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Channel: POETAS SIGLO XXI - ANTOLOGIA MUNDIAL + 20.000 POETAS: Editor: Fernando Sabido Sánchez #Poesía
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GUILLERMO BALBONA [9022]

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Guillermo Balbona Arauna (Bilbao, 20-VI-1962) es -así se define él mismo- periodista de profesión y poeta de convicción. Escribe poesía desde los primeros años de adolescencia y es autor de más de una decena de poemarios. 
   En 1987 obtuvo el segundo premio del certamen de Poesía del Mar  "Jesús Cancio" por su obra Azules disturbios, playas blancas. 
   En 1988 fue finalista del Premio Nervión, convocado por la Sociedad "El Sitio" de Bilbao. 
   En 1991 logra el primer accésit de la XI edición del Premio José Hierro, convocado por el Ayuntamiento de Santander. Tres años después repite premio en el mismo certamen. 
   Ha publicado en la colección La Sirena del Pisueña el poemario El abandono está lleno de rosas (1994) y una muestra significativa de su obra fue incluida en Mar de fondo (Antología de poesía última en Cantabria) en 1996. 



  

 No hay vidas livianas. 
 Todas son difíciles de llevar. 
             Cristina Peri Rossi


PESADO BULTO 
ajeno, 
museo de esfuerzos inútiles. 
Sostiene la realidad 
que las perspectivas 
son sólo inventos, espejismos acaso, 
viejos cuentos, rescoldos de hoguera.
Es verdad, no hay vidas livianas 
aunque, a veces, 
creas levitar temprano 
entre sueños afilados 
y las pequeñas cosas 
esas que antes ignorabas 
sean ahora 
monumentales cercanías 
reconocibles territorios 
fáciles de llevar. 
  




AL MARGEN DE LA HISTORIA 
escuchas el órgano 
de esos fantasmas de la ópera 
que habitan 
en las profundidades del mundo.

Tienes treinta años 
y eres milenario. 
Los perseguidores de la vida 
hacen cola 
en los supermercados sentimentales 
-cuarto kilo de corazón 
doscientos gramos de desidia...- 
No, no hay vidas livianas 
sino un pesado bulto 
un museo de esfuerzos inútiles 
donde el mundo 
exhibe tu cansancio ancestral. 
  
  


FUI TESTIGO 
de un beso oculto. 
No era de lengua 
ni tan siquiera de labios 
fue despacio y telúrico 
primario 
El amor a tientas 
es más amor.

Una boca está 
para ser transgredida 
tras las palabras.

De un beso oculto, 
por ejemplo, 
quedan siempre cenizas 
donde se descifra el mundo.

Besos, alfabetos, 
abecedarios inciertos, no obstante, 
al pronunciarte. 
  
  


ME QUEMASTE POR DENTRO 
después de que mi pupila 
se cansara de mostrarte el mundo. 
En las esquinas por aquel entonces 
publicitaban un ángel nuevo, 
familiar, cotidiano, 
para escarnio de aprendices ciudadanos intensivos. 
Se trataba de 
que todo fuera incendio: 
el subrayado de los contornos 
la silueta del futuro 
de los fetiches, incluso 
su espontánea superstición.

Las llamas, entonces, 
llegaron tan alto 
que las ciudades 
semejaban dragones 
como en esos cuentos 
de valientes idiotas 
y regiones de temibles monarcas.

Poder y fuego. 
Elemental querencia del miedo 
piedra última 
donde esculpir los silencios.

Arde lo ajeno 
mientras buscas 
esos bosques íntimos 
sin temores ni espejos 
ni tan siquiera paraísos 
ese rostro de humo 
con calor de hoguera 
donde rastrear el incendio mayor 
de las palabras certeras. 
  
  




AHORA QUE TU CUERPO ES YA NOTICIA 
conviertes en titulares tus pezones 
y en calumnias tu pubis 
con el que opinas sobre mi pene. 
A juzgar por el sensacionalismo 
de los tamaños 
necesitaré consultar 
más fuentes fidedignas 
que el flujo de tu sexo 
y fiarme menos 
de esos convulsos anuncios 
con los que 
te sueñas de cuerpo entero.

Como síntesis incluso, 
no estaría de más 
algún adjetivo fugaz 
haciéndose el espermatozoide 
contando los cromosomas 
hurgando en el poderoso 
influjo de la sangre.

Ahora que tu cuerpo es ya noticia 
vigilo la veracidad 
de tus labios menores 
y recurro al vacilante orgasmo 
para engañar a todos esos nombres 
que pronuncias en alto cuando callas:

Masculino, singular 
gramática parda 
sexo, saxo, seso 
impúdica definición 
esperma revelador 
como última sílaba imprecisa 
exceso de palabras, 
al cabo, un cuerpo inerte que te sostiene 
¡Y cuánto placer en el engaño! 
  
  




CONTRA LAS APARIENCIAS 
tristeza como un don 
acuerdo tácito con la vida 
enajenada y tan absorta. 
Contra las apariencias 
ese lado oscuro 
donde lo femenino 
se vuelve de espaldas 
y es un corte de mangas 
y una fuga, y una huida 
adiós, adiós... 
Contra las apariencias nada mejor 
que remar a contracorriente 
y afrontar la ciaboga con tacto 
tras espiar a los verdugos de la marea. 
Contra las apariencias 
todas las pesadillas venideras 
bienvenidas, miriadas, bienvenidas 
invitando a descifrar 
cómo nuestros mayores 
asesinaron la vulgaridad. 
  
  





Y EN LA DEJADEZ 
con que hueles el incienso 
de toda solemnidad 
encuentras un quicio 
para espiar al mundo.

A veces  no tienes por qué preocuparte 
notas el humo que nace de la manos 
y una multitud de sueños 
acude con el roce. 
Hay, por contra, quien se frota 
las manos y obtiene hogueras silentes 
para consumir los incendios. 
otros aunque despacio, 
aunque ya no se lleve el ritmo 
se miran huecos 
y siguen caminos 
con los que tentar el futuro.

En la representación de las cosas pequeñas 
tiemblan los reposos del corazón.

No más oficios 
la telúrica misión 
que te marcaste ha concluido.

Ya sólo queda tiempo 
para medirte las manos 
y reconocer la edad que 
te asombra. 
  
  


FUE LLEGAR HASTA TU OMBLIGO 
y cerciorarme 
de no saber cómo crece la hierba 
con los fríos silencios 
y la disposición incorrecta 
de un último deseo.

Tanta, tanta estúpida matemática 
como el no poder contar 
cuántas gotas son necesarias 
para nominar la humedad 
o esas leyes justas 
que te provocan adheridas noches sin sueño.

Aunque todo sea 
una enfermiza renuncia 
a llegar a tu pecho 
sin duda confundo 
el paralelismo de los senos 
con el discurso excesivo 
de esa extraña pérdida

Amores y dolores, 
en secreto 
y la ternura administrada... 
con lo fácil que es ningunear 
el injustificado sentimiento ignorante. 
En tu cuello 
un espejismo de conocimiento. 
  
  




EN OCASIONES ERES TAN SOLO UN NUMERO 
23, por ejemplo, 
desde aquella mordedura de marzo 
retirada de un sueño. 
O el 7 
con el que apostaste 
en las tómbolas 
de una feria inesperada 
quizás, el cuatro 
terminación de una suerte 
que nunca tuviste.

Numeración, Reclamo 
Azar buscado

En ocasiones eres tan sólo un número 
en el vértice amanerado 
de los destinos cruzados. 
  
  




ME PREGUNTARAS 
cómo investigué su sonrisa 
o en el colmo del ingenio 
cuántos metros recorrí hasta besarla

Aún quedan respuestas huérfanas 
que invernan 
en los silencios 
como esos ingrávidos monosílabos 
e inevitables paradas 
hasta la última de las ternuras. 
  
  




LO IMPORTANTE 
no es el equilibrio 
de los que salvan el mundo 
sino el inseguro acertijo 
con el que resuelvo 
mi desprecio por su 
elogio de la estupidez.

Con idéntica pasión 
certifico el tacto 
de la geografía más ajena 
y descreo poco a poco 
las distancias 
y la velocidad de la vida.

El único poder 
es hacer de tu nombre 
una nueva historia. 
  
  


PROCEDÍA SABER 
el número de reglas establecidas 
para alcanzar tu nombre 
o cuántos  saber estar 
merecían agradecidos 
los métodos nemotécnicos. 
Restringido todo 
menos la cuadratura del dolor 
cabía, quizás, hallar el secreto arquitectónico 
de la piel endurecida.

Ese edificio 
consumido fuera de las derrotas 
donde inauguras el mundo 
y se incorpora la espera. 
  
  




ARMARIOS QUE GUARDAN EL NEGRO 
violentos veranos de un calor 
que no quisiste tuyo 
y ese suspiro anticipado a todo 
que te hacía más riguroso 
que el secreto no revelado. 
Cuestión de temores, dijiste, 
idéntico embargo 
con el que la vida aplaza 
sus señas de identidad. 
No miraste adentro 
y ahora posas tu mano sobre las puertas 
o persigues el rastro 
mientras tu perfume te delata. 
Incógnita sublime 
la del hallazgo 
que desvele 
ese afán innombrable 
con el que despides tu desnudo.

Amar 
es añorar un color 
que afirme 
la elegante huida 
de un corazón negado. 
  
  




ALEGORÍA DEL INVIERNO Y DEL AMOR. 
De un cuadro perdido en el Louvre 
soñaste con esas noches 
que sólo se acaban cuando 
lo decides con una sonrisa desmayada. 
Lo tuyo es falta de conciencia 
residencia de un animal herido 
vodka literario 
y nostalgia de futuras 
paradas sentimentales.

Sabes que harás el amor con Londres 
porque también las ciudades 
son vaginas esperantes 
úteros deseados 
en los que viajar 
es adoptar el sonido 
de un saxo reconocible 
ahora que el siglo se desvanece y pones rostro futurista 
y abrazas con tecnología punta 
hecho todo un chico XXI. 
Por ello, más que nunca, 
reclamas alegorías de invierno 
con esas góticas tardes 
de soledad y utopía 
en las que los sueños siempre se refieren 
a paisajes que no son tuyos.

Tal vez amar 
sea tan solo esa pintura 
amarrada al cielo 
donde yaces 
reconciliado con el ayer 
cansado por un último gesto 
que te honra 
mientras una enfermera 
toma el pulso a los hombres 
que nunca fuiste. 
  
  




COMO UN NAUFRAGIO HACIA DENTRO 
desbocado caballo de agua 
que te hiere la frente 
y humedece la noche. 
Eran cientos los nombres 
hacia dentro 
hundidos, desgarrados, desnudos 
como si la muerte 
fuese alguna vez digna 
compañera, 
paréntesis sincero, playa 
estatal hacia adentro...

Como un naufragio 
discurre la travesía 
del tiempo aquel, siempre perdido, 
que asoma inerte 
azotando la voluntariosa fuga 
de los oscuros desmayos 
sin apenas recuerdo 
y laberintos aferrándose 
a la palidez extrema del cielo 
hacia dentro, como ese naufragio cotidiano 
en el que resuelves 
las tablas del siniestro vital 
los restos del naufragio 
en apenas un monosílabo y 
cuatro o cinco palabras que no cupieron en la botella.

Muerte disipada en otra muerte... 
hacia adentro de ese territorio 
sin más cartografía que el silencio. 
  
  





VIRTUAL DESESPERACIÓN 
la del golpe furtivo 
y el deseo atónito 
que aún nos deja 
trampas, zanjas 
extraños desnudos 
con la memoria postrada 
como uno de esos peces 
al fin ausentes de marea 
tomados por locos 
mientras el dulce engaño 
apenas permite 
el paso marcial de la evocación.

Recordar 
o esa imbécil 
disipación con que eludes 
el oficio de vivir. 
  
  




CUANDO SOLO ERES LA MITAD DE TI MISMA 
busco el doble del mundo para apoyarme dormido 
en los alféizares de las ventanas desde donde encontrarte 
No, no es que te vayas 
pero tengo la sensación 
de que estás jugando conmigo 
que has dicho muy rápido amor 
así, sí, como quitándotelo de encima 
como ese peso nada liviano que has encargado 
se disolviera en un trastero, en una góndola que atraviesa la inundación] 
de esa Venecia que no conocimos. 
Dime, dime si eso es ser romántico o 
acaso que son más importantes 
los breves recuerdos que nos hicieron trascendentes frente al mundo.]

Insolente paréntesis te vas en mitad 
para hallarte, más tarde, 
no entera, ni doble, ni primera, 
sino marejada lacerante 
que me asoma la bandera roja 
hoy prohibido bañarse en tu orilla 
a la vez que sangras lágrimas 
de olvido y chantajes emocionales 
que susurran verdades a medias 
mentiras verdaderas y cadáveres 
esos muertos que fuimos 
cuando no nos mostramos las cartas 
singulares, terribles, cartas sin sobre 
con los nombres desnudos y los sellos huérfanos 
humedecidos por un viaje callado. 
Reproches, fugas, lenguajes 
del incivilizado amor que prometimos inventar. 
Ahora la otra mitad de ti 
suele dárselas de fantasma y se anuncia 
cada noche sin cadenas, arrastrando mi otra mitad 
desgarrada del olvido. 
  
  




   Aquella caracola me puso en el oído 
 Todo el escándalo del mar. 
             Mario Benedetti

TODO EL ESCÁNDALO DEL MAR 
me convierte en cronista amarillo 
al contar las cosas de la nostalgia, 
al medir los horizontes, 
al añorar el futuro que ya viví 
en resto de arena convertido.

El fugaz comportamiento del equívoco 
no da derecho a escuchar la pleamar 
ni a vencer al discurso soberano del poder 
que nos secuestra la vida 
embargadas las pequeñas cosas 
y expoliado el último de los hombres buenos. 
Esta muy bien ese detenimiento en saber 
qué es la nostalgia 
ese abstracto, absorto, seductor 
canto de sirenas que te enamoran despacio 
y de este modo, como que te vuelves tonto 
y ya no sabes de tu derredor 
o que te hablan de la vida y 
pones cara de saberlo todo. 
Agradecido por la madre naturaleza 
encuentras excusa en la roca 
y complicidad en las horas de la marea. 
Llegará, lo sabes, ese momento 
en que alguien te recuerde que no mereces 
el escándalo del mar 
y la más sincera de las compasiones 
para perdonar esa inmensidad 
que alumbra tu frágil 
conocimiento de la vida. 
  
  


TRILOGÍA DEL PENSAMIENTO 
una fugaz diatriba o la hipotenusa de dos inviernos 
arriba el ruido, 
en el medio, la velocidad 
abajo, quizás, la furia 
una engañosa geografía 
de hombres hechos y derechos 
pero tú que de homínido 
sólo tienes esa monada de creerte evolucionado 
miras al cielo y 
arriba, sólo escuchas al viento 
en el medio, huyes despacio 
abajo, quizás, ensordeces los gritos. 
En la trilogía del pensamiento 
persigues una juiciosa locura 
que permita deducir 
el problema relativo de lo absoluto, 
sí hombre, ya sabes, 
cómo hacerse viejo 
sin perder la región de los augurios 
la frontera de los nuevos tiempos 
el fértil equilibrio entre la madrugada que conocimos 
y ese estado de las cosas 
con respuestas hermosamente intangibles.







   

ELENA CAMACHO ROZAS [9023]

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Elena Camacho Rozas
Escritora española (Santander, 1964). Es doctora en filología hispánica y trabaja como profesora de lengua y literatura en un instituto de su región. Ha quedado finalista en los premios José Hierro y Alegría, entre otros. Ha publicado los poemarios Versatilidad de la emoción y Ars adivinatoria / Trizas y trazos, así como el pliego de poesía La escala de Jacob, número 10 en la colección “Son de Sirena”. Textos suyos han sido recogidos en varias antologías poéticas de Cantabria.





Trizas y trazos
Extractos


Incendios fortuitos

Tu corazón tiene la dureza del pedernal
y la misma capacidad para encenderse.




Fondo de armario

La alegría en tus labios
es un traje que portas
sin ninguna elegancia;
es casi una mueca
de dolor que enmascaras.
La minifalda roja
que te ha quedado grande.




Breve

Es cansado llorar en largos versos...
¡Sea, pues, mi lamento contenido!




Fábula

Como las sierpes vamos arrastrándonos,
rugiendo cual león amedrentándonos,
intercalando abrazos de oso de peluche y fiera,
como anguilas fugaces discurriendo,
con la elegancia del gato de Angora,
la locura altiva de la cabra en el risco
y el sutil aguijón del escorpión.




Antirrefrán

Más valen cien pájaros volando
que uno solo y enfermo
en el cuenco implorante de tus manos.




Sensibilidad

La luz es invisible,
la ceguera también.
Pero la siente.




El jardinero

Cuando planto una planta creo crear
todo un mundo que nace de mis manos.
Mas contemplo en sus hojas la rúbrica
de la luz, la tierra, el agua... y siempre
me arrebatan su autoría.




Caja fuerte

Se crearon
los labios como conchas
para guardar en su caja fuerte
los secretos.
Pero buscando la gran perla
un pescador
severo horadó el misterio
de su cripta
entreabierta de vagina.




Cabeza de chorlito

Tienes pájaros en la cabeza
para que puedan posarse
en los nidos de tu sien.




La vida es vello

Los pelos que se te caen cuando te peinas
dejan un rastro de calavera
en tu cepillo.




Bendita inocencia

Envidias lo que tengo porque no me conoces.
Envidias lo que no tienes porque ignoras cuánto vale.
Envidio tu propia envidia: su inocencia la redime.




Ahogos

Llueve sobre mojado
por eso andamos
con el agua al cuello.




Alas de plomo

Se alzó de puntillas,
agarrada al alféizar,
para que el vértigo
no diese con sus huesos
en el centro de gravedad
de la cuestión.






Diccionario íntimo
Extractos


Evocación infantil

Trota, trota, trota, caballo veloz.
Caballito lindo, desliza tus crines, relincha,
llamea tu cabello airado al viento poniente.
No desistas, sigue; tus pezuñas duelen,
arañan, escarban, el sórdido suelo
del solar que ruedas y no se aclimatan
a la eterna ansia, ágil, voladora,
que te adelanta. No pares. ¡Descuida!
El chiquillo en silencio sutil galopea,
aunque sólo en sueños, sobre las laderas
de tus lomos negros... ¡Balancín de leña!
Si el temor terrestre de la tierra quieta
no se estremece ni voltea niebla,
insiste, chiquillo, astillas chirríen,
pertinaz jinete, que brote la savia
de carne de roble, la sangre de ébano.
Pequeño potrenco, amigo potrillo,
sufre su camino. Sigue, sigue, sigue.




Lucro

Crecerás entre máster y opiniones,
sorteando zancadillas hostigado,
crecerás entre el paro y los sueños
de burgués con casita y algún perro.
Crecerás para el prójimo, muchacho,
cuando el trabajo llame a manos llenas
a tu puerta y abras los bolsillos, la cartera,
y el corazón apenas. Crecerás, hijo,
cuando tu prestigiosa boca sepa
adueñarse del alivio precario de los otros,
mientras medras, medras, medras...




Memoria

Fui educando la memoria
para olvidar lo doliente.
Seleccioné el pasado
e hipotequé el presente.
Puse precio al futuro
a fuerza de ocultarme
de los hechos.
Si un día llegara a olvidar
mi amnesia,
moriría.




Pretérito

Qué sutil complacencia
en aquel atardecer de risas y farándulas.
Qué sutil complacencia
en tu sonrisa clara como lluvia de otoño
y en tus besos mordiendo mis palabras
para sellar cada una de sus quejas livianas.
Apacigua mi ánimo
el pensar en pretérito.



GUILLERMO BIANCHI [9024]

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Guillermo Bianchi
Nació en la ciudad de Buenos Aires, Argentina el 13 de Mayo de 1970.

Fue finalista en el Premio Internacional de Poesía Videncia 2003 (Cuba), I Concurso Literario Revista Axolotl, I Concurso Ediciones Ruinas Circulares, Certamen Internacional de Poesía Patagonia Sur del Mundo y en el Concurso Internacional de Poesía Olga Orozco, con un jurado integrado por Juan Gelman, Jorge Boccanera, Antonio Gamoneda y Gonzalo Rojas.
Asimismo, resultó ganador del I Certamen Internacional Orillera 2009 con un jurado compuesto por Juan José Panno y Washington Cucurto y del I Concurso Nacional de Poesía Inédita Azahar de Plata organizado por la SADE y la Societá Dante Alighieri de la Provincia de Tucumán.

Publicó el libro de poesías “La luz de los vencidos” (Enigma Editores, 2012).






Vanderley

Descarnada, procaz,
Vanda venías.
Hija del hambre, cínica ejecutora
de tan irrespirables carcajadas.
Siglos de destrucción, Vanda, de asco.
Las tripas, las costillas, los excesivos ojos
y sus brazos de sangre,
Vanda, tu olor rodando por el cuarto,
el pánico que yo desconocía,
Vanderley,  volvedora de la muerte,
cuya ciénaga entraña la humedad
de los puertos,
cuyo calor arrastra la acritud
de las cárceles.

Novia del miedo, Vanda,
víctima de tus huesos milenarios,
muerte volviendo de su propia muerte.
Vanda, te escapo siempre desde entonces,
el sueño es ese lecho
donde jamás dormiste
el amor es un cuerpo
que no tocaste nunca.







La mala

Andás como sobrándole a la noche.
Sin próxima estación ni chau suburbio,
cuerpeando la vergüenza del animal domado,
aferrado a una carne que no es tuya.

Y en casa tu cielito,
tu callecita propia
donde cada ladrillo te resulta fraterno
y el sueño que estibás te reconoce.

Sos el umbral,
la abdicación del tiempo,
la pasión del revés,
el alma rota.

Aburrida la noche de arrojarte pedradas,
te concede el cansancio,
te da un banco de plaza
y un perro callejero que te mira a los ojos;
y parece decirte
huyamos juntos.








Poemas de La luz de los vencidos
Enigma Editores, 2012


"La luz de los vencidos transita una poética de un fino clasicismo que explora lenguajes coloquiales en tono de confidencia “con los dedos fríos de tocar los aviones/ el corazón cansado de remolcar tu sombra.”, por momentos rozando un tango “no me debe tu muerte más que un trago” y también transitando caminos alternativos de ruptura y experimentación.

En la cosmovisión de Guillermo Bianchi, los vencidos emanan cierta clase de luz que genera contrastes  y paradojas “hay un cordero que le clava los colmillos al lobo”, “un ala negra sobre el cielo puro”. Si hay vencidos debe haber vencedores. El poemario todo es una cuerda exigida por ambos extremos, un gran oxímoron plasmado en versos como “todas las realidades me parecen ficticias/ todas las utopías me resultan posibles.”  Laura Yasan  (fragmento del prólogo del libro).




Objetos varios

En cuánto ardor ardí de puro tigre
cómo fui piedra  cómo explosión de vos
           y no te odié.

¿Qué noche  qué prisión no he contenido?
cuánta tersura sabe la memoria del tacto
cuánto ahínco la llave del deseo
que me volvía perro entre los perros
continuación de vos  bruta herramienta.

¿Qué diente no me atina
qué enemigo no he visto en cada espejo?
yo talismán  yo néctar  yo carnada
para la red voraz de tu apetito
acéfalos tus labios  más soplo reclamaban
más huella  más renuncia  más prodigio
cómo fui viento  cómo región de vos
           y no te odié.

