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Channel: POETAS SIGLO XXI - ANTOLOGIA MUNDIAL + 20.000 POETAS: Editor: Fernando Sabido Sánchez #Poesía
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DAVID MARÍN-HINCAPIÉ [19.265]

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David Marín-Hincapié

David Marín-Hincapié (Colombia, 1990).
Escritor y profesor universitario. Realizó estudios de literatura en la Universidad de Antioquia. Ha publicado los libros Abro la noche (2011, Beca de Creación Alcaldía de Medellín - Fundación Arte y Ciencia) y Remanencia (2014, Corazón Negro Editores). En 2014 el Festival Internacional de Poesía de Medellín le otorgó el Premio de poesía Joven por su libro Remanencia. Actualmente se desempeña como docente de la Red de Escritores Ciudad de Medellín y realiza estudios de Arte en el Taller del maestro Samuel Vásquez.


El escritor colombiano Fredy Yezzed, nos presenta una selección de poemas del libro Remanencia del joven poeta David Marín-Hincapié (Buga, 1990). Con este libro fue merecedor del Premio de poesía Joven (2014) del Festival Internacional de Poesía de Medellín.



Remanencia
 
Lo irreal intacto en lo real devastado.
René Char


VERANO

I

Después de largas vigilias han bajado de los montes. Quieren sumergirse en el agua, que la luz los roce tan pronto despunte la claridad. Quieren apaciguar la sed devorando moras y arándanos, frutillas del bosque que han brotado en la duración de la lluvia. Ignoran que se alejan cada vez más. Que la renuncia al deseo es su destino inaplazable. Llegarán pronto al olvido.


II

Tornan al temperamento del verano. Encuentran agilidad en los cuerpos y beben la fertilidad del río. Hay un color en el que condescienden con el placer y adoptan la claridad. Son semejantes al pájaro que el sol hincha y prepara para la sumisión en el gozo del canto. Están paseando bajo la prueba del encantamiento.
 

III

Bordean el lago. Advierten que es el verano de los nacimientos. Una música de pájaros los conduce al interior de los frutos. Están presos en la locura de los hongos. Ni siquiera el aroma del rosal ocultará el detritus para el que están destinados. No saben que cosechan la traición.

 
IV

¿Cómo pueden mirarse con indiferencia un par de animales sosegados? ¿Cómo pueden suponerse colmados dos cuerpos a los que se les impone la transparencia de unos labios expertos en vértigos y desapariciones? Han morado lo suficiente en el deseo como para olvidarse. Pueden escapar a la opacidad de una noche, y luego sobreponerse a la fugacidad. Pueden dejarlo todo, sumidos en el residuo de un cause blanco entre las manos. Que la humedad preserve esta serenidad de los cuerpos y que no se extinga la luz en la posterioridad de la eyaculación.


V

Todo deseo se ha extinguido. Cada cuerpo reclama para sí la exhumación. Antes podían atravesar a ciegas un cuerpo desconocido, beber las formas del labio, deleitarse en el misterio de los contornos. Ya no responde igual la piel a las manifestaciones de la luna en la penumbra. Animales cerrados a un verano lleno de trasparencias y frutos a punto de caer. Animales cautivos en el peso del plomo y la angustia de saberse plenos. ¿Cómo insisten en avanzar a la luz que es ahora una presencia frugal?


VI

Para regresar al bosque les han dado un par de piedras, un sendero de hierbas maltratadas, un río exacto en rumores y las vibraciones de la luz. Irán sordos ante los designios de los pájaros y avanzarán silenciosos en la pureza del color y se entregarán a las dádivas del verano. Después, acogerán la marca de un ardor en las dos manos con que se aferran. Y por el temor con que fueron rodeados, no les resultará distante este estigma ante el abandono.


VII

Han sido tragados otra vez por la oscuridad. Y son pacíficos ante las fieras nocturnas. Ya se reconocen en el nombre impuro de las traiciones. Los aromas en los que consultan la nostalgia es materia aborrecible. Se dejarán seducir por las palpitaciones del bosque como lobos que cohabitan la irritación. Indiferentes al oxido y al olvido, de la verdad solo conservan la lágrima.


VIII

Lo que tenían por decirse está clausurado por ciertas heridas. No eran acusaciones bajo la intemperie. No eran inscripciones bajo tantos sueños muertos o entre sombras que presagian las trasparencias. No era la invasión de la memoria como un grito que atraviesa el umbral y escarba la señal de la locura sobre el rostro. Eran caudales internos. Era algo semejante al desgarro de la luz en el fondo de las entrañas.


IX

Nombrar este abrazo es cargarlo de aromas innecesarios. Pueden justificar el transcurrir de las horas y recoger el calor en sus vientres y alentar un sabor dulce en los dedos. Son ya animales ínfimos en la mansedumbre y han visto desaparecer un ciervo herido en el interior del bosque. Las palabras han penetrado como sombras extraviadas. El temor acrecienta esta docilidad. Ahora el fulgor de dos cuerpos reposa como estampas vagas en la noche.


X

Desnudos. Tienen los ojos blancos y es casi como abrazar la lengua de un muerto. Vienen manos cubiertas por el terror y se adentran por túneles irreparables bajo la herrumbre. Temen. Es una soledad sucia en la que tiemblan los residuos de la memoria. No hay palabras ante la destrucción. Esta desolación inefable endurece las bocas.

Homenaje a Egon Schiele
Medellín, septiembre de 2014



La poesía no está en todas partes. La poesía es esquiva. Se abisma. Ella está en la conciencia de las palabras, en la tensa vigilia de la realidad más próxima, y es en esta conciencia, en esta vigilia, en su deseo, en su búsqueda, donde el poeta se instala. Remanencia es lo que surge de la ceniza para reinventarse. Es el silencio que deja una mano al desprenderse de su escritura, pero también su insistencia. Es el límite, el riesgo de dar un paso más en la sombra y no saber a dónde lo llevará ese gesto. Remanencia es lo que impulsa al cuerpo hacia una aventura íntima, hacia un gozo que respira más allá de las manos, más allá de las bocas, en el misterio...

Lucía Estrada

Fuente:
Hincapié Marín, David. Remanencia. Corazón Negro Editores, Medellín, 2014.






Abro la noche, de David Marín Hincapié, Edit. Fundación Arte & Ciencia, 2011. Beca de Poesía Joven Alcaldía de Medellín.

Disquisiciones en torno al libro “Abro la noche”  
Por Antonio Botero Palacio

Poesía y no verso

Abrir las puertas de la noche no es fácil. Alumbran su misterio y su insondable soledad luceros tránsfugas que desnudan la intimidad de los soñadores. Se prenden a su inasible transparencia, atadas con lianas inconsútiles, escaleras de sueños, donde la luna cómplice pinta la palidez de los muertos que viajan por los caminos de lo incierto o arrojan al infinito las gélidas cenizas que van a finiquitar “en la boca del olvido”.

Abrir las puertas de la noche es llenar el horizonte de espejos multiformes.

David Marín Hincapié, que es apenas un niño travieso de la poesía, invoca una temática que adjetivan el frío y la nostalgia y alimentan “los delicados pájaros del delirio”. El sueño acurrucado en “el vientre de la noche”; “la lengua de la noche mostrando la puerta del olvido”; el mar, que “es el grito que arroja la desnudez del agua” y, la noche donde “los pezones surgen como una elongación divina de lo oscuro”.

Así discurre iluminada de magia la poesía de este joven poeta que: “Puestas las manos sobre la piel de las palabras”; en su viaje nocturnal “se hunde en la noche que es de pelusa tibia”, para regresar con un cansancio prematuro, “Quizá después de haber recorrido mis silencios, mis desfiladeros, mis indescifrables caídas, mi noche ebria”.

No entiendo hasta donde el alma del escritor que apenas inicia la jubilosa carrera trasteando infinitos y saboreando las primicias de la metáfora, –no entiendo– esa desatada propensión a gravitar en los peligrosos mundos de un saudade, más natural para viejos y son incomprensibles sus palabras: “Cuando el ave traza el canto puedes escuchar la sinfonía de no creer en la esperanza”.

Su altiva juventud es la borrosa imagen de un potro salvaje que se detiene al precipicio que le ofrecen las reconditeces de lo abstracto, y, es precisamente en ese momento cuando le asaltan: “El gesto inocente de la mariposa que muere”, “el temblor del niño”, “una mano que se aferra a la otra”, para exclamar en su demencia: “He llegado a la muerte, lo sé”.

Como figuras fantasmales, trascienden en su obra los signos de la oscuridad, y lo grita desvergonzadamente desde la cúpula de sus veinte años: “Soy un fantasma de la palabra, me digo. Debo decir adiós a las visiones de la vida, del nombre, del poema, definitivamente”.


David Marín Hincapié - Abro la noche

Este poeta, símbolo de una juventud, lanza en ristre, está plantado en el escenario de sus sueños enfermos y es, sin duda, el actor principal de una tragicomedia escrita con pinceladas de sangre, pero, que, en su grito dolorido, definitivamente tiene el encanto de una voz en tono mayor donde desembocan apretujados todos los gritos de un porvenir maravilloso.

Este retazo de juventud con todas las banderas, de la locura, de la esperanza, de la fantasía y de los sueños echadas al viento llegará, indudablemente muy lejos si encuentra los caminos del amor y de la constancia. Creo en su palabra: “No son los libros lo único dispuesto para leer. Se pueden leer las estrellas, las nubes, las manchas de las lagartijas… y saber lo que dice el agua inmóvil, es entender que lo bello en el mundo se reduce al silencio”.

antonioboteropalacio@hotmail.com




El gusano

Arthur Rimbaud, recostado en materias deleznables, persigue el ritmo de la respiración. El aire de esta noche es su perpetua búsqueda. Sumergido en la oscuridad, su único deseo es salir corriendo. Ahí está, como la piedra y el metal, el cuerpo tocado por la fiebre. Ahí está el grito sórdido de cada célula. La piel erizada. Pobre muchacho, toma aire para arrebatarle la calma a las estrellas. Aspiras, entonces, el vacío y el silencio. Mueves un ojo y luego otro para beber la imagen. Percibes un leve mascullo del cerebro en la inmensidad de la tierra. A tu mente llega la visión: un campo de rostros apretados, las manos ocultan la boca. Un gusano húmedo y baboso se arrastra por tu pierna derecha. Detrás de él hay una estela azul. Ahora se dirige al ombligo. Penetra la carne lentamente como una verdad tibia. Sientes el ahogo. Invadido por la sensación recuerdas el orgasmo. Los pulmones vuelven a inspirar. El ojo vuelve a abrirse. La piel vuelve a erizarse. Gimes. Miles de gusanos abandonan ese pedazo de cuero que se desinfla y reposa en un montón de huesos.


La espera

Despierto en ese lugar del silencio. Me oculto en los pliegues del espanto y el deseo de callar. Ojos que pasan y repasan el brillo de un sol negro. Puerta de la noche que se abre al jardín del mutismo. A un lado, un murmullo de hiedra. Al otro una melodía cercana al llanto. Negras y más negras las miradas del ojo que todo lo ve. Mis manos en la piel de las palabras. Humedad, bruma, vapor de locura. Celebración del éxtasis en la punta de los dedos. También de la imagen que inhalo desde la oscuridad. Y de aquella que asciende y se difumina. Me pregunto si habrá algo más después del espejo nocturno. Sé que no hay temblor entre los labios. Es esto una fiesta de la quietud. Alguien debería inmolar el gemido de un veneno que se fermenta en la cabeza. Otro, que ha escuchado, debería cortarse las orejas y arrojarlas hacia atrás en su camino. Un soplo de calma recubre el escollo y el ensueño de la expectativa. Ahí enfrente alguien se espera a sí mismo. Ahora es el instante para comprender que no hay senda ni recorrido. Que la permanencia es un temblor prístino alrededor del fuego nocturno. Que toda espera es abolir la certidumbre.



La caricia

La muchacha es de costumbres árabes. Sus piernas desnudas traen el brillo del desierto. El cuerpo es una manifestación de seducción que intenta traspasarme. Puedo notar la elongación de sus ojos. Y más allá esa mirada diciéndome: “Tu pasado es fulgor de sensaciones. Eres línea celestial disipada en espanto. En tu piel, más que claridad, encuentro ímpetu, anhelos de salir corriendo por los campos. Eres la eternidad del poema, porque lejos del reconocimiento y la aceptación, tú eres el propio poema. Nadie volverá a leer esos versos de la infancia. Esos balbuceos de la adolescencia. Ya ni tú mismo los recuerdas. Has olvidado las blasfemias, los escándalos del amor y el desamor. La escritura que diste es una selección de hermetismo e ingenuidad. Y de alguna manera se aferra a tu biografía para escapar de la desilusión. Tu palabra no tiene la fuerza de esas ventiscas que te ensimismaban en los bosques franceses. Porque tus revelaciones provenían de esa relación casi mística con la naturaleza. Tus dioses del parnaso te han desterrado de la geografía poética. Te creías ángel rodeado de palomas blancas, cuando eres rebeldía cultivada en los predios del egoísmo y la vanidad. ¿Qué misterio piensas desentrañar, cuando la gangrena te masque y te escupa para devolverte a la nada como una insoportable putrefacción? ¿Qué gemido prorrumpirás cuando huelas a plenitud de bacterias y la sangre te abandone por los orificios que fabriquen los gusanos? ¿Qué ay proferirás cuando la mosca sea el único animal que se te arrime?”. Entonces la tomo por las manos que huelen a jazmín. Una música de panderetas invade mis oídos. Le pido que baile. Escucho los sonidos que producen sus nalgas. Le doy una palmada en ellas y de su boca surge una sonrisa. La muchacha pasa una mano por mi mejilla. Y en esa caricia sus preguntas se han ido de mi mente.



El rostro

Tu pierna sangra. Tu tiempo va a ningún lado. Porque el tiempo se desperdiga en el goteo. Hay moho en rincones de tu cuerpo. Moverte sería provocar el cauce de líquidos viscosos que te invaden. Estás acostado y a tu lado una ventana deja ver la dimensión del día. Tu rostro es una dolencia que se alimenta de nostalgias. No persigues la salvación porque no hay nada para preservar. Estar en algún lugar de la incertidumbre es estar en los dominios de la muerte, piensas. Miras a cada momento por el ventanal. Hay movimiento en las nubes. Se forma una cadena de ellas y tú descubres allí el signo de la brevedad. Porque el rostro que creías ver se ha convertido en el vuelo de un cuervo. El ave traza el canto y en el puedes escuchar la desesperanza. Prefieres, entonces, cerrar los ojos. Sientes que te surcan intensos dolores. Pero te acoges al reino del silencio y caminas territorios donde la placidez deja de ser una simple sensación. Sabes que no hay cuerpo capaz de soportar el ardor de esta etapa incandescente de la vida. Y mientras terminas de concebir ese pensamiento, te dejas llevar por un soplo que entra y con el cual te sientes curado. Intentas levantarte. Tus huesos traquean como una banca destartalada. El movimiento es un grito que se disipa en gemidos. Es un lamento que recorre la desolación y te lanza, de nuevo, a esa habitación olorosa. Eres ningún sentimiento. Lo sabes porque al entrar en predios de la muerte entras a ningún pensamiento.

Fuente:
Hincapié Marín, David. Abro la noche. Fundación Arte y Ciencia, Medellín, 2011.





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JUNIOR ADILSON PANTOJA [19.266]

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Junior Adilson Pantoja Montoya 

(Palmira, Valle, Colombia  1989) Licenciado en Literatura de la Universidad del Valle, docente, poeta. En el 2010 obtuvo en Segundo Puesto en el I Concurso de Poesía Ciudad Palmira con el poema “Hacia donde miran las cabezas del Moái” bajo el seudónimo de Telémaco. En el 2014 participó en la Mesa de Jóvenes dentro del marco del XIV Festival Internacional de Poesía de Cali y dirigió los tres números de la Revista Cultural Jirafacuadros de su ciudad natal. En el 2015 fue jurado del Concurso Intercolegiado de Poesía “Gotitas de Poesía” en la ciudad de Palmira y obtuvo el Tercer lugar en el Concurso de Poesía Casa Silva El dolor y sus trampas con el poema “Instante en el que esconde su cabeza el avestruz” bajo el seudónimo de Telémaco. Sus poemas han aparecido en diversas revistas nacionales de poesía.

Junior Adilson Pantoja, ovilla y desovilla la palabra con la seguridad y la intuición del artesano que conoce las trampas del lenguaje. Sospecha que la poesía pude mirarse desde el arco de la ficción, desde el ojo que imagina y comprende que el aire tiene sus fisuras, y que por allí el poema puede distorsionar la realidad para crear un posible y bello universo.

Publicamos una selección de poemas de este escritor nacido en el Valle del Cauca. Además de ejercer la docencia, ha sido ganador del Concurso Nacional de Poesía de la Casa de poesía Silva 2015 y Segundo Premio en el I Concurso de Poesía Ciudad Palmira.


ORACIÓN

Ahora que reinas
en esta ciudad de antorchas apagadas;
que te las ingenias
para mirar por donde pisas
o para que tu rostro de sal
no se disuelva con tus lágrimas.

Ahora que diriges el curso de las nubes
y conoces el punto exacto
en que los ríos se quiebran
como trastos sucios en el fregadero.

Justo ahora, desde esta casa en el aire
que colinda con la casa del árbol que soñábamos,
te envío esta plegaria sin motivos,
esta petición de lluvia densa,
señal de humo
que tendrás que descifrar entre la polución
y los suspiros del invierno.



HACIA DONDE MIRAN LAS CABEZAS 
DE LOS MOÁI

Del vuelo del águila al salto del antílope
Del espejo enterrado a los molinos de viento
Del borde de los acantilados a la punta del iceberg
De la circunferencia del sol al horizonte sin sombra
De las estatuas de fuego a las cavernas oceánicas
De los barcos náufragos a los puntos sin muelle
De las constelaciones siderales a las pirámides egipcias
Del valle húmedo de llanto al desierto indómito
De las catedrales de sal a los mares de agua dulce…

De tu cuerpo que va a mi cuerpo que regresa.




INSTANTE EN EL QUE ESCONDE SU CABEZA 
EL AVESTRUZ

Hay un temblor al interior de cada piedra,
un gemir de bosque que se incendia,
un clamor de río.

Debajo de la tierra
hay otro cielo donde pierde vuelo un pájaro,
una avioneta de papel
y media estrella.

Debajo de la luz
un avestruz esconde la cabeza.

Instante en que el abismo 
son los ojos en el barro.

Raíz doliente que deja de crecer
para volver a su semilla.



RITUAL DEL ÁRBOL

Hubo un día en que el agua fue fértil
y el cielo vegetal vertió su savia 
sobre el hemisferio de la luz.

Sobre las bóvedas ceremoniales
de los imperios soterrados
la semilla alzó su grito.

Con el presagio del tiempo
la arboleda se hizo niebla
en el rito indiscutible de la siembra.

Sobre los vestigios del sudor terrenal
la sombra vio crecer sus alas 
y el conjunto de raíces
se enredó en la piel del bosque.



LA PALABRA ENTRE TUS MANOS

La palabra cuerpo
en espirales de fuego
o trazos en la arena.

La palabra imprecisa,
el adjetivo ladino,
la entonación de tu sexo.

La palabra silencio
y la cercana muerte.

Si callas,
espera a que se vierta el agua
hasta que el barro se haga hombre
y el hombre polvo entre tus manos.



MANTRA

Digo calma para que la hormiga
se tome su tiempo de llevar 
el mundo a cuestas 
con el ritmo acelerado
de sus pasos.

Doy la vuelta, estiro un brazo, 
pierdo un bostezo
como un árbol pierde
alguna de sus hojas.

Digo calma y me apresuro
a no estallar,
a darle espera a la cigarra
que en su vientre esconde
el temblor de la candela.

Tiro la primera piedra
y doy en el segundo blanco,
espejo de agua 
que otra vez 
se quiebra en mil océanos.

Digo calma y lo repito
en aullidos como un lobo
sin luna y sin montaña,
bajo la lenta luz 
que se avecina.

Trazo una línea
es este cuerpo vocálico
que imagina una caricia
desde el tacto agitado de la hierba.

Digo calma y ya no hay voz
ni señales ni escritura
que puedan desatar
este saco de piedras
que me pesa 
como un nudo en la garganta.



CLEPSIDRA

Desde esta manecilla alguien pregunta por la hora;
desde esta otra alguien la da.

Sabemos que el tiempo 
es un ábaco de arena
y que las noches marcan lunas 
bajo el nivel de la marea
o el color de las hortensias.

Desde esta manecilla, un encuentro;
Desde esta otra nadie aguarda, nadie parte.

A tientas,
entre hilos de lluvia,
escuchamos el reloj de sol
que da la sombra.

Tanta prisa
y sin embargo no sabemos 
el segundo
en que el agua se detiene.

  

FÁBULA

Sé de castillos de arena
donde princesas de marfil
son custodiadas por dragones de agua.

Sé de arcanos enterrados en los sueños
del vasallo que cumple su espejismo
ante la sed de su desierto.

Sé también que tras los años
la nieve cubrirá la cabellera
de la bella Rapunzel.

Sé de las voces del espejo
que limita la belleza
al romperse ante el enojo
de la reina insatisfecha.

Sé del arpa y de la cítara
y de cómo los ratones del flautista
terminaron en las fauces
de un gato con botas.

Sé del árbol desde el cual cayó el gigante
del que fue un gigante por trepar el árbol
creyendo que podría encontrar 
a la gallina de los huevos de oro.

Sé del agua que se bebe 
en el hechizo del estanque
si se quiere ser venado 
hasta el sol de nuestros días.

Y así, entre el abrir de libros
y el cerrar de páginas,
sé también donde la historia se termina
y donde la fábula comienza.



POEMA

Te pienso frágil,
esquirla de espejo próximo a romperse.

Te llego inútil,
escalando paredes de barro.

Sin trucos
recuerda siempre
las veces que intenté olvidarte.



VERTIENTE

Desde ese tramo 
que carga en sus espaldas
un enigma, una respuesta
y que pasa con sigilo universal
sobre los bordes de un pan 
que otras manos frágiles
se llevan a la boca.

Entre la levadura misma
del sudor que se hace uva
al decantar la sed
cuando la lengua seca
se resiste a beber
del Río Manso.

Tras la erosión artificial
que cifra dunas transversales
al ajar piel de un océano de arena
o un desierto de agua dulce.

Después de tantas trampas 
donde el hielo se hace viento 
para oír de cerca al fuego,
una vertiente desemboca
en la última gota de sol
y fecunda este poema.

http://www.laraizinvertida.com/detalle.php?Id=1935



De pájaros

Hay pájaros a los que les sobran alas;
pájaros que se suspenden
sobre cielos destejidos
donde alguna nube
se incendia al terminar el alba.

Cada uno de sus vuelos descifra la tarde
y cada trino es acertijo de la noche.

Hay pájaros a los que les sobran alas
y pájaros que son el aire.



Mítico

Que esté lista la tierra
cuando llegue el hombre.

Que el jabalí se cruce con la lanza
en el primer intento.

Que el trueno sea una línea que se apaga
entre sus párpados.

Que estén listas las piedras
cuando el hombre invente el fuego.



Poema de los molinos de viento

La lenta brevedad del aspa
corta la luz y la convierte en tiempo,
en aire que detiene al pájaro
o en agua que se bebe al pez.

El aspa es manecilla que demora,
giro donde asoma en cada vuelta
el círculo ilusorio y la redonda lejanía.

El molino es espejismo eterno,
torre que ha perdido su castillo
entre los sueños del hidalgo
y las arenas movedizas.

http://www.otroparamo.com/poemas-de-junior-pantoja/


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CAMILO MARROQUÍN [19.267]

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CAMILO MARROQUÍN

Camilo Marroquín. Nació  en Neiva, Huila, Colombia en el año 1992. Estudiante de Filosofía de la Universidad Nacional. Ha sido ganador del concurso nacional de poesía “la poesía de los objetos” organizado por la casa de poesía Silva, 2012,  finalista del concurso nacional de poesía joven “Andrés Barbosa Vivas”, en el año 2011, y finalista del XXII concurso departamental de minicuento “Rodrigo Díaz Castañeda”. Ha publicado el libro de poemas Huésped de la realidad (Trilce editores, 2012).



Maldoror y el canto perdido

Maldoror, todavía saltas de siglo en siglo
buscando al hombre,
y tu perro ladra desde el infierno
para despertar a los muertos.

Maldoror, ángel del cuchillo
y la carne abierta, grita
como el tiburón hasta romper el universo
en mil pedazos,
o canta como las águilas
para no dejar dormir al creador.

Maldoror, ya es tiempo. Sí, ya es tiempo
de lanzar una piedra al futuro
y golpear a la muerte.


La música y el tiempo

La música no está dentro del tiempo,
pues ésta tiene su propio tiempo
que es válido sólo en otro mundo.
Y el tiempo, el tiempo no conoce
los límites de la música,
no la rige, porque ésta no sabe
cuándo detenerse,
pues como un río o la sangre
la música no sabe cuándo morir.


La música en la poesía

Es de noche
y hace frío.

Escribo con las manos temblando.

El poema se parece
cada vez más a un pentagrama.


Mañana

Hay pájaros detenidos en la mañana
de la fugitiva memoria;
intentan volar, y caen en los bosques del silencio.
sus cantos permanecen en los ojos del mundo
para revelar las nuevas geografías del infinito.

La lejanía provoca vértigo.
Las piedras nombran lo invisible
y el viento arrasa las horas del rostro.

La primera impresión del abismo
anuncia las próximas muertes del vidente.



2 am.

La ventana,
como la pantalla de un televisor,
trae a cada segundo
noticias de la noche.


El poseído

Friedrich Nietzsche
no tuvo otra alternativa
que perderse en la locura.

Con furia arremetió contra todo
Lo que no tuviera música en su corazón.

Orgulloso, retador y, a veces,
como un niño, se burlaba
de las intenciones del tiempo
para ofender la vida.

De la razón hizo su enemiga;
el objetivo de sus ataques.

Y como Don Quijote con los libros,
se hizo más cuerdo escuchando mucha música.
En su piano compone tiernas odas
a un dios desconocido.



Desierto

No lluvia.
Aún, el rey, no desea abandonar su sed.




La hoguera que todos ayudamos a encender

Estamos poseídos.
No hay nada que hacer.
Ningún exorcismo nos librará del lenguaje.

Estamos condenados a crear el mundo
nombrándolo.

Iluminándolo:

El mundo ardía en oscuridad
hasta que inventamos la palabra fuego.




La exploradora de los cielos rojos

A Laura

Avanza envuelta en belleza como la noche
de regiones sin nubes y cielos estrellados;
y todo lo mejor de lo oscuro y lo brillante
se une en su rostro y sus ojos.
Lord Byron.


Siempre que sale de la luz
lo hace con una sonrisa
que insinúa inocencia
y secreto.

Conoce las palabras
pero las deja escapar
por los laberintos del miedo.

Conocí sus ojos,
planetas fuera de órbita,
debajo de un árbol
en el silencio de un día sin nombre.

Y ella sólo dijo:

Hay un ángel que te cierra 



Cambios en los climas de la vida

Todo es carne, polvo y carne.
Todo es piedra y hoja, carne.
En el círculo cósmico y sexual
el fruto nace y muere,
se destruye: nace.

Y muere antes de conocer la vida.

Todo muere porque todo es muerte,
muerte que germina vida, vida
que muere en otra vida.

El cráneo pide la bala
porque la bala es la vida.
El hijo pide la leche
para beber su propia muerte.

La flor ruega lluvia,
lluvia que no es muerte ni vida,
porque las piedras nunca mueren.
Nace el río y no sabe cuándo morir,
la sangre y la música tampoco lo saben.
Muere el hombre y el hombre despierta
en el crepúsculo de su nacimiento.


Ofrecemos al lector cinco poemas extraídos de Dinastía del hombre, en los que puede rastrearse un estilo breve, prístino, de una fina sensibilidad envuelta en un halo de melancolía, y donde se acude a la expresión de la paradoja como aspecto imperante de la condición humana, esa que devela y plasma el poeta a partir de sus encuentros con el mundo, pero esencialmente, consigo mismo. Valga resaltar el bello poema en homenaje al atormentado y espiritual pintor de origen letonio Mark Rothko, usualmente asociado al expresionismo abstracto.



I

Hay que tomar distancia
así como quien se asoma a un estanque de agua
para ver a los ojos al misterio.

Verás que como una mujer
sonreirá
y tú te acercarás por un beso 
dando infinitos pasos hacia atrás
sin apartar tus ojos de sus ojos.



VI 

                      A Mark Rothko                                                       

Mark Rothko

El marrón en sus ojos
no es un color
es un amanecer que nace
muy adentro suyo.



XIII

Partió
antes de lo previsto
ninguna carta

sólo sus ojos 
dijeron adiós

hombre
que se volvió
niño alado.


Oráculo

Hijo de siempre
pero que aún no nace.
Sin embargo el padre
ya es padre y no lo sabe.

Secreto revelado 
antes de haber sido secreto.
Mensaje jamás pensado
dicho en el momento perfecto.


Miedo

Si abandonáramos todo lenguaje que en vano intentó purificarlo todo, 
si obligáramos a nuestro espíritu a que invente nuevos gritos, si
emigráramos a algún territorio libre de significado…

¿Dónde nuestra
salvación?







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JUAN AFANADOR [19.268]

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JUAN AFANADOR

Nació en Bogotá, Colombia, en el año 1992. Estudió Antropología con opción en Creación Literaria en la Universidad de los Andes de donde se graduó con una distinción Cum Laude. Actualmente trabaja como Asistente de Proyectos en Corpovisionarios, un centro de pensamiento y acción sin ánimo de lucro que investiga, asesora, diseña e implementa acciones para lograr cambios voluntarios de comportamientos colectivos basándose en el Enfoque de Cultura Ciudadana propuesto por el exalcalde de Bogotá Antanas Mockus. Desde el 2012 ha gestionado y participado en espacios de reflexión y creación literarias en contextos universitarios y en el 2013 participó en el Taller de Poesía Los Impresentables, ofrecido por el Ministerio de Cultura de Colombia a través de la Red Nacional de Talleres de Creación Literaria – RELATA. Poemas suyos han aparecido en las revistas colombianas REC (revista de los estudiantes de Artes y Humanidades de la Universidad de los Andes) y Cabeza de gato, así como en la revista mexicana Ombligo y en la revista Conexos. Es fundador, director y miembro del comité editorial de la revista virtual de poesía Otro Páramo.




Presentamos una muestra del trabajo de Juan Afanador, joven poeta bogotano nacido después de los noventas, dueño de una prometedora proyección estética. Juan, además, es antropólogo y director de la revista virtual de poesía Otro páramo.


Por un instante

El agua corre entre los dedos
la luz del sol
avanza entre las ramas

por un instante
hay rejas leves en el mundo,
que filtran débilmente
y entresacan

y en ese rito
la luz es de repente distinguible
igual que el agua

tiemblan ambas ya visibles
evidentes

privadas un instante
de su inmensa vastedad
que las hace incomprensibles
a ojo humano

ahora caben en la vista
son tiempo deshilado.



SUEÑO TRAS LA HELADA

do you think there is anywhere, in any language,
a word billowing enough
for the pleasure
that fills you,
as the sun
reaches out,
as it warms you
Mary Oliver


Era de noche
y por tercos o confiados
no prendimos el fuego.

Tomamos en cambio pequeños tragos de alcohol 
completando nuestro cuerpo por turnos 
con porciones adecuadas 
de calor breve.

Y reímos como ríen los amigos 
a pesar del frío.

Cuando fue hora de dormir, 
nos repartimos el sueño 
que hacía tiempo se arrumaba a nuestro lado. 
Lo agarramos con las manos
—cada uno un pequeño terrón—
y entramos a las carpas con la esperanza 
de que al tragarlo
su recorrido inquieto 
nos permitiera menguar 
y concentrar en él nuestra presencia.

Pero el frío existía más que el sueño.
Y nos mantuvo presionados a la tierra, 
completos,
con su peso transparente.

El final de la noche fue una lenta batalla 
en que la conciencia se columpiaba

y el cuerpo se batía.

Hasta que el sol apareció,
cernió su calor sobre nosotros
—calor sagrado
que fue cayendo—

y produjo un temblor de agua 
al llegar a nuestra piel

y el sueño emergió de nosotros como un pez rojo
para alimentarse en la superficie

y borrar nuestros bordes, 
                                         finalmente,
y nadar hasta la tarde.



Una distancia

El tren va andando con su suave traqueteo
que mece a casi todos hasta el sueño
pero allá en la esquina, una madre y una hija
tejen la vigilia con sus cartas.
Es una pequeña perfección donde no cabe nada más
ni la oscuridad, que trepida por fuera.



La montaña

Para Jorge


Fuimos con un amigo
a caminar por la montaña
habíamos dormido
tres horas solamente
y la terquedad del sueño nos rayaba las cabezas.
Paramos en un claro
agotados
el viento había partido nuestros labios
y nos dolía hablar.
Entonces nos sentamos en silencio
simplemente
sobre la punta de unas piedras
en lo alto
y nos fijamos en las figuras
que armaban las hojas a lo lejos.
La naturaleza temblaba levemente
y nosotros temblábamos con ella
en un arrullo antiguo y verde. 
Hacía calor y él cerró los ojos
no sé qué pensó.
Yo pensé (unas aves negras
nos empezaban a orbitar)
que este momento era importante
y tenía un lustre propio
aunque la vida fuera larga e imperfecta.  



No hay escondite

De vez en cuando,
con una larga intermitencia,
pasa algún carro por esta calle vieja.
Yo miro las luces del semáforo
que brillan solitarias
entre el frío o el silencio
y no comprendo su persistencia.
Sé que su gesto es inútil y absurdo
que hacen señas para nadie
cambiando de color
como animales insoportablemente tercos
que buscan camuflarse y no encuentran
el color preciso de la noche
que buscan escondite y no lo encuentran
y siguen.
Yo intento avisarles desde la casa
para que se detengan
para hacerles saber que nada importa tanto

cuando veo mi reflejo en la ventana
y se me ocurre que tal vez
así de absurda es la vida:
hacemos señas para nadie
buscamos escondite, sin escondernos
y nadie nos avisa
desde una ventana.



