sido traducidas al francés, inglés, alemán, árabe, italiano, portugués y búlgaro. Ha obtenido diversos premios en el ámbito nacional, por sus obras de teatro.

Alfonso Vallejo nace en Santander en 1943. Estudia el Bachillerato francés y el español en el Liceo Francés de Madrid. Licenciado en Medicina por la Universidad Complutense de Madrid (1961-66), obtiene el título de Especialista en Neurología en 1970 y el grado de Doctor en Medicina por la Universidad Autónoma de Madrid en 1977.

Obtiene el Foreign Medical examination (ECFMG) en 1968. Ha trabajado en Hospitales de Francia (París), Inglaterra (Londres), Alemania (Heidelberg y Berlín), Bélgica (Amberes) y Dinamarca (Copenhague), donde además ha tomado contacto en profundidad con el teatro y la pintura que se hacía en ese momento en dichos países.

Fue médico Adjunto de Neurología en el Hospital Clínico de Madrid (1971-73); Profesor Asociado de Neurología (1976-85)(Universidad Complutense); Título de Especialista en Medicina Interna (1989); Profesor Titular de Patología Médica en la Universidad Complutense (1985-2013); Jefe Clínico de Neurología (1973-2013) en el Hospital Doce de Octubre de Madrid (Servicio del Dr. Portera).

Alfonso Vallejo empezó a escribir poemas y obras de teatro en 1957. Su primera obra fue Cycle (1961), la cual puso en escena en 1963 con actores franceses en el Instituto Francés de Madrid.

Director de Teatro Universitario en la Facultad de Medicina de la Universidad Complutense de Madrid, entre 1962 y 1964.

Desarrolla su faceta artística en los campos de la literatura, poesía, narrativa (dos novelas largas y varias cortas) y teatro todo esto lo complementa con otro arte, el de la pintura.

Premios

Accésit al Premio Lope de Vega (1975) por Ácido sulfúrico.
Premio Nacional Lope de Vega (1976) por El Desgüace.
Premio Internacional Tirso de Molina (1978) por A tumba abierta.
Fastenrath de la Real Academia Española (1980) por El Cero Transparente, que constituyó el libreto de la ópera Kiu (1983) de Luis de Pablo.

Opiniones, comentarios y críticas

Francisco Gutiérrez Carbajo, Catedrático de Literatura en la UNED (España), ha sido un estudioso habitual de los libros de Alfonso Vallejo. Además de editor y prologuista de muchos de ellos, Gutiérrez Carbajo ha publicado una edición crítica y antología de su poesía : La poesía de Alfonso Vallejo: desgarro, esencia y pasión. Edit. Huerga y Fierro. (2005) y un libro sobre su teatro: Teatro español contemporáneo: Alfonso Vallejo Editora UNED Ediciones.(2001)

Otros muchos escritores y críticos han dado su opinión sobre sus obras, como el director teatral estadounidense William Layton en A propósito de El cero transparente (1980).

Obras

Publicaciones de teatro

El cero transparente, Ácido sulfúrico. El desgüace. Ed. Fundamentos, 1978. Prólogo: José Monleón.
Monólogo para seis voces sin sonido, Infratonos, A tumba abierta. Espiral teatro - Fundamentos, 1978. Prólogo: Miguel Bilbatúa.
Cangrejos de pared, Latidos, Eclipse. Ed. De la Torre, 1980. Prólogo: Enrique Llovet.
Monkeys, Gaviotas subterráneas. Ed. Fundamentos, 1985. Prólogo: Ángel Fernández Santos.
Orquídeas y panteras. Ed. Preyson, 1985.
Slaughter (Latidos). The Scene, n.º 4. Nueva York, 1977.
A tumba abierta Traducción al búlgaro de Stephan Tanev. Antología de Autores Contemporáneos. Sofía (Bulgaria)
Gabbiani Soterranei (Gaviotas subterráneas). Teatro Spagnolo Contemporaneo. Volume Secondo. Edizioni Dell'Orso. Ed. Emilio Coco (2003)
Espacio interior, Week-end. Ed. Fundamentos, 1987. Prólogo: Enrique Llovet.
A tumba abierta. Biblioteca Antonio Machado, 1988.
La espalda del círculo. Universidad de Murcia, 1988. Prólogo: Alfonso Vallejo.
Train to Kiu, (El cero transparente). Traducción de Rick Hite. Estreno, Contemporary Spanish Play, 1995.5
Tobi-después. Art teatral, nº3 (1991)
Crujidos. Ed. Fundamentos, 1996. Prólogo: Ursula Aszyk.
Túatu. Ed. Fundamentos, 1996. Prólogo: Ursula Aszyk.
El cero transparente. Dialog nº6. Varsovia. Ursula Aszyck
Jindama. Ed. Alhulia, 1998. Prólogo: César Oliva.
Kora. Biblioteca Antonio Machado. (1998) Madrid.
Ebola Nerón. Ed. ESAD de Murcia, 1999. Prólogo: María Francisca Vilches de Frutos.
Panic. Ed. La Avispa, 2001. Edición y prólogo: Francisco Gutiérrez Carbajo.6
Greta en la confesión. Ed. AAT/Teatro, 2001.
La inmolación. En Maratón de Monólogos, 2002. Ed. AAT/Teatro.
Hiroshima-Sevilla. 6A. Ed. La Avispa, 2003. Prólogo: Enrique Llovet.
Jasmin. En Maratón de Monólogos, 2003. Ed. AAT/Teatro.
Soraya. En Maratón de Monólogos, 2004. Ed. AAT/Teatro.
Irstel.En Maratón de Monólogos, 2005. Ed. AAT/Teatro.
Katacumbia. Universidad de Alcalá de Henares. Prólogo: Mar Rebollo Calzada.
¿Culpable? Psss. Ediciones Dauro. Editor José Rienda. Granada (2005). Edición y prólogo: Francisco Gutiérrez Carbajo.
Una nueva mujer. Ediciones Dauro, n.º 111, Granada. Colección dirigida por José Rienda. Edición y prólogo: Francisco Gutiérrez Carbajo.
El escuchador de hielo. Ed. AAT, 2007. Prólogo: Francisco Gutiérrez Carbajo.
¿Culpable?. Caos Editorial, 2010. Libro electrónico [13].
Ka-OS. El Teatro de Papel. nº 13, 1/2011. Primer Acto.
Duetto (Diez asaltos y un desliz, para un actor y una actriz) (2013). Edición y prólogo: Francisco Gutiérrez Carbajo
Tiempo de indignación (2013). Edición y prólogo: Francisco Gutiérrez Carbajo
Nagashaki-Macbeth. Ediciones Bohodón (2014). Madrid. Edición y prólogo: Francisco Gutiérrez Carbajo

Poesía

El lugar de la tierra fría. Ed. Ágora, 1969.
Moléculas. Ed. Castilla, 1976.
Fuego lunario. Ed. Ayuso. Colección Endymion, 1988.
Más. Ediciones Endymion, 1990.
Carne interior. Ediciones Libertarias, 1994.
Matérica Luz. Ed. Libertarias/Prodhufi, 1994.
Claridad en acción. Ed. Huerga y Fierro, 1995. Prólogo: Francisco Nieva.
Sol Azul. Ed. Huerga y Fierro, 1997. Prólogo: Carlos Bousoño.
Fin de siglo y cunde el miedo. Ed. Alhulia, 1999. Prólogo: Óscar Barrero Pérez.
Eternamente a cada instante. Ed. Huerga y Fierro, 2000. Prólogo: Francisco Gutiérrez Carbajo.
Blanca oscuridad. Ed. Huerga y Fierro. Madrid, 2001. Prólogo: Francisco Gutiérrez Carbajo.
Plutónico Ser. Ed. Huerga y Fierro, 2002. Prólogo: Francisco Gutiérrez Carbajo.
Brujulario Astral. Ed. Huerga y Fierro, 2003. Prólogo: Francisco Gutiérrez Carbajo.
Labirinto-Indagine 40 (en I Quaderni Di Abanico). Traducción de Emilio Coco. Antología de poesía traducida al italiano con selección de los últimos catorce libros. 2003. Prólogo: Francisco Gutiérrez Carbajo.
Transconciencia y deseo. Ed. Huerga y Fierro, 2004. Edición y Prólogo: Francisco Gutiérrez Carbajo.
Esencia y prerrealidad. Ed. Huerga y Fierro, 2005. Edición y prólogo: Francisco Gutiérrez Carbajo.
Intuinstinto y verdad. Ed. Huerga y Fierro, 2006. Edición y prólogo: Francisco Gutiérrez Carbajo.
Fantasía y sinrazón. Ed. Huerga y Fierro, 2007. Edición y prólogo: Francisco Gutiérrez Carbajo.
Intramundo, quimera y pasión. Ed. Huerga y Fierro, 2008. Edición y prólogo: Francisco Gutiérrez Carbajo.
Enigma y develación. Ed. Huerga y Fierro, 2009. Edición y prólogo: Francisco Gutiérrez Carbajo.
Transvivencia y plenitud. Ed. Huerga y Fierro, 2010. Edición y prólogo: Francisco Gutiérrez Carbajo.
Tiempo silencio y verdad. Ed. Huerga y Fierro, 2011. Edición y Prólogo: Francisco Gutiérrez Carbajo.
Avventura-Verità.50.(en I Quaderni Di Abanico). Italia. Bari. Traducción de Emilio Coco. Antología de poesía traducida al italiano. 2011. Edición y prólogo: Francisco Gutiérrez Carbajo.
Ser, cerebro y realidad. Ed. Huerga y Fierro, 2012. Edición y prólogo: Francisco Gutiérrez Carbajo.
Utopía y realidad. Impreso en Nuevo Zorita S.L (2012). Edición y prólogo: Francisco Gutiérrez Carbajo.
Sin principio ni final. Ed. Infocultiva Libros. (2013). Edición y prógo: Francisco Gutiérrez Carbajo.
Homo ciber digitalis. Ed. Infocultiva Libros (2013). Edición y prólogo: Francisco Gutiérrez Carbajo.
Magnitud y dimensión (2013). Edición y prólogo: Francisco Gutiérrez Carbajo
Aire, tierra, mar y... sueños (2014) Editorial Abey. Edición y prólogo: Francisco Gutiérrez Carbajo



PRIMEROS POEMAS

La carne gris y el papel doblado

La carne gris,
el papel doblado,
y las praderas.

Se meten las praderas
de la sangre
por las venas
y panteras de hemorragia
erguidas
sobre torrentes de ramas sanguíneas
muerden
un sol abierto en canal.

Por el cielo neutro
de apache
o de hierba fresca
donde el alma se estanca,
donde el alma no llega,
tan cansada como está,
sutil
y silenciosa 
viene la muerte,
toda la muerte,
la muerte entera,
en bloque,
la muerte masiva del alma.

Los vientos medulares,
cuando la tarde
se nubla en jugos caídos,
dejan la carne fría
y el corazón inclinado.

Y el alma
tan sola,
el alma tan muerta
bajo el árbol de la bilis
queda
quieta.


Si fueras vino del Sur

Cuando la mañana
con sus manos rotas
se cuelga de los naranjos en el patio,
se te despierta en la carne
como un suelo de pájaros
y te pones a temblar
como una niña,
con tu carne de uva
y tus peces de sangre.

Parece
como si toda la tristeza
se hubiera parado en las charcas de tu mirada,
como si los peces verdes
se hubieran muerto en tus ojos.

Pero si fueras vino del Sur
fíjate
vino del Sur
o balcones en la arena,
te pondría en el pecho
un lujo de maderas quietas
y en el carnaval de agua
te diría que te quiero. 

El viento
ya no levanta polvo del camino.
Hermana
dame la mano y descansa
sobre las cosas muertas.
Mira
ya ha salido la luna. 



EL LUGAR DE LA TIERRA FRÍA 
En 1969 aparece en la colección Ágora de la editorial Alfaguara (Madrid) 

Casi ni entró ni salió

Se fue como el dintel
Sin haber entrado.
Como la luz del palomar,
casi sin abrir las alas.
Como la puerta trasera abierta a la casa y al frío.
Las calles de alrededor
permanecieron bloqueadas
de tapias y jardines,
las ventanas cerradas,
las maderas puestas.
Casi ni entró ni salió
ni pasó ni quedó fuera.
Se fue como el dintel sin haber entrado.
Se quedó a las afueras,
en el umbral de la puerta.
Casi ni entró ni salió, 
no movió ni las ramas superficiales.
El fuego crepitaba,
fue un sonido lento y continuo
como de lluvia
que consumió la madera
y tapó los ruidos de la playa.



Le cortaron las ruedas

Le cortaron las ruedas
y el carro cayó por la pendiente
como un peso muerto,
como un carro sin vida.
En Dahlem el eje,
más allá los puntales.
Al llegar a Mariendorf
sólo quedaba un gran silencio entre los campos
sin presencia de carro ninguno.
Por la puerta abierta,
por el jardín abierto
había un temblor
una intranquilidad en las hojas,
un continuo movimiento de ramas.
En las ramas, frutas
y más allá,
en las horas más calientes del mediodía,
una tristeza mineral.
Las ventanas eran blancas,
suaves los ruidos;
hasta la calidad misma del aire era sorprendente.
Uno movió la silla,
otro ladeó la cabeza.
Yo quedé en la sombra,

oculto entre las flores de la mesa.




MOLÉCULAS 
publicado en 1976 en Ediciones Castilla (Madrid) 


Fue corrido a la sombra

Mientras
fue corrido a la sombra,
sentado en su silla.

Mientras iba muriendo.

Y moría en la sombra
y la muerte iba cerrándolo
parte a parte,
dejándolo, de pies a cabeza,
vacío.

Y por fin
mientras,
al pie del agua y la fruta,
la muerte
lo cerró como un libro. 



FUEGO LUNARIO 
Fuego lunario, publicada en la editorial Ayuso (Madrid, 1988)


Madrid es amar

Viernes, 10 de Diciembre.
Carne de barco,
ventanas abiertas,
Madrid huele a mar.

Se sienten por dentro
nervios muy finos
tirando de un barco
camino del mar.

Los ojos son claros,
los dientes muy blancos,
los labios muy rojos,
Madrid es amar.

Viernes 10 de Diciembre.
La quilla va entrando en el agua,
por sábanas frescas
camino del mar.

Y el mar va entrando en la quilla,
moviéndose juntos
el barco y el agua,
Madrid es amar. 




MÁS
Más, publicado en Endymión (Madrid, 199O)



Penetraron tenazas en el cuarto

Penetraron tenazas en el cuarto
y arrancaron los rincones.
El sol en un instante
desentrañó la tierra,
la hizo brotar de sí,
aparejo caliente, piedra mordaz y fugitiva
creciendo con el cobre y el zinc,
dando vida carbonada, jungla y marisma,
inteligencia neuronal, proceso celular superior,
y al final palabra.

Entonces todo pudo pasar de la sustancia al nombre,
la ideal al verbo, ir, venir, rebotar, multiplicarse
en la memoria. Nacer.
El mundo pudo trasladarse
de la lengua a la retina,
del cerebro al papel, a la pantalla,
al número y a la ecuación.

Entonces se levantaron las planicies del sonido,
las playas se poblaron de lanchas
que hablaban de pájaros carniceros,
mar como signo, como vela, metáfora y destrucción.
Todo volvió a nacer, trepidante,
señalado, descubierto, reinventado,
señal y concepto.

Y luego ya para siempre, la mente,
exquisita función cerebral, se salió de sí, habló,
rompió lo negro,
se volvió temblor de labios y dedos,
palabra humana.
Razón. 




CARNE INTERIOR 
Carne interior (Huerga y Fierro, Madrid, 1994) 

Ha llegado Septiembre

Ha llegado Septiembre
al alma de las hojas.
Llueve sin llover en el jardín;
todo late y respira,
todo se detiene y concentra,
matemática luz en la sombra,
claridad en acción.

Los árboles impasibles
sujetan el cielo pensativamente
con su atómica estructura
de madera y viento.
Aire y oscuridad, día vencido,
yo desplazo mi existencia paso a paso,
por el tiempo del Retiro.
Va conmigo mi querido silencio,
mordiéndome por dentro, sabiamente
como un buen perro amigo. 

La alfabética estructura
de una intuición de vida plena,
me ampara,
línea cordal,
fuente de lino.
El rumor de una reticular conciencia,
fuente carismal del aire,
dulce furtivo clamor de tierra
y eléctricas membranas,
me arrastra hascia las grandes esferas
del sentido
y los altos volúmenes de la imaginación.

Ha llegado Septiembre
y llueve sin llover
en el parque del Retiro.
Cojo un papel y escribo:
Un parque así,
tan instantáneo y llovido
sin llover, tan real,
bien se merece un Dios,
fuerte y generoso,
casi divino. 




MATERICA LUZ 
Matérica Luz (Libertarias /Prodhufi, Madrid, 1994)


Esto es como un castigo

Esto es como un castigo,
casi como un destierro,
como un golpe bajo dado sin piedad,
casi como una manta negra por los ojos,
como si te quisieran tapar la respiración de la tráquea
y cubrirte las pupilas con papel.

Es como partirse los labios contra las puertas,
pillarlos con las ventanas
y suspender la luz
justo en el momento de querer hablar.
Colgarte la palabra de ganchos salados
para que se seque,
partirla, trizarla, disecarla,
hacerla fibra de silencio
de tanto ignorarla.

Si hablar es esto,
si escribir es esto y así tiene que ser,
si todo cuelga de tan poco,
si hay que ponerlo ahí, como te ordenan
los que ordenan,
frente a la misma pregunta,
con la caja torácica así, sin aire
para que no vibre la voz
y se mutile,
entonces
casi mejor pronunciar lateralmente la lengua
y dejar el alma entre las encías, quieta,
mezclada a la saliva.

Y sin embargo no se puede. Hay que seguir. 
Se necesita seguir.
Porque, la verdad, si no hubiese gente alrededor
se diría que esto es como hablar
a una pared sin oídos
o a un sordo en coma. 



CLARIDAD EN ACCIÓN 
Claridad en acción (Huerga y Fierro, Madrid,1995) 


La oferta Mugrel total

La oferta Mugrel personal,
la entrega total de todo el paquete visceral,
de toda el alma de golpe,
así, como quien lanza un tizón al fuego
o da un grito de dolor.

La oferta Mugrel total,
el metódico punto del punto central,
el núcleo propio, el centro del centro entero
la llave en carne viva, entera y de golpe,
así, abierta en trozos vivos,
expuesta a la luz.

Todo lo secreto y propio,
la carne más carnal y sangrante,
la intuición de planos inclinados y espinas,
las alambradas picudas y los metafísicos pistones
en acción,
todo, la vida y la materia más sublime
con sus sistemas aleatorios, ilusión y sufrimiento,
también.

Todo lo entregué sin guardar nada,
nervaduras mentales, cables y circuitos,
panorámicas irrealidades
de intrincada significación,
el halcón tendido y la manivela rota,
incluso la sombra y la revelación,

así, de golpe,
como la ofrenda de un hombre
que necesitaba expresar su vida letra a letra
para vivirse
y ser. 



SOL AZUL
Sol azul (Madrid, Huerga & Fierro, 1997)



La gran aventura humana

La gran aventura humana
es descubrir la verdad.
Observo el plato verde que nunca existió,
el lápiz invisible en medio del cuarto,
los huecos imprevistos que atacan la materia
desde los ocultos microscopios blancos.

Miro el infinito espacio del tiempo
por la efímera hendidura que me ha tocado vivir.
Todo gira y crece, todo se transforma y estalla
matemáticamente
como un jeroglífico milagro permanente.
La cuerda rota, sin extremos,
colgada del suelo.
La cara serena del enfermo terminal
pensando el cielo.

La gran aventura humana
es el arte y la ciencia,
la justicia y la piedad.

Pero el gran salto de la mente,
el desafío genial
desde lo oscuro a lo vivo,
detrás de los nervios de las piedras,
más allá del dolor y el miedo,
después de las estrellas,
delante incluso del viento,
debajo incluso de la vida y el cerebro,
más allá de todo,
incluso detrás de la verdad, 
es descubrir a Dios. 




FIN DEL SIGLO Y CUENDE EL MIEDO
Fin de siglo y cunde el miedo (Alhulia, Salobreña (Granada), 1999) 


Azar-Omagh

Su vida acabó por azar.
Murió por mirar al suelo
cuando no debía mirar.

De hecho pensaba irse de vacaciones con una amiga
a Melbourne.
Pero el padre de la amiga
había sufrido un accidente de tráfico
y en el último momento tuvieron que cancelar los billetes.
El padre de la amiga había sido arrollado
por un motorista enloquecido
en la prueba de alcoholemia.
Había dado simplemente: coñac.

Ella simplemente tropezó. Y miró. Al suelo
cuando no debía mirar.
Fue una milésima de segundo. Lo que se dice: nada.
Un abrir y cerrar de ojos.
Y vio la publicidad de un viaje a Irlanda en el suelo
cuando no debía mirar. 

Abrió los ojos cuando los tenía que cerrar.
Pero había tropezado irracionalmente, simplemente
por un descuido irracional
al poner el pie sobre la acera.
Casi por casualidad.

Y pasaron por Omagh por azar también.
No tenían que pasar. Y menos, parar. Pararon por azar.
Porque a ella se le ocurrió de pronto comprar algo
al padre de la amiga
arrollado al coñac,
algo alegre y con muchos colores,
para que le hiciera pensar que todo no es una locura irracional
ni fruto de la casualidad.

Bajó a mirar en Omagh. Pero no tenía que bajar.
Ni pasar, ni parar. Ni mirar en esos almacenes.
Precisamente allí.
Fue una milésima de segundo. Nada.

Lo que dura la explosión de un coche bomba.
Menos que nada.
El tiempo de arrancarle la cabeza de cuajo en Omagh.
Menos que nada. Menos que una milésima de segundo.
Hablo del tiempo en otros términos, claro,

del tiempo que se tarda en apretar un botón a distancia
tan lejos de casa, tan fuera de su tierra,
tan a destiempo,
en contra de lo que dictan las leyes de la más irracional
irracionalidad,
la casualidad más casual

y el más puro azar.

Murió por mirar al suelo
cuando no debía mirar. 




ETERNAMENTE A CADA INSTANTE
Eternamente a cada instante (Madrid, Huerga & Fierro, 2000) 



Es posible lo imposible

Es posible lo imposible.
El oxígeno difícil,
el trozo de realidad floral
a través de la ventana,
la imparable energía del jardín.

Y el sosiego.

Posible la línea berbiquí,
el alto nivel de actividad cangrejera por dentro,
las oceánicas rutas y rumbos
también. Sí.

Y el silencio.

Posible la noche cleral,
el ser pulsar
y el calcio negro por la lengua.
Posible la expresión compleja
y el arte combinatoria de moléculas y pistones,
marcando el tiempo.
También. Sí. 

Lo complejo y lo cierto.

Y tú mismo
subido al ruido de tus huesos,
puedes asomarte a tu vida
y verte desde ti mismo. Sí.

Aunque te llames Ramón,
y seas ateo o masón
eres bioquímica viva,
un milagro estadístico
sobre suelas en acción. 



BLANCA OSCURIDAD
En Blanca oscuridad (Madrid, Huerga & Fierro, Madrid, 2001)) 




Dulce veneno verde de tu mirada azul

Revienta de repente la bola roja del verano,
se rasga una pared
y pienso en ti.
El dulce veneno verde de tu mirada azul
ocupa el calor central
de tu ausencia y hueco.
Y una impresión marina
se establece en el aire
como si estuvieras presente
aquí mismo
frente a mí.

Rojos reptiles como instintos
cruzan el trigo.
Vibra el cereal por donde penetras tú
hacia el punto cardinal
de la brújula primera.

¿Estás ahí en el jardín?
¿O allí en aquel hueco 
de aquel punto abierto?

Pero qué importa la sangre ya,
la cicatriz abierta
y el hilo para coser el cielo.
Bloques de insectos
y eléctricas carreras felinas
en el aire parchís
hablan de ti.
Estás aquí, lo sé.

Y en la blanca carnicería donde vivo
siento el dulce veneno verde de tu cuerpo azul,
el reparto incendiario de la luz,
la retina y la memoria

el deseo y el amor. 




PLUTÓNICO SER 
 En Plutonico ser (Madrid, Huerga & Fierro, 2002)



Todo y nada al mismo tiempo

Todo y nada al mismo tiempo,
existir y estar muerto,
simultáneamente en blanco,
como una acción conjunta
de igual naturaleza.

La misma invisible raya
rompe lo blanco y lo negro,
la zona de la luz opaca
abriendo la oscuridad.

Y el firmamento se aleja,
vuela el cielo y las estrellas,
se hunde la realidad.

Todo y nada al mismo tiempo,
simultáneamente en blanco,
escapando a la razón 
por ángulos y flechas.

La misma invisible raya
dividiéndolo todo,
separando al mismo tiempo
la mentira y la verdad.

Será quizás ilusión
o simplemente deseo
amarte por dentro y fuera
simultáneamente en blanco
siendo todo bipolar.

Y amparado en lo blanco
de este cuarto de hospital,
pensar que este ser no muere,
y la agonía no existe,
todo y nada al mismo tiempo

tan sólo alucinación. 




BRUJULARIO ASTRAL
Brujulario astral (Madrid, Huerga & Fierro, Madrid, 2003) 


Había en el cielo ayer

Hace un tiempo ayer 
hubo un ser aquí
que ya se ha ido.
Recuerdo su voz por dentro
como alguien ajeno a mí
que yo mismo nunca fui
ni nunca seré ni he sido.

Había en el cielo ayer
hojalata y negra lava
colgada del techo
y seres enfermos
que ayer mismo murieron
en el blanco hospital.

Yo estaba en el tiempo ayer,
de pie frente a blancas puertas
después del amanecer.
Y fui testigo ocular
de la vida escapando
por larguísimos pasillos
que hoy no puedo recordar.

Yo estuve aquí y hablé.
Recuerdo la voz de ayer
como algo que llevo dentro
sin haberlo sido nunca.
Como si hoy ya fuera otro
y las puertas y pasillos
después del amanecer
acabaran de morir.

Lo recuerdo desde lejos
con la blanca extrañeza de una ausencia
a punto de aparecer.
Como si hoy ya fuera otro
y todo se repitiera
siempre de forma distinta
entre estas blancas paredes,
en el tiempo desde ayer.

Observo el milagro de la vida
a través del blanco cristal.
Algo respira a lo lejos.
Todo crepita y circula.
Todo late y espera.

Todo acaba de nacer. 




TRANSCONCIENCIA Y DESEO 
Transconciencia y deseo (Madrid, Huerga & Fierro, 2004)



Transconciencia y verdad

Hay conciencia por detrás de la conciencia.
Y más allá
un territorio sin espacio ni espacio
que captan misteriosos receptores, detrás de detrás.

Y detrás de la realidad, más allá de la piel,
por detrás de la visión y el oído,
más allá de la eléctrica percepción sensorial,
otro nivel de esencia, una dimensión transconsciente,
que captan profundos receptores internos, detrás de detrás.
Lo que parece tan simple, resulta ser muy complejo.
Lo prueba la ciencia yendo más allá, volviéndose transconsciente,
descubriendo un territorio sin espacio ni tiempo,
haciéndose realidad, matemática cierta,
demostración contundente, evidencia transconsciente,
simplemente verdad.

Y tú, lector, que haces lo que puedes con tu vida,
que te tocas a escondidas,
y te meas en la playa fingiendo que el agua está fría,
ten cuidado: ¡no te salvas ni con alas¡
El día que menos piensas, has dejado de pensar,
y te vuelves caca, algo que parece polvo, aire o recuerdo,
simplemente nada. Ye has ido y te vas.

No sé si Dios existe o no. 
Pero sí que existe la fe.
Conclusión:
Descubre a Dios en la vida.
Come, duerme, jode y reza,
y no pierdas la cabeza.
Deja a un lado la tristeza,
ama el sol y la certeza,
y antes de cualquier vileza,
mira la naturaleza.
Come, duerme, jode y reza.
P.S: y si quieres salvarte, vete a Cieza. 




ESENCIA Y PRERREALIDAD
Esencia y prerrealidad. Ed. Huerga y Fierro, 2005



Estoy perdido y me alegro

Estoy perdido y me alegro
dijo Cuquito a la Chana.
Porque le pudo a la mar y no se ahogó,
agarrado en Cádiz a un madero, después de naufragar.

El Coleta venció la maldición de su familia, cantando.
Cambió el rumbo de la voz,
convirtió lo insignificante en grande
tan sólo con la garganta.
Aprendió a poner el infortunio a su favor,
y quejándose, se libró de matar.

No tendrás acceso a nada, le dijeron a Maluco el Mudo.
La palabra te será negada. Sólo tendrás soledad.
La escritura y la sintaxis le fueron arrebatadas.
Y el mundo se volvió disfásico,
disártrico y disfémico, pura jerga sin sentido.
Pero él pudo hablar con los dedos.
Tan de como por igual contigo sin ti de nuevo,
dijo con el pulgar. 

Y también que la vida es Arte a pesar del silencio,
que somos lo que hacemos de nosotros.
Lo dijo con las uñas y los labios, mirando al mar.

Y yo, desde tan lejos, pensando en ti llegué hasta Hungría.
Cruce montes y distancia sin siquiera enterarme,
ajeno como estaba a todo lo exterior.
Y ya en Budapest, al encontrarte,
cuando se hizo roja la luna al salir el sol,
sólo se me ocurrió decir:
Estoy perdido y me alegro.
Mira si te quiero bien
que lo que tú quieras, quiero. 



INTUISTINTO Y VERDAD  
Ed. Huerga y Fierro, 2006.

La vida es casi un milagro

La vida es casi un milagro,
un enigma sin respuesta,
cambio y permanencia en un instante,
memoria y consciencia al mismo tiempo.
La vida es transformación, dijo.
Y el cristal de la ventana cayó hacia el exterior.

Las puertas no existen,
el universo es azul como el fuego,
rojo como un desierto,
amarillo como el amor, dijo.
Y la blanca pared saltó en pedazos.

Yo no respiro aquí sino en otra parte.
Estuve aquí pero no del todo.
Sentí lo ajeno como mío,
fui poco y mucho al mismo tiempo,
todo y nada de una vez, vigilia y sueño con algo de realidad, dijo.
Y la cama se partió como un hueso.

Yo estuve aquí. Pertenecí a mi cuerpo,
a la materia viva que siente la plenitud del ser,
del antes y después hacia delante y atrás.
Pude imaginarlo todo, tener la ilusión total y cierta
del mundo que me tocó vivir.
Vine desde muy lejos y voy más lejos todavía.
Soy amante consciencia de ser vivo,
intuinstinto de verdad, dijo.

Y de pronto, inesperadamente, mientras las gotas de un frasco
caían sobre el silencio
quedó mirando a un punto al que ella llamaba Dios.
Pensó en sus hijas primero,
y después en un gran amor que tuvo en algún momento.
Y entonces el cuarto entero,
con sus blancas sábanas y extrañas botellas con suero, 
como en un sueño, voló. 



Tiempo silencio y verdad
 Ed. Huerga y Fierro, 2011. 



CUESTIONAR LO INCUESTIONABLE

La cuestión incuestionable
es sólo lo gigantesco,
lo que escapa a la razón,
lo imposible de entender.

Es territorio incompleto
sin fisuras ni fronteras,
lleno de enigma y silencio
donde todo es realidad.

Cuestionar lo incuestionable
supone tan sólo soñar,
tomar conciencia del hueco
y alcanzar la irrealidad.

El tiempo siempre se escapa.
Lo vivo sin embargo queda,
resumido en un latido
o una palabra de amor.


FALSA CERTEZA Y VERDAD PARCIAL

Tus ojos son ciertos,
verdes como el azul transparente del mar más profundo
cuando desaparece el sol
y se vuelve irrealidad.
Tu mirada, sin embargo, es aérea, fíjate,
como el líquido vuelo de un pájaro detenido
en un mundo sin consistencia
que nunca llegara a existir.
Me refiero simplemente a ti, a la inserción de tu sombra
en la luz instantánea del día.
No tengo total evidencia
de que estés al lado mío y pueda escuchar tu voz.
El margen de duda es a veces tremendo.
Y casi angustiosa la inseguridad.
Porque nada corresponde a una incógnita por resolver.
El tacto de tu piel se escapa.
Tu cuerpo casi no pesa.
Y el rastro que dejas en la arena
no corresponde a la física concreta de un cuerpo
matemáticamente evidente
que me indique dónde estoy.
Eres casi invención,
efímera percepción de tiempo,
espacio sin concluir,
armónica materia invisible
producto de la imaginación.
No eres verdad ni mentira.
Ni trayecto ni invención.
Por eso voy como voy, a trozos sangrantes sueltos,
por el borde de una noche sin estrellas,
sin brújula ni dirección,
en la extraña incertidumbre de la media luz.
El mundo es parcial y completo. Absoluto y transitorio.
Tan sólo falsa certeza y verdad parcial.
El cielo se está moviendo.
Nada nunca se detiene.
Y tú te quieres parar.
Sentirte vivo por dentro.
Y entender tu realidad.