¿Qué acero  qué fantasma no me hiere?
yo carne  yo derrumbe  yo testigo
del odio abandonado en su dilema
del amor enterrado en su proeza.






Los satélites de la luna

Sólo una respiración,
un resuello pausado
que se agazapa para no dar sombra.
Esa mezcla de rabia,
deseos de llorar sobre mesas insomnes.

Sólo una bruma que nos fraterniza,
el mástil de la noche confinado a su mueca,
cuya virtud consiste en describirnos,
guarecernos jamás,
alimentarnos nunca.

Será ese dogma que es el barro nuestro,
vértigo de atisbar el ojo ajeno,
indicios de una sed desmesurada
donde tiembla sin pan y sin origen
la molicie de todas las certezas.

Sólo un mecanismo,
habitud que nos induce a trasladarnos
como satélites de la luna.
Y somos mustios, pródigos, lascivos.

Será ese gusto a mineral en bruto,
ese caballo acariciado,
esa maleza
siempre.






Pasajero

Te traés, pasajero, desde atrás de la lluvia.
Tenés los dedos fríos de tocar los aviones,
el corazón helado de invocar pura sombra.
Habrá que precisar con qué ternura
se te arriman al ojo sombríos ventanales,
te vienen a buscar los aeropuertos
para llevarte al fondo de vos mismo,
volverte espejo, regresar cigarra,
fraguarte en el ardor de tus pasiones
y saber sonreírle a la intemperie.

Perdés todo en el viaje, pasajero:
tu identidad en tránsito,
tu irrevocable whisky
y tu filosofía del arrabal amargo
que ocasiona tremendas redundancias
cuando en la visa escriben tus datos personales,
cuando querés llorar y no estás solo,
cuando querés reír y estás sin nadie.





Orfandad

hace noches que arrastro este cadáver
hemos bebido juntos del furor y la bruma
hemos acariciado la muerte a contrapelo
aliviado el dolor en madrigueras
donde la realidad pasa de largo
un ala negra sobre el cielo puro
batiendo contra el pecho
su avidez de relámpago

casa por casa fuimos
a derramar la hiel de nuestra angustia
hemos visto la calle sin ventanas
donde van a besarse los suicidas
antes de transformarse en certidumbre
hemos amanecido con un tiro en la frente
y un puñal escondido en la garganta

hace noches que intento abandonarlo
envolverlo en mi abrigo
y acostarlo en su espanto
como quien deja a un niño
a los pies de una iglesia.







Densidad de la luz

salgamos a la puerta
se deben haber ido los fantasmas
hay una brisa que lo explica todo
la dualidad
el fin de los temores

derrama el sol una mirada tibia
sobre la mansedumbre del paisaje
harto de su belleza
el cielo inventa pájaros que le arañan el rostro
todo busca su alquimia de luz precipitada

se deben haber ido los fantasmas
salgamos a la puerta
lentamente el cortejo de la noche
se hunde por el peso
de su propia armadura.






¿Qué poesía?

¿la atravesada por el humo?
¿la herida de arma blanca?
¿la que sale de noche a emborracharse
en manos del feroz tristán tzará?
¿ la que reparte panes y solloza?
¿la que agita las alas del albatros
que baudelaire dejó sobre cubierta?
¿la que golpea la mesa del burgués?
¿la que muerde el exilio
con los ojos de buey llenos de cólera?
¿la que anida en el árbol de alejandra?
¿la que pasta en la huerta de efraín?
¿la que amanece espalda con espalda?
¿la que no dice nada
la que no calla nunca?
¿qué poesía?






Conclusiones

este amor que no empuño ni reclamo
este deseo que resguardo en vos
como una medallita de la suerte
este amor de sonámbulos y espías
de aliento contenido
de sangre en movimiento
una sombra pegada a la pared
trepando por la furia del espejo
amor que no es abrigo
ni sábana
ni oxígeno
sino una cuerda
que intenté sujetar
para no ahogarme
y repentinamente
se enredó en mi garganta.








El orden de las cosas

los muros los escombros me transmiten recuerdos
obedezco al lenguaje del cristal que trepida
respondo al juramento desleal del relámpago
la simple observación de una canilla
me provoca un intenso sentimiento de ahogo
el fuego vaticina mi futura memoria
los relojes me llevan de modo inevitable
a treparme a la copa de los árboles
para lanzar mi aullido a la intemperie
toda consternación me pertenece
toda felicidad me contradice
el silencio lastima mis oídos
contemplo horrorizado la belleza del día
y persigo a mi sombra para no despistarme
soy el ojo que rige mis bruscas mutaciones
el barco que establece sus propias tempestades
todas las realidades me parecen ficticias
todas las utopías me resultan posibles.







Mar adentro

el mar toda una vida a la intemperie
toda una vida el corazón cerrado
al no ser mar qué breve la mención de tu nombre
yo que nunca lloré bajo una nube
ni recorrí las costas del espanto
te hago cárcel de mí labio a mi copa
en un mundo que goza desenterrando espadas
rodeándome de perros la memoria
el mar respira en vos y es como un rezo
como una crisis que jamás descansa
y no te haré saber qué interminable
qué árido terreno transita el que no duerme
el que profana tumbas buscando su cadáver
el que flota en las aguas del dolor y la culpa
yo soy un rumbo aparte
el mar me condiciona a tu paisaje
y la noche me busca vivo o muerto.

De: "La luz de los vencidos", Enigma Editores, 2012



ANTONIO CASARES [9025]

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Antonio Casares, poeta nacido en Liébana (Cantabria), licenciado en Filología Hispánica, es actualmente profesor jubilado.
Poseedor de una bien asentada cultura clásica, ha tocado todos los géneros literarios (novela, cuento, teatro, ensayo), aunque buena parte de su obra permanece aún injustamente inédita.
Ácrata de pro y de los buenos, publicó en 1978 El infierno de los días, además de hacer letras para el grupo de rock  Bloque (Abelardo y Eloísa, Undécimo poder...) y composiciones para Tejo y Papa Blues Band.  Anteriormente había sido uno de los fundadores del famoso grupo musical santanderino Los Dixies. En 2010 publicó el disco Cantata lebaniega.
Ha colaborado en diversas revistas o fanzines, como Kantil, Peña Labra, Lobotonia, Pérgola, y aparece en varias antologías: 
Poetas de Cantabria, hoy (Torrelavega, Luis Alberto Salcines, 1979), Homenaje a El Salvador (Madrid, Visor, 1981) y Con tu piedra (Santander, Centro de Investigación del Medio Ambiente, 2005).




PREGUNTAS
            "la poesía la torturan
             y nace la sentencian y nace la fusilan
             y nace".
                       (JUAN GELMAN)


         ¿Se pasearán por Buenos Aires                                          
como si fueran héroes
o permanecerán en los cuarteles
esperando que el tiempo y el olvido
borren todos sus crímenes?
¿Preguntarán al mar por su destino?
¿Cultivarán las flores del jardín de la muerte
o esconderán el rostro entre sus manos
para no ver la luz que los acusa?
¿Tomarán la cicuta, emulando a Sócrates?
¿Se sentarán a la mesa con sus nietos
y contarán con minuciosidad,
no exenta de arrogancia,
las cosas que hicieron por la patria?
¿Subirán al Aconcagua
y se arrojarán al abismo como Empédocles
hasta ser consumidos por el fuego
o devorados por los zopilotes?
¿Llorarán a los pies de Macchu Picchu
su culpa abominable?
¿Se beberán en largas noches de insomnio
todo el vino de América
para acallar su mala conciencia?
¿Bailarán el tango de la nada?
¿Se esconderán debajo de las piedras
junto a los sapos y los escorpiones?
¿Se mirarán en todos los espejos
o arrancarán sus ojos como Edipo?
¿Se comerán sus propios ojos
porque fueron testigos
de todos sus desmanes?
¿Se sentirán amados por su pueblo
o repudiados como los asesinos?
¿Oirán cada noche la llamada
irrenunciable del remordimiento
o harán reuniones para recordar
las sentencias que firmaron,
los crímenes que cometieron,
las tropelías que no caben
en los libros de historia?
¿Lavarán la sangre de los muros
que todavía conservan los balazos
de los últimos fusilamientos?
¿Saldrán un día en la televisión
confesando su culpabilidad?
¿Tendrán el cinismo de decir
que obedecían órdenes
de otros que obedecían órdenes?
¿Se harán la cirugía estética
para no ser reconocidos
por los familiares de los muertos?
¿Se flagelarán en las plazas públicas?
¿Entrarán voluntariamente en un manicomio?
¿Hablarán por teléfono con Hitler?
¿Conservarán todavía las picanas
con las que torturaban a los presos?
¿Volarán en los mismos aviones
desde los que arrojaban
a hombres y mujeres embarazadas
con las manos atadas a la espalda?
¿Serán amados por sus esposas?
¿Soñarán con los barcos que llenaron
de prisioneros inocentes
para alimentar a los tiburones?
¿Declararán de nuevo
la guerra de las Malvinas?
¿Mentirán con la sonrisa en los labios?
¿Podrán mirar limpiamente un paisaje?
¿Leerán a Manuel Puig?
¿Impugnarán el Informe Sábato?
¿Le pedirán perdón a Julio Cortázar?
¿Se escudarán en un verso de Borges?
¿Se conmoverán con una línea de Alfonsina Storni?
¿Irán a ver al Papa
y se darán golpes de pecho
antes de comulgar como buenos cristianos?
¿Se sentirán todavía dignos
de entrar en el reino de los cielos?
¿Defenderán su honor ante los tribunales?
¿Irán a reunirse con las madres 
de la Plaza de Mayo
para pedir a Dios que los perdone
o se suicidarán  a medianoche
para no despertar a los vecinos?
¿Se cartearán con Pinochet?
¿Qué dirán cuando alguien les pregunte
qué hicieron con los hijos de Juan Gelman,
qué padre putativo será ahora
el que se arrogue la paternidad
del nieto del poeta?
¿Y qué dirá ese padre cuando el niño,
con ojos de inocencia,
mirándole a los ojos fijamente,
entrecortadamente, le pregunte
durante días y durante años:
papá, por qué te brota tanta sangre,
cada vez que me tocas, de las manos?






     
UBI SUNT?

¿Dónde están -ubi sunt- los desaparecidos,
los que un día salieron de casa y no volvieron,
los que estaban en casa y fueron detenidos,
los que iban por la calle y desaparecieron?

¿Dónde los que tomaban tranquilamente el mate
después de la rutina del banco o la oficina,
o aquel cuya existencia era un duro combate
con el destino adverso, el andamio o la mina?

¿Dónde los estudiantes que amaban la utopía
y buscaban la forma de transformar el mundo,
dónde aquel compadrito de la melancolía,
dónde el último grito del preso moribundo?

¿Dónde pueden estar esos hombres cabales
que entregaron su vida a la ciencia o al arte,
dónde los que cayeron en manos criminales,
dónde el perfil tranquilo de Irene Bonaparte?

¿Dónde el patio que Borges soñara en las afueras,
con aljibe y con hiedra, con pérgola y con parra,
dónde el muro cubierto por las enredaderas,
y la mano que sueña tocando la guitarra?

¿Dónde aquel Mar del Plata que recuerda a Alfonsina?
¿Dónde los arrabales de Evaristo Carriego?
¿Dónde está Buenos Aires? ¿Dónde está La Argentina?
¿Dónde el poeta vidente a pesar de estar ciego?

¿Dónde el Guapo que amaba a la luz de la luna?
¿Dónde está la garufa que inició la reyerta?
¿Dónde el cielo lunfardo que los sueños acuna?
¿Dónde el cielo estrellado en la noche desierta?

¿Dónde está la milonga que Discépolo puso
en los labios ausentes de Gardel? ¿Dónde el tango
que afilaba cuchillos, ese tango difuso
que hablaba de los héroes de la noche y del fango?

¿Dónde las noches tristes como bandoneones
que lloran en los versos de Oliverio Girondo?
¿Dónde las madres muertas que desde los aviones
tiraron sobre el mar? ¿Dónde mi rabia escondo?

¿Dónde los maniatados, los tiros, las mordazas
en la boca del pueblo, dónde la última foto
que nos hicimos juntos, dónde las amenazas
que hicieron de nuestro sueño un sueño roto?

¿Dónde, con sus acólitos, se ocultaba Videla?
¿Dónde los cuerpos muertos colgados de los techos?
¿Dónde los golpes sordos que no dejan secuela?
¿Dónde los electrodos mordiéndoles los pechos?

¿Dónde están los milicos que firmaron papeles
para que a cada cual le llegara su hora,
dónde echaron la sangre que había en los cuarteles,
esa sangre que aún grita, esa sangre que aún llora?

¿Dónde la voz del pueblo que apagó la picana,
el tango que evocaba el arrabal porteño,
la viejita que se asomaba a la ventana
a ver pasar la vida como si fuera un sueño?

¿Dónde la madre aquella de la Plaza de Mayo
que murió sin saber dónde estaba su hijo?
¿Dónde la dulce abuela que luchó sin desmayo
hasta el último aliento? ¿Dónde aquel que bendijo

a los usurpadores de la Casa Rosada?
¿Dónde los desalmados que infringieron torturas?
¿Dónde los que lo vieron y no dijeron nada?
¿Dónde los delatores de inocentes criaturas?

¿Dónde Rodolfo Walsh? ¿Dónde Francisco Urondo?
¿Dónde Irene o Alicia, los que nadie conoce?
¿Dónde están los anónimos que yacen en el fondo
de una fosa común ? ¿Dónde se reconoce

a todos los culpables, a los abominables
autores de la muerte de miles de personas?
¿Dónde se generó el ruido de los sables?
¿En qué sitio del mundo esconden sus poltronas?

¿Dónde llamo, a qué puerta, a qué tierra, a qué cielo,
dónde lloro, en qué río, en qué mar? ¿Quién responde?
¿Dónde mi soledad? ¿Dónde mi desconsuelo?
¿Dónde puedo seguir preguntando? ¿Dónde? ¿Dónde?...


          



ELEGÍA PARA FRANCISCO URONDO

       "Puedo estremecer el corazón..."
                  (F. U.)

En un lugar de América de cuyo nombre quiero
y puedo y hasta debo acordarme -Argentina-,
un hombre soñador, un poeta verdadero
se encontró de repente con la noche asesina.

Era, digo, un poeta que no cayó en la trampa
Del verso huero y vano que se mira el ombligo.
Su verso es una flor solitaria en la pampa,
Testigo del amor y del dolor testigo.

Vinieron como sombras que surgen de la noche
Hasta su domicilio de amor y fantasía.
Amordazado, solo, maniatado en un coche,
Se lo llevaron los que odian la poesía.

Conoció la mazmorra en la que se tortura,
El relámpago amargo, brutal, de la picana.
Eran los enemigos de la literatura,
El torvo polizonte, el bacán con canana,

El que piensa que el mundo está hecho a su medida,
El que hace de la patria un negocio, el milico, 
El que siente un profundo desprecio por la vida,
Aquel que sólo tiene sonrisas para el rico.

La noche fue su cómplice. Bajo la luna quieta
Pasaron como sombras por calles clandestinas.
En cárceles de odio encerraron al poeta
Y sembraron el odio por todas las esquinas.

Mataron al poeta, pero no, nadie ha sido,
Nadie es el responsable de los asesinatos.
Por las calles oscuras del más trágico olvido
Se ve pasar la sombra maldita de Pilatos.

Pero yo sé sus nombres: el general Videla,
Galtieri, Agosti, Viola, violadores de sueños,
Que hacen que lo real parezca una novela,
O los crímenes nazis nos parezcan pequeños.

En sus manos cayeron, como en un sueño roto,
Otros cuyo delito fue el del amor al arte:
Alicia Eguren, Gleyzer, Delfor Santos Soto,
Rodolfo Walsh, Conti e Irene Bonaparte.

A veces da vergüenza considerarse humano,
Compartir la existencia con el que fue perverso,
Pisar donde ha pisado la bota del tirano,
Saber que estamos todos en el mismo universo.

Se nos fue  casi anónimo, se marchó como el  rayo.
Nadie sabe bien dónde, nadie sabe bien cuándo.
Aún lo lloran las madres en la Plaza de Mayo.
(Estos versos que escribo también lo están llorando).

Sangre de la memoria, escribo esta elegía
Con  mi verso más triste y  mi dolor más hondo.
En nombre de la libertad y de la poesía,
Yo recuerdo al poeta Francisco Urondo.






CORRIDO DEL SUBCOMANDANTE MARCOS

Voy a cantar el corrido
del hombre que fue a la sierra
para luchar por la causa
de los que no tienen tierra.

En la selva Lacandona
se ha hecho fuerte el guerrillero.
Que le vayan a buscar
los cobardes del dinero.

Heredero de Zapata,
hermano del Che Guevara,
sabe mirar a los ojos
de la muerte cara a cara.

No pretende ser un dios,
le basta con ser un hombre,
pero dejará en la historia
el ejemplo de su nombre.

Él es el que nos enseña
el verdadero camino:
frenar al explotador
del humilde campesino.

Nunca habla por hablar,
porque es un hombre de acción,
cuando se quieran dar cuenta
hará la revolución.

Las cosas volverán pronto
a estar donde corresponde,
los ricos serán corridos,
ya sabemos cuándo y dónde.

En la torre de Palenque
una bandera insurgente
será la eterna memoria
de Chiapas independiente.

Pocos quedan como él
en este ciego planeta
que no entiende al soñador
y no comprende al poeta.

Si sigue como hasta ahora
las huellas de don Quijote,
no habrá bala que lo acalle
ni poder que lo derrote.

¡Viva el comandante Marcos, 
el libertador de Chiapas,
que un día verá su nombre
escrito en todos los mapas!






     EL POEMA DE CHIAPAS

     "El hambre es el primero los conocimientos".
                                                                
               (MIGUEL HERNÁNDEZ)

Después de que los siglos pasaran como nubes
errantes por un cielo lavado por las lágrimas
y las noches ardiesen a la orilla de un mundo
mordido por la negra serpiente de la cólera,
cuando los días eran cada vez más oscuros
y las horas monedas que contaba la usura,
entonces, cuando el mundo no tenía sentido
y la vida era un astro girando en el vacío,
cuando Palenque era el lugar de los dioses
y los hombres podían leer el Popol Vuh
o verse como dioses en el Usumacinta,
después de que los dioses huyeran para siempre
de los templos que un día fueron sueños de jade
y escalinatas ciegas bajo un sol de obsidiana
en las que agonizaba el viejo Quetzalcóatl,
cuando el dios de la ira trajo hombres despiadados
que hablaban el eterno idioma de la muerte
y tiñeron de sangre el paisaje de México
y arrancaron el oro con manos genocidas
para dilapidarlo en el burdel de Europa,
después de que Zapata sucumbiera luchando
por repartir la tierra que a todos pertenece, 
cuando a hombres desalmados se les llenó la boca
con la palabra patria para su patrimonio,
mucho después, ya casi en el límite del tiempo,
con la clara conciencia de que el mundo es ajeno
y ancho como la mano que de él se apodera,
cuando el gringo usurpó todos los nombres
y estableció fronteras con los desheredados,
cuando Jaime Sabines se encontró de repente
perdido en el laberinto de la belleza
ante el rostro terrible de una página en blanco,
cuando la tierra era como una inmensa herida
abierta  por el odio y tan sólo servía
para ser enterrado bajo una cruz anónima
y no para dar frutos, sino puertas cerradas,
barracones sitiados por un mar de tristeza,
campesinos famélicos, lamiendo como perros
las llagas del oprobio causado por la historia,
calles que no conducen hacia ninguna parte,
niños sin horizonte, mentes esclavizadas
por los nuevos tiranos que, en nombre del progreso,
en nombre de una libertad que no existe,
levantan un imperio que sólo satisface
al bárbaro del norte, su mentor y su espejo.
Después, que ya es ahora, cuando el siglo camina
hacia la luz amarga del último poniente,
como un remordimiento que nunca periclita,
un pueblo se levanta de sus propias cenizas
y rompe las cadenas, como Fuenteovejuna,
que lo atan al infierno ominoso del pasado,
y esgrimiendo su orgullo y su alta dignidad
dice no al unísono contra la tiranía
del hambre que ya tiene el color de la injusticia,
del dolor que no puede prolongarse en el tiempo
pues ya se cierra el libro circular de la historia,
y se hace necesario que otra nueva comience.
Así empezó mi canto a ponerse de pie
y a pronunciar el nombre luminoso y eterno
de un pueblo que prefiere morir a ser esclavo:
no está lejano el día en que se cumpla el sueño
de Antígona que vuelve desde el fulgor del mito
para hacer que este mundo sea el lugar habitable
que sueñan las mujeres y los hombres de Chiapas
y los niños que sienten nostalgia del futuro.
Ya es hora de que Chiapas escriba su poema
de amor y libertad y tierra para todos 
y que ésta dé sus frutos para el que la trabaja
y pan sobre la mesa azul del mediodía
y casas donde habite la ropa bien planchada
y calles como días que llevan al olvido
y plazas con palmeras y bancos con ancianos
y niños que sonrían al salir de la escuela
y manos enlazadas a la luz de la luna,
cuando el cielo desnudo sea un enjambre de estrellas,
y lo cante orgulloso el viento entre los árboles,
y lo repita el eco libre de las montañas,
y el mar (ese poema que sólo han comprendido
aquellos que en su alma llevan la libertad),
y lo lea el campesino que ahora es analfabeto,
y lo escuchen los hombres de buena voluntad,
y lo digan los labios de todo el universo.






REVELACIÓN EN CHIAPAS

Aztlán regresará, como un chicano
en cuyos ojos fulge la obsidiana,
a oler a libertad y a marihuana
y no a sudor de gringo americano.

México volverá a ser mexicano
y no del Calibán la barragana,
ya corrió demasiada sangre humana
y siempre en beneficio del tirano.

Por fin se cumplirá de Vasconcelos
el sueño y de sus cósmicos anhelos,
acaso el sueño haya empezado en Chiapas.

Y México será como el corrido
de un pueblo que jamás será vencido,
orgullo inacabable de los mapas.

                 



                 

ODA A JOSÉ VASCONCELOS

José Vasconcelos que estás en los cielos,
porque en esta tierra miserable y vana
no tuviste sitio. Todos tus desvelos
los hacemos nuestros: tú eres el mañana.

Tú eres nuestro vate de la hora presente,
de esta vaga hora en la que sufrimos
el yugo en el cuello, la afrenta en la frente,
y ya no sabemos para qué vivimos.

Es sutil la mano del que nos domina,
pone como cebo -ardid de los dueños-
el falso progreso, mientras abomina,
pues él nunca sueña, del dios de los sueños.

Te veo caminando junto a Pancho Villa,
dándoselo todo al que nada tiene,
sembrando en el surco la nueva semilla
que dará su fruto al mundo que viene.

Junto a  Pancho Villa o junto a Zapata,
dignos de un homérico canto de epopeya,
contra la injusticia o el que la desata,
contra el que, insensible, todo lo atropella.

¡Ojalá los pueblos siguieran tu ejemplo
y no la codicia que todo lo invade!
(Ahora la ceguera brilla sobre el templo
donde antes brillaba la luna de jade).

Azteca de luz, hombre de obsidiana,
piedra ensangrentada de los sacrificios,
México por fin será mexicana
y no de los padres de todos los vicios.