Ritual

Cinco gotas
cada noche
sobre un espejo
sólo eso pedía el azar
como huellas de plata
abandonadas en la luna.
La cifra sencilla
que llevamos en la mano como un peso
sólo eso pedía el azar

y funcionaba. 



Otra rima

Dura menos un hombre que una vela
Eugenio Montejo


La cabeza que resiste su caída tercamente
y se sostiene
sobre las vértebras de la espalda

la llama que mantiene su peso sobre el pabilo
y balancea su figura de fuego
para no derrumbarse hacia la nada

son un mismo gesto torpe de la materia:
ambas se niegan a caer
alumbran un poco a su alrededor
y algún día han de extinguirse. 



Todo persiste

No se puede destruir a los fantasmas
solamente diluirlos
hasta que sean tenues ramas transparentes
que se posan en cualquier parte
que se agregan a cualquier grieta
y se mecen con el viento de la noche.



El silencio en las montañas

Veo las montañas de los Andes reposar
como bestias mitológicas
que sostienen el silencio sobre su lomo vegetal.
Son colosales, es cierto,
pero su enorme figura no se opone
a la vida endeble de los humanos.
No. Aceptan la cercanía discretamente
como criaturas acostumbradas al suelo y a las estrellas.

Entonces, sosteniendo una calma antigua,
compartimos el tiempo como una lenta bebida
hasta que todo se apaga
y sobrepasamos el atardecer
como quien da una zancada para esquivar la hoguera.
La noche nos rodea tal vez más inmensa
y en medio de su agua oscura
entiendo por fin mi tranquilidad:
existe la permanencia.


La mirada

Poner entre paréntesis
la belleza de este mundo
el nudo indecible que se forma
entre dos miradas
espacio secreto
donde los ruidos del mundo
olvidan de repente cómo entrar.






.

MASSIMO GEZZI [19.269]

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Massimo Gezzi 

(Sant'Elpidio a Mare, Italia 1976) ha publicado dos libros de poesía, Il mare a destra (Edizioni Atelier, 2004) y L'attimo dopo (Luca Sossella Editore 2009, Premio Metauro), que aquí en España publicó la editorial cántabra Quálea, como El instante después; más la plaquette trilingüe In altre forme/En d'autres formes/Ina andere Formen, con traducciones del francés de Jacqueline Aerne y del alemán de Mathilde Vischer (Transeuropa, 2011). Sus poemas  han sido también traducidos a inglés, francés, alemán y croata. Ha preparado el volumen L'autocommento nella poesia del Novecento: Italia e Svizzera italiana (Pacini Editore, 2010), la edición crítica del Diario del '71 y del '72 de Eugenio Montale (Mondadori, 2010) y Poesía, de Franco Bufroni (en prensa en Mondadori). Traductor del inglés, actualmente trabaja como profesor de Literatura Italiana en la Universidad de Berna. La selección de poemas que aquí presentamos forma parte del poemario El instante después (Torrelavega: Quálea, 2012).



El instante después. Massimo Gezzi. Quálea editorial. 2012, 160 pp., 18,50 €. Edición bilingüe a cargo de Juan Carlos Abril.



HALLAZGOS

En la tierra se leen muchísimos
acontecimientos, me doy cuenta mientras voy por
un sendero de campo que no había
vuelto a recorrer: los troncos sesgados a la par
del terreno resisten por siglos;
a veces reaparece un objeto
que parece extraterrestre, tanta es la distancia
que lo separa del presente. Un día, por ejemplo,
he encontrado en el pequeño jardín
de delante de mi casa una máquina
de coser en miniatura, trastería o juguete,
negra y desconchada pero del todo
conservada, que al limpiarla habría dado
una elegancia démodé a un mueble
antiguo. Más raramente se encuentran
confetis de papel, a veces de periódicos pornográficos,
otros de marcas y escrituras impronunciables,
desteñidos por las babas o recortados
por quién sabe qué mandíbula paciente.
                                         Yo también sé decir
dónde están sepultados mis dos perros, blancos
y poderosos, enterrados por mi padre
después de años de paseos vespertinos
y de caricias. Quién sabe qué resiste, ahora,
de aquellos cuerpos, si los largos filamentos del pelo
o los colmillos caninos, o si es como
si hubieran transitado para nada
por aquella tierra, extintos del todo, devorados por insectos
que tal vez habré pisado sin demasiada
atención, no entendiendo que en el cric
de aquellos esqueletos retumbaba el latido
familiar de mis perros, la saliva que dejaba
minúsculos globos más oscuros en el cemento,
breves constelaciones evaporadas
en un segundo, en seguida desaparecidas en otras formas
ellas también.



LA MEMORIA DE UNA TIERRA

Esta tierra está cargada de memoria:
desde los edificios de la costa se cuentan
los claros perfiles de las colinas, hacia el oeste,
y los años que fluyen no cambian
paisaje, la retina permanece fatigada
por la luz o por el medio cono de sombra
observados desde siempre — cambian por estación
las voces de los pájaros; por años las luces
que esclarecen la concha semioscura
entre la casa y el paseo marítimo, corredor
de nieves balcánicas y de albas.
Hay sabiduría en esta
duración de la tierra, en la muda decisión
de las cosas que quedan. Hasta en el peso
que envejece las facciones, hay sabiduría:
pasan los hombres, se rinden ante el espacio,
en el hacerlo se convencen
de que pasar es su único motivo
para estar en el mundo. Es increíble que todo
nos sobrevivirá: la tierra trabajada
perderá cualquier apariencia y será
otra vez maleza, como el automóvil del abuelo,
que se quedó a la intemperie, en los faros escondía
dos nidos de avispas, y los convólvulos
llegados desde el huerto le entrelazaban
las ruedas en el claro,
la reclamaban para ellos.



LA SEMILLA DEL TILO

Mientras esperaba el autobús miraba
las oleadas de semillas de los tilos
llover sobre el asfalto después de un vuelo
de pocos metros: no arraigarán,
las ruedas de los autos las aplastarán
en polvo finísimo que la tierra
absorberá, con las lluvias de septiembre.
Me asombraba de su ingenio, del pequeño
aeroplano natural que tienen encima
y las acompañan, en la bajada hacia un tiempo
que no verán nunca.
Al atardecer regresando a casa en automóvil
he sentido algo resbalarme
de los cabellos: y en un brazo me ha aterrizado
una de estas semillas, con las alas
aplastadas y el pedúnculo doblado.
Lástima que no fuera
un bisonte de pradera, o un antílope
que a saltos atraviesa las montañas:
en un pronto de la carrera habría depuesto
la semilla anidada en mi pelo
en tierra fértil. En cambio soy un hombre
de ciudad, y de poco ha servido
su breve travesía, si ahora
abandono aquel grano en la terraza,
esperando algo más útil
que yo, un viento.



INSOMNIO

Una noche malgastada es poca cosa:
si la miras al trasluz es solo un punto
entre tantos, y un punto
pierde consistencia en el fondo
del tiempo. Por eso sería hermoso
tragar una pastilla para partir
el cansancio del trabajo y estar
fijos en la terraza para dividir el viento,
que bate los postigos no sujetos
de la casa de enfrente —
y escudriñándonos fijamente contemplar
el equilibrio de quietud de la sala,
los diodos de los standby que queman
la oscuridad — pero entender especialmente
lo que dice una golondrina
que pasa y chilla a las tres
de la madrugada: qué fin del mundo
hay en ese grito, y el instante después
qué silencio.



LA TEMPESTAD

Es sólo una tempestad semiveraniega:
el estruendo es del trueno,
la multitud que parece de piernas
aterrorizadas por el granizo se precipita
a la terraza por el viento — las sirenas,
lejanas o más cerca, son los bomberos,
que desalojan un tronco de una carretera
o absorben la salida de purines
de una cloaca — ¿no lo crees?, intenta alargar
la mano en lo oscuro, lo ves, no es sangre
que baja del cielo, es agua fresca,
y no es el silencio del terror
que escuchamos: es lo de la gente
protegida en su cubil y que quizá, como tú,
está buscando un abrazo — es solo
la tempestad de una noche occidental:
podemos dormirnos olvidados
de todo, soñar el mar abierto
desde la orilla de la cama.


El instante después, Massimo Gezzi

Por Carlos Javier González Serrano

La editorial cántabra Quálea presenta un nuevo título en su colección de poesía de un joven pero ya consolidado autor (traducido a diversos idiomas): El instante después, de Massimo Gezzi. Un poemario en el que se nos invita a pensar y sentir la huida del tiempo...

Instante

En ocasiones la lectura de un libro despierta la sospecha de que acaso ciertos mensajes pudieran estar escritos para ser leídos en un momento puntual, cuando -digamos- el ánimo acompaña. Esta peculiar unión, aunque ficticia, entre escritor y lector, se hace si cabe más rica y profunda cuando el texto en cuestión se alía con la fuerza musical del verso. 

... pasan los hombres, se rinden ante el espacio,
en el hacerlo se convencen
que pasar es su único motivo
para estar en el mundo.

(Massimo Gezzi, "La memoria de una tierra")

Si algo tienen en común música y poesía es la importancia que sobre ambas expresiones del espíritu humano posee el tiempo, es decir, la estructuración adecuada de momentos sucesivos de acuerdo al contenido que desean exponer: en el caso de la primera, las notas llenan un cuerpo sonoro, cuyo corazón es la melodía y cuya cabeza es la armonía; por su parte, son las propias palabras y la cadencia de los versos y signos de puntuación lo que en la poesía permite descubrir un "más allá" del texto impreso.

Hasta hace algunas décadas, cuando no existían medios electrónicos de reproducción o el tratamiento del papel exigía precios editoriales lejos del alcance del gran público, los aficionados a la música y la lectura debían memorizar sus piezas y fragmentos favoritos con el objetivo de reproducirlos en diferido. El tiempo era pensado de forma muy diferente a como lo tratamos hoy: cuando escuchamos a alguien recitar un poena en un auditorio, o si estamos disfrutando de una sinfonía de Brahms en el iPod, somos perfectamente conscientes de que tales actividades pueden ser interrumpidas sin temor a que tal hecho suponga una "quiebra cultural": podemos localizar aquella poesía recitada en la Red (y, por supuesto, copiarla e imprimirla con un ligero movimiento de nuestro índice) o reproducir hasta la extenuación la sinfonía. 

Aunque sólo me haya referido a dos experiencias puntuales, podemos observar a través de ellas cómo perdemos paulatinamente la consciencia sobre el carácter irrepetible del ahora, más aún en el terreno cultural. Esta característica, como nos sugiere Massimo Gezzi en sus poemas, se halla delimitada por dos límites -en ocasiones, inconfesables para nosotros mismos-: el pasado (o como él expresa en su poema "Mandamiento, "no vuelve nunca nada") y lo venidero (deambulamos errantes "hacia un tiempo que no [veremos] nunca", escribe Gezzi en "La semilla del tilo"). 

Massimo Gezzi, evitando "la mirada trágica en favor de una lírica que observa el mundo circundante y lo dota de un sentido inesperado, epifánico, profundamente evocador" (nos explican desde Quálea), muestra plásticamente lo dicho hasta ahora en su poema "Catorce hojas":


Esta mañana la luna tiene un humo pálido alrededor,
y los parabrisas están cargados de hielo:
las manos extraídas de la tibieza de los bolsillos
se enrojecen, para arañarlos. Quedan quince hojas
de castaño colgadas en las ramas: catorce,
cuando una ráfaga más larga las agita
y manda una de ellas al suelo: ciclo concluido,
cita para algún mes para ver
de nuevo la pequeña mano restituirse,
donde estaba hace poco.


Más adelante Gezzi nos aboca al verdadero meollo de la cuestión (en el mismo poema): buscar "los indicios de una nueva aparición", de un nuevo amanecer de la experiencia perdida, extinta. Y es que "tenemos pocas cosas que escondernos/ y demasiadas que mostrarnos", escribe el italiano en "Augurio", en un guiño que bien podría recordarnos a la tradición psicoanalítica. 

Un libro fantástico para leer en verano, que nos permitirá disfrutar de la poesía mientras reflexionamos con el autor sobre diversos objetos, experiencias y acontecimientos, y que Quálea nos presenta en brillante edición bilingüe (con traducción y prólogo de Juan Carlos Abril). Un poemario en el que Gezzi quiere "hacer ladrillos"... quizás, para que el lector construya con ellos una vida de sentido habitable: 


Si quisieses un ladrillo deberías coger
un ladrillo, para arreglar una muralla
o para tapar un agujero
en un pavimento en espiga.
Un ladrillo: un sólido que vive dentro de tres
dimensiones, pesa, al tacto parece
rugoso y poroso, y dejando amontonado
junto a otros por mucho tiempo
hace de nido a ciempiés, arañas y tijeretas.
Un ladrillo que existe, que despedazado con el martillo
hace tac una sola vez, un sonido bello,
de ladrillo, seco, preciso.
Un ladrillo cuenta más que las palabras
que lo imitan apoyándose una sobre otra.
Yo con la poesía quisiera hacer ladrillos.

(Poema: "Ladrillos")




Massimo Gezziè nato a S.Elpidio a Mare (FM) nel 1976 e risiede a Berna, dove lavora come Assistente alla Cattedra di Letteratura italiana dell’Università. Ha pubblicato Il mare a destra (Atelier 2004) e L’attimo dopo (Sossella 2009, Premi Metauro e Marazza Giovani, pubblicato in Spagna da Quálea), più la plaquette trilingue In altre forme/En d’autres formes/In andere Formen, con traduzioni di J. Aerne e M. Vischer. Per Mondadori Ha curato il Diario del ’71 e del ’72 di E. Montale e Poesie 1975-2012 di F. Buffoni. È uno dei fondatori del sito letterario Le parole e le cose. Traduce dall’inglese.
E-mail: massimogezzi@gmail.com

Sito web: http://ilmareadestra.wordpress.com, www.leparoleelecose.it





ESTRATTI
da Il numero dei vivi, di Massimo Gezzi, Donzelli Editore, 2015 


Tre noccioli di albicocca lanciati dalla collina


I.

Il primo rimbalzò sul terrazzino,
come da regole, si sollevò nella sera
e roteando velocemente su se stesso
si abbatté sull’avvolgibile,
scavandoci un cratere.


II.

Il secondo rimbalzò sul terrazzino,
come da regole, prese un angolo sbagliato
e sfrondò le foglie giovani del fico,
frullando come un tordo.


III.

Il terzo rimbalzò sul terrazzino,
come da regole, si alzò all’altezza giusta
e con un angolo perfetto finì
contro il grido esterrefatto della maestra
che proprio in quel momento
si affacciava alla finestra.



Strillo

Una ragazza contro l’alba che si affaccia
dal Ceneri. Compita, le labbra messe a u,
mentre sfoglia un quotidiano.

«Si barrica in casa e ferisce a morte il figlio»,
è lo strillo di apertura.
Quali abissi attraversano gli uomini
e le donne? Niente, nessuno
sembra scandire la domanda.
L’avrà pure pugnalato, risponde la luce,
ma tu mi vedi ancora indorare
i binari e fare glicine l’aria.
Hai ragione, luce d’alba.
Ha ragione pure lei, che sfoglia
distratta e si aggiusta lentamente
una ciocca di capelli, sbirciandosi al finestrino?
Un giorno gli abissi spaccheranno
la nostra pelle e non importa
chi farà il titolo, con quali dimensioni.
Gli altri sbadiglieranno di fronte a un nome
sconosciuto, schiacceranno tra le palpebre
il sonno che li vince.

Alla stazione successiva apre gli occhi e guarda fuori:
un’unghiata di sole ha ritagliato
una lama di smeraldo lungo il fianco dei monti.



Discorso ai nuovi vicini

Difendere un perimetro di luci:
qui il muro, lì un tavolo disegnato
contro il bianco, delle tende, il bagliore
intermittente del televisore che le incanta
e le rende vive. Dentro storie semplici,
né colpevoli né innocenti: il termometro
per la febbre, un quadro, uno sguardo
che rade il buio e si consuma nell’attesa.
Chi abbia ragione e chi abbia torto non lo dicono
le case. Eppure tutti, appesi al vostro vuoto
che un passato di generazioni riempie sempre
di un senso, scambiate una parola con il monte
che incombe e guarda il lago come un angelo
di terracotta veglia una casa: senza vederla.
Difendere un perimetro di spazio,
di esistenze, appartenersi nel rito
del risveglio sotto un unico
tetto che sembra casa e non lo è,
perché le luci già tremano e il termometro
dice febbre, e in una, due giornate uno vende
una discendenza, spicca i quadri, strappa le tende,
ne fa stracci. Nella breve parentesi
di questi istanti vivete voi.



Traccia n. 4

Una delle tracce è sulla nostra capacità
di «abitare poeticamente la terra»
(Morin, e molti altri – troppi? – prima di lui).
«Poeticamente, dice?» Sono gli occhi
di una ragazza che quasi sbigottisce,
quando legge quella frase.
«Anche poeticamente», preciso: «Anche. Non ti pare?»
«Mah», risponde subito «Magari qualche volta.
Ma solo per un attimo. E per poche persone».

Per poche, già. Non ci avrà mai pensato, Morin,
a limitare quella frase? A inserire un inciso,
a precisare che magari per qualcuno
– per troppi? – la poesia è appena un lusso
o un impaccio, quando dietro uno sguardo
mezzo ironico e mezzo serio si intuisce
che qualcosa è accaduto, o che qualcosa…

«Per pochi, dici bene. E allora
spiega perché è così. Contestalo,
il filosofo, se non dice la verità».
Risponde e abbassa gli occhi, inarcando
un po’ il labbro:
«No, prof, grazie: ho scelto un’altra traccia».

Prima che tocchi l’erba
la boccia appesa in aria contro il cielo
viola chiaro, prima che atterri –
prima che l’onda si rovesci sulla sabbia
e cancelli
le orme di chi ci ha camminato
per disperdere un pensiero –
prima che l’odore dei pitosfori
sia gelato dall’inverno

devi dirlo il dolore di non essere
più, se la memoria è anche questa
incompiuta congrega di persone
che hanno amato inutilmente,
preoccupate o distratte,
ma per sempre stagliate nell’azzurro
navigato dai pipistrelli che gremivano
il buio rischiarato dai fanali.

Sono loro, ti hanno amato.
Hanno potuto quel che hanno saputo.
Hanno sbagliato.




[Massimo Gezzi, L’attimo dopo, Sossella, Roma 2009.]



Da “L’attimo dopo” di Massimo Gezzi


di Massimo Gezzi

Gelsi

Hai fatto questo semplice gesto con la mano:
l’hai sollevata fino al volto,
l’hai tesa verso il mio finestrino,
mentre guidavo: ho guardato,
e contro la luce caliginosa
della mattina li ho contati,
otto, otto gelsi a chioma aperta
come la coda di un pavone imbalsamato,
in processione lungo la linea
del nostro sguardo, così perfetti
che per un attimo ho scordato
orari coincidenze
e ho rallentato per capire
come mai di otto alberi in fila si possa dire
“guarda che belli!”, come hai detto,
se loro non decidono di esserlo e tutto
è un avvicendamento senza senso,
o se basta un movimento della mano
e un sorriso per fare di otto alberi
in riga un’illusione di riscatto.



Tuesday Wonderland

Settembre, si direbbe. O forse una mattina
di metà maggio: il treno, il paesaggio
assopito dell’Oberland, contro il fumo
pesante delle fabbriche, sullo sfondo –
era il solito percorso
da casa alla stazione, cinque minuti
(poco meno), prima di prendere la rampa
di scale mobili che ascende
al cielo grigioazzurro di Länggasse.
Una musica ripetitiva scardinava
la catena degli eventi: la signora
diretta al suo lavoro, come sempre,
il folle barbuto che aguzzava gli occhietti
sbirciando il contenuto delle tasche:
un giorno come tanti, probabilmente martedì.
Il treno rallentò, le porte si aprirono.
Le scale mobili ripresero a salire
al primo tocco di piede.
Le cose restarono tutte quel che erano
l’attimo precedente: la luce fu luce,
gli autobus autobus,
gli aceri gli stessi, con qualche foglia in più.
Eppure sembrava lo sapessero tutti,
mentre tranquilli aspettavano al semaforo
o carichi di spesa, a piedi o in bicicletta,
svoltavano un angolo, e non c’erano mai stati.


Ultimo trasloco

Come se ci fosse altro tempo, oltre a questo,
altri giorni per sentire questo freddo
salutare, imparare un’altra lingua,
bussare a una porta socchiusa, entrare –
le processioni sulle auto sul corso, l’intuizione
di un bene nascosto al di là
di tutti i muri e che solo rinunciando
a tutti i muri brillerà
(come la tavola del mare corrugata
dalla brezza scintillava
di origine ai prime raggi dell’alba).

Allora il nostro dovere di uomini liberi
è di contare le finestre illuminate
nel buio. Perché sul confine
tra il paese e la campagna una donna
si è svegliata a ruminare la sua angoscia
(disoccupazione, amore inconfessabile che svelle
la serratura della porta, malattia).
Perché un uomo abbandona
la sua casa una notte e tutti pensano
che è vita, in fondo, quella, è bellezza.

Nei mobili ereditati dai nonni i nipoti
leggono il passato come gli anni
nel legno, accarezzano le assi
e risvegliano il timbro della voce
degli assenti, li invitano nella casa
pitturata di fresco, li sistemano
negli angoli, acquattati
con il viso schiacciato sulle ginocchia a mormorare
la preghiera che il vento ogni sera
chiede al mandorlo, la perfetta consistenza
del tuo sangue che attraversa
ogni singolo millimetro di te,
senza svegliarti.



L’amore, i cromosomi

Passo sulla cenere di un fuoco, affondato
in un cratere di carbone. Qualcuno qui
ha incrociato parole, contorni, sospeso
al filo dell’alba che avrebbe
di nuovo sfoderato la bandiera della boa,
la riga dei legni accumulati sulla riva.
Seduto qui vicino, sento ancora il tepore della sabbia,
il benessere che dà, quando è notte,
un corpo più caldo dell’aria e della pelle.
Non ho capito niente più di questo:
ho incontrato e scordato molti uomini
e donne negli anni, ne ho visto maturare
i figli e i tumori, a volte la stanchezza contenuta
nei piccoli particolari apparentemente
privi di interesse, come un capo
vecchissimo dai colori troppo accesi,
o un sedile anteriore troppo ingombro
per essere almeno per ipotesi abitato
da qualcuno. Verranno a questa spiaggia
uomini e bambini: rideranno nella luce,
senza che un no a tutto questo possa essere
un no per davvero: i cadaveri dei granchi
per metà sono già vento, invisibili e reali
come l’amore, i cromosomi.



Grottammare

Le generazioni che hanno fatto Grottammare,
gli uomini che ordinatamente hanno issato
le pietre di questo muraglione
a strapiombo – gli inquilini delle case
deserte tutto l’anno, che hanno tolto
gli infissi incrinati per sceglierne di nuovi –
i muratori, che hanno spinto nelle sedi
i cubetti di porfido, gli anziani
che hanno messo a dimora i getti dei cespugli
che adesso impazziscono di bocci.
E a sinistra, questo scarno lungomare
che pare senza limiti, di notte
questo domino di luci che attraversa
i confini regionali, per tutte le persone
che dividono una terra, e davanti a una tavola
conversano, o si ignorano –

al debole silenzio della luna, stanotte,
come vogliono parlare di loro ai passanti,
additare con orgoglio il muro edificato
con le proprie energie, l’agave piantata per gioco
e poi proliferata, il loro passato in questa casa
o in quest’altra, invisibili e muti, convinti
che le cose, alla fine, si ricordino di ognuno,
mentre cade la brina sul balcone e l’autostrada
scompare dentro il tunnel, e in un giro di piloni
risospinge via tutto.



Poco prima

Le braci degli sms che si spengono,
la stanza inerme sprangata
in cui tutte le notti affiora una polla
d’acqua e luce, che chiede di sedersi
sul cuscino, a contemplare.
Il sonno atomico che marchia
il materasso delle doghe,
il fondale plasmato dalla notte
a piccole dune. E l’esistenza quotidiana,
fatta di carne e vetri sporchi,
la cenere sottile dell’alba
che scavalca le colline e pronuncia
sulle labbra di ognuno la parola
misteriosa, quella che fa sfilare dalle porte
le sagome instabili dei corpi, poco prima
che scocchi il rintocco sul quadrante
e si popolino di altri le stanze
che occupavamo noi.



Il seme del tiglio

Mentre aspettavo l’autobus guardavo
le ondate di semi dei tigli
piovere sull’asfalto dopo un volo
di pochi metri: non attecchiranno,
le ruote delle auto li schiacceranno
in polvere finissima che la terra
assorbirà, con le piogge di settembre.
Mi stupivo del loro ingegno, del piccolo
velivolo naturale che li sovrasta
e li accompagna, nella discesa verso un tempo
che non vedranno mai.
La sera rincasando in automobile
ho sentito qualcosa scivolarmi
dai capelli: e su un braccio mi è atterrato
uno di questi semi, con le ali
acciaccate e il peduncolo piegato.
Peccato che non fossi
un bisonte di prateria, o un’antilope
che a balzi attraversa le montagne:
in uno scatto della corsa avrei deposto
il seme annidato nel mio pelo
in terra fertile. Invece sono un uomo
di città, e a poco è servita
la sua breve traversata, se adesso
abbandono quel chicco sul terrazzo,
sperando in qualcosa di più utile
di me, in un vento.



La pioggia non serve

Dicono che lavi, la pioggia di settembre:
i marciapiedi tappezzati di impronte,
gli asfalti anneriti di copertoni
consumati, le foglie impolverate dal sole
o dai fumi del traffico. Ma sporgiti un secondo
dal balcone, dai un’occhiata:
la gronda costipata sta cedendo
sotto il carico dell’acqua,
le castagne selvatiche rimbalzano
a coppie sul cemento compatto. Si bagnano
le scarpe delle donne che rientrano a casa.
La pioggia non serve alla città:
un velo appena più spesso dell’aria
capace di appannare gli abitacoli
e di ingolfare gli incroci, imparagonabile
al fumo rarefatto che si leva
da una forra bagnata, ai primi raggi dell’alba.
La pioggia non serve:
il cemento non assorbe e le antenne
non succhiano l’acqua dalle gronde
(ma il tamburo di gocce sull’asfalto:
chi potrebbe immaginare quella musica, senza?).



Mattoni

Se volessi un mattone dovresti prendere
un mattone, per rabberciare una muraglia
o per tappare una buca
in un pavimento a lisca di pesce.

Un mattone: un solido che vive dentro tre
dimensioni, pesa, al tatto sembra
ruvido o poroso, e lasciato ammucchiato
assieme ad altri per lungo tempo fa
da nido a millepiedi, ragni e forbicine.

Un mattone che esiste, che spaccato col martello
fa tac una volta sola, un suono bello,
di mattone, secco, preciso.

Un mattone conta più delle parole
che lo imitano appoggiandosi
una sopra l’altra.

Io con la poesia vorrei fare mattoni.





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ANTONIO PILAR [19.270]

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Antonio Pilar 

Antonio José Pilar García. (Castrillón, Avilés, Asturias 1974) 

Estudió Filosofía, Trabajo Social y Magisterio en la Universidad de Oviedo. Ha trabajado en distintas ONG y para la administración pública. Desde hace unos años reside en Andalucia. Ha publicado Handle with care (2014) que recibió el Premio de Poesía Ciudad de Ronda, Manual de destrucciones: usos del fracaso amoroso (2015), ha sido Premio Joaquín Benito de Lucas (Talavera de la Reina) y finalista en el prestigioso Premio Internacional Fundación Loewe.

Ganó con su ópera prima, Handle with care, el premio "Ciudad de Ronda". En 2014 resultó ganador del trigésimo Premio de Poesía ‘Joaquín Benito de Lucas’, por ‘Manual de destrucciones (Usos del fracaso amoroso) y vencedor de la I edición de los Premios Literarios UNED “María Zambrano” en Málaga, con su poemario "Sujetos omitidos" (Etc, libros, 2016).






HANDLE WITH CARE

Era un hombre alto a bajo precio
que nunca estuvo en los escaparates,
que siempre fue el accesorio perfecto.

Era un hombre firmemente frágil
que no sabía cómo usarse sin quebrarse,
quizás por eso y sin él saberlo en su cartón rezaba:
handle with care.

Un día, yo le dije:
vente, te echaré una mano.
Y él me contestó:
no, sólo dame papel de burbuja
para hacerme fuerte.



ALICIA Y EL ORIGEN DE SU ESPECIE

Alicia se adaptó al miedo
desde muy pequeña.
Desde muy, muy pequeña
gateó esquivando los golpes,
y las piernas con patadas.

Alicia desarrolló la capacidad
de quererse de forma autodidacta,
de alimentarse de la caricia del cartero
e inventó la técnica del llanto invertido.

Ahora, Alicia va a tener un hijo,
y ensaya las caricias y los abrazos
frente al espejo.
Alicia aún no sabe gobernar
en el vacío todo su afecto.
Pero sabe bien que una gota
de afecto concentrado
hace desaparecer el vacío
más resistente.

-Gajes de su oficio.



*


Este poema está dedicado a mi querido y añorado amigo de juventud Cándido Pérez, que apenas le dio tiempo de coger las flores.


FALDA DE ORTOGRAFÍA

Coged las flores mientras podáis, 
veloz el tiempo vuela...

Caminabas con tilde de tacón alto,
por aquellos años de instituto. 
Tu cuerpo esdrújulo encendía
el prehombre que acechaba dentro.

Te esperábamos todos:
yo, él, ellos, aquellos...
Todos atentos al predicado 
de aquella falda minúscula,
sobre tus piernas iniciales
sin punto ni final.

¡Cuánta falda de ortografía!
¡Ponte comillas al menos!
Te gritaban a tu salida este o aquel otro,
sin deseo alguno a que te corrigieras.
Pero, cómo no detenernos en ti 
si tu andar era el mejor ejercicio de repaso.

Sólo tú pudiste hacernos creer,
despertarnos la fe en la región copulativa
por primera vez.
Sólo tú sabías cómo conjugar aquellos cuerpos
que nos hacían tan jóvenes.

Escribimos en nuestras manos tu paso imborrable,
por encima del desafecto del tiempo.
Y es hoy que aún no sé escribir bien tu nombre:

o luz,
           o vida,
                        o fuego.

Tú que nos enseñaste a rezar
la oración subordinada a tu cuerpo.
Tú que jamás llevabas ortografía íntima
para que sólo te corrigiese el viento.

Hoy,
convoco, 
bajo esta negra falta de los ausentes,
aquel viejo deseo compartido
-por mí, por él, por ellos-
de verte mal escrita sobre mi cama.



Campaña de lucha contra el anal-fabetismo

Hay poemas que necesitan de una relectura.
Hay poemas que con una lectura es suficiente.
Hay poemas que mejor no leerlos.
Hay poemas que es necesario reescribirlos.
Hay poemas que sería necesario escribir.
Hay poemas que mejor no haberlos escrito
que coinciden –casualmente-

                  con los que mejor no leerlos.




LICENCIA POÉTICA

                           A las musas con tricornio.

Me dio el alto en una noche arrumbada,
le enseñé el dolor en regla
y el seguro para todos mis riesgos.
Me alumbró la cara
con su linterna de espasmo,
husmeó entre las cárcavas de mis miedos,
y me dejó ir sin decirme nada,
hasta el siguiente verso.



POESÍA: APARTARTE

De tanto apartarte ,
de tanto hacerte espacio
me he caído por tu hueco.

De tanto querer alejarte.
De tanta distancia abierta
no sé cómo encontrarme.

Y es que siento que apartarte
es llenar todas mis partes de ti.
Y es que siento que decirte:
fuera, vete de aquí.
No es más que 
sentir todas tus partes 
volviendo hacía mí.

Por eso cuando vuelves,
y me dices te quiero,
y me prometes no engañarme,
mientras lavas tu piel contra mi cuerpo,
me siento tan partido por dentro
que necesito robar todas tus partes.






La realidad pactada

Que la realidad estaba pactada,
nos dimos cuenta al querer hacernos con otra.

No se pudo.
No se pudo hacer más.
Cualquier cosa nos hubiera servido,
cualquiera.
Pero no.

Podría haber ocurrido un despido procedente,
una falsa enfermedad, una mínima descendencia,
o una muerte fulminante.
Pero no.

Podría haber llegado por ti, o a través de mí,
o incluso por terceras personas.
Pero no.

La realidad siempre tuvo claro su camino.
En realidad, la realidad siempre fue la de siempre
mientras cada uno iba dejando de ser uno mismo.



Carta

«Ya sabemos
que una herida carece de elocuencia:
no pronuncian sus labios
la razón del dolor
o el nombre del verdugo».
F. R. NOGUERA


Herida Diana:
Todas aquellas fechas que juntos lanzamos,
         con sus días y sus noches,
a aquel mundo que hicimos nuestro,
         caen aquí, secas,
como horas abatidas por el tiempo.
Ahora sé bien que la distancia que se guarda
             en lugar fresco,
se conservará para toda la vida.
En momentos como este,
         me aferro impunemente
contra las horas gigantes,
flotando en esta espera neumática,
         acunado por este vaivén de todo lo perdido.

Ahora,
cuando veo lo rápido que no ha pasado nada,
pienso si podré seguir acompañándome,
si podré seguir sosteniendo este firmamento
         con sus fechas encendidas.

                                    Si podré seguir
—sin más—
habitando bajo este calendario abovedado
que tan fijamente
         —desde ti—

                                                     me mira.



Mito de Sísifo

                             A Rebeca con cine de verano

Después de que dejaras caer un beso desde tu boca,
como el que dona su cuerpo a la Ciencia,
yo, Sísifo enamorado, corría raudo a llevártelo rodando

—inútilmente—
                   
                             hasta tus labios escarpados.






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VALENTÍN DÍAZ [19.271]

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Valentín Díaz Marijuán

Nació en Burgos en 1951, estudió en el Liceo Maristas antes de irse a Madrid a cursar Periodismo. Periodista, trabajó en RTVE desde 1975 hasta 2007 siendo miembro de la Junta Directiva de TVE con Pilar Miró y corresponsal, luego, en Budapest, México, Lisboa, Miami y Moscú, cubriendo, entre otros muchos acontecimientos internacionales, el atentado a las Torres Gemelas de Nueva York, las guerras de Croacia y Bosnia y la rebelión zapatista de Chiapas. 