La luz y la oscuridad
Diseño de Colección: Huerga y Fierro
Primera edición: 2012



LA VIDA ENTERA POR HACER

Un lenguaje que comprendes:
el murmullo de las hojas,
por poner sólo un ejemplo.
Después un ritmo que conoces:
manos que suenan,
suelas que interpretan por las calles,
detectando pasos por las sombras
sin dificultad,
los portales que te hablan,
el dialecto de la ciudad donde vives.
Luego, palabras que te dicen y entiendes,
sonidos claros y calientes,
silencios de amor a veces,
incluso tiernas caricias que traduce tu cuerpo
y van directamente al corazón.
Y entre esos puntos fijos
que te sirven como referentes
para situarte ante el espejo,
la infinita masa de signos que pesan sobre ti,
el impacto de lo irracional,
el lenguaje de lo desconocido,
la vida entera por hacer.



SI DIOS DE PRONTO EXISTIERA

Me gusta hablar con los gatos, los perros y las farolas,
preguntarle a las esquinas por dónde has pasado tú,
cuánto falta para Agosto
y si es posible
la paz.
Me gusta salir al campo y observar los girasoles,
el aliento de la tierra y el rumor de la arboleda.
Voy tan sólo como puedo, dándole vueltas a todo,
con alguien pegado a mí que se llama como yo,
sin teorías ni creencias, sin ciencias ni filosofías,
guiado por la intuición.
Llego hasta el borde de mí y me paro,
como un transeúnte más
en busca de un poco de luz.
Recorro China y Australia,
cruzo el mar y llego a Ibiza tan sólo por verte a ti.
Estás desnuda en la playa
tomando Martini al sol.
Observo tus largas piernas,
tus caderas y tus pechos rebosantes
como dos latinas ofrendas al turismo japonés.
Estás para devorarte.
Lo que llaman coño “los vulgares”,
que no hablan inglés ni latín
responde al nombre de vulva
y no se debe comer.
¡No es materia comestible!
y sí es fuente de pecado.
Puedo pensarme y pensar,
soy yomismo y estoy vivo.
Comprendo el lenguaje del bosque
porque lo puedo inventar.
Y me pregunto temblando,
lleno de emoción y deslumbrado,
¡coño¡
si Dios de pronto existiera
y fuera posible un milagro
¿cómo sería tu cuerpo?
¿cómo brillaría el mar?







.


JOSÉ LUIS POSA LOZANO [19.286]

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José Luis Posa Lozano

Natural de Barcelona (1.951). Escritor precoz, comenzó a escribir con catorce años tras leer a Bécquer en Rimas y Leyendas, rebelde y romántico, enseguida se introdujo en la "poesía social" con poemas inspirados en Miguel Hernández y en Celaya, autor este último que le cambió su modo de ver la literatura desde que leyó "La  poesía es un arma cargada de futuro”. Un periodista de prestigio, le alejó de su sueño de ser un profesional de los medios cuando le dijo: "Si elijes ser periodista en una dictadura, o serás cómplice o serás mártir, y tu no tienes madera ni de lo uno ni de lo otro". Tras comenzar ingeniería, se incorporó a la empresa familiar y concilió su trabajo con sus aficiones a la escritura y su amor por la música con alma, escribe poemas como una necesidad visceral, sin elegirlos, pues ellos le elijen a él, piensa que el poeta es un médium que utiliza resortes especiales para expresarse y manifestarse.

Cree en el hombre, en la humanidad y en el dios cósmico de la armonía universal y afirma que el cielo y el infierno están en las profundidades de nuestro corazón. Tras el éxito de “Jardines descolgados” nos sorprende con sus “Lenguas de fuego” cien soplos de poesía candente, y esto no ha hecho más que empezar.



JARDINES DESCOLGADOS  

“Babilonia fue”
Poemas entre Venus y Marte



LAS BRUMAS DE AVALON

¿Qué conjunción de astros perpetró nuestro encuentro?
¿Cuántos nudos desató el destino
para cruzarnos al doblar la esquina?
El tiempo se ha plegado como un acordeón cósmico
y el ayer ha roto aguas inundando mi estancia.

Hablamos como si Cronos no existiera,
como si el mundo fuera plano e infinita la tierra,
pero tú y yo sabemos que Brigitt nos separa
que habitamos universos paralelos
y escuchamos los ecos del pasado
intuyendo presencias,
que incluso, hay momentos que tu olor me llega
como un soplo de sándalo en la noche,
pero mi abrazo se pierde entre las sombras
que reflejan tu ausencia.

¿Eres real o acaso un sortilegio?
El fuego de tu antorcha aún humea en mi vientre
y me vierto a raudales cuando sueño tu embate,
tus dedos arañando mi grupa
y tu lengua trenzándose en la mía
cual serpientes en celo.

Mas las brumas de Avalon se cierran,
el embrujo se esfuma y despierto flotando
en el lago sin fondo de mi lecho,
añorando tu cuerpo que es tan solo un reflejo,
el espejismo de un oasis que engulló el desierto
y que apenas sobrevive en los anales
de mi turbio recuerdo.



LA NOCHE DE LOS TIEMPOS

Se han perdido en la noche de los tiempos
aquellos ojos que en mí cobraban brillo,
aquella boca que hablaba por mi boca,
aquellos labios prendidos de los míos.

Ya no tiemblan tus manos en mis pechos,
ni se templa tu acero entre mis fuegos,
ni tus dedos esculpen mi cintura,
ni tu lengua sazona mis senderos.

Hoy mis selvas apenas son rastrojos
y la arena se fue tras tus mareas.
Se quedaron sin luz mis manantiales
y tornáronse eriales las praderas.

Déjame izar las velas de mi casco,
empuñar el timón de mi galera,
descubrir otros mares de aventura,
alumbrar una nueva primavera
donde vuelva a manar agua mi fuente,
a saberme la dueña de mi vida,
donde pueda sentir que no estoy muerta
y la paz me despierte cada día.




SÓRDIDAS CLOACAS

Ha llovido sangre desde entonces,
desde que tu caudal inundaba mis entrañas,
que tus caricias bañaban mis reductos,
que tus espumas hervían en mi playa.

Han caído mil lunas en mi cielo
desde que tu lluvia saciaba mi barbecho,
que tus palabras brillaban en mi cauce
como cascadas de luz en el silencio.

Pero el rocío se transformó en escarcha,
tus dedos cantarines, en tenazas,
tu lengua degeneró en ganzúa
y tus brazos en cárceles amargas.

Hoy te miro y ya no me emocionas,
ya no tiemblo de amor cuando me abrazas,
ni se abre mi flor ante el zumbido
de tu boca traidora y desquiciada.

¡Quédate deglutiendo en otras mesas!,
¡quédate retozando en otras camas,
revolcando tu cuerpo fementido
en los negros sudarios de tu alma!
¡Pero a mí, no me toques ni el recuerdo!,
¡no me ensucies con tus palabras falsas,
con tu sexo mezquino y acabado
de arrastrarse en sus sórdidas cloacas!




SUCIOS CENAGALES

Oigo tu voz y vuelvo la cabeza.
Veo tu sombra fluir entre la niebla
que me sigue, me cerca, me rodea,
me posee, me excita, me penetra….

Veo tu cuerpo desnudo y empapado
por el salado rocío del deseo,
extender sus tentáculos mortales
y arrastrarme al abismo de tu lecho.

Siento el filo rusiente de tu lengua
degustar mis claveles reventones,
incendiar la espesura de mi selva
y bañarse en mis dulces manantiales.

Y mi cuerpo frutal se abre a tus labios
como estalla en la boca la granada,
y te aprieto con rabia, y te desangro
hasta la última gota en mis entrañas.

Pero todo es un sueño… Y me aventuro
por el campo minado del recuerdo,
esquivando las trampas de los celos
y la hiedra mortal del desengaño,
vadeando los sucios cenagales
en que hundiste mi hogar con tus engaños.




HOMBRE

Hombre, arado que levanta mi corteza,
agua que sacia la sed de mis raíces,
torrente desbravado que me arrastra,
sol que ilumina, fuego que me abrasa.

Hombre firme y tierno, ardiente y refrescante,
sonrisa franca que endulza la mentira,
embustero, procaz, enredador, sincero,
soplo de brisa barriendo la calima.

Hombre, huracán, terremoto, galerna
volcán de vida que vierte en mí su lava
y transforma mis plácidas colinas
en cumbres procelosas y enceladas.

Hombre frutal que se funde en mis bocas
que me inunda con la miel de sus aromas,
brazos de acero y muslos de alabastro
que me cercan, me sitian y me asaltan.

Hombre fugaz que se convierte en niño
en el cálido asilo de mi pecho,
que retorna a mi vientre derrotado
y en él deja la espada y los aperos.

Hombre inmortal que en mi sexo renace,
como Lázaro, en cada madrugada
que me teme, me engaña y me posee,
pero sin mí se eclipsa y se desangra.




ÁMAME LIBRE

No me mires como una mercancía
sopesando el valor de mi estampa,
como se mira a una yegua en el mercado.
No me mires con ojos de conquista,
con mirada sucia, con mirada obscena.
No me hagas mostrar la dentadura,
exhibir mis senos y caderas de buena paridora.

Mírame a los ojos, mírame a la cara
que detrás hay un alma,
una mujer que sufre, vive y ama,
la mujer cósmica y eterna
que hierve en nuestras venas
que excava galerías en la piel de los tiempos
para salir a flote, para tomar aire,
para amar con el fuego primigenio
de los volcanes, de las galaxias que giran en su vientre.

Que tus manos no sean esposas
que tu abrazo no sea una cadena
ni tu beso mordaza a quemarropa.

Ámame libre como me parieron,
como a un paisaje que se goza pero no se posee,
como a un río que te baña pero que no atrapas.
Solamente así seré, en verdad, tuya,
tuya libremente, como tú serás mío.

No me ofrezcas más de lo que puedas darme,
no me pidas nada, que yo nada te pido.
respétame y respétate a ti mismo
y mano a mano labraremos surcos,
sembraremos campos y soñaremos mares
más allá de los confines del cielo
donde gozar nuestro amor sin vasallajes.




TU CUERPO DESNUDO

Besaré tu tronco de recia corteza,
de nudos enjutos, de raíces viejas.
Beberé tu escarcha, dormiré en tus ramas,
cubriré mis pechos con tus hojas tiernas.

Clavaré mis dientes en tus brotes nuevos,
me asiré a tu cuerpo como amante hiedra,
lameré el rocío de tus madrugadas,
cubriré tus ramas como enredadera
y tu tierno tallo sembraré en mi tierra
para que en mi vientre brote tu cosecha
de frutas del bosque, de piñas, de brevas,
de flores, de espigas, de lunas, de estrellas,
para que la tierra y la vida entera
celebren el triunfo de la primavera.



DÉJAME

Déjame cabalgarte en trote fiero
salpicando de espumas las almohadas,
perfumando la sábanas de lluvia,
arrancando a mordiscos la mañana.

Déjame izar las velas de tu mástil
y ondear en mi vientre tu bandera
y beberme el maná que de tu cielo
se derrama en mi dulce enredadera.

Saborea mis pechos desbocados,
piérdete en las lagunas de mi selva,
y sacia tu sed entre las aguas
que espumea mi cáliz desbordado




JUEGO FATUO

Has visto mis ojos llorar arena,
sangrar soledades,
gritar silencios.
Has visto mis ojos
arder de celos,
cegarse de rabia,
morir de miedo.
Has visto en mi boca crujir los dientes,
escupir el veneno,
morder la lengua.
Has visto mi boca tragar culebras,
masacrarse los labios,
mascar la tierra.
Has visto mis manos arañar piedras,
arrancarse las uñas,
rezar a ciegas.
Has visto tus manos
huir la mías
convertirse en zarzales
de malas hiedras.
Pero sigues jugando tu amor y el mío
en los sucios tapetes de ese casino,
con sus cartas mugrientas entre los dedos,
de farol en farol, hasta echar el resto.




PARIRÁS CON DOLOR

Dios te hizo mujer para alumbrar la vida,
para sembrar el amor y madurar la espiga,
para regar la cosecha con tu llanto,
para arrancar la cizaña con tus manos.

Dios te hizo mujer por puro orgullo,
para probar que era capaz de hacerlo,
para mostrar su obra más perfecta,
para humillar a Satán en sus infiernos.

Dios te hizo mujer y se sintió celoso,
celos de Adán sintió al saberse solo
y aunque intentó crearse compañera
ni él mismo pudo crear nada más bello.

Y cuando vio como te amaba el hombre,
ciego de ira condenó tu estirpe.
Tú eras más fuerte que él una y mil veces…
Tomó la espada, no pudo contenerse.

Por eso eres el blanco de sus iras.
Parirás con dolor, fue su condena.
y en cualquier religión en que se esconda
tú serás una esclava de la tierra.





CARICIAS Y MENTIRAS

No hay mentira mas tierna
que una caricia,
ni caricia mas fiera
que una mentira.......
¡Huecas palabras
que resuenan vacías,
sin esperanza!

…. Y las horas se arrastran
como serpientes
enroscadas a un tiempo
frío y ausente,
miedo y hastío
que devoran la vida
que no he vivido.

El silencio se espesa
como una niebla
que empezoña mi alma
vacía y yerta,
cubre mi cama
un sudario de escarcha
cada mañana.

Ya no alumbra el rescoldo
de aquella llama
que encendiste una noche
ya muy lejana,
se fue apagando
sin que nada ni nadie
la reavivara.

Hoy, que sola, cansada
y muerta de frío
me acurruco en el banco
de los olvidos
lloro vacíos
y mis lagrimas llenan
el infinito.....

No hay mentira mas tierna
que una caricia
ni caricia mas fiera
que una mentira
mas… ¡ Quien pudiera,
perecer de un zarpazo
que tu me dieras!




Lenguas de fuego




UN DÍA BAILÉ DESNUDO

Un día bailé desnudo
arraigadito en tus senos
sintiendo tus dulces flechas
haciendo sangrar mi pecho;
rosas, perfumes y espinas
sangre, rocío y recuerdo.

Un día bailé desnudo
entre las olas y el cielo
bebiéndome las estrellas
que acariciaban mi cuerpo;
algas, espumas y arena
luna, cometas, luceros
y el canto de las sirenas
llamándome mar adentro.

Un día bailé desnudo
y amanecí en el desierto
reptando entre las arenas
y un cielo de puro infierno;
sin agua en la cantimplora
y con el fuego en el cuerpo,
buscando en los espejismos
el manantial de tus besos,
el agua de tu mirada,
los dátiles de tus pechos.
Mas solo encontré horizontes
que perseguí sin aliento
hasta morir enterrado
bajo las dunas del tiempo




NEGRA NOCHE

Negra noche, negras calles,
negro mar de soledad...
Me arrastraba entre la gente
como un perro vagabundo
que penaba por el mundo
sin creer, sin esperar.

Negra noche, negras calles,
negro pozo de tristeza
que envolvía mi cabeza
sin dejarme respirar.

Los letreros de colores
vomitaban tentaciones
de evasión y de placer
y la gente desfilaba
junto a mi, desarbolada
como sombras sin ayer.

A la puerta de una tasca
–descarada y vivaracha–
me abordaste a quemarropa
ni siquiera pregunté
y bebimos y reímos
y cantamos y lloramos
empapados en el vino
que borraba nuestro ayer.

Y después, locos, borrachos
nos perdimos en tu alcoba
y una cama sucia y rota
cobijó nuestro placer.
...No recuerdo ni tu cuerpo
ni tus ojos ni tus besos,
no recuerdo, tan siquiera,
si al marcharme, te pagué.

Negra noche, negras calles,
negro mar de soledad…
Me arrastraba entre la gente
como un perro vagabundo
que penaba por el mundo
sin creer, sin esperar.



MEA CULPA

¡Es tan largo esperar la madrugada
sumido entre las sombras de la noche!,
¡es tan duro esperar la primavera
tiritando entre las zarpas del invierno!,
¡es tan triste una simple despedida
cuando sabes que das tu último beso!,
¡es tan fría esa última sonrisa
cuando esconde un adiós entre sus labios!

Y yo sigo rasgando mis cuartillas,
despuntando la pluma en el tintero,
abortando mi verso en cada parto,
derramando la tinta en el cuaderno.

Me he quedado vacío como el lecho
que empapaste de amores y ambrosías
y mis ojos se apagan sin tus ojos,
sin tu voz, sin tu luz, sin tu sonrisa.

¡Qué me importa que estés como una sombra!,
¡qué me importa tocar tu piel baldía
si tus pechos me niegan el suspiro
y tu fuente enmudece a mis caricias!

Dame un beso de amor entre tus brazos,
dame un soplo de vida en tu mirada,
déjame compartir con tus latidos
ese fuego que prende en mis entrañas,
ese último aliento que aún suplica
tu perdón, tu regreso y tu amnistía.



MUJER DE LUZ

Mujer de luz, pureza reencarnada,
esencia viva, sutil rayo de sol,
ojos de niña, manitas sanadoras,
tierno perfume, boquita de arrebol.

Bebo de ti, de ti vivo y respiro,
en ti germino, arraigo y crezco en ti.
Soy un esqueje nacido de tu vientre,
broto en tu pecho y en ti encuentro mi fin.

Mujer de luna, de auroras y luceros,
noche infinita, amanecer de abril,
lluvia de estrellas irradian tus cabellos
y en tu mirada encuentro mi confín.

Mujer eterna, sensual, fruta madura,
entre mis labios tu pulpa se hace miel.
Bebo tus aguas como un maná sagrado,
a tí me entrego y en ti vuelvo a nacer.

No existe ayer ni hoy ni habrá mañana
que no ilumines con tu infinita luz.
Niña de amor, copito de inocencia
dame tu fuerza para cargar mi cruz.




ENTRE EL MIEDO Y EL HAMBRE

Señor, ¿Dónde te escondes que ignoras mis plegarias?
Te he buscado en el espacio, en el tiempo, en los ojos de un niño,
pero sólo hallé silencio.
Quizás creaste el mundo entre miles de mundos,
lo dejaste a medias, inacabado, imperfecto
y te marchaste a crear otro más bello.

Señor, ¿Dónde te escondes cuando abruma el silencio?,
¿cuando el dolor me ahoga?, ¿cuando el cielo está negro?,
¿cuando el mar huele a muerte y llora sangre el cielo?
Quizás hayas muerto en el árbol que se quemó en el bosque,
en los ríos cloaca, o en el mar vertedero,
en el niño soldado que mata y que muere...

¿El dolor de tus hijos no ha llegado hasta el cielo?
¿O es que el cielo no existe y tan solo hay infierno,
donde nos arrojaste por nacer imperfectos?
Todavía te busco en la piel de mi esposa,
en la aurora gozosa y el ocaso vibrante.

Te presiento en el vientre de esa niña preñada,
en las manos trenzadas, en los ojos en llamas,
pero tú te has marchado o quizás nunca fuiste
mas que un sueño forjado entre el miedo y el hambre.




MATRIOSKA

Busco en mí, dentro de mí, fuera de mí.
Busco en presente, en pretérito, en futuro.
Busco en mi yo, en mi tú, busco en nosotros.
Busco en el día, en la noche y en los sueños.

Abro mi cuerpo, mi alma, mis sentidos,
desgarro el velo que cubre los recuerdos,
suelto la amarra que me une al dique seco,
bato las alas buscando nuevos vientos.

Pero es inútil remar, levar el ancla,
izar las velas, escudriñar los vientos.
Mi casco embarrancó entre tus arenas,
la tarde en que fundimos nuestros cuerpos.

Tú y yo somos matrioskas infinitas
desde el agujero negro de los tiempos.
No hay tú sin yo y yo sin ti soy nada.
No hay más respiro que el soplo de tu aliento,
no hay más camino que el surco de tus pasos
ni más sendero que el cauce de tu lecho.



HE PLEGADO LAS ALAS

He plegado las alas,
ya no tengo fuerzas para seguir volando
ni tan siquiera planeo a sotavento.
Llevo plomo en el alma
y apenas puedo mantenerme al pairo
y lucho por no entrar en picado
y estrellarme en las rocas del vacío.
Pero todo es inútil
y siento el remolino de la nada
absorberme en su negro sumidero
y giro y giro… y voy perdiendo altura
sin poder anidar en una rama
que me ofrezca cobijo.

Quise alcanzar el cenit.
Volé más allá de las estrellas,
desafié al destino,
mas apenas logré rozar el aura
volando hacia el ocaso.
He quemado el plumaje
y he perdido el refugio de tus brazos.




LA ETERNA LETANÍA

Me muestras tu exquisita desnudez
tus pechos altivos,
tu vientre frutal y perfumado
y me hablas de tallas y de modas
de centímetros, de pesos y medidas
cuando yo no puedo quitar mis ojos de tus muslos,
de tus nalgas rotundas,
de tu cintura grávida,
de tus hombros a besos cincelados.

Me encandilas con tu belleza impía
y pretendes que escuche tus lamentos
que secunde tu eterna letanía
pero yo sólo veo en ti una diosa,
una vestal de amor, una valkiria
y mis manos amasan tus caderas
y mis dedos descubren tus secretas delicias
mientras callo tu boca con mis labios
y mi piel y tu piel tejen sus rimas.

Cuando mi lengua recorre tus recodos
y libo las delicias de tu axila,
cuando bebo el licor de tus racimos
y la pasión cabalga sin bocado ni bridas,
cuando tu cuerpo y mi cuerpo prenden fuego
y se unen en una sola llama
¡Qué me puede importar la pasarela
una cifra, un botón o una etiqueta¡




A TRAVÉS DE CIEN VIDAS

Supe que me esperabas a través de la nada,
a través del espacio supe de tu existencia
como sabe el creyente la existencia del padre.
No me cegó un rayo, como a Saulo de Tarso,
una negra nostalgia oprimía mi alma.

Te busqué en mil mujeres, me dejé el alma en ellas,
me arrastré por caminos enredados de zarzas,
pero cada mirada me volvía la espalda,
pero cada caricia arañaba mi alma.

Y pasaban los años y yo desesperaba
y creía encontrarte cuanto más te alejabas.
Descendí a los infiernos por hallar tu morada,
ascendí al paraíso cuando te sospechaba,
pero el sol inclemente, chamuscaba mis alas
y caía a la tierra como un Ícaro en llamas.

Mas un día de invierno, cuando nada esperaba,
se cruzaron mis ojos con tu dulce mirada
y esa voz intuida se clavó en mi coraza
arrancando los miedos que cegaban mi alma
y lo supe al momento, eras tú a quien buscaba.
A través de cien vidas, regresabas a casa.




LEGADO

¿Que les diré a mis nietos cuando les legue el último suspiro?

Recibí un mundo de agua azul turquesa,
de selvas verdes, de noches azabache,
fértiles campos, praderas y glaciares,
límpidos ríos y mares transparentes.

Recibí un mundo pletórico de vida:
tigres, leones, gorilas, elefantes,
lobos y linces, erizos y cangrejos,
reses pastando, corrales y campiñas.

Cierro los ojos y la niñez me asalta
y me reprocha no haberla defendido
de la codicia, del miedo y la ignorancia
de los cuatreros del euro y el ladrillo.

¿Qué os dejo yo, ramitas de hojas tiernas?
Un amasijo de aceros y de vidrios,
un litoral sembrado de cemento,
tele basura, “fast food” y conformismo.

¡Abrid los ojos a la verdad eterna!
Romped los muros, forjad un mundo nuevo,
pintad de blancos y verdes las montañas,
bordad, de nuevo, luceros en el cielo.

Resucitad el valor de la palabra,
la portentosa belleza del abrazo.
Que vuestros ojos no escondan la mentira,
que vuestras manos, acojan otras manos.

En este viaje no cabe ni un hatillo.
Sólo me llevo el amor que he cosechado,
esos recuerdos que claman en el cosmos,
esos momentos que Dios me ha regalado.

Puede que todo sea un sueño,
puede que, incluso, soñemos que soñamos.
Pero que nadie os secuestre la alegría,
la rebeldía, la fe ni los redaños.



HAY UN INSTANTE

Hay un instante en el que el tiempo muere,
se detienen péndulos y agujas,
el sol estalla, las mareas cesan,
el viento calla y el dolor se oculta.

Hay un instante en el que Dios me mira
a través de tus ojos encendidos
mientras mis manos tejen en tus cuerdas
un tapiz de suspiros y gemidos.

Hay un instante en que tu voz se eleva
al útero del cosmos primigenio,
tu cuerpo celestial se hace visible
y tu alarido atruena el universo.

Hay un instante en que la vida brota
de las fuentes profundas de tu sexo
y su corriente me arrastra desbordada
hasta fundir en su lava nuestros cuerpos



ÍCARO

Hace días que planeo
dejándome arrastrar por las corrientes,
vagando entre los riscos y los bosques,
rozando los peñascos con el vientre.

Hace días que no me quedan fuerzas
para alzar la cabeza y ver el cielo
y mis alas desnudas y emplomadas
ya no pueden batir y alzar el vuelo.

Hace siglos que no encuentro en tu nido
el plumón que me abriga y me protege
que tu flor se marchita entre mis labios
que tus aguas no brotan a mis besos
que no encuentro morada entre tus muslos
que no alcanzo el cobijo de tus senos.

Pero hoy me alzaré hacia el firmamento…
volaré a lo más alto del infierno,
con las plumas ardiendo de deseo
moriré en un picado hacia tu sexo.



TRISTEZA

Hoy estoy triste, oscuramente triste, profundamente triste
hay un vacío que prende en tu mirada
una sombra negra, una sima siniestra y homicida
que parece atraerme hacia el abismo
esos silencios gélidos, esas miradas huecas,
esas palabras mudas, esas sonrisas yertas.

En días como estos se me escapa la vida,
le abro la jaula para que eleve el vuelo
y escape de este cuerpo que la cela,
de este corazón acongojado
que apenas ya palpita.
Hoy me hundo en mí mismo y no hallo el fondo…
sólo encuentro la nada más grotesca,
la burla corrosiva, el miedo que me ciega
y me enfundo las lágrimas amargas
y regreso a tu lado mendigando una sonrisa,
una palabra, una caricia, un nada.

Y me tiendo a tus pies y lamo tus heridas
soñando que mañana, renacerá la vida
que la niebla se escampa
que el silencio germina,
recordando esos días en que, incluso,
soñé que me querías.











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KARIN KIWUS [19.287]

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Karin Kiwus

Karin Kiwus (nacida el 9 de noviembre de 1942) es una poeta alemana de Berlín. Después de estudiar periodismo, estudios de alemán y politología, trabajó como editora, así como profesora universitaria en Austin, Tejas. Era la pareja de hecho del director de cine alemán Frank Beyer hasta su muerte en 2006. Ha estado activa en el campo de la poesía de colaboración, escribiendo Renshi bajo la guía de Makoto Ooka. 

Obras 

"Von der Gegenwart beiden Seiten". Poemas. 1976.
"Vom Essen und Trinken". 1978.
"Später angenommen". Poemas. 1979.


Citizen Cane

Largo fue cada día
y la nieve
la luz de mi cielo tierno
y el frío
la sangre de mi piel ardiente
y el juego
el jardín de mi serenidad rabiosa

Después de eso, el veraneo de cada año
en casas con corrientes de aire
presididas por los relojes de otros
en escritorios con papeles fugaces
con falsas palabras en el humo frío de los cigarrillos

A veces tomo a tientas
el globo de cristal e invierto
silenciosamente
el mundo para mí
mi congelado globo
mi ojo invernal
cegado por la nieve.

Traducción: Germain Droogenbroodt – Rafael Carcelén​​​​



Citizen Cane

Long was every day
and the snow
the light of my soft sky
and the cold
the blood of my ardent skin
and the game
the garden of my crazy joy

Then it never turned again into summer
years have passed in draughty houses
controlled by other persons clocks
at desks with superficial papers
with false words in cold cigarette smoke

Occasionally I take groping
the glass globe and reverse
silently for myself the world
my frozen earth
my winter eye
blinded by snow.

Translation: Germain Droogenbroodt



Citizen Cane

Lang war jeder Tag
und der Schnee
das Licht meines weichen Himmels
und die Kälte
das Blut meiner glühenden Haut
und das Spiel
der Garten meiner tollwütigen Heiterkeit

Danach ist es nie
Sommer geworden
Jahre sind vergangen in zugigen Häusern
nach den Uhren anderer
an Schreibtischen mit flüchtigen Papieren
mit falschen Wörtern in kalten Zigarettenrauch

Manchmal noch nehme ich tastend
die Glaskugel auf und kehre
still für mich die Welt um
meinen erfrorenen Erdball
mein Winterauge
blind vor Schnee






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ERNESTO LANGER MORENO [19.288]

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Ernesto Langer Moreno 

Ernesto Langer Moreno nació en Santiago, Chile, el 23 de mayo de 1956. Estudió en el Liceo San Agustín de Santiago y  Administración de Empresas en Francia.

Ha publicado libros de poemas, cuentos y novelas cortas, además de haber sido colaborador de diversos diarios nacionales como Las Ultimas noticias y varios suplementos semanales.

Actualmente es el editor del Portal de Literatura Chilena en Internet escritores.cl.
Sitio web del autor: www.escritores.cl/elanger

Libros publicados:

-     Siglo XX, he aquí el hombre (poemas, autoedición, Santiago, 1978)
-     Ojos de luna (Poemas, Editorial Nascimento, 1983)
-     El mago de las palabras (Poemas, Editorial Creces, 1985)
-     Cuentos breves, entretenidos y felices (Cuentos, autoedición,1995)
-     El Hombrecillo de los cuentos (Cuentos, LOM ediciones, 1996)
-     La otra orilla (Cuentos, Autoedición, 1998)
-     Arqueología de un retorno (Novela, Ediciones de escritores.cl, 2008)
-     Érase una vez...(Cuentos, Ediciones de escritores.cl, 2009)
-     Filopoes .(Poemas, Ediciones de escritores.cl, 2013)
-     EntreLetras .(Cuentos, Ediciones de escritores.cl, 2013)
-     El cìrculo y otros cuentos





Filopoes
Ernesto Langer Moreno


Estos filopoes no tienen género, son libres para expandirse y contraerse, para esconderse o revelarse.
Por eso se abren como una flor o se ocultan detrás de las le­tras. Dependen del espíritu que los acoja.
Los escribe el universo entero y tienen que ver, principalmente, con la belleza, la alegría y la iluminación.
Espero que ellos puedan dar lo que contienen y que sus lecto­res los reciban.
Vayan con ellos la alegría, la belleza, y la paz, es mi deseo.
Ernesto Langer Moreno 


COMO EL SOL

El que de veras soy
se asoma, a veces,
como el sol
Y me ilumina.


EL VIENTO

El viento golpea los eucaliptos
que crujen mientras la tarde se instala en mi jardín.

Entonces, pierdo mi nombre.
Me muevo con las hojas de los árboles.


CUANDO UNA MARIPOSA

Cuando una mariposa bate sus alas
Todo el universo se agita y cambia
Somos uno que se mueve
Y vuela.


AL HACER EL AMOR

Al hacer el amor con mi amada
me convierto en mujer
Luego soy hombre de nuevo
Después ambos a la vez

Y al final de la cima
Dejamos de ser.


EN EL CORAZÓN

En el corazón de mi corazón
la dulce presencia del espíritu tiene su nido.
¿Tendría algún sentido reflexionar sobre ello?

El sol en el cielo es suficiente
para que florezcan las maravillas.


ESTOY

Estoy en el mundo
Pero no soy del mundo
Vengo de un lugar impronunciable
De la raíz de todas las cosas
Donde el divino organillero 
Crea su música.


LA MUERTE

La muerte es un cuchillo
Que con un sólo corte
Separa lo real de lo irreal
Lo irreal se desvanece como el humo
Lo real continúa como si nada

Uno conserva sólo el equipaje necesario.


MI ESPÍRITU

Mi espíritu colmado se regocija
¡Lo he comprendido¡ ¡Lo he comprendido!
Esta vida es perfecta en su imperfección
Mis ojos son también los ojos de Dios
Hay un solo ser detrás de los dos.


AQUÍ Y AHORA

En el aquí y el ahora
Construyo mi casa
Justo en medio del río de la realidad
Y abro todas sus puertas y ventanas
Para empaparme de ella y despertar

Los recuerdos y los sueños no pueden entrar.


