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GERHARD GUNDERMANN [19.144]

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Gerhard Gundermann

Gerhard Rüdiger Gundermann (Nació el 21 de de febrero de 1955 en Weimar, † 21 de de junio de de 1998 en Spreetal) fue un poeta, cantautor y músico de rock alemán.

Antes de la reunificación alemana Gundermann fue portavoz de la gente de la región minera de lignito Lausitz. A menudo era polémico porque algunos de sus textos intentaron resolver de manera muy directa con los problemas menores y mayores de las personas en el área. Después de la reunificación alemana, se dedicó cada vez más a la protección del medio ambiente y era crítico del desarrollo social en el este de Alemania.


“Nunca dejará de crecer la hierba”: 
Gerhard Gundermann, voz rockera del Este

Por JOS SAGÜÉS
Universidad Complutense de Madrid
josagues@filol.ucm.es



En la República Democrática Alemana, a comienzos de los años 80, los jóvenes escritores, cantantes, poetas y artistas, libraban también su lucha democrática contra un socialismo fosilizado. Y muchos lo hacían marginándose, sin concesiones a una cultura oficialista que no se correspondía con el afán de libertad. La expulsión del país del poeta y cantautor Wolf Biermann en 1976 significó un punto de inflexión en la relación de los autores más jóvenes con el régimen. Decidieron no participar ni colaborar con el estado. Se colocaron voluntariamente al margen de la sociedad.

Ejercieron trabajos y funciones también marginales, optaron por vivir de una manera alternativa a lo realmente existente y se instalaron en una corriente contra cultural. Muchos acabaron abandonando el país, otros fueron expatriados. La liberalización cultural que se había iniciado a mediados de los años 70 también se estrellaba contra el muro de la intransigencia oficial. En el mundo musical, los grupos de rock se habían instalado entre lo oficial y lo marginal. Grupos emblemáticos como los Puhdys, Karat, Pankow o Silly convivían con los grupos punk Sandow, Die Firma, Paranoia, o Die Skeptiker. En prácticamente todos los grupos musicales y bandas la ‘Stasi’, la seguridad del estado, había infiltrado a sus informadores. En ese contexto de lucha por la democracia, donde coincidían los defensores del socialismo democrático con los liberales, los conservadores comunistas y los progresistas democristianos, sobresale una figura que con el tiempo se acabaría convirtiendo en un personaje de culto en la escena alternativa: Gerhard Gundermann.

Gerhard Gundermann nació en Weimar en 1955 y murió en Spreetal en 1998.

En él se sintetiza de una manera muy gráfica lo que fue y dio de sí la República Democrática Alemana como intento de construir una sociedad más justa y solidaria, donde el libre desarrollo del ser individual tenía que ser la condición para el desarrollo libre de todos. Ya sabemos que no fue así. Gundermann fue de esas personas que no pudieron mejorar el mundo, pero al menos lo intentó. Estudió bachillerato, se matriculó en la academia militar de donde le expulsaron en 1975 por negarse a cantar un himno de alabanza al general, empezó a trabajar como peón en las minas a cielo abierto en Hoyerswerda (Cottbus) y se especializó en conducción de máquinas pesadas. Durante ese tiempo colaboró inoficialmente con la Seguridad del Estado, ingresó en el Partido Socialista Unificado de Alemania en 1977, formó parte del club musical de Hoyerswerda, que se transformó en el grupo de rock “Brigade Feuerstein”, fue expulsado del partido por defender sus propias opiniones, readmitido y vuelto a expulsar en 1984. En ese mismo año la Seguridad del Estado también lo rechaza por “arbitrariedad contumaz”. Compaginó su trabajo en la excavadora con su actividad musical, tratando en sus canciones un amplio espectro de temas: el trabajo, la vida y la muerte, la ecología, el desempleo, historias sencillas, la naturaleza o la degradación medioambiental. Se ha escrito que Gundermann está en la tradición de nombres como Georg Büchner, Heinrich Heine, Georg Herwegh, Ferdinand Freiligrath y Georg Weerth, escritores del siglo XIX cuyos poemas y canciones forman parte de la historia de la lucha por la independencia y la libertad en Alemania.

También se ha dicho que forma parte de la tradición de los Joan Baez o Bob Dylan. En cualquier caso, Gundermann siempre quiso ganarse la vida con su trabajo como conductor de una excavadora, llevaba una vida casi ascética para ser también rockero: no fumaba, no bebía alcohol y era un vegetariano convencido. No quiso entrar nunca en los circuitos comerciales, jamás dejó de ir a trabajar aunque regresara de un concierto y apenas hubiera dormido tres horas, siempre dijo que quería vivir de su trabajo, que quería ser un obrero tal y como él lo imaginaba, un buen padre como todavía no lo era de largo, ser “todo” un hombre, ser cantante, ser una especie de “clown”, de escritor y de director. Quería, en definitiva, ganarse el pan con sus manos; la música, el arte, no podían convertirse en negocio. Quería cantar contra la explotación de los seres humanos, de la naturaleza, cantar al entendimiento y a la paz. 

Cuando en 1995 se hizo pública su colaboración con la Stasi lo reconoció de forma natural: “No me veo ni como víctima ni como verdugo. Me comprometí con la RDA, ¿con quién si no? he repartido y he encajado. Y he aprendido.

Por eso estoy en el mundo”. Gerhard Gundermann murió el 21 de junio de 1998 de un infarto cerebral fulminante. Tenía 43 años. Dejó a su mujer Conny, a sus cuatro hijos, a sus tres gatos, a su perra, a su jardín de Hoyerswerda y dejó también una docena de discos.

La actividad cultural de Gundermann sólo puede entenderse como expresión de un proceso muy contradictorio. Su ímpetu revolucionario juvenil, la voluntad de contribuir a la construcción del socialismo le llevaron a un compromiso político no dudando de colaborar con cuantas instancias de poder se le ofrecieran. Demasiado niño para haber forjado su rabia como tantos jóvenes en las luchas de 1968 contra la guerra del Vietnam, las muertes del Che Guevara y Tamara Bunke o la rebelión antiautoritaria; empieza a adquirir conciencia política a través de la música. El X Festival Mundial celebrado en Berlín oriental en 1973 significó para Gundermann una experiencia de liberalidad y apertura. El reconocimiento de la RDA por la mayor parte de los estados durante ese año reforzó el sentimiento de Gundermann de estar en la línea correcta. El desarrollo de una cultura sin tabúes que se propició inicialmente desde las más altas instancias del Estado supuso una eclosión de nueva creatividad, de optimismo, de libertad y, al mismo tiempo, de identificación con la RDA. Esa generación adquirió conciencia de que podían contribuir activamente a la realización del socialismo, de la igualdad y de la solidaridad entre los pueblos. 

Sus primeras canciones fueron sobre Vietnam y en aquel contexto de movilización mundial contra la barbarie imperialista norteamericana Gundemann no dudó en intentar incorporarse al ejército de su país como oficial. “Tengo tres padres” –decía– “madre, padre, pero también el estado. Algún día tendría que devolver algo, porque hasta entonces sólo había recibido sin nada a cambio. Para mi la cuestión era servir de manera efectiva”.

Su honestidad, sin embargo, no soportó el carácter dictatorial del estado socialista alemán. Precisamente porque el mal llamado socialismo realmente existente no tenía nada que ver con la utopía comunista, Gundermann se dedicó a inventarlo con sus canciones.

Su principio de libertad era muy sencillo: “todos aquellos que quieran venir, deben poder hacerlo, todos aquellos que quieran quedarse, deben poder quedarse, todos aquellos que quieran marcharse, deben poder marcharse”. Así de fácil pero nada menos cierto en la RDA. La expulsión de la academia militar supuso liberarlo del tedio y acomodamiento de la vida cuartelaria. Pero su sentido de la responsabilidad, su deseo de estar en primera línea de combate le llevó a trabajar en la mina como conductor de maquinaria pesada. Al mismo tiempo desarrolla su actividad como cantante.

En el trabajo destaca como obrero comprometido: denuncia la mala planificación, la desorganización, la ausencia de material de trabajo y hace propuestas de mejora tanto en las condiciones laborales como en la productividad. En 1978 funda con otros compañeros el grupo “Brigada Feuerstein” –la brigada pedernal– y Gundermann destaca en la elaboración de las ideas, los textos y los programas. La “Brigada Feuerstein” se pone al servicio de las necesidades culturales de su pueblo y participa en numerosos conciertos escolares, teatros infantiles y fiestas populares. Continuando la tradición de “Der rote Rummel” –el jaleo rojo– los grupos culturales proletarios de los años 20, “Brigada Feuerstein” procura hacer espectáculos didácticos y divertidos. 

Gundermann escribe textos sobre melodías de los Beatles, Rolling Stones o Abba. Siguiendo a Brecht, trata en sus temas desde cuestiones cotidianas al sostenimiento de la paz mundial. Lo social y lo individual debía discurrir por la misma senda, pero ya sabemos que el “socialismo real” no dejó de ser una forma de capitalismo de estado.

Su primer disco Männer, Frauen und Maschinen (Hombres, mujeres y máquinas) (1988) es preludio pero también síntesis, aunque parezca contradictorio, de su producción posterior. La RDA se tambaleaba y el escepticismo y el pesimismo hacían mella en Gundermann. La canción “Lancelots Zwischenbilanz” (Balance de Lancelot) resume esa decepción:



[…] desde hace 15 años aguardo en la plaza del reloj y ya no soy tan joven, y aguardo y aguardo y el clavel rojo de mi escudo hace tiempo que se ha agostado y oteo en la niebla por si llega el hombre que me diga te necesitamos, ahora te toca a ti, pero ya no sé si puedo cantar... y me siento derrotado y no sé por qué y nadie me pregunta ni nadie me envía, nadie me nombra la meta y la vía y sólo escucho a los dragones reír en la tierra de nadie...


El derrumbamiento del bloque socialista significa para Gundermann una nueva experiencia vital. El desmantelamiento industrial, el desempleo, la liquidación de lo colectivo, la privatización de los servicios, el capitalismo puro y duro, en definitiva, le lleva a una reflexión profunda. La actividad cultural, la música, los conciertos, eran cuchillos demasiado cortos para una noche tan larga. El reconocimiento de la nueva realidad le aboca a un pesimismo vital, aunque no se da por vencido: “todas las películas que quise rodar ya se han hecho, todos los trajes que quise coser ya han sido cosidos, todas las canciones que quise componer las ha cantado el Boss, soy simplemente un pobre perro, pero ojo si me sueltan de la correa...”

Razones para la rabia contenida y el pesimismo había a raudales. Los intentos reformadores que no cuestionaban el socialismo como forma de estado no podían prosperar. La millonaria manifestación celebrada en Berlín el 4 de noviembre de 1989 que intentaba darle continuidad a las reformas democráticas fue respondida con la apertura de las fronteras cinco días después. El muro había caído y con él la República Democrática Alemana. En marzo de 1990 se celebraron elecciones parlamentarias en la RDA. Una gran coalición de cristiano demócratas y socialdemócratas preparó el camino hacia la unidad alemana, que se acordó el 3 de octubre de 1990. Gundermann enmudece en aquellos momentos. Viaja a Cuba que ya ni siquiera está en el margen de tan marginada– y regresa con una visión mucho más precisa de aquella realidad y de la propia. Ya en casa y con nuevos ánimos graba en compañía del grupo “Silly” en su versión definitiva algunas de las más bellas canciones de toda su producción. Se advierte en ellas un fondo nostálgico, la metáfora vuelve a ser el núcleo de la creación y la naturaleza la principal referencia. Así en “Soll sein” (Tiene que ser) donde



[…] los árboles tienen que ser de nuevo mis hermanos
dejamos curar nuestras heridas
en las ramas tienen que volver a vivir los pájaros y repartir conmigo las
cerezas 
quiero volver a hablar de nuevo con los animales
y quiero entender lo que susurra la hierba en las tibias noches de verano
lo he añorado tanto
y no me preguntéis cómo 
no me preguntéis cuando 
es sólo una canción 
pero con una canción quiero de nuevo empezar.



En “Gras” (Hierba) sintetiza toda una vida:


[…] y cuando finalmente nos hicimos grandes
cogimos nuestros zapatos
cerramos la pintada puerta del cuarto infantil
padre nos dio su abrigo
y su sombrero azul
madre nos dio sus lágrimas
y nos hizo pan de azúcar.

Nunca dejará de crecer la hierba
salvaje, alta y verde
hasta que la guadaña sin odio
inicie su danza
nunca dejará de crecer la hierba
cerremos todas la heridas
a veces fuertes y a veces pálidas
como yo y tú.



Los años 90 son para los ciudadanos de la RDA tiempos difíciles. La asimilación no resulta un proceso sencillo y Gundermann, superada la desorientación inicial, vuelve a la carga. El desmantelamiento del socialismo se inicia de una manera despiadada y los logros sociales se van diluyendo rápidamente. En esos primeros años Gundermann se asocia con el grupo “Die Wilderer” –Los Salvajes– y las canciones vuelven a tener un contenido más político y combativo, también más irónico y más ácido: “En las obras escogidas de Josif Visarionovich que compré en la calle por 50 peniques leí aquello de ‘los Hitler vienen y van, pero el pueblo alemán permanece’ y yo siempre tuve la impresión de que aquella frase no se había concluido...”. En la canción “Dem deutschen Volk” (Al pueblo alemán) Gundermann completa la frase:



Ya hemos votado 
para eso nos llenaron la boca
debemos poner la mano en el fuego
que nadie ose tocarles un pelo
algún diente nos han sacado
y nosotros no hemos rechistado
hemos retirado los huevos de la mesa
y nos han porculizado
los caudillos vienen
los caudillos se van
pero el pueblo alemán permanece
los caudillos vienen
los caudillos se van
pero el pueblo alemán permanece imbécil.



Pero la decepción de Gundermann con la forma en que se había producido el fin de la RDA y la asimilación en la República Federal no le lleva, en ningún caso, a dar la espalda a la acción política:


Pertenezco a una generación que quería hacer un socialismo correcto, pero no llegó a tiempo. Se reían de nosotros y se siguen riendo por nuestro idealismo. Pero el idealismo es precisamente lo que nos sustenta. Hay que repartir, hay que acabar con la explotación, con la de los hombres y la de la naturaleza.

En 1992 aparece el disco Einsame Spitze con canciones políticas como “Terminator I”, aunque ya se advierte una mayor preocupación por la degradación medioambiental:



[…] nuestro enemigo es el desierto
buen amigo cada árbol 
una costa alegre
es el sueño del soldado 
contra el ultrafuerte sol 
contra la nieve ácida
bajo la bandera
del ejército verde. 

Remendamos el agujero de ozono
filtramos el Rin
recuperamos el bosque
para los niños nata dulce 
el trébol para las vacas
súmate a la bandera del ejército verde.



Esos años son de actitud combativa, pero también de cierta nostalgia. Lo individual y lo social se unen en un núcleo metafórico, pero hay también una ganancia en el sentido de la realidad. Christa Wolf había establecido un principio de creación basado en lo que denominó “autenticidad subjetiva” y Gundermann lo hace suyo como poética propia. La experiencia, el sentimiento, lo dado y lo que pone cada uno deben convivir de manera armónica. A veces se advierte un tono desolado en sus canciones, un mayor intimismo y melancolía: “



azul y azul
era el cielo tan azul
pájaros y aviador y nosotros lo conocíamos
y alegres nos saludaban desde allí cosmonautas
el simpático Gagarin
dónde estarᔠ.



Pero siempre surge una renovada conciencia social y claramente anticapitalista. Así en la canción “Todos o ninguno”:




[…]encontré a una mujer 
con un niño de la mano
no tenía casa
no tenía país
no tenía una silla donde descansar
no tenía una cama, dormía en sus zapatos 
y yo ya no era persona 
pero tampoco animal 
pero no quería vivir como nosotros
pero todos o ninguno
y luego encontré a un hombre
y no tenía trabajo
ni dinero en la mano
pero la cabeza a pájaros 
era mi hermano nos parecemos 
como un huevo a otro huevo 
pero el suyo está crudo y el mío está duro 
yo ya no puedo más pero él todavía quiere
pero todos o ninguno.



También en “Los últimos serán los primeros”:



No estoy aquí 
para ganar
estoy en el mundo para perder
donde no se pierde
no se encuentra
quien quiera calentarse
debe primero sentir el frío
te has aprovechado de mi inocencia
dame a cambio tu mano
no teníamos más que perder que nuestras cadenas
y nuestro país.




A partir de 1992 empieza a colaborar asiduamente con el grupo “Seilschaft” haciendo varias giras y participa con “Silly” en un disco de título más que expresivo Hurensöhne –Hijos de puta–. Gundermann no se asienta, sin embargo, en el radicalismo:


[…] en algunos aspectos puede que sea más radical, pero sin voluntad de agitar. Si vociferas, la gente hace oídos sordos, pero si susurras, la gente se acerca curiosa a ver qué dices. Tampoco falta la autocrítica: Y claro que tengo una moral, pero cuando trato de explicar el mundo no lo hago sobre moral. No podemos decir sencillamente: ése es malo... La civilización tiene una piel muy fina, cuanto más tecnificada, más fina todavía y la moral trata de tapar muchas cosas. El caso es que todavía somos muy primitivos y cuando nos sentimos amenazados, aunque no sea el caso, atacamos...


Es cierto que en esos primeros años de la unificación, Gundermann se autoafirma, se defiende y contraataca en varias canciones como “Kein Land in Sicht” (Ning ún país a la vista), “Steinland” (País de piedra)– u “Ossi reservation II”:



Es como si hubiésemos perdido una guerra 
capitulado y renegado
alrededor humean los fracasados
quien no es desterrado tiene que venderse
ahora aprendemos correctamente a contar y a leer
y bailamos con la escoba de hierro
aprendemos a cómo conducir
según el viejo código alemán
devoradores de margarina en un país amargo
afilan los cuchillos y el entendimiento
el depósito de la nación teutónica
se llama ahora ossi reservation
de todos los tejados silban los computer
sólo el indio despedido es el bueno
de los restos que quedaron
asciende un pueblo de fríos bárbaros
y los políticos guardan silencio
mientras divertidos bailan en torno a un grill.




En verdad, la unificación se fue haciendo sobre la base de deslegitimar todo el pasado de la RDA y por eso gente como Gerhard Gundermann se convierten en referentes por su actitud honesta y coherente. En 1995 aparece su último disco, Frühst ück für immer (Desayuno para siempre) junto con el grupo “Seilschaft”. Las canciones son ya mucho más elaboradas, sin la urgencia del momento y por tanto más profundas. En la canción “Hier bin ich geboren” (Aquí he nacido) resume casi en forma de testamento poético su vida sin resignación, con una visión más serena de su propia experiencia:



Aquí he nacido
donde las vacas son tan flacas como la felicidad
aquí he perdido el amo
y aquí lo recuperaré
Aquí yace mi padre bajo la tierra
mi madre está en el balcón
aquí me devora un rebaño infantil
los últimos pelos del balón
aquí todos somos todavía hermanos y hermanas
aquí están las nulidades entre ellos
y no estamos hoy mejor que ayer.

Aquí ofendí a mis últimos amigos
de duros corazones hice mantequilla
aquí tomé juramento a jóvenes pioneros
planté árboles de navidad 
aquí tengo mis cadáveres en el sótano
y jugamos a ¡hombre, no te enfades!
aquí me dan siempre un plato medio lleno 
en un mesa redonda 
aquí he nacido 
como la piedra que cayó en el agua 
aquí me ha perdido mi dios 
y aquí me recogerá todavía.




Gerhard Gundermann, Gundi, como le llamaban los amigos vivió siempre entre la persistencia y el cambio. No le gustaba nada que le calificaran como maquinista y poeta rockero. Se sentía exclusivamente trabajador, sabía que en la lucha por la hegemonía no había que ceder a los cantos de sirena de la moda. Gundermann nunca estuvo de moda, no pretendió ser un artista, pero logró ser escuchado. “Canto, luego soy. Me escuchan, luego no estoy solo. Lo segundo es lo más importante”. Con sus canciones nos confió mucho sobre si mismo. Cuando ya no existía la RDA, se volvió más resistente, más convencido de la necesidad del socialismo como única alternativa a un mundo donde el capitalismo se lo lleva todo por delante. Gundermann no se instalaba exclusivamente en la ideología, sino que nos llamaba a practicar la generosidad, a no ser, al menos, egoístas. En 1996 dejó escrito el siguiente curriculum vitae:


CurriculumVitae escrito por el propio Gerhard Rüdiger Gundermann
Estado: febrero 1996
1955 nacido en Weimar
1966 Separación de los padres
1967 Traslado a Hoyerswerda
1970 Primera Guitarra, ejercicios de acompañamiento de “House in New Orleáns”. Ingreso en el club de canto del colegio
1971 Ejercicios de acompañamiento de “House in New Orleáns”, empleo como socorrista en el balneario de Wittichenau
1972 Primeras canciones propias, ejercicios de acompañamiento de “House in New Orleans”, empleo como socorrista en el balneario de Wittichenau
1973 Bachillerato, X Festival Mundial en Berlín, estudio en la Academia Superior de Oficiales en Löbau
1975 Expulsado de la Academia, obrero auxiliar en la mina a cielo abierto Spreetal, primera vivienda propia
1976 Escuela nocturna para especialistas, colaborador inoficial del Ministerio para la Seguridad
1977 Candidatura de ingreso en el Partido Socialista Unificado de Alemania, con el club de canto a Berlín occidental y París
1978 Con el club de canto al Festival de la canción política a Berlín, puesta en escena del cuento musical Raskasonien el club de canto de Hoyerswerda se transforma en “Brigada Feuerstein”, examen como conductor de maquinaria pesada, toma de la excavadora 1417, primer expediente disciplinario del Partido
1979 Conmutación de la expulsión del Partido por “reprimenda severa”
1980 Nacimiento del hijo Martin
1981 “Brigada Feuerstein” en el Campamento Antinuclear de la Juventud Obrera Socialista de Alemania, filmación de Richard Engel, primeras vacaciones con Conny, Ivonne, Steffen y Martín, tournee con la “Brigada Feuerstein” por Suecia
1982 Primer Circo Cantante en el Verano Musical de la Juventud Libre de Alemania con el Circo Olimpia, Gerhard Schöne, “Brigada Feuerstein” y amigos
1983 Boda con Conny y los niños, representación de Tierra feliz con Conny
1984 Expulsión del Partido, fin de la colaboración con el Ministerio para la Seguridad
1985 Relación con una moto con “sidecar”
1986 Primer recital como solista
1987 Premio principal y Premio del disco en el Concurso de Canción de la RDA, traslado de Hoyerswerda a una casa con huerto
1988 “Brigada Feuerstein” en Novosibirsk, incorporación a la familia de la perra Lisa von Lügenstein y los gatos Sasa, Tania y Wasia, disco Hombres, mujeres y máquinas, colaboración con el proyecto “Descubrimientos” en el Teatro Estatal de Schwerin, Conny deja el trabajo para dedicarse a la organización artística, exclusión de la “Brigada Feuerstein”, proyecto “Taller para mañana” en el Taller de Club de Canto de la RDA, colaboración con “Silly” en el disco Febrero
1989 Recitales con la banda de rock, recitales con la Banda “OktoberKlub”, programa Recuerdo del futuro” con la Pequeños Artistas Connection, disolución de la “Brigada Feuerstein”, viaje a Cuba
1990 Candidato de Izquierda Unida a las elecciones a la Cámara de Diputados, Lisa von Lügenstein pare dos cachorros, proyecto común con la Banda “Los Salvajes de Berlín, fin de la RDA, Sasa no vuelve más a casa
1991 Grabaciones en estudio con “Silly”, vacaciones con la familia en Dinamarca, Ivonne comienza su formación profesional de administración de empresa
1992 Disco Einsame Spitze. Cima solitaria en Buschfunk, fundación de “Seilschaf como banda para las giras, nacimiento de Linda, fin de la mina a cielo abierto Spreetal, trabajo en la mina Scheibe, colaboración en el disco Hurensöhne Hijos de puta– con “Silly”, Yvonne se independiza, Tania no vuelve más a casa
1993 Disco 7. Samurai (Séptimo samurai) en Buschfunk, tournees con “Seilschaft, proyecto Doppelkopp con Manfred Maurenbrecher, transformación de Gundermann en devorador de plantas
1994 Tournee “Leise Lieder” –Canciones silenciosas– con “Seilschaft”, proyecto
“Unplugged” con “Silly”, Steffen comienza su aprendizaje como tejador, muerte del padre, Wasia no vuelve más a casa, esterilización de Lisa von Lügenstein
1995 Disco Frühstück für immer –Desayuno para siempre–, Yvonne es madre y Conny abuela
1996 ?
1997 ?
1998 ?
1999 ?
...
2003 Fin del curriculum vitae.



Gundermann murió la noche del 21 al 22 de junio. Un infarto cerebral cuando quería comenzar el verano. Al siguiente se pudo leer en una necrológica: “Ha muerto Gundi en pleno solsticio de verano. Ha muerto el poeta rockero, el cantautor, el tractorista romántico de la revolución, el espía de la Stasi y cantor patrio, el marxista y el esotérico, Lancelot y Don Quijote”. 

En su entierro, Heinrich Fink, teólogo y rector de la Universidad Humboldt, pronunció unas palabras recordando que Gundermann siempre nos animó con sus canciones, que no debíamos decaer. Quizá por eso los versos que eligió Heinrich Fink ante la tumba de Gundermann son para los vivos:



No tiene que darse el día
en el que tengas que decir
no hay nadie ya/ que me dé nuevo aliento.

No tiene que darse el día/ en el que tengas que decir
no hay nadie ya
que luche conmigo por la Tierra
No tiene que darse el día
en el que tengas que decir
no hay nadie ya
que me dé esperanza.



Justo diez años después de su muerte, los amigos de Gundermann organizaron un gran concierto en la Columbiahalle de Berlín en su memoria. Cuando sonó la versión instrumental de “Immer wieder wächst das Gras” el público comenzó a cantar el refrán, casi de manera devota, como si cada uno lo hiciera para sí mismo y, sin embargo, todos juntos: “



Nunca dejará de crecer la hierba 
salvaje, alta y verde
hasta que la guadaña sin odio
inicie su danza
nunca dejará de crecer la hierba
cerremos todas la heridas
a veces fuertes y a veces pálidas
como yo y tú”.




Gerhard Gundermann planteó siempre muchas más preguntas que soluciones  ofreciera. En una de las últimas entrevistas insistía: “Decidme, amigos, ¿cómo se puede soportar la injusticia?” Gundermann fue uno de aquellos que, como decía el poeta Richard Pietrass, no construyeron redes ni células del estado. De sobra sabía que al margen siempre hay un lugar.


Jos Sagüés “Nunca dejará de crecer la hierba”: Gerhard Gundermann...
336 Revista de Filología Alemana
2009, anejo I, 323-336






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KATHA POLLITT [19.145]

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Katha Pollitt

Katha Pollitt, nacida el 14 de octubre del año 1949 en Brooklyn, New York.
Katha es poeta y ensayista. 

Autora de cuatro colecciones de ensayo y dos libros de poesía. La temática de esta escritora quiere justificarse en temas relacionados en cuestiones políticas y sociales. En su crítica pueden encontrarse temas relacionados con la pobreza, el racismo, el feminismo...

"Criaturas razonables:" es un libro que trata especialmente  del tema feminista de las mujeres.