Premio «Antena de Oro» en 1986. Fue director del Centro de TVE en el País Vasco, de los Centros Territoriales de TVE y del Centro de Producción de TVE en Canarias. Entre 1977 y 1982 formó parte del Comité Organizador del Festival Internacional de Cine de San Sebastián, dirigió la revista de literatura Kantil y fue corresponsal en el País Vasco del semanario Cuadernos para el diálogo. Co-autor de una monografía sobre Stanley Kubrick y del libro La Masonería en persona(s), ha colaborado durante muchos años en muy diversos diarios y revistas.

Autor del poemario Sueños de jazz (editorial Sapere Aude, 2016).

  


Sueños de jazz (editorial Sapere Aude, 2016).



SUEÑOS DE JAZZ

I

Hoy he visto la ciudad de mis sueños,
aquel fragmento de noche inacabado
con los mismos enigmas repetidos.
He tardado una vida en ese viaje
a la ciudad sin nombre del deseo,
persiguiendo en tinieblas lo ignorado
y perseguido a mi vez por el anhelo
de volver a soñar, y a huir del sueño.


II

He viajado a la calle más vacía
de un oscuro desierto de avenidas
para buscar la música escondida
en la noche secreta de la infancia




ESTIRPE HUIDA

                         A Miguel Ángel Molinero

¿Dónde hallarían los hippies, ahora, el agua primordial?
¿Sobre que colinas alzarían sus voces los profetas del amor?
¿Cómo avivarían las llamas de su frágil hermandad?
El brillo chispeante de las fogatas
es una estrella fugaz
en el ceniciento reino de las luces de neón.

Los que conocen el precio de su deber
huyen con los pies desnudos
en un río de cristales rotos.

Extraños mutantes airean las viejas banderas
de las tribus primitivas.
Un hedor caliente los convoca.
Pagan los diezmos del crimen
y entonan cínicas plegarias.
Ofrecen sus cuerpos en el altar de la impostura.
Carne que se oferta
en el mercado de renta variable.
Su destino escondido en un impulso digital.

Una estirpe huida guarda su palabra sagrada,
un latido de código abierto
para viajantes desarmados.

El estiércol se filtra en los veneros de la razón




SUEÑOS AJENOS

I

Eres hijo de un sueño ajeno
perdido bajo un océano de hielo.
Pienso en mi cuando te escribo
frases que el agua disuelve
apenas esbozadas.
Entiéndeme: han pasado mil sueños
desde que vi a un hombre suplicar la nada.
También el dolor empapaba el alma del poeta
que deambulaba moribundo por Vía Lamarmora
aspirando volutas de asco y desamparo


II

No lo sabíamos entonces,
en los días llenos de la urgencia de vivir.
Era simpático disfrazarse de Bogart,
tomar un bourbon seco,
subir emocionados en el cine-cohete
y desafiar los tiempos venideros.
La vida no era un juego perdido de antemano


III

Con tu voz, ahora llega la voz de aquel marino,
su bondad hundida
y esa luz que baja desde La Rhune
haciendo verde la hermosa armonía del tiempo inocente.
Hay travesías más largas que la razón.




FIN DE VIAJE

Ognuno sta solo sul cuor della terra
traffi to da un raggio di sole;
ed è súbito sera
(S. Quasimodo)


I

He buscado la emoción en la muralla de las tardes incendiadas
cuando la soledad no era más que un presagio,
una herida en el corazón adolescente.

He gozado intensamente mi fortuna y he agostado
discursos, penitencias, afanes, vanidades.
La pasión oculta en cada esquina del ignoto laberinto

No he querido huir de mi conciencia
de sus atrevimientos y perezas.
No es asunto menor el dolor de la renuncia

Una gota de sangre se desliza
por el tiempo marrón de las fotografías.
Mi libertad es ahora mi silencio


II

El alma es una sombra de cenizas
que vuelan en la noche hacia el desierto
soñando que dibujan un verso imaginario,
un símbolo disuelto por el viento
entre dunas de arena sin memoria

Porque somos tiempo y azar

Se acerca invisible el fi nal de la aventura
Lo que pudo ser ya fue



RETRATO EN EL ESPEJO

He jugado a vivir en un espejo
arañando el azogue contra el tiempo,
escarbando laberintos de memorias,
abriéndome los poros con uñas de acero.

Bajé por galerías de luz agonizante
dibujando fantasmas arbitrarios.
Me asomé, ensimismado, a un precipicio.
Descendí hasta el último peldaño
y encontré por fi n, allí, mi fi el retrato,
tres calles más abajo del infi erno




Su autor confiesa que es un «resumen de su experiencia vital», y aclara que la amargura, melancolía y soledad que planean sobre estos versos no significan que le acompañe una biografía desdichada. Nada más lejos de la realidad. «Pero el alimento de mi poesía es esa parte más sombría, la hecha de temblores íntimos, de tonos crepusculares. La vida no es solo luz. También son las sombras», afirma Díaz consciente de que «bucear en la intimidad de cada uno siempre es un ejercicio muy delicado y fundamentalmente tiene interés si lo consigues traducir a un lenguaje poético». 

Y él celebra haber llegado a esta meta. Si no considerara que así es nunca habría accedido a publicar Sueños de jazz (Sapere Aude). Aunque siempre ha escrito poesía, e incluso algún poema publicó, nunca se pensó con el arrojo para alumbrar un poemario completo. Guardaba estrofas, conservaba versos, algún poema incluso venció el paso del tiempo.

Pero este libro nació cuando logró escribir el poema que le da título. 

«Tenía un sueño infantil que era obsesivo y conseguir hacer ese poema fue una liberación. Mucho tiempo después escribí el segundo, Retrato en el espejo, también muy significativo para mí. A partir de ahí pensé que había logrado ese estilo», observa el vate que, aunque reconoce el eco de todo su intenso periplo vital en estos versos y sus lecturas -guiadas en muchos casos por sus amigos Miguel Ángel Molinero y Agustín Delgado-, advierte una presencia importante de esa infancia como «etapa en la que se graban de una manera más especial esos sentimientos que luego te acompañan a lo largo de la vida, que no serán los únicos, pero sí dejan un sello indeleble en no pocos aspectos».





Valentín Díaz

Por Luis Ortega · marzo 6, 2016

Mar mediante y presente la definición, acuso recibo de la esperada epifanía poética de un intelectual honesto y un hombre bueno, duplicidad extraña en tiempos poco propicios para la lírica y la convivencia. La revelación de Valentín Díaz – anticipada sólo en juicios certeros, metáforas felices, currencias en conversaciones prosaicas – me devuelve la confianza y la fe en la poesía, que nunca es estado (ni siquiera de gracia), sino visión del ideal, centella que llega y brilla cuando quiere y que, ante ella, tanto da comprender como temblar. Para nominarla, acudió a un título redondo (el acierto que bendice un libro) y a una expresión musical, su amado jazz, compuesta por cualidades únicas como el swing (la cadencia que vuelve a la palabra persuasiva); el sonido, que refleja la personalidad del intérprete, y la improvisación, sinónimo circunstancial de la libertad imprescindible. Al respecto de ese género música, Henri Matisse aludió a los valores de ritmo y significado que encajan con la obra de un burgalés, viajero de la literatura por el camino de la verdad, atento al nacimiento espontáneo, como la hoja del árbol, y cuidoso en la perpetuación de sus instantes de gloria. “Me reconozco una gran exigencia en la elaboración y depuración de cada verso; busco claridad, densidad y musicalidad” escribe quien no se considera un poeta y que, para pasmo de ingenuos y aviso de arrogantes, marca en diecisiete palabras un derrotero eterno de la lírica. En el prólogo Pérez Barredo descubre un “soliloquio luminoso pese a nutrirse de sombras del que no se puede escapar (ni el autor ni el lector) ni salir indemne” y que nos lleva por los ámbitos soñados y ausentes, por la sima del azogue, las decadencias, las venganzas y los boleros que las conducen al infierno, por las estirpes en fuga, la diáspora asentada en unos ojos negros y la busca del “milagro de ser y de ocultarme”. Introducidos por la cruel lucidez de Borges – “La vieja mano / sigue trazando versos / para el olvido” – once haikus – ¿azares, hallazgos, deseos, afirmaciones? – ponen pausa al camino de fulgor y peso y a las doce estancias en las que un hombre solo recupera el hálito de la niñez y el latido del universo y vierte, con la delicada e implacable constancia de la gota de agua que horada la roca, noticias, evidencias, credos y esperanzas: “Quizá escucho a Dios / cuando suenan las notas del gran Beethoven”. Tras el paréntesis, el regreso hacia “la emoción en la muralla de las tardes incendiadas, cuando la soledad no era más que un presagio, una herida en el corazón adolescente”. Una pobre recensión para un gran libro, “Sueños de jazz” (Sapere Aude, 2016).


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JOSÉ M. PRIETO [19.272]

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JOSÉ M. PRIETO

(Madrid, España, 1949)
Catedrático de Psicología Diferencial y del Trabajo en la Universidad Complutense de Madrid lleva una doble vida de publicaciones desde hace más de tres décadas. En inglés sus trabajos de investigación y de revisión temática en editoriales internacionales académicas. Ha sido secretario general de la Asociación Internacional de Psicología Aplicada, ONG de ONU y UNESCO. En sus viajes la poesía han sido, por placer, su acompañante y a partir de un congreso International de Psicología Aplicada en Kioto en 1990 empezó a apreciar la poesía japonesa primero, china después y coreana más tarde. El nexo era el Budismo Zen y el Taoísmo. Secuela ha sido impartir desde el 2000 varios seminarios de doctorado sobre el vínculo entre la Meditación Budista y el Bienestar Psicológico o Espiritual. De ahí tres trilogías: una de raigambre poética asiática: Haiku a la hora en punto (2007), Tanka a trancas y barrancas (2009) y No están ciegos los poetas: el sijo coreano, en Ediciones Vitruvio. La segunda aborda temas budistas: Penetrante compasión: cincuenta koan contemporáneos (2007), El sutra de la eternidad dorada: budismo y catolicismo en Jack Kerouac (2011) y  Poesía Mistica Zen de Eihei Dogen (2013), en Miraguano Ediciones. Son sus hallazgos en San Francisco y Kioto. La tercera alude a querencias polémicas: Jesús nunca fue cristiano (2010), Nuestra señora es un caballero (2013), Los cuernos de la cigüeña (2014). A partir de una crisis de salud y de un año sabático decidió vestir de largo a las libretas y a ciertos momentos de lucidez e intimidad. “Fino sentido del humor”, “fuerte ironía y sarcasmo”, “lirismo”, “no deja indiferente el aire fresco de su sierra interior”, “desconcierta un poco”, “estrena un nuevo fondo en la historiografía poética” son los comentarios de poetas y críticos explícitos. Practica una poesía sonriente.


Los cuernos de la cigüeña, (2014).
José M. Prieto




TEMPVS FVGIT,
José María Merino, de la Real Academia Española. 

Infinidad de siglos antes de que existiese Martin Heidegger, los seres humanos hicimos de la conciencia del tiempo, con su implacable pasar y su extinción en la muerte, una de nuestras obsesiones permanentes. Al fin y al cabo, el tiempo es la sustancia de la literatura: la novela y el teatro tienen la pretensión de reconstruir fragmentos de tiempo, materializados en conductas que se manifiestan en determinados ámbitos y tramas, como la poesía expresa también, desde distintas perspectivas estéticas y sentimentales, la irremediable temporalidad de lo humano.
En el campo poético, autores clásicos, antiguos y modernos, han hecho del tiempo un tema central de su obra: Omar Khayyam, Jorge Manrique, Jorge Luis Borges, Antonio Machado... acaso porque la sensación física del tiempo y de su huida constante estimula de forma especial la percepción de pérdida que toda la gran poesía ha sabido expresar.
En Los cuernos de la cigüeña, José M. Prieto utiliza el tiempo humano, su eclosión, su devenir, su acabamiento, como materia medular del poemario. Un libro extenso, constituido por 73 poemas, cada uno de ellos encabezado por la breve cita de un verso de distintos poetas, como si la referencia continua al transcurso temporal quisiese acompasarse al fluir de esos múltiples atisbos poéticos, donde muchos poetas contemporáneos son recordados junto a otros como Quevedo, Rubén Darío, García Lorca, Leopoldo Panero o Julio Cortázar...
Dentro de la natural libertad asistemática que suele caracterizar la expresión poética, este libro de José M. Prieto matiza, sin embargo, el tema central, a través de sucesivos y diferentes énfasis, presentándose en cuatro partes que lo matizan con diferentes miradas.
La parte primera, "Es tiempo en movimiento una cigüeña", compone una presentación u obertura en la que, desde la imagen de la barrita de incienso que se consume en el primer poema (andando el tiempo), el poeta se mueve en el mundo de los relojes (algo más que anacrónicos los relojes; déjame una hora) las relaciones amorosas y familiares (el arte de dar las buenas noches a tiempo; profeta a tiempo) referencias a la memoria (tiempo invisible), al secreto (¿cómo te llamas?) o breves estampas de contenido predominantemente lírico (tiempo pascual; qué mañanita; un beso a tiempo). Como se trata de una obertura, no es extraño que se apunten ya aspectos que se desarrollarán con mayor extensión en otras partes del libro, como nos toman el pulso cada día o ajuste de cuentas, en que la calderilla sirve de apropiada metáfora... 
La segunda parte, "Es tiempo en volandas un picotazo", la más extensa, tiene que ver con lo que pudiéramos llamar la descendencia en el tiempo: desde el origen (tiempo maternal), pasando por las relaciones carnales y amorosas (hora de vaciarse; tiempo de pasión), la conciencia del paso del tiempo (cumpleaños; longevos ambos; momentos borrosos), la incomunicación y comunicación familiares (pasan el tiempo juntos; oír al tiempo; sin querer, las buenas noches), el tiempo extraviado (husos horarios), la memoria y la desmemoria ( tic tac terminante; momentos borrosos), entre muchos otros poemas que muestran una especial mirada de lo humano y sus avatares y soledades (movida a tiempo; ensalmos con claxon; el tren no espera; un examen es cosa de familia; el arte de hacer manitas delante de unos cuernos)...
La tercera parte, "Es tiempo enmarañándose una cornamenta", enfoca decididamente la vejez, la enfermedad y la muerte: se alude en el primero a la decadencia física (para el arrastre) y a partir de ahí unos poemas nos hablarán de la muerte como una especie de "cese de apuestas" (apostó), confrontarán abuelo y bebé (una momia en la cuna), o tratarán los recuerdos como fósiles coleccionados a lo largo de la vida (vestigios familiares). La conciencia de la pérdida del tiempo (perdedor nato), la ancianidad inerme ( asistido a tiempo; sin horario), la cercanía de la muerte (matamos el tiempo), dan paso a poemas que ya entran decididamente en el acabamiento: no se pone, metáfora de los que ya no están; punto de encuentro, con el cadáver, en el tanatorio; juntos y a punto, los zapatos a los pies del ataúd; los amigos están para algo, pues llevan amapolas al féretro; las vio negras, a ciertas hormigas voraces. Y más adelante, llegaremos al espacio de osarios y crematorios: una encerrona a tiempo; ya no está aquí; esqueletos para el recuerdo...
Por último, la cuarta parte, "Es tiempo en paro forzoso un tocón", construye una especie de diálogo sincopado, en el que tiempo y poder se van turnando dramáticamente.
En el libro se alternan los poemas de larga extensión con otros muy breves, alguno de ellos acaso con espíritu de haiku, y no faltan los que presentan aire de minicuento.

Tomar como motivo inspirador el tiempo y su paso destructivo está en la tradición poética de todas las épocas, como antes señalé. Pero lo que singulariza el libro de Prieto es el uso del lenguaje y de las imágenes. Un lenguaje cotidiano, que no tiene reparo en utilizar ciertos vulgarismos para potenciar la expresión en determinados momentos (movida, chavalote, jodienda, sinhueso, manitas...) pero rico en imágenes y metáforas sorprendentes: "de un picotazo atrapó la mañana/ el gallo" (qué mañanita); "el universo consciente tiene forma de pezón" (tiempo maternal); "en la almohada picotean/las llamadas perdidas" (tiempos heroicos); "están en pie de guerra/ los niños de este mundo" (tiempo de sirenas); "nadie las hizo caso esta noche/ solo las manoseó la aurora" dice de las rosas (esto es lo que pasa si amanece en rosa); "trasnochan en la cocina/las sombras, las sobras/ aguardan en la nevera/ una segunda oportunidad" (las sobras de nochevieja); "encadenado llevaba el tiempo en el chaleco/ su padre" (tic tac terminante); "la noche se ha quedado/toda su calderilla"-el dinero del día- ( sin blanca) "una sobredosis/de cumpleaños vencidos" (punto de encuentro), "todo lo que sobresale cabe/ en una urna con cenizas" (una monada); "en el osario/ el tiempo vivido/ se hace astillas" (esqueletos para el recuerdo)...
La ironía, un humor pocas veces melancólico, el decidido sarcasmo, impregnan todo el poemario, continuamente animado por una vibración de estirpe surrealista, en el que a veces hay un tratamiento de la palabra que me atrevo a calificar de "ramoniano", sin que falten los homenajes, como el que se hace a Allan Poe en no quieren que salga solo, y sin que nunca se pierda la peculiar naturaleza lírica del conjunto.
El paso insoslayable y aniquilador del tiempo no abruma al poeta, sino que lo incita a enfrentarse a él, a decirle verdades, a asumir con entereza su propia condición de tiempo vivo. El tiempo huye, y nosotros con él, hechos de tiempo como estamos, recuerda el poeta: esa es nuestra servidumbre, pero también nuestra grandeza.


andando el tiempo

sólo me interesa el testimonio
del momento que pasa
José Emilio Pacheco

El tiempo se mide
con una barrita de incienso 
incandescente, evanescente,

el paraíso fiscal de los aromas es
la nariz, su domicilio habitual

línea vertical menguante combustible
apuros pasa cuando es llama,

cuando es fugitiva
y consigue ser ceniza 
es calorífuga,

se deja acariciar
grisáceas, urañas, las uñas la amasan,
porosa reposa.

Es blanda como la almohada,
y si se descuidan 
cautivas encanecen
las huellas dactilares
y si logran arrimarse
van oliendo bien
al dar la mano.

                                                                

oír al tiempo

y al mirar hacia tí
sé que te doy terror.
José María Valverde

Música celestial escuchan
al aire libre
por el bosque
seres extravagantes
con el rostro cableado hasta las orejas.

No son extraterrestres son
los nietos de esos abuelos
que les contemplan desde el banco
con los pies en tierra firme
y el oído afinado a la naturaleza.

                          
                                        
movida a tiempo

acepto como un modo de cultura
cambiar los autobuses por los taxis
Esther Giménez

Para el transporte de animales vivos

de presa
el coche,

los domesticados en autobús,

mirándonos por la ventanilla,
en vehículo oficial,
con guardaespaldas,

las especies protegidas
en vías de extinción
¡qué más quisiera!

                                                                    


tiempo de biblioteca

conmigo no gastaste muchas balas,
que yo caí desde el primer disparo.
Edgar Neville

El templo de la inteligencia y el saber,
la biblioteca,
abiertas tiene las puertas a los libros,

salen porque tienen manos 
los estudiantes y están de paso 
a cata y cala los mangantes,

haberlos haylos
vienen a lo que vienen
nos acompañan

son creyentes asiduos los lectores,

y el tiempo discurre flemático leyendo,
y el tiempo destella excitante hay exámenes
y el tiempo deslumbra flipando hay parejas

ahí se citan
ahí se cazan
ahí no se casan

Todo es posible en la biblioteca,
el intercambio de libros,
el intercambio de parejas,
lo he leído, lo tengo visto, demasiado visto,
marcado ¿me lo prestas?



tiempo cortante

una morgue en el cielo de la boca
David Morello


¡Que manía tienen de cortar las flores
cada vez que crecen,
las hacen asomar,
en una solapa,
en un jarrón!

Corten, no sigan, déjenlas tranquilas,
están muy bien donde están como quieren
a la intemperie.

¿Puedo partirle la cara y exhibírsela
recién cortada
está estupenda
a la entrada de la boca
a la entrada del salón
con una aspirina disuelta
no le duele?



déjame una hora

casi nadie
tiene tiempo para nada,
antes se perdía
Manuel Padorno


Nunca me has dicho
que la hora que tienes en la muñeca
es incierta, me la cuentas tú
y a las venas que palpitan no se la dices.

¿Por qué te llevas puesta
con grilletes de cuarzo sobre el túnel carpiano?
¿Desconfías o te fías del reloj?
¡Déjame prestada una hora de las tuyas si puedes!



husos horarios

hay viajes que se suman al antiguo color
de las pupilas
Aurora Luque

Horas,
lo que se llaman horas extras,
se recuperan
se extravían
en la maleta
sin nada que declarar
al pasar por la aduana.

Poco o nada sabe
el tiempo pasajero
el aduanero en su garita,

estático desconfía

desconfía el pasajero al ver
al reloj de pared,
le ha dado la bienvenida
y gratis le da
algo ¡qué raro!
la hora local,

el suyo está en otro mundo,
en otro continente está su muñeca,
antes o después tendrá que cambiar
de parecer, decir la verdad,
decir qué hora es
y dejar de bostezar

con la boca abierta
le espía el aduanero y le pide
un pasaporte legal,
que sea legal si se adentra.




Nuestra señora es un caballero 
José M. Prieto, 
Madrid, Ediciones Vitruvio, 2013

El título no es una provocación, es una constatación: las señoras se comportan a menudo como caballeros y haberlos haylos caballeros que se comportan como señoras. No es lo mismo sexo que género. Le diferenciación macho y hembra, hombre o mujer es psicobiológica. Masculino y femenino es psicología social, como lo es señora y caballero. En China y en Japón la representación de un personaje divino puede cambiar de sexo y de genero a gusto del fundador o de los feligreses del templo. Son figuras míticas a la hora del culto. Yoshua en hebreo, Jesús en griego (y en español) es un nombre de hombre, pero Cristo es un concepto, y puede ser masculino o femenino.  El meollo de este poemario está ahí, el género como estatuto de identidad, distinto del sexo. De ahí la multitud de circunstancias que se pregonan en los poemas.  La lírica es elogio.     

Nuestra señora emparejada

El más grave error de quien olvida
es creer que el olvidado hará lo mismo.
Antonio Daganzo, Que en limpidez se encuentre

Diez años viviendo juntos amor mío
y sabes a menudo acabar mis frases,
días y días consumiendo cervezas
y sabes la que me agrada más que a ti.

Me gustan las ropas que visto a tu gusto
y todavía no sé dónde se guardan,

en alguna parte está esa camisa
que se esconde de mi, que me torea

para que tú te levantes y sonrías
y me entren muchas ganas de besarte
y mis dedos aprendan donde está
aquello que quiero antes de vestirme:

es un placer preguntarte para verte
y oírte decir que soy un despistado.



Nuestra señora de los buenos días

El caballero era una mujer cabalgando una
hembra.
Mado Martínez, El caballero afrodita.

Está embebida en el chorro de luz
a primera hora de la mañana
sin atragantarse, de puro gozo
en cada sorbo radiante de sombras
que se desvanecen si pestañea.

De repente, un sobresalto, su hijo
las contempla de tú a tú desnudas,
ella y su amante, mujer cariñosa,
ella, la madre, que tiene delante
un mirón que la seduce al besarla,
un mirón que quiere entrar en el lecho,
meterse en medio con una sonrisa
de pillo chiquillo que quiere ser
el chaval que retoce con las dos.



Nuestra señora la buscona

Viene
sola,
bebe
vodka,

         siempre
         chula
         es la
         boa,

                      mucha
                      bulla
                      mucha
                      coña

                                 tente
                                 tiesos
                                 pati
                                 tiesos

                      tienen
                      bula
                      es la
                      hostia

          caran
                  toñas
          ale
                  luyas

          esta
          bruja
es su
diosa.



Nuestra señora al volante

La brisa
mantea
campea
sin prisas

             con pases
             de lluvia
             las curvas
             mortales

borracha
conduce

             de golpe
             se hunde
             la chapa
             del coche

                            la grúa
                            la morgue
                            chivata
                         la sangre

                                       querubes
                                       campanas

                                                     casullas
                                                     tacones.




Nuestra señora de los toreros

Cada vez que alguien me habla de toros
veo una niña llorar en la plaza,

es un espectáculo para adultos
y allí estaba ella, es... española.

En la puerta de toriles, mugidos
y muchos bufidos por los tendidos,

brama el gentío al oler sangre fresca
llora la niña y sonríen sus padres.

Suenan clarines y rajan la tarde,
suenan clarines y excitan la fiesta.

El torero vislumbra entre los cuernos
que está a punto de cometerse un crimen,

revolotean los pañuelos blancos
y un clamor de aplausos por muerte súbita.




Nuestra señora es divina

Y es que solo la carne.
nos libera de la divinidad
Rei Berroa, Libro de los fragmentos

¿Dónde está el panteón de los dioses muertos?
Ningún sacerdote les hizo el responso,
ningún mausoleo menciona sus nombres

Las gracias dió Abassi, Ah Puch, Aidós, 
Amón, Anubis, Apis, Atón, Aunra, Baal, 
Bastet, Belona, Chac, Chiuta, Cinxia, Deng, 
Erelus, Fortuna, Himeneo, Huitzilopochtil, 
Isis, Ishtar, Itzamná, Ixtab, Kalunga, Laverna, 
Leza, Makemba, Mercurio, Mictlan, Minerva, 
Mithras, Moloch, Naenia, Neptuno, Odín, 
Osiris, Plutón, Quetzatcoatl, Robigus, Saranik, 
Tot, Vulcano, Wotan, Xochipilli, Yaso y Zeus.

Tuvieron altares, honores, cadáveres...
Sólo los echan de menos los lectores.



Nuestra señora se ha caído del guindo

¡Que caiga España
que ya la levantaremos nosotros!
Cristóbal Montoro a Ana Oramas
Parlamento Español, Mayo 2010.

De Troya es la historia que es de España,
de siempre es la gente que vende bulas,
la ilusión de ir al cielo por un atajo,
la ilusión de una deuda impagable en tu casa.

Lo sabían en el Banco de España y lo olvidaron,
el día del Juicio Final las deudas se pagan, 
el Lazarillo de Tormes en el Congreso de los Diputados,
pasó tanta hambre que quiere que otros la pasen.

Las bancarrotas de Felipe II legendarias,
el oro llegaba y salía, nada sabía de números,

el que sabe de números es el banquero,
el ministro que vendía hipotecas basura a granel.

¿Dónde estará el condenado por desconfiado?
En el Palacio de La Moncloa no está ni se le espera.




Nuestra señora del calvario

¡Quítate el pañuelo
de sembrar mentirosas!
Laura Cancho


Acabas de llorar,
es lo que sabes
hacer a gusto

y dar la nota
dando un portazo
de campanario,

con una cruz a cuestas
que te encontraste
porque te gusta

lagrimear a solas
en el calvario
de tus caprichos,

hecha un Cristo Viviente
ser tu propia Verónica.



Nuestra señora la bien aparecida

Tenemos enfermedades de viejos
aunque somos jóvenes.
José Elgarresta, El sacerdote invierno

Atolondra la noche la sirena
de la ambulancia, agita las almohadas,
agita las entrañas, las dolencias
que roncan al acecho entre las sábanas,
que arropan al enfermo en la camilla,
doliente a los pies de la celadora,
de urgencias de ronda en la ventanilla,
abierta está las veinticuatro horas.

Queda el paciente a merced de las manos
que palpan y descubren el origen
y las consecuencias de haber mamado
por amor,   y vivir como se vive
las horas seguidas sin un respiro:
futuro imperfecto e indicativo.




No están ciegos los poetas: el sijo coreano (2012)
José M. Prieto

Prólogo 

Hace algún tiempo, tuve el placer de conocer al Prof. José M. Prieto en la recepción que se celebró en la residencia de la Embajada de India.
Para mí fue una agradable sorpresa conocer entonces su interés por la literatura coreana, y poco después recibir la carta en que me solicitaba que escribiese el prólogo del libro que publicará en septiembre de este año.
A pesar de lo poco conocida que es la literatura coreana en España, el Prof. Prieto ha sido capaz de escribir hermosos poemas en los que adopta la forma literaria coreana del sijo.
Los sijos, una forma poética coreana tradicional que nació a mediados de la dinastía Koryo y que alcanzó su máximo esplendor en la dinastía Chosun (1392-1910), recogen los sentimientos y emociones más profundos de la cultura coreana.
El poeta José M. Prieto nos introduce con gran maestría la poesía oriental, como ya hizo con su obra al estilo de los tankas japoneses. Esta vez, profundiza en el sijo, alcanzando de nuevo la más exquisita creatividad poética.
Mediante este libro que recoge más de doscientos poemas, los lectores se harán partícipes del sentido de la vida, y el amor a la naturaleza que están expresados en forma de sijos y supondrá una ventana por la que asomarse a la literatura coreana.
Este libro recoge el humanismo más puro de la literatura. En la poesía no hay fronteras ni obstáculos y esta obra es la esencia de ese espíritu.
Quisiera elogiar y agradecer al Prof. Prieto por esta maravillosa obra que supone la oportunidad de estrechar los lazos entre oriente y occidente, y que espero sirva, bajo el paraguas de la literatura de puente de unión entre la cultura coreana y española.
Cho Taeyul Embajador de Corea en España, Madrid, Febrero 2011

Preámbulo

A los efectos prácticos un sijo es un poema breve de 44-46 sílabas, distribuidas en tres versos de quince sílabas, que pueden subdividirse en hemistiquios. Ello conlleva disciplina intelectual y emocional que se moldea con sencillez plástica. "La brevedad formal no permite al poeta desbordarse en sus emociones y le exige escribir con rigor y contención" afirman H. Tae-jun y M.I. Filinich en la antología de la poesía clásica coreana, sijo, que publicaron en 2005 bajo los auspicios del Colegio de México y titulada Aroma del Este (p. 13-14). Prevalece el ritmo respecto a la rima, que si acaece es circunstancial. Se da rienda suelta a una estética que combina flexibilidad, concisión visual y sobriedad.



Placeres orales
Escuchaba a su madre recriminarle en la cena,
escuchaba a su esposa recriminarle a los postres,
saboreó una cereza
                            y dejó de escucharlas.


Popularidad
Sin haberle pedido permiso sale en la foto
y está ahí,
mirando de frente a quien quiera verle,
es noticia,
a lo largo del día
le pintarrajean.



Liberación femenina
Está encantada, sale con un chico engreído,
sabe lo que quiere, va como una moto al futuro,
agarrada a su cintura huye de su madre.



Exhibicionista
Es una mujer con los pechos desnudos,
de piedra,
la que siempre acompaña
al ministro de Justicia
en las ruedas de prensa
en horario infantil.



Como un señor
Familiar como el sonido de un disparo en la tele
el grito que da mi mujer al verme en la tumbona
decidido a no hacer nada de aquello que me pide.



Querida
A cada paso
las llaves en el bolsillo son
las campanillas de la suerte,

abren la puerta
en la que es bienvenida
aunque llegue muy tarde.



Currantes
Empapado de sudor el sol en las camisetas,
pegadas a la piel, resplandeciente, en su jugo,
brilla con luz propia
la carne humana trabajada,
exquisita.



En la playa
Entraba de un salto y luego salía
corriendo,
chapoteaba en la orilla y tiritaban sus músculos,
solo quería que estuviera fría
el agua embotellada.



Escamada
Cada vez que entra en la pescadería
se siente escarchada,
la miran de lado los peces
con los ojos enjoyados en cubitos de hielo.



Picadura
Insistente
la avispa se golpea con las alas en el cristal,
quiere volver a perderse en el cielo azulón,
no quiere volver a picar
a gente amargada
encerrada.





Jesús nunca fue cristiano 
Jose M. Prieto 
Madrid, Vitruvio, 2010

Jesús murió veinte años antes de que empezaran a hablar de Cristo y hubiera alguien que dijera ser cristiano. Falleció el viernes 7 de Abril del año 30 de la era contemporánea. Del año 48 al 53 Pablo (que era turco) empezó a predicar y a dictar las primeras cartas en las que mencionaba a Cristo, traducción de la palabra Mesias, que significa el ungido, el embalsamado. Jesús nunca oyó hablar de Pablo. No se conocieron. El Cristianismo lo puso en marcha María Magdalena, fue la primera que dijo "ha resucitado mi chico". Pedro vino después y dijo "yo lo ví primero" era chico y su testimonio valía más. Pablo apareció años después y habló lo que quisó por revelación divina propia. Era un converso, por tanto, radical. Este libro aborda lo acaecido en aquella época desde la perspectiva profesional de oficio que ejercía cada uno de los que acompañaron a Jesús en sus andanzas. Es una lectura poética, con sentido del humor, de la convivencia entre apostoles y discípulos.
Son diecinueve poemas, diecinueve personajes. Como botón de muestra el que tiene que ver con María, su madre. Este poemario recupera la tradición biográfica en poesía y logra sorprender. "Es el contrapunto inteligente y erudito a las simplezas que cuenta el catecismo". "He aprendido a descreer" son ejemplos de comentarios. Hay una breve introducción histórica. Está dedicada la obra a Casiodoro de Reyna y Cipriano Varela, se salvaron de la quema por estar fuera de España cuando quiso la Inquisición y su Majestad que ardieran. Su delito fue muy católico: traducir la Biblia y el Nuevo Testamento, directamente del hebreo y del griego al castellano. Sabían demasiado.



Pilatos, con mando en plaza

Mi cita con la historia llegó 
en el momento menos pensado,
por estar en ese sitio a esa hora,
sin caer en la cuenta de lo que estaba en juego,
afronté los hechos y pasé a los libros,
a los museos,
a las obras de teatro,
a la ópera,
a la música sacra, 
donde me nombranme representan,
como el chico malo que se lavó las manos.

No hice caso a mi esposauna pesada,
tenía pesadillasme despertó
para pedirme 
que no mandara 
a un inocente a la cruz.

Menos lobos, Caperucita, fue culpable,
pudieron elegir los judíos,
les di la opción de librarle,
solté a Barrabás,
sentencié yo con mando en plaza,
Poncio Pilatos. 