Toda Iberoamérica fue tu Dulcinea,
por ella luchaste como Don Quijote,
el alto ideal fue tu única idea,
nunca fue tu amigo Judas Iscariote.

Viviste a disgusto en un mundo viejo
donde sólo caben reyes y señores,
por eso el humilde se mira en tu espejo:
eres el espejo de los soñadores.

El norte orgulloso, como siempre, ignora
que tú eres un hombre digno de este canto,
el pueblo te adora, el pueblo te llora,
nunca por un hombre se ha llorado tanto.

Pero del que sufre nacerá el futuro,
no del que traiciona las revoluciones,
mira cómo brillan en el cielo puro,
cuando te recuerdo, las constelaciones.

Si abrieras tus ojos llenos de inocencia
verías las cosas que logró el Progreso,
cosas que repugnan a la inteligencia
y abren el camino para tu regreso.

Hablaría el espíritu con el que tú hablabas,
no el materialismo de los embusteros,
y estarían unidos, tal como soñabas,
mexicas, hindúes, helenos e iberos.

Ulises criollo, Homero mestizo,
creador de una raza de bellas quimeras,
bendita la hora en que Dios te hizo
-señor de ti mismo- tal y como eras.

¡Ojalá pudieras ahora estar en Chiapas,
junto a los que luchan por su tierra amada!
¡Qué emoción el verte en todos los mapas
dando amor a  todos a cambio de nada!

Gracias por habernos, José Vasconcelos,
dado la belleza de un eterno mito.
Tu nombre es más dulce que los violonchelos
o un bello poema que jamás se ha escrito.

Yo lo escribo ahora en un blanco muro
para que mañana lo cante el rapsoda.
Porque tú nos diste la luz del futuro,
yo le doy al mundo la luz de esta oda.






  
ODA A LA LIBERTAD, CANTO A LA TOLERANCIA 

Yo sueño con un mundo (un mundo que no existe)
en el que todo fuera igual que el primer día, 
cuando todo era un sueño, cuando nada era triste, 
y en las almas reinaba la más bella armonía. 

La tierra sería entonces un nuevo paraíso 
donde nunca se oiría la voz de la serpiente. 
Todo aparecería tal como Dios lo quiso: 
puro como el recuerdo de un amor inocente. 

A la hora del alba abriríamos los ojos 
para ver cómo nace lo igual y lo diverso, 
ante el dios de la vida nos pondríamos de hinojos 
dándole las gracias por crear el universo. 

Allí estaríamos todos unidos por el lazo 
invisible y profundo de la eterna belleza, 
y podríamos sentir el luminoso abrazo 
-maternal y divino- de la Naturaleza. 

Abriríamos las puertas de lo desconocido 
para ver el paisaje que sueña a nuestro lado, 
el sol como una rosa del jardín del olvido, 
el mar como un jardín que no hemos olvidado. 

Pasaríamos los días olvidando el fracaso 
de vivir en un mundo que no tiene ideales, 
mirando con nostalgia la rosa del ocaso 
o la que brota pura junto a los manantiales. 

Seríamos iguales: jóvenes, niños, viejos, 
hermanos inmortales como siempre lo fuimos, 
podríamos mirarnos en todos los espejos 
y vernos como somos, como siempre nos vimos. 

Seríamos como dioses y al mismo tiempo humanos, 
no habría para nosotros ni muros ni secretos, 
no existirían esclavos, ni pérfidos tiranos 
que traten a los seres humanos como objetos. 

¡Ah, qué sueño más dulce el ver sobre la tierra 
a nuestros semejantes sin muro ni distancia, 
alejados del odio, del mal y de la guerra, 
y de la intransigencia, y de la intolerancia! 

¿Por qué levantan muros visibles o invisibles, 
por qué cierran las puertas del mundo y de la vida? 
¿Es que no tienen alma, es que no son sensibles 
a la eterna belleza que a gozar nos convida? 

Si negras son las noches, nadie abomina de ellas, 
libre es el mar y nadie lo quiere encadenado. 
¿Por qué el hombre no puede mirarse en las estrellas 
y amar la libertad como nadie la ha amado? 

Yo amo la libertad sobre todas las cosas, 
porque ella me da alas para seguir volando 
sobre un mundo mezquino, para mirar las rosas 
del jardín de los sueños, para seguir soñando 

con un mundo que sea tal como se desea, 
libre como las alas del pájaro que pasa 
sobre las altas cumbres, con un mundo que sea 
nuestro edén, nuestro hogar, nuestro dios, nuestra casa. 

Amo la libertad y la canto y la sueño 
porque quiero que todos la compartan conmigo. 
Es el pan para el alma en la mesa sin dueño, 
es la luz que nos guía en un mundo enemigo. 

Deja la flor que juegue el viento en su corola, 
el bosque que la brisa peine su cabellera, 
el hosco mar que el niño se acune con su ola, 
la nieve se deshace por ver la primavera. 

Pero el hombre no quiere, el hombre se resiste 
a dejar que los otros gocen de su albedrío, 
y quiere ser el dueño de todo lo que existe 
y mostrar orgulloso todo su poderío. 

Presume de ser dueño de todo lo que vive 
y quiere poner yugos en los cuellos ajenos, 
hace leyes injustas, pontifica, prohibe, 
se cree más que los otros y no puede ser menos. 

Y yo sufro mirando lo que ocurre, y me pesa 
la vida como piedra que subo a la montaña. 
Me siento como Sísifo a la trágica mesa 
de la muerte insensible que afila su guadaña. 

¡Ojalá que esto hubiese sido una pesadilla, 
una visión absurda, un terrible espejismo! 
Pero veo, sin embargo, con horror, cómo brilla 
la guadaña del odio sobre el último abismo. 

Hay que mirar el mundo como una despedida, 
porque nada es eterno. Pronto vendrá la muerte 
a segar nuestros sueños, a romper nuestra vida.
Alea iacta est, echada está la suerte. 

Pienso en Voltaire, en Locke, en Antonio Machado,
en los que dieron luz a nuestro mundo oscuro.
¿Por qué, ciegos del alma, los hemos olvidado?
¿Construiremos sin ellos el sueño del futuro?

Con un pie en el estribo del siglo XXI, 
conciente de que nadie quiere oír al poeta, 
yo pido tolerancia y libertad, que ninguno 
se vuelva a sentir solo sobre nuestro planeta. 

Sobre nuestro planeta, el planeta del hombre, 
un mundo que es de todos, aunque no quiere dueño. 
Os hablo con el alma, y os lo pido en nombre 
de un mundo que no existe, pero con el que sueño... 



   


  
VIOLETA DE CHILE

        “Dónde voy a encontrar otra violeta”.
                   (NICANOR PARRA)

Yo soy Violeta de Chile,
yo soy la flor de Araucaria,
la que dio su canto al pueblo
y a la libertad su alma.
Yo soy el río que lleva
el agua de la esperanza,
el Amazonas del llanto
que llora por Víctor Jara.
Yo soy el ángel que anuncia
la luz revolucionaria,
la estrella que está brillando
desde el ocaso hasta el alba,
dando a los desposeídos
un resplandor de Aconcaguas.
El mar me ha dado su voz
más profunda y proletaria,
voz hermana de Neruda
y amiga de Ché Guevara.
Los volcanes del amor
me forjaron en sus fraguas
y el viento andino templó
las cuerdas de mi guitarra.
Yo le he cantado a la vida
porque cantando soñaba
y nadie puede vivir
sin los sueños de su alma.
Yo le di al que no tenía
lo que otros le quitaban.
El pan de la libertad
no quiere mesas de plata,
ni el viento quiere cadenas,
ni el cóndor altas murallas,
ni cárcel el pensamiento,
ni mordaza las palabras.
Que nadie llore por mí,
que nadie corte las alas
de mi memoria. Yo soy
la flor profunda del alma,
y en la noche del dolor
la estrella de la esperanza.
Yo soy el ojo que os mira
desde todas las galaxias.
La libertad es mi dios,
el universo mi casa;
el corazón de los hombres
con mi corazón se humana,
y las guitarras del mundo
cantan como mi guitarra,
mientras preguntan por mí
los ecos de las montañas:
¿Dónde está la flor de Chile?,
¿Dónde está Violeta Parra?
Brillando sobre el abismo
de esta tierra desolada,
como la luz más profunda
de las estrellas más altas…



AMERICAN DREAM

"Ahora el pueblo es la funda de sus bayonetas".
               (M. A. Montes de Oca)
                                  
Aunque sé que no sirve
De nada y que es un lujo
-están hechas un cristo las palabras-
hablar de libertad, y por si acaso,
-amar no fue posible- yo levanto
mi voz y os maldigo,
hijos del diablo y padres de la muerte,
fabricantes de infiernos, como un látigo
contra vosotros, sumos sacerdotes
de la culpa (el coronel del miedo,
el militar que usurpa o que conspira
contra su propio pueblo,
y los lacayos de la burguesía,
idólatras del dólar,
que aplauden la suprema podredumbre),
y a ti te digo: América,
rebélate conmigo,
despierta ya del sueño americano,
mira a todos tus hijos desangrándose
bajo el fascismo bípedo del yanqui.
Contra aquellos que, enfermos de política,
Convierten nuestro mundo en un infierno
O destruyen al hombre por el hombre
-y aunque sé que no sirve
de nada, y por si acaso,
y porque amar no fue posible-,
yo aprieto este gatillo de palabras
y disparo la luz de este poema.




Email para Dios 

El mundo es una gran computadora
en la que todos somos virtuales,
cibernéticos zombies irreales,
ocultos en la caja de Pandora.

Laberintos que Borges avizora,
¿somos robots o máquinas astrales?
Por el ciberespacio, fantasmales,
van nuestras almas sin aquí ni ahora.

Entre píxeles, bits, megas o gigas,
en un infierno virtual inmerso,
el hombre es un esclavo del futuro.

¡Dios, para el mundo, por favor, no sigas
dando cuerda al reloj del universo:
se te ha bloqueado el disco duro!

Santander, 21 de noviembre de 2011



BELTRÁN MORALES [9026]

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Beltrán Morales (1944 - 1986)
Nació el 6 de agosto de 1944 y falleció en mayo de 1986, en Nicaragua. Poeta de tiempo completo, ensayista, crítico, narrador; corrosivo e irónico. Aunque sin dejar de abrazar al mundo.

Se recibió de bachiller en 1963, del Instituto Pedagógico de Managua. Participó en el efímero movimiento de la “Generación traicionada” y en todas las etapas y manifestaciones literarias y políticas de los años 60 y 70.

Vivió en España, México y Costa Rica, donde tuvo a su cargo la revista Jomada de la editorial Universidad Centroamericana. Trabajó en la librería de la Universidad Centroamericana (UCA) en Managua y en otras instituciones, aunque poco tiempo.

Es una de las voces poéticas principales que durante los años setenta emergió a la sombra del terrible árbol armado que anunciaba soles. Beltrán además de su espléndida poesía fue un cuidadoso auscultador crítico de la literatura de su tiempo, y también un narrador silencioso, pero de gran aliento.

El también fundamental poeta nicaragüense Carlos Martínez Rivas, en 1986, a pocos días de la muerte de Beltrán Morales escribió: «Al recoger los periódicos la mañana del pasado jueves 15, me encontré, en la página frontal del Nuevo Diario, con la fotografía de Beltrán, acompañado de su hijita Marcia Carolina y la noticia de su sorpresisva muerte. Últimamente venía a visitarme con más frecuencia, entre 3 y 5 p.m.; pero ya no podía ofrecerle sus tazas de café negrísimo y sin azúcar, su médico -me decía- se lo había prohibido.

Como poeta, fue el más vinculado a mí, entre los de su generación; pero yo siempre insistí en que su obra era completamente original; y en su poesía el siempre buscó otra cosa. Cada molécula de su organismo era poeta -como en Joaquín Pasos-. Después de éste no se ha dado otro fenómeno similar en la poesía nicaragüense, excepto en Beltrán Morales. La ternura humana que emanaba de sí será siempre inolvidable para los que supieron y tuvieron el privilegio de captarla».

POESÍA:
Algún sol (1969)
Agua regia (1972)
Juicio final (1976)
Andante (1976)
Poesía completa (1989. Incluye además "Los nombres", 1968-1978, y "Otros", 1970-1986)

PROSA CRÍTICA:
Sin páginas amarillas/ Malas notas (1989)

DIARIO:
El diario de Vital Rueda, 1969-1983 (inédito)

NOVELA:
Fábrica de cajones (inédito)





Yo hice el esfuerzo

Yo hice el esfuerzo -aunque no lo crean
ni lo noten- de pulir líneas tan vitales 
como el cristal de bacará para las ricas
herederas de la Banca y el Comercio. Quise
engrosar el Musero Cera de la Literatura
Nacional. Calro que fracasé en mi empeño. 
Impotente para surtir al mercado de útiles
filigranas y perlados prensacorbatas, opté
por darles prosa cortada sin ingenio. Mi logró
fue diluir más y más los límites entre poesía 
y prosa. Que se diviertan mucho.






No es el amor lo que temo

Para cumpleaños, Navidad y Año Nuevo
Te regalaría -con todo mi amor- tenues
Objetos empacados en rosado celofán

A cambio recibiría -con todo tu amor-
Algo así como las obras de Tolstoi
O un estuche para el caballero elegante

No es el amor lo que temo
Temo sus accesorios






Tigradas

Enamorar cinco hembras a la vez
Y acostarse con suecas, búlgaras
Y puertorriqueñas
Es tigrada

Ir al Whisky and Jazz y agotar 
Ocho mil pesetas de un tirón complaciendo
Con botellas de champán a prostitutas
Y al mesero con propinas generosas
Es tigrada

Destruir el trabajo de un colegial
Demostrador de la existencia 
De Dios según Santo Tomás
Y hacerlo enrojecer
Es tigrada

Ser burguéscomunista dueño
De empresas y latifundios
O fascistacristiano creyendo 
En ángeles y odiando al prójimo 
Es tigrada

Haber sido puta o sodomita
Y esamaltarse luego con capa
De piedad y escandalizarse
Del divorcio persignarse
Y escribir sonetos a la santa
Inmaculada Concepción
También es tigrada





Envío

No doy más de mí, 
no puedo dar más
de mí. Dono apenas
signos, llaves, rosa 
plástica en su jugo, 
síntesis de siglo
de oro y mudez
contemporánea. Regalo
estos pétalos polvosos, 
más que ajados. Reciban
el presente como hombres
deportivos, hijos del siglo
veinte que son. Yo pago
mi cocacola. Trataré
de leer a Marx. 







Titulares

Preso Poeta Francisco Urondo
   Piorrea Testicular Siembra Pánico
      «Una Suerte de Exmámetro» -Declara O.P.
       A Segovia Le Se Revientán Prima y Bordón
      Supermán Exhibe Descomunal Falo Acerado
                            
                                    1973






Lectura de Onetti

Avejentados calaches; 

una mujer, un parto
en la caseta de la bestia; 

la pobreza, el fracaso; 
              son 
exactos los hilos del puñal, 
             bella 
la desolación perfecta.






Mensaje para Ramiro y Julio

¡Qué el don
de asir lo sido
nos fuera dado!

Patricia, María Cristina, 
Ana María, Geraldine
-perfectas como la Cumbita
de Ordóñez-,
                            ¿qué se fizieron?
todas ellas, ay, casadas.

Y nosotros, galanes, 
solteros y añorandolas.







Donde se invoca al doctor Freud

Yo mártir
yo aislado
asilado yo en mi yo
yo jugando yo-yo
con un súper yo-yo yo






Rosa mítica

Al Septentrión, en romería, 
llegamos al fin y conocimos
 al ojizarco maestro de la fama. 

A la ida, a al vuelta, miles
de veces practicamos
el fornicio.

Próximo junio habrí
as de parir 
niño divino.






Cruces cruentas

+1+
Homero en Cuernavaca, 
Batman en Chile,
La Salle en Nicaragua.

+2+
Mis amigos de «rango»,
de «intelectualidad» y de «vicio»
son, oh Nena Salas de Sinaloa, 
exactamente la misma cosa.

+3+
Dios es el Omni Perfecto, 
Dios es el Ovni Perfecto. 

+4+
Las clases del chas-chas-chas
-Permitidme, madame, decíroslo-
las vamos a comenzar
remozando el viejo eslogan: 
suficiente Garan(d)tía.

+5+
La batería pesada de la patria: 
la beatería pasada de la patría. 

+6+
La vida no vale nada. 
Pero el mambo es universal.

+7+
No es pía, espía.

+8+
El geógrafo P. Hurtado
hubiese imaginado bien
lo que «montaña rusa» dice.

+9+
Sordo soy y nada de lo humano
 esme ajeno: boelros, boleros
metafísicos, boleros de carga
éstica. Boleros.

+10+
Somos tontos
porque somos útiles.
Si fuéramos inútiles
no seríamos tontos.

+11+
Me lo dijo Adela:
los marxianos llegaron ya.

+12+
¿Y tú me lo preguntas?
Poesía es un objeto
volador no identificado.










TANIA MONTENEGRO [9027]

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Tania Montenegro

Poeta y periodista. Nació en Estelí, Nicaragua en 1969. Estudió Periodismo en la Universidad Centroamericana. Ha trabajado como redactora y editora durante 14 años (semanario Gente del diario Barricada, semanario Primera Plana de El Salvador, revista La Boletina de la Fundación Puntos de Encuentro). Es consultora en Comunicación freelance y actual editora de las secciones Bolsillo y El Oriental, del periódico HOY. 

Ha sido colaboradora del diario El País, España, (La revolución que se quedó chavalita) y de la Fundación La Caixa (Aquí junto al agua, texto sobre Nicaragua para el catálogo FotoPress 99). Elabora materiales educativos contra la violencia intrafamiliar y el abuso sexual, trabaja en la sistematización de procesos de desarrollo comunitario y en la edición y producción de diversos informes, investigaciones y manuales de Organismos No Gubernamentales. 

En palabras de la poeta, “la poesía atraviesa y sale desde los 18. Es co-fundadora de Imagen (Imposible Agrupación de Escritores Nocivos) a inicios de los 90. Ha participado en recitales en universidades, cementerios y Casas de Cultura de Managua y ciudades del interior (89-92). Ha publicado poemas en suplementos literarios nacionales y extranjeros, como muestra: La Prensa Literaria, sección Cultura del diario La Tribuna, Revista de poesía 400 Elefantes, suplemento Tresmil del diario Latino de El Salvador., en Las palabras sobran, Literatosis, revista ANIDE, y principalmente en las revistas de Arte y Cultura, Artefacto (# 6, 14, 15, 19, 20) y Estragos (1,2), entre otras. 

Incorporada en la antología bilingüe Rubén's Orphans: Anthology of Contemporary Nicaraguan Poetry / Huérfanos de Rubén: Antología de la poesía nicaragüense contemporánea (Painted Rooster Press, 2001); y en la antología Poesía de fin de siglo / Nicaragua-Costa Rica (San José, Costa Rica: Ediciones Perro Azul / Revista Fronteras/ Revista 400 Elefantes.2001). Es miembro de ANIDE.

Ha escrito dos poemarios: "Lakursi" y "La Revolvición".






El "ñatazo"

¡Oh Gsik!

Ella ama a varios hombres
que son eso y más.
Él más provoca reacciones encontradas en todos,
algunos se sienten halagados con la observación
uno se niega totalmente a aceptarlo.
Ella ama a las mujeres escondidas en cuerpos masculinos,
por eso se siente lesbiano,
como también le gustan los hombres, se siente homosexual,
y, como es un hombre en el cuerpo equivocado
se siente lo que llaman transexual y bisexual.
Pero es feliz en el cuerpo femenino porque como en el fondo se siente ‘hombre’, 
le gustan las mujeres,
y se disfruta a sí mismo sintiéndose Sí Misma,
Sí Misma se ama toda.

Piensa:
Él es una aguja cosida a la lengua, el manjar de una cena para dos.
Él entra y sale sin entrar, sale y entra sin entrar...
y sin entrar-entra.
Él acalora sin calor.
Él duele y desaparece.

Y entonces llega Ella.
Sí Misma baila con Ella espalda con espalda
y pantorrilla con pantorrilla.
Ellas se miran y enloquecen.
Él sonríe.






PIROPOS DE NEÓN AVIENTA LA CIUDAD

Un mordisco labial horizontal sobre varices encarnadas
inflama su deseo a tal conmoción
que se cosquillea caliente y con destellos, como haciendo globos.

Siente ricura que atiza candente,
atascándose con stop respiratorios
hace bramar a La.

Y explotan implosiones celulares
que minan recuerdos que no tragan postales.

mz 97





PARTE DE HUESO EN DECADENCIA 

Mujer antónima flaquea y se come las uñas de los pies a pedacitos, 
astillazos que saben caer filudos al hoyuelo triturante 
que infeccionan las emociones ante la comida digerida en el momento pasado.
Eructos como hablar entre cerdos comentan
¿qué se puede esperar de un estómago destruido?


II

Pronto encuentro doloso reconstruyendo hueso con carne, infecciones de caries
llegando al cuerpo, la cabeza, la situación en general. Por su cráter cáscara entran
helajes que simulan dolores 
que matan palpitan y matan palpitan escupen palillos de nervios 
que inflan y bajan y viven y matan palpitan.


III

La certeza de engendrar algo oscuro que chifla corazones de huesos 
la gota de miel, 
el dolor de muela, 
palomitas de maíz asoman por ventana circular.

en 98







OJOS GRANDES CURIOSEAN

Soñaba difunta
con un ataúd rojo quemado atravesado en la puerta de la sala.
Era una niña y preguntaba ¿quién se murió?
e iba a ver la ventana de vidrio de la caja y se miraba ahí dentro.
Y pensaba que no podía ser porque ella era esa misma que miraba.

Daba la vuelta y corría a avisar que la vieran muerta, y le respondían que ahí no
había nada.
Entonces ella se volvía hacia la puerta y se topaba nuevamente con su cuerpo
muerto dentro del ataúd que no la dejaba salir a hacer los mandados.

22en98






CARLOS ENRIQUE UNGO [9028]

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CARLOS ENRIQUE UNGO
Nació en El Salvador. Salió de su país por razones políticas al principio de los años 80 y desde entonces reside en Panamá.







HOY PENSÉ EN TI

Hoy 

he pensado en ti 

     amiga 

y he querido compartir con mis fantasmas 
el secreto de tu risa 
para escapar así 
de esta soledad que me acompaña. 

Quisiera poder decirte tantas cosas 
como por ejemplo 
hoy la luna ha estado triste 
         y yo con ella 
al no encontrar tu mirada en mi camino 
pero sencillamente el tiempo pasa 
y se lleva sin reparo 
de mis sueños sus estrellas. 

Quisiera que entendieras 
el lenguaje silencioso de mis gestos 
para así descifrar juntos 
cada signo 
cada palabra 
cada caricia 
cada beso 
y compartir nuestras soledades 
sin misterios ni secretos. 

Pero hay veces amiga en que el alma llora 
y el dolor te hace visitar los abismos de la muerte. 

Por ejemplo 
cómo no llorar 
al ver los rostros golpeados por el hambre 
de los niños de mi pueblo 
rostros curtidos por el sol de un pasado sin futuro 
cómo no llorar 
al ver tanta vida segada sin permiso 
en nombre de dios y del progreso 
como no llorar 
al iluminar con la llama del recuerdo 
los caminos lejanos de mi tierra. 