Pollitt escribió extensamente  realizando investigaciones, que después publicará, sobre los descubrimientos  adquiridos en relación a la edad adulta de sus padres...
Pollitt se casa  el 29 de abril de 2006, 


Bibliografía y premios:  

Premios, honores, becas 

The Frost Place poet in residence (1977)*
National Book Critics Circle Award in Poetry (for Antarctic Traveler, 1983)
National Endowment for the Arts (grant, 1984)
Academy of American Poets ("Peter IB Lavan Younger Poets Award," 1984)
Fulbright Scholarship (1985)
Arvon Foundation Prize (1986)
New York Foundation for the Arts (1987)
John Simon Guggenheim Memorial Foundation (Fellowship, 1987)
National Magazine Award (for "Essays and Criticism," 1992)
Whiting Award (1992)
Planned Parenthood Federation of America ("Maggie Award," 1993)
Freedom from Religion Foundation ("Freethought Heroine Award," 1995)
National Women's Political Caucus ("Exceptional Merit Media Award," 2001)
National Magazine Award (for "Best Columns and Commentary," 2003)
American Book Award ("Lifetime Achievement Award," 2010)
The Nation Institute (Puffin Foundation Writing Fellow)
Freedom From Religion Foundation (Honorary Board of distinguished achievers 2010) 
American Humanist Association ("Humanist Heroine," 2013) 

Bibliografía 

Antarctic Traveller: Poems (Knopf, 1982) ( ISBN 0394748956 )
Reasonable Creatures: Essays on Women and Feminism (Vintage, 1995) ( ISBN 0679762787 )
Subject to Debate: Sense and Dissents on Women, Politics, and Culture (Modern Library Paperbacks, 2001) ( ISBN 0679783431 )
Virginity or Death!: And Other Social and Political Issues of Our Time (Random House, 2006) ( ISBN 081297638X )
Learning to Drive: And Other Life Stories (Random House, 2007) ( ISBN 1400063329 )
The Mind-Body Problem: Poems (Random House, 2009) ( ISBN 1400063337 )
Pro: Reclaiming Abortion Rights (Picador, 2014) ( ISBN 9780312620547 )




El principio de Pitufina de Katha Pollitt


Por Nilton Arredondo

Para todos, el Principio de Pitufina, de Katha Pollitt (a modo de introducción)

En abril de 2016 se cumplieron veinticinco años de que la poeta y periodista Katha Pollitt publicara su célebre artículo sobre el Principio de Pitufina en los programas para niños, que consiste en el realce de un grupo de personajes masculinos, incluyendo un personaje femenino construido a base de estereotipos de género. En el texto, publicado por The New York Times Magazine, Pollitt se concentraba en la televisión preescolar, donde hoy podemos enlistar fácilmente personajes femeninos protagonistas de exitosos shows: Dora la exploradora, Ni Hao Kai-Lan, Doctora Juguetes o la Sheriff Callie. Como diría la misma Pollitt en algún punto de ese ensayo, “eso es progreso, ¿no?”

El temor que la autora expresaba en ese artículo era más que justificado; “nuestros preescolares no tienen tiempo. Mi hija se está formando sus ideas de género ahora mismo”. Es bien sabida la opinión de muchos estudiosos sobre el poder socializador de la televisión que, usando ficciones y relatos, incide en las emociones más que en los razonamientos. Esto la convierte en un medio eficaz para el aprendizaje de pautas básicas sobre distintas conductas y sus respectivas consecuencias, así como para la creación de contextos que en muchas ocasiones logran suplantar la propia realidad, relegando a un nivel de irrelevancia o inexistente aquello que no sale en televisión.

Ese poder socializador de la televisión se ve intensificado por la unidireccionalidad de los mensajes que en ella aparecen. “Los chicos de preescolar son como filósofos medievales: las escrituras son más confiables que la evidencia frente a sus ojos”, dice en otro momento Katha Pollitt, coincidiendo con el trabajo de Eva Antón Fernández, La socialización de género a través de la programación infantil de televisión. La autora española señala que “la audiencia infantil es especialmente vulnerable a la recepción de estos mensajes unívocos sobre el mundo”1 debido a la eficacia de los medios de comunicación para construir conocimientos compartidos del mundo, de uno mismo y para establecer consensos sociales.

Recientemente he empezado a escuchar inquietudes sobre la necesidad de fomentar una competencia o alfabetización televisiva; ya que la televisión ocupa buena parte de nuestras vidas desde muy pequeños, es necesario que los receptores de mensajes televisivos desarrollemos las capacidades adecuadas para comprender estos mensajes, así como para mantener actitudes críticas, selectivas y participativas frente a ellos. Este es un punto importante en el estudio de Antón Fernández, en el que toma ideas del profesor Ignacio Aguaded Gómez, principalmente de su investigación Descubriendo la caja mágica. Enseñemos y aprendamos a ver la televisión. Pero, tal como lo temía Katha Pollitt, el tiempo no está del lado de quienes queremos hacer de esas competencias televisivas una realidad; el estudio de Antón Fernández es de 2001, ¡diez años después del artículo de Katha! En la Valladolid de Eva Antón, el panorama sexista de la programación infantil era igual de desalentador que el que rodeaba a Sophie, la hija de Katha.

Y se pone peor; desde hace algunos años han crecido las oportunidades para que las familias de recursos modestos puedan contratar algún servicio de televisión de paga; esto ha obligado a las televisoras de acceso público a buscar y promover la existencia de un espectador universal que consume los programas que aparecen en el llamado Prime Time, el horario de los canales de televisión reservado a la programación más popular. Con el afán de tener la mayor cantidad posible de televidentes, la programación del horario estelar está dirigida indistintamente a adultos y niños, sin reparar en los aspectos particulares de cada televidente según su rango de edad. El riesgo de esta práctica es la exposición a temáticas como la normalización de las conductas violentas, la hipersexualización de los infantes, sin mencionar, desde luego, el reforzamiento de estereotipos de género.

Katha Pollitt le dio un nombre pegajoso a un fenómeno detestable que incluso en la primera década del nuevo milenio seguía rigiendo la forma en la que son presentadas las mujeres en la programación infantil: uno de los programas más populares entre los niños mexicanos en 2008 era Bob Esponja2; en esta serie, la pandilla de machos incluía a una ardilla hembra (aunque Sandy/Arenita presenta la variante de no ser una chica temerosa y femenina, sino una ruda aventurera).

El artículo se preguntaba entonces por qué veinticinco años de logros sociales en materia de género no habían impactado lo suficiente en la cultura preescolar. Hoy podemos preguntarnos lo mismo en torno a las necesidades simbólicas de muchas sociedades como la mexicana, en la que sí existen grupos que exponen el sexismo en programas televisivos o en la publicidad (por ejemplo, los comerciales de cierta marca de cerveza que dice hacer las cosas “por ti”), pero en contraposición hay pocas opciones en la programación que ofrezcan valores opuestos a los del patriarcado.

Opino que hoy es menos difícil hallar caricaturas y series televisivas para niños que rompen el Principio de Pitufina, pero creo que aún no son la norma. Por otro lado, no creo que baste sólo con incluir más mujeres en los elencos de los shows televisivos, o que sea suficiente con otorgarles papeles protagónicos (como si la idea fuera sólo cubrir una “cuota de género”) si continúan interpretando roles estereotipados. Conviene pues que, como telespectadores, estemos mejor informados sobre la perspectiva de género, buscando con ello cuestionar lo que la televisión nos muestra como única realidad posible, particularmente en la programación infantil. La idea es hacer la equidad posible, aunque tal vez tengamos que dibujarla nosotros mismos.



A ellas; el Principio de Pitufina

Katha Pollitt 
7 de abril de 1991

Esta Navidad al fin cedí: le di a Sophie, mi hija de tres años de edad, su propio casete de La Sirenita. Ahora, ella también puede dejarse sorprender por Ariel, la alegre adolescente de retorcida cola que cambia su voz por un par de torneadas piernas y la oportunidad de casarse con un príncipe. “En tierra es preferible que las damas no digan nada”, canta la cínica bruja de mar, “y aquella que se guarde la lengua atrapará a su hombre”. Como es la villana, no nos ocupamos en ver que los eventos prueban que está en lo correcto.

Normalmente, cuando los padres le dan a un niño algún artículo que encuentran desagradable, ruegan desamparados por retrasar ese momento. Pero La Sirenita fue mi idea. Ariel puede verse como una Barbie y su aventura puede limitarse al romance y acabar con las campanas de boda, pero creo que, a diferencia de Cenicienta o la Bella Durmiente, ella es activa, valiente y determinada, la heroína de su propia vida. Incluso rescata al príncipe. Y eso la hace un pez raro en el mundo de la cultura preescolar.

Echen un vistazo a la sección infantil de su tienda de videos más cercana. Encontrarán que al menos nueve de diez ofertas presentan como protagonistas a niños, e incluso se dirigen a ellos. Viendo la televisión durante una semana hace poco —cierto que no se trata de una investigación documental— me encontré con que ni una caricatura ni programa de títeres es estelarizado por una niña. (Nickelodeon, el canal de cable para niños, tiene alguno que otro). Excepto por la crudeza de las animaciones y el ambiente general de agudeza y gran despliegue publicitario, bien pude haber estado de regreso en mi niñez de los años cincuenta, comiendo hojuelas tostadas frente al Pato Lucas, Bugs Bunny, el cerdito Porky y el resto del elenco de Warner Brothers integrado por puros hombres.

Los programas de hoy en día también usan elencos esencialmente masculinos, como Garfield, o están organizados bajo lo que yo llamo el Principio de Pitufina: un grupo de amigos varones es resaltado por un solitario personaje femenino, definido a través de estereotipos. En las peores caricaturas –las que se confunden con anuncios animados de cereal— el personaje es usualmente una fémina del tipo “hermana menor”, una conejita en un vestido rosa y moños en el cabello que acompaña a intrépidos osos y tejones. Pero el Principio de Pitufina rige también los programas mejor cuidados. Por ejemplo, Kanga, la única hembra en Winnie Pooh, es una madre. Piggy, de Los muppets babies, es una versión miniatura de Miss Piggy, la glamorosa reina de las películas de Los muppets. April, de las tremendamente populares Tortugas ninja, es la asistente sin crédito de cuatro superhéroes masculinos. El mensaje es claro: los chicos son la norma, las chicas una variante; los chicos son el centro, las chicas, la periferia; los chicos son individuos, las chicas son tipos. Los chicos definen el grupo, sus historias y sus códigos. Las chicas existen sólo en relación con los chicos.

Bueno, ¿qué se podía esperar de la televisión comercial? La sorpresa es que la televisión de acceso público, aun con su encanto e inteligencia superiores, además de su compromiso con los valores elevados, también tima a las niñas de preescolar. El señor Rogers vive en un vecindario habitado en su mayoría por hombres de mediana edad como él. Shining Time Station presenta una caricatura en la que los personajes masculinos son locomotoras mientras que los femeninos son vagones de pasajeros. Y seguimos con Plaza Sésamo: es cierto que los personajes representados por humanos están cuidadosamente repartidos entre los géneros (y también entre grupos étnicos, lo cual es otra rareza). Además, los cortos y avances son casi los únicos lugares en la televisión donde se puede ver regularmente a las niñas divirtiéndose juntas: jugando a saltar la cuerda, teniendo pijamadas. Pero los muppets son las verdaderas estrellas de Plaza Sésamo, y los personajes importantes –los que tienen verdadera personalidad, los que cantan las canciones en los videos musicales y con los que los niños se identifican y atesoran en docenas de productos con licencia— son todos hombres. Conozco a una pequeña que se puso tan de malas y con el corazón roto cuando se dio cuenta de que incluso Big Bird —su última esperanza— era niño, al grado de dejar de ver el show desde entonces.

Bueno, siempre están las bibliotecas. Algunos de los mejores libros infantiles jamás escritos tratan sobre niñas –Madeleine o Frances la tejón. Es posible incluso encontrar historias con un divertido mensaje feminista, como La princesa vestida con una bolsa de papel (quien rescata al príncipe de un dragón, pero es tan malagradecido que decide no casarse con él). Pero los libros sobre niñas son un subgrupo dentro de un campo que incluye una mucho más larga subcategoría de libros sobre chicos (doce de los catorce mejores libros de cuentos escogidos por Newsweek la Navidad pasada, por ejemplo), así como libros en los que el sexo del niño es teóricamente irrelevante —en los cuales también es usual que se hable de varones—. Los libros del Dr. Seuss tratan más sobre el lenguaje y la libertad de imaginación que de personajes individualizados; pero, por una cosa u otra, sólo son muchachos los que consiguen ir más allá de la Cebra o ver las maravillas de la Calle de la Morera. El Sapo y la Rana, Modesto Gusano, Lyle el Cocodrilo, todos pudieron ser niñas. Pero no lo son.

¿Notan los niños el sexismo en la cultura infantil? Pueden apostarlo. Los chicos de preescolar son como filósofos medievales: las escrituras (un libro, una película, un programa de televisión) son más confiables que la evidencia frente a sus ojos. “Juguemos a la boda”, dice mi sobrinita. Los adultos podemos mirar a otro lado, pero enfrentémoslo: ése es el único escenario en el que las chicas son la figura central. “Las mujeres son enfermeras”, le dijo a mi amiga Anna (una doctora) su hija Molly cuando tenía cuatro años. Incluso mi Sophie comienza a notar el papel secundario de las mujeres en sus libros favoritos. “¿Quién es?”, pregunta cada vez que leemos El gato ensombrerado. Es Sally, la tímida hermanita del ingenioso chico que narra. Ella quiere que Sally importe, creo; y como Sally es sólo un nombre y un moño en el cabello, tenemos que decir su nombre una y otra vez.

El sexismo en la cultura preescolar modifica tanto a niños como a niñas. Las pequeñas aprenden a romper su consciencia, filtrar sus sueños y ambiciones a través de los personajes masculinos mientras admiran la ropa de las princesas. Las más privilegiadas y atrevidas pueden soñar con volverse mujeres excepcionales en un mundo de hombres –Pitufinas—. Las otras comienzan a aceptar que el destino más común es ser vagones de pasajeros, jaladas a través de la vida por una locomotora hombre. Los chicos, quienes pocas veces se ven ante historias en las que los hombres juegan papeles menores, aprenden una simple lección: las chicas no importan mucho.

¿Cómo es posible que, en veinticinco años de cambios sociales en favor de la mujer, la cultura preescolar se haya modificado tan poco? Molly, ahora de seis años y bien segura de que las mujeres pueden ser doctoras, tiene una teoría: el entretenimiento para niños es realizado en su mayoría por hombres. Cierto, así pasa, y estoy segura de que eso explica mucho. También es verdad que, como sociedad, no parece importarnos mucho lo que pasa con los pequeños en tanto se mantengan lo suficientemente callados. El cereal de malvavisco, los juguetes desechables, las interminables horas frente a la tele –una sociedad que acepta todo esto no se preocupará por los estereotipos de género—. Es más fácil concentrarse en el lado bueno. Yo tuve a Cenicienta, Sophie tiene a la Sirenita –eso es progreso, ¿no?

80%“Estamos trabajando en eso”, me dijo Dulcy Singer, la productora ejecutiva de Plaza Sésamo, cuando le pregunté sobre el delicado tema de todos esos muppets machos. Después de todo, el programa lleva apenas un cuarto de siglo al aire; estas cosas toman tiempo. El problema es que nuestros preescolares no tienen tiempo. Mi divertida, lista y valiente hija se está formando ideas de género ahora mismo. Su padre y yo hacemos lo que podemos para contrarrestar el mensaje que ella recibe de los programas de entretenimiento. Sophie ve muy poca televisión, pero veo que nuestro trabajo nos sirve sólo a nosotros. Seguro ayudaría que las conejitas se jalaran los moños y que la mitad de los monstruos fueran mujeres, peludas y azules.

Notas

1 Eva Antón Fernández. La socialización de género a través de la programación infantil de televisión (trabajo de investigación subvencionado por la Consejería de Sanidad y Bienestar Social de la Junta de Castilla y León, a propuesta de la Dirección General de la Mujer e Igualdad de Oportunidades), Valladolid, 2001. Pp. 25.

2 Esto lo confirman artículos como el de Azucena Manjarrez, “¿Qué ven los niños de hoy?”, que es posible consultar en la página web de Noroeste.com (http://www.noroeste.com.mx/publicaciones.php?id=368456).


Small Comfort 

Coffee and cigarettes in a clean cafe,
forsythia lit like a damp match against
a thundery sky drunk on its own ozone,

the laundry cool and crisp and folded away
again in the lavender closet-too late to find
comfort enough in such small daily moments

of beauty, renewal, calm, too late to imagine
people would rather be happy than suffering
and inflicting suffering. We're near the end,

but O before the end, as the sparrows wing
each night to their secret nests in the elm's green dome
O let the last bus bring

love to lover, let the starveling
dog turn the corner and lope suddenly
miraculously, down its own street, home. 



Job

Worse than the boils and sores
and the stench and the terrible flies
was the nattering: Think.
You must have done something.
Things happen for a reason.
What goes around.

His life swept off in a whirlwind of camels and children!
Still, he knew enough to shut up
when his skin cleared pink as a baby’s
and overnight lambs blanketed the burnt fields.
People even said he looked taller
in his fine new robes: You see?
When one door closes, two doors open.

Nobody wanted to hear
about the rain or its father
or leviathan slicing the deeps
at the black edge of the world
under the cold blue light of the Pleiades.

The new sons were strong and didn’t ask difficult questions,
the new daughters beautiful, with glass-green eyes.



Old

No one left to call me Penelope,
mourned the old countess, on being informed of the death
of her last childhood friend. Did she sit long

in the drafty hall, thinking, That’s it then,
nobody left but hangers-on and flunkeys,
why go on? Death can’t help but look friendly
when all your friends live there, while more and more

each day’s like a smoky party
where the music hurts and strangers insist that they know you
till you blink and smile and fade into the wall
and stare at your drink and take a book off the shelf

and close your eyes for a minute and suddenly
everyone you came in with has gone
and people are doing strange things in the corners.
No wonder you look at your watch

and say to no one in particular
If you don’t mind, I think I’ll go home now.



Silent Letter

It’s what you don’t hear
that says struggle
as in wrath and wrack
and wrong and wrench and wrangle.

The noiseless wriggle
of a hooked worm
might be a shiver of pleasure
not a slow writhing

on a scythe from nowhere.
So too the seeming leisure
of a girl alone in her blue
bedroom late at night

who stares at the bitten
end of her pen
and wonders how to write
so that what she writes

stays written.



The Old Neighbors 

The weather's turned, and the old neighbors creep out
from their crammed rooms to blink in the sun, as if
surprised to find they've lived through another winter.
Though steam heat's left them pale and shrunken
like old root vegetables,
Mr. and Mrs. Tozzi are already
hard at work on their front-yard mini-Sicily:
a Virgin Mary birdbath, a thicket of roses,
and the only outdoor aloes in Manhattan.
It's the old immigrant story,
the beautiful babies
grown up into foreigners. Nothing's 
turned out the way they planned
as sweethearts in the sinks of Palermo. Still,
each waves a dirt-caked hand
in geriatric fellowship with Stanley,
the former tattoo king of the Merchant Marine,
turning the corner with his shaggy collie,
who's hardly three but trots
arthritically in sympathy. It's only 
the young who ask if life's worth living,
notMrs. Sansanowitz, who for the last hour
has been inching her way down the sidewalk,
lifting and placing
her new aluminum walker as carefully
as a spider testing its web. On days like these,
I stand for a long time
under the wild gnarled root of the ancient wisteria,
dry twigs that in a week
will manage a feeble shower of purple blossom,
and I believe it: this is all there is,
all history's brought us here to our only life
to find, if anywhere,
our hanging gardens and our street of gold:
cracked stoops, geraniums, fire escapes, these old 
stragglers basking in their bit of sun. 



Two Cats 

It's better to be a cat than to be a human.
Not because of their much-noted grace and beauty—
their beauty wins them no added pleasure, grace is
only a cat's way

of getting without fuss from one place to another—
but because they see things as they are. Cats never mistake a
saucer of milk for a declaration of passion
or the crook of your knees for

a permanent address. Observing two cats on a sunporch,
you might think of them as a pair of Florentine bravoes
awaiting through slitted eyes the least lapse of attention—
then slash! the stiletto

or alternately as a long-married couple, who hardly
notice each other but find it somehow a comfort
sharing the couch, the evening news, the cocoa.
Both these ideas

are wrong. Two cats together are like two strangers
cast up by different storms on the same desert island
who manage to guard, despite the utter absence
of privacy, chocolate,

useful domestic articles, reading material,
their separate solitudes. They would not dream of
telling each other their dreams, or the plots of old movies,
or inventing a bookful

of coconut recipes. Where we would long ago have
frantically shredded our underwear into signal
flags and be dancing obscenely about on the shore in
a desperate frenzy,

they merely shift on their haunches, calm as two stoics
weighing the probable odds of the soul's immortality,
as if to say, if a ship should happen along we'll
be rescued. If not, not. 







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DIEGO AGÚNDEZ [19.146]

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Diego Agúndez 

(Cáceres 1979) es licenciado en Periodismo, Teoría de la Literatura y Ciencias Políticas; una maestría en Relaciones Internacionales completa la titulitis. Tras ejercer durante varios años como reportero de la Agencia Efe en el sur de Asia, trabaja en la actualidad en las instituciones europeas. 

Aunque su labor poética comenzó hace décadas, la mayor parte de su producción permanece inédita, a excepción del poemario 'Acto de creación' -un poema extenso de unos 600 versos editado por la editorial 'Cuadernos del Laberinto' (España)- y unos pocos poemas publicados en las revistas 'La luna', 'Ars et sapientia, 'Alcántara', y recientemente, en 'La Nora' y 'En sentido figurado'.   

Fruto de su paso por Asia continúa añadiendo contenidos al poemario "En el rickshaw", donde imagina las conversaciones que mantienen los usuarios de un motocarro con su conductor por las calles de Nueva Delhi. Estos y otros tres centenares de poemas forman su antología en permanente construcción, que publica en su espacio virtual www.agundez.net".




01. Momento final

MANA en la jara su final aroma.
En la dehesa cae muerta la luz
y por el campo se agitan las cosas
palpando su horma.
De vuelta una perdiz busca su nido
Y los prados retoman su quietud
Se pone el sol y lo que siempre ha sido
Su dominio cae dormido.
Por un momento, la tarde se colma
Y viste al campo de su adiós azul.
Luego la flor se marcha de su forma.
Luego los lobos cabalgan las sombras



02. Niñas de Cáceres

SÉ que te impacienta llegar a tu destino
tú que te imaginas encumbrada a canción
convertidas tus lágrimas en soplos de luz
para las noches en vela y la bruma del campo.
Tú señalada por la retama y la jara
casi sabrás ya que el resplandor lejano
del que te hablo algunos días
alumbró a tu padre,  hoy ciudad entera de amor
que en su dominio te aguarda.
De camino a la tarde correrás a su encuentro
en tus pasos enjutos y en largos encinares
sin principio ni fin ni quien los narre
y a tu llegada abrirías los ojos
como si las cosas te esperasen, quietas
en la lucidez de la nueva medianoche.
Estos son los lugares que te están esperando:
los escudos y las torres, las cigüeñas y las piedras.
La huella roja de una mano ya sin nombre,
una punta de flecha, un arco egregio todavía
cuya herradura cruzarás ya bañada de sol.
Vamos. Esa es tu historia.
Está dispuesta a aceptarte y tomarte como suya:
te dará coordenadas desde su memoria más íntima
eterna y elegante como la estación del año
instante originario sobre el que gravitará tu libertad. 



03. Ciberespacio 

TE LLEVO a un gran viaje de un solo recorrido:
sugerencia de búsqueda, cinética abisal
repleta de encrucijadas.
La luz no tiene tiempo,
pero el tiempo sí podemos llenarlo de luz
arquitectura ósea que te conduce invisible
wandereando y vagabundeando.
Despídete ya a golpes de ratón de tus amigos
-el río se ha llenado de pequeñas linternas
Y un lento remo va meciendo la barca-,
Palabras vacuas o secretos mal guardados
hasta darte un paso fugaz como la pincelada.
Y mientras,
por pura probabilidad la noche va llenándose
de polvos con toda su imperfección hermosa;
un manchón de arena aquí
carne desnuda que desaparece furtiva
que te cierra los ojos, a siete bits por haiku.
Masa muy grande
quizá importante fuera –but now it’s gone.
Ahora te vas fijando en aquellos viejos
hombres históricos alineados en pijama
que antes de marcharse a dormir
desde la orilla escrutan tu deriva
con ojos de no entender las cosas…
Y por debajo, algoritmos igual que peces
van como heraldos anunciando tu marcha
para guiarte hacia tu nueva parada aluvial.
Tuya es la tierra al fin y cuanto está en ella
se vierte a tu nombre en copos de silicio
y luego forma códigos y más tarde oxígeno
y así puedes hincharte con calma esta noche
-susurran-
como si la foto que tienes ante ti,
esos árboles rojos del otoño de Marte
salta!
esos lentos camellos ante su gran pirámide
salta!
ese temible trueno nocturno que te estremece
pero del puro placer que te causa imaginarlo,
hubiera llenado tu tiempo de chispazos,
fotón a fotón, lámpara a lámpara,
y de navegar ya tu barca fuera nube
y el remo varita para cada nuevo deseo.
Vintages, pipas lácteas, viejos diwanes árabes;
Silba una ajorca de oro y un vikingo baila
-La bailaora baila, un bebé baila, un bebé nace
Una pareja se engancha, un virus merodea,
Sale el primer ministrclic y así temblando
Se resbalan las letras de tus manifiestos
como aguarrás sobre la colcha de tu cama.
Gatodentrogatofuera,
te vas elevando y ya sin contacto con el agua
porque todo es tan grande y tú eres de nube
y cada contorsión de tu cuerpo nace del aire,
barriga de millón de raíces, fotón a fotón,
cautivas de los besos de los hiperenlaces
volando tan alto y alto hasta alcanzar
hasta escampar -¿ya lo ves?- un campo sideral de luz azul
entre la niebla

Welcome, se escribe en tiempo real, haz luminoso.
Llegaste a mi mundo.
Mi mundo vertical, tan cierto como el vuestro.
Ciberespacio, mi territorio que conozco y amo.
Y esto es lo que yo llamo mi hogar.

A tu lado, lámpara a lámpara, han venido
otros viajeros del río y su sostén de peces vivos
sus barcas nubilosas y sus noches desveladas
a la caza de su oportunidad.
También ellos miran con pinta de estar aluzinados
Este mar de estrellas.



04. Recuerdo de infancia

MI CASA daba a la plaza y podías,
con solo asomarte, adelantar el flujo de las cosas:
las mujeronas sobrias arriba y abajo
los viejos abastonándose en las cuestas
los animales sueltos cerca de la fuente.
Mi padre de mañana se bajaba al campo
por los senderos más secretos
listo para encontrar el tomillo
interrogar a las parras, la higuera,
– Eh, niño, vente que me voy
Y yo parte ajena a todo,
como la planta, el manantial y la risa,
brotando a la calle como un pájaro,
apenas despierto y ya reventado de luz.
– Que no, que hoy me quedo…
…pero al final le seguía.
Ligados en el día los primeros brotes
ya habíais los muchachos ocupado los campos,
tú con tu padre,
en vuestras jornadas de sudor y empuje
pero con tiempo a veces de bajar al río,
tomarse unas moras en un pedrusco,
o venirse cantando a largos pasos.
Por toda la sierra, las huertas,
en qué orden hermoso fijaban la voluntad
de la flor, la tomatera, el olivo,
de qué modo la sencillez de ese trabajo
honraba su propio don luminoso
con lo mejor de esos frutos
-sabías bien que si fuera ya verano
los labradores os los traeríais de vuelta
a manos llenas,
la camiseta y la gorra viejas,
la cara algo manchada de barro
entrando en el pueblo a lomos de las resistentes mulas
como antiguos nobles.
Recuerdo vuestra justa inclinación,
la carga tenaz de los sacos de pienso
los delicados riegos, con precisión y tino,
Matemáticos, ingenieros, músicos;
me dejábais pasar junto a vosotros:
yo en mi propia ilusión de libertad
volando de emoción junto a las parras,
cálida la gloria del campo.



05. Montaña y flor

En la cima hay unas flores
-la montaña como la flor más hermosa-
estriadas como tallos
de inocencia y sangre
coronando el más nuevo amor
sobre tu frente.
Arriba como en la montaña quieta
querrías estar tú
en tus siluetas ocres del atardecer
con tu cadera ancha y árida,
caminando mientras prende en ti
el aroma de la flor más salvaje.
Sabes que camino abajo
es hora de encender esas luces
que te confundirán con el cielo estrellado.
Allí los hijos del sol y de la noche
se entregan a sus astros propios,
y ves por los vanos de la casa del carnicero,
los pastores guardando el almuerzo
otros ya escalando sueños.
Todos esos hombres y mujeres
hechos de cielo, de montaña y de tierra,
con sus flores nuevamente imaginadas:
y tú con el aire adicto en tu pelo
nueva flor del jazmín a la caída del sol,
sentada aquí, a mi lado,
cuando ya nos hemos ido.