No era la primera vez,
monté un tiberio,
cuando hice entrar a las tropas,
en Jerusalén
con la imagen de Tiberio,
el divino emperador 
en los estandartes,
en la ciudad santa por excelencia
de los judíos,
unos iconoclastas.

Una ofensauna provocacióndijeron,
hecha a placer, innecesaria, conveniente,
tocaba mandar y mandé Yo,
PoncioPilatos.

Ordené construir un acueducto
que llevó el agua a la ciudad,
di un uso apropiado,
público,
benéfico,
a los diezmos del Templo.

Por mí tuvieron agua corriente en las calles,
y no me lo agradecieron,
fueron unos ingratos,
protestaron y acabé con la revuelta
rebanando cabezas mis legionarios,
fue preciso,
actué como tenía que actuar
Yo, el Prefecto de Romaen Judea,
Poncio Pilatos.

Hice lo que tenía que hacer
en nombre de Tiberio,
el Divino el Augusto,
el que me nombró para mandar,
para decidir qué estaba bien 
qué estaba mal
según los intereses romanos.

No era yo el chico de los recados,
un Procurador,
desinformados los evangelistas,
ignorantes de los asuntos del imperio,
de los cargos,
Prefecto de Judea según reza en latín
una lápida conmemorativa, 
hallada en Cesarea
Prefectoel mandamás en la plaza.

Le condené a muerte cuando me tocó lidiar
con ese revoltoso que decía ser
Jesús de Nazaret Rey de los Judíos
para más INRI,
el título con el que figuró 
para siempre en la cruz,
ese poste en el que le colgué
porque así me lo pidieron los propios judíos,
las autoridades religiosas,
quienes sabían de Yahvé,
del Templo,
del Mesías,
era un impostordijeron, 
proclamaron,
digno de una muerte cruel por blasfemo,
por no rendir pleitesía
al divino emperador de Roma,
por creerse él mismo divino
por los siglos de los siglos amén.

Por lavarme las manos
mi nombre aparece en el credo,
lo pronuncian en voz alta
lo cantan los tenores,
los bajos,
las sopranos,
qué gusto da oír mi propio nombre
cantado a coro en las iglesias,
en las salas de concierto,
canonizadopor los cristianos coptos,
por los siglos de los siglos
San Poncio Pilatos.




Haiku a la hora en punto 
Jose M. Prieto
Madrid, Vitruvio, 2007


Es una recopilación de algo más de mil quinientos haiku escritos por el autor durante 15 años (1990-2005) a partir de anotaciones hechas en hoteles, aviones, reuniones, congresos, templos, escuelas. No son traducciones. Prevalece el sentido festivo tipico de los haiku, que siempre han tenido un aire bromista. Hay una introducción técnica, los poemas, un prólogo escrito por Helio Carpintero de la Real Academia y un epilogo escrito por Rei Berroa de George Mason University. He aquí algunos ejemplos de haiku, cosecha propia del autor.
El haiku es un formato poético que se consolidó a partir del siglo XVII en Japón con formato 5/7/5 sílabas. Lo han pulido sobre todo varones en Japón, a menudo en Monasterios Zen, bebiendo sake, pero también callejeando. Algunas mujeres se aficionaron y poco a poco se entretuvieron y convencieron.
La mayoría de los haiku que circulan en español tienen problemas. A) Están traducidos y ya se sabe, "poesía es aquello que se pierde al traducir". B) El humor y la ironía invisible de una lengua a otra. El arte de escribir haiku lo perfeccionaron poetas reunidos al anochecer, bebiendo y comiendo lo que hubiera. Pocos versos sesudos y abstractos se crean en tales circunstancias. C) Los haiku suelen ser plásticos, concretos, aluden a momentos certeros con chispa. D) Los haiku no se explican y abundan en español libros escritos por intérpretes eruditos. Los tontos y los chalecos son cortos de manga y de miras. No tienen dientes y se alimentan de purés quienes necesitan explicaciones al leer u oir a los poetas. F) Los haiku se escriben en un estado contemplativo, y se paladean como las fresas, en silencio, una a una, color + aroma + textura. Un buen haiku es un despertador que suena y hace abrir los ojos. Un haiku no tiene título, un haiku admite una breve nota a pie de página que señale un detalle histórico o cultural poco conocido. Explicar un haiku es destriparlo. Se capta o no se capta. La rima en los haiku es irrelevante, no se pretende y si aparece es por chiripa circunstancial.


un viejo verde
el queso en pimentón
ruborizado

*

un revolcón
en la playa y arena
en los bolsillos

*

a paso lento
seguida por su perro
que aún la entiende

*

relame el gato
almejas en su jugo
que están abiertas

*

verdes de cesped
corretean las niñas
a cuatro patas

*

el rabo mueve
el perro y la coleta
mueve el ama

*

varios condones
dispersos por la playa
y unas colillas

*

yace en silencio
la plaza y sangre añeja
al sol tostándose 

*

por la vereda
preservativo intacto
haciendo guardia

*

come gusanos
el ruiseñor y canta
de maravilla

*

ninguna piedra
a mano cuando el perro
se acerca y ladra

*

una toquilla
en el arbusto observa
una corbata

*

tanto ajetreo
en la cama que al fin
duermen en paz

*

la larga cola
impide que la novia
dé un paso atrás

*

esbelta luce
en su traje de novia
días de ayuno

*

santos varones
presentan armas dóciles
ante unas bragas

*

los calzoncillos
sobradamente encubren
mucho amor propio

*

se acuestan juntos
sin hacerse el amor
y envejeciendo

*

algo más jóvenes
cada año las alumnas
en el campus

*

una pilila
esculpida en granito
tantea el viento

*

con un gusano
el pescador se lleva
la trucha a casa

*

se despellejan
a gusto las señoras
en la piscina

*

entre dos notas
el silencio se alarga
hasta romperse

*

se quedan tiesas
al dar las doce en punto
las manecillas

*

nadie le dice al reloj la hora
todos se la preguntan

*

parco en palabras
siempre envía los sobres
sin carta dentro

*

por el teléfono
su voz hasta las bragas
humedeciéndolas

*

endurecidos
los pezones anuncian
que está al teléfono

*

gimoteando
por dolerle el bolsillo
acude a urgencias

*

ciego de vino
a través de la copa
cata la luna.

*

dime la edad
de las piedras que llevas
en la sortija.






.


JOSEFINA VIDAL I MORERA [19.273]

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Josefina Vidal i Morera 

Josefina Vidal i Morera nació en 1932 en Tárrega (Urgel). Diplomada en lengua y literatura Inglesa por la Universidad de Barcelona. Trabajó y vivió en Inglaterra desde 1953 a 1960. Se casa con Felipe Lorda Alaiz en 1956.

Tuvieron 3 hijos. Desde 1960 a 1977, vivieron en Holanda. A partir de esta fecha su residencia es Barcelona.

Enviudó en 1992 y su hija menor, Dúnia, murió en 1999. Colaboró con la BBC de Londres, Sección Española, y con el Servicio Internacional de Radio Nederland Wereldomroep. Dio clases de Lengua y Literatura castellanas en la Universidad de Groninga y trabajó en el Ayuntamiento de Amsterdam, Departamento de Servicios Sociales.

Colaboró activamente con el Sindicato holandés para ayudar a la emigración española y también a la chilena, cuando ésta tuvo que abandonar su país por cuestiones políticas. En 1983, fue Jefe de la Secretaría de Despacho del Ministro de Sanidad, Etrnest Lluch.

Ha publicado en revistas y periódicos, entre ellos: “Poesía de España”, Madrid. “De Gids”, Amsterdam. “Sociale Mededelingen” Amsterdam, “L’Avui”, Barcelona, “Nova Tàrrega”,Tàrrega.

Ha traducido, para Aguilar, obras del teatro moderno.

OBRA POÉTICA PUBLICADA: FUERA DE MI. Ed. La Isla de los Ratones. Santander, 1964. EN EL SILENCI DEL TEMPS. Solsona Comunicacions. Solsona, 2000. DUES VELES BLANQUES.C0l. “Mitilene, 1”. Ed. Meteora.
Barcelona, 2002. TRÀNSIT. Col. “Biblioteca de la Suda, 60”, Pagés Editors. Lleida, 2002. CALAIX OBERT.(1963-1969) Col. “Natan”. Ajuntament de Tàrrega, 2004. EL MAR INEVITABLE. 2004. Ed. Proa .Barcelona , 2006. A L’ENTORN DEL BROCAL. Pagés Editors, Lleida, 2009.



Del libro Inédito:
”CANTO DE LOS PAISAJES PRESENTIDOS”



PAISAJES PRESENTIDOS

Deja esparcir mi voz,
es todo lo que tengo
y puedo dar de mi,
algo con un poco
de todos.

No amordaces mi decir,
es tierra bronca y dura
en donde aposentarse,
por donde caminar
con todos.

No enturbies mi cantar,
son paisajes presentidos,
luces y sombras calados
en los sentimientos
de todos.

Permíteme el susurro,
todo lo quedo es intimidad,
caricia, amor, dulce agonía
del vivir cada día a solas
como todos.


INICIACIÓN

Me inicié en el dolor,
penetró lentamente
para minar una brecha
en mi sonrisa.

Miré mi cuerpo
con ojos más sinceros
y descubrí mis rincones
más lejanos.

Me hice amiga
de mi ansiedad latente
de mi olvido agazapado.

Y un despertar alado
me encontró predispuesta
a un nuevo surco



PAISATGES PRESSENTITS

Deixa escampar la meva veu
és tot el que tinc
 i puc donar de si
quelcom amb una mica
de tots.

No m’emmordassis la parla,
és terra bregada i dura
on allotjar-se
on caminar
amb tots.

No m’enterboleixis els cants,
són paisatges pressentits,
llums i ombres encunyades
en el sentiments
de tots.

Permet-me el xiuxiueig,
tot el que es diu baixet és íntim,
carícia, amor, dolça agonia
del viure a soles cada dia
com tots.




INICIACIÓ

Vaig iniciar-me en el dolor,
Em penetrà lentament
per minar-me una bretxa
en el somriure.

Vaig mirar-me el cos
amb ulls sincers
descobrint-hi els racons
més allunyats.

Vaig fer-me amiga
de l’ansietat sempre latent
i de l’oblit a l’aguait.

I un matí alat
va trobar-me disposada
a un nou solc.



JADEO

Cerrado en mi interior
-eso creía, por lo menoshay
un tiempo
que está siendo
sin mi
en todo lo que veo.
Me inquieta
que algo
tan recóndito
y mío
me extrañe
y se me escape
sin decir palabra.
Cada instante
de mi tiempo
se me desliza
en silencio,
se convierte
en naturaleza,
en paisaje presentido
de lo eterno.



PANTEIX

Tancat dins meu
-això creia, al menyshi
ha un temps
que està essent
 sense mi
en tot el que veig.
M’inquieta
que quelcom
tan recòndit
i propi
m’estranyi
i se m’escapi
sense dir un mot.
Cada instant
del meu temps
es desplaça
en silenci,
es converteix
en naturalesa,
paisatge pressentit
de l’eternitat.

MADRID-BARCELONA, 1984-1986




Del libro LA MAR DEL TEMPS, inédito


LA MAR DEL TIEMPO

¿Podremos, algún día,
reescribir la historia
de nuestra traición,
poner los puntos sobre la íes,
iluminar nuestra oscuridad
y promover nuestra vida
como un calendario
en el que días, meses y años,
nos muestren la grandeza de los actos
de una humanidad recobrada?

*

Buscamos, entre la arena,
las conchas cerradas de nuestros sueños
y deseos.
Las apilamos dentro de las cuevas
de nuestro pensamiento
a la espera del momento adecuado
para forzarlas,
abrirlas,
para encontrar los tesoros que un día fueron nuestros
y que ahora quedan lejos.

*
Con ojos llenos de esperanza
buscamos la línea de aquel horizonte
que nos marcó la vida
y nos sentamos alrededor de la pila
que guarda, retiene,
 todo el valor de aquello que nunca supimos hacer
o convertir en realidad.
Impotentes, nuestras conchas siguen cerradas
en la arena mojada,
mientras observamos el movimiento
de la Mar del Tiempo
que, con calma y sin prisa,
avanza hacia nuestro encierro
con la llave en la boca de las olas.



LA MAR DEL TEMPS

Podrem, algun dia,
reescriure la història
de la nostra traïció,
posar els punts sobre les is,
donar llum a la nostra obscuritat
i promoure la nostra vida
com un calendari
on els dies, els mesos, els anys,
ens mostrin la grandesa dels actes
d’una humanitat recobrada?

*
Busquem, entre la sorra,
les petxines closes dels somnis
i els desitjos.
Les apilem dins de les coves
del nostre pensament
a l’espera del moment apropiat
per a forçar-les,
obrir-les,
per trobar els tresors que foren nostres
i que ara ens queden lluny.

*

Amb els ulls plens d’esperança
busquem la ratlla d’aquell horitzó
que ens va marcar la vida,
i seiem al voltant de la pila
que guarda, retingut,
tot el valor d’allò que mai vam saber fer
o convertir en realitat.
Impotents, les petxines resten closes
sobre la sorra molla,
mentre sotgem el moviment
de la Mar del Temps
que, amb calma i sense fressa,
avança cap al nostre tancament
amb la clau a la boca de les ones.




Del libro SED DE SUEÑOS (Inédito)


DEMASÍA

Te has ido...
Entro en la frialdad de la noche
con los ojos cerrados
y ni siquiera las sombras
acompañan mis pasos.
Movimiento inseguro,
plomizo el gesto, por mínimo que sea,
agujas que laceran los flancos
y colapsan el aliento.
No hay espacio para tenderse,
ni para dormir,
tampoco lo hay para rendirse
al mundo onírico que mitiga el dolor.
Sólo el vacío…
La nada anterior a la creación
de nuestro mundo,
una nada más vacía que la vacuidad,
porque ya no estás
y todo es demasía cuando abro los ojos
y no te encuentro.



DEMESIA

Te n’has anat...
Entro en la fredor de la nit
amb els ulls closos
i ni les ombres acompanyen
els meus passos.
Moviment insegur,
emplomat el gest, per mínim que sigui,
agulles que laceren els flancs
i collapsen el respir.
No hi ha espai per jeure,
ni per dormir,
tampoc ni ha per rendir-se
al món oníric que mitiga el dolor.
Només el buit...
El no-res d’abans de la creació
del nostre mon,
un no-res més buit que la buidor,
perquè ja no hi ets
i tot és demesia quan obro els ulls
i no et trobo.



ESPERANZA

Quisiera apretar los dientes,
dejar la boca sellada
a toda palabra que no comporte esperanza.
Enhebro rosarios de silencio
y mis dedos se echan a temblar
mientras pasan los granos redondeados
por el tacto y la oscuridad de la noche.
Todo lo vivido hasta ahora, al recordarlo,
debería haberme enseñado cuáles son
los caminos a seguir
hasta encontrarla,
hasta hacerla mía y avanzar
por el azaroso camino que aún me falta.
La memoria es elástica,
se rompe si tiras demasiado….
Intento, sin embargo, mantener dentro del pecho
los latidos del alba, que cada día llega,
cargada de vida,
al despuntar la madrugada.
Lo que deseo, cuando ésta ilumina mis ojos,
que nunca se acostumbraran
a la oscuridad de la desesperación,
es conseguir las palabras adecuadas
y decirlas en voz alta.
Romper el rosario del silencio infructuoso,
donde se esconde el destino asustado
y lanzarme a la vida como una vela blanca
que trepita al viento de los mares que esperan.



ESPERANÇA

Voldria serrar les dents,
deixar la boca segellada
a tot mot que no comporti esperança.
Enfilo rosaris de silenci
 i els meus dits, es fan tremolosos
mentre passen els grans arrodonits
pel tacte i la fosca de la nit.
Tot el viscut fins ara, en recordar-ho,
hauria tingut de ensenyar-me
quins son els camins a seguir
fins a trobar-la,
fins a fer-la meva i avançar
pel camí atzarós que em resta encara.
La memòria és elàstica,
es trenca si estires massa...
Intento però, mantenir dins del pit,
els batecs de l’alba, que arriba cada dia,
carregada de vida,
al despuntar la matinada.
El que desitjo, quan aquesta illumina
els meus ulls, que mai no s’avesaran
a la foscor del desesper,
és aconseguir les paraules adients
i dir-les en veu alta,
Trencar el rosari del silenci infructuós,
on s’arrauleix el destí esporuguit
i llançar-me a la vida com una vela blanca
que trepida al vent dels mars que esperen.



EL CLAMOR DE LA NOCHE (Libro Inédito)

Penetran las sombras densas de la noche
Los rincones profundizan su negrura
y las formas se despojan de los contornos
que las personifican.
La piel es sólo tacto,
nada más que frontera presentida
que separa el yo de todo lo demás
e incorpora el cuerpo al anonimato.

**

¡Como se nublan las cimas de la ilusión,
¡Como los goteos de la pena
se deslizan por las mejillas cansadas
provocando la resignación!
El rictus en la boca enmudecida,
es incapaz de decir una sola palabra
que atraviese las murallas
que han construido a nuestro alrededor.
Abrimos puertas y balcones a la oscuridad
para que nos penetre y amague
todo lo que envuelve nuestro vivir.
Buscamos, anonadados,
la guarida de la pena y la debilidad
para esconder el resentimiento
de los vencidos
i el gesto dolorido por una lucha de años
que de bien poco nos ha servido.


**

Andar por las calles de la noche
es como un vicio de juventud.
Es sentir anhelo de los silencios
de la soledad preñada de incógnitas:
amor, misterio, aventuras,
cruces interrogantes,
rincones no profanados.
Es sentir el eco
de las propias pisadas
y saber que vas avanzando,
es tragarse las palabras del miedo
y dejar que el sonido llene la oscuridad
de risas nunca iniciadas.
Es suavizar las esquinas
con miradas expectantes,
es sacar el corazón asustadizo,
escondido mucho tiempo en el bolsillo,
y ponerlo de nuevo en la mano.

**

Yaces, con las manos abiertas,
sobre sábanas que vibran
como velas en los nocturnos vientos
de una mar sin márgenes.
Has perdido la medida del tiempo,
el control del destino,
el de la oleada que sacude
tu debilidad.
La noche es noche inmóvil
que ya no se funde en albas matutinas
y que perdura, con la oscuridad infinita
de un pozo profundo,
en el que no hay donde agarrarse
para sobrevivir.



EL CLAM DE LA NIT (Llibre inèdit)

Penetren les ombres denses amb la nit.
Els racons aprofundeixen la seva negror
i les formes es despullen del contorns
que les personifiquen.
La pell no és més que tacte,
res més que frontera pressentida
que separa el jo de tot lo altre
i incorpora el cos a l’anonimat.

**

Com s’ennuvolen els cims de la il•lusió!
Com els regalims de la pena
degotegen sobre les galtes lasses
i ens provoquen la resignació!
El rictus de la boca muda
és incapaç de dir el mot
que traspassi les muralles
que han bastit al nostre entorn.
Obrim portes i balcons a la foscor
perquè ens penetri i amagui
tot allò que envolta el nostre viure.
Busquem, esmaperduts,
l’amagatall de la pena i la feblesa,
per amagar-hi el ressentiment
dels vençuts
i el gest adolorit per una lluita d’anys
que de ben poc ens ha servit

**

Caminar pels carrers de la nit
és com un vici de joventut.
És sentir anhel de silenci
per la soledat prenyada d’incògnites:
amor, misteri aventures,
travesseres interrogants,
racons mai profanats.
És sentir el ressonar
de les pròpies petjades
i saber que vas avançant,
és empassar-se els mots de la por
i deixar que l’eco ompli la fosca
de rialles mai esberlades.
És suavitzar les cantonades
amb mirades expectants,
és treure el cor esporuguit,
guardat molt de temps a la butxaca,
i posar-lo de nou a la mà.

**

Jeus amb les mans obertes
sobre llençols que vibren
com veles als vents nocturns
d’una mar sense voreres.
Has perdut la mesura del temps,
el control del destí,
el de l’onatge que sacseja
la teva feblesa.
La nit és nit immòbil
que ja no es fon en albes matutines
i que perdura, com la foscor infinita
d’un pou profund,
en el que no hi ha res on agafar-se
per sobreviure.


Paisajes presentidos
Selección y Traducción de la propia autora







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JOSEFA VIDAL [19.274]

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JOSEFA VIDAL

(Córdoba,1883-1908).

Pepita Vidal o Pepita Vidal de Leiva, es una poeta modernista, desconocida hasta ahora que murió muy joven.


Josefina Vidal (1883-1908):
Una poeta modernista, olvidada entre dos siglos.

Por Jaime FERRI VILAS 

Con la presente investigación pretendemos centrarnos en la vida y obra de Josefina Vidal, una poeta cordobesa que cultivó poesía y prosa entre 1903 y 1907, hasta su repentina muerte en 1908. Para ello nos nutrimos, principalmente, de sus dos poemarios: Vibraciones (1903) y Lira andaluza (1906), y de varias colaboraciones en la prensa del momento. Sus obras muestran la dicotomía de una mujer entre dos siglos: versos completamente románticos, sentimentales, frente a estrofas modernistas, exóticas y sensoriales, junto al colorismo andaluz, que también es una de sus características.
A través del desarrollo de sus temas, su voz poética, su estilo y sus influencias, donde situamos a Rubén Darío, J.R. Jiménez o los hermanos Machado entre otros, la enfocamos dentro de la Otra Edad de Plata, en la línea de investigación del rescate de la memoria histórica a través de figuras olvidadas por el canon. 

1. Datos de su vida

La trayectoria literaria de Josefina Vidal empieza en 1902, en plena juventud, ya que había nacido en Córdoba en 1883, cuando comienzan a publicarse en prensa sus primeras colaboraciones poéticas. Un año después ya leemos su rúbrica en el Almanaque literario de Córdoba , en la parte denominada Ramillete literario y en el que colaboró hasta 1908, año de su fallecimiento. 

Es en 1903 también ve la luz su primer poemario, Vibraciones, con prólogo de su marido Juan Leiva Seijo, siguiendo una costumbre muy extendida entre las escritoras finiseculares, destinada a proteger la identidad de quien, de otra manera, sería con toda probabilidad puesta en cuestión por parte de la sociedad (Correa 2001: 258). Elige, por tanto, el seudónimo de Pánfilo de Villaboba, y en el ya citado prólogo, el marido se atreve a informar sobre el género femenino del autor, aunque la autoría de Vidal era más que sabida. Este se ve obligado a proteger a su mujer para que no interpreten que rebasa los límites de lo socialmente admitido (Romero 2011: 163). El libro le reportó bastante éxito.

Ese mismo año hay documentación sobre el premio de la Flor Natural de los Juegos Florales de Córdoba, pues así consta en el Ramillete del año siguiente, 1904.

Amelina Correa además destaca que se la trata aún como ―señorita Pepita Vidal‖ por lo que no estaba casada todavía. En la publicación que comentamos del año siguiente ya firma como ―Pepita Vidal de Leiva‖ por lo que la boda tuvo lugar en algún momento de 1903, y me atrevo a añadir que anterior a la publicación de Vibraciones por la confianza con la que se desarrolla el prólogo de esta, posiblemente se trate de un ya esposo o prometido.

Tuvieron dos hijos en el corto periodo de tiempo que duró su matrimonio, y a su vez, Josefina Vidal, sacó al mercado editorial tres obras literarias, dos poéticas, Vibraciones en 1903 y Lira andaluza en 1906-1907, y una en prosa entre ambas titulada Cosas que pasan en 1906.

El último poemario recibe una ―elogiosa reseña‖ en la revista granadina La Alhambra en letra de Francisco de Paula Valladar, director de la publicación, en la que afirma que la autora inteligentemente se aleja tanto del romanticismo anterior, con el rompe, como del modernismo incipiente y ―obsceno‖, además de elogiar que cumple con las tareas propias de su sexo y condición (Correa 2001: 259).

El reconocimiento ya no le es ajeno y comienza a rodearse del ambiente literario próximo al modernismo establecido en el momento, gracias a su segundo poemario, e inicia una estrecha relación con Eduardo de Ory,participando en la revista literaria titulada Azul. Esta afirmación la acredita Amelina Correa con una cita que narra el momento en el que se conocen, en un viaje que hace él expresamente a Córdoba para ello, porque se entiende que su relación era epistolar. ―Nos saludamos como antiguos amigos y damos suelta a nuestra conversación. Evocamos mil asuntos, mil impresiones y nuestras ideas pasan como si fueran en un cinematógrafo vertiginoso. Pepita tiene un «hablar» vivo y pintoresco como su imaginación. Salta de una cosa a otra y nos encanta y subyuga con sus palabras (…) Y todo lo anima, todo lo colora y todo lo embellece.

Sus palabras son como ritmos de cien notas musicales diferentes, son como un iris de cien colores‖10 (Correa 2001: 259).
De esta amistad se estaba fraguando un libro conjunto titulado Dos guitarras andaluzas del que hay constancia en la última página de Lira andaluza, junto a otros anuncios de ―publicaciones pendientes‖ como Cuentos de flora, en verso y Los cantares de mi tierra, en prosa. Estas no vieron la luz por la pronta y repentina muerte de Josefina Vidal, pero sí algunos de los poemas que los iban a componer, ya que los publicó anteriormente en revistas.
También en 1907 tendrá contacto con la revista sevillana Arco iris en la que irá publicando varias composiciones, como la titulada ―Reloj de vida‖ y otras que estudiaremos en la presente investigación.

Tras los hechos expuestos fallece, con total probabilidad, a principios de 1908, dejando un marido, dos hijos, tres obras publicadas, varios textos y una producción literaria por desarrollar y culminar. En el momento se pueden leer varias necrológicas en diferentes publicaciones de marzo del año que indicamos. Es destacable la que firma la autora Cándida López Venegas en la que se lee que el fallecimiento de la escritora se ha sentido entre el colectivo de escritoras, ―que se enorgullecía de tener en su seno a la cantora fácil, elegante y correcta, que figuraba por derecho propio en las primeras filas de la intelectualidad española‖ (Correa 2001: 259).



1. Poesía
A. Vibraciones (1903)

Es el primer poemario de Josefina Vidal, firmado con el seudónimo de Pánfilo de Villaboba. Publicado en 1903 en Madrid, por el establecimiento tipográfico de Enrique Teodoro, en la calle Amparo, 102 y en la Ronda de Valencia.
Al principio asistimos a un prólogo de siete páginas firmado por Juan Leiva Seijo, marido de la autora desde 1903, según apunta Amelina Correa Ramón ―el sacramento tuvo que tener lugar en 1903, posterior a los juegos florales‖ (Correa 2001: 257). En él leemos la captatiobenevolentiaeal inicio, ya que el prologuista peca de modestia ―intenté esquivarme a su demanda, alegando la poderosa razón de mi
incompetencia…‖ (Villaboba 1903: 5).
Acto seguido afirma que aceptó la tarea por la insistencia del autor y aun sabiendo que ponía ―en grave riesgo la estimación literaria de este libro‖ (Villaboba 1903: 5) y recomendando que no se lea tanto a él, su prólogo, y sí al poemario.
Continúa afirmando que el nombre del autor que hay bajo el seudónimo, evidenciando por si no estaba claro que no es un nombre real, tampoco se descubrirá gracias a sus letras, ya que la existencia de una ―modestia exagerada‖ (Villaboba 1903: 6) por parte de este le hace no cometer una ―punible indiscreción‖ (Villaboba 1903: 6) y revelar su identidad. Sin embargo, afirma que es mujer en el siguiente párrafo, haciendo alarde de la concepción machista finisecular sobre sentimientos y actuaciones evidentes según el género, ―siendo inútil que se esfuerce en ocultar su condición y en vano que pretende despojar sus concepciones de gérmenes propios y característicos, reveladores del espíritu que en ellas infundió la vida…‖ (Villaboba 1903: 6). Insiste en su concepción, algo retrograda, si se me permite, indicando que ―de toda la obra se desprende esa delicadeza de sentimientos exclusiva de las almas femeninas, trascendiendo un aroma  purísimo de casta ingenuidad que solo anida en el corazón de las mujeres‖ (Villaboba 1903: 6).

Es contradictorio que no quiera hablar sobre la identidad del autor, refirámonos a autora ya, y sin embargo indique abiertamente su género, porque cree inevitable que no se descubra con la lectura que es una mujer, la cual, ineludiblemente en la época en la que nos encontramos – recordemos año 1903 – apunte a su mujer, Josefina Vidal. Se muestra insistente en su propia justificación de haber evidenciado el sexo de la poetisa escribiendo que es ―mujer que no pretende rebasar los límites que a su condición pusieron la voluntad divina del Creador y las leyes sociales fundamentales en la armonía de las distintas naturalezas‖ (Villaboba 1903: 6).
Sigue en su escritura apuntando un hecho interesante, ya observado en varios estudios (Romero 2013: 154), el miedo a la reacción pública ante el hecho de escritura femenino ―por pudor inherente a su sexo‖, ―por temor a sufrir los rigores de la crítica‖ que ―acaba poniendo con injusta severidad en la picota de sus burlas todo aquello que es obra de una mujer‖ (Villaboba 1903: 7). Sigue y erra en su intento de defensa de la que es su esposa, al considerar arriesgado que una mujer intente escribir como un hombre porque ―lo concebido por ella es propio y natural de su condición femenina‖ (Villaboba 1903: 7).

El intelectual, ya entrado en materia, opina sobre el feminismo del momento ―que pretende llevar a la mujer fuera del hogar‖ nos da un poco de respiro admitiendo que la mujer revela actitudes y conocimientos.
Verdaderamente comenta que no pretende hablar de la mujer y menos sobre feminismo, ya que la ocasión no es la óptima, pero sí ayudar a la compresión o entendimiento de la autora de las razones ―para guardar el incógnito, fuera del temor de que su nombre, digno de todas las estimaciones, pasara al catálogo de los que sirven de carnaza a la crítica‖ (Villaboba 1903: 8). Realiza un pequeño resumen histórico, o lo
intenta, sobre los antecedentes femeninos a la autora en la historia de la literatura española, continuando así con la justificación a la poeta. A esta la define como ―un ser de alma grande y pura, de corazón lleno de entusiasmos y de clarísima inteligencia…‖ (Villaboba 1903: 9). Alaba, una vez más, a la persona que ha escrito el poemario, sin meterse más en la obra hasta ya el final del prólogo, cuando dice ―exponer mis impresiones acerca del libro‖ (Villaboba 1903: 9). Para ello, como al principio, se define modestamente, ahora, como un lector más, sin capacidad de aportar una información filológica, por así decirlo, sino la misma que cualquiera que disfrute, o no, de las composiciones que lo llenan.
Por lo tanto nos da unas pequeñas pinceladas sobre las diferentes composiciones a leer, como Vibraciones, Ecos andaluces, La copla, o Noches tristes, de entre los nueve poemas de diferente temática, rima y longitud.
Invita, como buen prologuista, a que el lector disfrute, como ha hecho él, del desmentido Villaboba, y termina pidiéndole a la autora ―que venza sus temores, y en una nueva obra no oculte su nombre, para el que seguramente hay un puesto distinguido en las regiones del Arte‖ (Villaboba 1903: 11). Hecho que no sabemos si es escrito por sincera admiración literaria, o por cariño y enamoramiento, pero que no se pudo producir por el pronto fallecimiento de Josefina Vidal. 

De Vibraciones (1903)

1) Vibraciones

Estas tristes vibraciones
Ecos son del alma mía.
Que inarnmónicos sones
Huyendo van mi alegría,
Mi paz y mis ilsuiones.

Mira que es pena pensar
Lo que nos hemos querido
Y al final de tanto penar,
Dar nuestro amor al olvido,
¡Sin volvernos ni a mirar!...

Ya no quiero más sufrir
Y por eso te abandono:
Mas quiero antes de partir
Que sepas que te perdono,
Por no darte que sentir

Cuando en su querer creía
Hasta de Dios me olvidé;
Le dí entera el alma mía
Y el corazón le entregué…
¡Aunque no lo merecía!

Después de vender su alma
Tan solo piensa en rezar…
Esta mujer está loca:
¡Hasta Dios quiere engañar
Con las mieles de su boca!

No atormentes mi agonía,
Y aunque ya tu corazón
Cerrado esté a la voz mía,
¡Déjame con la ilusión
De que me amas todavía!

Pronto te voy a dejar
Tal vez para siempre sea;
Avísame, por favor,
Cuando encuentres quien te quiera
Como te he querido yo.

En la tumba de mi madre
La flor del quebranto cuido.
Siempre que por allí paso
La flor me dice - ¡Hijo mío,
Tú solito me haces caso!

¿Por qué dices que soy yo 
La causa de nuestras penas?
Llevemos los dos la culpa,
Aunque a ti te pertenezcan,
Que yo no las busqué nunca.

Ayer me pidió perdón
De sus perversas partidas
Y hoy me ha vuelto a confesar

Que sin mi amor se moría…
¡Sin poderlo remediar!

Cuando a solas quiso hablarme
De si podía quitarme
Fue con la mala intención
Los restos de una ilusión
Que he podido reservarme.

A otras personas de mi
Te quejas, no sé por qué;
Cuanto tuve te lo dí,
Y hasta a olvidar te enseñé,
Cuando este saber perdí.

Si no crees en mi cariño
Yo te propongo una prueba:
Priva mis ojos del sol,
Bebe sangre de mis venas,
Devora mi corazón.

Dice que me quiere hablar:
No sé que querrá de mí;
Si nada le puedo dar,
Porque todo se lo dí…
¡Menos mi propio pesar!

Las penas que yo estoy pasando
Por tu despego y tu orgullo,
Al fin me darán la muerte;
Pero ni en el otro mundo
Podré dejar de quererte.

Mira si te querré yo
Que en ti siempre estoy pensando,
Que en el corazón te tengo
Y en mis delirios te llamo
Y hasta en mis sueños te veo.

Dices que temes morirte
Y en verdad no sé por qué;
Ya sabes que cuando mueras
Yo acompañándote iré…
¡Aunque al infierno te fueras!...

Como pájaro sin nido
Tu amor vagaba con miedo;
Yo en mi pecho le di asilo
Y él de allí se fue corriendo…
¡Dejándomelo vacío!

