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Channel: POETAS SIGLO XXI - ANTOLOGIA MUNDIAL + 20.000 POETAS: Editor: Fernando Sabido Sánchez #Poesía
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EDDIE (J. BERMÚDEZ) [18.764]

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EDDIE (J. BERMÚDEZ) 

Eddie (J.Bermúdez) (Barcelona, 1975) Licenciado en Filología Hispánica en 1999. Miembro fundador del grupo teatral LA BACANAL DEL VERSO, más tarde director y actor de LA ORGÍA DEL PALABRAZO, grupo de performance poética de Valencia. Cooperador del programa literario de radio “NEVERMORE”. Organizador y cooperador de la Jam Literaria del pub “El Asesino” (Valencia). Colaborador habitual del periódico virtual UNION-WEB. En el 2003 primer premio de poesía antitaurina “TORO DE HIERRO”, y también del SARGANTAS de Poesía con el poemario, ESTRATO DE SÍLABA.

Hasta el 2008 trabaja en el proyecto pictórico Desnudando el verso en la ciudad de Barcelona, en un intento de unir poesía y pintura, además de realizar performances poéticas por todo el estado.

Entre 2008 y 2010 coordina la jam POEMANIATICOS de El Dorado-espacio MAE, explora nuevas experimentaciones dentro del campo de lo visual-versus textual. Aderezado por actuaciones “polipoéticas”, coordinación de actos “imposibles”, en su mayoría poéticos, y alguna que otra exposición por librerías y galerías. Participa en numerosos recitales, performances y eventos en todo el país. Abre su casa-estudio en Russafa-Art 2010 y desde el verano de 2010, coordina POESIA-ACRACIA en ARTE&FACTO junto con Jorge Brunete.

PUBLICACIONES: Estrato de sílaba, ediciones RIALLA, Valencia, 2004, Huesos de Luciérnaga, Ellago Ediciones S.L., 2005, Poesía visual española (antología incompleta), Ed. Calambur, 2007, Fragmentos de entusiasmo. Poesía visual en España (1964-2006), Ayuntamiento de Guadalajara, 2007, La poema, Editorial Cocó, 2008, A pie de página, Ed. La Vida Rima, 2012, Voces del extremo. Poesía y resistencia antología. Amargord ediciones, 2013 y Ja!Museu. VV.AA. Gafas de ver Ediciones, 2014 y OMBRA. Huerga y Fierro Editores, 2015.


«218.

a página en sangre
a horcajadas de desdicha
he interrumpido la ficción
para acunarme mediante el perdón por abandonarte y suplirte por lo visual
sin entender que debía valerme por tu verticalidad
:no más!»




Extracto nº 12 de LA POEMA

que la poesía hiera
que la poesía sea herida y helada,
que la palabra brame
en los surcos arrugados del destiempo
que el poema sea la pústula
que reabre lo cierto
y enjambres de incertidumbre
no se apasionen en permanecer
aquí,
en la noche helada del destierro
que la luz no bañe,
tache el hilo enebro del poema,
que hirsuto, el silencio
devenga en ruego y voz
que la poesía hierva,
chirríe, pulule, muerda, ataque
como arma de la tierra
que renace del tallo espinoso del tiempo
que la bruma
que cubre el viento
despunte el significado en ella
y despierte,
del mal sueño del vivir
que la poesía malherida
viva entre formol y éter
pero que HIERA,
que rasgue
que a la fí,
vague por el desierto
y recabe su lomo erecto
en la fría corteza del soñar y el significar
me abandonaría en tus mugres, verso
y regentaría una mirada ausente, vacía



---

como anotaciones
a un terco sentido que han de tener las palabras
como cuando respiro

como anotaciones o esquela o epitafio
-mentido aposta para la ocasión como
cuando recuerdo distanciarme de este tan tajante despliegue de sentidos que
azotan y dotan de signo todo aquello
que elude a escapar del silencio o -yacer en él aunque
se le ame, se te amolden los órganos internos con facilidad-

aparentemente, silencio es igual a:
paz, sosiego y despertar en el humo en que vives
la tranquilidad, ajena, quizás disfraz que intenta quitar a dios muerto dios puesto
como si se quisiese instalar a la diestra misma de la soledad
de la plaquette “Flechas de Atalanta”

214.

todo lleva su tiempo
(o lo contiene)
entre esta aguerrida oquedad
dándose de cabezazos contra 
la memoria y sus bolsillos vacíos








167.

no te labres, silencio

más que con la seguridad de la cuchilla ensamblada en este párpado par
que blande Asclepios

entre su mugir de destierro atroz hacia el futuro
que lo germina todo en un santiamén de un palabrazo


---



rasgadura de la entraña 
paciencia en ser 

al límite de la pluma cuchilla que traza 
no ha de dañar el lápiz a vuelapluma 


con el ojo: la acción 
con el ojo: su acción 

de los dedos aferrándose 


rasgadura: 
único lugar donde existir 
afán por SER


---


mi,
que no es decir yo
pero sí

mi,
que es una manera de decirle al otro
que es parte de yo
y por eso ha de sufrir


A pie de página que publicado en LVR[ediciones].


178.

esta luz como llaga que hiende el silencio
este saberse en boca del diablo e ir derramando saleros a diestro y siniestro,
los días pares, también los impares y domingos
alfabetos alhajas de minuto
en definitiva, un a todas horas completo
esta alcayata que me ata a la noche eterna de cristales por parir
cualquier verticalidad donde pacer mi mudez entre los renglones de estos márgenes que me definen
este vocear constante de las almas crepitando en las barbas de Dios
este perfil arisco de la ramera luna que ni tan siquiera me descubre
este zumbido de harapos y andrajosos vahos desvistiéndome
este ponerme en evidencia a diario
este sonrojar de unos párpados que se cierran como puños ante este siniestrado silencio que no sangra
sino llantea por aquel antaño pecho de poeta, que no temblaba sino domaba estas,
mis palabras cárceles, mis palabras boleros —pendientes de condena—,
mis palabras vanas describiendo el constante sabor de y por entre este pecho ajado de la noche sin retorno





182

descarnado y harapiento ex-esófago
que tragas y escupes y vomitas el poema
no te resistas, no te venzas a la necedad del hombre
al anteponer el límite manus versus página
no te mezas
en las cuencas de los mares negruzcos de ser(se) sin sentido

no te ampares, no, a las celdas de los márgenes




147

se es
trapecio, alcantarilla, fregadero
y el jabón de grasa animal
limpia tus ojos como piedras

se es
a medias,
en la medida que las calles se estrechan y se agolpan en la solapa
de tu alzheimer

ya callarán los gallos cuando estés aprisionada
entre versos
—aquellos que sazonan,
los que se arremolinan en las esquinas, en los parques,
en los rincones de los geriátricos—

se es
a espaldas del día
mientras se intenta
estar del lado del tiempo, también de espaldas






78.

¿ha de hablar el vaho
          de todo aquello que calla
                      si no es qué (cuando) el silencio
lo aprisione entre las cuencas de sus ojos?




89.

lo entre-
                       dicho
lo maniatado, de la crema de tu voz
lo errado en ascuas

             -la lumbre rinde homenaje
             al silencio de pavesa-

lo vacuo, lo aplastado contra el margen
eso es lo que queda de lo NO dicho




136.

siempre pensé que
                               sentándome enfrente de mi noche
descubriría la parte del espejo que negaba constantemente


La poema, Cocó, Valencia, 2008. 





Manifest per signar amb tinta de calamar!!!


EL ANONIMATISMO

Manifiesto intergeneracional de los poetas y performers anónimos

Somos los que no chuparon de las generosas ubres del mercado
los que cogieron el camino de tierra en vez del de las baldosas amarillas
los niños perdidos entre Nuncajamás y las faldas de Freud
los poetastros de la sílaba tónica y la palabra sin identidad
Somos los que nunca tenemos cartas de recomendación
Ni un amigo editor ni un concejal a quien mamarla
Ni un cuñado programador de salas ni un padre pintor
Ni un conocido del divino poeta o del performer de moda 
Somos anónimos hasta la médula
No nos conoce ni nuestra madre
No nos saludan al pasar
No nos ofrecen manos con anillos
Nadie sabe quienes somos ni de quién
Porque nuestro origen es mediocre y obrerillo
Ni intelectual, ni oficinista ni artista
Somos los que no son ni salen en la foto
Ni en las dedicatorias, ni en los debates ni en las fiestas
Ni en congresos ni en prensa ni en ningún lugar común
Porque no tenemos dioses ni maestros
Ni somos tan siquiera una generación
No somos emergentes ni tendencia
Ni inéditos ni jóvenes ni preparaos
Somos los recogemigas de la mesa del artista
Somos los culpables de la poca calidad
Somos ignorantes, zafios y agresivos
Sólo porque no nos da la gana mamonear 

Reivindicamos el anonimato, la invisibilidad, el terrorismo poético, la mano negra, el graffiti subterráneo, la poesia de charca, basura y lodazal. ¡Viva el anonimatismo y su absurda necesidad! ¡Vivan las pobrezas, los no saber con quién hablar! ¡Vivan los originales rechazados, las puertas sin llamar, los picaportes arrancados y las ganas de vomitar!

Reivindicamos no ser nadie, pasar sin dejar huella y patearle el culo a la posteridad. No tenemos nombre, ni título ni tarjeta, ni filiación poética. Creamos porque nos da la gana, por placer, por necrofilia, por tontuna, por indigestión y por despecho. ¡Viva la poesia anónima y el romancero popular! ¡Vivan los cuenteros, los transformistas, los trovadores, los magos, los chacales y el Dadá! 

¡Viva nuestra puta madre, la poesía que es la única teta de la que queremos chupar!

Eddie (J. Bermúdez), Human Trash i 50 anonimatistas más


Manifest llegit a les III Jornades de Poesia Experimental Gastronómica
Cal Jep, Castellfollit del Boix (Barcelona)
26 de maig de 2007





Dos poemas de amor

los labios resecos
harapientos

heredad de nada
yacija donde cabe la herida

la ausencia es beso
ni aun así
se le puede dar la espalda al trapecio



---



ascuas como el luego que soy
si el lodo me hace Hombre
reniego del después
ser solo ahora
aunque me hunda en el barro




.


CANTAR DE LOS CANTARES [18.765]

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Cantar de los Cantares

Cantar de los Cantares (hebreo שִׁיר הַשִּׁירִים, Shir Hashirim), conocido también como Cantar de Salomón o Cantar de los Cantares de Salomón, es uno de los libros de la Biblia y del Tanaj.

Origen del nombre

La construcción "Cantar de los Cantares" tiene valor superlativo, análogo al de otras expresiones como "Rey de reyes" (Ez 26,7; Dn 2, 37), "Libro de los libros", "Santo de los santos" o Sábado de sábados. Este honroso tratamiento implica reputarlo "El Cantar por excelencia", superior a todos los demás y el singular y el excelso entre los de su misma textura. El nombre, concretamente, dimana del capítulo 1 versículo 1 ("La canción superlativa que es de Salomón") "la canción de las canciones".

Colocación

En la Biblia hebrea encabeza los libros llamados megillot y se ubica entre Rut y Eclesiastés. En la Biblia cristiana católica se encuentra entre Eclesiastés y Sabiduría. En la Biblia cristiana protestante se encuentra ubicado entre los libros de Eclesiastés e Isaías.

Autor y fecha

La introducción a este libro señala a Salomón como autor del libro, y así lo han considerado tradicionalmente las religiones judía y cristiana. Sin embargo, esta atribución supone que la obra debió componerse en el siglo X a.C., lo cual se considera inverosímil, pues, como señala el arqueólogo Israel Finkelstein, los cinco primeros libros de La Biblia no se compusieron hasta el siglo VII a.C.

La atribución a Salomón es, pues, ficticia, pues la cultura hebraico-bíblica no surge hasta el cautiverio hebreo en Babilonia. El hebreo empleado en el texto es, además, obviamente tardío y contiene algunos arameísmos e incluso influencias del griego, lo que sugiere que cuando se compuso ya estaba escrita la Septuaginta. Por todos esos motivos filológicos y por la simbología de la obra, Ricciotti sitúa la redacción en el siglo IV a.C.

Canonicidad y uso litúrgico

Su canonicidad fue puesta en duda en el ámbito judío, pero establecida firmemente en el Concilio de Jamnia. En la tradición cristiana siempre ha sido considerado canónico. Llama la atención el uso que se da de este libro en la misa en memoria de María Magdalena.

Contenido

Estructura del cantar

Se han propuesto varias interpretaciones sobre la estructura de la obra y el género literario al que pertenece. Así, Lapide divide el libro en cinco secciones; Muntz, en seis escenas, y Bossuet, en siete cantos; pero hay aspectos que dan unidad:

Se trata de dos amantes separados, que se buscan ávidamente, claman su amor común, se reúnen y se ven de nuevo separados, esperando llegar, después de una prueba de que triunfa la amada, a poseerse definitivamente.

Esquema

El Cantar de los Cantares, al no seguir un orden preestablecido, siempre ha planteado dificultades a la hora de dividirlo para su estudio. Se lo ha considerado dividido, según las diferentes consideraciones, en cinco secciones, en cinco cánticos, en seis escenas, en siete poemas y más, hasta llegar al caso extremo de considerarlo formado por veintitrés cantos. La división más moderna y aceptada es la siguiente, que consta de un prólogo, cinco poemas y dos apéndices:

El prólogo (1, 2-4)
Primer canto (1, 5 - 2,7)
Segundo canto (2, 8 - 3, 5)
Tercer canto (3, 6 - 5, 1)
Cuarto canto (5, 2 - 6, 3)
Quinto canto (6, 4 - 8, 7)
Hay dos apéndices añadidos con posterioridad (8, 8-14)

Contenido general

A primera vista, el Cantar de los Cantares se estructura como un poema de amor conyugal a voces o cantos alternos, ajeno a todo plan organizado y que escapa a cualquier categorización rigurosa.

Trata de dos amantes, un joven pastor y una sulamita, que han sido obligados a separarse, que se buscan con desesperación, declaman su amor en una forma poética altamente sofisticada, se reúnen y vuelven a separarse, siempre con la profunda esperanza de volver a estar juntos para siempre, apoyándose en la antigua premisa de que "el amor siempre triunfa". Una de las claves del Cantar de los Cantares es la forma descriptiva, sensual e inspiradora, con la que se desarrollan todas las situaciones utilizando la metáfora a través del mundo de la naturaleza, los frutos, las flores, los capullos, los árboles y la miel, para relacionarlo con los enamorados, el deseo de verse y el amor profundo entre ambos. Las palabras utilizadas y la forma de usarlas inspiraron muchos sermones como los de Bernardo de Claraval, quien encontró en las Cántigas, una forma nueva de expresar el amor hacia Dios.

Género literario del cantar

Panigarola, Jacobi y Guitton afirman que se trata de una obra dramático-lírica. Generalmente se niega que tenga carácter histórico.

Interpretaciones

Las interpretaciones antiguas

Dado su carácter canónico dentro de la Biblia hebrea, se ha dudado de que se le diera un sentido literal, abogando más bien por un sentido alegórico. Por esta línea siguen Esdras (4 Esd 5, 24-26), el Tárgum y el Talmud. Lusseau afirma:

Algunas torpezas de exégesis más o menos fantásticas no logran oscurecer la concepción esencial que se formaron del Cantar los judíos: la obra canta las bodas místicas del Señor con su pueblo escogido.

cf. Cazelles, obra citada en la bibliografía, pág. 657

Los analistas antiguos no judíos se mantuvieron fieles a esta explicación, y lo mismo hacen los judíos modernos y la inmensa mayoría de las confesiones cristianas: Dios es el perfecto esposo del pueblo creyente y, como cualquier pareja de amantes, ambos suelen sufrir desilusiones, desesperanzas y problemas. Con el cristianismo la imagen alegórica se actualizó: el cantar trata del matrimonio místico de Cristo con su Iglesia. Y aunque las correspondencias de la esposa hayan variado (la humanidad, el alma fiel del creyente), la interpretación simbólica prima durante bastante tiempo. Teodoro de Mopsuestia consideraba que el libro era una evocación de la relación de Salomón con una princesa egipcia.

El sentido literal, fue vuelto a proponer por Sebastian Castellio (en el año 1537), en el ámbito judío. A partir de allí, diversos exégetas cristianos, entre los que se cuenta al mismo Bossuet, le dan una interpretación literal que da pie para la interpretación alegórica.

La otra escuela sostiene que la obra debe leerse en el sentido literal, es decir, no es más que una colección de cantos eróticos que celebran el amor humano protagonizado por un hombre y una mujer (cosa que también mandaría la Biblia). Según algunos analistas, el libro evitaría cuidadosamente la profanación de este amor, ya que el casamiento del hombre y la mujer estaría bendito por Dios y deseado por Él. No es la primera vez, como se ha dicho, que el tema es tratado en el Antiguo Testamento, y la santidad que para la Iglesia significa el matrimonio religioso justificaría que se lo entienda tanto de manera llana como alegórica.

Desde el siglo XVIII hasta nuestros días

La interpretación alegórica se enriquece con nuevas imágenes, como la de la unión de Salomón con la sabiduría (Rosenmüller),o la unión entre Israel y Judá (Hug). Al mismo tiempo, la interpretación literal siguió ganando adeptos como Renan. La interpretación llamada tipológica (es decir, que al sentido literal se superpone uno alegórico dado a conocer por la misma revelación) continúa siendo defendida por autores como Miller y Hontheim.

En los años 50 se abrió una nueva forma de considerar el sentido literal: según Dubarle y Audet el Cantar de los Cantares es un libro que canta y celebra el amor esponsal manifestando el modo querido por Dios para su desarrollo.

Otras interpretaciones

A lo largo de la historia, se le han atribuido interpretaciones cristianas y cabalísticas: la Virgen María, la iglesia como esposa de Jesús (ver Ap: 12) y la Sabiduría. En el ámbito cabalístico, se dice que la mujer simboliza la sabiduría, en tanto hace alusión a la letra escrita (de color negro en los rollos de la Torah): "Soy morena, pero hermosa" (Ct 1:5).



El Cantar de los Cantares, de Salomón 
-Versión de Carlos Morales-


Primer acto

La novia

Bésame con besos de tu boca,
pues mejores son que el vino tus amores,
el olor de tu perfume, el aroma
de tu nombre que despacio me penetra,
y por eso las vírgenes se inclinan a tu paso!
¡Llévame hacia ti, rey mío, corramos,
invítame a tu alcoba, disfrútame y gocemos
y déjame que alabe el vino de tu amor,
al hombre entre los hombres más amado!

Muchachas de Jerusalén: yo soy morena,
pero hermosa como hermosas son las tiendas
de Quedar y las lonas de Salma.
Mis hermanos conmigo se enfadaron
pues las viñas quisieron que guardara,
y mi viña no supe guardar...
y el sol me ha quemado con sus dedos...

Amor de mi alma, dime dónde amansas
tu rebaño, dónde al medio día –dime–
sestean tus ovejas, para que no ande así, perdida,
tras los rebaños de tus compañeros.

El coro

Si no lo sabes tú, hermosa entre las mujeres,
sigue las huellas de su rebaño,
lleva tú a pastar tus cabras primerizas
junto al jacal donde su cuerpo reposan los pastores.

El novio

Amor mío, pienso en ti como en esa hermosa yegua
que tira del carro del faraón,
¡ay, cómo brilla tu rostro entre las zarzas
y ese cuello tuyo creciendo entre collares!
en oro mis manos tallarán zarzillos luminosos
con engastes y cuentas de plata, sólo para ti.

La novia

Mientras el rey descansa en su diván,
mi nardo exhala su cálida fragancia:
ved al hombre que duerme entre mis senos
como una bolsita de mirra, como un racimo
dulcísimo de alheña en las viñas de Engadí.

El novio

¡Bella eres, amor mío, bandadas de palomas
son tus ojos, azucena entre cardos
eres tú entre todas las mujeres!

La novia

Qué hermoso eres, amor mío, en este lecho nuestro
hecho de fronda,
delicia pura, y yo en tus manos soy un narciso de Sarón,
una azucena perdida en tus frondosos valles,
bajo las vigas de cedro que cubren nuestra casa,
y los artesonados tallados en espalda de ciprés.

Como manzano entre árboles silvestres
es mi amado entre los hombres:
yo deseo sentarme al amparo de su sombra
y endulzarme la boca con su fruta.

Mi amado me ha metido en su bodega
y despliega ante mí su bandera de amor.
Sobre su izquierda descanso mi cabeza,
con su derecha abraza mi cintura, ay,
sí, reponedme con tortas de pasas,
empinad con manzanas mi vigor para él,
que estoy enferma de amor, de amor muriendo...

El novio

¡Ah, muchachas de Jerusalén, yo os conjuro
por las gacelas y las ciervas que en el campo corren,
que no despertéis ni desveléis a mi amor
hasta que quiera!



Segundo acto

La novia 

Es la voz de mi amado, miradlo,
vedlo llegar saltando por los montes,
como un cervatillo brincando por las lomas,
y ved que se detiene,
y ved que se oculta tras la cerca de mi casa
e inclina su cabeza sobre mi ventana
porque quiere tan sólo contemplarme por las rejas...
Habla mi amado y me dice:

El novio

Levántate, amor mío, y vente,
que el invierno ha cesado
y las lluvias se fueron
y la tierra se cubre de flores,
la estación de los cantos ha llegado ya,
escucha, amor mío, escucha
la tórtola que arrulla cubriendo nuestra tierra,
el perfume de las viñas que se ciernen,
las higueras con sus yemas despertando,
anímate, amor mío, y ven,
paloma que te ocultas en las grietas de las rocas,
déjame que advierta los perfiles de tu vuelo,
déjame que escuche la dulzura de tu voz,
el azúcar de tu voz y de tu talle.

Cazemos las raposas, las pequeñas raposas
que devastan los viñedos, nuestras viñas en flor....

La novia

Mi amado es mío y yo soy de mi amado,
del hombre que pastorea entre las azucenas.
Vuelve, amado mío, vuelve,
antes de que despierte la brisa,
antes de que las sombras huyan
vuelve, amado mío, vuelve,
sé como gacela o como el cervatillo
que baja por el monte de Beter,
pues en la noche, en mi lecho,
busqué el amor de mi alma,
lo busqué y no lo encontré.
Sólo hallé a los guardias que guardaban la ciudad,
y no supieron decirme dónde estaba
el amor de mi alma.
Apenas los hube pasado,
hallé a mi amor y lo apresé,
y no lo soltaré hasta invitarlo a la casa de mi madre,
a la alcoba caliente en que me concibió mi madre. 

El novio

¡Ah, muchachas de Jerusalén, yo os conjuro
por las gacelas y las ciervas que en el campo corren,
que no despertéis ni desveléis a mi amor
hasta que quiera!



Tercer acto


El poeta 

¿Qué es aquello que se alza en el desierto
como una cortina de humo
sahumada de incienso y mirra
y polvo de exóticos perfumes?

Es la litera de Salomón,
escoltada por sesenta valientes,
la flor de los valientes de Israel,
diestros en la espada y en la guerra,
todos con su espada en la cintura
porque temen los peligros de la noche.

El rey Salomón se ha hecho un palanquín
con madera del Líbano,
con columnas de plata y el respaldo de oro,
cuyo asiento las hijas de Irael
tapizaron de púrpura y de amor.

Salid, mujeres, salid muchachas de Sión,
contemplad a Salomón,
con la diadema que, en su boda,
su propia madre dibujó en su pecho.

El novio

Eres bella, amor mío,
tus ojos son palomas que emergen de tu velo;
tu melena, un rebaño de cabras jubilosas
que descienden saltando del monte Galaad;
tus dientes, un hatillo de ovejas esquiladas
saliendo de su baño en las aguas del río,
todas con crías mellizas y ninguna estéril;
tus labios, una cinta escarlata
y tu hablar, música y hechizo;
tras el velo, dos granadas rojas y cortadas,
tus mejillas...
tu cuello, la torre de David donde cuelgan todos sus trofeos,
sus mil escudos y estandartes los valientes guerreros de Israel;
y tus pechos, como crías mellizas de gacela
que saltan hacia mí, paciendo entre azucenas por los valles...

Antes de que la brisa se levante
y se retiren las sombras,
subiré a los montes donde la mirra yace,
donde el incienso duerme, a las colinas...

Eres toda hermosa, amor mío,
no hallo en ti defecto alguno.

Ven, novia mía, ven, llégate del Líbano,
vuelve, amor, desde la cumbre del Amaná,
desde las cumbres del Sanir y del Hermón,
abandona la guarida de los leones,
los montes de los leopardos...

Me has robado el corazón, hermana y novia mía,
me has robado el corazón con una sola mirada de tus ojos,
con una sola vuelta de tu collar, ay,
qué hermosos tus amores,
mejores son que el vino tus amores,
mi corazón llenan tus perfumes
y tu boca destila miel virgen sobre mí,
la leche y la miel que ocultas debajo de tu lengua...

Eres huerto cerrado, novia mía,
huerto cerrado, fuente sellada;
tus brotes paraíso de granados,
azafranes y nardos,
aromas de canela,
árboles de incienso,
mirra y pequeños puñados de áloe
para curar las heridas de mi pecho, ay,
la fuente de tus jardines, cuyas aguas
desde el Líbano llegan hacia mí...

La novia

 Despierta, cierzo,
llégate, ábrego,
soplad en mi jardín
y levantad deprisa todos sus aromas,
para que entre el amado en su huerto
y coma de sus árboles frutales...

El novio 

 He entrado en mi huerto,
hermana y novia mía,
a cosechar mi bálsamo y mi mirra,
a comer de la miel de tu panal,
a beber de tu vino y de tu leche...

El poeta

¡Comed, y bebed, embriagaos!


Cuarto acto


La novia 

Yo dormía, pero mi corazón velaba,
la voz del amado me llamaba:
«¡Ábreme, hermana, mi paloma! –me decía–,
mi cabeza está cubierta de rocío,
y sus bucles del relente de la noche»

Me había quitado la túnica
y no sabía ponérmela de nuevo.
Me había lavado los pies
y ¿cómo volver a mancharlos?