Hoy 
como me duele el alma 
y quise que lo supieras a través de este poema 
porque 
     ¿sabes? 
El alma duele menos 
cuando pienso en tí 
         amiga. 







EL UNICORNIO EXISTE AMOR 

El unicornio existe amor 
es la risa de los niños 
el milagro de un beso 
la caricia que quema 
las alas tibias de un sueño. 

El unicornio existe amor 
es la poesía de todos 
el canto de las aves 
el rumor de la tierra 
el perfume de las flores. 

El unicornio existe amor 
es el eco de tu nombre 
la agonía de tu ausencia 
el manto tibio de tus manos 
la rosa sagrada de tu sexo. 

El unicornio existe amor 
es la luz de tu mirada 
las estrellas de tu noche 
el suave mar de tus cabellos 
el territorio prohibido de tu cuerpo. 

El unicornio existe amor 
y resurge brioso 
salvaje 
victorioso 
cuando mi boca pronuncia tu nombre.







Y QUE VENGA LA NOCHE

Regálame la risa de tus ojos, 
la tenue luz de tu sonrisa, 
y el milagro de tu nombre 
en mi boca. 

Regálame la humedad de tus besos, 
el tibio manto de tu abrazo, 
y el mar embravecido de tu cuerpo 
junto al mío. 

Regálame el amanecer de tus pasiones, 
el espejo frágil de tus lluvias, 
y tu inocencia hecha mujer 
con mis caricias. 

Regálame tu amor 
amor 
y que venga la noche...










GOTAS DE TI

            A ti, como siempre, por ser fuente y manantial             
                      de tanta poesía.

I

Amor
devora este angustioso silencio
y destruye mi soledad
con tu presencia
ven a mí
cúbreme de besos
entrégate al ritual
y contagia con tu luz
mi noche.


II

Sigues allí en el borde de la noche
derramándote toda
en cada poro
cubriendo con tus mieles
cada palmo
de mi agotada geografía.


III

Amor
como quema este deseo de ti
acércate y abrázame con fuerza
encadéname a tu piel
imprégname en tu aroma
y siendo uno
recibamos la noche.








LA OFRENDA DEL GUERRERO

El guerrero ofrendó sus flores de rojo néctar 
en el canto de los escudos 
y florecieron mariposas 
en los jardines de la aurora 
obsidiana y acero chocaron 
rompiendo el silencio 
enfrentando sueños 
despertando la ira de los dioses 
sembrando flores de papel 
en nuestra tierra sagrada. 

Y así 
los dioseshombrebestiametal 
le robaron el azul a la mañana 
y las aves callaron su canto 
y el poeta lloró su tristeza 
y el señorío de Cuscatlán conoció el odio 
y comenzó a organizar la resistencia. 

Al compás de atabales y flores 
las águilas coronaron su vuelo 
defendiendo las piedras sagradas 
de la niebla y la ventisca 
y el quetzal emprendió su vuelo 
anunciando el camino a la victoria. 







ARDE EL DESEO

Arde el deseo

y la noche me entrega tus olores
como brisa de verano
despeinando a su paso mis sueños más locos
y mientras la luna duerme
nuestras miradas rescatan una caricia en el fondo del tiempo.

Llegas a mí,
te deslizas palpándome
descubriendo en mi piel
tu piel
el deseo ardiente de nuestra propia vorágine
y en este espacio sin tiempo
cosechamos en silencio nuestras propias tempestades.

Desviste mi soledad mujer
escucha este grito sordo abonado con sudor y sangre
abre tu corazón
y comparte mi noche.







HE DE VOLVER A TI

He de volver a ti sin más demora, 
a recorrer de nuevo tus caminos 
y ver amanecer allá a lo lejos 
los sueños que tuvimos cuando niños. 

He de volver a ti como la noche 
comparte con los hombres sus secretos
y derramar mi amor en una lágrima 
sencilla, limpia y pura, sin pretextos.

Solamente así amor, 
solamente así, 
podré recuperar todo este tiempo. 

Solamente así amor, 
solamente así, 
podré volver a ti como yo quiero. 

He de volver a ti como la risa 
que florece en el rostro de mi pueblo 
y descubrir de nuevo sus paisajes 
ocultos entre mis temores y mis miedos. 

He de volver a ti con mucha fuerza, 
volver a sentirte plena, toda, entera 
y nacer de ti con nueva vida 
como nace la flor en primavera. 

Solamente así amor, 
solamente así, 
podré recuperar todo este tiempo. 

Solamente así amor, 
solamente así, podré volver a ti como yo quiero. 

He de volver a ti sin más demora 
a recorrer de nuevo tus caminos 
y ver amanecer allá a lo lejos 
los sueños que tuvimos cuando niños.

He de volver a ti sin más pretextos 
y compartir tus luchas y alegrías. 
He de volver a ti, ¡Oh Patria Mía! 
He de volver a ti porque te quiero. 







LA ESPERANZA

Ella siempre ha estado allí 
acurrucadita entre nosotros 
escondida y en silencio como niña traviesa 
al acecho solamente 
y ansiosa porque la descubran. 






EL ÍDOLO

Allí 
desde su eterno silencio 
la sangre canta 
y los atabales conspiran con la noche. 
En su mirada 
las flores del amanecer 
asoman sus corolas 
anunciando tiempos de tapizca 
y el indio a lo lejos 
             tan solo espera. 







LUNAS DE OTOÑO 

Primera Luna 

La noche se negó a parir su concierto de estrellas 
y el silencio reinó al compás de la danza de los dioses. 
Nada pudo romper el sortilegio de esta luna de otoño 
inmensamente hermosa 
inmensamente triste 
como el recuerdo de tus besos. 

Segunda Luna 

Mi alma se desnuda y sufre bajo tu mirada cómplice 
y el silencio me golpea con la ausencia de su nombre. 
¿Dime a donde iran a parar mis lágrimas luna de otoño? 
Los versos húmedos de este poema inconcluso 
que se pierden en este otoño gris 
errantes 
         solitarios 
                 soñadores 
                           e inquietos. 

Tercera Luna 

En esta luna solo hay silencio 
ese silencio inmóvil 
frío 
hiriente 
y mortal 
que emana de tu ausencia. 

Cuarta Luna 

Esta noche me invaden tus urgencias mas íntimas 
tus explosiones de amor 
el llamado al gozo de tu salvaje geografía. 
Esta noche descubro tu sudor en mis playas 
y me pierdo en el milagro de tu sexo 
buscando convertir tus aguas mansas 
en un mar tempestuoso y violento. 
Sin embargo esta noche tu presencia es sólo un recuerdo 
un sueño reflejado en el espejo triste de esta luna 
mi cuarta luna 
que le quitó a mi cuerpo tu mar hambriento de caricias. 

Quinta Luna 

Sombras, son sólo sombras 
las que habitan mis noches 
retazos de sueños 
en el mar de los espejos rotos 
las aves grises del pasado 
en su vertiginoso vuelo hacia el sur 
almas vagabundas sedientas de besos 
rostros interminablemente tristes y ajenos 
ajenos a la luz de una sonrisa. 
Sombras, son sólo sombras... 

Sexta Luna 

Hoy visto tu color melancolía 
y me cobijo con el abrazo de estos vientos de octubre. 
¿Quien le ha robado a mi lienzo sus celajes y golondrinas? 
¿Por qué la plaza no viste sus mejores galas? 
¿Por qué los campanarios no están llenos de palomas? 
¿Por qué este otoño gris? 
¿Por qué? 

Séptima Luna 

He llegado a mi séptima luna 
la antesala a la nieve del olvido 
al invierno hostíl de la carencia de tu nombre 
de tu rostro y su luz 
de tus labios y sus mieles 
de tus manos y sus fuegos 
de tu cuerpo y sus sudores 
de tu vientre y su humedad 
de ti... 
He llegado a mi séptima luna 
y no me quedan fuerzas o lágrimas 
ni siquiera para morir 
ni siquiera para llorar.







DE LA POESÍA 

Eres sencillamente 
luz proletaria 
sal 
pan 
vida 
impulso inicial 
de todo movimiento. 







LOS COLORES DE TUS SUEÑOS 

Decíme cipota: 
¿De qué color ha sido tu sueño? 
¿Fue acaso un sueño azul cálido y con aroma a deseo? 
¿O fue un sueño amarillo con olores a milpa florecida? 
¿O fue acaso un sueño verde con sabor a futuro y a mañana? 
¿O fue tal vez un sueño anaranjado como los misteriosos celajes de mi tierra? 
¿O fue quizás un sueño rojo sangre, sobresaltado e impetuoso? 
¿O fue sencillamente color espuma para llegar así a morir en tus playas? 

Le digo señor que mis sueños visten sus colores, 
que usted es el sueño azul cuando lo invade la poesía y la ternura, 
y que a veces en su rostro encuentro amarillos y naranjas 
cuando se pierde evocando a la Patria, 
esa que de algún modo nos une: la Patria lejana. 
Pero también a veces señor usted es el sueño verde brillante 
lleno de vida al asomarse a la ventana del futuro, 
y es también ese sueño que me contagia con su rojo 
cuando lo arremete la sangre y los impulsos, 
y que termina seduciéndome cuando es espuma, 
arrullando mis agrestes playas al compás de las olas sobre las rocas. 

Yo le digo señor que me gustan sus colores, 
que me gustan los paisajes que con ellos dibuja, 
que me gustan cuando habitan mis sueños 
y me hacen sonrojar como niña traviesa. 
Yo le digo señor que me gusta soñar 
y amanecer en sus brazos 
acurrucadita en medio de colores y poesías. 







Despedida

No desperdicies tu noche
              luna
no contagies con tu melancólica mirada
el puño desafiante de mi odio.

Retrocede
y llévate contigo los poemas de amor
las miradas
las caricias
los secretos
compartidos a voces y en silencio.

Déjame completar el ritual del condenado
y compartir con aquellos
              los ausentes
ese futuro que exige con premura
              su cuota de presente.

Déjame ofrecer este último poema
con la cara al sol
       y sonriente
para que luego
con el fusil al hombro y el odio en un bolsillo
me apreste a afinar la puntería.







JORGE GARCỈA DE LA FE [9029]

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JORGE GARCỈA DE LA FE  (CUBA)

Poesía es…  Un reactor nuclear de metáforas donde se disparan todos mis sentimientos y emociones.

Poeta, ensayista  y profesor. Estudió Licenciatura en Lengua y Literaturas Hispánicas en la Universidad de la Habana entre 1975 y 1981. Fue profesor de Literaturas Hispánicas en el Instituto Superior pedagógico “Juan Marinello” de Matanzas entre 1981 y 1996.   Trabajó como Metodólogo de Arte en la Casa de Cultura “Guanajayabo” de Máximo Gómez entre 1996 y 2002, así como profesor de Redacción y Estilo en la Universidad “Camilo Cienfuegos” de Matanzas entre 2002 y 2007. Emigró a Estados Unidos en 2007. Actualmente reside en Chicago, donde se ha desempeñado como profesor de Español y GED en el Instituto Cervantes, Centro Romero y Saint Augustine College. Ha sido corrector de la revista Contratiempo. Ha publicado sus poemas y ensayos en: Revista Matanzas (Cuba), Ventana Abierta (Santa Barbara,California), Contratiempo y Diálogo (Chicago). Su poemario Chicago es mi batey forma parte de la antología En la 18 a la 1,   publicado por ediciones Vocesueltas en septiembre de 2010. Actualmente está cursando una maestría en Cultura y Literatura Latinoamericanas en Northeastern Illinios   University.




PALABRAS SON MIS DEDOS
QUE ACARICIAN

Palabras son mis dedos que acarician;
tu sexo es el clavel que me ofreciste;
y yo me quemo verde; en mí persiste
el holocausto. ¿Cuánto me desquician

las ciegas libaciones descendientes?
Soy árbol que florece con tu savia.
Cuando no estás, mi piel padece rabia
mordida por el filo de tus dientes.

Te mando mis raíces; quedo en vilo,
colgando cual deseo que se dibuja
en escorpión sediento de pistilo.

Me pienso almendra amarga que se estruja
en un terrible dulce. Dame asilo,
para que en tu huracán mi carne cruja.





YA VIENE RESBALANDO LA GRAN SIERPE

“sierpe de fuego con escamas de oro”
El camino de Damasco, Julián del Casal

Ya viene resbalando la gran sierpe
a circular de gozo la cintura.
La boca se complace en mordedura
de flauta; brota música de Euterpe.

Adolescentes pámpanos me vibran
la carne. Un tiempo griego me amanece.
Los vórtices de cuerpo se calibran;
el pecho es  ala dulce que  florece.

Priápicos mancebos me visitan.
A Baco ofrezco místicos licores;
y danzo en éxtasis concupiscente

un hasápiko. Liras me musitan
anacreónticos  himnos de amores.
Y yo me ofrezco como un odre ardiente.







Límites

“Allí donde termine este afán que exige un dueño a imagen suya,
sometiendo a otra vida su vida,
sin más horizonte que otros ojos frente a frente”.
Donde habite el olvido, Luis Cernuda

Hasta aquí mi discurrir kantiano de la razones prácticas
por las cuales debemos negociar un acuerdo de mutua conveniencia:
un entramado de palabras que no soy yo.
¿Qué quieres saber de este hombre
que todavía anda despeñándose de sí mismo,
de este suicida en el balcón de la noche?
Tengo mucho miedo por haber estado casi cinco minutos
bajo el régimen  de Fidel Castro,
ya no confío ni siquiera en el esquizoanálisis.
Es nuestro primer date en este bar de Chicago que se llama Lucky 
Horsehoe donde Ethan, un fabuloso  striper de Ohio,
imprime movimientos pendulares  a su enfundado falo.
Ahora me preguntas si soy top o bottom.
Yo nunca me postulé el placer en términos tan excluyentes;
aprendí  a ser un poco más democrático,
a tener otro perspectivismo sexual bajo la dictadura del proletariado:
casi cinco minutos arriba, casi cinco minutos abajo;
pero también maizales, cañaverales y hasta cementerios;
algo así como morir y resucitar en brazos de mancebos  analfabetos 
de celulares.
Ahora mismo,
frente al envenenante azul de tus ojos,
voy reconociendo pedazos de mi cadáver,
sobreponiéndome al holocausto.
Me atrevería a construir un mito que te deje alucinado,
pero me temo que eres demasiado racional
para una seducción tan caribeña.
Doy por sentado  que someterás mis palabras a una minuciosa
deconstrucción, que también exigirás una solidez,
una dureza que últimamente sólo convoco a fuerza de ciertas 
pildoritas take by mouth
Es obvio que vas camino a descartarme,
pero te perderías una irrepetible experiencia existencial,
si no rozaras mi soledad desamparada con  la punta de tu… seno*
Estamos, frente a frente,
en este bar de Estados Unidos de  América,
un escenario cualquiera de la aldea global que nos conectó vía Internet.
A través de este diálogo,
se supone que nos transparentemos,
pero tú apelas a Hamlet y yo a Segismundo:
la duda renacentista frente al desengaño barroco.
Sin embargo, ambos fuimos traídos acá
por el mismo alacrán que picó a Freud;
y desde que llegamos, nos estamos olfateando
como perros apurados que  equivocaron  sus traseros a la salida 
de una fiesta.
Ya la teoría de las almas gemelas de Platón
es demasiado anacrónica al discurso postmoderno.
De todas maneras,
me seguiré lanzando hacia ti, de instante en instante,
como si no me pusieras límites,
porque la felicidad no es un fin en sí misma,
y a veces,
puede anticiparse a un orgasmo.

*Carilda Oliver, Me desordeno, amor, me desordeno.




JAVIER ÁVILA [9030]

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JAVIER ÁVILA                                                        
Nació en San Juan, Puerto Rico (1975)

Poesía es…   No es el tallo ni la flor de una planta que nace en el concreto; es la raíz.

Poeta, novelista y profesor. Ha recibido el Premio de Poesía del Instituto de Cultura Puertorriqueña por El papel del difunto, el Premio Nacional de Poesía otorgado por el PEN Club por La simetría del tiempo, y el Premio Olga Nolla de Poesía por Vidrios ocultos en la alfombra, entre otros galardones. Su nutrida obra incluye la aclamada novela Different, cuyo éxito trascendió al cine con la película Miente. Entre sus otros títulos se cuentan la novela de suspenso The Professor in Ruins y el laureado poemario Criatura del olvido. Su más reciente novela, La profesión más antigua, publicada en mayo de 2012.




Notas sobre la muerte de mi padre


I

Recibí la noticia. Suspiré.
Armado de un ficticio sosiego inexplicable,
me dirigí a su cuarto. Abrí su guardarropas.
El olor de su piel me traicionó.
Escogí la corbata azul marino,
su único traje, negro,
y la camisa blanca. La planché
y almidoné con lágrimas
su ausencia.


II

De la vasta selección de cajas,
decidí que la marrón con líneas color cobre
era la mejor, aunque fuera la segunda más barata,
según dijo el vendedor de cara rígida
y bigote tupido.
El diminuto esteticista mortuorio
me preguntó cómo mi padre se peinaba.
Para atrás, le dije.
                                    Bien, me contestó.
Y le entregué la ropa.


III

Allí en el ataúd,
inerte, consumido y perfilado,
vencido reposaba. Pedí su bendición.
Recuerdo haber palpado en su nudillo
la casi imperceptible cicatriz del arañazo
del gato que aún lo espera.
Acaricié su mano, otra vez lo miré
y su rostro era el mío.


IV

Lamento que jamás nos despedimos,
que no me vio casarme,
que mi madre está sola con el gato.
Quisiera haber tenido más paciencia
cuando, frágil, perdía
la batalla con su cuerpo.
Caminaría con él a paso lento.
Le daría su avena en la cuchara antigua
que siempre prefirió.
Y de tantas palabras que pudiera decirle,
si pudiera,
le diría que ya entiendo su partida.





Requiem

Forydustae krytalanum svye rjoqurem bur ptyreia.

Es cierto. Cada mes muere un lenguaje
que sólo conocemos por su nombre.
Muere sin dios, sin sello ni equipaje
y no lo resucita ningún hombre.

¿Quién empleará notables energías
en descifrar los fósiles recientes
de aquellas ilegibles elegías
escritas en idiomas impotentes?

¿A quién le pertenece la palabra
final sobre la trágica cruzada
de letras fallecidas? Nadie labra
leyendas en sus lápidas. No hay nada

exento del olvido y la extinción.
La pérdida es el fin de la creación.








Certezas

Nadie te espera en Londres.
Desaprovecharás otra sabática.
La inercia te persigue, sigilosa.
Alguien desechará fotografías de tu ayer.
Despreciarás, cegado, la hermosura
de una mujer sutil.
La juventud se mofa de tus libros.
El verso que hoy escribes te desgasta.
Lo sufres sin propósito, a veces a propósito.
Ya se borró tu rostro de la injusta memoria
de tu primer amor.
Al tiempo no le importa tu rutina de ejercicios.
Te aguarda la orfandad.
Irreparablemente perderás
paisajes, esperanzas, perros leales.
No volverás a ti.
Inútilmente acecharás
aquello que pensaste irrelevante.
Y no serás el protagonista
de tu propio funeral.







Conveniencia

No nos equivoquemos. Somos carne.
La urgencia nos acecha a medianoche.
Florece en nuestra piel mientras la vida
de pronto se derrumba.
Así se cruzan nuestras soledades.
Y nada toca aquí la inteligencia,
excepto al regresar
del cuarto clandestino
a nuestras respectivas narraciones
de tramas que transcurren lentamente,
sin las intermitencias de tus labios.







Punto débil

Precisamente luego de escoger
el método y la hora,
de afilar la navaja
y de escribir la carta
—brevísimo epitafio elaborado en trece días—
se rasuró las piernas, los brazos, las axilas,
el pecho, la barriga, el cráneo;
se rasuró la espalda, el pubis, los testículos.
Puso el filo en la sien
y poco a poco
se rasuró las cejas.

Al mirarse al espejo pensó que no era él,
que no iba a ser suicidio,
sino un asesinato.
Curioso ante su liso resplandor,
se demoró en entrar al baño de su madre.
Pero al fin sumergió sus piernas temblorosas
en el agua caliente.
Llegó a sentarse en la bañera llena
y antes de usar el filo de la rasuradora
para tajar el hígado o las venas,
sintió que un par de encías mordían sus talones:
un diminuto sapo
le hacía compañía.






JOHANNY VÁZQUEZ PAZ [9031]

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Johanny Vázquez Paz  (1960)
Johanny Vázquez Paz nació y se crió en San Juan, Puerto Rico. Posee una maestría en Estudios Hispánicos de la Universidad de Illinois en Chicago y un bachillerato en Sociología de la Universidad del Estado de Indiana.  Su libro Poemas callejeros / Streetwise Poems fue publicado por Mayapple Press (Michigan) en el 2007. Este libro ganó mención honorífica en la categoría del Premio Mariposa en el International Latino Book Awards 2008 (California). También fue nominado para los premios PEN Beyond Margins 2007 y el Pushcart Prize 2007. Además, co-editó la antología Between the Heart and the Land / Entre el corazón y la tierra: Latina Poets in the Midwest (MARCH/Abrazo Press, 2001), la cual ganó el primer premio en la categoría de ficción de la organización Chicago Women in Publishing en el 2002. Johanny también fue incluida en el libro Poetas sin tregua-Compilación de poetas puertorriqueñas de la generación del 80 (España, 2006). Además, algunos de sus poemas aparecen en la antología Más allá de las fronteras (Ediciones Nuevo Espacio, New Jersey, 2004), y fue publicada en la colección Carpetas de Luz  después de ganar el certamen Voces Selectas 2000 de Luz Bilingual Publishing. Actualmente se desempeña como maestra de ceremonias de la serie bilingüe Palabra Pura de la organización literaria Guild Complex y es profesora de español en Harold Washington College en Chicago, IL. En la 18 a la una (Voces sueltas, 2010) en donde aparece una extensa muestra de su trabajo. Su más reciente libro, Querido voyeur, acaba de ser publicado en España por Ediciones Torremozas

La autora invita a todos a su página cibernética Tinta derramada: http://johannyvazquezpaz.blogspot.com/.





POEMAS

LAUNDRY DAY

El domingo no voy a llevar la ropa a la lavandería, 
el domingo me voy a meter a mí mismo en el costal.
Febronio Zatarain


Hoy le lavaré a mi cuerpo su historia. Me tomaré el día para limpiar lo que quedó en su recuerdo. He conseguido una marca nueva de omisión de memoria. Un limpiador que promete destruir el pasado sin desteñir los colores ni causar alergias. Empezaré enjabonando los pies. Cepillaré las asperezas heredadas de caminos equivocados y suelos pedregosos. Afeitaré sus durezas y rebanaré la piel muerta hasta estrenar una nueva. A las piernas les lavaré el rastro de las rutas recorridas a atardeceres muertos. Mis rodillas necesitan un cuidado especial. No es fácil remover los llantos acumulados en su frágil esfera de cartílago. Le removeré las uñas enterradas a mi espalda. Restregaré su superficie para ablandar con mi pulgar los nudos de su carga. En el ombligo desempolvaré las historias enterradas en su pozo. Mis senos sólo precisan gardenias para esfumar el olor a manos ajenas negándose a partir. Mi cara es sensitiva a jabones y tristezas. Sus huellas permanentes se han marcado en mi rostro. Necesito remendar las grutas abiertas para aminorar los daños perpetuos. Hay un rinconcito difícil de blanquear, allí donde se acumulan las cenizas de pasiones destruidas. Le pasaré un trapo remojado en amnesia y zurciré su ruedo deshilachado de pena. Hoy le borraré a mi cuerpo su biografía. Me sumergiré completa hasta el fondo de la lavadora, y resurgiré inmaculada y limpia.