Vistes que mi pecho ardía
Y no apagastes la hoguera.
Supistes que me moría
Y no acudistes siquiera
A socorrer mi agonía…

El corazón tengo muerto
De pasar penas por ti;
Déjame sufrir en paz
Y no te acuerdes de mí,
Porque yo no existo ya.

Cuando te quise de veras
Te burlaste de mi amor,
Ahora que al fin te desprecio
Me entregas tu corazón…
¡Y yo ni mirarlo quiero!

El amor que tú me distes
Era un ratero malvado,
Que robó a mi pobre alma
Toditas sus ilusiones,
Toditas sus esperanzas.

Muchas lágrimas vertí
Cuando te quise de veras;
Pero al cabo he comprendido
Que no vales dos pesetas…
¡Y desprecio tu cariño!

Por tí perdí mi esperanza,
Por ti perdí mi ilusión;
Vete con Dios, mala sangre,
Que no tienes corazón,
Que eres un ser despreciable.

El corazón sin amor
Es como flor sin aroma,
Como nidillo sin pájaros,
Como arbolito sin hojas,
Como templo abandonado.

En tí puse mi esperanza,
Y aunque no la merecías,
Te dí el corazón y el alma…
¡Si quieres toma mi vida,
Porque ya no me hace falta!

Yo canto siempre mis penas
Para buscarme consuelo;
Las canto con alegría,
Dándole gracias al cielo
Que me alienta en la agonía. 



2) Ecos andaluces

Canto mi amor en cantares,
Se lo canto a mi guitarra
Pá que no se entere nadie

Vente a la verita mía,
Que te tengo que decir
La mar de cosas que guardo
Solamente para ti.

¿A qué vienes a quejarte,
Si ves que te mando siempre
Con la música á otra parte?...

Velai lo que has sacao
De tanto amor y tanto sufrir
Cabeza ardiendo, pies fríos
Y deseos de morir.

No tengo calor de nadie:
Me ha hecho traición mi serrana
Y se me ha muerto mi madre.

Cruzó por la vera mía
Sin decirme adiós si quiera;
Y pensé…en lo que pensé…,
Y pensé: «¡Quién lo creyera!»

Aún recuerdo aquel suspiro
Que a su verita escuché…
¡Cuántos pesares le debo
Y cuantos le deberé!...

Quisiera hacerte sentir
Tóo el peso de mi quebranto,
Pa ver si así me querías
Ó me despreciabas tanto.

Quisiera que te murieses
Pá seguirte yo corriendo;
Más vale morir de pena
Que no morirse de celos.

¿Qué más pruebas puedo darte
Pá probarte mi cariño,
Si estoy viviendo sin alma
Porque tú me la has pedido?...

No dirás que no te quiero,
Que en cuantico no te miro
Parece que no te veo

Si me muero antes que tú
Procura seguirme fiel,
Porque me va a dar coraje
Si tú aquí lo pasas bien.

Te conocí hace tres meses
Y nos hemos engañao
Lo menos cuarenta veces.

En una noche muy negra
Me citaste en el campo
Y yo no quise acudir
Temiendo dar un mal paso.

Tu madre intenta perderme,
Porque no me quiere dar
Dos pesetas que me debe.

Piensas que dicen mis ojos
Que están solo por ti abiertos…
O tú eres tonta del tóo
O ellos son los embusteros.

El día que yo te olvíe
Tengo que hacerte penar
Tó lo que yo estoy penando
Por no poderte olviar.

La culpa me tengo yo
De tó lo que me ha pasao.
¡Si no te hubiera creío
No me hubieras engañao!

Si el Divé te perdonara,
Iba á decir que hasta Dios
Se enamora de tu cara.

Los pajarillos cantando
Cuentan sus penas al viento:
Yo, pa que nadie las oiga,
Siempre las canto en silencio.

Si Dios hiciera el milagro
De que yo al fin te olvidara,
Palabras no encontraría
Pa poder darle las gracias.

Son tus ojos, serranita,
Brillantes como luceros,
Tan negros como la noche,
Tan ardientes como el fuego.

Dicen tanto tus ojitos,
Que tan solo con mirarme
Me has trastornado el juicio.

Me preguntastes un día:
¿Por qué doblan las campanas?
Y acabas de matarme
Toditas mis esperanzas.

Ya te ajustaré las cuentas,
Que vienes con muchos humos
Y no vales dos pesetas. 

Porque pobre me quedé
Toditos me despreciaron:
Solo un perro que tenía
Vino á lamerme las manos.

No me dés tantos jachares
Que yo te puedo dar otros,
Que donde espinas se siembran
Suelen recogerse abrojos.

¿Cómo quieres que perdone
Toitas tus malas partías,
Si ellas me han hecho perder
Hasta la fe que tenía?...

Vete, por Dios, de mi vera;
Porque me vas a matar,
Y no quiero que me mates
Pa poderte perdonar.

Sin decirme adiós siquiera
Dejastes la vera mía…
Con lagrimitas de sangre
Llorarás esa partía.

Todas las penas que tengo
Al aire le iba contando,
Y una mosca que me oía
De mí se estaba burlando.

Al pie de un árbol sin hojas
Me puse a pulsar la lira,
Y un mochuelo que allí estaba
¡Con qué ganas se reía!....

Son tus lágrimas diamantes
Y tus ojos dos luceros,
Tus dientes menudas perlas,
Tu corazón… ¡trapo viejo!

Cuando me estén enterrando,
Vente, por Dios, á mi vera.
Ya que todos me abandonen
Que me quedes tú siquiera.

Cuando paso por su vera
Haciendo la vista gorda,
Parece que el corazón
Se me sale por la boca.

Tú tienes que hablar conmigo,
Sola delante de mí,
Pa decirme lo que has hecho
Del corazón que te dí.

Pide todo cuanto quieras,
Que mi alma y mi corazón,
Serranita de mi vida,
Para ti solita son. 

Pasas por la vera mía
Haciendo la vista gorda…
¡De qué te sirve fingir,
Si te conozco de sobra!

A ti te falta un sentío:
Decirme que no te quiera
¡Si para quererte vivo!



3) Baturricas

Pasé por tu calle y ví
Medio cerrada tu puerta,
Y en seguida presumí
Que no estaba bien abierta.

En el burro de tu padre
Tengo que dir ande mandas,
Porque el burro de mi tío
Está malo de las patas.

Entré en el Pilar sagrao
Y á la Virgen le pidí
Que aparte de ti las penas
Y me dé toicas a mí.

Tu madre no mi pué ver
Dende que li dije en groma
Que la vídir por los aires
Montadica en una escoba.

¡Ridiós! Ya sé que mi burro
Tié semejanza con mí…
Bastante mi lo has icío,
No mí lo güelvas a icir.

Ayer a tu madre ví
Asomada a la ventana,
Y no despegué los morros,
Porque no mi dio la gana.

Dí que mi dejas por probe
Y no digas que es por malo,
De sobra que tóos sabemos
Ande t‘aprieta el zapato.

A la sombra de tu casa
Me puse a considerar,
¡Si será bruto tu padre
Que no mi puedo sentar!...

Junto á el Pilar nos juramos
No olvidar nuestro amor nunca:
Cuando paso por allí…
¡Hasta la Virgen se burla!

Al pie de una higuera negra
Me puse a pensar ceñudo,
Lo verdes que están los higos
Antes de que estén maduros. 

De sobra que te lo icí,
Que mi habías de llorar…
¡Cariño como el de mí
No lo puedes encontrar!...




4) Ayes

Voy a templar mi guitarra
Para cantar mis pesares;
¡Aunque nadie los escuche,
Que no los desprecie nadie!

Yo no ceso de llorar;
Solo que lloro por dentro
Y nadie ve mi pesar.

A veces, sin yo querer,
Siento envidia de los muertos.
¿Para qué sirve la vida,
Si siempre se está sufriendo!...
No quiero querer a nadie;
Que el tormento del cariño
Quien lo quiera que lo aguante.

Del placer nace el dolor
Y del pesar la alegría…
¡El bien y el mal en el mundo
Son cosa de fantasía!...
¡ Qué buena cosa es vivir!
Llorar desde que se nace
Y padeciendo morir.

No envidies a los que llevan
Alegre siempre la cara,
Que hay quien finge estar contento
Mientras tiene muerta el alma.
¿Para qué me sirve el llanto,
Si no hay lágrimas bastantes
Para llorar mi quebranto!...

Señalé el primer pesar
Con una cruz en mi pecho;
¡Ya tantos van señalados
Que parece un cementerio!
Yo no envidio a los que ríen,
Ni a los que gozan envidio;
Envidio a los que no creen
Ni en prosas ni en cariños.

No desmayes en pedir,
Aunque no te escuche Dios;
Que el consuelo de esperar,
Es el consuelo mayor.
¿Qué tendrá de alegre el cielo,
Que a él miramos siempre todos
Cuando buscamos consuelo!...
Hay momentos en la vida
En que nos matan las penas;
En que se anhela algo grande,
Sin saber lo que se anhela.

A la criatura infeliz
Hasta el tiempo le hace burla:
Si goza, pasa corriendo;
Si sufre…¡no pasa nunca!
No pierdas la fe en el bien,
Aunque al mal mires triunfante:
Ten el alma siempre limpia
Y cree que tendrás bastante.

Tras del llanto va la risa,
Tras de la noche va el sol;
Detrás de mis desengaños…
¡Siempre va alguno mayor!...
Se me encoge el corazón
Al ver, con dolor profundo,
La enorme suma de muertos
Que andando van por el mundo…

El que no tenga dinero
Está en el mundo de sobra,
Que nadie se acerca al árbol
Que no le puede dar sombra.
Anda y no sufras por nadie:
Te verás desamparado
Y no irán a consolarte.

Mientras tengas dos pesetas,
Duda de buenas palabras:
Lo que sobran son amigos…
Cuando menos hacen falta.
Vive el que sufre en el mundo
Con la esperanza fatal
De que al vivir renegando
Después se condenará
Tras un padecer eterno,
Después de mi triste historia,
Perdí la fe en el Infierno
Y la esperanza en la Gloria.

Quien quiera pasar por santo
En este mundo de farsas,
En vez de ser virtuoso
Que procure caer en gracia.
Compañera de mi vida.
¡Qué envidia me da de ti!
Como no sabes querer,
No sabes lo que es sufrir.

Paga traición con traición
Y no perdones a nadie;
Que el que olvida los agravios
Pasa, encima, por cobarde.

Mal haya quien inventó
El querer y el olvidar;
Si lo llegara a coger
¡Qué cuentas le iba a ajustar!
Si quieres ver si un cariño
Es fingido ó es de veras,
Dí que estás desamparado
Y no tienes dos pesetas.

Cuando salga de este mundo
¿Por dónde echaré mis pasos
Que no me vuelva a encontrar
La senda del desengaño?...
Donde quiera que tropieces,
Mira el sitio con afán,
Y encomiéndate al Señor
Cuando vuelvas á pasar.

No me da miedo el morir,
Si el morir nos da la calma:
Más temo a los desengaños
Que hacen pedazos el alma.
Cuando se lloran las penas,
Se halla consuelo al llorar;
Lo malo es cuando se sienten
Y se tienen que callar.

Canto porque cantar quiero,
Por darle gusto a mi alma,
Que al fin y al cabo del mundo
Es lo único que se saca.

Cuando miro las estrellas,
Ojos tristes me parecen
De amados séres que dicen:
¡Vente con nosotros! ¡¡Vente!!,
No hay madre que no se atreva
Á martirizarse el alma,
Por darle paz y consuelo
Á un hijo de sus entrañas.

No hay quien sienta el mal ajeno.
Cuando mi madre murió,
Mientras yo estaba llorando
Cantaba el enterrador. 

Son los golpes que más duelen
Aquellos que más se callan,
Porque enmudece la lengua
Y solo el corazón habla.

Cuando mi madre murió
Me dijo su alma al oído:
«Se fue la que te quería,
¡No pienses más en cariños!»
La metieron en la caja
Y la echaron en el hoyo…

¡Yo también debo estar muerto
Cuando no me he vuelto loco!
Cuando dejo el Campo santo
Donde el corazón perdí,
Oigo una voz que me dice:

« ¡Que no tardes en venir!»
Ya se me murió mi madre,
¡Pobre madre de mi alma!
¡Que solo se queda uno
Sin mi madre y sin esperanza!
No sientas peso en el alma
Por la angustia que pasó,
Que vendrán otras mayores
A matarte el corazón.

Cuando me pongo á cantar,
Harto de tanto sufrir,
Hasta la guitarra dice:
«¡Qué pena me da de ti!...»




B. Lira andaluza (1906)


Es el segundo libro que ya firma como Pepita Vidal, y el primer poemario, y último. Se publica en Córdoba en 1906, en la imprenta La Verdad situada en la calle Gondomar, 7. Tiene el subtítulo de Poesías y anuncia ya en la portada que el prólogo lo firma Eduardo Zamacois.
En las primeras páginas aparece una fotografía de la autora, posando, sentada en una silla y apoyada en una mesa auxiliar redonda sobre la que se encuentra un periódico o un libro grande, el cual simula Josefina que lo está leyendo. Apoya el codo derecho sobre el texto y la cabeza en la mano del mismo lado. Mira a la cámara fijamente, sin sonreír, pero con actitud apacible y relajada. Viste una falta larga oscura, que le tapa el calzado, y una blusa clara, abombada en las mangas y con un nudo en el escote. Además de un pequeño gorro negro, a modo de bombín masculino.
En la página siguiente encontramos la dedicatoria: ―A mis respetables amigos los Exmos. Tres Condes de Torres Cabrera y del Menado20‖ firmada por ―La Autora‖, otro avance a destacar al reconocer, con su nombre, su género, abandonando las inseguridades del primer poemario.
Acto seguido asistimos al mencionado Prólogo. El autor de este, en su condición de literato, lo comienza como si de una narración se tratara ―Cuando regresé a mi casa eran las dos de la madrugada; nadie me sintió llegar…‖ (Vidal 1906d: I), para en seguida hablar del ―limpio‖ ejemplar de Lira Andaluza que le esperaba en su mesa de despacho: ―doscientas cuartillas (…) con la letra segura y dichosa de una mano joven, que nunca ha dudado‖ (Vidal 1906d: 1). Nos sigue ambientando al escribir sobre la lluvia en la calle que lo acompaña en su lectura, y ya cuenta sobre la autora y sobre el texto, diciendo de ella que ―como Espronceda, (…) quiere correr libre, en amariposeado vagabundear de caprichosas rebeldías‖ (Vidal 1906d: I) y va citando algún verso del interior del poemario, inteligentemente elegidos para justificar sus afirmaciones.
Nos explica lo que es la inspiración para Pepita Vidal, algo todopoderoso que no debe tener más guía ni otro dueño que su mismo amor a la belleza, exponiendo un verso también. Este hecho sobre inspiración y belleza hacen que el conjunto de poemas conformen ―un libro saludable‖ del que se desprende frescura, juventud y color. Un libro que nos devuelve al ambiente rústico, a la provincia, al hogar ―perdido en la paz de esos callejones (…) que serpean junto a la torre de las viejas iglesias‖ (Vidal 1906d: II).
Leemos la inocencia del infante, que encuentra a Dios en todo lo que va
descubriendo.
Pepita Vidal irradia felicidad en sus poesías, tanto referidas a la primavera, que le lleva a la vida, como al invierno, y con él la muerte. Expone un optimismo, afirmado por E. Zamacois, que le lleva a escribir un ―libro color de oro‖ (Vidal 1906d: II).
Incluso dice que ―encanta; porque sus estrofas parecer haber cumplido el milagro de retener aquel rayo de sol que el loco filósofo indostánico trató inútilmente de apresar en una botella‖ (Vidal 1906d: II). 




De Lira andaluza (1907)


5) ...Y fue…

No preguntadme nunca que por qué canto;
Todo problema obscuro me causa espanto.
Yo no sé lo que pienso ni lo que digo;
Hay un Dios que me inspira y al cual bendigo.
A ese ser infinito lo alaban todos,
De distintas maneras, de varios modos.
Lo alaban con sus trinos los ruiseñores;
con sus gratos perfumes las gayas flores;
el apacible bosque con su murmullo;
la tórtola emitiendo su dulce arrullo;
el viento de la tarde con su armonía
y con sus mil rumores la selva umbría.
Yo vago por las sendas del triste suelo
como vagan las nubes allá en el cielo; 
si el viento no las mueve, todas se paran;
si el sol no las vistiera, negras quedaran.
Si en su seno algún brillo se manifiesta
Es debido al reflejo que el sol les presta.
Por ellas nada pueden ni nada valen,
y nunca es obra suya si bellas salen.
Yo, si Dios me dejase desamparada,
en este valle obscuro no fuera nada.
Él en mi pecho puso la poesía
y si algo bueno sale…¡no es obra mía!
Yo la inspiración lanzo que en mi se esconde
y camino y camino sin ver a dónde.
Yo no canto tan solo porque es mi encanto,
canto sin darme cuenta de lo que canto:
yo del Señor escucho solo el acento,
y es mi lira la lira del sentimiento.
Él fue quien puso notas en mi garganta
y sus pobres canciones por Él las canta.
Yo estaba en la mañana de mi existencia
y cantaba la vida sin experiencia.
No sé ni lo que pienso ni lo que digo:
hay un Dios que me inspira…¡Yo lo bendigo!
Yo andaba por el mundo pesarosa
y hacia Dios me elevé,
Él le dijo a mi mente: «¡Sé poetisa!»
¡Y fue!..



6) A ti

No hay tierra como mi tierra,
ni cielo de tal encanto,
ni flores como sus flores,
ni sol que caliente tanto.

Bendita mi tierra,
mi tierra bendita:
benditas sus flores, 
benditas sus aves,
su sol y su brisa.
Bendito el contento
que en ella palpita,
sus gratos aromas,
sus noches serenas,
sus diáfanos días.
No hay cielo en el mundo 
que iguale a su cielo,
su cielo radiante 
de luz brillantísima,
su cielo que amores 
y encantos infunde;
del cielo africano
reflejo y envidia.
Aquí todos cantan;
aquí todos sienten;
aquí tienen algo 
que nadie se explica;
un algo confuso 
que nace en el alma,
un algo que bulle 
y alienta e inspira, 

un algo que dice: 
«¡Cantemos, sintamos,
la Ciencia nos huelga,
¡la ciencia es muy fría!
Lo hermoso y lo grande
sin ciencia se admira.
Sin Ciencia se puede 
sentir la Belleza,
sin Ciencia se puede 
cantar la Poesía!»
Por eso en la patria 
del sol y las flores
son todo poetas,
son todo artistas;
lo son sin saberlo,
lo son sin buscarlo,
lo son porque el viento 
sus almas inspira;
por eso en la patria del sol y las flores,
sintiendo y cantando se pasa la vida.
Aquí se comprende mejor la grandeza
de Dios poderoso,
aquí bendiciones sin treguas envía;
y en cada murmullo del céfiro alado
y en cada corola de flores divinas
y en cada reflejo del sol explendente
y en cada suspiro que lanza la brisa,
parece escucharse la voz armoniosa
de Dios, que nos dice:

«¡Espera y confía!»
Aquí se conciben mejor las dulzuras
que Amor desparrama;
parece que todo protege su sombra,
vertiendo delicias.
Las flores, las aves, los gratos aromas,
el diáfano cielo, el astro que brilla,
las noches serena
y el vago concierto de todo lo hermoso,
en dulce armonía
parece que exclama con voz de
consuelo:

«¡Amemos sin tregua
que amar es la dicha!»
¡Bendita mi tierra!
¡Mi tierra bendita!

¡Dejad que la alabe, dejad que extasiada
Pensando en sus glorias me inspire mi lira!
¡Dejad que me muera besando su manto de luz y poesía!
¡¡Dejad que en la patria del sol y las flores,
sintiendo y cantando me pase la vida!!




7) ¡Primavera!

El cielo poco a poco se va purificando;
las brumas del invierno disponen su partida
y avergonzadas huyen, perdiéndose a lo lejos,
a impulsos de la brisa.
El sol radiante y puro su cabellera extiende,
que el suelo fecundiza, 
ypuéblase el espacio
de aromas que embriagan,
de luz y de colores,
de obscuras golondrinas…
Los pardos ruiseñores acuden presurosos
a fabricar su nido con íntima alegría
en la espesura lóbrega del bosque solitario,
donde el sosiego impera,
donde la paz habita.
Y desde allí sus trinos emiten placenteros
cuando la luna pálida sus rayos les envía.
Sus aromosos cálices
abriendo van las flores, ansiosas de delicias,
y esparcen sus perfumes
haciendo alarde vano
de su fugaz belleza,
que en el espacio breve de una mañana expira.
Los límpidos arroyos que corren por el valle,
saltando por las piedras que lamen y salpican,
vertiendo van aljófar
en miles hierbecillas
que ostenta sus preciosos colores de esmeralda
con vivos cambiantes
y tonos diferentes
de luz que llena el alma de amor y de poesía.
Los árboles se cubren y cruzan su ramaje
cual brazos que se enlazan.
El matinal rocío
las flores vivifica.
Los pájaros gorgean,
las nieblas disipan.
Y todo son ensueños y dulces esperanzas
y encantos y alegría….
Mas ¡ay! pasará en breve
la hermosa Primavera, que tanto nos anima.
La hermosa Primavera de luz y de colores,
de encanto y de armonía….
Se callarán los pájaros;
en viento huracanado se trocará la brisa;
las olorosas flores se doblarán ajadas
y rondarán marchitas…
¡Pasó la Primavera, pasaron los encantos,
pasaron los placeres
marchéronse las dichas!
Pero, ¿volverá luego? Sí, volverá, no hay duda,
y si traerá consigo torrentes de armonía,
y se traerá consigo las flores y los pájaros,
la luz y las delicias.
No así sucede al alma que en breve se marchita.
No así sucede al alma
que vive en el Otoño perpétuo de la vida:
que en medio de las lágrimas y en medio de las penas
vejeta sin placeres,
vejeta sin sonrisas….
¡Ay! Cuando se apoderan del alma los pesares
y al peso del quebranto con languidez se inclina,
y su ilusión se agosta…
esa es un alma muerta que rueda por el mundo
cual infeliz proscrita…
¡Y a ese alma ya no vuelven las dulces esperanzas,
ni vuelve la inocencia,
ni vuelve la alegría,
ni vuelven los amores,
ni vuelven los encantos,
ni vuelven las delicias!..
¡Pasó la Primavera! ¡La flores marchitáronse!
¡¡qué triste es el Otoño perpétuo de la vida!!


8) Otoñal

Conrónanse de brumas las crestas de los montes;
se doblan en los prados las flores más galanas;
los pájaros cantores sus nidos abandonan
y aléjanse en bandadas.
Los árboles sacuden su verde vestidura;
medrosos esqueletos semejan ser las ramas,
y cuando al rudo empuje del viento furibundo
se chocan y se enlazan,
no imitan el chasquido del beso apasionado,
ni el eco del arrullo, ni el son de las palabras,
ni el ténue suspirillo
del alma enamorada;
sino el dolor macabro de danzas de ultratumba;
el triste crujimiento de un mundo que se acaba;
los lastimeros ayes de seres que agonizan;
la convulsión postrera de enfermas esperanzas;
los gritos del combate y el tétrico aleteo
de la ilusión perdida,
del goce que se marcha.
¡Qué triste es ver las aves abandonar sus nidos,
de luz y de colores la tierra despojada,
las nubes cenicientas poblando las alturas
y el trueno fragoroso rodando en sus entrañas!
El aterido Invierno llamando está a la puerta
Envuelto en su sudario de tinieblas y de escarchas
y el sol adormecido se esconde entre celajes
con faz avergonzada.
Umbrías las florestas, los bosques solitarios,
por ellos ya no bullen las murmurantes áuras,
ni tienen los arroyos cadencia halagadora,
ni llegan al oído mil armonías vagas,
que el corazón agitan,
que hacen soñar al alma.
Los valles y los montes se cubren de negruras.
Pasaron los encantos,
cesaron las bonanzas.
¡Adiós las bellas flores,
las dulces armonías,
el céfiro y las aúras!
¡Adiós lo que era hermoso,
adiós, lo que era vida,
adiós, lo que era sávia.
Cantoras avecillas, volad a otras regiones.
Huid; apresuraos;
volad, volad con ansia,
que el aterido Invierno
a nuestra puerta llama,
buscando en los hogares un hueco hospitalario,
que está cubierto el pobre de nieblas y de escarcha…
Mas ¡ay! no abrid. Tengamos la puerta bien cerrada.
Neguémosle el asilo.
Que no entre en nuestra casa;
que busque otra guarida,
que nuestro hogar no invada;
que nuestro amor no enfríe;
que no desgaje ramas
del árbol de la dicha,
ni empañe con su aliento
el sol de la esperanza.
¡Por Dios, cerrad la puerta!
Decidle que se vaya.
Que aquí no vierta hielos;
que aquí no deje escarchas.
Cerrad, cerrad aprisa:
decidle que se vaya…
¡Qué importa que por fuera los vientos fieros bramen!
¡Qué importa que por fuera sucumban las bonanzas!
Si dentro está la vida,
si dentro está la sávia;
si existen primaveras
perpétuas en el alma
y allá en su claro fondo no hay más que amores puros
y encantos y esperanzas…
¡Feliz aquel que puede contar con un cariño

que nunca se desgasta
Tener un ser que amante comparta nuestra vida,
y en su ardoroso pecho la frente reclinada,
pasar las largas noches plagadas de negruras;
pasar las tristes horas en que este pobre mundo
parece que se acaba.
Gozad los que tenéis ensueños seductores
y un nido bien caliente sin átomo de escarcha.
¡Gozad! La vida es bella.
Gozad de la bonanza.
Dejad que se adormezcan los gérmenes vitales
que aprisionados tienen la tierra en sus entrañas.
¡Gocemos y riamos!
No huyó la Primavera, la luz ni la armonía,
ni el céfiro y las auras,
por fuera el desengaño;
por dentro la esperanza…
Dejemos al Invierno que llame a nuestra puerta.
Dejemos que las nieves envuelvan las montañas…
¡Qué importa que los cielos se cubran de crespones!
¡Dichosos si llevamos el sol dentro del alma!...









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ESTEFANÍA CABELLO [19.275]

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Estefanía Cabello

Nació en Córdoba en 1993.

Estudio Filología hispánica en la universidad de Córdoba, pero he estado formándome en otros países (actividad que no dejo de cumplir); es por eso que he residido a lo largo de estos últimos años en lugares como Nueva York, EE.UU. (2012); Ciudad de México, UNAM (2013); Gales, Reino Unido (2014);  Guadalajara, México (2014), Rabat, Marruecos (Instituto Cervantes, 2016) y actualmente Varsovia, Polonia (Consejería de Educación de la Embajada, 2016). 

Finalista del IIº premio Jovellanos El mejor poema del mundo, por "Nueva España". El poema ha sido publicado por Ediciones Nobel en julio de 2015. Ha sido traducido al italiano en el marco del Festival Internacional de poesía “Parco poesía” (Italia, 2015).

Como finalista de la IIIª edición de Ucopoética, varios de mis poemas también han sido publicados por la La Bella Varsovia en el poemario Donde veas (2015).

Una selección de mis poemas aparecen en la antología de poesía joven andaluza La punta del Iceberg (ed. Ediciones en Huida, noviembre, 2015) y en dos plaquettes, “Nº 10” ( Bar Limbo, Córdoba) y Familia, que ha salido a la luz con la editorial Plurabelle, 2015.

He participado en numerosos recitales y conferencias, entre ellos: en las librerías del Fondo de Cultura Económica (FCE) de Guadalajara (México, 2014), Jazz Poetry Session (Feria del Libro de Córdoba, abril 2015), Festival Internacional Cosmopoética poetas del mundo en Córdoba (Septiembre, 2015), PoesíaRandom: poesía y acción digital. Recital de 14 poetas andaluces (septiembre, 2015), Carrera de relevos, en el Centro Andaluz de las Letras (diciembre, 2015),  Feria del libro de Córdoba (2016), PoesíaRandom II en el espacio Cienfuegos (Málaga, mayo 2016), Festival Internacional Cosmopoética 2016 (Córdoba, 2016).  


De pequeña
creía en la paz de los árboles
pero las hojas caían alrededor de mí y no podía hacer nada.

Luego, creí en los hombres

ellos me hicieron recordar por qué no existe Dios.

Los periódicos anuncian lo siguiente:
cuarenta suicidios más
en lo que va de año
en la región de Córdoba.
No anuncias edades.


*



Dicen que a veces el viento,
que sopla siempre distinto,
que nos trastorna y nos deja abandonados
en medio de la nada
como mecidos por un mismo dolor;
y que el dolor moldea la cordura,
convoca la silueta de los locos
y luego todo desaparece
como si fuera un trágico conjuro
eso de estar viviendo tanto.
Y solo quedan
los moldeadores en la peluquería,
los juegos de los niños en la calle
y los sucesos que publican los periódicos.

Pero María ay que ver,
ella era normal, por qué haría eso.
Yo creo que es la tasa,
la sombra que a veces hay que pagar
por nuestra propia sombra.
Mientras, el luto riega las calles
pero no hay respuestas. 


*



Mi casa es mi sangre
ensucia mi boca
la siento en mis ojos
habla desde arriba con una voz bajita de augurio.

Solo yo sé a dónde va cuando calla
y me asomo de puntillas a mis ojos y a mi boca
y busco reconocer todos los lugares.

Enfrente estás tú.
pienso en la palabra inevitable
se graba en la pared del fondo
agrieta
la cal a su paso.

Me miras con un rostro impasible
aunque la muerte se siente a tu lado
para morderte despacio en la oreja
con un rostro que desafía
Ccda uno
de los rostros anteriores
No hablas mi misma lengua
no estamos hechos para la comprensión
Solo para el lance que va de un cuerpo a otro
para el espacio sostenido en el umbral de la puerta
es necesario tomar la casa, la tuya o la mía,
ambos lo sabemos.

Agarras mi muñeca
recorres el entramado azul con tu uña
adivino lo que estás pensando
soy descarademante frágil,
estoy tan descaradamente sola en el olvido

pero haber dicho que mis casa es mi sangre es lo mismo
que decir mi casa es nómada
mi casa no cree en el adiestramento
mi casa se abre por mis venas como un páramo de aves

recojo mis zapatos
esperas la invitación para entrar
mi cuerpo no responde
supongo que ahora es tarde

las luces están apagadas.




III.

Retroceder justo antes de tiempo
besar una boca

mientras se piensa en la muerte.




IV.

Nueva España [1]

Escrito en Guadalajara, México.
A día 12 de noviembre, 2014.

Mi país no es un país de 43 muertos,
Es un país de 40 millones de muertos
Que se desplazan por las calles,
En fosas de dinero y humor negro.

En mi país a las niñas les enseñan a ser señoritas,
A los niños les enseñan a ser caballeros.
Pero nadie les enseña a ser niños.

En mi país la inteligencia sigue gobernada
Por señoras viejas, enlutadas,
Que aún se desplazan por la calle como alacranes,
Y hacen punto tras los visillos,
Rezando padresnuestros y condenando a los maricas.

Mi país no aprende de sus muertos.
No aprende de la lucha mano a mano contra hermanos.
Mi país, en cambio, busca autosuficiencia.
Mi país es tan bello… ¿pero quién, qué voz va a cantar a mi país
Si acribillamos una vez a balazos como conejos a los únicos poetas del amor y de la vida?

Mi país no quiere a sus muertos.
Los padres de familia se siguen suicidando
Y los gobiernos lavan las manchas con lejía barata,
Como las buenas amas de casa,
Para que España no huela a podrido.

Que nadie diga que mi país es un sueño.
Que nadie que no lo conozca diga que mi país es un sueño.
Mi país solo conoce y sueña un orden gigante, mayor que él mismo,
Bajo el que todo el mundo se agolpa y va gritando “Amén” por las esquinas.[2]

[1] En contexto de los 43 estudiantes asesinados en el país mexicano, eño”, que no veían la otra España a través de mis abiertos ojos de niña, y en honor a los grandes exiliados de la libertad humana. Generación del 27.

[2] Finalista del “II Premio Internacional Jovellanos 2015, Mejor poema del mundo” y publicado por Ediciones Nobel, julio 2015.




V.

Turismo de exteriores


La tierra conoce tambores secos
que retumban como moscas.
Túmbate en la hierba,
observa cómo las mentiras crecen bajo tus manos.


*


Ven a morir a algún rincón de la ciudad
donde aún florecen niños inocentes
y jazmines clavados por el centro.


*


Un niño tierno como un regazo de pan
se abre ante ti y quieres mostrarle
que no hay redención
pero callas
porque quizá en eso consista la vida.

"Turismo de exteriores" en Cosmopoética2016, exposición "12 poemas, 12 miradas"



VI. 

Día Cero, fragmento.

No tuve opción.
Los gallos cantaban la muerte en un espectáculo sin fin.
Los niños tiraban de las faltriqueras de sus madres.
La inocencia solo resultó ser el canto oculto de la moneda,
La mano abierta, el golpe seco.
No hubo ocasión de fingir.
Los hombres estaban esperando la putrefacción de la carne
Laderas de huesos humillaban sus pies
Y eran sonoros los besos en las bocas equivocadas.
Por eso nunca podré ser igual que tú.
El crepúsculo estallaba en mil aullidos
Los perros formados ladraron sus cadenas
poderosos, conscientes, verdaderos,
lo seríamos siempre en otro tiempo
aquí hay un cementerio fijo, constante, extendido ante mis ojos.
Y a fin de cuentas, el fin. No somos tan diferentes.





VII.

Damn it, sweet Little girl

Le hubiera esperado.
La soledad. Los cáñamos abiertos en dos.
El clavo introduciéndose en la carne,
Firme, tibio.
A pesar de los gritos,
de las calles sin nombre, le hubiera esperado.
Con la conciencia fija en la esquina tórrida
y una mano apretando mi muñeca.
Así se hace, dulce niña. Continúalo así.
Me besaba porque no aguantaba tanta extensión para la tristeza.
Abrazó la carne justo aquí en este punto que se hunde.

La madrugada corre ahora apagando recuerdos.



VIII.

Intermedio

Para vencer es necesario morir desmemoriado:
mi padre solia fingir la esperanza,
ahora hilos de negra baba penden de su boca



IX.