CADA VEZ

Cada vez que niego
Lo que perciben mis ojos
La ilusión se deshoja
Como los árboles en otoño
Y la realidad florece
Como esos mismos árboles en primavera.



LA FELICIDAD

La felicidad es un árbol florecido en
el jardín
La tierra que lo alimenta
El sol que lo baña
El agua que lo refresca
El aire que lo circunda
Y mis ojos que lo disfrutan


AQUÍ ESTOY

¿Que cómo hago para estar contento y en paz conmigo mismo?

Puesto que el ayer yace en su tumba
Y el futuro espera su turno
Aquí hay que estar: en el PRESENTE
Ese es el truco
Yendo donde el viento nos sopla.


SABER

Saber que 
Cuando el universo inhala
Tus pulmones inhalan
Y que cuando el universo exhala
Tus pulmones exhalan
En eso consiste la iluminación.



CUANDO EL SOL

Cuando el sol se oculta
Las montañas desaparecen
Y el labrador vuelve a su casa
Cuando el sol aparece
Las montañas se hacen visibles
Y el labrador retorna a su trabajo

Así es como deben ser las cosas.



MI ALMA

Mi alma es un pedacito del universo
Que está de visita en este planeta
Como extranjera, a veces, echa de menos
su tierra y su lengua
Pero disfruta del viaje y del paisaje
Atesora experiencias
Hace lo suyo y regresa.


LA BELLEZA, LA PAZ Y LA ALEGRÍA

La belleza, la paz y la alegría son como un templo
Donde la luz espera a sus devotos
Quien entra se encuentra
Sintoniza consigo mismo
Recibe bendiciones y purifica

Luego vuelve a su casa iluminado.


TOMANDO CAFÉ

Tomando un café en la ciudad
Pude darme cuenta de que era invisible
Podía moverme sin importar
Lo que pensaran o dijeran los otros
Que sólo tienen ojos para sí mismos

En ese preciso instante cayó mi condicionamiento.



LOS PENSAMIENTOS

Los pensamientos son como pájaros
Que ahuyento con mi escopeta
Antes de que me tapen el sol
Y nublen mi entendimiento

Sólo entonces la sabiduría me visita.



PÁJAROS

Los pájaros cantan en mi ventana
Al amanecer
Eso me basta para sentirme vivo y alegre 
durante todo el día
Y cada mañana se repite.



QUÉ MILAGRO

¡Ay! Qué milagro tan increíble
Sembrado en este planeta
Respira, se mueve, procrea y habla
En ocasiones también escribe, hace el amor...y mata.



EL PLACER MÁS GRANDE

El placer más grande, mi mayor regocijo
Es cuando veo a mi hijo
Morder el fruto de ese árbol
Que planté mientras escribía
Un libro.



CUANDO

Cuando los malos pensamientos me visitan
Tomo té bajo el parrón lleno de uvas
que imagino con mi mente 
Y los pensamientos se desarman, se deshacen
Sucumben al aroma y al paisaje
Y desaparecen.



MI VECINO

Mi vecino es un hombre
De pocas palabras
Cómo le envidio ese don inapreciable
Su forma de prescindir del lenguaje
Negándose a extraviar en sus imágenes

Está claro que él no se distancia de la realidad.


SOY FELIZ

Soy feliz
porque soy feliz con tan poco
que toda pequeña cosa
me deja el corazòn satisfecho y contento
Soy feliz
Simplemente
...Y creo que es contagioso.






DEL LIBRO EL SABOR DEL HALLAZGO


El loco

Ando trayendo un loco dentro
Que no cesa de agitarme
Desconfiado, celoso, agresivo, vanidoso
Es un prisionero en este cuerpo
Que es su cárcel
Un loco de remate
Alguien que mira por mis ojos
Y habla por mi boca
Que llena incluso mi sangre 
Y cada uno de mis huesos
Un espíritu disperso
Entregado a la demencia
Un antiguo demonio que me habita
Manteniendo en desorden mis pensamientos y
Mi casa
Alguien que me usa y que me gasta
Un loco con mi nombre
Vestido con mi piel, calzando mis zapatos
A quien he dicho “YO” por tanto tiempo
Un loco atroz que me suplanta
Con todos sus vicios.
Mi loco.


Ser

La realidad es un camaleón que nos engaña con sus falsos destellos.

El verdadero ser de las cosas
Cambia de disfraz continuamente
Como si quisiera esconderse
de los ojos que lo observan

Nuestras miradas parecen ahuyentarlo
Nada es como es a fin de cuentas

Así el secreto de este universo
La llave de este mundo aparente
Es desconfiar de las apariencias
Saber que lo que vemos no es cierto
Y desvestir con nuestras miradas lo invisible.



Tristeza

El paisaje está triste
Mi mirada cae como una niebla
sobre los árboles, los pájaros, las plantas

Mañana será otro día, me digo
Y cierro los ojos

Porque soy yo el que está triste, eso es lo cierto
El paisaje es inocente.




Filopoe veintitanto

Aquí estoy siendo lo que soy

La verdad vive a través mío
su gloriosa existencia

Por eso, el regocijo de ser
me acompaña a todas partes

Y porque estoy vivo, gozo.




Siempre listo, Toujours pret, Always ready

Es cierto, la poesía es para mí una amante irresistible
Que desordena mi vida y la complica echándole más humo a la neblina.

Pero no tuve que trabajar como esclavo en una oficina
Ni viví en la pobreza o la ignorancia
Tampoco estuve preso
Ni sufrí de enfermedades espantosas
No negocié mis sueños en el mercado
Ni anduve acompañado de bandidos.

Al contrario
Disfruté de buenos libros y viajé por donde pude
Sentí amor y tuve sexo con una mujer increíble
Fui un hombre de paz en todo el sentido de la palabra
Respiré, disfruté del sol
E incluso fui feliz algunas veces

Ha sido una experiencia maravillosa el estar vivo
No tengo rencores ni deudas que me persigan
Por eso, a mis años, estoy listo para pasar a la otra vida, cualquier día.






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IVAN SAVIC NIKITIN [19.289]

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Ivan Savič Nikitin

Ivan Savič Nikitin (ruso: Иван Саввич Никитин) (3 octubre 1824, Voronezh, Rusia - 28 de octubre 1861, Voronezh) fue un poeta ruso.

Nacido en Voronezh en una familia de comerciantes, Nikitin fue educado en un seminario hasta la violencia de 1843. Su padre y el alcoholismo llevaron a la familia a la ruina y obligó joven Iván para sostener el hogar convertirse en un posadero. Después de sus primeras publicaciones, se unió a un círculo de intelectuales locales que incluía a su futuro biógrafo (y el editor de sus obras completas) Mikhail de-Lupé. Estudió francés y alemán y leyó ampliamente la literatura mundial, en 1859 abrió una librería y biblioteca que se convirtió en un importante centro de la vida literaria y social en Voronezh.

Sus primeros poemas aparecieron en 1849 y su primera colección en 1856. En 1858 su poema "kulak", fue su mayor éxito de crítica y público. Una segunda colección salió en 1859, y su obra en prosa "Seminarist's Diary", fue publicada en 1861. Algunos de sus poemas se convirtieron en la base para canciones populares, con música de compositores como Vasily Kalinnikov, Eduard Nápravník y Nikolai Rimsky-Korsakov.




El pobre

Mañana y noche, todo el día,
muchedumbres de ancianos,
de huérfanos y viudas,
de puerta en puerta van pidiendo
por el amor de Dios una limosna.

Cargados con la alforja
de la necesidad
la desgana se toman por tarea.
¡Dura, amarga es tu suerte,
multitud harapienta, sin asilo!

Pero nadie te niega la limosna,
y no mueres exangüe en el invierno.
¡Cómo mueven, Señor, a compasión
los hombres que creaste,
qué miserables van de puerta en puerta!

Más mísero es el pobre campesino:
él no pide a la puerta,
pero toda la vida, desde el pan a la ropa,
trabaja noche y día.

Duerme en mísera choza, en sucia paja,
héroe de infortunio irremediable,
más fuerte que la roca en la fatiga
y más que el cobre en la pobreza extrema.

Hasta la muerte siembra trigo,
hasta la muerte siega; pero vende pobreza.
Sobre él vierten sus lágrimas las nubes
y la tormenta canta su tristeza.

Incluido en Poetas rusos del siglo XIX (Ediciones Rialp, Madrid, 1967, selec. y trad. de María Francisca de Castro Gil).


Нищий     [El pobre]

И вечерней и ранней порою
Много старцев, и вдов, и сирот
Под окошками ходит с сумою,
Христа ради на помощь зовет.

Надевает ли сумку неволя,
Неохота ли взяться за труд,—
Тяжела и горька твоя доля,
Бесприютный, оборванный люд!

Не откажут тебе в подаянье,
Не умрешь ты без крова зимой,—
Жаль разумное божье созданье,
Человека в грязи и с сумой!

Но беднее и хуже есть нищий:
Не пойдет он просить под окном,
Целый век, из одежды да пищи,
Он работает ночью и днем,

Спит в лачужке, на грязной соломе,
Богатырь в безысходной беде,
Крепче камня в несносной истоме,
Крепче меди в кровавой нужде.

По смерть зерна он в землю бросает,
По смерть жнет, а нужда продает;
О нем облако слезы роняет,
Про тоску его буря поет.




стихи

Бегут часы, недели и года,
И молодость, как легкий сон, проходит.
Ничтожный плод страданий и труда
Усталый ум в уныние приводит:
Утратами убитый человек
Глядит кругом в невольном изумленье,
Как близ него свой начинает век
Возникшее недавно поколенье.
Он чувствует, печалию томим,
Что он чужой меж новыми гостями,
Что жизнь других так скоро перед ним
Спешит вперед с надеждами, страстями;
Что времени ему дух новый чужд
И смелые вопросы незнакомы,
Что он теперь на сцене новых нужд
Уж не актер, а только зритель скромный.


Тоска

Как у нас по селу
Путь-дорога лежит,
По степной по глухой
Колокольчик звенит.

На мосту прозвенит,
За горой запоёт,
Молодца-удальца
За собою зовёт.

Ах, у нас-то житье —
От сохи к бороне,
Наяву — сухота,
Нужда-горе во сне.

В синеву да в туман
Наше поле ушло,
Любо ясным очам,
Да плечам тяжело...

По траве ль, по росе
Алый вечер идет —
По буграм, по межам
Хищных птиц перелет.

Стон кукушки в лесу,
Чей-то плач за рекой...
Дать бы волю тоске —
Пролилась бы слезой.

А вдали облака
Охватило огнем:
Высоко поднялась
Колокольня с крестом.

Золотой городок
Вдоль по взморью стоит,
Из серебряных труб
Дым янтарный валит.

Пролетит на ночлег
Белый голубь в село.
В синеве — по заре
Загорится крыло.

Уж и где ж ты, трава,
Без покосу растешь —
Молодецкая жизнь,
Без печали идёшь?

Ах ты глушь-тишина,
Всё ковыль, камыши —
На всю степь закричи,
Не ответит души.


МОЛИТВА 

О боже! дай мне воли силу,
Ума сомненье умертви,—
И я сойду во мрак могилы
При свете веры и любви.

Мне сладко под твоей грозою
Терпеть и плакать и страдать;
Молю: оставь одну со мною
Твою святую благодать.






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ROMÁN VILLALOBOS [19.290]

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Román Villalobos 

(Lagos de Moreno, México, 1991) Licenciado en Humanidades con orientación en Letras por la Universidad de Guadalajara. Autor del libro de poesía Pequeña ciudad eléctrica (Editorial Montea, 2016), co-autor del poemario Pieza de paso (CULagos ed., 2015). Antologado en Un canto me demanda: memoria de poesía laguense (Ed. Papalotzi, 2011). Ha publicado cuentos y poemas en revistas y sitios web de México, España, Colombia, Venezuela, Ecuador, Chile y Estados Unidos. Actualmente colabora como columnista en el proyecto virtual Hýbris y trabaja como productor en Radio Universidad de Guadalajara. 


La caracola

cerca del alba habrá una caracola
una espiral de incierto color y resistencia
será uno pequeño y desafiante
feliz pragmático y honesto
se alargará el tiempo porque es una ley sabida
que los caracoles somos infinitos
y para escribir algo así se requieren unos cuantos días
para ir de tecla en tecla y presionar 



Kostanái

Nunca he viajado tan lejos, pero a veces
duermo con provincias perdidas en la nada.
¿Viste mi sueño de anoche
como una mala película de arte?
Amanecía en la ciudad de Kostanái,
una urbe llana y con tendencia a la nieve.
Me he obsesionado con mi búsqueda de trabajo
en esa ciudad que ahora me pertenece;
llovía y no tuve refugio,

un edificio alto e infinito limitaba mis ojos.
«Estos árboles, la mujer que sin falda
te cuida desde una ventana abrupta,
y te muestra su carne amarga y extranjera,
y el sol que cae en líneas inocuas sobre muros de cristal»,
dijo la voz de un letrero en cirílico.
Toqué las puertas de una empresa telefónica,
llevaba un maletín y la corbata
estrecha me hizo abrir los ojos.



Regresar de Puebla

una mujer y su hijo en el autobús de regreso a la casa;
una mujer que es una enfermedad que no tiene cura,
por ahora soy lo que dejé ir,
todas las vueltas alrededor de mi tristeza;
—¿usted es un hombre casado?—, o mejor:
—¿ha dormido alguien en sus brazos?—,
mientras el autobús se bambolea
y se apagan las luces; no respondo,
para ella no soy un desconocido,
las dos respuestas negativas pero la segunda pesa.


Enumeraciones sobre Irene

1. sigo soñando con haciendas e inmensas catedrales
2. por si fuera poco, las arcadas de las enormes haciendas
3. televisores encendidos y revistas de 1998, de 2005
4. revistas de 2007 en estantes que nadie limpia nunca
5. soñar con los pasillos de la universidad como si también fuera un hotel y quedarme hasta muy tarde en él
6. ubicar a j. l. y querer apartarla pero que no sea posible
7. ¿corriendo en círculos en el patio de una hacienda o en el estacionamiento de la universidad que parece un hospital que también he soñado?
8. una mujer ciega y feliz contando las costillas de su mejor amigo
9. palpitaciones veloces, lluvias de veinticinco a treinta minutos
10. soy perseguido por una calle fracturada
11. nadie habla de árboles y ya no estoy sentado
12. y ya no escribo


En la provincia de la provincia

a mediodía en una calle sola entre puro baldío
y muros de ladrillos expuestos
un ciber de paredes azules que también es una tienda
nos hemos reunido para murmurarnos
los unos a los otros
mientras el gordo empleado escucha un solo mantra:
fainfainfain
me pico la nariz me rasco las orejas
verygud very gud very gud
alguien carraspea quiere volver a casa
veryveryveryveryguuuuuuuuuud
estamos definitivamente solos

una mosca en la pantalla mientras leemos discusiones
animalitos que observan desde el cerro
sin que nadie los vea
versiones chafas de sirenas
insípidas del chupacabras
críptidos en los que nadie se interesa
en un cerro que se repite a toda hora
a ver quién chingados nos baja

sentados en sillas blancas de la corona leemos
que todo se resume en dos esferas en constante polémica
sean los nuevos contra los viejos
o becados contra no becados
¿pero quién es quién desde nuestra ventana?
aquí pasan nomás los rancheros montados
en su pedacera mecánica y herraduras en las redilas
camionetones de los setentas
y sombrerotes desde quién sabe cuándo
y los nombres de todos los poetas
como cualquier otro nombre
como de muertos en la guerra
o de migrantes trepados en el tren
que pasa cerca de las cinco
aquí siempre estarán todos muy lejos

¿de cuál centro somos periferia?
a ver
ponle en google de cuál centro somos periferia
a ver si hallamos un anzuelo
una carnada
entre tanta troca y aventuras vaqueras
con la kebuena a todo lo que pinches da


Por Ojuelos

En el fondo todos somos un puto vaquero hecho bolas
acá arreando a la nada en medio de ninguna parte
armando una pinche polvareda que apenas si se ve
en los cerros circundantes
como en los comerciales de Marlboro
y todos los días vivimos la jornada
temprano a la hora donde sólo hay estrellas
pero nadie las busca
porque no dicen nada
sólo brillan
ahí
como pendejas.

En la noche se hace de un látigo y un poema en la arena
mientras otro grita un verso a las paredes de un rancho
paraje cinco estrellas para los que nada quieren
así como nosotros
y el pinche tiradero
armado en chinga loca
cuando vemos los autos por la carretera libre
en la que somos una luz tan sólo
un cuerpo de piedra y tiempo vuelto sombras

—oye we
tenemos que ir al rancho ¿sí me estás oyendo?
se nos hizo tarde we vámonos en putiza —
aquí por donde nadie nos mira.


En Guadalajara

Buscar orientación
buscando ayuda psicológica
dios santo,
esta ciudad
es como amontonar todos los juegos de mesa
de un gigante
—nadie que tire los dados
puede darse un lujo parecido —
vamos,
se pueden ver las líneas del tablero
o sólo somos muy malos para afinar detalles
ciudad,
mi lugar que puede escucharme
pero no puede sentirme
¿sabes cuánto daría yo por desnudarte?


Quien nos quiere nos cuida

Llego aquí otra vez desde 
este anterior punto de vista, 
aunque sea 
como siempre 
un hombre nuevo. 
Guardas tu imagen de mí 
como la figurita de oro, 
la clase de ideas 
que salva de la nada a los que 
no son como nosotros. 

Heredamos la vena 
artística de un poeta abuelo muerto, 
que nos atraviesa el miembro y duele 
cuando penetro de noche.


A quien te haya dicho lo contrario

1

El rostro de un pequeño 
poema posible, 
en el cuello 
tenso de alguien que se marcha. 
El poema nene acurrucado, 
la foto que siempre 
se recuerda es la que 
no se toma. 

2

El resfriado es porque llevo meses 
aquí parado 
y con la puerta abierta.  
¿Quién le ha hecho espacios 
así de grandes 
a tu permanencia, 
aferrada a un útero 
indeciso que no 
quiere abortarnos?


Cristo con las manos rotas 

1

Tiempo de cuatro en cuatro 
vueltas por toda la jardinera. 
¿Sin fin de discusiones, 
siempre en disputa complicada? 

Pero sin muchos símbolos para los otros, 
mi querida, este imbécil 
choque de dos puntos 
que te callan la boca.  
Turistas que me ven perder la calma. 

Tan lejos de la paciencia en 
todos los poblados ridículos. 

2

Una vida en Cristo, lejos, 
con los gustos que heredo, los ratos 
tuyos que no sientes. 

Tomando una lancha en caída 
hasta el muelle de las piedras, 
día de no poder esconderte, 
o camino a tus abiertos kilómetros.


Anotaciones, pesadillas 

1

Interpongo una llamada 
y el teléfono 
suena a la campana con la boca 
cerrada por la fuerza. 

2

Escondida detrás 
de los helechos 
está la mujer que un tiempo 
fue conmigo. 
Se le ven múltiples rostros.


Nubes sobre el teatro del IMSS

1

Me oprime el pecho el tiempo de volver a casa. 
Hoy nadie ha hecho bien su trabajo, 
la hilera de médicos que guardan la bata 
blanca frente a un puesto de burritos. 
Ahora, nadie que me ve puede llevarme 
lejos de mi delgada jaula. 
Pero no por eso dejaría de extender 
el dorso de la mano. 
La estatua del héroe, 
una historia insurgente con fondo 
para una multitud de plantas. 

2

Cuando venga la lluvia por favor dame 
un tramo de acera para huir de ella, 
que en la ventana me vean en mi trayecto 
perpendicular a la caída. 
Me han convencido, 
no es el mejor día para que yo vea 
todo esto, voy más del lado de un paisaje 
veloz para los otros.  
Dicen que hay días en que el derecho 
a observarlo todo no se pierde 
pero tampoco se merece.


Carta a Colina 

Terminaste por decir que los poetas son un cáncer. Qué voy yo a saber.   A las 11:30 paseo la basura por la noche de la cuadra, 
que separa las líneas de neón de la tibia respuesta 
en un foco de siempre. 
Si me vieras ya cuando la tarde no puede crecer 
de sus orillas, te cubrirías la cara. 

El grito es lo de menos. A esta hora, según los poetas, 
todos le lloran un secreto a la sábana, a un cuerpo distinto, 
al silencio que somos. 
La bolsa rompe un órgano privado, una botella agotada por la sed de aquella  que aún quiso llegar. 

Aún alcanza a verte, horada el kilometraje, 
pero no sabe qué hacer contigo. 
Está ahí cuando la puerta se cierra. 
O dime tú, ¿qué poeta sabe nada de la hora en que duerme?


Notas: 16-18 junio

Para la sala de espera, un poema. 
Para el trayecto con una escalera involucrada, 
El camino de la sala a estrechar la mano del médico, un poema. 
Un poema en el parque. Para la estancia breve en el parque, 
Quince minutos y llegar a tiempo a la cita, un poema. 
En la sala de espera, un poema girando alrededor de sí. 
Otro poema para cambiar la hoja de los capítulos. 
En la sucia cola de un perro que nos sigue, 
En todo vehículo cerca de la cola, esbozos de poema. 
Para el modo ignorar de los teléfonos, 
Y la llamada a buen tiempo y colgar y colgar, 
Poemas para todo. Salvar un poema del mundo, 
Un poema huérfano para temblar de miedo. 
Poema para no poder salvar al poema de antes. 
Poema acerca de la incapacidad. La nostalgia de un poema de amor, 
Para el descanso en una larga pared húmeda y sola y larga y húmeda, 
Otra vez el poema. Y mi pierna dormida, 
Plática de un suave contener, o todos los poemas que estiran, 
Tranquilos, un pastizal como una sábana. 

La nostalgia de un poema de amor, 
Un paseo redondo sin boleto. 
¿Y si nunca he escrito un poema?, pienso, 
Pero ya tomas la orilla de la cámara, 
Eres paciente y esperas a que todo se ordene dentro del aparato.  
De pronto no importa si he escrito o no poemas. 
De pronto, repito, las cosas que no importan.


Idea de la efeméride

1

Sé de maneras variopintas
en la ciudad crecida a horas distantes.
Una por una, de flor en otra flor,
ideas, imágenes de fotos antagónicas.
No se moverá en espasmos fijos
la tierra para jugar a los jardines.

Decisiones tomadas por sí mismas
de pies a la cabeza.
La hora de no ser nunca lo que somos,
de ser siempre lo que no pensamos ser.
Pero el atardecer arrulla días pasados
en su cara asfáltica y borrosa.
Y una celebración no abierta para el público
de la vida personal.


2

Dirijo gotas de un sudor
tan mío en la terminal para los autobuses.
Para traducirlo en aguas tuyas,
para no ver el reloj y no pedir permiso.

¿No ves un sol muy niño
cuando abres aislada la ventana?
Quizás el tiempo viaje de regreso
andando en círculo avenidas rectas.

O tal vez, a lo mejor tan sólo,
nuestra vida conjunta a horas distantes.



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Selección de textos del autor para poetas siglo XXI




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ISMAEL VALDIVIA [19.291]

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ISMAEL VALDIVIA

Nació en Sancti Spíritus, Cuba, en 1959.

Tampa - En su cuenta de Twitter, se describe como médico, escritor, poeta y padre. Para honrarlo, sus hijos llamaron a su agrupación musical de trova y latin jazz, Los hijos de Ismael. "Fui el primogénito y cuando nací, en 1959, allá [en Cuba] se usaba ponerle a uno el día del santo. Nací el Día de San Juan", dijo Juan Ismael Valdivia. "Mi madre me cuenta que me debieron haber puesto Ismael Juan, pero no les sonó bien". Valdivia contó vía telefónica que, aunque es médico de profesión, siempre quiso que sus hijos, Alejandro y Gabriel, tuvieran más inclinación por el arte, la música, lo estético, la belleza y el buen gusto. "Recientemente se graduaron de diseñadores gráficos", dijo.

Valdivia nació en Sancti Spíritus, Cuba, en 1959, el mismo año en que "triunfó la revolución" en la isla. Recordó que desde la adolescencia comenzó a escribir poesías de manera aficionada y que se las presentaba a sus profesores. Ellos le descubrieron cierta inclinación por la escritura. Luego sus educadores le guiaron hacía la Generación del 98 (Unamuno, Pío Baroja, Machado, Vallen Inclán, Azorín, etc.) y los poetas españoles. "Después integré movimientos que estaban de moda en Cuba. Se estaban impulsando talleres literarios y por parte del gobierno se creó la Asociación Hermanos Saíz", dijo Valdivia. Destacó que dicha asociación tiene como objetivo recopilar trabajos de jóvenes aficionados al arte en general. De acuerdo con la página web de la Asociación Hermanos Saíz, ésta es una organización con fines culturales y artísticos que agrupa de manera selectiva y a partir de un criterio de voluntariedad a los más importantes escritores, artistas, intelectuales y promotores de todo el país, hasta de 35 años de edad. En la década del 80, Valdivia dijo que en Sancti Spíritus el movimiento literario y poético abundaba y que organizaban peñas literarias que llamaban té cultural, pues repartían fría o caliente esa infusión mientras hacían talleres, veían teatro, visitaban muestras plásticas o alguien realizaba un monólogo. "Los talleres eran como una escuela en el que nos sentábamos todos los que participábamos y teníamos la obligación dictatorial de emitir un juicio de los trabajos de los compañeros", dijo Valdivia. Agregó que esa época fue importante para perfilar lo que quería decir y que aprendió sobre el ahorro de palabras en la escritura. De esa experiencia le quedaron una serie de versos que Valdivia acabó de compendiar en un libro que llamó Susurro vital del testigo. "Entonces recopilé todos los trabajos que estaban recogidos en cuatro libros y los agrupé en uno, en un intento de resumir la experiencia vital mía en Cuba, en aquel tiempo que me tocó vivir allá", dijo. En su página web, Valdivia tiene su libro de poemas y dijo que lo estará publicando también en línea y físicamente a través del El Aleph Editores, de Argentina. La portada del libro es una fotografía de una calle espirituana, en su ciudad natal, y en la contraportada hay una fotografía del autor "en mis años mozos", cuando estaba "imbuido en todo el proceso romántico de la revolución; nos educamos en un sueño en la idea de un hombre nuevo...", dijo Valdivia, aclarando que el libro no tiene matices políticos sino que es una simple recreación de su experiencia en la isla. Contó que en 1994 salió de Cuba "para cambiar, para conocer otros horizontes, para tener la posibilidad de balancear las decisiones y hacer el uso del libre albedrío".

"Y decidir qué era lo mejor para mi familia y mí mismo en particular", agregó. Vivió 10 años en Costa Rica, donde pudo ejercer medicina familiar, aunque su especialidad en Cuba fue neonatología, una rama de la pediatría que se ocupaba de los recién nacidos. Es egresado del Instituto Superior de Ciencias Médicas de Villa Clara, en Cuba. En el 2004 llegó a Tampa y trabaja en el St. Joseph's Hospital como histotecnólogo. "Es lo que tiene que ver con el tejido que es extraído del cuerpo mediante una cirugía, y es procesado en el laboratorio para que los patólogos puedan observar las células bajo el microscopio, y puedan emitir un diagnóstico", explicó. Escribe una columna que se llama Saco de Gatos, la cual es publicada por un semanario de la ciudad. ¿En qué se inspira cuando escribe?

"Estoy interesado en todos los aspectos de la vida, siempre y cuando le queramos dar un enfoque de amor", dijo Valdivia. 

http://www.centrotampa.com/news/noticias/2010/jul/10/llamadme-ismael-padre-mdico-o-escritor-ar-338053/


Entre sus publicaciones se destaca Susurro Vital del Testigo, un compendio de su poesía en los años 80. Mas recientemente, puedes encontrar a Ismael escribiendo en su blog personal Apunte y Aparte.



LO QUE NO CUENTA LA PALABRA

Unos papeles blancos con algunos garabatos
esperan en el sostenedor metálico.
Llevan allí varios meses.
Espera que mi mano les acaricie,
les revuelque el orden o les ordene la muerte
con mi manera de suponer el rumbo.
Tienen la zozobra del que busca y no pueden hablar de pasado.
Si cantan, la memoria llora,
se desangra en limosnas.
Doblados sobre sí mismos,
me hablan con una voz que no reconozco,
que los afloja,
y empieza un acorde borboteante entre su celulosa monocromática y la valva que se me abre en los ojos,
y por ahí quedan,
como todos los papeles blancos con responsabilidad incierta.



EL PERRO SIEMPRE VUELVE A DONDE LE DAN DE COMER

La música está quieta, dormida en sus aparatos y ni uno de ellos se atreve a despertarme.
Tengo música escuchándose a sí misma y baila en mis oídos, en mi cabeza, en mis pies y en mi cintura.
Duerme la música sin saber de frío ni días rotos ni necesidad de espabilar la esperanza.
En cambio, con todos sus colores, me recorre en ritmos desesperantes
y frente a ella, todos estos aparatos lucen
sumisos a mis dedos
que ahora no hacen nada y los deja dormir,
en este océano que me cubre.
Yo tengo agua y música en mis pies desde hace un siglo.
Desde hace tanto tiempo que voy yo empapando la sangre
en el feto que soy,
y el océano se escurre,
envolviendo con su aliento madrugador.
La música no abre los ojos, no seca nada.
Atónito veo cómo se van yendo las gotas,
el agua a chorros,
como una fuente enorme chupada desde adentro,
como si amaneciera saliendo del mar
y descansara en la playa.



RESOLUCIONES

Las manos se trenzan pendientes de los ojos que se fugan,
al sitio de donde parecen venir las respuestas,
es decir, ahí está el tiempo que viví, sus ritmos únicos, sus luces que no se apagan,
sus estridencias que todavía resuelven mis oídos,
todo está ahí,
como una fiera que agoniza con un tajo en la garganta, y la vena le late y le brota sangre caliente, de un rojo extraordinario.
Ahí está inatrapable, colgado de su misterio, listo para ser engullido en una ola sucesiva de obstinación,
con la picardía de una mano retorciéndose sobre la otra.
Y desde el mismo sitio, un paso más, un segundo más, una espera más
quedando siempre en la pregunta.
Hago resoluciones de varios tipos: de trapo y de cera, de condones y champaña.
Resoluciones que me ven como si fuera a ser mi último día, que notan que las hago a pesar de ellas, juntando mis manos y suplicando no se vayan.
Machacadas en mis bolsillos, nacidas para quedarse en las costuras se agazapan sin reclamar más espacio, sólo titubean si deben morir,
si es el tiempo (el mío al menos, no sabe distinguir
y se arrodilla a resolver: yo resuelvo nunca más,
yo resuelvo nunca más).



NADA ES RELATIVO

Me gustaría expiar mis culpas, es decir,
levantarme en la mañana y escupir una saliva bien fina, sin la presencia de estos grumos que ahora tengo
y que estorban al hablar, atravesados en el medio de la lengua como dueños
que aconsejan rendirse;
y que me tire a la cama de nuevo y olvide que el día nace trayendo
una enormidad de sombreros repletos de soles para las cabezas múltiples de cada uno.
De más nadie es la urgencia que mía, de nadie más el camino que se abre para sacudir las culpas.
Me gustaría soltarlas en el trecho que me queda. Verlas caminar delante mío,
con sus murumacas
pero en fin lo que les veo son las uñas.
Pequeñas, frágiles, en dedos asustados y diminutos. Recortadas con el ansia de encubrir las pérdidas.
Se me aparecen un instante,
y es un escenario con una servidumbre que se agita en pos de uñas que nadie imagina que no huelen,
cargadas de culpa, hermoseadas en manos prósperas, dedicadas únicamente a que el ojo le reconozca sus prebendas.
Una alegría puede ser una esperanza vana.
Un sacudimiento de que pudiera pasar lo que no quiero que pase,
que se presente el momento con su fiesta y me llame por su nombre,
que me acaricie el oído con un tono reinventado.
Que la expiación diga que desea que yo esté allí, a su lado,
y me tome de la mano
y explore los gustos que se han quedado para después.



ORIUNDEZ

Me llama.
Su voz suena desde el otro lado del mundo con un estruendo en la voz que pareciera que ese lado tiene privados los anversos.
Le calmo diciéndole que aquí hay una cuota para cada amenaza y que la repartiremos,
pero su voz dice que no entiende de nada más que del atolladero,
encaramado en parte tan escabrosa que al final es
un universo formando su lado.
¿Será cierto que todo cambia?, ¿en qué zona de nosotros se esconde lo viejo
y dónde acurrucamos lo nuevo de manera que nos convenza?.
En todos nacen callosidades que abultan hasta la próxima orilla
y las tocamos, casi le pasamos el alma por su relieve
Una ola sucede a la otra
como una verdad metafísica,
el mar se relaja en sí misma y llega a la playa en una sucesión
en la que me estrello
y una nueva catástrofe me está esperando.
Me llamas y puedo definirte: tú eres
la verdad y la mentira, unidos en el presente y el pasado,
el pasado oscuro y claro; lo profundo que sé sobre lo sencillo que desconozco;
el salto de la noche en la calma del alba,
el paso
el quedarme quieto,
el que eres de mí porque estás todavía,
lo que nunca ha existido;
la nada que tiras y el todo que aguantas; el premio-la música,
el castigo,
y este ruido en la cabeza.