EXTREMIDADES

Unas piernas permanecen insistentes en la memoria, aunque el rostro sea invisible en el espacio que dejó desocupado. Los nombres se confunden en el tablero. A penas se evoca la primera consonante, la letra que, quizás, le abra la puerta al pasado. Pero un lunar en las piernas de un hombre se recuerda. Una cicatriz en la rodilla. La historia de esa herida; cuánta sangre, cuántas puntadas. El ancho de unos muslos enterrados en las uñas. El suave cosquilleo en la palma abierta, peinando y despeinando el vello de la extremidad de un hombre. El recuerdo atrapa el presente con sus anchas manos. Te agarra por los pies y eslabona el pensamiento a aquellas piernas. Unas piernas de hombre de cara borrosa y corazón callado que siempre permanecerán en la memoria.






FRÍO EN LA PIEL

Todo el día siento frío. Acurruco mi silueta para abrazarme el cuerpo. Arropo el temblor con mis brazos. Me envuelvo con bufandas, estolas, suéteres, abrigos. Me amarro el pañuelo en la barbilla, como lo hacía mi madre. Las manos, sobre todo, siempre están yertas. Las guardo en guantes de lana, de cuero, de piel de cabra, de sintéticos experimentos. Los pobres dedos siempre escondidos en su cuarto oscuro. Siempre deseosos de salir y tocar el mundo.

A veces, cuando salgo de la casa, mis manos empiezan a sentir un cosquilleo. Poco a poco los dedos se endurecen. Las manos me parecen ajenas. Las muevo de lado a lado para resucitarlas. Pero siguen como cemento seco. Regreso de prisa a la casa. Descongelo su inercia púrpura con agua caliente hasta sentirlas respirar de nuevo.

Tengo un frío huérfano, hambriento, posesivo. Un frío de despedidas que esperan un beso que las selle. De mentiras que corren detrás de sus verdades. De burlas y acusaciones sin defensa. No sé si será el viento del norte castigando el sol. O si mi cuerpo está congelado de nostalgia. Siento un frío que el fuego no aminora con su hoguera. Un frío glacial, necesitado de Dios.







LOS DOMINGOS EN LA MISA

Niña despierta
que no podemos llegar tarde a la misa
que luego la gente comenta
que no somos buenos católicos
apostólicos y romanos.

Niña no te pongas pantalones
que a la iglesia se lleva el mejor vestido
que luego la gente comenta
que no somos una familia decente
recatada y con moral.

Niña no hables
que a la misa se viene
a escuchar sermones
ni juegues con el lazo
ni vires para atrás
ni pienses en musarañas
que Dios te está mirando
y te va a castigar

Niña persígnate
con agua bendita
levántate que viene el cura
arrodíllate ahora
siéntate un rato
vuélvete a parar
dale la mano al vecino
pide perdón por tus pecados
pon el peso en la canasta
arrodíllate de nuevo
siéntate ahora
reza el padrenuestro
pon otro peso en la canasta
levántate, siéntate
arrodíllate otra vez.

¡Niña, por Dios,
estate quieta ya!







BAJO TU CRUZ

Hijo
ya no quiero hacer penitencia
bajo la sombra ancha de tu cruz
ni limpiar tus heridas
con el paño de Verónica
ni buscarte en las tinieblas
de un sepulcro vacío.

Mi niño
te perdiste en el templo del destino
compraste la madera usada
los clavos mohosos
coleccionaste espinas
aceptaste enemigos en tu mesa
hablaste cuando era prudente callar.

Hijo
he lavado tus pies de todos los tamaños
apurados crecieron en mis manos
para escapar y marcar el rumbo
donde el peligro acecha y la angustia
hereda mis noches de espera.

Hijo
te ofrezco intacta mi virginidad de espíritu
te convido lágrimas para que bautices sueños
mi juventud reflejada en tu espejo
reviviendo errores de antaño.

Ahora que la vida resucita tus mañanas
después de jugar a la ruleta con tus noches
rehúsa el calvario y escoge la vida, hijo
y relévame de este vía crucis a diario repetido
bajo la sombra vasta de tu cruz.








ANÓNIMO

Me atrevería a aventurar que Anónimo,
que tantos poemas escribió sin firmarlos,
 era a menudo una mujer
Virginia Woolf


Anónima
sin decir quién soy
ni firmar mi nombre
escondiéndome en seudónimos
en identidades ficticias
en un nuevo alias cada día
escribo en silencio
deletreando mis gritos
dejando señales de vida esparcidas
entre la primera mayúscula
y el punto que indica mi final.

Si me encuentras
si adivinas quién soy
y cómo me llamo
rescátame del baúl de lo inservible
y desempolva mi espíritu
del estante de los libros ya leídos
necesito tu mano acariciando mis letras
necesito tu abrazo sujetando mi alma de papel
necesito que entiendas mi miedo
de admitir quién soy y firmar mi nombre
para así recobrar mi identidad.








LA CIUDAD DONDE HABITO

Esta ciudad donde habito con sus muchas fronteras
delineadas por las vías del destierro y la necesidad.

Cada transeúnte con su periferia trazada,
aprisionados en una isla desierta
donde construyen murallas para esquivar el miedo
a las esquinas donde el odio se enlaza al fuego.

Esta ciudad no me acepta en su entraña

Me dejo devorar por su boca hambrienta,
rebanar la lengua en rodajas de palabras impronunciables,
chupar mi esencia hasta el hueso,
hasta que el sabor de mi piel isleña la atraganta
y vomita en la trastienda mi ser de pueblo chico.

Allá donde me espera una tumba sin lápida
un mar desenfrenado extiende sus brazos desparramándose
en la barriga tibia de la arena amanecida.

Aquí
                una ciudad para sobrevivir el hambre.
Allá
                la isla de nunca jamás olvidar.









JUANA IRIS GOERGEN [9032]

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JUANA IRIS GOERGEN  (PUERTO RICO)

Poesía es…   Para el poeta, lo inevitable; para la humanidad, lo necesario.

Poeta, traductora, crítica literaria y cultural, ensayista  y profesora. Su labor poética incluye La sal de las brujas (finalista del premio Letras de Oro y publicado en (1997); La piel a medias (2001); Las Ilusas: Desarraigos (2008), y poemas publicados en antologías, entre otras Astillas de luz/Shards of Light (1998),  Between the Heart and the Land/Entre el corazón y la tierra (2001), Generación (2001). Su poesía también ha sido publicada en diversas revistas literarias, las más recientes Contratiempo (2012) y Calabash (2011).  Uns poemario inédito Eros y Tanatos,  y un poemario en prensa Oda al sueño Americano/Ode to the American Dream, Grove Press. Iniciadora y co-organizadora del Festival Internacional de Poesía en Chicago: Poesía en abril,  al presente en su quinto año. Sus obra ha sido traducida parcialmente al inglés, al francés y al alemán.





SIN AULLIDO DESDE OTRA PARTE

para Alex, hermano poeta

Aquí la cicatriz de la panza rasgada.
Allá la tentación y el bosque.
Caperuza vestida en puti-rojo y abuelita tragada sin pensar
y joven cazador y viejo lobo feroz que es miedo sempiterno de las niñas.
Allá la panza abierta.
A él, pobre hombre-lobo enamorado, que sólo quería olerla, verla mejor, contemplarla de cerca
y a pequeña mordida en la entrepierna, comerla despacito, sintiéndola temblar bajo su fuerza.
Aquí de vuelta a las estepas, no aulla.
Menos lobo y astuto cada noche
lame su cicatriz  y se lamenta.

de Eros y Tánatos






EL FLAUTISTA

Apprenons l’art, mon coeur,
d’aimer sans espérance. 
Rotrou
Huí de ti, flor de presagio.
Huí hasta perderme en tu memoria.
Más allá de los sueños enjaulados, la palabra no pudo ser flor,
sólo la ilusion dirá tu nombre
si es que acierto a nombrarte.
Alargado en la distancia subes a mi garganta.
Cuando el sonido de mi voz afile el tiempo,
negando
no admitiendo
morderé el llanto, tan limpio como cristal pensado
morderé fibras de sueños flotando en los espejos
morderé tus recuerdos tratando de enigmar una esperanza
un hilo de esperanzas alargadas
si es que acierto a nombrarte.

de Eros y Tánatos








UN GRITO POR LA SUERTE DE TESEO

Descubre tu pasiva inexistencia, reintégrate al amor arrebatado, y grita.
Juan de Yepes
Desde tu muerte
todo es duda en mi espejo.
Te fuiste sin el hilo de Ariadna entre los dedos.
Desde tu ausencia, no sé qué Minotauro me carcome,
qué laberinto de poros enlazados me arruga el alma adentro de la ropa.
Clavada en mi silencio, indefensa, quiero echar a correr como los galgos después de la tragedia,
pero quedo inmóvil.
Marioneta.
Sin otros hilos donde volver a colgar los huesos
sin nervaduras que sostengan mis piernas.
Gimiendo sobre el suelo, por más que a diario tenazmente se repita:
un hombre deja su cuerpo untado en las baldosas, un auto y un camión,
un sombrero que se convierte en lápida sin dueño
y una mujer, de probada mudez,
que queda resguardando la angustia y los deseos.

de Eros y Tánatos






LA CELDA DE LILITH

Homenaje a Silvia Rexach

Llenando un ruido de agujeros
hasta salir como un estruendo mudo,
de azul fosforecente a voz de rayo
se inventa a la mujer,
la fluidora de sueños transparentes
artífice de líneas y de mundos.
Ebrio de soledad, desafiando molinos
hasta encontrar algún sueño que le sueñe,
desgarrando tristezas con los dientes,
se dispara el hombre,
recogedor de huellas en las sombras
hacedor de los bordes azulosos y del tiempo.
El rito ha comenzado en este instante.
No hay límites aquí. No hay resistencia.
En tardes como ésta se apresan los luceros.
Es mirarse a los ojos.
Es caer desde adentro hasta el fondo de uno mismo,
la salvación fugaz,
la entrada al reino ajeno donde la densidad del tiempo adquiere forma,
ritmo del giro, regiones hondas y palpitar de manos.
Ambos observan en el rito su cerrado misterio.
Él, ve a una mujer que nació desnuda,
en su baile de llamas
en su signo perfecto.
Ella, abriendo todas sus esquinas y horizontes
bajo la fibra cóncava de un beso,
quisiera saber ¿qué nace cuando se acaba el rito? ¿qué dicen las palabras?
o más bien ¿qué nombran?: ¿un sólo amor? ¿un rostro en cada cáliz?
Ella, ve al hombre erguirse como un dulce puñal ante sus ojos
y quisiera guardarse en la matriz del gozo postergado
que será súyo
aún fuera de su alcance.

de Eros y Tánatos





Ni la luz, que sabe su último momento

"Moloch whose fingers are ten armies! Moloch whose
breast is a cannibal dynamo! Moloch whose ear is a smoking tomb…Young girls screaming under the stairways! Women sobbing in armies! Old men and women weeping in the parks"
Allen Ginsberg, Howl


Sus pies veloces acuchillando el aire, vuelan como pájaros por los desiertos
[allá donde el silencio como puñal se esparce
¿Será que duerme Dios?
¿O será, que despierto el veloz cazador, vivimos la hora de su enigma ?

Tzontemoc, como decir Moloch!

Tzontemoc, empaña el vidrio de la noche su corazón vacío.

Si viviera Allen Ginsberg con su aullido de agua entre las ruinas podría identificarte
y aprendería de este nuestro nosotras que vivir fuera de las palabras es otra cosa,
y vivir con la muerte es otro asunto.

Si vivieran aquellas que conocen tu escondrijo mostrarían los instantes de quiebre desde la piedra inicial de tus deseos. ¿Cuáles serían las armas? ¿Cuáles las razones del paradigma para tus víctimas: mujeres, casi niñas o niñas vencidas, golpeadas, descartadas, con la realidad de tu engaño o de tu acierto clavados en el cuerpo?

Tzontemoc, quebrador de los dedos de mujer como varillas! Nos pesa este nuestro nosotras! Nos pesa un sol la vida! Es que el silencio como puñal se esparce y las bocas como bandera, a media asta no pronuncian nombres ni apellidos.

Tzontemoc, cazador, te acercas a la ciudad repleta de miradas,
de ojos abiertamente cerrados!

No se sabe si el viento petrifica la palabras y un arenoso vidrio ensamblado,
truena en las gargantas.
No se sabe si la mañana tendrá la suficiente piel para reconocer mutiladas gacelas.
Para no tratar con un cadáver, el desierto no deja muertos, sólo reúne las sílabas de las sumas del cero.

Ellas, ya no son cuerpos, no son gacelas,
sino jirones y huesos triturados por Tzontemoc,
que agazapado observa, merodea, huele
esperando sin pestañar, los instantes en que el miedo juega al parpadeo
y ellas son suyas, son de su propiedad, manantiales de un reino de sangre antigua.

Tzontemoc, se habla de ti en las calles.
Tzontemoc, en los salones y en las plazas
Tzontemoc, dueño del desierto y de la noche
Tzontemoc como decir Moloch, resucitado, a pesar de los aullidos de Allen Ginsberg
Tzontemoc, abominable,
recítanos tu genealogía:
¿Acaso no eres hijo de mujer?
¿Mujer madre cargada de rosarios y de cruces y de culpas.
Mujer de alturas o mujer solitaria en las arenas,
con el globo terráqueo entre las manos.
Mujer india, mujer negra, mujer blanca tocando mares
nombrándote: “Tzontemoc”, como si soplara un ángel.

Pero no.

En este nuestro nosotras, se nos sale el corazón del pecho
y ante sus puertas rompe en llanto.

Tzontemoc, hijo del rizoma más oblicuo de la tierra.
Un templado espinazo anuncia tu mirada asesina
y en Juárez, hay olor a sangre fresca en los canastos
porque en boca cerrada no entran lenguas, ni balas, ni moscas, ni alacranes.
¿Hasta cuándo…? Ellas son restos, son restos de nosotras, son cuencas vacías y entre tanto el silencio como puñal se esparce.

Nos duele un sol, la vida.





Eros I

Es un ángel en la sombra,
un lémur de ojos claros,
un cuervo, una tarántula
un ciervo que suspira en mis rodillas
mientras la flama baila, las ropas caen
y sus labios son tatuaje en mi  entrepierna.





Tánatos I

Nunca quiso casarse…Escogía los hombres más
bellos de su ejército y después de otorgarles sus
favores, los desollaba y los hacía desaparecer…. 
Diodoro de Sicilia, Lis.II
Ven,
ha dicho Semíramis
ven y arda mi corazón
ardan mis poros
ardan los huesos de mi cráneo
ardan mis ojos
y arda mi sonrisa,
hasta que diga “Perro” tres veces
tres nombres propios para la amargura
hasta que diga “Perro” y vomite tu piel
y empieces a sentir como muerden las palabras
destino secular desde la eternidad entumecida de mis ingles
que viene a desollarte.





Eros II

Este cisne que canta las mil muertes de la piel
con su aliento entre mis piernas
es puente para cruzar la luz
es punto para salvar la vida a flor del grito
es látigo de espuma en el delirio.

Su lengua en el centro de todo lo que existe se llena de mujer.
Agrieta la nitidez del fuego y las piernas aprenden a vivir
beso por beso.





Tánatos II

Platón fijó los límites
Alejandra Pizarnik

Miedo a estallar. Común meteoro. Luz  que se rasga en la caverna oscura
y se dobla en otro cuerpo y se multiplica.
Doble distancia, doble silencio, doble ironía,
dos dedos, dos bocas y un sin fin de posibilidades. Pero no.
Platón fijó los límites. Dentro de la caverna somos copias fotostáticas.
Afuera están los originales.

El delirio comienza, con una fuga.





Eros III

Lleno  de hojas mi tronco de mujer se extiende.
Sobresaltados de vena luminosa mis frutos son incitación en tu boca.
No hay palabras para nombrar los sentires del cuerpo,
o los sonidos de tu impaciencia queriendo poseer
el secreto que una vez llevaste guardado en la costilla.
Imagino a Elohim, proxeneta que juega a darnos la libertad
de comer o no comer del árbol.

El calor de tu aliento quemándome los senos.
Yo  tímida pregunto: ¿Comerás?





FEBRONIO ZATARAIN [9033]

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FEBRONIO ZATARAIN  (MÉXICO)   

Poesía es…    Lo que brota a tu alrededor y dentro de ti. 

Poeta, ensayista, profesor y agente cultural. Emigró a Estados Unidos en 1989; desde entonces se ha dedicado a promover la literature a través de talleres literarios y de revistas culturales, entre las que figuran Abrapalabra, Fe de Erratas, Tropel, Zorros y Erizos y Contratiempo. Su reciente colección de poesía Prosario, forma parte de Desarraigos, cuatro poetas latinoamericanos en Chicago, publicado por Ediciones Vocesueltas 2009. En la actualidad coordina el taller literario del grupo Contratiempo.




Tankas

Sobre tu vientre
Juego
Un niño soy
Canica y trompo
Acampan en tu ombligo
Y siguen hacia abajo



*



Lluvia mis besos
Caen en tu parcela
Se esparce el agua
La tierra queda húmeda
Lista para el arado



*



Toco tu cuerpo
Y tu piel se extiende
Me vuelvo el niño
Que en el descampado
Quiere contar estrellas



*

Yo en los senderos
Cruzo el tuyo de súbito
Y me detengo
En el mar de tus ojos
Hay infinidad de estelas



*



Entre tú y yo
Nace un puente de besos
Lo cimentamos
Con la charla y la cena
Para en él mecernos



*





En el sofá
Empezamos el juego
Te me acurrucas
Y tu rostro de luz
Se impone al de la lámpara



*



Después de darnos
Reposo en tu pecho
Tu palpitar
Me remonta al hombre
Que sueña en una cueva



*



La nieve es piedra
El lago con su oleaje
La acaricia
La abulia no importa
Él recibe al dar



*



El día lento
No me llama tu voz
Por la ventana
Veo la estela de un bus
Mas no hay mensaje alguno



*



Afuera frío
La gaviota alza el vuelo
Se desentume
Adentro está cálido
Mas tu mudez congela



*



Mi boca pájaro
Anidaba en tu cuello
Aún lo veo
Sobrevolar colinas
Y bajar al cenote






El Toro Mochales y Pandemónium

El Toro Mochales

Mi signo es la muerte
El amante de mi madre asesinó a mi padre
Gracias a mi nodriza no corrí la misma suerte
Fue a otro niño al que destazaron

Mi padrastro me buscó por mar y tierra
Sabía que en el mundo no cabíamos los dos
Para sus enemigos era valioso y me escondieron

Creció mi odio
Aprendí de emes dieciséis y de cuernos de chivo
No se diga de dagas y machetes

A mi madre la ignoré
A él lo castré
Le corté los brazos y lo ahorqué en la viga del portal del atrio

No tengo amigos ni santos ni dios
Todo lo veo en miniatura y muy lejano
Cuando quiero dialogar abro la puerta trasera y me meto en las tinieblas

Pandemónium

Nos hemos vuelto carne de cañón. Una se la juega en una ida al estanquillo. Cuando mi hijo sale a divertirse me quedo la noche en vela. Le pido que no salga, que hasta en misa una se siente insegura.
Mi ahijada Marta desapareció hace unos días. Ayer me llamó mi comadre para que la acompañara a identificar un cuerpo. Allí estaba, la pobre, en una mesa, toda moreteada y con los senos arrancados. Había heridos y muertos por todos los rincones del Hospital General; un señor se alzaba pidiendo que le curaran su pierna acribillada. Mi comadre se quedó y yo me tuve que devolver. Al salir, me fui caminando por en medio de la calle, lista para echarme a correr, como esos muchachos en algún lugar cuando van a soltar los toros.






EDÉN

mis manos son alas
púrpuras
cóncavas
derraman albedríos
deseos
se internan en tu noche
y la vuelven día

tu voz es absorbida
por mi piel
sé que nada es prohibido
nada es eterno
mas yo juego a quitarte
tu vestido de arena
y a ser el lot
que contigo
voltea

eres niña de luz
tu cuerpo es demora
es anhelo
en él vuelvo a ser polvo

rozas mi cabeza
que reposa en tu vientre
y me sé un adán
que morderá tu fruto
más de tres veces


ZOÉ JIMÉNEZ CORRETJER [9034]

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Zoé Jiménez Corretjer  (1963)

Zoé Jiménez Corretjer (Puerto Rico, 1963). Catedrática en el Departamento de Humanidades de la Universidad de Puerto Rico. Estudió su doctorado en Pennsylvania. Ha publicado 13 libros: Lógicas del extravío: Anatomía existencial en la poesía de José María Lima (2010). Un libro reciente de cuentos: Las Camelias de Amelia (2009), su novela Puerto Nube (2008), los poemarios: Rosa Náutica (Madrid, 2008), Sala de espera (2007), Antigua Vía (2007), Cánticos del Lago (2007), el libro de ensayos ganador del Premio Nacional de Ensayo: La mano que escribe: Literatura, arte y pensamiento (2007). Su poemario La boca de la verdad está próximo a salir en Ediciones Puerto. Igualmente, una edición bilingüe en español e italiano titulado: Adagio saldrá este año en Italia.
Otras publicaciones son: una colección de relatos fantásticos: Cuentos de una bruja (2000) y sus primeros poemarios: Poemanaciones (1992), Crónicas Interplanetarias (1991) y Las menos cuarto (1985). Publicó también la investigación titulada El fantástico femenino en España y América: Martín Gaite, Rodoreda, Garro y Peri Rossi. (2001): San Juan, EDUPR, una investigación crítica comparativa sobre escritoras españolas e hispanoamericanas. 





POEMAS


LA BUENAVENTURA

Bienaventurados mis enemigos
porque ellos me dan fortaleza.

Bienaventurados los que me odian
porque en ellos está mi premio.


Bienaventurados los que me apuñalan a espaldas
porque ellos confirman que soy sagrada.


Bienaventurados los que critican lo que mejor hago
porque en ellos está mi Confirmación.


Bienaventurados los que rompen la sintaxis
porque en ellos están los adjetivos más hermosos.


Bienaventurados los que no hacen y sufren
porque me dejan crear.


Bienaventurados los que no escriben 
porque yo sigo multiplicándome.


Bienaventurados los que no tienen nombre
porque de ellos será el reino del Olvido.


Bienaventurados los que patalean 
porque prueban que mi sangre es útil.


Bienaventurados los que tienen la cara roja 
porque me dejan ver su maldad.


Bienaventurados los que se retratan 
porque me dejan conocer lo débil de sus armas.


Bienaventurados los que me cambian la cara 
porque me dan a conocer su temor.


Bienaventurados los que buscan y rebuscan 
porque de ellos será el Vertedero Infinito.


Bienaventurados los que infaman 
porque así me sobra Principio.


Bienaventurados los cobardes 
porque me devuelven la Honra.


Bienaventurados los que pierden su tiempo matando 
porque yo doy Vida.


Bienaventurados los estériles de la dignidad 
porque en ellos está mi Orgullo.