Por el hueco de la cerradura
mi amado su mano entró,
y mis entrañas temblaron.
Me levanté y quise abrir la puerta
al nombre de mi amado,
y mis manos eran sólo mirra destilada
cayendo de mis dedos
sobre la cerradura.

Abrí yo misma las puertas a mi amado,
pero el amado no estaba, se había marchado ya,
y el alma se arrojó en su busca tras la huida.
Lo busqué, mas no pude encontrarlo.
Lo llamé, y no me respondió su voz.
Desesperada me hallaron los centinelas que guardan
la ciudad, golpeáronme, me hirieron,
despojáronme del chal
los guardianes que cuidaban las murallas.

Yo os conjuro, mujeres,
muchachas de Jerusalén,
si encontráis a mi amado
decidle que he enfermado de amor.

El coro

Eh, tú, la más bella de todas las mujeres,
¿qué distingue a tu amado de los otros
para que de esa forma nos conjures?

La novia

Mi amado es moreno claro, oro puro su cabeza;
racimos de palmera las guedejas de su pelo,
negras son, negras como cuervos negros;
sus ojos son palomas en la orilla del río
que se bañan en leche junto a los estanques;
campos de balsameras sus mejillas,

colinas de perfumes;
lirios son sus labios, manaderos de mirra;
tiene sus manos torneadas en oro,
engastadas con piedras que de Tarsis trajeron;
su vientre pulido marfil que los zafiros cubren;
parecen sus piernas columnas de alabastro
creciendo hacia lo alto sobre basas doradas;
su porte es como el Líbano, esbelto como sus cedros,
y su paladar dulcísimo, ay, muchachas de Jerusalén,
así es mi amigo, sí, así es mi amado.

El coro

Dinos, tú, la más bella de todas las mujeres,
¿adónde fue tu amado?

La novia

Mi amado bajó a su huerto
a recoger azucenas....



Quinto acto


El novio

Eres bella, amiga mía, como Tirsá,
encantadora como Jerusalén,
imponente como un ejército dispuesto para la batalla.
¡Aparta de mí tus ojos, no me humilles con tus ojos!
Tu melena es un hato de cabras descendiendo del monte Galaad.
Tus dientes, un rebaño recién esquilado saliendo de los ríos,
todas con mellizas y ninguna estéril.
Tus mejillas, dos granadas rojas que emergen de tu velo.
Sesenta son las reinas, ochenta las concubinas,
pero mi paloma es única, capricho de quien la engendró:
ante ella inclinan su cabeza las doncellas,
las reinas y las concubinas:
¿quién es ésta que como el alba llega,
como la luna hermosa que como el sol refulge,
imponente como ejército en formación de guerra?

Había yo bajado el huerto de las nogueras
a contemplar la floración del valle,
a ver si las vides se cernían,
si florecían los granados,
cuando mi deseo me subió a los carros de Aminadib,
y yo no lo sabía.

El coro

Vuelve, sulamita, vuelve,
que queremos contemplarte.

El coro

¿Por qué queréis contemplar a la sulamita
danzar entre los coros?

El novio 

Ah, hija de príncipe,
cuán hermosos son tus pies calzados con sandalias;
no necesitan aros ni collares tus caderas,
las que tallaron los orfebres; 
y yo tu ombligo contemplo,
y sólo veo una copa redonda y rebosante
de vinos aromados...
y tu vientre, ay, como un montoncito de trigo
encinto de azucenas,
gacelas mellizas tus pechos
y tu cuello torre de marfil,
y tus ojos las piscinas de Jesbón, de aguas desbordadas
junto a la puerta de Bat Rabin,
tu nariz, sí, como la Torre del Líbano
que vigila el camino de Damasco,
y tu hermosa cabeza flotando en el aire
como el Monte Carmelo,
con su melena y su púrpura
donde un rey en sus trenzas está preso y ya no sabe [salir.
¡Qué bella eres, cuánta hermosura
amor mío, cuánta delicia!
tu talle es flexible como una palmera
con dos racimos gemelos,
y yo pienso alzarme a la palmera
y cosechar sus dátiles;
tus pechos racimos de uvas,
tu aliento, perfume de manzanas,
el vino más generoso tu paladar manante.

La novia

El vino que va generoso hacia mi amado
y moja sus labios dormidos,
el vino de mi boca, su copa más preciada...
¡Oh, ven, amado mío!
salgamos al campo,
pasemos la noche en las aldeas,
vayamos de mañana a ver los racimos
que en las cepas se ciernen,
si se abren las yemas,
si florece el granado:
allí te entregaré el don de mis amores.
La mandrágora exhala su perfume
y los frutos, amor, inundan nuestras puertas,
los frutos que guardo sólo para ti...

Ah, si fueras mi hermano, criado
por los pechos de mi madre, yo podría
besarte en plena calle sin miedo a los desprecios,
te llevaría de la mano, te metería
en casa de mi madre,
y tú me enseñarías
y yo te daría el aroma de mi vino
y tú beberías del licor de mi granada...

Tu izquierda bajo mi cabeza,
con tu derecha me abrazas...

El novio

¡Ah, muchachas de Jerusalén, yo os conjuro
por las gacelas y las ciervas que en el campo corren,
que no despertéis ni desveléis a mi amor
hasta que quiera!



Epílogo


El novio

¿Quién es ésta que sube del desierto
apoyada en los brazos de su amado?
Te desperté debajo del manzano,
allí donde te concibió tu madre,
la que te dio su luz.

La novia

Ponme como un sello en tu corazón,
como un sello en tu brazo,
pues es poderoso el amor como la misma muerte
y como el Seol mi pasión es fuerte e implacable:
saetas de fuego son sus flechas, llamaradas de Yahvé.
No pueden los torrentes apagar la llama,
y no podrán los ríos anegar el fuego,
pues mis pechos son las torres, y yo una muralla
que a mi amado protege en su refugio....

________________________________________
 ©  De la versión, Carlos Morales y Ed. El Toro de Barro 

https://poesia-del-torodebarro.blogspot.com.es/2007/07/el-cantar-de-los-cantares-de-salomon.html





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VYACHESLAV KUPRIYANOV [18.766]

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Vyacheslav Kupriyanov

Nacido en Novosibirsk en 1939, Kupriyanov estudió ciencias técnicas en la Escuela de la Marina Alta en Leningrado (1958 - 1960) y se graduó en 1967 en lengua extranjera en Moscú:  Moscow Foreign Language Institute (now Linguistic University), section of matematical linguistics and German (1967). Es un escritor independiente, miembro de la Unión de Escritores de Moscú y la Unión de Escritores de Serbia.

Sus primeras obras publicadas fueron traducciones de poesía del alemán (Hölderlin, Novalis, Rilke, Hofmannsthal, Brecht, Hierba, Enzensberger, Hans Arp, Erich Fried) e Inglés (Walt Whitman, Carl Sandburg). Sus trabajos publicados incluyen los volúmenes de poesía "First person", 1981 (Moscow), "Life goes on", 1982, "Homework", 1986; "Echo", 1988, 1989; "Poems", 1994; "THE BEST TIME", 2003, la novela "The shoe of Empedokles", 1996, 2000 (Moscow) y cuentos (incluyendo ciencia ficción) publicados en varias revistas. Sus obras literarias han sido traducidos a 55 idiomas.


Este gran poeta ruso nació en Novosibirsk en 1939. Completó sus estudios en 1967 en el Instituto de Lenguas Foráneas de Moscú y se licenció también en esa universidad en traducción mecánica y en lingüística matemática. Su primera colección de poemas apareció cuando tenía 42 años. Antes de eso había hecho numerosas traducciones de poetas alemanes y austríacos, como Rilke, Novalis y Hölderlin.
Se lo considera uno de los mayores poetas rusos vivos, y es, junto a Vladimir Burich, uno de los pocos en escapar de la rima y la prosodia características de la gran tradición poética rusa -una de las mayores que existen-, ya que cultiva el verso libre. Sí, ese que Brodsky dice que es como jugar al tenis con la red caída. En el caso de Kupriyanov, por volver a la antigua poesía eslava por un lado, y por influencias posibles de las traducciones del inglés que hiciera de Walt Whitman y de Carl Sandburg. Su poesía juega muy libremente con las palabras, utilizando sus raíces para crear neologismos, agregando prefijos y sufijos y haciéndole la vida difícil a sus traductores.


      
PAISAJE CON POLIFEMO

Todo esto es reflejado:

Sísifo está empujando su roca
Ícaro está cayendo al mar
Prometeo está encadenado a un peñasco

mientras despreocupadamente juguetean
indiferentes ninfas
apolíticos faunos
en el éxtasis
de una vida fugaz

todo esto es reflejado
en el único ojo
inyectado en sangre
de Polifemo

que está a punto de ser arrancado      [excavado]
por un errante
que busca su país natal
Odiseo


        
HISTORIA DEL CORREO

Durante 300 años
los rusos han reclamado
ser oprimidos por los mongoles
quienes resulta ser
que sólo estaban distribuyendo el correo
durante 300 años
Rusia recibió cartas
que no podía leer
esa es la razón por la cual Moscú
tuvo que ser intermitentemente
quemada
en orden de liberarse de la oscuridad
de cartas no leídas

finalmente Iván el Terrible
viajó al Este
tomó Kazan y comenzó
a enviar cartas al Oeste
al escapado de casa Príncipe Kurbskoy
estas terribles cartas
fueron contestadas por Pedro el Grande
desde el extranjero desde Holanda

entonces Catalina la Grande
arregló una conexión con el mundo mejor
del Sr Voltaire entonces Napoleón
el mismo Bonaparte cuyo continuo incendiar
Moscú ayudó a introducir
el elegante estilo epistolar francés
para la nobleza así no se confundía
a los tipos comunes
demasiado pronto con
libertad igualdad y fraternidad
con la mejor distribución del correo
los Decembristas enviaban sus cartas
acerca de reformar Rusia
desde Siberia para despertar
a Herzen en Londres
fueron contestadas por
Vladimir Ilych bizqueando
su hipermétrope* mirada mongólica 
desde Génova desde Zúrich

entonces la Revolución de Octubre
tuvo lugar
como una consecuencia inevitable
del correo Mongol
como una réplica de Este
y un desafío al Oeste

en los siguientes 300 años
algo nos vendrá como respuesta
desde el Oeste
por correo electrónico


[* también se puede traducir la palabra empleada aquí por Kupriyanov como "el que tiene visión", en el sentido del que ve más lejos.]


EL HOMBRE CONTEMPORÁNEO -2

El hombre contemporáneo
se extiende a través del cable
junto con el murmullo del mar
se aprieta dentro del cascarón del teléfono
se comprime
busca la inmortalidad
en un disco de fonógrafo
se convierte en un monstruo marino
un prisionero del acuario televisivo
se  vuelve más portátil
más compacto
más contemporáneo
ya puede ser encendido
apagado
subirle el sonido bajarlo
no te ve
no te oye
no te conoce


FUENTE Modern Poetry in Translation. Third Series-Number Six After Images. Edited by David & Helen Constantine. Londres, 2006.
http://inutilesmisterios.blogspot.com.es/2016/04/vyacheslav-kupriyanov-tres-poemas.html



CIELO NOCTURNO 

El cielo nocturno
sobre nosotros -
es el diurno
cielo de los seres celestes:
las estrellas –
farolas
en las manos de un innúmero
Diógenes
en una infirma vía
en busca
del hombre 



PINCEL Y PALABRA 

De un toque de pincel
a ti
de pie en tiniebla de horizontes,
te dibujo
en tamaňo natural 

El espacio vacío
entre nosotros
se esculpe
por la gravitación de nuestros labios:
surge
la única palabra
necesaria,
que puede pronunciarse
solamente
entre dos. 



CARA 

En mi cara
reuní todas las caras
de mis amantes 

Quién me dice a mí
que no soy
bello. 



LA MEMORIA DEL MAR 

Para la memoria de las olas del mar
pasó sin huellas
la edad media bajo velas
(sin contar los tesoros sumergidos)
viejos mundos de remos
pasó sin huellas la prehistoria
(sin contar los hundidos continentes)
la ola de los descubrimientos geográficos
rumoreó  tan sólo en la tierra firme
el mar no se altera
o por mucho que lo fustiguen
o lo cubran de bombas
(incluso en los abismos)
el mar nada recuerda
y nosotros
unos a lo profundo
otros un poco menos
todos entramos con alegría de vivir
en el agua conmovida sin cesar
y renovadamente inconmovible. 



EL OASIS DEL TIEMPO 

En el desierto del espacio
el oasis del tiempo
es clara fuente
de inspiración 

Miramos en ella
como en un espejo 

Bebemos
lo que
vemos 

para tener la fuerza
de ir
allí
donde no hay nada que ver. 



MAS AMPLIA QUE EL UNIVERSO 

El reflejo del sol
en el estanque
es mas
que el proprio sol 

La orilla
en la que estás
es más amplia
que el universo. 



MOTIVO CHINO 

No me dibujo
en el marco
de serenos
paisajes 

El viento
sopla de las montaňas 

Me ahogo
en mares y ríos 

Tomo el pincel
y me fundo
en el cielo. 



SILENCIO 

Callamos
para no romper
el silencio 

Os calláis
porque ya
dijisteis
todo 

Ellos callan
porque no saben
responder 

Hablemos pues
sobre lo que
tanto
hemos callado 



EL DON 

Una vez
inventar alas
y volar
de maňana 

o simplemente
repartir
a cada
lado
una pluma 




ENCUENTRO 

Y una vez encontró
aquella muchacha
y dijo que se acordaba de todo
como si fuera ayer
y por eso le era agradable
cualquier hoy. 

Ella dijo
que algo hubo una vez
pero después hubo esto y lo otro
y por ello era extraňo
que él se acordara de algo. 

Él dijo
su memoria
envuelve lo que se encuentra atrás
en una luz inextinguible
sin la que
no hay encuentro. 

Y ella sonrió
ahora me acuerdo
tú fuiste siempre
un tanto extraňo. 

versión de Jose Reina Palazón 



LA POESÍA 



La poesía
es natural
como la ventana de casa 

y artificial
como los cristales de la ventana 

casual
como el mundo fuera de la ventana 

y consecuente
coma la ciencia 

que surge de la conexión
del alba temática
y la ocasología 




Poemas –
girasoles
traducciones
del sol 

Poemas –
cristales de nieve
hará los que anhelan
la nieve 

Poemas –
campanillas blancas
para nos hartos
del invierno 

Poemas –
árboles 
bajo cuyas sombras
hay luz 



EPIDEMIA 

Epidemia
de la libertad: 

Los más peligrosos
portadores de microbios –
son la gente
que ha sufrido la enfermedad
del amor 



LOS CORAZONES HUMANOS 

Los corazones humanos
se atraen uno a otro
pero les ponen barreras
los salvoconductos
los portamonedas
los billetes 

Las manos humanos
se atraen unas a otros
pero las retiran
las bolsas de compra
las carteras con papeles oficiales
los relojes que siempre adelantan 

La gente quiere caminar
uno hacia el otro
pero les separan
los impetuosos trenes y aviones
y los hemisferios del globo terrestre
que se desgajan 

cuyas fronteras
pasan por el corazón
de cada uno 

versión de Justo Jorge Padrón 



CREPÚSCULOS DE LA ARROGANCIA (28) 

Cada noche
el difunto
solevanta un poco la losa sepulcral
averiguando al tacto
si no se ha borrado la inscripción
en su laude. 



METÁFORA (26) 

Vuelan los días, 

y las noches 
son no más que almacenes
donde están depositadas
sus alas. 



LLAMAMIENTO (14) 

Los amarillos
los negros
los blancos 

la sangre nuestra
es igualmente
roja 

basta de
averiguar. 



GOCES TEMPORALES 

Comienza
la primavera de la humanidad
todos anhelan
zancajear por la hierbecilla verde
nadie quiere
arar y sembrar 

Comienza
la madrugada de la humanidad
todos anhelan
recibir cartas amorosas
nadie quiere 
repartir las cartas 

Comienza la eternidad
todos vociferan
detente 
instante 

Ya nadie
quiere
gastar
su tiempo 



AMOR HUMANO 

Una afición terrible
hacia los extraños 

Un temor aflictivo
qué hacer
con los familiares 

Oh seguridad solemne
de las plantas 

Entregan
su amor
a los insectos
a los pájaros
al viento  



***  



No vayas por el amor al río
Ahí juegan al amor las ondinas 
Al emerger una qué doncella 
Y si bucees un pez no más 

Y no vayas por el amor al bosque
Ahí las dríades anhelan abrazarte
Mas sus manos son las raíces
Y las raíces llevan hacia la tierra 

No juegues al coro en mayo
Tantas flores ahí rodean a uno
Te cogerán por las manos cantando
Y ya nunca te dejarán marcharte 

Mejor vayas a una urbe lejana
Sin río sin flores sin bosque
Ahí sí son doncellas por abajo
Y lo de arriba no tiene importancia 



DISRUPCIÓN 

La distancia entre nosotros
Es un espacio
Una herida
Siempre abierta  

Se cicatriza poco a poco
Con el tiempo
De nuestra vida
Única 

Versión: Pável Grushkó 



GLOBO 

¡Ah, este globo!
Mi pequeño…
Cómo se comportó,
cuando se lo llevaron
al fusilamiento:
¡Cantó!
Y después, se rascó
su calva,
su polo
norte en lo alto.
Y ya volaron 
en todas las direcciones
los témpanos, y los copos de nieve
se disolvieron.
Y al instante todo chillaba:
Claro, ¿no hemos dicho
desde siempre, que de una u otra forma
él nos fastidia de una manera u otra
como corresponde nos propinará
una época glacial?

     Traducción: Germain Droogenbroodt-Rafael Carcelén García 



Lección de canto   

 El hombre
inventó la jaula
antes
que las alas   En las jaulas cantan
los alados
a la libertad
de volar  

Ante las jaulas cantan
los sin alas
a la equidad
de las jaulas. 

Traducción: Germain Droogenbroodt-Rafael Carcelén García 



La mañana de la realización de los deseos    

Una mañana tan transparente
como si los hombres con acuarios
corriesen hacia el mar
para soltar en él
peces de oro
Los deseos se amontonaban
Ahora sólo falta envejecer
y echar 

una red. 

 Traducción: Germain Droogenbroodt-Rafael Carcelén García 


La lección de dibujo - 2 

El niño no puede dibujar
el mar
el niño no puede dibujar
la tierra
en sus dibujos los meridianos no se juntan
los paralelos se cruzan
él suelta 
a la voluntad del cielo
el globo terrestre
la red de coordinadas 
no le sirve para establecer
las distancias
no fija las fronteras
él cree
que las montañas no deben ser
más altas que la esperanza
que el mar no debe ser
más profundo que la tristeza
que la felicidad
no debe existir más allá de la tierra
que la tierra
no debe ser
más grande
que un corazón infantil 



La leccion de anatomía 

Disculpen
alumnos
pero de mi esqueleto
no saldrá un buen manual ilustrado 

Aún en vida
yo amé tanto la vida y la libertad
que me rompí el pecho
para abrir paso al corazón
y de cada costilla
traté
de crear una mujer 

Aún en vida
me rompí la cabeza
pensando en los problemas de la vida 

De qué cráneo
podríamos hablar aquí? 




EL MAR 

En el ocaso el mar respira por las agallas
el mar suspira con los pulmones en el amanecer
en la noche el cielo respira por el mar
y a la mañana exhala el fuego del sol
y la tierra podría ser
sólo una piedra
arrojada al mar desde el corazón del cielo 



***


Modelos de silencio: 

el silencio extraído del ruido
de un plato roto 

el silencio indispensable entre dos
golpes en el teclado del pianista
que ejecuta un staccato 

el silencio mojado de la lluvia
encerrado en una gota 

el profundo silencio del mar
que tragó un pez 

el silencio ardiente que se esconde
en el vientre del sol 

el exacto silencio de la rotación de la tierra 

el aturdidor silencio del cielo estrellado 

el silencio dormido en el silencio 




EL UNIVERSO EN EXPANSIÓN 

Florece la Tierra
como una violeta
sus pétalos se separan más y más
Europa
Asia
África
América
Australia
Pero luego se desprenden
Los hombres recordarán con tristeza
la maravillosa primavera pasada
cuando los separaban
sólo el mar
y las fronteras 



TIBURÓN – 1 

Una vez durante la noche llega nadando
hasta tu cama
y abre sus fauces: 

la cabecera de hierro
de la cama de soldado
te salva 

Al amanecer en el entresueño piensas
qué bueno es ser
soldado
y dormir en una segura

cama de hierro 

Desde la mañana temprano te espera

otro hierro 



EL HOMBRE CONTEMPORÁNEO -1 

Un hombre adulto
es alguien que está a mitad de camino
entre un recién nacido
y un muerto 

Al hacer algo
Hace como que
tiene razón
cualquier cosa sea lo que haga 

El hombre contemporáneo
está a mitad de camino
entre el mono
y el hombre del futuro 

Qué hacer con él
Hacer como que
con él no hay nada que hacer 

El hombre contemporáneo
es una persona adulta
a quien no le gustan
los extremismos 

porque de cualquier forma
los extremismos se juntan
y hacen como que 
no se reconocen 

En promedio
están en lo cierto 

Traducción del ruso: Marta Shuare

(Se ha respetado la puntuación, las mayúsculas y minúsculas del original ruso)

Revista de la Facultad de Filosofía y Humanidades, Universidad de Chile ISSN 0717-2869




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JENNIFER CHANG [18.767]

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Jennifer Chang

Jennifer Chang nació en Nueva Jersey, EE.UU. Poeta. 

Los poemas líricos de Chang suelen explorar los límites cambiantes entre el mundo exterior y el propio. El poemario debut de Chang, The History of Anonymity (2008), fue seleccionado para Virginia Quarterly Review 's y fue finalista para el Premio de Shenandoah / Glasgow por Emerging escritores. 

Sus honores incluyen becas de the MacDowell Colony, Yaddo, Djerassi Resident Artists Program, Barbara Deming Foundation, Asian American Writers' Workshop, Bread Loaf Writers' Conference, Sewanee Writers' Conference, and Virginia Commission for the Arts. She has also been awarded the Campbell Corner Poetry Prize. 

Su trabajo ha sido incluido en Poetry Society of America's New American Poetry Series and in The Helen Burns Poetry Anthology: New Voices (2008, edited by Mark Doty ), The Year's Best Fantasy and Horror (2006, edited by Ellen Datlow, Gavin J. Grant, and Kelly Link), Best New Poets (2005, edited by George Garrett and Jeb Livingood), and Asian American Poetry: The Next Generation (2004, edited by Victoria Chang and Marilyn Chin ). 



La traducción al español de cuatro poemas incluidos en History of Anonymity (University of Georgia Press, 2008) de la poeta norteamericana Jennifer Chang apareció, gracias al permiso de la autora, en La Tempestad, Enero 2016.

Jennifer Chang, The History of Anonymity  
Traducción de Cristina Rivera Garza
http://cristinariveragarza.blogspot.com.es/


PASTORAL

Algo en el campo no deja
de trabajar. El ruido de las raíces.
El ruido de las ramas más pequeñas. Planta
de débil clorofila: sin nombre
para ella. Algo
en el campo ha terminado por dominar
la distancia al vivir junto
a las cercas. La fruta amarilla, ¿tiene
hueso o semilla? Vara que se marchita. El ruido
del pasto contra el ruido de la hierba. La tierra
y el cántico. Algo en el
campo. Coreopsis. No quise decir
eso. El pétalo amarillo, ¿tiene el don
de languidecer? ¿Tiene un espléndido
sarpullido? La pérdida de las hojas y el brote
intranquilo: su arte de estallar. Algo
en. El campo baldío y
la cigarra. No quise decir
eso. ¿Tiene rugido y floración?
¿Tiene camino y lo sigue? El pinchar
de un cardo, la tensión de los erizos: qué
apego tan sencillo. ¿Puedo convertirme en flor
de lima? ¿Puedo manzanillarme?
Algo en el campo no puede.



EL BOSQUE PENSÁNDOLO BIEN 

Nunca un yo, nunca una pregunta
que contestamos sin pensar.

Sí, incluso ella, la niña
que bebe su reflejo en el arroyo.

Perdonamos al musgo sus tiernos rudimentos
y perdonamos a la corteza

por caer y fracasar. El invierno revela
su vasta reserva. La rama desnuda

no da la cara, el eco del viento
sin voz, hay un rastro

para cada llegada, y ella persigue
lo que cree.

Éramos una semilla
y el estallido nos volvió muchos.

Nos hizo altos. Desde arriba,
su cabeza sugiere mapache, venado,

un cuerpo hurga
su propia sombra, un animal,

de todas formas. Sí,
esta es la raíz de los hallazgos, aquí

están las extrañas huellas
del otro que guían hasta un claro del bosque,

hacia un rayo de luz y de reconocimiento.
Sabemos los que es deambular.

Sabemos seguir
y nos quedamos.



APOLOGIA PRO VITA SUA

Soñé el océano

desmantelaba nuestro techo y estos dos durmientes que somos se enfrentaban al frío apocalipsis como maderas a la deriva.

No fue un mal sueño,

aunque las olas me sustraían, y tú, solamente durmiendo
te elevabas: el océano

hace su casa de respiración. Las olas salan una mejilla

hasta convertirla en pergamino, tu otra mejilla arde con la luz. Te acurrucas
entre la marea, te vuelves tú mismo

navío, ¿pero dónde estoy?

Veo pero no siento. El sepia nunca te conocerá—qué tinta
qué nadador tan demente

el fondo del mar nunca te conocerá, Señor a la Deriva

Durmiente de las Mareas, podría soñarme como el agua que te retiene
la pequeña ola que te despierta


La oscuridad requiere de cuidados
tengo un jardín de pesares
flores que crecen a lo loco
cada noche


Así empieza la carta que escribo                             y nunca mandaré.

No le daré voz ni le prestaré oídos a mis palabras.
No tengo derecho. Las ciruelas negras

en un cuenco de madera, la fruta de la última estación. Agosto nos ofrece
su triste calor. Yo investigo el viento para encontrar
su vestigio otoñal. Saboreo las ciruelas lentamente.