06. El niño sirio

Tú no te has muerto, Aylan.
Puedo escucharte cantando como un pájaro pequeño
en mi conciencia.
Estás escondido y mirando
desde la rendija de la puerta del vestíbulo del alma,
haces pompas de jabón con tus pulmones encharcados
y levantas castillos con nuestras toneladas de carne conmovida.
Estás navegando por el mar,
en tu frágil barca de conchas y piratas
mientras tu padre y tu madre van contándote cuentos
y cada uno de nosotros te busca escondido por casa,
buscándote en el día anterior
al de alguien encontrándote en la orilla.
Ahora marchas a dormir, chiquillo,
en la paz de un gigantesco dormitorio
aquí en la playa.
Pero tú no te has muerto, tú mi pájaro pequeño,
porque incluso mientras duermes puedo escuchar que tu respiración revolotea
en mi conciencia.



07. Día de otoño

HE VENIDO a coger esparraguitos
junto a la charca de los Barruecos.
Hoy hace frío y supongo que otros
piensan en encender el primer brasero.
Enfrente está el lavadero de lanas.
Cuando caiga la tarde, su muro
se volverá rosado
antes de darse a la oscuridad.
A lo lejos pasean unas pocas familias.
Un niño se asoma a la charca.
Toma una gran piedra
y la arroja –describe un trazo limpio,
luego cae como el plomo-.
El sendero mío es de arenilla,
se abre entre la hierba húmeda
–aquí debo desviarme y serpentear.
Siempre es la misma ruta, pero nunca igual.
Algunas plantas, a la vista de todos,
yacen aplastadas por el trasiego demasiado.
Su tallo seco se ahoga contra el suelo,
y apenas guardan nada que ofrecer.
En cambio, las esparragueras buenas están a salvo
en huecos de rocas, en lugares ocultos.
Esas me gusta explorarlas lentamente,
robarles todo cuanto esconden.
Basta un tajo a serrucho, delicado,
para quitarles el alma.
Algunos días, de vuelta enciendo un fuego.
Sentado mirando el lavadero, junto a la charca
con el agua quieta cada vez más gris.
La tarde cae como la piedra del niño.
Luego ato el manojo y vuelvo a casa,
feliz de sentir algo parecido al deseo.



08. Fragmentaria 

I

Voy de los ojos a los labios
y a los labios
de viaje en tránsito perpetuo
rujo en tu cuerpo y rojo el amor
como epidemia deseada
como en carne el rayo abre
sin fondo el hondo túnel
hasta por dentro acariciar la permanencia.
Así mi corazón vuela hacia el tuyo,
necesario y mortal como el latido.
Queriendo, ungido en ti, agarrar la vida
sólo unas aguas, solo el cuerpo doble
entre el aire acelerado
la inocencia envejecida
entre las sábanas
ajada en la erosión de esos arroyos.
El gran conocimiento cómo cansa
envuelto en el viaje
en esta velocidad de nuestra música
girando alrededor todo y
al precio del cansancio
inventándose el sonido
total,
la respiración primera
el nacimiento de las cosas.
Para las hebras de mi cosmología
sin fondo abierto el hondo túnel
puedo ensimismarme y naufragar,
hecho a la vez canción y espada
y hundirme poco a poco en este océano
de sangre nueva y nuestra
más allá de donde alcanza nuestra voz y nuestro lecho


II

En la creación del mundo estoy,
en pleno abrazo árbol y tierra,
agua y semilla voraz
que da puro vivir a cuanto mira
y lo que cree, lo crea


III

Pero se une y se parte
y de nuevo he de viajar.
Ahora que todo cogió nombre
puedo admirarlo: no eres sólo tú
pero estás en cada alta vibración
y en cada callejón oscuro
allí también tú estabas.
Aún tanto por andar en el amor
para luego dormir siempre
Voy de los ojos a los labios
y a los labios
y que en todo lo que nazca
haya otra luz, otros destellos
otras cosas futuras en su nuevo desarrollo
todo hecho amor, también los túneles
para luego siempre dormir,
siempre.



09. De camino al cole

EH, que estoy aquí, ¡aquí Gaurang!
Hoy vengo con un raspón en la rodilla
Y me cuesta subirme al rickshaw.
Me caí mientras jugaba con mi hermano
Y luego me curó mi abuela.
Todavía me duele un poco,
Así que cuando pases por las demás casas
Y vayas recogiendo al resto
Diles que no me toquen la rodilla.
Primero subirá Oorja con su mochila rosa,
Luego Divya y Arjun, los dos hermanos.
Después vas a pasar el mercado
Y contaremos las vacas y los perros
Y le gritaremos al gordo de la tienda
Que tiene la cabeza como una pelota.
Y en la calle de las flores lilas
Se subirá la simpática Medhavi
Que siempre se ríe menos cuando quiere dormir.
Justo después, vendrá corriendo Krishnav,
Que cojea un poquito y tiene un flequillo
Que casi no ve. Y después
Todavía la grandota Pooja. A Pooja tendrás
Que decirle que no me roce la rodilla.
Pooja siempre me pone encima la mochila
Y me rasca con sus coletas largas.
Seguro que se quiere sacar el bocadillo
Y se pone a comérselo. Si es que ni siquiera
Se sienta, me va a dar en la rodilla.
Aunque ahora que es verano tenemos más sitio
Porque vamos en calzonas; en invierno
Nos tenemos que abrigar y nos reímos
De que tú eres un fantasma,
Porque con la bufanda ni se te ve la cara.
Cuando nos llevas siempre jugamos
A que estamos volando como príncipes.
Y cuando se para nuestro avión
Ahí donde te espera el extranjero,
Y se abren las puertas de la escuela,
Salimos de él unos tras otros,
Salimos corriendo como siete hermanitos.



10. Acto de creación (inicio)

La mayor parte del espacio es espacio.
Yo, ahora mismo, sentado en mi terraza,
estoy a unos 150 millones de kilómetros del sol,
la estrella más cercana. Quiero repetirlo:
150 millones de kilómetros del sol.
Su luz tarda ocho minutos en tocarme,
en hacerme agradable este domingo.
Necesitaría siete vidas para llegar a Júpiter
conduciendo mi coche por una carretera imaginaria.
Necesitaría billones de vidas para alcanzar
el confín del universo observable,
a 46 mil millones de años luz de Cáceres,
donde ni siquiera tenemos aeropuerto (…)




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SHU CHONG [19.147]

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Shu Chong

Nació en Shanghai, China, en 1965. Es también conocido por su seudónimo Da Shushu. En su juventud fue un viajero errante, cantautor y damaturgo. Sus obras musicales ganaron varios premios en los festivales de Shanghai. Reunió su poesía en Poemas y cantos de Da Shushu (1996). Dejó la escritura por un tiempo, pero en los últimos años estrenó dos piezas teatrales, Puerta del corazón (2014) y El día entiende la oscuridad nocturna (2015), ambas ganadoras del premio Primavera de Shanghai en años consecutivos, y publicó el libro de poemas En aquellos años (2016).



Versiones de Liljana Arsovska

de En aquellos años (2016):


La infancia que se fue para siempre

Por la infancia que se fue para siempre
aún quiero gritar en el desierto
y no callar en medio de la hierba.
Los sueños de antes de los veinte se esfumaron.
El mar de antes de los treinta no es de color azul.
El rostro a los cuarenta, redondo, amarillo verdoso, parece cubierto
ooooooode musgo.
El cuerpo a los cincuenta, grasoso, ya no invita a la autocontemplación.
Veneras de más y el espíritu asoma,
contemplas de más y la belleza avasalla,
te distraes de más y el demonio aparece,
te enfocas de más y el alma florece.
La infancia se fue para no volver.
Lo desolado solo admite el silencio
y ni siquiera puedo gritar en la hierba.



老去的少年

老去的少年
还想在荒原上嚎叫
不想在草叶里寂静
二十岁前听到的梦话是既往不咎
三十岁前看到的大海不是蓝色的
四十岁的满脸菜色黄到发绿像爬满了青苔
五十岁的满身赘肉让人从此不再直视自己
仰望多了神就来了
俯瞰多了美就来了
走神多了魔就来了
专注多了魂就来了
少年已老去
荒原上只许寂静
连草叶里也不许嚎叫



En aquellos años

En aquellos años
pasaban las mejores películas de Hong-Kong,
claro que solíamos verlas en salas oscuras y apestosas.
En aquellos años
vi por primera vez la voz rasposa de aquellos pantalones enrollados,
podía gritar parado en un solo pie.
En aquellos años,
los supuestos poetas y pensadores
se desinflaban incluso más rápido que un rico heredero o un
oooooooalto funcionario.
En aquellos años
la gente con facilidad estallaba en entusiasmo,
cada uno era el último idealista sobre la faz de la tierra.
En aquellos años
el fútbol era mil veces más puro y bello,
solo que entonces no supimos apreciarlo.
En aquellos años
en las fiestas caseras podías expulsar, llegar a condenar
y hasta gritar convertido en un desatado vendaval.
En aquellos años
las niñas diligentes, absortas y algo inclinadas, copiaban las canciones,
ahora no mencionan la palabra.
En aquellos años
los vaqueros y el disco eran las dos cosas más aborrecidas por los ancianos,
hoy son materia obligatoria en todas las plazas desde el amanecer
ooooooohasta el ocaso.
En aquellos años
para comprar libros hacíamos largas filas durante noches enteras
igual que ahora, solo que para comprar una casa.
En aquellos años
las estadísticas de los cines eran sobre los espectadores
y no sobre las taquillas.
En aquellos años
el humo que disparó un arma en el estadio cubrió la muerte de
ooooooono sé cuántos
y todo debido a un pedazo de pan.
En aquellos años
nadie usaba la expresión “juegos de mesa en la víspera de año nuevo”,
esos neologismos no existían.
En aquellos años
los obreros ansiosos esperaban el fin del turno, como cuando esperas
oooooooque el agua hierva pronto,
y las empresas rurales comenzaban a expulsar a los jóvenes del campo.
En aquellos años
ansiábamos de todo corazón que aquí
fuera siempre primavera.
En aquellos años
sentíamos sin embargo que la juventud
era muy larga y dolorosa.
En aquellos años
quemamos los mejores tiempos
y solo nos quedaron cenizas.




在那个年代

在那个年代
有着最好的港产片
当然全是在黑暗而有异味的录像厅里看的。
在那个年代
第一次看到卷着裤脚的破锣嗓子
可以一脚高一脚低站着嘶吼。
在那个年代
所谓诗人和思想家
比高官和富二代还容易被泡。
在那个年代
人们依然是那么容易热血沸腾
个个都是最后的理想主义。
在那个年代
有当时万万没想到的
比现在纯洁和好看一万倍的足球。
在那个年代
从开家庭舞会可以开除乃至判刑
巨变成满场漫天的狂飚呼啸。
在那个年代
女孩儿们认认真真歪歪扭扭抄着一首首歌
到现在K歌还不用提词。
在那个年代
老人们最恨的牛仔裤和迪斯科
是而今TA们天天穿着在广场上从清晨到黄昏的必修课。
在那个年代
彻夜排队买书
就象后来的通宵排队买房。
在那个年代
电影的统计数据
是观众而不是票房。
在那个年代
一场球赛掀起的硝烟
盖过一个馒头引发的血案不知多多少少。
在那个年代
没有春晚桌游这样的叫法
生造词更是几乎没有。
在那个年代
工人们在大铁门内等着潮水般下班
村办企业刚开始让年轻的农民离开土地。
在那个年代
我们真诚又热切地希望
这里永远是春天。
在那个年代
当时居然觉得青春
是那样的漫长和苦痛。
在那个年代
燃烧了最好的年
留给你的/只剩下灰烬。




Las hojas pintadas

Embellecemos nuestros recuerdos
tal y como inevitablemente decoramos o tapamos la historia
dado que todo esto ya es pasado.
Recuerdos e historia se confunden en uno,
se convierten en compasión compartida
y se desecha todo vestigio de complicidad.
Todos los tiempos se insultan a sí mismos,
cada era añora la anterior
aunque no todos los días fueron soleados
y en el presente también hay días de sol.
Aunque el revolucionario hable con dolor de los días de antaño
en el presente se habla con orgullo.
Aunque después digas que ya sofocaste la magia del pasado
los ideales siguen arraigados, nunca mueren en realidad.
Los recuerdos y la historia que al final elegimos
siempre son aquellas hojas pintadas.




画上去的叶子

所有的记忆都是被自己美化过的 
就像所有的历史都必然被粉饰或者遮蔽 
因为这一切已经过去 
于是记忆和历史 
就几乎混为一谈 
全变成了惺惺相惜 
沆瀣一气的残骸被彻底剔除。y 
每一个年头都在怒骂这是什么年头 
每一个年代都在怀念消逝了的年代 
即使那时根本不天天都是阳光灿烂的日子 
即使现在也有几天会显得特别晴朗 
即使痛说革命家史声讨当时的苦难 
充溢着的却是现如今的傲娇口吻 
即使后来说我早已经整个大幻灭了 
其实理想根本就没有死过一天 
最终选择的记忆和历史 
都只能是那一片画上去的叶子




Caricia

Ni la lluvia torrencial
puede humedecer tus labios marchitos.
De tu cuerpo desgarrado emana un fuego rabioso
mientras en mis ojos anida el vacío.
Solo que no sé
si aprovechar la penumbra o la noche oscura
para llevarte a acariciar
la tristeza que esconde el ocaso o el resplandor de la luna.



抚摸

大雨滂沱 
也无法使你干涸的嘴唇变得温润 
你撕裂的身体里团着烈火 
我的眼里却满是空洞 
只是不知道 
是在黄昏 
还是深夜 
带你去抚摸那 
夕阳或者月光里深藏的忧伤




El chiste y la broma

Tú eres una broma,
Yo soy un chiste.
Él bromea con ella,
ella lo toma por chiste.
Quien no sabe bromear con el otro
se convierte en chiste de todos.
Los más penoso es cuando te ríes solo.
lo más triste es cuando todos ríen y tú quieres llorar.
Lo más insoportable es cuando solo yo pienso que da risa.
Lo más doloroso es cuando ya no podemos reír juntos.
Bromear no permite seguir,
contar chistes nos hace vivir.



玩笑与笑话

你是一个玩笑 
我是一个笑话 
他拿她开玩笑 
她把他当笑话 
谁不是彼此的玩笑 
谁最终都会成为别人的笑话
最难堪是我在哈哈没有人笑 
最难过是别人在笑我却想哭 
最难忍是只有我一个人觉得好笑 
最难捱是彼此都再也笑不出来
开玩笑我们继续活着 
说笑话我们继续生活




En aquellos tiempos

En aquellos años no había smog, solo niebla.
En aquellos años no había dinero, solo cupones.
En aquellos años no había neón, solo estrellas.
En aquellos años no había computadoras, solo juegos.
En aquellos años no había correos electrónicos, solo palomas mensajeras.
En aquellos años no había parientes, solo vecinos.
En aquellos años no había cocinas, solo calderas de agua caliente.
En aquellos años no había salones tutoriales, solo patios soleados.
En aquellos años no había centros comerciales, solo tiendas de abarrotes.
En aquellos años no había señores y señoras, solo tíos y tías.
En aquellos años no había vecindarios, solo espacios comunitarios.
En aquellos años no había más que un solo larguísimo camino en
ooooooola isla desierta
y todos los días, al volver de la escuela, hacíamos un alto para descansar
a la entrada del refugio abandonado entre los pajares secos del campo.
Pero treinta años pueden ser poco para que todos los jóvenes
hayan tenido oportunidad de envejecer.



那时候

那时候没有霾,只有雾 
那时候没有钱,只有票
那时候没有霓虹,只有星星 
那时候没有电脑,只有游戏 
那时候没有邮件,只有鸿雁 
那时候没有亲戚,只有邻居 
那时候没有厨房,只有水房 
那时候没有补习班,只有向阳院 
那时候没有大卖场,只有小卖部 
那时候没有伯父伯母,只有叔叔阿姨 
那时候没有居 民小区,只有部队大院 
那时候觉得荒岛中唯一的一条公路好长 
每一次放学回来都把我们累得中途歇息在
干枯的乡间草垛里
废弃的工事碉堡口
可三十年好短
让所有的少年都还来不及老去




Gracias por su atención

En realidad, estoy sentado enfrente tuyo
aunque parezca que estoy lejos.
No sé de los castillos de arena de aquel entonces
ni si aquellos que altivos montaban caballos
ya encontraron su manantial.
No sé si, desesperanzada y valiente,
muriendo una y otra vez en el minucioso oficio de escribir,
lo hayas dicho todo en un abrir y cerrar de ojos
y luego hayas decidido abandonar la pluma.
No sé si todos los agobios se aliviaron hace tiempo.
No sé si el vuelo mundano se sumerge en la felicidad.
No sé si las revistas rasgadas flotan hasta entrar al fondo del mar.
No sé si las tormentas están ahí rondando en círculo.
En realidad, estoy muy lejos tuyo,
aunque siempre me esfuerzo por escucharte.



谢谢聆听

其实,我就坐在你的对面 
虽然看起来离得好远
我不知道当年那座沙堡 
是否荣誉地骑在马上找到了水源
我不知道曾经那样绝望而又勇敢地 
一而再三大书特书死亡的你
是否一转眼把它说透后就从此弃笔
我不知道所有的难处是否早已释然 
我不知道世俗的飞翔是否沉着愉快 
我不知道撕掉的杂志是否漂进深海 
我不知道欲来的风雨是否循环往复
其实,我离你真的好远 
虽然我一直在试图认真地聆听



Festival de Internacional de Poesía de Rosario 2016.



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ALAIN LAWO-SUKAM [19.148]

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Alain Lawo-Sukam

Nació en Bangwa, Camerún, en 1973. Se crió en Camerún, donde obtuvo una Maestría en Estudios Hispanos en la Universidad de Yaundé I. Se trasladó luego a los Estados Unidos, donde recibió su Doctorado en Español en la Universidad de Illinois. Actualmente es Profesor Asociado de Estudios Hispánicos y de la Diáspora Africana en la Universidad de Texas A&M, la primera universidad pública del estado de Texas. Su campo de especialización principal es la literatura y cultura afro-hispana. Es autor de la obra de investigación Hacia una poética afro-colombiana: el caso del Pacífico (Universidad del Valle Press, Cali, 2010) y del poemario trilingüe Sueño con África / Dream Of Africa / Rêve d’Afrique (Viajera Editorial, Buenos Aires, 2013). Su novela Mange. Mil y otros relatos será publicada este año en la editorial venezolana Eclipsidra. Ha publicado una veintena de artículos de investigación en español, inglés y francés en revistas indexadas estadounidenses e internacionales. Ha sido galardonado con premios tanto de enseñanza como de investigación, el más reciente de los cuales es el de la Association of Former Students College-Level Distinguished Achievement Award for Teaching.




 
de Sueño con África (2013):


El Orador

Bangwa perdió un fiel orador, ilustre por su lengua de miel.
El ídolo de las mujeres se despidió llevando su secreto consigo.

Como mensajero divino, su vida era todo un mensaje.
Como digno servidor de su pueblo, el corazón humilde
llevaba las olas de la ternura a los confines de Bangwa.

Era artesano de hombres, hacedor de santos.
Sabio como la serpiente primitiva, indefenso como la paloma.

Una tarde de Navidad la muerte tocó a la puerta.
Se fue sin mujer, se retiró sin heredero.
De tanto cortejar, había olvidado casarse.
Nunca pensó en procrear.

¡Silencio! ¡Silencio! ¡Gran Silencio!

¡Shhh! ¡Shhh! ¡Shhh! ¡Shhh!

El pueblo perdió a su insigne hablador.
Se fugó de la tierra una biblioteca viva.

Bangwa (Camerún): Pueblo en la Provincia del Oeste.
Es también la lengua del mismo pueblo.
 



El sastre

Desde mi cuna
das forma al escudo de mi cuerpo
no eres ajeno a mi anatomía
ni al secreto de mi silueta.

Señor del tejido
vigía del cuerpo
asaltas el furor del frío
domas la ira del sol.

Hazme chalecos
de piel de leopardo
un pañuelo de hierbas
para cantar en la lluvia
y roncar bajo la luna.

Hazme sombreros de palmas
para caminar en el desierto
pasear por la playa
bailar en la plaza mayor.

Hazme parches para mis harapos
para trabajar en el campo
y pescar en el río.

Hazme una levita
un traje de seda
vestido con esmero para Pascua
vestido de maravilla para la tumba.



 
Siembra

Al canto de los gallos, los campesinos revestidos de harapos salen deprisa de sus chozas y se van al campo. Los hombres llevan azadas y zapapicos en los hombros. Las mujeres con bebés a cuestas y canastas de semillas sobre la cabeza entonan melodías ancestrales.

El canto del campesino ablanda el camino pedregoso y engalana el paisaje austero acunado por el fresco rocío. Se despierta el campo sigiloso. La mirada llena de lujuria aguarda con paciencia el baile de la siembra.

Agachados en fila india, los hombres penetran la tierra. Lluvia de zapapicos y azadas en la roca antigua. Las melodías místicas de las mujeres abren las grietas de los surcos. Las manos acompasadas bordan los corazones oscuros con olas de semillas alegres. Laminadas por el sol infernal, la espalda de los campesinos parece piel curtida. Las caras chorreando de sudor riegan la tierra ciega.

Descanso merecido por la tarde. El riachuelo calma la sed, el tchou sacia el hambre. El pecho alimenta a los bebés en lágrimas.

A la puesta del sol los campesinos regresan a sus chozas con el cuerpo cansado y mugriento. Imploran las aguas celestiales y revelan a los jóvenes los misterios del canto campesino.

Tchou: Plato tradicional del pueblo bamileké. Está hecho a base de plátanos, batatas o papas machacados en el mortero.
 


Mala cosecha

Esta cosecha sería diferente. Lo presentí de inmediato desde mi cama de bambú. Los oráculos hablaron: mi lengua había lanzado saliva tres veces seguidas y el gato negro había maullado toda la noche. ¡Mal agüero! ¡Mal agüero!, pensaba yo con escalofríos.

Bajo la mirada medio despierta del campo andamos como guerreros por la estrecha senda del destino. Los hombres armados de hoces, las mujeres con cestas sobre la cabeza.

La tierra nos mira nerviosa, iracunda por la flaqueza de su cuerpo, fantasma
ooooooode sí misma.

Arrancamos las espigas de maíz endebles asadas por los rayos mortíferos
ooooooodel sol.

¿Cuántos son? ¡Ay, mierda! Los granos se cuentan con los dedos.
Se regocijan las malas hierbas hasta donde alcanza la vista.

Regresamos a casa con pena, las cestas tan tristes como las almas.
Lloran los bebés hambrientos y fijamos los ojos al cielo sombrío.
La desolación en las caras arrugan las esperanzas fútiles.

Cae el sol sobre la aldea, cae la noche en los corazones.
El pueblo enlutado se refugia en los belem y santos.
Sacrificios y oraciones son el menú del día.

¿Qué te pasó, madre tierra?
Donde sueñan los surcos, medran las espinas y se cierra el cielo.

Lanzando saliva: Esta expresión es muy común en África. Cuando
la lengua lanza saliva, en Bangwa se interpreta como una premonición de algo negativo.

Belem: Se usa en lengua bangwa para referirse a los dioses, igual
que a los ancestros o espíritus. El singular de belem es ndem.
 


Festival de Internacional de Poesía de Rosario 2016 




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ANA WANDZIK [19.149]

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Ana Wandzik

Nació en Rosario, Argentina en 1981. Es editora, diseñadora aficionada y licenciada en Bellas Artes por la Universidad Nacional de Rosario. Publicó Galopa y otros poemas (Neutrinos, La Paz/Rosario, 2013) y Un huracán lento (Danke, Rosario, 2016). Junto con Maxi Masuelli conduce la editorial Ivan Rosado.




de Galopa y otros poemas (2013)


Palmeras en la nieve

Nada pasa por el circuito cerrado de mi televisor apagado
cuando la única tara mental que me queda
es limpiarle la nariz a mi hijo
que ha pescado un resfrío estacional
nada grave
¡Hola otoño!

Estamos soñando
largo y tendido
cuando por debajo de la puerta avisan
que llegaron los vencimientos
boletas a dos tintas con cifras de tres.
El remedio es armar la carpa iglú
dentro del cuarto
salir a la caza de la mejor de las luces
esa que sólo se encuentra
al pasar la traslucencia flúo
de la tela de avión
brasilera.

Con Camilo miramos videos en youtube
tomo su chica mano y lo llevo
de la historia del rock
a la de los peinados.
Él se duerme colgado a mí.
Yo me cuelgo
de palmeras
en la nieve.



Bajadas para llegar a la Costanera.
Usos y costumbres de la zona de barranzas

Las barrancas
caminos de descenso rápido y factible
aún no se prestan escalonadas
y elegir
es igual a sortear una destreza
en su aplicación más plena.

Gurruchaga: pavimentada con subida de autos,
casas, chicos
carnaval bomba seguro.

Maciel: también cementada y final con puente
hay lombriz, señuelo, carnada mosca.

Chiclana: preferida,
es una bajada de pasto ralo
a 45 grados del lecho fluvial.
Nos tiramos gritando su nombre
Y nos confiamos a la buena
del médano verde.

Washington: expediciones.
Las frutas caerán rodando
entre las raíces de los árboles
y llegarán a Colombres
calientes y aplastadas.

Blas Parera es un balcón que da a la nada.

Por Uriarte nos tiramos
en trineos de cartón:
la pasamos bien con quince años.
En un rato iremos a parar a la pileta
otra vez
a limpiar esta tierra
a pulir este estado civil.

Vila: larga escalera
y junto a ella una sutil campiña
donde mujeres jóvenes enseñan inglés
y te entrenan para el First Certificate
con terror al speaking.
Pienso que todo lo haría por escrito.

Castagnino: cuenta la leyenda
que los ciclistas desaparecen.

Las otras bajadas,
captadas por diversos emprendimientos,
se han organizado en la toma de la barranca
para usufructuarla con múltiples fines:
gastronómicos e inmobiliarios fundamentalmente.

Puccio: ¡puente colgante!
El descenso se producirá por la noche
y el ascenso a pleno día.
Las agrupaciones se infiltran
para hacer base en Tijuana,
Tucson I
Tucson II
Pancho Villa.





de Un huracán lento (2016)


Lejanas

Pini: una vez
vos viniste a Rosario
y fuimos todas al bar Berlín.
Luego tarde a la vuelta
yo te iba llevando en la bici
y por esquivar los adoquines de la calle Laprida
hice que te dieras la rodilla
contra un pilar de cemento
en la esquina del Círculo.
Después con los años
yo quise sellar esta amistad que no terminará nunca
poniéndote de testigo
el día de mi unión civil,
día que llegaste al registro
con la boleta del cable en la cartera
porque habías perdido el documento.

¿Y vos Jori? ¿Te acordás de esas madrugadas
que cruzamos 27 sin manos
buscando algo más o menos urgente
que dilatara la hora de las estrellas?
Bueno, ese kiosco sigue estando
pero un día a plena luz mataron a un tipo
y perdura la marca de sangre en la vereda.



Un horizonte

¡Vengo del vibrar zumbado de tu panza de jugo, colibrí!
¿Donde están tus hijos este verano?
Seguro empachados al pie del Juvenil
o volando libres
por los pantanos del Paraguay…
El tarope gira semicircular y amansa pronto en la orilla
la fauna lo saluda:
¡Buenaventura camalotal!
Naves calan como ballenas
vientres de soja
encallan en Puerto Paraná.
El camalote gira y si no,
se acopla.
100 metros cuadrados de jacinto en plancha.
Pasa el montacargas de sabroso tallo
la hoja es rendondita como una hamburguesa.