Bienaventurados los parapléjicos de la conciencia 
porque me aclaran el Camino.


Bienaventurados los que abusan del poder 
porque hacen que mi presente progrese.


Bienaventurados los que se pudren en vida 
porque de ellos es el sarcófago de la carretera.


Bienaventurados los que odian mi nombre 
porque me recuerdan quién Soy.


Bienaventurados los que me cortan los pies 
porque me enseñan hacia dónde Voy.


Bienaventurados los que tratan de silenciarme 
porque afirman mi Procedencia.


Bienaventurados los que no me nombran 
porque están escribiendo mi nombre en la Lista de la Eternidad.


Bienaventurados mis enemigos 
porque me regalan Sabiduría.


Bienaventurados a todos mis enemigos 
porque me permiten estar en el libro de la historia


Bienaventurados a todos los bienaventurados,
porque con su buenaventura Soy, Bienaventurada.  










LA MÚSICA DE LAS ESFERAS

Muerdo fósiles debajo del agua.

Me dejo llevar por la cascada de azufre
llena de peces

La tortuga es la balsa de mis ojos
que se adentran en el frío de esta tierra
llena de hormigas

Bebo el agua musical del fondo
la esencia olvidada de las esferas
perdidas

que se enroscan en la cascada
junto a las serpientes dormidas.










EL PASADO

Hoy, la casa pequeña
Habitan los topes
las cabezas tiranas de la guerra
Ruinas que construyen
mi anhelo
un tomate verdaderamente
rojo en el abismo
de mi cielo

El pasado a veces lo miro
y son semillas infértiles
colgadas de la pared

Doy vueltas en la rueda
de los siglos
con el suelo limpio
y nubes vistiéndome rivales
celestes en el pelo

He regresado a mi huerto
he retomado el camino viejo del orégano
la ruta de las hojas perfumadas

Nacen en el agua los espejos
y me asomo
politeísta, inerte
con los brazos en copa
enfrentando el ciclo
llena de fuego

Paz que consumo frente al calendario
Ronronea el cielo
murmura el horizonte
el vaso de hielo
voy despertando y

quiero caminar
cansada de volar
de rebuscar en los ojos
de dios los mil delirios

Algo de estropajo húmedo
me envuelve ya seca
desvestida de hormonas
que me bautizan un nuevo pellejo

Algo de resignación
en la vuelta del círculo
repetición que abre los ojos de la sabiduría

He aprendido a callar
El dolor es rutina en el hueso
tuétano triste en el viento
que me ve la sonrisa tímida

Entre los lagartos y yo
hay secretos

Un pacto que hormiguea la tierra
llena de huevos

La hoja del plátano confisca el sol
y me llama, lenta, cómplice
del entendimiento

Papeles blancos
flor que abona la ventana
y los lirios
Lava que se acumula en mi memoria

Tengo el pecho lleno de inscripciones
amores cuneiformes
diluvios ancestrales
Y es que ha pasado el tiempo en frente de mi puerta
y la mano y el ojo
se han saludado azules
ciclópticos, elípticos, callados.






ANTIGUA VÍA

Yo quería contarte historias
de serpientes y de estrellas
y te vi valiente en tu nube
y solitario de vientos

Quise enseñarte las hebras
de mi voz y mi garganta
de ave
porque me creí de tu especie
y de tu piel

Me vestí de hierbas
y aluciné una espera llena de luz
pero tú reprochas mis palabras
de leche y miel
y no comprendes que estoy hecha
de cíclopes
que soy el eco de un viñedo
en flor
y que añoro corretear en los jardines del fuego
girando en flor entre caminos
y huertos teñidos

No comprendes que miro
el algodón con tristeza en la sangre
y busco piedras que edifiquen mis pisadas
más allá del este
más allá del volcán que nombramos
en el recuerdo

Yo te tomé de la mano sin ortigas en los dedos
para recorrer el hilo
de los cielos desnudos
para pintar rupestres los besos
de una antigua vía







OFRENDA

Te ofrendo leche y manteca
céfiros en la punta de mis dedos
para señalarte
para que no te quedes como estatua
petrificada
en medio del tiempo
en medio de esta isla acongojada
e infértil
Traza, escribe
sobre estos cuadernos de mi isla rota
el legado de tu sonrisa sobre mi cuerpo
y vierte
entre las rocas
el nombre de tu herida.


YVONNE OCHART [9035]

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Yvonne Ochart  (1949)

Yvonne Ochart Torres (Puerto Rico, 1949). Poeta, ensayista, narradora. Cursó sus primeros estudios superiores en la Universidad de Puerto Rico donde fue alumna de la distinguida profesora Dra. Luce López Baralt. Obtuvo un Doctorado en Letras en State University of New York en Stoney Brook. Se ha desempeñado como profesora universitaria e investigadora. Al presente, es especialista cultural  en la Oficina de Museos y Parques del Instituto de Cultura Puertorriqueña. Su poesía experimental, que se distingue desde principios de la década del ’70, aporta la temática urbana y la de una nueva mujer contemporánea. Ha publicado siete libros y ha sido incluida en  destacadas revistas y antologías  nacionales e internacionales. Su poemario El Libro del Agua recibió  elogioso comentario de Julio Ortega, así como El Libro del Aire, de Antonio Skarmetta. Libros: Rantamplán, 1974 (Premio Ateneo Puertorriqueño 1975), Este es nuestro paraíso, 1978 (Premio Ateneo Puertorriqueño), Poemas de Nueva Cork, 1985 (Mención de Honor Ateneo Puertorriqueño), Obra poética. 1989, El fuego de las cosas (cuentos) 1990 (Premio Narrativa Club Cívico de Damas 1991), El libro del agua, 1996, El libro del aire, 2009.





POEMAS




VÍAS 

Quizás en los transparentes corredores
de los signos que forman las palabras,

como en un agua de cristales escondidos
esté el rostro de dios, que es infinito.

La poesía, es otra cambiante agua,
suma interpretaciones y sentidos
con cada ser humano que en ella busca
el secreto último en sus signos.

Tal vez en esa agua de cristales,
que forma la memoria del que busca,
sólo encuentre respuestas singulares;

porque de ella piden, como en un rito,
el secreto último de los símbolos,
sin saberla, transparente pasadizo.





EL ESPEJO DEL AGUA

En la sutil forma ondulada del agua
está la sutil forma ondulada del pez,
está la sutil forma ondulada del cielo
está la sutil forma ondulada del astro ,
está la sutil forma de su luz vaciada
está la sutil forma de su poder a distancia,
está la sutil forma de la tierra ondulada por el cielo

                        y el agua

y la sutil forma ondulada del cuerpo,
que está en la sutil forma ondulada del agua.






LA GOTA Y LA ROSA

Oh, gota transparente o roja,
oh espejismo del agua,
que mira desde su ojo infinito
la aterradora eternidad
de la que es siempre,  la misma,
inmutable rosa,
y es otra rosa y otra rosa y otra rosa.






AIRE DE BEETHOVEN

En una primavera de Weimar,
Beethoven escucha la brisa serena
susurrando entre los árboles
meciendo la hierba.

Y así, escribió ¨ La Sonata de la Primavera ¨.
¡Oh aire musical del violín que se cuela
entre el alma suspensa
del que escucha tu alma
volcada al aire de la primavera,
en otra primavera de notas
que siglo tras siglo resuena!

…Y el que escucha …
siente la frescura
colarse entre el paisaje …
de Weimar.

El  piano deambula
entre los aires del violín
que susurra,
a tu alma embebida en el aire del paisaje,
donde respira Dios
su pasión serena de amor,
sobre los campos
de Weimar.








ORACIÓN DEL AIRE

Dios, que estás en el aire,
inunda mi alma con tu gracia de nadas.
Hazme así estar en los valles y las montañas.

Dios que estás en el aire.
Limpia con tus brisas
las ciudades.

Dios,      que estás en el aire.
Trae con tu soplo           agua,
para las cosechas y los animales.

Dios que estás en el aire.
Danos fresco, cuando el sol queme fuerte,
y aleja el frío, en las noches invernales.






JOSÉ E. SANTOS [9036]

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José E. Santos  

José E. Santos.  Poeta puertorriqueño nacido en 1963. Estudió en el Recinto de Río Piedras de la Universidad de Puerto Rico y en la Universidad de Brown en los EE. UU.  Ha sido profesor de letras hispánicas en Rhodes College (Memphis, Tennessee), la Universidad del Sagrado Corazón (Puerto Rico), y los recintos de Río Piedras, Arecibo y Mayagüez de la Universidad de Puerto Rico.  Se ha desempeñado además como editor en revistas literarias, como ensayista crítico y como narrador.  Comenzó su labor poética con la publicación de Pequeño cuaderno gris (San Juan: JC Prints 1987).  Luego de un hiato de estudios publica Crónica de la degustación (San Juan: Tríptico Editores, 2005).  Le sigue Después de la espera (San Juan: Edición de autor, 2006), libro de cariz antológico en el que aparece su poesía inédita anterior a Crónica.  De posterior aparición son Libro de Venecia (West Virginia: Obsidiana Press, 2007) y Muestra gélida de poesía inconsecuente (West Virginia: Obsidiana Press, 2009).  Su obra como narrador  la constituyen Archivo de oscuridades (San Juan: Tríptico Editores, 2003; segunda edición, West Virginia: Obsidiana Press, 2009), Deleites y miserias (San Juan: Edición de autor, 2006), Los Viajes de Blanco White (San Juan: Ediciones Callejón, 2007), Los comentarios (Mayagüez: Centro de Publicaciones Académicas, 2008) y Trinitarias y otros relatos (West Virginia: Obsidiana Press, 2008). Contacto: blancowhite39@hotmail.com.





LA MANZANA

Estará muerta la manzana en la rama,
estará muerta.

El árbol tendrá la vida
que del suelo inadvertida se escapa.

Algunos niños jugarán bajo la copa,
o por instinto heroicos e inocentes
treparán
troncos y ramajes sin reconocer historias,
otoños,
verdes retoños que pasarán.

Aquellos hombres presurosos, caminan,
ignoraron la esencial pugna de entre sus
universos falsos, y hermosos.  Pasaron:
de tarde muerta, de madrugada.

Estará muerta la manzana
en la rama.
De día muerta, de noche muerta,
vida espera
que le llene su forma
al amparo del sentir que fuerte
seduce y reclama en conciencia,
en cada idea, en cada mirada, en cada
acto.

Tras esa ventana alta
habrá una mujer que mira,
una mujer que piensa,
una mujer que tensa
se llevará las manos al ensueño
que desemboca en agitar y piel.
Se llenarán los ojos de manzana.
Se cerrarán los ojos, en manzana.
Le temblarán los brazos, en ramas.

Y la manzana,
estará muerta.






EJECUCIÓN

Ingrávida acechanza me consume,
aspereza desigual aún me alcanza,
falsos sonidos, a punta de lanza
forjan un trazo que se alza y se sume.

¿Cuál es la forma final, la que asume
lo que ya no es tormento ni venganza
del recuerdo, del pensamiento, danza
en que el sentido vital se resume?

Nada, que queda sílaba o palabra.
Proposición, y al final escritura.
Orden, símbolo, sintagma: quimera.

Y todo se reduce a la aventura
de una suerte o redondez, que se labra
vil, falaz, ingrata, sí, pero entera.




LOS BODEGONES

De pronto llevo los ojos
a esta extraña naturaleza muerta
que la mesa me ofrece:
máquina, papel, un vaso de agua,
bolígrafos, pan o algún dulce,
diccionarios, una lámpara.
La ventana invita
porque es otra  la luz
que cuela por sobre la mesa y el suelo.
Veo entonces las otras hojas,
su marco o cielo,
su entorno de caminos, flores,
otros edificios como éste,
otras ventanas, como ésta,
otras invitaciones para ir.
Sin embargo me he quedado,
y no sé si es porque su estatismo,
así como el de ésta,
no repara en que caiga o no
sobre sí
la tensa ansiedad de unos ojos.







PIAZZA SAN MARCO

Te reclamo para mí
Plaza San Marcos,
te reclamo al sentir
el grosor de mis venas,
te reclamo por saberme libre,
por saberme yo entre tus almas,
sobre tus empedradas losas
que rectangulares sostienen
el sentido de todo lo humano.

Te reclamo
y tan sólo he llegado,
tan sólo he visto aparecer
tu indómita silueta
entre segundos que vuelan,
entre palomas que se elevan
y me llevan a cada una
de tus esquinas atareadas.

Me sonríe la catedral.
Conspira y se deleita
al dibujar mi rostro
con el trazo de centenarias alegrías.
Me sonríe desde su hermético trono,
asentada y complaciente,
fervorosa y diligente veladora
de este nido de significaciones y placeres.

Plaza, te reclamo, Plaza.
Te reclamo de día
mezclado entre las gentes domeñadas,
los rostros acaso cansados
y las miles de cámaras
que a un tiempo revelan
sus luces y lentes filtradas.
Te reclamo entre sonidos:
Las voces entre ellas
se requieren,
los teléfonos ahogan
el silbar del viento,
los idiomas se reconocen
y se repelen,
se anuncian
y se distienden
como el eco helado
de sus mediterráneos recovecos.

Plaza, te reclamo, Plaza.
Te reclamo de noche
ciego en su intensa vida,
en su denso
desentender de orígenes
que nos hace cuerpos,
que nos hace bellos
al enlazarse sin tregua
ni reparo
las voces y los besos,
las manos,
y la suerte que me sumerge
en el deleite
de tu propia respiración.

Te reclamo Plaza San Marcos.

Y quiero que me observe
el león desde lo alto,
y que me queme
tu renovado sol
que liviano viaja
durante días y noches
entre las sangres
que se buscan.







LA RUEDA

Dicen de la rueda
que se ha cansado de ser metáfora,
que el tiempo la ha condenado
a regresar constantemente,
que no hay ruta ni camino
que la lleve a parte alguna,
que va desde la a hasta la a
sin enterarse bien de la ceda,
y que va del cero al cero
sin asimilar la sustancia del uno.

La rueda rechaza palabras
como modo de sustento.

Desestima el verbo progresar
que le ha parecido insuficiente.

Desconoce la idea de aprender
que se le figura quimérica.

Desautoriza el concepto de entender
que considera contradictorio.

Se comenta de la rueda
que sólo da vueltas sobre sí
porque reconoce sus límites.

Otros han sido
los que le atribuyen valores excesivos
como multiplicar su diámetro
y regodearse al paso de su circunferencia.
Son los mismos que la llevan y traen.
Son los mismos que la detienen
sin consultar ni orientarse.

Se cansa la rueda.
Entre las manos se cansa la rueda.

Sola, sin embargo,
no se conmueve,
a menos que la fuerza de gravedad
le imponga
su única trayectoria sin regreso.





JUAN CARREÑO [9037]

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Juan Carreño nació en Rancagua, CHILE en 1986, ha publicado “Compro Fierro”, pronto a salir en su tercera edición por Cinosargo ediciones, “bomba bencina”, libro editado por Das Kapital Ediciones, y vivido en Malloa, Pichilemu y La Pintana, entre otros pueblos.


De Compro Fierro

DESAPARICIÓN DE LA POBLACIÓN
SANTO TOMÁS, LA PINTANA.

Conocí a la Chica días antes
del fin del mundo.
Cristo había llegado hace tiempo
y vivía en la Santo Tomás.
Por esos días la gente andaba en la magia
aplaudiéndose la cabeza.
Éramos pura bulla.
Vimos los supermercados transformarse en perreras
y los carros de sopaipillas
en palomares.
Sólo alcanzaba para quedarnos escuchando árboles.
Por esos días ya estábamos todos tan
solos
que ni nos dimos cuenta
cuando de un sablazo
el cielo
se nos rajó.-






MEIL A PEESEPESANTOSARROBAJOTMEILPUNTOCOM.

no puedo leer tus poemas
tus palabras se me escapan
llevo agujas en la cabeza
se van pal fondo pal fondo pal fondo
mareadas
a cabezaso limpio
por ningún camino
dando gracias a nada
las miro y revientan
estrellando los ojos
los pedazos de biblia no me dicen nada
son hojas de Sacarías y Malaquías
en aquel día es la expresión de Jehová
porque de tal manera
amó dios al mundo
que ha dado a su hijo unigénito
para que todo aquél que en él crea
no se pierda
más tenga
vida eterna
qué se cree este viejo culiao del ciber
que pone la música tan alto?
que no se da cuenta que nos molesta?
la gente no atina, David,
nadie sabe pa dónde va la micro
está pegá, sin chispa,
soy un lobo
un árbol
soy una hormiga
soy un perro, un avión
una cabeza con luz de fondo marino
el prólogo de una sombra desvainada y trunca
sobre un paisaje de estrías de aceite negro
decorado de arcoiris de agua y gasolina
cortadores de cañerías arrinconados
en el vacío infinito
de un corazón
que cada vez se achica más
no fue Essaú hermano de Jacob?
–es la expresión de Jehová-
son la excelentísima gente
llena de risa y sin memoria
y se ponen pálidos
revientan de comida plástica
condena de vivir del cuero de pollo y paté
perdiendo la magia física
ya no corremos
ya no sudamos
ya no cazamos
todo lo que se pueda a culiar
no miramos la cara al momento de asesinar
no levantamos la cabeza
encorvados escapadores
estar plastificado es lo ideal
hay fruta gigante pero sin sabor
no caminamos
el mundo es
lo que vemos
por la ventana de la micro no má
la interacción no es de carne
ahora es lo que nos da la corriente
necesitamos aire y tiempo
que es lo que menos nos queda
porque Edón sigue diciendo:
”Hemos sido destrozados,
pero volveremos
y edificaremos los lugares devastados”,
esto es…
ahí la hoja acaba
da vuelta y la historia no sigue
pero
no será arrinconarse oxidado
por debajo de las placas
tragando el filo del frío
que no deja ver el hilo de luz
por donde se cuela una sonrisa
la púa ardiendo en el labio
los perros mordiendo sirenas
porque llueve
y lo extraño es el ardor en la cara
y no seguir de largo
a donde se supone existe el mundo
hay pasto a la orilla de las veredas
los nombres de los candidatos están frescos
los bototos son fulgurosos
no hay pájaros
las bancas están heladas
y
fin
y
paf
se
acabó.-


De bomba bencina


Fiesta

—“y de todo aquello,
qué vi realmente?”

—a puros regetoneros culiaos
ocupando espacio
ensuciando aire
música de celular
para oficinistas
animados a fotos pal feisbuc
a locura del ojo desorbitao
opinando sobre el mapuche
flojo, facho, curao
sobre dar oportunidades
con el voto
a los que ya lo tienen todo
a los que ya por eso
no tienen ganas de robar






Lo que de noche escribió en el block:

ya vendí la mano
pa quemar el vidrio
un día entero pa comerme la foca
porque se me cayó la sin grasa
y porque sí
improvisando con la zapatilla
con los comerciales de llogüres con linaza
y la lija raspando ácido adentro
sonándote la virutilla
—se me seca la pelota así—
—me como el hacha el cortapluma así—
usted sabe que no vamos a terminar
viendo el mundo por la ventana de la micro
que no necesitamos su risa en el cartel
usted sabe
por qué le compramos el pantalón
—se me achica el callampeo así—
—me trago durmiendo el pique a la pega así—
porque hace rato mijo
hace mucho mi esposa
tragando plasma
con miedo de colgarse a la luz
así
usted sabe por qué le pago el agua
soy un arriendo
un dividendo entre el frío
y las liebres que un día me atreví a matar
usted sabe
que en cualquier momento me voy a la chucha
y le reviento la casa
pa que trabaje con esquirlas
y se haga cagar las manos
en esconder con sangre su cara






Bomba bencina

Odio los viajes y los exploradores
Claude Lévi-Strauss.


Un camionero atrapado en la frontera
con insomnio de coca
mira la nieve atascarse
en el parabrisas de la máquina.
Restos de familia en Madrid
despiertan para limpiar
las alcantarillas de la ciudad.
Yo en La Pintana tomo pisco puro.
Violeta se dispara en mi cabeza:

bendice
Señor Maravilloso
la iluminación
de una iglesia en llamas
la herencia de un cura
que juega con su sexo
a la gallina ciega
sobre un pendejo
que llora
con una tortuga muerta
en la mano

—amanece en Micronesia—

—amanece en La Pintana—

así como nosotros
cantamos entre llamas
bendícete a lo bonzo
Señor Maravilloso:

cuando somos palabras y huesos

y toca recitar frente al fuego
que la lluvia cae a la antigua
que nada puede hacerse

entre pulmones y oxigeno
entre gravedad y lágrima:

—amanece en Tucumán—

—amanece en Malloa—

—amanece en Potosí—

amanece mi hermano con tevecable
y frases que repiten
se me pudre la cabeza
y
no
lo
que
son
los
carruseles.

Bendice lo que eres
Señor Maravilloso
recolectores en la niebla
por ser fusilados:

es culpa de todos
en la pantalla
bailando
mientras coagulamos
con la mano negra
en la calle
al perseguir una vida de balazos
una escritura del ahora:

—bajo tierra todos nos parecemos
mira correr la sangre
sobre escaleras de pensiones por inundarse—

mientras escucho el amor pastero
en mi muralla
y cualquier pájaro en la cabeza
deja la lija para hablar
de un olor a Mudanza:

—amanece en Tarija—

—amanece en Carrizal Bajo—

en una calle mojada
cuando no se quiere decir
—el poema es un abandono dice don Mauricio—

dame lucidez de abismo
una noche más
una carretera vacía

—amanece en Caleta Angustia—

tres cigarros
un poco de cacao
grafitis mohosos
luces verdes
ascensores detenidos

—amanece en Catamarca—

candidatos vomitando
frente a un espejo

—amanece en Popayán—

una luna roja
una lluvia de cenizas
los andes nevados
alguien pensando
en la dirección del viento
alguien que diga
el perro está inválido
sus ojos en los nuestros
los nuestros en el vidrio
no somos lo que vemos
llueve y lluevo

—amanece en Tulahuén—

llueve y escribo.







AARÓN FISHBORNE [9038]

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Aarón Fishborne. Quintana Roo, MÉXICO, septiembre de 1985.
Poeta, ensayista y narrador. Estudió filosofía en la Universidad Veracruzana y en el Centro Universitario de Ciencias Sociales y Humanidades, en Guadalajara, ambos truncos. Es filólogo por definición, autodidacta por convicción. Asiduo a las luchas limítrofes radicó desde niño en la Ciudad de México, y después en diferentes estados; actualmente vive en Tabasco. También ha sido incluido en algunas revistas de la República ambigua de las Letras, como P3trol3o, Trifulca, Lenguaraz, Clarimonda, Grietas, y en las antologías Cupido Internauta, El infierno es una caricia, Moebius y Cascada de palabras. Actualmente realiza una investigación sobre la poesía non grata en territorio nacional. Tiene tres libros inéditos. Cuaderno de las extrañas averías, El retorno de los Vagans y Amor no muerto.