NI FLORES NI ESPINAS

Tras la noche donde los ojos no pueden hacer otra cosa que detenerse, están dos diablos rojos,
rojos incandescentes y mortales.
Subidos a un largo mástil de donde cuelgan, además, varias esperanzas. No destellan. No indican nada.
Ni borrosos ni luminosos, son dos diablos numéricos que se asoman en la noche negra que los arropa con una carita de lástima.
Sus pupilas son quietas y fieras, con una pasividad que hace daño. Dos números rojos erguidos tras el quehacer de todos lo que ahora duermen y que vendrán rendidos ante ellos una vez que la noche separe la oscuridad.
Dos diablos rojos con una desesperación que no tiene nombre,
y sentarse a aquilatarles el peso no tiene sentido.
De nada vale ser o no poeta o que las penas estén rondando o, lo que es lo mismo, las palabras por la cabeza,
que se sacudan dentro como galletas en el saco,
secas, saladas, fáciles de romper.
Porque las palabras vienen de estos dos diablos rojos y entre ellos hay una confabulación que es difícil hender y aquí sentado los oigo charlatanear
y no pretenden la burla
sino el escarnio de las palabras, que corretean, y les agarra la cintura
como si yo no fuera más que un espectador acribillado,
sin más solución que aplaudir.
No puedo celebrar algo que no tiene nombre,
que existe en la silueta borrosa de unos diablos rojos,
una desesperación loca,
y amargada.



NO TENEMOS MAÑANA

A Beatriz Basile

todavía hay una noche de insomnio
en su cuerda floja
configurando al miedo y dirigiendo al corazón en sus vorágines;
todavía una sirena persigue al desgraciado,
una vena corre desorbitada tras el muro,
y se deshace un pétalo tras la configuración de sus mitos;
todavía me restriego las manos
y un sudor leñoso me recorre la conciencia,
todavía me atosiga el hambre,
la tos estalla pendenciera en la voz
y mis oídos se agrietan con el témpano del ruido;
todavía puedo decir te quiero y ver cómo se abren fantasmagorías que pueden catalogarse de cursi;
todavía existe la catalogación, la riña entre los bandos, el susurrar pausado de la envidia,
todavía,
todavía hay un espectáculo armado en el espacio de las emociones
y allí nos movemos,
y les decimos a los demás que hay futuro,
un mañana verdadero.



ASOMBRO

Ya no me asombro, sino que lo hacen por mí los niños.
Se asombran los niños y el mío se quedó  detrás de una cámara azulito pálido.
Para asombrarse ellos se dejan mirar, hay que dejarse mirar uno mismo, dejarse mirar y saberse ahí, distinto,
lo mismo pero diferente, el mismo cerebro, pero cada vuelta atrapando su churre.
Un churre único nadie quiere meterlo en el suyo. O nadie puede. Los churres no se repiten. Ni se rinden. Ni se extinguen. Andan por los caminos para meterse en los cerebros. Y cada uno coge el suyo.
El churre puede venir gritando o hablando bajito,
como un animal que emitiera un sonido jadeante pero baboso destinado a la presa,
y nadie le abre un hueco. El cerebro es un gran lago para que el churre venga y lo vuelva pantano.
Pantanos azules, amarillos, verdeolivos, qué importa: cada pantano recuerda el origen del churre y así es cada cerebro.
Increíble la cantidad de colores que pueden existir. A veces colindan, o se mezclan.
He visto colores que si se hacen un poquito los bobos, reflejan el mismo color que otros.
Quién sabe si al final, todos los cerebros lo que hacen es nada más que lucirse como espejos. A un muchacho le tocan, por ejemplo, matices sombríos, y tal vez no sienta el miedo de la oscuridad que da ser uno mismo. Azulito pálido es un mal color.
Uno es un niño con todas las cámaras volando y llega su churre, revolcándolo todo pero con el rabillo del ojo.
El cerebro queda desordenado, con ansias del ojo entero, y niño, cámaras, azulitos pálidos, churre, todo queda un poco más allá del asombro.




VIEJOS DE MIEDO

                      Estoy siendo perseguida. En donde quiera que me meta ahí                        está la presencia implacable
                      y lumínica de un closet .-  CKA

Estoy inflado porque la vejez infla. Se despereza temprano dispuesta a algo así como insinuar una pesadilla,
pero después de haber creído mucho en algunas cosas, mi vejez le teme a Karin Aldrey.
Karin Aldrey anda buscando un closet y se me abulta un espacio en la silueta por dónde menos lo espero.
Yo quisiera ser como el padre que nunca se miró al espejo, pero mi vejez se asoma desde su fondo oscuro y sus gafas se hacen enormes tijeras detrás de ojos irremediablemente asidos a la montura de un caballo.
La vejez mía es es sencillamente un aire, un vientecito pestilente que se infiltra en mis interiores y galopa, bum bum,
bum bum y afuera del aire vive Karin Aldrey.
Ha estrujado un manto de oraciones que ni edad tienen.
Abultado, insisto , me estiro.
Descubro un jardín oculto en la punta de mis dedos, y allá voy,
hacia flores que no se desgajan, sino que se yerguen con una dignidad limosnera de sol
y me dicen que me estire, y dé vueltas entre pistilos y abejitas dulzonas, como un Birdman.
Mi vejez es más que un Juan que va poniendo las cosas en orden: estoy inflado,
la escualidez anterior se ha transformado en un ejército de quisquilla.
Tal vez acomode piezas con facilidad y husmee entre ellas para ver si algo falta, pero a esta edad
sólo Karin Aldrey puede encontrar una disciplina
que me traicione




RETRATO

Es un tipo nacido en una fábrica de ilusiones que abandonaron.
Le pusieron un color azul mezclilla para que saliera a abochornar especulaciones
y así es que luce sus hilos, las costuras de pespunte y ladeo.
En su faena, da grima verle contra la pared,
sin más remedio que suspirar, y cuando colma un deseo, resuelve su ultraje con una doblez que le rasga la entereza.
Necesita descobijar el sobaco con frecuencia. Dada la oportunidad eleva el codo y lo apoya a una superficie que le resista y desde allí, atrincherada su axila en el augurio de los aires, se dispone a mirarle los ojos a cualquiera,
como si desde ese vuelo impar esperase el momento para hacerse efectivo,
o como si hubiera asombro en la parsimonia con que los demás brazos asumen la iniciada posición de colgarse a lo largo del cuerpo.
Este hombre estaba enterito el día del comienzo y se mira las manos.
Ruinas, sólo ruinas, sólo ve alamedas húmedas y vírgenes.
Era su empezar y creyó que podía.
Se mira las manos y en ellas hay carencia de semillas.
Ruinas,
así no se puede, elevarse así sin un pecho al aire, sonríe: una cascada
empieza por una mueca pequeñita, y enseguida, desde los ojos
y desde el eco vacío de la risa
le van cayendo pedazos




CUANDO MI MUJER SE VA AL TRABAJO

Me quedo solo y otra vez el espacio es mío.
El espacio son unos cuantos metros cuadrados tirados en el camino. Quién los tiró no importa si acaso yo mismo voy fabricando medidas.
A esta parte, sí sé que no conozco la vida.
Me quedo solo y de nuevo vuelve la tristeza, esa palabra que no dice con exactitud lo que vuelve. Le miro porque se me impone un deber, una necesidad de demostrarle mi constancia.
Se lo debo a la tristeza.
Le debo y voy a pagar que es como entregar un poco el respiro. Voy por aire.
Viene la tristeza con las manos abiertas, estirados los brazos, los ojos semiocultos en sus intenciones. La sangre le vibra.
Toma mi aire y se lo lleva.
Parece que es normal que a nadie le interese un tipo triste. A mí no me importa. Un tipo triste es un poeta. Se mete en la tristeza y no tiene lágrimas, cuestan mucho, prefiere la sequedad en el centro fogoso del pecho.
Solo y sin aire a cualquiera se le ocurre salir a la calle y por ejemplo,
vender una canción que entiendan las mariposas.
Salir a la calle y vender una canción.
Lo más seguro es que habrá quién la compre. Si miras a los lados vas a ver gente que siempre entiende a las mariposas. Y las mariposas se dejan cazar, mansas, llenísimas de juicio.
Pero las calles, que entienden, se deciden por sí mismas.
Este espacio que queda está cubierto de mí y por eso le estoy mordiendo el caudal.
Abro la boca y los dientes lucen demasiado amarillos, como corroídos por la inanición. Caen las mandíbulas en un estrépito que asusta al espacio, y lo sé, lo siento, lo estoy escribiendo aquí: asusta al espacio.



MUROS MOJADOS

Se fue la lluvia. Como regalo ha dejado unas paredes húmedas y una tentación latiendo en los muros.
Bruscamente nos retiró su encanto.
Estaban mis rodillas frente al cristal de la ventana, arreboladas con su música, las plantas de los pies luctuosas, las pestañas puestas la cobija,
y la casa hecha un papel para la lluvia.
Le sonó en la cabeza para que entendiera sus hazañas y la casa mía me tomó las manos y me puso en la ventana a mirar.
Aquellos muros brillaban, entregados. No había palomas sobre ellos. El agua chorreaba buscando orificios, conductos y una negrura le dibujaba el camino. Qué música le entregaba a mi casa, a los oídos rotos de esta concha. Como nunca antes siento al techo cubriendo no sólo mi desnudez, sino al miedo. No me atrevo casi ni a estornudar no vaya a ser que se venga abajo la palizada que no deja entrar al sol de cuerpo entero.
No quiero que de pronto me vea respirándole al cielo.
Se fue la lluvia.
Se ha ido a situar encima de otros mares y por allá debe andar haciendo que otros miren hacia arriba con la dicha del miedo.
Otros ya se disponen a la fiesta. Me la imagino deshaciéndose desde la oscuridad que fuera antes un pronóstico.
Techará los lugares.
Y con aquel estrépito, de seguro, nadie pensará en esta humedad que amenaza.




"La cisterna de Escrápides", de Ismael Valdivia

“La cisterna de Escrápides”. Historia de una ilusión

Por  SONIA DÍAZ CORRALES

Los libros son un espacios donde me puedo —me suelo— quedar, a experimentar, a apreciar que todavía hay escritos que consiguen deslumbrarme, a descansar un poco, incluso. Me he quedado por meses en un poemario de Ismael Valdivia: “La cisterna de Escrápides”.

  Sobrescribí versos, dibujé sobre sus dibujos simples, casi primitivos, leí y releí y no llegue muy lejos —llegar lejos en un libro de poemas es de alguna manera agotarlo—, solo fui de un lado a otro, de una pared a otra, de una ventana a otra examinando lo que se veía por ellas, miré en los rincones de esa cisterna y me encontré unos jugos viscosos, algunos desechos inútiles, esa inmundicia, séptica o bien presentada, que a lo largo de toda la vida nos ha acompañado y que en el libro está presente en forma casi obsesiva, pero sobre todo encontré lo más difícil que se pueda imaginar: poesía en todo ello.

  Ismael Valdivia nació en la cuidad de Sancti-Spíritus, Cuba, en el año 1959, es médico de profesión, y según lo veo yo, un ser humano reservado y un poeta de gran exposición en lo íntimo y lo emocional. Escrápides es un sujeto lírico convertido y reconvertido en hombre, científico, esposo, padre, hijo, hermano, amigo, y en cada uno en un pensador, semejante a aquellos antiguos filósofos que lo cuestionaban todo, que trocaban la vida en análisis y duda.

  La explicación de este nombre tan resonante está en el prólogo del libro, escrito con bastante acierto por Manuel del Pinar: “Scrap significa retirar lo que sobra, pero también es residuo, basura, sin valor o falto de interés. De ahí procede Escrápides…”
  Así se reconoce el poeta: “¿Ya ves? Así soy, Escrápides, el de las ilusiones…”

  Un monólogo interior que acaba siendo una andanada en pos del lector recorre el libro de principio a final y propicia dos formas de decir que confluyen, chocan y se complementan en el espacio del lenguaje: lo coloquial y un componente onírico que lo trastoca todo, nunca sabemos si Escrápides está despierto y le cerca la ensoñación de un mundo de laboratorios —adentro y afuera—, o si está dormido y ese sueño, adelanto de vida, es una premonición, un vacío que se llenará de sus invenciones cuando despierte: “Y que además buscar siempre será un experimento a ciegas, pues nunca sabremos si el barro está por dentro o por fuera de los ojos.”

  La abundancia convierte este libro de poemas en un libro de otras cosas; confesiones, temores, esperanzas, y la certeza de lo inevitable: “¿qué otra cosa hacemos sino bañarnos? Entrar al agua sin bautismo.”. En cada pequeño acto hay una enorme reflexión que sobrepasa el acto en sí, lo convierte en dilema, en cansancio y repetición, todo cabe en esos parámetros que solo funcionan para el hombre que decide que una tinaja / cisterna es lugar suficiente para vivir, pensar, amar lo amable y lo hermoso o detestar lo execrable, porque “Una tinaja no debe tener límites.”, es suficiente para emular a Diógenes sin nombrarle, para ser grande en lo común, que suele ser lo más difícil: “Hay un reguero de vísceras que ordeno hasta ridiculizarlas. Pero voy cometiendo crímenes atroces y las larvas me miran… / Hoy tomo este riñón y le lamo tiernamente las esquinas como si fuera el de mi madre. / Esta rodilla como si le doliera a mi madre. / Este corazón como el precioso corazón de mi madre. / Todos estamos bajo el sol, unos de frente y otros de espalda. Y así tenemos entonces, luz o sombra.”. El sol salva a Escrápides de su propio dolor durante un rato “Ah, cisterna, le doy mi piel al sol.”, y busca la compensación en su entrega al poema, a la familia, al recuerdo del país distante, de una memoria que acosa y erosiona el presente con sus posibilidades: “Está claro que aquello de tirar piedras al río es más complejo. No siempre hay río…”. Al menos no el río que recordamos como nuestro.

  No es viable leer “La cisterna de Escrápides”, sin contener en algún momento la risa o las lágrimas, una emotividad sofisticada, que se expande con cierta informalidad impertinente: “A mí me da igual que gane cualquier bando. De todos modos el jazmín seguirá moviéndose. / Al son de este airecillo.”, o se contrae hasta convertir la muerte y el amor en un espacio tan íntimo, tan personal que solo puede compartir con la cisterna: “Me apena saber cuán solo estoy”, o “…¿moriré sin amor?, aferrado a la más nítida de sus ilusiones, coño cisterna que me evacúas, dime si llegaré a mi fin sin lograr que alguien me quiera…”. El amor solo se asoma tímidamente, como un invitado ocasional, que está de paso y al que solo se mira, piensa y escribe de reojo.

  Los cambios de tono, el explayarse en una especie de catarsis de pensamiento accidentado colman los momentos álgidos de cada texto y del discurso general, crean continuidad y no dejan nada al azar. La mezcla entre lo urbano / cosmopolita, presente e inevitable, y lo rural / familiar lejano y añorado, expone un mapa del hombre prisionero, a menudo resignado a un esquema de vida que no eligió y que solo le deja la opción de crear una cisterna psíquica y espiritual, filosófica, que encuentra sitios diversos para hacerse tangible, que puede ser cuestionada o amada, invocada incluso en momentos de agotamiento de mundo, de rutina, y humanizada en extremo: “O que mi lengua se aligere y sabiendo mejor huya fuera de la boca a paladear el clítoris enmohecido de esta tinaja. Cualquier cosa, puede que de cualquier cosa salga el verso.”

  Lo coloquial plantea la vitalidad como impronta o prueba de existencia, ante la duda legitima de si esto es real; lo que ocurre, la vida, la muerte, el trabajo, el frío, o “…una mujer abrazada a su intimidad de espina.”, salen de la nada versos en un tono conversacional que sirven para hacer creíble el resto, sin apartarse de un lirismo comedido, que por momentos se exacerba: “El río en cambio / tira por aquí su resquemor, le jode no tener playas, solo bordes, esquinas…”, “Que soy un tipo que vino a que le respeten. Por cualquier cosa…”, “Tengo gripe. / La tengo y huyo de ella como si esta vez no me perteneciera.”

  Las obsesiones, la sangre y el agua, por separado o en esa composición homogénea y redundante nos permiten discernir un mundo que ni siquiera los cercanos adivinan en el interior del hombre de ciencia, que no deja al poeta ni se resigna a la rutina: “Un escasísimo prontuario de rutinas. / Y las rutinas solo escamotean el amplio diapasón de mi naturaleza… / Hay posibilidades que ni siquiera puedo imaginar…/”. No se resigna a la asepsia donde se ve obligado a diseccionar y analizar partes del cuerpo de otros seres humanos y donde respirar o recibir un poco de sol sobre la piel casi se podrían tener por un absurdo, donde escribir un poema se pospone a toda otra necesidad intelectual, social o fisiológica. La lucha por sobrevivir a todo, a lo cotidiano necesario, a la competencia de los otros, lo convierten en presa: “Miedo a la vida. / Miedo a cómo es la vida. / El ojo del leopardo. / Cervatillos, pequeños puercos, una mona alimentando a su hijo, todos muertos de un zarpazo…/ Lo que asusta es el método ladino, la danza alrededor de la presa…/ Lo desarmados que andamos. / Colmillos que nos espían la nuca. / La vida entera pendiendo de un apetito ajeno.”. Pero la opresión y el encierro no son del todo gratificantes y el poeta necesita interactuar, correr el riesgo de vivir la vida que tiene, simplemente: “…una oscuridad que es solo por fuera del cuerpo me rodea, inunda la almohada que persiste blanca… / Las paredes en esta habitación / son amigables, / de esas que no llevan ornamentación; las cubro de miradas, de manos mías buscando la luz que no existe.”

  El agua, la sangre, las vísceras, las larvas, el unicornio, el sombrero, el sol, ese miedo interior a lo que escapa sin ser parte de lo que se sabe, se posee, se saborea, forman un círculo de diversos leitmotiv que acaban cediendo ante la avalancha de palabras y significados, ante la emotividad de versos que no exhiben rebuscamientos ni excesos metafóricos, sino que se instalan en una sencillez verbal correcta y suave.

  En general “La cisterna de Escrápides” es un libro maduro y disfrutable, al que le habría venido bien un concienzudo trabajo de corrección y edición, que permitiera sin ambigüedad tener claro donde comienza y termina cada texto, visto que la mayor parte de los poemas carecen de título. Aunque Ismael Valdivia se sienta “sujeto a evaluaciones”, un buen libro merece el cuidado de ojos y manos hábiles, amigas, que le consientan el bien de las comas justas, como un aguacero de arándanos.

  Recomendar la lectura de un libro de poemas, en estos tiempos donde todos somos críticos y no se lee con el deseo primordial de disfrutar, sino para poder mostrar cuánto sabemos, puede parecer temerario. No obstante, encuentro en lo escrito un acto de afectuoso valor y en el gesto de enviármelo como lectora y amiga otro de hermosa cortesía de parte del poeta, así que recomiendo mucho la lectura de “La cisterna de Escrápides”, un texto donde intensidad y veracidad se vuelven emoción.

Santa Cruz de Tenerife
Febrero 2016






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ALEJANDRO VELÁSQUEZ LEÓN [19.292]

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Alejandro Velásquez León

Alejandro Velásquez León. Santa Rosa de Cabal, Colombia, 1985. Licenciado en Español y Literatura. Ha sido merecedor a diferentes reconocimientos en crónica, poesía y cuento. Con su primer libro “Orilla”, próximo a publicarse, recibió el segundo puesto en el VI Premio Nacional de Poesía Obra Inédita. Actualmente trabaja como docente.


MARIPOSAS

Nacen de todo, 
por esa necesidad 
que le impide a la vida 
quedarse quieta; 
Y en ese ir y venir 
por las cosas, 
mueven los colores en el aire 
sin hacer ruido. 


ESPEJISMOS

Para Andrea

Me cansé de buscarme 
en las huellas 
que no ha escrito la tierra, 
en el olor de la noche, 
en el sonido del cielo. 
Me cansé de cargar. 



ÁMBAR

El sol se espesa entre los árboles 
y se mueve a través de ellos 
como un gusano de luz. 
Antes de ser piedra 
reconoce las formas del color y el tacto, 
transformando la madera 
en un vómito dulce. 
Y atento a cada movimiento del espacio 
absorbe los lentos aleteos del insecto 
para dejarlos quietos, 
como un ojo que parpadea 
antes de morir. 





Estos poemas pertenecen al libro “Orilla”,  segundo puesto del VI Premio Nacional Obra Inédita 2016.


Orilla

Allí termina el mundo…
y lo que empieza,
carece de tendencias y definiciones.

Es más bien
un paisaje de nubes
como un guadual bajo la lluvia
como un pájaro redondo,
como un tapir.

Y en el fondo
un azul que no puede irse,
una prisión que ya no huye,
un darle la espalda a todo.

Allí termina el mundo…
lo que sigue,
basta nombrarlo para que exista.


Jaula

Los pájaros
a través de las ventanas,
nunca se detienen
a contemplar al hombre
que los mira
detrás de los cristales.


Golondrina en vuelo

Una mancha oscura
que se esparce
en el fondo del cielo
sin dejar huella.

Un agujero móvil
que le hicieran
a la mañana
para encontrar en ella
otra vez la noche.

Una ligera sombra
que la luz nunca pudo domar
y ahora,
de día en día…
se esconde en el aire,
como un pájaro.


Abismos

Las sombras se abren desde las cosas
como vacíos sin fondo
que la luz nunca puede tocar,
por eso,
cuando es mediodía
todos nos sostenemos
sobre nuestro propio abismo.



El amanuense

Cansado de la tinta
y los papeles
que desaparecen tras los años…
unió el índice, el pulgar y el corazón
de su mano derecha
y ensayó sus primeras palabras
en el aire.




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MARTA JAZMÍN GARCÍA NIEVES [19.293]

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MARTA JAZMÍN GARCÍA NIEVES

Marta Jazmín García Nieves (1983, Puerto Rico). Es egresada de la Universidad de Puerto Rico en Mayagüez, donde completó un grado de Maestría en Estudios Hispánicos. Se ha desempeñado como redactora de textos académicos y periodísticos. Ha sido la organizadora de simposios de literatura y eventos culturales así como también, ha colaborado con revistas académicas en las facetas de crítica de arte y creación.  Desde agosto 2012, es profesora del Departamento de Español de la Universidad de Puerto Rico en Ponce. En 2014, su primer libro, Luz fugitiva, recibió la primera mención en el certamen de poesía joven El farolito azul, organizado por la editorial Callejón y la librería La Tertulia. En su blog Realistas realengos, publica poemas y reseñas de literatura: https://martajazmin.wordpress.com/

El lenguaje tiene un registro rumoroso en la poesía de Marta Jazmín García Nieves (Puerto Rico, 1983). Rumor de voces que se multiplica como conversaciones luminosas con sus recuerdos. Busca en los senderos de las palabras el rostro del fuego, la sombra de una semilla, la piel del viento, la voz de su mirada.

Desde su escritura intimista en la que reúne una filosofía del lenguaje, crea una poética de la vida. Así responde a sus ecos desde diferentes orillas siendo centinela de sí misma hasta encontrar en el lenguaje sus propios ojos; entonces se devela: ¨El lenguaje siempre ha sido eso:/una procesión de animales peligrosos/que no nos atrevemos/morder.¨; y en otro momento: ¨y otra vez bajo esta sombra/los ojos se entreabren como labios/en medio de todas las palabras.¨ Su poesía deja a las palabras el tiempo y lo transita, reúne filamentos de todos sus vuelos para habitarse.

Los poemas aquí seleccionados forman parte de su primer libro, Luz fugitiva, que recibió la primera mención en el certamen de poesía joven El farolito azul, organizado por la editorial Callejón y la librería La Tertulia.

Nota y selección por Jorge Valbuena



Digo la sombra.

Me vuelvo sílaba de lo innombrable.
Pero, tú llamas.
Y así,
Fuego y palabra
se enroscan de luz
en una misma serpiente.


En esta piel arrugada

del papel en mis manos
transpiran líneas temblorosas,
los gemidos ilegibles
de un animal enjaulado.
Mis dedos
como agujas
demarcan su tiempo
en la sombra,
ahuyentan en manadas
mis palabras.

Intento traducir por fin
mi voz
en esa fiera.
Sacudir mi instinto
en su equilibrio,
irme con ella a tientas
por encima de la poesía
que no escribo,
-la poesía que sospecho-
antes de cerrar
la mentira encarnada
en esta peligrosa caricia
y que otra vez
me devore en su blancura
el silencio.


Sapiencias 

Cuando estás dentro de mí
No sé si naces
o llegas del pasado.
No sé si el deseo se hunde
o deviene externo.
No sé si dentro de mí existe
lo que buscas.
No sé si una cáscara.
No sé si el amor.
Sé que mi vida tendida
debajo de tu lámpara
es lo mismo que un tabernáculo
de soledades y concurrencias
que se corresponden
como un abrir y cerrar de luces
cuando los ojos no existen
y yo puedo verte.


Engendro

Me he refugiado en el vientre
de una paloma gris solitaria.
He desistido de mi humanidad
por descansar en sus vísceras inermes.
Presiento cómo la circunferencia de su aviario
más temido me engendra
Pero tu ausencia
siempre es más voluptuosa
que todas mis deformidades.


No sé otra forma de decir

antídoto
vuelo
valentía.

Me sale pronunciar
culebra
araña viuda
pájaro muerto
vacío.

Sé muy bien que la realidad sucede
primero que sus nombres.
y que antes de la formación del mundo
ya habitaban los miedos
en la boca.
así en su forma real
de letras no concebidas.
en sus cuerpos sin inventar
fríos
estampados
peludos
cóncavos
gravitantes.

El lenguaje siempre ha sido eso:
una procesión de animales peligrosos
que no nos atrevemos
morder.


La extranjera

Yo vengo de ya no encontrarte.
Solo tengo que ver contigo
ausente, en esta ciudadanía coagulada
del mundo que me transpira.

Si todos hubieran conocido
tus lúgubres signos
superpuestos en mi mapa
como dúctiles atlántidas,
tal vez por fin entenderían
ese extraño acento
del silencio en mis labios
herméticos y con tus besos muertos
adentro.


Conversación entre antípodas

Si miro el sol
enciendo la ironía
de la noche.
Si lluevo
desde mi llanto prematuro
irrumpo
en parajes asolados
y yermos.


Arder también es mojarse.

Y apagar la luz
de mis contornos
tiene la forma
de una mano tibia
que desciende
sobre la madrugada
de otro cuerpo.



Yo era la noche
antes de existir
tendida en este lado del mundo,
 embadurnada en este color blanco
de ninguna nostalgia.



Equinoccio

Ofrendé mi cuerpo y mi espíritu
por tu paisaje de ensoñación vagabunda.

Luego descubrí
                   [a destiempo]
que eran semillas
lo que manaba de mí
sobre la palma
de tu nada abierta.

 Ahora soy yo quien mendiga
que me devuelvas
la extensión estival de mi leyenda
perdida contigo
y tu conspiración con el invierno.


Doppelgänger

Llegada la noche
tengo miedo de esa niña
que blande su inocencia
por las orillas de mi cama.

Me escondo de sus manos
insidiosas pintando escarabajos
por las paredes,
anunciando los renglones
de algún peligro inédito.

Y su desastre silencioso
que siempre deja esa estela
de alfabetos humedecidos.
Y la estatua de sal
en la frontera
de mi cruel nacimiento
y todas sus tiernas
orfandades.

Llegan los días
y la sombra
de esa niña
alargada frente a mí
en el suelo
es lo único que conozco
de grandeza.


El presagio de la inercia

Mi voluntad tiene la forma de un pájaro
muerto, abierto y quieto en el aire.
Presiento cómo extiende
compasivo
su escondite de plumas cenizas
debajo del sol
y encima de mi libertad.

Sobre este camino desnudo
también hace frío de los simulacros celestes
que sobrevuelan la Tierra.

Ya una vez creí escuchar
las campanadas de mil parpadeos
anunciando una visión de mí
abandonada en los desagües del desierto.

y otra vez bajo esta sombra
los ojos se entreabren como labios
en medio de todas las palabras.


Raíces y remembranzas

Tuve que detenerme
sobre este día
como un árbol
maldito a reencarnar
enterrado en el mismo suelo
donde germinan las ruinas.



La mañana despierta
sobre la piel de mi gato.
Líneas de luz
en la ventana
filosas y horizontales
de tiempo
 le van desollando
tiernamente
su silencio altivo.

Morir así
también es el gesto de supervivencia
(entre)cortado y caliente
que acaricio.


DESANDAR EL CAMINO
a toda prisa.
Dejar atrás el tiempo
Ritualizar su genocidio
entre agujas.
Respirar la nada
con ansias.
Engullirla.
Palpitar pulmones
de palabras proscritas
y viento triturado.
Ennoblecer el miedo
y su cofradía de lobos
recortando de sombras
el camino.
Acurrucar el dolor
de las rodillas.
Dormirse al movimiento
dislocado de caderas.
Avanzar hacia la vejez
y abandonar frente al umbral
de cualquier ausencia
el mejor recuerdo
nunca concebido.
Traducir el sudor
y el cansancio
al idioma que jadean las luces
ahorcadas en los postes.
Mirar hacia atrás
como un presente
pronosticado
Sospechar la vida.
Inmortalizar la atmósfera
de ningún momento.
Practicar simulacros de carne.
Salir siempre a correr.
Escapar.
Como nunca.


REFUGIOS DE LA INTUICIÓN

A veces una angustia muere por sí sola,
inconscientemente absorbida por la inexorabilidad del tiempo,
que no respeta profundidades.
-Julia de Burgos


Esta casa tiene lentas las puertas.
Y poco a poco también se
terminan las ventanas.
Asoma la blancura hermética
Los refugios de la intuición.
Los mismos animales
solitarios.
¿Será que olvidar es una especie extinta de la
velocidad?





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MIGUEL ALEJANDRO VALERIO [19.294]

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MIGUEL ALEJANDRO VALERIO 

Miguel Alejandro Valerio (República Dominicana, 1985) es n jóven autor dominicano que ha cursado Filosofía en la St. John’s University, NY, y estudios literarios en español en la misma institución. Ahora está cursando estudios culturales y literarios latinoamericanos en The Ohio State University. Piensa escribir su tesis sobre la vanguardia poética en República Dominicana. 

Su primer poemario, Los presentes de la muerte, fue galardonado con el Premio Interuniversitario de Poesía de la editorial Paroxismo en 2012. Su segundo poemario, La noche de Ohio, fue editado por la misma editorial en 2015. También es académico y actualmente trabaja una tesis sobre la participación negra en los festivales de la América colonial, particularmente en México y Brasil.  


Autorretrato a los 31

Monotonía de lluvia tras los cristales. 
Antonio Machado


Miedo… a qué le tengo miedo?
Me pregunto sin arrogancia
ni intención de ofender a los dioses
en estos días de interminable lluvia.
He tenido tan poco…
He perdido tanto…
Supongo que le tengo miedo
a la policía y al desahucio.
Pero desde nuestra comodidad
esas son cosas que les suceden
a personajes periodísticos.
Y supongo que como todos
le tengo miedo a la muerte.
Pero a pesar de su silencio milenario,
la conozco tan bien…
(En Roma nos hicimos aún más íntimos
una noche de inclemencia.)
Miedo…¿a qué le tengo miedo?
Sé que no se vuelve.
Y si le tengo miedo a algo
quizá sea a no llegar. 
No llegar a tiempo a tu lecho.
Tener que vivir con tu recuerdo
sin jamás llegar a conocerte.
Llegar al fin del camino
sin haber sembrado una buena semilla.
Sí, tengo miedo, como Neruda,
de morirme sin haber labrado una mesa.



Aeropuertos

donde es Ulises
el que espera


Hijos de Sísifo

qué dios hemos ofendido
para correr la misma suerte
que Sísifo


Madre

Diría –como Poe–
que no hay palabra
más dulce. Pero
siempre se la he
dicho –petrificado–
a una extraña.