Eh campeón
a la remera sublimada
todo se le borró.
Buscaba una geometría para la vida, nada menos.
Ahora pues, la uso para dormir.
Como es blanca de pura, es también fresca como una pileta
en la noche del Riacho Carbón Grande.

Benteveo bucólico
de pecho dorado con antifaz de sombra
que bajas planeando sobre el espejo de cloro
levantas unos metros y escupes una piedra…
¡Levanta vuelo y ve a unirte con tu cría, Benteveo!
¡Los Estados latinoamericanos harán guardia a tu nombre este verano!



¡Por siempre estas mañanas!

¡Por siempre esta luz así,
turbadora!
Aún en sueños
me han dicho al alba:
tomarás derecho por Avenida Parlamento Argentino
saludarás a la comunidad de tordos
que anida en la cabina globo de Entel,
un medallón de merluza gigante vendrá a tu encuentro.
Eres la bohemia, la vagancia
y el lumpenproletariado.
¿Qué ves, qué ves?
Alto el río, amigo bagre
sube ligero el barro, sabalito.







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JUAN SUÁREZ PROAÑO [19.150]

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Juan Suárez Proaño 

(Quito, Ecuador, 1993)
Comenzó a escribir a temprana edad. A los diecisiete años terminó su primer libro A mi mundo, publicado dos años más tarde (Casa de la Cultura Ecuatoriana, núcleo de Imbabura, 2012). Se segundo poemario Lluvia sobre los columpios fue publicado en 2014. En 2015 publicó poemas y cuentos en una obra conjunta con su abuelo titulada Ternuras al caer la tarde. Hacen falta pájaros (El Ángel Editor, 2016) es su último poemario. Actualmente es estudiante de Comunicación y Literatura en la Pontificia Universidad Católica del Ecuador.



Un poeta que abre cerraduras

Creo que el poeta y el poema hacen muchas veces una especie de simbiosis, coexisten entre el límite del cuerpo y el silencio, es indudable sentir al poeta en su poema, la forma de ser, de pensar y de admirarse sobre todo. Existen poetas que exhalan cierto aire de extrañeza en los versos, otros que pertenecen a tradiciones de academia y son a veces poco entendibles, pero hay poetas que admiran a las simples cosas, como diría Serrat “aquellas pequeñas cosas que nos dejó un tiempo de rosas”, de esos últimos es Juan Suarez.

Un poeta consolidado en su quehacer, que hace de la palabra un oficio y lucha por él con una convicción tremenda. No cae en los vicios de creer que para ser buen poeta es necesario ser inentendible y tampoco cree que la palabra debe ser ultrajada y en pro de la sencillez escribir solo por escribir, no, este es un poeta que sabe que el oficio esta en resistir como diría Gelman, que hace del poema una forma de vida.

Hacen falta pájaros es un ejemplo plausible de lo dicho, quien no haya leído a Juan tiene dos opciones, escucharlo ahora o comprar su libro o que mejor que las dos alternativas. Este libro de poesía es el agua y la sed, aquí se vislumbran a mi manera de ver dos luchas, la del dolor y la felicidad, esa hermosa reconciliación con el pasado, con la ausencia y el descubrimiento de nuevos dolores y alegrías. Blanca Varela dice que el dolor es una mágica cerradura y el libro de Juan es eso, una mágica cerradura, en donde el concepto de los pájaros y la falta juegan en una eterna dialéctica.

Es indudable leer a Juan y pensar en la falta, desde el punto de vista psicoanalítico, ya que la falta es lo que permite dar sentido a las cosas. Donde han quedado los pájaros, o mejor dicho donde ha quedado la inocencia con la mirábamos a los pájaros. Leyendo al libro de Juan recuerdo al poeta Luis García Montero cuando dice que vivimos en una época de extremada inmediatez, donde no hay tiempo para las pausas, y amigos, la poesía es esa pausa tan necesaria en la vida, la que nos permite bajarnos del mundo, tal como diría Quino a través de Mafalda.

En el libro de Juan se esconde esa paz pequeña, esa sorpresa en cada verso, esa inocencia de cuando niños jugábamos con las hojas o a verles a las nubes formas extrañas. Este libro se abra paso como el viento que viene después de un largo viaje.

Aquí el lector encontrará las cosas hechas poesía, porque ahí esta milagro, eso es lo que hace el poeta cuando sabe que la poesía es un oficio de vida, transformar las pequeñas cosas en poema. La voz poética de Juan recorre las hojas como el paso del mar en las costas, dejando las sales en las cicatrices, llevándose lo que pesa del equipaje y moviendo la arena de los pies, no hay felicidad eterna, parece decirnos Juan, pero la vida esta compuestas de instantes que son de un gran aprendizaje:

Si me duelo
Es porque soy todos los dolores
Todas las incertidumbres
Dolor de tiempo
Dolor de muelas
Dolor de reír, si es verdad que reír duele.

Nos dice el poeta, ahí es donde el dolor se transforma en esa mágica cerradura, indudablemente. Juan Suarez es un poeta que está siendo poema, como diría Jaime Gil de Biedma, su poesía consolidada sorprende, indudablemente él es un poeta urgente, que necesita ser leído por nuestras generaciones y las que vienen, porque él, con su poesía y humildad se abre paso por los senderos, tanto difíciles de la literatura y sobre todo de la poesía, llevando en su piel al poema, sin temor al destino, siguiendo el oficio.  [Jorge Luis Bustamante Álvarez]



Hoja de vida

Sobre el papel
la vida se convierte en una simple palabra
escrita con la intención de preservar algo
de su tibieza.

También escribimos nuestros nombres
nuestra edad
nuestra dirección domiciliaria
y la vida se completa
cuando agregamos un solitario punto
al final de nuestro número telefónico.

De vuelta a casa
ni yo mismo sé lo que he escrito.

Vivo en la calle Juan,
mi nombre es quinientos cuarenta tres ochenta y cinco
tengo dos calles a la izquierda
de vida.

He arrojado mi información a la basura.

Comprendo que a veces mi nombre no es Juan
que mi hogar no queda a dos calles hacia la izquierda
ni tampoco tengo un número donde encontrarme.

Somos una nota en blanco
el sobre que contiene una esperada carta,
la primera palabra de un poema
escrito en el insomnio.



Niño

It is not now as it hath been of yore;
        Turn wheresoe’er I may,
            By night or day,
The things which I have seen I now can see no more. 
Wordsworth.


De grande tendré barba espesa y profunda,
haré algo por la paz del mundo,
seré noble
seré un buen hombre.

Me miro al espejo.

Solo esta barba
solo esta guerra
solo este hombre.



Del padre al tiempo

Más allá del tiempo
observo los ojos de mi padre
proyectar la sombra fría
de un cazador vencido.
Escudriñan la casa.

El ritmo de la memoria
mueve sus párpados.

Dicen que mi hermano tiene sus mismos ojos
y que yo tengo el mismo brillo inquieto
por el futuro.
Cuánta tristeza necesitaron ver
para convertirse en una caricia,
cuánta alegría llenó el pozo de sus lágrimas,
cuántos amaneceres
para convertirse en hombre.

¿Serán los mismos ojos que miraron a mi madre?
¿Los mismos que miraron la noche bajo la sombra
del secreto?

Sus párpados brillan
como pequeños inviernos en la historia.

Tengo los mismos cristales
en los ojos.
Yo también miro
como un cazador vencido.



Manos

Está el verano del 98
primera vez el mar.
El recuerdo de la espuma
tan parecido a descalzarse sobre el césped.

Abril del diez. Ya no le pregunto a mi padre
por qué la gente mata cada día.
Mis ganas de matar tienen la respuesta.

Noviembre del catorce.
Ni matar ni morir, por ahora.
El limpio río del amor
lava la sal de mi cuerpo.

Hoy
las cosas que escribo van más allá de mis ojos
y el verano del 98
el amor fértil de noviembre
tienen su propia carne.

Mis manos han aprendido a tocar el tiempo
fuertes y sobrias como mis años
con el mar
con las ganas estériles de la muerte
con el río.



Capítulos

Hay capítulos en la vida
que se entienden en soledad.

Si quieres
te los puedo contar uno a uno
en esos días en que la ciudad y su tiempo
nos permiten platicar de cualquier cosa.

Están mis noches de insomnio, por ejemplo,
abundantes en mi niñez cansada y envejecida de forma prematura.
Sé que tenía miedo.
No sé más.

Está la historia que bien conoces de mi padre,
mi miedo al exilio
mis esperanzas como árboles.

Te puedo contar también las cosas de mi cuerpo.
Cicatriz en la mano derecha. Cinco años. Caída de un árbol.
Creía que no era tan alto.
En esos tiempos era más optimista.

Rodilla, catorce años. No puedo inclinarme.
A veces me canso de estar de pie.

Costillas. Dicen que las hizo Dios
con un pedazo de mujer,
guardan mucho de lo que tengo
para ser hombre.

Por lo demás, no me conozco a mí mismo.
Hay capítulos que se comprenden solo en la sombra
de la intimidad.

Desnúdame pronto.
No hay tiempo.
Ábreme la memoria del futuro.
Ayúdame a entender.



Pájaros

Tras el cristal, el olor a lluvia
y una dudosa mañana
que nos mira por detrás de los árboles
con la misma prontitud que la alegría.

El día ha creado tu cuerpo dormido como un lago
las posibilidades que tiene la esperanza
y esta forma segura de mirarnos a los ojos.

Desnúdate, compañera:
en esta ciudad
solo faltan pájaros.





Lo innecesario

Lástima que las cosas que decimos
no son un corte en el vientre
un arañazo en los ojos
una estaca en las muñecas.

Da lo mismo hablar del invierno
de dios
o de la arena.

Todo termina siendo
innecesaria memoria.



POLVO

Dicen que todo poema está hecho de polvo.
Polvo de una nostalgia imposible
encontrada al caer en cuenta
que la gente se va
se muere o se cambia de país
y nos vamos quedando solos.

Polvo hecho de huesos,
de todo lo que se acumula con el paso de los años
de las calaveras a las que quisiéramos desenterrar
y besarles la frente con ternura.

Polvo de los cajones que nunca abrimos.
Polvo que se acumula en los retratos
que abandonamos a su suerte
en algún rincón de la casa.

Polvo de la intimidad.
Polvo de las sábanas y la saliva
polvo de las tardes en que llueve
y somos más propensos a la tristeza

polvo de los libros
polvo del hambre
polvo de los calendarios

Dicen que todo poema está hecho de polvo
al igual que los hombres.




POETA

Si hay cárceles donde no cabe ni un suspiro

si entiendes del abandono
y sabes que los cortes más limpios provienen
de los pájaros.

Si al cristal de tu ventana
rasgan las uñas del tiempo
como voces detenidas,

si tus párpados
llevan un sueño desaparecido
y soportas ser acribillado
por las cosas que no dijiste.

Si comprendes el incumplido final de tus derrotas
y escondes el deber de tus manos
en una caricia.

Si no te tienes
ni a ti mismo.

Dime cómo haces después de todo
para seguir creyendo
en el poema.

*** Textos tomados de Hacen falta pájaros (2016)






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ALDO MONTECINOS [19.151]

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Aldo Montecinos

Nació en Trelew, Chubut, Argentina en 1968. Hasta los 18 años vivió en La Paz, Bolivia, donde hizo la escuela primaria y la secundaria. Desde 1987 reside en Bahía Blanca. Obtuvo el título de Licenciado en Letras por la Universidad Nacional del Sur. Entre 1998 y 2012 trabajó en el Museo del Puerto de Ingeniero White, coordinando las actividades La Cocina del Museo, ámbito en el que preparó las publicaciones Cocina a leña y darle al hacha. La cocina económica de los Malvar (1999), Hielero (2000) y La canción del prisionero. Fotos y relatos de guerra de Nino Lupo (2006). Actualmente trabaja en el Instituto Cultural de Bahía Blanca. En 2001 publicó Istmo en la revista Vox Virtual. Fue incluido en las antologías 23 chichos bahienses (Vox, Bahía Blanca, 2005) y Fuego Cruzado, panorama de la poesía argentina contemporánea (Lanzallamas.org, Santiago de Chile, 2009). En 2015 publicó en Vox su primer libro de poesía: Alasitas.



de Alasitas (2015):


sobre los desvelos en uso

I

Tres mil ochocientos doce metros sobre el mar.
Aquí, cualquier punto negro en el horizonte turquesa
se imprime al ojo como un corte de tierra sobre el lago
o como alguna de esas chocas extraviadas o será
la ondulación de los batracios contra el golpe de ola.

Muchos no salen nunca.
Adentro están, siempre ahí donde nada solar se filtra
tras la última capa de la atmósfera líquida
por eso son ciegos
por eso mudos.
No parecen ni sapos ni ranas
aunque las cocineras del Tiquina ofrezcan los cuartos traseros y digan
¡¡Anquitas de rana bien sazonados con ají y cebolla 
bien ricos!!
Así sí.
Mejor todavía con la Huari del cajón al natural.

Entre kilo y medio y dos se calcula el tamaño de cada una.
Será por ese cuero poroso más duro que la piel y negro además.
Islas que flotan y chocan curtidas por el agua helada
nadie sospecharía ahí una carne blanda.
Se dice que caen del cielo cuando los cúmulos vienen densos:
plock y plock y plock se sienten los panzazos concéntricos
si tienen la suerte de hacer blanco sobre la planicie del lago.
En otro pozo serán ungüento para los males de la sangre
según una combinación ritual de alcoholes, hierbas y oraciones.

Entonces hay certeza de cinco años con algo más de suerte.
Eso, al menos, se cree.


III

...no tiene ni remota idea de lo que es la ley.
                                                    Alcides Arguedas

Silencio extendido sobre toda la espina dorsal.

El espacio se abre en un punto del nudo norte
como para erguir, a cada lado
dos muros que arrastran con sigilo
ríos fríos y piedras amarillas.

El sol, al principio, puede ayudar a la vista con algo de rigor seco.
Pero, para sostenerla un rato más,
seguir el redondeo de los rapaces, la anarquía de suspenderse
es necesario encorvar las manos sobre la frente
amparar con sombras la retina.

Desde una iluminada fiesta en París
monsieur Arguedas hará de esta tierra una experiencia “enfermiza”
disputará la cumbre para ocuparla a lomo de fórmulas deterministas
y hasta logrará legar la conveniencia de cierto pesimismo
sin mayor remedio
convencido de que lo duro, seco y árido son razones de toda norma
lo imperfecto.
Un argumento de cuña para apuntalar el concepto “indio”
en el universo de su Estado feudal.

Abajo bien poco deberá quedar
paja encorvada sobre la meseta
filos agudos
surcos.


IX

La compra en dólares que el Estado hará de su petróleo
es una operación comercial tan original como
la de importar algo que el propio país produce…
                                                      Marcelo Quiroga Santa Cruz


Hasta ahí el programa de negociación era sencillo
a saber:
si el lobby les permitiría acceder ya a la explotación gasífera
lograr luego la propiedad de los yacimientos debería tener
a la larga
mayor rentabilidad.
El proyecto de inversión estimaría un gasto de cinco
a siete mil millones de dólares en un plazo de cinco años
además del pago de regalías e impuestos que podrían
ser amortizados de la misma ganancia
es decir:
por cada dólar que pudiera recibir el Estado
la exportadora habría recaudado ya quinientos cuatro.

Hasta ahí la lógica de consorcio era ventajosa
entiéndase de una vez
si por aquí el combustible es anafre, bosta y leña
¿Para qué cincuenta y dos trillones de pies cúbicos
en reserva?
¿Cincuenta y dos trillones de pies cúbicos para quién?
¿Para qué?
¿…?
Gruesos conductos se extenderán por los cuatro puntos cardinales
ni un cañito
ni uno solo alimentaría ninguna hornalla por acá.


X

yo soy del otro lado, yo soy el otro lado
yo soy del este o del oriente o este oriente
que no es frío, ese frío no es mío, el otro
lado es frío; lo mío es cálido, soy el calor
el calor es este oriente, el este cálido soy yo
es mío, nosotros somos gente del este, somos
altos, somos gente blanca, nosotros sabemos inglés
nosotros no tenemos frío, nosotros o yo
digamos que somos altos, somos blancos, somos
este lado que no es el otro, digamos que yo lo sé.

… declaró Gabriela Oviedo, Miss Bolivia, 
en una entrevista en Quito, donde se celebra 
el certamen de belleza internacional Miss Universo.
                            Associated Press, 29 de mayo de 2004.



XI

La tarde de cosecha apila sin fruto las cañas del wiru.
Muerdes y succionas y haces dulce la fibra en la boca.
Es que empeñarse en buscarle la vena blanca es lo más rico
así pulposa mejor
aunque haya que machucarle más los bordes, más los hilos
esforzar el goteo.

A la noche pueden revolotear los almakepis.
Apoyados sobre las panzas están un rato y después van y vienen,
van y vienen y van y vienen y así. Rezos hay que echarles –dicen–
aunque quizás mejor quieran alcoholcito.
Y frotar después.
Frotar lento hasta no sentirlos.

Las velas no los alejan mucho.
Es que en los adobes se prenden, en esos agujeros mal hechos
por donde el viento los mete.
Y cuando no hay más pabilo
bajan a mordernos los labios
el wiru dulce se llevan pero no se van
nunca se van.


XII

Por qué aquel grupo entra antes que el mío?!!!
Ubicado bajo la sombra de su parábola antisolar, esgrime con énfasis el filo del lápiz mientras vocifera razones frente al grupo de santos que lo rodean para protestar.

Atento a las anomalías en el cosmos de la procesión, Gregorio Rocha, responsable de la Mesa de Control en la última edición de los festejos para el “Tata” del Gran Poder, en el Barrio de Chijini, apunta:

– La Banda Pagador instigó a los Waca Waca de Laja 
para adelantar a una Kullawada.
– La Morenada Señorial del 6 de Agosto, nada más ni nada menos, 
entorpeció al inicio el recorrido de la procesión. 
– De los grupos locales comprometidos, sólo el Conjunto
Antawaras cumplió con lo asignado.
– Los Caporales Juventud Corazón de América entraron
dos veces por el mismo lugar.
– Las Ch’utas del Bajo Tejar creyeron ser las únicas en la fiesta
exageraron a la hora de la demostración. 
                                         El público abucheó.
– La Morenada Revelación Rebeldes fue el papelón mayor
el primer domingo discutió con compañeros de la ANAFABOL,
con la Morenada Real Urkupiña también y se trenzaron 
a puños con la Morenada Unión Copacabana.
– En la comparsa Witichi el exceso de alcohol fue notorio.
                                           Hoy 
                                                      los diablos 
                                                                            son lo mejorcito.


XIII

Han venido por sus tantawawas, aya markay quilla,
platos y vasos han traído, mast’akus para los que están de paso.
Aparecen un rato pero nadie ve, no pueden ver y escuchan.
Los adoran los chi’ticitos con habilidad para no alejarlos.
Por uno y otro lado se andan livianos entre los muros
empiezan a crecer sin pausa pero es sólo por hoy, aya markay quilla.
Tuqurus y mensajes a la vista hay para distraerles la memoria.

No ha llovido
difícil ya que llueva porque es día para escuchar silencio.
Sopla como brisa a la mañana y es un caudal por la noche.
Tanto que los platos se mueven, los vasos bajan a sorbos
y hasta se ha visto a las tantawawas declinar sus formas.
Han venido pero aquí no están, vienen para alentarse con un vapor de luz.
Ha tomado camino el ch’iki más allá del ukhu pacha.


XIV

Nayarum jiwayapxista, waranqa waranqanakaw kutt’anika.
                                                                                                      Apaza, 1781.

La cabeza y el tronco en la soga por tres días exhibidos
en lo más alto del Quilliquilli. El brazo derecho cercenado
para terror de los parajes del Achacachi y el izquierdo
fijo a la vista en alguna estaca pública del Sica Sica.
Una de las piernas, la diestra, debía ser hinchada, agusanada
podrida en el Caquiaviri; la otra, en los yungas del Chulumani.
Todo después reducido a cenizas y aventado por los aires.

Algunas estrategias del jaya mara sobre la puna han visto
en los movimientos más pequeños de ciertos animales
la posibilidad de avanzar / interrumpir / cercar / según sea
la fortaleza secular de la voz k’ara. Picar y desaparecer ya
según el plan de las pulgas; salir de noche, husmear y morder
esconderse a la mañana es el plan añathuya; plan hormiga
al bajar en zig zag desde las montañas en columnas cerradas.

El discurso que sostuvo la defensa contra el cerco de Chuquiago
luego de ciento nueve días y cuarenta mil aymaras sitiadores
refuerza la tesis de un delirio mesiánico que al oído de Katari
inspira consignas de un Pachakuti atroz. ¡Jamás lo permitiera
Dios! Además de operar con el método oficial de esta lengua
la peste como monopolio: era feo de cara, ordinario, bebedor, 
cruel, contrahecho de piernas y manos, indio al fin y al cabo.

Pelotas de lana gruesa empapadas en aceite y pólvora ruedan
hacia el centro de La Paz. Nada debía entrar, nadie podía salir.
Perros ya no hay, un gato anda en los seis pesos y una mula
de hambre muerta en los treinta y alcanza para bien poco.
De agua ni hablar, salvo por la idea de desbordar la represa
en el cerro de Achachicala construida por mineros de Ananea
pero falló. Un helicóptero sobrevuela la cresta de Q’arq’a Marka.



Tres poemas de la serie
el señor del gran poder

morenada

hasta aquí llegué o, a lo mejor, estuve siempre
caprichoso sobre los agujeros de este cielo colgado del mundo
medio giro a paso lento vamos uno a uno
uno tras otro en filas escalonadas
son veinte kilos más sobre la espalda
hilo, filigrana, brillo para la corpulencia de una vieja religión
las hombreras extendidas sobre la virulencia de las cicatrices
es labor africana sobre este frío suelo mineral
arrastramos las botas por la presión en las arterias
inversión efímera de fe.

vengo atado al sonido de la matraca en una palma
vaivén continuo para una descarga
reque pram reque pram reque pram
más barato que mitayo
imposible doblar las rodillas, dios
imposible la postura reverente.

he subido hasta llegar al Chijini
la mismísima Santísima Trinidad y el penacho de conquistador
labios gruesos de óxido, corte de gesto colonial
me hinchan las piernas como negras culebras
los tímpanos agobiados por la sinfonía del látigo
zumban atrás todos los vientos, señor,
todo el sudor va por dentro
sin humear ni ayer ni hoy el tabique seco de mi boca
es apenas el deseo de imaginarse,
agitamos ya la barba blanca,
en la postura magnífica de un rey.



caporales

voy a exprimir la piel de tu espalda
escupirte encima el jugo de mis hojas
no me dolerá bailarte sobre el pescuezo
yo soy el dueño de la calle y escolta
saya tundiqui, caporal de la tuntuna.

los brillos fuertes se contonean conmigo
somos “capos” por crédito a la autoridad
juventud ganada en la acrobacia, los tacos
son cascabeles para agredir el aire
oro, azul, plata, rojo… tunda y tunda.

la clase y la glamour se prenden de mi guacha
disposición para blanquear la prepotencia
látigo en mano, dragón en el pecho
mi voz neocolonial está de moda ¡ay¡ tiempo barroco liberal
tundiqui no entras, tundiqui te vas.

las calles han sido mías y la ciudad
narciso dominio de mi hermosura zamba
ya está acá, está acá ya la saya capanga
voy a invadirte el alma como patrón
triturarte las palabras hasta hacerte mudo.



diablada

pronto el aroma es azufre y la bruma roja
intensa ante la entrada a galope de supay sobre la urbe
hay que invocarlo ya, rápido llegarlo hasta aquí
acaso se arrepienta
y no quiera salir del claustro de sus saloneos
ni suturar los puntazos de sus aberturas
acaso no quiera levantarse de las cenizas
ni conceder más nada al favor de su santidad desplazada.
hay que acompañarlo ya
traerlo en procesión
apurarle la aridez
que venga ya
la boca hinchada de hoja y la cumbre a cuestas.

va a entrar a todo tranco para empujar
el desvelo de los días
tutela de apasancas y sapos anidados desde siempre
en la punta de esta lengua que lo arrumba
ina ps pachakuti abofeteará la sintaxis
atronadores los bombazos serán la guía
revientan ¡jina! más fuerte que nunca
contra esta armonía de metálicos, listos para dejar atrás
las caras de esos waricatos.
es vigor lo que revolea cada uno en el paño azul
k’ata vientos por ahí.
quién sabrá si toda esta cadencia atronadora sea
para alucinar la revuelta del subsuelo.
que se venga, entonces, de una vez
que llegue ya.
amén.



alasitas

bendecida
al mediodía
la fidelidad pagana


la casa es tiza
el auto lata
todo deseo puro


dos pesos para atraer
a la fortuna
en el plomo kallawaya


valor de uso
valor de cambio
grueso como marrano


la lluvia del 24
queda pendiente
sobre un nylon rojo


una gota
de agua bendita
inunda la feria


pan de dios
harina en gramos
la boca diminuta


son pocos días
para un calendario
sin santoral


cabe ganar más
o perder menos
en una escala alógica


ciertas nubes hilan
en el aguayo
una lengua multicolor


ekhako
interfiere
el conjuro


patas cortas
panza ancha
carga con tu suerte


intervenir la merca
hacerla mínima
y ponerle fe


un minicomponente
japonés
sonido full


papelitos de color
para el ejercicio civil
el pulso burocrático


ni ima taripawanchu
alarapiña
pala picota martillo


charango cigarrito
roscas y tambor
yeso calamina madera


supay
con abarcas de goma
y pies de barro


como si
imitara
un ídolo


pretende sostener
en un grano de arroz
la economía del orbe


y guarda
para mejores tiempos
algo más de crédito


al año traerá
de vuelta los augurios
con otra carcajada


sí y sólo sí
la lumbre en la comisura
arde propicia





.

EUGENIO PREVIGLIANO [19.152]

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Eugenio Previgliano

Nació en Rosario, Argentina  en 1959. Es egresado del Instituto Politécnico Superior y se recibió de Agrimensor en la Universidad Nacional de Rosario. Trabaja como agrimensor y docente investigador en Física Biológica. En las décadas de 1980 y 1990 participó en obras de teatro tocando el piano y el saxo. Desde 1991 colabora en el diario Rosario/12. Además de cuentos y poemas en varias antologías, publicó tres libros de narrativa, Los territorios de Bibiana y otros lugares (Gauderio, Rosario, 1993), La pelea (Ciudad Gótica, Rosario, 2006) y La tierra perdurable (Editorial Municipal de Rosario, 2013), y dos de poesía, Alcohol para las heridas (Ciudad Gótica, 2003) y La cuerda (Editorial del Pasaje, Rosario, 2015).



de La cuerda (2015):

Largo poema de la revolución y la cárcel

No era, exactamente, en aquellos días
porque había renunciado,
por los sucesivos fracasos,
por los intentos frustrados,
por el rigor de la revolución
o por un oportuno desencuentro
respecto de directivas, mandamientos,
órdenes, despachos e instrucciones
que allí en la revolución entonces
abundaban, militante.


Tampoco era ya,
acaso por desánimo, sorpresa o agotamiento,
hartura de la esperanza, balumba del alma o nunadesas
letargo humilde y tan cristiano, espera de la otra venida,
rezo introvertido,
despecho del obispo, desengaño del espíritu o
–quien sabe–
esperanza,
ortodoxamente cristiano.


Tenía
sin embargo
una seria esperanza
de que esta enorme oscuridad,
ese silencio
durara hasta la muerte, y pensaba
que en otros lugares, otros días,
cuando fuera grande, cuando creciera,
antes de ser viejo, pelado y gordo
tendría sin embargo un tiempo de tranquila confianza
lo que en estos aciagos días
venía a ser sin duda una enorme venganza
frente a los que nos tenían preso, arrestado, detenido,
encarcelado, desaparecido, borrado, exterminado, asolado,
talado, desmantelado, suspendido hasta nuevo aviso,
ausente de los lugares que solía frecuentar,
omitido en las listas de exámenes,
aplazado de la vida corriente
y expulsado de los romances que hasta entonces
había o podría haber sostenido.