No entendí entonces
tu última carta           soy tonta
aburrida          creo que moriré de esta         
pena                            o peor viviré


Cuando era niña, no me comía la cáscara,
pero ahora quiero esa primera mordida agria, la que corta
la dulzura de la carne. Formo una línea con los huesos

en el alfeizar de la ventana. Tres autos amarillos, unos chochines invisibles
hacen ruidos muy claros a lo lejos, un poema

que no puedo terminar. Creo que moriré de esta pena.

Un recuerdo:

Manejaba tus manos, les quité a tus palmas
el peso del arte en bruto. Tu piel de arenisca, mi amor, alguna vez mío.

¿Por qué me detuve? ¿Por qué

me reduje?
En el océano

me quedo sin cuerpo, una respiración y un pensamiento

sueltos entre las olas. Veo cormoranes tan húmedos
que no vuelan. Se detienen

sobre las rocas, aprenden las orillas. Soy el corazón frío del agua,

el ojo helado. No soy nada
se me olvidó contarte

de la pobreza de la hierba, del terco florecer.

O que no hay señales en el camino a esta playa

hay muchas rocas y, si me tiendo sobre la arena tibia,
me tiendo sobre ti.

No perdí mi cuerpo en el océano.
Lo perdí en ti.


Querido           vivimos
la luz de la tarde                     Querido
compartimos una
                        sábana blanca

Querido           amabas mejor
que yo             tus palabras
su lenta irrupción dentro de mí
amarán mejor                        Querido

que yo             la fruta de
                        la errancia sabe amarga
Querido hace frío                    por favor abre
la ventana       mi querido                  escribe




POSTSCRIPT

Perdí la manija azul
de las cosas, un pincel, nuestros
talones de recibo.

Junté las vendas,
la nube de ti, las cortinas
tan ordinarias como la niebla.

Los libros que robé para ti,
los perdí. La línea sinuosa
de estas montañas

como la curva de la duda
que crece. Pensé
equivocada—

el corazón es
pequeño y soso.
Escuché los árboles,

sus vistas sin pájaros.
Perdí por accidente:
el silencio del mediodía, el asombro

que forma el olvido.
Te habías ido
hacia mis ojos, mi origen. 



A Horse Named Never 

At the stables, each stall was labeled with a name. 

Biscuit stood aloof — I faced, always, invariably, his clockwork tail. 

Crab knew the salt lick too well. 

Trapezoid mastered stillness: a midnight mare, she was sternest and tallest, her chest stretched against the edges of her stall. 

I was not afraid of Never, the chestnut gelding, so rode his iron haunches as far as Panther Gap. 

Never and I lived in Virginia then. 

We could neither flee nor be kept. 

Seldom did I reach the little mountain without him, the easy crests making valleys of indifferent grasses. 

What was that low sound I heard, alone with Never? 

A lone horse, a lodestar, a habit of fear. 

We think of a horse less as the history of one man and his sorrows than as the history of a whole evil time. 

Why I chose Never I'll never know. 

I fed him odd lettuce, abundant bitterness. 

Who wore the bit and harness, who was the ready steed. 

Never took the carrot, words by my own reckoning, an account of creeks and oystercatchers. 

Our hoof-house rested at the foot of the mountain, on which rested another house more brazen than statuary. 

Let it be known: I first mistook gelding for gilding. 

I am the fool that has faith in Never. 

Somewhere, a gold door burdened with apology refuses all mint from the yard. 



Conversation with Slugs and Sarah

1:40

Up late watching slug porn, you confess 
you had a boyfriend who could spin you 

like that, slug grace and slug ballet—we don't 
touch the topic of slime—and those eyes 

dangling from tentacle tips must be a 
kind of love or lust, sighting farther and 

nearer all at once. (But are those eyes?) 
Slug sublimity suggests love's a drag, 

touch that lingers and leaves a wet trail of 
memory and... What did we do before 

YouTube? Boob tube. Boobs we have none; slugs, 
of course, don't care, can't tell girl from boy, 

(being, you know, hermaphrodites), and only 
want flesh to fly. Forget their infamous 

languor—here's litheness in loving, buoyant 
miracles of want, one slug spiraling 

on the axis of another like a globe 
slapped by an insolent hand. Neither old 

nor young, we're familiar with sluggishness, 
too tired to explain why nothing makes us 

spin like that: a-swirl, a pirouette, a gyre! 
It's either fucking or marriage, I say, 

saying more than I mean. Why can't lust be 
love and love be lust? you're always asking, 

even now as the slugs begin their sluggish 
withdrawal—each complete in love and lust; 

each mother and father to what they've made 
together; each alone, content, and free. 



Genealogy 

This stream took a shorter course— 
a thread of water that makes oasis 

out of mud, in pooling, 
does not aspire to lake. To river, leave 

the forest, the clamorous wild. 
I cannot. Wherever I am, 

I am here, nonsensical, rhapsodic, 
stock-still as the trees. Trickling 

never floods, furrows its meager path 
through the forest floor. 

There will always be a root 
too thirsty, moss that only swallows 

and spreads. Primordial home, I am dying 
from love of you. Were I tuber or quillwort, 

the last layer of leaves that starts the dirt 
or the meekest pond, 

I would absorb everything. 
I would drown. Water makes song 

of erratic forms, and I hear the living 
push back branches, wander off trail. 



Obedience, or the Lying Tale

I will do everything you tell me, Mother.
I will charm three gold hairs
from the demon's head.
I will choke the mouse that gnaws
an apple tree's roots and keep its skin
for a glove. To the wolf, I will be
pretty and kind and curtsy
his crossing of my path.
The forest, vocal
even in its somber tread, rages.
A slope ends in a pit of foxes
drunk on rotten brambles of berries
and the raccoons ransack
a rabbit's unmasked hole.
What do they find but a winter's heap
of droppings? A stolen nest, the cracked shell
of another creature's child.
I imagine this is the rabbit way
and I will not stray, Mother,
into the forest's thick,
where the trees meet the dark,
though I have known misgivings
of light as a hot hand that flickers
against my neck. The path ends
at a river I must cross. I will wait
for the ferryman
to motion me through. Into the waves
he etches with his oar
a new story: a silent girl runs away,
a silent girl is never safe.
I will take his oar in my hand. I will learn
the boat's rocking and bring myself back
and forth. To be good
is the hurricane of caution.
I will know indecision's rowing,
the water I lap into my lap
as he shakes his withered head.
Behind me is the forest. Before me
the field, a loose run of grass. I stay
in the river, Mother, I study escape.





Pastoral

Something in the field is 
working away. Root-noise. 
Twig-noise. Plant 
of weak chlorophyll, no 
name for it. Something 
in the field has mastered 
distance by living too close 
to fences. Yellow fruit, has it 
pit or seeds? Stalk of wither. Grass- 
noise fighting weed-noise. Dirt 
and chant. Something in the 
field. Coreopsis. I did not mean 
to say that. Yellow petal, has it 
wither-gift? Has it gorgeous 
rash? Leaf-loss and worried 
sprout, its bursting art. Some- 
thing in the. Field fallowed and 
cicada. I did not mean to 
say. Has it roar and bloom? 
Has it road and follow? A thistle 
prick, fraught burrs, such 
easy attachment. Stem- 
and stamen-noise. Can I lime- 
flower? Can I chamomile? 
Something in the field cannot. 



This Corner of the Western World 

Dark thing, 
make a myth of yourself: 

all women turn into lilacs, 

all men grow sick of their errant scent. 
You could learn 

to build a window, to change flesh 
into isinglass, nothing 

but a brittle river, a love of bone. 

You could snap like a branch— No, 

this way , he says, and the fence 
releases the forest, 

and every blue insect finds an inch of skin. 
He loves low voices, diffidence 

on the invented trail, 

the stones you fuck him on. Yes 
to sweat's souvenir, yes to his fist 

in your hair, you bite 

because you can. Silence 
rides the back of your throat, 

his tongue, your name. 





.

ALEXANDER CORREA [18.768]

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Alexander Correa 

(Santiago de Chile, 1991) Es estudiante de Pedagogía En Castellano en la UAH, El 2009 obtiene mención honrosa en el concurso de poesía joven Roberto Bolaño otorgado por el Consejo Nacional de la Cultura y las Artes con un extracto de su trabajo “Ariel (o los ecos en mi garganta). Es parte del colectivo literario Homoeròtica, Ha publicado “(de)forma permanente” en la antología Versos diversos  (El perro y la rana, Venezuela 2010) Lud mía en co autoría con Angélica Panes (Santiago,2011) “Ó” Antología homoeròtica contemporánea (Puerto Rico, 2012) “Ariel (o los ecos en mi garganta)” (Buenos Aires, 2012) El 2012 Alexander recibe mención honrosa en el Premio Municipal de Literatura “Gabriela Mistral” por su poemario “Las Cachorras” Actualmente Alexander dirige el taller de lecto escritura y edición cartonera en el liceo Manuel Barros Borgoño, y trabaja en su libro/cuerpo “Embrionario”.



ARIEL (o los ecos en mi garganta)

(Extracto) (Mención honrosa Premio Roberto Bolaño, 2009)


“No me apures, déjame que me concentre y es que cuando me
quedo solo en la cama ya tampoco soy
vos, soy otra persona, que no es ni hombre ni mujer…
(Manuel Puig/ El beso de la mujer araña)



Bailar y ser tan tímida
sin saber que ultimo paso espera
las caderas tan siluetas dices
las construcciones de manos sucias
abrazan los cuatro cuartos de compás o
el vals asimétrico nos vuelve tan
Ariel me estafa tu estatura juvenil
sostienes tan blando los quejidos en boca
el juego un desquite -la despedidaesa
que restringe su sueño lechoso –adoloridoel
palpar me regenera tanto
placer coreográfico mis pasos
disueltos en su cama dices
la garganta no es para guardar no
es para engendrar el embrionario Ariel
para pujarlo y escupirlo a la vez
porque te daña tanto y sé que te asfixia
mi manera tan vaga de aprender a bailar.

Sueltas la manera irritosa su
sentir profanado en el ciclo de
sueños des-lavados en una noche
cortando el esófago blasfemo -mis 17 añosdormidos
en cuerpos en -tantas gargantasguardadas
consoladas todas las noches antes de parir
su futuro Ariel conservado en el verso
escondido en la sonrisa atrapada en el desvelo
en este/ese insomnio imaginario –latentela
distancia de un yo mismo o
el retorno violáceo de su pecho
fragmento recortado del nuevo eco.


Si me embarras por completo déjame decirte
el barro lo confundo con negro
trastocado en la comisura extendida en
eso huesos desgarrados al roce in-tacto
prontamente le volví tan frígido dije
me corretea el miedo que guardo en signos
o el sollozo de un respiro in-tranquilo
lo condensa -lo machaca- en bocanadas de risa
me vuelvo tan normal y la normalidad me subvierte.

El pasado o el momento en que he dejado de ser
y he dejado tantos -otros en la esperaen
el instante -en la sodomía de mi goceimpregna
que en la plenitud podrás
des/vestirme de princesa –recuerdami
espacio en la curvatura la letra
untada en el sonido que la une a
perdidas marchitas y costrosas
atolondradas ansías nuestro quiebre por remitir.

Queríamos hablar de boca
de boca en boca la trans/figuración
el deshielo santiaguino -su apocado bríomi
camino recorrido tan sabido
pasos quemados -tu borde intactovuelvo
a escribir vuelvo
a decir quedan tantos versos
quedan tantos versos esparcidos
el encefalograma que nunca llego
a mis rezos agotados y la pastilla
la pastilla tan lechosa se disuelve
se des/hace en boca el hablar-te- causa tanta angustia
(repita con los labios bien pegados)

pero usted tiene tantos amigos
pero usted tiene tantos amigos
pero usted tiene tantos amigos
pero usted tiene tantos amigos
pero usted tiene tantos amigos
pero usted tiene tantos amigos
pero usted tiene tantos amigos
pero usted tiene tantos amigos
pero usted tiene tantos amigos
pero usted tiene tantos amigos que me re-vuelca
que me vuelve tan tímida
la manera de sentir –tesujetas
y dices tanto no
no no no no no no no no no
y yo podría ser la ficción del giro
yo podía escribir con la cabeza al revés
y no marear-me- acostumbre a ser
la pena escarchosa despojada despacio
la panorámica intacta -el reflujome
tragaré mi ambigüedad tripartida
(me lavo la cara en el reflejo mismo)
te irrita tanto decorar este acto renegado
-haciéndote imperceptible-
Como cuando aprendiste a palpar mi rostro

El dolor a tomado otras formas
nuevas cadencias en mi estado
quémese/púdrase –pártaseel
dolor uterino –su templecuando
vuelven o sienten
esta manera de decir Ariel dice
mi quejido nocturno me
lamento tanto el poder repetir
que me vuelva que des/troza las escosuras
tantas veces que te arranque dentro de mí.

Si usted gusta me quemo la boca con hiel
me descalabra el palpito a-rítmico
la manera ficticia de mi tacto improbable
su balbuceo enjaulado /la comisura acuosa
me des/velaba me lavaba la boca la mano
el des/quicio noctámbulo -tu recreación suprema-
Ariel me trasladas me retornas al mismo eje
y me queda tanto -por ver por sentiruna
pantalla plasmada/rasurada a contra-luz
la distracción de mi canto -tu cuerpo mezquinoabrumado
en la salpicadura

(o nuestra comparación al lamer)

Escondería el verdadero nombre Ariel
en tu cuerpo tri/partido -mal parido-
Un correteo de manos estremece
cuando Ariel dice y suelta
es todo tan removible -tan artificialla
libreta machacada/aruñada
rasurada la manera del verme volver
divagar por tanta letra y temple rítmico
icónico
(como el día que aprendí a escribir)

El respiro a-venido -su entregala
forma que Ariel pretende
un imperio escarchoso afrodito,
perdido en lo que soy
una histeria re-tomada –lejanael
re/niego próximo Ariel
te re/niego distante el cariño
soy tu Madre y tu Padre
ensimismado en tu roce favorito
una cama entre-abierta
mi comercialidad plástica

Sabes tan bueno Ariel dices
tan tangiblemente –inhóspitauna
manera -una nueva formamañana
cabis-baja –correntosapodría
ser esta/esa cadencia palpable
un minuto más de piel amortiguada
re-lamida / re-partida en la transparencia
me es tan fácil volver y no dejarte
esperando un recuerdo que dure 9 meses

Nosotros somos/fuimos
un recuento en si mismo
un recuento de cada parpado
entre-abierto que cerró
que dejé llorando una noche
y esa noche somos y fuimos
un flujo re/cortado en la cama
de mentiras que hacen suplir
el movimiento de boca en boca
la despedida lechosa nos gusta tanto
la salivación de un embrionario
Ariel la llaga cicatrizada en tu nombre
re-formulado por otros.

EMBRIONARIO (Libro Inédito)




Noveno abortivo, una tentadura más ahí
es cuando pierdo comulgaciones de saliva nicotinosa
auto prohibida y recelada te dejo
entonado quieto y derroído en el acunar bermellón.
Aunque escriba para no sentirte
y te coja por detrás para no mirarte
en la memoria de un Embrio frágil estás ahí
en las polutas sensaciones que murieron por dentro
sabiendo que eso es lo único que más quiero.

Cambiarse de hábitos trastos y
antiguos vendajes viciosos
se apilan en derrumba al anochecer
desechos en el trazo resbaladizo
en el mismo y único sitial de siempre.
Volvemos a las pausas del mate con cedrón
en colgajos de mi homófono cabalgante
devorador del quejido mutilador
calza piadosamente una mueca más
un nuevo acto que rellene a la perfora
antes de ovular sin menarquía
haz de retomar el viejo cuerpo
retocando el luto que coloreamos por dentro.

Y dejo gastrulaciones poderes en cinta
interacciones de rostros inexpresivos
ferias de cuerpos y sangre endulcorante
endométrica serán estos versos supurantes
buco aniquilaciones del saber en cuanto
tributo retraeré hacia él
instantes de sucumbir umbilicancia
raspaje sereno de la no saciedad
juro por esta salerosa entrepierna
que cada acto y cada parte es un símbolo
matrio neo-patriótico estado
de ovular y padecer sinfónicos llamados
intrínsecos nos traslució el neón
Sintonías maquinales neo fluorescentes cardiacos
torpezas de un ánimo absorto aniquilado
las tres líneas del amanecer en rojo.
Una entonación anarquista barroca se desarma
inviolable y dúctil en asperezas
circunspecto borroso un acalorado inútil
he de electrificarme el cuerpo
cederlo a la octava alineación del amper(raje)
tendida e insurrecta mañosa por donde sangre.

Nacer por los pies en señal de amorfa
condenarse a miradas desvirtuadoras del ser
como si estuviese pegada a un acta neónica de nacimiento
como si fuese la inútil negación embrionárica
las locas castas socio marginadas
pura ensoñación de lo auto prohibido
de lo reformulado en un margen hinchado
de contorsiones lumínicas insoladas
recuerdos disparatados del día y la hora
en que asumí mi cuerpo como literatura nómade
como una poligámica adicción
de manchar sábanas blancas
y tornasolarlas en neón.

Estuve a punto de entonarme yo también
creer en el purgatorio interrumpido de la voz
estalló el mundo interior que ambas conocemos
macho interrogador hay migájos de tortura
gestico-vulaciones impredecibles que presionan
la actuación verídica de todo lo antes dicho.
Imagino un desmayo premeditado que nace del sol
moribundo en la cabeza adormecida antes de parir
partes y descalabros de cuajos y coágulos luminosos
hay una curvatura cérvica, hay alivio justo en el ojo
tendrá toda esa desinteligencia, todo el dolor del mundo
escribirán de cada extracto de su cuerpo nicotinoso
lo fortalecerán desde el rojo
será espejismo de una patria cóncava
ensoñación de los muertos de los no nacidos
himno propio del noveno abortivo.




LAS CACHORRAS

(Texto Inédito. Mención honrosa, Premio de Literatura Gabriela Mistral 2012)

“Se queda ahí como matando el tiempo pero en realidad está ofreciendo su producto/el animal incita a que lo monten” Diamela Eltit


Quería devenir en constante,
convertirme en gesto y parte
de un imaginario convulso neo silábico
abstraerme en calambres lumínicos
calambres de la perra mas perra
cachorra quíltra  en pleno desaire
gasificarse del todo liquida
condensada en un ritmo de traspasos
negarse la leva para alimentar a los guachos
los todos, los mismos sin rostro
sin historia que marque el corazón.

Solo nombres inventados que se derrocan
en este poderoso criadero interior
se nace en la escuela matriotica
madre perra contiene el trastoque de la bestia
se cela, se acuesta en el colchón mas duro
devela aromas, humedades dactilografías
tatuadas de escozores y marcas lumbares
bajo correas anquilosadas una a una
van recordándole su propio nombre.
Mis cachorras son la histeria
retornan los cánticos místicos
como si lubricasen su laringe plateada
manantial escurre en la boca cáustica
Multi Rabiosa/Parasitaria

Los des-arrapados, los mal olientes
los que no están en ningún escalafón
por que en el que esté será descorporizado.
teta por teta, cada una sacada de cuajo
de la alineación canina,
hembra perra plaza de armas
mueve la cadera asienta el muslo
ladea las rodillas en pos de su centro focal
la basura es la escena olvidada
del espectáculo santiaguino

Cuerpo animal, cuerpo abyecto
asimetría en su despliegue
la calle bifurcada en un transito de imagenes
polifónicas, rítmicas de cuerpos invaginados
en el colérico estado cotidiano
noticias enmarcadas de lo que ya se sabe
de lo que se imagina, por que ya nada sorprende
los renombrados seguirán siendo renombrados
restaurarán el canon, lo modificaran a su antojo
el poder de la luz  focal intensa
televisiva y tecnológica
son las bendiciones que jamas importaron a la bestia
que se vuelve a encender en la escena
devoran cadáveres plásticos basarlos
que se incineran sin culpa en los margenes
el mapocho se prende bajo Santiago
se iluminan fogatas de los sin nombre
los ñoqueros y su resistencia a la memoria
performativización anarca de su quehacer en la historia

Cómo vivo sin historia?
Sin reflejo?



ME PAGAN PARA OLVIDAR

Tendría que retratar a cada uno de los sin nombre
detenerme en el interior de sus historias
analizar cada acto y cada parte
en un diaporama de imagenes matrioticas
inconexas/guardadas/ receladas
de este nuevo quehacer político.
Células que resisten al frio de la plaza
la lumbrera morbida reposada ha dicho
sus correlaciones técnicas -retener el hambre-
el transito de los carritos sopaipilleros
ese frio interior que retumba los huesos
este aceite hirviendo -neo quemado-
el reventar de los cuerpos
el acuoso se tiende al aceite -se repele-
asume su mano al fuego.
pienso en como evadir estos saberes
del pago no pago, los basurales
la ciudad que se entrega se mancha
y yo infectada por completo
ramificada de hibridajes convexos
nuestro cuerpo/
él cemento/
tú transito/
yo.

Y así en el conteo de la nada
transcurren despavoridos en sus enajenadas
las dolencias de cada ritmo el acontecer
del cruce peatonal zucumbe monjitas o catedral
un sueño zoomorfico se asenta en verticales
las gigantografías, los arbolares
cúpulas paloméricas a escucha de la tirada
de su alimenta en función de migajas
tensionan el impulso de salir volando
ir escurriendo en picada en conjunción a su saber básico
él comer / él reproducir
sus bien aventuranzas fecales
caen cascadas fecales se relumbra la mancha marchita
marfil lechoso/bacteriano
así de una vez forma parte del ropaje ciudadano
lo sectoriza
lo identifica
desde su bestialidad maldita.





.

KRYSTYNA DABROWSKA [18.769]

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Krystyna Dąbrowska 

Nacida en Polonia en 1979. Estudió artes gráficas en la Academia de Bellas Artes de Varsovia.

Traduce poesía del Inglés (incluyendo trabajos de WC Williams, WB Yeats, Thomas Hardy y Thom Gunn) y escribe obras para la radio.

Ha escrito tres libros de poemas, Biuro podróży (“Travel Agency” 2006), Białe krzesła (“White Chairs”, 2012) and Czas i przesłona (“Time and Aperture”, 2014), para el segundo de los cuales ella y Łukasz Jarosz fueron galardonados conjuntamente con el Premio Wislawa Szymborska.

La misma colección también impulsó al jurado de la Fundación Koscielski adjudicar a Dąbrowska su premio anual para escritores emergentes en 2013. 




Agencia de viajes

Soy una agencia de viajes para los muertos,
les reservo vuelos hasta los sueños de los vivos.
Famosas celebridades me solicitan, como Heráclito,
para poder visitar a un escritor que está enamorado de él,
pero los muertos menos conocidos también me solicitan, como un granjero de la aldea Wasiły,
deseando aconsejar a su esposa en asuntos de cría de conejos.
A veces diversas generaciones de una familia alquilan un avión
y aterrizan sobre la ceja de su descendiente final.
Tengo también relaciones con los asesinados,
que en viajes habituales a los sueños de los sobrevivientes
acumulan millas en un programa de viajero frecuente.
Nunca le negué mis servicios a nadie.
Les encuentro las mejores conexiones que puedo
y me reprocho cuando un joven amante,
para meterse en el sueño de su novia,
tiene que hacer escala en el sueño de una arpía roncando.
O cuando las condiciones del clima fuerzan un aterrizaje de emergencia
y los muertos me reclaman: ¡haz algo,
estoy atrapado en el sueño de un niño aterrorizado!
Incidentes como estos significan estrés y un reto
para mí, un negocio menor con ambiciones mayores,
porque aunque tampoco tengo acceso al mundo de los muertos
o a los sueños de las otras personas,
gracias a mí ellos entran en contacto.



*



De niña permanecía junto a una puerta abierta, mientras uno de mis padres
ponía una regla en mi cabeza,
y marcaba una línea a lápiz sobre el marco de la puerta.

Después hubo otros umbrales, en los que la ambición me hizo permanecer.
Dibujando una delgada y sólida línea, ella probaba cuánto había crecido.

Ahora estás midiéndome, y yo a ti.
-Dos líneas horizontales temblorosas-
nuestros cuerpos

acurrucadas la una en la otra, penetran
y no hay más alto o más bajo, no hay medidas.



Hermanos

Una anciana baila flamenco.
En su esfuerzo arde una antigua liviandad.
Es alta y esbelta como una garza jorobada,
su falda de florituras y pliegues, sus mejillas hundidas.
La anciana baila como una joven,
una muchacha que murió en tiempos de la guerra.
Tras el espectáculo se limpia el maquillaje, se quita la peluca
y el vestido, entonces se pone pantalones y chaqueta
y se convierte en la persona que es fuera del escenario:
un hombre, el hermano de la muerta.
El anciano que vuelve a su hogar.
Que se tejió por sí mismo de retazos del pasado,
fotos, afiches y recortes de periódico.
Entre ellos cuelgan vestidos, que cose a mano:
pájaros multicolores del paraíso.
Y el retrato de su hermana junto a flores frescas.
Un tiempo recorrieron los países europeos,
Celebrada pareja de adolescentes bailarines.
Luego vino el gueto, la fuga, la separación.
Desde el comienzo se dijo a sí mismo que si sobrevivía 
Sería sólo para ser la encarnación de ella en la danza.
El anciano bailarín prepara una olla de té.
Silencio. Es hora de apagar las luces.
Muy pronto se irá a la cama, pero primero, tal como es,
sin disfraz o maquillaje, danza tap en el umbral de la cocina
al pulso del repiqueteo de hueso duro de las castañuelas.



*



No puedo decir nosotros, a menos que nosotros
sea un guión entre yo y tú,
que se carga a través de una chispa, aunque a veces
semeje un tire y afloje.
No puedo escribir nosotros, a menos que nosotros
sea un paréntesis para nosotros dos, la habitación donde dormimos
tratando de espantar una avispa.
A menos que nosotros signifique nuestros cuatro ojos:
que nos observan mientras la avispa rasguña la lámpara,
ella es café con rayas de oro, mírala – qué belleza.
No me puedo escribir en un nosotros más grande 
Que los círculos que zumban inscritos de alas
orbitándote a ti y a mí, entrecruzándonos
y creciendo, alejándose de nosotros cada vez más.