  
A Alba

La vida es extrañar.
ALBA

Alba, la vida será extrañarte.
En un instante la ola que te trajo
ya te aleja. Que el viento favorezca
la nave en que viajas y que todos
los puertos te reciban con brazos
abiertos. Dejas una huella
en nuestro corazón que ninguna
marea borra. Aquí quedamos
a la espera de nuestra próxima
embarcación. En cada puerto
preguntaremos por ti.



Telémaco

Me voici, mon père; votre fils est prêt à mourir pour
apaiser les dieux; n’attirez pas sur vous leur colère.
Fénelon

Canto 1

A quién buscas, Telémaco
en el agua estrellada

Por qué abandonaste
el encargo paterno

Por qué dejaste a Ítaca
en busca de nadie


Canto 2

Heme aquí, padre
dispuesto a aplacar a los dioses

No temas como Abrahám
No esperes otro cordero

Clava tu puñal en mi garganta
con la caricia paterna que nunca recibí

Descuartízame y tírame al vacío
que ya soy espectro sin tu cuerpo

  
Canto 3

Ya no caerá sobre ti la ira
que aún no he sentido

Ya puedes atravesar
el Aqueronte en paz

He aquí la moneda
Abre la boca





Interuniversitario de Poesía de Editorial Paroxismo.  Con el libro Los presentes de la muerte.

“Ya desde el título, tan rico como sugerente, que presenta la muerte, cualquier muerte, como un don y, a la vez, como una actualización de la experiencia fundadora de la angustia existencial, este libro trata de una vida siempre íntima y a veces recóndita, agazapada en el pasado. Un yo encarnado bucea en las aguas turbias de la infancia en busca de los dones de la muerte y las existencias que, entrelazadas, derraman una música en sordina, para emerger en un presente marcado por el tiempo que huye: “nunca regresa al espejo el mismo hombre”,afirma Valerio, reescribiendo la célebre sentencia de Heráclito, para después detenerse en esos “rostros que jamás volveremos a ver”.

La muerte, en efecto, es un don y una presencia; la presencia y la dádiva misma de la vida. La muerte es una serie de tiempos implacables y presentes, porque “el que muere no es el muerto, sino el que le sobrevive” (Jaime Sáenz). La muerte de seres queridos, la muerte de la inocencia, la muerte de Dios. Con elegante contención y lucidez, la escritura de Valerio se hace errancia por “las mil y una noches sin

electricidad de [la] niñez”, en busca de alguna luz que no sea la de la muerte. Un viaje paralelo al de la vida, sin otra posesión que la memoria –“el verdadero equipaje”–. Una escritura que, en ciertos poemas, se hace lúdica, recordándonos que toda escritura es solo un juego ante la muerte. Un juego que, en un perpetuo hacerse y deshacerse, no puede tener fin, pues la muerte acecha, los brazos llenos de presentes. Porque –como escribe el poeta de forma admirable– “la niñez es un juego / dejado a medias / para siempre” y “también la vida / padre Shakespeare / es un país del cual no se vuelve”.

Libro terriblemente unitario, de una coherencia sobrecogedora, despojado de titubeos juveniles y de modas, Los presentes de la muerte nos ofrece el don y la presencia de una voz madura, medida y próxima, no pocas veces emocionante.

Reseña preparada por Guillermo Ruiz Plaza
Poeta y cuentista boliviano


María estaba cansada
de estar cansada
de morir sin muerte
y una noche de año viejo
al alborear
se fue al monte
a buscar un nido
donde dormir
el sueño profundo
del olvido.


*


Esta mañana la muerte
vino por ti
¿Quién la mandó?
¿Tu Dios misericordioso?

No hay cliché o verso
que consuele
cuando la muerte
llama a la puerta equivocada
a las tres de la madrugada


La extraña muerte de Miguel Alejandro Valerio, escrita por él mismo

El 11 de marzo de 2014 fue un día extraordinariamente veraniego en Columbus. A las tres de la tarde se registró una temperatura de sesenta grados Fahrenheit. Ese día Miguel salió a hacer su primera sección de jogging de la temporada. Se puso tenis y salió a ver si el tiempo requería cazadora. Se dio cuenta que no. Volvió a ponerle llave a la puerta y salió definitivamente. Caminó el corto tramo entre su apartamento y el sendero donde haría jogging. Al llegar al sendero encontró dos asiáticas tomándose una foto en el puente que cruza el Olentanyi en ese punto. Comenzó a hacer jogging corriendo lentamente. Corrió treinta segundos y después comenzó a caminar enérgicamente. Se justificó este cambio de ritmo con la excusa de que no quería alcanzarle al tipo que iba delante de él. 

Siguió caminando enérgicamente detrás de ese tipo y la tipa que iba delante de él. Cruzó otro puente que cruza el Olentanyi y pasó por debajo del puente Dodridge. Volvió a hacer jogging cuando se hizo distancia entre él y aquellos que iban delante de él. Esta sección duró mucho menos que la primera. Pasó un gordo con la música a todo dar en los audífonos. Vio una chica muy guapa que venía corriendo en la dirección contraria y pensó proponerle que se acostara con él si él mantenía su ritmo. Se imaginó un diálogo entre él y ella. “Di que sí sólo para tener una razón para correr.” “¿Y qué me darás si no mantienes mi ritmo?” “Cien dólares.” Siguió caminando sin hacer nada. Pasaron tres chicas en patines. Iba pensando que la propuesta no estaba bien articulada, porque acostarse no implicaba tener sexo, y si la tipa era lista, podía interpretarlo a su favor. Pero se imaginó que al llegar al apartamento con la chica, en vez de bañarse, se entrelazarían apasionadamente, bañados en sudor. El tipo que iba delante de él dobló. Miguel apresuró el paso y fue alcanzándole a la chica que iba de delante de él. Se dio cuenta de que no era tan gorda como se le figuraba a distancia.

Iba en el teléfono. Al parecer hablaba con su compañera de cuarto. Miguel se echó a la izquierda para rebasarle pero tuvo que detenerse a amarrarse los cordones del tenis derecho que se habían desatados. Después le rebasó corriendo. Corrió el último tramo del sendero que haría ese día. Corrió debajo del puente de Lane. Subió los escalones del puente corriendo. Pensó en Rocky Balboa y en aquella vez que vio su estatua a los pies de los escalones del Museo de Arte de Philadelphia una cálida mañana dominical de marzo. 

Cruzó la calle Lane corriendo. Pasaron algunos coches. Al volver al sendero, se encontró con la que no era tan gorda, que ya no venía en el teléfono. Ella tomó la calle Lane hacia la calle High. Había terminado su sección. En la distancia divisaba la chica de la propuesta. Pasó una chica medio gorda en patines. Pasaron otras chicas en las que pensó hacerle la misma propuesta. Pasaron algunas parejas. Pasaron algunos gordos en bicicletas. Cuando ya estaba llegando donde dejaría el sendero para volver al apartamento, se encontró con tres chicos neonazis. Éstos procedieron a darle una paliza. Cuando estuvo inconsciente lo tiraron en el Olentanyi, donde se lo comieron los patos.                        





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TERESA CAMPOS DEL CASTILLO [19.295]

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Teresa Campos del Castillo

Nacida en Managua, Nicaragua, tiene una maestría en Educación. Ha sido maestra de primaria y secundaria. Ha dado clases de español como segunda lengua en el Centro de Entrenamiento para los oficiales de policía de Miami, y clases de español médico a través de la Universidad de Miami y del Miami Dade College. Ha publicado en La Prensa Literaria y en la revista 400 elefantes. Actualmente reside en Estados Unidos.

Teresa Campos del Castillo nació casada, como muchas mujeres de su generación. Quizá nunca advirtió que en medio de sus laboras de estudiante (completó la carrera de psicología), esposa, madre … llevaba un volcán de creatividad adentro.

Su primer trabajo literario publicado fue Canción de cuna con música del Big-Bang (Prensa Literaria ), poema en prosa (con formato inspirado en los Proverbios). En un tiempo relativamente breve ha publicado poemas, cuentos, prosemas y relacortos, sin estar demasiado consciente de las divisiones de géneros y escuelas (en ella todo es de origen natural, como las plantas).

Fundamentalmente, Teresa es una escritora social, pero a diferencia de otros escritores anteriores a su generación (no hay claridad todavía en cuanto a qué generación pertenece), en ella el ámbito social y el ámbito individual no están divididos literariamente. Ella misma, en sus trabajos más íntimos, es un reflejo consciente del mundo que la rodea, y ese mundo es, de igual forma, reflejo de ella misma (Teresa es todas y cada una de esas mujeres Mayas que esperan en fila en Palmetto Bay).

También sorprende la naturalidad con que pasa del realismo histórico (Premonición) al más inquietante surrealismo (Jugo de remolachas).

Teresa pertenece a la generación de jóvenes que abandonó Nicaragua a mitad de la década de 1980. Es una de esas personas (y en esto me identifico plenamente con ella) que nunca debió de abandonar la patria. En sus trabajos literarios percibimos que nunca la abandonó realmente y la lleva con ella a todas partes. Nicaragua da color, olor y sabor a todos sus poemas y cuentos, hasta el punto en que ella misma se convierte (a través de las palabras) en esos colores, olores y sabores.

Lo que más sorprende de Teresa Campos del Castillo es cómo, en la asombrosa variedad de su obra (breve todavía), hay tanta unidad. Es un alma que se proyecta en el mundo y que lleva ese mundo en su propio corazón. (Franklin Caldera)




Dolor cuántico

Hoy me di a la tarea de escudriñar tus palabras e ir tras ellas como un acosador tras su víctima. Me acerqué a ellas con cuidado, con amor y las vi allí, pastando significados en la blancura; estaban un poco llorosas, diría yo. Guardé silencio en su presencia y pasté en el blanco con ellas. Estaban todas agrupadas en una estructura como de poema. Me codeé con todas y me mostraron un viejo dolor tuyo, el que guardas en la cajita morada que te regalé. Un dolor casi cuántico, de momentos que se quedaron en onda y se perdieron en el espacio de las probabilidades.¡Cuánto te dolió dejarla ir! Guardé silencio entre las palabras y pensé en la maravilla de las percepciones del observador. Para ti, los momentos que se perdieron en el deseo constituyen un duelo de algo que no fue; ondas que se quedaron en el paquete. Para mí, tu duelo tiene la presencia y el peso atómico de una partícula dolorosa en mi alma.



Juego de remolachas

Se asomó al acantilado y se vió derramada en las rocas; reducida a basura.  Pudo haberse resignado. Pero allí estaba, quebrada, en el fondo de una tarde gris y fría. Una marioneta  huérfana de cuerdas. Muñeca con los brazos y la cabeza arrancada. Siempre luchando por su compostura, que nadie le viera los miembros desgajados. Pudo haber vivido sin esa maldita verguenza. ¡Qué pequeña se veía desde arriba! Le gustó la imagen; hacía una buena foto. Se alegró por la ausencia de la mano omniciente moviendo los hilos. Pudo haberse buscado. Los hilos inertes en la roca. Malditos hilos. Nunca encontró tijera adecuada. La sangre, lo único fresco que le quedaba, había dejado un rastro de pringas pequeñas y grandes como lunares en una foto de Yayoi Kusama. Ya al fondo, había huído de sus venas, quizás buscando la libertad  del mar. Si sólo el miedo no la hubiese poseído. Sonrió complacida. Años sufridos despeñados finalmente en las piedras. ¡Qué frágil parecía sin el peso del mundo en sus hombros! Pudo haberse reído de todos. Sintió en su rostro el viento helado del otoño entrando desde el mar. Leyó el rótulo que prohibía el paso. Su pie derecho en el vacío, el vuelco en el estómago. El grito de la muerte fresco en su boca. Lejana escuchó la voz de su madre preguntándole, –“¿Para qué quieres estas remolachas?”. –Me haré un jugo de remolachas cuando regrese de caminar, son buenas para limpiar la sangre”– le respondió Mariana.



La vida

La vida tiene nalgas rosadas y torneadas A veces se baja su pantaleta malva y nos las muestra juguetona, descarada, para robarnos una carcajada y hacernos creer que es un perrito faldero. porque la vida tiene un colmillo largo y afilado que a veces clava despiadada hasta arrancarle alaridos a la carne y tiene un ojo saltón, venoso y matrero con una córnea que es un péndulo de posibilidades como las que oscilan en la mirilla helada de un rifle de asalto AR15



La madre de Raquel

La madre de Raquel es linda, sexy y triste. Su mirada es nido de penas, como serpientes que enroscan sus cuerpos helados y devoran el aire, asfixiándolo todo, en deseo de cópula. Me la encuentro en la esquina de la 79 calle con la 2da. avenida, allí donde empieza la línea de las casas descascaradas; a cuatro cuadras de la escuela primaria donde trabajo. Lleva una blusa de encajes, verde y una falda corta amarillo limón. Parece una palmera más de las que embellecen la avenida. La saludo desde el carro. Me saluda con su mano; los dedos expresivos, danzantes, como mariposa que vuela entre acacias y suelta una sonrisa como una tajada de sandía, fresca y dulce. Yo bajo la ventanilla del carro y la saludo. Hoy la madre de Raquel no se refugia detrás de sus gafas negras.  Me pregunta desde la acera que cómo va Raquel; cómo se porta en clase. Ya ha empezado a caminar hacia mi carro y le doy el reporte: Raquel es una buena niña, excelente alumna, es disciplinada, respetuosa, atenta, inteligente. Todo va bien con Raquel. Me dice que Raquel me quiere mucho y le dice siempre que soy su maestra preferida. Me pregunta ahora qué nota sacó en el reporte sobre César Chávez. Empiezo a responder pero un estruendoso reguetón engulle lo que digo. La música viene de un carro rojo que tiene la pintura descascarada, igual que las casas del vecindario. Es un Lincoln del 81 que se ha detenido en la esquina. La madre de Raquel me hace con una señal, que me espere. Camina hacia la ventanilla del otro carro. Está conversando con el hombre que está al volante. Su mano izquierda en el brazo del hombre cuyo rostro no alcanzo a ver mientras que con su mano derecha juega con su pequeñísimo bolso de mano como niña jugando con un bolero. Se separa de la ventanilla y le da la vuelta al carro para dirigirse hacia el asiento delantero del Lincoln rojo del 81. Abre la puerta. De nuevo, su mano, mariposa batiendo sus alas entre las acacias. La próxima semana celebraremos en la escuela el “Día de las profesiones y ocupaciones”. Raquel, una vez más, compartirá con sus compañeritos de clase que ella no sabe cuál es la ocupación de su madre pero que de lo que sí está segura es que trabaja mucho para que ella pueda un día ir a la universidad y pueda vivir en el vecindario de las casas pintadas.



Oda a la cajeta de Zapoyol

Exquisitez amarga; tesoro acre de la obsidiana vegetal, ébano almendrado y lustroso que el zapote (pouteria sapota), resguarda dentro de su sedoso vientre rojo. Creatividad culinaria de pacientes fogones antiguos. Delicadeza dulzona, producto de la tierra alfarera que esmalta con su color moreno la piel del zapote y la de las artesanas que amasan el manjar. Sincretismo de sabores. Memoria del paladar mestizo de mi país. Cajeta cuentista, rica en leyendas de suelos volcánicos, lluvias torrenciales y guardabarrancos. Cronista de historias de colonización, injusticias y resistencia indígena. Sabor de niñez, fiestas patronales y cantos de purísimas. Infaltable sorpresa del “Motete”. Tesoro gastronómico nacional. Corazón (yotl) payaste de Nicaragua. Huella dulce de mis huellas.



Palmetto Bay

(A las mujeres inmigrantes centroamericanas, con amor)

Una fila triste de mujeres tostadas por soles mayas avanza con tímida rapidez por el exclusivo barrio de Palmetto Bay. Los malinches de la calle reconocen a las mujeres morenas, escuchan el silencio en sus pasos y se apresuran a tenderles alfombra roja. Las mujeres mayas hechas de fibras de ceiba cargan sobre los arcos fuertes de las espaldas las economías de sus países y se apuran a asistir cada mañana al milagro diario de la multiplicación de sus penas.



Visi

Tan fría, ella tan cálida con la humildad de un pajarito aprendiendo a volar Tan inerte, ella tan expresiva Es un montoncito de palabras calladas o de piedras como abandonadas por un niño Tan expuesta, ella tan privada Pero el cáncer es impúdico Y devora miradas Pidió más tiempo para ver crecer a sus nietos Ya todo es silencio Es ya nudo apretado.





http://www.caratula.net/73-poemas/


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OLIVEIRO SALAZAR [19.296]

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OLIVEIRO SALAZAR

Oliveiro Salazar Gutiérrez nació en Pereira, Colombia el 28 de febrero de 1940. Poeta. Publicó parte de sus poemas en revistas, periódicos y folletos de la región. Es hijo del escritor Lisímaco Salazar Ruiz, con quien escribió “Anotaciones para la historia de Pereira”, una crónica con la cual participaron y ganaron el segundo lugar en el concurso de historia abierto por la Sociedad de Amigos del Arte con motivo del centenario de la ciudad, en 1963. Estos poemas, atravesados por la angustia y el deseo de redención del hombre por el hombre, son apenas una muestra de su producción intelectual. Falleció en su ciudad, el 26 de octubre de 1987.


Un poeta recobrado: Oliveiro Salazar


Tema de sombra y espina

1

Pero ya somos hombres
y la angustia regresa
y el corazón se apresta a recibirla.
 

2

¿Qué duele más al hombre,
la rosa
o la espina que habita
su propio territorio?

 

Elegía recordatoria

(Añoranza de la abuela elemental)
Para Héctor, mi hermano

1.

¿Quién construyó la sombra?
¿Qué mano oculta
la rodeó de silencios
y la entregó a la noche?
 
El viento,
con su estación de gritos,
no está en ella.
La palabra no penetró
en su inédita
dimensión de ceniza.
 
¿Desde qué oscuro comienzo
se gestó?
¿En qué remoto tiempo
apareció en el aire?

Venías de la sombra
o quizás de ti misma.
Te reconocías como un ala
o acaso como una golondrina.
Te circundaba el viento
en una afirmación de colores.
Poseías el aire
o tal vez
eras el aire mismo.
Eras trino o vertiente
de silencio absoluto.
Las palabras llegaban hasta ti
Como flechas de miel.
Estabas frente al tiempo,
amor, silencio o esperanza,
el mismo espacio y el mismo tiempo
se medían en eternidades.
 
Hoy te recuerdo desde el fondo
del corazón deshabitado,
como a Dios con tu sonrisa,
con tu sonrisa iluminada.
 


Invocación a César Vallejo

Tu voz americana y española
-Perú crucificado de indio y coca-
vuelve en mi corazón, latido y ola,
a ser grito de América y de roca.
 
Mestizo triste. Sombra triste y sola.
Tierra angustiada. Grito a flor de boca.
César de luz: presencia que se inmola
y presencia otra vez que se desboca.
 Hombres así, nada más, de aire y de tierra.

Visionario fugaz, hombre sin guerra,
mi palabra será de luto y llanto.

César Vallejo: indio que me esperas
para izar estandartes y banderas
entre los pabellones de tu canto.
 


Mi voz limita al norte con tu sueño

Mi voz limita al norte con tu sueño
y tu estatura al sur con mi esperanza.
Mi corazón te busca en las raíces,
te averigua en el aire.

Habitante del viento.
Residente de calles y edificios
que visten un ropaje de cemento,
mi voz te reconoce en los cristales
del río que se quiebra
o en el neón iluminado de una esquina de semáforos insomnes.
Te intuyo entre la sombra
cansando las estrellas
o –transparente- refugiada acaso
a medianoche en la ciudad perdida.

Existen en la forma en que te pienso,
en la medida en que mi voz te inventa,
en el espacio en que mi pensamiento
te forja, te da vida y te proyecta.

 

Chocó 57

Mi padre
subía hasta Dios
por un silencio indestructible
-¿quién destruye el silencio?-
y regresaba
cargado de palabras como frutos.
En la noche
-era noche permanente-
se llenaba los labios de evangelios
como un río de peces en subienda.
Nombraba a Dios como se nombra el aire,
como se dice árbol, sombra, amigo
o simplemente amor, sin pronunciarlo.
 
Mi padre comprendía el dolor de ser hombre.

La angustia se alargaba
como la calle árida de un pueblo
que no tiene final ni ha comenzado.
Un arcángel de luto sitiaba nuestra infancia
y el odio como un hongo de Hiroshima
nublaba nuestra frente,
construyendo horizontes de ceniza.
 
Ya no era el viento izando una cometa,
no era el río de vidrio,
quebrándose de burbujas de campana,
ni eran las mariposas
inventando colores en la tarde.
 
Las mujeres sin tiempo y sin espacio
para sentir amor y ser amadas;
ni el amor mismo les pertenecía,
ni la caricia, acaso ni los besos.
El Ingará rodando hacia la noche
y la noche rodando hacia los hombres.

Mi padre
subía hasta Dios
por un silencio indestructible.

https://www.traslacoladelarata.com/2016/01/17/un-poeta-recobrado-oliveiro-salazar/





Una carta sobre la poesía


Por iniciativa de algunas personas interesadas en ello, recientemente se dio a conocer un folleto con textos del casi desconocido poeta pereirano Oliveiro Salazar Gutiérrez, hijo del cronista Lisímaco Salazar. En TLCDLR se publicarán algunos de esos textos recuperados, entre ellos la siguiente carta dirigida al poeta quindiano Luis Carlos Flórez, en la cual le aclara su posición frente a los aires renovadores en la poesía. En días próximos se darán a conocer sus poemas.

 
Pereira, mayo 19 de 1960

 
Doctor
LUIS CARLOS FLÓREZ
Armenia

Estimado Luis Carlos:

He pensado, estudiado y sometido a análisis todo lo que tú me dijiste referente a la poesía, los fundamentos expuestos en la confirmación y defensa del arte clásico y, en especial, del romántico; y como quiera que considero haber llegado a algunas conclusiones que, si bien, no están en armonía con tu pensamiento, sí en cambio, las podemos considerar libremente, motivo por el cual te escribo esta carta.

Comprendo bien el romanticismo, cuya génesis se remonta a tiempos lejanos, es decir, a cuando el hombre sintió el primer flechazo del amor, quizás en sus periodos primitivos en la existencia de la tierra, cuando contempló el atardecer exornado de crepúsculos o un amanecer –concreción de neblinas y opalinos– sintiendo brotar de su interior esa fuerza incomprendida, entonces y ahora, del amor arrollador y volcánico, porque allí en ese momento florecía todo su sentimiento subjetivo bajo la causalidad de fenómenos externos e internos: llama exógena, si hablamos de amor; elemento objetivo, la naturaleza vital de paisajes.

Comprendo el romanticismo cuando se configuró como escuela en Francia y Alemania, y Victor Hugo y sus seguidores, Schiller y sus compañeros, le dieron supremacía al sentimiento sobre la razón. Fue ese un periodo para el arte y la literatura fecundo y anchuroso al mismo tiempo, profundo y significativo. No hay que olvidar que fue allí, precisamente en este periodo, en donde nació propiamente el arte social en el espíritu revolucionario del maestro Hugo, cuando en Los Miserables se rebeló contra la desigualdad y en un alegato, pletórico de poesía y de humana rebeldía, acusó a las clases privilegiadas y enseñó la miseria del hombre, material o físicamente doblegado por el imperio del feudalismo, herencia de la edad media. Personalmente estoy de acuerdo con todo eso

¿Pero todas las leyes que rigen el universo, no son realmente producto de la evolución continua? “Todo marcha, nada se detiene”, se ha dicho. ¿Podremos, los hombres, rebelarnos contra una ley universalmente comprobada y tratar de fomentar una excepción en el arte y en la literatura? ¿Podremos detener la circunferencia en la cual se mueven estos impulsos o fuerzas del espíritu, para contemplar meramente la parte que a nosotros nos conmueve y nos gusta? ¿Podremos detener el arte y convertirlo en un cuerpo estático, en defensa de nuestro ideal personal? Yo, a lo menos, creo que no. Nosotros somos simples accidentes en la tierra que la evolución se encargará de convertir, en un proceso de perfección, quizás en algo más elevado. Pero mientras pertenezcamos al plano que pertenecemos, tendremos que seguir paso a paso las leyes que nos rigen. No creo que el arte tenga que detenerse en una escuela, porque todo en la tierra es evolución: hasta el mismo tiempo y el espacio, son apenas conceptos de la evolución y del cambio. Hay que buscarle nuevos horizontes al arte y nuevas perspectivas al universo de la vida; hay que explorar lo inexplorado y descubrir lo que no ha sido descubierto. Y para ello necesitamos de la evolución. Si el hombre como primer elemento de la tierra muere, ¿por qué unas formas artísticas tienen que subsistir a través de la mutación histórica de este?

Se me ocurre que si consideramos al arte con ese concepto conservador –en el sentido filosófico de la palabra– conque los románticos lo consideran, estaremos estructurando un nuevo sistema, o por qué no decirlo, una nueva religión, minada de todos los vicios, errores y resabios que toda religión conlleva de por sí. Estamos creándole un mito al arte. Estamos dogmatizando el arte. Si consideramos el romanticismo como única expresión artística, estamos configurando un ídolo indestructible, al igual de aquellos que se adoran en las catedrales católicas o budistas. Y, así como en la religión se necesita de una libertad absoluta para considerar todos los principios que al respecto se han expresado, para luego en nuestro interior crearnos una religión propia –fusión de todas las doctrinas, síntesis de todas las verdades encontradas–; así también en el arte tenemos que buscar en todas las escuelas, para reunir de todas en conjunto lo que en sí puede constituir nuestro ideal artístico. Y, así como ninguna religión puede considerarse a sí misma como la única portadora de la verdad, así igualmente, a ninguna escuela dentro del arte puede considerársele como la única y verdadera.

Me imagino al arte como un árbol enclavado en una llanura, al cual los hombres pueden contemplar desde los más diferentes puntos o sitios. Ese árbol es el mismo que todos ven, sin embargo todos lo ven de distinta forma y por ello aparece distinto a todos. No es el árbol el que cambia, es el hombre el que lo mira desde distintas posiciones.

Es por ello, por lo que tú y yo nunca estaremos de acuerdo en poesía, si la consideramos desde nuestros diferentes ángulos, es decir, desde nuestras escuelas. Sin embargo, ¿quién nos dice que no tenemos el mismo ideal y sentimos lo mismo contemplando ese árbol en la llanura de la vida? Gozamos igualmente de sus frutos y de sus flores.

¿Si tú y yo pensáramos de la misma manera y tuviéramos las mismas inclinaciones y gustos en el arte, de qué valdrían nuestras ideas? Si todos tuviéramos un mismo concepto político o religioso, no existirían las políticas ni las religiones porque sobrarían. Las ideas diversas, los pensamientos antagónicos, son los que han movido al hombre a emprender sus realizaciones espirituales. Buda no estaba de acuerdo con las prácticas religiosas que le antecedieron y por eso creó su propio sistema moral. Cristo no estaba de acuerdo con las religiones anteriores de su pueblo y por ello creó su cristianismo. Así, todo adelanto nace de la inconformidad del hombre por lo existente.

Yo, personalmente, admiro algunos piedracielistas, aunque no a todos, ni todo lo que escriben. Y puede que sea en parte piedracielista y en parte romántico, como tú y algunos de mis amigos creen. Y estoy de acuerdo cuando tú rechazas todo lo que apenas sí es acertijo idiomático, exento de todo fondo, de toda idea. Tampoco considero que esta sea la escuela inmutable, eterna e inconmovible, porque como decía antes, todo muere al nacimiento de nuevas realizaciones del hombre. El hombre crea para luego destruir, crear y destruir continuamente son dos fuerzas que han movido, mueven y moverán eternamente la humanidad. El arte es un conjunto, el hombre es apenas parte de ese conjunto. Cuántos libros, clásicos o románticos, apenas representan un pasado perdido, inexistente frente a la realidad presente.

Todos sabemos que las ideas existen, que están en la conciencia del universo, que el hombre solamente las busca y que algunas veces las encuentra, las encierra dentro del limitado espacio de sus facultades. Que no todos los senderos que nos conducen al país de las ideas son los mismos ni todos los que viajamos en su búsqueda tomamos la misma ruta. Spencer dice que todo proceso orgánico es un paso de lo homogéneo a lo heterogéneo, de allí que el proceso del arte a través de los tiempos haya sido de diversificación, en vez de ser de unificación.

Soy admirador del romanticismo, pero de un romanticismo marginado ya por la evolución. Lo considero una forma anacrónica, inoperante en nuestra época. Es más: soy partidario del espíritu del romanticismo, que nunca morirá, porque él está hasta en los mismos crucigramas de los piedracielistas. Lo que desecho y he desechado siempre es la confusión que ha existido: creerse que el sentimiento es sentimentalismo, que el dolor se puede representar en la simbología física de las lágrimas y que el hombre se tiene que doblegar en actitud –para mí ridícula- para poder expresar el amor o la admiración a la mujer. Hay muchas maneras de ser romántico sin necesidad de recurrir al sentimentalismo: allí están los “Veinte poemas de amor y una canción desesperada”, de Neruda, o “Tú y yo”, de Paul Geraldy; están tantos libros y poemas modernistas que son románticos sin ser sensibleros, que nos hablan del dolor y del sufrimiento, sin la especulación de las lágrimas.

Es cuestión de métodos, no de principios. Nuestra diferencia en la concepción de la poesía no es mucha. En el fondo buscamos expresar lo mismo, pero en la aplicación del método confeccional diferimos. También hay que tener en cuenta que el temperamento de cada cual es diferente. No todos estamos dispuestos biológicamente para sentir de la misma manera y con la misma intensidad.

¡El espíritu propio del romanticismo no muere! Es inmutable mientras el universo lo sea. Mueren las formas externas. La manera como se representa. La forma como el hombre la concibe!

Solo podemos llegar a una conclusión: que el arte es un laberinto y que la contradicción y lo antagónico que en él existe, son los motores que han movido su evolución a través de los siglos. Por eso, si tú consideras al romanticismo sentimental como única expresión del arte, o mejor de la poesía, síguelo hasta el final, que esa es la ruta que escogió tu espíritu para llegar al país de la belleza y si observas ese árbol frondoso enclavado en la llanura de la existencia, goza de todo lo que te ofrece, recordando que cada hombre es un universo, un universo diverso y que todos, siendo físicamente afines, somos tan contrarios espiritualmente. Sigue tu ideal romántico hasta el final, que nosotros, los que concebimos el arte de distinta forma, lo seguiremos también. Porque la idea tiene un valor individual inapreciable. Y el pensar por asociación o imitación lleva al hombre a ser servil de las ideas de los demás, adaptadas en su mente por coerción material o espiritual. La verdadera libertad es darnos una idea del mundo y de las cosas que nos rodean, de acuerdo a nuestro criterio personal y nuestro temperamento.

Como quiera que tú me insinuabas que no siguiera el ejemplo de Lisímaco, encerrándome como Luis Carlos González en un Yo egoísta, y que hiciera conocer mis ideas, espero me recomiendes uno de tus amigos, para yo escribirle. Más tarde te enviaré algunos de los versos de varios amigos míos pertenecientes a tu escuela, que seguramente estarán de acuerdo con tu gusto y tu estética personal.

Atentamente,

Oliveiro Salazar


http://www.traslacoladelarata.com/2016/01/15/una-carta-sobre-la-poesia/






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LEONARDO GÓMEZ JATTIN [19.297]

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Leonardo Gómez Jattin

Colombia.

Los poemas de Leonardo Gómez Jattin

    
Uno al ver u oír los dos apellidos de Leonardo José Gómez Jattin, no puede menos que pensar en poesía y transportarse al fértil valle del Sinú, por sus meras resonancias, que son más que musicales.

Por: Luis Carlos Ramírez

Uno al ver u oír los dos apellidos de Leonardo José Gómez Jattin, no puede menos que pensar en poesía y transportarse al fértil valle del Sinú, por sus meras resonancias, que son más que musicales. Yo, particularmente, lo imaginé, de manera caprichosa, un probable hermano menor de ese otro poeta y rebelde, del enorme poeta: Raúl Gómez Jattin. Sin embargo esta fantasía es difícil de controvertir o afirmar con lo poco o nada que se tiene disponible de su biografía en la red más allá de sus estudios en la Academia Luis A. Calvo y en la Academia Superior de Artes de Bogotá. Bastante, sí, se puede rastrear de sus obras, que es lo que, finalmente, importa.