Tampoco diría que
el credo habitual que reinaba entonces
y desde hacía varios años, un credo
que creían no pocos creyentes,
creyentes absolutos, militantes,
personas, los grandes, que habían hecho de esto
no solo un gobierno, una lucha
una cuestión de vida y de muerte,
un asunto relegado al elevado limbo
de la revolución rampante,
un credo cuyos creyentes tampoco diría
tenían sin embargo
no solo una creencia firme inamovible y concreta,
una creencia sin la cual el mundo
a duras penas sobreviviría
y por fuera del enorme limbo de la revolución rampante
ya estaba yo
pensando con simpatía en Guevara
que era rosarino, leproso y jugó mal al rugby,
pensando con simpatía en Peredo
que era moreno, bajo, sonriente, cordial y
como todos los latinoamericanos
un poco tocaba la guitarra,
en Camilo Torres
que aun bajo la sotana se permitía tener presta la pistola,
tampoco diría yo que en esos días aciagos
ni antes, el año anterior, o el verano sonriente
en que sonaba la guitarra acompañando
boleros despiadados, extemporáneos e impropios,
no creo haber sido ortodoxamente revolucionario.


Y ahí en la cárcel entonces estaba prohibido
hablar en largas horas del día, su crepúsculo y la entera noche,
prohibido estaba leer, escribir y juntar papeles,
ilegal era dialogar con otros, conversar,
intercambiar opiniones, oír la radio,
vedado era hacer ejercicio, salir de la cárcel,
comer a deshoras, ver la televisión,
proscrito estaba jugar juegos sanos,
beber vino, fumar marihuana, leer noticias,
indebido era subir al banquito, tener más de dos mudas
de ropa para aliviar el invierno del preso
y leer la Biblia: todo eso era prohibido.


La tal prohibición procuraba
–supongo– ganar por el tedio
a la Revolución Rampante.


Sus combatientes
entre los que habían
mozos de café, escribanos, bancarios,
periodistas, viajantes de comercio,
patrones, obreros, estudiantes, radicales, peronistas, liberales, cristianos mustios, pocos pero algunos musulmanes, judíos de barba recordada, hombres de ultramontana derecha, anarquistas, trotskistas de verba suelta, socialdemócratas de modales elegantes, protestantes y católicos, ex diputados, gobernantes mustios, embajadores en raro exilio, millonarios,
personas sueltas, soñadores y argentinos contemporáneos,
jóvenes y viejos
pero los más fuertes, sin embargo,
no resultaban ser los almaceneros,
los vigilantes, los estudiantes amargos
ni los abogados privados de su toga
por la violencia carnal de la dictadura:
los que tenían en programa
esta estadía en la cárcel y preparación y recursos
no eran los cristianos meditabundos
que miraban el amanecer o el atardecer según la orientación de su celda,
los radicales, los demócratas, los liberales, los de derecha,
eran los verdaderos revolucionarios
que militaban a favor de su credo, todo el tiempo,
que alimentaban como al pavo para Navidad su ganado
y que iban a aprovechar
este breve interludio para prepararse
en sus propios evangelios y como para ellos,
nuestros captores, que no dejaron
de creer ni un instante en el baño de sangre que
como un sencillo bautismo
como una forma de lavar las culpas
nos devolvería a todos la moral perdida,
y así en las tardes tediosas de la cárcel de Coronda
unos predicadores de la bestia
hablaban a los gritos por la ventana
sobre la revolución, y si no lo habías escuchado
siempre había otro que repetía lo dicho
para que la palabra iluminada llegara a todos,
y el que hablaba a veces no solo no había leído
sino que lo que había escuchado allí,
ya en la cárcel y fuera de la acción
que predicaban sobre él
sus trasnochados, crueles y humildes captores
lo había escuchado de otro que repetía
y de esta repetición de las verdades reveladas
surgía nuestra fortaleza,
porque la Revolución Rampante
no se detiene, acecha, embala, atraviesa
y cuando menos se lo espera, como una bola de nieve
tiene la fuerza y el poder necesarios para
acabar con el yugo que somete al hombre
Y esa fue mi primera sorpresa:
Un descubrir.


Yo había por entonces
adquirido la mayoría de edad, había
aprendido en el Tiro Federal a defender a la patria, tanía
mi título de electrotécnico expedido por
autoridad competente y tenía además
ocasión de jugar en primera si mi habilidad me lo hubiera permitido,
también hubiera podido ingresar en la escuela de suboficiales,
de oficiales de la Marina Mercante o dedicarme
con mejor simpleza al comercio: sin embargo
me tocó la cárcel y en la cárcel
la prédica de la justicia
y en la justicia
la única liberación del hombre.


Y ahí fue que me sentí desconcertado al saber
que lo que procuraba la revolución,
la cosa última por la que allí, en Cuba
y en toda América, se libraba esta guerra
era para que todos los hombres
del primero al último sin excepción alguna
se dedicasen al trabajo, a la producción de su vida material
para que por añadidura
los días de feria pudieran recordar a la revolución
mirando películas sobre hombres que trabajan,
escucharan canciones
sobre lo real del trabajo, leyeran poemas
orientados a que mejor trabajen, miraran murales
ilustrando ese trabajo y bailaran al son
del trabajo:
contradicciones
con la naturaleza
¡Trabajo!
esencia
existencia
¡Trabajo!


Y yo que soñé ser otro, un hombre
dedicado a las especulaciones puras sobre la materia, yo
que quería tocar más tangos mientras a mi alrededor se baile, yo
que intentaba enamorar alguna naifa antes de la medianoche, yo
que no pocas veces había mirado con simpatía
a la revolución rampante, yo
que sin aún conocerlo sufría la enorme melancolía
de extrañar París
venía entonces a encontrar que todo
era un estúpido bluff
para conseguir trabajo
mejor reparto
música para trabajar
poemas para el trabajador
y una vida sin sorpresas
a la sombra del sindicato, del partido, la revolución.


Otros poemas

¿Y qué harán con mi cadáver
gordo, fofo, macilento,
cuando la grasa se empiece a endurecer,
con los restos de ese cuerpo
que yo paseaba por bulevares y avenidas
en busca de la gloria
que no me fue dada?


*

Así que me hayas dejado
habré vuelto a ser un desaparecido.
Ni rastros quedarán
del que navegaba las aguas bravas
una tarde de fin de verano
bajo tu mirada.


*

Ahí,
en un luminoso mediodía de ya hace muchos años
uno, un muchacho, de pelo corto y mirada sorprendida.
Es seguro –yo lo creo– que todos lo ven.

Soy yo que a los veinte años recién cumplidos
he salido de la cárcel
para investigar el mundo.


*

El doctor entró y me
distrajo
de lo que había pasado en Oceanía
contándome sobre sus investigaciones.

Encontramos
–dijo el Dr.–
diluidos en la sangre que da vida a tu cuerpo
restos muertos de tu corazón, el dolor
–pensé–
era entonces porque mi corazón
está muriendo:
no era tan duro y resistente como yo creí
ni le bastaba un único parche.

¿Cuánto hará que esto está pasando?

¿Por qué corazón habrás decidido morirte
mientras yo sigo inquieto
por lo que ocurrió en Oceanía?


*

Como ha dado por comenzar la lluvia
también las palomas a volar se fueron y si ahora
no suenan los benteveos no se debe menos
al cortocircuito que el agua ha generado sino
que simplmente por su propia naturaleza
la lluvia arrulla a los amantes,
expulsa a los pájaros y a los fantasmas
de los agricultores de antes
alegra.


*
No busques más
Todo lo que había se habrá agotado
Todo lo que hubo se lo llevaron otros
Todo lo que habrá tiene nuevos dueños.


*

Lejos yace el mundo
acá quedé yo
vacilante macilento, abotargado
sin mirar más allá de mis narices
como si hubiera estado esperando ese tren
que partió de aquí hacia una tierra lejana la semana pasada
y no ha llegado aún a todas partes.


*

¿Se parece al sexo la danza con todos esas reglas,
contratiempos y etiquetas?
¿Se parece al sentimiento el tango bailado, con tantos
arabescos, normas y protocolos?
¿Se parecen?




Inédito:

Así fuera que se trate de un instante
esa nieve cálida y delicada, una música
relampagueante de disgustos, se trate de un equívoco
contornear de su cintura, una comodidad de montaña, una colección
de dispares velocidades y entretiempos rodeada de novedosas colecciones
tras las que hueros ruidos ni resuenan ni distraen, así fuera
una confusión pasajera, una conjunción de casualidades improbables, una
triste deyección hacia otros campos, un punto impropio, una anomalía
pasajera, un diferencial, así fuera
nada más que la ilusión del mero instante,
un distraerse del tiempo, un traslapamiento accidental
debido a lo incontenible de la propia belleza, así
fuera.






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JONATAN SANTOS [19.153]

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Jonatan Santos

Nació en Rosario, Argentina  en 1983. Es Analista en Sistemas de Información. Publicó El terreno infinito (Iván Rosado, Rosario, 2015). Integra la antología 30.30, poesía argentina del siglo XXI (EMR, Rosario, 2013). Fue bajista de la banda Ovejas Eléctricas.



Inéditos:

Wu Daozi

Wu Daozi fue el primer maestro del arte de pintar con tinta china
en el año 700. Sentado frente a las herramientas
raspaba la barra de tinta Sumi contra el Suzuri,
como un chocolate contra un rallador,
deshaciendo de a poco el material con gotitas de agua
hasta que la tinta tuviera una densidad fina y sin grumos.
La tinta estaba hecha de hollín de pino
prensado con escamas de pescado.

Wu Daozi pintaba primero la obra en su cabeza,
pensaba los movimientos de su mano
como hace el maestro del té
con cada elemento del arte
de la ceremonia del té.

Daozi estira la mano derecha y alarga
los dedos en el aire.
Una mosca se posa en su bíceps y se frota las patas.
Hay tanto silencio que se puede escuchar
esa fricción. El pintor se concentra.
Aprieta y contrae el vientre alineando el abdomen
para que su columna quede derecha. Dice
la respiración no existe.
Lo que existe es la diferencia entre presión atmosférica
y presión interna de pulmones.

La muñeca de Daozi está inmóvil,
el brazo en el aire y los dedos rodeando el pulgar
como si estuviera a punto de lanzar una flecha.
Los maestros de tiro con arco enseñan que
cuando la cuerda está estirada hasta el máximo que permite
el arco, éste encierra el universo.
Daozi estira un espacio en su imaginación como quien
desenrolla un lienzo en una mesa. Pinta.
Lo hace con tanta energía que pareciera que no va a resistir
el esfuerzo de encerrar el universo.

Wu Daozi tiene que trasvasar ahora
la pintura gigantesca que hay en su cabeza
hacia un pedacito de papel de arroz.

A Wu Daozi le encargan un mural
para el palacio del emperador Xuanzong.
El mural es exuberante: infinidad de plantas y animales
y una montaña con una cueva.
La leyenda dice que al terminar la obra el pintor
mete su mano en la cueva y lo invita al emperador a seguirlo.
Cuando Xuanzong se acerca al mural la cueva se cierra
con Daozi adentro. Desaparece el pintor y la pintura.
Desaparecen como el humo del té
en el aire de una ceremonia.


Fernando de Magallanes

Fernando de Magallanes fue el primer hombre que unió
el océano Atlántico con el Pacífico
y el primero en circunnavegar el planeta tierra.
Fue también el hombre-dragón
el hombre-serpiente que conectó principio y fin
con la cabeza y la cola de sus naves.
Al mito de la serpiente que engulle su propia cola
en forma de círculo se lo conoce como Uróboro.
Es el símbolo de la renovación continua de la vida
y de la naturaleza cíclica de las cosas.
A medida que la expedición de Magallanes avanzaba
se fue tragando a sí misma.

En los jeroglíficos del sarcófago de la pirámide
del faraón Unis, 2300 años A.C se pudo leer
que una serpiente iba a ser entrelazada por otra,
el macho serpiente es mordido por la serpiente hembra,
la hembra es mordida por el macho.
El cielo está encantado, la tierra está encantada.
Magallanes pierde su vida en una isla
mordido en la pierna con una flecha venenosa
lanzada por la tribu cebuana de Filipinas,
a quienes querían evangelizar.
También le dieron en el brazo
con una lanza de bambú,
mientras pataleaba en el mar.

La serpiente muda de piel
y con Elcano al frente termina la expedición,
se cierra el círculo en la bahía de San Lúcar,
lugar donde había empezado todo.
Una serpiente de más de 69.813 kilómetros
que da vuelta al mundo.

Según el mito nórdico
el Uróboro es la Serpiente de Midgard,
un ser perverso que Odín tuvo que tirar al mar,
creció tanto que mordiéndose la cola
podía abrazar toda la tierra.

Hen to Pan. Todo es uno.



de El terreno infinito (2015):


La flauta shakuhachi de los monjes budistas 
y la quena peruana

no sabría decir las cosas que tienen en común,
posiblemente no sea más que sus cuerpos
fabricados con cañas de bambú de especies parecidas,
unas cañas que están a miles de kilómetros entre sí.
La flauta de los monjes budistas de la secta Fuke Zen
y la quena andina de la cultura Chimú
se juntan por primera vez
esta tarde primaveral
en el living de mi casa.
Yo las acerco, santiguándolas
con el dedo mojado de cerveza,
las declaro una sola flauta.
Acá sentado donde miro
por la ventana dos palomas
posadas en la rama de un fresno.



Flora litoral

En el arroyo Saladillo
hay ejemplares de aguaribay de tronco ancho,
de guayacanes, anacahuitas y lapachos.
Ñangapiríes también hay, dicen
los expertos en flora autóctona.
¿En cuál estuve yo
toda la tarde apoyado
sin hacer nada casi?
Metido en el crasheo de la cascada,
oliendo hojas humedecidas,
descortezando escaras
a las raíces que sobresalen
de mi mente.



Esa lata que te salva

Nada para comer salvo una lata de choclo.
Después de abrirla saco un grano,
lo aprieto con el índice y el pulgar:
cabeza de gallo.
Lo asocio con un recuerdo hermoso de los años noventa:
día de pesca en la zona sur de Rosario.
Bajamos con los mojarreros hasta el río,
cabezas de pescado las gallinas caranchean,
desde los terraplenes los gallos cacareando
enorgullecidos de sí mismos
como si fueran los programadores de la imagen:
rancho, silo, crecida
y caballos camaloteando el basural
con el cartel del frigorífico
en la cima de las torres.
Los años noventa, la noche
que se presta para quedarse en un balcón.



El terreno

Quince por cuarenta metros de terreno, con la casa rodante que apodamos Noemí: cien mil kilómetros de baqueta, gris, con sus ejes oxidados, apoyada sobre unos tacos de madera; sus dos campanas ya herrumbrecidas. Tres pinos, cinco fresnos, el tinglado con la lona verde de camión, la pala de punta para hacer los pozos, antenas de onda larga y de onda corta, una cortadora de pasto naftera, la pala ancha, el bombeador, una carretilla y la tele con sintonía fina para ver la doma. Algunas plantas dieron flores. El tablón en la sombra del fresno más viejo, pájaros atravesando la pileta azul con forma de riñón. Mangueras, el mate cocido y su humo revelador, toda clase de bichos y la infancia: viajera con mentalidad de arqueólogo y espíritu de tallador de Huamanga, que con el mismo entusiasmo recolecta, clasifica y limpia compulsivamente el alma de las piedras.



Especie Erguida

Nuestra especie tardó tres millones de años en erguirse.
No voy a retrasarla yo pasándome las vacaciones
tirado en los yuyos, adivinando qué tipo de carga
tironean esos camiones que pasan por la ruta.



Desprendimientos

¿A qué velocidad cae un fruto del pino?
No es la misma, por ejemplo,
la velocidad que lleva un pétalo de Sakura,
cayendo a cinco centímetros por segundo.
Los orientales ven en estos cerezos
su historia, miran la caída de las flores
pensando en las elecciones
que separaron con lentitud
el camino de los seres humanos.
En nuestro terreno infinito
nos interesa más lo que hay
después de una separación.
Las piñas se desprenden del árbol
y no reflexionamos
hasta que el fruto toca el piso.
Pasamos a recolectarlos en una caja
y los almacenamos en lugares secos,
para encontrarles un uso en el futuro.



A la mañana remontamos un barrilete

y no pasó mucho más
hasta que el Chevy verde del abuelo volvió del pueblo
y corrimos a robarnos una varilla de pan del baúl.
Enchufaron el bombeador
para lavar la lechuga y el tomate,
yo pensaba en los bichos subterráneos de las napas.
Te hablé de mutantes y masticamos ese pan
echados a la sombra del sauce llorón.
A vos se te ocurrió contarme de
un compañero de la escuela que te gustaba,
yo no decía nada.
Agarré un cascarudo rinoceronte,
de los cuernos lo agarré
y fingí que me había mordido.
Desde un camión doble acoplado
tocaron bocina tres veces.
Como siempre lo saludamos.
Nos pusimos boca arriba en el pasto,
acordate que una nube parecía un tiburón,
como un camalote se movía otra.
Por ahí se me ocurrió decirte que
el cielo es la novia del río, y te reíste.
Con los ojos seguimos una miscelánea de pájaros
que nos atravesó y quedamos cara a cara.
Dejá de hacer trampa me dijiste toda roja.
Después, alguien gritó desde la casa
y nos fuimos a comer.



La pesca improvisada

El Guti Ropetti dobló un alambre, hizo una circunferencia y yo le pregunté qué estás haciendo Guti, un mediomundo para que vayamos a pescar. Había llovido toda la noche por lo que el canal de agua debería estar llegándome a la cintura. Lo ayudé a construir la herramienta de pesca, pero me pareció que tenía los agujeros demasiado grandes y no íbamos a poder atrapar ni una sola rana, mucho menos los pececitos monocromáticos del canal. Le dije que los huecos del mediomundo estaban grandes. Esta noche vas a comer la mejor fritura de tu vida Jonatan. La proporción de hilo usado en comparación a los huecos entre lo nudos de la red es casi despreciable. Nosotros vamos a pescar con el vacío dijo el Guti, el hilo sirve para sostener la idea material de la pesca en nuestra mente. Las mojarritas estuvieron buenísimas.



YVY

Desde el techo miraba el sol
laqueado sobre una horqueta
del pino con forma de Y.
Miré las ramas del árbol,
sus infinitas acículas verdes
contra el cielo vahoso de atrás.
Rosado, verdoso.
El sol bajó más después, ¡flameó!
como un último augurio.
Entonces: el sol pasó
por la rama en Y, después
se sostuvo en una con forma de V.
Un segundo de Gracia pura,
cuando recordé la única palabra
que sé del guaraní: YVY.
Que significa sur,
tierra, suelo, el mundo.






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LARISA CUMIN [19.154]

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Larisa Cumin

Nació en 1989 en la ciudad de Santa Fe. Es profesora de Lengua y Literatura, coordina talleres de lectura y escritura y es parte del equipo de talleristas de la fundación Lectobus. Publicó Flaquito (Corteza Ediciones, Santo Tomé, 2014) y Ela Acorda (Cooperativa Editorial 4ojos, Santa Fe, 2015). Integra la colección Dos poemas (Ediciones Arroyo, Arroyo Leyes, 2016) y la antología La juntada, edición Rosario (Ediciones La Guillotina, Buenos Aires, 2015). Desde mayo de 2016 escribe para el periódico Pausa la columna digital Ladelengua. Forma parte del grupo La Chochán, que desde 2014 organiza lecturas de poesía de trasnoche, talleres y otras actividades. Algunos de sus poemas fueron publicados en los fanzines Yerba, La Chochán y La Mordida.


Lavo junta la ropa de los dos

Trato de separarla al tender
es bueno que tengas tu espacio
y yo el mío
pero no me queda otra
que revisarte los bolsillos.

Desde que tengo memoria
los broches se pierden
una de mis abuelas fabricó
un aro donde los guardaba
para que no se resequen
ni se le escapen.

Salíamos al patio a descolgar
y yo lo iba llenando de a poco
una pandereta
un collar
el manojo del ama de llaves.


Ojival

No se trata de otra cosa que de ser felices.
¿Viste?, parece fácil cuando fumamos
no importa si no tira o nos quemamos los dedos
la razón está en pasarlo –sin apretar mucho–
de un extremo a otro de esos ojales formados
por el pulgar y el índice. ¡Podría zurcirlos
e introducir el mundo entero por ahí!
O apoyarlos invirtiendo las manos para
confeccionar un antifaz por donde mirar
todo con forma de concha: el ojo de la aguja
el tuquero aplastado, el hueco en el tronco
donde pensábamos que iban a parar las cosas
que perdimos en alguna mudanza.
Sólo nos queda esta ronda continua.
Si se apaga todavía podemos mirarnos,
planear una vida mejor o armarnos otro.



Traslucir

En el agua estancada de la ducha
se me cae el jabón de glicerina
es una lámina finita
puedo ver a través de él
mi mano arrugada
por instinto.
Y ahora, perdido
como un pez que se deshincha
da vueltas cerca de mis pies
coletea y resbala
si se mete por la rejilla
va a trabarse ahí
hasta enflaquecer
y ser parte del todo
que se nos escapa.



Probaste cambiando el cuerito?

Si tenés medidor estás sonado
son un terrible garrón las pérdidas
sobre todo en feriado y con este calor.
Pasala antes que se caliente.
¡Con el horno prendido no se puede!
Menos mal que nos mojamos la patas
y me peiné antes de la foto.
Me tocás de atrás pero nadie se entera
ahora que te siento de cerca el olor y te miro
pienso que me puede
tu mechón colgando en la frente.
Más tarde en un acto de amor profundo
voy a tenerlo hacía atrás cuidando
que ninguna gota de vómito lo opaque.
No nos queda otra cosa que el exceso
para expulsarlo todo.
Prometo salvarnos del bochorno
–quedate tranquilo yo lo sostengo.



I

Arranco y se me va
como los esfuerzos
por bailar otro tema
el rescate funciona
cuando te ortibás
entonces no cuesta
nada plegar las sillas
dejar repiqueteando
los envases en el cajón
ni escribir que la fiesta
es de verdad si sigue
sin mí y los porrones
en su muerte.
Pasadas las doce
vuelvo a la joda
que finiquitó
con ustedes tirados
sobre la pinotéa.
Los parlantes prendidos
la luz azul les da
de lleno en la cara
así iluminan
los velorios del pueblo
–por culpa del fluorescente
todos mis muertos
son iguales–.
La lluvia resalta
el rojo de las baldosas
la baranda a cerveza
al abandono
al pelo ahumado
ni bien te metés
en la ducha
sin regular
el calefón.



Mojarras

Una para vos
esta se la guardamos al Jere
que vino, tiró y piró
y esta otra para el pibito
que nos pidió el boguero
estas que coletean vivarachas
se la damos a los gatos
la que hace la muertita
va derecho a la fritanga
la escapista también
la que pisó el Gonza
vemos en qué estado
llega a casa
esa chiquita
que quedó panza arriba en el balde
va estar riquísima
limón y directo al buche
ni ahí se le van a sentir
las espinas, cuidado con el doradito
que nos cortó la línea
no quiere compartir su cena
con estos poetas que deliran
ese cuarto menguante
es un dorado de coté
capturado en el momento del salto
refracta el sol de otro lado
antes de caer
de vuelta al agua y perderse
entre la espuma de las nubes
y el monoblock.



Vuelvo a pintarme las uñas

Vuelvo a pintarme las uñas
siempre me costó mantenerlas
pero es una especie de catarsis
salir al patio y arrastrar el pincelito
mientras fumás.
Creo que mi abuela
–la más coqueta de las dos–
lo hacía por algo parecido
aunque lo hacía mejor
limaba, pulía, comparaba
y volvía a repetir
luego esparcía
toda la tristeza
que quedaba en el frasquito
una vez que lo agitó bastante
y quieta
esperaba que se sequen
–las manos sobre la mesa–
apenas se movía
para pedir que le alcance algo
ese era el único sector
del universo
que controlaba
donde todo estaba bien
brillante
uniforme
perfecto
claro está que el resto
de su vida era un desastre
y por eso la diabetes
el tabaquismo
el sobrepeso
la madre y el hijo
viviendo con ella
un sueldo que no alcanzaba
para pagar todo lo adquirido
que era todo
lo que quería tener
menos lo que podría
haber servido
para algo.



Monoambiente

Como casas de un solo cubículo
los autos obligan a vivir
pegados lo que dure el trayecto.

Agota la cabeza
hace doler las piernas
hincha las vejigas.

Hay un momento que se pone
monotemático el paisaje
entonces sucede ese silencio
de ir hacia delante tirando
del peso familiar en el baúl.

Ya llegamos, no vamos a parar en la estación.

Últimos diez de un partido
que podemos dar vuelta todavía.



Simultáneo

Llevo puesta una rareza
que va bien con lo que acontece
y se nota
contesto otras cosas
a lo que preguntan
atenta a las nervaduras del bife crudo
demoro al cortarlo para Simona, ella es
la desesperación que extrañamente no tengo
maúlla y se entrelaza insistente entre mis piernas
no sabe que al hacerlo complica el corte
no sabe que pienso en el amor y el mar y la dependencia
la vulnerabilidad –mientras ella grita–
y en el poder de vida y muerte.






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MARÍA CECILIA MICETICH [19.155]

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María Cecilia Micetich

Nació en Rosario, Argentina  en 1979. Es escritora, docente universitaria, pianista y profesora de literatura. Se formó en el colegio San Francisco de Asís. Cursó estudios en la Escuela de Música y la Escuela de Letras de la Facultad de Humanidades y Artes (Universidad Nacional de Rosario). Desde 2005 da clases de literatura en el colegio San Juan Bautista de La Salle y en otras instituciones educativas de Rosario. Es Profesora titular interina de la asignatura Integración Cultural III de la Escuela de Música de la Facultad de Humanidades y Artes. Además, coordina un taller de lectura para adultos. Publicó el libro de poesía Una partitura (Huesos de Jibia, Buenos Aires, 2014) y, junto a la Dra. Elena Tardonato Faliere, Esplendor en las sombras: tres voces italianas contemporáneas, un volumen con traducciones de los poetas italianos Milo De Angelis, Francesca Serragnoli e Isabella Leardini (Huesos de Jibia, 2015).




Arañas

Sueño con arañas blancas sobre mi cama.
La claridad del espejo refleja
el terror de una araña que se deja tocar.
Cuando duermo, me acaricia expectante.

Sueño y me visita con su bata de lunares.
Un andar que cosquillea
entre velos azulados y negros
en un patio de ajedrez al alba.

Allí juegan las hojas
como pequeñas arañas
arrastradas hacia el claroscuro del centro.

La noche es una espera,
un conjunto de abalorios que se trenzan
en progresiones de arrullos,
la continuidad de un sueño.
Una araña que se deja acariciar.




Retrato

El reflejo de tomarse por una fracción,
una entidad separada, crea los conflictos.
                                     Alejandro Jorodowski

Todavía conservo la respiración del cuadro:
una mujer que cubre el perfil con la esfera que retiene
carga en la mirada la tinta de sepia
seda triste en el azul.

Abrazo circular y un brillo allí,
en el centro de la pupila
se convierte en cristal de lágrima.

Yo soy esta mujer que mira,
alguien que escucha el espacio natural
donde los ruidos ya no molestan.

Perpleja detrás del retrato, no estoy sola,
aunque en algún lugar siga pensando
en todo lo que se va
y lentamente deja de existir.




de Una partitura (Huesos de Jibia, 2014):


Domingo

Puño que quiebra toda la magia,
tener lo que se tiene
en el necesario hábito de respirar y no,
porque aquel árbol de la espera
despojado de resplandores y ocasos
hoy es la posibilidad habitable en este caos.
A veces la sombra se reproduce en el instante azul del domingo.
Si la vista se nubla de grises,
pido tres segundos:
desaparecer.




Geográficas

En la mitad de la luna
habita este cansancio para todo.
La idea de la forma,
la construcción sin aristas de un acantilado
que se mueve a destiempo.
Entre la sombra y el aroma tácito,
llanos de astucias roídas
por la violencia del ramalazo.
Cómo escribir en el entretiempo
de la espera oblonga
sin los malentendidos de la palabra.
Un plus bautismal consagra desde afuera,
pavesa con pretensiones de fuego.
Dios todo lo bendice
cuando cae sobre las hojas una gota de alivio,
cinco notas de agua
que se evaporan en luz tenue.
Alguien celebra la música de la tarde.