La ensoñación de El Libro como discurso en el jardín

donde los árboles no miran dentro de las casas
Acepta que levantarse de la cama
no garantiza el día de hoy vaya a ser Diferente.
Pero baja los pies del lado opuesto.
Toca el piso y no usa las pantuflas doradas.
No camina de puntitas (siente el frío del suelo como vidrio de agua
helada).
No es necesario hoy mirarse a los ojos: tiene claro
que (lo que) verá
(aún es) lo mismo.
Apenas si puede dibujar en su rostro un gesto de simpatía
por esa clase de cosas que hacen sea alguien impredecible.
—Nada garantiza algo sea esta noche, al volver a cama, diferente—
sin embargo hay que intentarlo, le dice azuzoombra.
Cuántas veces no ha salido ya desnudo a manejar
un patín del diablo para evitar el amontonamiento de autos
sobre el asfalto. Cuántas veces cambiado de nombre ha, para evitar
alguien lo llame con un Prefijo Existencial.
Y rotos todos los vasos y platos de la casa
en qué trasto va comer hoy el perro (?) Qué ventana mirará hacia el bosque
esta noche (¡!)
Solo maneja su papalote reciclado
(a toda velocidad) para llegar en Tiempo al trabajo
y dar nueva forma a la Nube que lloverá sobre el jardín
de tantas mentes esta tarde. Sobre tantos mancos
que mirarán al Enemigo para evitar cruzar sus ojos.
Tanta lluvia dorada y fría. Tanto amor llenando el libro
blanco del cielo con agua sucia.
Cuánta miseria, cuánta grafía enferma de niebla.
Y sin embargo
entra a El Libro, cierra la puerta
regresa a la cama (abre la ventana)
y sueña que alguien camina
sobre las manos hasta llegar a su boca
y ronca: cuenta la historia del sueño en un idioma extraño y Oscuro.







La corbata negra de Kim Carnes

When she snows you / off your feet with the crumbs she throws you
she’s ferocious / and she knows just what it takes to make…
Kim Carnes

Yo me llamo como el sol
—me llamo zuzu—
jemappelle like the moon
—me llamo sombra.
:
En esta intensidad de pianos dormidos
con el clack de los ojos cuando muerden la noche
con esta llovizna dulce sobre mi labio
este ácido hermoso que me limpia los huesos
esta caricia que me da un puñetazo
y me muerde la lengua,
me arranca de la mente la imagen licuada
del cuerpo.
El dolor de la herida en la boca.
Es este suplicio de saberse hierba en manos del Lodo
dulce en boca del agua. Esa raspadura
que es su voz —ese rasguño—
incisión en la mandíbula cada palabra suya
cada sonido que su garganta sueña es una figura de niebla sólida
el susurro de un fantasma, el diablo en los ojos,
un acetato que gira hacia el fin del mundo
hermosa, con su lumbre renaciendo en cada letra
en cada dedo —cada vuelta hacia una dimensión desconocida.
Suculenta mordida para desangrarte
sobre el fonema dislocado del cuarzo
en el zumbido de los pentagramas rotos
de las partituras deshechas en el charco
de tintes deshojados de frío— en el Helio
que se deshila en su garganta:
me llamas zuzu
como el sol que se guarda en casa
cuando todo ha sido destruido
y sólo nos queda oír tu voz, esa vuelta al principio del Todo
escuchar esa respiración sangrante que hirió a los seres
antes —mucho antes— cuando ningún hombre existía aun.






Monster Love

en inglés el título porque es fatuo


Abre las páginas de este amor muerto
Mira en los cabezales
(solo) Mira esta APASIONADA historia de asesinos
—no hay verdad en el suicidio
de estos amantes que sin dudarlo (¿?) se lanzan
a la cañada donde se demuelen los corazones oxidados.
Y guardan en los bolsillos el resto,
los retazos del AMOR: unas monedas
después de un orgasmo frío y se conforman con llenarse
la boca de cabezas aplastadas para evitar la jaqueca.
Evitan mirarse en el fangoso espejo
es mejor hundirse en la arena movediza del ruido
y graffitear en las obleas del cráneo
canciones baratas que los ilusionan de ser
los Amantes Heroicos en un Hospital sin Ley.
Aman,
con amoratado seco amor, con rajadura mostrenca
de querer ser-nada
vacío caliente que medra
las vísceras cerebrales
fiebre que diluye la sangre, cuasi lava
no de órganos fugaces
sino de (=) corazones licuados con tripas
en caldo de sueño-s
Y cuando aman
se siente AMOS del breve un [i/o]verso
que ocupan. Se vuelven los más amorosos
y al fondo, guitarras espectrales
sudan humo; la balada decadente
en cuenta regresiva de ese su corazón dinamita
su bomba de escape a otra tormenta en el desierto
donde la metralla gritando su AMOR RUPESTRE
desata la furia y parece una boca que balbuce escupiendo balas
salpicadura de amor, o sólo náusea
hueco del Hambre Sustancial
reino derruido bajo el vientre mortuorio del océano
y estos amantes Ciegos tiemblan / piden volver
al seno, al inmaculado plancton
y guardan sus flores plásticas (¿ornamentos estériles?)
en las urnas donde los cabellos crecen
al mismo tiempo que las pestañas de estambre
cuando giras de la cuerda mecánica que hace florecer a las cajas musicales
Son amantes sedientos, payasos de oscura agua
vertida en la sombra que gotean los ojos (;)
pequeños dioses enanos®,
incubados en el formol del necro-análisis
especímenes a punto siempre de saltar, pero con los brazos fracturados
deseosos de palpar el Maniquí Perfecto, las ruinas restauradas;
de penetrar las llagas en este cuerpo de madera
a manera de (±) oídos o boca ≠ sexo
y amarlo desastrosamente, con fervoroso amor encadenado
y envolverlo en la túnica negra del misterio, besarle su rostro de espejo
y ejercer ese amor monstruoso que habita
el estómago de los que cargan una cisterna desocupada
y luego la llenan con agua cancerígena
en profiláctica agonía, y evitan llorar
o sufrir en vano
y sólo aman apagar las velas del pastel
y abrir el regalo (la duda) envuelta en celofán
aman ¡oh sí!sólo el DIMINUTO vértigo que producen la canciones de AMOR
y se convencen de que siempre (∞) tendrán otra oportunidad
y que no es necesario castigarse por haberse, otra vez
acobardado.








Caída de árbol sobre el lago del Tiempo

Sostienen las raíces los pies a las sogas
Navajas que pisa el tiempo son las lenguas
Que lamen roncas miel del charco en la frente
Cíclope huyendo de las pisadas del ogro gigante
Con musgo negro en las axilas, olor
A roja sien son los ojos púas
Rota niebla la mirada. Dientes
Que suben la escala del pentagrama
al ágora de la garganta. Las ideas detenidas
en la numerología del parquímetro : la palabra sangre
en la espalda del hombre escrita. En ese ruido de ramas crujiendo
al cerrar los puños. Esa cortada que deriva
ensangre tiñendo el mar. La cara dibujada
en las olas no es de dios. Es la fotografía del padre que nos pide
recoger nuestro cadáver en el anfiteatro
para surtir los frascos de formol con piezas
del rompecabezas infinito que construye el Enfermo
que a escondidas introduce nueva ciencia al comedor de los mecenas.
El holograma de la realidad está ecualizado en medios tonos,
[mínima frecuencia
y superior abismo. Tono modular que cimbra la estridencia del
[cielo descuartizado.
cuando llueve sólo los animales saben beber agua en el reflejo del cielo.






Alguien teme cantar contra sus manos

Se mira en el cuántico mar de sus Ideas
se hilvana con las líneas que cruzan ese umbral
y trata de cantar el dolor de un sueño que no entiende
y permite que la energía de ese patíbulo cicatrice
sobre sus ojos fermentados un vinagre negro
el universo fantástico que alcanzamos a ver en el anteojo
en formación de v o rareza la de los puntos brillantes
que marcan las coordenadas y delimitan el infinito binario
de lo que se expande en la blanca llaga de un enfermo
anciano que no podrá volver a caminar
porque un día          alguien que teme cantar contra sus manos
le rompió la piernas
con un verso
y lo dejó
tumbado en la calle
con la boca chorreando un aceite negro
que según dijeron los paramédicos
era el caos.








Yamilet debe morir

Es consabido, ella debe morir.
Antes, ella intentó esconderse en las piernas de Yamilet.
Soy ella, dice, mientras le golpean la cara
con un palo de golf, antes, mucho antes de arrancarle las uñas.
Soy yo, Yamilet, la de arracadas en oro,
no me maten, soy mitad tú, mitad yo,
no me dejen desangrar como un cuerpo sin forma, exclama.
Antes los guardias de la Flor de Celofán Amarillo
habían descubierto un pene entre sus piernas.
Nos has engañado, gritaron, confundidos.
Te amábamos, y ahora, tendremos que prenderle luz al charco rojo de tu labia.
Yamilet, pidió una vez más le miraran a los ojos
y perdonaran su vida: soy yo, ¿no me reconocen?
su maestro de obra, al mismo que ayer le pintaron
en los labios una paloma blanca.

Pero ellos, le colgaron de un poste
y desde la esquina de la calle dejaron caer una cerilla
sobre la gasolina roja y espesa, para que ardiera ese cuerpo que hiede
todavía más que el petróleo, e incluso más
que toda la basura de una manzana, entera.










El retorno de los Vagans

Ruina de mí,
vuelven las ventanas
a radiar la canción de los pájaros invisibles
ocultos en las líneas de la vida
de un árbol gris
(a manera de puente entre el piso
y los lagos del sueño).

Vuelven a entonar
su rechinar de piedra.
Su hierro polvoso vuelven a lanzar
sobre los ojos inflamados del transeúnte
que abandonó su auto en la autopista universal
porque era demasiado esperar
por un Paraíso
de juegos mecánicos años atrás olvidados.

Mejor las cumbres hinchadas de agua
los bálsamos rupestres del frío
el fuego a secas, finito
al caer en un charco.

Nada quiere este cuervo con sombrero
que ya no degusta los violines
de cenizas aves, ni el trombón
del tucán afónico del viento,
ni siquiera el llamado lúteo de aquellos los escépticos.

No                   sólo quiere incendiar la soledad
callar las ventanas
apagar el sol que se oculta en los interruptores
incinerar esa luz con sus ojos.

Quiere, ruinas de sí,
volver a ser una espina en la mano de su madre
y dormir, circular en la redondez de la tierra
para tocar los labios del mar por última vez.
Antes, cien mil años antes
del primer amanecer.






Elegante forma para hacer soñar un árbol

Con un hacha vuelves ñ cada trozo de piedra incrustado
en la herrumbre del infinitamente alado:
que no camina sino que rumia y se lanza hacia delante
como si fuera el viento un hado que le empuja
para hundirlo en el suelo, en el camino:
verso que se aferra a no soltar sus talones: las raíces
ya secas de tanta extraña materia en la vía, en un lago
de concreto que no cumple la función mínima del espejo
ni de las nubes que no volverán a ser intangibles: tanta llama
sobre la piel que se agrieta de este ser que nadie notó
tenía mente o savia (que no corre por las venas de nadie)
o cuerpo que ya no podrá levantar ni un pájaro:
que no será gallo esta mañana larguísima
que no permite un rato aunque sea de noche
un vaso aunque sea de ron
de aguamiel
de tequila
una botella infinita de mezcal
para que todo se borre
para que nada vuelva a ser lo mismo
y sueñen los niños
que el mundo por fin terminó su faena ridícula
y que es momento de vivir tranquilamente
serenos con la estridencia del caos
sobre la mesa
del mundo.






Sedienta forma de tragar polvo

Cuánta blanca rabia cabe en una fosa
cuando hace tanto frío en la pupila triste
de un anciano, quieto, congelado dentro de una palabra
seca de tiempo, raída como un trapo
que alguna vez fue bandera
pirata, o simple parche para espantar a los hijos del Viento,
que llegaron a conquistar una isla vacía
llena de vidrio, de trasparente veneno
de tierra luida, hinchada arena, repleta de sol:
Tanto páncreas comido por la sed,
la sedienta mano que bebe como perro
de un charco, y no logra abrir ninguna
de las bocas en la punta de sus dedos:
y no logra desprenderse de las uñas
de su polvo viejo entre las grietas
(en las arrugadas paredes) cubriendo
el mar que duerme en la espalda
como un ala, o un racimo de violentas garras
dispuestas a matar al Mester,
Argos inhalando blanca espuma
por cada una de sus veinte fosas
en vez de viento, en vez de nada
en vez de fuego.






Quema de 78 cuadros y 72 libros para formar en la hoguera una catedral de humo

Son creencias antiguas las que un día
me movieron al homicidio
y sin pena corte la garganta de una perro
las patas de un gato
y las nueve vidas de un niño.
El silencioso y sabio silencio de una anciana
guardé en el filo de mi navaja.

Fueron las creencias (a secas) las que impulsaron
mi cuerpo a ser amado, por otro cuerpo, rígido.
Las que me lanzaron sobre la cintura de una joven
de traje verde seco y me obligaron a penetrarla
con mi amor furioso, temible, incluso para mí,
que hasta entonces le desconocía.

Fue la creencia la que un día me hizo violar
mi libertad. Y me colocó frente a un altar
en medio de la Catedral de la Ciudad de México:
(y sin que nadie me viera) destruí los ornamentos
que algún descalzo idolatró como reliquias,
como pruebas de un inmutable universo
equívoco, equívoco incluso para el Equivocado.

Era un credo el que los hombres un día iban mordiendo
cuando me hundieron en el fango transparente
de su saliva espumosa. Lo era. Ese zumbido
que unas niñas emanaron cuando un sucio pordiosero
intentó tocar una de sus manos. Lo era esa canción
que los varones entonan en el metro, o en la cantina
o en el antro a media noche, y en el After
mientas se drogan (leve sobredosis la música)
con polvo, con un falso misterio que se les devela todos los días
en el rostro de su madre joven, con las piernas abiertas
acariciándoles el humus, en el bello de sus brazos.
La ingle, para que despierten con la válvula del amor eterno satisfecha:
con el amor que aprendieron de un viejo sempiterno una tarde.

Creer me llevó al delirio de pensar que las palabras eran pensamiento.
El lenguaje era la forma de pensar el mundo,
y que el mundo era más allá del lenguaje y las palabras.
Creer fue lo que me condujo por un camino redondo
sólo para volver al sitio de mis pasos primeros,
pero esta vez, en el cadáver de mis zapatos, con su fantasma
clavado entre las uñas, como una infección diamantina
ciclónica, ajá, me instruyeron.
Pero cómo es que me pesa el viento.
Cuántas toneladas de aire han pulido a mis pulmones
y los han formado a imagen y semejanza de una flor
que se marchita. De una orquídea que se inflama
al tacto de una anciana o de una mujer madura,
o de una joven con vestido oliva.
Haber creído fue lo que me impuso el destino
de quemar bajo un Nombre todos los dibujos que un día
de mi mano brotaron como ramas, en un diminuto árbol,
casi seco, casi seco. Pero en llamas porque alguien dijo
hágase el sueño y creí creí creí que avanzaba correctamente
sobre la línea infinita del errante. Pero creí sólo creí
que era verdad esa agonía, ese bello aire.
Tan pesado como todo el oro del mundo fundido en un anillo
en el cuello de todos los seres, de todos los amantes embelesados
por un beso. De todas las figuras de lo intangible.
Apresadas en una cárcel de tiempo.
Creí que era el espacio el que medía la distancia.
Creí era yo el peso sobre la planta de mis pies.
Y cuando intenté detener aquel Tórton con un dedo
no pude. No pude. Se quebraron mis piernas
y los huesos de mis brazos se doblaron idénticos
al arco de Paris. Y el miedo como un ave me mostró
que todo eso no era en vano. Sin embargo, escuché
que toda la energía que abandonaba mi cuerpo decía,
a gritos, y sin una sola palabra, que mejor buscara,
que mejor buscara. Y las palomas del atrio, las palomas negras del zócalo,
Las palomas invisibles que ensucian los parabrisas, las palomas tangibles del deseo
se levantaron del suelo, sí, se levantaron del sueño,
igual que una hilera de humo que llama a los habitantes dormidos
en la extremidad más finita del Espacio
y los empuja para que vuelvan a sus cuerpos
para que se restituya la materia que dejaron
sobre la cama esa noche cuando los insectos les hablaron
sin lengua, sin lengua, como si fueran ellos mismos
una canción de extrañas corcheas
de hirientes avispas
preocupadas
por tocar
el poro
frío
de
un muerto en primavera
bajo el techo de un gran árbol
que fue comprado por un Alcíbiades
a la misma hora que fue firmado
el contrato del bien y el mal
en una boda irreversible
(en una explosión
de pájaros
de astillas
de estrellas
de lágrimas)
Sí, un ojo estallando
y el humo del incendio cubriendo con sus manos
el silencio. El mar entero del incendio ahogando
entre sus piernas el ruido.
Y todo absolutamente callado.
Como el sueño más estridente en la mente de un extraño.
Y todo absolutamente callado.
Como la casa de un Niño
cuando alguien dispara
en la cabeza de su madre.





CRISTINA SAAVEDRA RAMÍREZ [9039]

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Cristina Saavedra Ramírez, (Santiago de Chile, 1985). Licenciada en Literatura Creativa de la Universidad Diego Portales y Profesora de Lengua Castellana y Literatura de la misma universidad. Realizó y publicó su tesis poética de pregrado “Esculpiciones” con el poeta chileno Raúl Zurita. Ha cursado talleres con los poetas chilenos Soledad Fariña, Adán Méndez y Gonzalo Millán. Fue publicada en la antología universitaria “Lanzaletras”.  Actualmente se desempeña como profesora de Literatura. Los siguientes poemas son inéditos.







Como si existieras

Como si de verdad existieras
y tus ojos no fueran más que dos esferas de agua
humor vítreo rodando a toda velocidad
por mi piel de escamas verdes.
De tanto ahogarme me salieron branquias y aletas
como si no estuviese cayendo la luna en tu pelo
o yo no fuera más que un pez
respirando el oxígeno de la muerte empapada de arroz
tu nido girando en su eje infinito
los círculos no sirven las plumas de abrigo.

Podría amarrar el anzuelo a mi boca
y sigue el camino con tu caña de pescar hacia mi escondite
o simplemente tira del hilo y estaré en tu garganta
oscuridad de una caverna de agua
en tu boca yo nado
y no podrás masticarme
pero que problema habría en tragarme
y escamar tu estómago
de escarcha celeste.

Solo tus dedos redibujando contornos
yo presa en una pecera imaginaria
vomitando peces y una más entre ellos.
Me he sentado en tus dientes a esperar si vuelves
o si existieras
todo se borra de un trago y en humo me derrites.

Por si de verdad existieras he cosido el anzuelo a mi boca
y tu caña no pesca flotando tras de mí sola
domesticar la hilacha de tu cinturón
que me agobia en pasadizos de rocas
colgada mi cola aleteando de un lado a otro
tu nido y ni siquiera alimento para tus huesos.

Como si existieras
y mis uñas fueran el reflejo de tu hundimiento
caña de pescar hecha trizas
o acaso si te nombrara y las estrellas
te incendiaran haciéndote visible
pero jamás podría nombrarte
no existes.

Este peso en los ojos son las noches sin párpados
y el anzuelo recogido inservible
busca tu caña al otro extremo
como si no me gustara el sabor acero
de un anzuelo gancho inútil
que no necesita carnada
al otro extremo de la caña tu lengua al revés
y yo arriba como si existieras
o no te hubiese soñado
con un beso de tijeras rodando en el pasto
y el hilo me lleva desde dentro a tu boca de hielo
y congeladas mis escamas se hacen polvo.









Abismos

Los balcones se suicidan lanzándose al vacío
el pichón murió sin haber aprendido a volar
de mi boca a la suya regurgitación de elementos disímiles
tengo el pelo estilando lenguas sin memoria
enroscadas se arrastran para enterrarse en el cerebro
con la cabeza hacia un lado cayendo perpetua
una cebolla entre las piernas se deshace entre capas
y nunca se llega al centro.

El jardín de cañones apuntando a la nada
pelusas tejidas con palillos carbón deforme y la espera
los arcos de mis pies construyen el cuerpo de una guitarra muda
o no la escucho
no tengo oídos ni notas en la garganta
el tornasol del mar púrpura celeste verde agua
azota las pupilas sembradas en la arena
para que crezcan algas o no.

Las cortinas se me caen a filamentos
hilo a hilo madeja a madeja la primavera no es tal
la cadena silenciosa y todo flotando
escondo el pan en la cintura las migas taponean el ombligo
y que no se escape la tripa que todo lo traga
mientras los párpados se cierran
las pestañas son agujas que se clavan sin abrirse.

Hay un caracol donde transitan muertos
subiendo bajando
y donde se cierran las vueltas
saltan al vacío por donde nacieron algunos
meciéndose en las cuencas
de un laberinto que resbala pegajoso
no se avanza no se puede
y cuando.








Los zapatos de la noche 

Los zapatos de la noche
y el aullido del lobo con cara de luna
invocado tu gruñido en la niebla del aliento
nunca más remarte
ni echar el ancla a tu fondo
naufragio inminente
ahogo
cadáver inflado de agua
ánima en pena.

Un cuerpo de incendios jamás apagados
las llamas rompiendo
la carne y el mármol
quedarse sin rostro llorando máscaras.

Por cada vaso
las burbujas de un alma hablante
bajo la cama acechan.







Mi vicio tan mío tan mío tan mío.

Hay vicios incorpóreos que se huelen en el aire
Hay otros que carcomen los huesos.
Algunos vicios se estancan de huecos
con musgo en los ojos
cada vez que veo un gusano brotar como tallo
o diente de dragón.

Yo tengo más que un vicio
cogollo azucarado
con chinitas comiéndote por la boca
Se me pega tu polen en las manos cuando voy a tocarte
y soy aún más blanca
Cangrejo almidonado
mis venas en tus inyecciones
moretones y brazos
con tenazas de piel afilada
y tu olor dentro mío
flotando hacia abajo
rellena de espuma
me despanzurras y aureolas
dejan tus colmillos
en mi cuerpo de trapo.








En la pared de lo indecible

Junto a la espera de la quietud
y los lagos de tus ojos sin olas
con un punto de petróleo al centro
que empequeñece ante la luz
y traga oscuridad así de grande.
Ultramar y cosechas que botan
las orillas de tus olas rompiéndose
peñascos frente a mis manos
unidas a los juncos esponjosos
de tus cápsulas.
Laberintos en el arrecife de tu garganta
a flor de agua empedrada
las enredaderas cuello a cuello
nos trepan hojas
y azulejos que tapizan tus vertebras
le dicen adiós a mis dedos.
Imantadas escaleras nos conducen
los azulejos se quiebran
escalón por escalón se hacen polvo
y magnéticamente iguales
somos carne del metal me dices.
Acero e imán son uno en el mar elástico
flotando el tejido de tus misterios eléctricos
escalofríos en las aletas de mi espalda
me devuelven una a una tus pestañas
descocidas de las rocas.
Nácar la capa interna de tus huesos
irisados reflejos difractados en mis ojos
molusco adherida a tus peñascos
ni la última marea me borró a tus pasos.






SHARVELT KATTÁN [9040]

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Fotografía de David Kattán H.


Sharvelt Kattán Hervas nació en Ambato, ECUADOR en 1991.
Poeta, narrador y estudiante de periodismo de la Pontificia Universidad Católica del Ecuador. Ha publicado el libro de poesía Delusiones (2012). Algunos cuentos suyos han sido publicados en las antologías: El premio (Quito, 2008), Los engendros de la luna(Quito, 2010), Ecuador de feria (Bogotá, 2011) y Bajo las luces oscuras (Quito, 2012). Ha sido seleccionado entre los ganadores del Concurso Nacional de cuento y relato organizado por el Taller Cultural El Retorno. Varios de sus textos constan en revistas impresas y virtuales del país. Actualmente forma parte del Consejo Editorial de la revista virtual de literatura y artes visuales Contramancha.