El rostro de mi vecino

1

El rostro de mi vecino, el profesor,
cuya esposa se había muerto,
se había descubierto de repente, desprovisto de refugio.
Cada que me lo encontraba en el solar
y él empezaba a hablar de forma sorpresivamente franca
de todas las cosas que le recordaban a ella,
yo sentía que veía su rostro por primera vez.

Como la casa del frente –
hasta hace poco un gran castaño la protegía,
pero una tormenta lo destrozó y tuvo que ser talado.
Y antes que la brecha se tape con la costumbre,
puedo ver ventanas, vida sucediendo dentro de ellas.


2

Una camisa clara. La cabeza de un patricio romano.
Un espacio virgen de parqueo
junto a un murito, donde tras la lluvia
caracoles hacen también su parqueo. 
Pasé un largo tiempo pensando: el perfecto caballero
va a través de su vida ordenada 
de la misma forma que cruza el solar cada mañana.
Le había puesto setenta como máximo.
Tiene ochenta y dos, me dijo hace poco,
y que de niño estuvo en el gueto de Varsovia.
Su padre y su hermano perecieron. Su madre y él sobrevivieron.

Alina Szapocznikow escribió sobre el bautismo del desasosiego.
¿Cuánta gente guarda silencio sobre lo que ha vivido?



En los cruces

En los cruces de angostas calles ocupadas
–una de ellas empinada como una cascada,
abre su camino hacia la corriente de la otra–
cansados y hambrientos, nos detenemos.

En la ventana brillantemente iluminada de un bar, el mesero
sacude un salero como un incensario
sobre una bolsa de papel con rodajas de berenjena
y flores de zuquini en masa caliente.

¡El crocante cuerno de la plenitud! Sentados en el bar,
sobre butacos altos como zancos, entre la basura
observamos a la gente. Mujeres en moto,
entre una multitud de peatones, niños cuelgan como micos bebés,

una manada de adolescentes en cacería nocturna,
sus ombligos expuestos, sus miradas de soslayo.                                             
Inmigrantes: Africanos delgados como árboles
(junto a ellos los locales son pequeños arbustos fornidos)

y mujeres Pakistanís, la languidez en sus ojos,
soportando silencio en el tintineo. En los cruces
hay dicha mientras nuestras líneas de visión
se cruzan, se bifurcan y se unen, trenzadas y separadas.

Tú ves estratos, tribus y naciones,
yo pesco rostros individuales,
como si estuviéramos haciendo juntos una pintura.
Y tuviéramos un hogar común en estas pinturas.




Una iglesia en Georgia

Cinco cantantes que por azar encontramos en el camino
nos llevan a una iglesia medieval.
No hace mucho era una encantadora ruina,
pero vieron que debía restaurarse.
Conducimos directo hacia el rugido de los bulldozers.
Encima de ellos se elevan paredes de icopor
y una cúpula recién pintada,
como un gigante exprimidor de limones.
Echamos un vistazo adentro. Reparaciones allí también.
¿Qué nos queda? Darle la vuelta
a la construcción, triste como una anciana
tras una cirugía plástica, ya sin arrugas.
De repente uno de los cantantes, cuyo rostro semeja un halcón
y su cabello es como alas blancas, empieza a cantar.
Los otros pronto se le unen. Esta es su forma de oración.
Caminan alrededor de la iglesia, cesa el ruido de los motores,
cinco voces resonantes reconstruyen el silencio
y a todo lo que estuvo aquí antes de la restauración.
En la fachada lisa y sin rasgos, grietas de luz aparecen,  
Están en nosotros, mientras volvemos al polvo y al ruido.

Traducción de Nelson Ríos

Publicado el 18 de mayo de 2016
http://www.festivaldepoesiademedellin.org/es/Festival/26/News/Dabrowska.html


SIBLINGS

An aged woman dances flamenco.
In her effort a former lightness smolders.
She is tall and slender like a humpbacked heron,
her skirt has frills and ruffles, her cheeks are sunken in.
The aged woman dances like a young one,
a girl who perished during wartime.
After the show she wipes off the make-up, takes off the wig
and dress, then puts on pants and a jacket
and becomes the person she is off stage:
a male one – the dead girl's brother.
The aged man goes back to his home.
He wove it himself from scraps of the past,
photographs, posters and newspaper cuttings.
In between hang the dresses, which he sews by hand:
multi-colored birds of paradise.
And his sister's portrait, fresh flowers beside it.
At one time they travelled the countries of Europe,
a celebrated teenage dancing couple.
Then came the ghetto, escaping, separation.
He told himself straight that if he had survived
it was only to be her embodiment in dance.
The aged dancer brews a pot of tea.
Silence.
It's time the lights went out.
Quite soon now he'll go to bed, but first, just as he is,
with no costume or powder, he dances tap in the kitchen doorway
to the beat of the bone-hard rattle of castanets.

© translated by Antonia Lloyd-Jones


RODZEŃSTWO

Stara kobieta tańczy flamenco.
Wjej wysiłku tli się dawna lekkość.
Jest wysoka, chuda jak zgarbiona czapla,
ma falbaniastą spódnicę, zapadnięte policzki.
Stara kobieta tańczy młodą,
która zginęła w czasie wojny.
Po występie zmywa makijaż, zdejmuje perukę
i suknię, wkłada spodnie, marynarkę
i staje się tym, kim jest poza sceną:
mężczyzną, bratem zabitej.
Stary mężczyzna wraca do domu.
Uwił go sobie ze strzępów przeszłości,
fotografii, afiszów i wycinków z gazet.
Wśród nich wszędzie suknie, które sam haftuje:
wielobarwne egzotyczne ptaki.
I portret siostry – stawia przy nim kwiaty.
Przed wojną jeździli po całej Europie,
słynny duet nastoletnich tancerzy.
Później getto, ucieczka, rozdzielenie.
Wytłumaczył sobie, że jeżeli przeżył,
to jedynie żeby wcielać się w nią w tańcu.
Stary tancerz zaparza herbatę.
Cisza.
Pora wygaszonych świateł.
Za chwilę pójdzie spać, lecz przedtem, tak jak stał,
bez kostiumu i pudru, stepuje w progu kuchni
w rytm kościanego stukotu kastanietów.

© Krystyna Dąbrowska, Czas i przesłona (Znak, 2014)



THE FACE OF MY NEIGHBOR

1

The face of my neighbor, the professor,
whose wife had died,
had suddenly become naked, deprived of a cover.
Whenever I ran into him in the yard
and he started to talk unexpectedly frankly
of all the things that reminded him of her,
I felt as if I were seeing his face for the very first time.
Like the house across the way –
till recently a large chestnut shielded it,
but a storm damaged the tree and it had to be cut down.
And before the gap is grown over by habituation,
I can see the windows, life happening within them.


2

A shirt light in color.
The head of a Roman patrician.
An inviolate parking space
by a low wall, where after the rain
snails do their parking too.
I spent a long time thinking: the perfect gentleman,
he goes through his well-ordered life
just as he goes through the yard each morning.
I'd have given him seventy at most.
He's eighty-two years old, he told me recently,
as a boy he was in the Warsaw ghetto.
His father and brother perished.
His mother and he survived.
Alina Szapocznikow wrote about the baptism of despair.
How many people are silent about what they have been through.

© translated by Antonia Lloyd-Jones




TWARZ MOJEGO SĄSIADA

1.

Twarz mojego sąsiada, profesora,
któremu umarła żona,
stała się nagle naga, pozbawiona osłon.
Kiedy spotkałam go na podwórzu
i zaczął mówić niespodziewanie otwarcie,
ile rzeczy mu ją przypomina,
miałam wrażenie, że zobaczyłam jego twarz po raz pierwszy.
Jak ten dom naprzeciwko –
do niedawna osłaniał go wielki kasztanowiec,
ale burza złamała drzewo i trzeba było je ściąć.
I zanim brak zarośnie przyzwyczajeniem,
widzę okna domu, dziejące się w nich życie.


2.

Jasna koszula.
Głowa rzymskiego patrycjusza.
Nienaruszalne miejsce parkingowe
pod murkiem, na którym po deszczu
parkują też ślimaki.
Długo myślałam: nienaganny pan,
idzie przez swoje poukładane życie
tak jak co rano przez podwórze.
Dałabym mu góra siedemdziesiąt lat.
Ma osiemdziesiąt dwa, powiedział mi ostatnio,
i jako chłopiec był w warszawskim getcie.
Ojciec i brat zginęli.
Ocalał on z matką.
Alina Szapocznikow pisała o chrzcie rozpaczy.
Ilu milczy o tym, że go przeszli.

© Krystyna Dąbrowska, Czas i przesłona (Znak, 2014)



OCEANARIUM

Fish glide past behind the glass like bags on a carousel.
Barracuda and stingray alongside peaceful gobies
like the shepherds of the flock.
It's hard to believe it:
there's no one scaring others, no chasing, no consuming.
The secret of this concord is hidden isolation.
The massive tank is split by see-through separators.
The languorous predators cruise around different sectors
from their sisters fragile as tea-trays made of china.
In us too sparks of light live side by side with menace.
Brazenly happiness flashes past gaping shark jaws,
yet they do not devour it – just as if it's dreaming.
But without being noticed, from the dark-green depths
an elongated shadow rises up and grows,
a solitary sawfish cuts through the thickest glazing.

© translated by Antonia Lloyd-Jones



OCEANARIUM

Za szybą ryby suną jak bagaże na taśmie.
Barakuda i żarłacz obok spokojnych ławic
niby pasterze stada.
Aż trudno uwierzyć:
nikt nikogo nie płoszy, nie goni, nie zjada.
Warunek tej harmonii to skryta izolacja.
Ogromny akwen dzielą przezroczyste ściany.
Leniwe drapieżniki krążą po innych trakcjach
niż ich siostry kruche jak tacki z porcelany.
W nas też iskierki światła sąsiadują z grozą,
radość bezczelnie błyska przed paszczą rekina,
która jej nie połyka – jakby się przyśniła.
Ale niepostrzeżenie od zielonej głębi
odrywa się i rośnie wydłużony cień,
i tnie najgrubsze szyby samotna ryba piła.

© Krystyna Dąbrowska, Białe krzesła (Wojewódzka Biblioteka Publiczna i Centrum Animacji Kultury w Poznaniu, 2012)





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JIAN RUFENG [18.770]

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Jian Rufeng 

Nació en 1970 en Wuqiao, lugar conocido como la "cuna de las acrobacias" de China, en la provincia de Hebei. Es miembro de la Asociación de Escritores de Tianjin. Debido al fallecimiento temprano del padre y la débil salud de la madre, vivía del subsidio. Tenía una vida encerrada y comenzó su pasión por la literatura. Para ganarse la vida, trabajó de vendedora ambulante, obrera migrante, mayorista de vestimenta y luego montó su tienda de ropa. En 2011, Jian Rufeng estableció la Finca Nicey y creó una hostelería temática de poesía “Casas sobre las Nubes” al lado del lago Lugu, tierra con fama de “El Reino de las Mujeres”, en la que ella recibe amigos poetas y literatos del mundo. Rufeng organiza, además, diversas actividades poéticas uniendo la vida con la poesía. Actualmente se prepara en Puzhehei, sitio turístico de la provincia de Yunnan, para la fundación del “Salón de Artistas Contemporáneos”. Ha publicados tres libros de poesía: Danza libre, Secretos transparentes y Cantos perdidos.



Cortar

De las rosas blancas en el florero hay una marchita
Saco las tijeras y la corto
Anoche dios también tomó sus tijeras
Y me cortó a uno de la familia




Si no me permites llorar

Vengo de ti 
pero ahora no sé cómo volver

No encuentro tu planeta
tampoco tu mar
ni tu cielo, tu tierra

Si no me permites llorar
Madre, diosa de todas las cosas
Me transformaré en un largo arroyuelo




Necesito un potro blanco 

Necesito un potro blanco
que pueda alcanzar el viento
alcanzar el relámpago
el tiempo

-Mira, mamá
He recuperado tu cabello negro





Tambor de badana

El vagabundo golpea el tambor de badana en la calle
La mano áspera tiene bastante fuerza
Dan, dan dan

El cordero aguanta la percusión de la palma de la mano
Tensando la piel de todo el cuerpo
Dan, dan dan

Se acuerda del alma temerosa que escapa cuando se arranca el hueso 
y la carne
Muerde firmemente sus latidos del corazón
Dan, dan dan

Quiero sujetar la mano con cuchillo, quiero sujetar la mano que golpea el tambor

Pero sólo puedo sujetarme a mí misma
En la multitud de la calle
Detengo el último grito de un cordero




Pez

La flor del loto subió al agua
la sombra que dejó ella
aún es fría

El sol poniente devorado al atardecer
Sale nuevamente en el cuerpo
Como si hubiera un mundo flotante y no contenible en lo profundo 
del agua

Voy a desaparecerme un rato
Y esconderme del banco de peces y la planta acuática ni triste ni alegre
que el agua se calme y me abrace




Escalera al cielo

Desde la frente de la Montaña de la Diosa
Mira hacia arriba, son respectivamente
Sirio, Canopus, Vega, el Cazador,
Dubhe, Alkaid, Algieba...

Mirando de lejos la escalera de la luz
No sé, 
En seguida, quién baja desde arriba




El banco de la sala de espera 
de la estación de tren de Liuzhou

Un poco cansada
Antes del amanecer
Quién más corre solo en la órbita del tiempo

Tan cariñoso
Me llamas suavemente
Me dormí encogida como una dulce coma
Torcí el camino en la palma de tu mano


http://www.festivaldepoesiademedellin.org/es/Intro/index.htm



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ALAIN BORER [18.771]

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Alain Borer 

Nacido en Luxeuil-les-Bains, en la Haute-Saône en 1949, es un escritor y poeta francés. Es un especialista de Arthur Rimbaud. Es profesor en la Escuela Superior de Bellas Artes desde 1979 y profesor excepcional de literatura francesa en la Universidad del Sur de California desde 2005.

Principales obras:

En los Estados Unidos

Rimbaud in Abissinia. New York, William Morrow, 1991
The Essential Joseph Beuys, The MIT Press, Cambridge, Massachusetts, 1997

Novela

Koba, Editions du Seuil, « Fiction & Cie », 2002 (prix Joseph-Kessel 2003)

Teatro

Icare & I don't, Éditions du Seuil, 2007 (prix Guillaume-Apollinaire 2008)
Richard Mille, Le Cercle d'Art, 2005

Ensayos sobre Rimbaud

Rimbaud en Abyssinie, Éditions du Seuil, « Fiction & Cie », 1984, réédition 1991, édition revue et augmentée, Points-Seuil, 2004
Un sieur Rimbaud, se disant négociant… Avec Philippe Soupault, Arthur Aeschbacher et François Margolin, Lachenal & Ritter, 1984 (prix de l'essai de l'Académie française 1985); Réédition Le Livre de poche, Hachette, 1989, sous le titre La Terre et les pierres
Rimbaud d'Arabie , Éditions du Seuil, « Fiction & Cie », 1991
Rimbaud, l'heure de la fuite , générique de Hugo Pratt, Découvertes-Gallimard, 1991, réédition 2001
Rimbaud, d'Enid Starkie, traduction, préface et notes, Flammarion, 1982, réédition 1989
Œuvre-vie, Édition du centenaire, en collaboration, Arléa, 1991
Bouts rimés d'Arthur Rimbaud , dessins de Michel Gérard, collection « Muro Torto », Rome, Villa Médicis , 1980
Je me ressouviens, FNAC & Institut du Monde Arabe, 1991
« Nothing de Rimbe », Intervention/image d'Ernest Pignon-Ernest, AREA, 1986, nouvelle édition La Nuée bleue, 1991
Le lieu et la formule, Mercure de France, 1999

Ensayos sobre arte

Déploration de Joseph Beuys , Bibliothèque des Arts, Lausanne, 2001
Chambord Les trois corps de Chambord, photographies de Dominic Hofbauer , Monum, éditions du patrimoine, 2006
L'Œuvre-vie d4Hugo Pratt et son empire perdu : Éthiopie, La trace du scorpion , Casterman, 2005

Ensayos

De quel amour blessée. Réflexions sur la langue française , Gallimard, 2014 5
Carnets
Le Ciel & la Carte : Carnet de voyage dans les mers du Sud à bord de La Boudeuse , Le Seuil, 2010

Poesía

François Coupé , SAFC-Encres Vives, 1973
Bestiaire, coll. « Les Poquettes volantes », La Louvière (Belgique), Daily-Bul , 1979
Le Nuage de Magellan , I, gouaches de Georges Badin, Musée d'art moderne de Céret , 1980
Le Nuage de Magellan , II, collage de Peter Briggs, Bruxelles, Bibliothèque Phantomas, 1983
Zone bleue, La Chevelure de Bérénice ; Le Nuage de Magellan, extrait III, dessin de Barbara von Thaden, Lachenal & Ritter, 1984
Les Très Riches Heures de Chuck Berry , photomontages de Joël Hubaut, Éditions de la CREM, 1991
Départs arrêtés , aquarelles de Jean-Claude Vignes, Aréa, 1995
Jeil, noèmes, Interventions de Pierre Zanzucchi , L'Échelle, Hôtel Beury, 2000
Carte mère, noèmes, Vice-versa, 2002
Loups plats , illustrés par Pierre Antoniucci, Georges Badin, Peter Briggs, Alain Gauvin, Christian Jaccard, Jacques Vimard, Pierre Zanzucchi, Rencontre, 2006

Audiovisuales

Paul Verlaine, raconté par Alain Borer . cassettes Radio France, 1979
Arthur Rimbaud, raconté par Alain Borer . textes lus par Laurent Terzieff, cassettes Radio France, 1978 et 1989
Le Voleur de feu, film de Charles Brabant . avec Léo Ferré, TF1, 1978 et 1986
Sur les terrasses de Rimbaud . film de Saad Salman, Paris, Les Productions de La Lanterne, 1990
Pour l'amour du ciel . textes lus par Alain Borer (livre CD), Cassettes Radio France, 1996

Exposiciones

Le Reste à voir , Hôtel Beury, L'Échelle, mars 2006
La Sanglinière (photographies) , Château de Tours, 29 mars – 27 avril 2007



Traducción de Rafael Patiño Góez



¿He dormido yo?

sillas blancas de plástico
tiradas tarde en la tarde

vacuidad de la noche
con resonancia de ánfora
torniquetes de los chorros de agua de la mañana


*


Pasionaria

Condenado de por vida
en aquel cuerpo
de allí no salgo sino en ti


*


Dilucida el mundo-palacio:
excava tu posesión
cautivo de tus cavernas pintadas
con pequeños animales


*


Tira una piedra
desciende 
la escalera
de los círculos en el agua


*


Golpea la tierra con el puño
después dirige tus ojos arriba
 al cielo disperso


*


Partida detenida
Cien veces no muerto
viajo a mi antojo
en el más allá actual


*


puesto que las líneas de la mano
son laberínticas
yo soplo 
en caracol


*


De ordinario me ponía mi impermeable amarillo
entre la selva primitiva
cuando encontraba de frente
una cierva color caramelo claro


*


Todo debe desaparecer
Incluso
los caballos e
incluso el espacio
que crea su galope
y que es una herradura


*


vacilantes fuegos de la encrucijada
a través del crepúsculo-
a través de la orquídea
creciente
del crepúsculo


*


Tuamotus

Un agujero negro
aspira
el cielo
de los monóculos


*


Airbus de los grandes fondos
sus viajeros cinchados
entre la oscuridad absoluta
donde el océano dispersa los ojos


*


Las horas desconocidas

La aurora se anuncia
por el agujero del soplador

En el interior de la palabra hoy
una puerta se entreabre


*


las ocas que graznan
hacen deslizar sobre los techos
la gran V fluctuante de los Viajes 
cuya sombra atraviesa
el jardín delante de mí


*


Cavo 
en tu cuerpo
mi regreso


*


Tentado
por  volverme a unir a la Luna
en el pozo
su espejo


*


Clap de última toma

Todo poema 
para terminar
lanza su sombrero al cielo


*


Formar parte del mundo

El big-bang 
orgasmo 
de Dios





LA BELLE DE HALLEY

Le voyage est si long pour que je resplendisse!

Au-delà des dernières planètes aux confins du système solaire

Dans l'obscurité pure et le froid absolu tourne autour du
Soleil une invisible sphère

Idole informe et vague,
O ma mère cruelle et glacée en coulisses !

Par milliards ses cristaux gravitent lentement liges dans ses anneaux qu'elle a voulu enclore

Je reviens du royaume de la comète mère, noir nuage d'Oort où les ténèbres donnent un air de pelage à la mort!

Nuage d'Oort, Ô mère morte d'aucune carte stel-laire, trop lointain réservoir cométaire!

Cimetière spiral au fond du corridor, ombre tirant les corps, ombre étirant les peaux !

O
Nuage agrandi encore par ma pensée !
Suaires des dortoirs insoupçonnés du monde où s'échappe parfois un éclat de mémoire, drapeau élémentaire !

Tanière illusoire des origines, hangar !
Et je dois revenir tous les siècles au
Dépôt...

D'une chiquenaude parfois je m'en vais et voilée je m'élance penchée pour un tournoi sans fin

Je descends tout au long du fluide univers à travers les premières nébuleuses ou d'une île-univers à l'autre

Remontant le passé dense et chaud je vois les galaxies s'attirer et s'enfuir en cohortes

Et captant la lumière du grand brasier qui flotte j'emporte la rumeur amplifiée du
Rien

Et toute seule sous mon dôme, fille aux cheveux d'argent sans âge ni désir, j'erre aux miroirs concaves qui se moquent

Écarlate au périhélie, glacée bleutée à l'aphélie, éphémère équivoque !

La galaxie est une serre où s'étirent d'énormes fleurs, des tubuleuses qui s'allongent

Et dans ses beaux quartiers je reconnais la
Terre : c'est la petite
Bleue qui songe

Le
Soleil colossal ventriloque des nuits exalte mon itinéraire

Quand je m'émeus à ses rayons sur cent millions de lieues ma bannière l'escorte

Bientôt je resplendis, nocturne cimeterre sur la
Sublime
Porte !

Et toute saoule sous mon daisj'emporte au loin tous les parfums des océans et des forêts

Les guetteurs de l'espace à présent que je passe à portée de leur voix m'exhortent en prières

Suivez-moi, remontons aux aurores du
Nuage d'Oort !
Ne levez pas le voile où dorment mes secrets !

Que suffise l'attrait des peurs que je provoque !
Signes sûrs du néant conjuré par la vie sur la
Terre

Montez en moi barque chantante, fendons l'obscurité attachante des deux !

Allons dans l'univers explosif où éclate le rire des dieux, l'immense rire des dieux !





.



JOSÉ LUIS TAHUA GARCÉS [18.772]

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José Luis Tahua Garcés

Nació en 1957, Colombia. Toma clases de artes plásticas como asistente en la Universidad Católica, a su vez que frecuenta - a mediados de la década de los ´70 -, los círculos artísticos y políticos del centro de Lima, allí encuentra al Maestro Víctor Humareda quien dejaría su influencia en su manera de conjugar el arte y la vida. Viaja por la Cordillera de los Andes, conoce la realidad de las comunidades indígenas y convive con ellos. Trabaja la danza, la poesía escrita, y el grabado en madera. Abandona el Perú hacia finales de los ´70 poco antes de iniciarse la guerra de los ´80. Tiene cinco libros inéditos. Ha realizado varios montajes como el Combate de negros en un sótano por la noche. Proyecto de Investigación Creación. (Urabá-Antioquia, 2014), del Colectivo Danza Región & Cámara de Danza Comunidad, que ha sido presentado en varios festivales.

José Luis Tahua Garcés, ganador del II Premio Nacional de Poesía. El poemario Diario de Campo fue el trabajo que mereció el II Premio Nacional de Poesía Festival Internacional de Poesía de Medellín, 2016, un libro con carácter personal y voz propia, tal y como lo describieron los jurados. 


1

Trilogía


Notas
 (In Memoriam Malcolm X)

"El extremismo en la Defensa de la Libertad no es un vicio; 
la moderación en la búsqueda de la justicia no es la virtud".
(Malcolm X)

Subo al Cementerio de Ferncliff en Hartsdale, las manos en los bolsillos
me calientan del viento helado de estos días. Vagos pensamientos 
rondan los fríos mármoles que guardan el bosque de los huesos.

Una suave luz sobre Febrero en Nueva York me trae tu presencia.
El reflejo de tu rostro ensombrecido sobre los zapatos brillantes de los blancos.
Hermano Malcolm, ya no barres los pisos (llenos de vómito) en el Robert´s Star. 
La madrugada y las aves son testigos de los vientos que llevan tu palabra.

Las ráfagas de las trompetas suenan todavía mientras los negros regresan a dormir.
      A ti te piensa el más humilde de los hombres en algún hueco del Harlem, 
en alguna mezquita humilde y silenciosa. El eco de alguna voz eleva plegarias: 
¡Oh tú! Perpetuo y siempre presente Alá.
                                            
                                  ¿Quién? sino todos aquellos que necesitan esa palabra
que los devuelva al tiempo del principio – al lugar del que nunca debieron salir.                                                       

Acudiremos en Febrero a Ferncliff envueltos en un traje sin costuras, escampando de esta lluvia que ahora cae. El hijo ha llegado a casa, vistiendo su humilde ihram 
¿Cuántos días en el territorio de las formas?

En su cuerpo trae rastros del peregrinaje, polvo y humedad de los caminos. Gris en el momento de su caída. ¿Quién de los suyos lo acompaña? Abajo sólo lamentos y discordias.

Omowale. Omowale. Omowale.

New York-Bogotá-Medellín
30 de Agosto / 2 de septiembre / 2014



“Canción para Frank Lucas”

El azul del cielo no puede contrastar mejor 
estas paredes cubiertas por el insomnio. Y las luciérnagas son esos insectos
que diviso a lo lejos como una estrella que avanza y avanza
hasta explotar contra mi rostro.

                                                       El verano Frank es mejor en Tailandia.
Allí crecen amapolas entre las cuencas. Hermoso paisaje que hace borrar las penas.
Buscar el sueño profundo. Calmar el llanto de las mujeres que no pueden olvidar.