Un cuerpo agota la distancia

Un cuerpo agota la distancia entre el paisaje y mis ojos,
es la infinita presencia que sostiene
el cogollo violeta en la calle.
Como huérfana a la deriva y sin veleta
la soledad de la tarde me perpetúa en siglos.
Bajo la pendiente para acercarme más a la flor que fue ángel,
y en el canto del agua tramo limpiar las certezas,
esos ladrillos como palabras, esas cartas como caricias,
ese blanco como la espesa calma de la puesta.
Corrijo auroras en el borde de la página
para tornar los remos al mar
y dilatar el lugar de mi olvido.
Cae la tarde, mientras me susurra
cada vez que la tranquilidad de la ola
vuelva a mí para ser sueño.




Molto adagietto

Ese instante mágico
para escuchar toda la música
en un cuarto frío aunque pleno
de un delicioso perfume a pinar.
No se parece a ninguno. Cada astilla
viene cantando pie a pie. 

Esta canción que pasó por un río,
en peregrinación hacia el este,
no se parece a ninguna.
El motivo se pierde
cada vez que cierro la tapa de madera
que no embalsa ni navega. 

Hay una trama que nunca comienzo a tejer
desde que este acantilado
bloquea mis entradas al mar.




¿Será, entonces, cierto..?

¿Será, entonces, cierto
que la mirada encumbrada hacia el piélago,
en la solemne espesura de lo profundo,
cuando asciende en la hora del ruiseñor,
cincela el comentario pero también lo sostiene?
La invitación al abismo en el vuelo inmolado
de este avión de plumas grises,
merodea el no querer anclar
en la grava que nos expulsa
(porque aún nos desea).
Si lo verdadero se hallara en un pestañear,
abrir y cerrar de hojas, de labios,
de manos desapacibles, de requiebros,
diría que todo es blanco bajo esta página,
diría que el vaso a medias
expresa cinco minutos más
que la botella llena de cenizas,
cuando el universo da vueltas
y en la mitad del vals transforma
la temporalidad toda en una lágrima.




Hay un solo motivo

“J’unis un coeur de neige à la blancheur des signes” 1
Charles Baudelaire

Hay un solo motivo
en el blanco de la orquesta,
sin intersticios ni atisbos.
Aunque con sombras,
en el pausado regreso del ojo a sí mismo,
el cuarto viaja hacia el profundo fluir de la palabra.
De esa palabra que balbuceo
en el idioma que todos olvidan.
El canto del paisaje se vuelve hoy mi fantasía,
variación del Parnaso que insiste una y otra vez,
navegando sobre el mismo río.
Hay un motivo
y está en la torre. Alguien sopló briosamente
para que hoy, si doy vuelta la página,
deba cantar de nuevo.
Vuelva da capo y Babel me reciba
en el abrazo de un verso.

1 “Un corazón de nieve junto al blancor del cisne”.




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MARIANA ROBLES [19.156]

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Mariana Robles

Nació en Buenos Aires, Argentina, en 1980. Vive en Córdoba desde 1998. Es poeta y artista visual. Publicó los libros Líneas de Atlas (Alción, Córdoba, 2010), Constelación Escarlata-Turquesa (La Sofía Cartonera, Córdoba, 2013), El árbol de los reflejos (Biblioteca de Córdoba, 2010) y Los niños de Renoir (Nudista, Córdoba, 2016).


de Tres mujeres Planchadoras (inédito):


Tres mujeres Planchadoras

Cuando plancho florece el entendimiento
la revelación se desvía de sus formas lógicas
y lo que soy encarna situaciones ancestrales:
la cadencia, las manos sujetando
la plancha, el calor que emana
conducen a la revelación de un lenguaje
metódico y simple.
 

*


El cuerpo me concede
la amable posibilidad de localizar
un volcán o un torbellino
de otros tiempos
y otros seres. Así resistimos
la realidad que aúlla
hacía la historia.
 

*


Una mujer planchadora redime
el trabajo con los vericuetos
de la imaginación. Mientras
la ambición desea más poder, ellas
planifican un poema donde pasado
y futuro son subterránea resurrección.
 

*


Lo que habita la tierra se desliza
al útero infinito, quien muere
se aproxima a su nacimiento…
ríen tres mujeres planchadoras
en la orilla de mi corazón.
 

*


En la doble interferencia de las cosas
un hombre que durante el día
trabaja en el matadero, en las noches
redacta poemas invisibles;
ordena las estrellas: variaciones
del sueño y la libertad.
La sombra de ese mismo hombre
hiere su cuerpo robusto
para que sus cenizas otra vez
se vuelvan palabras.
 



El árbol de los reflejos

En la esquina del cuarto
donde aún duerme mi madre,
hay un ropero brillante
pintado con laca perlada
que refleja al revés el espacio,
lo que extraviado se dispersa
en la región de los rayos.
La luna, atravesando los vidrios,
las mantas, las lámparas encendidas
y otros objetos del reino de los sueños.
El retrato oval desde su lugar antiguo,
en el fondo de la cama
del respaldo matrimonial,
con la imagen de mis abuelos ya muertos.
 

*


En el tronco del árbol
hay un nudo profundo
un brote terrible y agazapado.
El padre de mi padre,
rey de los silencios,
en la perturbada congestión
de los acontecimientos
se suicidó
 

*


Mi linda madre con reiterada ceremonia
mes a mes compra varios rollos de colores
para su doméstica cámara analógica.
Cuando mi hijo Valentino y yo vamos
a visitarla, cruzando el filo de las sierras,
ella nos espera con su obturador abierto
como una flor en éxtasis o a punto de morir.
 


*


Somos un documento
húmedo y gris, entre
las cosas leves
que, relampaguean.
 



de Los niños de Renoir (2016):


Azul, dorado y rojo

El azul cobalto, del fondo
recorta con texturadas luces
el perfil dorado de la niña.

Cubierta de puntillas, bucles
de óleo blanco y amarillo
que la adornan, se mezcla
su dulce cuerpo con la hoja
gastada del libro.

Los moños rojos del vestido,
manchas que Renoir devolvió
a la forma y petrificó en
el atuendo, serían
la sangre que ella
y yo, compartimos.



 
El pintor y la filosofía

Renoir pinta el crecimiento
de sus hijos y de otros niños,
al igual que Lewis Carroll
inventó la infancia
en la estabilidad meditativa
de sus miradas cautivantes.

El espejo es el imperio
de la poesía abismal: el
cuerpo desencontrado
de la verdad y las palabras.
 



Linterna mágica

El destello de sus ojos,
las mejillas y las bocas
en ingenuo éxtasis.

sus caras devienen,
en el perfume inaccesible
de sus pieles, máscaras
mortuorias. La paulatina
retórica de su desaparición.
 



Pierre Renoir, niño

El torso del hijo del pintor
se desvanece en el margen
inferior del papel. La oscuridad
y los modulados son muy
fuertes, en el volcán de sus ojos.

El primer dibujo de un cuerpo
fue, según Plinio el Viejo,
el trazo de una joven
al reflejo de su amante.

Así el amor nos arrojó
a la caza de un espectro
que la carne soberbia
ya olvidó.








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SOFIA FIORINI [19.157]

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Crédito de la foto: Luca Brunone

Sofia Fiorini

*(Rímini-Italia, 1995). Estudiante de la facultad de Letras europeas de la Universidad de Boloña (Italia). Obtuvo el premio Violani Landi (2015). En 2016, con el manuscrito La lógica del mérito estuvo entre los siete finalistas del Premio Rímini para la poesía joven. Algunos de sus textos aparecen en la revista Atelier.


Traducción: Mario Pera


PUEDO SER POR ti el velo,
sostener tu velo, los bordes grises.
Si hoy quieres ser la novia
juego hasta no cansarte,
si entre las manos sopla el garbino
vengo vestida de lino y algodón,
si llueve podemos lamentarnos juntos
de las cosas equivocadas y de los accidentes.
Contigo tengo el don de las hojas
cuando mi nombre en el saludo
no tiene más el sonido de una espera
tejo una alfombra del aire a la tierra.


Giro de sueños entre dos camas

¿Por qué nunca debería contar
cuánto dista el sufrimiento del día,
la luz entre ti y un nuevo bosque de escaleras,
hasta que retornar en ellas es, también, volver a la tierra
y dormirte, descender a la calle
sin cerrar la puerta,
cómo confiarse del mar que viene?
Tú que acoges tan bien
mi cansancio
que creerte es como una rendición:
que en Ti se cierra el día
eres el plan y el juego de mis horas,
lo que da paz y nervios siendo un todo
entre la oscuridad y tu nombre.


SEA PARA TODOS mis corazones dados
que tú me agarras antes de la puerta
que yo esté apenas colgada de la mano
del tenaz equilibrio de tu orbitar
alrededor de las flores (mías) que no te digo
– pero los veo sobre a ti que miras
alrededor  de estos ojos y no preguntas.



ALREDEDOR DE LA CABEZA volaron flores y te hubiera
recitado la palabra y hubiera reaparecido en la ventana,
retratada en las paredes que me observan en la casa;
en la calle, tu mano sobre el gabán tan atenta
asomaba por la izquierda, y pedía observar alrededor
qué hermoso por la mañana, me transformo de improviso,
en un absurdo y terrorífico acontecimiento de regreso.


SE ME PEGA doquier la tierra
mientras vengo de ti y sólo
quisiera no tener suelas
para asegurarme tu rostro
poder alargar con una mano;
te tomará como un viento sordo
éste volverte agradecido en una mano
por el nada que has debido
y me recordarás lejano
como pestaña de zorro salvaje
esperando, aproximarte al hocico
– y la sospechosa naturaleza del bosque;
no es hábil este
coraje fiero de mi bestia
más humana, tanto que
a la caricia ofrece la vida,
entrega el nudo más claro de ofensa
mientras silencio la garganta desnuda.


(poemas en su idioma original, italiano)

IO POSSO ESSERE PER te il velo,
reggere del tuo velo i lembi grigi.
Se oggi vuoi fare la sposa
gioco finché non ti stanchi,
se tra le mani ti soffia il garbino
vengo vestita di lino e cotone,
se piove possiamo lamentarci insieme
delle cose sbagliate e gli accidenti.
Io con te ho il dono delle foglie
quando il mio nome nel saluto
non ha più il suono di un’attesa
mi faccio tappeto dall’aria alla terra.


Giro di sonni tra due letti

Perché mai dovrei contare
quanto dista la pena dal giorno,
la luce tra te e un nuovo bosco di scale,
finché tornarti addosso è tornare alla terra
e dormirti in mano scendere in strada
senza chiudere la porta,
come fidarsi del mare che viene?
Tu che ricevi così bene
la mia stanchezza
che crederti è come una resa:
che in Te si chiuda il giorno
è metodo e gioco delle mie ore,
che tregua e nervi stia tutto
tra il buio e il tuo nome.



CHE SIA PER TUTTI i cuori miei che ho dato
che tu mi prenda prima della porta
che io stia nella mano appena appesa
al tenace equilibrio tuo orbitante
attorno ai fiori (miei) che non ti dico
– ma io li vedo addosso a te che guardi
intorno a questi occhi e non domandi.


INTORNO ALLA TESTA volavano fiori e ti avrei
recitato la parola e riappesa alla finestra,
presentato ai muri che mi guardano la casa;
in strada una tua mano sul cappotto così attenta
svettava mancina e chiedeva intorno si guardasse
che bello di mattina insperato quel mio volto
quale assurdo terrificante caso di ritorno.


MI SI ATTACCA dovunque la terra
mentre vengo da te e soltanto
vorrei non avere le suole,
per assicurarmi il tuo volto
potere allungare una mano;
ti prenderà come un vento sordo
questo ritornarti grato in mano
per il niente che hai dovuto
e mi ricorderai lontano
come ciglio di volpe selvaggio
sperando, avvicinarti il muso
– e  il sospetto natura del bosco;
è fuori d’attitudine questo
coraggio feroce della bestia
mia più umana, talmente che
alla carezza offre la vita,
porge il nodo più chiaro d’offesa
mentre muto le spogli la gola.

http://www.vallejoandcompany.com/5-poemas-de-sofia-fiorini/




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GALINA RYMBU [19.158]

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GALINA RYMBU

Galina Rymbu (Omsk, Rusia 1990).  En Omsk realizó sus estudios en la facultad de filología y teología. Actualmente es estudiante en el Instituto de Literatura Gorkogo. 

Sus versos han sido publicados en las revistas “Deti Ra”, “Volga”, “Sibiriskie ogni”, y en publicaciones electrónicas tales como “Novaya realnost´”, “Alternatsya”, “Znaki” y dr., en los sitios “setevaya slovesnost’ ” y “Na seredine mira”. 

Fue parte de la short-list del premio “Debyut” en 2010, finalista en el premio “LiteratuRRentgen” (2010), obtuvo el segundo lugar en el Slam de Moscú (2010) y el Gran Premio en el festival “molodoi literator” (Jóvenes escritores) en la categoría de poesía. 


Traducción del ruso, Indira Díaz Hernández.


menstruus

todo fluye: la palabra del órgano,
la oscuridad de las tinieblas
que avanzan a nado por la habitación, por las personas,
dentro del flujo — el deseado aburrimiento (¿de dónde proviene? ¿de mí?) —  y
el cálido rojo sobre el blanco, descansa, — “Todo es horrible, maldición” pienso, — “el mundo es como el mundo”.
hasta que ellos vengan a tomar su turno en la historia
por la historia todos pasan, los recibe así,
sin hacer nada,
inyectando su mundo (sin fluir) en el mío­ — el mundo es como el mundo
hasta que yo caiga, es espantoso (sí, bueno) — el tejido del cuerpo
y por encima la tela; lo que piensas tú— no tiene importancia,
de todos modos, piensas como un carnicero, así piensas, es claro—
detenido en su turbio tiempo o manejando la política a su conveniencia,
mirándose, fluir cobardemente, ­—
aunque también…


menstruus

все вытекает: слова из
органов, темнота из темноты
движется вплавь по комнате, по лицу,
внутри течения — желающая скука (откуда это, из меня?) и
теплое — красное на
белое, лежу — «жуткое все, жопа», думаю, — «мир как мир».

пока они приходят поочередно в историю,
в истории все ходят, хозяйничают такие,
яйца чешут, впрыскивают свой мир (не текут) в мой — мир как мир,
пока я лежу, жуткое (ну да) — ткань тела
и поверх ткань; что думаешь ты — неважно,
все равно думаешь как мясник, думаешь ясно —
остановился в своем мутном
времени или лопатой гребешь политику под себя сам,
оглядываясь, трусливо течешь, —
хоть так…

http://circulodepoesia.com/2016/09/poesia-rusa-galina-rymbu/






Galina Rymbu was born in 1990 in the city of Omsk (Siberia, Russia) and currently lives in St. Petersburg. She has published poems in the Russian Journals The New Literary Observer, Air, Sho, and in the Translit series. Her essays on cinema, literature, and sexuality have appeared on the internet portals Séance, Colta, and Milk and Honey. She is the author of the recently published collection Moving Space of the Revolution.





so lightly touching my tongue to your tongue . . .
the dream breaks off suddenly:

we buried our weapons in the ground
the lightning approaches with a crack
the advertising hoardings are about to crash down

pushing my tongue deeper to your tongue’s root
and the cool, sweet roof of your mouth

the stirring scent of spring and the rumble
of the first world war. then, without a subject,
they produce an individual utterance
with the question: who is speaking?
I: who is kissing us as long as
the dream lasts? we are trapped in history.

one bell and
puffs of smoke fall out into the open
look, my burning house, the summer right behind
mixed with blood
it knows in wide moments
where your pain is, how it hurts
to gather tears off a cheek, a collarbone, with your tongue.
at night, in the ditch, in bed, where the flashes are,
where blood speaks, you can cry with me,
close your eyes in distortion.

the closeness of thunder, when
the ribcage is white hot,

as if meeting by chance in the hallway, by touch,
running my tongue across your neck…

hearing orchestras in the distance, cannons,
falling into madness, is it possible to recall
when it all began, beyond any concrete markers of time,
like a bee swarm, it stings,
leaving one alone, to cry, and the other, inside this swarm,
falls to her knees.

Translated by Jonathan Brooks Platt
May 2015




vague sounds of distant night clubs, the bass notes
wring out reality like a wet sponge. migrant
skeletons in the half-dark move fresh earth in wheelbarrows.
some guys, angels no doubt,
are hanging about as the people pass, whispering something
in the language of the insane, masturbating in parks. spring is here.

to be in love without desire, to desire without
sense, when you knock at your neighbor’s door, like it’s your own,
but no one’s there, you drown out anxiety with cheap
cocktails, get mixed up with suspicious guys,
telling them everything like it is, though they could be Putin Youth members
or just sympathizers of the regime, while the ones standing in the dark
dressed similarly—may be Stalinists,
you ask them for a light.
you spit out blood, in the toilet of an internet café
you write a short post about it, and you scream into the little puddle of puke,
my revolution.

my revolution in Russia
in this peculiar place
on boards grown damp from rain and time
by abandoned gatehouses
and dusty shop windows,
where love hollowed out a heavy boat for itself
from my body, to sail off on a journey
across your cold seas,
to look into your white pupils.

making no effort to find light, or anything there that might bring you more strength.
lacking all possibility of loving more loves, with trembling hands
holding a teacup at breakfast, squeezing out, “leave, go away,”
locking yourself in another room or just hanging around in squares, in the metro
with a few bad books instead of foreign philosophy
trying to feel something out in the shadow of your decline
falling into insignificant sleep
scrambling in the shadows of what’s disappeared

think
struggle
search
think
struggle
search
go
leave
where are you
we
have been looking for you for a long time
waiting for you for a long time

Translated by Jonathan Brooks Platt





I want to send you an excellent gift,
when the heat pierces the dry trees,
it’s a western—the gravel, the brown dust quivers,
rising over this scorched place, when
troop carriers pass by the abandoned industrial zones,
strewn with red caviar.

Maybe I’ll send you a letter, make contact, get mixed up in it once and for all.
Here it is, the fire’s started—the doors of the clouds open wide, and out
roll the guillotined heads of the Bonnot Gang.

History, sing your wrath.
Are you that little girl in the sticky panties, who
stands in front of the mirror, putting on
powder and blush.

Are you that little girl
the one with her black and pink, icy gob wide open,
slurping
who climbed into bed with everyone
playfully singing a patriotic song,
rubbing anti-fungal creams on her feet,
you piss and spit into a special pot
by the bed.

Turn around. Think about my gift,
think about weapons in general,
think—how strange,
only a couple of days ago—
there was no mention of blood.
……………………………………………………..
But the party is still going on somewhere
Night, the hum of voices, meat roasting, a little beer…
……………………………………………………….

History, sing your wrath!
Let everyone in Moscow now look at the black sky
with its huge moon.
Why is the rage in our hearts so watered down?
…………………………………………………………..

Where “Russian, be afraid” rules the ball, where no one sings of freedom anymore,
where 60% of the population is dying from the “small public deeds”
of a few compunctious bureaucrat intellectuals,
where my little friends, little boys, who were born in 1990—
Are dead!
The provincial cemetery is swollen with wrath.
Dead!

Remember them. My gift will come in handy.
Tomorrow, or now—
it will serve you very well

Translated by Jonathan Brooks Platt







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FERNANDA GARCÍA LAO [19.159]

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FERNANDA GARCÍA LAO

Fernanda García Lao nació en Mendoza, Argentina, 6 de octubre de 1966) es una escritora, dramaturga y poeta argentina.

Hija del periodista Ambrosio García Lao. Se exilió, junto a sus padres y hermanas, en Madrid donde vivió desde 1976 hasta 1993. Allí hizo sus estudios primarios, secundarios y universitarios. Estudió piano, danza clásica, actuación y periodismo. A su regreso a Buenos Aires, se formó como actriz con Norman Briski y Ricardo Bartís y como dramaturga con Mauricio Kartun. Su primera experiencia como directora de teatro fue en el Sportivo Teatral con la obra de Witold Gombrowicz Ivonne, princesa de Borgoña. 

Primero como actriz, más tarde como dramaturga y directora, se dedicó al teatro independiente tanto en Buenos Aires como en Madrid. Escribió y dirigió varias piezas con las que viajó por Latinoamérica. Su obra La mirada horrible obtuvo 1º premio de la Secretaría de Cultura de la Nación, a obras estrenadas en el 2000. Ser el amo, estrenada en el Sportivo Teatral en 2002, el Subsidio a la creación Antorchas 2002. Por su obra La amante de Baudelaire, recibió el Auspicio de la Embajada de Francia y el Apoyo de Proteatro.

En el año 2004, su novela Muerta de hambre resultó merecedora del Primer Premio de Novela por el Fondo Nacional de las Artes. Desde entonces, ha publicado en editoriales argentinas, más tarde francesas. Ha sido traducida al inglés, al portugués y al sueco. Colabora en medios a ambos lados del océano y desde 2010 coordina talleres de escritura. Ha participado en Ferias y Festivales literarios en México, Perú, Colombia, Venezuela, Chile, Cuba, Uruguay, España y Francia.

Fue seleccionada por la Feria Internacional de Libro de Guadalajara 2011 como uno de «Los secretos mejor guardados de la literatura latinoamericana».

Novelas

Muerta de hambre (Premio del Fondo Nacional de las Artes en 2004), donde cuestiona las percepciones de la sociedad moderna sobre la belleza femenina. La protagonista, Bernabé Castellar, se rebela comiendo compulsivamente porque, como afirma la autora, «provocando el asco del otro, obtiene su libertad».4 5 3 Editorial El Cuenco de Plata, 2005
La perfecta otra cosa, que obtuvo el tercer premio Cortázar,6 Editorial El Cuenco de Plata, 2007
La piel dura, 7 Editorial El Cuenco de Plata, 2011
Vagabundas8 (Finalista del Premio Internacional de Novela Letra Sur 2010). Editorial El Ateneo, 2011
Cómo usar un cuchillo,9 volumen de relatos y cuentos.1 Editorial Entropía, 2013
"Fuera de la jaula", Editorial Emecé, 2014
"Amor invertido", en coautoría con Guillermo Saccomanno. Seix Barral 2015

Poesía

"Carnívora", poesía. Editorial Universidad de La Plata, 2016

Piezas teatrales

Como dramaturga, García Lao escribió, puso en escena, y actuó numerosas piezas teatrales:1
El sol en la cara (1999).
La mirada horrible (2001).10
Ser el amo (2002).
La amante de Baudelaire (2004 y 2005).11 (Premio Cumbre de las Américas)
Desde el acantilado (2005).






III

¿cuál es la lengua que nos atraviesa la carne, la que nos hace cuerpo?
¿cuál de todas las bestias es la que nos despoja?
algo hace del tiempo una medida de caza
 “ese instante
   soy yo
  vestida de veneno” (1)

Lila Biscia





aviso

leer y escribir para no sentir el cuerpo
es
una forma de suicidio



61

hago mi feria sobre la cama
a la deriva
con la serenidad del que se hunde




animales

ella se nubla en las piernas
de un hombre humillado
como un pescado
incoloro que ha perdido la sed

le calienta la tropa
ese ejército bruto que pende
del poseído
como una golosina insípida

el amor es un mastín
que se rasca y se purga



curiosidades etimológicas

ella solicita tu angustia:
está cargada de espaldas
cuando queda sola no existe
se pinta de amarillo
es decir
de amargura
y se las ingenia para tener
un espejismo que revocar




avispa

pensamiento inquieto, fatal
sustancia nueva
una palabra se quiebra
los huesos, solitaria

sus ancestros la colocan
en una penumbra:
la cama fría donde van a llorarla

el alma es un molde
zumbido crónico
de esta pereza sin lenguaje




trampa

casi caigo
soy mi forma de cazar
nunca me siento sola aunque esté
bajo el agua
no tengo fin, por ahora
la distancia me espera a la vuelta
de la esquina
la que fui se fue, he llegado tarde a la cita
el tiempo es
una madriguera vacía




aplanada de forma

de pronto no hay nada
un correlato de mí
sucede
detrás de a casa

en un roncón oscuro
un cactus
delicado núcleo
se me mueve hacia adentro
y es dulce
aunque no llega
savia ni amor

la aridez alimenta




hongo

el escepticismo me ofrece
su realidad
como una rebanada
seca
se me instala en el estómago
avaro y dolorido
como yo
con vos



Los poemas de ésta selección pertenecen a Carnívora, su poemario, editado por Edulp (Editorial de la Universidad de La Plata) 2016.

(1.)- Del poema: comportamiento astuto, Carnívora.





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MARYA ZATURENSKA [19.160]

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Marya Zaturenska 

Nacida el 12 septiembre 1902 en Kiev [Ucrania), falleció el 19 enero 1982. Su familia emigró a los Estados Unidos, cuando tenía ocho años y vivió en Nueva York. Como muchos inmigrantes, trabajó en una fábrica de ropa durante el día, pero fue capaz de asistir por las noches, a la escuela secundaria. Era una estudiante sobresaliente y ganó una beca para la Universidad de Valparaiso; Más tarde se transfirió a la Universidad de Wisconsin-Madison, recibiendo el grado en ciencia de la biblioteca. Conoció a su marido, el poeta ganador del premio Horace Gregory; se casaron en 1925. Sus dos hijos fueron Patrick y Gregory Joanna. Escribió ocho libros de poesía, entre ellos el Premio Pulitzer, y editó seis antologías de poesía.

Se convirtió en una de la voces representativa del decadentismo inglés. Poeta que a momentos parece anacrónica, sus textos se van al plano metafísico con facilidad, casi sin voltear a ver a la Gran Depresión, y aún así transmiten decaimiento y agonía, un pesimismo que encuentra eco en nuestros días. En 1938 mereció el Premio Pulitzer de Poesía. 

Premios

Premio Pulitzer 1938

Obras

Poesía

"The White Dress", Bob Richmond, 6-20-2001
Threshold and Heart . The Macmillan company. 1934.
Cold Morning Sky . Macmillan. 1937.
The Golden Mirror . New York: The Macmillan company. 1944.
Selected poems . Grove Press. 1954.
Collected Poems . Viking Press. 1965.
The Hidden Waterfall: poems . Vanguard Press . 1974.
Robert S. Phillips, ed. (2002). New selected poems of Marya Zaturenska . Syracuse University Press. ISBN 978-0-8156-0717-5 .

Editor 

Christina Georgina Rossetti (1970). Marya Zaturenska, ed. Selected poems of Christina Rossetti . Macmillan.

No ficción 

Mary Beth Hinton, ed. (2002). The diaries of Marya Zaturenska, 1938-1944 . Syracuse University Press. ISBN 978-0-8156-0714-4 .
Marya Zaturenska, Horace Gregory (1946). A History of American poetry, 1900-1940 . Harcourt, Brace and Co.





La traducción corre a cargo de Esteban López Arciga.

http://circulodepoesia.com/2016/09/100-pulitzer-poets-marya-zaturenska-1938/



Epitafio para una sin cuidado

¡Qué torpe vestiste tu belleza!
Ligera como seda de aire,
Muy pesada para tu alma,
Como si negar fuera deber,
Y ahora suspiras
Por las gracias que se van

La mano blanca, rosa cosquilleo
Capturado en la palidez de mejillas—
Cabalga y asciende con tu pensar,
El fleco suave de oscuro cabello
Que en la amplia frente posó—
Y los ojos de flameante café
Que se adueñan de todo corazón.

Tras la gala aburrida
Una niña rica indiferente
Arroja cada perla de luna
Que posa en sus pómulos pequeños,
Felices, alegres,
O un vestido exquisito,
Tirado al vacío.

Caminaste sin cuidar tus gracias—
Perdida en el fulgor de visiones
o pálida abstracción, sueño fantasmal,
Mientras la sombra del amor te seguía por atrás
Hasta el suspiro final,
Volteaste para verlo morir.