Leonardo es músico, una de las tantas formas de ser poeta y su calidad compositiva la sustentan sus numerosas, polifacéticas e innovadoras composiciones desde el principio, desde sus trabajos en Tacumbalé, grupo del cual poco y casi nada se logra rastrear en internet y en Guafa trío, ambos iniciados en 1998, donde ya se encuentra la belleza innovadora de sus arreglos e interpretaciones que recientemente me han sorprendido en composiciones como el pasaje llanero Como no voy a quererte. Con Alé Kumá, cuyo disco Cantaoras es ya una leyenda, empezó a trabajar en 2002, donde ha tenido el privilegio de compartir con grandes maestros de las musicales de los litorales como: Etelvina Maldonado, Martina Camargo, Benigna Solis, Gloria Perea y Pablo Flórez, además de jóvenes promesas como Lina Babilonia, Natalia Bedoya y Carmen Antolinez. Paralelamente trabajó dos álbumes con Diana Hernández, la reconocida María Mulata en 2007 y 2009. Con La leyenda de María Barilla, ese bello musical que devolvió a la mítica bailadora a la rueda de Fandango, ganó el premio Fanny Mickey al Teatro Colombiano en el 2010 y en el año 2012 fundó la agrupación vocal – instrumental Canaguaro, un cuarteto que, de alguna manera retoma la herencia de Guafa y la continúa y transforma, dando cabida, principalmente, a los aires de los llanos orientales y, en menor proporción, los de la zona andina colombiana.

A las obras de Leonardo las empecé a conocer una tarde cualquiera en medio de un largo viaje del centro al norte del departamento de Bolívar en El top 20 de la Radio Nacional de Colombia, cadena de emisoras (antigua Radiodifusora Nacional) que desde la reestructuración de su enfoque y visión de radio pública en el año 2007 ha abierto un espacio invaluable para las denominadas Nuevas Músicas Colombianas, entre las cuales se puede ubicar, con algo de cuidado, a la música hecha por Gómez. A estas Nuevas Músicas las aglomera, en su variedad, el común denominador de la resignificación de la identidad musical nacional, enriqueciéndola, restaurándola y redefiniéndola. Refrescándola.

Algunas de las propuestas de este movimiento renovador son decididamente transgresoras como las de La mojarra eléctrica, Systema solar, Sidestepper y Velo de oza, por ejemplo, sin embargo, la mayoría, sino todas las propuestas son difíciles de definir y aún más de encasillar en un probable único estilo. Cosa que, entre otras, sería injusto y mezquino con propuestas como las de Puerto Candelaria, Choc Quib Town, Pernett, Bomba Estéreo, Monsieur Periné, South people, Onda trópica, Chabuco y Milmarías, por ejemplo. En el otro extremo del espectro, en el cual se puede ubicar la propuesta de Leonardo, están las revisiones menos transgresoras, no necesariamente conservadoras, más cercanas al espíritu de las músicas tradicionales colombianas, planteándoles una revisión conservadurista, clasicista, mejor, un tanto más parecida a la que planteara el maestro Lucho Bermúdez en los años cuarenta del siglo pasado con su adaptación de los ritmos del caribe colombiano al lenguaje musical de las Big bands del jazz y que, en parte de sus obras, ha sido continuada por Justo Almario, Tico Arnedo y Pacho Zumaqué. Sin embargo este acercamiento de Leonardo difiere del de estos a pesar de alimentarse de la misma herencia y de las mismas primeras revisiones desde otros lenguajes, como las de Pacho Galán y Antonia María Peñalosa en las músicas del Caribe, puesto que él no las aborda desde otros lenguajes, sino que las enriquece en su instrumentación, modificando un poco la tradicional o incluyendo instrumentos poco convencionales como el piano y el contrabajo que él mismo interpreta.

Leonardo y sus proyectos cohabitan este espacio con María Cristina Plata, La tribu barají de Juancho Nieves, La mamba negra, Na Morales, Boleoro, El Cholo Valderrama, Laura Kalop, Maité Hontelé, Lucio Feulliet, Bahía trío, La 33, Orito cantora, Son Palenque, Los tambores de Totó y Caribbean New Style, entre otros grupos que reinterpretan nuestras músicas tradicionales, profundizando sus lenguajes y en ocasiones abordándolas desde otros   o entrecruzando los lenguajes locales entre sí o estos con los extranjeros.

Leonardo no se considera un compositor, a pesar de serlo, además de contrabajista, arreglista, guionista, dramaturgo, investigador y productor musical. Se considera sí, un escritor de canciones y, en este arte, es mucho lo que él mismo reconoce haber aprendido del poeta del Sinú: Pablo Flórez Camargo. Es, sin lugar a dudas, un enorme compositor de canciones enmarcadas en las músicas tradicionales colombianas: Andino – llanera y de los litorales Caribe y Pacífico. Estas canciones suyas tienen un doble valor incalculable al permitir dar continuidad a la revelación de las cantaoras colombianas plantada al Pop con el álbum La candela viva de Totó la momposina de 1993 (recientemente re editado como Tambolero en homenaje a Batata III) y que ha permitido darle un  nuevo rostro y una notoriedad impensada unas tres décadas atrás a estas músicas nuestras. Llama la atención que, a pesar de tener canciones que se pueden denominar narrativas, tales como: Río Guapi, Olor a guayaba, ¿A dónde van?, De cortar caña, Macondo en llamas y Una canción en el río Magdalena, la gran mayoría de las canciones que se pueden rastrear de Leonardo son asociadas a la dualidad amor – desamor, con las cuales le imprime a estas músicas tradicionales muy bellas letras, que se apartan de la línea acostumbrada en estas que, pocas veces, tocan estos temas por el carácter propio y la funcionalidad original de estos cantos.

Nombro sus canciones como poemas porque, en realidad, lo son. No solo por su estructura, su métrica y el uso que dan al lenguaje, sino por sus imágenes que, desde la espontaneidad y la sencillez, distanciándose de la senda y los condicionamientos académicos, encuentran con gran fluidez y frescura, la belleza. Belleza que se acrecienta en los oídos, los pies y las caderas de quienes amamos estas músicas y aplaudimos su valerosa y arriesgada apuesta, por su calidad conceptual e interpretativa y su juicio y rigor investigativo y creativo, con los cuales logra fusionar de manera magistral lo ancestral empírico con lo académico actual.

Leonardo pone en la voz de Carmen Antolínez una memorable Chalupa que, desde su mismo título Cuando el silencio te nombra, nos va dando cuenta del lamento que suele pasar desapercibido camuflado en la sabrosura de la voz de la barranquillera y la instrumentación que, inevitablemente, invitan a bailar.

 

En las paredes del tiempo
no se dibuja tu sombra,
solo se escuchan los ecos
cuando el silencio te nombra.
Y escucho la voz… de tu sombra
y el silencio gris… que te nombra.
Me acompañaré… de tu sombra
en la noche azul… que te nombra.
Y se oyen los pasos… de tu sombra
y el eco del tiempo… que te nombra.

Y escucho la voz… de tu sombra
y el silencio gris… que te nombra.


Lamento que es acentuado en el estribillo que abre y cierra cada coro y el final de los versos pares de cada estrofa, que son repetidos, intercalados, en cada verso de los coros.



Las rendijas de la noche,
donde los sueños se asoman,
y entra el aire de los campos
donde respiro tu aroma.

Ay donde los sueños… que se asoman,
y el aire del campo… de tu aroma.
Y es como la noche… que se asoma,
impregnada está… de tu aroma.
Ay por las rendijas… que se asoma,
por donde respiro… de tu aroma.

 

Lina Babilonia en el bullerengue El manduco, que hace parte del musical María Varilla, da inicio a un contrapunteo en torno a las infidelidades amorosas con una alusión a la actividad de lavandería antes hecha a la orilla de los ríos.

 

¡Ay, todos los hombres son
como trapos de cocina!
los cuelgas en la ventana
y se los lleva la vecina.

Te rompen el corazón.

 

Natalia Bedoya presta su voz para dar vida al garabato Canción de amor y muerte, en la que Leonardo mira a la muerte como a un amor ingrato de esos que uno ya nunca más se quiere volver a tropezar y que, en ocasiones, preferiría no haber vivido o sufrido.

 

No remuevas más las heridas
lo único que quiero es vivir en paz,
corre de nuevo tu manto negro
pa’ que la luz me vuelva a llegar.

Desempolvaré los cajones,
ningún recuerdo tuyo ha de quedar,
que tu guadaña siga enterrada
donde las flores han de brotar.


En la cumbia Eres agua, que inicia con la percusión del agua contenida en una totuma, la interpretación de Carmen Antolínez, logra dar el tono exacto a esta desgarradora confesión de amor imposible que atraviesa a la pasión y el encanto.



¡Nostalgia azul en tus ojos
que es donde me asomo al mar!
Y es tierra fértil tu boca,
donde brota un manantial.
Y muero de sed, y muero de sed…


En el tema Mientras llega el olvido, definido como Pajarillo moro por él mismo, en exploración del ancestro de su ancestro árabe, Leonardo nos regala en una de esas clásicas décimas que ya casi no se dan en los libros y menos en las canciones, una especie de re-visión del verso nerudiano: Es tan corto el amor, y es tan largo el olvido…

 

Si ha de llegar el instante
en que me invada el desvelo
y no he de sentir tu pelo
ni tu sueño susurrante,
cuando te sienta distante
y todo pierda sentido,
el plazo se haya cumplido
y mueran los argumentos,
mientras llega ese momento
me preparo pa’l olvido.

 

Sin dejar de lado las décimas, con el bello aporte del clarinete del maestro Justo Almario, el tema Décimas de la ausencia, nos da muestra de otro canto de desamor bello y desgarrado en el cual el amante ya no se prepara al probable y seguro olvido, sino que se enfrenta ya a la traición y al desdén.

 

No escuchaba los heraldos
que me anunciaron la muerte.
No previne que tan fuerte
era el veneno e tus dardos.
Me sostuve sin respaldo
cuando temblaba mi suelo.
Te cubriste con un velo
para desahuciar mis sueños.
Pusiste todo el empeño
ya es hora de alzar tu vuelo.

 

En la Cumbia Despedida, inspirada en El general en su laberinto e interpretada por María Mulata, Leonardo pone el acento en la constante lejanía que unió las vidas de El libertador y su libertadora y que, termina siendo, no el lamento por la pérdida de un amor que ha encontrado fin por la traición o el enfriamiento, sino que se ha truncado por la inevitable e inminente muerte.

 

Qué vacío
deja su partida.
Sabe bien
que daría la vida,
que por usted
yo daría la vida…

Qué vacío
deja su partida,
que vacío
queda aquí en su suelo
sabe bien
tras su despedida
vivirá en mis sueños.

 

En sus composiciones Leonardo no sólo ha cantado al despecho, también en sus variadas músicas tradicionales ha cantado, confesando el amor de formas bien particulares y bellas. En Cómo no voy a quererte, pasaje llanero que me llevó a enamorarme de sus letras, la bellísima voz de Andrea Díaz, nos sumerge en una mágica transposición poética que confunde al ser amado con el paisaje, tan o más amado que este.

 

Cómo no voy a quererte, si…
tus manos tejen la luz de la madrugada.
Cómo no voy a quererte
si habitas cada momento de mi jornada.

Cómo no voy a quererte
si hueles como la lluvia,
el mastrancal, la colmena;
si recostado en tu pecho
se siente el mismo perfume
que carga la yerbabuena.
Cómo no voy a quererte yo,
si tú llegaste y mi vida se perfumó.


En el Zumba que zumba llanero Deja llover tu tristeza, Leonardo hace una de esas declaraciones de amor que, para mí, es más bella por la sinceridad que transmite la sencillez de sus palabras que por las imágenes y la historia misma.


Perdida en tus pensamientos,
arrastrando tu mirada
hacia ese lugar oscuro
donde ya no queda nada.
Si en tu horizonte lejano
la nostalgia se divisa,
tendré los oídos atentos
como esperando tu risa.
Si, como en abril, tus ojos
van carga’os de nubes negras,
deja llover tu tristeza
sobre voces que se quiebran.
Si el tiempo oculta tus pasos
que van de atasco en atasco,
yo seré tu compañero
de sueños bajo el chubasco.

 

En el bullerengue, Negro mirar, interpretado por Etelvina Maldonado y Lina Babilonia, nos pone Leonardo de manifiesto las constantes fluctuaciones que se dan en el amor que suele permanecer, con frecuencia, entre la tormenta y la calma.

 

Negro mirar de ojos negros,
negro se mi noche negra.
 
Tus ojos son como el cielo,
negro se mi noche negra.
 
Azules según se calma,
negro se mi noche negra.

Y negros cuando al besar,
negro se mi noche negra.
 
Llevan tormentas al alma,
negro se mi noche negra.

 

En el Currulao Si me miraras morena, cantado por Nidia Góngora, sobre la suave caricia de la marimba del pacífico, Leonardo plantea una reflexión para mí equiparable en su naturaleza a la hecha por el maestro Sergio Moya Molina en el paseo Fortuna y desdicha, planteándose los dos la posibilidad del éxito y el fracaso en el amor.

 

Mis ojos buscan los ojos,
que con mirar mi alma sueña,
y mi alma sería feliz
si me miraras morena.
*
Y sufro por tu silencio,
si tú callaras morena.
No hay frío como el olvido,
si el olvido es mi condena.
Ni olvido como tu olvido,
si me olvidaras morena.

 

El bello bambuco, Canción de cuna, no solo termina de mostrarnos la versatilidad musical y compositiva de Leonardo en esta selección personal de algunos de sus cantos, sino que nos permite ver otra de las caras que tiene el amor, el amor filial que deja aflorar una singular ternura tanto en la letra que la compone, como en la interpretación que le hizo Natalia Bedoya en María Varilla.

 

Carita de nube,
perfume de flor.
Manantial de vida,
semilla de amor.

Las aves del campo
cantarán contigo,
y los cocuyitos
serán tus amigos.

Por la cordillera
irás tras sus pasos,
serás su alborada,
su tarde, su ocaso.

Duérmete mi vida,
duérmete mi amor,
mi luz de verano,
rayito de sol.

 

Leonardo José Gómez Jattin es una especie de camaleón, no porque se esconda detrás de o en medio de, como si lo hacen muchos otros supuestos artistas, sino por su capacidad de adaptación y su facilidad para pasearse, como Pedro por su casa, por la intrincada jungla de las músicas colombianas sin desentonar con sus raíces y con su actualidad, legándonos, desde ya, una importante y rica obra, musical y literaria, que, más allá de los escasos titulares y figuraciones mediáticas que puede alcanzar, como en su obtención de La gaviota de plata en Viña del 2007 y como, posiblemente, lo vuelva a ser en el 2016, espero y aspiro a que no quede relegada al olvido y el desprecio, como suele suceder con muchos, la gran mayoría de los cultores de nuestras músicas tradicionales por causa de la desafirmación cultural que nos lleva a creer que todo lo valido y bello es lo ajeno, lo extraño, lo extranjero. Leonardo, autor y compositor, es una especie de mago que embruja las notas y las letras, sacándonos al paso, a cada paso de sus cantos, la belleza que siempre está al alcance de nuestras manos, nuestros pies y nuestros oídos.

Agradezco, desde acá, a Leonardo y todo su equipo de trabajo, esta forma particular de engrandecer nuestras músicas tradicionales con pasión y clarividencia.

    






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RODRIGO GARRIDO PANIAGUA [19.298]

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Rodrigo Garrido Paniagua 

(Valladolid 1978)
Antiguo alumno del IES “Arca Real”, estudió Historia del Arte en la Universidad de Valladolid y actualmente ejerce como profesor.
Ha autopublicado dos cuadernos de poesía La identidad mordida y Trayecto.
Ha participado en la revista de poesía Papeles del Martes, editada por Luis Frayle Delgado y la Diputación de Salamanca; en la revista digital Papeles de Humo, editada por Julián Alonso y también en la revista El Cobaya, editada por José Mª Muñoz Quirós.

Ha publicado los libros de poesía Los dormidos (Origami, 2014 y 2015, 2ª edición) y La primera vez que vi a un animal muerto (Difácil, 2016).

Ha sido incluido en la antología Ni una más. Poemas por Ciudad Juárez, con selección y prólogo de Uberto Stabile (Amargord, 2014), y en la antología de Voces del Extremo Poesía antidisturbios (Amargord, 2015).
Ha participado en las Voces del Extremo, Poesía antidisturbios (Logroño) y Poesía e Ideología (Moguer, Huelva).
Es partícipe de la iniciativa de micrófono abierto de poesía y microrrelato Susurros a pleno pulmón.

Rodrigo Garrido considera la poesía como un instrumento para aquellos que se cuestionan el mundo en el que viven:
“En estos tiempos que corren, en este mundo que va tan rápido y al que estamos sometidos constantemente a un bombardeo de noticias y consumismo, la poesía tiene que reconquistar un espacio de tranquilidad, de silencio activo y reflexivo. La poesía tiene que servir para preguntarnos sobre nosotros mismos, sobre lo que nos rodea, y nos permite ser más dueños de nosotros mismos. Tiene esa función de buscar, de ahondar en lo humano, algo que hoy en día no se da mucho en la sociedad”.


La mano que acaricia el crimen

La mano que acaricia el crimen
se pasea casual
entre la belleza de las horas.

Dentelladas de un monstruo
impiden a las mujeres llegar a la edad
de los árboles más altos.

Las madres se detienen en los ojos
de los verdugos,
los padres se arman de rabia

y toda la memoria se apila en las cunetas
en ese instante atroz donde arde la vida.

La ciudad es una gran fractura abierta

y la dignidad se vierte
como las aguas sucias donde se baña el mundo.

Nunca podremos llegar a entender
la barbarie. 

Solo un dolor lejano nos rompe el silencio.




Los dormidos. Editorial Origami, abril de 2014. Prólogo de Jorge M Molinero. Cubierta por Julia D. Velázquez.



CONVERSACIONES

Les sorprendió un desierto,
una planicie incontestable.

En el camino agotaron todas su provisiones
de palabras mágicas: prodigio, hogar, agua.

Observaron el corazón de piedra de las nubes.
Aprendieron a masticar el silencio
del sol,
            de la sed,
                           de la arena.

Llegaron a nosotros con las manos extendidas.
Llegaron a nosotros con todo su patrimonio en llamas.

Fuimos el abrazo improvisado
ante el bostezo del mundo.
Fuimos lágrimas en una hermosa noche
de estrellas abiertas.




CLANDESTINOS

Primero nos asignaron un sueldo
manchado de sudor y enfermedad
y la necesidad de tatuarnos en las manos
la oscura posesión de las cosas.

Después llamamos voluntad
a las vallas clavadas en la tierra,
trabajamos para los cartógrafos del dolor,
y delatamos, sin miramientos,
a exploradores que cavaban
túneles en la sombra.

Nos acostumbraron al cautiverio.
Nos acostumbramos al cautiverio.

Un maquillaje torpe
enmascara
miradas que tiemblan.

Algunos respiran lento
para poder llamar a las cosas
por su nombre.

Dormimos de pie y por turnos,
nos sabemos presas,
intuimos que una vez fuimos

hermosos animales salvajes.



EL DESEO INUNDA

Dura la libertad
lo que la longitud de la cuerda

y delante los caminos, la vida.

Olvidamos cómo rebuscar
en los cubos de basura
una pasión que llevarnos a la boca.

Las despedidas que iniciamos
no son ciertas
porque al final del día
siempre regresamos para saciar el hambre.

Estamos enfermos de candados,
animales que dejamos de ser.

Este es un tiempo indeciso y silencioso:
los corazones desean una playa de labios
incendiados
pero temen su sal y callan.

Quisiera fundar una larga adolescencia
de cicatriz y expediciones.



GUARDIANES QUE ROBAN LA NOCHE

Lanzar la vista al profundo escote de los balcones
a la espera de pescar un pez prohibido.

Ese era el plan.

Pero antes de poder ver el mar
dijeron que nuestros sueños estaban contaminados.

Alguien silba una melodía
que podría despertar conciencias,
otros aspiran el cáncer de la duda,

la mayoría escupe, escupe
como muchachos haciéndose los valientes.

En la oscuridad
alguien dirige grandes focos
que se pasean por los muros de la lluvia.



INDECISIÓN

Es en esta peregrinación
de bar en bar,
de tumba en tumba,
donde se gesta la palabra.

Los puños, enfundados,
son solo la argucia del cuerpo
para combatir el frío.

Niños que llaman a los timbres y salen corriendo
es el mayor acto revolucionario que jamás he visto.

A la cara nos miramos
esperando una señal en forma de cielo rojo.

Nadie conoce el lugar exacto donde se escribe la Historia.
Ninguno conoce la fértil recompensa del disturbio.

En nuestras bocas
crece una enfermedad amarilla.



JAULAS

Si el plan se lleva a cabo,
en todos los balcones con jaula
mañana no habrá pájaros
y el cielo estallará en piruetas de colores.
Pero solo si el plan se lleva a cabo.

.

En cada bostezo en la jaula
el tigre olvida su aliento de selva.
Es menos tigre. Es menos selva.

.

Esperan los animales
al viento que arranque todas las jaulas.
Ahora sus corazones bombean sangre oxidada.

·          

Por fin el viento arrancó todas la vallas.
Los animales,
asustados por una mirada sin barrotes,
decidieron volver a cerrar los ojos.



PAÍS DESHECHO

La última hoja
de la estación de la hermandad.
La última hoja
en las caderas del otoño,
desnudo está de antiguas proclamas.
La última hoja
resiste la ocre traición del tiempo.
La última hoja.

En el suelo,
el resto
ya jalea su caída.



ROZAMOS CON LOS DEDOS UN NUEVO LENGUAJE

Pensamos:
“es la hora de cavar túneles
que atraviesen negras embajadas,
de deshacernos de la costra apagada del barco,
de nadar en la superficie de este mar sucio”.

Abrir los ojos,
ver,
dejar de ser extraños.

Pensamos:
“descubramos músicas que nos agoten
el corazón de alegría,
interpretemos como afirmación
el movimiento de los columpios”.

Pero no pudimos ir más allá.

Regresamos como las olas
después de haber intentado vencer
a la costumbre,

como el boomerang que lleva escrito
en su ADN
el abismo curvo de la distancia

y no cree en su victoria.




AMANECER

El corazón tiene algo de animal perdido
Mercedes Parada Deu

Porque el corazón tiene algo de animal perdido
construyamos un refugio,
dibujemos una catedral transparente con las manos.

Somos débiles latidos ante el ruido blanco
de la ciudad que persiste.

El tacto es nuestra opción de terciopelo.

En la batalla que se acerca
contra la servidumbre,

ya nada importa.




NOS DESNUDAMOS ANTE LA VIDA

Nacemos con instrucciones de completar
un mágico y misterioso viaje.

Sollozamos ante una música invisible
que nos despide,
una melodía con puntas de oro y dolor.

La incertidumbre es un paisaje
borroso que marea.
Sonreímos ante el nacimiento de los días

y canciones alegres cantamos,
y canciones amargas cantamos.

En la estación del edén
nos esperaban extraños árboles retorcidos
y sonrisas de tiza en el asfalto.

Descubrimos que el paisaje
en nada había cambiado.
A nuestro alrededor, de nuevo, el mismo cartón piedra

Esto no era el paraíso.
Esto no era el paraíso.



'La primera vez que vi un animal muerto' (Difácil, 2015)




VACÍA ESTÁ LA RED DE LAS MARIPOSAS

Al nacer,
con tanto asombro,
el lenguaje es un milagro que no acude.

¿Cómo acertar la palabra
de lo que nunca antes se ha visto?

Se construye la realidad
con el sudor de la búsqueda continua
pero la voz se agota al frecuentar el mundo.

Dentro de mí habita ya un territorio inventado.

Al igual que un niño que señala
quisiera volver a ignorar el verbo.





MIEDO EN LA PLENITUD DEL DISFRUTE

Es su desaparición
lo que convierte la estrella fugaz
en lágrima de placer.

En qué momento dejaré de imaginar
el fin de lo que me importa,

como si un mal augurio me impidiera disfrutarlo.

Conozco bien,
por ejemplo,
la satisfacción del sexo,
esa breve sensación de inmortalidad.

Al final de mis manos habita tu cuerpo
y ya pienso en el amanecer
como una auténtica tragedia.





EL SONIDO DE UN BRINDIS

Tener la vida en la boca

como se tiene un día de playa
o la noche de una ciudad extranjera.

Cuántas veces habré dicho:

recordaré esas nubes
que son la corte nómada del viento.

Desconozco el lugar del que proceden
las cosas más hermosas.

Quisiera exprimirle el corazón al tiempo
para beber
enloquecido
su zumo transparente.

Que lo fugaz que nos habita
sea la vida apetecible.






.

MARIBEL TENA GARCÍA [19.299]

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Maribel Tena García 

Nació en la localidad pacense de Villanueva de la Serena en mayo de 1978 y se licenció en Filología Hispánica por la Universidad de Salamanca con la intención de dedicarse profesionalmente a cultivar su amor por las letras, algo que realiza desde 2000, primero como profesora de español en la Universidad de L'Aquila (Italia) y después a través de la docencia de Lengua y Literatura en institutos de Secundaria. 

En 2012 publicó su primer libro de poemas, 'Mujer fractal' (Editorial Origami) y su 2º poemario 'Como suceden los árboles', (La Penúltima Editorial. Valladolid, 2016).

Apareció en las obras colectivas 'Voces del Extremo', publicadas por la editorial Amargord, concretamente con 'Poesía antidisturbios' (2015), Poesía y Raíces (2016). Junto a otros poetas publicó en 2015 en Origami la obra homenaje a Juan Antonio González Iglesias 'Dicebamus crastina die. Decíamos mañana'.

'Mujer fractal' (editorial Origami, 2012)



La casa del poeta

Cosas.
Para atrapar su luz
me sumerjo en un oficio de sombras.

I
Una bombilla empieza a caer.

Caer,trizarse
y sonar así, tan bella-


II

Pongo bajo el grifo la regadera,

Cierro el grifo.
El beso es el silencio.


III

En la siesta
una taza rechina de limpio

Nadie a quien contarle el prodigio de carne
y cristal
que funde mi mano y la pieza

y en el instante detenido me vuelve loza.


IV

La alcachofa de la ducha
me queda lejos,

O me inclino hacia atrás,
dejando que una hebra mínima
-aún más lejos de su origen-
me atraviese el ombligo,
hilvanándome al mundo.


Contra el presagio de cierta altura

Celebro
todo signo de fuerza agazapado en mí,
y la ternura desmesurada
de algunos de mis gestos.
Celebro mi cuerpo,

Celebro mi centro claro y agridulce,

Celebro la proporción de mis formas

Celebro el olvidado encanto de lo pequeño
la representación a escala de los mapas.



L'Aquila 


Quisiera poder explicarte
qué me hace feliz aquí.
Las mismas cosas que cuando era niña,
supongo.
Las sé idénticas a las de ahora.
Su centro es del mismo almíbar lento.


IV

Dime:
Si este balbuceo ardiente,
mi danza ancestral en círculos 
en torno a la hoguera de la lengua,
si esta cúpula de la garganta no nos acercara .
¿Cómo explico la música entre el trigo alto,
el tiempo que se deshilacha penélopemente,
el hojaldre de lo nunca dicho?




Círculo

La piel esconde,
por debajo de su dureza obstinada,
grietas de luz por donde se filtran
dolores antiguos.



Ajuar

Pero reconozco sobre todo
enla fibra de poliester que avento sobre el lecho
una trenza invisible de tejidos
sobre la que se disponen en secreto
la furia y el futuro.




"Como suceden los árboles", (La Penúltima Editorial, 2016)



MAYO 

Demos por comenzada
la época en que se oye a las flores abrirse
en su aspiración de fruto.
La voz de los pájaros se confunde con la de los niños.
El tiempo en que es más fácil
perpetuar nuestro idilio con lo sagrado.




EL DESEO ES UN ANIMAL QUE NO HUYE

A pesar de convertirse el amor,
o algo que se le parecía tanto,
en un territorio arrasado que empuja al exilio.
A pesar del abandono creciendo
como mala hierba,
de los cálidos pliegues de carne
que una mañana se antojan extraños.
Aunque el espejo de repente devuelve
sólo una holografía borrosa del cuerpo que se veneraba
o del que se ofrecía con mística higiene,
regresa la salvación del tacto.
Se inicia incansablemente una azarosa expedición
en busca de la hermosura.
El olvido es la alquimia que redime
de este tiempo aquí.
Tan breve. Tan de ceniza.




CATÁLOGO DE SED

La alegría no debería ser nunca algo relativo.
Y lo es, sin embargo.
En qué medida podríamos calcular la distancia que va
del grifo de diseño con temperatura regulable
a la maratón que recorre una mujer africana
para buscar agua cada día.
Cómo pesamos el bidón lleno sobre su cabeza,
la tierra que apenas se hunde bajo su piel encallecida.
Al castigo cervical del mundo, qué nombre le damos
mientras fluye un manantial templado de las tuberías de casa.

El dolor en cambio es absoluto.
El pájaro de la muerte nace del mismo nido
a uno y otro lado de una frontera indiferente.
El único equilibrio sucede cuando la vida
nos arranca de repente una pierna o un hijo.
Entonces se asemeja el catálogo de nuestra sed,
el tiempo respira y se contrae,
se seca bajo nuestros pies el barro de una extraña justicia.




VACACIONES

Despertarnos con la luz,
con el ritmo sencillo y previsible de los animales.
Conducir evitando las autovías.
Hundirme hasta las rodillas
en la memoria de hielo de un río.
Descifrar la extraña coreografía de los insectos.
Comer despacio cuando tenemos hambre.
Hablar poco, lo imprescindible.
Sostener en medio de la noche
la mansa mirada de un ternero.
Agotar los ojos y las piernas en un bosque.
Desandar por dentro la ciudad
y su fango de burocracia.
Bisbisear una lenta plegaria
para que no nos abandone en septiembre
esta certidumbre de belleza.



BOSQUE Y ALACENA

La memoria de los ausentes
crece como el musgo,
en la cara norte de los objetos  que dejan.

En un tiempo preñado de verde 
se intuye el paso,
el perfil de las huellas recientes.
Se queda su contacto en la agenda del móvil,
el dentífrico, los jerséis 
y todo cuanto nunca le dijimos.

Permanecen en orden
por pura inercia,
prendidos en la obstinación del aire.


*




EXAMEN

ayer se me ha muerto una alumna
una niña de quince años

se ha pasado toda la noche
con su voz imposible
dictándome una misma pregunta
cuya respuesta yo no sabía

en el sueño han venido hasta su mesa
para llorar blandamente
alumnos míos de otros centros
a muchos kilómetros y días de distancia

hacia el amanecer le he entregado el folio en blanco
lo ha recogido con manos de cera perfumada
y me ha dado permiso para descansar

me iba diciendo mientras nos dormíamos juntas
lo que yo le dije a ella en diciembre

no pasa nada
habrá otras oportunidades
sé que este no te lo habías preparado

(Inédito)




.

CARLOS E. QUIRÓS MENA [19.300]

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Carlos E. Quirós Mena

Poeta. Originario de Pérez Zeledón, Costa Rica. Vive en San Isidro, San José, Costa Rica.
Ha publicado: Los pájaros tardíos. Editorial: Lean Poesía, Editores
Los autores y hermanos costarricenses Carlos Eduardo y José Francisco Quirós Mena presentan sus poemas en un mismo libro. Este se ha dividido en dos partes con dos portadas distintas: por un lado, Los pájaros tardíos; por el otro, El clavo que nos ata. En cada sección se presentan respectivamente 29 y 26 poemas .



En el prólogo comenta el escritor nacional Eric Conde: “El texto de Carlos y José Francisco es un canto a la esperanza que hurga en dos humanos: el del dolor y el de la felicidad”.


CUANDO LLUEVE

Con la tardes lluviosas
me gustaba escarbarle al silencio
la luz de los recuerdos,
ellos son el misterio del presente
y la comunión del mañana;
con la lluvia envejece el horizonte
y sangran los celajes en los cristales;
cuando llueve los pájaros se llevan
en sus plumajes el asombro de los
bosques.

Los días amanecen de pie en el alero
y la mirada entristece la sed de las montañas.
no queda espacio en el regazo del sol,
ni bodoques de luna en el espejo.

Cuando llueve,
la música del viento olvida
sus partituras en los rincones
y sangra huellas el párpado
en su dolor.

El labio es un fantasma
desangrado en la soledad
de los ojos.



DESDE LA VENTANA

La sombra del sendero
diseña la lucha de la distancia
sobre el argumento breve del celaje,
la voz del pájaro acrecienta la nostalgia
y el viento es solo un viaje irrepetible
en la joroba del silencio.

No queda lugar en el llanto de la noche
y la montaña se cubre de oraciones,    
que bajan llevándose las luz de los carbunclos.

A lo lejos la vida es un sueño herido
entre risas que se pierden bajo el eco,
de un cierzo angosto de ilusiones.

Las huellas arden en las manos
como lámparas de sal,
y sangran uñas las pupilas.