Tú trajiste la magia azul entre los fardos de los muertos, entre las armas de la derrota.
La guerra es natural a los hombres. También el odio.
                              Dicen, que la muerte nos anda buscando Frank. 
Pero sabes, prefiero el canto alrededor del fuego cuando la ciudad ha caído.
            Cuando entre los escombros aparecen cabezas sofocadas. De sus causas
tal vez hayas meditado allá en Harlem; como humilde chofer comiendo habas, 
o tal vez, sumergiendo entre tu lengua opio desleído en vino tibio.
                                         Esto, se llama abrir la mañana, sí señor. 
                     
Medellín-New York-Medellín
10 de septiembre de 2014



“Una voz para Rubín Carter”

Del viento suave a la humedad del bosque.
Corren las ardillas cuando cae la noche, y la muerte es sólo esa sombra 
que creíste ver entre los arbustos. Nada devuelve la vista del sol de la mañana.
Hoy, tú sabes, es un día que nunca volverá.

Suceden los años, cae la nieve frente a las celdas de East Jersey.
Nadie, ninguna voz. Pasillos. Esto es sólo el principio de lo otro.
Preguntarás ¿qué hay más allá de la niebla que se levanta entre mis sueños?

Un golpe de la vida es sólo eso. Un golpe de la vida. 
Dar golpes a ciegas. Jugar con las sombras. Esconderse entre las piedras.
La risa es ese manantial que crees escuchar, aquí, en el silencio de East Jersey.

Medellín, 10 de septiembre de 2014



2

Anónimos


Bajo pena de libertad
(Para el Tío Ho y los compañeros de la guerra de los 80´en el Perú….)


El tío Ho estuvo entre las selvas del Vietnam sin más alimento 
que las gotas de rocío sobre las grandes hojas
                                - semejantes a una especie 
de oreja de elefante que sólo se encuentra en la ciudad de Bengala.

                                                      Era el Año del Buey 
                                                     pero también de gusanos
brotando desde el fondo de la tierra, más roja que un cráter
y abierta como una muchacha en flor a orillas del Lijiang.

                                     El canto del que ilumina abría las tardes,
acompañado por las voces en falsete 
de trovadores venidos desde el Vietcong.
                                                         Oraciones entre formas calcinadas,  
mientras las aguas trazaban un rumbo 
que hoy ya nadie recuerda. Sólo las fauces del cielo - como boca
del desprecio,  
                        nos muestre la miseria bajo una lluvia triste 
                        entre los rostros. Solo como una hierva
en el campo, escucho el viento, la voz de alguna vieja 
que habla entre los patios, y sé, que la muerte  
                                  se parece a esa mancha húmeda 
                                 que crece en la pared……..

Bogotá, 1 de Diciembre de 2010


  

Sin título
(In Memoriam Camilo Torres)

Bendito hermano, no hay nada para ti, sólo el tibio sol de la tarde
y los vientos que suben desde el Sur. Nadie inclinado sobre aquel que desciende
ningún hermeneuta que derramara un sonido, una palabra,
¿Dónde estás hermano? 
Nadie responde.
Y entonces hablé desde la oscuridad ¡Oye!                   ¡Oye!

Afecto por los desheredados.
Afecto por los que deambulan sin más espacio que su cuerpo.
Afecto por el invierno. Por un animal sentenciado. 
Deseando que retorne su espíritu animal.

El afecto es el mundo en mí. Resuena en la tarde una antigua canción.
Me inclino hacia el fruto del vacío. Puerta que se cierra. Yo dentro.

SEPULCRO. “Nadie hubo que lo acompañara hasta su última morada”, solo 
junto al árbol de tilo. Ningún afecto.

¡Vi muchas aves volando en el cielo descubierto!
Se agolpó en mí la sangre, un mar tibio y salado estalló entre las piedras.

 Mayo 7 del 2001 (10:45 p.m.)



3

De los reinos sometidos

1

De los REINOS SOMETIDOS, el del cerdo
(Sus domesticus) soñando entre el fango 
escarbando la tierra parece buscar un lugar para su huida. No es posible
esta realidad de residuos y una que otra sidra; es perversa 
la historia de los tres marranitos
y el certero puñal en la garganta - mis gritos desaforados.
Fasto y macabro exhibir nuestro cuerpo a la ciudad,
que acude con sus talegos y los últimos céntimos  
para obtener algo de mis entrañas.

             
2

De los REINOS SOMETIDOS, el de la vaca
con lengua aterciopelada y ojos descompuestos
dando de alaridos cuando su turno toca;
aunque se le recomienda resignación y silencio
al ser transportada en camiones cuando el mundo duerme.


3

De los REINOS SOMETIDOS, el del cangrejo
- en su atmósfera plástica y acuática 
                                          / en su planeta ROJO o VIOLETA.
Es el río el que corre hacia atrás. El sólo se desplaza 
para alcanzar la transparencia, es decir, la pureza.
En una mañana en que la luz asoma de manera tímida
él sabe y comprende que todo está destinado 
a las entrañas vulgares de otras especies.  


4

De los REINOS SOMETIDOS  y destinados al fuego
a los largos comedores y allí a los viandantes
                         el Reino Animal
                                       Vegetal
                                       Mineral. Pero también el de los Fantasmas
                                       que vienen o regresan
                                       con EBRIEDAD y rencor
                                       con EBRIEDAD y culpa
                                       con EBRIEDAD y dientes afilados.

Se desprenden las agrias carnes entre las manos finas y 
certeras del oficiante, es decir, el cocinero
ojos apacibles, mirada piadosa acostumbrado a estas ceremonias.


http://www.festivaldepoesiademedellin.org/es/Festival/26/News/Tahua.html


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AKBAR RYSKULOV [18.773]

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Akbar Ryskulov 

Akbar Ryskulov nació en Kirguistán en 1953. Es un famoso poeta, novelista, traductor, editor, periodista, profesor universitario y diplomático. Fue embajador de su país natal en Kazajstán y en Malasia. Es también el presidente de la Asociación de Escritores de Kirguistán. Es autor de ocho libros de poesía. Sus obras han sido traducidas a algunos de los principales idiomas del mundo. Ha traducido a su lengua natal, algunas obras de Byron, Goethe, Ho Chi Minh, L. Levcheva, y a otros escritores contemporáneos. Ha recibido varios reconocimientos en su país por su contribución al desarrollo de la literatura de Kirguistán, entre ellos, el “Honorable Trabajador de la Cultura de la República de Kirguistán”



Meditación de un puente

Sobre mí corren trenes
Y por debajo pasan camiones…
Y parece que no hubiera lugar
En esta  tierra dónde ocultarme.
Oh, el Universo es grande,
Grandes son las colinas y cañadas que veo,
Y en una sola cosa pues reúno
La movilidad con la inmovilidad.
Capto el ritmo de los tiempos,
Listo para servir, aquí me alzo.
Los trenes van de prisa por las líneas,
Los trenes van desapareciendo de estas tierras.
En derredor todo está lleno de ruidos:
Clíquiti-clac…clíquiti-clac…
Quiere decir que los antiguos goces nómadas
Aún sobreviven en el camino.
Estoy satisfecho con estos días
Que corren sobre el pasado como caballos.
El sentido real de la vida reside siempre
En la lucha, la agitación y la velocidad.



*


Sin sentir la felicidad que tan próxima estuvo, 
Ni acariciando el recuerdo de los días pasados.
Estupefacto, impotente, lamento, oh querida,
Sintiendo aún tus labios en mis labios – el sabor.

La predestinación es el derecho propio del Señor.
Mi pecado – haber dejado pasar un tal encuentro.
Puedo desearte dulces sueños y buenas noches,
Pero ¿cómo podría soportar un adiós para siempre?


*



Mis pensamientos se arremolinan por la rampa,
Cual si pensaran la canción que canto.
En el ocaso giro alrededor de la lámpara 
Y ardo como las alas de la  mariposa.

Me elevé en un vuelo mental,
Pero la altura a alcanzar es aun demasiada.
Una vez más me apresuro hacia la luz,
Para arder como el ala de una mariposa.

Las colinas que pasé quedaron bien atrás,
Y mi juventud no volverá, aunque la llore.
En el crepúsculo alrededor de la lámpara, giro a ciegas
Para arder como las alas de una mariposa.



*



Para dejar sobre la nieve una huella, 
Viajaría hacia lejanas tierras.
Ansío saber en caprichosa perplejidad
“¿Por qué los árboles se alzan pensativos?”

Miro los árboles en su aire pensativo,
Levantarse incansables sobre la nieve.
¿Tal vez sienten nostalgia de una tierra lejana? 
He ahí lo que me gustaría conocer.



*



La amapola crece a través de la piedra,
Pues tal es el modo inmutable de la naturaleza.
Hoy dio comienzo ayer, eso es sabido,
Y el mañana  seguirá a este día.




Mapa de Kirguistán

¡Miren el mapa de Kirguistán!
Cuánto orgullo sientes por nuestros antepasados:
Valles, pastizales, rocas,
Lagos, ríos, glaciares,
¡Son preciosas piedras que resplandecen como la corona de Alá!

¡Miren el mapa de Kirguistán!..
Sentirán al mismo tiempo alegría y pena!:
Aquellos que cambiaron las fronteras,
Aquellos que recortaron las tierras,
¿A cuál Dios prestan servicio?

¡Echen otra mirada al mapa de Kirguistán!..
Enarbolando tijeras, espadas y hachas
Desfigurando umbrales,
Cortando  la orla del vestido,
Así lo hicieron y hacen hoy –enemigos temibles.

Si miras el mapa de Kirguistán,
Verás la imagen de Kumai Kush:
Una de sus alas está arrugada
La otra, rota,
¡Pero descansa sobre el pico de las montañas más altas!

Los griegos llaman “Fénix” a Kumai Kush
Por voluntad de Dios el milagro ocurre una y otra vez:
Arde, se alza de las cenizas,
Vuelve a nacer cada quinientos años,
¡De la tierra al cielo vuela raudo!

Kumai Kush volará hacia el cielo,
¡Kirguistán es mi tierra de orgulloso nombre! 
 Kumai Kush me recuerda a Kirguistán
Tierra donde nací,
Y su mapa es un llamado a la justicia y la voluntad indomable.

Traducciones de Omar Pérez

http://www.festivaldepoesiademedellin.org/es/Festival/26/News/Ryskulov.html





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JOCHEN KELTER [18.774]

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Jochen Kelter 

Nació en 1946 en Colonia, Alemania. Estudió Lenguas (francés, italiano y alemán) en Alemania y Francia. Se trasladó a Suiza en 1969 y trabajó dando clases en Suiza y Francia. Vivió en el borde austral del lago de Constanza y mantuvo entre 1993 y 2014 otro domicilio en París. Fue presidente del Congreso de Escritores Europeos entre 1989 y 2003. De 1992 a 2001 fue presidente de Suisseculture (Asociación general de federaciones suizas de propiedad intelectual). De 2002 a 2010 fue presidente de ProLitteris (asociación suiza para los derechos de autores en literatura y arte).

Entre 1978 y 2015 publicó 13 libros de poemas. Los más recientes son Hier nicht wo alles herrscht (aquí no donde reina todo), 2014 y Die Möwen von Sultanahmet (Las gaviotas del Sultanahmet), 2015. En 2015 se publicó una versión bilingüe (serbo-croata e alemán) de su poesía bajo el título Nächstes Jahr in Sarajevo (El próximo año en Sarajevo). También ha publicado novelas, cuentos, ensayos y traducciones (de inglés, francés e italiano). Es miembro del PEN alemán y ha recibido varios premios y distinciones.



Yihad

Ahora, en todos los estadios de fútbol de Europa
en los mercadillos de Navidad cantan
vociferan: la Marsellesa contra los Yihadistas
La Marsellesa es una canción sanguinaria:
Que la turbia sangre abreve nuestros surcos
la Internacional, no la he escuchado en ningún
Lugar, sólo el soberano en el Kremlin
tilda a sus oficiales de compañeros
parece no faltar mucho para el comité de bienestar



Foráneo fui al entrar

Desbordan las represas
y la miseria se expande al Norte del mundo
las masas por el mar del Sur
y Oriente Foráneo fui al entrar
Foráneo volveré a salir
la guerra de cien años la peste
la inquisición y la guerra de treinta años
nos cedieron ignorancia y príncipes
y los mosaicos: ¡Quémenlos!
La gran guerra, los barones del acero
y los generales la gran guerra asesina
que asoló Europa hasta la médula los fascistas
ahora, nos mandan los anónimos amos
de la Tierra las víctimas de bombardeos
los muertos de frío y cegados por el mar
¡reparen! Foráneo fui al entrar
Foráneo volveré a salir y reparo
cómo los ladrones siguen saqueando
expropiando bombardeando

        Franz Schubert: Viaje de invierno (Buenas noches)



Mostar

Ascenso
desde las islas azules
por el verde delta
al tosco y pardo peñasco
sobre el cual los Begs de Alá
tendieron su capa de nubes
con orificios de baleo para el sol
a fin de calentar bajo la cima
de las áridas montañas las indigentes
calles y plazas desoladas
donde pastores enquistados
saludan como amables guardaparques frente a
cielos abaleados
encuadrados en tamaño hombre por
ventanales de cueva del imperio austríaco



Última primavera

                 en homenaje a Izet Sarajlic (1930 – 2002)

Maquia prende
desde el risco hacia el cielo
a través del agua el centelleo
única hora

¿De qué sirve la campana
en mi puerta
sino para que
vuestra mano la use?

Ahora ya no estás
nunca estuve allí
ahora me abandonais
uno tras otro

¿Pero recordais, que una vez
vinieron de otra manera
que en forma de libro
a mi casa?

Durante la guerra estabas en Sarajevo
y te quedaste contigo
¿pero qué quedaría por decir
sobre tiempos de pre- y postguerra?

Nunca estuve en España
pero que la vida
es una melancólica corrida
logro verlo incluso desde acá.

Comprimiste las guerras del siglo
en “Monastirska”
y de allí obtuviste amigos
como flores peculiares

Maquia enciende
desde el risco hacia el cielo
a través del agua el centelleo
única hora ahora

Y nunca



Sarajevo

         en memoria a Izet Sarajlic

En tu féretro de mármol
junto a Ida encima del valle
al que van las nubes –
al final estaban tan agotados
primero ella luego tú.

Yo he visto
a lo que te referías
sinagoga y alminar el tilo
las granjas de madera en el humo
las montañas el cielo rudo

He percibido
lo que sabías
las berlinas negras
modos asumidos el apretón de manos
el abstenerse gris



El año que viene en Jerusalén

Los Linci y Pinto
también los del Norte y Oriente
todos juntos de Bjelave
sobre campo árido

Gente como tú y yo
como mi abuela
calvicie gafas tocado austero
sobre sembradíos de piedra revolcados

Quinientos años
después de su llegada todo
queda quieto en el aire ni un pájaro
El año que viene en Sarajevo

En los cielos que
en adelante los delinearán aquello
que ha sido y se ha desvanecido
¿qué ha sido cierto alguna vez?



Todos aquellos sitios

Ay todos aquellos sitios
ruido y furia ni una pizca
tierra debajo del zapato
ni puntadas en el corazón

Si ustedes no fueran
fantasmas de la realidad
que la habitaron
y nuestras almas

Brazzaville no vale
ni una palabra Sarajevo sólo
montañas si en aquel entonces
no les hubieran engendrado vida

Sitios que yo
seguiré habitando
son sitios de fantasmas
El año que viene en Jerusalén



Late Rembrand *

Tan sólo reconocer
es la meta por desvanecimiento
de los colores de claro a oscuro
su aleación hacia
castaños rojizos y amarillos
tonos de lo visto estar seguro
con todos los utensilios de la mano
estirar raspando con la espátula
frotar de dedos y palmas
sólo transmitir la mirada genuina
sobre la tela
ni la despiadada
ni la descollante
de audaces sombras y luz
tan sólo reconocer
es la meta no el conocimiento

*Título de una exposición en el Museo del Reino en Ámsterdam,
Primavera 2015




Bluefields

A mi paraje escondido
junto al lago me llega desde un
rincón remoto del mundo la invitación
al lejano Atlántico de América
un viaje al Festival de Poesía
en Bluefields Nicaragua donde
saben menos de mí que de esquimales
y yo entre criollos que no hablan
castellano con Ernesto Cardenal

Nunca me encontré naturalmente
a Bluefields nido de piratas se llega
atravesando bosques y montañas
lagos y por carreteras de cascajo por el aire
la poesía jamás se detuvo
ante los dioses ante volcanes la poesía
es un artilugio de los aires y de la igualdad
de todos, lamento no poder volar
esta vez a su encuentro hasta Bluefi

         Traducciones de Juana y Tobías Burghardt
Jochen Kelter perlentaucher.de
http://www.festivaldepoesiademedellin.org/es/Festival/26/News/Kelter.html



Wannsee

Die wahre Macht
gegen die Ideologen
die tödliche Macht
gegen die Parteibonzen
Ministerialbürokraten
Ökonomen Verwalter
schrecklichen Juristen
Gouvernementsbeamten
mit Verordnungen Gesetz
wedelnden Bedenkenträger
die preussische Obrigkeit
die nackte Macht gegen
SA-Proleten Reichskanzlei
Wehrmachtsdienststellen
im Namen des Führers
der Tod braucht einen Gott
Reichssicherheitshauptamt
SS der Rest Schnauze!
Heydrich sagt Schubert
ist wunderbar Eichmann
sagt Schubert ist nur
sentimentaler Scheiss
Heydrich umgelegt
Eichmann aufgehängt
zwei drei von den
jüngeren gefallen einer
fünfundvierzig noch
schnell Selbsttötung
die übrigen friedlich
im Bett gestorben
in meiner Jugend bin
ich ihnen auf Schritt
und Tritt begegnet





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DUNA GHALI [18.775]

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Duna Ghali 

Duna Ghali  nació en Basora, Irak, en 1963. Es poeta, cuentista, novelista, ensayista y traductora. Se graduó del Instituto de Agricultura de la Universidad de Basora en 1987, y vive en Dinamarca desde 1992. Ha publicado numerosos artículos sobre Literatura, Cultura y Política, en árabe y danés. Tradujo al árabe los cuentos de Hans Christian Andersen, en 2005.

Ha publicado, entre otros, los libros: Libro de guerra, 1998; El punto más lejano, 2000; Tardíos descubrimientos, pequeñas victorias, 2004; Cuando el aroma despierta, 2006; Un jardín con la esencia de  un hombre, 2007.


Traducciones de Sana Ghali
http://www.festivaldepoesiademedellin.org/es/Festival/26/News/Ghali.html



Una naranja grande colgada
en una rama invisible
en medio del mar,
de noche
sopla viento,
el cielo se balancea
y la mitad de la naranja se sumerge en el horizonte.



*



Esta mañana quise comprarte rosas
de color coral.
Mas te falta la mesa,
y un ramo lanzado en pleno mar
podría parecer el funeral de un ahogado.



*

Me dirijo hacia el mar
Seguimos la conversación
y nos ponemos de acuerdo,
en el momento…
que me trague entera
y me prometa,
que no me devolverá un día a una orilla.



*

Mi cara la colorean las estaciones
del color de la cera ayer
y azul cielo hoy,
si contemplas
y observas las estaciones al pasarte en silencio
y las saludas efusivamente.
Si fijas la mirada
verás que mi raíz brota en tu tronco.



*



Abriré la boca
antes de gritar,
y empezarás a colocar mis palabras,
tu cerebro las lee digitalmente
y me veré tirada a la tabla de cortar
cerca del fregadero
en la cocina
como un pez frío.



*

¿Cuantos trenes tendría que coger
para estar a salvo de mis errores?

Trenes de pensamientos alineados,
estacionados en vías en un tórrido día de verano.

Sus sueños en trenes unidos, son infinitos,
esas vías vacías

¡Un enlace entre tren y estación!
esa monotonía que provoca un gustoso sueño
y ruido a la vez

Te agrada ser continental
aunque seas un viento agotado
tomas un tren con destino
y ritmo
al mediodía.

Sin equipaje ni libro
descalza
me salgo de la vía de cuando en cuando
como un monje hindú, 
que traga espinas, trozos de vidrio y clavos
y camina sobre brasas
para acortar el camino.



Your Body Journeyed Off

Each time I’ve approached it, my personal effects have scattered.

The smell of a journey clings to your body.
Each time I’ve approached you, I’ve packed my personal effects.

Your body becomes my carry-on bag.
I enter it
To keep from touching the earth.

Your body—
Keep your eyes fixed on mine—
Doesn’t tire of tempting me
To commit errors,
And finally I quit the earth’s domain.

From Hadiqa bi-‘Itr Rajul (Garden Perfumed by a Man&rdquo) (Damascus: Al Mada Publishing Company, 2008).




The Psychiatrist

My new position gave me contact with refugees from various communities in Copenhagen. Three municipalities had engaged me to study the cases of ordinary patients or ones whose health conditions were hard to classify. The assignment culminated with my analysis and appraisal of the patient's mental health and then my written report, which the municipality would use for a number of different purposes. Most refugees need assistance and treatment, even if they aren't conscious of it. When it's hard for them to come to me and keep their appointments due to their mental or physical condition, I hold the sessions where they live. Most of the time, after our conversations, I pass them on to one of the mental health clinics in Copenhagen, where treatment generally proceeds on the basis of a mixture of drugs, talk therapy, and massage, even though occasionally my recommendations conflict with the budget and priorities of the municipalities.

My new job has made it easier for me to advance my studies in the field of psychoanalysis. I had been waiting for an opportunity like this, both to specialize and to acquire a more profound understanding of the field. Since few Danes have experience dealing with refugees, I thought that working and studying in this field should assure me a bright future. I was exceptionally eager to begin this type of study.

Marwa al-Basri had submitted a request to her Social Services case worker for a lengthy sick leave on the grounds that she was exhausted by the municipality's job-training program. We met in her room.

* * * She began with Basra, where she was born. My rudimentary information said it was one of the great, ancient cities of Iraq, in the South, close to Kuwait.

She sat on her bed and shifted her body back so she could lean against the wall, cradling the cup of tea in her hands. With face turned toward the small window and eyebrows raised, she plunged into her narration.

"The long-awaited Thursday arrived. Without any enthusiasm I was preparing a plate of biryani to celebrate the occasion. Then they told me—I was a child—not to fix rich food for Nahla, because she would die if I fed her meat or fish. She had to hear the news on an empty stomach, so they said. How could I understand? How could I digest an album chock-full of wise saying and beliefs? I was bewildered. What could I give her to eat? What would Nahla think when her plate lacked a piece of meat or fish? Especially on a joyful occasion like this! How could we hide the gown from her? Where do you suppose she would spend the night? I watched her, hoping I wouldn't be chosen to break the news to her. Scarves covered her head, but some yellow strands of hair had escaped from their ribbons: some curly and some straight according to the amount of moisture they had retained and the hair spray, which dulled the brilliance of her hair. Nahla's golden hair and fair complexion have been her passport wherever she settles. I trembled when I placed a glass of water on the ground before her. When we were young we trembled the same way whenever we carried water to my father for fear he would be angry if the water spilled. Her legs, which were stretched out on the ground, reminded me of those of my older half-sister Narjis. I observed her thoughtfully again for a time. She was oblivious to everything around her. Various feelings competed for control of me, since I didn't know which was appropriate. All of Nahla's comical gestures made us laugh, creating a commotion among the girls in the class. Indeed, virtually all the girls of Basra's preparatory school recognized that about her. She would sit on the ground like an ignorant, ill-educated, old woman—like Narjis. For a long time she would imitate how Narjis sighed, exhaled, and sang. She also was an excellent performer of the gypsy girls' dances at the midday programs on Fridays, especially the finale of their programs. Except for the two of us, the courtyard was empty. Everyone else had disappeared on account of the news. The sun had begun to shift its light to the other side. No one was peeking out or standing nearby." * * *

The tape recorder's red light showed that the reels had ceased turning. Marwa looked at me with little emotion. She drank the rest of her tea and stood up. The two chairs in her room weren't comfortable for more than half an hour. All the same I welcomed her choice of the room for our sessions. I plan to hold them in my clinic once I gain her confidence. The air was stifling from the humidity and the smell from her oil paints and cigarettes. She didn't like to open her room's only window, which overlooked the street. She was afraid of the cold, she said. Her assertion that she regards September as the end of summer and beginning of winter piqued my interest, but I was unable to pursue this topic with her. There were many subjects she refused to discuss, from time to time casting me the same despairing look my daughter gives me, assuming I don't understand. Whether I do or do not does not influence her decision to remain silent.

But I was eager to continue the session because it was furnishing me with material helpful to my study, especially since the cases chosen for my research project relate to refugees, particularly those who have been tortured or come from countries where governance, either in the state or family, is authoritarian, and where democracy and a feeling of security are absent. Everything I had heard became relevant now. Deep inside I was also beginning to feel somewhat apprehensive. I was colliding with other worlds I had never considered before. I was perplexed. The symptoms I was recording were known. Human nature is one, and man generally follows the same type of conduct wherever he is, with similar reactions and motives, but Marwa was sketching for me the particulars of an environment that was alien to me and that forced me to admit it held things unknown to me. For my diagnosis to be valid, these things would need to be factored in.

I tried to prevent her from having any inkling of what was going through my mind or from thinking I would be lenient if she ended the session. I continued to drink my tea and fuss with my papers.

She was laughing in a way that transformed her face. She looked at me, making me feel even more perplexed. I asked, "Have I done something wrong?"

"No, I'm laughing because I'm distressed by the situation. From remembering Narjis, who is my half-sister. She was almost the same age as my mother but always denied that fact as long as she lived. She called my mother èal-Hajjiya' or èFather's wife' to make it clear that she was younger than my mother."

"And you—what did you think of her?"

A little smile appeared at the corner of her mouth as she replied, "She would sit in the courtyard before noon sewing buttons on a new blouse while singing èO Emissary of Love,' which the Egyptian vocalist Najat al-Saghirah made famous. Narjis' vibrato Southern rendition lent the song a regional, Southern flavor that expressed her deprivations with the outpouring of her mysterious passion for an unknown person. Her Southern accent displaced rosy, dreamy Najat from her own songs. I remember how she eyed me; her look unexpectedly transferred to me everything she had suffered throughout her life."