A mitad de aquel camino escuchaste el gemir—
Y de este trémulo oro
La última flecha, ardiendo y enfriando,
Quitando el sello de tu sangre ya no seca
atizando el fuego de hambres
Apasionado, sin abatir

Los fuegos que enfrían tu vida, atormentan la mente,
Hasta la fascinación se escapa,
Y la furia platónica que consumía
Escucha el susurro de amor a cada esquina,
Mira la urna sin fin que ahora se conoce
Brasas felices, ceniza de rosa.



Epitaph for a Careless Beauty

How carelessly you wore your beauty!
Lightly as if ‘twere cloth of air,
Too heavy for your soul to wear,
As if to deny your gifts a duty,
Alas, for now you sigh
To see your graces fly.

That white hand, that rosy tinge,
Upon the cheek’s deep pallor caught—
Mounting and rising with your thought,
The dark hair’s soft fringe
That on the high wide forehead lay—
And the eyes burning brown
That no heart could disown.

As after a dull gala-day
A rich indifferent girl
Throws down each moon-clear pearl
That on small ear tips lay,
Precious and gay,
Or an exquisite gown,
Thrown idly down.

So careless of your gifts you walked—
Lost in a vision’s gleam
Or pale abstraction, ghostly dream,
While close behind Love’s shadow stalked
Until with his last sigh,
You turned and saw him die.

In mid-way of your path you heard that cry—
And from his quiver of gold,
The last arrow, stinging hot and cold,
Unsealed your blood no longer frozen dry
Kindling the fires unsated,
Passionate, unabated.

The fires that chill your life, torment the mind,
Even the enrapt vision gone,
The Platonic fury it has fed upon
Hears love’s sigh on every wind,
Looks in an endless urn that now discloses
Embers of joy, ashes of roses.



The White Dress

Imperceptively the world became haunted by her white dress.
Walking in forest or garden, he would start to see,
Her flying form; sudden, swift, brief as a caress
The flash of her white dress against a darkening tree.

And with forced unconcern, withheld desire, and pain
He beheld her at night; and when sleepless in his bed,
Her light footfalls seemed loud as cymbals; deep as his disdain,
Her whiteness entered his heart, flowed through from feet to head.

Or it was her face at a window, her swift knock at the door,
Then she appeared in her white dress, her face white as her gown;
Like snow in midsummer she came and left the rich day poor;
And the sun chilled and grew higher, remote, and the moon slipped down.

So the years passed; more fierce in pursuit her image grew;
She became the dream abjured, the ill uncured, the deed undone,
The life one never lived, the answer one never knew,
Till the white shadow swayed the moon, stayed the expiring sun.

Until at his life's end, the shadow of the white face, the white dress
Became his inmost thought, his private wound, the word unspoken,
All that he cherished in failure, all that had failed his success;
She became the crystal orb, half-seen, untouched, unbroken.

There on his death bed, kneeling at the bed's foot, he trembling saw,
The image of the Mother-Goddess, enormous, archaic, cruel,
Overpowering the universe, creating her own inexorable law,
Molded of stone, but her fire and ice flooded the room like a pool.

And she was the shadow in the white dress, no longer slight and flying,
But solid as death. Her cold, firm, downward look,
Brought close to the dissolving mind the marvellous act of dying,
And on her lap, the clasped, closed, iron book.


  
Places

How red the roses were
In that narrow lane
Where we used to meet,
Met and met again.

I see you sitting there
On a stone stair.
On your golden hair
Fell the enamoured air.

The roses were too red
At our cottage door;
Warm light covered the floor,
Flowed and spread.

The ivy was too black,
The roses were too red.
They withered on the stem--
How I remember them.

Do you remember too?
The sky was far too blue.
Your eyes were far fluer.
(They alone were true.)

We wandered by the sea
Led by a lucky star
Known to antiquity.
How good to breathe the air.

I tired of the cottage wall,
The oak tree, and the yew,
Tired of the falling snow,
There was no place to go.

Tired of the blue and green,
The cold rain and the dew,
The winding, vanishing scene--
Tired of all things but you.

from her early and uncollected poetry collection, 1920-1933.



Strange Captivity

Never will you depart
Though often cast away,
Unburied in my heart
Wraithlike you stray.

First, tenuous and thin,
Then warmer, closer, deep,
You pierce without, within,
You enter in my sleep.

And higher, higher, till
My blood calms all my breath,
Your resolute, strong will
Leaps through the walls of death.

Spectre, whose radiant eyes
Destroy all life in me,
Let me immortalize
My strange captivity

In thoughts that none will read,
In blood that leaves no strain,
Words spoken to the rain,
Devotion none will heed.



Reflections on a Centaur

The years grow small and gray
Above the immobile hills,
I see them float away--

Neither have I grown rich,
Or deeper, more serene:
I am what I have been.

Drink, then, with vivid eyes
This brief and changing world
Of morning light and skies;

Observe this marble faun
Whose cool archaic head
Shines out across the lawn--

Mosaic of my blood,
Of each experience,
Carve something large and good.

So will the lost years fly
Nor will I turn, nor heed
Time's centaur, or his speed.

This poem was written for Horace Gregory, the poet's husband.



The Winter Rose

The winter rose I saw
On its thin stem of glass
Shattered upon the grass,
Slain by its secret flaw

Red tarnished into grey
Recalls its world anew,
How its bright spectre flew
From endless blue to blue
Into an azure day.

Still, still, its beauties lost,
Despised, unloved, forsaken
Can charm the dawn to waken
In an arrested frost.

But ashen hues suffice
(The long ignominy
Of inert memory)
Who stemmed from that great tree,
That flamed with fire and ice.

Where is that look of fire?
Form, fragrance, height, and hue
The flame's expiring blue,
Life's thin electric wire?

Midsummer eyes will dress
Your elegaic dream,
Caught in a moving stream
Of unborn loveliness,
The dead will rise and bless!



The Daisy

Having so rich a treasurey, so fine a hord
Of beauty water-bright before my eyes,
I plucked the daisy only, simple and white
In its fringed frock and brooch of innocent gold.

So is all equilibrium restored:
I leave the noontide wealth of richer bloom
To the destroyer, the impatient ravisher,
The intemperate bee, the immoderate bird.

Of all this beauty felt and seen and heard
I can be frugal and devout and plain,
Deprived so long of light and air and grass,
The shyest flower is sweetest to uncover.

How poor I was: and yet no richer lover
Discovered joy so deep in earth and water;
And in the air that fades from blue to pearl,
And in a flower white-frocked like my small daughter.




Memories (Lower New York City at noon hour)

There is a noise, and then the crowded herd
Of noon-time workers flows into the street.
My soul, bewildered and without retreat,
Closes its wings and shrinks, a frightened bird.

Oh, I have known a peace, once I have known
The joy that could have touched a heart of stone--
The heart of holy Russia beating still,
Over a snow-cold steppe and on a hill:
One day in Kiev I heard a great church-bell
Crying a strange farewell.

And once in a great field, the reapers sowing
Barley and wheat, I saw a great light growing
Over the weary bowed heads of the reapers;
As growing sweeter, stranger, ever deeper,
From the long waters sorrowfully strong,
Came the last echoes of the River Song.
Here in this alien crowd I walk apart,
Clasping remembered beauty to my heart!

from her early and uncollected poetry collection



Pilgrimage (for Lewis Mumford)

The wind came up from the black streets my childhood knew
And talked to me although I closed my ears,
Although I wept and turned away my head,
The terrible streets spoke to me of the dead.

They come with the roar of the winds, they are not dead
They bring the lost child back, they torture her,
Their hands are red with her sharp blood, their feet
Thunder in dread irrevocable beat.

What do you wish to say to me O Lost?
(And the trees darken and the houses dwindle)
Stagnation entered my brain and the leaves are twisted with death
I have been blighted by an early frost.

This pilgrimage wise God you marked for me
My life is your cruel map, my goal you traced
In what dim beat of my blood, and in what ring
Of some forgotten, unforgetting thing?



Soul's Haven

Because the sterile arms no longer beat
Across the predatory air
But form a cross of grandeur and despair
Because that glorious hair
That grew and flowed like laurel round you head
Lies shorn beneath your feet
Yet I rejoice in my despair, and know
Your agelong summer burning through the snow.

Because your throat no longer holds the word
That shaped the world
Nor your adorable hands the apple of all grace
Yet in all kindness I behold your face
And bless that face and know it mine forever

Safe in your arms across the world's last brink
I stand and hear the coming of the gloom
I learn the slow approach of time and doom.

(for Y.L.Z.)



Invocation (1920)
  
MAKE of my voice a blue-edged Sword, Oh, Lord!  
Strengthen my soul to deliver your war-cry,  
Make of my voice a blue-edged sword, Oh, Lord!  
  
Out of my frailness fashion a piercing reed,  
Out of my pity a great battle ax,        5 
Out of my frailness fashion a piercing reed!  
  
I have had a vision and I cannot sleep,  
A vision consumes me and tears me apart,  
I have had a vision and I cannot sleep.  
  
Oh body of mine, make of yourself a stronghold,       
Gird yourself in the steel of your vision,  
Oh body of mine, make of yourself a stronghold!  
  
Make of my breath an infinite prophecy, Oh, Lord!  
Make of my song a summons to prayer,  
Make of my breath an infinite prophecy, Oh, Lord!        
  
A vision consumes me and I am its slave and its lover,  
Make of my spirit a song so that I may announce it!  
A vision consumes me and I am its slave and its lover.



For the Seasons

Burning with heat and cold
In April's tender weather
I let my tense hands hold
All they could gather of love.

Desire shaking the branch
Of every quivering tree,
Love, like an avalanche,
Destroy8ing me.

Now brightly in the air,
Love's vivid signature
Is more than I can bear,
I bind my flowing hair.

Let other lovers lie
Under that great tree
Of rich incredible fruit
And make their suit:

O turn their burning look
Upon that vast and deep
Starry-lettered book
Whose lovely meanings leap
In generative lore
A moment and no more.



Lightning For Atmosphere

THE warriors, tigers, flowers of Delacroix
Painted upon the walls ablaze with light
Pure light, cloud blanched, that unstained white,
Queen of the colors, whom all other tints destroy,
Color of the dwindling moon.

Or white lightning, seascapes of Chateaubriand
Shores the dramatic ocean beats upon,
Where the lone hero, gloomy on the wild strand
Sees friends and lovers and companions gone,
Hawk, gull, and heron flying.

White-capped mountains, peaks of dazzling snow
Cloud-pointed Alps, sharp unclimbable heights
Burning effulgence of the northern lights
Toward whose clear radiance, our desire grows,
White heat of the infinite.

The intense young lady seen in a dream long gone
Ringleted, lonely in her villa by the sea
Peers through a misted window, sees the floating swan,
Wild geese whiten the sky, lighten the fir tree
Shrill, sound-shattering solitude.

White-gowned in the thin, nocturnal air
She throws her book aside and her fine ear
Hears flying catches of joy, the ecstatic fear,
Whiteness of the abyss; through her soul's precipice
Dark flows the midnight of her hanging hair.

She through a deep hallucination seeing
Strong waves from sheer, salt oceans, drowned lovers
Pallid and proud. The white blank mind discovers
Figures rising from waterfalls, appearing, fleeing
Into damp creeks, into the steep ravines.

All hearts have their precipices, Alps, white peaks
Moments when the white bird with the deep wound must come
To sing and swoon upon enchanted willows,
The heart disguises its symbols, peers through the hid ravines
Steep-gaping between wars.



The Uninvited Guest

Through what doors will you enter, through what walls
Will your white sould resume its solitudes?
I count the clockbeats in my mind, the warning trumpet]Reechoing in my heart and hear no answer,
No answer and no cry
And no reply.

On a known hour at an appointed rendezvous
(So destiny has spoken)
Your eloquent feet will sing in the dry grass;
I know their rhythm cruel and sweet
And their presaging beat
On that unknown street.

Surprise will come like a stern robber,
Fear like a jealous pain, and a joy
Come carrying gifts disastrous and rich
Yet I shall miss
That steep abyss.

Where shall I wait, where shall impatience lie,
On what low bed of thorns shall my head rest
Until I meet the uninvited guest,
Will the door open at a secret word
Unknown, unheard?

Shall I run down the world whose strict restraint
Held me too long, whose iron hand has left
Its sharp stigmata on my brows and heart
See I have waited long, the golden lamp I light
Through the expectant night.



Future in Miniature

Daydreaming child on the tenement roof
Who sat in the sullied sun and thought of joy,
The thin, the blue-veined hands in life's reproof,
Lay on the shabby lap, two wax, two useless flowers,

Lay patiently resigned to heavy-dropping hours
Or future vast beyond all hope and reason,
Desperate dreaming brought refreshing showers,
Fish from remote seas, fruit out of season,

Visions of winter roses, summer snows
Till the starved life grows ill with discontent--
Now the thin cheeks' unnatural pallor glows,
The feverish spirit flares, is quickly spent.

And the hard truth no illusion can refine--
Touched the unlearned eyes and sharpened them,
As the blue flowers on the celestial stem
Or faded clothing drying on a line

Unite in equal terror. Inner vision, outward gleam
Blur in cold heat upon her helpless hands,
Through soot-grey air she feels the future stream
On threatening streets, or lonely, hostile lands.



Variations on a Theme by George Herbert

After so many deaths to breathe again,
To see the clouded windows open, brighten
With recovered sight. To see the blackness whiten
And fountained love gush from the arid plain.

"After so many deaths to live and write."
Thou subtle God of Visions who has led
My footsteps to this room, this hour, this night
That I might testify my resurrection.

Now song pours from a thousand instruments
And my new-opened eyes drink in the sound,
The seeing ear, the thinking, speaking heart,
Refreshed again after long banishments.

Praise for the dark that taught me love of light!
Praise for the ill that made me long for health,
Praise for the death that taught me all life is,
I praise the mortal wound that made me His!



The Quiet House

Within my house the gray ghost Peace has lain
On a white bed; and strewn about him lay
The agonies I lavendered away
There was a storm once and the rain beat hard,
Besieged by passions I would now discard
I turned to you O house and waited for the world to wane.

Without, within, the pallid walls now wait:
The threshold and the hearth know one command
The windows breathe their knowledge of my fate
No longer lives the urge to run to strive
And I have but to hear and understand
The word that was my spirit's strange unmaking
(I am alive and yet am not alive)
The word that shall loosen the storm and set the still house quaking.



Woman at the Piano

Rippling in the ocean of that darkening room--
The music poured from the thin hands, widening, gathering
The floods of descending night, flying from the keys
The sound of memory, then the woman singing
Vibrant and full, the resonant echoes scattered
Into a stranger's language, into a foreign country.

The rococo clock on the mantel strikes out its chimes,
The dark wind sighing through the open windows
Sends in its signals, wishes, memories;
The withdrawn room grows immense with hallucination--
Clear woman's voice, long fingers whitely straying
Over the speaking keys, do you hear the answer?
Will the male voice answer? stirring through the walls
Behind the rustling curtains, in the declining light,
Another voice still silent seems to tremble.

Patience is all. Unloved, unlovable, lonely,
It sits on the neglected sofa, watches the fingers
Draw out the difficult music, hears the finale
Shatter the torpor of the dying room.
Now the trees through open windows aspire and flame,
Now there are footsteps, echoes, reveries;--
Now two voices sound in the room where only one
Wove intricate sweetness from the simple keys,
Two voices ring in the dawn, the morning enters.



The Castaways

No matter where they lived the same dream came
Of the invisible landlady whose voice
Quickened the air with a dark flame
The words they have always known, will always know
"You are unwanted! Go!"

And when they built a mansion and furnished it with art,
With love, with music, with the native flowers
It always happened, it was always the same,
The salon narrowed to a tomb,
Sometimes a servant's voice, or a voice from the chandelier,
"You have no business here."

And when they left for the remote island and became the idol
Of the indigenous tribe,
And were caressed, admired, and sheltered--then
Whose was the voice of blame?
That came when they assumed the garlands, the voice they knew
Saying "This is not for you, this is all untrue."

And in the parks on Sundays with nursemaids, lovers, flowers,
And the bands playing and the fountains rising
In silver liquid hours,
Whose was th enemy? who was to blame?
If suddenly the observant shadows start
And cry "Depart! Depart!"

Now they have chosen exile, they have found a secluded house
In the smallest city, in the stillest shelter,
And they speak only to the wounded, the hunted, the lame,
The long evenings, the longer mornings, the longest noons, 
And they wait for the bell to ring, for the landlady to appear.
And are they wanted here?

From "The Golden Mirror", 1944. This poem was greatly admired by poet W. H. Auden.






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GLADYS CEPEDA [19.161]

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GLADYS CEPEDA

Nací en 1963 en Buenos Aires, ahora cuento con la nacionalidad española, me formé en numerosas disciplinas, Poeta  narradora, gestora cultural, coordinadora de talleres, guionista, periodista, productora y artista de medios audiovisuales.
Traducida al Alemán, Bengalí ,Italiano, gané distinciones y premios de literatura de Argentina,  cine ( Colombia). 
Participé en exposiciones, ferias del libro, publiqué en medios de papel y virtuales, Nacionales y España.
Participé en  revistas culturales  de Argentina, Chile, E.E.U.U. 
Mis textos fueron  publicados  en Austria, México, Perú, EEUU, Suiza, Chile, Grecia, India, Italia ,España. 
Mis libros son Desandapalabras, Poetas de Avellaneda 2007-2015, La Vuelta Al Mundo en un Poema, Encuentro de poesía, Ornigastriom, Poesía por la paz, Los Extranjeros, Lafarium, La Galería de los horrores auspiciado por la Universidad de México, Un puente de Palabras, Editorial  Mercosur, Extraño pasajero (India), Poesía del Casseto y Luna Rosa Editorial 7 Lunas (Italia), Vestigios de la vida y Del Otro lado del mundo (Editorial Dunken).   
Este año me han otorgado el reconocimiento a mi trayectoria como poeta por el Grupo Alfonsina Storni y el Foro Femenino Latinoamericano (Buenos Aires).
Edito varias publicaciones virtuales El septyimo cielo en los ojos, Lak-berna, La piedra en la Oreja (publicación de Música, La mansión del Doctor CLOCK, El mutante Poético, Punto Meridiano Blog Bilingûe (Castellano -Bengalí) ). 
Participé en diversas ferias del libro de Argentina, Italia, Austria. Ademas organizo numerosos eventos de cultura y literatura. Creadora de Palabras Libres, mis blogs son difundidos en numerosos grupos de Google. Próximamente saldrán dos libros de (Chile y España). Actualmente realizo vídeos poemas. He realizado, escrito y dirigido numerosas perfomances y obras teatrales poéticas. Me han realizado entrevistas en numerosos medios nacionales y del exterior. He impartido seminarios sobre  numerosos autores y he sido jurado de poesía de concursos en instituciones publicas.



SEMANAS

hoy tengo ojos de viernes

siento un cansancio oscuro, infinito

que me atraviesa  los huesos
un terciopelo gastado 
viste latitudes de mi carne
un viento crea mi lengua
y desata notas musicales apañadas por  lunas
que cuelgan de la ventana
siento frío en las venas
nacido de los océanos que solo
conozco por fotografías 
luces estallan  en mis manos 
fragmentados cristales 
perdidos entre hojas gastadas 
de libros amarillos 
a la distancia se oyen campanas
que matan el día
pero yo solo bebo de la noche 
la savia oculta que llevo en los poemas 




AGUA EN ESPEJOS

         no envejecen los rostros
                                 solo se hilvana
                                   el manto sutil del universo
                                       para cubrir el desasosiego
                                              de esta eternidad
                                                    un fruto prohibido
                                                            y un jardín de edén
                                                                     no nos esperan en 
                                                                             ninguna parte



El corazón en su jaula dorada 

Hoy el cuarto posee 
la impaciencia de los abrazos
y una fragancia donde las bocas siguen 
su propio ritmo de latido cardíaco
un reloj sobre el espejo
deja exhalar una melodía monocorde
Afrodita con dedos infinitos
ha rozado sus cuerpos hasta agotarlos 
El olvido su sombra persistente
entre las paredes y ha partido 
dejando rosas de vidrio
como un presente desde la permanencia
Ella siente que en su respiración entrecortada
ha nacido el frío de agosto
mientras una pierna cae en la noche
fagocitada por el lecho
la sábana aun repta con el perfume
de lo prohibido
afuera una llovizna impregnada
de pasos desconocidos 
que transitan las miserias 
sobre este lunes distinto
siente como la soledad 
le tiende una mano hacia el vacío 
pero deja entrar a la vida por la puerta 
para que la meza con una canción de cuna



ARTIMAÑAS 

Ve
la codicia
objeto  solapadamente  frágil 
desnuda los pies 
a la eternidad
 las manos desandan 
 parajes oscuros
paisajes creados en espejismos
con sus estrépitos
de luces famélicas
y los sueños que nacen 
 le pondrán vendas
a nuestros ojos 



TEN CUIDADO 

Al recorrer esas piedras
Un rugido lejano
Inventa este trasmundo 
Al velo de los horrores
Huye despavorido
Las carcajadas que expulsa
El destino
Le da el inicio
De las sombras tenebrosas
Mientras los mares
Destripan buques fantasmas
Nos preguntamos
Quienes son aquellas figuras
Que reptan dejando ropajes de hiel
Y quienes son los malolientes
Que portan alas y que dejan asomar
Sus picos
Con el fuego
Que desata el pavor
Garras enormes escriben
La historia 
Donde nuestros ojos se hunden
Las bestias ,las bestias liberadas ,aúllan
Se asoman inesperadas
Quien abrirá sus cuevas
Y liberara
Sus atroces deseos
Para fagocitar nuestros lamentos
Porque
Entonces huye
Si puedes de estas playas 
Huye mientras veas la lava
De sangre
Descender de cualquier parte
Mientras el festín de estas bestias
Y sus cacerías continúan por la eternidad




BAJANDO ASCENSORES CON UNA NAVAJA

En verano los cristales maduran temprano
la mujer se maquilla de Arquímedes
por las ventanas
pájaros y sus agujeros moribundos
encienden el olvido del ser
hay fuegos en los silencios deslucidos
entre espejos que se van fragmentando
bajo lluvias centenarias
la perfección alberga cansancios
lleva perfumes en jardines invisibles
que cobijan la palma de mi mano
entonces los días se postergan
tras la soledad porque nacen y mueren
en ojos que se alejan
de los desconocidos mientras caminan
sobre parques azules como venas
a la distancia las estatuas
realizan su homilía secreta
en el ambón de las materias infinitas
si se desgastan las sombras
vaga mi mente
pero los peces en bares
beben el naufragio
y observan como ciudades
se fugan por las alcantarillas
sus alvéolos se intoxican
de la respiración de reptiles bajando escaleras de los bancos



LAS LLUVIAS DE GOTAS 
QUÍMICAMENTE IMPURAS

el semblante baja desde la ventanilla del sol
 estallido en la mano
 y no encontró la puerta
pero sus pies bajan 
el calor no es sentir la quemadura sobre la quemadura 
pasos detienen a los que suben
 hacia el fin de la escalera



ZAPATOS

por el agujero
de mi zapato izquierdo
veo el mundo
en los grandes secretos
que se inician
la apariencia de los sueños
como muros de mi propia inocencia
contornos de pasiones
en corazones ajenos
y en poemas que mi mano retiene

por el agujero de mi zapato derecho 
percibo el futuro
con los ojos semicerrados
el dolor inmortal de todos mis fantasmas
el sabor de un peligro que estalla
entre los huesos
¿Cómo ir con la desnudez 
bajo los pies?
y lograr que las pisadas
construyan un horizonte
con arcoiris entre penumbras
de tiempo
y miradas de acordes entre la asfixia del silencio…
pero pasa la humanidad, transita 
con sus tobillos crucificados
mientras la lluvia
lava las huellas del hombre y el olvido



BUENOS AIRES TRASH

                             Estallo el hambre sobre las sombras de esta ciudad
                                           (extraído de un diario imaginario)


Arcoiris que se funde a la noche del universo
el aire destripado clavo tacos aguja sobre los ojos de un maniquí
senos besan el huracán
con lodo de la calle queme tu portaligas
cuando la soledad martillo sus dedos
y escribió una semblanza
mas próxima a nuevos edenes artificiales
que piel de invierno corroída
el hambre estalla sobre las sombras de esta ciudad
hay trenes que nos llevan a ninguna parte
cuando la boca del tiempo nos alimenta de basura sin memoria
o bebemos la virginidad en el vientre de la vida
pero si la muerte se asoma a la pantalla de vídeo
esperamos sentados sobre el humo transexual




A vuelo raso 

he emigrado por esta eternidad
en el  río de lodo humano

Gastada la pausa en la frontera
donde los ojos no llegan
aquellas viejas corrientes

la grita 
garganta sagrada
en las ninfeas muertas 
a la luna
siempre hay que pedirle permiso
porque
conoce el corazón de la noche
y su respiración de niebla



POEMA 2

Eva dando un suspiro toma su tiempo
Desconecta la computadora
Adán bosteza inclinando la cabeza
Mientras guarda el celular en el saco
Dios con su rostro recién afeitado
Les ordena regresar mañana

Ellos…mientras cierran la puerta
Parten a buscar el paraíso



ESTACIÓN SAN JOSÉ 

Mil ojos de subterráneo
va hacia el suicidio
mientras el estertor de fuego
recorre arterias inveteradas

sin oxigeno
se apodera de su mendicidad mecánica
como una telaraña
perfectamente obradas por relojes
y rostros ajados

paralelas de nuevo siglo
como reacción en cadena aplastan hombros de los que imprimen
 su huella digital de 7 a 21




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EUGENIO CASTILLO [19.162]

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Eugenio Castillo Gil

(Santiago de Chile, 1983) Poeta chileno. 

Ha publicado Tachar donde dice Beatriz (Camino del Ciego Ediciones, 2014), en revistas literarias y actualmente prepara su segundo libro Rojo de mis azules. 

Ha sido insistentemente considerado por Raúl Zurita una de las más grandes promesas de la poesía chilena. 

Licenciado en Ciencias Jurídicas y Sociales por la Universidad de Chile, se ha desempeñado como ayudante del curso "Derecho y Literatura" en esa misma casa.




Está salvada (Materiales para un poema de Eugenio Castillo Gil) 

“Tachar donde dice Beatriz” en Tachar donde dice Beatriz
(Los Ángeles: Camino del Ciego, 2014)

Por Joaquín Trujillo Silva 
Publicado en Letras de Chile / Septiembre de 2016


Primero, el poema:



Tachar donde dice Beatriz

Al principio tuvo que haber sido una madre.
Con una muerte la vida me premian y lo que me era invisible, se torna transparente.
En cuna y sin errores, bajo una pobre luz de virgen que amenazó y cumplió con embarazarse, alumbrando como si a este pobre sol lo echaran a competir con las demás estrellas.
Borrar a Beatriz del recuerdo, fue para mí, dar con la segunda, la tercera, la cuarta vez de Cristo.
Todo eso, hasta morir, hasta ganarme mi propio reflejo.
A mis primeros meses me hubiese gustado haber dicho: Dios, para tentarla, y luego mi nombre con todos sus apellidos, para acusarla.
Asco por la luz, lujo loco y susto obvio.
Tacho donde dice Beatriz y pongo Constanza en su lugar.
Los últimos serán los suicidas, luego, soy de los primeros. Por la luz y su asco, por la locura y su lujo, por lo obvio del miedo. Cristo insistido. De demonios que empeoran se va a tratar. De apagarnos y prendernos. Los últimos serán los suicidas y que levite la sombra.
Traigan al camello en bolsa y las partes buenas del perro, elegiré a mi padre y a mi alimento por su color.
Los últimos serán los suicidas.
Un sólo muerto, no cuento hasta dos, no me traigo mucho desde la verdad.
¡Mi madre se mató porque no quería esclavos, si hubiese querido hijos no se hubiese matado! ¡Está juzgada!, clama el demonio en todo su ronco derecho.
Su más honda imprecación es pronunciar lo que pueden los labios de Dios.