Si Stanley Kubrick fuera un poema
Los labios bien cerrados.
Los ojos bien cerrados.
Los sentidos bien adentro.
Demasiada muerte del pulso en la sien.
Uno se da cuenta del dolor
cuando cada palabra empieza por ayer
y nace esa urgencia precipitada
de sentir la calidez debajo de la piel,
la hinchazón que busca el litigio de las manos.
Los ojos bien cerrados.
El pulso en las muñecas,
el otro pulso en las muñecas.
Los años puestos en los balcones.
Las miradas de las bestias sacadas a paseo,
pero la certeza de que alguien te aprieta la mano justo aquí,
al otro lado,
la soledad y las vísceras,
tanto material para olvido.
Mudos, descenderemos en el remolino



X.

Autorretrato[1]

La niña que vive en mi seno
a veces se pliega hasta las rodillas,
con los hombros vastos,
porque tiene complejo de Atlas.

La sombra de la niña que soy
me sorprendió ya mujer, ante un espejo,
adiestrando jirones de pelo
con esa gravedad que da la súbita conciencia de ser.

¿Era yo aquella niña que parece muerta
o es ella, la más viva, que señala lo muerto que está todo ya?
A veces me pliego, sí, y la interrogo
queriendo saber de qué hablan los muertos

Y ella grita entonces que no,
desdoblándose en voces, que no,
que no puede más, que ya basta
con tanta insurrección.
Ilustración: Manuel Jiménez, artista e ilustrador. The BlueNail 

[1] Poema que aparece en Donde Veas, poetas ganadores de Ucopoética. La Bella Varsovia, Septiembre 2015.




XI.

El ángel de la casa [1]

El centro ruge. Los muslos se frotan ateridos,
yo me celebro: no hay ocasión para el encuentro.
El tacto, como de costumbre, suele llegar tarde
y se hace imposible esperar unas manos de hambre:
una es curva dúctil contra un cuerpo de mármol. Y calla
porque ha de callar, entre pudorosas sedas y cadencias luctuosas,
lo que es consabido, un secreto barrido a voces:
la espera del ángel de la casa siempre ha sido dura;
también hay muerte tierna más allá de esta piel.

[1] Poema publicado en Donde Veas, poetas ganadores de Ucopoética. La Bella Varsovia, Septiembre 2015.



XII.

Pecunia opus magnum mundi
(Dinero gran obra del mundo)

Aylan será el niño kurdo que muera mañana frente a otras costas,
el árabe que morirá setenta años en la costa.
El venezolano  que seguirá muriendo sin llegar nunca a alguna costa.
Aylan es el miedo humano, y todos los muertos de la familia humana.

Los antiguos lo sabían,
por eso pusieron dos monedas en nuestros ojos,
por eso danzaban en torno a nuestro cuerpo lleno de oro
para que nuestro cuerpo no pereciera, indefenso, a orillas del gran río.



XIII.

Hay guerras ocultas.

alguien toca la puerta
te han despertado de un sueño
en el que morías.
Cuatro hombres tiraban de
tus extremidades

y una jeringuilla brillaba en la palma de la mano.




XIV.

                                                                  (Varsovia, septiembre)

Siempre hay algún elemento de vergüenza ajena
en leer literaturas extranjeras
su historia no te pertenece
nunca te ha pertenecido
no es tu bilis igual que la suya
y el rencor o el odio tienen otros nombres propios
que suenan a marzenia, miasto, o a calle vacía.
y sin embargo las llagas saben igual en los puentes

y todos los pájaros se mueren callados en los ojos.






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ANA MARÍA PEDERNERA [19.276]

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ANA MARÍA PEDERNERA

Nació en Del Carril, Partido de Saladillo, Provincia de Buenos Aires, Argentina el 15 de Febrero de 1956.

En la actualidad vive en Lobos, Provincia de Buenos Aires. Es Profesora de Historia y Ciencias Sociales.

Ha publicado los libros de poesía:

-“Hay que morirse menos de distancia”, Editorial Vinciguerra, Buenos Aires, 2004.
-“Balada de la habladora”, Ediciones del Dock, Buenos Aires, 2006.
-“Ensayo sobre la angustia”, Ediciones del Dock, Buenos Aires, 2009.
-“Pampa Mar”, Ediciones del Dock, Buenos Aires, 2014.

-Integra con otros 11 poetas la antología “Voces de la llanura”, Editorial Tahiel, Buenos Aires, 2016.

Narrativa: “Relatos tan breves como posibles”, Ediciones Hespérides, La Plata, 2012.

Esta obra recibió el Primer Premio en Cuento en el IX Concurso Internacional Hespérides de Cuento y Poesía en el año 2011.

Recibió en 1978 una Mención Especial en los Jeux de la Latinité en Francia. Posteriormente varias distinciones a nivel nacional, entre las que se cuentan haber resultado finalista en el año 2008 del Concurso Macedonio Fernández por su poemario aún inédito: “Informes de concurrente”.

En el año 2013 fue invitada a participar en una mesa de lectura en el V Festival Latinoamericano de Poesía en el Centro, realizado en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.


              


De “Hay que morirse menos de distancia”, Edit. Vinciguerra, Bs. As., 2004.
  
                                                 
INFANCIA   I

Tuve ante mí la pampa entera,
vi sobre ella jinetes que salían
del cañadón sombrío;
galopan todavía entre mis cejas.
Giré con los molinos obedientes
al ventarrón propicio.
Entonces, yo jugaba con el barro
y armaba el universo
provisorio,
en él había espacio para todo
menos para el desapego
y las infamias.
Ejercité también la letanía
de una canción de olvido
y de tapera,
vuelta la espalda
al contrafrente rojo del ocaso
(el hilito de voz como un enigma).
La infancia es más que un grito,
perturba, 
hace señas desde un lugar vacío,
proscripto por el tiempo
y sus cerrojos.
                     


INFANCIA  II

Latidos de relojes demorados
impusieron pavor
en la planicie.
El tiempo era una cuerda,
la saltaban los otros
en el patio de tierra engramillada.
Desde el borde proclive
al desbarranco,
marchaba en un triciclo mi premura,
tratando de alcanzar
lo inalcanzable.
En ese mismo espacio
pené por la muñeca accidentada,
trenzas de lana, estómago de mijo.
Ésa fue una muerte decisoria;
después vinieron otras
más rotundas.
Que lo digan mejor las madrugadas,
allí los gallos nunca fueron tristes,
la tristeza era mía, no lo supe
hasta que la excepción
pronta estuvo a confirmar la regla.
La infancia es sólo un grito,
alarma, nos previene,
se arrincona en la sombra
y se resigna.
                                      


SALIDA

Debe haber
algún modo de salirse
del enmarcado cuadro
que sostiene
los bordes dilatados
de la pampa.
Una manera habrá
de armar con precisión la retirada
cuatro leguas al sur
y dos al este.
A riesgo de manchar
el suelo intacto,
hay una forma, sí:
dejar el corazón
sobre una loma
con tal que los caranchos desayunen
un puñado de fibra
irreverente.
                                  





De “Balada de la habladora”, Ediciones del Dock, Bs.As. , 2006

                
I

PROCEDIMIENTO

Si la habladora hablara
vaya y pase
pero hete aquí que torcida la lengua
hacia el túnel oscuro de su boca
no tuvo más remedio:
encendió el mecanismo abrió el teclado
untó en seco la yema de los dedos
(no vaya a ser que parara la sangre
el recorrido).
Ahí estaban las célebres grafías
una pregunta le ganó el carácter:
¿para qué servirán las letras solas?
Y ya no pudo más
tensó la espina la dorsal desde luego
prolongada.
Tragó saliva en táctiles preludios
(no vaya a ser que dijera
lo que saben)
ensayó el corazón por lo que fuera
domesticó el instinto con las manos
le dijo adiós a la pasión sombría
y se puso a escribir de todos modos.
Nadie sabe por qué
rompe silencios
con rumor de palabras ensambladas.
                                                      
                                                                       
                         
III

DECLARACIÓN DE BIENES

La habladora
dibujó un redondel en la pizarra
centró un punto en el círculo preciso
para demostrar sus posesiones:
“Ésta soy yo –dijo- y lo demás el mundo
(el auditorio cabeceó sin ruido).
Me tengo a mí no sé hasta cuándo
pulpa rabiosa enflaqueciendo a veces
asumo apenas una voz estrecha
que me ha de acompañar no sé hasta dónde.
Al lado mío están los argumentos
con ellos conjeturo no sé cómo
y después la escritura
un tanto enclenque”.
Dicho lo cual metió sus manos
en bolsillos de pánico y hondura
(el auditorio estaba ya dormido)
por eso nadie vio
cuando mostraba versos
cosidos con vocablos rigurosos.
                                                

        
XV

CRIADERO

Ser habladora es empollar
las voces
que alguien degollará,
romper el cascarón, facilitar el agua,
prender la lumbre, acomodar los picos,
disponer la ración
y evitar que se desbanden las polluelas.
                                             

       
XVI

MATADERO

Carne de matadero
más sangre que tendón
más arterias que músculos
animal enfilado al sacrificio,
eso es la palabra
cuando con boca de habladora
arreo una que otra
hacia la manga del oído obtuso.
                                                     



De “Ensayo sobre la angustia”, Ediciones del Dock, Bs.As., 2009.


INICIOS

Cuando la angustia nace
es pequeñita,
gatea sobre un patio de ladrillos,
me alcanza, sube intacta por la espalda.
Es que mi hermano
termina de anunciar
la infausta nueva:
los pastos, el agua y los camellos
deben ser desterrados 
de nuestro paraíso.
Él mismo ha presenciado
con el alma asombrada
y prematura
cómo bajaron del escaparate
para envolver
en un papel de estampas,
la ilustre batería de cocina
(cacharritos rojos y amarillos),
que me trajeron hoy 
mis padres magos.
Ahora habrá que cocinar
el mundo amargo.
Se enarena el oasis
de la niñez entera
y no hay llanto
que alcance a humedecer
ese desierto.



SEGÚN ESA CANCIÓN

La mulata presume,
abre la boca
para entonar su acento de cubana;
sus dientes, azúcares violentos,
endulzaron el té
allá en Miami.
¡Qué rico, chico,
la vida es una fiesta!
(y five o´clock), hace un gesto desmadrado.
No importa,
los saxos o trompetas (no distingo)
atronan otra vez.
¿De qué angustia me hablaron?
Aquí la adoran.
La mulata retoza en el proscenio,
la cadera repica
ya gastada.
Quiero creer en el sol que me promete;
según su áspera voz
nadie está solo.
Explíquenme por qué
si esa canción es cierta,
abatido es el brazo
cuando intenta abrazar
un saco oscuro
que va tan libre
sin el hombre adentro.
                                       


MALENCUENTRO

Encontrarse no es poco,
hay tanta gente allí
errando ajena.
Esquivo cuervo
planeó fugaz sin miramiento alguno,
parco hedor sopló desde su pico.
Cruzados fuimos
en virtud de profecías
que eligen sus actores
en las sombras;
gorgeó una historia
de bandada
en franca dispersión.
¡Ojalá que el pasado
fuera nuestro!
Hundí la mano
en el plumaje espeso
del pajarraco mustio;
no alcanzó a retener
esa caricia,
nos distanciaba octubre
ineficiente
(la primavera muestra esos desplantes)
y nos volvió a reunir
la desmesura
de unas palabras pobres
que no encuentran
camino de regreso a la garganta.
                                          


ENSAYO SOBRE LA ANGUSTIA
                          
I
               
(Presentación)

Entra
mantiene la amargura entre la boca
no pregunta si somos competentes
y se acuesta a dormir a nuestro lado
mira
mete el dedo en la llaga penitente
revuelve allí hasta encontrar el grito
sonríe de placer como una vieja
escucha
hace gestos de puta sin sonrojo
se levanta al amor que conquistamos
y lo devuelve siempre insatisfecha
canta
ejecuta con cuerdas inflexibles
una tonada al borde de la cama
pero no llorará porque no sabe
saluda
toda vez que ensayamos eludirla
traspone los umbrales de la duda
y no la vemos más hasta que guste.
                                                      


ENSAYO SOBRE LA ANGUSTIA
                     
II
     
(Conversaciones con ella)

Comadre, mire que el fruto del dolor
madura solo,
no necesita madrinazgo alguno;
no pretenda rememorar siquiera
algún tiempo más noble ya olvidado.
Su incómoda conciencia
debería
limpiarse con el sueño.
¿Por qué no repite conmigo hasta el cansancio?:
“A esta mujer ya no, le dimos duro,
a esta mujer ya no, tuvo bastante”.
                                                         


De “Pampa Mar”, Ediciones del Dock, Bs.As., 2014.


NÁUFRAGOS EN SECO

Hambrientos de extensiones
pusimos nuestros pies
con forma de ancla
en la ciudad de navegantes
malheridos por la furia del oleaje.
Somos, con suerte,
marinos con olor a desaliento;
nos rodean extraviados petreles
que anhelan la carcoma que soltamos.
Ahora,
Crecen escamas en lugar de piel
(bata iridiscente con que cubren
algunos seres, su frialdad de peces).
Ahora,
en vez de mar, esta llanada
y un pliegue de recuerdos
deshilacha las últimas certezas: arruinado el navío,
apenas queda un ojo de buey
que mira sin ser visto.
¿Cómo será el dolor que no se grita?
¿Parecido a la ausencia de un destino?
                                                       


SALVAMENTOS

LOS MÚSICOS

Cuatro o cinco tal vez
(algunos más acaso),
desprendidos del mástil que cedía,
flotaron hasta el centro de la plaza.
Cada uno le asignó causas disímiles
al portento de haber sobrevivido:
el guitarrista, por ejemplo, adujo
que el oído de su noble vihuela
no se llenó de mar;
el violinista defendió una teoría
casi imposible, el arco le sirvió de puente
entre la desesperación y tierra firme;
el bandoneonista aceptó haber recibido
(para aguantar)
el aire de su fuelle en los pulmones;
el hombre del teclado
dijo que lo rescataron dos canciones;
el de la quena en cambio,
alegó de la caña, obstinación
por volverse a acompañar al pueblo.
                                                         


LOS POETAS

Eran los menos indicados
para salvarse
pero…
la casualidad vino a auxiliarlos
con un fuera de borda
tan frágil como soplo.
Los testigos directos
coinciden con las crónicas:
al pisar tierra firme
chorrearon de sus bocas
los versos más sublimes.
Eso sí, están desnudos,
mostrando a la intemperie
cuán pobres han quedado
con una idea atrás 
y otra adelante.
Además,
hay quienes los acusan
de intentar el periplo por su cuenta.
                                                 







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ALBA MOON [19.277]

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ALBA MOON

Córdoba. Martes y trece de 1993. Rusa apócrifa. Graduada en filología hispánica por la Universidad de Córdoba y máster en Literatura española e hispanoamericana, teoría de la literatura y literatura comparada en la Universidad de Salamanca.

Ha conseguido becas de formación en varias ciudades de Europa (Inglaterra, Francia, Italia). Sus poemas han sido publicados en revistas como Boronía (2014), Murray Magazine (2014-2015) y Muy Mujer (2016). Forma parte de la antología de poesía emergente cordobesa La punta del iceberg (2015) realizada por Ediciones en Huida, la antología de poesía erótica publicada por Diversidad Literaria (2016) y los libretos poéticos de Anónimos 2.1, 2.2 y 2.3.

Participante en distintas tertulias poéticas (Córdoba, Madrid y Salamanca) y jurado de la Slam Poetry realizada por Cosmopoética (2014). Co-fundadora del proyecto literario feminista DesnudArte (2016).Unas veces escribe, otras simplemente escupe letras.



Hoy estoy aquí.
Sobre ese puente
que pende de varias sílabas:

Im
Po
Ten
Cia.

Las tablas están roídas
y se resquebrajan con solo oír
el eco de mis cordones en el aire.

Cualquier nimio movimiento,
un crujido,
un bostezo,
un sollozo
y caeré al vacío.
Vacío en el que rebosa
lo que se agolpa en las costillas.

Pero hoy,
no tengo miedo.
Hoy prefiero arrojarme
y morir.
Sí.
Prefiero morir con la mandíbula dislocada
y una pizca de autoestima en cada pedazo derramado
que vivir muda
y sumisa.

Hoy voy a saltar.
Salto por mí.
Por ti.
Por los portazos.
Por el lo siento.
Por el miedo.
Por el canario muerto.
Y por las flores de arrepentimiento.

Hoy digo adiós
y un alegre hola
a esa persona que conociste
y que se va a estampar
contra el suelo.

Hoy ya no sangro,
cicatrizo.
Hoy me ciego por el brillo
y no por las lágrimas.
Hoy lo tengo todo
y nada al mismo tiempo.

Hoy me suelto.
Me caigo.
Y no me levanto.
Vuelo.




VIRGO BELLATRIX

Nací mujer y me desahogo.
Me duelo en las noches
Cuando la tormenta golpea la señal de vida
Que no duerme en mi.
Nací mujer y decido sobre mis entrañas
Porque soy de lava 
y no quiero reducirme a cenizas.
Nací mujer y opino.
Soy una fuente de palabras 
llenas de certeza
que buscan formar parte de la historia.
Nací mujer y odio los cuchillos
la fregona
las ollas exprés
y los días de limpieza.
Nací mujer y me desordeno
para escapar de los prejuicios
de los tacones
de la piel tersa
y del rechazo a las marcas del tiempo.
Nací mujer y quiero orgasmos.
Deseo dar amor 
sin arrepentirme de quién me haya hecho 
temblar.
Nací mujer y tengo senos
que no he de ocultar.
Nací mujer y trabajo.
Porque soy capaz de valerme
entre miradas de tetosterona
que mezclan
depotismo y obscenidad.
Nací mujer y soy madre,
pero tengo derecho
a una vida más allá de biberones.
Nací mujer y me caso
si quiero hacerlo
y vivo en soledad
si me apetece.
Nací mujer y odio los halagos
de hombres deshonestos.
Nací mujer y denuncio
el silencio tras un velo
la violación de un cuerpo
el grito ahogado de mis ancestros
y la desigualdad.
Porque nací mujer y sangro
pero nunca
dejo de luchar.




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CARMEN ROCAMORA [19.278]

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CARMEN MANUELA ROCAMORA JIMÉNEZ

Córdoba. Bailarina Profesional de Danza Española (Conservatorio Profesional de Danza Luís del Río, Córdoba), graduada en Pedagogía de la Danza Española (Conservatorio Superior de Danza de Málaga “Ángel Pericet”) e Historiadora del Arte (Universidad de Málaga). Actualmente estudia el Máster en Desarrollos Sociales de la Cultura Artística en la Universidad de Málaga.
Obtuvo una beca organizada por la Universidad de Málaga de prácticas y estancia en la Real Academia de España en Roma disfrutada durante el mes de septiembre de 2014.
Accésit en el Concurso de Poesía Universidad de Málaga en homenaje al escritor José Moreno Villa (2013), finalista en la edición de Ucopoética 2015, áccesit del I Certamen de Poesía y Microrrelato Casa de la Juventud.
Sus versos se pueden en: Donde veas (La Bella Varsovia, 2015), en Anónimos 2.3 (Ayuntamiento de Córdoba, 2015) y en La punta del iceberg (Ediciones en Huida, 2015).
Ha colaborado realizando reseñas de artistas emergentes en GreatOh! Málaga: http://www.thegreatoh.com/works/malaga/.
Igualmente, ha colaborado realizando reseñas de poesía en el blog Poemofilia: http://poemofilia.blogspot.com.es/ .
Organizadora del proyecto http://poesiarandom.info/ junto con Verónica Moreno y Estefanía Cabello.



“EL ESTADO ISLÁMICO HA ASESINADO A CUATRO HOMOSEXUALES 
LANZÁNDOLOS DESDE DOS EDIFICIOS DE IRAK ESTE PASADO 
FIN DE SEMANA”. 

“¿Qué hace esta cabra fuera del rebaño?
Vamos a tirarla por el campanario.”
Locura transitoria, Extremoduro.


El “Estado Islámico” adopta costumbres occidentales,
las mejora,
las adapta a nuestro tiempo.
Son animalistas
por eso lanzan personas desde las azoteas de edificios
                                              faltos de campanarios,
por eso  aprendo nombres árabes para vitorearlos durante el acto,
por eso los animales quieren pertenecer al “Estado Islámico”.




Animalada

Hija mía
antes todo esto era amor.

Ahora nos dejamos acariciar
por las moscas,

buscamos rozarnos entre las piernas
como los gatos

y rogamos caricias en la barriga
como los perros
amores.




Dalila

El drama no está
en la enfermedad
en estar sujeto a un gotero
como sistema de regadío.

Ya no es que decidas ser
de secano
es que el trasvase no desgarrará
mis tierras.

El drama no está
en la muerte
en el miedo que quiebra
por defecto
en el hilo que no unió
ahorcó.

La fortuna no está en la rueca
sino en el dedal
en la infancia dirigida
en la decisión temprana
en la compañía
escogida.

Ya no es que apriete
lo estrecho
es que inundas la debilidad
y quieres revancha.




Reclamos

Cuando tuve la edad
abandoné esta ciudad apátrida
juré silencio a las esquinas
fabriqué equipajes y muebles nuevos.

Pero la poesía
ahogada
traslúcida
olvidada en la silla
reclamó explicaciones.

Explicaciones de una generación
encontrada a destiempo
oleadas o tsunamis asonantes
vejaciones cotidianas.

Pero yo
mercenaria en mi tierra
exconvicta y reiterada
sigo
silla y poesía
acariciando animales románticos.




Dependencia

Mañana-me-daban el alta
tu golpe bajo estaba reservado
de nuevo a la UCI.

Queriendo ser mi todo
ocupas la nada de vacío
oportunamente rellenado de recuerdos.

El pánico huele a ti
tiene tu letra
  redonda y azul
y se peina como tú.

Ya no sé por qué escribo
  te escribo
si nos sabemos de memoria.




RE-COLECCIÓN

Me siembras
me llueves y me abonas
me fertilizas
me pudres
me labras
me vendes.

Pero sobre todo
me consumes.





Augurio

Seré
 cuando no lo sea
de los que se marchan sin esquela en el periódico
sin epitafio posible
sin dejar hijos,
herencia
o cenizas.

Seré
 cuando ya no lo sea
estas palabras pronunciadas en la mente de alguien
deseo frustrado,
anticuado
o empolvado.

Seré
 cuando ya no lo sea
más presente de lo que soy ahora
porque pensarás
para ser
y seré yo.




SUSTANCIAL

Tener un psicotrópico para cada día de la semana
Ir a rehabilitación un miércoles contigo
Porque es el día que más letras tiene
Y nos hace tanta gracia
Tres cuartos de hora
Delante de un espejo
Que nos habla
Queremos ser Blancanieves
Pero nos repugnan los enanitos
Y el zumo de tomate los jueves de resaca
Sentad_s en un café decadente
Leyendo a Pessoa
¿O era Álvaro de Campos?




Amar en tiempos del egoísmo

Estos tiempos no son buenos para los todo corazón,
para los que se obsesionan de aromas
y corren tras una bicicleta.

No son tiempos para los que caminan hasta el otro extremo de la ciudad
y esperan en un banco
sólo por verle aparecer.

Malos tiempos para los que se llenan los bolsillos de hojas
con más tachones que palabras,
para los que se vuelcan de lleno
hasta perder el equilibrio, se sacuden la tierra
y vuelven a las andadas.

Se habla de crisis,
pero no de ésta.




Despeñaperr_s

Esas eses del norte
aún resuenan en mi pecho,
ese que tan fuerte latía
sobre tu vientre.

Por primera vez
la distancia ayuda,
impide que te aceche
en cada esquina
en cada bar,
impide que pregunte a tus vecinos,
a tus conocidos
a tus compañeros.

Estos kilómetros
menguan mi obsesión
(aparente y engañosamente),
mis ganas de gritarte
que sé que estás igual
pero hace tiempo que huiste
de mi dimensión.

Aviso.
Si te vuelvo a encontrar
te voy a coger de la mano
y frente con frente
atrévete a decirme que no,
valiente.





Génesis

Me llamaste serpiente.

No ibas desencaminad_
parece que predijiste
bien
aunque para mal
este futuro
no tan incierto.

Sabías mi faceta
de arrastrarme

pero soy más Eva
la tentación me puede

y tú estás rodead_
de manzanas.









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CRISTHIAN ESPINOZA [19.279]

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Cristhian Espinoza

Nació en Temuco, Chile en 1972 y vive en Cipolletti, Argentina. Escritor autodidacta. Publicó en 2013 el libro Escritos sobre la marcha y trabaja en un nuevo libro para 2016. 
Blog: http://cristhianespinozaylibris.blogspot.co.uk/ 



Memorias de Saihueque

Yo miraba nacer el alba entre arrayán y ventisquero. 
Yo. Saihueque, 
Logko de la nación mapuche, heredero 
de la lanza de Calfucurá, habitante del país 
de las Manzanas y adorador de Guenechen* 
y la Madre 
Tierra miraba bajar el agua clara desde 
la misma cumbre de la tierra andina y formar 
para mí este remanso, éste espejo en que me miro. 
Bajo la luz de Guenechen yo miraba caer, eterna 
y solemne, la cascada incesante sobre la primavera 
ancestral y fecunda, 
y en el vuelo cenital del tiempo sobre la altura 
de la piedra inmemorial, como una profecía 
largamente olvidada, 
vi una gota oscura de sangre deslizarse por la corteza 
de una araucaria.
Madre cordillera, patria del silencio. Cuna original 
del volcán y la araucaria, raíz de mi amor andino, 
vertiente de mi sangre indomable, memoria de mi pueblo, 
aire desnudo, hija de la piedra y el manantial que ríe, 
novia territorial de las estaciones y la lluvia…
A defenderte marcho contra el Huinca.
A defender el bosque andino y la manzana, la corona 
del ciervo y la raíz de mi canto, 
la rosa invernal de la araucanía
el suelo ancestral de los antiguos,
el sueño sin edad de mis ancestros: 
Nación de los hombres y mujeres libres a defenderme,
a defenderte, vengo a la orilla 
del Curru Leuvú.*
En la ribera del Curru Leuvú se ha posado la sombra, 
el sueño oscuro del blanco, el sable y el fusil del mal 
se extiende sobre el gran río. Se ensombrece 
la llanura,
se tiñe de rojo el cielo y la batalla deja solo jirones 
del guerrero 
indomable que hasta ayer fuimos...
Me declaran prisionero de guerra y se mofan de mi idioma 
y el color de mi piel,
Civilización, Estado, Sociedad, Constitución y Cultura 
pregonan y me llaman salvaje,
bautizan las aguas del río con el color de su alma, 
Río Negro promulgan,
y entre generales, hacendados y la iglesia se reparten 
mi tierra y mis hijos,
la nieve sin dueño y el río sin freno, el sol de Guenechen 
y el árbol sagrado de mi tribu,
el lago y la espesura, la vertiente y la luna llena. 
Somos de ahora en más mendigos de nuestra propia riqueza.
¡Malen*, Pichi*, mis amores! cautivos para el museo 
y el carnaval del Huinca!
Pueblo mío acribillado, Onas, Ranqueles, Mapuches!
Tierra mía para el mercado y la voracidad 
de los vencedores…
Me vencieron…
En el crepúsculo de la derrota y el despojo, desde la altura 
cenital cordillerana 
a las aguas eternas del Curru Leuvú una gota oscura de sangre, 
nuestra sangre,
se sumerge para siempre en el cauce de la historia argentina.
La victoria es del Huinca…
Guenechen nos ha olvidado para siempre!

Diccionario.
Saihueque. Ultimo cacique en rendirse a la Campaña del Desierto
Guenechén. Dios Mapuche.
Curru Leuvú. Río Negro.
Malen. Mujer
Pichi. Niña o Niño
Huinca Blanco


Los invisibles

Se dejan ver al amanecer, 
llevan a flor de piel los sueños. 
Nadie los mira pero todos saben 
que existen en algún lugar.

Llevan un traje color de humo,
cenizas heredadas de un pasado
de niebla, una alegría a prueba
de la indiferencia y todas las voces
del silencio cantando en su voz.

Juegan a ser invisibles, a llenar
espacios entre el olvido y el desamparo,
son material de estadística
y siempre miran a los ojos.

Yo los miro y ellos me miran
como reconociéndome,
como sabiéndome uno de ellos
que fue un día un cazador
de sueños y fantasías.
–Ha cambiado, dicen
y vuelven a su universo de cosas
de colores o al brillo opaco
de la luna en un charco.

Cualquier lugar es su nido. Una terminal
de autobuses, una línea de subte, la calle
en todas sus intersecciones.

No es fácil reconocerlos. De mañana
imitan ligeramente la voz de un pájaro
entre las hojas, no es fácil distinguir
entre el ave y ellos, saben camuflar
muy bien su existencia.
Para encontrarlos hay que querer verlos,
solamente, sin leer otra cosa que los ojos
de un invisible, y esa es una tarea del alma.
Así, en cada una de las alas
del día los veremos posarse y volar.

Andan solos o en bandada. Llevan un mundo
en sus manos que ahora, en este lugar
de la realidad, se tienden a nosotros para
pedir ayuda.


Ronda de los pueblos andinos

Amanece en mis ojos la aurora,
amanece la sierra y el olvido.
¿Quién viste de verde la llanura?
¿Quién ha creado la rosa y el espino?
¿Por que bailan mis pies descalzos
donde nadie construye su destino?

Nace en mí cada día la alegría,
soy la voz en el silencio andino:
para mí abre sus alas la espesura
y siembra sus colores el camino.
En el eco del aire de las cumbres
oirás mi risa, cantando villancicos.

La luz del arco iris ilumina
el tejido estelar de mi ponchito,
la luna susurra en mi costado
el canto milenario de los míos
y cae, cuesta abajo, por los cerros
la ronda de los pueblos andinos.


En el alba de Traful

Oí nacer el viento
y el agua romper la roca.
Sentí el primer aliento
de vida subir a la boca
del ser que nacía, azul,
en cordillera nevada...
Hijo de sangre olvidada
en el alba del Traful.
Hombre nativo se mira
en lagos como espejos
pensando en cómo respiran
esos arrayanes viejos.
Habla un lenguaje de arena
de la noche de los tiempos.
Conoce el llanto del viento
en noches de luna llena.
Cada árbol bautizó.
Bebió en cada vertiente.
De sol a sol trabajó
sin patrón y por su gente.
Fue cuando el galope oyó
de mortales contingentes.
Su espíritu libre ardió
y se hizo combatiente.
Forjadores del mañana,
con fusiles y sonrientes,
miden la tierra araucana
afilándose los dientes.
Manejan ciencias exactas:
"el futuro es el turismo".
Llevan al dueño al abismo
y labran legales actas.
Alambran tierras y vidas.
Dividen en lagos y cielo
la riqueza sin medida,
no logra calmar su anhelo
y matan por ver morir
y roban cuanto descubren
y la historia los encubre
en función del porvenir.
En el lago más azul,
en cordillera nevada,
vive la sangre olvidada
en el alba de Traful.



Metafísica

Ella siempre tuvo 
esa facilidad
para el análisis y yo 
siempre esta cara 
de no entender 
la pregunta.
Entre ella, antipoeta, 
y yo, vendedor de sueños 
alados, nació hace ya 
tiempo un latido 
que por miedo al análisis 
científico, no me atrevo
a confesar.



Que esta mano sea la tuya

Que esta mano sea la tuya, compañera.
Las buenas manos rompen la tierra,
cubren abismos, cruzan fronteras
para llevar en sí todo un mundo
todo el consuelo, todas la banderas
que sirvan de refugio a los cautivos,
a los hermanos heridos por la guerra,
a los caídos bajo el peso del olvido...
que ésta mano sea la tuya, compañera.
Que esta breve mano tuya, amiga mía,
no se ufane en lo estéril de su belleza
y se hunda en los dolores de la vida
para ser caricia, fusil o madreselva,
Sea la mano que espera el ya vencido,
la ayuda germinal de la partera,
la mano que reparta el pan y el vino,
el sustento de amor en la trinchera,
sea el dulce crepitar de la caricia
a la hora del beso que se espera.
Que esta mano sea la tuya, amiga mía!
Que esta mano sea la tuya, compañera!



A vuelo de pájaros

Desde arriba sólo se ve 
lo efímero,
una sombra superficial, 
un paisaje 
fuera de foco.
Hay cierta belleza fugaz así, 
a vuelo de pájaro: cosas 
que viven y respiran entre 
tantas cosas que pasan.
Hundirse de bruces 
en las vidas, caer 
en picada sobre el llanto, 
sentirse parte del dolor 
humano, habitar para 
siempre esa herida en el subsuelo.



Laberintos

Otra ciudad se esconde en la geografía 
del pensamiento, en la arquitectura 
y la cosmovisión que se cierne en los laberintos 
subterráneos de la conciencia.
Una ciudad geométricamente perfecta,
construida en imágenes simultáneas
desde todos los puntos cardinales; allí una flor
pisoteada en los andenes vacíos, aquí 
una carta perdida en los anaqueles ardiendo,
una manifestación sin rostro llevando
consignas contra la alienación y el olvido.
Todas las calles no llevan nombre ni número,
todos los muros son cielos encubiertos.
Zonas por donde solo transita la memoria 
borrando a cada paso los límites de lo real 
y lo imaginario.
En las paredes azules de los parques nocturnos
olvidé un nombre, en el recodo de una sombra 
dejé caer una lágrima, la noche y el día 
superpuestos en el ocaso me dieron la ilusión
de haber dormido en una cornisa, tus ojos
parpadeaban bajo una farola amarillenta.
Todos los pasos conducen al poniente.
Todas las letras forman un nombre.



Guaraní-kaiowá

Soy el guerrero del alba…
Un espejo en el que no te reconoces.
La voz de un sueño olvidado,
un pueblo libre, asediado
por tecnología letal,
oscuros siervos del mal
que reducen el aliento a centavos,
los seres humanos a esclavos,
la vida a un juego mortal.
Soy el guerrero del río
y el río lleva una pena,
llora su cauce en las venas
de todos los seres vivos,
llora el ozono, cautivo
del aire, en su espacio ideal,
llora la flor y el camino,
llora la fauna y el trino,
llora la tierra su forma original.
Soy el guerrero del ocaso,
una verde nación, un latido,
un tucán, un jaguar herido,
la vida en su forma más pura...
soy el blanco de mentes oscuras,
del mal en su forma humana,
de los siervos del dinero y el vacío:
Mírame, hoy que la sangre llegó al río…
¿Callarás hoy para no ser mañana?