PRIMER GRITO: ALUMBRAMIENTO DE LA MENTE

Abrir los ojos ya no es asegurar la realidad (pienso). Abrir los ojos y la voz ya no es demostrar que sigo aquí, cuando las escenas se perdieron de mi rastro (creo). Abrir la mente a otras cosas es lo único asible en este día (repito).

Porque he perdido los recuerdos, y solo admiro la lluvia de gorriones muertos en los patios de mi cabeza. Hay perforaciones por donde se cuelan (otras) vidas para que me sea posible la existencia; una a una, las transformo en mi cuerpo, con todas sus nalgas y sus brazos. Quiero pensar que el olor a cantina clausurada ya no se asemeja a la masa de invenciones en que estoy siendo completada, con todos sus ademanes y versuras fuera de mí:


Ella es el ulular de los cristales bajo la lluvia;
cada gota me invade con anécdotas y amistades
hasta que pienso en pueblos enteros alimentados
por trocitos de plástico bajo mis dedos:
 simbolizan cada palabreo registrado en mis oídos.


Pero las voces de un montón de páginas no son importantes cuando mis hermanas se han reunido alrededor de mis senos a mirar la tarde degollada. EL PREGÓN INICIA (GRITO) MALDITAS PERRAS. Todas son bienvenidas en esta tierra de sábanas como mares por donde navegan los placeres que antes no tuve. Beberemos la electricidad que resulta de mirarnos mutuamente. La noche apenas si alcanza para tapar nuestros tobillos, por eso es mejor apresurar la misión:


A veintiocho días del mes primero del año cero, yo, mujer, en presencia  de más de una veintena de hermanas de padre y madre, doy por conquistados estos inhóspitos estados, para dicha y gracia de toda la comunidad.


Durante años, estas palabras limpiarán el suelo por donde nos revolvemos, y nos darán de mamar de las  ideas más regocijantes y tenebrosas. Por mucho tiempo nos tendremos las unas a las otras.




SEGUNDO GRITO: CEREBRAL INC.

Éramos cuatro de la época que sorbo y sobra, pero ya no queda más (que) esta que soy, bajo un mantel como noche: soy (luego estoy) en el centro.


Otras veces, aprendo a contar las autopistas de la ciudad encerrada entre mis sienes, donde las ventanas son una presencia dolorosa, ausente. Lo que se ve está bajo mi cabello: calidoscopio donde me he construido antes, y a otros también (antes), los hice de los gritos y las risas de mis uñas en la espalda. Y me imagino sostenida al suelo, (veo que) caigo sobre mí, hacia la otra mujer con mi rostro, que abraza la infancia compartida por nosotras. Esa muñeca de sus manos y las mías, la que sonríe de verme desde otros dedos, es lo que anhelaba ser, lo único que queda. Es una pequeña mujerzuela de sueños futuros, de pasados inventados. Lo que se ve, está ya en otra idea.

Éramos, luego fuimos dos porque yo no estaba o era poca para acompañarnos a todas las demás, o era cosa de no entendernos, o era (poca) cosa de otras cosas.

Luego es mamá: me muestra mis ojos sobre mi nariz, sonríe con mis labios, como si le pertenecieran también mis temores: no me reconozco frente a la mujer de donde vengo, tampoco sé si hacia ella voy. Porque no se puede ir así nomás hacia lo desconocido, lo desconcertante, lo descompuesto en otras figuras que ya no son las que acuñaba. Porque no se puede amordazarlas (voces), sin silenciar también el ruido alrededor de mis oídos: Éramos un soplo de whiskey que empuja los cabellos, pero éramos. Ahora solo voy con el lila tenue de la memoria corriéndome las rías de los ojos.





SALMO NOVÍSIMO

Él es hiedra creciendo frente a mis ojos; su cuerpo me parece un puñado de arcilla impuesto en la entrada de mi habitación, su mente un cubo de fuego apenas contenido por el cabello. Es preciso recoger aquellos restos de palabras enmohecidas por la desesperación de la distancia, marcada en cada sombra que las horas nos entregan ¾pasadizos mentales que alargo hasta que él ya no sea en la vista¾. Entonces, el paisaje de combinaciones monocromáticas se convierte en estalactitas, como estrellas derretidas en el aire, como lágrimas de dioses olvidados, como las babas de algún can, y todo está en su voz.


ES HOMBRE QUE ME GRITA,    

ES HOMBRE QUE ME MIRA,

ES HOMBRE QUE ME CALLA.

Mi rostro (que) ya no es mío, se entrega a observarlo desde el suelo, en cuyo eje sus pies se mimetizan. Soy solo el desafío que tiene para librarse de mí, porque no hay el beso, ni el abrazo, ni tan solo la caricia que (me) esperaba. Soy el óxido de un tobogán donde todos se cortan las piernas, pero él no se arriesga a sortear. Lo que hubiese(mos) deseado se halla en esas fantasías posadas ante mí:               un árbol con ramas para cortarse las ideas,

un muro con alambres para detenernos los deseos,
un hombre con pistolas para espantarnos el sueño.

Mi súplica: el último intento de no destruirlo: palmas posadas en las rodillas que fueron polvo, antes de convertirlas otra vez en polvo. Pero: Él es prueba de que estoy (luego soy) nuevamente.





CALVARIO EN OFF

No era la marea lo que esta noche escuchamos. (NO)

No cumplimos los requisitos, cierto, pero ahora mi mano es cuerno de bisonte entre su vientre, y la única certeza se parece a sentir en sus tejidos lo que me negaron las ilusiones: un balcón detenido para que él escale por el viento, como esos cuentos que mamá me leía antes de morirse cada noche; dos resoplidos ¾casi humanos¾ como santo y seña de que no soy la única en la casa de cortinajes eternos y luces imposibles.


No era la marea, pero la marea es un trapo blanco que me enclaustra los empeines sin siquiera acariciar mis tímpanos. Un goteo llega a la perfección cuando la nada se convierte en horizonte: ya todo está contenido en el rictus con que el animal de sacrificio me contesta ¡Esa mueca de dolor y excitación la hemos ensayado tantas veces!


Lo cierto es que es de noche y la luna luce más cuadrada y hermosa que nunca. Los desiertos de sus ojos son cuencos inmundos; ya no caben mis órganos.


Por eso, acaricio sus mejillas como a un animal perdido entre la niebla; quiero arrancarle la seguridad de existir en mi alma ¾a veces, cuando tengo miedo, mi cabeza es un rinoceronte que vomita¾. Ya no es, ya no es, ya no somos (dos), sino él únicamente. El resto: un dolor que me produce su herida:


otras noches he matado con la misma intensidad.




LUIGI stornaiolo

«Striptease en la Mariscal» 1993-1996.

A Luigi, por supuesto

Caminar desencontrado, luego piernas con cuerpo en esquina, de dos en dos acompañadas, y hombres sobre las tablas. Porque en este espectáculo las actrices van abajo, estrellas de tragicomedia más vendida: burdel de animales, cuarenta formas casi humanas o seres puntiagudos. • Piel de cera, se deshacen al contacto las carnes tatuadas de ropa que no excita, pero parece. Prendas que ocultan el deseo y la estimulación química que la ciencia brinda. Antiqua scientia: essentia animae, corporis herba. Or enjoy the advantages of the new science: the chaos of addiction in a few grams. La misma ciencia puta, al fin y al cabo. La misma cara de no saber qué se hace. • Entregada al público, asoma la vulva, exagera las noches de contorsión: campañas sudadas a fuerza  de maquillaje y voluptuosidades inertes: artificiales. Temperatura alta como nunca, igual que siempre. Eso es todo.






HABITACIÓN reservada        con cama para viudas DE

31 DE diciembre.

SIN AÑO AL que despedir,    SE entregan A LA ciudad.





Se extienden garras transformadas en lengua: refrescan el placer de al lado,

aceleran con júbilo hacia montañas de gente que lanza risotadas nerviosas,

gestos de placer y dolor para confundir. O mujer DE rodillas con pene FLÁCIDO entre los labios. Hablan, algunos de ellas, otros con ellas, les tocan los culos sonrosados como si inspeccionaran la existencia del sello de garantía. Se negocia un polvo y otro. Se paga con metal para pellizcar las tetas, los muslos, la vida que se extiende hasta paredes de ruina mohosa donde todos son semen desperdigado en catedrales de órganos y pelo, o el cigarrillo vaciado y vuelto a llenar para otros rumbos. A few grams of pleasure. 25 milligrams for another adventure, always new. Porque el hambre no se sacia con eternos discursos emotivos, ni la lujuria vulgar de las palabras curará la de la carne sedienta de sexo y sudor de los otros, simples espectadores de un show que no requiere boleto.







HABITACIÓN sin ventilador con salida AL mismo laberinto.

CALLE ES recÁMARA que augura EL deseo A

MANOS         llenas.



ALBERT fish «El hombre gris» 1870-1936 (Fragmento)

Como riachuelo a punto de desaparecer, la sangre de sus nalgas me abrió la mente: cada roce quemó su alma y alimentó la excitación en mi paladar. Era cuestión de destazar sus ideas, ahora libres del fuego que las engullía.

Corrompí mi propio ser, para darle gracias al axioma y al orgullo del dios arrellanado en mis oídos.









SADISMO.- LLEVAR MI pensamiento

AL territorio corporal DE otros






Soy el niño de otro reino, donde golpear(se) es permitido. Soy el pequeño

que decía dolor es reencuentro, mamá ya no hay y dolor es reencuentro,

papá tampoco, dolor es.



Sobre el cemento de los sótanos olvidados, embutí dentro de mi cuerpo las carnosidades que elegía: algunas murieron sin conocer el cosquilleo de su entrepierna invadiéndoles el abdomen, la nuca, las rodillas.



GRATOS personajes SE deslizan EN LA mesa como desfile alegÓRICO por DÍA DE LA independencia (Fragmento)

(sobre una película de Jim Jarmusch)

Es difícil interpretar los 5,5 centímetros de formaldehido y arsénico que se

consumen sobre la mesa donde sostengo mis pensamientos. El brazo es

pedestal adiestrado, soporta las ideas: fardo disperso, mal acomodado en

mi cabeza que se apoya en el pedestal interpuesto entre la superficie de

madera  y la curvatura de mi parietal izquierdo. El otro brazo cumple tres funciones: sobrevolar las hectáreas de bosque desecho, resumidas en pequeño bloc para notas no figuradas; a intervalos, acercarse lo justo hacia mis labios, entregarme horas extendidas en pequeñas tacitas para no dormir; y, muy de vez en cuando, saludar Hello-cómo está, con personajes disímiles que desfilan ante mis ojos, algunos quizá se animen, consuman los 55 milímetros de metanol y butano que les ofrezca, charlen a momentos y luego se marchen para dar espacio a otros.



LEONARDO LARA ARRATE [9041]

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LEONARDO LARA ARRATE 
Nace en Concepción, CHILE 1990. Ha participado en talleres de poesía tanto en Balmaceda 1215 como en la Biblioteca de Santiago. El año 2010 fue becario de la Fundación Neruda. Ha participado en diversas lecturas de poesía y este año publicó su primer libro titulado Lunáticas. 



Los siguientes poemas son parte del libro inédito Elysium Mons.




Hay portadas, papeles más papeles, palabras incisivas, gestos que uno imagina podían deshacer y hacer por su ímpetu, uno sólo camina, se supone que tiene un trabajo pero siempre está yendo o viniendo, absorto, calle es una palabra que uno no podría ocupar pero yo la nombro, recuerda que todo esto se esfuma, quieta, pareciera que uno cae y ve imágenes y cae, al caminar y ver





Como una ventisca ella me besó, fue al lado del rió invisible, recuerdo que nos tomamos y en un momento fuimos más grandes que el mundo, éramos dos dioses de amor adolescentes y agónicos, la misma aireada borró el recuerdo, las obras de los artistas visuales son los recuerdos de alguien, lo extraen y lo encuadran, expuesto se repite la secuencia del recuerdo una y otra vez, pero ya no sabes si fue cierto, si fue un sueño, si ocurrió u ocurrirá, si está ocurriendo ahora mientras lo ves





Me insultaba y lloraba, escupió mi chaleco, quiso pegarme pero lloraba mucho, yo te quería, decía llorando, yo la amaba pero me fui, y continuó llorando en el baño mientras todos intentaban consolarla, ella luego dijo que no me conoció, yo decía que aún la amaba y sólo quería morirme, lo tuve que pagar, se folló a mis amigos y en más de una oportunidad quise cortarme las venas, intoxicarme con pastillas, irme a cualquier lado, he sido un desgraciado y no sé si esto tenga que ver pero, de vez en cuando aún siento deseos de cortarme, intoxicarme, irme, como a veces siento que la amo, pero tal vez no sea verdad, tal vez sea por la poesía





En el desierto había una multitud, clones, fantasmas, espejismos, que de repente se venían encima y me hablaban pero mudos, y yo caía lentamente y luego no había nada, porque lo único que había era el sol, que bramaba feroz como un dios ciego






Nosotros ya nos habíamos acostumbrado, seguimos caminando y comenzó una ventolera, en eso apareció el alma grande con su túnica y bastón, lo miramos intentando caminar contra el viento, sollozaba ligeramente, hasta que una aireada lo borró, seguimos detenidos por unos segundos y continuamos caminando, yo seguí pensando un poco en el alma grande y me vino una nostalgia de tiempos, pero no lo había, a lo lejos los edificios seguían desplomándose silenciosos, como sombras que se caen, anónimas






Llegamos a un sótano donde habían más personas, no tardó en presentarse alguien que dijo ser imitador de un cantante, nadie sabía lo que era eso, hasta que comenzó a hacer sonidos, cantaba con otras palabras, luego se presentaron otros tipos que decían ser imitadores, afuera el viento lo volaba todo y nos quedamos por más rato, algunos practicaban esto de cantar, otros follaban mientras los miraban, de vez en cuando intercambiaba palabras con alguien, yo estaba solo y aunque no entendíamos mucho lo supe de pronto, como hace mucho tiempo tuve vivos deseos de escribir





Me encontré con ella en el lugar más arruinado de todos, sentada entre los escombros veía las filas de edificios desplomándose, le conté con cierto entusiasmo que me habían dicho que era poeta, y recordé que por bromear dije que lo era, y me dio calma pensarlo, en mi mente vi el rostro de cada uno de ellos y fue satisfactorio emocionarme otra vez con sus vidas y poemas, luego creí que era una estrella llorando, contemplando mi cuerpo, ella me odiaba y se fue, no me importó, yo sabía que era una estrella que lloraba y que aún habría algo llamado vida después de todo este derrumbe embriagoso






Necesito llegar a la naturaleza de mi corazón, aquí ya no hay refugio, sólo voces de las sombras y espejismos, en qué sueño estás tu sonriente fuera de casa, en un campo, una tierra cuidada por ti, yo aquí huyo, abro, cierro puertas, no descansas, siempre estás yendo o viniendo, absorto, despertando en cualquier lugar sin saber por qué, no te importa o no lo piensas, sólo sabes que tienes que correr, y cuidarte de que no te saquen la carne








Lunáticas, del poeta Leonardo Lara Arrate

felipe eugenio poblete riverA

 



Lunáticas es el título de la primera publicación, de tomo y lomo, del poeta Leonardo Lara Arrate (1990), inscrita bajo el sello Divergencias, tal como se lee en la última página, a modo de colofón. En realidad, se trata de una especie de autoedición, lo que me parece sumamente positivo, por cuanto no está la necesidad de someter los textos a los caprichos y criterios editoriales, que por lo demás, muchas veces (no siempre), suelen estar muy ajenos, muy apartados de la naturaleza de la obra.

En cuanto a los textos mismos, lo primero que debe ser aclarado es que deben ser tomados como si se tratase de "escenas", tal es el espíritu del libro, por tanto, la lectura no debería seguir caminos distantes a los del ámbito del teatro. Claro, ello constituye una mera sugerencia. Los mismos textos, las escenas, coquetean continuamente con el género dramático; y en razón de eso, hacer la lectura en voz alta, es otra sugerencia.

Observando la estructura del libro, me refiero a las diversas escenas, identificamos su segmentación en tres: al comienzo se sitúa un texto introductorio, que funciona como una especie de didascalia, la cual no es demasiado extensa, pero tampoco es acotada, si descriptiva pero sin perder la intensidad ni la soltura. En virtud de aquello quizás sea válido nombrarlos como "poemas en prosa", sin entrar en mayores y difíciles reflexiones teóricas sobre qué cosa son los llamados "poemas en prosa". Concedida, entonces, vuestra aprobación, prosigo con mi texto: poemas en prosa que enumeran las acciones que vive, o más bien padece, la lunática en cuestión, que viene a ser el personaje central de la obra, la heroína si se quiere. La escritura en estas didascalias es desapasionada y al mismo tiempo resulta consoladora, pues le imprime a la heroína (a la lunática), un aura de melancolía, de mucha soledad, de tristeza y angustia, por lo que el lector, o lectora, tiende a  solidarizar con dicho sufrimiento.

Narra una voz que no es completamente omnisciente, en estas secciones. Es curioso: si bien hay momentos en que puntualiza condiciones que solamente la heroína podría saber, en otros, se manifiesta dudoso en torno a lo que antes ha podido conocer. Las acciones son dichas desde un afuera de la escena. Y solamente en dos oportunidades este texto va dirigido puntualmente hacia ella, como si intentara apuntarla, acusarla:

"Caminabas de vuelta del trabajo" (p.14) 
"Te marchas, te vuelves a marchar…" (p.16)

A continuación, el texto central de la página es para el parlamento de la lunática. Las estructuras elegidas son las del verso y la estrofa, siempre bajo la forma de la cursiva, que la diferencia. Asimismo, el texto va centrado en la página, y esto es, a mi entender, una correspondencia entre dos niveles de lectura, a saber, la diagramación y la enumeración.

Reúnen y modulan estos versos, la voz de la lunática, la cual es presentada siempre en primera persona. Es la propia lunática quien expresa su condición, al tiempo que dirige sus reproches a un él (al él de ella, se entiende). Si el narrador habla desde un afuera, la lunática habla in situ, padece el instante, ilusionada y sufriente. Se trata, por lo tanto, de un monólogo, salvo en los versos de la cuarta escena (página 11), en donde participan varias lunáticas, y cada una —sin estar identificadas nominalmente— dice su línea. Son versos que, entre sí, más que un diálogo articulan un coro, no obstante, esta es la excepción en el libro, lo que el poeta ha trabajado es la forma y modalidad del monólogo, a través de sus lunáticas:

"me gustaría clavar en mi piel para que esta escena vea" (p.8)
"que mi pura boca nunca podrá decirte, / nunca podrá tocarte las palabras" (p.9)
"Mi ángel se fue y no puedo  / dejar de escuchar los tambores y la lluvia" (p.12)

Del sector bajo de la página, se ubica un breve texto, siempre de menor extensión que los dos precedentes, y que, del mismo modo que el primero, va en prosa, aunque ahora justificado hacia la derecha, característica que acentúa la condición de cierre, por dar testimonio de una movilidad en la verticalidad de la página. El texto avanza, de izquierda a derecha, al igual que la lectura. Puede ser entendido este corpus textual como una coda del inicial, como un cierre. Por ejemplo:

"Pero la ensimismada no iba a morir de angustia, de amor" (p.8)
"Luego de unas horas despertó" (p.9)
"Entonces abandonando esta escena siguieron bebiendo" (p.11)
"Eso escribió al anverso de algún documento de estudio" (p.13)

Ordenados y definidos los límites estructurales del poemario, sus palabras, considero valioso mencionar un curioso parentesco: de Lunáticas con La perla suelta (Cuarto Propio, 2009), de Paula Ilabaca. Para ambos casos está presente la conexión de la poesía con el teatro. Y a mi entender no se trata de una simple coincidencia azarosa, sino de un nexo verdadero, muy nutritivo para articular una lectura. Además, la acción a través de las escenas es, en cierta forma, un movimiento que también está descrito por el movimiento dramático en el libro de Paula. Por otra parte, la imbricación de los personajes, que son múltiples y son uno, la Perla y la Suelta; las diferentes lunáticas que, a su manera, también son solamente una. O bien, el tiernotristesol que opera como un reverso, al tiempo que un complemento, de las lunáticas; él también es como son el Eunuco, el Rey o el Joyero. En fin, es un punto de comparación posible.

La portada del libro, además, con aquel desdibujado retrato (de la autoría de Álvaro Benavides), por medio de mínimos recursos pictóricos, dan imagen a una mujer que llora, pero sin perder la calma, nadan hoy sus ojos entre el rímel[1]. ¿Acaso no se parece, siquiera vagamente, a la autora de La perla suelta? Es nada más una comparación, quizá es solamente la chasquilla. En todo caso, es una posibilidad de lectura para este libro.

Al pensar en las lunáticas, es importante que sea en plural, como ya anticipaba, en el libro hay un coro de sufrientes lunáticas que está disperso, al cual la lectora, el lector, difícilmente puede individualizar ¿cuántas son exactamente? ¿En dónde  viven? ¿Qué edad tienen? Pareciera que se trata de damas, al decir de Rodrigo Lira, "preferiblemente in her twenties: entre los veinte y los treinta", en razón de unas pocas y dispersas pistas, las que dejaré a la sagacidad de los ojos más críticos. Convengamos en que son varias y que al mismo tiempo se mixturan en una sola, posiblemente muy similar la representada en la portada.

Respira en el aire la ceniza y lo destruido, pues la lunática necesita a su lunático, que ha perdido solo para ganar un "hondo dolor" (p.14), una condición febril, que es prolongada y sostenida por la angustia, la cual de tanto en tanto se alterna con el hastío, engendrado por el ensimismamiento. El alcohol, cuya presencia en el libro no es menor, conduce a las lunáticas a una percepción dislocada del entorno (p.13), la noche es ese escenario para estos dramas, la noche es el largo y solitario espacio que las rodea para siempre, existe una suerte de redención de la pena mediante el alcohol. Otro factor es la mención de estrellas, estrellas ya apagadas, desaparecidas de la bóveda celeste y que sin embargo todavía son visibles "por razones que tienen que ver con la luz y la distancia" (p.3). Aquella es la metáfora del nexo amoroso que, fuera del libro, antes del libro, comunicaba al tiernotrsitesol con sus lunáticas. Y hacia el final... No, el final no se los voy a contar.

Ahora, ya para ir cerrando la lectura que ofrezco, mi presentación, que es solamente una más entre varias otras posibles, quiero ofrecer como ejemplo paradigmático —exagerando también los diálogos, las filiaciones y las conexiones internas—, el libro Tala, de la última y más potente Mistral, que contempla una sección llamada, justamente, "Locas mujeres", que obviamente es un símil de lunáticas. Armado este puente, nuestro poeta, acá presente, con su primer libro, se emparenta nada menos que con la poeta más relevante del Chile del siglo pasado. Ahora, eso sí, este segundo vínculo es todavía menos contundente que con la primera poeta citada; pero cabe señalar la hipótesis de lectura. Y así sea para los auditores: la invitación a concebir otra forma de leer.

Viña del Mar - Santiago, 2012

[1] "Dios de la adolescencia", de Invisible.









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