"When you were a child?"

"Has the child in me ever grown up? I feel that the child Marwa still lives inside me. How old do you think I am now?"

She laughed, turning her face from me. Then she quickly continued, "But I'll tell you as simply as I can that the child in me has, ever since I was a girl, sympathized with her and felt sorry for her, no matter how impatient I was with her and despite the hidden currents of my environment and the declared and undeclared wars around me. When you're young, life's nothing but a bunch of contradictions."

It seemed to me that Marwa was sneering at my presence and making fun of me when she rose to remove her caftan. I suddenly noticed that she had outlined her large eyes with kohl in a way that required precision and a steady hand. As always, she rarely maintained eye contact with me for long. Her face was small and delicate, with sharp features. She looked short in her cotton house shirt. Its straps exposed both the twin circles of her soft, naked shoulders and very broad hips, making her slender top seem out of proportion with her lower half. She pointed toward her tunic while making an apologetic gesture—at least that's how I construed it—as she compared my attire to hers. I tried to assure her that she had a total right to act as she saw fit, but she interrupted me to attend to her thick hair, which she had liberated from her hat, at the back. She disappeared behind a room divider into the kitchen. * * * I enter hasty observations about Marwa al-Basri's condition and her older half-sister Narjis. I review the documents pertaining to her and quickly read through the summary before me. Another session in her room and still she hasn't touched on the events recorded in her file. She hasn't referred to her family members who were executed. She hasn't mentioned what she and her siblings experienced at the hands of the security agencies there. Indeed, she has said nothing about that period.

I feel she wants to be liberated from her symbols. So I've been forced to change my strategy for working with her. I've abandoned my proposed daily plan of action and have decided to allow the discussion to flow unimpeded; perhaps I'll achieve better results this way.

She prepares tea and brings the tray with trembling hands.

"Will you describe Nahla for me?"

"Nahla?"

"Yes, Nahla. You've talked about nothing else."

"I'll tell you about Nahla, my friend, Nahla the child of that environment, the mother of ease, the chatterbox, kubbat al-hamudh, and authority on Hudhayri's songs and the neighbors' quarrels, known for the contemporary camouflage of her vocabulary and attire, enviable skin, bright eyes, free-flowing blonde hair, and French perfume. She and I were alone then. I tried to remember the kind of advice women give. I believe I was overwhelmed by fright because I sensed how ignorant I was. I was responsible for handling her trauma. It was my duty to prepare her for the situation. Children younger than I had expertly handled much trickier matters. Women's customs didn't come easily to me; I might laugh. What madness afflicts me that I'm obsessed by a feeling like this? The poor, suffering young woman was waiting for an answer from me while I shuttled back and forth from the kitchen to my room, attempting to avoid her. I would walk around the courtyard once or twice before returning to her. Given my social awkwardness, when I approached her in this difficult situation, my only advice for her was to stretch out for a rest or to drink the remainder of the water in the glass while waiting for them to bring us the news. It had been corroborated. They said that someone had contacted them and confirmed the news, which had also reached the guests. Oh, if I tried to describe my feelings then, I would fall back on Narjis' heartbreak whenever life became too difficult for her and all she could do was wail inconsolably, èHali, ya-dhullam.'"

Marwa pauses and nods. "All the same, Narjis didn't think of running away to free herself from the life imposed on her or of rebelling and abdicating her responsibilities in favor of whatever her body would have chosen for her instead. This Narjis . . . nightmares, convulsions, and nervous breakdowns, from which she repeatedly emerged only thanks to sedative injections and sleeping pills. She was just another Nahla, who rebelled, pleaded, beguiled, and threatened. She chose a sweetheart who was rejected by everyone. èShe's still a child,' her mother said. èHer future education,' shouted her sister's husband. èShièah, foreign, Communists,' objected the paternal uncle. The maternal uncle was summoned, and then she screamed, èNo one's going to speak for me!'"

Marwa suddenly inclines her head toward a painting, saying that, inspired by The Thousand and One Nights, she has chosen for it a title she likes: "èColors of the Fourth Night.' It's a sketch for a monument that may someday find a small space over there; to occupy one of the thousands of spots where statues of the leader stand."

She rises and gently lifts the picture from the floor, placing it on a chair. "Fish are portrayed vertically in a pool of water; they twist like a tree, their heads down. The fishes' faces grin widely. The tank's water covers half of their bodies. Their tails are raised, entwined. They'll be different bright colors. They symbolize the peaceful coexistence that has vanished from human communities in that region of the earth."

I don't grasp what she's getting at in her painting, but it reminds me of a statue I passed one day. Thus it confirms for me the separation of a man's thought from his culture, over the course of time, everywhere.

Marwa steps back to contemplate the painting. She continues, "I was alone, waiting for someone to rescue me or to help me calm her agitation that day. I placed the silver nail polish in front of her and then examined my nails. She's delighted with my insistence on taking a nail file and polish with me wherever I settle, but Nahla can't stand the rasping sound of the file on fingernails." I open the window, because her smoke disturbs me. "The house is where my father, mother, brother, and my brother's wife reside. I think I should change my everyday dishdasha to a better one and fix my braids, which are pulled back, before anyone else arrives. I have severe abdominal cramps and consequently stay in the bathroom for a long time. Even so, I offer her a plate of the biryani I've made to celebrate the occasion. That's a duty. She won't die. I can't help thinking she'll need the food's energy to endure the news, despite all the advice they gave me. I wouldn't have been able to prepare anything else then, since waiting for the women paralyzed me. You may not be able to imagine this, but biryani's blend of spices, in which the smell of curry predominates, penetrates beneath the fingernails and leaves a yellow stain that won't wash off. That smell makes it hard for me to breathe whenever I inhale it."

Marwa hides her face and weeps painfully. As I gather my papers I feel relieved and confident about her reaction. She doesn't glance at me. She's looking for the packet of tissues on the bed. I quickly seek to profit from the occasion and search for another excuse for conversation. "Your reaction is natural."

"There wasn't enough time for me to feel awkward or to retreat into myself. With eyes downcast, I was stammering, embarrassed that I might mess up the compliments repeated on such occasions. I didn't know what to say, because I'm not good with such matters. I was cursing my involvement with them. I sensed her hunger too. Nahla, more than any of the other girls, can't wait, whether in front of the school's cafeteria or when she visits someone. That's how she is; of the whole group she's the one most driven by personal wants. She's the one who insists on responding to her needs. She imposes her wishes on us and we accept. She's the one who frees herself from the group's obligations; so she comes and goes when she wishes. She makes me feel I'm falling behind while she surges forward."

"Did the two of you ever talk about that?"

"When I asked Nahla about Rida, she told me, èThis time is different, Marwa.' She repeated, èThis time is different.' She told me he wanted her passionately. That was a surprise to me. I expressed my anxiety in phrases like èBe careful this time' or èThat's the way it seems to me,' with reference to a stage in a person's life, the early twenties. We weren't stingy when it came to giving each other loads of advice, assuming the role of those who had gone before us, except that I privately speculated—on the basis of the limited world known to me—that desires occasionally may be all we need to make important decisions and defend them. All the same, the extent of my naïveté did not change a thing in this situation. So I assumed that either love or material possessions could have been responsible for the agreement. I don't know whether her desires alone made her pursue a multifaceted affair and plunge into the hazardous adventure. Another time she told me that I'm slow, indeed, in continual retreat, so that whatever I have is stolen from me; and that's how it's been since I was a child. Despite all the blaze of emotions and tears, I assumed that the decision might have been made according to the last petal of a daisy. It's these simple disparities that suddenly place us at a turning point. Are adolescent love and mature love actually two different entities? Or was the woman smitten by both? Piecing these bits of information together still eludes me. For this reason my bewilderment persists like a chronic malady. I might just as well not have been raised and grown up in the same place." * * *

The red light on the small recorder has turned on, but I don't want to interrupt her when her excitement shows so clearly on her face. I'm not certain, because the melody of her voice, her body language, and her facial expressions frequently contradict what she says. The topic of Nahla is the only one she allows me to investigate. She has yet to mention any of the events recorded in her dossier. I clearly remember her social worker's expression of despair and incomprehension on handing me that file.

For a long time I've focused on facial expressions to gauge people's reactions. I suspect that there is a mocking ring to her voice when she says with a mysterious smile, "She asks me to attend to all the details of her wedding. Thus I gain the right to entertain her. And her nuptials, which we all participate in, adorn my room. I spray the tulle generously with starch and water. I spread the gown on my bed. I pleat its train with my fingers and fearfully plant the needle in the fabric. I gather the pearls, arrange the large beads and the tiny ones, and collect the hairpins. I fetch the hair dryer and look for the extension. I have the honor of styling her hair, plucking her eyebrows, setting out her shoes, her satin purse, and . . . . I hear her grumble, èOh, Marwa, where by God have you put the Qur'an and the mirror?' Oh, Thursday, the promise of nuptial Thursday, appointed occasion for love—this is Thursday, which is reserved for vows and resolving problems, Rida's Thursday. I fuss with the air conditioning, starting it that morning, hoping the room will be cool enough for her. The air conditioner increases the humidity, ruining her hair and creating havoc with her things. That noon, even the water added to my perplexity when it stopped flowing through the plates of compressed hay, and the massive body of the air cooler let me down, spraying out annoying, stinging air from its rusty depths in puffs."

"What exactly did you fear?"

"I had to do something but knew nothing about herbal teas, roasted seeds, or dried apricots. I thought of fixing her a salty, iced yogurt drink to help her mask her shock. When I was a child I was told erroneously one day on my way home from school that our house was on fire. Narjis sat me down on the bench in the kitchen and washed my face with cold water. èYour face has been spirited away,' she said. Then she quickly fixed tea for me to drink. I complained, èIt tastes strange.' She replied, èThat's because of your fright.' Was it her embrace or the strange-tasting tea that dissolved the terror in my heart? A perennially terrified child lurks inside me. I felt angry, perspired freely, and beat my head against the wall when Nahla wasn't looking."

Marwa fell silent then. I imagined that her body actually trembled as she spoke. I kept my eyes on my sheet of paper so she would continue her monologue.

"Why was I given this responsibility? My premonitions frightened me. I imagined that Nahla would tug on her hair and tear her gown. Then I thought, èNo, no; I'm merely reacting to my own intense alarm and that of the people around me. That's making me think things will end badly.' Do you know: everyone there is terrified when a woman's scream suddenly rips through an area, emerging from a distant location as if to warn them they will certainly lose a loved one or relative? Consider Narjis' apprehension about her father's death or my mother's wail when she saw the body bag containing my brother. I wonder how the child in me derives guidance for a reassuring explanation of the calamitous images that have been imprinted in my memory since childhood. Suddenly the telephone rang. I hurried to lift the receiver before it could spread alarm. Why didn't I shield myself by appealing to my heritage? Where would the words come from? What should I say? What expressions should I choose? Instead of a bridal procession, I pray that a delegation of women will arrive and rescue me. But then I will be obliged to kiss them, one after the other, twice on each cheek, and we might cross to the left and right sides with three or four kisses. This black cloud approaches me; there will be the familiar words to which I must respond with even more gracious phrases, moist, importunate kisses that would be delivered full-force, not to mention the sun's blaze, our profuse perspiration, and their panting breath against my cheek. Meanwhile she sits, feeling annoyed by the dryness of her tender thighs and legs, choosing an approach that isn't like her. She is evasive, not wanting to know, borrowing the moisturizing cream from me again. That morning she had received a special, therapeutic cream that my brother's wife advised her to use her first night. Nahla and I believe this won't be her first night. At that time, when she suddenly glances at me, I look away for fear I will divulge her secrets. She anoints her skin repeatedly, haughtily displaying her riches without meaning to. Her long neck, her small, milk-white breasts, and the edges of her large, dark, circular nipples emerge casually from the wide opening of her tunic, which she selected for the ease with which it can be removed without damaging her hairdo or makeup. I observe her and hide my trepidation. She has forgotten she's hungry. She doesn't attempt to ask me about anything at all. Why is she with me? Because I'm her friend? Because I'm brown and she's fair? I'm thin and she's plump? Because I need her? Who has helped prepare her party? I may have been bewitched by her, as Narjis says. In spite of myself, I'm tempted by the thought of running away." * * *

My sessions with Marwa continue, although they differ in length, depth of content, and level of response. I have never adjusted to the smoke-laden air of her room. Each time I begin to converse with her, I feel I am forgetting the plan I have taken such great pains to devise. She stands near the closed window, facing away from me, complaining of back pains caused by drying neck vertebrae. I try in vain to jot something down. She keeps going around in circles, trapped inside a certain incident or era, without being able to conclude the narration. She complains that she is suffering from a bad headache and stops suddenly. But I continue recording what she says, remembering what passes through my mind and collecting cassettes of her remarks. It seems she has confronted me with a challenge I don't understand.

"Don't you ever think about the future?"

"What shall I do with that nagging homeland . . . my country, my birthplace, the land of my grandfathers, my roots? Do you realize it needs someone to classify it? I want to describe, draw, reshape, and carve it so I can escape from its bitterness, from my hatred and scorn for it and for myself."

"Why do you grieve then? What happened next?"

"Don't ask me. Those alleys, where houses protrude, giving people names and prescribing their daily routines, seem suddenly blocked and destruction looms. Sunset casts its melancholy across the room's contents. The electricity goes off. Raiding airplanes search for light. We're not a target. No one is looking down on us. The women don't come. We continue to nestle against each other. Nahla, who is halfway through adorning herself, is struck dumb. She collapses against my shoulder submissively. Her cheek and strands of her hair press into the flesh of my neck. The lantern's heat increases and reveals how very close we are to each other. I wish one of the women would take my place and stroke her hair or allow her to cry. I doubt that the quality of my sorrow is adequate. That's always the way it is with me. So I remain silent. They tell me that Sunni women don't slap themselves in despair the way Shièi women do and that they retain their elegance while they grieve. Like the Christians, they style their hair when they attend funerals. They whisper together while their faces remain expressionless and then sip coffee silently. So how do Jews mourn? Suddenly the apparition of a swarm of women replaces me as they begin tearing their free-flowing garments. The light that issues from the lantern appears and disappears at the center of the dance floor to which they descend in the courtyard, as if they have retained a perennial passion for performing. The moment that death calls someone, sympathy inundates them and they quickly gather to play their role again with deftness and skill. There are two circles, one advancing and one retreating. Hair is allowed to flow freely and shaken till disheveled. Abayas fall to the ground, and head coverings are trodden under foot. Bra straps slip and black stockings slide down as women pound the earth to the beat of the elegy. Like a set of Russian dolls, the pain revealed consists of a series of pains nested inside each other. The beat is rapid, and the dance comes in repeated rushes until the women are overcome by the most extreme forms of intoxicating grief."

***

The municipality notified me of Marwa al-Basri's sudden disappearance. No one opened her door the last time I knocked on it, and her name had been removed from the mailbox, replaced by another name that was difficult to read. She had no new address registered at the public records office.

I was paid my fees, even though I had not finished my assignment. I saved her papers, my observations, and the cassettes that were still not transcribed, but devoted a lot of effort to examining one aspect of the case that I treated in depth so I could complete my research project. The number of times that Marwa used words like "fear,""terror,""death," and "nightmare" attracted my attention in a disquieting way.

I finished my study of the other new cases of male and female refugees of different nationalities. In it I presented my appraisal, with which I was satisfied; but Marwa al-Basri's file stuck in my mind. Its contents were left open. Key features of the case suggest a diagnosis of Post Traumatic Stress Disorder (PTSD), and this is a troubling diagnosis, especially given her two failed attempts at suicide. She cannot continue without treatment or assistance.

From èIndama Tastayqidh al-Ra'iha (Damascus: Al-Mada Publishing Company, 2006). Copyright Duna Ghali. By arrangement with the author. Translation copyright 2008 by William Maynard Hutchins. 

http://www.wordswithoutborders.org/article/the-psychiatrist#ixzz49apwOYzP


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LUZ DARY PEÑA [18.776]

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Luz Dary Peña 

Luz Dary Peña Marín Nació en Bogotá (Colombia), en 1960. Socióloga de la Universidad Cooperativa de Colombia, Magister en Análisis de Problemas Políticos, Económicos e Internacionales Contemporáneos de la Universidad Externado de Colombia, cursó la Especialización en Creación Narrativa de la Universidad Central donde fue docente, en el año 2000 participó en el taller que dirigía el poeta Juan Manuel Roca en la Casa de Poesía Silva. En la actualidad hace parte de la Escuela de Escritores Anábasis creada por el poeta cubano Alberto Rodríguez Tosca. En el 2008 alcanzó el tercer puesto en el Concurso Nacional de Cuento Leopoldo Berdella, convocado por El Túnel, de Montería.   


Malestar y espanto

Amanece.        
Baja un ruido desde la oreja.
Duermo a los gatos, sacudo la cama, 
y se asustan las hormigas.                                           
Los pies con manos parecen otro cuerpo.
Ese hombre y yo. 
Ese otro y yo.
Sepulturera, desorganizo los días. 
Sube el agua, baja la espuma, 
se deslizan las cuchillas. 
Los dedos callan, y no saben dónde.
Comulgo en un instante manzanas, 
proverbios, nueces en polvo. 
En los zapatos crecen las uñas. 
Alguien que tiene ojos me ha visto: 
soy la mujer que simpatiza con los muertos 
que a esta hora despiertan.


La mecanografía de los pájaros

En los esqueletos de los pájaros enanos
se va la infancia de este día.
Saint John Perse

Bendigo la gloria del rostro más sencillo,
el desamparo del rostro, el rostro de las contiendas,
los dedos agazapados en todos los idiomas. 
Subasto el sin embargo, los aún, 
los yo, los tú, los él, los ella y los otros,
el cortaúñas más experimentado de la reina, 
tu voz muda, tu voz libidinosa, 
tus paradisiacos ríos en terrenos salvajes,
el miedo a una palabra asociada al hampa 
y a la mecanografía de los pájaros. 
Todo lo subasto hoy, 
desde El Libro del desasosiego 
hasta los nombres descompuestos del agua,
sitios, latidos, trampas, vientos locos, 
las páginas indignadas con los evangelios 
que todavía elogian los hombres, 
los labios que aprendieron a hablar a solas 
para no volver a tatarear las sinfonías de la piedra.


Mudanza

No más de seis han perdido el equilibrio 
en este segundo piso tan alto: 
consumen trago, olvidan todo, les fastidia la lluvia, 
y cuando se van con sueño desperdician su doble nacionalidad. 
Descorro las cortinas que ya no me acompañan, 
el destornillador tiene dos puntas, las uñas ampolladas, 
pesados los húmeros huesos.

Las tijeras se han ido detrás de los sillones 
y no las alcanzo. Si pueden salir sentadas, salgan, 
las aguardo donde se malogran versos y se trastean espejos 
como urnas funerarias, decoración ruidosa, extensiones 
incendiadas, fotografías con el poder intacto 
de las cosas sencillas. 

El recién nacido le niega a su madre una sonrisa, 
la madre se desquita contando historias de islas y miedos 
de pájaro. Si eso no ha sido lo peor para mis pulmones
por qué los inquilinos más fieles excluyen
de sus biografías los insultos.

Aquí, sin ser fantasma la vida pasa por un lado. 
Desarmo la superficie de los enseres, desocupo la pared, 
un reloj sordo, lo agudo inservible, los nombres del gusano, 
el sombrero que no me había detenido a ver. 
Lo demás, ya solo es cansancio.



Por lo pronto

Quiero una casa en el lugar donde está esta casa
y repatriar tu ceniza al territorio que habitaré mañana, 
no quiero que pongas más proyectos en mis manos, 
o que para ahorrar unas cuantas palabras 
te quedes en silencio. 
Quiero para el poeta avergonzado de sus ojos 
la angustia indescriptible que solo razona hacia adentro, 
el azul sin descifrar, médulas con bitácoras, 
más espejos en los sepulcros,
muchos mitos sobre los hijos de Adán. 
Quiero también el corazón del fraile, otro bisturí de hueso, 
una Cédula de extranjería solo con versos tuyos 
y La Montaña mágica de claridad pacífica 
donde estaremos más cerca de cuanto pensábamos decirnos.



Previsión

Ese caballero astuto 
hijo antiquísimo de algún bibliotecario
de momento envejecido en mangas de camisa
acerca sus naipes al fuego. 
Rechazó la patria que a bordo de un tren
le otorgaron por dos semanas para festejar el hurto 
de un elemento, y ahora
con su única voz parodia voces, echa raíces, 
se opone a su semejanza con Prometeo 
y a todo arte inútil. 
En los ojos se le ve el pecado y media luna, 
él y su caballo con la esperanza del reencuentro 
a la hora en que llaman a las puertas. 
La rapidez a ritmo de tortuga, los atributos 
fauna y flora, una llave y siete puertas: para qué. 
Él nunca va a alcanzar a verse clavado en la roca.



Las rutas de su respiración

Aquí están mis ojos, mis manos, mi paso
de ayer por el jardín que ahora yace raso;
te busco titubeando como un extranjero. 
Margarite Yourcenar
                                                                                              
Soy su metamorfosis, y la del aire.
Aún si los hilos desbaratan los puntos 
como si fueran dientes de leche 
y la avaricia de la lana 
con sus espinas vuelve a zurcirlos.

Aquí, donde dicen que está la vida, 
está mi tacto para darte aliento, intuye conmigo 
aires marinos, religiones inciertas, así este mal mundo 
nos diga mentiras, celebremos “Las Derrotas”, 
el ruido, la grandilocuencia del viento.

El verbo se hizo carne y a oscuras nos da la mano, 
el antifaz vuela sin darnos tiempo de saludarlo, 
la gaviota de azufre solar separa sus piernas 
de los ojos que han sido burlados. 
Recoge toscas migas el buen amigo del gato.

Posterior al temible tamaño de las agujas y las venas, 
vigilo las rutas de su respiración, 
les doy vuelta a los dedos, le acerco el agua 
y la siguiente línea. Me pide 
que lo despierte cuando llegue Eloísa con su hijo.

Para Alberto Rodríguez Tosca,
in memoriam


http://www.festivaldepoesiademedellin.org/es/Festival/26/News/Pena.html


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MARTHA CECILIA CEDEÑO PÉREZ [18.777]

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Foto: Javier Requena Raboso



MARTHA CECILIA CEDEÑO PÉREZ

Poeta, historiadora y antropóloga colombo-catalana.   Doctora en Antropología Social y Cultural de la Universidad de Barcelona (España), Magíster en Educación por el Arte y Animación Sociocultural del Instituto Pedagógico Latinoamericano y Caribeño, IPLAC (Ciudad de la Habana, Cuba) y Licenciada en Lingüística y literatura de la Universidad Surcolombiana (Neiva, Colombia).  
 
Es miembro del Centre d'Estudis de L'Hospitalet y de la Academia Huilense de Historia.  Y hace parte de la Asociación Cultural El Laberinto de Ariadna de Barcelona y del Grupo de Trabajo Etnografia dels Espais Publics (GTE- EP) del Instituto Catalán de Antropología. 
 
En la actualidad se desempeña como profesora-investigadora en la Universidad Pedagógica Nacional y en la Universidad Santo Tomás (Bogotá, Colombia).  
 
Poemarios Publicados

Duermevela. Amores, Símbolos y  Muerte. El Samán, Editores, Neiva, 1997)
Amores Urbanos. Parnass Ediciones, Barcelona, 2010
Versos en Claroscuro. In-Verso, Barcelona, 2012
 
Participación en antologías   

Antología Mayor de Poesía Huilense. Colectivo Región y Cultura, Neiva, diciembre de 2009
Tardes del Laberinto, Parnass Ediciones, Barcelona, 2011
Vilapoética. I Festival Internacional de Poesía y Microrrelato de Vildecans. Viladecans, Barcelona, 2011
Voces desde el Laberinto, Parnass Ediciones, Barcelona, 2013
Neiva al filo del Milenio. Academia Huilense de Historia, Neiva, 1993
Historia General del Huila. Academia Huilense de Historia, Neiva, 1996
 Las Culturas de la Ciudad, 1 (Donostia-San Sebastián, 2003)
Quaderns d’Estudi 20. Aportacions al voltant de la immigració estrangera a L´Hospitalet  (L'Hospitalet de  Llobregat, Barcelona, 2008)
Migraciones, trenzando palabras (Universidad de Almería, Almeria,  2009),
Ciudades globales y culturas locales II (Donostia, San Sebastián, 2010)
Huila: cien años no es nada (Universidad Surcolombiana, Neiva, 2010)
HIstoria Comprehensiva de Neiva. Academia Huilense de Historia, Neiva, 2013





Desplomo sobre ti los días escritos 
en el agua 
recreados de agonías cotidianas 
y de versos. 
Arropo tus auroras con incertidumbre de los sueños, 
plenos de locuras de hierba, 
caminatas bajo la lluvia caliente 
de mis besos. 
Viajes por valles y paisajes oscuros 
y colinas de suave vuelo con brújula 
de mi cuerpo, 
sólo para aprehenderse, despacio, 
en duermevela, 
en el abismo de mis piernas y mis silencios. 



*

 
Maullamos con la nariz
-respira mis latidos-
Asaltamos a gritos la piel
-moja mi lengua-
Hacemos agujeros al tiempo
-calienta mi ánima-
Cabalgamos los aleros de la noche
-bebe mi espacio de lagos insomnes-
¿No presagia el goce de los gatos?



*


La ciudad recuerdo 
cabalga despacio 
en los ojos del transeúnte
cuerpo sonámbulo 
deslizándose en las esquinas 
donde habitan los cuerpos soleados 
de los veinte años. 
Entonces la juventud no era 
memoria de una plaza dorada 
por la luz 
ni una paloma en el hombro 
sino una calle diáfana de juegos 
y un rumor de puertas en reposo.


*


La ciudad regurgita
rutinas
conversaciones
sorpresas
lamentos
risas.
Allí se consuman
encuentros
retozos
copulaciones
emergencias
bajo la mudez de los cuerpos
tocados de azar.