Desde aquí veo,
escucho
y palpo,
como revienta la elegía de la sombra 
que despierta la mañana.

Desde la ventana,
presiento el pájaro que arrodilla puntual
su lucha en el espejo.


AMADA

La lluvia amanecía de rodillas
en el silencio,
como una tarde esperando
la sombra del invierno.

Ya no cabe el canto de la llena
en la fuente antigua y sin recuerdos;
al camino le estorba la distancia.

Las aves remiendan la arcilla y el paisaje
con sus plumas pobladas
de nostalgias.

No se escucha ya el canto
amarillo del mediodía 
ni se humecta la piel de los relojes,
ni canta la risa del viento   
en los ventanales.

Amada,
Hay ausencias de acentos en las uñas, 
a veces pienso que la vida 
es solo el recuento de alas ya movidas,
un viaje de horas olvidado
en el bolsillo,
una maleta donde solo cabe
la sombra y la mirada.

La lluvia es solo tu paso habitante
en el rincón precarista del espejo.



TODO SE HA IDO

Con el paso de una tarde ansiosa de certezas,
y la mirada añeja de arrecifes,
en el ojo del poniente la sonrisa 
adelgaza la estatura de la luz.

No quedan voces, ni salmos
y en el pecho de los jilgueros
ya no cantan las orquídeas.

En las manos ensombrecen los violines
como espumas de estelas sin mañana,
y en la ventana no se escucha
la canción antigua de los peces.

Por el alero del silencio
se fueron los cisnes que tejían
su lucha en los aljibes,
con ellos se fueron
la risa, el fuego,
 y el sueño de las acacias.

También se ausentaron
los arrozales, los poemas
y la espiga que se bebía
la leche del espejismo.

Todo se ha ido,
tu cuerpo,
tus gemidos
y las noches del amor
que amanecían temblorosas
en el humus de tu piel.



ESTUVIMOS ALLÍ

Sobre el filo de una madrugada
que nos dejaba esencias de luz
en el cuerpo;
con el paso furtivo de las horas,
llenando de miradas,
el suspiro expectante del latido,
y el paso sigiloso de los neones
en la curva exacta y cadenciosa
del espasmo.

Allí estuvimos,
palpando la sangre arrinconada
en la estatura de la alcoba,
hundidos en el regazo del sudor
llenando de labios,
la inquieta perplejidad de las alfombras.

Estuvimos,
intangibles, exhaustos
bajo un vaticinio de golondrinas
vencidos en la piel.

Estuvimos allí,
esperando el desenlace de la luz
bajo un abecedario de gorriones,
bebiéndonos  la sed en el espejo. 



NO FUE NECESARIO

Traer el sortilegio del caracol
ni la brizna que colgaba  lágrimas
en los balcones,
tampoco su canto de espumas sin medida.

En el tiempo se siembra la esperanza
y el reloj es solo un duende disfrazado
en sus agujas.

Cierta es la escarcha de la espera
que amanece en la espalda del silencio
como un viejo arco iris poblado, 
de recuerdos.

No fue preciso,
remendar la ruta de los girasoles
ni el viaje prematuro de las gaviotas.

Por el vuelo misterioso de una tarde
se fue la piedra,
el sendero,
y el grito del viento en retirada.

La paz no sabe de rastros ni oraciones,
y el bálsamo se ausenta sin aves
en el pecho.

No fue necesario romper la música 
de las orquídeas,
ni la sonrisa que convoca mariposas,
sobre el espejismo de una noche
plagada de incendios en la piel.
    


CUANDO

Cuando las tardes se duermen sobre
la libertad de las manos,
y los horizontes sangran en la quietud
de los caminos,
la vida se desgaja como un arco iris
encorvado en la distancia.

No queda espacio en el ala del silencio
para sustraerle rituales
al grito de tu carne
que se llena de preguntas.

En la ausencia se mide la estatura
del ave y su sonrisa,  
y la veracidad del ojo olvidado
en los rincones.

El tiempo es un fantasma
urdido en el eco del regreso,
un viaje sin tiples en el alma.

La ciudad amarilla en soledad
y la sombra se echa al hombro
la silueta del espejo

Cuando llueve
trasplanto la nostalgia de tus labios
le lleno el nombre con sonrisas,
y le zurzo el pecho con palomas.



MAYO ES

A hurtadillas voy desgranando
la sombra de tu pelo,
el aire trae   
duendes de miel en el semblante.

Es noche en el párpado del espejo
y la lluvia amaga en la ventana.

Mayo es la espiga del invierno
y en sus cojines los amantes
se funden bajo el canto
vertical de los violines.

Tiene el olor celeste de los rincones
y la mirada- cuarzo de los cristales,
es el iris que pronuncia 
la voz de nuestras formas
bajo la luz de los susurros;
la puerta por donde se asoma
la complicidad del horizonte,
y el sitio donde embisten los luceros
la sed de las caricias.

Mayo es la estrategia del espasmo,
la silueta de tu cuerpo,
donde bebo la miel
de tus orquídeas.  
  
El oasis perfecto para  desabrochar
la vigilia de tu noche
bajo una prolongación de labios.

      

DESCUBRO

Al silencio le nacen aves en el alma,
y siluetas de mujer
le llenan los celajes al umbral.

En la ventana  revientan las glicinas
y se tejen de canciones los relojes.

No queda espacio en la mirada
de los peces,
ni surcos de luz para esconder
la risa de los abedules.  

En la brevedad de la hojarasca
encuentro que tus piernas son un incendio
de gorriones abriendo la humedad de la mañana.

En la calma caben la espera y las manos
que presagian la oración del camino,
y conspiran las canciones y los sauces.

Las tardes abarcan el rumbo y su distancia,
y no hay certeza en el sueño de la brizna,
que atisba el regreso de los cisnes.

Descubro en tus caderas
bajo la libertad de la noche, 
la rebelión de las hormigas
goteando entre las venas.  



PAISAJE II

El silencio de la lluvia
va llenando de instantes
el alma de la brisa,
y el otoño pasa haciéndole cosquillas
a la piel de los heliotropos.

Las horas dejan atrás el ademán
de la mañana en los cristales,
y el reloj solo es un viejo trillo
que atraviesa el acento de los caminos.

Con la mirada bajo el brazo,
el arco iris se lleva en su espalda
la humedad de los manglares.

Y el caracol embosca la brevedad
de las pestañas,
que presagian inciertas la curva
del espejismo.

Nadie sabe la tristeza de la lluvia
que amanece arrodillada
en la cicatriz del celaje.

Nadie sabe,
que su cantar se desangra
en las huellas del espejo.



LAS AVES

Las aves no vinieron,
ni sus plumas, ni su fe; 
con el vuelo emboscado
en su silencio,
y el viaje de horas despeinadas
se fueron

Con el rictus del último arco-iris
vaticinando sus plumas sin color
se marcharon con la complicidad
de aquel verano que sembraba
sombras en los ojos del paisaje.

En sus pajas dormidas quedaron
las tardes y los días,
como antiguos fantasmas en el aire.

En sus picos florecieron
oraciones y cantares
y salmos innombrables
que llenaban de sed 
la edad de los jazmines.

Las aves no sabían,
el abecedario de noches enjauladas
ni de alpistes de luz en los ramajes,

las aves tenían la virtud
de escarbarle la miel a la tristeza
que se asomaba sin nombre 
en la mirada. 
    


EL TIEMPO

En  el regazo del viento,
ya no se sientan las plumas
del pájaro que trasiega lumbres,
ni sonríen las espigas de las tardes
que se pierden en la efervescencia del sueño 

El tiempo no necesita esconder
el murmullo de su sombra,
ni las horas que se desgajan
en la realidad de la ausencia.

En las agujas envejece el horizonte
con sus trenzas de noches desgastadas,
las calles ignoran el paso
de las hormigas,
y la ruta sin luz del abejón.

No hay espacio en la boca del murmullo
para estivar las risas del espejo,
entonces los ojos se llenan de naufragios,
sobre la aldea azul de los cristales.

El tiempo no sabe de palabras,
tampoco conoce la identidad del caracol
que trasciende el labio del asombro.

El tiempo es el sueño de la piel
que amanece sostenido en las estacas
del camino. 



PERDONA SI ME DEJO

Y se quedaban nuestros ojos
al pie de aquellas tardes
como canciones arrancadas a la lluvia
bajo el rito de las horas.

Perdona si me dejo tu pelo
tu cuerpo de tactos y senderos
y tu sexo donde dormía mis siestas
bajo el plenilunio de tus labios.

Y las canciones arrancadas
a los violines de tus llanuras
mientras bebía la libertad de los cisnes.

La lucha anticipada en la trinchera
de una noche en vigilia   
y la escarchada humedad que dejabas
en el filo de mi estatura.

Perdona si me dejo el rasguño
del silencio que dejaste olvidado
bajo la llena de enero,
y la metáfora de uñas
donde escondías tus  recuerdos.

Perdona si me dejo,
el camino de lluvias
que se iniciaba en la brevedad
de tus huellas
y la fuga de gorriones
que nacía entre mis dedos,
al acariciar el fuego
de tu sombra extendida. 



DESDE AQUÍ

Mido la ausencia de la tarde
perdida en el abrazo del adiós
con un canto de horas peregrinas:
no hay lugar en el filo del reloj
para traer las hojas
del ultimo aguacero
sembrado en la ventana.

La luz  no cabe en la resaca del espejo
y la espuma no sabe de regresos;
por los arenales que olfatean la lucha
de las gaviotas.

La calma es un lamento de mares
olvidado en la pestaña ,
un salmo entristecido en la rodilla 
del viajero.
una canción  pálida de besos
el labio sin suspiros que tiembla
en la lejanía del mañana.

Por el pasillo del tiempo
deambula la mirada de las
sombras,
con su mochila de alas precaristas
bajo un cielo sin bridas ni llanuras.

Desde aquí,
respiro la humedad de las montañas 
y le siembro espejismos
al grito de la  piel
que trasiega carbunclos
sobre el lomo amarillo del
último celaje



NOSOTROS

Sé que bajo la sombra
un pájaro gotea la luz
del ojo que presiente
el hueso de la lucha,
es nuestro el grito de la piedra
bajo el nombre del plenilunio
donde se abre el broche del silencio.

Vos de pie junto al fuego del espejo
con la mirada subiendo por la voz del aguacero
cuando arrecia en la piel de los caminos.

Yo extraviado en la ermitaña soledad
de una canción carente de trinos y plumajes
como un río ahogado entre el musgo
de un viejo calendario de heliotropos.

En la sonrisa del barro no quedan
arados ni simientes
para embarcar las pestañas
de las tardes que intervienen
el viaje furtivo de los cristales
por los rincones de la lluvia,
ni deletrea el zapato
su indicio de asedios
en el perímetro del reloj,
cada minuto desangra
la quietud que aguarda temblorosa
en el pozo anaranjado del celaje.
Nosotros barajamos el murmullo de la brizna
que se lleva en el regazo
la antigua estatura de las manos
y el pan de sombras amanecido 
en nuestros labios.
Bajo el ojo de la distancia
agoniza la ausencia de los caminos
y arde la breve realidad
que se asoma por las rendijas
de un pájaro teñido de espejismos. 



LA NOCHE

La noche es un ave dormida
en la espesura de tu silueta
un camino de mariposas
descendiendo por los escotes de tu carne
como una canción de labios
inventada en el asombro de las almohadas,
un cuerpo de plumas incendiarias
que avistan la sonrisa del silencio.

Y estabas allí,
a la par de aquel pájaro de nubes
que tejía oraciones
en la espalda salobre del poniente,
con sus voces anaranjadas los celajes
emancipan la luz de los rincones,
en el pecho revolotean golondrinas;
y las manos transfiguran las esperas
y sus ritos.

Ya no queda lugar en la pupila,
y la piel es un viaje inadvertido
cruzando la veracidad de las sandalias.

Con un abecedario de nostalgias
bajo el brazo
atraviesa el umbral de las palabras
para inventarse costuras de luna
en la ventana.

La noche se desangra,
sobre el emboscado suspiro del camino.

   

MIRANDO AL MAR

Como duele la noche que penetra
la misticidad del mar
y el viaje de la arena
por la piel de los caracoles
no es necesario sentir el vuelo
de la espuma
por la mirada inconmensurable del ojo,
ni inventar el fuego del horizonte
en la ausencia del espejo,
con el susurro de los relojes
se cristaliza la luz de los candiles.

El mar es un velero donde
duerme sus nostalgias el regreso;
un graznido de arenas imposibles.

Al mar le duele su estatura de distancias
su forma de gaviota envejecida
entre las rocas,
y su regreso urgido de caminos.

Es el sueño enclavado en la mirada
de los amantes que se entregan
feroces en tus entrañas,
el labio olvidado en la costumbre,
el reloj de sal llamando sombras
entre resacas.

El mar es un barco abierto
en la sangre del silencio
un grito de alas extraviado
en los vitrales de la tristeza.  



CUANDO LAS TARDES DE MARZO

Descendían por el camino del instante
los relojes anunciaban el vuelo
de los zorzales en la ventana
de un lapso sin mirada.

Las tardes deletreaban su ritual 
de voces y gemidos
y en su pecho se encendían
las viejas canciones del espejo.

La brizna era un pasajero
con el alma habitada de acertijos,
un viaje de labios besando 
la carcajada del arco-iris
bajo un plumaje de nubes,
entregadas al borde de los sueños.

Cuando las tardes llegaban
en un carruaje de silencios
los ojos presentían incendios de luna,
en las manos inquietas y traviesas
del asombro.

Y traían naufragios de pan en sus espaldas,
los cuerpos sembraban en las alcobas
huracanes de sudor
que desertaban breves
por los rincones de la piel.



Y SOLÍAMOS

Traer la lluvia asida a nuestras pupilas
y remendar el horizonte con tactos y silencios      
para romperle la mirada a la distancia
con la pestaña abundante de espejismos,

El tiempo en las manos,
eran panes de luna para penetrar
la noche de los espasmos,
y sosteníamos el asedio de los cisnes
con la piel aferrada en nuestros cuerpos.

Bajo la noche habitada de violines
el celaje es un pentagrama
de palomas que anuncian
la sonrisa en los balcones.

Y solíamos pegarle metáforas
al unicornio de lunas
estibadas en la quietud de los vitrales.

Solíamos,
extraer la miel de los recuerdos 
y destrozar la virginidad de las palabras,
y escarbarle los huesos al asombro.



BAJO EL ASOMBRO

Las calles tienen el sabor de la espera
que se pierde entre las voces
del ave que trasiega la paciencia del reloj,
no hay lugar en la meditación del viento
ni cabe la risa en el espejo.

Una guitarra inicia la fuga del cristal
bajo la ausencia del viejo abecedario
de latidos,
en las manos amarillan  las agujas
y el tiempo no medido,
sangra la luna en el alero
de un lapso cargado de distancias.

Con la huella del último trino,
se reparten los plumajes
que se extienden urgidos de trigales;

en la voz del horizonte estallan
las noches y sus luces.

Al silencio de la lluvia le nacen
pecas de luna en el alma,
y remiendos de besos en la piel.

Bajo el asombro,
la noche de puntillas deletrea 
el pan de labios que revienta
la miel de los cristales.


CASI SIEMPRE

Casi siempre ignoramos,
la espiritualidad de la montaña,
y el húmedo canto de las aves
que cuelgan sus canciones
en el silencio del reloj,
no hay fe en las pestañas de los arrozales    
ni en el vuelo amarillo del mediodía.

Las calles pesan en el alma
y el aire huele a incendios
de serpientes en el paso de la huella,
en las manos el trigo se ausenta 
bajo una escopeta de remiendos.

Los transeúntes,
no conocen la sonrisa de los tulipanes,
ni el aroma hechizante de las orquídeas,
en sus ojos no brillan,
las noches encendidas de mariposas,

La ciudad es un río sin ideas,
un barquillo anclado en la soledad
de los inviernos,
un viaje carente de celajes,
donde todos omitimos    
el salmo de los viñedos.

Casi siempre olvidamos llenarle
de labios y abrazos,
al rostro celeste del espejo.



TE HEMOS TRAÍDO

La tarde cubierta de arenales
y la minúscula sed de las hormigas
que interpretan el misterio
del beso encendido entre aguaceros.

Con el ábaco del viento
se cuentan las historias del alma,
que le siembra esperanzas al tejado.

La lucha es un fantasma
que impregna la fe de los trigales
con el músculo certero del encuentro.     .

El reloj es solo un camino
moreno de distancias inconclusas,
un viaje repetido en las manos del silencio.

Hemos traído el plumaje del pájaro ermitaño
que descendía sin sombra entre los valles, 
y aquella lluvia que abandonaba 
su forma en la ventana,
  
Te hemos traído,
 la noche empedrada de glicinas
y un incendio de alas
para estibar la luz en los
remiendos del arco iris



A VECES LA LLUVIA

A veces venía la lluvia
a visitarme,
y me traía lugares y ciudades
distancias y veredas
entre sus alas,
no sabía de noches
ni regresos
por eso henchida de lunas
se desvelaba de rodillas,
junto al fogón.

Bajo el estupor de la ceniza
ponía preguntas en mis pestañas
y era el silencio un fantasma
de lapsos  idos.

A veces descendía por los pasillos
el alma,
con la mirada morena de golondrinas

Y barajaba sueños y luchas en los rincones.

Era una bitácora de espejismos
un dictado de uñas sosteniendo
la líquida extensión de las manos,
el espacio donde llegaban las aves
a descifrar el acertijo de su nombre.

A veces la miraba llegar con sus ojos
cansados de lejanías,
y su maleta repleta de nostalgias,
por un trillo de luciérnagas,
que apagaban la luz en el espejo.

A veces la lluvia,
merodeaba el asombro del abrazo 
y le cosía estacas de pan
a las cicatrices de los caminos.



Y TENÍAMOS

En el alma la ciudad entristecida
por la huella tardía en el rostro del asfalto,
y la música que dejaban los adioses
en las paredes de una tarde absuelta
en los renglones del ojo.

Bajo la prisa mueren los destellos
que conducen al éxtasis del paisaje
y las pestañas y los maizales.

En la fragua del instante,
el indicio manifiesta
acertijos y lunas convocadas, 
a la rebelión del pájaro
que cabecea en la plasticidad
de una imagen recurrente en el párpado
silente del asombro.

Y teníamos la costumbre de descubrir
el vuelo hipnotizado del caracol,
en las migajas de un sol carente
de remiendos en el pecho,
teníamos también,
la extraña necesidad de importar el tiempo,
y descolgar la noche que presentía fantasmas
en los balcones.

Teníamos la forma de amar la lluvia
que nacía en el bostezo del mediodía.



ESTÁBAMOS ALLÍ

Con la manos dispuestas 
a traer la lucha hasta la piel
a sabiendas de que en la brisa
nacían aves que nos llamaban
desde el alma.

Con la noche herida en la pestaña
transitaba el tiempo,
como palomas de leche que se entregaban.

El espacio era una alternativa,
el soliloquio del viento en el vitral,
el silabario de hojas bajo nosotros.

Cada beso era un espasmo de noches
escapando por una rendija de cisnes,
un despertar de astros en el entorno.

Estábamos allí,
piel a piel,
enmarcados por el eco del trigal
que se antojaba repetir
el roce de los labios en la quietud,
urgidos de uñas para encarcelar
la miel que se fugaba,
entre los dedos,
como caracoles de luz.

Estábamos allí,
desnudos de adjetivos
allanando la música 
de nuestros huesos.



SOLO ME QUEDA

Esconderle la luz al paso
de los cisnes,
y mirar de reojo el íntimo grito
que se enciende en el semblante.

En la escarcha que deja la fuga
del mediodía,
se asoma el asombro
y se estruja el itinerario de las uñas
que se aleja llevándose el paseo
de los sueños.

Las horas son panales de leche
sobre la circunstancial mirada
del arco-iris,  
un nido recio de lloviznas
bajando por el filo de tus labios,
como una partitura de aves
que se arrullan en los pliegues
del silencio.

En la ventana nace la vida,
y el árbol que lleva en su espalda
el evangelio de las chicharras;

y el unicornio que atisba 
el regreso del viento
por el empedrado del espejo.

Solo  me queda,
escribirle mieles y  algarabías
a los rincones atardecidos
en tu pecho indomable;

y encender con gorriones la leña
de tu bosque rosado.



LA PIEDRA

                              La piedra puede ser una mujer,
                              cualquiera                                       
                              como cualquier, mujer, puede ser una
                              piedra        


Por aquí pasó la piedra,
con el ángulo entristecido
bajo el nombre del asombro,
y su antigua historia de ríos y caminos,
y la risa embargada de metáforas.

La vio pasar,
la tarde vestida de lunas y guijarros,
y el loco farol del callejón;
sin canciones amanecientes
en su distancia dura de palomas.

Por aquí pasó una noche,
llevaba la prisa de las hormigas
en su espalda,
y una ceremonia de fuego
para incinerar la danza de los maizales.

Con la mirada enredada,
en el ritmo de un vals arrabalero,
y su elegía de silencios,
haciéndole trizas el alma y sus esquinas,

la piedra tenía,
el dolor de una mujer
que le increpaba a la vida
sus nostalgias.

Era como una espiral asombrada
en los arenales de sus huellas.

Un día desteñido de golondrinas,
no vino la piedra,
se fue con la plática del último aguacero
que se estrellaba en los vitrales,
y de su espíritu de granito,
nació una orquídea
que se bebió la luz 
de sus remiendos.  
  


AMO II

La inmensidad de tus delirios,
y el umbral de lunas que nace
bajo el labio
y el valle que mece tus pechos,
y el caracol que identifica
la llena y su naufragio,
en la tinta del silencio.

En tus ojos hay perlas interpretando
el viaje de la lluvia,
y ostras amando la estrategia del asombro,
en la piel se acuesta la estatura
del mar y sus confines.

Por eso amo la espuma,
y la geografía de tu cintura
que dibuja el pacto del reloj
en el rocío,
y amo la guerrilla que inventamos
en los ojales de la noche,
cuando luchamos cuerpo a cuerpo,
en la trinchera que cavamos
en la piel.

Entonces amo la luz diseminada
en el frente del espejo,
cuando vencidos caemos en las almohadas. 



LA LLUVIA

La lluvia es una canción de
pájaros enmascarados
en la prolongación del espejo,
un vuelo de tardes y mañanas
desfilando en la solidaridad
del arco-iris,
un viaje descolgado en
el asombro del plumaje
y la comunión de las manos.

La lluvia es un merodeo de alas de luz
uniendo la lejanía del viento
con la certera pestaña del sueño,
un despertar de peces en el alma.

 Nace en la breve
geografía del encuentro
donde discurren las manos;
como palomas que arriendan
su plumaje en los estambres
de un día sediento de caminos.

Con la lluvia regresan los duendes
al tejado,
y le crecen indicios y panes al grito del espejo,
bajo la lluvia copulan el trigo y  las luciérnagas
y se desgranan los ropajes del capullo.

La lluvia olfatea su distancia,
y le duele su sombra hincada en los balcones.  



COSTUMBRES

Ella tenía la costumbre de medirle
la luz a la distancia que temblaba
en la nervadura del silencio,
con sus ojos plenos de nostalgias,
por eso de sus labios salían
tardes y pájaros remendados
de senderos,
y metáforas y cisnes que rodeaban
la cintura de la noche;
en su sonrisa se dormían
las glicinas y los peces,
y la luna con sus pecas de algodón
recién nacidas.

Ella tenía una forma de traer
la luz del horizonte
a la esquina meridional de la casa,
y de reojo mirar la sombra que escondía
el espejo en los horcones del tiempo.

Era la oración del viento en el canto
de los trigales,
y la certeza de la lluvia descubriendo
la voz de la ventana,

Ella acostumbraba,
leer el lenguaje de los caminos 
con la mirada embetunada de golondrinas.
   


ELLA VENÍA

Ella venía con un ábaco
de golondrinas en la mejilla,
a contarle al espejo
de tardes, barcos,
sueños y astros
que llegaban puntuales
a la veracidad del reloj.

A la noche no le cabe
el ruido de la piel, 
que se derrama en el drama
del silencio.

A veces traía,
la suma de aves que presentían
su vuelo sin canciones,
en los rincones del viento.

A veces venía empuñando
las quejas de la lluvia
que  le asombraban el alma.



SOLO HACE FALTA

Solo hace falta traer trillos de sol
y gotas de pan
para intervenir el viaje del carbunclo
por la pestaña del atardecer,

 La noche es un silabario
de voces,
asombrando la cintura del camino;
un ave sedienta de plumajes
perdida entre las huellas.

El silencio asume su papel 
y se llena el alma de canciones
por eso amanece  inmersa
en el pentagrama del espejo.

Entonces hace falta el pan
la luz, el vuelo torpe del abejón
sobre la geografía de la cortina.

Solo hace falta,
acariciar el fuego de la lluvia
que regresa a correntadas en el alma.



CUANDO FLORECEN

Cuando en las noches florece la lluvia
con sus picos recién untados de leyendas
los balcones se llenan de nostalgias,
y las golondrinas maduran en sus nidos
la luz de los silencios.

La quietud empuña la fecha dormida
de la sombra,
y se lleva la identidad del caracol
que incendia la mirada.

Hay cánticos de pan en la sonrisa,
y pupilas nuevas en el dorsal del espejo,
la luz deja su huella en las manos
y la piel sin prisa 
se arrodilla en el rostro.

Cuando la lluvia florece
en los horcones del valle,
le nacen alas al trigo que
amamanta,
el remiendo de sueños
asidos en la piel de los asombros.



HAY

En las manos hay una espera
de aves para persuadir
la entrega de la lluvia
en el silencio del poro;
y una necesidad de amar
el roce de la luz
en la ventana.

Pero es que el reloj 
no sabe de lunas ni argumentos
y esconde la canción del vuelo
en la soledad del tejado;
ni sabe del lenguaje de la miel
en el iris del encuentro,
sus pausas no miden el peso
del labio en el asombro.

En la brisa hay una ausencia de gaviotas,
y un poema desteñido
en el atardecer de los labios,
es larga la huella del sendero
que se cubre de cenizas.

Sobre la joroba del camino
hay una presencia abierta
a la realidad de los umbrales,
y una sombra ardiendo
en los renglones del asombro.



TANTAS VECES

Tantas veces,
amanecimos con la piel
untada de trigales,
bajo la sombra del camino,
dibujando la estrategia del beso
con la avena de las manos.

A ratos inventábamos
el lenguaje del mar que nos
crecía en el labio
como abejas que amaban
la humedad de los celajes.

Por eso escribo la lluvia,
y su elegía
sobre un papiro ahumado de recuerdos,
lo escribo en el fogón, 
junto al valle de tu cuerpo,
donde me bebo gota a gota
la geografía de tu sexo 
y de tu piel.

Poblado de acuarelas
me reúno en la esquina 
de tu espalda
para escribirle al viento
tu cintura de almendra
entre mis dedos.

A la orilla del día,
en la aldea de tu falda
intersecan los violines y tus ojos
como una marejada de palomas.

Tantas veces he buscado
tu pubis  y tu cadera,
entre el viejo otoño
que viene por ratos a dejarme
su risa
en los pliegues de mis uñas

Tantas veces,
busque la luz de tu sexo
arrodillado en la raíz de la lluvia.
    


DEJARÈ

Que la montaña no intuya 
la edad de la lluvia,
ni se agriete el viento
en su viaje sin sigilos.

No será necesario,
presentir el suicidio de la luna
sobre el ramaje teñido de cocuyos.

El tiempo es solo una astilla
desangrando la luz de las palomas
que se marchan urgentes de semillas.

En el ojo del silencio se ven
los sauces henchidos de elegías,
y por el filo de la espera regresa
la tarde ansiosa de celajes.

Al final de la sombra el reloj
es un viejo amargo de ocasos
en la piel,
un viaje repetido en el clamor
de los bandoneones,
y la soledad una herida,

de peces que van consumiendo,
la estrategia de los caracoles
que se inclinan en la distancia.

Dejaré que al espejo le roben
su identidad,
justo antes de morir en el rostro
desbocado del silencio   



PAZ INTERIOR

A veces siento,
que el camino se adelgaza
en la mirada de la montaña,
como una canción bajando de puntillas
por la piel del espejismo.

Es invierno,
y las tardes se van alejando de la piel,
entonces amo su forma, su nombre
y su paz,
esa paz interior
que me deja la lluvia
cuando pasa descalza por mis ojos;
Es como un viaje de alas
que se llevan en sus voces la
miel de lo evangelios,
entonces admito
la sed de los peces asediando
la fe de la distancia
y la quietud de los terrones
que se angustian
con el paso del tiempo en el silencio.

Con la esperanza viene la victoria,
y se abren las orquídeas
con su aroma bajo el labio,
la luz es un remanso de cisnes,
un abrazo de sol en el espejeante
realismo del mediodía.

A veces pienso,
su voz,
la luz escarchada en mis manos
y su paz dormida en la libertad de mi pecho.



EL DOLOR

El silencio es un pájaro
sin sombra 
sin luz
sin nombre
sin fecha de dolor en el bostezo
de su vuelo.

Un día se echó encima la ruta
de los tulipanes,
y con la mirada inconfesa del viento
se escabulló por la esquina
del aguacero,
con un estandarte de relojes
desplegados en el vientre,
con sus pasos convincentes
de huellas en el alma.

A veces duelen sus pausas sin sol
y su ruta de voces
que amanecen descalzas
en los ramajes.

Adonde fueron a dar sus albas,
sus danzas de trigo que ardían
en el fogón del arco-iris.

De nada sirve el beso
que vaticinaba tu boca
ausente de menguantes.


     En la quietud mido
      la cadera del silencio,
      y la sangre de las palabras
    que revientan en los arenales
como un mar que muere
en el testamento del celaje.

El dolor es un incendio  de aves
un pañuelo de mariposas
agitándose en el filo del espejo.









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MANUEL COSTA ALVES [19.301]

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MANUEL COSTA ALVES

Manuel Costa Alves nació en Castelo Branco, Portugaló en 1944, con raíces en el pueblo de Malpica do Tejo, meteorólogo, despertando a la esfera social a los 14 años, cuando visitó la ciudad de Humberto Delgado, el "general sin miedo."

Ex alumno del Liceo Nuno Álvares quería estudiar Letras, pero la situación económica de sus padres le obliga a elegir Ciencias.

En 1961 estudiará Física y Química en la Universidad de Coimbra. Con la crisis y la concienciación política de represión académica surgen sus primeros delirios ideológicos.

Como vicepresidente del departamento cultural de la Asociación Académica,  no puede unirse a ningún Partido, pero participa en las acciones clandestinas y estuvo a punto de ser expulsado de la universidad. Para deshacerse de la vigilancia de la policía del Nuevo Estado, el joven, que en el Registro de la PIDE se considera como "subversivo", le ayuda el existencialismo de Camus.

Movilizado para Guinea Bissau, sin embargo le asignan a Timor Oriental, donde permanecería entre 1973 y 1974.

Aquí fraterniza con anticolonialistas duros, como José Ramos-Horta y Mario Alkatiri.

Frente a la amenaza de Indonesia, y de nuevo en Portugal, como meteorólogo asume en su totalidad la causa de las personas maubere.

Portador de mensajes de la Asociación Social Democrática de Timor (FRETILIN más adelante), y las cartas de sacerdotes y monjas, con otros conciudadanos da voz a la revista Funo (guerra en tetum) y el eco de los partidos representados en el Parlamento, lucha por la independencia en suelo portugués y se apoya en la base de los Estados Unidos en Australia.

Diez años más tarde, Anthímio de Azevedo, un pionero de la meteorología en la televisión nacional, le invita junto a Teresa Abrantes para dar la información meteorológica de TVI, donde permanecería cuatro años.

Entre 2009 y 2010, Costa Alves fue diputado independiente de la Asamblea Municipal de Castelo Branco a través del Bloque de Izquierda, renunció al mandato, y enseñó durante cinco años en el Instituto Politécnico de Guarda.

Entre 1990 y 1995 escribió la columna semanal "Cata-Ventos" en el Daily News.

Es autor de los libros “Voltar a Timor” (1998), sobre su experiencia en ese territorio, y Podia Ser de Outra Maneira (Imagem do Corpo)” (2000), que reflexiona sobre el mundo de la segunda mitad del siglo XX, y la antología “Mudam os Ventos Mudam os Tempos – Adagiário Popular Meteorológico” (2002), com 1800 adágios.

Una vez más, lo hace en sintonía con la vida y la obra de Camus, escritor franco-argelino, de pensamiento marcado por la guerra y la pobreza, o las inquietudes y dilemas de su tiempo, y también escribió teatro, una de sus grandes pasiones ".

-En poesía ha publicado recientemente, "Corpo Aberto", 2016. 