GUARANI-KAIOWÁ -

Eu sou o guerreiro do amanhecer ...
Um espelho no qual não te reconheces.
A voz de um sonho esquecido,
um povo livre, assediado 
por tecnologia letal,
obscuros servos do mal
que reduzem o alento a centavos,
os seres humanos a escravos,
a vida a um jogo mortal.
Eu sou o guerreiro do rio
e o rio leva uma pena,
chora seu leito nas veias
de todos os seres vivos,
chora o ozônio, cativo
do ar, no seu espaço ideal,
chora a flor e o caminho,
chora a fauna e o trinado,
chora a terra sua forma original.
Sou o guerreiro do por-do-sol,
uma nação verde, uma pulsação,
um tucano, um jaguar ferido,
a vida em sua forma mais pura ...
Sou o branco de mentes obscuras,
do mal em forma humana,
dos servos de dinheiro e o vazio:
Me olha, hoje que o sangue chegou ao rio...
Calarás hoje para não ser amanhã?

Traducción de Gleice Antonia de Oliveira


Hojas de medianoche

Pero sabrás que no se fundan 
amores sin pagar el precio, 
sin dejar en el camino
uno o más fragmentos 
de nosotros.
Desnudar el instante, enarbolar 
el beso, nos dejará en las sienes 
una corona de niebla.
Raíces en la tierra oscura 
soñando ser amapola y una voz 
que apenas murmura un idioma 
de ceniza y llanto.
Trastocar en aire toda bandera 
de sueños y respirar por la sangre 
en que se nos va la vida. 
¡Tantas nubes que pasan!
¡Tantos besos sin nombre!
Palabras que son en el tiempo 
de la misma substancia que la carne.



Musa

Acostumbrado al juego te miro, 
vas conmigo y en mí
a cada paso que damos.
Me miras de reojo en la ceniza 
azul del sueño, te pones mi ropa 
para ir a tu trabajo, 
que, casualmente, coincide con 
el mío. 
Juegas al escondite 
y yo te dejo creer que no te veo.
A cada paso una sombra, 
a cada sombra un delirio. 
Cruzamos la ciudad en ese tonto
juego de niños.
Te he besado tantas 
veces que ya no debiera ser 
sorpresa.
Casi con locura voy desnudando 
tu oscura belleza, 
como por encanto siento tu boca 
besarme en las sienes...
Es singular este juego 
pero lo necesitamos.
No me acostumbro al amor 
sin este ritual sin palabras.
Voy dejando que hagas 
cada uno de tus movimientos, 
reservando para mí ese instante 
eterno entre el beso y la palabra. 
Entonces, ya desbordado y perdido 
te susurro al oído: "Hoy serás poema".



Los lápices siguen escribiendo

Escrito sobre la marcha
Yo dormía, yo soñaba.
Una rosa era asesinada 
en la esquina de una nube.
Era pólvora el horizonte 
cernido sobre mi almohada.
Yo dormía, yo soñaba
que eso era la primavera, 
una rosa blindada perfumando 
los jardines otoñales del barrio, 
una hoja escrita en el viento que 
asomaba en las banderas.
Me despertó la estampida de pasos 
en la escalera. 
Son veinte, cien, legión, una horda 
de “patriotas”, criminales 
uniformados, “centinelas de la patria”, 
viriles siervos del odio con medalla 
a mejor tortura.
Mi condición de pibe tranqui alienta 
su cobardía, 
escupen sobre mis libros, se turnan 
pidiendo datos, 
mi célula, mi responsable, el boleto 
estudiantil…
Yo del cagazo que tengo no recuerdo 
ni como me llamo.
Entre mis cosas dispersas queda 
tu carta inconclusa. 
Yo ruego con toda el alma 
no encontrarte adonde 
me llevan. Se van conmigo los versos, 
el amor que no te confesé, 
cuatro materias a Marzo, 
mi juventud, mi bandera.
La venda no me impide ver 
la dimensión de mi sueño, 
la proporción de mi idea,
la estatura de mi utopía,
iluso quien cree que el crimen 
puede cegar la esperanza 
de cristalizar el mundo 
por el que ahora yo sueño.
Yo dormía, yo soñaba…
Una rosa era asesinada en la esquina 
de una nube.
Era pólvora el horizonte cernido 
sobre mi alma.
No dormía, yo soñaba 
que eso era la primavera,
una rosa blindada creciendo 
en los jardines del olvido,
una hoja escrita en el viento 
que asomaba en las banderas.
Ya no soñaba, solo dormía.
Cristhian Espinoza y libris
A Alicia Nelly Vattino
Del libro Escritos sobre la marcha



Esperanzas

Cíclicamente volvemos a un día
del tiempo,
corremos tras la esperanza 
de un nuevo día bajo el sol.
La misma herida en las sienes,
el mismo canto en la voz,
la dos caras de la moneda
cuya razón no es la misma.
Somos este nuevo despertar
del alma a una realidad
que tiene, para cada ser,
un sentido adverso y distante.
Un espejo en que todos vemos
la imagen que nos conviene.
¿Será mi corazón el que lleve
en su latir tu esperanza?



Amo tu ausencia

Amo los lugares en donde no estás, 
donde solo quedan vestigios de tu paso 
en las sombras, lugares en que tu presencia 
ha dejado su marca indeleble y sólo audible 
para mi alma, derramada a un costado 
de esa marea sensorial que encarnas
a cierta hora del la noche y el insomnio.
Amo la soledad que me impones, la secreta 
agonía que nos une en la espera, el callado 
y tormentoso anhelar de un beso, la turbia 
sensación de que te has ido para siempre.
Amo encontrarnos en ese espiral oscuro 
cernido entre nosotros y jugar a que de pronto 
has vuelto, que has quebrado el silencio 
y el desamparo y me miras con la misma ansiedad 
con que te miro, como reconociéndonos luego 
de un exilio en el que ya el olvido no tiene sustento.
Amo todo lo que me rodea cuando no estás 
por que será dulce encontrarnos en un beso 
luego de cruzar el sórdido letargo de la distancia 
y la espera.





Mensaje Ancestral: Hablar de Nuevo Desde el Corazón

Por Maria Lavrova 
mlavrova@hotmail.com

12 octubre 2016 

Entrevista con Cristhian Espinoza, escritor contemporáneo radicado en Argentina. Se trata de su libro, Escritos sobre la marcha, dedicado a la lucha de los pueblos originarios por derechos de naturaleza contra empresas industriales.

‘Cuando el Cóndor del Sur se reúna con el Águila del Norte, el espíritu de la Madre Tierra – Pachamama – despertará y con ella hará despertar a millones de sus hijos, esta será la resurrección de los muertos.’ (Inca Elder Willaru Huayta) 

Este verano, la exposición en South London Gallery Bajo el mismo sol: Arte de América Latina Hoy, presentó entre otras obras: Del Montte-Bananeras, una obra de la artista mexicana Minerva Cuevas. La obra se dedica a denunciar la explotación de los recursos naturales como también los intereses corporativos de las compañías bananeras transnacionales en diversos países latinoamericanos. 

Hoy en día, artistas plásticos y escritores, a menudo, son los únicos portadores del mensaje de los residentes originales del continente latinoamericano, el cual es de mayor importancia para nuestra generación igual que para futuras generaciones. 

El mensajero espiritual inca del Cuzco, Peru Willaru Huayta cuenta que Atahualpa, último gobernante del imperio Inca, advirtió a los guerreros del sol que la humanidad cortaría su conexión con la naturaleza, olvidaría su camino y su gente se había de sumergir en la oscuridad. Y eso es exactamente lo que está ocurriendo hoy en día debido a la extrema contaminación que llevará a la extinción de la vida sobre la Tierra. 

Sus profecías nos muestran su íntima conexión con los astros y la naturaleza. Sus huellas aún siguen vivas, sobre todo en la amazonia, reducto final y santuario de la tradición y sabiduría del imperio Inca. 

Aquellas profecías nos indican que durante los últimos cinco milenios, el águila del norte y el águila del sur han estado volando por separado, y será cuando vuelen juntos, hecho que se está dando, las persona van a volver a hablar de nuevo desde el corazón. 

En la obra del escritor contemporáneo nacido en Chile y residente en Argentina, Cristhian Espinoza, ‘Escritos sobre la marcha,’ el Amazonas – río que se ubica en el territorio de Brasil, Bolivia, Perú, Ecuador y Colombia – llamado el “pulmón de la tierra”, representa el vínculo entre el hombre y la naturaleza, el cual, según las profecías antiguas, tiene que volver a renacer. El escritor, quien comparte la visión de los antiguos, porta el mensaje de los pueblos originarios que hoy luchan por derechos de la Madre Naturaleza contra empresas industriales: Cristhian dice: ‘Yo veo la realidad en forma de poesía. Y esa poesía realista es la que me ha hecho, por momentos, ser un voz entre tantas voces que se levantaron para condenar determinados hechos de la realidad de nuestra América.’ 

¿Cristhian, de que se trata su libro: ‘Escritos sobre la marcha’? 

-Mi libro ‘Escritos sobre la marcha’ trata, poéticamente, de las luchas que se dan hoy en este terreno, así en Argentina donde vivo como en América. Hay poemas para los Guaraní Kaiowá, de la Amazonia en Brasil, que resisten el asedio de la Hidroeléctrica Belo Monte para desalojarlos de sus tierras y construir una represa. Hay poemas para Felix Diaz, el líder de los Qom, que lleva ocho meses acampando con su gente en Buenos Aires esperando ser escuchados por el gobierno. Hay poemas para los compañeros y compañeras caídos en la lucha contra este sistema cruel e inhumano. 

¿Qué es lo que le inspira en la vida de los pueblos originarios? 

-Según el espacio geográfico en que habiten… amo la altura nevada de la cordillera de los Andes donde se enseñorea el mapuche, las cumbres construidas por el inca en Machu Picchu, la espesura vital de la Amazonía, la meseta interminable de la Patagonia donde sólo el ser originario sabe el idioma del viento… pero por sobre todo al ser humano que habita ese espacio primigenio de la naturaleza. 

Pueblos originarios del Ecuador, Brasil, Bolivia y todo el territorio se encuentra la Amazonía luchan contra la destrucción de los recursos naturales… 

-Escribí Amazonia Verde y Miel en 2012, en medio del ataque más cruento de la hidroeléctrica Belo Monte contra los pueblos Guaraní- Kaiowá y Kayapó. Es un poema en primera persona cuya voz es una mujer indígena que representa y habla en nombre de la naturaleza y su conexión con el ser humano a través del río Amazonas. Fue, quizá, el poema más difundido de los que he escrito hasta ahora y lo incluí en mi libro Escritos sobre la marcha. 


AMAZONAS, VERDE Y MIEL (2012) 

Mírame. 
Soy una vida que respira en el bosque 
que desdeñas. 
Soy la viva imagen 
de un sueño en el curso errante del río Amazonas. 
En mi nace y muere el último el último refugio 
verde de la Madre Naturaleza, el sol y la fauna 
silvestre, el árbol insigne de mi patria salvaje, 
el oxígeno vital para las generaciones que habitan 
este espacio en el tiempo que llamamos mundo. 
En el bosque sin memoria que me dió origen 
soy la más profunda creación de la tierra 
y soy entre todos los seres el único que conoce 
la forma original del mundo que te rodea. 
Soy la reina sin corona de todo lo que se mueve 
y respira a mi alrededor. 
Y aun así me llamas salvaje. 
En el primer haz de luz que conoció el mundo 
se fundó mi piel y el color mis ojos, a imagen 
y semejanza de natura es la miel que da brillo 
a mi tez oscura. Soy la guardiana del ozono 
que te alimenta, soy el aire que se desenreda 
en los molinos forestales de la mañana estival, 
soy un espejo de agua, un latido incesante 
y fecundo que habita en las raíces de la vegetación 
amazónica y da origen al vuelo de la vida. 
Y aun así te soy indiferente 
Soy la flor y el ozono, un grito silencioso 
entre la noche planetaria y el cauce del río 
que arrastra consigo todas las vidas, 
la voz ignorada de una especie en peligro, 
el último refugio de un sueño… 
Y aun así no me defiendes. 
Tu solo ves el sueño verde de la vida 
en el color del dinero. 



-‘En el primer haz de luz que conoció el mundo se fundó mi piel y el color mis ojos, a imagen y semejanza de natura es la miel que da brillo a mi tez oscura.’ 

-¿A que refiere la palabra ‘miel’ en el poema? 

- Cuando digo miel me refiero al color de la piel originaria, ese color tostado de nuestra gente, el color de los ojos que miran la vegetación y aman la tierra que nos sustenta, que la defienden como a su vida misma y que es la vida de todos. Para imaginar a Natura, (naturaleza) yo siempre le doy el color de la miel que es una textura dorada y dulce. Una fusión del sol y la tierra, una diadema agreste que nace de esos elementos originales de la naturaleza que forman tanto la tierra como la piel indígena. 

-El árbol insigne, el bosque sin memoria… ¿Son personajes metafóricos? 

– En la naturaleza y más precisamente en el Amazonas se juega la vida la humanidad toda, ese es el árbol que está siendo amenazado, el árbol insigne de la patria salvaje, la humanidad que debe volver a sus raíces para volver a la vida, tan amenazada por la tecnología y la voracidad de los grupos económicos. 

El bosque sin memoria habla de la edad de la tierra y de los pueblos que nacieron de sus raíces. El bosque, la Amazonía, tiene la edad de la tierra, la herencia de las manos de Natura y su sabiduría, como una anciana, guarda el primer día del mundo en su memoria. Sabe el bosque el idioma de las aves, del viento, de las raíces buscando ser la flor o el árbol, el canto del río y la aurora, todo lo que se mueve y respira en la naturaleza. Cuando digo “sin memoria” quiero decir que no tiene edad y su memoria será siempre guardada por el misterio y esas cosas que jamás sabremos. 

La indiferencia de la humanidad para con el Amazonas es manifiesta cada día. Los gobiernos, respondiendo a los grupos económicos, no reparan en contaminar, vender y entregar el suelo por medio de la política y los negociados. Cuando hablo de indiferencia es también para repudiar cuantos han muerto en defensa de la tierra y sus recursos, tanto de los pueblos indígenas como luchadores sociales. 

Los pueblos Originarios de América hoy más que nunca están siendo avasallados, desalojados, condenados al hambre y la desnutrición por las petroleras y hacendados multinacionales. Es conocida por toda la contaminación de Chevron en la Amazonia ecuatoriana y la compra de capitalistas yanquis de tierras con reserva de agua dulce. Tanto en Ecuador como aquí en Argentina la rapacidad de los grupos económicos es la misma y sólo algunas voces se levantan para luchar contra esto. Los Pueblos originarios no sólo están luchando por sus vidas sino que llevan en su lucha la supervivencia de la Humanidad. Con la complicidad de TODOS los gobiernos de América las mineras, petroleras, hacendados y demás parásitos capitalistas están acorralando sin tregua a nuestros pueblos y de hace necesaria una lucha conjunta contra este atropello. En Argentina los Qom llevan casi un año acampando en Buenos Aires ignorados por la mayoría mientras en el Chaco y Misiones niños de todas las etnias mueren por desnutrición y el total abandono de las autoridades. En la Patagonia las petroleras y el uso de Fracking están haciendo estragos en tierras usurpadas a los mapuches y también afectando la producción frutícola y el clima con sus prácticas en el suelo. Si algo tenemos en común los pueblos de América es la lucha contra los destructores del medio ambiente, es decir, contra los que están poniendo en divisas la vida de los pueblos. Seamos parte de esta lucha. 

En Brasil los Guaraní Kaiowá están siendo masacrados por una hidroeléctrica que necesita del suelo y el río Amazonas para su negocio y los hacendados asesinan a jóvenes indígenas para amedrentar a las tribus amazónicas. No hay lugar de América donde en este preciso instante se esté cometiendo un crimen contra un pueblo originario y con ello un crimen contra la naturaleza. Ese es el catastrófico pero real estado de las cosas. Es menester, como dije, una acción contra los monopolios de la avaricia, contra los destructores del aire y el agua, contra los acumuladores de la riqueza original de la tierra, contra los envilecedores del fuego sagrado de los pueblos originarios. Y esa lucha se da en la calle, en la acción directa, en la unidad para el bienestar de los pueblos cualquiera sea su raza y condición. 

Por último, este año ha sido asesinada una luchadora incansable por la defensa del medio ambiente sumándose a la larga lista de personas asesinadas por su lucha. Berta Cáceres, una implacable luchadora fue asesinada por defender los recursos de su pueblo. Quizá, de alguna manera, sin saberlo ni ella ni yo, este poema hablaba de ella. Quisiera que fuera un pequeño homenaje a su lucha. 

Cristhian Espinoza. Nació en Temuco, Chile en 1972 y vive en Cipolletti, Argentina. Escritor autodidacta. Publicó en 2013 el libro Escritos sobre la marcha y trabaja en un nuevo libro para 2016. Blog: http://cristhianespinozaylibris.blogspot.co.uk/ 

Texto y entervista: Maria Lavrova, Londres, 12 octubre 2016 






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LEOPOLDO CERVANTES-ORTIZ [19.280]

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LEOPOLDO CERVANTES-ORTIZ

Escritor, médico, teólogo y poeta mexicano. (Oaxaca, 1962).
Maestro en teología por la Universidad Bíblica Latinoamericana (Costa Rica) y pasante de la maestría en letras latinoamericanas (Universidad Nacional Autónoma de México). Director del Centro Basilea de Investigación y Apoyo, A.C. Pastor presbiteriano. Iniciador de la nueva etapa de la Facultad Latinoamericana de Teología Reformada. Miembro de la Comisión de Formación Ecuménica del Consejo Mundial de Iglesias y del comité editorial del Consejo Latinoamericano de Iglesias. Coordinador de la página permanente en español sobre Juan Calvino: www.juan-calvino.org. Ha publicado los siguientes libros: Sendos placeres. Poemas para leer y acariciar (2000), Lo sagrado y lo divino. Grandes poemas religiosos del siglo XX (2002), Sobre ángeles. Antología de poemas del siglo XX (2003), Navegación del fuego (2003), Series de sueños. La teología ludo-erótico-poética de Rubem Alves (2003, portugués: 2005), El salmo fugitivo. Una antología de poesía religiosa latinoamericana (2004, 2009). Pacto, pueblo e historia. Una introducción al Antiguo Testamento (2008), Saborear el infinito. Antología de textos, de Rubem Alves (2008), Juan Calvino. Su vida y obra a 500 años de su nacimiento (2009), Un Calvino latinoamericano para el siglo XXI. Notas personales (2010) y Carlos Monsiváis: cuaderno de lectura (2010). Dirige la revista virtual de poesía elpoemaseminal y el Boletín Informativo del Centro Basilea.



Yo sé quién soy […] y sé que puedo ser, no sólo los que he dicho, sino todos los Doce Pares de Francia…

Saber quién se es,

Don Alonso Quijano,
define la vida con creces.

Afrontar un mundo
de molinos de viento
transfigurados,
más aún.

Creer en una causa
y llevarla por los caminos,
hace de lo quijotesco
una utopía real,

una bella anomalía.

Tomar la justicia como consigna
ante oídos sordos 
es la verdadera novela:
una sociedad acostumbrada

a lo contrario

viéndose en el espejo

de una cuerda locura.

Deshacer entuertos,
superar agravios:
tarea inacabable,

siempre,

sobre todo ante la indiferencia mortal
de casi todos.




Leopoldo Cervantes-Ortiz
ITINERARIO CIERTO 
POESÍA

Llega Jesús a la ciudad: 
la capital del pacto abre sus brazos 
para engullirlo 
con su sonrisa de pecado 

Llora por ella mientras cruza 
el atrio de su templo luminoso: 
ha de morir crucificado 
ante la insensatez de sus hermanos 

Pero entre ellos hay gritos de jolgorio: 
el hosanna habita en muchas bocas 
donde la esperanza quiso nacer 
                             como anuncio del Reino 
que ha de brotar de su cuerpo destrozado 
No hubo comprensión ni compromiso: 
el olvido acribilló aquellas palmas 
                             que se movían a la luz del sol 
para convertirlas en instrumentos de tortura

Por un instante aquel borrico se detiene: 
                             Jesús recibe en vida 
el honor de Ungido que merece 

Este preludio / anuncio / presentación 
                        del Rey de reyes 
a pesar del rumor de sangre que se acercaba 
anticipó el fulgor de su venida 
                        la final y definitiva 
cuando todas las razas de la tierra 
tengan que contemplar su dominio 
mientras el afán de juicio se consuma 

Hoy alegremos nuestras mentes: 
Jesús viene a cumplir su cometido 

Las palmas de los pobres galileos 
               en relevo de siglos 
han llegado a nuestras manos

(Llega Jesús)
(1984)


UNA GRAN AUTORIDAD ESPIRITUAL

 fraguada proféticamente en el camino 
se hace presente 
con la mirada bien puesta en el horizonte 
firmemente anclada en los espacios del Reino 

Utopía de utopías 
grandiosa ansiedad humana y divina: 
ella procede de los labios de Jesús 
      de su actitud ante el tiempo 
      de su fe a toda prueba 
      de su protesta inquebrantable 

Expulsar al mercado del templo: 
inmensa metáfora para este tiempo sordo 
ciego ante el dolor profundamente humano 
y mudo para gritar el desgarramiento 
de la injusticia cotidiana

El que habla en el mundo 
                    en nombre de Dios 
denuncia los males como anatema 

y perdona pecados como él 
                    está aquí 
siempre al lado nuestro 
                    soterrado y ansioso 

Para infundir una esperanza inmarcesible 
a todo lo que hacemos 
           y estampar en el ser enajenado y doliente 
su huella infinita

(La autoridad espiritual)



YA EN MEDIO DEL ESCENARIO
Jesús es mal exigido 
por adversarios corruptos 
a justificar su acción. 

No responde la agresión 
más que con una coartada
 — ideológica es verdad— 
 pero plena de sentido:

“Por qué a Juan no respetaron
si es que venía de Dios?”.
“No sabemos”, le dijeron
 y evadieron decir más.

“Pues yo tampoco respondo”,
 espetó sin medias tintas 
para esos oídos sordos 
anclados en la impiedad.

Fue la autoridad del Reino 
del que viene más allá 
de apariencias y de poses 
la que vino a establecer 

cual consigna dominante 
que debía prevalecer 
en el centro de la vida 
de esa nueva sociedad. 

La que surge del encuentro 
con ese rostro de Dios 
libre / exento de violencia 
que vino a sentar sus reales 

entre tanta impunidad. 
El dolor atribulado 
lo llevaría a la cruz: 
donde su ser desveló

y afirmaría sin ambages 
con la mayor transparencia 
la primacía del amor: 
revolución trashumante.

           (Controversia en coplas)




HOY SE RETIRA JESÚS AL SILENCIO: 
grita fuerte hacia el mundo su verdad, 
se reencuentra consigo y con el Padre, 
invadidos de fiel intimidad. 

Los rezagos del tiempo acumulado 
son resquicio de fe bien concentrada: 
sólo mira a su Dios encapsulado 
y asimila la vida dedicada. 

Atesora así fuerzas necesarias 
ante el llanto que está por producir, 
ante tanta tortura insolidaria 

que su cuerpo iba pronto a recibir. 
Horizonte de muerte ante las puertas: 
decisión que aún tenía que vivir.

               (Soneto de silencio)



ATISBÓ LA CRUZ LENTAMENTE
sus ojos tras la huida 
de sus seguidores se posaron 
                     fijamente en el cielo 
De ahí venía su destino 
                     agregado al calor de los sucesos 

Se dibujó en su rostro la desdicha 
                     y el rumor de la vida se deshizo 
entre brumas de sueños y anhelos. 

Un huerto esperaba sus pisadas 
donde habría un soliloquio desolado 
una entrega decidida para siempre 
                     un diálogo profundo en silencio 

Violencia dosificada 
administrada por los poderes criminales 
                     dueños ya de su existencia
regentes de su camino 
y la angustia se hizo omnipresente 

Las palabras surgidas de esos labios 
eco fueron de ese sufriente corazón 
                     simultáneo al dolor y la cesura 
de afrontar el reverso de la vida 

Amor torturado 
         en las mazmorras de la historia

          (Comunión dolorida)



Marcaste / marcas el tiempo 
Te quedaste a vivir en nuestro reloj 
Viniste / vienes / vendrás 
Traes en tus ojos el único horizonte eterno 

Siembras trascendencia en nuestros actos 
nos haces intemporales pero ciertos 

Ubicas el tiempo en su justa dimensión 

Sellas las horas con tu cruz 
cuyos brazos conectan el infinito 
                            con nuestro ser alienado

(AC-DC)  (1985)



Fría contemplación 
brazos cruzados 
libros entreabiertos 
                 religión estacionada 
y Cristo desde la cruz 
                 abre el cielo con su voz 
derriba el templo 
                 maciza mole de prejuicios 
que intacta ha llegado hasta aquí: 
                 vida moderna 
depósito de objetos inútiles 
                 lugares comunes 
palabras repetidas sin memoria 
                 cáustico sueño con sol indeciso 
siete expresiones entrecortadas 
                 prédica urgente 
pueblo adormecido por la opresión 
                 de dentro
y de fuera viene la odiada liberación 
                 a depositarnos en los brazos 
de Dios 

Dador de la alegría de vivir 
                 Ser preocupado por abrirnos el 
                 alma 
Gigante reducido a las lágrimas 
                 ¿qué somos ante ti?

(Viernes santo)
(1984)



VIDA SUBTERRÁNEA
previa a su victoria 
sobre la muerte: 
descenso al infierno 
del no-ser / no-sentir 
             silencio absoluto 
asumido desde la nada 

Sepulcro cerrado 
salvación suspendida 
             compañía anulada 
ardor eliminado 

De la cruz al infierno 
             itinerario cierto 
voz bloqueada 
misión en entredicho 

Nada asoma de esa tumba 
             mientras tanto
parece una victoria del mal 
que se solaza en su orgullo 

Ha desarraigado 
la fuente de la vida 
             que se agosta 
se retuerce en la sombra 
sin claridad para resurgir 

Vida y muerte completas 
             auténticas 
sin fingimiento 

Probar la existencia plena 
             y saborear su lado oscuro 
en sólo cuestión de horas

         (Muerte y descenso)




REGRESA EL AGUAFIESTAS* DE LA MUERTE
rompe el furor del silencio 
con su amor 
capaz de horadar la piedra 

Vuelve el depositario de la vida 
a su lugar propio
            —escogió el mundo / la historia— 
y abre la puerta enorme 
de la esperanza   

Retorna para iluminar 
el cosmos con su rastro de luz 
la tiniebla en su derrota 
             cede su sitio a la certeza 
de que la vida vuelve a comenzar 

No pudo retenerlo el sepulcro 
infartó el momento grávido 
             de la anti-historia

con su celo salvífico 
y volvió a ver el rostro de su Padre 
             desde la alborada 

Hoy 
convoca al ser entero 
a sumergirse cada día 
en la fuente máxima de la vida 

(Satanás — en efecto— 
              “regresa a los infiernos”)

(Nueva Pascua)
* Alfonso Chase, “Pascua”







.

FRANCISCO JAVIER FERNÁNDEZ ESPINOSA [19.281]

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Francisco Javier Fernández Espinosa

Francisco Javier Fernández Espinosa (Tíjola, Almería, 11/01/1974) De vocación pedagógica e interés por la educación y la formación, motivo por el que se diplomó en magisterio por la Universidad de Granada. Estrechamente vinculado a la cultura y al desarrollo local, ha trabajado habitualmente en la gestión pública, siendo promotor y dinamizador de importantes iniciativas locales y comarcales. Investigador y escritor, fundó el Instituto de Estudios del Valle del Almanzora junto a la Mancomunidad de Municipios del Almanzora. Especializado en la gestión de centros y organizaciones artísticas y culturales por el Instituto Superior de Arte y de equipos de trabajo, es Técnico Superior de RRHH y doble Master en Gestión Cultural y Desarrollo Turístico, así como Técnico de Dinamización del Patrimonio, Experto en Desarrollo Local y Posgrado en RSC por la Escuela de Negocios de Barcelona. Miembro de la Asociación Histórico-Cultural de Tíjola, Presidente de la Asociación Histórica y Cultural "Villaricos Fenicia Baria" y colaborador activo de la Fundación Kati en Almería. Editor y fundador del periódico elAlmanzora.

Secretario, jurado y promotor de diversos concursos y jornadas literarias. Sus poemas han sido musicados por el músico Jacinto Martos y ha escrito letras para el grupo de rock Pesadilla Electrónica.

Bibliografía

“Ciego” (1997) “Lapidario” (1997) Homenaje a José Ángel Gómez. “Raro” (1998) “Amare” (2000) “Primera Memoria” (2002) “Proyecto para un beso” (2007) “Diario de un extraviado” (2007) “El lugar de la Ilusión” (2007) “Teoría del abrazo” (2008) “Confesiones del Hombre Lobo” (2014) - “Manual para barcos hundidos” Antología 1997-2014 y en 2015 aparece "Desquiciado Romeo" con una selección de poemas de amor junto a nuevos inéditos. 

En el plano narrativo, ha escrito “Desangelados” (2013). Aparece en antologías de VV.AA “Entre el clamor y el silencio”(2000) VV.AA “V Jornadas de Historia Local de Tíjola” (2012) VV.AA “Lo demás es oscuridad” (2013)


Inicio

Si me estás escuchando
sabrás
que cumplí lo prometido.
Hoy confieso
desde aquella esquina
de aquel día
los amplios registros
de mis fracasos,
y que el tiempo
a pesar de todo
es un mantra equivocado.

Yo también fui negado.


Antes

Antes de que
Abriera la puerta
De mis entrañas
Y saliera al mundo
Creía ser
Su destino definitivo,
Un archipiélago privado,
El paisaje conquistado
Al aire.

Fuimos los amantes metafóricos.
Fuimos los sueños
Y la voz de los que cantan
Inspirados,
El deseo de la mañana,
Las miradas cómplices
De cuando se tiene un secreto.
Fuimos la sonrisa
Que nos nacía al encontrarnos
Y el horizonte limpio
De las palabras
Que quieren decir más
De lo que dicen.

Cuando tomábamos café
Frente a frente
Entre conversaciones cruzadas
Sabíamos que mi piel y tu piel
Se extendía por nuestros recuerdos
Y ansiábamos
Quitarnos los abrigos, tu jersey de cuello vuelto, mi chaqueta de punto,
Hasta extenuarnos.

Hoy está lloviendo
Y no quiero salir a la calle.
Veo los tres colores de Kieslowsky.
Comprendo que fui abandonado.


Lapislázuli

A menos cuarto
Alrededor de tus labios
Solíamos quedar
Tu perfume a lapislázuli
Se expandía como una provincia
Sin direcciones
Donde se hila el frío
Y no existen los acrónimos.


Descarrilado

Mario Lanza frecuentaba fiestas
A las que sólo acudían divas.
Su voz
Con aroma a ginebra
Contaba
Que siempre pisaba los charcos
De la calle donde vivía
Aquella chica rubia que no sabía reír.
Decía
Que de los libros de Cernuda
Emanaba anhídrido literato
y entonces
recitaba de memoria
versos descarrilados
con su boca insinuante
y sus labios que mordieron otros labios.
Yo le escuchaba
Sin miedo
A pesar de que me estremecía
Pensar en que un día moriría.
Hablamos de viajes,
De Marrakech
Y de la habitación 213
Del hotel donde tú me esperabas
En la cama
Envuelta en el aroma de las sábanas limpias.
También le conté
que me mirabas
Morena, profunda, violentada por el amor.


Caligrafía

Escribo
y deberás dejarme,
Abandonarme
Como quien concluye un libro
Con la caligrafía ausente
De un idioma sin cuerpos,
Parecido al de los muertos.
Quizás
No comprendas nunca
Lo que nunca ocurrió
Y me culpes
De todo lo que se pueda ser
Culpable
Y también inocente
Por las noches que no dormimos al lado.
Podrian ser palabras
De otro Jesús de Nazareth,
Otros abrazos asidos a la ropa,
O una canción que no habremos
De volver a escuchar
Salvo con las venas atadas.
Aún me dices
Entre matices que
He de vivir mientras vivo
Y que sobrevives entre la gente
De universos caídos
Que yo frecuento
Una y otra vez
como extintos
Placeres fingidos
Sin pasión ni hambre.



Pedirás deseos

Pedirás deseos
Que no contengan mi nombre,
Secretos amarillos
Y lluvia inversa.
Pedirás que los trenes
Te devuelvan la vida que gastaste en ellos,
Que tus brazos reciban de nuevo
Los esfuerzos pasados
Y también
Pedirás no encontrarte conmigo,
Devolvernos los besos,
La disolución de nuestros ejércitos,
Censurar las palabras de esperanza.
Mientras arañaba tu espalda
Fingía vivirte por última vez
Y pensaba en lo que haría mañana,
En volver a ir al cine
Y en mirar el mar largamente.
Amor,
Me convertiste en un depredador melancólico,
Ausente a su trabajo
Por bajas infundadas,
Cliente de las tiendas de moda
Y de los bares anónimos.
Bebiendo tu fuego
Comprendí mi sed,
Y supe que era un extranjero en la primavera.
Cuando me ausento
De las calles en luna, de los sitios estrellados,
El instinto me recuerda quien soy
Y que debo ultrajar alguna inocencia
Esparciendo su vida
Por las avenidas, por los edificios en los que siempre
Alguien ha sido amado y vencido,
Se ha muerto o se ha engendrado vida.

Soy un hombre lobo
Y aún no me acostumbro.


Copas rotas

Con las copas rotas
Después de tantos brindis (por nosotros)
No logro encontrar poesía
En este silencio impuesto
Al que vuelven tus palabras como estigmas
De caricias
Para que mire mis manos fijamente y
Sepa
Que también tuvimos una última cena.

Con las copas rotas
Se ha derramado el vino
y ebrio
contemplo
los informativos de mi estado de ánimo,
los recuerdos, la previsión de lluvias,
los sucesos.

No merezco noche
Porque no tengo amor.
Porque todos mueren
Y alguien se vá, cerrando la puerta
Sin más,
Abandonando al licántropo
A la suerte de las espinas,
Con la narcótica sonrisa de Sinatra
Concluida al cerrar los ojos.