Margarita se ha suicidado (o ha cometido infanticidio, para ser precisos). En los versos 4.610 y 4.611 del Fausto I, el demonio Mefistófeles (ese burlón que a veces entretiene a Dios) sentencia: "¡está juzgada!" o "condenada" (según el traductor: "Sie ist gerichtet!", verso 4.610), es decir, la ley eterna se ha cerrado sobre ella, sobre la suicida (la infanticida), como el mar sobre las piedras de molino que en él se sumergen. “¡Está juzgada!, clama el demonio en todo su ronco derecho”, dirá Castillo Gil.

Ella ahora pertenece a ese príncipe.

Goethe no pudo soportarlo. Al Ur Faust agregó entonces un nuevo verso. En este verso una voz desde lo alto (al parecer la de un ángel), tras el "está juzgada", proclama: "¡Está salvada!" ("Ist gerettet!", verso 4.611).

Estos dos versos encierran, de alguna forma, la esencia del cristianismo en su cariz legal. Está salvada quien ipso iure (?) está condenada. Es un absurdo, visto de un lado; es Jesucristo, visto del otro.

La Beatriz de Dante no fue una suicida (ni una infanticida, para ser exactos). Su alto sitial en el Paraíso lo alcanzó en razón de sus méritos insondables. Visto desde este gélido punto de vista, toda la Divina Comedia es una jerarquización de los hijos (tras la muerte) de las buenas y las malas obras (de antes de la muerte), las que condenan, las que pueden purgarse y las que santifican (y no necesariamente una consecución de grados de logia secreta). “Todo eso, hasta morir, hasta ganarme mi propio reflejo”, dice Castillo Gil y luego: “Los últimos serán los suicidas, luego, soy de los primeros”.

Beatriz misma es un antejuicio, el de Dante. Su aparición en los últimos cantos del Purgatorio desmiente las ensoñaciones de Dante. Lo recibe con reproches mordaces, lo culpa de infidelidad, y para decirlo claro, lo quiere ver arrastrarse en el suelo. Dante llora, ella no se apiada. Varios cantos Purgatorio abajo, sin embargo, Dante ha expresado, por boca de hombres cargados, un deseo teológicamente poco ortodoxo. En su versión del Padrenuestro ellos piden a Dios: "No mires nuestro mérito" (“e non guardar lo nostro merto”, Purgatorio, Canto XI, verso 18).

En su libro Tachar donde dice Beatriz Eugenio Castillo Gil presenta estos asuntos pertenecientes a lo más nuclea del canon occidental literario. Su apuesta equivale a poner a Margarita donde está Beatriz. Dice con Goethe lo que Dante solamente se atrevió a sugerir en la forma de un deseo, nunca en la de una doctrina.

Tachar donde dice Beatriz equivale a poner a Margarita donde está Beatriz y harto más que eso.

"Borrar a Beatriz del recuerdo, fue para mí, dar con la segunda, la tercera, la cuarta vez de Cristo", escribe.

Nuestro padre fundador, Andrés Bello, hizo unas célebres traducciones de Victor Hugo, que llamó discretamente “imitaciones”. Como en su Cosmografía (un tratado de astronomía vigente), Bello intercaló en sus “imitaciones” a Chile (la dimensión de sus paisajes, la vista de sus mares, la textura de sus frutas), y con Chile buscó decirse también a sí mismo, esto es, a sus muertos.

Entre sus paisajes puso a Lola, su hija fallecida a corta edad. Victor Hugo no conoció a Bello ni menos a la pequeña Lola, pero seguramente hubiese aprobado esta apropiación indebida. El romanticismo fue esta apropiación de la vida genuina de la poesía. Las diatribas de Stendhal contra el antiguo Racine, y a favor de Shakespeare, nos recuerdan que entre los poetas griegos y los románticos desapareció la historia, ese purgatorio que, como dijo Dante, se lo mira sentado, acariciando la sensación del recorrido. Infierno y Paraíso quedaron frente a frente, como en el matrimonio de William Blake. Stendhal dijo textualmente que Sófocles había sido un romántico.

La tacha de Beatriz es entonces más que Margarita. El poeta Eugenio Castillo Gil ha tenido el atrevimiento de tacharla, recordar a Margarita y, sin embargo, poner ahí a Contanza. Contanza no es una Beatriz ni una Margarita, no es una novia, es una madre: su propia madre. Su nombre es Contanza Gil. Es la Lola de Bello, pero, en este caso, el demonio también grita: "está juzgada" ("¡Está juzgada!, clama el demonio en todo su ronco derecho. / Su más honda imprecación es pronunciar lo que pueden los labios de Dios")

 En la presentación de este libro capital, Raúl Zurita recordó a Rimbaud. Este es un recuerdo preciso. El mismo libro comienza con la cita al conde de Lautremont, la rara Francia en Montevideo. El cielo, dice Rimbaud, debe ser tomado por asalto. Esta inscripción pone en ejercicio ese asalto. Escribe en "Seríamos familia":



“¡Ay!, ¡si por abrazarlo huiste de la posible cacería de mis
afectos, por no tenerme toda la paciencia del mundo,
trabo contra ti, madre mía, mi pequeña venganza, y clamo
porque ése, tu Dios, haya sido forjado a mi imagen y
semejanza!”



Como se ha dicho, los juegos con Rimbaud y Lautremont rebasan el libro ("Te toqué la nariz, punta de lanza que se abre paso a través de la bestia para salir a respirar”, dice en "Tiempo"). Estamos hablando de un poeta chileno. Pero entre sus referencias se dejan escuchar más Dante, Goethe, Blake, los malditos franceses. Pareciera que Castillo Gil no pertenece a las formulaciones de nuestra lengua materna. Nos retrotrae a poetas a quienes se conoce en general en Chile e Hispanoamérica a través de traducciones, que suelen ser despreciadas —a menudo supersticiosamente— por ser la sombra del original. Como ha escrito Claudio Magris, precisamente en estas traducciones radica el espesor de nuestra cultura; él dice que es en la calidad de esta "segunda mano" donde se decide nuestra amplitud.

En el sentido del libro de Génesis y el Evangelio según San Juan, Castillo comienza sugiriendo: "Al principio tuvo que haber sido una madre", esto es —según Dante en el Canto XXXIII del Paraíso— la "figlia del tuo figlio" (“hija de tu hijo”, la madre del verbo) gracias a la la cual, siguiendo con Dante, el creador se vuelve criatura, el artesano se transforma en su artesanía. Así con la mujer. “Y al hombre, al hombre lo pondría en cuatro patas".                                
Hemos dicho que Dante ha tenido un deseo un tanto impronunciable. Antes ha llorado, se ha desmayado en vista de los castigos:

En alguna medida importante, la originalidad de la poesía de Castillo Gil depende de su traducción. Es una poesía que ha sabido traducir a Dante, a Lautremont, a Rimbaud, a Rilke a la vida, o mejor dicho, a su propia vida, la de Castillo. A su vez, como en pocos casos esta poesía puede ir de vuelta. Aparece en una dimensión compartida con los aforismos presocráticos. Su traducción es tan factible porque habla desde una lengua un tanto neutra y su valor no reside tanto en su música, en su sonoridad, en su textura, sino en la vitalidad de su idea.

A Degas se le dijo que la poesía no se hacía de ideas, y esta ars poetica ha funcionado como lugar común contra eso que George Steiner ha titulado “la poesía del pensamiento” quizá como forma de continuar —pero no de ida; más bien de vuelta— una labor reinaugurada por George Santayana en Tres poetas filósofos, Lucrecio, Dante y Goethe. Pues bien, aquí yace desmentido, aunque no en toda su extensión, esa poética contra el logos, esa “designación del ser” (Steiner) por la vía del ser.

Este libro es también un cadáver. Lo conocí más largo y recitado de memoria por su autor. El Fedro de Platón y el Zaratustra de Nietzsche laten en esta manera primordial de escribir. Más bien la escritura es el desperdicio de la memoria. La memoria (que en nuestros sistemas educativos goza de mala prensa) cuando es poética acompaña la vida de quien la posee. George Steiner cuenta que en el liceo francés debía aprender diariamente cien versos, por ejemplo, de Racine. Todavía, hasta antes de los audífonos, muchas personas tatareaban y silbaban en la vía pública, escuchándose desde los otros. Es decir, se acompañaban desde sí mismas en el recuerdo riguroso. La poesía rescatada de los libros es exhumación. Conocerla de memoria es el acompañamiento de la existencia. Conocer la propia poesía de memoria es además el saberla imprescindible.

Lawrence Venuti, en The Scandal of Translation, propone que la traducción domestica la cultura extranjera. Pero hay que ver, sin embargo, el mundo que emerge de las traducciones. Cuando en este polvo se conserva el amor y se sopla o se modela la vida.

La de Tachar… es una poesía escrita en un español que puede ser llamado de traducciones, del siglo XIX o del futuro; un español de convergencia, en el cual se reconoce apenas el lugar desde el cual se escribe. Eugenio Castillo no es un poeta chileno en el sentido que lo es Parra. Chile apenas se trasunta. Si la aldea de Tolstoi debía ser descrita para con ello describir el universo, aquí el universo debe ser descrito para que la aldea sea, así como lo propuso Andrés Bello.

Fausto vivió antes y después de Goethe, pero después concitó variaciones sobre el tema de Goethe. Cada personaje será entonces un asunto. El Mefistófeles de Boito, la Margarita de Gounod, el Fausto "católico" de Lenau que obsesionaron las notas de Wittgenstein. Entre esas variaciones quiero detenerme, para efectos de Tachar…, en la "leyenda dramática" de Berlioz, que se basó en la traducción francesa que Gerard de Nerval hizo del Fausto de Goethe. Este Fausto —La condenación de Fausto de Berlioz—, fue primero un opus 1 de ocho canciones; muy posteriormente, una obra sin género conocido, entre ópera imaginaria y oratorio teatral, con una marcha húngara en su interior que no sé sabe bien a qué vino, pero que devino su sección más conocida.

Pues bien, en La condenación precisamente Fausto se condena. Fausto recién contrata con Mefistófeles hacia el final, cuando en la cuarta parte entrega su alma a cambio de salvar la de Margarita. En medio de los demonios enseñoreados sobre Fausto y Margarita, los ángeles concurren a recuperar lo que les pertenece por obra de Fausto. La variación de Berlioz, sobre la cual insistió tanto, es una negociación del hombre con el demonio para salvar a la mujer. La voz que agregó Goethe que dice "está salvada" ha enmudecido, o mejor, ha sido pospuesta, una vez Fausto se ha condenado para salvar, se ha condenado por amar, ha reemplazado a Cristo por amor no hacia todos, sino por amor de un ser específico, Margarita. Un anticristo (un reemplazante), no de los océanos, sino de una pequeña noria. Este reemplazante que se ha enfrentado a uno de entre tantos demonios, al burlón, ¿es el poeta que no puede sino agregar sus palabras a las ya superiores del Salvador? No se agregue ni se quite una palabra a esta escritura, advierte el apóstol Juan cerrando el Apocalipsis, y con él, la antología celestial que llamamos Biblia. Mucho ojo, no se trata de la blasfemia, que es una oposición. El libro debe continuar. Como en el Antitheos de Hölderlin, contra Dios pero en el sentido de Dios. Castillo Gil dice simplemente: “Al principio tuvo que haber sido una madre”. Con esta sugerencia —como, aunque categórico, Juan en su evangelio— abre el poema. Pero sus elementos luciferinos van merodeando el trono celestial. Escribe en “Mi piedad por la mañana/ Seis comienzos, I”:



¿Qué fuego que antes se combó en lo alto, como
un rezo que amagara a Dios, se esconde en la diestra y
aparece por la siniestra como queriendo ser leído?



Este carácter se trastorna luego. En otro poema —“Blasfemia”— donde ya no hay principio ni fin (pero la muerte es proclamada como “principio”), sólo hay mitades, y el diabólico estruendo de querer “A Cristo partido por la mitad”. Sobre este otro poema no tengo nada que decir. Cumplo con reproducirlo:



“¡Que la muerte principie!,
el final del final,
que el Cristo sienta mitades,
¡que las cosas se partan por la mitad!
El comienzo de los siglos,
forzosamente en la mitad,
el gran Todo empezado, por la mitad.
Vean aquí al espíritu, doblado.
Se encuentra con su carne en el pasado.
Y aunque clame mi madre porque no sea verdad,
¡quiero al Cristo partido por la mitad!
¡No le iré a la muerte con toda mi vida!
¡Le digo: muere más, al que tan sólo moría!”

Y, sin embargo, dice en “Al cantor":

“¡Ese hombre santo, se empeoró para poder morir!
¡Lo acribillaron, lo despedazaron!,
porque de otro modo, no cabía en la muerte.”








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MIREYA ZÚÑIGA NOEMÍ [19.163]

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Mireya Zúñiga Noemí 

(Antofagasta, 1941). Tecnólogo Médico de la Universidad de Chile y Publicista de la Escuela de Comunicación Mónica Herrera. Residió en Quito, Ecuador, por cinco años, y en Madrid, España, por dos. Seleccionada por la Fundación Nueva Poesía para ser incluida en el Libro Selección Nueva Poesía 2005, como resultado del Concurso Carlos Pezoa Véliz. Ha sido editada en diferentes antologías de poesía y narrativa, como en Plaza Italia, Antología de poetas y narradores (Colección IDEAS de Mago Editores, 2006). En Diciembre 2007 publica su primer libro: Montado en la joroba de un ángel (Colección Tránsfuga de MAGO Editores). En Octubre 2008 es incluida en la Antología Poética: Cinco veces en voz alta (Colección Tránsfuga de MAGO Editores). Su pasión por la poesía ha sido permanente, trabajando estos últimos años en el Taller Literario del poeta Raúl Zurita.


Desperté temblando entera

La transpiración estaba helada
Llovían sobre mi espalda
Orines de caballo

Cuando sueño contigo
Me traspasa la muerte una vez más
En cortejo de fúnebres alucinaciones:
Vaca abierta

Entonces dejo de pensar en ti y lloro
Me limpio la cara con la sal de mis ojos
Y cuando me lame el otro
Estoy amarga…

Desperté temblando entera
Como tantos otros amaneceres
Abismales.



Origen del fuego

Comenzamos a comernos
La tierra con amor

Y de tanto hablar
En forma de crepúsculo
Me siento más montaña que otros días

Comenzamos a bebernos
Los ríos y los mares

Y de tanto trasnochar
En forma de aurora
Me siento más valle

Así comiendo y bebiendo
El universo
Pasó

Y nos perdimos enlutados
En la lava
De algún trueno.



Abre el portón de tu alma

Mira:
De algún susurro nace una ventana

Mi amor inconmensurable
Cabe en un grano de mostaza

Oigo el jazz de los muertos
Canción vieja sin palabras

Dormías en el fondo de mis ojos

Allá:
Esquinas de mi estómago.



En la secreta casa de la noche

( De Poemas del País de Nunca Jamás.)
Jorge Teillier


En la secreta casa de la noche
Rumores escasos

Sollozos cruzando piedras
Lisas húmedas olvidadas

El cantar del hocico del tren oxidado
Se pierde con gran pavura

Un potro busca y busca la sombra de la jaca
Que sube la colina tomada de la cola de un cometa

Entonces regreso al sosiego de la casa de la noche
La secreta casa de la noche.




Casa patronal

El jorobado había preñado a la perra
Pobre perra hembra de hombre
Destinada a parir deformidad
Se estremecía y rezaba:
Ave María Purísima:
Virgencita que venga sano el huacho

Pasaron entre vómitos
Rezos lágrimas
Los meses necesarios:
Nació muerto el angelito
Venía con la espalda perfecta.




Dicho en voz alta

- Eres una mierda!

El eco subió a la montaña
Pasando por el valle
Dejó flores fallecidas

Una triste fumarola
Póstumo perfume 

Cadáveres de golondrinas
Cadáveres de pichones

Restos de nomeolvides

Cayó la mano sobre la hierba
Sobre la arena un brazo desmembrado
Ausencia de lágrimas 

Se curvó la espalda
Espalda rota
Se le pudrió la garganta al canario
Canario mudo
Agonizó el águila sobre las nubes
Águila ciega
Todo se rompió
Vaca vacía

- Cállate!




Sentado ausente

Nauseabunda grisura la del viejo

Tristura en su frente y en sus labios
Abandono

Nadie cercano solo lejura

Sentado ausente y gris
En la mecedora de la salitrera

Viento arena
Ripio duna

Un ave oscura
Gira gira

Mas el viejo se mece
Y espanta los deseos

Permanece el hambre
Permanece.




Hay un día feliz

“El musgo en la húmedas manos de las piedras”
Nicanor Parra


En las húmedas manos de las piedras
En el jardín fantasmal
De mi infancia lejura

Allá
En esos montes azules
Cerros de ripio y sal
Crecían las añaguas y las walchas

Melodía traviesa del mar de mis ensueños
Donde bailaban los delfines
Y las medusas brillaban en la arena
Recorría huellas de cangrejos
Me perdía en cuevas de piratas
Ojo tuerto

Allá
El musgo.




Por los ojos de la jaca

Y cuando en un abrazo le dijo: “Me voy”
pensó que estaba dormida

Ojos de salamandra
ojos de sapo tuerto
ojos de perro que quiso ser caballo
ojos de mula triste
de niña que vomita
de vaca agonizante

Ojos de prisionero
de cantante de moda y otros cantos

Que se tragan a la noche
a la virtud
a la muerte

Ojos que han estado en la vera
(que se han saciado de plasma)
nadando por monte ardiente
(que se han vestido de llamas)
trepando por tierras arcillosas y oscuras
(que se han chupado un limón)
un pasado y calaveras
(que se han perdido en las venas de animal momificado)

Batracios y reptiles
por los ojos de la jaca
van al jardín de la luna
(Lagartija sin sol
aflicción precipitada)

Ronda de mezquinos enanos y gigantes oscuros.

Lloró.



-¡Cómo aman tus ojos!

Recuperó la vista la tortuga
y los cegados tiraron las muletas

Hasta la escarcha abriga
se despertó la abeja
se secó la cloaca
y el asesino ha huido
y gira como trompo
por los tiempos transitados
del infierno

Huyen los gusanos
a parasitar los sepultados
dejando las carnes tiernas intactas
sin alfileres
ya no hay escupideras ni hospitales

Si eclosiona la rana
y estaba cristalizada de nieve
si aulla la rama
y era sorda la uva y el pez
si murmuran las palomas de marfil
y hacen ronda

Girasoles sonoros espían mi ventana
hilos de plata van por mis dedos crecidos
trenzas de añañucas reposan en mi espalda
parpadeo de jazmines mis herbosas enaguas

-¡Cómo aman tus ojos!
-¡Cómo besan los tuyos!



Divagares


II

Frente a mí tantas lenguas
que entender no podía

¿La oveja y el ovejo?
¿No era lagarto y lagartija?
¿La abeja y el abejo?
¿No era perro y perra perra y perro vagando
por los infinitos atajos estelares?

¿Deben las letras del abecedario desfilar
siempre tan neuróticamente ordenadas
comenzando por la a?

Mi abecedario ya no tiene a

¿Será por eso entonces que no puedo escribir padre
madre hija casa patria?

Debo encontrar la a?

¿Estará debajo de una piedra?
-¡Piedro!

¿Estará acechándome en la huella?
-¡Huello!

Voz doy sol soy
¿Hace falta la a?
Mar sal cal pan



Y mirada lapislázuli


I

Procesión de hormigas ciegas
Van al funeral de la niña
De pelo estambre amarillo
Y mirada lapislázuli

Fue de pronto un grito sordo
La fiebre coneja preñada
Parió grados y estertores
Y ya no sirvieron de nada
Las hierbas ni los emplastos
Las recetas de alto vuelo
Ni las manos de profetas
Sobre la almohada mojada


II

Murió la niña
De pelo estambre amarillo
Y mirada lapislázuli

Ciegas las hormigas todas
Cuencas hocicos rieles
Trenes cuencas hocicos
Acompañaron el duelo
El cortejo y las tristes campanadas
Que se oyeron a lo lejos
Al cubrir la tierra húmeda
La huesera de la amada.




Tu puerta

Al final del camino me esperaba tu puerta
Por eso seguía a pesar del agobio
A pesar del color de las golondrinas muertas
Seguía tu sombra, tu huella
Tu abandono pesaba en mi espalda
Adoptaba el ardor de infiernos temidos

¿Estaría abierta?
¿Te habrías encerrado con martillos y clavos?

Tardaba tanto para divisarla
Y el aire me faltaba

De pronto
Ya llego, ya llego a tu puerta
Ya llego a tu sombra, ya llego a tu huella

Lloro
El umbral está tapiado y cubierto de hierbas.



Desván

Grito perdido en la penumbra
descanso de la aurora
tren desvelado
llamas de rocío ardiendo
fantasma suelto
mar
noche enronquecida
por amapolas agrias
lúgubre espanto
graznidos
trenzas
relinchos
caracol hambriento
pezuña de pie herido
cajones
rodillas mordidas
por siniestros gavilanes
vientre escamoso
senderos de caballos sin cabeza
pena
tripas de muertos en garajes
intestinos temidos
ombligos gigantescos
dientes de invierno y vómitos
ojeras moribundas
perforadas violetas
aullidos de novia mutilada.



Ruge el mar

Ruge
Ruge entrañable hermano
En tu líquido amniótico
Caballos y arenques
Cuántos naufragios
Una pierna sola flota
Un gorro de marinero borracho
Gira gira gira

Ruge
Ruge entrañable amigo
En tus aguas verdosas
Crecen morsas y sardinas
En la superficie restos de gaviotas
Un buche de pelícano
Palma de pingüino oblicuo
Mira mira mira

Ruge
Ruge entrañable esposo
Olas encrespadas de celo del cielo
Olas crepusculares cuando me abrazas
Cuando me pierdo en tus entrañas saladas
La espuma me llena la boca
Como un póstumo beso
Lloro lloro lloro.




Sobre Huesos de mi último árbol, de Mireya Zúñiga Noemí. O porque 
escribimos poesía  a raudales. 
Ventana Abierta Editorial, 2012, Colección Mistral

Por Alberto Moreno


Estas son la afirmación y también la pregunta, que atraviesan nuestra loca y absurda geografía-literaria: Por qué escribe usted (Hahn); y la otra, anterior: Porque escribí (Lihn).

Leyendo hoy, verano 2013, a Mireya Zúñiga, intento responderme, como el lector obstinado que soy, y solo se me ocurre decir que lo hacemos porque encontramos en ello un espacio para desatar la llama doble que nos aferra a la vida. Escribimos poesía a raudales, puesto que en ese ejercicio solitario, renovamos, de forma misteriosa, casi a tientas, nuestro consentimiento por la vida, y decimos sí, un día más creeré en esto, por unos días más, no me entrego a la desidia o al olvido, ni a la mediocridad del sistema y su basura espectacularizada.

Si la poeta que es Mireya Zúñiga forjó, por años, este inmenso trabajo silencioso, luego yo no me entrego a la facilidad bobalicona del best seller de turno en la playa. No caeré en las trampas de la amnesia política del olvido, ni la medida justa de la mezquindad para el resto, ni menos aún, será mi voz, la reproductora de un discurso de canallas que no respetan a su gente, ni la tierra donde fueron paridos. Si Mireya elaboró palabra a palabra, amor tras amor, hueso tras hueso, entre sueño y pesadillas, toda esta obra inspiradora de amor y profunda disección de lo humano, yo debo ser mejor, o al menos, ser humilde y saber escuchar, parar por un momento, detenerme a saber qué hay ahí, cuál es ese misterio sin fin, de la escritura poética.

Y, por fortuna para nosotros, -como lo señala Zurita en su aproximación a la lectura de Huesos de mi último árbol-, su autora es parte de un espacio común de la poesía local, algo que podríamos imaginar como un hábitat poético-lírico, casi inagotable, de cofrades diseminados por el dispar territorio de la loca geografía; todos ellos pródigos en el arte de la palabra. Ciertamente, la poesía no es algo ajeno en este territorio. Pero por extraños motivos, sigue siendo lejana a muchos. Y aquí me detengo en la obra.

La poesía de Mireya Zúñiga es rica y abundante en bellas imágenes, plena de evocaciones radiantes, sin embargo no evade la profundidad del dolor o la angustia por el caos, el paso del tiempo, los sinsentidos naturales del amor humano, del abandono, o aquellos pasajes de la existencia donde pareciera que el tiempo y las cosas pasan porque si, sin concedernos derecho a una explicación,  y nada podemos hacer, excepto esperar que vengan otros nuevos hechos, para seguir adelante una vez más. Leamos:

Difunta

No abrí la ventana
No quería vuelo de alas ni luz

Morirse de a poco
Morirse rápido
Morirse para siempre

No ser 
No volver a ser

Obituario para mi soledad.

…..

La conversación de las pieles

Habíamos dejado el cerro
Donde solo se escuchaba algún grillo

Los dos
En nuestras soledades 
Nos utilizamos en vano.

Así encontramos que hay otros poemas suyos donde aparece el mar tormentoso, y lo destruye todo; paisaje no apto para la contemplación impávida o serena, este es un mar devorador, lleno de bestias y que solo trae tragedias para el hombre. O ciertas imágenes de la muerte que se repiten en la obra…diálogos con la muerte que perturban, y no pueden evitarse, pues en esta obra no hay impostura intelectual, ni dudosos pronósticos del porvenir:

Naufragio

I

El mar está salobre
inútil sus esfuerzos
es la cercanía del fin 

Profundo 
se ha tragado un naufragio
carga     niños    madres
a un viejo uniformado
Flota una gorra y un pañuelo

II

Qué triste es el susurro que sigue
a esta calma fallecida 
calma con dolor
calma con llanto
calma como diciendo adiós

III

Bajé hasta el abismo
del océano hambriento

Allí se lucha
los difuntos de dientes
son revoltura de espuma

IV

Siempre diezmar por seguir siendo.

Es regocijante como lector, verse, encontrarse en la experiencia de quienes habitan los paisajes de una obra, lejos del mesianismo y la profecía. Como ávido lector, admiro profundamente una escritura poética cautivante, que te lleva y trae por la escala infinita de las emociones, sin caer en la pedantería lingüística, en ese afán por querer demostrar cuánto se sabe de idiomas y ciertas disciplinas afines, muy sofisticadas y complejas, pero más cercanas a la retórica-académica y al esnobismo cursi, que a la genuina pasión por la experiencia peligrosa que es la poesía. 

Otra cualidad que me parece muy valiosa en el trabajo de Mireya; el diálogo entre generaciones, la intertextualidad como llaman algunos, el trasvasije poético, esa genial tendencia a ir de un autor a otro, de un estilo o época sobre la siguiente; ese desborde y derroche, vuelto procacidad e impudicia de la poeta, que habla con todos y resuelve su escritura, en la espesura de la noche, a veces como si anotara restos de una pesadilla o de un sueño indescifrable, en la libretita de la madrugada y el desvelo. Todo ello, sin desconocer a la mañana siguiente, a sus sabios vecinos, a sus camaradas mayores y menores.

Mireya sabe que su arte es fruto de un espeso bosque habitado por tantos otros, todos animales arrimados al mismo árbol, que abrevan del mismo río, que gustan de la misma savia. (Ya sabemos; hay quienes se pierden en esa espesura; hay quienes salen cada tanto de casería; hay los que no regresan más).

Veo en la autora de Huesos de mi último árbol, dos cualidades que siento imprescindibles en un magnífico poeta; profundidad en la mirada y amplitud en la profusión de registros, donde el autor-autora, sea capaz de moverse con amplia destreza. Por eso, voy entendiendo ahora, escribimos a raudales. Porque Mireya se adentra en el bosque de faunos y ninfas, y también porque navega en el mar de las palabras. Porque en su escritura, ella se lo juega todo. Lo apuesta todo, y es tal la calidad, la factura impecable de esta poesía, que ocurre algo extraño, pues resulta como si Mireya Zúñiga Noemí, hubiese escrito siempre esta poesía, y la recordásemos desde lejos, con solo leer uno de sus versos, instalada ya en un antiguo y prestigioso sitial…

Ha sido un nuevo juego gozoso descubrir a la gran poeta que es Mireya Zúñiga…ahí están sus arboles de raíces profundas, sus huesos de vida y muerte. Y ya no falta nada. Ella ha hecho un trabajo brillante. Y nos lo ha regalado.


Enero 24, 2013, Santiago de Chile.










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