Molinos de viento entre El Toboso
Y Campo de Criptana

El viento tiene alma de ser vivo
y muchas casas donde reposar.
Paso a paso, sube y baja las escaleras del aire,
fluctúa evasivo, se deleita indefinido,
sondea un suspiro entre las brumas que secan las calles.
Cuando el viento es así, Dulcinea del Toboso
duerme los sueños apaciguados nos de Don Quijote.

En El Toboso, los molinos son de viento
y amasan ríos de pan.
Pan, solo pan, en las alforjas de Sancho Panza.
En El Toboso, hay tabernáculos que guardan la limpidez de amar
y arados que juntan los labios.
En El Toboso, no habrá guerra
donde la memoria de la guerra se clausuró.
En El Toboso, los molinos acogen vientos de utopía.

Pero, cuando el viento es desapacible,
transforma las montañas de pan en gigantes
que hierven enemistades.
Es lo que sucede en el Campo de Criptana
con el viento enfureciéndose encendiendo
nostálgicas ficciones de batallas.
En el Campo de Criptana el viento no hace sombra.
Atiza las hogueras inclementes de La Mancha
y levanta sus lanzas por el tiempo de todos los tiempos
que van desapareciendo.

Traducción de Alfredo Pérez Alencart











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CLAUDIO PAGELLI [19.302]

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Claudio Pagelli

Claudio Pagelli 1. (1975).
Poeta italiano originario de Como, una ciudad de la Lombardía. Ha publicado algunas antologías de poesía entre las que se encuentran L’incerta specie (2005), Le visioni del trifoglio (2007), Ho mangiato il fiore dei pazzi (2008), Buchi Bianchi (2009) y Papez (2011).Ha ganado premios en distintos concursos en Italia como Il Fiore, Antica Badia di San Savino, Città di Capannori, De Palchi Raiziss, Dialogo, Il Lago Verde, Tommaso Grossi y Ugo Foscolo. Actualmente es director de la Asociación Artístico Cultural Helianto.



Traducción de Diego Tapia


Gesù e la lucertola2

Ti nascondi dietro la croce
come un insetto all’ombra del sole
sgranando il canto del rosario
per celare il tuo vero volto,
la corona di spine che ti strozza le vene strette,
il flebile flusso delle virtù che s’increspa alla luce
ogni sguardo recita la cifra del calcolo,
la lucida fretta della lucertola
che scatta verso la mosca.



Jesús y la lagartija

Te escondes detrás de la cruz
como un insecto a la sombra del sol
desgranando el canto del rosario
para ocultar tu verdadero rostro,
la corona de espinas que te ahorca las venas estrechas,
el flébil flujo de las virtudes que se encrespa a la luz
cada mirada entona la cifra del cálculo,
la lúcida prisa de la lagartija
que se lanza hacia la mosca.



L'uomo d'argilla3

Tu scavi la mia argilla 
con le tue spalle di sangue, 
il tuo cuore di spugna 
mi beve le vene profonde. 
Sei alta come un cristallo 
che mi crolla in gola, 
e tutta la violenza che stringo 
fra le dita è una vampa 
inattesa, il profilo di dio 
il tuo corpo deluso.



El hombre de arcilla

Tú cavas mi arcilla
con tus hombros de sangre,
tu corazón de esponja
me bebe la venas profundas.
Eres alta como un cristal
que se me derrumba en la garganta,
y toda la violencia que estrecho
entre los dedos es llamarada
improvisa, el perfil de dios
tu cuerpo decepcionado.



La formica bianca4 

Chi conosce la verità?
Tra le labbra dell'erba azzurra
corre la bianca formica Diogene
il sangue che ci scorre sotto
è giusto o corrotto?
E quanto costa un grammo di pensiero
che sia schianto di luce e respiro?
Anche il verso è esercizio di vanità
e il poeta
un'aragosta nella gola della nassa.



La hormiga blanca

¿Quién conoce la verdad?
Entre los labios de la hierba azul
corre la blanca hormiga Diógenes
la sangre que nos corre allá abajo
¿es justa o corrupta?
¿Y cuánto cuesta un gramo de pensamiento
que sea estruendo de luz y respiro?
También el verso es ejercicio de vanidad
y el poeta
una langosta en la garganta de la nasa.



Tempi moderni5 

Mi bruciano gli occhi ma va bene così
ho tradotto per ore dall’inglese all’italiano
un libretto per bambini - pochi fronzoli, zero sdruccioli -
e quattro soldi tipo rimborso spese
o giù di lì. il fatto è che giù di lì
si cade proprio in bocca ad un niente,
ad un nano-abisso che sadicamente mina l’autostima.
(traduttore o poeta che uno sia
o che pretenda da sé d’essere)
la pelle delle mani tirata e asciutta,
poche briciole di gloria attendono
l’incontro di una fame più grande.


Tiempos modernos

Me arden los ojos pero está bien así
He traducido por horas del inglés al italiano
Un librito para niños – pocos oropeles, cero esdrújulos –
y unos centavos tipo rembolso de gastos
o por ahí. El hecho es que por ahí
se cae justo en la boca de una nada,
en un nano-abismo que sádicamente mina la autoestima.
(por traductor o poeta que uno sea
o que por sí pretenda ser)
la piel de las manos tensa y seca,
pocas migajas de gloria esperan
el encuentro con un hambre más grande.


1 http://claudiopagelli.weebly.com/
2 Tomado de L'incerta specie, Lietocolle, 2005.
3 Tomado de L'incerta specie, Lietocolle, 2005.
4 Tomado de L'incerta specie, Lietocolle, 2005.
5 Claudio Pagelli, Papez, L’arcolaio, di Gian Franco Fabbri, Forlì, 2011

http://www.periodicodepoesia.unam.mx/





Claudio Pagelli nasce a Como nel 1975.

Autore de "L'incerta specie" (LietoColle, 2005, prefazione di Manrico Murzi), "Le visioni del trifoglio" (Manni, 2007, prefazione di Fabiano Alborghetti),  "Ho mangiato il fiore dei pazzi" (Dialogo, 2008), l'e-book "Buchi Bianchi" (Clepsydra, 2010), "Papez"(L'Arcolaio, 2011, prefazione di Andrea Tarabbia).

Con opere di Emanuele Gregolin, Gianluigi Alberio e Massimo Monteleone pubblica inoltre  alcune plaquettes artistiche (PulcinoElefante, Osnago).

Premiato in numerosi concorsi letterari di interesse nazionale tra cui "Il Fiore", "Antica Badia di San Savino", "Città di Capannori", "De Palchi Raiziss", "Dialogo", "Il Lago Verde", "Tommaso Grossi", "Ugo Foscolo".
Sue poesie compaiono in cataloghi d'arte, riviste di settore e siti a tema.
Dal 2011 propone uno spettacolo teatrale basato sui testi di “Papez”, con i musicisti Luca Foglia e Matteo Goglio, la voce recitante di Simone Giarratana e la regista Chiara Tarabotti.

Dal 2004 presidente dell'Associazione Artistico Culturale Helianto, vive e lavora a Rovello Porro (CO). 



Papez, Casa editrice L’arcolaio, di Gian Franco Fabbri, Forlì, 2011


"dettagli"

vedi, se Ibra non soffrisse
d’ipertrofia agli arti bassi
neanche pregando
avrebbe deviato quel pallone
anticipando d’un soffio il portiere..
è la legge di sempre, lo sai,
sono i dettagli che fregano la specie -
il goal sbagliato di un niente
o la rete che invece si gonfia
in un cascame di luce di gloria...
minuzie, amico, astri che girano distratti
e ci disegnano a terra il profilo del naso,
la pancia del cielo, le gambe del caso...


“la strega”

milleuno milledue milletré
all’ombelico la mano destra
al cuore invece quella sinistra,
vedi la pancia che si gonfia
lievita come un panettone…
la ricetta è di quelle buone
se la paura t’afferra la gola
e il pensiero un poco s’annoda,
il tutto poi a buon mercato –
sono quella che paghi meno
fra Como Varese Milano
e il fiele che ancora sbavi
a fiotti larghi dalla bocca
io te lo cuocio per benino
e lo inghiotto al posto tuo…
è questa, vedi, la promessa
da buona strega di provincia,
e ti costa proprio nulla
poca roba, cinquanta l’ora,
ma vuoi mettere? la chimera
svaporata come merita,
e la tua mente libera
di sbagliare nuovamente…


“la volpe”

tutti ladri, fidati di me
che di queste cose me ne intendo,
trent’anni da venditore
a sputare sangue ad ogni latitudine –
fra i meridionali ma quelli bradi
di vent’anni fa, che poi sono buoni
se hai voglia di capire, di guardare da vicino…
e gli arricchiti, i parassiti della nuova economia
che non hanno mai saputo la fatica
nera della gavetta, della vita vera.
tutti ladri – diceva – in prima fila
pure il sottoscritto che ha fregato
gente d’ogni dove senza distinzione
d’età sesso o religione…
una volpe ignorante
che si infila come un inganno
fra i gorghi del tempo, un sorriso di burro
già sciolto al primo caldo…


“il ficus”

è così – foglia a foglia –
che si muore, come il ficus
ridotto a mobilio d’ufficio
nell’aria bellicosa del condizionatore.
è così, allora, la tenera eclissi
delle cose, senza sangue che sprizza
ai lati della carne né divini fotogrammi
a predire abilmente –
(ah! l’occhio rosso dell’angelo alle tue spalle
che ti avverte dello schianto imminente…)



“flash”

vivo per miracolo, reduce da uno di quegli appuntamenti
di noia così imburrati nel consueto,
sapete – i lemmi lanciati con la cifrata astuzia
del venditore, i sorrisi da manuale, le strette argute
di chi la sa più lunga per vocazione –
una sorta di piccola volpe in carriera
in lotta per la sopravvivenza da campo…..
è stato un attimo, un fotogramma scucito
da una pellicola segreta in memoria,
nel bianco sterrato circondato
da tutto quell’oro, quel grano biondo
evaso persino al mio sguardo d’esordio,
l’autostrada lontana, nessun passante, nessuna casa
emersa nei dintorni, i finestrini della citroen aziendale
abbassati, le dita fra le spighe, e una specie di seta nell’aria
come il più dolce bavaglio alla bocca del mondo…


“la cena”

si parlava di letteratura, come spesso
accade quando alla cena di classe
si scopre di essere accanto ad uno
che ora la insegna di professione…
e allora via di Purgatorio e Paradiso,
di fonemi stilemi e canzoni, della veranda del crotto
dove si ripeteva la lezione,
dell’odore del lago e dei gerani, della Barbara
sempre brava, anche su Montale…
i soliti noti le solite cose di sempre – mi sfugge dalla bocca –
come se dopo Gli Ossi non si fosse scritto più niente..
no, guarda che ti sbagli, – dice quasi a consolarmi –
i miei alunni leggono pure Pasolini
sai, la scuola ne ha fatti di passi avanti…


“per la via”

questa via sembra un fiume
dove scorre, acqua fitta, la vita…
ma i pesci sono meno soli,
nuotano a branchi per difesa
o per un amore che s’indovina
in quella danza di luce,
e non hanno, i pesci, certi sguardi
oscuri che paiono condanne,
lame silenziose nelle pupille
che fendono il vuoto, l’osso molle
dell’afa che strozza il respiro.





‘LA VOCAZIONE DELLA BALENA’ DI CLAUDIO PAGELLI


Quando il mammifero è ciò che ti resta di me
A corpo libero, in tutto l’istinto che c’è.

Mammifero, Subsonica in Amorematico, 2002



Non è un caso che Claudio Pagelli scelga un titolo nominale per la sua raccolta poetica La vocazione della balena (L’arcolaio, 2015. Collana La costruzione del verso diretta da Gianfranco Fabbri), utilizzando due sostantivi come ‘vocazione’ e ‘balena’. L’animale che Pagelli sceglie è un mammifero, come l’uomo. Non è un azzardo citare quindi un noto successo pop dei Subsonica, posto in testa a questa recensione; la balena potrebbe da subito apparire come l’altro-uomo che s’inoltra “a corpo libero” nelle peripezie della vita quotidiana e che tenta di viverle sino in fondo lanciando una sfida in versi allo scorrere dei giorni, competizione che poi potrebbe essere la sua ‘elezione’.

È lucido lo sguardo del poeta, ben evidenziato nella prefazione concisa di Guido Oldani, che esalta la qualità del ritmo, l’efficacia delle similitudini rovesciate, che lo annuncia come un autore con il piede nel terzo millennio. Di certo il bestiario di Pagelli – anche titolo di una sezione, Bestiario d’ufficio, ma il luogo di lavoro è più volte richiamato e traslato in tutto il volume − ci porta a rileggere il nostro presente, a considerarlo intriso di un senso di obliquità che appartiene a tutti, e da cui non possiamo sfuggire. È complice ogni immagine che ci invita non a interpretare ma a cogliere “oltre”. In questo la forza dei versi, irriverenti, contenuti dalla (e nella) forma. Si può citare, ad esempio, il doppio ritorno delle “meduse” (“le cuffie sono meduse leggere”, p. 16; “le soffici meduse dei pollini/ 
nuotano esatte la vasca d’aria/ 
all’ultimo piano dell’edificio –”, p. 26), qui zoologicamente intese ma che potrebbero anche essere trasfigurazione del mito e di un portato culturale quindi, in un senso contemporaneo. Il senso di precarietà – di cui fin troppo si abusa oggi – è sotteso nella scelta linguistica dei titoli, nella punteggiatura, nella scelta delle minuscole in luogo delle maiuscole. La sezione Burattini fa pensare a chi è assoggettato al potere di qualcun altro, anche al giogo della parola, ma anche la precedente Caffè in sette quarti ammette che le sue quartine siano da leggere “sorbendo” un tempo dispari. Il 7/4 è un tempo che in musica dilata idealmente l’idea del tempo – utile all’assorbimento del caffè -, ma resta dentro la criticità del dispari, è nervoso, e quindi richiama un certo equilibrio transitorio. Pagelli, tuttavia, ci suggerisce tutto ciò utilizzando il metro della tradizione e affidandosi alla rima, non lasciando nulla al caso stilisticamente, con il collo (e l’orecchio) di tre quarti teso al passato, anche a quello più recente del citato Simone Cattaneo o di Ivano Ferrari, solo per fare qualche nome. Questa l’originalità del suo poetare e della sua voce.



“call center”

ora che tutto riparte
in questa selva lampeggiante di voci
le cuffie sono meduse leggere
sulle teste degli operatori che oscillano come boe marine
e le bocche gonfie di parole, promesse d’occasioni
nel mercato virtuale
l’abbonamento migliore alla novità in visione –
l’estrema spremitura della buona volontà…



“terzo piano”

anche milano balla
la rumba del sisma –
nella pancia di mezzogiorno
il vetro oscilla, qualcuno grida
la tipa in fondo la fila
scatta come un topo e se la svigna dalle scale.
il capo, invece, ricurvo
fra i cavilli di un contratto
neppure s’accorge
della scossa del grido del ballo di gruppo…
(roba da poco l’oscillazione del globo
se la clausola si nega all’espulsione
se l’equilibrio è di carta e l’inganno la sola visione)



“le oche”

ingozzati come oche
destinate all’esplosione
si resta nella cella
in attesa della cena,
la maschera che s’apre
e la voce che riparte
nel solito carnevale
(la sera che scende, il sole che sale) un pensiero s’infila
quasi per sbaglio nell’aria –
che serve la mia presenza
la zampa rotta dal peso
se neanche so se è vero
il dio della tua preghiera,
se il grande cielo che vedo
è l’esordio della buona novella
o il culo azzurro di una balena…?


“meduse”

le soffici meduse dei pollini
nuotano esatte la vasca d’aria
all’ultimo piano dell’edificio –
sembra una metafora del male
più che il bussare della primavera…
e l’urticante indifferenza delle cose
striscia il respiro vicino, buca piano
il corpo del mondo, senza avvertire
il minimo dolore, il danno frontale dello schianto…



“quartina n.1”

tutto di fretta, anche questi versi
rubati alla bocca del tempo
come fiori nati sul cemento
fratelli degli altri, ma diversi…



“quartina n. 5”

dice di essere un vero imprenditore
uno che viaggia in prima da gran signore
per affari di radio e televisione
qui solo per svago a sudare sotto il sole…



“l’attore”

che si contorce e dà voce
alle voci, smaschera mascherandosi
le rose sottili, le spine atroci…
eccolo – signore e signori – lontano
dal centro, dal rogo invisibile delle cose,
gira su se stesso come un frullatore
abbaia alla luna come un cane –
non c’è niente che non possa fare
nessuno che non possa surrogare
io sono il sogno, il grillo di zucchero
che sfama la bocca grande della sera,
sono il padre e la madre, l’errore e la catarsi
e posso pure insultarti
dire quello che penso ed il suo rovescio
e tu applaudimi sempre, anche se dal palco in testa ti piscio…



“la vocazione della balena”

aperta la bocca
come una grande balena
la lingua di gradini
aspetta la prima cena –
timidi mitili, pesci azzurri
ed altre specie minori in arrivo al binario sei
(dice la voce inudibile
nella pancia della stazione….)
e come pesci non si domanda
s’entra a branchi involontari
ognuno col suo bel colore
avuto in prestito dal caso,
chi prega chi pensa chi legge il giornale
chi bianco in volto chi gonfio come un gommone
chi già rosso con la lingua che cade…
l’ombra di granchio del vecchio professore
sbanda un poco sulle scale, nella borsa marrone
qualche lisca di sogno, una frase di commiato
sugli appunti dell’estrema lezione…






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EDWARD HAKHVERDYAN [19.303]

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Edward Hakhverdyan

Armenia: Edward Hakhverdyan, poeta, traductor y pintor. Nacido el 4 de abril de 1952 en Teherán, Irán.
Estudió persa en las escuelas armenias de Teherán. Se graduó en la Facultad de Bellas Artes de Ereván después Martiros Saryan. El  Desde 1991, trabaja en la revista "Fuente" de niños. Desde 1995, es miembro. de la Unión de Escritores de Armenia. 

Obras: 

4-ը ապրիլի (բանաստեղծությունների ժողովածու), Երևան, «Տապան»,1992։
Անառակ որդի (բանաստեղծությունների ժողովածու), Լոս Անջելես, «այբ-բեն», 1996։
Իմ սիրտը լեռներում չէ (բանաստեղծությունների ժողովածու), Լոս Անջելես, «այբ-բեն», 2002։
Գնում եմ էտյուդի (բանաստեղծությունների ժողովածու), Երևան, Անտարես, 2012 [5] ։

Premios: 

2012 թ. արժանացել է ՀԳՄ «Գրական վաստակի համար» մեդալի [5] ։
2012 թ. արժանացել է ՀՀ մշակույթի նախարարության Ոսկե մեդալի։
2009 թ. արժանացել է Մայր Աթոռ Սուրբ Էջմիածնի և ՀԳՄ համատեղ «Կանթեղ» թարգմանական մրցանակի։
2001 թվականին պարսկական լեզուն և գրականությունը պրոպագանդելու համար իրանի «Էրշադի» և մշակույթի նախարարի կողմից արժանացել է արծաթե գավաթի ու վկայագրի։




El prisionero 

Necesito la extensión y longitud de una voz,
un saludo.
Los peces no sólo nadan en el agua
y la extensión de los océanos no es suficiente.
Ellos también nadan en el brillo del cielo,
en el brillo de las estrellas, la luna y el sol.
Yo llamé al sol 
y sobre los muros que me encerraban
pinté el cielo, 
pero los barrotes rompen mi extensión
y mi voz se apaga
en el ruidoso silencio de los muros prohibidos.
Entre nosotros hay muros prohibidos,
muros cautivos de silencio,
y los barrotes sin razón rompen mi campo abierto.
Si un día llegas y yo no estoy, 
arranca los barrotes de mi tumba
y tráeme un campo abierto
en el tamaño de un saludo. 



Sicótico 

Cuando el sol se apagó, 
él llenó su vaso y brindó
a la salud del sol 
y lloró en soledad.
Cuando el invierno
colocó su garra blanca
en el cuello de la ciudad,
él llenó su vaso y brindó
a la salud del sol 
y lloró en soledad. 
Y cuando el reino de la oscuridad del infierno
vino a gobernar,
y cuando el eterno fantasma del pan
desgarraba el rostro del humano,
y cuando los rayos callaban,
cuando los televisores callaban
y cuando los periódicos callaban,
él llenó su vaso y brindó
a la salud del sol
y lloró en soledad. 
Y en fin,
cuando el calendario con un grito anunció el amanecer, 
él llamó al pueblo 
casa por casa, 
calle por calle, 
colonia por colonia, 
pero no había nadie en la ciudad,
nadie andaba en las calles 
y las casas, cruelmente, estaban desiertas.
En el amanecer
él, avergonzado, se puso de pie,
entre milagro y felicidad, 
rompió el vaso y lloró en soledad. 



Después del silencio 

Después del silencio 
unas manos rebeldes,
unos pasos firmes 
y una voz humana.
Después del silencio
sangre 
fuego,
y llanto.
Después del silencio
un cuerpo torturado,
una celda húmeda sin ventanas,
el urinario oxidado y viejo
y una cama de hormigón. 
Después del silencio, 
rastros de balas sobre el muro 
y sobre el corazón.



En las alturas de la desesperanza 

Me levanté y mi sombra gritó. 
Me levanté como un heraldo
en la frontera de la muerte y de la desesperanza, 
y mi sombra distraída, inestable
me ha jalado hasta el huevo de mi soledad. 
En mi interior algo se extinguía, 
dejaba mi existencia,
algo se desprendió y desaparecía para siempre.
Grité, 
grité en una soledad inmensa. 
Un pájaro 
se posó sobre mi cráneo firmemente
y picoteaba hambriento las texturas de mi cerebro
y sacaba el hilo dorado de mi sueños azules.
Grité, 
grité en las alturas de la desesperanza,
después
miré tu silueta como si fuera un pájaro
sobre mi cráneo 
y tú te pusiste contenta.
Reíste, 
moviste tu pico rojo y glorioso
y colgado sobre tu cuello 
se encontraba el hilo dorado de mis sueños azules
y te fuiste volando. 

(Traducción de Mohsen Emadi , Vahe Armen y Arturo Loera)

http://www.periodicodepoesia.unam.mx/index.php/1643-columnas/4349-no-092-poesia-armenia



Էդուարդ Հախվերդյան / Edward Hakhverdyan

ԳՆՈՒՄ ԵՄ Է Տ ՅՈՒԴԻ 


Գնում եմ էտյուդի
Նկարում եմ երկինք
Ծառ
Սար
Քար
Բայց նախքան նկարելը
Դառնում եմ երկինք
Ծառ
Սար
Քար
Ու խմում եմ ու խմում եմ
Որ չամաչեմ երկնքից
Ծառից
Սարից
Ու քարից



***


Գնում եմ էտյուդի
Բնությունը անառակ կնոջ նման
Գայթակղում է
Խմում եմ
Մերկանում եմ բնության գրկում
Եվ տևականորեն
Դվաճանում եմ կնոջս



***


Գնում եմ էտյուդի
Բայց նախքան նկարելը
Խմում եմ
Խմում եմ բնությունը
Խմում եմ ծիրանի օղին
Ու հետո
Երկինքը քսում եմ կտավիս
Ու հետո
Ծառը ու ծաղիկը քսում եմ կտավիս
Ու հետո
Պառկում եմ հողին
Ու դառնում եմ
Բնաքար



***


Գնում եմ էտյուդի
Փոշու նման մեղմ անձրևը
Տարածվել է օդում
Խճաքարերը կամաց կամաց թափանցում են
Խոտերի վրա ցողի է վերածվում անձրևի փոշին

Բարձրանում եմ բլուրները
Ափիս մեջ
Նուշի ցոգոլներ են

Նստում եմ ժայռաբեկորին
Խմում եմ ծիրանի օղի
Համտեսում նուշի ցոգոլները
Աչքերս դանդաղ փակվում են

Հիշում եմ Լուսիկին
Սև ակնոցով
Անձրևի տակ կանգնած
Ասացի
Անձրև է
Ինչու ես արևի ակնոց դրել
Ժպտաց
Ասաց ամաչում եմ

Անձրևի կաթիլները
Շողշողուն մարգարիտների պես
Սահում էին սև մազերի միջից
Թափվում էին պարանոցից
Մերկ ուսերին
Եվ իմ ծարավ հայացքի ուղեկցությամբ
Գլորվում էին
Երանելի անհայտ դաշտերը
Ասացի
Ուզում եմ անձրևի կաթիլ լինեմ
Քո մազերի մեջ ու ցած գլորվեմ

Եղիր ասաց

Խոսքն ու ծիծաղը լսեցի հեռվից
Երբ հրեղեն ճերմակ ձիու պես
Սլանում էր
Իմ երազների կանաչ դաշտերով

Ես անձրևի կաթիլ էի
Գլորվում էի Լուսիկի պարանոցից ներքև
Հևասպառ վեր էի մագլցում
Թրթռուն ճերմակ բլուրներից
Դեպի վարդաբույր
Պիրկ գագաթները
Հետո իջա
Ոսկեղեն հովիտները շուշանների
Գլորվեցի ավելի ներքև
Իսկ հետո ինչ-որ մացառուտներում
Մոլորվեցի
Մնացի

Վեր կաց կսառես
Վեր կաց
Ես անձրևի կաթիլ եմ
Ասացի
Գնում եմ էտյուդի



***


Գնում եմ էտյուդի
Բայց նկարելու փոխարեն
Սկսում եմ գրել
Ծոցատետրս լցնում եմ պատահական տողերով
Ոչ մի կարգին տող
Որ համեմատվի
Այս շաղակրատ թռչնի
Ծլվլոցի հետ



***


Առաջին տողը չեմ գրում
Արդեն գիտեք որ
Գնում եմ էտյուդի

Թռչունները ծլվլում են
Մորեխները ցատկոտում են իմ ճանապարհին
Օձերին չեմ տեսնում
Հեռվում արածում են կովերը
Ցորենի դեղնականչավուն ծովը
Ծփում է
Ագռավներ չկան
Կողքից նայում եմ ինքս ինձ
Խաղողի այգիների
Ու ցորենի արտերի միջև ընկած ճանապարհով
Գնում է նկարիչը
Հեռվում ծիրանի այգիներն են
Եվ միայնակ
Հսկա փշատենին

Ժպտում եմ
Վան Գոգը չեմ
Գոգենը չեմ
Ոչ էլ խեղճ ու կրակ մի նկարիչ
Գնում եմ էտյուդի
Գնում եմ բնության հետ խմելու
Ես իրեն
Ինքը ինձ



***



Գնում եմ դտյուդի
Բնությունը հրճվանքի մեջ է
Ծառերը նազում են
Հազար ձեռքերով ինձ են կանչում
Ու ես կախարդված խաղամոլի պես
Նստում եմ խաղի

Վայրի մեծ կակաչները
Ախ են քաշում
Դեղին մանր ծաղիկները
Ինչ-որ բան են փսփսում
Մանուշակների ականջին

Բացում եմ էտյուդնիկս
Ներկապնակի վրա
Բազմագույն թիթեռնիկները
Համբերատար սպասում են
Սպիտակ կտավը
Նորահարսի պես
Իր կուսության տագնապի մեջ է
Հայացքս
Քննախույզ շրջում է աջ ու ձախ
Չեմ նկարում
Խմում եմ ծիրանի օղի
Մեկ
Երկու
Երեք
Հետո համարձակ
Ասես գնում եմ մարտի
Վերցնում եմ վրձիններս

Բնությունը փռթկում է
Ձեռքը բերանին դրած ծիծաղում է
Հետո սկսում է անզուսպ ծիծաղել
Այնքան է ծիծաղում
Որ ի վերջո
Ուշաթափ ընկնում է կտավիս վրա 

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VAHE ARMEN [19.304]

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Vahe Armen 

Poeta armenio. (Mashhad, Irán 1961) 

"No vivo en Teherán. Esta metrópoli llena de gente no es un lugar adecuado para vivir una persona tan introvertida como yo. Pero es innegable que Teherán no sólo es la capital de Irán, sino también el corazón palpitante de arte en el país. La mayoría de mis amigos amantes del arte viven allí. Siempre que los echo de menos, no tengo más remedio que ir allí con una larga lista de amigos para visitar". 
Vahe Armen nunca ha perdido la lista.

Este poeta iraní-armenio nació en 1961, en Mashhad, Irán. Estudió sociología en Londres, pero ahora vive en Teherán. Además de escribir poesía, es traductor de poesía. A través de sus traducciones de y al persa, un hilo de intercambio de obras literarias se ha establecido entre Armenia e Irán.

En un día en el invierno de 2010, bajo el sol sin vida que estaba tratando de calentar el cuerpo agotado de uno de mis amigos, fui a conocer a Armen.

Era la época de Navidad. Su preciosa casa estaba decorada para la ocasión. Tuvimos una conversación con él sobre todo, de las condiciones políticas del país después de la disputada elección en 2009 y el flujo sin fin de la emigración, los problemas de publicación y la censura gubernamental que empeoraban día a día. A continuación, tres de nosotros se quedaron en silencio. Parece que estábamos buscando una buena noticia de que hablar, nos olvidamos de las buenas noticias y si pudiéramos recordar, podríamos calentarnos con el sol del invierno.

El único sonido que se podía oír era de las palomas que venían a comer las semillas, que Vahe ha derramado sobre la repisa de la ventana para darles de comer en invierno.

Cuando salía de su casa, me regaló su último libro “After Cranes Passing.”  Los dos poemas traducidos aquí (*) han sido publicados en ese libro.

Lo que me ha seducido de su poesía es su creatividad infantil. Se parece al rey de la ciudad de juguete con una corona de papel en la cabeza, jugando con las palabras para crear su propio mundo, que le acompaña en el juego, podemos ver su mundo y conocer a los personajes habituales de su poesía; madre y hijo, poeta, prostituta, monje, templo, el general, la guerra y el amor.

La tragedia se produce en el momento de la confrontación entre el mundo inocente y el real. Armen narra una historia tan trágica de forma que parece una parte muy natural de la vida. En uno de sus poemas, "Supervivientes", hay una escena que implica una fiesta, pero no hay rastro de cualquier huésped. Lo que ha dejado es un arma que no tiene balas y una botella de vino vacía. Parece que nosotros, los lectores, somos los únicos supervivientes de una tragedia desconocida. Tan pronto como comprendemos que ahora somos los invitados, el dolor, nuestra primera reacción a la fiesta se convierte en horror.

Armen no juega con las palabras, sino vive las palabras. Hay un proverbio en persa, que lo que se eleva desde el corazón se asienta en el corazón. Puede ser la razón de que sus obras sean tan populares entre todas las clases de la sociedad.  [(*)Por  Azadeh Kamyar]


Una tarde de otoño 

Sentado en el autobús 
pasamos los pueblos,
pasamos a un lado de Dios
y no nos detenemos.
Qué tan cansado estoy
de no caminar, 
de llegar al destino siempre sentado. 



Sueño inacabado 

Hubiera querido la noche que te fuiste 
que ocurriera algo sencillo,
que perdieras el camino.
Un cuco cucuaba
y una llave oxidada
caía del nido vacío de los grúas.
Llovía, 
yo despertaba 
y te despertaba
y tú me contabas
la continuación de este sueño.



Sonrisa 

Qué tan triste es 
la sonrisa de esa niña, 
como los zapatos siempre brillantes 
en los pies del paralítico,
como un lápiz
y un papel en blanco
en el bolsillo de un poeta muerto.



El dormido

Me desperté 
después de medianoche. 
En la calle 
bajo el tallo de un jazmín 
todo el mundo estaba dormido.
En mi cuarto Dios y Satanás conversaban.
La voz de uno 
era como el caer de la lluvia sobre la tierra,
y la voz del otro era como cuando arrojas un puño de tierra en el pozo.


(Traducción de Mohsen Emadi , Vahe Armen y Arturo Loera)
http://www.periodicodepoesia.unam.mx/index.php/1643-columnas/4349-no-092-poesia-armenia





 de “After Cranes Passing.” 
(*) Entrevista y traducción de  Azadeh Kamyar


Taste of sun

I can still feel it in my mouth
the taste like sun
ravenously we drank together
from a bowl full of  snow

Call me
Winter is close …




A grey lane and a box of colored pencils

In a sterile silence
You cry
And in my poetry
A baby will be born

You stay behind the closed doors
And in my poetry
A goldfinch on the window ledge
Will die from cold weather

You smile in the mirror
And in my poetry
An enormous cloud
makes love with the sea
you dink a sip of wine and
in my poetry
all words will be drunken

you turn the key of your home in the lock
and in my poetry
a woman takes the sun to her house

you pass by a temple and
in my poetry
a new goddess will Fall








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