En Amores urbanos (Parnass Ediciones, Barcelona, 2010)
 
 
 
        
VOLVER
 
Planeamos sobre los recuerdos
y no hay olores de infancia
ni manos que abrasen el tiempo
ni risas que orienten las
esquinas
sólo calles plenas de cuchillos
y miradas rotas.
Perfiles muertos en la
memoria
y el exacto sentido de ser
intrusos en la Casa.
 
En Versos en Claroscuro (in-Verso, Barcelona, 2012)




VI

No eres tú
aquel de la sombra sobre el muro,
el huido,
el desplazado del viento,
el que un sábado sin nombre
cabalgó el cadáver triste
del horizonte
y encontró una tierra
de estíos perpetuos.
El que cada noche
cena sin lumbre
y ve las risas de los hijos reflejadas
en su cara
y una brizna de luz
que impávida se filtra por la ventana
pese al polvo y a las botas de los golpes
secos.
No eres tú
el nacido en la mar
Poseidón de las rocas
y las algas,
el forjador de utopías con los dedos,
el constructor de casas a prueba
de silencios,
el bucanero de paisajes áridos
y su turbante de acero,
el habitante de los bancos abandonados
de los parques
con sus palomas y sus perros felices.

No, no eres tú
el paseante de calles solitarias
cuya canción quiebra las aceras
y los cuerpos ajenos.
-No has venido hasta aquí
para abrir los ojos
de los huérfanos
ni de los que buscan el agua debajo de
las piedras-.
No hay voces que te nombren
figura sin sombra
y sin palabras.

Publicado en: Francisco Checa y Olmos y Concha Fernández Soto, Eds., Migraciones, trenzando palabras, Edito Caminos en suspenso (con un lamento).




“A L’H

La ciudad se extiende como una sábana
de plomo
con sus largos agujeros verticales.
Todo se confina en su cielo
de roca.
Las horas habitan los trapos
de los balcones
y los bancos de la plaza
y los molinos de viento del subterráneo.
Los días como agujas desfilan
por las calles sin memoria
con el sentido exacto de un tiempo
circular,
arena deslizándose en los bolsillos
rotos.
La ciudad se mueve hacia lo alto
con desespero
para abandonar sus ropas
de matrona añeja
con los ojos cubiertos de sal.”





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GIBI BACILIO [18.778]

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GIBI BACILIO 

Gilbert Bacilio nació en Curaçao en 1950, pequeña isla del Caribe frente a la costa de Venezuela. Poeta y un performer literario prolífico. Estudió filosofía y teología en Colombia y los Países Bajos, antes de concluir estudios en Utrecht en la Academia de Expresión, donde más tarde se convirtió en  profesor de expresión dramática. Actualmente vive en Curazao, donde es muy activo en el teatro callejero, especialmente con el Grupo di Teatro Foro del cual fue director artístico en los años setenta y ochenta. Ha producido y presentado programas culturales de televisión y es un experto en el campo de la literatura oral y la poesía rítmica escrita, género en el que escribe. Sus temas se centran sobre el pasado colonial, los indios, la esclavitud y la posición dominante y ambivalente de los Países Bajos, pero también la ternura y el erotismo se encuentran en su obra. Sus poemas han sido publicados en varias colecciones y revistas y su volumen de poemas Kueru Marka (Carilexis) fue publicado en el 2000.

De las fuentes de su inspiración, escribe: "…Cuando era niño, mi abuela me contaba historias que tenían que ver con la historia y la cultura de Curazao. Por ejemplo, las historias sobre la araña Nanzi traída de África, la vida en las plantaciones durante las rebeliones de los esclavos, la esclavitud, los mitos africanos y los contactos con los antepasados. Esto ha inspirado y todavía me inspira y ha encontrado su camino de regreso a algunos de mis poemas…”


Traducción de Sidney Joubert
http://www.festivaldepoesiademedellin.org/es/Festival/26/News/Bacilio_.html



No tengo miedo

Ocupa mi tierra fértil
Entra violentamente en mi granja
Confisca mis herramientas agrícolas
encadena mis manos

No tengo miedo
No tengo miedo de nada

Roza nuestras tierras sembradas de sorgo, auyamas, frijoles
Quema mi valla de cactus columnar
Envenena los pozos de agua dulce
Roba todos los animales domésticos

No tengo miedo
No tengo miedo de nada

Esparce polvo de engaño y truco
Intimida a todos los trabajadores
Levanta calumnia, falso testimonio
Divide para seguir reinando

No tengo miedo
No tengo miedo de nada

Vende terrenos con compinches de otros lares
Establece empresas con objetivos dudosos
Pon fin a la producción de alimento propio
Abre mercado para quienesquiera que quieras

No tengo miedo
No tengo miedo de nada

Importa a tu antojo
sin ley, sin acuerdo ni control
latas oxidadas, comida envenenada
sigue propagando que nosotros no podemos

No tengo miedo
No tengo miedo de nada

Manda a lobos disfrazados de corderos
Que se sientan a comer juntitos con sus cómplices
Ríen, gruñen, exhiben sus dientes de oro
Tapando la cara con las manos

No tengo miedo
No tengo miedo de nada

Quémame la cara, ciérrame la boca
Intimida a mi mamá, mi papá, mis hermanos
Rómpele la pierna al valiente luchador
Corta la lengua atrevida del poeta

No tengo miedo
No tengo miedo
No le tengo miedo a ningún carajo!



Integrémonos 

Indio...indio...
Indio, ¿dónde estás?
¿Dónde estás?
Estabas…, estabas…

Estabas aquí
Te fuiste
Estabas aquí
Te fuiste, te fuiste...

Sorprendieron al indio con cañonazos
Atraparon al indio con botas de piel
Cortándole, abriendo heridas
El indio se volvió esclavo
Esclavo de piel roja

Indio, indio
Indio, ¿adónde te fuiste?
¿Adónde te fuiste, adónde te fuiste…?
‘‘Aléjate, aléjate de aquí,’
te ordenaron
‘¡Baja los ojos, agáchate
dobla la espalda, toma la carga pesada!’
El indio no quería
El indio no podía
Su ágil y armonioso cuerpo
acostumbrado a la pesca y la caza
sucumbió, se desmoronó
se desintegró y se hizo polvo

Indio...polvo
Polvo...indio
Indio...polvo...

El polvo del indio se volvió africano
arrancado de la matriz de África
cortado del pueblo del Zombi y la araña Anancy
echado a las costas de las islas del Caribe

Africano,
Africano, ¿dónde estás?
Reemplazaste al indio
que sufrió, que se desmoronó, que se murió
Has levantado bloques de roca
que despedazaron el orgullo del indio
Has arrastrado piedras afiladas
Has atajado la fantasía indígena
Has trabajado rocas masivas
para construir casas coloniales
Has cavado pozos bajo un sol infernal
que se convirtieron en cuevas de tesoro
y tumbas de tu propio esqueleto.

Africano, africano
africano, ¿adónde te fuiste?
Te fuiste al campo para servir a tus amos
que abusaron de hombres y mujeres
Te fuiste al campo a sembrar semillas del cielo de tus amos
Que se convirtió en tu propio infierno.
Te fuiste al campo
para que en las noches oscuras
conteniendo el aliento
recordaras con tristeza y alegría
el tambor de tu existencia.
Seguiste recordándolo, recordándolo

Lo troncharon, lo troncharon
Troncharon al indio
Troncharon al africano
Nos erradicaron
de nuestro suelo
Achicaron
nuestra agua, nuestro aire
Taparon
nuestro sol
Usurparon y arrancaron
La sangre siguió fluyéndose
La sangre siguió chorreando
Por el cuerpo del indio
Por el cuerpo del africano
Por el cuerpo de los hijos de los esclavos

Africano... indio
Indio...africano
¿Dónde están?
¿Adónde se fueron ustedes?
La sangre y el sudor del 
africano e indio se mezclaron
se enredaron con semen blanco
creando al antillano
Antillano Caribeño

Antillas...Antillas...
Yérganse
Alcen la cara
Dejen la introversión
Amarren los cordones umbilicales
Y dejarán de arrojar sangre

Ahí está Curazao
Mira Aruba
Ahí viene Bonaire
Bienvenido San Martín
Mira San Eustaquio
Con su hermano Saba
Ya vienen las Antillas

¡Mira el Caribe
Todo el Caribe
Con el mismo pasado
Con la misma historia
La misma opresión
La misma lucha!

Curazao
Antillas
Caribe
¡Unámonos
Formemos un todo
¡Integrémonos!



Cuidado con las ratas

Cuidado, cuidado, cuidado con las ratas
Cuidado, cuidado, cuidado con las ratas

Visten ropa marrón de terciopelo
con guantes amarillos y corbata roja
Se sientan a discutir
objetivo amarillo, objetivo rojo
rumbo azul, rumbo marrón,
Marrón, azul, amarillo, rojo, verde
Marrón, azul, amarillo, rojo
Debajo de ropa de terciopelo
Sí, debajo de la ropa de terciopelo
hay un corazón morado
morado, morado, morado, por el capital

Plata, plata, plata, plata
Plata, plata, plata                                    

Cuidado, cuidado, cuidado con las ratas
Cuidado, cuidado, cuidado con las ratas

Se sientan, se hartan, beben, discuten
Una pata encima de la mesa
la otra debajo de la mesa
pellizcan, pican a las otras ratas
para causar embrollo
para estorbar la decisión

Cuidado, cuidado, cuidado con las ratas
Cuidado, cuidado, cuidado con las ratas

Su meta no es el pueblo
Su meta no es la información
Su meta no es la formación
Lo que aspiran es la división
La bolsa, la bolsa, sí su bolsa rebosante
La bolsa, la bolsa, sí su bolsa rebosante

Pero, cuidado, cuidado, cuidado con las ratas
Cuidado, cuidado, cuidado con las ratas

Si el viento sopla hacia el oriente, allá van
Si el viento sopla hacia el occidente, allá van

Si un grupo quiere bandera
Banderas tendrá
Si un grupo quiere ametralladoras
Ratatatatatata

Cuidado, cuidado, cuidado con las ratas
Cuidado, cuidado, cuidado con las ratas

Se sientan a hablar chismeando
se agachan, se inclinan
Dicen que sí, dicen que no
ni carne, ni pescado
Se agachan, se inclinan
se esconden bajo la mesa
lamen aquí, lamen allá las patas de la mesa
de la mesa redonda
lamen, chupan, arrancan, muerden
las patas de la mesa, de la mesa redonda
la mesa se tambalea, la mesa se sacude
la mesa se tambalea, la mesa se corrompe

Pero, cuidado, cuidado, cuidado con las ratas
Cuidado, cuidado, cuidado con las ratas
Ahuyéntalas, échalas
Corre a los rateros
antes, mucho antes de que ya sea tarde.



El Gran Juego

No más había cultivado mi tierra 
formado mi familia caquetía
cuando los españoles penetraron en mi conuco 
adueñándose de todo
1499…1499

Yo era indio
indio caquetío
Ahora soy español
Indio-español

No bien me había mezclado con sangre de Castilla 
cuando los holandeses irrumpieron
corrieron a los españoles
se sentaron a la mesa
se arrojaron a la cama
adueñandose de todo
1634…1634

Fui indio
indio caquetío
Ahora soy holandés
indio hispano-holandés

Pero, ay de mí,
no bien me había acostumbrado
al habla y andanza del holandés
que meten en mi conuco
a hombres y mujeres encadenados
hijos de África
Esclavos!

Mamá, los esclavos somos como gallinas
Nos venden a dinero contante

Fui indio
indio caquetío
Ahora soy africano
indio-hispano-holandés-africano    

Bajo el yugo multicultural
he sabido erguirme
crear una nueva lengua
formar una cultura colorida.
he sabido procrear hijos ricos
ricos en experiencia 
sabiduría
paciencia.

No más había empezado a aceptar
el nuevo hombre que soy
cuando trajeron a cinco más:
Aruba, Bonaire, San Martín, 
Saba y San Eustaquio
Decidieron por nosotros:
‘Ustedes son seis hermanos! 
Seis rocas en la mar 
Seis familias alejadas
Seis bajo una corona
la corona holandesa
Seis en una Antilla
Antilla Holandesa’

Fui indio
indio caquetío
Ahora soy antillano
indio-hispano-holandés-africano-antillano.   

No bien había comprendido
que somos seis hermanos
cuando Aruba golpea contra la puerta:
‘ Status Aparte 86
Independencia 96.
Mesa redonda...Mesa rondó
Redonda Rondó
Redonda... Rondó 
Mesa… Holandesa

La misma Holanda
sentada en un alto pedestal
riéndose entre dientes
tirando los dados en la mesa
Seis! Seis! 
Seis menos uno son cinco
Cinco menos uno son cuatro
Cuatro menos uno son tres
Tres menos uno son dos
Dos menos uno queda uno
Uno menos uno, uno menos uno, uno menos uno...’

Éramos seis
Ahora somos cinco
¿Seremos cuatro, tres, dos, uno...?

¿Cada uno irá en busca de su destino?
¿Cada uno sobre su propia roca?
¿Cada uno con sus aguas territoriales,
su propio himno, su bandera.
su idioma, su ortografía, 
su moneda?
¿Cada uno con sus propias leyes, 
su lucha, su fin, su victoria?

¡Ay de nosotros, hermanos!
dame un poquito más de tiempo
para observar mi cara en el espejo
sentir el aliento
sazonar mi nueva sangre
para saber quién soy
para saber quién eres tú

Hermano Aruba, dame tu Dande
Bonaire, ven a cabriolar conmigo con tu Simadan

¡Dame la mano!
¡Dame tu brazo!
Salgamos de esta cueba del cangrejo
El caimán se ha preparado ya
para inventar otro gran juego
para dejarnos mal parados

¡Despierta! Yérguete hermano!
Unámonos en una Gran Marcha
contra el gran juego de dados
contra e juego de policía y ladrón
contra las manos de Poncio Pilato

¡Despierta! Yérguete hermano!
Unámonos en una Gran Marcha
Marcha por Justicia
Igualdad, Libertad, Soberanía
Soberanía para todos nosotros
¡Te dije que irguieras Hermano!
En el mundo entero
los hermanos
nos esperan





-

MARISOL BOHÓRQUEZ GODOY [18.779]

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MARISOL BOHÓRQUEZ GODOY

Nació en Santa María, Huila-Colombia, en 1982. Estudió Administración de Empresas en la Universidad Surcolombiana, Ingeniería Industrial en la UNAD y Especialización en Gerencia de la Salud Ocupacional en la Fundación Universitaria del Área Andina. Ha participado en concursos literarios convocados desde España y sus microrrelatos han sido publicados por la Editorial Letras con Arte en las antologías: “Fuego, aire, agua y tierra” y “La mar y sus gentes”.

La Editorial Común Presencia publicó su primer libro La soledad de los espejos en enero de 2016.Actualmente escribe poemas y ejerce su profesión como Ingeniera Industrial.




Del libro “La soledad de los espejos”



La enfermedad de las horas

¿Cómo podrían las horas calmar su dolor?
Llevan sobre sus espaldas excesiva culpa.
De cada segundo sepultado,
del tiempo de la oruga que ha pasado en vano
porque nadie comprende el vuelo de la mariposa.
De la estación de la rosa,
que abre y cierra sus pétalos al viento
derramando inútilmente su fragancia
mientras la mano desgarra su corola
o el invierno arrebata sus matices.

Como palabras escritas en el papel
que bajo el agua se diluyen y escapan
formando un solo universo líquido,
son las doce bailarinas del reloj
un océano de historias desechas
que arrastran al hombre en un barco a toda vela.

¡Pobres enfermas que sufren!
tras la herida del amor –perfecto crimen–
y las huellas de otras guerras que se luchan.

La vida, no es más que el vibrante latir
de las horas que esquivaron sus males.



La cárcel es mi cuerpo

A Thaliana

Huyo de mí y de mi origen...
encerrada en este cuerpo
quiero evadir las formas naturales que me integran
y escapar en contra del viento para hallarme libre.

A cinceladas transformar esta imagen ajena
que me nombra
para convertirla en mi propio territorio
y andar por él sin sentir que soy extraña.



Refugio

Fui dejando escapar todos mis días
a través de las profundas grietas cavadas en el tiempo
como el agua que se filtra entre las rocas.

Así me oculto de la vida…
Bajo la risa suspendida del ocaso
soy desierto sin piel
que busca refugio;
un soplo del viento
que integre de nuevo mi imagen de arena.



Tiempo

Los segundos,
como flecha disparada,
dejan huellas profundas a su paso.
Abren oscuros abismos
y nos sumergen hasta el fondo
de donde no es posible el regreso,
ni siquiera el reloj podría en su jaula detener
su acelerado ritmo;
son fugaces demonios…
que al compás de su música
desangran la vida.



Recuerdos de infancia

¡Ah que grande es el mundo a la luz
de las lámparas!
¡y que pequeño es a los ojos del recuerdo
Charles Baudelaire

Antaño, las grandes aves surcaban el cielo
sobre nuestras cabezas,
asemejaban grandes espadas desafiando el viento
y en cada aleteo vibraba cada árbol
y cada pensamiento.

Hoy volamos desde arriba en un pájaro
–jaula de seres humanos–
cabalgando grandes alas de metal frío
que parecen mutilar el aire.

Puedo ver blancas nubes,
bellos campos sembrados de algodón
extenderse a lo lejos evocando la vida;
y otras, espesas, grises, colgando del cielo
como el hollín en la vieja cocina de mi infancia.

Huele a brasa y a ceniza
y el humo parece dibujar en mi mente
vagos recuerdos que en el horizonte se destiñen
bajo el ojo cegado y amnésico del tiempo.



Noche

Todo se ha detenido:
las horas de los hombres que duermen,
las alas de los pájaros que hallaron el nido
y el rayo de sol que vi partir tras la tarde.

Sombras misteriosas inician su danza,
festejo nocturno,
luto del espejo,
que niega la existencia.



Pudor

Mirarte…
y más eterna que la roca
habitar tu silencio
–innombrable morada–






La soledad de los espejos de Marisol Bohórquez Godoy

Por Amparo Osorio

Desde una línea invisible que simboliza la fuga, pero de igual manera la aprehensión de la palabra herida, Marisol Bohórquez traza en el magma de La soledad de los espejos, el instante hecho grito en el que se asoman las fibras más temblorosas de sus interrogaciones metafísicas.

Pero, ¿cuánto de mí se ha escapado contigo
que ya no reconozco mis pasos?

Nos dice en uno de sus versos, y en esta pérdida, de sí, del otro, a través de sus atmósferas íntimas que se convierten en eje central de este libro, vemos cómo la autora va ondeando las banderas de los intrincados e inexplicables caminos del amor, logrando un exquisito equilibrio de alteridades, que nos recuerdan desde su voz que cada imagen, cada pregunta, o cada desgarradura, significan también una alegórica puerta hacia el reencuentro de nosotros mismos.

Cuando el silencio parece consumirlo todo...
algo dentro de mí sigue fluyendo.


DESVARÍOS

Sueños de espuma devorados por el tiempo,
recuerdos que destiñen palabras nunca pronunciadas
y que traen tu voz
como la pesadilla del amor que me busca.

¿Es la muerte que me llama
al otro lado de esta angustia?
¿O la vida
tratando de encontrarme entre las piedras?


AMANECER

La noche no está lista para morir…
El sol viene a secar sus lágrimas,
lágrimas que aún palpitan sobre el césped.


EL VIENTRE VACÍO

Desde las entrañas, un grito mudo rasga el universo
llanto de vida que se arroja al mundo en mil pedazos

La semilla que sembramos deja de aferrarse
sangrante se desprende de mi cuerpo y muere.


LA CONDENA DE LOS AMANTES

Para no huir de tus brazos al caer el sol
para no resignarme al escape inevitable de tu cuerpo
continúo acariciando el cadáver de la noche.





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JORGE LANDABURU [18.780]

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Jorge Landaburu 

(Buenos Aires, Argentina 1950). Narrador, poeta, ensayista y periodista. Ha publicado entre otros títulos: Pinos Verdes (poesía, 1966); Se lo tragó la tierra (novela, 1985); Una alternativa en la historia. Frondizi: del poder a la Política (ensayo histórico, 1999); Argentina: El imperio de la decepción (ensayo de crítica cultural, 2001) y La caída del Cielo. El cristianismo posmoderno y las herejías de la New Age (ensayo de crítica cultural, 2007). Sus textos han sido incluidos en distintas antologías. ‘Negro el 22’ integra el volumen Siete medios para el mismo fin de próxima aparición.



Negro el 22

Número de ruleta (Gracias, Jesús) color
de presagio: se llamaba Negro el 22
aquel puesto (Gracias, Virgencita
de Luján) en la estación
de Villa del Parque, una barra
y media docena de banquetas
enclavadas de punta al piso de mosaicos
y rígidas bajo techo, quién sabe,
iluminado con tubos
fluorescentes y un gaucho
(cara blanca, luz pálida, vuelto
empresario gastronómico con el curso
de los años, en algún repliegue
de la secreta curvatura
del tiempo) que desde
el amanecer, desde lo que sucedía
en el arranque de cada jornada
porque el tiempo
entonces (precisamente) era
curvo, cuando los trabajadores
partían con los ojos pastosos
y rígidas las caras en el tren y tantos
dolores (Gracias, Jesús) casi reparados
y recuerdos pasajeros
como el mal
aliento
si bien algunos antes
iban al Negro el 22 y pedían
(no todos) café
con leche
(Gracias) siempre que aquel gaucho
de cara pálida por la luz blanca
de los tubos y oscura por la piel
curtida contra (a contrafavor de
todos) los vientos y soles del país, cara
de tranquera cerrada, de espuelas
con óxido, a tiempo
preguntaba (orden al revés,
ladrido) si querían ¿Para qué darle
más vueltas a la cuestión
de la esperanza, piensa una lectora
dantesca, si ya cruzamos
esa puerta y sólo queda distinguir
a qué círculo fuimos
destinados? Quisiera saber menos
y comprender algo mínimo: ser pobre
consiste en estar donde
no se quiere, donde nadie
puede quererlo y viendo cómo llega
el que rebota cada mañana, el rebotante
que arrastra los pies y lanza
un continuo pedido de perdón
porque se dio contra un pasajero
una baranda un poste del alumbrado
público: Gracias, Virgencita de Luján, dice
abrazando un sostén de paso
un pasajero inmóvil cualquiera de las cosas
incomprensibles que reposan
obstinadas en preservarlo vertical
y en movimiento hacia la barra
del Negro el 22, gracias, gracias,
y llega, se derrama
(Gracias) sin reconocer a nadie
y temblando de pies
a cabeza Que el tiempo sea curvo
no quiere decir que sea
redondo (circular), bien puede
traducirse como un resorte
que alguien (Gracias,
Jesús) estira desde los extremos
insondables para la comprensión
humana, y como somos
cada día más (Leí que dentro de poco
vamos a llegar a los ocho mil
millones) se deduce
que bien puede resultar un resorte
en expansión, una espiral
si cada día
es mayor
la cantidad de almas en pena
habitantes del planeta que amanecen
aunque lo hagan como aquel alcohólico
que rebota y tiembla
y se derrama en la barra
del Negro el 22, allí donde el gaucho
gastronómico sirve un vaso con ginebra
y lo posa al alcance Ahora busca
el pañuelo inmaculado en el bolsillo derecho
de su ropa de trabajo (Un mameluco lleno
de bolsillos, piensa
la lectora del Dante) y opera
el milagro: desdobla
el cuadrado de tela y lo sujeta
por dos puntas en diagonal
y lo estira y lo enrolla
y se lo pasa por el cuello para probar
a conciencia El rebotante tiene miedo
de que algo cualquier cosa
en la nuca bloquee
impida (Gracias, Jesús) obstaculice
el deslizamiento del pañuelo
arrollado, y por eso prueba, extiende
varias veces
un brazo mientras encoge el otro
alternadamente, sujeta con energía (La cual,
estimado colega, habilita
la superación del temblor) las puntas
del pañuelo elegidas en diagonal
para la maniobra, hasta que toma
con la mano derecha y la punta
que le corresponde el vaso
lleno de ginebra
y mantiene encogido el brazo izquierdo
(con la punta opuesta del pañuelo
en el puño) para que sirva de contrapeso
a esa especie de polea, si bien
cuando tira con el brazo iz­quierdo para alzar
con el derecho la bebida
nota que se vence el eje
del dispositivo, su cabeza, y que
de seguir tirando va derechito
a clavarse en el mos­trador  Te ayudo,
dice el gaucho gastronómico, yo sostengo
la cabeza (¿Aceptará el alcohólico
que lo asista un converso?), y entonces
acepta el socorro (Gracias, angelito
de la guarda) y tironea con el brazo izquierdo
hasta que la bebida llega a la altura
de su boca y una vez en posición
alarga el labio inferior
y la vuelca lentamente (en eso
que parece una canaleta
pantanosa), cierra los ojos y traga
con ruido, y al terminar suspira y con
una seña pide al gaucho
la se­gunda dosis
así el temblor, dice (argumenta) termina
de remitir (Gracias, Eva Perón en los Cielos,
almita buena) mientras la dantesca
repite que para ella quedó
vedada hasta la más mínima
comprensión y se aleja (toma
distancia) sin advertir
que ha visto (funcionando)
uno de los mecanismos del mundo.


Un compañerito de jardín de mis nietos

Un compañerito de jardín de mis nietos mellizos (de Ernesto y Amadeo, que tienen cinco años recién cumplidos) creyó verlos por la calle y lo comentó con su mamá. Así que la señora, como siempre es bueno poner en duda las palabras de los niños, dijo distraídamente:
            –¿A los mellizos? ¡Qué bien!
            –A los mellizos no –replicó el chico–; a Ernesto y Amadeo.
            –Claro –insistió la mujer–. Viste a tus compañeritos de grado, los mellizos…
            –¡No, mamá! –exclamó el pibe casi a los gritos– ¡A Ernesto y Amadeo, que iban en un auto…!
            La madre entonces desplegó el consabido bucle barroco (y didáctico hasta la náusea) para preguntar en voz baja y de modo silabeante:
            –Muy bien. Veamos: ¿quiénes son Ernesto y Amadeo? ¿No son los hermanitos mellizos que van con vos a la escuela?
            –No –concluyó el hijo–. Son esos dos que tienen la misma forma.