Aquella noche

Aquella noche todo salió mal.
La vida de Antonio Vega
pasaba en un coche veloz,
con su anatomía de resucitado
y su gesto de crucifixión.
Los bares habían cerrado,
las ambulancias aullaban
y alguien
dejaba a alguien sin sonrisa
regalándole un ramo de las flores
del mal.
Hay quien se empeña en aprender
idiomas
pero no practica los besos
y yo los acecho
incrustando mi sombra en las suyas.
Ellos sienten miedo.
Sus ojos se estremecen
con el silencio,
parpadean con frialdad
rozando el aire
sin ver
nada más que reflejos imposibles
de todo lo que no se puede tocar.

Aquella noche todo salió mal.
Los soñadores padecieron
el apagón analógico
y entre mis brazos fenecía
alguien que se parecía a ti.


El borracho fabuloso

Si poco a poco dejas de quererme
Dejaré de quererte poco a poco
Porque donde menos me esperen
Yo llegaré con mi equipaje,
Con la furia de un buzo ciego
Y la voz quebrada de Morente.
Fingiré ser inocente,
Que nada entiendo de los desastres
De la guerra
Ni del abordaje insensato
Que provoca la luna,
Sin pensar que tu cuerpo
Fue un traje de otra época
Y que ahora estarás
Distraída en el sofá
En el cine o en ese bar
Donde la música
no te deja soñar y yo aspiraba a ser
el borracho fabuloso
Que intentaba seducirte.


Conocí a mujeres

Conocí a mujeres
Que nunca decían no.
A unas les mordía el cuello
En las cercanías de los puertos
Y las otras
Se envenenaban con susurros
En la soledad de unas copas de vino.
Sabían que las mentiras
Eran mentira
Y su fatal destino.
Sin embargo
Imponían sus abrazos
Para saciarse de invierno.

A Lecorbusier le gustaban estas historias.
Ser amigo de la bestia
Enferma
Le hacía sentir profano, cercano
Al arte.
Me daba la palabra
Y con los ojos entornados
Sufría los verbos.
Excitado
Mostraba mis colmillos
Entre relatos de damas colonizadas
Que ya fueron invadidas
Por el ardor de una dentellada,
Desvalijadas
De toda ofrenda.


Fui joven

Fui joven
E insolente
Y regalaba sonrisas
A los espejos
Como quien juega
Con armas de fuego
Con el vértigo de un inconsciente.

Tú eres diferente.
Me regalas piedras
Y caminas descalza junto al mar
Sin saber si me esperas o te espero.
Has cicatrizado mi vida
Como quien obra milagros
Mientras por tus ojos pasan
Nubes.
Habré de escribir tu amor
Sin faltas de ortografía,
Como besándote,
Transformando en letra
El susurro interminable
Que se me escapa aun sin voz,
Y aunque no quiera hablar
El deseo compone oraciones
Que al parecer transpiran por mis poros
A pesar de mi piel caótica
Y del recelo de mi alma
Porque si fuese otro monstruo
U otra expresión del pánico
Sólo podría ser
Una criatura de Gilabert,
Sensible y llena de miedo.


Los verbos conjugados

Los verbos conjugados
En las madrugadas de hace algunos inviernos
Son ya casas en ruinas,
Sitios a los que no va nadie.
Parece que ocurrieran
En lugares paralelos
Donde no hay que viajar
Ni existe el movimiento,
Estancados en el tiempo
Como un sueño de Lapido.
Miro mis manos
Y sé que alguna vez contuvieron
Otras manos,
Mis ojos otros ojos
Y mi voz otras palabras,
Igual que hubo otros días
Y usaba otras corbatas,
Pero ya partí
Y no quiero volver.
Como quien rompe papeles
O quema libros
La memoria no entiende de procesos
De locura,
De vanidades artificiales.
Me atormentan los sorbos que dí
En copas ajenas,
Los vestidos arrugados
Y la fe que quité
Para sobrevivir al éxtasis
Y a la redención.
Al final, lobo quedo,
Depredador devorado
Por si mismo.


Gatos 

Los gatos patrullan la noche
Y son mi compañía
Cuando espero
A que aparezca una presa impoluta
Mientras fumo.
Los gatos son almas
De antiguos torturados.
Por eso me conocen
Y no quieren hablar conmigo.
Sólo soy un espejo roto
En la madrugada,
Un oportunista de la muerte
Que sacrifica a paganos
Sin luz.
Soy lobo de día y de noche.
A veces soy feliz
Y otras veces ando derrotado
Por los callejones del infierno.

Nadie me comprende como lo hacen
Los gatos.


Has vuelto a fumar

Me dices adiós y te vas
Con tu vida
Y tu abrigo
Para salir a la calle e ir
A algún sitio donde no estaré
Ni podré verte
Sentada en la barra de algún restaurante
Donde nunca estuvimos.
Llevarás los labios pintados
Y mi recuerdo en blanco y negro
Como un fotograma
De una película antigua.
Seguro que has vuelto a fumar
Y que te han engañado
Muchas veces,
Que lo único que piensas es
En no pensar,
Que el amor en el horóscopo
Ya no ha de importarme
Y por eso no debería escribirte nada.

Pero sin embargo lo hago.


La Voz

Íbamos a un club
Donde la voz de Billie Holiday
Sonaba perfecta,
Sin aristas
Y con aroma a licor.
Allí siempre era madrugada,
Casi infierno
Con tus piernas cruzadas
Y la sonrisa del miedo dulce
En tus labios.
Hablabas
De la Bahuaus
Como quien comprende los pecados,
Pronunciando risas y melancolías
Habituales
De cuando despertamos solos
Buscándonos en la cama.

nos conocimos
En un portal
Un día de otoño.
En la calle podría estar sucediendo
La guerra
Pero me preferiste a mí
A pesar de ser un carnívoro
Incontrolable.
Quizás buscabas mi abrazo.
Mi mordisco feroz
Y mi arrepentimiento.

Aguardabas el plenilunio
Como quien juega a la ruleta rusa,
Con el corazón apagado.


Musa

Musa
sin cama propia
te intuyo otras vidas
de sabor marchito
con horario de fitness
y teletienda.
Aplacaste mi fe
por las farmacias de guardia
y aquella tarde de septiembre
rompí tus fotografías
y las arrojé al mar.



Ella me besa

Ella me besa
con la lentitud de la estrella que cae
mientras el cielo (mi cielo) se enciende
alrededor de Venus
y sus manos (mis manos) resplandecen en caricia
ya en otro lenguaje.
Le pregunto
y me contesta
con la sutileza de un verbo incandescente
del que ansío ser primera persona.


La luces de los coches

Aquella chica que miraba
Fijamente
Las luces de los coches
Nunca estuvo en Rodalquilar,
Ni en el corazón de Rodolfo,

Ni sabía
Que moriría de tristeza
Junto a mí,
Esparcida como pétalos al aire.


El Deseo

El deseo es un lobo frente a la puerta
De tu casa,
Con la ira en suspenso mientras muere
Por verte.
Si es de noche
Prende hogueras
Y tú puedes verlas desde la ventana
Con el silencio recogiéndote el pelo,
Ansiada,
Perfectamente
Imperfecta
Para combatir contra milicianos
De la oportunidad,
Contra las paradas de autobús desde
Las que se siempre se llega
Tarde
Y los días grises de noviembre.

Pero has de estar alerta.
Sufrirás una emboscada
En la que te despojarán de tus caricias
Más preciadas
Para después ser corola sin próximo
Alba
Invadida por los delitos del olvido,
Por los acordes finales
De esa canción que no quieres oír
Por la radio
Y sufrirás
El efecto de los cristales, de las falsas monedas,
De las fotografías.

El deseo es un lobo infatigable
Que sigue tu rastro.



Favela

A nuestras edades
quién no ha roto alguna vez
su vida,
y tú
que favelizaste mi orden
al conjugar nuestros verbos
desapareciste
de entre las sábanas
como una civilización antigua.

A nuestras edades
quién no es
lo que no quiere ser.



Maletas

En mi memoria
Los nombres de mujer pasan
Igual que los de las ciudades
Cuando viajas,
Salvo el tuyo
Que es origen y destino
Porque es un nombre compuesto
Y lo recuerdo
Junto al ruido de tus maletas
Por las calles de Granada
En busca del hotel
Un día de casi frío
Dispuesta a casi quererme.

Nunca te dije
Que era una fiera
Mientras suavemente
Me acompañabas en la bañera,
Con el pelo recogido
Y los ojos entornados.
Cuando hablabas
De perfumes y odiseas
Sin preguntarte
Si yo sería una aventura.



Peatones

Nuestro amor no tiene
un paso de peatones
por el que atravesar misterios,
ni una puerta de atrás
para escapar
cuando tengamos miedo.
Nuestro amor tiene una manzana
con la que adular al pecado
y un infinito
que no siempre sé donde está.
Parece que piensas
en cosas inmateriales
sosteniendo el peso cruel
del viento mal formado
y cuando he de afilar mis garras
para insinuar el delito
pierdo la mirada en la imaginación de tus formas
y tenso el amor
hasta que cruje y se quiebra
en mi soledad austera.



Políglota

No volveré a leer tu
Poema
Ni tampoco
Llamaré a las cosas
Como contigo las llamaba.
Seré políglota e investigaré
Otras formas de expresión
Que no me fragmenten
Ni me partan
El corazón de jíbaro.




Si alguna vez hablas de mí
No digas nunca que sigo pensando en ti,
Que soy de un ejército que no va
A ninguna guerra
Y tampoco digas que deambulo
Enfermo de azules
Los días laborables.
Tengo atrancada una palabra falsa
En la memoria
Y ya tampoco aspiro
A ingeniar sistemas que me animen el cariño.
Nadie comprende mi fiereza
De despótico inocente
A pesar de que me empeño
En sufrir por todo y no confesarlo nunca.
Seré una bestia inédita
Atravesada por espadas invisibles,
Desgarrada y condenada a desangrarse
Con la paciencia de un atormentado,
De un desvaído vencido por cualquier niño
Enjendro de rapaces podridas
Que atraviesan nubes oscuras
Como de paises opacos.
Arrastro piel y huesos por donde voy
Sin darme cuenta
De que ya no soy quien soy
Y que solo era lo que nunca fui.



Lauren Bacall

Tenía frío.
Siempre tenía frío
aunque vistiese un traje
de rojo Valentino.

Me gustaba verla
con mi camisa
y su cuerpo desnudo,
más allá de la noche,
aspirando a morir
y no morir.

La amaba
pero no me amaba.



Soledades

Tu voz estuvo aquí.

Tu voz quería quedarse
Asomada a mi balcón
Sobre el pequeño puerto
Donde los barcos
Siempre son los mismos.
Donde esperan sus soledades
Para volver a alta mar
Y soltar lastre.

Tu voz estuvo aquí
Y se fue
Contigo y con tu cuerpo
Lejos
Más allá de mis brazos.


Tu adiós
en el buzón de voz
y nuestros pecados pendientes
es lo que queda.
Ahora tengo
que divinizar mi silencio
y pensar
que vivo en otros días
y ando por otras calles.


Que te arrojaste
A mis ojos
Dices que ahora
no puedes verme.
Llegaste
En medio de esta alegoría de autodestrucción
Y ahora
Me niego a escribir tu nombre
En el papel,
Las paredes
O los manteles
Y cuando voy al teatro
Recuerdo escenas
De nuestros grandes clásicos,
La duda metódica de los billetes de avión
Hacia el futuro, ser o no ser,
La historia de nuestra escalera,
Los bellos durmientes.

Desde la calle
Te veo con tus amigas en el Magnolia
Impasible
A los besos borrados
Sin aureola ni ramos de rosas.


Vino
  
Vino
tras aquella carta
que ahora leo
mientras bebo
vino.



Solo

Cuando pienso en días de viento
Me pregunto
Si habrá alguien más
Como yo,
Hibrido de dulzura y cinismo,
Habitante de los bares
Y receloso consigo mismo.
El amor está cambiando
Y los besos ya no son mensajes.
Ahora, veo a juglares
Que recitan sin espíritu,
Poetas con iphone,
Suicidas sin vida que ofrecer.
Veo pintadas en las paredes de los museos
Y gente
Que sacrifica sonrisas.
Ahora, pienso que estoy solo,
Atrapado
En geografías inmediatas
Donde sobreviven los heridos
Y malviven los normales
Porque nadie sabe que han de cazarme,
Que han de planear mi asesinato
Sin que yo lo sepa,
Extinguiendo mi ausencia
Cuando visto mi cuerpo,
Cuando no te veo
O cuando intento escribir unos versos.
Tal vez Domene
Fue como yo
En su adolescencia,
Pero supo escapar a tiempo
De esta vida de animal corrupto
Que ha de saciarse con lágrimas y gritos
Arrancadas a la belleza.





.

EVERARDO NORÕES [19.282]

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Foto: David Sánchez Moyano

Everardo Norões 

José Everardo Arraes de Alencar Norões – Nacido en Crato, Ceará, Brasil, 1944. Economista, poeta, narrador, traductor, dramaturgo y crítico literario. Se exilió por cuestiones políticas y vivió en Francia, Argelia y Mozambique. Al regresar a su país publicó Poemas Argelinos (1981). Más tarde aparecieron Poemas (2000); Nas entrelinhas do Mundo (2002); A Rua do Padre Inglês (2006); Retábulo de Jerônimo Bosch (2009), Poeiras na Réstia (2010) y ‘Melhores mangas’ (2015). Como narrador es autor de O fabricante de histórias, premio Concultura, Manaus, en 2012, y Entre moscas, de 2013, que obtuvo el prestigioso premio Portugal Telecom de la Lengua Portuguesa en 2014. Norões también es colaborador habitual de los diarios brasileños, escribiendo artículos y crónicas.

Obras

Poesias

Poemas argelinos (1981)
Poemas (2000)
A rua do padre inglês (2006)
Retábulo de Jerônimo Bosch (2008)
Poeiras na réstia (2010)
W. B. & os dez caminhos da cruz (2012)

Crônicas

Nas entrelinhas do mundo (2002), em co-autoria com Abelardo Baltar

Contos

O fabricante de histórias (2011)
Entre moscas (2013)

Prêmios

Prêmio Arthur Engrácio (2011): por O fabricante de histórias
Prêmio Portugal Telecom de Literatura, na categoria contos e crônicas (2014): por Entre moscas
Finalista do 56 º Prêmio Jabuti, na categoria contos e crônicas (2014): por Entre moscas



EN ARGEL (DE NUEVO)

La cueva.
El azul cobalto
disipándose en la bahía.
El montón de cubos blancos en la colina:
una tetera goteando la tristeza
en la taza de té.
Solo,
en camino a Belouizdad:
desvariando al Sol
-Astro y Navío-.
Ni viento ni molinos
ante esas fachadas blancas,
esas puertas y ventanas azules
a la espera del siroco
o de la primera estrella
del Ramadán.
Nadie de entonces, ni los compases
del noubet essoltane,
la suite del sultán,
ni los turcos del Bey.
Sólo:
recuerda el pan ázimo donde
doblaba su remordimiento.
Y el pañuelo,
entre unos delgados dedos,
recitando entre las rejas
 la última sura
del deseo.



EM ARGEL (DE NOVO)

A gruta.
O azul cobalto
despejandose na baía.
O amontoado de cubos brancos na colina:
um bule a escorrer a tristeza
na xícara de chá.
Sozinho,
a caminho de Belouizdad:
a desconversar o Sol
– Astro e Navio -.
Nem vento, nem moinhos,
frente a essas fachadas brancas,
essas portas e janelas azuis
à espera do siroco
ou da primeira estrela
do Ramadã.
Ninguém de antanho,
nem os compassos
do noubet essoltane,
a suíte do sultão,
nem os turcos do Bey.
Sozinho:
lembra o pão ázimo onde
debruçava seu remorso.
E o lenço,
entre uns dedos finos,
a recitar  entre as grades
a última surata
do desejo.



SOBREVOLANDO COLOMBIA

Diez mil metros de altitud
es
la mínima distancia
para convocar a los muertos,
acompañar el regimiento de cadáveres
flotando
en el río magdalena.
Diez mil metros de altitud
es la mínima distancia
para observarlos desaguando
hechos troncos
de una selva muda.
Diez mil metros,
mínima altitud para sentir
la sombra metálica de las estrellas
hiriendo la selva
y el paso de las nubes
atropellando
nuestra indiferencia.



sobrevoando colômbia: 

dez mil metros de altitude/ é/ a mínima distancia/ para convocar os mortos,/ acompanhar o regimento de cadáveres/ a boiarem/ no rio magdalena./ dez mil metros de altitude/ é mínima distancia/ para observá-lo desaguando/ feito troncos/ de uma floresta muda./ dez mil metros,/ mínima altitude para sentir/ a sombra metálica das estrelas/ a ferir a floresta/ e o passar das nuvens/ atropelar/ nosso descaso.



PIENSO EN EL CUERPO

Pienso en el cuerpo:
rutina del agua:
tejiéndonos emboscadas:
juego de fuentes:
chorreándose:
al gusto del sol:
o de la luna  quién sabe:
en su conjunción:
con cualquier astro :
deslizándose en el firmamento:
de tu galaxia:


penso no corpo: 

penso o corpo:/ rotina de agua:/ a nos tecer escaramuças:/ jogo de fontes:/ a se esguicharem:/ ao sabor do sol:/ ou da lua quem sabe:/ na sua conjunção:/ com qualquer astro:/ a deslizar no firmamento:/ de tua galáxia:



DESCUBRIMIENTO

Otra vez me pertenezco
como el agua del sueño
en el ácido
que lava el barro de las calles.
Vigilo el desuso
de las cosas rutinarias,
espero el paso de los escarabajos
Sé:
si vuelan rápido
anuncian la lluvia.


Descoberta: 

De novo me pertenço/ como a água do sonho/ no ácido/ que lava o lodo das calçadas./ Velo o desuso/ das coisas rotineiras,/ acalento o percurso dos besouros/ Sei:/  ao voarem depressa/ anunciam a chuva.



S.

Observo la ciudad
como sustancia
de anotaciones musicales:
armonía celebrando
el pacto de la piedra y del viento,
luz sangrando entre
arabescos de hormigón.
Como si dijese:
soy el lugar del hombre.
Y la imagina
cortada en avenidas
por donde debería pasar
el pan cotidiano de la alegría.
Sin el batallón sagrado
de Tebas,
pone rostro a los que traicionaron a la ciudad.
Solo dice:
Soy el río y la orilla
de vuestros pies.


S.: 

Olhou a cidade/ como substância/ de anotações musicais:/ harmonia a celebrar/ o pacto da pedra e do vento,/ luz sangrando entre/ arabescos do concreto./ Como se dissesse:/ sou o lugar do homem./ E imaginou-se/ cortado em avenidas,/ por onde deveria pasar/ o pão cotidiano da alegria./ Sem o batalhão sagrado/ de Tebas/ fez face aos que traíram a cidade./ Disse apenas:/ Sou o rio e a margen/ a vossos pés.



ABECEDARIO

la letra A
debería recordar
a Aladino y a su lámpara
abriendo puertas de la gramática:
el genio solícito
transformando en diversión
el análisis sintáctico.
la letra B
podría ser un Bosque
y su camino encendido
sus frutas amarillas escarlatas
de los árboles del pensamiento.
la letra C
abierta como Cuaderno
donde dormirían palabras
acentos y hasta el silencio
cuando
se liberara
de la lista.


Abecedario: 

a letra A/ deveria lembrar/ Aladim e sua lâmpada/ abrindo portas da gramática:/ o gênio solícito/ transformando em brinquedo/ a análise sintática./ a letra B/ poderia ser um Bosque/ e o seu caminho aceso/ suas frutas amarelas escarlates/ das árvores do pensamento./ a letra C/ aberta como caderno/ onde adormeceriam palabras/ acentos e até o silêncio/ de quando/ se libertaria/ da pauta./



FRACTALES

Por lo profundo
de las sombras
calculo el itinerario de la luz.
Mido
los contornos de nuestras ruinas
en la matemática particular de las angustias.
Abro la ventana
de la página del sueño:

deletreo despacio el Aywu rapitá:
el ser del ser de la palabra
(flor pronunciada
entre las estrellas).
La noche se desploma
sobre el tejado
en la explosión de un meteoro.
Cuento fragmentos,
reordeno parábolas:
una porción de los que soy
recuerda las fronteras
del Universo.


Fractais: 

Pelo mergulho/ das sombras/ calculo o itinerário da luz./ Meço/ os contornos de nossas ruínas/ na matemática particular/  dos desesperos./ Abro a janela/ sa página do sonho:/

Soletro devagar, o Aywu  rapitá:/ o ser do ser da palabra/ (flor pronunciada/ entre as estrelas.)// A noite/ desaba sobre as telhas/ na explosão de um meteoro./ Conto estilhaços,/ recomponho parábolas:/ um mínimo do que sou/ lembra as fronteiras/ do Universo.



CORPO

Teu corpo
se enxuga em minha água:
calafeta,
enxágua.
Completa
o que não vem de mim.
E por ser água e calma,
sonâmbula
como a
distraída voz do lume,
lembra um vago perfume
de jasmim.


CAFÉ

Desencarno arábias 
de uma xícara morna 
de café.
E um fio negro 
me assedia a boca.

(Através da janela 
o galho de pitanga 
ostenta seu adorno 
encarnado).

Viajo
pelo negror do pó:
Dar-El-Salam,
Bombaim,
Áden
(sem Nizan, sem Rimbaud):
as colinas ocres,
a poeira dos dias.

De onde vem o grão 
dessa saudade?

Desentranho arábias 
dessa xícara fria. 
Enquanto aguardo o dia 
que não chega.

Desacordo e sorvo
a sombra morna
do que sou
na borra
do café.


OS ENCOURADOS

A tarde chega. 
A luz se dispersa: 
quem anunciará a morte, 
soltará o chicote, 
abrirá a fresta?

Quem domará o espaço 
entre o gume e a alma, 
entre a cerca e a palma, 
entre o assombro e a calma?

E dormirá no cio
de árvores cativas
ao solstício das pedras,
no despencar das sombras?
A tarde chega,
a luz se dispersa.
É uma luz de sede
do sol dos Inhamuns:
branca e calada.

Os encourados se miram 
num horizonte de varas. 
A copa é pequena: 
na redondez dos cabos, 
lâminas severas.

Nem palavras:
o vento soletra a mata,
converte-se em faca.
Sumida nos esteiros,
detida nas vazantes,
segue,
na garupa,
a sina dos instantes.

Adonde vosmecê, 
alumia o sobrosso, 
desmazelo do corpo?

A alma se estropia
nesses retirados
dentro dos Teus lustres...
A tarde chega. 
A luz se dispersa.

E uma luz de sede 
do sol dos Inhamuns: 
branca e calada.

Ponto de cruz ou estrela: 
uma rede bordada.

               De Retábulo de Jerônimo Bosch 





A MÚSICA

                   Para Isaac Duarte

Sem pedir licença,
insinua-se pelos cômodos,
invade os espelhos,
derrama suas jarras de luz.
Vejo-a
pelos canteiros da casa,
na nitidez dos bordados
de minha mãe,
no brilhar de tua íris
quando os deuses descem
para beber a insensatez
das águas.
Depois,
ela se transforma em seios,
goiabas,
espigas.
E nua, adormece,
enquanto a lua brinca
entre meus dedos
e lagartixas
passeiam pelas pedras do pátio...


A RUA DO PADRE INGLÊS

Na rua do Padre Inglês
um louco joga xadrez.

Joga o xadrez da desgraça: 
uma sombra na vidraça 
é o seu parceiro demente.

(Entre a dama e o cavalo, 
corre um rio de afogados).

De sua cama, ainda quente, 
um bafo de nicotina. 
Vem um cheiro de latrina 
da cela defronte à sua.

Na rua do Padre Inglês
um louco fala francês
com acentos de Baudelaire...

(O flamboyant encarnado 
se mistura ao espetáculo 
da esquizofrênica rua).

O bispo toma o cavalo 
das mãos da dama de preto. 
(São cinco horas da tarde: 
as luzes se apagam cedo.)

Batente do meio-fio:
vem vindo a sombra da noiva,
sozinha, morta de medo.

(O louco avista das grades
as andorinhas azuis
que voam feito morcegos.)

Na rua do Padre Inglês, 
um cheiro de gasolina.

{O louco engendra seu mate 
contra a sombra na vidraça.}

São cinco em ponto da tarde 
(cinco de Ignacio Mejías, 
pensa o louco em sua cela) 
— dos girassóis de Van Gogh 
à solidão amarela...

O cavalo solta as crinas, 
a noiva voa na rua 
e nas vozes de um menino 
acordes de um violino.

O louco sabe que o tempo 
de dormir já vem chegando...

(Corujas soltas na cela 
bicam as flores de papel 
e uma boneca de pano).

Corre, corre, vem depressa, 
Que a noite já vem chegando!

Na rua do Padre Inglês 
um louco joga xadrez...


TRISTÃO 

            Em pé, ao sol e ao vento do sertão, 
             ele não se decompôs.
                         Pedro Nava (Baú de Ossos)

As palavras no alforje. E o rosário, 
a escorrer das penas e dos dias. 
O azul da barba lembra uma paisagem 
onde campeiam cabras. E ramagens 
desatam-se em sombras nas janelas. 
A morrinha dos bichos. O mormaço, 
trazendo o desespero, em vez de março: 
um luto atravancando as taramelas. 
A sela desapeada. E na garupa
do cavalo, a sentença das esporas. 
Pendentes dos estribos, estão as horas, 
relampejos de facas. E o sono da jurema.
O braço descarnado, o giz dos dentes, 
e o olho além do corpo do poema. 
No chão do meu degredo, sempre chão, 
sete frases do ofício e um bordão.


SONETO I

Agonizavam os rastros de novembro. 
E os meus ossos, cansados das neblinas, 
doíam, no concerto das esquinas 
da cidade, onde um dia, ainda me lembro,

penetrou-se de escuro a minha alma, 
quando um cão, a ladrar contra o sol-posto, 
mordeu o lado oculto do meu rosto 
e deixou seus sinais à minha palma.

Lembro-me que era de tarde. Ainda chovia. 
O eco dos espelhos conduzia 
meus passos que jaziam pelas ruas.

Havia o som da água que caía. 
E no horizonte, além da agonia, 
um cemitério de meninas nuas.



TUA FALA

Tua fala parecia
uma rede de varandas,
branca,
no meio da sala.

(Uma coisa que envolve
e, ao mesmo tempo, se esquiva):
gesto seco de uma chama,
morrendo,
e sempre mais viva.

Era assim, tua palavra: 
escorreita, sem medida. 
Falas como pés descalços, 
presos à relva macia. 
Ou um cheiro de curral 
quando a manhã principia.

(Tua fala parecia
a rede, toda bordada,
onde a noite amanhecia).

               De A Rua do Padre Inglês (2006)







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LEONOR ANTÓN [19.283]

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Leonor Antón

Cartagena (Murcia), 1986. Especializada como Copy/redactora de publicidad por la Escuela Superior de Publicidad de Madrid. Autora de las novelas “Anécdotas de una mujer en obras” y “¿Te apetece salir?”, del audiopoemario “Cuaderno de verano” y de la obra “La musa” donde combina poesía, ilustración y relatos, libro ganador del I Premio Círculo Rojo en la categoría “Relatos” (2015). Antologías: “Pluma, tinta y papel" y “Poesía erótica” de Diversidad literaria (2015). Finalista en el VI Día Internacional de la Poesía en Segovia (2015).

En 2016 se publica su antología poética “El final de los vasos” en la que reúne poemas de todos sus trabajos poético/audiovisuales: “Las gafas del cristal rojo”, “Cuaderno de verano”, “A Santa Cuna” y “El verano del amor, el verano del…”. Actualmente trabaja en la combinación del medio audiovisual junto a la poesía y la performance (perfopoesía).



LLANQUIHUE
un yelmo de boca
y su dicción metálicamente definida
perpetúan en los tiempos
como una bruma
devorando
con dientes de espuma y de noche
a una ciudad que duerme
invertida en el reflejo del lado
en su morada de cedro traído del Líbano crío
una botella de Jack Daniel’s en el interior de una jaula
pintada de blanco
para tordos renegridos
una máquina de escribir con la letra A
pillada sobre una radiografía
de mis muelas del juicio
un intento de ciervo gris
retratado en la pared
pero con nariz y la sonrisa como Mona Lisa
un puñado de esperanzas tuyas
que huelen a tabaco
dentro de un bote con mermelada de arándonos
todos esos sueños puedes meterlos en un saco
después colgarlos en el perchero
junto a tu abrigo y el sombrero. Están de más en mi regazo
has echado al fuego del hogar las hojas de hierba,
el mar y la alondra, la tierra baldía, los trabajos y las noches
y yo busco entre las cenizas la C de cuándo y la C de cómo
te marchas bebiendo mis verdades
[manos de oso y coraza de mármol]
entre un pantano entre volcanes



1

¿Qué zapatos quieres que me ponga?
si todos los que hay en tu tejazo me hacen daño
introduzco los dedos en el bosque de mi pelo
y, cubriéndome los ojos con las palmas de mis manos,
los deslizo hasta la cima
mira
cómo hago asomar mis uñas
como cuernos de lucha
aquí tienes toda la corona que puedo
sostener



LA MUJER MÁS ALTA DE CURANIPE
noto mi pelo flotar en el aire
dentro de un bus directo a un pingüino
a orillas del Pacífico
junto a Piedra Negra
un niño mapuche le pregunta a su madre
¿De qué color es su cabello?
sujetándolo entre sus dedos
desde el asiento trasero
ella dice desteñido
el camino es de lluvia y de bosque
supongo
que es ahí
entre la niebla
donde vino a morir tu palabra
¿Qué hago aquí?
vestida de Candy Candy
el día que no volviste a tomarme de la mano
por encima de la ola
ingiriendo unas manos que son como mil manos
y unos ojos que son como ninguno
y un aroma que respiro y me circula como metales pesados
y un veneno de Julieta para el preludio falso de la muerte
aviones que tiran del adiós
para después sellarlo
con un enorme océano de por medio 









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JONATHAN RUIZ [19.284]

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Jonathan Ruiz

Nació un 4 de abril de 1988 en Cd. Nezahualcoyotl, en 2005 gana el Concurso de Poesía Municipal Rey Poeta Nezahualcoyotl donde conoce al Poeta Porfirio García quien lo invita al grupo literario Poetas en Construcción integrándose inmediatamente desde aquel año lo cuál le permite  difundir su poesía dentro y fuera del municipio . Varios de los poemas han sido publicados en varias antologías: La Poesía como una Arma cargada de futuro (2006) Semilla Desnuda 90 poetas (2010) Escarabajos de arena (2011) así como varias revistas virtuales e impresas. En estos momentos ha combinado el intenso camino de las letras con la lucha social siendo integrante activo de #132Neza logrando combinar el humanismo,la lucha y las letras a tráves de la protesta.


Esencia

Somos esencia
fuego mítico de dioses
extraídos del viento
universo  ancestral
fotosíntesis cósmica
espiral de viento.
Hacia ella vamos
a fundir nuestras
con el aroma fértil
de la tierra
piel astrológica
donde los planetas
fecundan raíces.



País

Me duelo de mi.
Este gran país
nos excluye,
necesita nombrar
a sus muertos para dignificar
sus palabras.
Nos hemos quedado atrás
sintiendo el hambre
que guardan los labios,
como un llanto que canta en los ojos
lagrimas donde florece la miseria.
Me duelo de mi
del temor ingenuo
de los días,
existencia que se reduce
a un simple error de cálculo.



Firmamento

Ahí donde el firmamento
arroja su espesura al mundo ,
nace la sabiduría,
dioses eternos: origen mismo desde
las estrellas.
Somos la permanencia de nuestros ancestros
piel cultivada por los rayos del ocaso,
mezcla de culturas,
expansión del pensamiento.



Ecos prehispánicos

Ahí esta la historia que guardan las ruinas
erguidas al tiempo,
canto de pájaros,
ecos prehispánicos
transitan sobre las arterias del universo.
Hombre
naturaleza,
espíritu que enmudece
el vuelo del quetzal.



Media voz

Désperte callado a media voz
la sensibilidad de los días
permite esta ausencia,
tersa imagen de los hombres
que pierden la necesidad de ser libres
como las flores en los huertos
se marchitan en silencio.
¡No he de cambiar nada!
iré completo a devolver lo que soy
por que no hay muerte a medias
ni vida completa
las cosas se deforman a manera de olvido.

Poemas publicados en la antología Semilla Desnuda  90 poetas. Poesía viva de México.



América Ecuatorial

Amo la necesidad terrenal de  América,
sus aguas tétricas,
sus aromas verticales
donde tintinean los vórtices de las praderas.
Abierta a la historia
desde siempre, entre la vasija,
la lanza, el canto de sus trópicos,
lengua de todas las culturas,
sangre dimensional de sus costumbres.
Desde el lamento verde  de las selvas,
hasta el sabor húmedo de las cordilleras,
bosques primordiales,
torbellinos lúgubres entre el vuelo del quetzal,
hasta la caída estridente del águila,
en mitad de la desolada constelación matutina.
América ecuatorial,
ríos tañendo el alma de las piedras,
corroídos perfumes van ampliando
sonoramente las latitudes del continente.
Sus hojas solventando los colores del día,
aves de óxidos metales, cóndor, jilguero,
murciélago,
atravesando los cielos
crepusculares de nuestra América.



Dolores inagotables

Es necesario ocultarnos,
contarnos entre los muertos,
tomar distancia de las cosas,
andar en el frío de los otoños, deshojándonos,
entrar al mundo desprevenidos,
a crujir de sufrimiento por las calles
La ciudad arde en los rostros
como si las venas se fueran abriendo
caóticamente, hasta llorar de abandono.
Estamos hechos de dolores,
de tragedias repentinas,
de laberintos que
nos llevan como raíces  tormentosas,
en las azoteas del tiempo.
Nada saben de nosotros
cuando a solas, en nuestras
propias ruinas, emergemos
hacia la muerte,
cuando salimos  a derramar
ciertas gotas de tristeza en las grietas
del horizonte, donde tenuemente comienza a caer
la lluvia.











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