        
   ­
Dolores

Camino por el barrio del Congreso y me digo una vez más que abundan las historias que siguen después del final, y por inercia, aunque no estemos educados para continuarlas.
Entro en una farmacia casi vacía. El vendedor despide al tipo que primero veo de espaldas y luego de frente, cuando se dirige hacia la puerta de salida. El vendedor ha dicho que no tiene, que no puede llevárselos porque se acabaron, y cuando el hombre gira comprendo que es un homeless, un hombre maduro, un miserable sucio y harapiento, de andar vacilante y con ojos de locura. Se va. Yo miro al farmacéutico y pregunto qué había sucedido. Responde que nada fuera de lo común, que aquel homeless caía siempre por el negocio para pedir muestras gratis, esos remedios de propaganda que dejan los laboratorios. Insisto: quiero saber si está enfermo. Entonces el farmacéutico, sonriendo, responde: De ninguna manera. El tipo sólo viene a buscar analgésicos.


De boca en boca

Como dos señoras gordas, bienpensantes y llenas de nobles intenciones, hablábamos con un amigo de la conveniencia de mantener y elevar la educación en general, hasta que un tercero entró y dijo que otro, a raíz de lo mismo, hizo un aporte de interés. Silencio. Cuando en la Policía implementaron el pago de los sueldos a través del sistema financiero, prosiguió el intruso, el aportante ausente habría dicho que un cana tomó su cheque y se presentó en la ventanilla del banco, donde el cajero le dijo que estaba todo bien y que lo firmara al dorso. El tipo quedó rígido. Al dorso, insistió el cajero, ¡al dorso!, pero el policía siguió como si nada, hasta que el cajero se dio cuenta y tradujo: Firme al dorso, atrás, ponga una firma atrás y le pago lo que corresponde…
Tres o cuatro días después jugaban un clásico en Avellaneda y el cana recientemente ilustrado tenía que controlar una de las puertas laterales de la cancha, donde habían puesto vallas metálicas. Pero la presión de la gente era insoportable. Y como los más audaces estaban a punto de saltar el vallado de contención, el cana se puso a recorrerlo pegando golpecitos de advertencia con su garrote mientras decía con voz aguardentosa y cuartelera: ¡Al dorso, señores, al dorso! ¡Permanezcan todos al dorso…!




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DALMIRO GERARDO GARRO [18.781]

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Dalmiro Gerardo Garro

Dalmiro Gerardo Garro (Villa Dolores, Córdoba 1970).



DRIFTER

En la biblioteca
clasificando libros de poesía que probablemente
nadie leerá,
a casi 40º de sensación térmica,
hidratado merced a sucesivas tasas de hierba mate
en saquitos marca La Hoja,
fenómeno físico-químico-biológico
que deviene
en antiestéticas aureolas de transpiración
en mi remera.
Escuchando Continental Drifters. 




OFICINA PÚBLICA

Ir a una oficina pública
tres mujeres
dos sentadas hablando domesticidades
que nada que ver con el quehacer de la repartición
la restante atendiendo de mala gana,
a media máquina,
con cara de “me chupa un huevo sus problemas y sus papeles”,
cuatro personas en la cola
yo incluido
y una quinta que se agregó después
fastidiados,
acalorados,
consultando la hora que marcan nuestros respectivos teléfonos celulares,
aguardando pasivamente con resignación
la llegada de nuestro turno.
Las dos mujeres del otro lado del mostrador inmutables
continuando la conversación pero ya sobre otro asunto tan ajeno al trabajo como el anterior
una de ellas petrificada su mano en el mouse de la compu,
la otra ni siquiera eso,
indiferentes ante la mirada juzgante y los comentarios insidiosos de la mujer que me precedía en la fila,
utópico pensar en recibir un mínimo más de información que la estrictamente necesaria para que la gente se vaya más o menos conforme,
llegar el turno, decir “buen día”, 
recibir como respuesta un casi imperceptible 
movimiento de labios 
breve trámite,
respuestas poco satisfactorias pero algo sí,
salir pensando en las otras cosas para hacer 
en la mañana,
y sentir ese extraño placer al retirarme de la oficina al ver como la fila ya había crecido a nueve personas. 





http://alpialdelapalabra.blogspot.com.es/ 


 .

ÓSCAR CORTÉS TAPIA [18.782]

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Óscar Cortés Tapia 

(Chilpancingo, Guerrero, 1960). Escritor mexicano.
Óscar Cortés Tapia es licenciado en Lengua y Literaturas Hispánicas por la Universidad Nacional Autónoma de México, y estudió la Maestría en Letras Mexicanas en esta misma institución. También es licenciado en Derecho por la Universidad del Valle de México.

En 1987, mientras hace sus estudios de literatura, imparte clases en colegios particulares. Al año siguiente aparecen sus primeros textos de creación en la revista Punto de Partida.

A partir de 1990 colabora en varios periódicos de la Ciudad de México y en revistas nacionales y del extranjero. En la revista Ruptures, de Quebec, le publican el poema "Don Panchito", el cual es traducido al inglés, francés y portugués.

Entre 1996 y 1997 pertenece al colectivo artístico El Erizo de Arquíloco, cuya propuesta era un arte neoingenuo, inspirado en la píntura naif y la poesía en bruto.

En 1998 obtiene la beca del Fondo Estatal para la Cultura y las Artes de Guerrero, en el rubro de Creador con trayectoria.

Entre los reconocimientos que obtiene destacan el Premio Punto de Partida 1990 en Cuento y el de 1992 en Poesía; así como el Premio de Poesía Gabriela Mistral 2000.

En 1998 publica el libro de cuentos intitulado Breve espera, y en 1999 la antología Su inútil servidor, Margarito Ledesma (antología mínima de Leobino Zavala).

Cortés Tapia se ha inclinado por la poesía. Entre sus libros están Voces como silencio (1995), Tierra de palabras (1996), Cuaderno de iluminar ausencias (1997), La misma pluma (1998), Elogio de El Santo y otros poemas (2001), Elogio de lo baladí (2004) y Las hijas pródigas (2011).

En Noviembre de 2012 gana el Certamen de Poesía Demiurgo, convocado por la editorial Valentia Autores, de España; y en julio de 2013 la Universidad del Valle de México le otorga el premio Lince de Oro.

Desde 1988 ha colaborado en periódicos mexicanos y en revistas literarias impresas. Actualmente lo hace también en revistas literarias virtuales.

Entre 2013 y 2014 condujo los programas radiofónicos en línea ¿Te cuento un libro? y Déjame que te cuente, los cuales se transmitieron a través de Ciudad Radio Mx.

Desde el 22 de noviembre de 2013 es presidente de la Corresponsalía del Seminario de Cultura Mexicana en Chilpancingo.

Bibliografía

Voces como silencio, México, Asociación Guerrerense de Profesionistas y Técnicos / Raíces Surianas, 1995, 44 pp. ISBN 968-7532-00-9
Tierra de palabras, México, El erizo de Arquíloco, 1996, 36 pp. Sin ISBN.
Cuaderno de iluminar ausencias, México, El erizo de Arquíloco / Sigma, 1997. Sin ISBN.
Breve espera, México, Mixcóatl, 1998, 20 pp. Sin ISBN.
Su inútil servidor, Margarito Ledesma (antología mínima de Leobino Zavala), Guanajuato, H. Congreso del Estado de Guanajuato / Universidad de Guanajuato, 1999. 108 pp. Sin ISBN.
Elogio de El Santo y otros poemas, Toluca, Universidad Autónoma del Estado de México / La tinta del alcatraz, 2001, 68 pp.ISBN 968-835-654-9
Elogio de lo baladí, México, Mixcóatl, 2004. 16 pp. Sin ISBN.
Las hijas pródigas, Chilpancingo, Ediciones Tarántula Dormida, 2011. 32 pp. Sin ISBN.



Elogio del vuelo enclaustrado

Estas manos
no firman decretos
no cultivan rosas
no dirigen naciones
no amasan harina
no levantan muros
no matan tiranos
no arreglan relojes

Y las amo
Ellas tañen a la Necesaria
Arrancan de su garganta sedas guturales
Con papilas imposibles la catan de punta a punto final
Y en el colmo de la magia
transforman sus ojos en avellanas líquidas

Las amo también
por otros prodigios

Frente al liso dominio de la pared
conducen animales oscuros, domésticos
hacia un Arca de Noé que no sabe de caídas

Su muda semántica da la misma carne
al retorno
al presente
lo cercano

En la noche de mi habitación
atrapan la tenue luz de una plegaria
La ciudad y sus filos
se asoman humillados
y giran alrededor del breve sol de Dios

Hay momentos en que estas manos
destinadas a concluir mis muñecas
se convierten en puños de alegría
Y el ademán las enclaustra

Su genética es de alas
Deberían volar



La suerte de la ceniza

Eres una palabra en un índice
Jorge Luis Borges

Querido poeta
Hermano menor en la antología
Padre de versos menospreciados:

El río numerable de los años
perdió la memoria de tu dicha casera
y de tu gran dolor, universo que cabría en un puño distraído

Los dioses te negaron la gloria de las tesis profesionales
de las biografías autorizadas y las mesas redondas
de las calles y las bibliotecas
de los premios literarios con tu nombre

Oscuro hermano
poco sabemos de ti

Que amaste a una sola mujer
Que siempre tuviste el mismo número telefónico
Que una tarde escuchaste al ruiseñor

No lamentes tu pobre fortuna
Si los dioses dieron a otros la luz de la gloria
ésa que escanea y deteriora el perfume de la rosa venerada
contigo
contigo han sido piadosos

tuyo el sino de la referencia onomástica
Tuya la suerte de la ceniza
Que no da luz
mas conserva el calor de la otra orilla



Cursi

¿Cursi yo?

Cursi la noche de Cancún, imitadora no oficial de tus ojos
Cursi el hilo de grana, tibio símil de tus labios

Y el trinar de sinsontes que suplanta los arpegios de tu voz
Y las bíblicas gacelas, hologramas humildes de tus pechos

¿Cursi yo?

Cursi tú
Dueña de prodigios


AL PROCURADOR EN LA ÚLTIMA FATIGA

Judas, Judas Tadeo
Abogado de la segunda instancia
Procurador en la última fatiga
Que tu voz se apersone pronta
y represente mi talada esperanza
Que tu escrito inicial demande
las prestaciones que lo adverso me niega
Que tu vía sea idónea
y que Dios no te reconvenga

Construye bien el agravio
Elige cuidadoso el silogismo
Fundamenta con las tesis de la Providencia

Opón
si es necesario
el ruego y otros recursos

(Por si acaso
tendremos el amparo de María)




ELOGIO DE EL SANTO Y OTROS POEMAS 
ÓSCAR CORTÉS TAPIA



REGRESO 

Tan leve, 
tan simple mi madre: 
trascendental 
como hoja de limón, 
como salmodia del palomar. 

Qué rasposa su ternura. 
Qué gran óxido su sombra. 
Qué de ausencias. 

Ah, la paradoja tiene cinco letras. 

En su aire de jacaranda agotada 
encuentro la fogata de otras horas, 
de otras verdades. 

Deseo el regreso definitivo: 
que su vientre 
ya muerto 
sea mi tumba. 



Fotografía del niño conejo

Día especial en tu planeta de claroscuros
La danza lo celebra 
Tus giros y saltos, saltos y giros de paño blanco, 
son prodigio contra el polvo en el corazón 

(Miríadas de miradas 
plenas aplauden pautadas 
el paso a paso pausado: 
el peso sin piso, alado 
Tará tará tarará) 

Ah, Niño Conejo, 
la Muerte no disfrazará esta danza: 
un diamante de frondosas ramas 
da de beber fuego al tiempo que no ha de transcurrir



La hora

A la hora del colibrí,
que a las flores musita adagios contra la gravedad,
mi madre cose un vestido blanco
para la Noche de Año Nuevo
Al tiempo de su labor
trae voces amarillentas, rostros arrinconados:
polvosas ramas de la sangre

Ocurre
En sus palabras,
en sus manos
avanza la ira
A paso de cuchillo. A paso de fuego

A la hora del ciempiés,
que cruza el puente de la tarde,
mi madre arroja el doble filo de su corazón
a la nuca del incendio

A la hora del murciélago,
que hilvana giros en el amate,
mi madre termina el vestido

Hay silencio en sus ojos,
un hondo silencio,
y la casa
-lo que de ella queda-
lentamente
se alza de los rescoldos




ELOGIO DE EL SANTO 

Primera caída 
(Elogio del tiempo antiguo) 

En medio de nuestra angustia, 
más vasta que la noche, 
la hora del arma que apunta a la ciudad 
te vestía con la rara estirpe del héroe. 
Te anudabas la máscara 
de quien navega bajo tormenta y sabe salir entero, 
y corrías en tu auto deportivo 
de un ring con criminales de feroz libreto 
a otro: 
calles, solitarias casonas, enlonado de asfalto; 
ibas del llaveo precioso por preciso 
a la amenaza oculta en la guarida de las sombras. 

Te anudabas la máscara 
y la plata argumental de tus puños -irrefutables
machacaba sofismas del ladrón y el vampiro, 
del hombre lobo y el desquiciado científico. 

Te anudabas la máscara 
y la alada plata en vuelo de los topes suicidas 
eclipsaba el sol negro del Mal. 

Poca cosa eran las balas 
en busca del nido de tu pecho; 
poca cosa 
el puñal y su instinto trapero. 

Mayor peligro había 
en la soledad y sus venenos, 
en la mujer 
que con lenta lengua se mojaba los labios, 
como promesa de la trampa deliciosa. 

Pero tú, 
semidiós de la arena, 
el primero de los invencibles, 
lograbas zafarte del abrazo del oso 
que te rompería los huesos del alma. 
(Celosa, 
la ciudad te arrebataba el corazón) 

Te anudabas la máscara, 
capitán de todas nuestras esperanzas, 
y el mundo era seguro. 




Segunda caída 
(Victis honos) 

Ahora 
los músculos ágiles, 
los acerados músculos, 
son frutos de la memoria. 
Más te duele este tiempo 
que el golpe alevoso, 
que la cavernaria misma. 
(Admítelo, 
te anudas la máscara 
y naufragas bajo lluvias simples.) 

Pelea sucia y calles oscuras 
no son ya tu dominio completo; 
nuevos criminales, 
nuevos locos hieren la ciudad. 
Y perdieron la elocuencia 
tus puños discursivos, 
tan bien lo sabes. 

Qué difícil 
levantar el vuelo plateado 
desde la tercera cuerda, 
con tantos años de peso, 
también lo sabes. 

Sin embargo, 
no te duela el tiempo ido; 
no te avergüencen 
las tareas escolares de tus nietos, 
las insaboras caricias de tu esposa 
ni tus viejas películas en el televisor. 
Tu estilo del heroísmo 
ahora es otro. 

Si lo dudas, 
enmascarado como Rodolfo Guzmán, 
vuelve a la arena que caía en pedazos 
con la sola fuerza de tu nombre 
en nuestros labios.
Te espera el amor antiguo: 
la ciudad. 

Ella no ha dejado 
el asiento de la primera fila; 
te es fiel. 

Subirá a tu esquina 
y será tu aliada 
siempre. 

Siempre, 
aunque los nuevos rudos 
venzan al hombre sin rostro 
que en tu carne vive 
y se anuda la máscara 
durante la noche del Mal. 




Tercera caída 
(Santos de nuestra devoción) 

No te negaremos 
antes de que el réferi 
cuente las tres palmadas sobre la lona
No te negaremos 
después de tu última película 
No nos avergonzaremos 
de tus monstruos de utilería, 
del cartón de tus computadoras, 
de la fácil victoria 
sobre momias, espectros y hechiceras
(¡Ay, qué excepción la Tetona Mendoza!) 
No olvidaremos 
Las mañanitas 
el día de tu santo 
No olvidaremos 
limpiar de vez en vez 
tus milagros de plata

No olvidaremos 
prenderte un reflector 
en el altar casero 
de nuestro corazón 

Eres 
Santo, 
Santo, 
Santo
Y no vienes 
en nombre del Señor 
Productor

Nuestra angustia, 
nuestra fe en ti 
desde niños, 
te dieron 
la misión inagotable

¡Oh, golpe justiciero! 
(¡Párteles la madre!) 
¡Oh, rodillazo sin mancha! 
(¡Desgüévalos!) 

Eres 
Santo, 
Santo, 
Santo. 
Y estaremos orgullosos de ti, 
pues tus puños 
mantendrán con vida 
el discurso que aprendimos 
en un viejo cine: 
el Bien gana 
en la tercera caída 




ESPEJO 

(“Del insomnio”, díptico, mixta sobre acrílico y papel aluminio, 1995) 


Cansado de copiar 
el rincón exacto, eterno, 
se desabotona 
la lisa memoria de azogue. 
Abre un cajón del ropero, 
la guarda. 

Con bostezos 
se mete en la cama. 
Una y otra, muchas 
alas profundas lo cubren: 
es el sueño 
sin imágenes. 


II 

Sin parpadear 
la luna llena del ropero 
aluza la noche ciega. 

¡Ah, justicia antiquísima! 

Ojo por ojo, 
luna por luna. 




SOMBRAS 

(“Del insomnio”, tinta sobre papel pautado, 1995) 

Abajo: la calle. 
Las sombras danzan. 

Cierro los ojos. 
Danzan junto a mí. 

Abro los ojos. 

¿Qué desierta música, 
oh, hermanas casuales, 
me roba las piernas, 
me roba los brazos? 



RELOJ 

(“Del insomnio”, díptico cinético, 1995) 


Gota a gota 
vacías 
nuestras vidas. 

Gota a gota. . . 
Gota a gota. . . 
Gota a gota. . . 


II 

¿Qué pañuelo del adiós 
enjugará el océano 
de la sonora lágrima? 




MURCIÉLAGOS 

(“Del insomnio”, tríptico cinético, 1995) 

                                                        Para Bob Kane 



¡Cáspita! 
La velocidad gótica 
y algún desmayo romántico 
se estrellaron 
contra la primera claridad 
de esta página. 


II 

Noche de la Condenación. 
Negros ángeles de la guarda 
piruetean frente a mi ventana. 


III 

En cementerio extranjero 
duerme el poeta maldito. 
Veloces, tan oscuros ángeles de la guarda, 
cambian su ciega ruta de la noche local: 
buscan los malos sueños, gusanos, pus, crueldad. 



NOCHE 

(“Tatuajes”, 1996) 

Cambian de sitio los nombres. 
Todo despierta hacia dentro 





.


LESLIE DOLEJAL [18.783]

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Leslie Dolejal

Músico, poeta y escritor, nacido en Tampico, Tamaulipas, México en 1970. Avecindado en Querétaro desde 1987.

Ha publicado:

Maragua (2000), La casa de madera (2001), Ciruelo doméstico (2006), Café del funky (2006), Barcos (2009), Poemas para dromedarios (2010), Poemas para arrullar a las vacas (2011), Tóner (2013), entre otros. Ha compuesto y grabado el disco de piezas para guitarra Los tigres de Mompracem (2013) y el disco de canciones Edison electrocutando al elefante (2013).

Poema para Ka

A nadie debo más disculpas que ti:
cualquiera llega a escribir y hace un fardo
[de necesidades su mundo.
Camino la mañana como una galleta reseca
[de la cual debo obtener por lo menos dinero
y paso de largo delante de los otros.
Me gusta Elmore James,
escucho Dust my broom
y voy andando entre calles coloniales
[que se parecen mucho ese laberinto
donde andaba el minotauro.
Meo en cualquier banqueta
y continúo retando a quienes vuelven como yo
a no llevar tan triste la mirada.
Le debo mucho al mundo,
en particular a ese par de cosas que son
[la guitarra y la poesía.
En realidad no sabría qué hacer sin ellas,
si ellas no me acompañaran.
Pero voy andando bajo la lluvia de febrero
como si aún me faltaran detalles para promover,
como si el solo peso tímido del alma
no me fuera suficiente para verla hermosa.
Me gusta el blues, lo sabes, y soy vago.
Me gustan tus pechos y las notas que das
[al entregarte.
He andado la ciudad buscando un poco
[de ternura.
Lo sabes.
Siempre he sido el mismo.
Llevo esta guitarra y un fajo de palabras
que más se asemejan a mí por estar libres
[de pecado.
Voy andando hacia tu casa para divertirnos.
Para estar más simples que todas estas cosas.


Espejo

He aquí al hombre capaz de todo y de ninguna
[cosa,
componiendo canciones y piezas para guitarra,
esperando su autoestima ante el auditorio,
en la cafetería de siempre
dejando que se vayan los días sin ilusión
quien vuelve al baño todos los días a hacerse
[una puñeta,
no tiene ganas de escribir
y considera la vida una enfermedad
[del Ser rentable.

He aquí al animal vacío que escribe libros,
desempolva
y ve su semen colgado,
en las paredes del baño sus tantas ganas de coger
y se siente vil y pendejo en esas tardes,
un pinche pelo dejado sobre el sanitario,
una eternidad con muchos cielos de alabastro,
mientras la ciudad y su mierda transitoria
huele a porcentajes de letrinas,
a gente merodeando por las calles,
a rotunda estupidez.


Siria 2013

Hoy continúo triste como si hubiera muerto
mirando los hongos de uranio empobrecido
esparcir los cuerpos de los niños
y escuchando a Tartini como si fuera un hombre
[memorable.
Hoy continúo descalzo en las aceras
[de Querétaro
sin amigos, y sin nadie que me espere en casa,
y mi soledad es tan honda
que me siento a escuchar el canto de los pájaros
y ya no quiero estar
y ya no quiero seguir
y no hay nada que me saque de este enfado
ni algo que me haga revivir mi amor
[por las promesas.



Estampa

Abrió la noche su contorno depositada por el
mar.
Rama inclinada y amarilla la que llevaba
[el viento a horcajadas de la costa.
Como ojera roja de buey arando.
Los hombres se sentaban sumando al tráfico
[terrestre su don de tesitura.

Y en la palabrería desenredaban el vaho lechoso
[del tren por el suburbio.
La hora venía dada en la vigilia.
Bajo el remanso tibio de los astros despeñados
[y la vacante ilusa del decoro.
Allá.
Donde las lanchas sueltas mecen el mar
[haciendo un hálito del sueño.

Se habían desmoronado los espejos.
Y el día latía con el brío del caballo.

Sobre el cabello verde de las barcas.


Enunciaciones

En los días ligeros de mi vida,
los pies de la bestia que describió Daniel
[en su libro,
después de 500 años aún no cuajaban hierro
[y barro,
pero la espada con la que imponían el sitio
tenía sumida la patria en la miseria.
No pasaba mucho,
amén de los negocios,
las hermosas aliteraciones de las casas de bolsa,
170,000 decapitados
y los pronósticos deportivos,
la vida en el país era encomiable,
cualquiera podía portar una bandera
y esgrimir historias donde jamás acecharan
[de nuevo
la duda ni las muertes del alma,
cuya curiosa peculiaridad eran ser
tan paulatinas.

Meternos en la brutalidad económica
[de los reyes y de los judíos ortodoxos
contaba sin embargo con saludable economía,
por lo menos eso exhibían los periódicos
[en el estanquillo,
así que la vida en el país de la quimera
empezaba a las 6 de la mañana con el desayuno,
llevar los niños a la escuela,
y de ahí a mantener las nalgas quietas detrás
[de un escritorio,
detrás de una llave de tuercas,
detrás de alguna escoba,
detrás de uno mismo,
para cumplir con las horas
que le permitirían al patrón
su piña colada en cualquier lugar donde tuviera
[un mundo.
Ahora el reino auxiliar de la codicia
transmitía en vivo los extraños numerales
como si el pánico se enredara sólo en la pelota
[que GOOOOOL,
llevaba a todos los reales a rechingar a su madre
[4-0
frente a una iridiscente multitud,
y papá Noé le bajaba las bragas a una jovencita
[que filmada
iba a dejar buena plata en los expendios
[de porno.

Ah, el nostálgico culo de Rebeca Linares
[en cuatro
embutiendo una gran polla negra por el culo,
la madrugada subiendo en alebrijes más allá
[del mediodía
y las canciones que parecían de los mejores
[cantadas por los Rolling Stones,
56,000 mujeres sopleteadas,
muertas como si hubieran sido soldadas
[a la muerte con gas argón
iban junto a los encabezados de los campos
[de amapola de Afganistán,
los campos de petróleo de Irak,
y los inusitados campos de inusitadas dunas
[de Marte
puestos ahí en el cielo para ser reforestados,
así que no eran días de pena ni de nostalgia
[bajo las nubes radioactivas.


Hermosísimo Emiliano

Morir es
como soñar,
hermosísimo Emiliano.

Vivir es
como soñar,
hermosísimo Emiliano.

Pero con alas.



Anticlea

Los pensamientos amanecieron coloridos,
madre,
regados por el rocío marino y por la brisa
[húmeda y benéfica de la noche,
hasta que al fin,
saliendo al mar,
ya de camino,
me vino la certeza de estar vivo,
y de que el mundo por ti y en mí ya era evidente
[y amoroso.
¿Lo miras?
Esto era la noche.
Decías.
Ahora nos será más fácil comprender
[por qué no vale la pena regresar.
Y al sentarte en la madera suprimías el llanto
[donde habían quedado varados los misterios,
indicando con tu dedo índice los nombres
[luminosos de las barcas.
Hasta que el Universo fue olvidando su negocio
[sumido en plañideras,
en vulgares causas para decir lo mismo,
(enfermedad que sólo da a los animales),
donde el río alebrestaba los primeros timbales
[de la lluvia
fui escuchando el brío doméstico del mar pasar
[por las habitaciones,
dejando sólo entre los rostros la fugaces
[oraciones,
saliente atalaya que nunca dejan en reposo
[las hinchadas olas.



Ajedrez

A Hugo Vargas Comsille

Porque entonces sólo soy un niño,
porque nacer y morir siempre han sido la danza,
el verdadero sentido del juego está en la vida,
el verdadero sentido de la vida está en el juego.

http://circulodepoesia.com/2016/05/poesia-mexicana-leslie-dolejal/



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